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ENFOQUES NOMOTÉTICO E IDIOGRÁFICO

Hace unos años leí un libro de Marvin Harris en el que este antropólogo americano exponía
sus ideas acerca de las perspectivas nomotética e idiográfica para el análisis de los
fenómenos culturales y sociales. No mucho tiempo después hice una búsqueda en Internet
con la intención de refrescar estos conceptos, pero no encontré ningún sitio web en el que
se explicasen. No tengo idea de cómo estará la cosa ahora, pues no he intentado la
búsqueda, pero me gustaría ampliar la información para quien tenga interés en ella, así que
esta será mi pequeña aportación.
La vieja idea de que el árbol no deja ver el bosque y el bosque el árbol nos vendrá bien como
sencilla imagen para comprender estos enfoques. Cuando uno observa una sociedad o una
cultura nomotéticamente está mirando el bosque; si lo hace idiográficamente mira los
árboles. Harris empleó estos términos en relación a las distintas perspectivas del estudio
antropológico. La Escuela de Franz Boas era netamente idiográfica mientras que sus propias
ideas de materialismo cultural eran nomotéticas. Sin embargo, fuera de las ciencias sociales
podemos encontrar ambas tendencias de análisis entre las personas, y, curiosamente, tales
tendencias marcan también las tendencias políticas. Así la izquierda es fundamentalmente
idiográfica, tanto en su valoración de los problemas sociales como en sus ideas sobre la
libertad, y la derecha es nomotética en los mismos asuntos.
Pero ¿qué significa exactamente mirar la sociedad y la cultura nomotética e
idiográficamente?. Si la imagen del bosque y los árboles no es suficiente definiremos mejor
los términos.
Si yo miro a la sociedad o a la cultura y busco en ellas aspectos comunes, esenciales,
universales; si busco en sus interacciones internas y con otras sociedades y culturas pautas
y regularidades, si, en definitiva, yo generalizo, si doy un papel metodológico fundamental
a la estadística, si observo las normas y costumbres, así como las ideas “desde fuera”,
adopto un enfoque nomotético. Este podrá reducir la complejidad a términos más
manejables, pero al hacerlo necesariamente eliminará matices y detalles de las
individualidades, por otro lado, tan importantes.
La mirada idiográfica es más compasiva, si se puede decir de esta manera. Se atiende por
encima de todo a las ideas y comportamientos, hábitos y costumbres de las personas
individuales, apreciándolos en toda su riqueza. Uno trata de ponerse en el lugar del otro y
comprender sus razones. Así, no se mira al otro (entendiéndolo como grupo), desde fuera,
como en el enfoque nomotético, deliberadamente distanciado e impersonal, sino desde
dentro, desde las vísceras. Esto puede impedir que se analicen las cosas fría y
racionalmente, algo completamente necesario si se quiere hacer ciencia rigurosa.
Del mismo modo que el nomotético generaliza el idiográfico personaliza y, en su faceta
científica, si la tiene, se especializa. Siente el idiográfico una repugnancia natural hacia las

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generalizaciones, la mayoría de las cuales le parecen especulaciones sin base sólida, y
prefiere antes “el caso” que “la ley”.
En política, como decía, estos dos modos de ver las cosas, cada uno con sus virtudes y sus
defectos, son un poderoso polarizante psicológico. Analizando la economía y el derecho,
por ejemplo, los nomotéticos se siente inclinados a apreciar normas generales e
impersonales que sirvan de marco para el desarrollo espontáneo, libre e impersonal del
mercado, mientras que los idiográficos creen que se debe legislar para corregir las
imperfecciones de la sociedad, tan patentes cuando se fija uno en los “fracasos” de
individuos de carne y hueso y las injusticias diarias cometidas en esa tierra de nadie más
allá del marco de la ley, y creen asimismo que la economía no puede funcionar
autónomamente sin generar muchos “casos” fracasados.
En una cuestión social tan importante como es el encuentro y la interpenetración de las
culturas y las sociedades, que hoy con la globalización es más que evidente, las perspectivas
nomotética e idiográfica nuevamente difieren. La primera incide más en el Choque y la
segunda más en la Alianza de las Civilizaciones. El nomotético ve las diferencias esenciales
entre las culturas, pues observa la cultura misma, mientras que el idiográfico ve en todas
ellas las similitudes, pues en todas ve personas.
Un concepto tan manido y poco aclarado como la libertad es del todo divergente entre
nomotéticos e idiográficos. Para un analista idiográfico es del todo necesaria la libertad del
individuo para hacer cuanto desee, para realizarse dentro del cuerpo social. Ello puede
llevar a que se busquen privilegios para ciertas comunidades o grupos de los que uno forme
parte sin percatarse de que se obtienen a costa del resto de la sociedad. Un analista
nomotético cree en la libertad asociada a la responsabilidad. La sociedad se desentiende de
la suerte de las personas, que deben ocuparse y preocuparse de su lugar en ella. La
voluntariedad prima en la caridad, el mecenazgo en las artes. El Estado representa un papel
de mero garante de los contratos y del cumplimiento de leyes de carácter general e
impersonal. El individuo es libre para hacer lo que quiera dentro del marco de la legalidad
vigente y del respeto a los derechos fundamentales de los demás (siendo estos derechos
fundamentales un número muy reducido). Y si fracasa debe asumir que se debe a su propia
incompetencia o dejadez.
También la visión de la naturaleza humana está condicionada por cuál de estas dos
perspectivas se adopte. El idiográfico cree en la tabla rasa, en la importancia de la cultura y
la sociedad, del ambiente humano, para moldear las personalidades, para crear los
individuos. Si uno mira a quien fracasa “desde dentro”, si es él mismo o se pone en su lugar,
podrá proyectar en la sociedad la culpa, la responsabilidad de su situación. Es lo que se
denomina en psicología social “atribución”. Todo mal (e incluso todo bien) se atribuye a
causas externas, especialmente a intenciones y actos de otros. El nomotético cree en
cambio en la naturaleza humana innata, en los aspectos más universales de nuestra
conducta y nuestra personalidad, así como en las diferencias no achacables a la acción de

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la sociedad sobre el individuo. La sociedad no es responsable de la suerte de sus
componentes.

El enfoque que hago sobre lo nomotético e idiográfico es netamente nomotético, con todas
las carencias y defectos que ello conlleva, y así soy yo. No puedo dejar de posicionarme al
respecto, puesto que creo que la sociedad precede al individuo al menos en una cosa: si la
última no funciona el primero se verá en una situación muy precaria. Si por proteger unos
cuantos árboles escogidos por una observación compasiva y atenta se quema el resto del
bosque es muy probable que todo el ecosistema de la zona se venga abajo, echando abajo
también a esos pocos árboles. Así creo que la sociedad debe ser libre en un sentido liberal
de derechas, es decir, en su vertiente económica, básicamente, y que cada individuo ha de
valerse por sí mismo (con ayuda de los suyos y de todos aquellos que voluntariamente
decidan ayudarle) para salir adelante, lo cual es un estimulante y un generador de impulsos
productivos. No obstante, comprendo que el mundo puede ser –y de hecho es- un valle de
lágrimas, y que existen muchas injusticias e imperfecciones en el funcionamiento de la
sociedad. ¿Y qué hacemos para corregirlas –correr un estúpido velo? Y es que en esto no
me queda otro remedio que ser idiográfico: hay que prestar un mínimo de atención a los
matices. Los inmigrantes musulmanes pueden representar un grave problema, pero no
dejan de ser personas, y no es igual un pakistaní que un marroquí, así como no es igual un
marroquí de Casablanca que uno de pueblo, por no hablar de las diferentes personalidades
de cada uno, independientes de su procedencia. Igualmente, los parados de larga duración
pueden ser, muchos, personas que han desaprovechado oportunidades, pero muchos
pueden estar sufriendo un revés de la fortuna no atribuible enteramente o en absoluto a
sus deméritos. Etc.
Las personas son muy importantes y, en última instancia, la realidad humana. Pero debe
salvarse la sociedad para salvarlas, antes que salvarlas provisionalmente deteriorando o
destruyendo su hábitat, que es la sociedad, con políticas benevolentes y cortoplacistas.
Por cierto: ¿no es idiográfico decir que las personas no somos totalmente nomotéticas ni
idiográficas?. Pero así es.

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Sacado del artículo en línea: http://ilevolucionista.blogspot.pe/2007/09/enfoques-


nomottico-e-idiogrfico.html
La nueva Ilustración Evolucionista / The new Evolutionary Enlightenment

...In its light, human history, for the first time, becomes intelligible, and human behaviour understandable
as never before. This radical transformation in human understanding - which has come to a peak in the mid
1990's - I shall call "the new evolutionary enlightenment" . I confidently predict that, because it is based
on fully tested scientific knowledge, it will far outshine the enlightenment of the 18th century. -Derek
Freeman-

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