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LA VIOLENCIA EN COLOMBIA A TRAVES DE LA CRÓNICA COMO GÉNERO

PERIODISTICO.

“En la década de 1840, agitada, preñada de guerras intestinas y de reformas constitucionales; Hecha de Sangre y de leyes y palabras
grandilocuentes, vieron la luz los partidos tradicionales y con ellos la actividad periodística se intensifico a un ritmo vertiginoso por decir
lo menos; incremento que se logró por cuenta de la actividad privada de los grupos de elite que se disputaban el favor de los electores
por esta vía, pasando los periódicos oficiales a constituir una minoría en el contexto de la prensa del país”.

María Teresa Hincapié

De entrada es necesario aclarar la falta de profundización teórica que existe

respecto a la crónica, quizá por esto hay ciertas “confusiones” dentro de su práctica. A

continuación se aclararan ciertos aspectos conceptuales respecto a este género

periodístico, que ha sido una de las herramientas fundamentales para narrar la historia de

Colombia. En este documento nos ocuparemos de la violencia en tres “etapas”:

bipartidismo, guerrillas y paramilitares primera medida estructural y por consiguiente la

violencia física que conlleva conflicto armado y sus tristes consecuencias para la mayoría

de población Colombiana.

La crónica consiste en un relato descriptivo de un acontecimiento de manera

cercana y vivencial, esta se sirve de dos elementos que la constituyen como género, el

primero es la noticia como un hecho real que se socializa y el segundo es lo literario,

centrado en el uso del lenguaje de carácter narrativo.

Sobre lo anterior a continuaciones algunas precisiones: Para que exista la crónica

debe haber un elemento que sirve como “pre requisito”; la noticia, si no hay noticia, un

hecho real, verídico y tangible, no es posible escribir una crónica. Cuando hay una noticia
(elemento informativo que responde principalmente a los siguientes interrogantes ¿Qué,

cuándo y dónde?), con la crónica se puede profundizar sobre los siguientes interrogantes

¿Cómo y por qué?, según esto es evidente que este tipo de texto se centra en el detalle,

por eso prima en la composición textual, la vivencia del hecho, desde lo testimonial y si el

cronista es “afortunado” desde sí mismo, esto con el objetivo de contar lo que la notica

no contó y hacerla más cercana al lector , a parte de los testimonios es clave y

característico el componente literario, con el objetivo de hacer ameno y atractivo el

relato mediante las siguientes formas diversas de la Crónica: glosa : que narra hechos de

actualidad, semblanza : que incluye las impresiones del autor, y la crítica que es la

recreación de experiencia sensible, con el objetivo de que el lector se forme una opinión

crítica respecto a lo que lee.

Teniendo en cuenta el contexto histórico es pertinente aclarar que en los años de

1950, hasta 1980 hubo restricciones de carácter ideológico en el periodismo y por lo tanto

en la crónica, no existía la misma libertad de contar y compartir lo que se piensa. Por esto

la mayoría de crónicas escritas en este periodo de tiempo se limitaban a hacer un

recuento más detallado de los acontecimientos, pero se veía poco la voz del cronista.

***

Para poder referirnos al bipartidismo es necesario remontarnos a algunos

acontecimientos importantes que datan de tiempos de la conquista, con la llegada de los

españoles al nuevo mundo, los cronistas de las indias que se ocupaban de narrar a los
reyes españoles lo que se encontraban en territorio americano, con la llegada de los

extranjeros ibéricos, se inició un largo periodo de violencia que hasta hoy perdura.

Violencia de tipo estructural que trata sobre la imposición de políticas que atentan

contra los derechos fundamentales de la persona sin acudir a la violencia física, aunque

está, luego vendría a materializarse no solo con los azotes a los esclavos. Este mal trato,

genera inconformismo y su consecuencia más evidente fue el proceso de independencia,

en el que interferían dos “bandos”; los que ostentan el poder y a los que se les impone el

poder, de estos dos grupos surgen los llamados, centralistas y federalistas, de los cuales

derivan los partidos liberal y conservador (los grupos políticos dominantes que prevalecen

en el poder hasta el día de hoy).

Para iniciar este recuento histórico es necesario remontarnos a los orígenes de los

conflictos bipartidistas con un acontecimiento que marcó la historia del país, de 1889 a

1902 se desarrolló la guerra de los mil días que dio como consecuencia la perdida de

Panamá, a continuación un fragmento de una crónica publicada en la revista Diners, en la

cual un soldado (Juan Rivillas) retirado, perteneciente al ejercito oficial, liberal de la

época: que se refiere a la posición de las personas pertenecientes a los dos bandos de la

siguiente manera “Y es que lo lindo es esto. Nosotros, sin ofender a ninguna persona

nosotros los conservadores somos muy pícaros, pero más pícaros que los liberales no

somos los conservadores. Para probarlo en cualquier parte y con gente desde mi edad y tal

vez hasta de más”. El soldado (que en ese año, 2001) reflexionó sobre conflicto

bipartidista de la siguiente manera: “Hombre, es que la palabra de conservador, y la de

liberal, siempre tiene su significado. Por ejemplo, la palabra del conservador es porque
conserva buenas costumbres. La palabra liberal, es porque le gusta que todo sea libre, lo

que usted tenga, es para el otro. Que todo es de todos y usted es el que trabaja. Por eso se

llaman liberal y conservador. Conservador, que conserva las costumbres buenas, y es más

de iglesia. Y el otro, al ser todo lo malo que pueda” (el resto de la crónica aborda

aspectos específicos, sobre el traslado de los soldados conservadores por el territorio

Colombiano y su persecución a soldados liberales), con la anterior cita es evidente la

influencia ideológica (de ponerse en contra del otro) presente en las personas que por

convicción o no, militaban en alguno de estos partidos.

Debido al asunto de panamá y a la Penetración de capital norteamericano al sector

bananero en el país y el proceso progresivo de industrialización, se empezó a manejar

mayor volumen de trabajadores por parte de empresas extrajeras, sus método de

contratación era por lo que se conoce hoy como “bolsa de empleo” lo que significaba

condiciones laborales y salariales que atentaban contra los derechos fundamentales de los

trabajadores. Lo que terminó en la organización de grupos sociales movimientos sociales

en 1910 con la huelga en Barranquilla, en 1918 con la huelga en Santa Marta, en 1920

Primera huelga de obreras (mujeres) en Colombia, respecto a este hecho el llamado

cronista el “curioso impertinente” del periódico El Espectador dice “Honor a esos cientos

de mujercitas que han tenido la locura galante y fértil de confrontar la resistencia y furia

del capital, sin más equipaje que una buena porción de rebelión y dignidad… Cómo no

secundarlas si son heraldos de una provechosa transformación social, si pueden ser las

primeras víctimas ineludibles de toda revolución que se inicia” (por supuesto que las

trabajadoras lograron mejoras respecto a su salario y jornada de horas laborales), luego


de esto en los años de 1924 y 1927 se desarrollaron huelgas zona petrolera contra

Tropical Oil Company, (por las mismas razones: salario y horas trabajadas en relación con

el riesgo que conllevaba dicho oficio para la salud) De este acontecimiento no se encontró

material diferente a noticias y testimonios (Lo cual no consideramos pertinente citar en

este documento ya que no estamos tratando únicamente el tema testimonial).

Lo que si vendría a tener relevancia hasta nuestros días es lo sucedido en 1928: la

masacre en zona de las Bananeras de Santa Marta, sobre este hecho Reinaldo Spitaletta

de El espectador comenta en una de sus crónicas: “Para el Gobierno colombiano, la

compañía extranjera no cometía atropellos. Eran los trabajadores, “los huelguistas

amotinados” los que los perpetraban, según el decreto firmado por el general Carlos

Cortés Vargas, de ingrata recordación. Así que aquel seis de diciembre los nidos de

ametralladoras del Ejército abrieron fuego contra los obreros, a los que el Gobierno ya

calificaba de “comunistas y anarquistas”. Murieron unos tres mil. Aunque el jefe militar

declaró que habían sido nueve. Más tarde, el Departamento de Estado dijo que eran cerca

de mil. Los trenes llevaban los muertos al mar.” Sobre esto no hay más que agregar

excepto lo siguiente: “Ya habéis oído leer [honorables senadores y representantes] la

alocución del señor Presidente de la República. Habéis oído cómo allí se dice, hablando de

los obreros, que ellos perpetraron ‘verdaderos delitos de traición y felonía, porque a

trueque de herir al adversario político, no vacilan en atravesar con su puñal envenenado el

corazón amante de la Patria’. Decidle, señores, al taciturno Presidente de la República que

aplique estas palabras no a los obreros, que fueron las víctimas, sino que las aplique a los

militares, a los cuáles él les ha hecho el más inconcebible elogio. Que el señor Presidente
de la República se levante sobre la tumba de los sacrificados para escupir su hiel y su

veneno, cuando por simples sentimientos de humanidad tales vocablos le estaban vedados

ante la majestad de la muerte y del dolor, es cosa que causa ironía y que muestra las

lacras de la mentida justicia humana. Y que no hable el Presidente de la República de

hechos políticos, aquí donde sólo hubo por parte de los militares pecados contra los

artículos del Código penal. Y en esa alocución misma habéis leído el elogio férvido, el

elogio ilimitado que el señor presidente hace a quienes sólo merecen el dicterio de los

hombres que tienen en estima los sentimientos esenciales de la bondad”.

El anterior fragmento se encuentra en el presente documento debido a las labores que

tuvo que desempeñar Gaitán para hacer dicha

Para poder realizar una reflexión acerca de algunas crónicas escritas sobre las FARC, se

tomaron los siguientes textos; “Viaje al fondo de la sombra: crónica sobre nuestras FARC

“Maldonado Juan, 2016. “La pluma de Gabriel Ángel” Gabriel Ángel, 2016.” Farc, una

guerrilla comunista que llegó a su esplendor en los años noventa” La nación, 2011.

“Debo confesar que yo llegué a los Llanos del Yarí cagado del miedo” (...) “Y descubrí

que, pese a la ansiedad, su voluntad de paz está por encima de todo. Incluso su vida. "Por

la paz nos la jugamos, por la paz hacemos lo necesario", me dijo durante una entrevista un

guerrillero. "Y si nos toca pagar con nuestra vida el deseo de una patria mejor, estamos

dispuestos a hacerlo"”. En la primera se puede observar una narración que determina de

manera muy diciente el imaginario que tiene el país sobre la Guerrilla; un periodista nos
narra sucesos que se dieron, antes, durante y después del plebiscito que se realizó el año

pasado; pensamientos, posturas, incertidumbres y sueños de guerrilleros y periodistas

que se encontraban en los llanos del Yuri, todos conviviendo en un mismo lugar por varios

días. En esta narración, no solo vemos al cronista tomando el papel del narrador, sino que

se escucha su vos y la de los propios guerrilleros; no es un acto completamente imitativo.

“Si libro mi odisea en las selvas de Colombia, empuñando las armas y la pluma, es

porque las circunstancias impuestas en mi país han señalado esa vía a un importante

sector de revolucionarios” La segunda, ésta corta crónica tomada de la página web de las

FARC-EP, es relatada por uno de los exguerrilleros de este grupo, Miguel narra de manera

un tanto emocional los anhelos y pensamientos que él mismo tiene de la sociedad

colombiana actual. Una narración que nace desde la propia experiencia.

“Las Farc nacieron en 1964 a partir de un movimiento campesino y alcanzó su esplendor

militar a finales de los años 90; pero este viernes cayó al abismo con la muerte de Alfonso

Cano, su máximo líder” Ésta crónica se diferencia de las otras por ser descriptiva-

informativa, no se oye voz alguna de experiencias, ni se evidencia algún narrador. En ella

se puede ver cómo han caído varios de los dirigentes de las Farc, bajó que dirigente y en

qué años, concluye diciendo que en 2008 este grupo exguerrillero, tuvo su quiebre más

importante.

“La ex candidata presidencial colombiana se resistió a precisar y señaló que cuando

subió al helicóptero del Ejército en el que fue liberada junto a otros 14 secuestrados se dijo

que "el público no debería conocer esos detalles sórdidos".


Con la cita del texto número 4 se puede evidenciar lo que Walter Benjamín decía

en su texto “El narrador”. Después de hechos violentos, no hay espacio para narraciones,

puesto que el dolor y el miedo hace que no hayan ganas de relatar- narrar algunos hechos.

Aunque la crónica narra lo que pasó con la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt,

cuando fue secuestrada por las Farc y liberada por el ejército Colombiano, es muy claro

que pocas veces se ve la voz de ella en las declaraciones y que es un trabajo más del

narrador-imitador (cronista).

El fenómeno de paramilitarismo en Colombia aparece en los años setenta como

forma de control de grupos armados de izquierda (guerrillas) bajo el apoyo de

hacendados, comerciantes, policías, militares y políticos de derecha, quienes desde la

ilegalidad y por las armas, trataron de controlar la situación y mantener los fenómenos de

corrupción, desigualdad social, elitismo educativo y constantes violaciones de derechos

humanos a los menos favorecidos por el orden estado. La búsqueda paramilitar de

guerrilleros desembocó en masacres, torturas, apresamientos de inocentes,

desplazamiento forzado, mutilaciones, violaciones y otros hechos que marcaron la historia

colombiana a través de la violencia sin fundamentos, pues muchos de estos crímenes se

cometieron a raíz de difusos señalamientos de supuestos guerrilleros en las comunidades

rurales, muchos de ellos civiles que no tenían nada que ver con situaciones de rebeldía

contra el gobierno. La crónica como voz del conflicto, ha cumplido la función de exigir

justicia y mostrar la presencia de la política en los crímenes de guerra, cuyas víctimas

exponen a través de sus palabras la crudeza de los actos parapolíticos y la indiferencia del

estado frente a los mismos.


Por otra parte, los vínculos entre paramilitares y narcotraficantes dieron paso a la

conformación de bandas criminales dedicadas al sicariato y comercio de droga. La política

desde el gobierno de Álvaro Uribe trató de contrarrestar la mala cara que estaba dando el

país a través de falsas desmovilizaciones y otros hechos violentos como los conocidos

falsos positivos. La falta de humanidad reflejada en los testimonios de víctimas y

victimarios es el centro de las crónicas del paramilitarismo, ya que es el principal reflejo de

una Colombia de la violencia, la corrupción y políticas de control de extrema derecha.

¿Puede un ser humano ser tratado como si no lo fuera? Al principio puede parecer

muy fácil la respuesta, conociendo las atrocidades que nos ha dejado la guerra en

Colombia, pero la complejidad para responder aparece al digerir los acontecimientos, los

personajes, sus emociones, los objetos, los objetivos, los actores intelectuales, entre otros

elementos que enriquecen la crónica como una narración histórica del conflicto

colombiano y es allí, luego de conocer cada detalle de la historia de la guerra colombiana,

que empiezan a surgir más preguntas: ¿por qué nadie hizo nada?, ¿Seré capaz de hacer

algo? Dudas que implican por un lado mi participación individual como humano y por otro

lado el carácter social de los hechos que aquejan al país. El horizonte puede ser muy claro,

para quienes entienden el problema político en Colombia a causa del neoliberalismo, el

bipartidismo, las guerrillas y el supuesto control (“por el bien de todos”) paramilitar en

múltiples lugares del país. Las narraciones del conflicto son piezas fundamentales de la

historia del país, historia que debe ser conocida por el pueblo colombiano, pues es prueba

firme del rumbo de sangre que existió y nos marcó de muchas maneras, pero es también
una epifanía que nos muestra que debemos permanecer unidos como País para combatir

los males que nos aquejen de ahora en adelante en un esperado ambiente de paz y

justicia social. Sin olvidar la pregunta principal que guía este texto, es necesario mostrar

los datos recogidos por la corte de justicia y paz en relación a los actos violentos

cometidos por paramilitares, cuyos resultados mostraron al menos 25 formas de tortura

en diferentes lugares del país. A continuación, la número 11:

“11 Mutilaciones en órganos sexuales: El Tribunal documentó que a la presunta

compañera de un guerrillero en La Palma (Cundinamarca) integrantes de las Autodefensas

de Cundinamarca la ataron, desnudaron y con arma corto punzante le mutilaron los senos

y posteriormente la vagina. Fernando Sánchez, alias Tumaco, es señalado por estos

hechos”.

El testimonio muestra uno de entre los muchos hechos que argumentan un sí

rotundo a la respuesta, pues la calidad de humano se ha perdido, al poner por encima la

guerra y el dinero. Un ser humano puede ser tratado como si no lo fuera, los testimonios

de las víctimas lo confirman y el proceso de paz se ha encaminado a responder de la mejor

manera por su falta de apoyo frente a los hechos, ese es el panorama del que podemos

echar mano para pensarnos como parte del país para contribuir con la paz que

merecemos desde la justicia, el apoyo a las víctimas y victimarios, el ejercicio democrático

en contra de la corrupción y el rechazo de la violencia como método de transformación

social.
Por otro lado, el victimario se convierte en víctima, aspecto mencionado por P. Calveiro

que muestra la re configuración del sujeto en su condición de producto de la sociedad, tal

como se ven en el siguiente testimonio:

“Ingresó a las filas de las AUC en el Magdalena medio, cuando tenía tan solo doce años de

edad. Su madre la abandono teniendo ocho meses, por lo que su padre fue quien la crío en

compañiá de su mujer. Su padre, era un hombre radical y machista en sus decisiones, en su

concepto, su hija debía casarse y criar a sus hijos y no perder el tiempo estudiando,

mientras el hombres desempeñaba sus labores en el Ejército. Nunca se preocupó por

dedicarle tan solo unos instantes de su vida a la relación en familia y a la mínima

comunicación entre padre e hijos”.

El hecho anterior nos muestra los detalles humanos del victimario, un ser

dispuesto para los caminos peligrosos de la vida, que se entrometen en nuestra vida a raíz

de las personas que nos frecuentan en nuestra infancia y adolescencia. La crónica logra

captar esa presencia de libertad en la protagonista, que inmediatamente se opone a la

idea de ingresar a las Autodefensas Unidas de Colombia. La narración y su capacidad de

imitación permite conocer al pie de la letra los aspectos que llevan al crimen y nos ofrece

la posibilidad de reflexionar sobre aquellos hechos como seres pertenecientes a una

sociedad, con derechos, pero también con deberes. Además de esto


La Narración presente en los testimonios de paramilitares, víctimas, medios y actores al

margen del conflicto, se ven en W. Benjamin desde la acumulación de experiencias, de

diversas procedencias, que tejen el hilo de la verdad en razón de nuestros juicios morales

acerca de la violencia en el país. Las experiencias reflejadas en las crónicas nos muestran

la crueldad existente en los ideales paramilitares y lo intereses que se esconden bajo el

supuesto papel de protectores y defensores de la nación. Además de las múltiples

matanzas realizadas, los paramilitares tenían el apoyo de políticos corruptos que

financiaron armamento y uniformes, entre otras muchas cosas. Lo reflejado en las

crónicas es un golpe fuerte a la dignidad del ser humano y al sentimiento de solidaridad en

el país, pues la falta movimientos sociales en oposición a la guerra y las armas como único

medio de solución de conflictos se convierten en un permiso para que el país sea dirigido

de cualquier manera, para la guerra y la producción económica, desconociendo la pobreza

y la educación humanista.

En conclusión podemos decir que es un momento importante importante en la

construcción de un nuevo país desde la justicia y el buen vivir, somos capaces de conocer

nuestra historia desde las voces de quienes vivieron la violencia, somos capaces de

proponer desde la escuela estrategias de cambio social que vayan en armonía con los

procesos educativos de los estudiantes y su papel como ciudadanos y seres humanos,

somos capaces de luchar por el cambio, la erradicación de la violencia a partir de nuestros

actos propios, pues es un trabajo en conjunto que debe apoyarse desde las instituciones

educativas y la familia. Bien lo hace saber Calveiro:


“Dar lugar a las memorias y los conocimientos de esos muchos Otros desde su propia

narración abre la posibilidad de intercambios, comunicaciones y “traducciones” entre

distintas cosmovisiones, que resultan significativas para la prá ctica social y política de

todos”.

Por tanto, las narraciones del conflicto se convierten en un llamado a la solidaridad social

para el cambio, para la paz.

BIBLIOGRAFÍA

Crónica: Manual de tortura paramilitar. Por Juan David Laverde Palma. Recuperado de:

https://www.elespectador.com/noticias/judicial/manual-de-tortura-paramilitar-articulo-

640252

LA MEMORIA Y EL TESTIMONIO COMO ASUNTOS DEL CONFLICTO. Por Pilar Calveiro.

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