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cals Aa Td wuia tice aue las palebras’ s jo /cfela muchO en | Ep este voluiien, presentanios . Bedados textos y copterencias, tox 9 Su paneemionto, Arista Iporic iad de ve a traves He e105: orate iS quieituminaton, Ao solo Sub: fis de muchss gendracior 2s cle munde enters. : cag 4 E EY ¢ @ eu merle en 197 alics, desanarecia uno fe los arquitecios nas | on historia. a He - Habiy vacida. viveto y realizado sau) toda. a Minaadia, Hoy) = diandes 9¢: 10. io “Be te Gublerte: Alva pheta iy aa? Fosogratia de P: _ z ay S a = & Serie de Arquitectura y Diseno dirigida por Xavier Sust Volumen 9 ML 865861 wg SARI MONOGRA | Alvar Aalto Edicion a cargo de Xavier Sust LA HUMANIZACION DE LA : ARQUITECTURA DIL. FES%E| Tusquets Editores 1? edici6n: febrero, 1978 2° edici6n: febrero, 1982 © Birkhiuser Verlag, Basel, 1970 Disefio de Ja cublerta: Clotet-Tusquets Newervados todos los derechos de esta edicién para ‘Tusquets Editores, S. A., Barcelona, 1977 Tusquets Editores, $, A., Tradier, 24, bajos, Barcelona.17 ISBN 84-7223.581-5 Depdsito Legal: B. 5903-1982 Grilieas Diamante, Zamora, 83, Barcelona-18 Indice ry 7 19 25 37 47 61 La influencia de la construccién y los mate- riales en la arquitectura moderna La reconstruccién en la post-guerra La humanizacién de Ja arquitectura Arguitectura y arte conereto Enire el humanismo y ¢l materialismo Conferencia anual en el R.LB.A., 1957 La influencia de la construccién y los materiales en la arquitectura moderna Los materiales y métodos de construccion como tales no ejercen una influencia unila- teral y directa sobre la arquitectura. En la antigiiedad —Mykonos— o incluso en épocas mas recientes, cuando no existia la posibilidad del tratamiento de materiales, 0 s6lo en muy escasa medida, la naturaleza mis- ma, tinico proveedor de materiales, determi- naba las diversas posibilidades de construc: cén, La arquitectura primitiva bien podria ser denominada la «genialidad del descubri- miento». Pues en aquella época, cuando no existian todavia procesos de acabado, la natu raleza proporcionaba directamente todos los materiales de construccién. La eleccién debia jucerse, principalmente, entre bloques de pic- dra, troncos de Arboles, pieles de animales, et- eétera. La arquitectura consistia en la combi- nacién correcta de esos materiales. Este arte primitivo nos produce una espe- cial admiracién, pues ahi pueden reconocerse, eon eyidencia, las primeras victorias modestas de Ja inteligencia humana sobre la naturaleza. 7 En este caso se debe hablar, sin duda, de una influencia unilateral y directa de materiales y tmétodos en la arquitectura, se trataba verda- deramente de una correlacién inexorable. : "A medida que el desarrollo se hace mas yeloz, no nos es posible seguir diferenciando ton tanta claridad entre las causas y los effec: tos, En lugar de los «materiales extraidos di rectamente de la naturaleza», hallamos ma- teriales de construccién que ya no son tam Tue dimentarios ni naturales, sino que han sido sometidos a diferentes métodos de tratamien- to que se crearon en los procesos arquitecto- nicos y que se recrearin una y otra Vet, En cierto sentido, puede afirmarse que la ado sus propios materiales arquitectura ha cx y métodos. Basicamente, |: una determinada ti a Dados y construidos, sino un proceso, estratifi- cado de desarrollo a un nivel superior, en el quie, junto con la accién reciproca interns) $¢ crean continuamente nuevas soluciones, nue: yas formas, nuevos materiales de construccion y constantes cambios en las ideas construct arquitectura no es s6lo antidad de resultados aca- ss rm 7 Andel En lugar de considerar la influencia de los materiales y Ja construcci6n en le arguitec: fura, zno seria mas razonable examinar mo; destamente este proceso interno, ¥ tratar de determinar la trayectoria de su curva de de- 8 surrollo? Su configuracién en el pasado, en el presente, y también en el futuro, permite la extraccién de importantes conclusiones prac- ficas para la construccién en nuestros dias. En la investigacién, podemos hacer diferencia- clones de acuerdo con los materiales y tipos de construccién. En la antigiiedad, la estructura de soporte constitufa, casi cxclusivamente, el tnico pro- blema y era asi mismo el elemento bisico de Ia arquitectura. Lay paredes, los huecos y los sistemas de s porte y dinteles, constituian mas o menos la fotalidad de la arquitectura. Incluso relativa- mente mas tarde —en el periodo helénico— Ii mayorfa de detalles y el conjunto de por- Wenores constituian Unicamente, y a’su ma- Hera, ligeras protuberancias del mismo esque- elo y eran a menudo practicamente insepara- Hles de éste. Desde Mykonos al Partenén, he- 0s podido observar cémo el dintel de piedra Hatural se trataba de modo parecido a las pie dras usadas en Jos muros de carga; y la mayor parte de los problemas especiticos eran. re- Mielios como acabados de Ja estructura pro- piamente dicha. Actualmente, por otra parte, el elemento bisico de ta arquitectura de aquella época la estructura— se ha reducido a una reticu- Ii ligera de metal, y la construceién de esta Feticula constituye sélo una parte del proceso 9 total de la construccién. Bien puede ser que una construccién metalica de ese estilo se ase- meje, en su cardcter, a la construccién de la época primitiva; aunque dificra de ella en un sentido esencial. La estructura de los edificios modernos ha pasado a ser con frecuencia, en cuanto a volumen y, sobre todo, en cuanto a importan- cia, un elemento a tener mucho menos en cuenta que en épocas anteriores. Sin embar- go, a medida que la importancia de la estruc- tura ha ido disminuyendo, otros problemas y muevos elementos bdsicos han ido ocupando su lugar en el proceso arquitecténico. En la lucha humana contra la naturale- za, somos siempre conscientes del esfuerzo que se realiza para tratar el problema con el que nos cnfrentamos, de forma que su impor- tancia y su efecto perjudicial sobre la vida se verd reducido tan pronto como se haya halla- do la solucién correcta. Si observamos la ar- quitectura desde este prisma, o sea como un apartado de la lucha entre el hombre y la na- turaleza, descubriremos su caracter esencial: una variabilidad sistematica y constante. Los problemas de su proceso interno, y por lo tanto también el ntimero de elementos arqui- tecténicos bisicos, aumentan ininterrumpida- mente, y al mismo tiempo los planteamientos que con anterioridad predominaban van per- diendo su importancia. De ahi que las wv: 10 Wationes naturales sobre el tema» constitu. Yan una de las caracteristicas basicas de la ar- @itectura, y este aspecto resulta eminente- Mente importante para nuestro trabajo dé hoy. En la arquitectura existe un enfoque con- servador de las formas —ciertamente no me- pos comtin en la mayorfa de casos actuales— ie spunea la creacién de una homogenei- id formal de los muchos y variados proble- Mas arquitecténicos. La errénea interpreta. dn de la expresién, «disefio uniformen, como Aqui se manifiesta, esté muy extendida y es Who de los mayores obstéculos que impiden la tilida a la luz de las cualidades basicas de la Mrquitectura. Deberfa potenciarse la mayor Mlexibilidad posible en la arquitectura, tanto @H su interior como en sus aspectos formales, pr afrontar su responsabilidad de ayudar a lar soluciones a los dilatados problemas hu- Manisticos, socioldgicos y psicolégicos. Cual- Mier presion formal externa —ya se trate de Wha tradicién de estilo arraigada o de una Homogeneidad: superficial surgida de una fomprensién errénea de la arquitectura mo- derna— impide la participacién real y activa de la arguitectura en el desarrollo humano y reduce de ese modo su importancia y su in- tensidad. Las formas esquemiticas se han converti flo, por muchas razones, en verdaderos obs- 11 ticulos para una arquitectura més: realista. Una de ellas debe mencionarse especialmen- te: la planificacién de la ciudad y su regla- mentacién. Existen demasiadas reglas en la moderna planificacién de la ciudad que, in- cluso antes del levantamiento del edificio, de- terminan y limitan la naturaleza de la furura construccién. En este caso, la técnica de Ja pla- nificacién de las ciudades ha promovido el caracter de una oficina para el control de la construccién que ha conseguido penetrar en el campo de Ia arquitectura hasta un grado tal que se ha convertido en un obstaculo para el despliegue libre de 1a naturaleza de la ar quitectura. Como resultado se ha coartado Ta oportunidad de desarrollar su labor El hecho de que el primer elemento ba- sico de Ja arquitectura —la estructura de so. porte— haya cambiado tanto en su cardcter, significa que, hoy, al solucionar un problema de construccién, tengamos que escoger entre numerosas soluciones posibles. No obstante, ello significa también que la determinacién por acelantado de las caracteristicas de un edi- ficio, se ha hecho proporcionalmente mas di- fieil. Las reglamentaciones de 1a planificacién, i como la legislacién en general, se dirigen ambas contra una explotacién asocial del suelo y, a este fin, regulan Ja altura, el volu- men, la situacin, y a menudo incluso la for- 12 ma del edificio proyectado. No obstante, su funcién se ha valorado incorrectamente, de forma que, en lugar de estimular el desarro- lo, se ha convertido en un obstaculo para el mismo. He mencionado anteriormente un elemen- to arquitecténico cuyas fases de desarrollo pueden remontarse a los comienzos primiti- vos. Veremos que existen otros elementos de arquitectura que aparecen més tarde en la misma curva de desarrollo, Los problemas de aislamiento constituyen el segundo factor en importancia de la arquitectura, Debemos ob- servar este factor de tal modo que nos permita comprender cl aislamiento en todos sus sig- ados: desde el aislamiento contra las fuerzas de la naturaleza hasta el aislamiento entre la gente y los grupos de gente. i El tema del aislamiento constituyé, al principio, un problema en Ia planificacién de las ciudades (debido a la carencia de medios, las cuestiones relativas al aislamiento se re- solvian casi exclusivamente por la eleccin del emplazamiento del edificio), pero el desa- trollo nos ha proporcionado innumerables materiales y métodos para resolver estos pro- blemas técnicamente. Las multiples posibili- dades de combinacién de materiales aislan- tes han cambiado, en el curso del tiempo, la construccién de la cubierta con el resultado de que la cubierta plana, por ejemplo, se ha 13 convertido en algo independiente de la lati- tud. Se ha librado a la planta baja de las exi- gencias que partian del planteamiento de la eubierta, El tema de la cubierta se ha visto reducido de un problema capital a un factor eldstico y secundario, que permite inconta- bles posibilidades para plantas anteriormente desconocidas. La variedad de materiales, que aumenta la eficacia del aislamiento del soni- do, ha permitido agrupar a la gente en espa- cios mas reducidos sin desventajas. Lo men- cionado anteriormente es una prueba mas de la versatilidad interna de la arquitectura. Si tuviéramos que cxaminar algunos cle- mentos mds, por ejemplo todas las partes mo- vibles de un edificio como son las ventanas y puertas, u observasemos el tratamiento de su- perficies que se extienden desde las sujetas a gran desgaste hasta las de materiales que pue- den conseguir una absorcién efectiva del soni- do, Hegariamos a una conclusién que apunta en el mismo sentido. Al aumentar el nuimero de materiales pre- fabricados industrialmente, de partes estan- darizadas y de meétodos usados, también aumenta el numero de combinaciones, y con ello la flexibilidad de cualquier planificacion. Las instalaciones técnicas de los edificios modernos constituyen un grupo aparte. Los problemas que pretenden resolver son anti- guos, pero se puede afirmar que, en la forma 14 que’ ahora se presentan, estén desligados de sus condiciones anteriores y ha aumentado de este modo la libertad de la planificacién ar- quitecténica, Pondré solamente un ejemplo: la calefaccién. Hoy nos hemos acostumbrado, sin excepciones, a la calefaccién central. El calculo de la economia que resulta de tal ins- talacion técnica no es solamente provechosa para un edificio de mediana dimensién. En éste, y en otros casos puramente técnicos, exis- te una clara tendencia hacia Ja concentracion, Yo mismo acabo de concluir una instalacién en la que se han unido varios edificios indivi- duales a una planta de calefaccién central por medio de canales subterraneos. Este es un método usado ya en diversas partes del mun- do. Lo que esto pueda significar de cara a la planificacién de una ciudad, por ejemplo, es bastante evidente: los Ifmites de una situa- cién o de un barrio no pueden determinarse arbitrariamente con anterioridad; deberdn depender del sistema de calefaccién, escogido para los diferentes grupos de edificios e inclu- 80 de las respectivas posiciones de los edifi- Gios. Si al mismo tiempo, junto con este siste- ma, existe la posibilidad de la calefaccién eléc- trica, la cual, a su vez, exime de la dependen- cia del sistema de calefaccién con 1 specto al mutuo emplazamiento de los edificios, tene- mos entonces una prueba mas del continuo 15 cambio interno del mundo de 1a arquitectu- ra que mencionamos con anterioridad. Debe recordarse, en este contexto, otro aspecto de Ja arquitectura: la técnica mds an- tigua y a la ver. més reciente, la estandariza- cién. Siempre existié la estandarizacién. Uno de sus resultados mds importantes fue la in troduccién de programas sistematicos en la arquitectura, Por estandarizacidn se entiende, con frecuencia, el método que produce uni- formidad y formalismo. Esta definicion es ob- viamente falsa. La verdadera estandarizacién debe usarse y desarrollarse en el sentido en que las partes estandarizadas y materias primas tengan cuali- dades de las que resulte el mayor niimero po- sible de combinaciones. En una ocasién alirmé que él mejor co- mité de estandarizacién del mundo era la na- turaleza misma; pero en la naturaleza la ¢s- tandarizacién aparece, sobre todo y casi exelu- sivamente, en sus unidades mas pequefias, las | células. Ello da como resultado millones de }) combinaciones eldsticas en las que no se halla “\formalismo alguno. Ademés, ello da origen a una abundancia enorme de formas organi- cas en crecimiento y eternamente cambian- tes, La estandarizacién arquitecténica debe seguir el mismo camino. ; Para contrarrestar la idea de que el tinico método que permite lograr la armonfa arqui- 16 fecténica y la planificacién efectiva en la in genieria estructural radica en las formas fijas y en la homogeneidad de las nuevas formas, intenté, por toco lo mencionado anteriormen. te, resaltar la variacién y el crecimiento —con similitud a lo que ocurre en la vida organi- a—, como las caracteristicas mas profundas de la arquitectura. Me gustaria afirmar que, en iiltimo término, ése es el tinico estilo ver- dadero de hacer arquitectura. $i se colocan obstaculos en este camino, la arquitectura se atwofiard y acabara por morir. Ya que hoy nos hemos reunido en esta Conferencia Nérdica de la Construccién, en otras palabras, en una conferencia que se propone crear las posibi- lidades para unos resultados mejores en todos los aspectos de la edificacién, tenemos todas las razones para intentar climinar las condi- Giones que actian contra la arquitectura co- recta y creativa, Esto nos leva de nuevo a la planificacién de las ciudades. Los repre- Sentantes de los diferentes paises que partic pan en las conferencias sobre la edificacion podrian colaborar en el sentido de sustituis los conceptos de planificacién, que limitan a la arquitectura porque parten de la base de que la arquitectura no tiene crecimiento ni yariabilidad inherente, por sistemas que ber- mitan su desarrollo. Los proyectos de planificacién de cinda- es debieran diriginse de tal modo que, por 7 ejemplo, al planificar una vivienda, wn edifi- cio 0 un grupo de edificios, Ia solucion a la que se Iegase fuera la natural para el afio en que se levante el edificio, El agrupamiento de los edificios deberia poder realizarse libre- mente al margen de los requisitos dados, y todas las reglamentaciones que apunten ha- cia un parecido superficial o formal, deberfan marginarse. Nuestra sociedad tendria que de- satrollar gradualmente grupos libres de edi- ficios que en su interrelacién se hayan dis- puesto para satisfacer tanto las consideracio- nes estéticas como las prdcticas. En lugar de apoyar el formalismo, las planificaciones de ciudades debieran posibilitar la verdadera li- bertad de crecimiento. Deberia consistir en un sistema eldstico que permitiera el crecimiento de la sociedad, cuya meta seria la resolucién de los problemas fisioldgicos, sociales y psico- Iégicos que dominan a Ja sociedad humana. (Conferencia leida en la Conferencia Nérdi- ca de la Construccién, en Oslo, 1938, publi- cada en «ARK», 1938, 9 pags. 129-131, en fin- landés.) 18 La reconstruccién en la post-guerra Psicolégicamente, el espiritu de recons- truccién surge del profundo instinto del ser humano como una protesta realista y como simbolo de su voluntad de vivir. Las guerzas, tanto si resultan afortunadas como si no lo son, dejan tras de st varias for- mas de depresién entre la poblacién. Tras la experiencia finlandesa, el valor humano del espiritu reconstructivo ha quedado patente como antitesis de la negacién de la guerra. Como resultado de esos dos principios —el practico y el psicolégico— la iniciativa de re- construccion ha hecho valer’sus derechos en Finlandia. Al final de Ja tltima gran guerra pudo verse en embrién la necesidad de Ja recons- truccién. La lenta y dolorosa reconstruccién de Bélgica y de algunas zonas francesas fue parcialmente responsable de las epidemias y otros sufrimientos de la post-guerra. Ahora, en relacién con la guerra actual, el pais que primero ha sentido su peso y que ha logrado resurgir debe mostrar el camino 19 Finlandia debe ser el primer lugar en que se experimente e investigue la actividad hu- mana que hoy llamamos reconstruccién, Este es el deber que este pafs tiene con la huma- nidad, y el deber del resto de los paises es la ayuda que pueden prestar para que esta experiencia resulte afortunada y de utilidad internacional. La reconstruccién en la post-guerra se di- ferencia de un desarrollo normal en un pais cualquiera en que viene acompafiada del pro- blema de una necesidad humana despropor- cionada —necesidad apremiada por la emer- gencia, combinada con una cantidad anormal de trabajo por hacer. La reconstruccién de la post-guerra difiere también de los programas de ayuda y de, por ejemplo, la actividad de la Gruz Roja, en que su labor no tiene abso- Intamente nada de provisional. La reconstruc. cién recuerda algunos aspectos de la activi- dad de la colonizacién en tiempos pasados, si exceptuamos que, en este caso, la civiliza- cién existe ya, aunque st parte material haya sido destruida y deba reconstruirse. Se dife- rencia asimismo de la colonizacion en los ele mentos de tiempo y alcance, pues en esta re- construccién el tiempo es muy limitado y las necesidades cuantitativas son comparativa- mente enormes. Existe una necesidad muy definida de in- vestigacion cuidadosa y de organizacién, si la 20 tarea pretende realizarse con éxito, y la trage- dia de la guerra se limita para que los ele- mentos importantes de la civilizacién no pue- dan ser destruidos. Un resumen escueto muestra la dificultad de los problemas y la dureza de la tarea orga- nizativa de la reconstruccién. Todos los pat- ses beligerantes tendran necesidad de ella con la misma velocidad con que la guerra moder- na los destruye. Vamos a concentrarnos en esta parte insignificante del problema: la ve- Jocidad. Existe un factor que es la antitesis de la buena calidad y que consiste en Ia nece sidad de construir apresuradamente. La ne- cesidad inmediata es la de tener listas las viviendas lo antes posible. Evidentemente nos hallamos ante los mismos problemas experi- mentados con anterioridad en los periodos de colonizacién. Sabemos que en estas circuns. tancias se construfan barracones, en primera instancia. Esos barracones no resultaban su- ficientemente practicos para una vida organi- zada y tuvieron que ser reemplazados por nue- vos edificios. Incluso estas «segundas ciuda- des» rara vez reunieron las condiciones para una vida mds permanente; y por esto llega- ron las «terceras ciudades». ;Qué antiecond- mico resulta el sistema de las sustituciones! De otro lado, disponemos de ejemplos en Estados que intentaron construir ciudades completamente acabadas en un primer paso, aL aunque no se dispusiera del tiempo necesa- rio para tal empresa. En el primer Plan Quin- quenal ruso podemos hallar casos de estos in- tentos, y sabemos que con resultados poco afortunados en lo que respecta al programa de construcciones Debe existir un tercer sistema, que en el periodo mas breve satisfaga todas las necesi- dades elementales de la poblacién. Pero ese sistema debe, al mismo tiempo y sin demoli- cién alguna, crecer hasta el punto de la com- pleta satisfaccién de las necesidades de una sociedad civilizada: J. Debe planificarse la comunidad y de- ben construirse las viviendas de modo que el nivel de vida de la gente pueda alcanzarse paulatinaimente. 2. All existir tal necesidad de viviendas para la poblacién, debe procurarse, en_pri- mer lugar, una vivienda primitiva que satis: faga las. necesidades elementales, debe reali- zarse la construccién de cada vivienda indi- vidual de modo que pueda alcanzarse una ca- lidad mayor durante el préximo periodo de construccién sin necesidad de destruir nada de Ja anterior estructura, Resumiendo, se procura en primer Ingar las paredes y el techo; en segundo lugar, la calefaccién e iluminacién; luego, se aumen- tan las instalaciones higiénicas. El préximo 22 paso incluye mejores materiales, y el paso fi- nal es una vivienda moderna semejante a cualquier unidad acabada de una ciudad ae- tual. 3. En la primera etapa, muchas comodi dades como el suministro de agua, bafio, etc., tendran caracter colectivo, pero posteriormen- te se proveera de cste servicio a cada unidad de vivienda. 4. Casi todos los elementos de una vi- vienda unitaria pueden construirse en etapas sucesivas como en una ciudad, con la salvedad de que una casa proporciona Ja proteccién elemental para un indiyiduo, mientras que una comunidad debe proveer a la totalidad de la poblacién. La financiacién de un progra- ma de este estilo deberia correr pareja a la reconstruccién, Al principio, los habitantes pagarian una renta reducida, que aumenta- ria en cada etapa sucesiva. Fete sistema estaria en Cconsonancia con el aumento del nivel de yida, reducido temporalmente por la guerra; y ese nivel aumentaria en proporcién a la va- pidez de la reconstruccién 5. Para llevar a la practica esta idea de- berfamos disponer de un sistema especial pa- ra la planificacién de ciudades y construccién de las viviendas. Este sistema debera ir sin- cronizado con las posibilidades de consecu- cién de materiales de construccién. De nuevo, la construccién por etapas es la tmica solu 23 cién desde el punto de vista de la obtencién de materiales. Finalmente, para Hevar a cabo un plan de ese estilo debemos disponer de un progiama especial. América nunca tuvo escasez de mi teriales, Pero Finlandia se enfrenta a una in- suficiencia debida a Ja falta de wansportes y a dificultades financieras que motivan este problema, Hoy debemos enfrentarnos a la ur gencia en la busqueda de un sistema que ayn dara al crecimiento de nuesiras ciudades en consonancia con los suministros potenciales. Del mismo modo, cada detalle de la recons truccién, tanto ideoldgica como material, de- be desarrollarse orgdnicamente. Hemos de consiruir casas que han de crecer. La vivienda en crecimiento debe reempla- zara la «maquina de viv Este es el enfoque humano para el cons tructor de hoy. (Publicado en «Magazine of Art», junio de 1940.) 24 La humanizacion de la arquitectura En contraste con aquella arquitectura, cu ya principal preocupacién consiste en el es: tilo formalista que deben reflejar los edifi. cios, existe la arquitectura que conocemos por funcionalista. El desarrollo de la idea funcional y su ex- presion en las construcciones constituye pro- bablemente el acontecimiento més vigorizan- te de la actividad arquitectonica de nuestros dias y, sin embargo, la funcin en arquitectu- ra —y también el funcionalismo— no resulta algo precisamente facil de interpretar acerta- damente. «La funciény es el uso caracteristi- 0, tarea o accién de un objeto. «La funciény €s también una cosa que depende de otra y varia en funcién de ella. «El funcionalismo» —segin Ia definicién atrevida de los diccio- narios— es da adaptacién consciente de la forma al uso» —es a la vez mas y menos que ambas cosas, pues debe admitir y contar con ambos significados de la palabra «funciény. La arquitectura es un fenémeno sintético que abarca practicamente todos los campos de 25 la actividad humana, Un objeto en el campo arquitecténico puede ser funcional desde un punto de vista, y no serlo desde otro. Duran- te la ultima década, la arquitectura moderna era funcional desde el punto de vista técnico, principalmente, acentuando su énfasis en el aspecto econdmico de la actividad constructi- ya. Este énfasis es deseable, naturalmente, pues la produccién de, refugios apropiados para las personas ha constituide un proceso muy caro en comparacién con Ja satisfacci6n de otras necesidades humanas. Ciertamente, sila arquitectura ha de tener un valor huma- no mas amplio, el primer paso debe consistir en la organizacién correcta de sus aspectos econémicos. Pero si la arquitectura abarca todos los campos de la vida humana, el ver- dadero funcionalismo de la arquitectura debe reflejarse, principalmente, en su funcionali- dad bajo el punto de vista humano. Si anali- zamos mas profindamente los procesos de la vida humana, podemos constatar que Ja téc nica es solamente una ayuda, y no un fendme- no independiente y definitivo. El funciona: lismo técnico no puede definir la arquitectu- aa Si existiera un método para desarrollar la arquitectura paso a paso, empezando por los aspectos econémicos y técmicos para cubrir Inego las otras funciones humanas de mayor complicacién, entonces el funcionalismo pu- 26 Hmente técnico serfa aceptable; pero no exis- te tai posibilidad, La arquitectura no sdlo cu- bre todos los campos de la actividad humana, tiene incluso que desarrollarse en todos esos campos al mismo tiempo. Si no ocurre asi, ob- tenemos solamente resultados unilaterales y superficiales, El término cracionalismo» aparece tan a menudo en conexion con Ia Arquitectura Mo- derma como él término «funcionalismo». Se ha racionalizado la Arquitectura Moderna, principalmente desde el punto de vista téc nico, del mismo modo como se han acentua- do las funciones técnicas. Si bien durante el periodo puramente racional de la Arquitec tnra Moderna se crearon construcciones en las que se exageré la técnica racional y no se recalcaron suficientemente las funciones hu- manas, éa no ¢s razon suficiente para descar- tar el racionalismo de la arquitectura No era Ja racionalizacién en si misma Jo erréneo del primer periodo, ahora conclui- do, de la Arquitectura Moderna, La equivoca- cién consiste en la insuficiente profundizacién de dicha racionalizacién. En lugar de desechar la mentalidad racio- nal, la nueva fase de la Arquitectura Moder- na intenta proyectar los métodos racionales desde el mbito técnico al terreno psicoldgico y humano. Veamos un ejemplo: una de las activida- 27 des tipicas de la Arquitectura Moderna ha consistido en Ia construccién de sillas y en la adopcién de nuevos materiales y nuevos mé- todos para este fin. La silla tubular de acero €s, con seguridad, racional desde el punto de vista técnico y constructivo: es ligera, adc- cuada para la produccién masiva, etc, pero las superficies de acero y cromo no son satis factorias desde el punto de vista humano: el acero ¢s demasiado buen conductor del calor. Las superficies cromadas reflejan exagerada- mente el brillo de la luz, e incluso actistica- mente no resultan apropiadas para una habi- tacién, Los métodos racionales que Ievaron ala creacién de estas sillas iban por buen ca- mino, pero s6lo se consiguen resultados co- rrectos si se extiende la racionalizacién a Ja eleccién de los materiales mas apropiados para el uso del hombre La fase presente de la Arquitectura Mo- derma es, sin duda, una nueva fase movida por el interds especial de resolver los proble- mas en cl campo psicolégico y humanitario. Este nuevo periodo no esta en contradic. cién con la primera etapa de racionalizacién técnica, sino que debe entenderse, mas bien, ‘como una ampliatién de los métodos racio- nales con el fin de abarcar los terrenos men- cionados. A lo largo de las décadas pasadas, se ha comparado a menudo la arquitectura con la 28 ciencia y se han hecho esfuerzos para cienti- ficar sus métodos e incluso para convertirla en ciencia pura. Pero la arquitectura no es una ciencia. Sigue siendo el gran proceso si tético de combinacién de miles de funciones humanas definidas, y sigue siendo drquitec- tara. Su_propésito sigue consistiendo en armo- ‘anizar el mundo material con la vida h : Hacer més humana Ja arquitectura signi fica hacer mejor arguitectura y conseguir un funcionalismo mucho mds amplio que el pu- ramente técnico. Sélo puede conseguirse esta meta por medio de meétodos arquitecténicos —por medio de la creacién y combinacién de diferentes técnicas, de modo que proporcio- nen al ser humano una vida més arménica. Los métodos arquitecténicos se asemejan, a los cientificos, en ocasiones; y en la arqui- tectura puede adoptarse un proceso de inves- tigacién como los que utiliza la ciencia. Lal investigacién en la arquitectura puede ser cada vez mas metédica, pero su esencia nunca Megara a ser exclusivamente analitica, En la investigacién arquitecténica siempre se dard més el instinto y el arte. 4 Los cientificos utilizan con mucha fre: cuencia exageradas formas de andlisis para ob tener resultados mas claros y visibles —se ti- fien bacterias, etc. También pueden adoptar- se en arquitectura métodos parecidos, He po- 29 dido experimentar personalmente en la cons- truccién de hospitales que las reacciones psi quicas y psicoldgicas de los pacientes propor cionaban indicaciones validas para la construc- cién de viviendas ordinarias. Si levamos ade lante el funcionalismo técnico, descubrivemos que gran cantidad de factores de nuestra ar quitectura actual no son funcionales desde el punto de vista psicolégico o de la combina- cién fisiopsicoldgica. Para analizar las reac ciones de las personas ante formas arquitect6- nicas determinadas, resulta practica la utili- zacion de seres especialmente sensibles para la experimentacién, como por ejemplo les pa cientes de un sanatorio. ~ En el Paimio Tuberculosis Sanatorium, de Finlandia, se Mevaron a cabo varios expe- rimentos de este estilo, primordialmente en . dos campos especificos: 1) la relacién entre el individuo y su habitacién; 2) la protec- cién del individuo de grandes grupos de per- sonas, y de la presién de la colectividad. El estudio de Ja relacién entre la persona y st alojamiento, abarcaba la utilizacién de habi- taciones especiales, y en él se analizaba la for- ma de la habitacién, los colores, la luz natu- ral y artificial, sistemas de calefaccion, rui dos, etc. Este primer experimento se realiz6 con una persona en Ja condicién mas débil posible, una paciente en cama. Uno de los resultados especiales descubiertos consistid 30 en la necesidad de cambiar los colores de la habitacién. En muchos otros sentidos, el ex- perimento demostré que la habitacién debia tener una forma diferente a las habitaciones ordinarias, Esta diferencia puede explicarse del siguiente modo: la habitacién ordinaria esté concebida para una persona de pie; una habitacién para enfermos ¢s una habitacién para personas en estado horizontal, y los co- lores, iluminacién, calefaccién, etc., deben di- sefiarse teniendo en cuenta este concepto. Este hecho significa, practicamente, que el techo debe ser més oscuro, pintado de un color celeste especial, apto para ser la tnica visidn de un paciente reclinado durante se manas. La luz artificial no puede venir de un aplique ordinario fijado en el techo, sino que el principal centro de luz debe provenir de un lugar situado fuera del dngulo de visién del paciente. Para el sistema de calefaccién de Ja habitacién experimental, se utilizaron ra- diadores de techo de forma que las radiacio- nes de calor eran lanzadas a los pies del pa- ciente, quedando la cabeza fuera del alcance directo de los rayos calorificos. Asimismo se consideré la posicién del paciente para el em- plazamiento de las puertas y ventanas. Para evitar los ruidos, una pared de la habitacién era absorbente de sonido, y los lavabos (en las habitaciones dobles cada paciente tiene su propio lavaho) se disefiaron especialmente pa- 31 ra que el chorro de agua incidiera en la por- celana en éngulo agudo, evitando el ruido de este modo. Esto son s6lo ilustraciones de una habita- cién experimental en el sanatorio, y se men- cionan aqui como meros ejemplos de méto- dos arquitecténicos que siempre estan en com- binacién con los fendmenos técnicos, fisicos y psicolégicos, nunca con uno de ellos aislada- mente. El funcionalismo es correcto, solo si pue- de ampliarse hasta abarcar incluso el campo psicofisico. Ese es el unico método de huma- nizar la arquitectura. = El mobiliario de la Biblioteca Municipal de Viipuri, en madera flexible, es el resul- tado de los experimentos Mevados a cabo tam- bién en el sanatorio Paimio. En la época de esos experimentos, se empezaban a construir en Europa los primeros mobiliarios tubulares cromados, pero esos materiales no cumplen los requisitos psicofisicos del ser humano. El Sa- natorio necesitaba un mobiliario ligero, fle- xible, facil de lavar, etc. Tras una larga expe- rimentacién con madera se descubrieron las ventajas del sistema flexible a la hora de pro- ducir un mobiliario adaptado al tacto huma- no y mas apropiado, como material, a la vida larga y dolorosa de un sanatorio. El problema’ mds importante en relacié a una biblioteca es el del ojo humano. Una 32 biblioteca puede estar bien construida y ser incluso funcional desde el punto de vista téc- nico, sin haber por ello resuelto este proble- ma, pero no puede considerarse arquitecté- nica y humanamente completa a menos que resuelva satisfactoriamente la funcién huma- na del edificio, la de la lectura del libro. El ‘ojo es solamente una parte diminuta del cuer- po humano, pero es la mis sensible y quizd la més importante. El concebir una luz natu- ral 0 artificial que destruya al ojo humano o sea inapropiada para su utilizacién, es hacer arquitectura reaccionaria, incluso si por otro lado el edificto tiene un alto valor construc: tivo. La luz del dia a aves de las yentanas or- dinarias sdlo cubre una parte de una sala gran- de e incluso si la habitacién esta suficiente- mente iluminada, la luz sera desigual y varia- r4 sobre los distintos puntos del suelo; por esta razon se han usado preferentemente cla- raboyas en las bibliotecas, museos, etc. Pero la claraboya que cubre el area completa del suelo, produce una luz exagerada, si no se realizan arreglos adicionales. En el edificio bi- blioteca de Viipuri, se resolvié el problema con la ayuda de numerosas claraboyas céni- cas, construidas de forma que la luz pudiera ser denominada luz diurna indirecta. Las cla- raboyas circulares son técnicamente raciona- les por su sistema de vidrio monopieza. (Cada 33 dlaraboya consiste en una base cénica de ce- mento de seis pies de didmetro, y una pieza circular de cristal grueso sin juntas, en su par- te superior, sin ninguna construccién: de es- tructuras.) Este sistema resulta humanamen- te racional porque proporciona un tipo de luz apropiado para la lectura, armonizado y sua- vizado por su reflexién en las superficies co. nicas de la claraboya. En Finlandia, el mayor Angulo de incidencia de la luz del sol es casi de cincuenta y dos grados. Los conos de cemen- to estdn disefiados de forma que la lua del sol incida siempre indirectamente. Las super- ficies de los conos expanden luz en millones de direcciones. Tedricamente, por ejemplo, Ja luz alcanza a un libro abierto desde todas esas diferentes direcciones evitando de este modo la reflexién al ojo humano de las pa- ginas blancas del libro. (La reflexién brillan- te de las paginas de un libro es uno de los fe- némenos mas fatigantes de Ja lectura.) De la misma manera, ese sistema de iluminacién eli- mina el fendmeno de la sombra al margen de la posicién del lector. El problema de la lec: tura de un libro es algo mas que el problema del ojo; una luz apropiada a la lectura debe permitir diferentes posiciones del cuerpo hu- mano en todas las relaciones adecuadas entre cllibro y el ojo. La lectura de un libro requie- re una concentracién especial tanto cultural como fisicamente; la arquitectura tiene el de- 34 ber de eliminar cualquier clemento perturba- dor. Cientificamente, resulta imposible asegu- rar qué clase y qué cantidad de luz es Ja ideal- mente apropiada para el ojo humano, pero cuando se trata de construir una sala, la solu: cién debe hallarse con la ayuda de los dife- rentes elementos que Ja arquitectura abarca El sistema de claraboyas suzgié como produc- to combinado de Ia problematica de una cu- bierta (la sala tenfa un ancho de cerca de se- senta pies que requeria una construccién con Vigas suficientemente altas para la colocacién de los conos) y limitaciones técnicas especia- les por la construccién horizontal del cristal Una solucién arquitecténica debe tener siempre una motivacion humana basada en el andlisis, pero esa motivacién se ha de mate- rializar en la construccién, la cual es proba- blemente el resultado de circunstancias ex trafias. Los ejemplos mencionados son s6lo pro- blemas sin importancia. Pero estén muy rela- cionados con el ser humano y por esta razén adquieren mds importancia que otros proble- mas de mayor envergadur: (Publicado en «The Technology Review», noviembre de 1940, pags. 14-15.) 35 Arquitectura y arte concreto Aun practicando yo mismo las artes, nada naturalmente me impide tratar por escrito cuestiones relativas al arte, considerdndolas desde el mismo punto de vista que los criticos © los tedricos, quienes, en cambio, no practi- can el arte profesionalmente. Sin embargo, un profesional del arte no puede opinar con la misma imparcialidad que un teérico del arte, tanto en lo que respecta a la creacién artisti- ca actual como en lo que se refiere a sus cole- g28. Por este motivo no transcribiré aqui més que una serie de reflexiones, fruto de mi pro- pio trabajo creativo. La sacrosanta relacién entre arquitectura y bellas artes ha sido siempre motivo de dis- cusién, y siempre también se ha manifestado el deseo de resucitarla. Este deseo se ha ma- nifestado las mas de las veces mediante una mayor demanda de pintura y escultura en los edificios nuevos, o mediante una colaboracién organizada de aficionados a las tres artes —ar- quitectura, escultura y pintura— que recuer- da vagamente un «congreso para sacerdotes y 37 médicos». Periddicamente, y ahora también, jvuelve 2 ofrse Ia famosa congigna por Ia que se pide mds pintura monumental en los edi- ficios oficiales! Es curioso observar como este deseo proviene muy pocas veces de los verda- deros hombres de arte. En general, lo expre- san, con algunas excepciones comprensibles, aquellos que mas se interesan por el atte po- pular y, en el mejor de los casos, las lamadas Asociaciones artisticas. No soy ni mucho me- nos un enemigo de la consigna: mds pintura en la arquitectura (uno de los paises por los cuales me siento més atraido es Italia, y con- fieso que la destruccién de Ja sala de Man- tegna en la Chiesa degli Eremitani fue un golpe duro para mi), sin embargo, no puedo dejar de sefialar que el problema es mucho més complejo. La enestién «de la relacion en- tre la arquitectura y el arte moderno concre- to», planteada por el director de Ja revista «Domus», el arquitecto Rogers, me parece que podria Iegar, siguiendo esta misma linea, a una solucion més certera y duradera que lo que lo permitirfa una asimilacién cuantitati- va de las distintas artes. ‘Ante todo, puede decirse que las formas de arte concreto han dado un fuerte impulso a la arquitectura moderna, en in modo, cier- to es, indirecto, si bien irrefutable. Estos im- pulsos se han influenciado mutuamente, y la arquitectura, por su parte, ha dado otros im- 38 pulsos al arte concreto, formdndose asi una ayuda mutua. De hecho, asi debfa ser, y ya es un buen resultado. Cuando me empefio en resolver un pro- blema de arquitectura, me encuentro inva- riablemente paralizado en mi trabajo por la idea de la realizacién —se trata de una ues- pecie de soplo de las tres de la madrugada» debido probablemente a las dificultades cau- sadas por Ja importancia de cada uno de los distintos elementos en el acto de su realiza- cién arquitecténica. Las exigencias sociales, téenicas, humanas y econémicas que se pre- sentan a la par con los factores psicolégicos que conciernen a cada individuo ya cada gru- po, sus ritmos y el didlogo interior, todo ello constituye un nudo que no puede deshacerse en modo racional. De ello se desprende una complicacién que impide a la idea madre to- mar forma, En estos casos, acttto de un modo. totalmente irreflexivo; olvido por un instan- te la marafia de problemas, los borro de la me- moria y me dedico a algo que podria Hamarse arte arbstracto. Disefio, dejandome evar to- talmente por el instinto, y, de pronto, nace la idea madre, un punto de partida que atina los distintos elementos antes citados, muchas veces contradictorios, y que os combina ar- moniosamente. Cuando disefiaba la biblioteca de Ja ciu- dad de Wiipuri (disponia de mucho tiempo, 39. cinco largos afios), me encontré embarcado en disefios infantiles que representaban una montafia imaginatia, que tenfa distintas, for- mas en sus vertientes, y varios soles en Una superestructura celeste que iluminaban con igual intensidad los flancos de la montafia. Los disefios en si no tenfan nada que ver con la arquitectura, pero de ellos nacié la com- binacién de las plantas y de las secciones, cu- va intima conexién me seria muy dificil des cribir, y que pasaron a ser la idea principal cnando concebf la biblioteca, hoy probable- mente destruida.! La idea base en la creacion de la biblioteca de la cindad de Wiipuri radi ca en las salas de lectura y Jas salas para li bros, concéntricas, agrupadas, a distintos nive- les, alrededor de un control central situaco en Jo alto del conjunto. No hablo de estas expe- riéncias puramente personales, vividas junto a mi mesa de trabajo, con la intencidn de pro poner un método. Creo, ademas, que la mayor parte de mis colegas se reconocerd en esa lucha cotidiana con los problemas de la arqui- tectura. El ejemplo citado no tiene nada que ver con la calidad del resultado final. Si he mencionado el procedimiento, ha sido sdlo para ilustrar la génesis de mi conviecién per- sonal —sostengo que, en sus inicios, la anqui- 1, Wiipuri, que habia quedade afectada por Tos bom bardeos de 1gy9-44, s¢ encuentra en el terriorig. ced Finlandia a Rusia despues del tratado de armisticio de 1944 40 tectura y las demas artes han tenido el mismo punto de partida—; punto de partida que, jin duda, es abstracto, pero que, al mismo tiempo, esta influenciado por todos los cono- | cimientos y los sentimientos acumulados en nosotros. Nuestra exposicién en Londres, en 1938 (de la Sra. Aino Aalto, arquitecto, y mia), organizada por la «Architectural Re- view», inclufa también cierto nitmero de ex- perimentos concretos con tablillas de madera directamente relacionadas con los muebles creados, fruto, en parte, de una fusién de for- mas y de construcciones en madera sin utili- dad practica alguna, ni relacién alguna. El eritico de arte del «Times definid estos ex- perimentos de madera non objective Art, na- cidos de un proceso opuesto; se trataba, en otras palabras, de un arte concreto, pero cu- yas ramificaciones se extendian hasta objeti- Yos puramente précticos, 9 bien hasta expe- riencias practicas puramente constructivas e intimamente culadas al arte inmaterial. Quizés tuviera razén, y no quiero contrade- citlo hoy como no Io contradije entonces, Por lo que a mi se refiere, quisiera sélo afiadir Ja siguiente reflexién: desde un cierto punto de vista, la arquitectura y sus detalles son bio- logie. Podvia compararse la arquitectura a un salmén adulto. Este no nace adulto y ni tan Slo en el mar donde nada, sino muy lejos, donde los rios se estrechan en torrentes y, a su 41 vez, en riachuelos en el monte, bajo las pri- meras gotas de agua que bajan de los glacia- res (similares en eso a los primeros impulsos de Ja arquitectura), tan lejos de la vida prac tica como pueden ser los impulsos iniciales de los sentimientos y de la vida instintiva del hombre, de la lucha cotidiana que nos une los unos a los otros. Y, del mismo modo qite es preciso dar tiempo para que Jos mimisculos hmevos de pez se conviertan poco a poco en salmones adultos, asi todo lo que nace del es- piritu del hombre requiere tiempo para su desarrollo. ¥ Ia arquitectura necesita atin mas tiempo que cualquier otra cosa. Como ejem- plo, que no es mas que un pilido reflejo de Jos grandes acontecimientos mundiales, pue- do decirles que vivi personalmente la expe- riencia de cémo un juego, en apariencia vano e inutil, me brindd, con su forma, diez o mas afios después, la clave de una serie de formas practicas desde el punto de vista arquitectd- nico. Por otra parte, pueden, sin duda, citar- se muchos otros casos en los que Ja solucién desde el punto de vista arquitecténico dio ori- gen a formas aisladas de arte concreto, que aportaron al hombre importantes impulsos y motivaciones, y cn el que su misma realiza- cién ha sido muy marcada por la influencia del sentimiento. Un joven pintor checo, que vino a visitar- me a mi estudio, me decia hace pocos dias 42 que hay algo profundamente humano en cl arte concreto, y afiadié: «No puedo explicar- Ie el nexo, pero mi sentimiento y mi convic- cién me sugieren esta afirmaciény. «O siento algo, 0 no siento nada», me di- jo un médico suizo cl verano pasado, un hom- bre que conoce las tragedias de Ja vida huma- na. Esta es su norma para juzgar el arte. Quizé Ja cuestién radique precisamente en el hecho de que el arte concreto es una sim- plificacién que nos permite experimentar tini- camente sentimientos; hoy en dia, por lo tan- to, es un arma humana, un sentimiento pura- mente humano que el lenguaje escrito de cierta forma ha agotado. Pero ello a condi- cién de que el arte permita, al nacer y al de- sarrollarse, aquella enorme acumulacién de inteligencia, de naturaleza y de sentimientos humanos a los que nos referfamos més arriba. :Gémo nacié el capitel jénico? La libre esbeltez de las formas de Ja columna de ma- dera, con su carga, fue el punto de partida, pero su creacién en marmol no fue una imi- tacién realista. En lugar de esto, se produjo una cristalizacién muy rica en motivaciones humanas que su origen no habria jamds de- jado sospechar. Lo mismo ocurre en nnestra época. Las formas nacen con una estructura propia, tan- to en Ia naturaleza como en el cuerpo huma- no, pero el resultado es una cristalizacién 43

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