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Introducción

La deforestación es destrucción a gran escala del bosque por la acción


humana. La deforestación es actualmente una de las mayores lacras
ecológicas. Ésta origina diversos problemas como pueden ser: la erosión del
suelo y desestabilización de las capas freáticas, lo que a su vez favorece las
inundaciones o sequías y por último, y su peor consecuencia, la desertización.
Avanza a un ritmo de unos 17 millones de ha al año (superficie equivalente a
dos tercios del territorio español). Entre 1980 y 1990, las tasas anuales de
deforestación fueron de un 1,2% en Asia y el Pacífico, un 0,8% en
Latinoamérica y un 0,7% en África. La superficie forestal está, en general,
estabilizada en Europa y América del Norte, aunque la velocidad de transición
del bosque antiguo a otras formas de bosque es elevada.
La deforestación afecta al medio de vida de entre 200 y 500 millones de
personas que dependen de los bosques para obtener comida, abrigo y
combustible. La deforestación y la degradación pueden contribuir a los
desequilibrios climáticos regionales y globales. Los bosques desempeñan un
papel clave en el almacenamiento del carbono; si se eliminan, el exceso de
dióxido de carbono en la atmósfera puede llevar a un calentamiento global de
la Tierra, con multitud de efectos secundarios problemáticos. La deforestación
siempre ha sido una preocupación de los gobernantes ilustrados que desde la
antigüedad han promulgado leyes para proteger el bosque, conscientes de los
bienes que el bosque produce. Desgraciadamente presiones económicas y
demográficas han impedido con mucha frecuencia el cumplimiento de esas
leyes y durante siglos los bosques han ido mermando.
LA DEFORESTACION EN GUATEMALA
La deforestación es un problema importante
a lo largo de los trópicos. El descontrol en la
tala de árboles, especialmente de maderas
duras y preciosas, cada vez va a más. El
cultivo de subsistencia es practicado por
millones de gentes, los cuales cultivan la
tierra quemando una parte del bosque y
plantando cosechas en un suelo
aparentemente rico. El problema es que a pesar del aspecto frondoso del
bosque, el suelo subyacente no es fértil. Su fertilidad no es inherente, viene de
una interacción compleja de las plantas, árboles, bacterias e insectos que viven
únicamente en el bosque. Después de quemar el bosque, las cosechas pueden
únicamente crecer por un par de años antes de que el suelo se agote y el
granjero cambie a otro lugar para quemar otra sección de bosque, dejando
detrás un espacio muerto, directamente expuesto al sol abrasador y a la lluvia
torrencial. La tierra necesita muchos años para recuperarse y a veces nunca se
recupera. Es más, si el mantillo se pierde, la tierra nunca se recuperará del
todo y el mantillo terminará en ríos y arroyos, ocasionando un disturbio
ecológico adicional río abajo. Aún cuando la fertilidad de la tierra se recuperara,
nunca verdaderamente volvería a su estado original, como discutiremos más
adelante.

El aspecto más triste de la destrucción de


bosque es la pérdida de especies. El
bosque de lluvia es un laboratorio virtual
de bacterias interdependientes, musgos,
líquenes, bromelias, epiphytes, árboles e
insectos. La mayoría de estos ni siquiera
han sido catalogados ni mucho menos
estudiados. Algunos de los
descubrimientos médicos más beneficiosos, en tiempos recientes, han venido
desde formas de vida procedentes del bosque de lluvia. Se ha aprendido que
cada parte del bosque contiene algunas especies únicas que evolucionaron y
viven únicamente en esta parte del bosque. Cada milla cuadrada del bosque da
a conocer nuevas especies únicas en esa área. Cuando esa parte del bosque
se destruye, las especies únicas de esa parte se pierden para siempre.
Interesadamente, es realmente posible
cultivar en el bosque sin ocasionarle un
daño serio, pero el método únicamente es
practicado por los Lacondon, un grupo
pequeño de Indios. Los Lacondon examinan
el bosque y seleccionan áreas que
desaguan bien. Así, evitan áreas que
contienen maderas duras y en las que el
suelo se moja demasiado. En Abril, queman una sección del bosque e
inmediatamente plantan árboles de crecimiento rápido, tales como papaya y
plátano, para proteger el suelo. Luego plantan maíz, ajo, patatas dulces y
muchas otras cosechas. Ellos plantan de tal manera que cada pulgada
cuadrada del suelo se cubrirá, remedando el estilo del bosque de lluvia, que
continuamente protege el suelo. El rendimiento de la tierra permite cosechar
varios años y después vuelve a su estado silvestre. Incluso después, los
árboles frutales continúan produciendo. Después de algunos años la tierra se
recupera y el mismo proceso puede repetirse. Así, es posible cultivar en el
bosque de lluvia sin destruir permanentemente el suelo. Desgraciadamente
estos métodos se usan rara vez y seguramente no son compatibles con
técnicas modernas de cultivo y maquinaria.

Los científicos tienen sospechas de que hay un nexo entre la destrucción de los
bosques de lluvia y el calentamiento global del planeta, pero los científicos no
han probado aún, convincentemente, el nexo. Más aún, en los círculos
científicos el concepto de calentamiento global está abierto todavía a discusión.
Sin embargo, el nexo entre los bosques y el clima local es fácilmente
observable aquí mismo en Guatemala. Arriba en las montañas de los bosques
de lluvia en las Verapaces es
fascinante mirar el ciclo de lluvia
en el bosque: el sol sale, y uno
puede ver el vapor de agua que
sale del bosque, condensándose
en el cielo y formando más
nubes que precipitan la lluvia
nuevamente sobre el bosque.

El área alrededor de El Rancho,


a lo largo de la Carretera Caribeña entre Río Dulce y Ciudad de Guatemala, es
un ejemplo de qué puede suceder después del corte total del bosque. Este
área tiene el suelo curtido expuesto, matorral ocasional, hierbas amarillas y dos
tipos destacados de cactus. Pero en el pasado no era así. Hank McLaughlin, un
residente de Guatemala por largo tiempo, recuerda los tempranos 80′ cuando
era todavía un bosque siempre verde. En el espacio de 20 años, centenares de
millas cuadradas de Guatemala se han convertido en un desierto árido y
caliente. Los residentes del área pueden recordar cuando había abundantes
pinos y las temperaturas eran mucho más bajas. Los efectos locales se
observan también en Guatemala capital. Ha crecido muchos en los últimos 20
años y ahora se extiende en todas las direcciones sobre las colinas que la
rodean. Los residentes locales se quejan que las temperaturas en la ciudad
antes eran mucho más frías, antes de que las colinas de alrededor se cubrieran
con el cemento y el asfalto.

Hay dos aspectos en el problema que necesitan ser diferenciados. 1) Las


compañías de madera que cosechan árboles para ganar beneficios. 2) Las
poblaciones Indígenas que practican el “corte y quema” para subsistir
cultivando. El primer problema debe ser discutido por los gobiernos y por la
gente en las naciones desarrolladas, aquellos quienes suplican los productos
hechos con maderas duras tropicales. La solución al segundo problema es la
educación y la asistencia. El desmonte no controlado del bosque y el “corte y
quema” para cultivos de subsistencia, puede haber sido aceptable cuando la
población del mundo era inferior, pero hoy estas prácticas ponen seriamente en
peligro los bosques en todo el mundo. La población indígena es receptiva y
comprenden el problema, una vez ellos se han hecho conscientes de el. Pero
la educación debe incluir algo más que simplemente concienciación. Millones
de gente que practican el “corte y quema” para cultivos de subsistencia tienen
familias que alimentar. La educación debe incluir las soluciones que permitan a
esta gente cultivar por medio de métodos sustentables.

Las causas de la deforestación

Las causas reales de la deforestación en Guatemala son, en orden de


importancia, el consumo de leña, el avance de la frontera agrícola para cultivos
de subsistencia, la tala ilegal, incendios forestales, plagas y enfermedades.

Hay que decir las cosas como son. Un camión cargado de madera, a plena luz
del día (aunque podría ser de noche una vez se levante una injustificada
prohibición), no significa que esté contribuyendo a la deforestación del país. Al
contrario, es muy probable que este camión provenga de una plantación
forestal que diez años atrás eran pastizales o terreno baldío, pero en donde
algún inversionista tomó la decisión de sembrar árboles con la esperanza de
cosecharlos y que ahora generan empleo, divisas y hasta beneficios
ambientales que antes no se tenían.
El término cosecha puede muy bien aplicarse en estos casos, porque el
inversionista corrió con los riesgos similares de un productor de, por ejemplo,
café o maíz. La diferencia, por supuesto, es la equivocada creencia de que
todo camión de madera es evidencia de tala ilegal. Esto no significa, por
supuesto, de que no exista deforestación. Por eso es importante subrayar aquí
las verdaderas causas de la deforestación. De acuerdo con estudios de la
Gremial Forestal (que a su vez se basa en otros estudios de la FAO, CATIE y
OEA) la principal causa de deforestación en Guatemala es el consumo de leña,
alrededor del 63% de la pérdida de masa boscosa.

Esto deviene de una práctica ancestral y que, sin embargo, curiosamente se


desconoce que la forma de evitarlo no es tratar de impedirlo (nunca se podría)
sino promoviendo la siembra de más árboles, pues al final resulta la forma más
económica de hacerlo. También la Gremial Forestal señala que tratar de
sustituir el consumo de leña por otro tipo de fuente energética implicaría el
desembolso de US $350 millones (alrededor de Q2,800 millones). La razón es
simple: el 70% de la población en Guatemala utiliza leña, incluso por motivos
culturales, pues aunque se tengan los recursos para comprar estufas de gas,
las tortillas cocinadas con leña, por ejemplo, tienen mejor sabor.

El avance de la frontera agrícola para cultivos de subsistencia y la tala ilícita


son responsables del 27%, aproximadamente. En cuanto al primer aspecto, de
todos es conocido que la población corta árboles para sembrar maíz o frijol
aunque la tierra sea de vocación forestal y que, por lo mismo, un par de años
después no generará el mismo rendimiento para cultivos de subsistencia. Y
aunque la tala ilícita es difícil de cuantificar, sobre todo para quienes no están
involucrados, es innegable la existencia de este ilícito, sobre todo en áreas
denominadas “protegidas”.

Queda un 7% atribuible a plagas y enfermedades, que por lo general se han


registrado más en áreas protegidas por circunstancias que sería largo
enumerar, y un 3% a incendios forestales, que desafortunadamente se han
provocado por las prácticas habituales de las rozas y por la ausencia de
campañas efectivas de prevención y control.

Puede quedar en el tintero si existe un porcentaje de deforestación atribuible a


la industria o a la tala legal, pero resulta interesante aclarar que este sector es
precisamente el que siembra cada vez más árboles, de tal suerte que recupera
con creces los árboles sacrificados para producir bienes de beneficio general,
como muebles, casas, postes, etc. De hecho, de esto también depende su
sobrevivencia y crecimiento, aparte de que la reposición de bosque de parte de
la industria es fiscalizada por el Inab y el Conap.
Durante miles de años, los humanos han estado jugando un papel cada vez
más importante en la deforestación. A través de la historia, un imperio tras otro
han cortado bosques para construir sus barcos y viviendas, y como
combustible. Una vez que han sido devastados, esos bosques no se han
recuperado en mil años o más, y algunos nunca se recuperarán — como en
partes del Mediterráneo, el Medio Oriente y Gran Bretaña.

La deforestación global se ha acelerado dramáticamente en décadas recientes.


Los bosques tropicales de América del Sur y del Sudeste de Asia están siendo
cortados y quemados a una tasa alarmante para usos agrícolas, tanto en
pequeña como en gran escala, desde enormes plantaciones de palmera
aceitera hasta la agricultura de subsistencia de “tumba y quema”. Los fuegos
que se inician para estos propósitos frecuentemente arden fuera de control. La
llamada “Bruma” en el Sudeste de Asia durante 1997 y otros años fue el
resultado de extensos incendios forestales que ardían sin control en los
bosques afectados por la sequía.

La idea de deforestación crea imágenes de áreas desnudas. Por esto, cuando


alguien ve una fotografía de áreas “altamente deforestadas” en partes de los
trópicos, ellas se sorprenden al ver que todavía quedan muchos árboles ahí.
De hecho, no parecen estar deforestadas. La razón de ello es que por lo menos
el 10 por ciento del terreno es cubierto por las copas de los árboles; si el
porcentaje de bosque cae por debajo del 10 por ciento, las áreas tropicales son
consideradas deforestadas.

Pero que existan algunos árboles no significa que el bosque no haya sufrido
daños. Cualquier reducción del bosque es un problema para su ecosistema. La
deforestación ocurre cuando los bosques son convertidos en granjas para
alimentos o cultivos comerciales o usadas para criar ganado. También la tala
de árboles para uso comercial o para combustible lleva a la destrucción de los
bosques.
La deforestación no tiene que ver solamente con la pérdida de árboles.
También tiene un gran impacto sobre el ambiente. Muchas criaturas vivientes
dependen de los árboles por lo que, cuando desaparecen los árboles,
igualmente desaparecen los animales (biodiversidad disminuida). Se pierden
medicinas y materiales potencialmente valiosas, lo mismo que el agua y el aire
limpios. Sufren las personas indígenas y, eventualmente, también las
economías nacionales. El futuro de las personas y de los bosques están
interconectados.

Los árboles también almacenan agua y luego la liberan hacia la atmósfera


(este proceso es llamado transpiración). Este ciclo del agua es parte importante
del ecosistema debido a que muchas plantas y animales dependen del agua
que los árboles ayudan a almacenar. Cuando se cortan los árboles, nada
puede retener el agua, lo que conduce a un clima más seco. La pérdida de
árboles también causa erosión debido a que no hay raíces que retengan el
suelo, y las partículas de suelo entonces son arrastradas hacia los lagos y ríos,
matando los animales en el agua.
La deforestación lleva a un incremento del dióxido de carbono (CO2) en el aire
debido a que los árboles vivos almacenan dicho compuesto químico en sus
fibras, pero cuando son cortados, el carbono es liberado de nuevo hacia la
atmósfera. El CO2 es uno de los principales gases “invernadero”, por lo que el
corte de árboles contribuye al peligro del cambio climático.

El conjunto de hechos, trae consigo invaluables consecuencias, no sólo en lo


referente a la pérdida de grandes riquezas forestales y del entorno de la
diversidad biológica, sino también afectaciones al clima de la región por efecto
primero de la pérdida de la atracción natural de lluvias y también por la
irremisible pérdida de tierras ricas en nutrientes, las cuales por la erosión,
azolvan ríos y lagos produciendo que éstos reduzcan sus espejos de agua,
intensificándose la evaporación.

La cuenca del río Lerma-Santiago es una muestra clara del desastre ecológico
provocado por la deforestación intensiva desplegada en esa macro región.
Independientemente del uso intensivo de agua a todo lo largo de la cuenca e
incluso de la absorción de sus fuentes primarias para satisfacer de agua al
Distrito Federal, no podemos soslayar el efecto dañino que ha provocado al
lago de Chapala o a los lagos ubicados en Michoacán los efectos de la
deforestación y la subsecuente erosión.

Desgraciadamente ese mismo problema se agudiza en zonas de Tabasco,


Campeche, Quintana Roo y Chiapas donde se pensaba que siendo la
naturaleza tan fértil, se podría abusar de ella a través de los continuos
desmontes para todos los fines, con lo que está cambiando dramáticamente
hasta el clima. Los mexicanos requerimos tomarnos en serio el tema de la
reforestación nacional, si no queremos seguir convirtiendo la patria en un
desierto.
CAUSAS ECONÓMICAS:
Tala para conseguir combustible doméstico e industrial:
Se da principalmente en los países en vías de
desarrollo, sociedades preindustriales que
carecen de los combustibles fósiles y de los
materiales de construcción que tienen los países
desarrollados. Esta causa es especialmente
importante en los bordes norte y sur del desierto
del Sahara en los que el aumento de la
población llega a esquilmar los bosques ya solo
con la utilización del poco bosque restante para cocinar los alimentos. También
es una causa importante de deforestación en las zonas pobres del sureste
asiático. En el sur del Sahara, pese a que es un clima cálido, por las noches
enfría por lo tanto de es de vital importancia para ellos la madera para
calentamiento del hábitat a diferencia de las zonas cálidas del sureste asiático
en las cuales no es necesario el calentamiento del hábitat por lo cual el
combustible doméstico utilizado es para cocinar. La leña como combustible
industrial se continúa utilizando en el cocido de los ladrillos en todas las áreas
pobres.

Tala para conseguir madera para la construcción de hábitat humano,


animal y medios de transporte:
En los países en vías de desarrollo, como el
nuestro la construcción de la vivienda, para las
personas y de los establos para los animales, se
sigue usando los materiales más primitivos que
son la madera el barro y la piedra. La madera y
el barro son los más fáciles de utilizar con
herramientas más simples con lo cual las
cabañas, las chozas de los pueblos limítrofes
con el Sahara
están hechas de estos materiales. En la cuenca
del Amazonas y en grandes extensiones de las
estepas euroasiáticas la piedra no es accesible
con herramientas primitivas y el barro sufre con la
humedad por lo tanto el único elemento de
construcción del que disponen es la madera. Los
lugares de más peligro de desertización por
deforestación por esta causa son los mismos que
los anteriores

Tala para agricultura y ganadería:


Se da todos los países cuya población se
encuentra en aumento especialmente en
aquellos que tiene un aumento superior al 2%
anual. Dentro de estos países está el África
central, la región de los grandes lagos y la parte
boscosa de Indonesia y países limítrofes a ésta.
Tala para
construcción
de mobiliario y
encofrados en los países desarrollados:
El ingreso en divisas fuertes que supone la
venta de madera para mobiliario, pasta de
papel y encofrados hace que los países con
grandes bosques tropicales los estén talando
masivamente para vender la madera. Este
problema es especialmente grave en la cuenca del Amazonas y en las islas
menos habitadas de Borneo Sumatra y Java. La tala para construcción de
mobiliario afecta a los árboles llamados de maderas nobles porque es la
madera con más valor en la construcción de muebles. Los árboles de maderas
nobles tienen suficiente valor económico para irlos a talar a lugares casi
inaccesibles y son la causa de que se llegue a las partes más profundas y
menos degradadas de los bosques tropicales. Una vez que se han construido
las carreteras para transportar las maderas nobles estas sirven para la
penetración humana y el inicio de la explotación ganadera y más tarde de la
agrícola.
Quema de bosques para la recalificación de terrenos que permitan su
urbanización:
Se da en los países desarrollados especialmente en la costa mediterránea que
sujeta a tensiones especulativas del gran valor del terreno costero que se
utiliza para la inversión turística.

Las causas ocultas de la deforestación y la degradación de los bosques


Los bosques constituyen uno de los ecosistemas
más valiosos del mundo. Contienen más del
sesenta por ciento de la biodiversidad del planeta
que, además de su valor intrínseco, tiene otros
múltiples valores sociales y económicos: desde
las importantes funciones ecológicas del bosque
en términos de protección del suelo y de las
cuencas, hasta el valor económico pecuniario y
no pecuniario de los numerosos productos que
pueden extraerse del bosque. Para muchos indígenas y pueblos que dependen
de él, el bosque constituye su sustento; los abastece de plantas comestibles y
medicinales, de carne de animales silvestres, frutas, miel, refugio, fuego y
varios otros productos, y en torno a él erigen sus valores culturales y
espirituales. A escala mundial, los bosques desempeñan un papel crucial en la
regulación del clima y constituyen uno de los principales sumideros de carbono
del planeta. Su supervivencia, pues, impide el aumento del efecto invernadero.
Los bosques ya han desaparecido en muchas partes del mundo, y los índices
de deforestación mundial llegaron hasta 15 millones de hectáreas por año
solamente para los bosques tropicales durante la década del 80. En la mayor
parte del mundo la deforestación se aceleró durante la década del 90. En este
sentido, conviene destacar que los índices de deforestación tienden a
oscurecerse por la ambigüedad que existe en torno a la definición del bosque.
La última definición de la Organización para la Agricultura y
la Alimentación (FAO), formalmente el principal órgano responsable de los
bosques dentro del sistema de las Naciones Unidas, es tan amplia que de
hecho la mayor parte de las superficies urbanas verdes pueden ser
consideradas grandes ecosistemas de bosques. Es así que pocas veces se
tiene en cuenta la sustitución de valiosos ecosistemas de bosques primarios
por plantaciones de monocultivos -en muchos casos de una especie arbórea
foránea como el eucalipto o el pino- o por bosques biológicamente pobres.
Gran parte de Europa, por ejemplo, perdió la mayoría de sus bosques primarios
durante el siglo XIX. Sin embargo, los últimos informes de la FAO establecen
con entusiasmo que hay un aumento de los bosques boreales y templados en
esta región. Pero una parte sustancial de este "bosque" tiene una producción
biológicamente pobre y carece de sotobosque, de biodiversidad edáfica original
y de la mayoría de especies originales de aves, mamíferos y reptiles. En
realidad se acercan más a plantaciones de monocultivos que a bosques
verdaderos.

Causas directas de la deforestación


Entre las causas directas más importantes de la
deforestación figuran la tala, la conversión del
bosque a la agricultura y a la cría de ganado, la
urbanización y la construcción de
infraestructura, la minería y la explotación de
petróleo, la lluvia ácida y los incendios. No
obstante, ha habido una tendencia a hacer
hincapié en los pequeños agricultores
migratorios o en la "pobreza" como causa
principal de la pérdida de bosques. La
tendencia general de estos agricultores es la de asentarse a lo largo de
caminos que atraviesen el bosque, talar una parcela de tierra y utilizarla para la
plantación de cultivos de subsistencia o de cultivos comerciales. En los
bosques tropicales, ese tipo de prácticas terminan por provocar una rápida
degradación del suelo ya que en gran medida es demasiado pobre como para
resistir las prácticas agrícolas. Por consiguiente, a los pocos años el agricultor
se ve forzado a talar otra parcela del bosque. La tierra agrícola degradada a
menudo es utilizada algunos años más para la cría de ganado, lo cual equivale
a firmar su sentencia de muerte ya que el ganado elimina los últimos rastros de
fertilidad que podían quedar. El resultado es una parcela de tierra totalmente
degradada que durante muchos años no podrá recuperar su biomasa original.
También son importantes las estructuras sociales profundamente arraigadas
que provocan desigualdad en la tenencia de la tierra así
como discriminación de los pueblos indígenas, de los agricultores de
subsistencia y de los pobres en general. En otros casos incluyen factores
políticos tales como la falta de democracia participativa, la influencia de los
militares y la explotación de zonas rurales por élites urbanas. El consumismo
desmedido de los consumidores de los países de ingresos elevados constituye
otra de las principales causas ocultas de la deforestación, mientras que en
algunas regiones la industrialización no controlada es un factor clave en la
degradación de los bosques, afectados por la lluvia ácida provocada por la
contaminación generalizada.
Debido a su complejidad, es imposible mencionar incluso la mayoría de las
causas subyacentes más importantes de la deforestación en este contexto. Sin
embargo, pueden darse varios ejemplos para demostrar cómo estas causas
pueden parecer sumamente diversas a primera vista, y sin embargo están
estrechamente interrelacionadas entre sí.

En Guatemala la deforestación para cambio de


uso de la tierra es de 50,000 Hectáreas. Por
año. Haciéndose notar que el 76% (más o
menos) del total deforestado anualmente se
presenta en el departamento del Petén, es
decir, 38,000 hectáreas.

¡GUATEMALA PIERDE 10 MILLONES DE TONELADAS METRICAS DE


SUELO FERTIL POR AÑO!

La deforestación tiene cuatro causas principales a nivel nacional en


Guatemala

a) Deforestación para actividades agropecuarias


Es la principal causa de la deforestación en
superficie. Consumiendo alrededor de 6.5
millones de mt3 anualmente que son
quemados como práctica de la actividad
agropecuaria.
La mayor parte
de esta
deforestación se
da en el
departamento del Petén y es producto de la
colonización espontánea y dirigida de las tierras
forestales del Estado, esencialmente por
agricultores sin tierra provenientes del altiplano
central, occidental y oriente del país.

b) Deforestación para consumo de leña


Se estima que el consumo de leña a nivel
nacional es de 13 millones de mt3, más alto
que el consumo de volumen de uso de la
tierra. Aproximadamente el 85% de los
hogares guatemaltecos consumen leña como
combustible. Se ha estimado que entre los
años 2,000 y 2010 el consumo de leña en
Guatemala fue de 20-21millones de mts.
c) Deforestación para producción de madera industrial
Se estima que incluyendo la extracción de
madera ilegal, la industria forestal consume entre
1.0 y 1.5 millones de mts, lo que implica el 7%
del consumo total de madera a nivel nacional. Es
evidente que en áreas del Estado la extracción
forestal no cambia el uso de la tierra, pero abre
la ruta para la entrada de la colonización
agropecuaria.

d) Deforestación por crecimiento urbano


Según Flohr O. (1981), en un análisis
sobre la deforestación de la ciudad de
Guatemala y su área de influencia; 65
Km2 de bosque desaparecieron en el
área metropolitana de 1971 a 1981
debido al crecimiento urbano, lo que
equivale a una deforestación anual de
813 hectáreas por año. A pesar de que
representa solamente el 1.6% de la
deforestación para la agricultura y la
ganadería, no deja de ser significativa.

La deforestación no solo afecta a la producción y al suelo sino que también a


las personas a las comunidades indígenas y a la fauna del país. Hoy en día las
empresas transnacionales ven la utilidad de los recursos y la productividad no
centrándose en un desarrollo sustentable realmente a largo plazo
Las consecuencias o efectos de la deforestación son:

1. Erosión del suelo y


desestabilización de las capas
freáticas, lo que a su vez provoca
las inundaciones o sequías.

2. Alteraciones climáticas. (nevadas


en donde antes solo había clima
frio)

3. Reducción de la biodiversidad, de las diferentes especies de plantas y


animales.

4. Calentamiento global de la tierra: porque al estar deforestados los bosques,


no pueden eliminar el exceso de dióxido de carbono en la atmósfera.

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