Professional Documents
Culture Documents
Presentes las víctimas: Sr. Isaac Givovich (le acompaña su Sra., Asunción Lavín). Jorge
Franco. Jaime Concha. Gonzalo Dezerega.
Presentación. Las víctimas aquí presentes han entregado todos los detalles a los
investigadores. Mons. Scicluna insiste en el derecho de las víctimas a denunciar
civilmente los hechos. El can. 128 CIC permite solicitar la compensación económica.
También como apoyo, can. 1399 CIC, no obstante su prescripción de 3 años y no permitir
una pena perpetua, aunque se puede pedir a la Santa Sede que sean derogados ad
casum. El que los agresores no sean clérigos, no significa que tales hechos deban quedar
impunes. Este acto no es una declaración formal, sino el encuentro de amigos que
buscan lo mismo: la justicia.
Nunca más supo de él, hasta el noviembre de 2017, en que se lo encontró en una foto
de Facebook. Es apoderado de aquel colegio, donde sus tres hijos también están
escolarizados. Hoy son muy pocos los maristas, por lo que la educación está en manos
de laicos. Sin embargo, sigue habiendo profesores de aquella época. Se pregunta si está
siendo bueno recordar los abusos. La Congregación Marista no debería ser juez y parte,
por lo que solicita que tales hechos sean tratados por el Vaticano. Actualmente estaría
en Bolivia, Cochabamba y ha sido denunciado ya por dos víctimas (Eneas Espinoza, de
Buenos Aires) de dos generaciones, por los mismos hechos.
Tres agresores maristas, Abel Pérez, Luis Cornejo, Armando Alegría y su encubridor,
Mariano Arona, viven hoy enfrente a la Nunciatura en Chile. Algunos de ellos han
explicado los abusos como si se tratasen de juegos.
Gonzalo Dezerega. De 53 años. Nacido en 1965. Empezó con los maristas en 1972, de
familia formada siempre con los maristas. El problema empieza en 1975, a los 10 años,
pues al ser rechazado como “lobato“, el Hmno. Abel Pérez lo llevó a un cubil scout. Allí
lo tocó con fin libidinoso y le preguntó si se había masturbado (sin saber qué era
aquello). Pasaron 90 minutos. Al final, se arrodilló, le dice que es un pecador porque le
ha hecho pecar y que le guardará el secreto. Una semana después, estando en el patio
viendo un partido de futbol, el Hmno Abel Pérez de nuevo lo tocó y terminó violándolo.
El hmno. se arrodilló de nuevo, rezó y de nuevo le insiste que le ha hecho pecar y que la
víctima es un pecador. Algunos días después hubo nuevos abusos, pero aun no recuerda
bien. Al final, duraría un año, hasta que el Hmno Abel dejó de interesarse por él. Quedó
un trauma, en concreto, no querer ser padre.
Jaime Concha. De 55 años. Nacido en 1963. Llegó al Instituto Alonso Ercilla con 10 años,
en marzo de 1973. El padre, Ingeniero químico, con gran esfuerzo pudo inscribirle en
dicho colegio. El hmno Juan Calvo, hoy ya fallecido, le llevó a un hermano marista amigo
suyo, experto en letra gótica, dado el interés de la víctima por esta última. Así que le
presentó al Hmno José Monasterio. Este le invitó a su oficina del hall con una cierta
frecuencia, hasta el día en que se le tocó con fin libidinoso. Tras un forcejeo, pudo salir
e irse a lavar. Desde el día siguiente, los abusos se repitieron con una cierta frecuencia.
Los profesores, sin saber qué había ocurrido, le exigieron que fuera al Hmno Monasterio
a hacer letras góticas y de nuevo fue abusado (tocamientos, abrazos, besos). La víctima
empezó a vivir con angustia pues se sentía atrapado en el Colegio. Ingresó en el
movimiento scout. Aquel año, 1973, su padre junto a otros, fueron represaliados por el
nuevo régimen de Pinochet y ello acrecentó su angustia. Por este motivo, entró en el
movimiento de los Lobatos (scout) y aquel verano la madre se ofreció como cocinera.
Aún no ha hablado con el Rev. P. David Albornoz: Mons. Scicluna le invita a explicarlo
con detalles al investigador.
Jorge Franco. Confirma la necesidad que todos los 4 han tenido necesidad de
desbloquear y que este proceso ha iniciado hace pocas semanas. Manifiesta la
impotencia porque lo relatado por Jaime Concha no lo sabía entonces. De 55 años. Había
estudiado con los PP. Capuchinos. El Hmno Jesús Pérez frecuentaba aquel colegio y con
el tiempo supo que este es el que facilitaba las víctimas a los Rev.dos Miguel Ortega,
Cristián Precht, Sergio Uribe y Alfredo Soiza Piñeyro. Le abusó el Rev. P. Sergio Uribe. En
contexto de campaña vocacional, con 12 o 13 años, el Rev. Sergio Uribe, durante la
confesión, acariciaba la pierna y preguntaba si se masturbaba. Invitado a la habitación
de este, fue acariciado y le obligó a hacerle sexo oral.
Si bien no fue víctima de los hermanos maristas, sí lo fue de los sacerdotes que traía al
colegio el hmno Jesús Pérez. En un retiro, Jaime Concha lo despertó y se lo llevó para
que el Rev. Alfredo Soiza no le tocara. Con el tiempo la víctima caería en el alcohol, droga
y repitió curso, pero estuvo muchos años para poder discernir lo que había ocurrido.
El Sr. Gigovich señala que la sociedad chilena es muy castigadora que ha tendido a cubrir
los abusos. El resto de abusos se dieron en colegios de clase rica. La Iglesia católica ha
participado también como institución en el encubrimiento de los abusos.
El Sr. Arévalo, abogado, agradece el encuentro y solicita que el Santo Padre sea sabedor
de tales abusos.