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ORIGEN MITICO
LEYENDA DE MANCO CAPAC Y MAMA OCLLO
Señala la leyenda que Manco Capac y Mama Ocllo, salieron de las espumas del lago Titicaca, llevando un vara de oro, entregada por
el Dios Sol, caminaron por el valle, hasta que la vara se hundió en el cerro Huanacauri, donde fundaron la ciudad de Cuzco. Ellos
enseñaron a los pobladores a cultivar y tejer.
ORIGEN MITICO
LEYENDA DE LOS HERMANOS AYAR
La leyenda narra que cuatro hermanos y sus esposas:
Ayar Cachi y Mama Huaco.
Ayar Uchu y Mama Ipacura.
Ayar Auca y Mama Rahua.
Ayar Manco y Mama Ocllo.
Salieron para fundar el imperio Incaico; pero entre ellos hubo celos y traiciones. De esta manera a Ayar Cachi, por su fuerza lo
encerraron en el cerro Pacaritambo.
Ayar Uchu se convirtió en piedra, por darle la espalda a un ídolo;
asimismo a Ayar Auca se salieron alas con las que voló a un cerro pequeño para convertirse en piedra.
Finalmente solo quedó Ayar Manco, quien se llamaría MANCO CAPAC, junto su esposa y las cuatro y las tres mujeres.
Manco Cápac es el mítico fundador de la ciudad del Cuzco. Según lo relata el Inca Garcilaso de la Vega en sus Comentarios
Reales, Manco habría llegado desde el lago Titicaca acompañado por Mama Ocllo, su esposa y hermana, en búsqueda de tierras
fértiles, según lo mandaba su padre, el Sol.
En esta foto apreciamos a Manco Capac y Mama Ocllo, rindiendo culto al dios Sol o INTI.
ORIGEN HISTÓRICO
De acuerdo a este origen, es Manco Capac, quien aproximadamente en el año 1200 d.C. unificó los reinos en Cusco, gobernando
junto a Mama Ocllo, organizó el imperio; a partir de él, se sucedieron varias generaciones de incas.
Retrato de la Dinastía Inca (Museo de la Catedral de Lima)
Manco Cápac
Sinchi Roca
Yoque Yupanqui
Mayta Cápac
Cápac Yupanqui
Inca Roca
Yahuar Huaca
Wiracocha
Pachacutec
Amaru Inca Yupanqui
Tupac Inca Yupanqui
Huayna Cápac
Huáscar
Atahualpa
CAPÍTULO II
Organización social
El ayllu fue la célula social básica de la organización inca. En él se unían los individuos que tenían
parentesco común por línea paterna.
En la cima de la organización social y política estaba el Inca, gobernante por derecho divino, junto a su
familia, ocupaba el lugar más alto en la Sociedad, podían tener muchas esposas, pero para mantener la
pureza de sangre, debía casarse con su hermana. Ella era la esposa principal o Coya y entre sus hijos
se elegía el heredero (El Auqui ) el que era entrenado en las labores de gobierno acompañando al
soberano en las diferentes jornadas de administración pública y algunas veces tomaba determinaciones
en el co-reinado, de esta manera era preparado para asumir el gobierno de su padre. El Inca era asistido
en su gobierno por selectos integrantes de la aristocracia llamados “orejones”, y por funcionarios y
sacerdotes pertenecientes a la nobleza.
Los “orejones” eran llamados de esta forma debido a los grandes adornos que les deformaban las
orejas.
Los Incas tenían una sociedad muy jerarquizada. Existían los siguientes grupos sociales:
c) Los curacas
Eran nobles de carácter local, jefe político y administrativo del ayllu, quién organizaba las tareas
agrícolas, hacía de juez y consejero, administraba los bienes, la mita, los rituales y ceremonias.
d) El Wilaq o Uma
Cabeza sagrada, sacerdote principal. Reemplazaba al Sapa Inca en su ausencia como gobernante
interino, teniendo a su la supervisión de la política y la religión del Imperio Inca. Además, era la única
persona en todo el Imperio con la potestad de coronar al Auqui (príncipe heredero) , como nuevo Inca al
fallecer el antecesor.
Su preparación se llevaba a cabo en el acllahuasi (edificios residenciales de las acllas) donde vivían las
mujeres bajo la vigilancia de las Mamaconas aisladas en un servicio de alto honor.
Entre sus funciones, ejercían un rol importante en el culto, podían llegar a ser mujeres del inca o ser
entregadas a la élite y a los curacas que el inca quisiera privilegiar.
f) Los Sacerdotes
Estaban divididos en categorías, el Sumo Sacerdote llevaba el nombre de VILLAC UMU era siempre un
pariente cercano del Inca.
Estaban organizados en Ayllus o comunidades, pagaban tributo con un sistema de turnos de trabajo
llamado MITA.
La Mita era un sistema de trabajo obligatorio por turnos, como forma de pagar impuestos cada año los
mitayos destinaban algunos meses a trabajar para el Imperio, ya fuera en las minas, en el ejército, en las
construcciones, etc.
h) Los Yanacona
Era el nombre que recibían los esclavos de los Incas. Eran siervos, hombres y mujeres respectivamente.
Ellos vendían su trabajo y no tenían vínculo con ninguna comunidad. Tenían a su cargo el cuidado del
ganado de los nobles, la pesca y estaban dedicados a la alfarería y la construcción. Esta condición de
servidumbre era heredada por sus hijos.
i) Mamacona
Suma sacerdotisa que recluía y vigilaba a las acllas, las vírgenes del Sur durante el Imperio Inca, para
que se dedicaran a su deber religioso.
Su centro de acción fue la casa de las escogidas, dedicada a la preparación femenina para el hogar, las
tareas domésticas o el sacerdocio.
j) Los Mitimaes
Eran grupos de familias extraídas de sus comunidades por autoridades del Imperio Inca y trasladadas de
pueblos leales o conquistados o viceversa para cumplir funciones económicas, sociales, culturales y
políticas.
k) Los Piñas
Eran prisioneros de guerra peligrosos, los cuales estaban destinados al cuidado de los cocales en zonas
insalubres, en condiciones muy duras, ya que eran castigados por haberse revelado al poder del Inca.
Atahualpa
(Quito, 1500 - Cajamarca, actual Perú, 1533) Emperador inca (1525-1533). Era hijo del
emperador Huayna Cápac y de Túpac Paclla, princesa de Quito. Poco antes de morir en 1525, el
emperador Huayna Cápac decidió favorecer a Atahualpa dejándole el reino de Quito (la parte
septentrional del Imperio de los incas), en perjuicio de su hermanastro Huáscar, el heredero
legítimo, al que correspondió el reino de Cuzco.
Atahualpa
Aunque inicialmente las relaciones entre ambos reinos fueron pacíficas, la ambición de
Atahualpa por ampliar sus dominios condujo al Imperio Inca a una larga y sangrienta guerra
civil. En 1532, informado de la presencia de los españoles en el norte del Perú, Atahualpa
intentó sin éxito pactar una tregua con su hermanastro. Huáscar salió al encuentro del ejército
quiteño, pero fue vencido en la batalla de Quipaypán y apresado en las orillas del río Apurímac
cuando se retiraba hacia Cuzco. Posteriormente, Atahualpa ordenó asesinar a buena parte de
los familiares y demás personas de confianza de su enemigo y trasladar al prisionero a su
residencia, en la ciudad de Cajamarca.
En ese momento, el emperador inca recibió la noticia de que se aproximaba un reducido grupo
de gentes extrañas, razón por la que decidió aplazar su entrada triunfal en Cuzco, la capital
del imperio, hasta entrevistarse con los extranjeros. El 15 de noviembre de 1532, los
conquistadores españoles llegaron a Cajamarca y Francisco Pizarro, su jefe, concertó una reunión
con el soberano inca a través de dos emisarios. Al día siguiente, Atahualpa entró en la gran
plaza de la ciudad, con un séquito de unos tres o cuatro mil hombres prácticamente
desarmados, para encontrarse con Pizarro, quien, con antelación, había emplazado de forma
estratégica sus piezas de artillería y escondido parte de sus efectivos en las edificaciones que
rodeaban el lugar.
No fue Pizarro, sin embargo, sino el fraile Vicente de Valverde el que se adelantó para saludar
al inca y le exhortó a aceptar el cristianismo como religión verdadera y a someterse a la
autoridad del rey Carlos I de España; Atahualpa, sorprendido e indignado ante la arrogancia de
los extranjeros, se negó a ello y, con gesto altivo, arrojó al suelo la Biblia que se le había
ofrecido. Pizarro dio entonces la señal de ataque: los soldados emboscados empezaron a
disparar y la caballería cargó contra los desconcertados e indefensos indígenas. Al cabo de
media hora de matanza, varios centenares de incas yacían muertos en la plaza y su soberano
era retenido como rehén por los españoles.
A los pocos días, Atahualpa, temeroso de que sus captores pretendieran restablecer en el
poder a Huáscar, ordenó desde su cautiverio el asesinato de su hermanastro. Para obtener la
libertad, el emperador se comprometió a llenar de oro, plata y piedras preciosas la estancia
en la que se hallaba preso, lo que sólo sirvió para aumentar la codicia de los conquistadores.
Unos meses más tarde, Pizarro decidió acusar a Atahualpa de idolatría, fratricidio y traición;
fue condenado a la muerte en la hoguera, pena que el inca vio conmutada por la de garrote,
al abrazar la fe católica antes de ser ejecutado, el 29 de agosto de 1533. La noticia de su
muerte dispersó a los ejércitos incas que rodeaban Cajamarca, lo cual facilitó la conquista del
imperio y la ocupación sin apenas resistencia de Cuzco por los españoles, en el mes de
noviembre de 1533.