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Aquí puedes aprender la primera ciencia, con la trasfixión (convertir metales
a otros metales) de metales y bioquímica. También sobre la teoría de la vida
espontanea.
La alquimia surgió en un comienzo como la unión entre la filosofía griega y la
tecnología egipcia. Eso explica por qué Alejandría se convirtió en su sede al
estar bajo el imperio romano. Se trata de la unión de las prácticas con las
creencias, ambas con un origen esotérico. Luego de la caída del Imperio
romano, fue el mundo islámico el que tomó las riendas, dando grandes
avances y registros metódicos. Uno utilizó un método muy parecido al actual,
y es considerado precursor de la química moderna.
Muchos símbolos alquímicos establecen una relación entre metales y
planetas, ya que para los antiguos existía una profunda unión entre
astrología y alquimia. La luna está simbolizada por una luna creciente y se
corresponde con la plata. El planeta Mercurio comparte símbolo con el
mercurio. Venus es un círculo del que pende una cruz, dicen que es un
espejo, y comparte símbolo con el cobre. El sol y el oro están representados
por un círculo con un punto en su centro. Marte y el hierro son una cruz
sobre un círculo, Júpiter y el estaño una luna creciente unida a una cruz y
Saturno y el plomo una cruz de la que sale una luna creciente.
El último de los símbolos importantes de la alquimia es el que representa la
piedra filosofal: un círculo dentro de un cuadrado, en el interior de un
triángulo, que está dentro de un círculo. En él el mundo espiritual está
representado por la parte superior y el material por la inferior.
LOS 4 SECRETOS DE LA ALQUIMIA
Todo hacía presagiar que Europa estaba lista para progresar rápidamente,
pero no sería así para la química. El comienzo del siglo XIV supuso un
estancamiento de 200 años en la alquimia europea, no así fuera del
continente.
El siglo XIV comenzó con una serie de hambrunas que se llevaron por delante
muchas vidas, pero lo realmente grave empezó en los años cuarenta del
siglo: la peste bubónica, la muerte negra. En unas pocas décadas casi la mitad
de la población de Europa murió. Las ciudades, especialmente vulnerables a
la enfermedad contagiosa, fueron abandonadas. Los nuevos centros del
saber y nuevas ideas tuvieron que cerrar sus puertas. El progreso se detuvo.