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Faculta de Medicina
UNT
VIOLENCIA Y SOCIEDAD
Objetivos:
1-Definir el concepto de violencia según OMS.
2- Conocer la clasificación de los distintos tipos de violencia según el
diagnóstico y al actor.
3- Conocer el diagnóstico y abordaje en el ámbito sanitario de la violencia hacia
la mujer.
4- Conocer los alcances y modalidades de expresiones de la violencia (art. 4 y 5
de la ley 26. 485.)
5- Reconocer la teoría del ciclo de la violencia de Leonor Walker y sus fases.
6-Trabajar el caso sugerido en base al modelo ecológico.
7-Conocer y explicar acerca del principal factor determinante de la violencia
de género.
8-Conocer preguntas exploratorias de abordaje psicosocial ante la sospecha y
reconocimiento de maltrato.
No existe un factor que explique por sí solo por qué una persona se comporta
de manera violenta y otra no lo hace, ni por qué una comunidad se ve
desgarrada por la violencia mientras otra comunidad vecina vive en paz. La
violencia es un fenómeno sumamente complejo que hunde sus raíces en la
interacción de muchos factores biológicos, sociales, culturales, económicos y
políticos. Algunos factores de riesgo pueden ser privativos de un tipo
determinado de violencia, pero es más frecuente que los diversos tipos de
violencia compartan varios factores de riesgo. La fragmentación de este campo
en distintas áreas de competencia e interés y la ausencia de colaboración entre
los diversos grupos impiden ver con claridad este hecho y propician que se
aborde la prevención de la violencia de manera poco sistemática. Este proceder
está reñido con las necesidades de la salud pública, que precisa considerar los
distintos tipos de violencia en su contexto más amplio y tener en cuenta sus
rasgos comunes.
El “Informe mundial sobre la violencia y la salud” recurre a un «modelo
ecológico» para intentar comprender la naturaleza polifacética de la violencia.
Dicho modelo, que empezó a utilizarse a finales de la década de 1970 para
estudiar el maltrato de menores y se aplicó ulteriormente a otras áreas de
investigación de la violencia, está todavía en fase de desarrollo y
perfeccionamiento como instrumento conceptual.
Su principal utilidad estriba en que ayuda a distinguir entre los innumerables
factores que influyen en la violencia, al tiempo que proporciona un marco para
comprender cómo interactúan (véase la figura ). El modelo permite analizar los
factores que influyen en el comportamiento (o que aumentan el riesgo de
cometer o padecer actos violentos) clasificándolos en cuatro niveles.
INTRODUCCION
Esta Guía refiere a cualquier forma de violencia y malos tratos ejercida contra
las mujeres, independientemente de quién sea el agresor, aunque las
actuaciones a las que se refiere están centradas en la violencia ejercida por la
pareja o ex pareja, en el ámbito intrafamiliar. Esta una de las manifestaciones
más frecuentes de la violencia en nuestro país, denominada habitualmente
“violencia doméstica” o “violencia contra la mujer en la pareja.
La violencia basada en genero es un concepto que engloba diversas
manifestaciones de abuso cometidas contra las mujeres, las niñas y las
adolescentes, con el resalta la direccionalidad genérica de una forma común y
socialmente legitimada de violencia, es decir, se reconoce que la misma o el
riesgo de experimentarla, están asociados a la pertenencia al género femenino.
DEFINICIONES
En afán de combatir el flagelo de la violencia en el año 2009-2010 se promulgó y
se reglamentó la Ley Nª 26.485 (decreto 1011/2010) con adhesión provincial
Ley N° 8336 “Protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la
violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones
interpersonales “con el objeto de promover acciones positivas que tiendan a
asegurar a las mujeres el goce de sus derechos, reconocidos por la constitución
Nacional y los tratados internacionales sobre la materia.
En la presente ley 26.485 en su art. 4º Define. “Se entiende por violencia contra
las mujeres toda conducta, acción u omisión, que de manera directa o
indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado, basada en una
relación desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad
física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, como así también su
seguridad personal. Se considera violencia indirecta, a los efectos de la presente
ley, toda conducta, acción omisión, disposición, criterio o práctica
discriminatoria que ponga a la mujer en desventaja con respecto al varón.
En el art. 5 quedan comprendidos en la definición los siguientes tipos de
violencia:
1.- Física: La que se emplea contra el cuerpo de la mujer produciendo dolor,
daño o riesgo de producirlo y cualquier otra forma de maltrato agresión que
afecte su integridad física. (Pellizcos, empujones, bofetadas, tirones de pelo,
puñetazos y patadas, golpes, cortes y lesiones con objetos punzantes, fracturas o
quemaduras y agresiones con armas (armas de fuego, cuchillos, navaja), etc.
2.- Psicológica: La que causa daño emocional y disminución de la autoestima o
perjudica y perturba el pleno desarrollo personal o que busca degradar o
controlar sus acciones, comportamientos, creencias y decisiones, mediante
amenaza, acoso, hostigamiento, restricción, humillación, deshonra, descrédito,
manipulación aislamiento. Incluye también la culpabilización, vigilancia
constante, exigencia de obediencia sumisión, coerción verbal, persecución,
insulto, indiferencia, abandono, celos excesivos, chantaje, ridiculización,
explotación y limitación del derecho de circulación o cualquier otro medio que
cause perjuicio a su salud psicológica y a la autodeterminación en la sociedad.
3.- Sexual: Cualquier acción que implique la vulneración en todas sus formas,
con o sin acceso genital, del derecho de la mujer de decidir voluntariamente
acerca de su vida sexual o reproductiva a través de amenazas, coerción, uso de
la fuerza o intimidación, incluyendo la violación dentro del matrimonio o de
otras relaciones vinculares o de parentesco, exista o no convivencia, así como la
prostitución forzada, explotación, esclavitud, acoso, abuso sexual y trata de
mujeres.
4.- Económica y patrimonial: La que se dirige a ocasionar un menoscabo en los
recursos económicos o patrimoniales de la mujer, a través de:
a) La perturbación de la posesión, tenencia o propiedad de sus bienes;
b) La pérdida, sustracción, destrucción, retención o distracción indebida de
objetos, instrumentos de trabajo, documentos personales, bienes, valores y
derechos patrimoniales;
c) La limitación de los recursos económicos destinados a satisfacer sus
necesidades o privación de los medios indispensables para vivir una vida
digna;
d) La limitación o control de sus ingresos, así como la percepción de un salario
menor por igual tarea, dentro de un mismo lugar de trabajo.
5.- Simbólica: La que a través de patrones estereotipados, mensajes, valores,
íconos o signos transmita y reproduzca dominación, desigualdad y
discriminación en las relaciones sociales naturalizando la subordinación de la
mujer en la sociedad.
EPIDEMIOLOGIA
Dentro del campo de la Salud Pública la Organización Panamericana de la
Salud (OPS) propuso a la violencia de género como su tema prioritario para el
año 1994. El reconocimiento de la violencia como un problema de salud pública,
nos lleva a considerar tres aspectos necesarios:
La Magnitud del problema
La Gravedad del daño producido
El Costos que tiene, tanto para el sistema de salud como para la
comunidad.
En relación a la magnitud del problema Según informe especial de “Violencia
Domestica” El BID en el año 1997, informa que entre un 25% y más de un 50%
de mujeres latinoamericanas dependiendo del pías donde viven sufren algún
tipo de violencia en el hogar.
Según la OMS/OPS en el año 1998 en distintas partes del mundo, entre 16% y
52% de las mujeres experimenta violencia física de parte de sus compañeros, y
por lo menos 1 de cada 5 mujeres son objeto de violación o intento de violación
en el transcurso de su vida. En América la violencia intrafamiliar afecta a 1 de
cada 3 mujeres, datos de un estudio realizado por el Banco Mundial que
muestra que uno de cada cinco días activos que pierden las mujeres por
problemas de salud, se debe a las manifestaciones de violencia doméstica.
En Argentina 4 de cada 10 mujeres sufre en algún momento de su vida maltrato
emocional, físico o sexual el Consejo Nacional de la Mujer, según datos
actuales entre el 75 y el 90 % de las victimas de violencia familiar son mujeres, el
80 % de los casos los victimarios son sus parejas, que, el 42% de las muertes de
mujeres en nuestro país fueron productos de asesinatos por parte de su pareja.
En la Provincia de Tucumán datos estadísticos de la Corte suprema de justicia
del Poder Judicial la oficina de violencia OVD- en el periodo 2009-2010 ,de un
total 1.005 personas en consulta : el 93% mujeres afectadas por violencia
ocasionada por un familiar , 39 % cónyuges el 23% concubinos; el 20 % ex
parejas alcanzan a un del total de casos . Y los tipos de la violencia se
encuentran: 46 % psicológica; 33% física; 13 económica 8% sexual. La violencia
intrafamiliar contra las mujeres tiene también un alto costo social y económico
para el Estado y la sociedad, y puede transformarse en una barrera para el
desarrollo socioeconómico. Algunos estudios estiman que el abuso sexual y el
maltrato físico disminuyen el ingreso de las mujeres entre un 3% y un 20% por
el impacto sobre el logro educacional y sobre la salud lo que, a su vez, repercute
en su actividad laboral. La atención a las victimas de la violencia produce un
aumento del gasto en el sector salud, una mujer víctima de violencia produce
un gasto dos veces y media superior que otras mujeres, por las atenciones
reiteradas, y también hay que destacar la cantidad sustancial que se gasta en el
tratamiento de problemas psicológicos como la ansiedad y el miedo.
En cuanto a la gravedad del daño se ha comprobado que las consecuencias de la
violencia pueden ser fatales, o adoptar la forma de lesiones físicas, desde cortes
y equimosis y lesiones que producen discapacidad crónica, perjuicio de la salud
sexual reproductiva y el bienestar de las mujeres y niñas de todo el mundo. En
cuanto a la salud mental de las víctimas, se asocia con depresión, intentos de
suicidio, disfunciones sexuales, trastornos de conducta alimentaria, estrés
crónico, entre otros.
CAUSAS
EL PROCESO DE LA VIOLENCIA
En el caso de violencia de pareja, lo más frecuente es el comienzo del maltrato
con conductas de abuso psicológico en el inicio de la relación, que suelen ser
atribuidas a los celos del hombre o a su afán de protección de la mujer.
Suelen ser conductas restrictivas y controladoras que van minimizando la
capacidad de decisión y autonomía de la mujer, produciendo dependencia,
aislamiento y temor, como por ejemplo el control sobre la ropa, las amistades o
las actividades. El aumento progresivo de la violencia puede extenderse
durante un largo periodo de tiempo, y suele ser difícil para la víctima darse
cuenta del proceso en el que está inmersa.
La Teoría del Ciclo de la Violencia de Leonor Walker plantea que este
fenómeno comprende tres fases:
•Fase 1: Acumulación de tensión: Se caracteriza por una escalada gradual de la
tensión, donde la hostilidad del hombre va en aumento sin motivo
comprensible y aparente para la mujer. Se intensifica la violencia verbal y
pueden aparecer los primeros indicios de violencia física. Se presentan como
episodios aislados que la mujer cree puede controlar y que desaparecerán. La
tensión aumenta y se acumula.
• Fase 2: Explosión o agresión: Estalla la violencia y se producen las agresiones
físicas, psicológicas y sexuales. Es en esta fase donde la mujer suele denunciar o
pedir ayuda.
• Fase 3: Calma o reconciliación o luna de miel: En esta fase el agresor
manifiesta que se arrepiente y pide perdón a la mujer. Utiliza estrategias de
manipulación afectiva (regalos, caricias, disculpas, promesas) para evitar que la
relación se rompa. La mujer a menudo piensa que todo cambiará.
En la medida que los comportamientos violentos se van afianzando y ganando
terreno, la fase de reconciliación tiende a desaparecer y los episodios violentos
se aproximan en el tiempo.
Sin embargo, aunque el ciclo de la violencia es muy frecuente en las relaciones
de pareja donde se da maltrato, no se observa en todos los casos. Recientemente
se ha descrito otra forma de relación violenta donde hay una situación
continua de frustración y amenaza pero donde sólo de forma ocasional aparece
la agresión física. Esta llamada «forma moderada de violencia» sería más difícil
de detectar que las formas más severas de abuso.
La OMS define que las funciones mínimas a desarrollar en este tema desde el
sistema sanitario son:
1. Preguntar con regularidad cuando sea factible a todas las mujeres sobre la
existencia de violencia de género como tarea habitual dentro de las actividades
preventivas.
2. Estar alerta ante posibles signos y síntomas de maltrato y hacer un
seguimiento.
3. Ofrecer atención sanitaria y registrarla en la HC
4. Ayudar a entender su malestar y sus problemas de salud como una
consecuencia de la violencia y el miedo.
5. Informar y remitir a las pacientes a los recursos disponibles de la comunidad.
6. Mantener la privacidad y la confidencialidad de la información obtenida
7. Estimular y apoyar a la mujer a lo largo de todo el proceso, respetando su
propia evolución.
8. Evitar actitudes insolidarias o culpabilizadoras ya que pueden reforzar el
aislamiento, minar la confianza en ellas mismas y restar la probabilidad de que
busquen ayuda.
9. Establecer una coordinación con otros y otras profesionales e instituciones.
10. Colaborar en dimensionar el problema mediante el registro de casos.
En el contexto de la consulta
• Falta de privacidad e intimidad
• Dificultad en la comunicación (por ejemplo idioma en el caso de mujeres
inmigrantes...)
• La mujer viene acompañada de su pareja.
• Sobrecarga asistencial
• Escasa formación en habilidades de comunicación en la entrevista clínica.
En el ámbito sanitario
-Falta de conocimiento y coordinación entre los distintos recursos
-Ausencia de trabajo en equipo.
INDICADORES INDIRECTOS
Actitud de la mujer
Falta e incumplimientos de citas, Falta de cuidado personal, Se muestra
temerosa o con ansiedad o irritabilidad.
Argumentaciones rápidas y poco congruentes, silencio pertinaz, llanto
incontenible, solicitud de rápido egreso, sentimientos de vergüenza:
retraimiento. Negativa a comentar acerca de sus relaciones familiares o
respuestas escuetas o generales. Información poco veraz, incoherencia.
Acentuación de síntomas depresivos, ansiedad, pánico, ideación suicida,
trastorno del sueño y de la alimentación, etc. Aislamiento social exagerado,
pérdida progresiva de contactos sociales y negativa a entablar nuevas
relaciones, Contactos inusualmente escasos o nulos con su familia extensa. Si
está presente su pareja, se presenta temerosa en las respuestas y busca
constantemente su aprobación. Define a su pareja o familiar como colérico,
celoso o agresivo, Comentarios de la mujer sobre su deseo de abandonar el
hogar, ingresar en una unidad de hospitalización etc. Propensión a los
“accidentes”. Control excesivo del dinero por parte de sus familiares sin
indicios de que la mujer no tenga capacidades para su manejo autónomo.
Actitud evasiva, de temor, agresividad, culpabilizadora, resistente a ciertas
preguntas, etc. La mujer no participa en la vida familiar, en la toma de
decisiones, en las actividades de ocio, etc.
Actitud de la pareja
Solicitar estar siempre presente, controlador, siempre contesta él, interrumpe a
su pareja, excesivamente preocupado o solícito con ella, a veces hostil con la
pareja o con el profesional, minimizar los síntomas o quejas de la mujer.
Despreocupado, despectivo o intentando banalizar los hechos. Excesiva
preocupación por su pareja. A veces colérico u hostil con ella o con el
profesional. La pareja o la familia hace comentarios críticos y/u hostiles hacia la
mujer.
Características de las lesiones y problemas de salud
Retraso en la demanda de asistencia de las lesiones físicas. Acude tarde y/o de
forma recurrente a la unidad de salud en busca de atención médica.
Incongruencia entre el tipo de lesión y la explicación de la causa. Vestimenta
que puede indicar la intención de ocultar lesiones. Justifica sus lesiones o las
minimiza y se culpa de lo sucedido. Evita o rechaza las preguntas relacionadas
a indagar si las heridas son producto de algún incidente de violencia. La
persona evita mirar a los ojos de quien la atiende o cuando explica la causa de
las lesiones. Tienen historia de alta accidentabilidad. Huellas de golpes y/o
hematomas, en diferentes lugares del cuerpo: cara/cabeza, cara interna de los
brazos o muslos, Lesiones por defensa (cara interna del antebrazo).
1.3 Identificación
Cuando el personal sanitario sospecha que una mujer puede ser víctima de
maltrato, deberá confirmar o descartar la situación de violencia. Se recomienda
que en la primera visita de cada mujer al iniciar la Historia Clínica, se realicen
preguntas exploratorias de abordaje psicosocial.
Para ello es preciso realizar una entrevista clínica específica.
A continuación se presentan algunas recomendaciones es necesario crear un
clima de confianza que la facilite.
Recomendaciones para la entrevista a la mujer ante sospecha de maltrato
Ante Sospecha de maltrato
Para que una mujer sea diagnosticada como mujer maltratada, debe haber
pasado al menos dos veces por el ciclo de la violencia anteriormente
descripto, la repetición del ciclo de la violencia y la vivencia recurrente del
mismo, instaura el síndrome de la mujer maltratada descripto por Leonor
Walker psicóloga experta en el estudio del maltrato en la mujer, explica en base
a dos teorías: La “Teoría de la Impotencia Aprendida” y la “Teoría del Ciclo
del Maltrato”
Teoría de la Impotencia aprendida
La Dra. Walker explica como la mujer que ha experimentado la violencia queda
incapacitada para controlar su voluntad, a través del tiempo, desarrollando así
la ‘condición de impotencia aprendida’. Esta condición previene el que una
mujer maltratada pueda percibir o actuar cuando se les presenta una
oportunidad para poder escapar de la violencia. Se basa en la hipótesis de que
tempranas influencias sociales en una mujer facilitan la condición psicológica
de impotencia, lo que hace que las mujeres se sientan incapaces de poder
controlar positivamente sus vidas. La Dra. Walker expone el que la “impotencia
aprendida” es la responsable de la deficiencia cognoscitiva emocional y
conductual que se observa en la mujer maltratada, es lo que le afecta
negativamente y le retiene en la relación abusiva.