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Cuestionario

Un compañero o compañera lee la pregunta de este cuestionario y


otro compañero o compañera va leyendo el capítulo 3 “Patología
del hombre caído”, número 2 “Patología del deseo y del gozo”;
inciso b) “Economía del deseo”; cuando encuentren la respuesta
en el libro la escriben bajo la pregunta correspondiente.

33.¿Quién es el hombre normal?, o ¿quiénes son los hombres


normales?
R. El hombre normal o como fue creado es un hombre con un sólo
deseo, este deseo se orienta a Dios y en Él se satisface
plenamente.

34.¿Cómo son los deseos del hombre caído?, es decir, ¿hacia


dónde están orientados los deseos del hombre caído?
R. Los deseos del hombre caído o en pecado están orientados
hacia los diferentes bienes sensibles o bienes carnales. El
deseo de Dios es sustituido por el deseo de los bienes
sensibles.

35.¿Cuál es la característica de la facultad desiderativa que


muestra que el deseo del hombre es fundamental único?
R. El deseo del hombre es único pues no puede dividirse en el
deseo de Dios y en el deseo de las criaturas o bienes sensibles.
Isaac de Nínive escribe: “Nadie puede poseer a la vez el amor de
Dios y el deseo del mundo” (Discursos ascéticos, 4; ver el 44).
En palabras de Jesús: “Nadie puede servir a dos señores, porque
aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se dedicará a uno y
despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero” (Mt
6,24).

36.Transcribe las siguientes citas: Gál 5, 17; Rm 8, 5.12.


R. “Pues la carne tiene apetencias contrarias al espíritu, y el
espíritu contrarias a la carne; y son tan opuestos entre sí, que
no hacéis lo que queréis. Pero, si sois guiados por el Espíritu,
ya no estáis bajo la ley. Ahora bien, las obras de la carne son
bien conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría,
hechicería, odios, discordia, celos, iras, ambición, divisiones,
disensiones, rivalidades, borracheras, comilonas y cosas
semejantes. Sobre todo esto os prevengo; ya os advertí que
quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios” (Gál
5,17-21).
“Efectivamente, los que viven según la carne desean lo que es
propio de la carne; mas los que viven según el espíritu buscan
lo espiritual. Ahora bien, las tendencias de la carne desembocan
en la muerte, mas las del espíritu conducen a la vida y la paz
(…) Así que, hermanos míos, no somos deudores de la carne para
vivir según la carne, pues si vivís según la carne,
moriréis” (Rm 8,5-6.12-13).

37.¿Qué aprendes de las siguientes citas de los padres de la


Iglesia oriental?: “¿De dónde se deriva que nuestro amor a
Jesucristo sea tan débil, sino de que agotamos las fuerzas de
nuestra alma en las vanas pasiones?”, dice san Juan
Crisóstomo. “Quien no sabe avanzar por el camino espiritual…
concentra todos sus esfuerzos en la carne”, apunta san Máximo
el Confesor. “En aquel que se alimenta del amor divino, ¿qué
deseo de los bienes de este mundo quedará?”, pregunta san
Diádoco de Fótice. “El alma unida a Dios por el amor no puede
ser arrastrada por los placeres y los apetitos del cuerpo, ni
incluso hacia ningún otro deseo a nada visible ni incluso
invisible, sea un objeto, sea una pasión, pues el dulce amor
de Dios tiene atado el impulso de su corazón, o mejor dicho,
toda la inclinación de su voluntad”, dice san Simeón el Nuevo
Teólogo.
R. En la medida en que satisfacemos los deseos sensibles, en esa
medida nos alejamos de Dios; y, en la medida en que buscamos a
Dios por amor a Él nos alejamos de los bienes sensibles.

38.¿Qué aprendes de la siguiente cita y qué harás en tu vida


después de aprender?: “Como el alma es mudable por naturaleza,
está sujeta al cambio: si descuida la asiduidad a las cosas
divinas, cae entonces en las preocupaciones terrenas”, explica
san Nicetas Stéthatos.
R. Aprendo que al dejar de buscar las cosas divinas se cae en
las cosas terrenas. Me comprometo a no dejar de buscar las cosas
divinas para no caer en el deseo de las cosas terrenas.

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