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violaciones?
Por Matt Slick
Recibí un correo electrónico de una mujer no Cristiana que había sido violada. Como
resultado de esto quedó embarazada y dio a luz a una niña. La lucha emocional y física
por la que tuvo que atravesar fue muy difícil y fue aquí donde estuvo sopesando la
situación. Ella quería saber por qué Dios había permitido que esto sucediera. Este
artículo está adaptado de los correos electrónicos que intercambiamos.
Por la anterior Escritura podemos ver que Dios no acepta la violación. Él castiga al
violador. Pero esta respuesta, aparentemente simple, no es suficiente. ¿Qué hay acerca
de las otras preguntas que surgen debido a una violación?
Ella cuenta: “Fui violada hace 7 años. Ahora, tengo una hija resultado de esta
violación. Casi morimos cuando fui a dar a luz. No podía soportar toda esta situación
y esto tendrá—estoy segura—un efecto negativo sobre ella.”
Le respondí: “Siento profundamente esta situación. No la culpo por el efecto que esto ha
tenido en Usted. Fue extremadamente equivocado lo que le sucedió.”
“Quiero hacerle algunas preguntas.” Escribió ella. “Primero: ¿Por qué tenía que
suceder todo esto? Soy agnóstica. ¿Merezco por lo tanto tal clase de castigo?”
“No sé por qué sucedió esto. Como Cristiano a quien le gusta responder preguntas
difíciles, no tengo una respuesta. Y me disculpo por esto. Pero el pecado está presente
en el mundo y éste, levanta orgullosamente su cabeza contra todos. Yo mismo, perdí a
un hijo por defecto de nacimiento. Él murió en los brazos de mi esposa y en los míos. Y
todo lo que puedo decir es que aún cuando no entendimos porque sucedió, tuvimos
nuestros ojos puestos en el Señor y fuimos confortados por Él a través de la experiencia.
No pretendo con esto arrojar una luz en su situación. Pero la verdad es que no le puedo
dar una respuesta definitiva excepto decirle que vivimos en un mundo caído y que esta
clase de cosas suceden. La persona que le hizo esto sufrirá consecuencias eternas el día
del juicio.”
“¿Por qué debe sufrir mi hija pequeña? Si todo esto ha sucedido por mí, entonces,
¿por qué ella tiene también que sufrir? ¿Su dios no reconoce el dolor de ella?”
Le dije: "Claro que Dios reconoce el dolor. Él lo conoce debido a que vino y murió en la
Cruz por nosotros y sufrió gran dolor para nuestro beneficio, para que pudiéramos ser
capaces de ser libres de las ataduras del pecado. Estoy casado y he pensado acerca de lo
que sucedería si mi esposa fuera violada y quedara embarazada. He pensado acerca de
esto a través de los años. Primero que todo, insistiría para que el niño/la niña fuera
mío(a) legalmente. Amaría a mi esposa y a ese niño/esa niña considerándolo(a) como
mío(a). Lo/La criaría con todo el amor que les daría a mis propios hijos. ¿Por qué?
Porque no es la culpa del niño/de la niña. Él/ella no conoce los porqués. Lo único que
necesita es ser amado(a), estar seguro en los brazos de sus padres. ¿Por qué tengo que
hacer que el niño/la niña pague por los pecados de otros? ¿Lo consideraría menos
importante o menos amado(a) que a mis hijos naturales? Aun cuando la llegada del
niño/de la niña sería con dolor y angustia—de muchas maneras—le extendería el mismo
amor de la manera como el Señor me lo extiende a mí. Él no me debe nada y me salvó
misericordiosamente de mis pecados para que pudiera habitar con Él. ¿No debería hacer
lo mismo con otros?"
“¿Por qué es que la vida de mi violador parece ser tan bendecida? Él ahora está
casado, está libre y seguro y puede esconder su crimen. ¿Está Dios del lado de él?
Parecería.”
“No. Dios no está del lado de él. La Biblia—en los Salmos—habla acerca de esta cosa.
El Salmista pregunta a Dios por qué el malvado prospera y el justo sufre. Dios le
responde y le dice que en esta vida, puede que el malvado tenga éxito, pero que su fin es
destrucción. Pero Dios es misericordioso aún para con el malvado. Él permite que ellos
vivan…algunas veces, permite que ellos sean inmediatamente castigados. De cualquier
forma, ellos tendrán lo que para ellos viene.”
Actualización: Esta mujer, por la gracia de Dios, se convirtió en Cristiana unos pocos
meses después de nuestra comunicación. Ella está creciendo en fortaleza en el Señor y e
Todos los años se realizan más de cincuenta millones de abortos, una cifra que supera la
población de muchos países.
La mujer que decide abortar lo hace por varias razones, entre ellas los problemas
económicos o de pareja, el deseo de completar su educación o de dedicarse a cierta
profesión, o el no querer ser madre soltera. Pero hay quienes piensan que el aborto es
moralmente inaceptable, una traición a la confianza que se ha puesto en la mujer
embarazada.
A los ojos de Dios, la vida —sobre todo la vida humana— es sagrada (Génesis 9:6;
Salmo 36:9). También lo es la vida de la criatura que está en el vientre de su madre, el
lugar que Dios diseñó para que los bebés estén protegidos durante su formación.
Un escritor de la Biblia cantó a Dios: “Me tuviste cubierto en resguardo en el vientre de
mi madre”. Y añadió: “Tus ojos vieron hasta mi embrión, y en tu libro todas sus partes
estaban escritas, respecto a los días en que fueron formadas” (Salmo 139:13, 16).
Lo que Dios piensa sobre la vida de un bebé no nacido se refleja, por un lado, en la Ley
que dio a la nación de Israel, y por otro, en nuestra propia conciencia. La Ley establecía
que si una mujer embarazada perdía el bebé a causa de una agresión, el culpable
merecía la pena de muerte. Así, el asesino pagaba la vida de la criatura con la suya
propia (Éxodo 21:22, 23). Los jueces primero tenían que evaluar las intenciones y
circunstancias de cada caso (Números 35:22-24, 31).
Además, Dios ha dotado a los humanos de una conciencia o voz interior. Cuando una
mujer le hace caso a su conciencia y cuida de la vida de su bebé no nacido, se siente
bien con ella misma. * Si hace algo en contra de esta, tal vez la atormente o incluso la
condene (Romanos 2:14, 15). Es más, algunos estudios afirman que las mujeres que
tienen un aborto corren más riesgo de padecer ansiedad o depresión.
“Su conciencia da testimonio con ellos y, entre sus propios pensamientos, están siendo
acusados o hasta excusados” (Romanos 2:15).
¿Y si ya se ha hecho un aborto?
LO QUE DICE LA GENTE.
Ruth, madre soltera, dijo: “Ya tenía tres niños pequeños, y no veía cómo iba a cuidar de
un cuarto. Sin embargo, después que aborté, sentí que había hecho algo terrible”. *
¿Podría Dios perdonarla?
Jesucristo tenía la misma forma de pensar que Dios, por eso dijo: “No he venido a
llamar a justos, sino a pecadores a arrepentimiento” (Lucas 5:32). Cuando estamos
arrepentidos de corazón por haber hecho algo mal y le pedimos a Dios que nos perdone,
él lo hace sin reservas, aun si se trata de pecados graves (Isaías 1:18). Salmo 51:17 dice:
“Un corazón quebrantado y aplastado, oh Dios, no lo despreciarás”.
Además de una conciencia limpia, Dios da paz interior a la persona que se arrepiente
cuando esta le ora con humildad. Filipenses 4:6, 7 dice: “Por oración y ruego junto con
acción de gracias, dense a conocer sus peticiones a Dios; y la paz de Dios que supera a
todo pensamiento guardará sus corazones y sus facultades mentales mediante Cristo
Jesús”. * Ruth estudió la Biblia y le expresó a Dios sus sentimientos más profundos. Así
consiguió tener esa paz interior. Aprendió que Dios concede “verdadero perdón” (Salmo
130:4).
Este artículo está centrado netamente en el punto de vista bíblico respecto a este tema tan
contingente en nuestra sociedad. Creo que se necesitarán más posts para poder hacer un
análisis más amplio del tema, considerando los muchos factores que lo afectan.
Dedicado especialmente para José Luís Vega P, quién en octubre pasado manifestó su
interés por este tema, además de la adoración (ya viene este más adelante). Mis disculpas
por la tardanza, pero aquí va, todas sus opiniones son bienvenidas.
¿Y usted que opina el aborto? Preguntas como éstas se hacen unos con otros, debatiendo
en cuanto foro existe. Es un tema muy complejo, y al respecto ya tenemos opiniones de
bastante gente. Sin embargo, parece que al mundo se le ha olvidado preguntar al
mismísimo dueño de la vida: Dios.
¿Qué dice Dios al respecto? No es necesario que Dios te de una respuesta audible o
visual, no es necesario que un ángel del cielo venga con gran estruendo a comunicarte la
opinión de Dios; todo lo que necesitas es una Biblia.
En la Biblia podemos encontrar todas las respuestas; podemos saber que es lo que Dios
piensa, su carácter y su forma de actuar.
Ahora, lo más terrible de todo esto es que no solamente estamos hablando de matar a un
ser humano, sino de matar a un inocente.
¿Matando a un inocente? ¡Claro! ¿Acaso fue culpa del niño su gestación? ¿Él pidió
venir al mundo? No. El niño no pidió venir al mundo ni ha cometido mal alguno. Más
bien, los responsables de la situación son los padres biológicos (o por lo menos uno de
ellos), pero en ningún caso la culpa recae en el niño. ¿Qué culpa tiene la criatura por
nacer?
2.- Dios nos conoce desde que somos embriones y ya tiene un plan
para los niños aún no nacidos.
“Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que
fueron luego formadas, sin faltar una de ellas.” (Salmo 139:16)
El salmista declara que aún en el vientre de su madre, los ojos de Dios ya estaban en él,
aún cuando solamente era un embrión. ¡Dios nos tiene en cuenta aún cuando somos
embriones!
¿Qué es un embrión?
Veamos cual es la definición de “embrión” según la RAE:
“1. m. Ser vivo en las primeras etapas de su desarrollo, desde la fecundación hasta que el
organismo adquiere las características morfológicas de la especie. 2. m. En la especie
humana, producto de la concepción hasta fines del tercer mes del embarazo.”
Cuando nos referimos a “embrión” estamos hablando del ser que ni siquiera está
visiblemente desarrollado; es el ser que se forma en las primeras etapas del embarazo. Y
es aquí donde se cometen muchos abortos, ya que los abortistas consideran que un
embrión no es un ser humano al que se le deba considerar como tal… pero Dios tiene
en cuenta a esos diminutos seres como personas y desde ya nos conoce como
personas.
Así es, siendo embriones o fetos, Dios ya nos estaba mirando y ya tenía planes para
nuestras vidas. Como ejemplo de ello, podemos citar las palabras del profeta Jeremías y
del apóstol Pablo, los cuales tenían un plan trazado para sus vidas desde el vientre de sus
madres.
Dios conoció y santificó al profeta Jeremías antes de que este se formase en el vientre de
su madre. Su plan ya estaba trazado: Ser profeta a las naciones.
“Vino, pues, palabra de Jehová a mí, diciendo: Antes que te formase en el vientre te
conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.” (Jeremías
1:4-5)
Dios apartó al apóstol desde el vientre de su madre, para que cuando naciese y fuere
grande, fuese el apóstol que predicó a Cristo a todo el mundo.
Si Dios conoce y tiene un plan de vida para ese niño que se está gestando, ¿Quién se podrá
atrever a interrumpir la obra de Dios?
El poder dar a luz o no hacerlo no es “un derecho” de las madres, sino es una facultad que
solamente tiene Dios en su poder. Solo él puede otorgar o impedir el fruto del vientre.
“Así dice Jehová, Hacedor tuyo, y el que te formó desde el vientre, el cual te ayudará:
No temas, siervo mío Jacob, y tú, Jesurún, a quien yo escogí.” (Isaías 44:2)
Si bien la ley de Moisés era sólo aplicable en los tiempos del Antiguo Testamento (antes
de Jesucristo), hago mención de esto pues esta ley nos deja una enseñanza de fondo
universal: Dios le da tanta validez a la vida de un ser nacido como a uno no nacido.
Si un hombre mataba a espada a otro hombre, el tal debía se muerto a espada también; así
mismo un hombre que provocaba un aborto él debía pagar con su vida, dejando como
lección que la vida de ese niño es tan importante como la de un ser nacido y adulto.
En resumen… ¿Qué crees que opina Dios de todo esto? ¿Qué opinará al ver que se
derrama sangre inocente? Esto es lo que opina:
“Seis cosas aborrece Jehová, y aun siete abomina su alma: Los ojos altivos, la lengua
mentirosa, las manos derramadoras de sangre inocente.” (Proverbios 6:16-17)
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Autor:
Hernán Toro - Escépticos Colombia
“ Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre. ¡Te alabo porque soy
una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien! Mis huesos
no te fueron desconocidos cuando en lo más recóndito era yo formado, cuando en lo
más profundo de la tierra era yo entretejido. Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación...”
(Salmos 139, 13-16 NVI)
Introducción
Ante esta sequía textual antiabortista, los cristianos aceptan acríticamente lo que les
dicen en el púlpito: "el embrión es un bebito indefenso". Con ese axioma recurren a la
"justicia divina" para concluir que Yahvé aborrece el "homicidio" de niños inocentes,
incluso los "nonatos". Esa argumentación se esgrime incluso en casos de violación: el
"bebito" sería inocente del estupro cometido por su padre. Yahvé, "defensor
del indefenso" castigaría al "asesino" de estos hipotéticos niños.
¿Es esto cierto? ¿La Biblia condena al aborto temprano? ¿Yahvé defiende a los niños y
embriones inocentes? Para responder, se debe escudriñar la Biblia y examinar su
concepto de persona, la actitud de Yahvé ante la vida humana, su relación con los niños
y los gestantes, y los versículos sobre el aborto que el clero oculta al cristiano
promedio.
No matarás
“Y Dios el Señor formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz hálito de
vida, y el hombre se convirtió en un ser viviente.” (Génesis 2,7 NVI)
Aunque Yahvé hubiera formado al hombre de la tierra, no era ser viviente hasta que
Yahvé le sopló hálito o aliento de vida. Sin respiración, no hay persona. Es el aliento o
hálito o espíritu, lo que anima al ser vivo. Esto es una generalidad
que según la Biblia, se cumple para todo ser humano:
“¿Quién de todos ellos no sabe que la mano del Señor ha hecho todo esto? En sus
manos está la vida de todo ser vivo,y el hálito que anima a todo ser humano.” (Job
12,9-10 NVI)
Aunque Yahvé hubiera formado al hombre de la tierra, no era ser viviente hasta que le
insuflara aliento. Sin respiración no hay persona: sólo una escultura de tierra. Esto es
más claro en Ezequiel 37,1-10 (NVI):
“La mano del Señor vino sobre mí, y su Espíritu me llevó y me colocó en medio de un
valle que estaba lleno de huesos. Me hizo pasearme entre ellos, y pude observar que
había muchísimos huesos en el valle, huesos que estaban completamente secos. Y me
dijo: «Hijo de hombre, ¿podrán revivir estos huesos?» Y yo le contesté: «Señor
omnipotente, tú lo sabes.»
Entonces me dijo: «Profetiza sobre estos huesos, y diles: ¡Huesos secos, escuchen la
palabra del Señor! Así dice el Señor omnipotente a estos huesos: ‘Yo les daré aliento
de vida, y ustedes volverán a vivir. Les pondré tendones, haré que les salga carne, y los
cubriré de piel; les daré aliento de vida, y así revivirán. Entonces sabrán que yo soy el
Señor.» Tal y como el Señor me lo había mandado, profeticé. Y mientras profetizaba,
se escuchó un ruido que sacudió la tierra, y los huesos comenzaron a unirse entre sí.
Yo me fijé, y vi que en ellos aparecían tendones, y les salía carne y se recubrían de
piel, ¡pero no tenían vida! Entonces el Señor me dijo: «Profetiza, hijo de hombre;
conjura al aliento de vida y dile: Esto ordena el Señor omnipotente: ‘Ven de los cuatro
vientos, y dales vida a estos huesos muertos para que revivan. » Yo profeticé, tal como
el Señor me lo había ordenado, y el aliento de vida entró en ellos; entonces los
huesos revivieron y se pusieron de pie. ¡Era un ejército numeroso!”
Este texto es clave al evaluar la postura antiabortista cristiana basada en textos como
Jeremías 1, donde se aluda a la formación de entrañas y huesos en un feto. Nótese que
el pasaje de Ezequiel es mucho más explícito que el de Salmos 139: hay tendones,
carne, piel, y aún así, no hay vida porque no hay aliento. Ningún texto bíblico considera
persona viva al embrión (golem hebreo), independiente de su nivel de desarrollo. Sólo
es ser vivo al respirar, tal como el ejército en Ezequiel vive sólo después que el aliento
de los cuatro vientos entra en los cuerpos ya formados pero no vivos de los soldados.
Así, las citas al inicio de este artículo son irrelevantes en el debate religioso sobre el
aborto.
Este punto crucial, oculto por catequistas y predicadores, aclara otros relatos confusos
sobre el valor de los fetos en gestación e incluso de los niños recién nacidos. Así,
Levítico 27,1ss habla del precio a pagar al santuario para redimir personas, de acuerdo a
la edad y el sexo. El rango de precios se presenta en la siguiente tabla:
Resalta que no haya haya precio para redimir niños menores de un mes. La Ley de Dios
ni siquiera los considera. En la misma línea, Números 3,14-16 narra un censo ordenado
por el mismísimo Yahvé en persona. Como es bien sabido, el fin de un censo es contar
el número de personas en una población. La orden de Yahvé sobre lo que se debe
contar como "persona" aclara mucho sobre los niños recién nacidos:
“Cuenta los hijos de Leví según las casas de sus padres, por sus familias; contarás
todos los varones de un mes arriba.” (Números 3,15 RVA).
Yahvé es muy coherente con su política de lo que considera "persona": los niños
menores de un mes no se redimen pues ni siquiera valen un siclo para el santuario y de
la misma forma, Yahvé ignora en su censo a los bebés menores de un mes. Su motivo
para establecerlo así quedará claro en las secciones siguientes.
Un lector suspicaz podría pensar que este autor está citando sin contexto para
tergiversar la actitud de Yahvé ante los niños indefensos. Como defensa, se insta al
lector que verifique cada cita en su Biblia; esto, mas los textos a continuación,
convencerán al lector serio.
Yahvé y los niños indefensos
"Tal será la angustia que te hará sentir tu enemigo durante el asedio de todas tus
ciudades, que aun la más tierna y sensible de tus mujeres, tan sensible y tierna que no
se atrevería a rozar el suelo con la planta de los pies, no tendrá compasión de su
propio esposo al que ama, ni de sus hijos ni de su hijas. No compartirá el
hijo que acaba de parir, ni su placenta, sino que se los comerá en secreto, pues será
lo único que le quede. ¡Tal será la angustia que te hará sentir tu enemigo durante el
asedio de todas tus ciudades!" (Deuteronomio 28,55-57 NVI)
No es el único caso. Ezequiel 5,10 es otra versión concisa de esa amenaza. Quien dude
que se efectuara puede leer 2Reyes 6,28-29, y Lamentaciones 2,1-22 y 4,4. En el
primero, la amenaza se lleva a cabo de forma grotesca, según la queja una samaritana
ante su rey: "Esta mujer me dijo: Da acá tu hijo, y comámoslo hoy, y mañana
comeremos el mío. Cocimos, pues, a mi hijo, y lo comimos. El día siguiente yo le dije:
Da acá tu hijo, y comámoslo. Mas ella ha escondido a su hijo" (RVR1960). Y para
el lector que dude de la bondad de las madres que esto hicieron, Lamentaciones 4,10 les
aclarará que no eran malvadas sino "mujeres justas". Dejando a un lado la afición de
Yahvé por el canibalismo de madres inocentes con sus propios hijitos inocentes, es
ilustrativo considerar el sino de las víctimas pertinentes para este estudio:
"La lengua del niño de pecho se pegó a su paladar por la sed; Los pequeñuelos
pidieron pan, y no hubo quien se lo repartiese." (Lamentaciones 4,4 RVR1960).
Nadie que lea esto puede seguir argumentando que a Yahvé le importan los niños
indefensos. A esa deidad le tiene sin cuidado el hambre, la sed, el dolor, e incluso el
asesinato infantil ya que lo usa como medio de castigo. Los niños de pecho inocentes de
personas inocentes que viven en el pueblo de un idólatra terminan muriendo de
inanición y de sed; sus padres inocentes terminan obligados a comerse a sus propios
hijos... todo para castigar comunitariamente el pecado de algún morador de la ciudad.
Yahvé mata de inanición a bebés sólo para vengarse de sus padres, no obstante la
inocencia de los infantes. Es la cosificación de los niños:
usarlos como medios, utilizarlos para desquitarse los pecadores. Bastaba vivir en el
mismo pueblo del pecador para sufrir el castigo caníbal de Yahvé; bastaba ser niño de
pecho en ese pueblo para morir de hambre y sed. Ese es el alto
valor que Yahvé da a la vida de los niños inocentes.
"Sus niños serán estrellados delante de ellos; sus casas serán saqueadas, y violadas
sus mujeres. He aquí que yo despierto contra ellos a los medos, que no se ocuparán de
la plata, ni codiciarán oro. Con arco tirarán a los niños, y no tendrán misericordia del
fruto del vientre, ni su ojo perdonará a los hijos." (Isaías 13,16-18 RVR1960).
Fueron sólo dos ejemplos más de la manía infanticida de Yahvé hacia niños inocentes
para vengarse de adultos pecadores. En el primero, el salmista "inspirado" declara
"bienaventurado" a quien estrelle niños babilonios contra las rocas. En el segundo,
Yahvé hace atravesar con flechas a los niños que hayan sido concebidos por ciudadanos
de un pueblo idólatra.
Pero para darle algo de "crédito" a esta deidad, hubo un caso en el que Yahvé tuvo
motivos "de peso" para asesinar niños. En 2 Reyes 2,23ss, unos muchachos tienen la
ocurrencia de mofarse de la calvicie de Eliseo. Este santo profeta los maldijo e
inmediatamente salieron dos osos que despedazaron a 42 de los muchachos. Para Dios,
la pena a pagar por niños "malvados" que se burlan de un calvo es morir despedazados
por osos.
Se ha demostrado bíblicamente que a Yahvé lo tiene sin cuidado matar niños de pecho
por inanición, estrellándolos contra rocas, o atravesándolos con flechas para vengarse de
un pueblo idólatra. Esta deidad no tiene inconveniente en hacer que los padres inocentes
de un pueblo idólatra terminen comiéndose a sus propios hijitos inocentes. En la misma
línea, considera que el castigo adecuado para niños burleteros es hacer que dos
osos destrocen a 42 de ellos. Esto demuestra que la postura de Dios hacia los
niños inocentes no es la que dicen los cristianos. Yahvé es un infanticida en masa.
Condenar el aborto con la pretensión de que Yahvé defiende a los niñitos indefensos es
exhibir una ignorancia bíblica absoluta.
Aunque sólo se han mostrado textos que documentan la afición de Yahvé por el
infanticidio, el aborto sigue esquivo... ¿hay textos bíblicos que apunten directamente al
aborto? ¿será que, para beneplácito de los antiabortistas, la actitud de Yahvé cambia
ante los embriones y fetos? Esto se responde en la siguiente sección.
Yahvé y el aborto
El aforismo de "los árboles no dejan ver el bosque", tiene una aplicación directa en el
tema del aborto en la Biblia. textos bíblicos tan conocidos que siempre han estado
prácticamente bajo nuestras narices, señalan una actitud divina proclive al aborto. Por
ejemplo, en el mito del Diluvio Universal, Yahvé vió que la maldad del hombre "era
mucha" y para eliminarla, decidió anegar a toda la creación. Dejando de lado el hecho
de que esto no sirvió para nada [4]... ¿Acaso entre los seres humanos ahogados no
había ningún niño de pecho? ¿no había ninguna mujer embarazada? Ese
mito representaría la mayor eliminación masiva de embriones de la "historia" humana.
Todos los embriones "inocentes" habrían sido exterminados por el dios tribal Yahvé sin
el menor recato y sin importarle que los culpables fueran los progenitores: todos
habrían sido abortados al ahogar a sus madres cuando inundó la tierra durante 40 días y
40 noches.
"Dales, oh Jehová, lo que les has de dar; dales matriz que aborte, y pechos enjutos.
Toda la maldad de ellos fue en Gilgal; allí, pues, les tomé aversión; por
la perversidad de sus obras los echaré de mi casa; no los amaré más; todos
sus príncipes son desleales. Efraín fue herido, su raíz está seca, no dará más fruto;
aunque engendren, yo mataré lo deseable de su vientre." (Oseas 9,14-16 RVR1960).
"El pueblo de Samaria cargará con su culpa por haberse rebelado contra su Dios.
Caerán a filo de espada; ¡a los niños los lanzarán contra el suelo, y a las embarazadas
les abrirán el vientre!." (Oseas 13,16 NVI).
Las sorpresas para el cristiano desinformado no cesan. Hay dos versículos de la Ley que
muestran sin lugar a duda que para la Biblia, un feto no es una persona; incluso hay una
Ley Bíblica que prescribe abortos rituales en forma de una ordalía. Estos casos
cruciales se examinan a continuación.
Éxodo muestra una Ley clara respecto al valor bíblico del feto:
"Si en una riña los contendientes golpean a una mujer encinta, y la hacen abortar pero
sin poner en peligro su vida, se les impondrá la multa que el marido de la mujer exija
y que en justicia le corresponda. Si se pone en peligro la vida de la mujer, ésta será
la indemnización: vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie
por pie, quemadura por quemadura, golpe por golpe, herida por herida." (Éxodo
21,22-23)
No hay que leer esto varias veces para entender su magnitud. Es muy claro: si una mujer
aborta accidentalmente en un altercado, entonces los causantes del aborto pagan con
dinero, como se paga cualquier cosa. Si la mujer muere, deben pagar vida por vida:
deben morir. Este versículo es categórico y zanja cualquier discusión sobre si el feto es
una persona bíblicamente. La vida de la mujer se paga con la vida de los agresores pero
el aborto del feto se paga con dinero. Para la Biblia, el feto ni siquiera es un ser vivo. A
pesar de algunos intentos fundamentalistas de tratar de pulir la traducción
infructuosamente, el veredicto global es unánime. Para la Biblia, un feto no es una
persona y abortarlo no es homicidio.
Tal vez lo más asombroso sobre el aborto en la Biblia sea que Yahvé mismo dictó leyes
que ordenan ejecutar abortos rituales. En Números 5,11ss están las prescripciones en
caso de celos matrimoniales. Cuando el hombre dudaba de la paternidad de lo que se
gestaba en el vientre de su mujer, el sacerdote llevaba a cabo una ordalía que obligaba a
la embarazada a ingerir cadaverina light (mortecina). Aunque literalmente el texto
es obscuro por eufemismos semitas típicos, el sentido es evidente:
"El sacerdote llevará a la mujer ante el Señor, pondrá agua pura en un recipiente de
barro, y le echará un poco de tierra del suelo del santuario. Luego llevará a la mujer
ante el Señor, le soltará el cabello y pondrá en sus manos la ofrenda memorial por
los celos, mientras él sostiene la vasija con las aguas amargas de la
maldición. Entonces el sacerdote pondrá a la mujer bajo juramento, y le dirá: Si
estando bajo la potestad de tu esposo no te has acostado con otro hombre, ni te
has desviado hacia la impureza, estas aguas amargas de la maldición no te
dañarán. Pero si estando bajo la potestad de tu esposo te has desviado, mancillándote
y acostándote con otro hombre aquí el sacerdote pondrá a la mujer bajo el juramento
del voto de maldición, que el Señor haga recaer sobre ti la maldición y el juramento en
medio de tu pueblo, que te haga estéril, y que el vientre se te hinche. Cuando estas
aguas de la maldición entren en tu cuerpo, que te hinchen el vientre y te hagan estéril.
Y la mujer responderá: ¡Amén! ¡Que así sea! El sacerdote escribirá estas
maldiciones en un documento, que lavará con las aguas amargas. Después hará que la
mujer se beba las aguas amargas de la maldición, que entrarán en ella para
causarle amargura. El sacerdote recibirá de ella la ofrenda por los celos. Procederá
a mecer ante el Señor la ofrenda de cereal, la cual presentará sobre el altar; tomará
de la ofrenda un puñado de cereal como memorial, y lo quemará en el altar. Después
hará que la mujer se beba las aguas. Cuando ella se haya bebido las aguas de la
maldición, y éstas entren en ella para causarle amargura, si le fue infiel a su esposo y
se mancilló, se le hinchará el vientre y quedará estéril. Así esa mujer caerá bajo
maldición en medio de su pueblo. Pero si no se mancilló, sino que se mantuvo pura,
entonces no sufrirá daño alguno y será fértil." (Números 5,11-28 NVI)
Para entender este texto a cabalidad hay que señalar varios puntos. En primer lugar, el
lector debe entender lo que implicaba ingerir tierra del santuario: Levítico 4 documenta
la costumbre de asperjar la sangre de los sacrificios; lo que la mujer ingería en su
ordalía era tierra que mezclada con sangre de animales sacrificados: una forma de
cadaverina o mortecina. Hacerle beber agua con cadaverina a una mujer
embarazada probablemente no sea una forma muy adecuada de definir si ha sido infiel,
pero con toda seguridad podría causar una infección fulminante.
En segundo lugar, el lector debe entender lo que implica que una mujer en embarazo se
vuelva estéril. Es evidente: si una mujer embarazada queda estéril necesariamente
implica la pérdida del feto, pues de lo contrario habría sido fértil. Este texto es oscuro en
el original hebreo porque se utiliza un eufemismo semita que lo presenta literalmente la
versión Reina Valera Antigua:
"Darále pues á beber las aguas; y será, que si fuere inmunda y hubiere hecho traición
contra su marido, las aguas que obran maldición entrarán en ella en amargura, y su
vientre se hinchará, y caerá su muslo; y la mujer será por maldición en medio de su
pueblo. Mas si la mujer no fuere inmunda, sino que estuviere limpia, ella será libre, y
será fecunda." (Números 5,27-28 RVA)
"Después que el sacerdote haya hecho beber a la mujer el agua amarga, si ella ha sido
infiel a su marido, esta agua que trae maldición provocará amargura dentro de ella, y
hará que el vientre se le hinche y que la criatura se malogre, y la mujer
se convertirá en ejemplo de maldición entre su pueblo. Pero si la mujer es inocente, no
le pasará nada y podrá tener hijos." (Números 5,27-28 DHH)
Por supuesto, después de señalar cómo Dios castiga los padres (incluso a los inocentes)
estrellando sus hijitos contra el suelo, haciéndolos morir de hambre, haciéndolos
atravesar con flechas, y haciendo abortar mujeres a espada, esta nueva modalidad ritual
de aborto, haciendo comer cadaverina, es menos impactante que las señaladas antes. No
obstante, la conclusión irrefutable: Yahvé ordena el aborto de un feto producto
de adulterio, sin importar que el feto no tenga la culpa de que su madre haya
sido adúltera. Al compararse con la defensa cristiana de un embarazo por violación
o irresponsabilidad, se ve que sus bases bíblicas son inexistentes. Los cristianos que se
oponen al aborto aduciendo que la Biblia lo prohibe, no tienen idea en absoluto de lo
que están hablando.
El verdadero Yahvé
Hasta este punto, la mayoría de los fundamentalistas cristianos y activistas "pro vida"
estarán casi en shock por lo que han descubierto y que siempre les había sido ocultado
por sus clérigos: éstos alegan bases bíblicas para hacer creer que Yahvé es bueno, justo,
defensor de niños inocentes, protector de la "persona" desde su concepción, y vengador
del infanticidio y el aborto, cuando su realidad es diametralmente opuesta:
* Sólo considera niño vivo a lo que respira, y sólo si tiene más de un mes de edad.
* Ahoga todos los niños de pecho y los fetos en gestación del planeta porque sus
padres son malos.
* Despedaza con dos osos a 42 niños sólo porque se burlan de un calvo.
* Mata de hambre y sed a niños de pecho.
* Manda a estrellar contra las rocas y atravesar con flechas a los hijitos inocentes de
un pueblo idólatra.
* Manda a abrir a espada, como reses, a las mujeres embarazadas de un pueblo
idólatra.
* Manda vientres que aborten como castigo a la idolatría.
* Considera que un aborto se compensa con dinero.
* Manda a abortar ritualmente a los fetos productos de adulterio.
* Es un infanticida contumaz.
* Es un abortista furibundo.
Este retrato bíblico del dios de los cristianos, permite entender a cabalidad el por qué
para él los niños menores de un mes no cuentan para un censo, ni hay que redimirlos
económicamente en el templo: no son más que "carne de cañón" para ejecutar sus
venganzas contra cualquier pueblo que tenga la desdicha de tener un idólatra entre sus
filas. A Yahvé no le importan los niños indefensos ni los embriones; para él, son sólo
medios adecuados para expresar su ira insaciable. Yahvé no castiga a los culpables
del aborto de inocentes sino que aborta inocentes para castigar culpables. De existir,
habría sido el psicópata sádico más aterrador de la historia: un demonio espantable.
Es imposible condenar el aborto basándose en Yahvé.
Tras estos hechos, ningún cristiano honesto puede clamar base bíblica para oponerse al
aborto. No obstante, todas estas instancias de suspensión bíblica del embarazo aparecen
rodeadas de una connotación negativa de castigo y venganza de la divinidad Yahvé.
¿Hay casos contrarios? ¿Es posible considerar al aborto como una opción ética o justa,
usando textos bíblicos? Aunque pocos, en la biblia hay versículos que directa
o indirectamente defienden el aborto como medio ético para evitar penurias.
Todos vienen de libros sapienciales. Por ejemplo, ante los aterradores sufrimientos de
Job, impuestos por Satán, el "santo" anhela no haber nacido:
"Que maldigan ese día los que profieren maldiciones, los expertos en provocar a
Leviatán. Que se oscurezcan sus estrellas matutinas; que en vano esperen la luz del día,
y que no vean los primeros rayos de la aurora. Pues no cerró el vientre de mi madre
ni evitó que mis ojos vieran tanta miseria. ¿Por qué no perecí al momento de nacer?
¿Por qué no morí cuando salí del vientre? ¿Por qué hubo rodillas que me recibieran,
y pechos que me amamantaran? Ahora estaría yo descansando en paz; estaría
durmiendo tranquilo entre reyes y consejeros de este mundo, que se construyeron
monumentos hoy en ruinas; entre gobernantes que poseyeron mucho oro y que llenaron
de plata sus mansiones. ¿Por
qué no me enterraron como a un abortivo, como a esos niños que jamás vieron la luz?
¡Allí cesa el afán de los malvados! ¡Allí descansan las víctimas de la opresión!"(Job
3,8-17 NVI)
"¿Por qué me hiciste salir del vientre? ¡Quisiera haber muerto, sin que nadie me viera!
¡Preferiría no haber existido, y haber pasado del vientre a la tumba! ¿Acaso mis
contados días no llegan ya a su fin?" (Job 10,18-20 NVI)
Aquí, el buen Job considera la muerte en el vientre y el aborto como una opción más
benévola que nacer para vivir las penurias atroces de la vida. El término "abortivo" es
claro... Estos pasajes estarían incluso validando a los promotores del aborto
"misericordioso" en caso que el futuro niño fuera a tener una vida de vejámenes y
privaciones, ya sea por problemas físicos o económicos... y no es el único relato en este
sentido. Por ejemplo, hay dos en Eclesiastés bastante explícitos:
"Luego me fijé en tanta opresión que hay en esta vida. Vi llorar a los oprimidos, y no
había quien los consolara; el poder estaba del lado de sus opresores, y no había quien
los consolara. Y consideré más felices a los que ya han muerto que a los que aún viven,
aunque en mejor situación están los que aún no han nacido, los que no han visto aún la
maldad que se comete en esta vida." (Eclesiastés 4,1-3 NVI)
"Si un hombre tiene cien hijos y vive muchos años, no importa cuánto viva, si no se ha
saciado de las cosas buenas ni llega a recibir sepultura, yo digo que un abortivo vale
más que él. Porque el abortivo vino de la nada, y a las tinieblas va, y en
las tinieblas permanecerá anónimo. Nunca llegará a ver el sol, ni sabrá nada;
sin embargo, habrá tenido más tranquilidad que el que pudo haber vivido dos mil años
sin disfrutar jamás de lo bueno. ¿Y acaso no van todos a un mismo lugar?."
(Eclesiastés 6,3-6 NVI)
Estos dos textos sapienciales apuntan en la misma dirección de Job. Es mejor no nacer
que vivir con sufrimientos pues a fin de cuentas, ambos terminan en el mismo estado.
Estos versículos, aunados a todo lo que se ha dicho hasta el momento, dan una sólida
base bíblica al éticamente repudiable "aborto por misericordia". Si los embriones fueran
personas, el aborto "misericordioso" sería injustificable desde el punto de vista
ético racional porque también validaría el ir asesinando personas con problemas
sin pedirles su consentimiento, sólo para "evitarles la pena". Es una ética de "escuadrón
paramilitar de limpieza". Una verdadera ética del aborto no puede basarse en estos
primitivos relatos judíos. Requieren un examen profundo de la ciencia y la axiología
actual [5].
Conclusión
La condena cristiana del aborto no tiene ninguna base bíblica pues Yahvé no defiende a
los niños inocentes; no considera personas a los embriones, fetos en gestación, y niños
menores de un mes; no sólo no castiga a los culpables del aborto de inocentes, sino que
aborta inocentes para castigar culpables (y también sus vecinos inocentes)...
en resumen, Yahvé es un dios tribal espantable que no puede servir de base ética
a ninguna sociedad moderna.
En todo caso, este criterio bioético y científico para permitir el aborto temprano es
infinitamente más ético que la moral de infanticida y de genocida sanguinario que
ostenta Yahvé.
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El ABORTO Y LA BIBLIA
El aborto (feticidio) es grave pecado contra el 5to. Mandamiento, Exodo
20,13. La Iglesia así lo ha enseñado desde el principio>>.
El aborto y la Biblia
-P. Frank A. Pavone, Director de Sacerdotes por la Vida (Priests for Life)
Miremos algunas de las razones bíblicas por las cuales el aborto, la destrucción
directa de un niño en el vientre materno es tan terrible.
¡La imagen de Dios! ¡Esto es lo que significa ser un ser humano! No somos unas
simples células que han sido unidas al azar por unas fuerzas impersonales, ajenas a
nosotros. Más bien, reflejamos auténticamente a un Dios eterno que nos conocía
antes de que fuésemos hechos, y que nos llamó a la existencia.
En los Salmos "¿quién es el hombre para que te acuerdes de él, el hijo de Adán
para que de él cuides?...coronándolo de gloria y grandeza; le entregaste la obra de
tus manos" (Salmo 8:5-7). Es ahí en donde está la clave. Dios no sólo nos hizo,
sino que nos valora. La Biblia nos habla de un Dios que está locamente enamorado
de nosotros, hasta el punto de que se convirtió en uno de nosotros e incluso murió
por nosotros, mientras que nosotros le seguíamos ofendiendo (ver Romanos 5:6-
8). Frente a esto, ¿podemos decir que los seres humanos son desechables, como
un carro, que son más los problemas que causa que lo que vale? "Dios no hace
basura."
Quien cree en la Biblia, tiene que creer que la vida humana es sagrada.
El profeta Amós condena a los amonitas, "Porque ellos al extender sus dominios
abrieron el vientre de las mujeres encintas de Galaad" (Amós 1:13). "Son los hijos
regalo del Señor, es el fruto del vientre premio suyo" (Salmo 127:3).
Esto fluye de todo lo que, hasta el momento, se ha visto. El dedo mismo de Dios
escribe sobre piedra el mandamiento "No matarás" (Exodo 20:13; Deuteronomio
5:17) y Cristo lo reafirma (Mateo 19:18 -notar que El primero menciona este
mandamiento). El Libro del Apocalipsis afirma que los asesinos no pueden entrar en
el Reino de los Cielos (Apocalipsis 22: 15).
Si Dios hace justicia por Su pueblo, espera que éstos hagan justicia los unos por los
ostros. "Sean compasivos, como es compasivo el Padre de ustedes" (Lucas 6:36).
"Vete tú y haz lo mismo" (Lucas 10:37). "Entonces, todo lo que ustedes desearían
de los demás, háganlo con ellos" (Mateo 7:12). "Que se amen los unos a los ostros"
(Juan 15:17).
Dios, a través de Isaías dice: "¿Por qué vienen a profanar mi templo? Déjense de
traerme ofrendas inútiles...¡Ya no soporto más sacrificios y fiestas!...Cuando rezan
con las manos extendidas, aparto mis ojos para no verlos; aunque multipliquen sus
plegarias, no las escucho, porque hay sangre en sus manos. ¡Lávense y
purifíquense!...aprendan a hacer el bien. Busquen la justicia, den sus derechos al
oprimido, hagan justicia al huérfano y defiendan a la viuda" (Isaías 1:12-17).
En verdad, aquellos que dicen adorar a Dios, y apoyan el aborto, están cayendo en
la misma contradicción que condena el profeta y necesitan escuchar el mismo
mensaje.
El derrumbó las falsas barreras que las personas habían establecido entre sí, y en
su lugar, reconoció la igualdad de la dignidad humana en todo individuo, a pesar de
lo que la opinión general pudiera decir. En consecuencia, vemos que acoge a los
niños, a pesar de los esfuerzos de los apóstoles por mantenerlos alejados (Mateo
19:13-15); a los cobradores de impuestos y a los pecadores, a pesar de las
objeciones de los Escribas (Marcos 2:16); a los ciegos, a pesar de las advertencias
de la multitud (Mateo 20:29-34); a una
mujer extranjera, a pesar de la absoluta sorpresa de los discípulos y de la mujer
misma (Juan 4:9,27); a los Gentiles, a pesar del enfado de los judíos (Mateo
21:41-46); a los leprosos, a pesar del aislamiento de éstos del resto de la sociedad
(Lucas 17:11-19).
Cuando se trata de la dignidad humana, Cristo borra toda distinción. San Pablo
declara: "Ya no hay diferencia entre quién es judío y quién es griego, entre quién es
esclavo y quién es hombre libre; no se hace diferencia entre hombre y mujer. Pues
todos ustedes son uno sólo en Cristo Jesús" (Gálatas 3:28).
De ese mismo modo, nosotros podemos decir: "No hay ni nacido ni no nacido." El
usar esta distinción como base para la valoración de la vida y de la protección que
uno merece, no tiene sentido y constituye una ofensa para todo lo que la Escritura
enseña. El niño no nacido es el grupo más rechazado y discriminado de nuestra
sociedad. Cristo mismo de seguro ha de tener un amor especial hacia ellos.
San Juan nos dice: "Pues se les enseñó desde el principio que se amen los unos a
los otros. No imitemos a Caín, que mató a su hermano..." (1 Juan 3:11-12). El
amor es el contraste directo de la matanza. Quitarle la vida a otro es romper con el
mandamiento del amor. Fallar en ayudar a los que se encuentran en necesidad y en
peligro es también fallar, en amar.
Cristo nos enseña esto, claramente, en la parábola del Buen Samaritano (Lucas
10:25-37), en la historia del hombre rico y Lázaro (Lucas 16:19-31), y en muchos
ostros lugares.
Ningún otro grupo de personas se encuentra en mayor peligro que los niños
y niñas dentro del vientre materno. "Cuando alguien...viendo a su hermano en
apuros le cierra el corazón, ¿cómo permanecerá el amor de Dios en él?" (1 Juan
3:17).
Este es uno de los temas más básicos de la Escritura. La victoria de la vida está
predicha en la promesa de que la cabeza de la serpiente, a través de quién entró la
muerte al mundo, sería aplastada (ver Génesis 3:15).
Isaías prometió: "Y así destruirá para siempre a la Muerte" (Isaías 25:8). En la
escena del primer asesinato, la tierra "abrió su boca" para tragarse la sangre de
Abel. En la escena de la victoria final de la vida, es la muerte misma la que será
"destruida en esta victoria. Muerte, ¿dónde está ahora tu triunfo? ¿dónde está,
muerte, tu aguijón?...Por eso demos gracias a Dios, que nos da la victoria por
Cristo Jesús nuestro Señor" (1 Corintios 15:54-57).
El aborto es muerte. Cristo vino a vencer a la muerte, y por lo tanto, al aborto. "Yo,
en cambio, vine para que tengan vida y sean colmados" (Juan 10:10).
El evento mas impresionante de las Sagradas Escrituras que revela la dignidad del
niño no nacido es el hecho de que Jesucristo mismo se encarnó en el vientre de
María Santísima y vivió como niño no nacido.
Desde el vientre hace el primer milagro de gracia. Ocurre en la visita de la Virgen
Santísima a su prima Santa Isabel. Jesús, no nacido, comunica su gracia
santificadora a Sta. Isabel y a su niño no nacido, San Juan Bautista.
Lucas 1:41 "Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo
el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo"
Lucas 1:42 "y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y
bendito el fruto de tu seno"
Sta. Isabel además reconoce que el bebé no nacido que vive en María es su Señor.
Lucas 1:43-44 "y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque,
apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno."
Redacción
07 de enero del 2014 - 7:03 PM
Valoración: 5/5
RPP/Claudia Alarco
1. Sentimiento de culpabilidad.
9. Algunas mujeres sienten odio hacia sus parejas a los cuales culpan por el aborto.
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