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República Bolivariana de Venezuela

Universidad Pedagógica Experimental Libertador

Instituto de Mejoramiento Profesional del Magisterio


Núcleo Anzoátegui - Extensión El Tigre

[JUAN MANUEL CAJIGAL Y SU


APORTE EN LA EDUCACION
PRIMARIA 1839]

Facilitador: Participante:
Francis Epí Enioska Briceño
Introducción

En este resumen se consideran la opinión de 4 autores que han escrito sobre el


hijo ilustre de Barcelona, Juan Manuel Cagigal. Quien fue un hombre de
grandísimos conocimientos en matemáticas, geometría descriptiva, física,
astronomía, botánica, dibujo y muchos otros conocimientos que en los años de la
separación de Venezuela de la Gran Colombia (1826-1843) le dieron al país las
leyes y reglamentos que hoy en día son el cimiento de nuestras leyes de
educación.

La educación en Venezuela durante la tercera Republica tenía la influencia


principalmente de Europa y eran pocos los que se podían dar el lujo de ser
instruidos, en esa época existían en el país personas muy cultas (blancos
peninsulares, blancos criollos y algunos mantuanos) con manejo de diferentes
idiomas inclusive y que conocían de medicina, geometría, aritmética, etc.

Sin embargo, nuestra población en general se estima que el 90% de las personas
eran analfabetas, hasta mediados del siglo XIX; la educación, recibió poca
atención del estado, siendo considerada en general como algo no muy importante.

Procederemos a realizar un resumen de lo escrito o hablado por el autor, se hará


un análisis y se escribirá una hipótesis sobre la influencia o el aporte de Juan
Manuel Cagigal a la Educación primaria en Venezuela.

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 Reinaldo Rojas, EDUCACION Y NACION: LA FORMACION DEL SISTEMA
ESCOLAR PUBLICO EN VENEZUELA, PRIMERA MITAD DEL SIGLO XIX.
Texto de la “Conferencia Gil Fortoul”, dictada por el autor en la sede de la
Academia Nacional de la Historia, Caracas, el 26 de octubre de 2006.

Juan Manuel Cagigal (también se escribe Cajigal) nació en la provincia de


Barcelona, el 10 de agosto de 1803. Fue instruido en una escuela militar en
España en el área de las matemáticas y culmino sus estudios en esta área en
Francia al lado de grandes matemáticos y fue tal su dominio de dicha materia que
fue propuesto para ocupar el cargo de profesor de matemáticas, geometría
descriptiva y delineación en la universidad de Alcalá, España. Y se negó haciendo
énfasis en querer regresar a su patria para instruir a sus compatriotas cosa que
manifiesta en carta enviada a su amigo y Ministro de la Gran Colombia, Lino de
Pombo, el 22 de septiembre de 1827.

En esta época ya se sentía en el ambiente político de la Gran Colombia los


deseos de separación de los diferentes departamentos como Ecuador, Venezuela,
etc. Este ambiente de gran torbellino político no permitió a la Gran Colombia
dedicar el tiempo y recursos para la cultura.

Simón Bolívar en su discurso ante el congreso de Angostura, 15 de febrero de


1819, propuso los principios de una educación popular protegida por el Estado,
para lo cual propone la creación de un cuarto poder, el Poder Moral.

En esta propuesta bolivariana aparece la idea de creación de una “Cámara de


Educación” encargada “de la educación física y moral de los niños desde su
nacimiento hasta los doce años cumplidos” y la cual deberá encargarse de
“establecer, organizar, y dirigir las escuelas primarias, así de niños como de niñas,
cuidando de que se les enseñe á pronunciar, leer y escribir correctamente, las
reglas más usuales de la aritmética, y los principios de la gramática; que se les
instruya en los derechos y deberes del hombre y del ciudadano, se les inspiren
ideas y sentimientos de honor, y de probidad, amor a la patria, a las leyes y al
trabajo, respeto a los padres y ancianos, á los magistrados, y adhesión al
gobierno”.

En el año 1821 en la Gran Colombia se promulgan una serie de leyes


relacionadas con la educación, la ley “Sobre aplicación a la enseñanza pública de
los bienes de conventos menores”, la ley “Sobre el establecimiento de escuelas de
niñas en los conventos de religiosas” y la ley “Sobre establecimiento de colegios o
casas de educación en las provincias, reforma de las constituciones y planes

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antiguos y formación de otro nuevo uniforme en toda la República”, todos
promulgados por el Congreso de Colombia el 28 de julio de 1821.

A esta normativa estrictamente educacional le sigue la ley que crea el sistema


escolar público colombiano, denominada ley “Sobre establecimiento de escuelas
de primeras letras para los niños de ambos sexos” de fecha 2 de agosto de 1821,
que obliga al estado a fundar escuelas de primeras letras “en todas las ciudades,
villas, parroquias y pueblos que tuvieran cien vecinos y de ahí arriba” ,

Como se señala en el Art. 15 de la citada ley de 2 de agosto de 1821 en el que se


puede leer: “Se autoriza al mismo Poder Ejecutivo para que mande a establecer
en las primeras ciudades de Colombia escuelas normales del método
lancasteriano, o de enseñanza mutua, para que de allí se vaya difundiendo a
todas las provincias.” Es decir, se asume que el futuro maestro republicano debe
ser un ejecutor consciente de esta pedagogía republicana frente a la pedagogía
católica de franciscanos y jesuitas.

Ahora bien, la Colombia de 1827 a 1830 será una república en permanente crisis
interna producto de los intereses separatistas no sólo de Venezuela y Ecuador,
sino de los propios conflictos regionales que acosaban a la Nueva Granada. Como
ha señalado Gil Fortoul, la tendencia separatista de los venezolanos se reveló
desde el momento mismo de jurar la Constitución de 1821, lo cual llega a su
clímax con la suspensión por parte del senado colombiano de Páez como
Comandante General del Departamento de Venezuela en 1826, incidente que
obliga al Libertador a movilizarse a Caracas.

La otra acción ejecutiva fundamental es la que tiene que ver con el impulso que
Bolívar le da a la escuela primaria y secundaria con el nombramiento del 10 de
marzo del Subdirector y Adjuntos de la Subdirección de Instrucción Pública, los
cuales recaen en el Dr. Andrés Narvarte como Subdirector y los doctores Felipe
Fermín Paúl y José Cecilio Ávila como adjuntos. Ahora bien, de la otra institución
establecida en la Ley de 1826 con fines técnicos y educativos es la Sociedad de
Amigos del País, con el propósito de “promover las artes útiles, la agricultura, el
comercio y la industria.” , la cual se instala en Caracas en 1829.

El regreso de Juan Manuel Cagigal a su tierra natal, Cumana ocurre en 1829 y


dirige carta al Libertador Simón Bolívar ofreciendo sus ”servicios y poniéndose a
su orden para consagrar su vida en obsequio del suelo que lo vio nacer”. Bolívar
no pudo responder la carta porque estaba desprestigiado y abandonado a su
suerte por quienes lo traicionaron, muriendo al año siguiente.

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Separada Venezuela de la Gran Colombia asume el poder El General Páez, y se
procede a la fundación de La Academia de Matemáticas con sus aplicaciones a
los trabajos civiles y a las ciencias de la guerra.

Según un Informe que Miguel Peña, como Secretario de Interior y Justicia, eleva
ante el Jefe Civil y Militar de Venezuela en 1830, apenas se cuenta con
información escolar de las provincias de Carabobo, Mérida y Apure, donde se
contabilizan treinta y cinco (35) escuelas en Carabobo, catorce (14) en Mérida y
cuatro (4) en Apure. Se trata de un sistema escolar sustentado en el pago de
“rentas de policía”, “réditos de fundaciones piadosas”, contribuciones de los
vecinos y “ninguna por el tesoro público”, para cancelar costos de funcionamiento
y sueldos de los maestros, factores que inciden en su poco desarrollo.

Venezuela se separa de la República de Colombia y reasume su soberanía


absoluta como estado nacional independiente y un Congreso Constituyente
reunido en la ciudad de Valencia sanciona una nueva Constitución con fecha 24
de septiembre de 1830, la cual tendrá una vigencia de 28 años. En consecuencia,
el marco legal en el que se va a construir este sistema escolar público lo van a
establecer la Constitución de 1830 y la Ley de Instrucción Pública de 1826, hasta
que en 1843 se sanciona nuestro primer Código de Instrucción Pública.

Si revisamos el Mensaje que Antonio Leocadio Guzmán, como Secretario de


Interior y Justicia, presenta en el Congreso de 1831, donde plantea de plano la
necesidad de elaborar “una legislación protectora, fondos, orden y tiempo…” para
acometer con éxito una verdadera política educativa, captamos que
tempranamente se presentan en aquel gobierno dos puntos de vista diferentes en
lo referente al sostenimiento económico del sistema escolar público, diferencia que
expresan Peña y Guzmán como altos funcionarios de aquel régimen político.

Cuando en 1834 culmina este primer gobierno republicano, el balance que hace el
Secretario de Interior y Justicia, Dr. Diego Bautista Urbaneja, es muy escueto: De
la educación primaria, ninguna información, en la medida en que este nivel ha
quedado bajo la responsabilidad de los gobiernos provinciales, según lo estipulado
en la ley colombiana de instrucción de 1826. Sin embargo, señala que la escasez
de rentas “ha sido el mayor de los inconvenientes que se han presentado para la
perfecta organización de este ramo, que sin duda exige una escuela en cada
vecindario…” De la educación secundaria, dictada en los colegios nacionales, el
problema que se plantea es el de la extinción de los Conventos y “…la aplicación
de todas sus propiedades a los establecimientos de instrucción pública.”, para lo
cual se hace una somera descripción del estado de cada institución. Para ese año
oficialmente ya están en funcionamiento los colegios nacionales de El Tocuyo,
Barquisimeto, Carabobo, Margarita Coro, Trujillo y Guanare.

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Es en la vice-presidencia del General Soublette, año de 1838, que se crea la
Dirección de Instrucción Pública, quedando nombrados como sus primeros
directores los doctores José María Vargas y José Bracho y el señor Pedro Pablo
Díaz, y como sus suplentes Juan Manuel Cagigal y Manuel Felipe Tovar. Con esta
Dirección comienzan a llevarse de manera más sistemática las estadísticas
educativas del país y a darle al sector una mayor atención por parte del estado.

Pues bien, en la primera Memoria que presenta la Dirección General de


Instrucción Pública al Presidente de la República el 1° de febrero de 1839, firmada
por los directores José Vargas, Pedro Pablo Díaz y Juan Manuel Cagigal, se
señala, con tristeza, “que de las 537 parroquias de la República, se cuentan 416
sin ningún establecimiento público de instrucción primaria y que los de las 121
restantes estén mal montados; y preciso es decirlo, con preceptores que
careciendo, por lo general, de las calidades necesarias para desempeñar su
encargo, hacen perder miserablemente a sus desgraciados discípulos el tiempo
más precioso de su vida.”

La Exposición de 1840 es mucho más precisa al señalar los principios sobre los
cuales debe descansar el plan de instrucción que se pretende llevar a cabo, el
cual requiere “una ley que provea medios nacionales, adecuados al sostenimiento
y progreso de las escuelas, por no ser dable que las Diputaciones provinciales
puedan hacerlo a causa de que sus mejores proyectos deben encallar
necesariamente en la insuficiencia de los fondos municipales…”, clara referencia
al desacuerdo que la Dirección tiene con lo establecido por la Ley de 1826 a este
respecto y que, como se sabe, es una tradición que nos viene del régimen
colonial. En cuanto a acceso y costo, para los directores, “…la educación primaria
debe ser nacional, uniforme y tan poco costosa a los que la reciban cuanto sea
posible”, lo que es casi decir, que sea gratuita.

En este sentido, el acceso a la educación se limita a la escuela primaria o


elemental que es el escenario institucional donde se construye la idea de nación a
través de la educación cívica que nutre contenidos y prácticas educativas, el uso
de catecismos políticos, la divulgación sistemática de los nuevos símbolos
nacionales y la celebración de las primeras fiestas de la nación. Sin embargo,
todavía no se asume la educación como un servicio público obligatorio y por tanto
gratuito en su nivel elemental. Este peldaño es el que se alcanza formalmente en
1870 cuando se entiende con mayor claridad que la escuela es en este momento
la más afectiva institución creadora de ciudadanía. Para ello, tendrá que asumirla
el Estado central como parte de sus responsabilidades administrativas y
financieras. Y esta es la lucha que emprende la Dirección General, para lo cual
destaca en sus informes tres grandes problemas a resolver: En primer lugar, la
necesidad de que se establezca una autoridad nacional que sea capaz de

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organizar “un solo plan de institución y un sistema de instrucción, de costumbres y
sentimientos nacionales.”. En segundo lugar, proporcionarle a la educación
primaria el apoyo financiero necesario por parte del gobierno nacional a fin de que
pueda generalizarse y mantenerse en todo el país.

¿Qué señala la Dirección? La necesidad de que el legislativo sancione una ley que
provea “rentas efectivas y seguras para la decente remuneración de los
preceptores” ya que de estas cifras se deduce “que sólo se aprovechan de este
beneficio el uno por ciento” de la población en edad escolar. Se deduce, en
consecuencia, que para hombres como Vargas y Cagigal, que encabezan la
Dirección, se requiere construir un sistema generalizado y uniforme de educación
primaria en toda la república, con una ley nacional que la organice, promueva y la
financie. Por eso, en la Memoria de 1849 se afirma:

“La necesidad de mejorar la educación primaria y proveerla de rentas ha sido


siempre el constante anhelo de la Dirección. La ley que reglamente la educación
primaria es la más importante en un sistema general de instrucción pública, a la
vez que necesita de la más cuidadosa elaboración, y del establecimiento de rentas
públicas para sostenerla. (…) El punto más grave es el establecimiento de rentas
públicas que basten al plantío y sostén de las escuelas de diverso orden y costo, y
que crezcan en la misma razón de la población y riqueza. La educación primaria
debe ser gratuita.”.

ANALISIS DEL RESUMEN DEL AUTOR

Una vez estudiado lo escrito por este autor podemos observar que los
antecedentes de la ley de instrucción pública del 1843, nos permiten determinar
que había unas escasas escuelas a lo largo y ancho de nuestro país. Con la ley de
1826 de la Gran Colombia se dejó en manos de las provincias la instrucción
primaria y era obligatorio pagar rentas para poder recibir dicha instrucción, los
preceptores (maestros) escasamente recibían pago y su calidad de educación no
era la mejor.

En el trabajo previo a la fundación de la dirección nacional de instrucción pública,


realizado por Vargas, Pedro P. Díaz y Cagigal, las estadísticas fueron importantes
para poder sentar las bases de una ley que transformara la educación en nuestro
país, sentían que su mayor necesidad era proveer por parte del estado de una ley
que protegiera la educación primaria y la mantuviera, la cual era la educación
primordial, ya que en ella se debe construir los cimientos de sentimientos por la
nación y las costumbres de la nación.

Es así que en el año 1839 en la primera memoria de la Dirección nacional


demuestran con cifras los precarios resultados de la educación a nivel nacional y

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que los preceptores no tienen la calidad suficiente para la mejor educación y
finalmente, es el estado el que debe encargarse de costear la educación primaria.

Finalmente, en 1840 son más precisos al concluir sus memorias de la dirección,


donde indican que es urgente que el estado se haga cargo de la educación
primaria, haciéndola uniforme para todo el país, que debe ser el estado quien
provea los fondos para que la educación y los fondos crezcan como crece la
población.

POSIBLE HIPOTESIS DEL APORTE A EDUCACION PRIMARIA DE CAGIGAL

 Una ley que reglamente la educación primaria a nivel nacional y sea el


estado el encargado de sus costos.

 Luis Bonilla-Molina, HISTORIA BREVE DE LA EDUCACIÓN EN VENEZUELA.


Editorial el gato Negro. 2004. Libro digital.

En 1819 Bolívar convoca e instala el Congreso de Angostura. Los asistentes a


este evento ratifican a Bolívar como Jefe Supremo de la República de Venezuela.
Allí propone la necesidad de que el Estado tenga una cuarta potestad, orientada a
la infancia y la formación del espíritu de los hombres, las buenas costumbres y la
moral republicana. Esta cuarta potestad estaba referida a la educación física y
moral de los niños, desde su nacimiento hasta la edad de doce años cumplidos.

Sin embargo, a pesar de delinear algunas ideas sobre la obligatoriedad de la


educación, Bolívar no concreta un planteamiento al respecto, de orden imperativo.

Periodo Histórico entre 1821 – 1829

El sistema educativo durante los primeros años de la República, se caracterizó por


darle continuidad al existente.

La escuela primaria continuó siendo similar a la ya existente durante el periodo de


colonización hispánica, es decir, privada y religiosa. La legislación de 1821
confirmada por la de 1826, disponía que los maestros “deberán enseñar a los
niños los dogmas de la religión y de la moral cristiana”.

Al parecer, los postulados pedagógicos del Libertador Simón Bolívar, Bello, Sanz,
Rodríguez y demás maestros patriotas pasaron al olvido durante los primeros
años de la República.

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Durante este periodo el Congreso de Cúcuta y el ejecutivo Gran colombiano
generaron una serie de leyes y Decretos relacionados a la instrucción pública. Los
principales fueron:

1) Ley sobre el Establecimiento de Escuelas de Primeras Letras para Niños y


Niñas (1821), de espíritu continuista a la educación colonial en lo referido a la
enseñanza religiosa. Ordena la creación de por lo menos una escuela por
comunidad con más de 100 habitantes, que deberán correr con los gastos de su
mantenimiento. Contiene la obligatoriedad que todos los niños entre seis doce
años reciban instrucción.

2) Ley sobre el Establecimiento de Escuelas de Niñas en los Conventos de


Religiosas (1821). Tiene la intención de fomentar la educación de las niñas, hasta
ahora alejadas de las aulas, por otros sectores debido a la escasez de recursos
del Estado.

3) Ley Sobre el Establecimiento de colegios o Casas de Educación en las


Provincias, Reforma de las Constituciones y planes antiguos y formación de
otro nuevo, uniforme para toda la República.

4) Ley Sobre la Aplicación de la enseñanza Pública de los bienes de los


Conventos Menores (1821). Esta ley disuelve los Conventos

Simón Rodríguez, Maestro del libertador, fue bautizado como Simón Carreño pero
posteriormente decidiría cambiarse el Apellido por el materno. Simón Rodríguez
fue conocido en los círculos patriotas como “Robinson”. Una vez concluido el
proceso independentista, Rodríguez fundó en Bogotá, una Escuela llamada “Casa
de Industria Pública”, destinada a enseñar oficios mecánicos a las clases más
desvalida de la sociedad.

Ya había pasado por el Ministerio de Instrucción del Perú bajo el mando del
General Antonio José de Sucre. Afirmaba Robinson, que solo dignificando el
trabajo manual y las artes útiles, tan desdeñadas en los tiempos de la Colonia,
eran como podrían convertirse las grandes masas de analfabetos en ciudadanos
productores y consumidores. Pensaba, que la enseñanza debía partir de las
primarias necesidades y experiencias del hombre.

La educación nacional, a partir de 1830, sufrió los embates de la separación de la


Gran Colombia. Le resultaba difícil al gobierno, obtener los fondos que eran
necesarios para la educación. Las demandas de las rentas públicas no se
correspondían a las posibilidades de producción propias de una infraestructura
agrícola precaria, niveles de ganancia exiguos y estímulos limitados. La mano de
obra resultaba escasa y el comercio débil.

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A pesar de la significación que lo dio Bolívar a la educación en la construcción
Republicana, es solo en 1836 cuando José Manuel Vargas logra avanzar en el
desarrollo de una Ley para lograr la unidad de la acción educativa. La educación
permanecía desarticulada, sin un instrumento legal que la rigiera.

Para 1839, de 524 parroquias existentes, 404 no contaban con planteles de


educación primaria. Esto originó que la Dirección General de Instrucción Pública,
integrada por el Dr. José María Vargas, Manuel Cajigal y el P.P. Díaz, le
presentaran un informe a la Presidencia de la República, donde exponían el
lamentable estado de la educación nacional.

Fue hasta 1843 cuando se promulgó el Primer Código de Instrucción Pública,


que contenía 14 leyes para regular toda actividad educativa. Diez de las leyes del
Código (del 4 al 13) están referidos a la Educación Superior y su propósito es
reglamentar la actividad universitaria.

Con relación a la educación primaria la situación era aún más precaria. Para 1843
existían en el país 377 planteles con 11.929 inscritos. En virtud de ello, uno de
cada 114 niños, recibía educación.

Algunos historiadores educativos señalan que filosóficamente, en el Código de


1843, hubo ausencia de principios que orientasen la labor educativa. La filosofía
educativa humanista y de acceso universal al sistema escolar permanecía
subyacentes y ganaban cuerpo en el imaginario social. Este imaginario en
construcción se expresaba en las argumentaciones sobre las aspiraciones
colectivas a una sociedad libre e igualitaria, que procurara proporcionar felicidad y
progreso.

Según este instrumento Jurídico, la educación pasó a ser una función del Estado,
en donde los beneficios tenían que ser para todos los ciudadanos. Además, puede
atribuírsele también a este instrumento jurídico, una connotación laicista, ya que la
iglesia fue supeditada al arbitrio del Estado. Es digno de ser resaltado que la Curia
no contaba para el momento con instituciones educativas distintas a las
destinadas a la formación de sus clérigos.

La columna vertebral de la propuesta pedagógica de este código, estaba


relacionada con la idea de concebir la educación como la palanca principal para
alcanzar el progreso, soportada en la formación moral y espiritual, lo cual denota
un marcado idealismo conceptual. De hecho, la igualdad social y política, solo
estaba concebida en el papel.

Para la época, Juan Manuel Cajigal hacía alusión a la necesidad de focalizar la


acción pedagógica en el común de los trabajadores, que eran quién más lo

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necesitaban, en procura de socializarlos, disminuyendo los crímenes provocados
por individuos provenientes de estos sectores. Con relación a la educación
primaria la situación era aún más precaria. Para 1843 existían en el país 377
planteles con 11.929 inscritos. En virtud de ello, uno de cada 114 niños, recibía
educación.

En correspondencia, Cecilio Acosta apuntaba la necesidad de impulsar una


educación centrada en el taller, la producción y el comercio, si realmente se quería
convertir la acción pedagógica en una palanca para el desarrollo.

Pero, muy a pesar de las declaraciones de intención, la educación post–colonial,


continuaba discurriendo por los cauces previstos por la Corona Española, con
relación a su concepción elitesca. Los más pobres y desposeídos seguían
sumidos en la ignorancia pues no tenían acceso a sus beneficios.

ANALISIS DEL RESUMEN DEL AUTOR

En este caso el autor toma como antecedentes de la educación en nuestro país lo


indicado por nuestro Libertador Simón Bolívar, en el Congreso de Angostura, el
Estado debe tener una cuarta potestad, orientada a la infancia y la formación del
espíritu de los hombres, las buenas costumbres y la moral republicana. Clara
referencia a la educación primaria.

Así mismo, todas las leyes referidas al sistema educativo generadas por la Gran
Colombia en 1821 hacían referencia a mantener la educación tradicional
(heredado de la colonia) religiosa y de moral cristiana.

Adicionalmente, incluye como antecedente las enseñanzas de Simón Rodríguez


quien consideraba que estas debían partir de las necesidades primarias y
experiencias del hombre por lo que consideraba que debía enseñarse el trabajo
manual y las artes útiles, para transformar las masas analfabetas en ciudadanos
productores y consumidores y por ello funda en Bogotá, una Escuela llamada
“Casa de Industria Pública”, destinada a enseñar oficios mecánicos a las clases
más desvalida de la sociedad.

Es solo en 1836 cuando José Manuel Vargas logra avanzar en el desarrollo de


una Ley para lograr la unidad de la acción educativa. La educación permanecía
desarticulada, sin un instrumento legal que la rigiera. Es así, que en 1843 cuando
se promulga el Código de Instrucción Pública las 3 primeras Leyes se refieren a la
Educación primaria, el resto a la educación secundaria y superior o cientifica.

Este autor considera que la ley promocionada por Vargas y Cagigal, promueve la
protección de la educación primaria por el estado, así mismo, los beneficios de la
educación debían ser para todos los ciudadanos, incluyendo la formación del
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común de los trabajadores quienes eran los que más la necesitaban, la propuesta
era la palanca principal para alcanzar el progreso.

POSIBLE HIPOTESIS DEL APORTE A EDUCACION PRIMARIA DE CAGIGAL

 La educación primaria debe pasar a ser una función del Estado, en donde
los beneficios tienen que ser para todos los ciudadanos.

 Dr. Luis Herrera García, miembro correspondiente de la sociedad de historia


de la medicina. PRESENTACION Y EXPOSICION. Presentado en Jornadas
Beauperthuy, octubre 2007.

“...En la Dirección Nacional de Instrucción, cuya presidencia ejerce sin sueldo, Vargas hace
proyectos de educación primaria, gratuita y obligatoria, antes de que Guzmán Blanco se
ganara la gloria de su instauración. Clama por el aumento de sueldo de los preceptores; pide
escuelas dominicales para obreros; salas de asilo, escuelas normales....”
Andrés Eloy Blanco.

1. EDUCACIÓN EN LA TERCERA REPÚBLICA

El analfabetismo predominó en el siglo XIX y las primeras tres décadas del XX,
llegando a sobrepasar 72 % de la población venezolana. Su raíz principal fue el
caudillismo y las luchas políticas. Las repetidas guerras civiles necesitaban
hombres y materiales. No había tiempo, dinero, ni personas para la enseñanza. A
los caudillos no les interesaba que la gente supiera demasiado, pues “los
analfabetas eran más sumisos y obedecían como esclavos”.

El Congreso de 1830 delegó la enseñanza primaria en las provincias. La situación


Instrucción Pública, para enfrentar el grave problema y suprimir la legislación gran
colombiana, que estuvo vigente hasta 1843.

Según el historiador Nicolás Peñalver ocurrió —en sucesivas etapas o conflictos—


un enfrentamiento entre la Iglesia y la visión laicista del estado; entre el
pensamiento de avanzada y una corriente que considera conservadora.

“A fines del siglo XVIII, debido al progreso agrícola, no son suficientes los
conocimientos teológicos y filosóficos. Se da cabida a la enseñanza de ciencias,
promotoras del progreso. Gana terreno el método de observación y
experimentación, junto a la necesidad de consolidar el proyecto político
republicano. El Estado asume el patronato de la educación como servicio público
El propósito del poder político es reafirmar su autoridad frente a la Iglesia e
impulsar la secularización, sin rupturas violentas. El Congreso en 1830, al reservar
a gobiernos provinciales la primera educación y al gobierno central las
universidades y colegios, creó graves desequilibrios. La primera educación decayó

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al extremo de postración, mientras la post-primaria se sostuvo, con las limitaciones
económicas y deficiencias cualitativas de la época.

Entre 1838 y 1852 el Dr. Vargas se desempeñó como Director General de


Instrucción Pública, bajo los sucesivos gobiernos de Soublette, de Páez y de los
hermanos Monagas. Fue una especie de Ministro de Estado, que tenía su
despacho en la misma universidad. Rendía informes anuales al Congreso. Del
Código aprobado en 1843 partió la separación en educación primaria, secundaria
y científica. Después de 1864 surgirán las llamadas escuelas unitarias en áreas
rurales, a cargo de un preceptor no graduado; realidad que continuó sin cambios
durante casi un siglo. Pero, como cambiaba la división política del país, cambiaban
los criterios en cuanto a nombres, estructuras y otorgamiento de grados.

Excepto las universidades, que disponían de una estructura heredada de España,


la instrucción pública carecía de organización. Los Colegios Nacionales ofrecían
instrucción universitaria junto a la elemental. Para impulsar escuelas, se dedicó
la estampilla escolar, idea de Antonio Leocadio Guzmán y ley desde 1870,
resolviéndose el problema que durante 40 años mantuvo estrangulada la primera
instrucción.

Siguen siendo pertinentes las aleccionadoras palabras del Dr. José María Vargas,
en su Memoria al Congreso Nacional, en 1840.

“Resulta desconsolador (que apenas se logre atender en los planteles de


educación a uno de cada 20 niños) si se considera que la instrucción popular es
indispensable para formar ciudadanos que conociendo y apreciando sus derechos,
sepan cumplir sus deberes para con la patria”.

Llama la atención que ese criterio fue recogido textualmente en el Decreto de


Instrucción Primaria Obligatoria de 1870. Quiere eso decirnos que el doctor Martín
Sanabria sentía lacerante el eco de aquel angustiado clamor de Vargas. Guardan
relación muy directa con las palabras del Libertador en su Discurso al Congreso
de Angostura, sobre los polos de una república: “Moral y Luces”. ¿Acaso, nuestros
legisladores, las autoridades del Ministerio de Educación y en especial, nuestros
educadores del siglo XXI, las tendrán presentes?

ANALISIS DEL RESUMEN DEL AUTOR

De acuerdo al progreso agrícola de la época en el siglo XVIII, la educación la


educación estaba centrada en los conocimientos teológicos y religiosos y se
avanza hacia el método de observación y experimentación. El Estado asume el
patronato de la educación como servicio público.

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Este autor señala que para la época del siglo XIX predominaba en el país el
analfabetismo y debido a las guerras y el caudillismo era preferible mantener a la
mayoría de la población sumergida en el analfabetismo ya que pues “los
analfabetas eran más sumisos y obedecían como esclavos”.

El autor resalta los aportes de Dr. Vargas a la educación, considera que fue solo
Vargas quien estableció las bases de la educación primaria en la ley de 1843, para
que el estado se encargara de la educación primaria como un servicio público, la
cual al estar en manos de la provincia había caído a niveles de postración.

POSIBLES HIPOTESIS DEL APORTE A EDUCACION PRIMARIA DE CAGIGAL

 No es significativo el aporte a la educación primaria por parte de Juan


Manuel Cagigal.

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