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RODULFO – EL NIÑO Y EL SIGNIFICANTE

C9 - LAS TESIS SOBRE EL JUGAR III - LA DESAPARICIÓN SIMBOLIZADA

La tercera función del jugar, aparece generalmente en el último cuarto del primer año, tiene un periodo
de aparición más o menos fluctuante y luego uno de despliegue en el que da una serie de repeticiones. La
forma más sencilla y segura de detección de esta tercera función del jugar es a través de juegos de escondite,
pequeñas prácticas de aparición y desaparición, muy típicas por los demás, y reduplicadas por el adulto. Son
el principio de un largo camino que desemboca en juegos más complejos, reglados inclusive, en los que el
goce en ocultarse se mantiene esencial.
Se localiza también en juegos de “taparse”, y desprendimiento trascendental de la mirada del Otro y
de su ligadura fuerte con el ser: soy mirado, existo. Lo escópico es así tan decisivo en la operación de la
jugada del destete como la oralidad clásicamente establecida. Se trata de un verdadero fenómeno de destete
porque se está produciendo una separación fundamental yo/ no yo, partición simbólica escisión básica de la
que depende toda la proliferación imaginaria sobre lo externo y lo interno.
Esta nueva adquisición, la capacidad de desaparecer, se vuelve decisiva para la cuestión de que haya
algo real, algo es real solo a partir de que demuestra y hace valer la posibilidad efectiva de su desaparición.
Otro tipo de fenómeno lúdico fácilmente reconocible por su proliferación en el segundo año de vida y
en el que la operación del fort/da se pone enteramente en juego, nos conduce al descubrimiento de la puerta,
en particular, en su función de cierre (asi como el arrojar prima en la manipulación del carretel. Con esto
durante el segundo año de vida lo que sucede es algo distinto: una dedicación incansable a cerrar cuanta
puerta encuentre, desapareciendo asi o haciendo desaparecer al otro o a lo que fuere.
Toda esta compleja gama de fenómenos es susceptible de ser reagrupada bajo el nombre de la
denegación originaria o protodenegacion, si consideramos que acompaña la aparición del “no”. En el
segundo año de vida también se hace sentir la irrupción del jugar con el no, del jugar incluso a ser no,
respondiendo el niño a toda solicitación del Otro, aunque luego toma lo que se le ofrece. Este tiempo de
jugar a “no querer ser”, es constitutiva.
Producción de un afuera. Al tirar el carretel, el niño crea un espacio que antes no existía. No es que el
objeto se ve arrojado afuera, sino que al arrojar al objeto se crea el afuera. Simboliza así la partida de la
madre.

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