Estamos viendo lo que Cristo Jesús le dice en particular a la iglesia de Éfeso,
pero que también es algo que Dios hoy nos dice a cada uno de nosotros quienes hacemos parte de su iglesia. En Apocalipsis 2:2-4 Cristo sigue hablando por medio de su mensajero y le dice a la iglesia en Éfeso: Conozco tus obras, tu duro trabajo y tu perseverancia. Sé que no puedes soportar a los malvados, y que has puesto a prueba a los que dicen ser apóstoles, pero no lo son; y has descubierto que son falsos. Has perseverado y sufrido por mi nombre, sin desanimarte. Sin embargo, tengo en tu contra que has abandonado tu primer amor. Pensemos primeramente en los versículos 2 y 3, allí comienza diciendo “Conozco tus obras” esta era una iglesia con mucha actividad, allí se hacían mil cosas, y todo esto era bueno, una iglesia que no se queda quieta, de hecho, sigue diciendo “tu duro trabajo y tu perseverancia”, ¡Que increíble! esta iglesia no para de trabajar, esta es una iglesia digna de admirar, de hecho persevera, es decir que a pesar de la oposición y la dificultad nada, absolutamente nada la puede parar, no hay nada en este mundo que la detenga. Esta no es una iglesia estática, sino que se mueve muchísimo y lo más importante, Dios mismo está viendo todo esto, y es que claro, ¿qué puede escapar de los ojos de Dios? Si es que Dios mismo les dice “Sé que no puedes soportar a los malvados”. Esta es una iglesia que no solo tiene tiempo para mil actividades, sino que ésta iglesia está comprometida con la santidad, no soportan el mal, quieren estar apartados de cualquier cosa que les pueda manchar con el pecado y como si fuera poco es una iglesia comprometida con la verdad, tanto así que dice “y que has puesto a prueba a los que dicen ser apóstoles, pero no lo son; y has descubierto que son falsos” aquí no hay oportunidad para el error, para la falsa doctrina, aquí se toman muy en serio la Palabra de Dios y quien quiera decir algo debe fundamentarlo solo por la Palabra, a tal punto que muchos han dicho ser apóstoles y esta iglesia se ha dado cuenta que no son más que falsos, mentirosos, esta iglesia tiene un celo por la verdad como nadie pudiera imaginar. Y aún hay más “Has perseverado y sufrido por mi nombre, sin desanimarte”. A esta iglesia no le importa si tiene que sufrir, de hecho, ha sufrido y sigue adelante, y su sufrimiento ha sido por causa del nombre de Jesús, ésta es una iglesia que ha puesto en alto el nombre de Jesucristo y esto le ha traído dolor y sufrimiento, pero no importa, lo ha soportado, ha perseverado y sigue allí firme sin desanimarse. Seguro que todo esto antes le da más ánimo para seguir adelante, en definitiva, es cierto, a esta iglesia nada la detiene. Pero Dios no solo conoce muy bien toda esta actividad, Dios no solo ve todo lo que esta iglesia hace, todo lo que lleva a cabo, su celo por la verdad y aún su mismo sufrimiento, sino que Dios que todo lo sabe y lo escudriña, también puede ver su corazón y que todo esto no se hace por amor. Es por esto que encontramos estas fuertes palabras “Sin embargo, tengo en tu contra que has abandonado tu primer amor”. Esta sola queja de Dios es devastadora. ¿De qué sirve toda esa actividad, para qué tener tanto cuidado de preservar la verdad, qué han ganado con tanto dolor y sufrimiento si lo que los ha motivado ha sido un amor por sí mismos? Es una iglesia que se siente orgullosa, que mira a su alrededor y ven cuanto han logrado, es una iglesia que todos admiran y que tienen como referencia, pero es una iglesia que solo se mueve para su propia gloria. Abandonaron el primer amor, se olvidaron que a Dios no le tenemos para impresionarle, sino para amarle, que sea poco o mucho lo que hagamos, todo sea por amor a Él, no por ser grandes ante los demás y querer sobresalir. A veces el cristianismo parece más una competencia, ¿quién da más, quien puede hacer más? Pero ¿estamos haciendo todo esto porque amamos a Dios y porque nos amamos unos a otros? ¿O solo por impresionar? Sí, Dios ve todo lo que hacemos, pero no esperemos que Dios nos apruebe y nos diga que bien lo has hecho cuando Él conoce muy bien las intenciones de nuestro corazón. Al cielo no vamos por lo que tú y yo podamos hacer. El cielo no es un lugar que se ganan los grandes, los que más actividades realicen, la salvación no es por obras, esto es solo por gracia y si algo hemos de hacer es solo en respuesta al amor que Dios nos ha mostrado. Hacer algo, por muy bueno que parezca, pero sin la motivación correcta, se puede convertir en el peligro más grande. Hacer algo solo para que los demás nos vean, o para intentar llamar la atención de Dios no tiene sentido alguno, por el contrario, esto puede resultar en nuestra perdición. Esta iglesia no se estaba moviendo hacia el desastre, ya estaba allí, enredada por mil actividades sin una pizca de amor verdadero. Pero Dios que es tan bueno, no iba a dejar a su iglesia seguir en una actividad que en realidad la estaba destruyendo, aunque en la superficie parecía algo tan bueno, sino que allí vemos a Dios, lleno de amor, el amor más puro y sincero, diciéndole a esta iglesia, yo no necesito todo esto que tú haces, aunque es bueno, se ha convertido en algo malo porque no lo estás haciendo por amor a mí. Que todo lo que somos, que cada cosa que hacemos, por pequeña e insignificante que parezca, sea hecha solo porque de verdad amamos a Dios, de no ser así resultará en algo vano y sin sentido. No es lo mucho que tú y yo hagamos, es que cada cosa que llevemos a cabo sea hecha en el amor de Dios, en un amor que nunca cambia ni deja de ser, en un amor que no espera recibir nada a cambio, sino que todo lo da con agrado porque da de lo que ha recibido. Esto es lo que hace el amor de Dios en nosotros, éste es un amor que jamás podemos abandonar, este debe ser el único amor, “EL PRIMER AMOR”.