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EL DAÑO: LA LOGICA DE LA SINRAZON

Psic. Walter Ojeda Murguía*

RESUMEN
Se hace una revisión del síndrome cultural llamado Daño, desde una aproximación
racional y transracional, tomando en cuenta sus facetas físicas, psicológicas, energéticas
y espirituales. Para ello se toma en cuenta tanto la tradición shamánica como modernas
teorías acerca de la naturaleza de la realidad y las intervenciones terapéuticas que hallan
sustento en ellas. Se identifica que el Daño puede aludir tanto a situaciones de la vida
actual como a influencias antes del nacimiento (gestacional, ancestral) y por ello su
resolución requiere un accionar atemporal, ejemplificado en el ritual.

PALABRAS CLAVE: Daño, shamanismo, ritual, transpersonal, sanación,


envenenamiento, sugestión, imaginal, Constelaciones Familiares.

Hablar de “Daño” remite a variadas reacciones, desde el escepticismo que lo llama


“superchería” hasta la credulidad más temerosa y paranoide. Hombres y mujeres de a
pie que piensan que sólo es cuestión de fe (“no hay que creer en esas cosas” -dicen) se
oponen a profesionales, inclusive de la salud, que acuden a shamanes a curarse del mal
recibido o a prevenirlo.

Unos y otros, sin embargo, suelen dejar a la deriva una explicación del fenómeno, como
si de un mundo paralelo se tratase.

Nuestro propósito es ofrecer un acercamiento racional o, para ser más exactos,


transracional1 del tema, de modo que permita un diálogo y un intercambio sinceros entre
los practicantes de la salud occidental (médicos, psicólogos, etc.) y los practicantes
tradicionales, hacia una explicación comprehensiva.

LOS TIPOS DE ENFERMEDAD EN LA MEDICINA TRADICIONAL PERUANA

En la medicina tradicional2 peruana de forma general se divide a la enfermedad en:


Enfermedades de Dios, por una parte, y Daño, por la otra.

El sentido de llamarle Enfermedad de Dios apunta a resaltar la enfermedad como un


proceso natural, permitido por Dios sea como castigo o como prueba, para nuestro bien
al fin y al cabo. Están referidas a aquellas evidentemente de origen orgánico, y el mismo
curandero indicará que el paciente vaya a ver al médico.

*
Psicólogo de orientación Transpersonal.
1
Transracional: Manera de aprenhender la realidad que se sustenta en la razón y en un nivel mayor
(trans), que incorpora categorías no-racionales o espirituales. Gira en torno a la búsqueda de sentido, la
confianza y la sorpresa. En contraposición tenemos lo Preracional, donde se pierde (o no se ha legado a)
la perspectiva racional. Muy vinculada con el miedo y la superstición. Para más detalles ver Wilber
(1994).
2
Medicina Tradicional: Medicina practicada de forma milenaria por un determinado pueblo, como la M.
T. China o la M. T. Amazónica. Llamamos a la medicina predominante M. Occidental o Convencional.

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En contraposición, en el Daño las dolencias involucran aspectos orgánicos, psíquicos e
interindividuales que exigen una intervención que está más allá de los alcances médicos
convencionales. En este sentido sería “enfermedad del diablo”. Diablo (dia bollein en
griego) significa el que des-une, y ese es el caso del Daño: una ruptura, un
desmembramiento, del alma, de las relaciones, de la relación con el entorno.

TIPOS ORIGEN DESEQUILIBRIO RUPTURA Síndromes


Enfermedad Propio Intraorgánico Homeostásis Clínicos
de Dios (natural)
Daño Externo Persona - Persona Relaciones Brujería
Persona – Naturaleza Entorno Cutipada
Psíquico Alma Susto / Ojeo

Dentro de la medicina tradicional los límites entre lo bueno y lo malo en términos


morales son permeables desde nuestro punto de vista occidental. En un extremo positivo
estaría el “curandero”, el que cura, el que sólo hace el bien. Y en el otro el “brujo”, el
otro extremo de un continuo que ejemplifica el dedicarse a realizar lo negativo o lo
malo y como expresión paradigmática de ello resulta la práctica del Daño. Aunque
relacionados con este concepto se hable también de susto, ojeo o mal de ojo y cutipada3,
estas más bien son fortuitas, no voluntarias (Vilcapoma, 1991). El daño propiamente
dicho alude a la acción voluntaria u originada de una persona hacia otra, mediada
(frecuentemente) por el trabajo del malero o brujo.

El Brujo es una persona con pericia en el campo de la medicina tradicional, que elige
usar dichos conocimientos para causar daño a otras personas, a cambio de un pago, o
por propio interés. Esto, que suena tan reprobable, si lo extendiéramos a nuestra
cotidianeidad, resultaría en que muchos profesionales de la salud también serían
“brujos”, en la medida que hacen uso de sus conocimientos para someter, dañar e
incluso matar a terceros por las mismas razones antes aludidas.

EL DAÑO. Conceptos

El Daño es, ante todo, una RUPTURA DEL EQUILIBRIO y una PERDIDA DE LA
RECIPROCIDAD. Ha señalado Chiappe (Seguín, 1979 p. 89) que en la Sierra esta
ruptura está reflejada sobretodo en las relaciones del hombre con la naturaleza. Así, el
Daño frecuentemente será motivado por un espíritu tutelar ofendido o que no tolera la
presencia humana (cerros, lagunas, por ejemplo). He aquí la razón de “pedir permiso” y
realizar “pagos” en determinados lugares, para granjearse la simpatía del lugar, dar para
tomar. El espíritu de la reciprocidad es un espíritu ecológico.

Mientras tanto en la Costa prima el conflicto en las relaciones hombre-hombre, al no


existir el grado de cohesión grupal que existe en los ambientes rurales, y en su lugar
entran la competencia y el individualismo, lo que genera la mala intención y la envidia.

3
Susto: impresión que nos causa un evento dramático o traumático, expresándose como ansiedad,
síntomas depresivos o irritabilidad.
Ojeo: síndrome infantil en que producto de un carácter o emoción intensa de alguien, el infante muestra
signos de debilitamiento, irritabilidad, desgano.
Cutipada: efecto desestabilizador que sufre una persona al haber estado en contacto con un elemento de la
naturaleza (cerro, manantial, árbol). Posiblemente esté relacionado también con efectos geomagnéticos.

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Pero difiero con Chiappe en ver esto como una diferencia entre la sierra y la costa por
evolución de las estructuras socioeconómicas. En cambio, soy de la opinión que dichas
diferencias radican en un alejamiento, por parte de los costeños, en particular, y de los
citadinos, en general, del contacto directo con lo natural, y en la adopción del
pensamiento occidental respecto a la naturaleza como muerta y utilitaria. De esta forma
uno se cierra tanto a sus “maleficios” como a sus beneficios. También en los ambientes
rurales hay envidia, celos y deseos de posesión y venganza.

Veamos lo que nos dice el Diccionario de la Real Academia Española:

Daño: Efecto de dañar. Amer.: Maleficio, mal de ojo.

Dañar: Causar detrimento, perjuicio, menoscabo, dolor o molestia. Maltratar o


echar a perder algo. Condenar a alguien, dar sentencia contra él.

Podemos intentar una definición del Daño como:

Un estado de desequilibrio que afecta tanto en lo orgánico, psíquico, social, laboral y


el propio espacio vital (por ejemplo pérdida de cosechas, muerte de ganado), cuya
causa es ajena al sujeto (volveremos sobre esta ajenidad más adelante) y que requiere
un abordaje integral (cuerpo-mente-espíritu). El provocarlo involucra el uso de
sustancias, rituales y/o emociones intensas.

Las emociones intensas pueden ser deliberadas o no serlo y, sin embargo, afectar a otra
persona. Por ello, cuando se habla de Daño quizá tengamos que distinguir: “Te han
hecho Daño” del “Tienes un Daño”. Es decir, el mal puede haber sido planificado para
su realización (acción voluntaria); o provocado por emociones intensas (simplemente
deseado o ser la resultante de una ruptura sistémica).

Veamos una descripción de Daño que data del siglo XVII y que muestra su vigencia:

“…habiendo hurtádole a María Limac (ya difunta) Francisca Leonor 20 ovillos


de algodón, no pudiéndolos cobrar la dicha María Limac, de sentimiento y por
vengarse, cogió …unas ramillas de unas vainillas que hacen son de cascabeles,
…y juntando estas ramillas con unos grillos…, tomando también de [unas]
espinas del campo y tierra de sepultura y huesos de muertos, y juntando todo
esto en un mate y poniéndolo dentro, lo tapan con una piedra blanca redonda,
significando ser esta… el alma de dicha Francisca Leonor, de quién llamándola
por su nombre… aquí has de morir y como esta piedra se sepulta dentro de este
mate, así se sepultará tu alma y morirás… y en tres meses murió…”

Relación del Licenciado Felipe de Medina, Visitador General de las idolatrías del Arzobispado
de Lima.4

Esta narración sintetiza muy bien los principales componentes del daño: Venganza
(podría ser en otro caso Envidia), el uso de vegetales, insectos y elementos
descompuestos (tierra de sepultura, huesos de muerto), mentalización del mal deseado
4
Medicina Popular Peruana Tomo II p. 424s

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(que incluiría la proyección mental y energética de lo que se desea), y aunque en el
texto no se diga, sospechamos que los elementos usados fueron hechos polvo y dados de
beber o comer a la tal Francisca Leonor, por los resultados tan prontos y concluyentes.

Algunos autores han señalado que el concepto de daño es el resultado de la impotencia


ante males incomprensibles como los mentales, o patologías dermatósicas como la
llamada Ccara; que les llevaron a desarrollar estrategias mágicas. Un observador más
acucioso, sin embargo, podrá notar que en el tratamiento existe una racionalidad. Que al
lado del ritual (cuya función es psicológica, social y espiritual), están presentes
prescripciones muy específicas de plantas para disminuir los síntomas concretos, tanto
físicos como psíquicos.

FORMAS DE TRATAMIENTO

El tratamiento de este síndrome incluye dos aspectos principales, que los mostramos de
forma separada no sólo por didáctica sino, sobretodo, porque resaltan los niveles
distintos de intervención:

1) Empírico – Racional, que corresponde al uso de elementos tanto naturales como


–en menor medida- farmacológicos, con el propósito de atenuar los síntomas y
crear una disposición orgánica y anímica. Cumplirán funciones purgantes,
inmunoestimulantes, relajantes, de centramiento psicofísico, etc. Estas incluyen
aromas (que actúan directamente sobre el rinencéfalo), baños de plantas (efectos
sedantes), plantas de conocido efecto inmunoestimulante, tónicos y vitaminas,
etc.
2) Mágico. Aunque inicialmente nos parecía inadecuado el término, he preferido
usarlo porque permite incluir los aspectos que lo componen: el psicológico, el
energético y el espiritual. En este caso, no usamos lo mágico como contrapuesto
a lo racional, sino más bien como correspondiente a lo transracional.

El aspecto mágico del ritual tiene por finalidad:


• Identificar que hay un responsable de causar el Daño (que si es una
persona, generalmente se presenta difuso, de modo que esta inseguridad
limite la venganza. Una observación: el buen Maestro normalmente no
diría quien es el culpable, si ello se convierte en ocasión de venganzas y
rencillas perpetuas). Esto se realiza por el método de la cartomancia o
por la ingesta de plantas visionarias como el Ayahuasca y el Sanpedro.
En este caso, durante la toma ritual, el mismo paciente puede “ver” al
responsable de su mal, o el maestro lo verá por él. Se podría objetar que
dichos métodos no demuestran nada, y es cierto en términos objetivos
Sin embargo las personas suelen “buscar el sentido” si se encuentran ante
una información ambigua, y esto es lo que ocurre ante una visión o las
intuiciones que el tarot revela. Es una demostración subjetiva.
• Expulsar el Daño,
• “Limpieza” y tratamiento del cuerpo (el cuerpo entendido como
integridad mente-cuerpo- espíritu).
• Los consejos orientados a modificar la actitud frente a la vida y a las
relaciones.

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En el tratamiento del Daño Chiappe observa que la parafernalia del ritual y los
preparados vegetales son, por lo menos, de igual valor que la propia influencia que
ejerce el curandero sobre el paciente y su mundo interno, sus vínculos sociales y su
espiritualidad (Seguín, 1979 p. 87). Él parte de ver el Daño como un síndrome
psicosomático, aunque nosotros nos inclinamos a considerarlo más bien como un
síndrome psicogénico (excepción, naturalmente, de que la causa sea el
envenenamiento). Visto así, el curandero actúa como mediador social (función
psicoterapéutica), como intermediario entre los arquetipos y la psique del sujeto
(función sacerdotal) y como regulador de la homeostasis orgánica (función médica), en
una intervención verdaderamente holística.

Para intervenir necesita de la confianza del paciente, para ejercer su efecto sugestivo,
por ello en algunos casos oiremos: “usted no cree, usted no tiene fe, váyase…”.
Reconocerá si tiene la experiencia para tratar el mal y si corresponde a un nivel no
médico, sino la catalogará como “enfermedad de Dios”, y enviará al consultante a ver a
un médico. Si asume el caso, su propósito será descubrir el ángulo ciego de la
enfermedad, no usando la lógica y el pensamiento lineal, sino la imaginería, el
pensamiento analógico, la intuición, el insight (Mabit, 1998).

Jacques Mabit, médico y shamán, habla de su experiencia con toxicómanos:

La infestación insidiosa de este “ángulo muerto” por el espíritu satanizado de


la droga suscita frecuentemente en el toxicómano un verdadero estado de
posesión, que requiere de parte del terapeuta un real trabajo de exorcismo.

Lo que él menciona es válido de extrapolar a cualquier Daño. Infestación es un término


que alude a tener dentro de sí seres, entidades, cosas, negativas, malas, dañinas.
Menciona que hay un “ángulo muerto”, un espacio no reconocido, inconciente,
ocupado por un espíritu satanizado, un arquetipo que ha tomado un aspecto diabólico
(es decir, un aspecto que fragmenta, que divide, que separa, nuestra relación con
nosotros mismos, con los demás, con la naturaleza, con lo Otro). En unos será la droga,
en otros la envidia, los celos, el odio, la sexualidad, el apego… Suscitando en quien lo
padece un estado de posesión, una experiencia de que algo o alguien me tiene
controlado, postrado. Ante ello, dice Mabit, se requiere un exorcismo, un ritual que
evoque poderosos arquetipos benéficos, capaces de expulsar el mal, lo malo, que se ha
apoderado de nosotros.

También señala (siguiendo el mismo texto):

El toxicómano es el hombre-rebelde por excelencia, de una paradójica rebelión


silenciosa contra lo no-dicho o lo mal-dicho (mal-dición). Oscura rebelión en
busca de la luz, donde puede llegar a entender… que la total sumisión es
completa liberación…

Este segundo párrafo aclara mejor la situación. El Daño guardaría sus raíces en “lo no-
dicho o lo mal-dicho”, tanto en los traumas personales como en los traumas familiares,
que se convirtieron en secreto, que se pretendieron olvidar, y que sólo se terminaron
convirtiendo en el ángulo muerto depositario de sentimientos fuertemente reprimidos,
sin rostro y sin voz, el trauma se transformó en un monstruo que exigía cada vez más

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atención. El sufrimiento es la rebelión contra la solución, porque solucionar nos resulta
doloroso, es el dolor del orgullo, el dolor de reconocernos tal y como somos, sin
ambages, sin rebusques. La sumisión a la que alude Mabit aquí no es humillación, sino
el reconocimiento de que hay alguien más grande que nosotros, y que confiamos en él.

En el trabajo terapéutico de las Constelaciones Familiares5 lo dicho anteriormente


queda evidenciado al presenciar los enredos sistémicos provocados por “lo no-dicho”:
abortos, estafas, vicios, asesinatos. El paciente actual, o mejor dicho el chivo emisario
(o expiatorio), es el depositario de un “Daño Transgeneracional”, de difícil
verbalización y concienciación, y que sin embargo está “vivito y coleando” como esos
animalejos que durante un ritual tradicional se pueden ver bajo un estado ampliado de
conciencia. En este sentido el Daño es ajeno a uno, no se origina en uno, puesto que
existe un otro que me ha deseado el mal a mí, o que no necesariamente me deseó dicho
daño pero lo provocó, convirtiéndome yo en depositario de una ruptura en las relaciones
que busca ser resarcida.

APROXIMACIONES PARA ENTENDER EL DAÑO


A continuación exponemos cuatro niveles para entender el Daño. Aunque generalmente
están yuxtapuestos su descripción invoca una comprensión racional y/o transracional
según como lo tome el lector.

Niveles de Explicación del Daño:

Físico : Envenenamiento

Psicológico : Creencias – Sugestión

Energético : El Poder de la Intención

Espiritual : Transpersonal

Físico: “Daño por Boca”


Un primer nivel para entender el fenómeno es completamente racional. El llamado
“Daño por boca”, es un tipo de ENVENENAMIENTO. Por ello debería merecer toda la
atención de médicos, farmacéuticos, biólogos y químicos, respecto a estudiar aquellas
sustancias usadas, dejando a un lado la arrogancia y el desdén ante lo desconocido y, en
este caso, tan peligroso.

En el curanderismo es el tipo de daño más temido por ser más difícil de tratar, y parte de
la dificultad es no saber cual es el veneno y por ende dificulta un antídoto.

Hermilio Valdizán (1922) ha recopilado antiguas prácticas coloniales y prehispánicas,


de donde extraemos aquello que se dice se usa para hacer daño y otras conocidas por sus
efectos tóxicos:

5
Método Sistémico – Fenomenológico creado por Bert Hellinger.

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INSECTOS
Isula. Los ticunas usan el jugo de esta hormiga junto con el curare para ponerlo en sus
flechas y adormecer a los animales que cazan.
Avispa (Techeguana). La miel que producen puede ocasionar postración de largo
tiempo.
Moscas. Menciona que en el norte del Perú las dan de comer para provocar locura.
Sapo. También en el norte “dan de tomar el excremento del sapo, para atontar”.
Específicamente se habla del excremento producido por comer maíz blanco y maíz
negro. En este caso, como generador de la enfermedad llamada Ccara, Pinta o
Enfermedad de León Blanco (quien describió esta enfermedad dermatósica).
Vaquitas (Pseudomeloes). Insecto de acción cáustica. Contiene cantaridina, que
aplicada sobre la dermis produce erupciones, enrojecimiento, irritaciones y exudación
en la zona afectada. Consumida por vía oral produce irritaciones en el aparato urinario y
la erección del pene, por lo que se le adjudicaba efectos afrodisíacos. Valdizán
menciona que según la dosis el efecto tóxico es lento o rápido. El cita la siguiente
crónica:

“…incita sobremanera, bebido en polvos, a la sensualidad, y suele matar al que bebe


más de la medida: con estos polvos hacen daño los indios cuando quieren que uno se
vaya secando, y sin saber su mal se vaya muriendo…”6

MAMIFEROS
Cerdo. Valdizán menciona la creencia que comer la lengua y sesos del cerdo
embrutece, y el excremento del animal en pan (sic) causa “daño”
En contraposición, para combatir la brujería se toma el carbón obtenido del colmillo del
cerdo.
Ratón. Se menciona que la tintura preparada con aguardiente de uva y ratones recién
nacidos dado por copitas, sirve para tratar el alcoholismo, pero la sobredosis puede
producir demencia. Incluso otra forma de prepararla incluye lombriz intestinal y fetos
de gallina.

REINO VEGETAL
Huachanca (Euphorbia huachangana). Planta amarga de efecto purgativo psicofísico,
usado para tratar melancolías, cóleras, flemas, lombrices, contra el alcoholismo y
abortivo. Dado en la comida para envenenar, se bebe medio litro de orina reciente para
contrarrestar sus efectos.
Chamico (datura stramonium). En cocción, se usa para “entontecer, alocar y hasta
matar”.
6
Antonio de la Calancha. Crónica Moralizada del orden de San Agustín en el Perú. Barcelona, 1638.

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Mallunhua (cuscuta odorata). En la zona de Cusco se le conoce efectos esterilizantes.

De lo expuesto líneas arriba, queda claro que existen diversas sustancias con efectos
tóxicos, que no han merecido estudios mayores y que fácilmente sustentan el primer
nivel de comprensión del daño como forma de envenenamiento.

Un ejemplo paradigmático de este tipo de daño lo podemos ver en el sonado “caso


Musiris”, ocurrido en Perú en la década de los noventa. Por primera vez se veía por
televisión una sesión de brujería para desearle el mal a alguien. El señor Musiris,
conocido empresario, había adquirido una rara enfermedad degenerativa. Las
investigaciones llevaron a interrogar a una de las varias “brujas” que confesó haber
preparado un brebaje para provocarle dicha enfermedad. Lo cierto es que el caso
se archivó con un argumento casi supersticioso: “la brujería no existe”. Y el señor
Musiris falleció diez años después sin nunca haberse curado. Aquí hay algo muy
concreto que decir: ¡¡el veneno sí existe!!

“Secretos de Amor”
Como nota aparte, el daño puede adquirir un matiz más asolapado como “hechizo de
amor” o amarre, en que el interesado usa algo para llamar la atención de la persona que
desea, que se enamore de él y/o conseguir favores sexuales.

A continuación mencionamos algunos de los llamados “secretos de amor”, cuya función


es atraer a la persona que se desea.

Maquisapa-sacha. Arbusto de cuyas hojas hervidas se provoca la atracción hacia uno.


Piri-piri. La infusión de sus hojas o flores.
Pusanga. También su infusión.
Turtupilín. Se da de tomar el polvo de los huesos.

Psicológico
“Eunicia, de 18 años, súbitamente se vuelve alcohólica. En una toma de
ayahuasca vio que uno de sus jóvenes pretendientes, a quien había rechazado, se
reía de su desgracia. Vio también que, estando en una fiesta juntos, (él)
preparaba un polvo blanco y que lo vertía en un vaso de bebida para ella, con el
objeto que se vuelva alcohólica”.

“Rosa vive con un pescador que le lleva 30 años. Antes de ella, el hombre había
convivido con una mujer a quien ahora Rosa atribuye cualquier dolencia que ella
sufra, ya sea un dolor muscular o lo que fuera”.

Estas dos historias corresponden a la investigación realizada en la ciudad de Belén, en


Iquitos, acerca de la magia amorosa, por Marlene Dobkin (Seguín, 1979 p. 109ss). En la
primera historia notamos la presencia de una sustancia para enfermar a la otra persona,
aspecto ya explicado antes. Ahora queremos centralizarnos en un segundo aspecto,
común a ambas narraciones: la presencia de alguien ofendido, causante del Daño.

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Vivimos en sociedades, nos relacionamos. Tenemos amigos, conocidos y algunos hasta
enemigos declarados. La amistad – enemistad es una continuidad ceñida por el afecto. Y
el afecto, o pulsión amorosa, está basado en nuestras más íntimas y remotas
experiencias infantiles. Generalmente queremos u odiamos a alguien desde lo que nos
representa: al tipo de padre, madre y hermanos que tuvimos, y de las vivencias que con
ellos compartimos. Por eso son frecuentes las experiencias de la primera impresión:
“esa persona no me cae” (o, “me cae muy bien”).

Rivalidades fraternas, envidias, celos, culpas, cólera, sentimientos infantiles, estos se


reactivan en nuestras relaciones actuales, mezclándose con ambición, ensañamiento y
otros sentimientos “adultos”. Y la delicada línea que separa el amor del odio se traspasa,
al sentirnos ofendidos, desmerecidos, desairados. Es entonces cuando el recurso de la
venganza aparece.

Pero aquí valga una aclaración. Creemos que la venganza puede ser real, que alguien
concreto va a buscar que hacer Daño a otra persona. Y también creemos que la
venganza puede ser imaginal7, que existe un otro que se siente pasible de ser dañado
(conciencia culposa), o que puede pensarse como un posible objeto de Daño (por
ejemplo ante la palabra del curandero que indica que se tiene Daño).

En el caso de Eunicia, ella “ve” que le han dado algo ¿Podemos saber a ciencia cierta
que es así? No. Sin embargo, en el mundo de lo imaginal, de sus sentimientos y
pensamientos, eso cobra certeza. Ahora puede estar segura de la causa de su mal y se lo
pueden sacar. Que el muchacho realmente le haya echado algo es irrelevante: ella así lo
cree, “lo ha visto”. En otros casos no hay tanta suerte y sólo queda confiar en la palabra
del maestro, que dice haber detectado el Daño.

El caso de Rosa es distinto. Sabedora de las costumbres de su localidad, ella está segura
que le han hecho mal, “por haberle robado el marido a otra”. ¿Le han hecho Daño? No
lo sabemos, pero sí podemos inferir que ella tiene un cierto nivel de conciencia culposa.

En el terreno de lo psicológico se incluyen entonces:

La conciencia culposa. Además de lo dicho antes, cabe decir que la culpa puede estar
muy escondida en las profundidades de la psique, y por ello acceder a su solución por
métodos racionales resulta siendo tan frustrante. Las curaciones que tienen un fuerte
contenido religioso-espiritual son más eficaces aquí, porque solo lo divino es capaz de
perdonar.
El dañador imaginal. No se puede tener certeza que “realmente” nos haya provocado
un mal pero una parte de nosotros lo sindica. También puede ser visto como un símbolo
o metáfora de una falla en nuestra relación con aquel.
La sugestión. Cuando una persona forma parte de una cultura creyente, no importa que
ella crea o no, una parte de su inconciente primitivo reaccionará ante señas de que se le
está haciendo mal a uno: como hallar líquidos raros o animales muertos en la puerta de
la casa, por ejemplo.
La sugestión también actúa para el dañador real, pues él cree en la efectividad de lo que
hace, sea amarrar fotos, pinchar muñecos o lo que fuese. Estos actos le hacen sentirse en

7
Imaginal: dícese del estado de la conciencia que se encuentra entre el mundo de la realidad consensual y
el de la realidad trascendente, inefable e inasible. No es imaginario, en el sentido que no existe, sino que
tiene su propia realidad, que hace estragos en la realidad consensual.

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una posición de ventaja, de poder, que puede fácilmente movilizar actitudes dormidas
de dominio y estima.

“La mujer se pone un pedazo de carne en la planta de uno de los pies y


haciéndole bisteck lo da de comer al hombre” (Valdizán, p. 492).

Situaciones como estas están comprometidas en aquellos casos en que, por ejemplo, la
esposa pone al hombre en contra de sus familiares.

La Psiconeuroinmunología ha permitido ir encontrando las estrechas vinculaciones


entre lo mental y lo corporal, en como nuestros pensamientos y sentimientos determinan
cambios físicos que afectarán nuestro salud para bien o para mal, y que existen
regularidades para afectar dicho aspecto mental (sea por sugestión positiva o
iatrogénica, por efecto placebo o nocebo). Para más detalles, recomiendo el texto de
divulgación científica El Médico Interior8.

A través de estos casos queremos resaltar que el Daño se alimenta entonces de nuestros
miedos, creencias y culpas. Que ellos son como una puerta abierta que nos hace
vulnerables9. En este nivel es frecuente el error de pensar que si uno no cree en la
brujería no le podrá afectar. Como hemos visto esta defensa racional es útil para un
nivel psicológico conciente, que es una parte reducida de nuestra existencia (aunque nos
gusta creer que es al contrario) pero no para el físico, que es muy concreto, ni para los
otros niveles que explicaremos, aunque no sean tan tangibles. Una alternativa al “yo no
creo en esas cosas” es más bien un sano reconocimiento: “Rechazo todo mal”10.

ENERGETICO
Al adentrarnos en el nivel energético lo racional se va desdibujando si nos mantenemos
en los parámetros habituales de percepción. Y sin embargo esfuerzos sostenidos y
coherentes de explicar este nivel se viene dando desde distintos ángulos de la ciencia,
acercándose a lo que de forma milenaria han sostenido diversas disciplinas y prácticas
(escuelas de meditación, de artes marciales, filosóficas, etc.): la existencia de un campo
de energía (aura) que nos rodea y que puede ser influido, provocando cambios en
nuestro cuerpo y mente.

En el caso del Daño se afecta el aura de la persona y se realizan procedimientos


específicos para lograrlo.

La conocida práctica de usar muñecos y/o fotografías, pelos o ropa interior responde al
hecho que se asume que en dichos objetos persiste una parte del propietario, y no
importa la distancia, el propietario se mantiene unido a ellos. Esta es una concepción
holográfica, en que la parte expresa al todo.

Otra práctica, distinta y complementaria, es la de proyectar una intención, desear


intensamente un mal a alguien. La intención proyectada se transmitiría como paquete de
información o quanto, por lo que la distancia se hace i-rrelevante.

8
Ver bibliografía.
9
Jacques Mabit, comunicación personal.
10
Lourdes , ayahuasquera. Comunicación personal.

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Bárbara Brennan, física y a la vez sanadora energética, describe detalladamente cómo
las personas, así como tienen mecanismos de defensa psicológicos, también los tienen
de tipo energético, usándolos de forma automática e inconsciente. Una persona
entrenada puede fácilmente dirigir esa energía con propósitos determinados. Brennan
nos habla de auras tipo puercoespín, en persona muy defensivas, o que cuando se
vociferan insultos son como dardos energéticos. Exactamente lo mismo dicen los
curanderos amazónicos: un deseo malintencionado se lanza como una flecha energética
o virote.

También existen quienes buscan acaparar la atención y su expresión energética es


semejante a los tentáculos de un pulpo. Esta imagen puede fácilmente ilustrarnos el
enlace energético que se realiza en un amarre (Manos que Curan, pp. 104 - 107).

Lazos energéticos

Por otro lado, el doctor Konstantine Korotkov perfeccionó la máquina Kirlian,


desarrollando una versión que mide la emisión de gases corporales que configuran un
“aura” con indicadores del funcionamiento del organismo.

Algunos experimentos usando dicho instrumento ilustran como el deseo focalizado de


una persona llega a otra persona, independiente de la distancia entre ellos. Los gráficos
kirlian muestran el desprendimiento de un flujo de “energía” y paralelamente, a miles de
kilómetros de distancia, a la otra persona en quien se proyectó el deseo, recibiendo un
flujo de energía. Cabe recordar que la física cuántica, la física del mundo subatómico,
explica estos fenómenos de simultaneidad (interacción no local), imposible de entender

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en términos de física clásica, que maneja el concepto de “nada es más rápido que la
velocidad de la luz”, lo cual sólo es cierto en términos atómicos.

Variaciones en el aura según la


GDV – Kirlian (Korotkov)

Existen, pues, realidades aún por explorar de cómo funciona el mundo subatómico, y
del que varios científicos de frontera insisten en relacionar con el mundo de la mente.
Fenómenos como sueños premonitorios, intuiciones de la muerte de un familiar, entre
otras, son indicios de que el tiempo y el espacio son estructuras relativas y no absolutas
como solemos considerarlas.

ESPIRITUAL
Nos referimos a lo espiritual en este apartado a todo aquello que trasciende nuestro
sentido de individualidad (aspectos transpersonales). Ello puede involucrar influencias
de vidas pasadas, de implicaciones sistémicas relacionadas con ancestros, experiencias
de posesión tanto de animales como de entidades antropomórficas. También están
involucradas afrentas a la escala de valores consensuada, como asesinatos, abortos,
fraudes. Aunque todo esto puede entenderse en términos de la individualidad y la
psicología, son vividos por las personas sobretodo como elementos que dañan el alma
(alma en su sentido de manifestación espiritual que trasciende la muerte). Por ello se
requiere una intervención también de índole espiritual, tan o más poderosa que el Mal
que nos ha invadido (véase Ojeda, 2002).

Muchos de los “Daños” diagnosticados corresponden a esta esfera transpersonal, por lo


que muchas veces no parecen tener sentido (“si yo no le hecho mal a nadie”). Podríamos
llamarle a esto “Daño Kármico” o “Daño Sistémico”.

Tanto en la esfera Energética como en la Espiritual el Daño puede y suele ser tratado a
través del ritual, la invocación de fuerzas sobrenaturales (a veces benignas, a veces
malignas) y la intervención sobre los campos de energía. Sin embargo, cuando el Daño

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es kármico o sistémico dicha intervención no siempre va acompañada de conciencia y
asunción de la propia responsabilidad, la persona puede sentir muchas cosas “salir de
ella”, vivenciar diversos sentimientos e incluso tener intuiciones o imágenes de escenas,
pero difícilmente llegar a ser contundentes. Una de las pocas formas de terapia capaz no
sólo de curar un Daño sistémico sino también de evidenciarlo es la de Constelaciones
Familiares. Veamos un caso (del autor):

Juan tiene 18 años. Desde hace un año presenta temor a exponerse al sol, con ahogos
y mareos. Esto fue haciendo que evitase salir a la calle durante el día. Dicha fobia se
fue generalizando al punto de ya no querer salir siquiera de noche. Tras 6 meses de
psicoterapia, incluyendo esencias florales y limpieza energética a logrado salir a la
calle de día, va a trabajar, aunque se mantiene a la sombra y si sale sol intenso se
marea o evita salir de casa.
Se realiza una Constelación Familiar11 y sale a flote que el abuelo había sido
asesinado por envenenamiento por cometer adulterio con una mujer casada. El nieto,
nuestro paciente, se halla identificado con el abuelo, es el chivo emisario de este
secreto familiar. La madre, presente en la sesión, corroboró que se decía que su
padre había muerto por brujería, y que había oído los rumores del triángulo amoroso
en que había estado inmerso su progenitor.

Para mayor información sobre este enfoque y su relación con “daños sistémicos” puede
revisarse los textos de Dykstra y Van Kampenhout (ver bibliografía).

A MODO DE CONCLUSION
El Daño podrá parecer a primera vista cosa de charlatanes e ingenuos, pero como hemos
podido revisar tiene tras de él un sentido y una fuerza indiscutibles. Hablar de Daño
resulta en hablar de ruptura, una ruptura que puede ser tanto personal como ecológica.
Si el daño es “diabólico” entonces lo que sana es lo simbólico, es decir lo que reúne, lo
que replantea, lo que integra. Eso es, lo que sana es Ser Íntegros, o volver a serlo.

11
Terapia en grupo en que a través de representantes se pone en evidencia las relaciones entre los
miembros de una familia y sus implicaciones sistémicas. Se busca poner orden en los enredos que han
generado el problema, creándose una nueva configuración más saludable.

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REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

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Dykstra, Ingrid (2007). El Alma conoce el Camino. Obelisco. Barcelona.

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síndrome urbano de la selva peruana, en Psiquiatría Folklórica, C. A.
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¿Ciencia, arte, mito, religión o dogma? Ruth Kristal de Burstein ed., Centro de
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Ojeda, Walter (2002). La Psicoterapia en los límites de la Realidad.


www.takiwasi.com

Valdizán, Hermilio & Maldonado Angel (1922). La Medicina Popular Peruana


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Van Kampenhout, Daan (2004). La sanación viene desde afuera (chamanismo y


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