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Plantas de tratamiento

La desinfección es un tratamiento terciario que busca la destrucción de los microorganismos patógenos presentes
en los efluentes de las depuradoras de aguas residuales, antes de su vertido a los cuerpos hídricos receptores. Debe
recordarse que los tres grandes grupos de patógenos de origen entérico que causan la mayor parte de los problemas
de salud pública relacionada con enfermedades gastrointestinales son:

 Bacterias

 Virus

 Protozoos

Entre estos protozoos, los más reconocidos son los quistes de ameba. Otro organismo patógeno que debe
controlarse permanentemente en las aguas y en los lodos tratados de las depuradoras, son los huevos de helminto.

Para la desinfección de las aguas residuales tratadas en la depuradora, pueden emplearse los siguientes oxidantes:

 Cloro gaseoso

 Hipoclorito de sodio

 Hipoclorito de calcio

 Dióxido de cloro

 Cloruro de bromo

 Ozono

 Radiación UV (disminuye su eficiencia con la presencia de sólidos en suspensión)

Estas sustancias son altamente tóxicas para los microorganismos, destruyen su pared celular, causando su muerte,
y/o inhiben su actividad enzimática, inactivándolos. Cualquier desinfectante que se use debe considerar la
inactivación o destrucción de los patógenos en el menor tiempo posible, empleando dosis bajas y sin que promueva
la aparición de subproductos que puedan ser dañinos para los ecosistemas hídricos receptores.
El oxidante más empleado en el mundo, por su bajo costo, su facilidad de manejo, su estabilidad y su solubilidad,
entre otras, es el cloro en todas sus formas, seguido por la radiación ultravioleta (UV), muy practicada en Europa.

No obstante, la desinfección con rayos UV puede llegar a ser ineficiente, en aguas efluentes que contengan sólidos
suspendidos, debido a que los patógenos se resguardan bajo estas partículas, del efecto desinfectante de la
radiación.

Para desinfección de aguas residuales, la forma de cloro más empleada es el hipoclorito de sodio (líquido). Éste se
aplica al efluente de la depuradora en una cámara de mezcla, en la que se aprovecha la turbulencia que causa la
caída del agua tratada para dispersar el oxidante de manera homogénea en toda la masa del vertido que será
desinfectado. Posteriormente, el agua residual que recibió la dosis de cloro, pasará a un tanque de contacto que
tiene unas pantallas o tabiques que mejoran la reacción del desinfectante con la masa de agua e incrementan los
tiempos de contacto, mejorando la eficiencia del proceso.

Se recomienda el empleo del hipoclorito en concentraciones entre el 10 y el 20% de cloro libre disponible en
solución. Las dosis aplicadas de hipoclorito de sodio son usualmente inferiores a 10 mg/L, con tiempos de contacto
nunca inferiores a 30 min y, preferiblemente, de 60 minutos.

El canal de contacto, resultante de la ubicación de los tabiques en el tanque (Foto 39 y 40), debe mantener unas
velocidades de flujo de 5 cm/s.

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