Professional Documents
Culture Documents
Literatura -5ºA
Prof. Juan Pablo Luppi
- “La Divina Comedia”, una de las siete conferencias transcriptas en 1980 en el libro
Siete noches.
- “Del infierno y del cielo”, poema publicado en el Libro del cielo y del infierno preparado
por Borges con Adolfo Bioy Casares en 1960, y cuatro años después incluido en El otro,
el mismo.
- “Inferno, I, 32”, uno de los textos híbridos, mezcla de poema, microrrelato y ensayo,
que componen la varia colección de El hacedor (1960).
- “El Aleph”, ficción de intriga policial, amorosa, cultural, literaria, filosófica, que
condensa el otro gran libro, El Aleph (1949), y toda la poética de Borges.
En función de explorar las transposiciones del texto clásico en hipertextos que apuntan a
la reutilización poética y narrativa del precursor, ordenamos la serie no cronológicamente
1
sino de lo general a lo particular y según la hibridez de géneros (conferencia, ensayo,
poesía, parábola, cuento fantástico-policial). La serie permitió visualizar la variedad de
géneros que Borges convirtió en una marca de estilo entre lectura, escritura y oralidad,
donde confluyen la erudición del bibliotecario y la libertad del lector hedónico. La
intertextualidad destacada por Borges brindó, asimismo, la posibilidad de vincular la
Divina Comedia con otros clásicos estudiados en 5º A: la Odisea de Homero y el Quijote
de Cervantes.
En palabras de Italo Calvino, los clásicos son esos libros que nunca terminan de decir lo
que tienen que decir. A partir de diversas preguntas, los estudiantes indagaron aspectos
de lo que Borges y Dante siguen diciendo en la biblioteca infinita.
Borges dicta dos puntos clave para leer la Divina Comedia: uno, leerla en voz alta
para poder comprender el poder del verso, ya que según él “el verso exige la
pronunciación”; y dos, que es conveniente “el olvido de las discordias de los güelfos y los
gibelinos, el olvido de la escolástica, incluso el olvido de las alusiones mitológicas y de los
versos de Virgilio que Dante repite”. En otras palabras, está diciendo que desplacemos
los conflictos políticos y sociales que son mencionados en la obra, y que en vez de
enfocarnos en eso veamos el poema por cómo relata y transmite la aventura de Dante
con sus personajes y círculos del infierno.
Dice Borges que una de sus mayores diversiones a la hora de leer y estudiar la
Divina Comedia es leer los comentarios de la gente, que no son más que distintas
interpretaciones de este texto universal. Pero Borges mismo nos dice que él puedo notar
2
cambios constantes en estos comentarios, que en el pasado eran de índole teológica,
luego histórica y ahora estética. En el presente se hace hincapié en la pronunciación y la
entonación más que en el contenido. Como si los versos de Dante fueran música que
despierta emociones, estos merecen ser siempre leídos en voz alta. Borges explica que la
calidad de dichos versos, tan admirables, nos incita a recitarlos abiertamente, no solo
mentalmente, y recuerda que dicha obra fue un arte oral antes que uno escrito.
Para entender este cambio constante en las interpretaciones, Borges cita a dos
clásicos diversos. Una frase de la Odisea de Homero: “Los dioses tejen desventuras para
los hombres para que las generaciones venideras tengan algo que cantar”. Y una frase de
Mallarmé: “Todo para en un libro”. Aunque puedan parecer completamente indiferentes
la una de la otra, en realidad las dos apuntan a lo mismo: que somos seres hechos para
el arte, la poesía, el olvido y la memoria. Las historias que surgen en una generación
están destinadas a prevalecer y perdurar en la siguiente y para eso existen los libros,
para preservar los versos como los de Dante a pesar de la fragilidad de nuestra memoria.
Evidentemente podemos olvidarnos de la Divina Comedia, pero esta siempre estará ahí,
y al ser leída y pasada de boca en boca, naturalmente la leerán personas que puedan
interpretarla de una manera que no se vio antes, y así los mundos de los que nos habla
Dante siguen y seguirán surgiendo en la medida en que la Divina Comedia, como una
obra de admirables versos, siga siendo contada, leída, interpretada.
3
Podemos observar esto cuando Dante y Virgilio están por ingresar al infierno (en el
tercer canto): “Allí suspiros, llantos y altos ayes / resonaban al aire sin estrellas / y yo
me eché a llorar al escucharlo. / Diversas lenguas, hórridas blasfemias / palabras de
dolor, acentos de ira / roncos gritos al son de manotazos / un tumulto formaban, el cual
gira / siempre en el aire eternamente oscuro / como arena al soplar el torbellino.” (Inf.,
III, 22-30). Lo que este fragmento nos hace ver es cómo Dante utiliza adjetivos tales
como “hórridas”, “oscuro” para mostrar su miedo, intentando traducir lo que ve y oye,
nos enseña a los lectores cuán horrible es el infierno, y nos hace creer que
verdaderamente existe. Borges dice: “Él se coloca ahí y está en el centro de acción.
Todas las cosas no sólo son vistas por él, sino que él toma parte”. Entonces podemos
destacar el hecho de que el infierno, en el relato poético, es un infierno subjetivo, es
decir según cómo Dante lo va sintiendo.
4
libro me ha deparado emociones estéticas tan intensas. Y yo soy un lector hedónico; lo
repito: busco emoción en los libros”.
Dante se adelantó ya que, dice Borges, “nos muestra condenados y nos muestra
elegidos”. Se anticipó a la providencia de Dios. Ulises es un espejo de Dante porque
tienen la misma fuerza. Dante supuso que quizás merecía este castigo al haberse
adelantado a la providencia de Dios, estaba infringiendo leyes de la divinidad. Castiga a
Ulises, como temía ser castigado él como poeta del infierno. Ambos se metieron en lo
prohibido, ambos son valientes.
5
momento en el cual se dieron cuenta que estaban enamorados; no es relevante para él
descubrir cómo fueron descubiertos y luego asesinados. Dante quiere saber cómo dos
personas se dan cuenta que están enamoradas si no lo sabían ni lo sospechaban.
El poema “Del infierno y del cielo” puede ser interpretado como una transposición
desviada, híbrida, de la Divina Comedia de Dante.
6
embargo, las tres partes escritas por Dante son el infierno, el purgatorio y el paraíso,
mientras que en el poema de Borges, luego de las dos partes dedicadas a infierno y
paraíso, la tercera realiza una clara apelación al lector, haciéndolo partícipe del poema,
característica compartida, también, por Dante en su obra, donde le habla explícitamente
al lector en varias ocasiones.
“Inferno, I, 32”
7
quien se encuentra en aquel lugar utópico. Mientras tanto, Dante es tan solo un humano
que debe ser llevado casi de la mano. Es decir, el humano, al lado de lo divino, es
ignorante, frágil, limitado.
Lo mismo pasa en el texto con Dante; al estar a punto de morir, Dios se le aparece
en un sueño y hace lo mismo que con la onza: le explica el sentido de su vida, que es
haber escrito el poema. Dante, maravillado, agradece y bendice todo lo padecido. Sin
embargo al despertar, se da cuenta de todo lo sucedido en el sueño, solo que ahora no lo
comprende. “Porque la máquina del mundo es harto compleja para la simplicidad de una
fiera” o del hombre. Borges hace este paralelismo entre la fiera, el leopardo, y el
hombre, Dante. Pone a Dios de un lado, como el guía absoluto y el dueño de toda
sabiduría y el entendimiento de la función del mundo; mientras que el hombre es, a los
ojos de lo divino, una fiera.
8
espacio de una biblioteca infinita que equivale al universo. El texto cuenta con un
narrador en primera persona, que es un bibliotecario de edad avanzada, al que podemos
adjudicarle algunos rasgos de autor, como por ejemplo que se está quedando ciego:
“ahora que mis ojos casi no pueden descifrar lo que escribo”.
9
A partir de la lectura de la Divina Comedia y de “La biblioteca de Babel” se pueden
establecer ciertos rasgos en común entre ambos relatos, metáforas del cuento de Borges
que hacen referencia (de manera explícita en algunos casos, y no tan fácil de ver en
otros) al texto de Dante.
Por otro lado, el narrador borgeano plantea la Biblioteca como un lugar que solo
puede ser concebido por un dios debido a cómo se configura la misma, su cantidad de
anaqueles y escaleras para los “viajeros” que se quieran adentrar. Hay una distinción
entre la Biblioteca como un universo divino y el universo humano. Esta es otra posible
alusión a la Divina Comedia, en donde lo divino y lo terrenal se separan y el relato está
compuesto por alegorías propias de la transición medieval del paganismo al cristianismo.
Otra posible asociación con el texto de Dante es la idea que aparece en “La biblioteca de
Babel” acerca de que cada libro es único e irrepetible. Aunque aquí la alegoría resulte un
poco más rebuscada, la Divina Comedia funciona como un clásico de la literatura
universal y podría ser pensado como un libro único e irremplazable, tal como son
10
descriptos los libros de la Biblioteca, que perdurarán a través del tiempo a pesar de que
la especie humana, según el narrador de “La biblioteca de Babel”, se extinguirá. Lo
mismo sucede con un clásico de la literatura, funciona de la misma manera a pesar del
paso del tiempo, aunque lo único que cambie en él sean las lecturas que provoca.
“El Aleph”
Borges como autor y personaje del cuento propone algo interesante, que es una
cierta forma de burla. Daneri, un escritor bastante malo y de muy pobre vocabulario, se
ríe de la “prologomanía” de la que ya hizo mofa Cervantes, en los variados textos
preliminares de Don Quijote de la Mancha; aunque censura esa manía, quiere un prólogo
vistoso para su propia obra, que sirva como “espaldarazo firmado por el plumífero de
garra”, según el habla recargada de este personaje antagonista de Borges.
Borges personaje teme al recibir la llamada telefónica de Daneri. Está muy seguro
de que Daneri le va a pedir que escriba un prólogo para su libro, pero sabiendo lo mal
que escribe y lo aberrante que es el poema, poner un prólogo suyo sería como patrocinar
o dar valor a algo muy mediocre. Pero Borges se sorprende al darse cuenta de que
11
Daneri en realidad quería que le consiguiera el prólogo del prestigioso Álvaro Melián
Lafinur.
¿Qué siente el narrador antes de ver el Aleph? ¿Qué implica ese párrafo en
relación con las expectativas de género?
Cuando Borges desciende al sótano se ve rodeado por una oscuridad que según la
primera impresión del “yo” es inmensa; se ve inmerso en la misma y la siente
amenazadora: “la oscuridad, pese a una hendija que después distinguí, pudo parecerme
total”. El estado de ánimo del narrador colabora con la creación de un clima de
incertidumbre; Borges está perdido, la ausencia de luz implica la carencia de visión y
falta de orientación. Esto produce incomodidad en el narrador, “sentí un confuso
malestar”, incomodidad que causa la pérdida de la percepción predilecta, el arrebato de
la visión.
Por ende, frente a las dos formas de oscuridad se generan efectos literarios
distintos. En “El Aleph”, a diferencia del poema dantesco, no se encuentra o distingue
una oscuridad interna o psicológica; Borges se enfrenta, mediante la oscuridad, a un
peligro de índole policial o criminalística –la muerte por envenenamiento. La oscuridad
entonces no implica mera angustia; implica la presencia de un peligro que toca a Borges
desde el exterior, implica la posible muerte.
12
En el momento en que el narrador Borges se encuentra frente al Aleph logra
apreciar el infinito, el conjunto inconmensurable de actos simultáneamente expresados, y
es aquí donde se encuentra con su “desesperación de escritor”. El narrador desea y sabe
que debe expresar lo que está observando, debe contar mediante el lenguaje aquello que
ve y eso para él es completamente imposible. Él no puede abarcar con su limitada
memoria el conjunto interminable que observa y no podría expresarlo con banales
palabras compuestas por un limitado “alfabeto de símbolos”. Es aquí donde radica su
“problema central”, ese problema irresoluble de querer expresar la totalidad, lo infinito
mediante lo parcial, lo limitado. El narrador desea con su burdo idioma expresar el
inagotable y simultáneo mundo, ese conjunto de “actos deleitables o atroces”
concentrados en un solo punto, atemporales, sin linealidad. Pero, ¿cómo expresar
mediante un idioma que requiere de lo lineal, de lo continuo y subsiguiente, aquello que
no tiene un orden ni necesita de ello? El narrador se encuentra ante el irremediable
conflicto de desear abarcar el todo mediante un sistema ínfimo en comparación con el
cosmos.
Aquello que el narrador Borges observa es algo que nunca podrá expresar, es todo
aquello que existe o ha existido resumido a un solo sitio. El Aleph es para el narrador
todo aquello que se desea contar y, al mismo tiempo, algo esencialmente imposible de
manifestar en el lenguaje. Su problema central e irresoluble es el deseo de expresar el
todo mediante la parte. Pero a pesar de ser consciente de esa inconmensurabilidad, el
narrador se dispone a recoger algo, a tomar la parcialidad más abarcativa posible.
Expresar ese mundo con palabras, como un micro-mundo igual que en el poema
dantesco. Reducir ese mundo ilimitado al lenguaje, a pesar de que su aspiración esté
frustrada por la característica intrínseca del Aleph: el infinito.
¿Qué recurso utiliza como resolución narrativa de ese problema? ¿En qué
otros lugares del corpus puede verse el recurso?
13
cosas que no tienen conexión alguna, y pasa del todo de un universo a la particularidad
de una mujer. Es imposible narrar la simultaneidad en tanto podemos definir a la
escritura como progresiva, un signo sucede al otro, y el mencionar cosas completamente
diferentes termina generando la idea de caos que conlleva la simultaneidad. Borges
escribe: "Lo que vieron mis ojos fue simultaneo: lo que transcribiré, sucesivo, porque el
lenguaje lo es", y ahí comienza la caótica enumeración con aparente carencia de
sentido.
Esta idea se puede ver también en “La biblioteca de Babel”, que es total y “sus
anaqueles registran todas las posibles combinaciones de los veintitantos símbolos
ortográficos (...) o sea todo lo que es dable expresar". En esta cita podemos ver la idea
de El Aleph, la infinita posibilidad de combinar y generar cosas nuevas, lo imposible de
enumerar todas las opciones. También podemos ver este recurso en “Del infierno y del
cielo”, donde una enumeración de características precedidas por un "ni" describen de
alguna manera lo que es imposible de describir para el ser humano: el cielo y el infierno.
¿Cuáles serían las ideas del narrador sobre el olvido en el doble final
(cuento y posdata) de “El Aleph”?
En el doble final de El Aleph aparece la doble cara del olvido. En el primer final, el
narrador realiza una valorización positiva, diciendo “Felizmente, al cabo de unas noches
de insomnio, me trabajó otra vez el olvido”. En este caso se trata de un olvido feliz, ya
que si no fuera por él, la vida del narrador dejaría de ser una vida para convertirse en un
deja vu constante. Borges reconoce la terrible perspectiva que es poseer un
conocimiento total del universo, teme estar condenado a una existencia que se limite a
re-vivir, incapaz de sorprenderse y aplastado por un aburrimiento inescapable, es por
esto que agradece la incapacidad de la mente humana de retener semejante
conocimiento.
Sin embargo, así como el olvido le permite una vida espontánea, Borges también
se refiere en el segundo final a “la trágica erosión de los años”. Cuando Beatriz muere,
su enamorado piensa “Cambiará el universo pero yo no”, pretende permanecer
imperturbable al paso del tiempo, que necesariamente es devenir y olvido. La muerte de
su amor le impide una vida con ella, por lo que Borges decide que se dedicará a re-vivir
14
su recuerdo: “muerta yo podía consagrarme a su memoria”. Sin embargo, se encuentra
incapaz de siquiera este consuelo; él vive todavía pero su cuerpo y su memoria están en
un proceso constante de deterioro inescapable. No sólo es el universo quien se aparta de
Beatriz, sino que el olvido arrastra a Borges lejos de ella también, y éste debe
enfrentarse con la inevitabilidad del cambio, con el hecho de que ni siquiera es capaz de
mantener su memoria. En este sentido, Beatriz sufre una doble muerte; una en el
sentido literal, y una muerte progresiva en la mente de Borges. El narrador pierde a su
amada en la vida real y luego la pierde lentamente en su cabeza a medida que se desliza
por los poros de su memoria; los humanos no sólo somos mortales sino que además nos
resulta imposible inmortalizar al otro. Quizás seamos capaces de poseer conocimiento
total acerca del universo, pero (felizmente) nuestra memoria no es capaz de retenerlo,
así como somos capaces de conocer el amor pero estamos destinados a perderlo a
manos del implacable y trágico olvido.
15