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ACCIÓN psicológica, junio 2013, vol. 10, n.o 1, 97-108.

ISSN: 1578-908X 97

¿Necesitamos el tratamiento farmacológico


en el trastorno de personalidad?
Do we need pharmacological treatment in personality
disorder?
José Carlos Peláez a, Laura Reyes-Molón b y Claire Teijeira-Levet c
Médico Psiquiatra. Hospital de Día de Trastornos de la Personalidad.
a 

Hospital Clínico San Carlos. pelaez5@hotmail.com


b 
Médico Psiquiatra. Centros de Atención Integral a Drogodependientes (CAID Sur) de la Comunidad de Madrid.
c 
Médico Psiquiatra. Hospital Comarcal d’Inca. Palma de Mallorca. Illes Ballears.

Cómo referenciar este artículo/How to reference this article:


Peláez, J. C., Reyes-Molón, L. y Teijeira-Levet, C. (2013). ¿Necesitamos el tratamiento farmacológico en el
trastorno de personalidad? [Do we need pharmacological treatment in personality disorder?] Acción
Psicológica, 10(1), 97-108. http://dx.doi.org/10.5944/ap.10.1.7037

Resumen Palabras clave: Trastorno de personalidad;


tratamiento, psicofarmacología; técnicas psi-
Los trastornos de personalidad han cobrado cológicas, sintomatología afectiva; comporta-
una mayor importancia en la práctica clínica miento impulsivo.
debido a las consecuencias socio-sanitarias
que conllevan para los pacientes y a las dificul-
tades de abordaje que suponen para los tera- Abstract
peutas. La falta de homogeneidad de las mues-
tras y de eficacia de los tratamientos en los Personality disorders have become more im-
portant in clinical practice due to social and
estudios de investigación ha generado contro-
health consequences to the patients and the
versias con respecto a su clasificación y su
difficulties of approach found for therapists.
abordaje terapéutico. Un enfoque dimensional
The lack of homogeneity of the samples and ef-
centrado en los rasgos de personalidad puede fectiveness of treatments in research studies
ser la clave para plantear una estrategia tera- has generated controversy regarding their clas-
péutica exitosa. Dicha estrategia ha de incluir sification and therapeutic approach. A dimen-
un tratamiento psicoterapéutico y, en los casos sional approach focused on personality traits
que lo precisen, farmacológico; siendo ambos may be the key to raising a successful thera-
individualizados y acordados con los pacien- peutic strategy. This strategy must include a
tes. En este artículo nos centraremos en la efi- psychotherapeutic and, in cases that require it,
cacia de los tratamientos farmacológicos que a pharmacological treatment, being both indi-
más evidencia clínica han presentado hasta el vidualized and agreed with patients. In this ar-
momento. ticle we will focus on the effectiveness of phar-

Recibido: 01/09/2012
Aceptado: 15/09/2012
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macological treatments that more clinical Marsa et al., 2008). Los trastornos de la perso-
evidence has supported them so far. nalidad suelen estar infradiagnosticados en la
asistencia médica por lo que suelen pasar des-
Keywords: personality Disorders; treatment;
apercibidos fuera de la asistencia psiquiátrica,
psychopharmacology; psychological techniques;
sobretodo en aquellos con un alto grado de
affective symptoms; impulsive behavior.
funcionabilidad (Sanislow y McGlashan, 1998).
La comorbilidad existente con los TP tiene una
contribución sobre el deterioro funcional que
Introducción pueden presentar y produce una interferencia
sobre el tratamiento que hay que proporcionar
La psiquiatría, al igual que el resto de las
a este tipo de pacientes (Reich y Vasile, 1993).
especialidades médicas, ha evolucionado a lo
largo del siglo pasado, pero con salvedades. Ha La personalidad, patrón cualitativo de
sido una evolución cuantitativa y cualitativa- identidad que nos condiciona en la interacción
mente diferente. Muchos de los avances reali- con el entorno, puede ser parcialmente modifi-
zados en otras ramas de la medicina han veni- cable. Pero además, se deben de tener en cuen-
do precedidos por el descubrimiento de la ta tanto los rasgos adaptativos como los de-
causa de las diferentes enfermedades, sin em- sadaptativos para poder predecir la evolución
bargo en psiquiatría no se ha podido descubrir de un paciente con un TP (Tyrer et al., 2007). A
a ciencia cierta la causa de ningún trastorno. la par, una compensación de unos con otros
Por un lado la complejidad no solo estructural puede llevar a no consultar nunca con un tera-
sino funcional del cerebro y por otro la necesi- peuta pese a ciertas dificultades en algunas es-
dad de un mayor desarrollo tecnológico, han feras. Con esto vemos que en algunos casos,
hecho que el actual conocimiento de cómo fun- ciertos rasgos de personalidad pueden variar
ciona nuestro cerebro sea todavía insuficiente en el tiempo, en la severidad o ser amortigua-
para explicar las enfermedades mentales. dos por otros rasgos beneficiosos.
Pese a ello, se han ido descubriendo trata- Otra línea de pensamiento nos podría lle-
mientos que mejoraban los diversos trastornos var a la conclusión de que a través de la prácti-
mentales, más aun durante las últimas déca- ca clínica se han ido viendo los efectos benefi-
das. Al igual que en los principios de la medici- ciosos de los fármacos en TP. Esta deducción
na, la observación del efecto que diferentes sus- sería rebatible tanto desde la evidencia de di-
tancias tenían en el cuerpo hacia que esta se chos tratamientos como desde la práctica clí-
introdujeran como tratamiento; valgan como nica. Incluso un planteamiento teórico podría
ejemplo la quinina o la digitalis. Algo similar ha generar dudas sobre la conveniencia o no de
sucedido en la psiquiatría desde el descubri- un tratamiento farmacológico en los TP, dado
miento las propiedades antimaníacas de las sa- que se pueden considerar alteraciones fuera de
les de litio en 1949 (López Muñoz y Alamo los trastornos psiquiátricos principales.
González, 1998). El descubrimiento de diferen-
Tendríamos que pensar si según la noción de
tes fármacos ha precedido a la búsqueda de un
personalidad esta puede enfermar o no. Si pro-
correlato biológico en el cerebro que pudiera
fundizamos en el concepto de personalidad, esta
explicar la génesis de los trastornos mentales.
se puede definir como la organización dinámica
El desarrollo por similitud de nuevas moléculas
de los sistemas psico-biológicos que modulan la
ha sido el motor del descubrimiento de nuevos
adaptación a la experiencia (Cloninger, 1987).
fármacos y gracias a ello, en la actualidad, dis-
Entonces, ¿podría responder una alteración de
ponemos de una rica farmacopea para el trata-
esta organización a un tratamiento farmacológi-
miento de los pacientes psiquiátricos.
co? Desde el abordaje que de la personalidad ha
La prevalencia del trastorno de personali- hecho la psicología se ha diferenciado entre
dad (TP) se encuentra entre el 10-15% de la po- temperamento y carácter para diferenciar una
blación y puede llegar hasta el 50-60% de los parte más biológica y otra más ambiental; por lo
pacientes psiquiátricos ambulatorios (Diaz- que esta distinción parece corresponder a una
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mayor diferenciación de los sistemas cerebrales Tabla 1


(Silk, 1998). ¿Podría responder entonces una al-
Dimensión de la Personalidad
teración en dichos sistemas cerebrales a un tra- y Neurotransmisor asociado
tamiento farmacológico?
Neurotransmisor Dimensión de la Personalidad
¿Abordaje categorial o dimensional Dopamina Cognitivo/Perceptiva
de los TP? Serotonina Impulsividad/Agresión
Noradrenalina Regulación afectiva
Aunque la personalidad comienza a tenerse Adrenalina Modulación de la Ansiedad
en cuenta desde tiempos de Hipócrates y Gale- Nota. Adaptado de Siever y Davis (1991)
no, es en el siglo XX cuando comienza a abor-
darse en profundidad. En 1921, Allport abordó
la personalidad describiendo diversos rasgos La concepción dimensional se basa en una
de personalidad (RP) y haciendo posterior- serie de dominios con factores diferentes que
mente una primera clasificación en rasgos car- los definen y que serviría para definir la perso-
dinales, centrales y secundarios (Cervone y nalidad tanto la normal como la patológica.
Pervin, 2008). En esa misma década Schneider Existe varios abordajes dimensionales entre los
realiza una distinción de 10 tipos de personali- que se destacan los de Eysenck, McCrae y Cos-
dades psicopáticas, siendo Jaspers, quien pos- ta o el de Cattell. Uno de los más estudiados ha
teriormente realiza una discriminación entre sido el modelo de los Cinco Factores de Mc-
el desarrollo de la personalidad y los procesos Crae y Costa que diferencia cinco dimensiones
de la enfermedad (Livesley, 2001). Es en el independientes de la personalidad: Neuroticis-
DSM III cuando se marcan las diferencias en- mo, Extraversión, Apertura a la Experiencia,
tre los trastornos mentales (eje I) y los trastor- Amabilidad y Sentido de Responsabilidad. Este
nos de personalidad (eje II), además de definir modelo ha sido validado en los en adultos y
hasta 11 categorías de TP (American Psychia- adolescentes y en estudios longitudinales para
tric Association (Washington D.C.), 1983). Esta ver las modificaciones y comprobar la estabili-
clasificación categorial hace que diversos crite- dad del modelo (De Fruyt, De Bolle, McCrae,
rios formen un trastorno, simplificando la Terracciano y Costa, 2009; McCrae et al., 1999).
complejidad de la personalidad. Por ello ha servido de base en múltiples estu-
dios de la personalidad. Estudiar la correlación
Frente a este abordaje se desarrolla un
genética existente con estos factores ha sido
abordaje dimensional, que inicia Eysenck con
objetivo de revisión por metanálisis, se aúna así
la diferenciación del neuroticismo o inestabili-
estudios genéticos y rasgos de personalidad (de
dad emocional, la extroversión y el psicoticis-
Moor et al., 2012, Munafo, 2003).
mo (S. B. Eysenck, White y H. J. Eysenck,
1976). Se empiezan a definir así los rasgos de Es difícil saber si tiene sentido tratar farma-
personalidad y se correlacionan estos con un cológicamente o no a los trastornos TP pero no
sustrato biológico. El abordaje dimensional solo eso, sino que además surgen diversas cues-
cobra una mayor importancia con diferentes tiones teóricas entorno a los conceptos de TP y
autores como Gray, Zuckerman-Kuhlman, Mi- de RP. Aunque en el DSM III se diferencia entre
llon o Costa y McCrae; llegando a aparecer trastorno mental y TP, esta diferenciación se va
diferentes dimensiones de la personalidad haciendo cada vez más difusa. Se ha llegado a
correlacionadas con una base psicobiológica considerar a los TP como una parte previa den-
(tabla 1). Cloninger introduce los conceptos de tro de un continuum de los trastornos mentales
búsqueda de novedad, evitación del daño y de- (Siever y Davis, 1991) y se llega a afirmar que
pendencia de la recompensa como dimensio- no se podía saber si los trastornos de personali-
nes de la personalidad evaluable y que se pue- dad eran o no enfermedades mentales (Kendell,
den correlacionar con una base neurobiológica 2002). Para aumentar nuestra confusión a me-
(Cloninger, Svrakic y Przybeck, 1993). dida que se van realizando más estudios en
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cuanto a la personalidad se comienza a valorar diferentes instrumentos psicométricos y eva-


la posibilidad de que los RP no permanezcan luándolo en diferentes momentos (Ranger,
inamovibles a lo largo del tiempo (Tyrer et Methuen, Rutter, Rao y Tyrer, 2004). Además
al., 2005), además se considera que, dentro de existe una falta de acuerdo en el diagnóstico se-
una disfuncionalidad, cada rasgo no tiene el gún los diversos TP específicos, esto es porque
mismo grado de severidad (Tyrer et al., 2007). la mayoría de los criterios diagnósticos se sola-
pan (Tyrer et al., 2007). Hasta un 29% de los
Tenemos por lo tanto dos abordajes para pacientes diagnosticados de trastorno esquizo-
realizar una aproximación a los TP, uno dimen- típico cumplían criterios de trastorno límite de
sional y otro categorial. Ambos son conceptual- la personalidad (TLP) (Bender et al., 2001).
mente muy diferentes pero si atendemos al También dentro de un abordaje categorial se
diagnóstico categorial, es decir por los diferen- llegan a encontrar un alto grado de comorbili-
tes clases de TP, encontramos ciertas dificulta- dad entre el Cluster B (tabla 2) siendo el diag-
des. Este tipo de diagnóstico presenta una fia- nóstico dimensional más apropiado que el cate-
bilidad baja, incluso si se mide en un mismo gorial para establecer un diagnóstico en los
paciente y por un mismo evaluador, utilizando TP (Westen, Shedler y Bradley, 2006).

Tabla 2
Comorbilidad en el DSM-IV utilizando un diagnóstico categorial

Tipo de TP TP Antisocial TP Límite TP Histriónico TP Narcisista


TP Antisocial — 30.7% 50.0% 40.7%
TP Límite 66.0% — 59.0% 50.8%
TP Histriónico 44.7% 28.7% — 40.7%
TP Narcisista 51.1% 29.7% 57.1% —
Nota. Adaptada de Westen et al. (2006)

Este problema, deducible de la práctica clí- lidad ha sido objeto de estudio en las últimas
nica, está siendo abordado en el borrador del décadas (Bouchard y McGue, 2003).
DSM V (www.dsm5.org). Se propone un hibri-
Hemos de volver al diagnóstico dimensional
do categorial-dimensional con 6 TP (Esquizoti-
como un modo para poder clasificar la persona-
pico, Antisocial, Límite, Narcisista, Evitativo y lidad de los individuos. De tal manera que si se
Obsesivo-compulsivo) y 5 dominios en los ras- diagnosticara según los cluster del DSM IV-TR
gos de personalidad (afectividad negativa, indi- (American Psychiatric Association y American
ferencia, antagonismo, desinhibición vs com- Psychiatric Association. Task Force on DSM-IV,
pulsión y psicoticismo). 2000) o teniendo en cuenta un abordaje dimen-
La redefinición del concepto de TP y la sional (como posiblemente ocurra en el DSM V)
combinación de un modelo categorial con otro se ganaría en precisión y así se podrían unificar
dimensional en la línea de Costa y McCrae criterios de abordaje y tratamiento.
(1992) y Oldham y Skodol (2000) son algunos
de los cambios importantes que en los TP po-
dría introducir el DSM V. Asimismo, se redefi- ¿Tratamiento solamente
ne los TP centrándose en los fallos de adapta- farmacológico?
ción, dando pie a incluir una valoración
dimensional (Esbec y Echeburua, 2011). Poder Antes de plantearse un tratamiento farma-
tener un correlato dimensional con uno bioló- cológico hay que tener en cuenta una serie de
gico y así poder diferenciar la parte genética factores que no se pueden pasar por alto: un co-
de la parte ambiental en los rasgos de persona- rrecto diagnóstico, un estudio de los rasgos de
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personalidad, integrar el tratamiento farmaco- Association, 2001). Sin embargo son la regula-
lógico dentro de un plan terapéutico que debe ción afectiva, los patrones de acción/impulsivi-
incluir un abordaje psicoterapéutico y familiar, dad, la organización cognitiva y la ansiedad/in-
negociación de los objetivos a corto y largo pla- hibición los ejes biológicos de la personalidad
zo, ideación de un plan de actuación en caso de que probablemente tienen un correlato psico-
crisis y elaborar una continuidad de cuidados biológico generalizable al resto de TP (Carras-
orientada a la rehabilitación u obtención del co, 1997; Skodol et al., 2002).
mayor grado de funcionabilidad posible en los
Al ser los TP tan diversos y la demanda de
casos más graves. En cuanto al tratamiento far-
recursos tan diferente dependiendo del tipo, es
macológico cabría considerar la indicación y
muy difícil hacer propuestas extensibles al res-
duración de los mismos a fin de evitar, en la me-
to de TP. Bender (2001), realiza un estudio so-
dida de lo posible, la polifarmacia y los trata-
bre la utilización de recursos por parte de los
mientos de duración indeterminada y dar siem-
TP (Tabla 3) (Bender et al., 2001). Los TP utili-
pre la mayor información sobre el tratamiento.
zan los recursos psicoterapéuticos en gran me-
Dado que no existe ningún tratamiento indica-
dida: cualquier tipo de psicoterapia 96%; trata-
do en los TP hay que prever alternativas farma-
miento hospitalario (hospitalización de agudos
cológicas evitando el paternalismo y teniendo
u hospital de día) 48%; tratamiento farmacoló-
en cuenta la autonomía del paciente.
gico 81%. Pero si nos fijamos en los porcenta-
El malestar que padece el paciente y las al- jes por los TP del Cluster A y B se diferencian
teraciones percibidas por el psiquiatra pueden del tipo evitativo y obsesivo compulsivo al ser
estar detrás de los primeros abordajes psico- los que más recursos utilizan. Dentro de todos
farmacológicos. Posteriormente tras el desa- los TP, la mayor utilización de recursos se rea-
rrollo de un abordaje dimensional se han ido liza por los pacientes con TLP. Debido a ello
delimitando más las dianas terapéuticas. Así han sido el objetivo de la mayor parte de los
nos encontrarnos que de manera específica, estudios y se han elaborado guías de trata-
dentro del TLP, la agresividad, la impulsividad, miento para un correcto abordaje [Lalucat Jo,
la ansiedad, los síntomas pseudo-psicóticos y Casañas Sánchez, Estrada Sabadell, Mas Ex-
la inestabilidad afectiva, han sido las dimen- pósito y Teixidó Casas, 2011; National Collabo-
siones más estudiadas (American Psychiatric rating Centre for Mental Health (UK), 2009].

Tabla 3
Utilización de recursos en los Trastornos de Personalidad

Tipo Trastornos Trastorno Trastorno Trastorno Trastorno


de Tratamiento de Personalidad Esquizotípico Límite Evitativo Obsesivo-Compulsivo

Psicoterapia
93% 92% 95% 93% 94%
individual
Psicoterapia grupal 39% 41% 56% 32% 26%
Terapia de familia
34% 26% 42% 26% 36%
o de pareja
Grupo de
31% 32% 41% 22% 27%
autoayuda
Centro de día 22% 24% 37% 17% 9%
Hospital de día 14% 20% 24% 7% 6%
Hospitalización
46% 20% 72% 36% 23%
psiquiátrica
Nota. Adaptado de Bender et al. (2001)
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La polifarmacia puede ser un riesgo dentro lización de tratamiento antipsicótico y ansiolí-


de los trastornos de personalidad debido a la ticos, tanto en TP del cluster A como del B, sea
inespecificidad sintomatológica, la automedi- mayor que los encontrados en este estudio
cación, las múltiples demandas, la falta de es- (Bender et al., 2001). Un estudio realizado en
tabilidad o incluso el agotamiento de recursos nuestro medio con TLP, encuentra un porcen-
psicoterapéuticos o de rehabilitación. La pres- taje de 2,7 medicamentos por paciente, donde
cripción de tratamientos dentro de los TP po- un 56% estaba tomando ≥ 3 medicamentos y
dría seguir un curso similar al de la tabla 4, un 30% ≥ 4 medicamentos y solo un 6% estaba
pero es probable que en nuestro medio, la uti- sin tratamiento (Pascual et al., 2010).

Tabla 4
Distribución del tratamiento psicofarmacológico según el tipo de TP.

Trastorno Trastorno Trastorno


Tipo de medicación Trastorno Límite
Esquizotipico Evitativo Obsesivo-Compulsivo
Ansiolíticos 22% 35% 20% 14%
Hipnóticos 4% 6% 2% 3%
Estabilizadores del ánimo 12% 27% 7% 2%
Antipsicóticos 10% 10% 5% < 1%
Antidepresivos 52% 61% 57% 44%
Nota. Adaptada de Bender, 2001

La American Psychiatry Association (APA) lizador del ánimo (litio, carbamazepina


(American Psychiatric Association, 2001) pre- o ácido valproico).
sento una guía clínica en el 2001 que sirvió —— Impulsividad o síntomas de descontrol
para el tratamiento del TLP y que ha servido conductual (agresión impulsiva, auto-
como ejemplo en la práctica clínica para el agresividad, conductas compulsivas per-
tratamiento del resto de TP; aunque las indi- judiciales sí mismo (por ejemplo, pro-
caciones que mencionaban han sido rebati- miscuidad sexual, abuso de sustancias,
das variando así las indicaciones en la guía el gasto imprudente, etc.): Se inicia un
NICE para el abordaje del TLP (National Co- tratamiento con un ISRS y si no es efec-
llaborating Centre for Mental Health (UK), tivo o tiene una eficacia parcial se uti-
2009). En esa guía de la APA se realizaban lizarían bajas dosis de antipsicótico de
las siguientes indicaciones según la sintoma- primera generación. En caso de no ser
tología: efectiva ni una ni otra o la combinación
—— Síntomas de desregulación afectiva (la- de ambas se podría añadir un estabili-
bilidad emocional, sensibilidad al recha- zador del ánimo o un IMAO. En última
zo, ira inapropiada o los estallidos de instancia se recomienda el uso de antip-
ira, «bajones» en el estado de ánimo): sicóticos de segunda generación.
primero ISRS, si no es efectivo o tiene —— Distorsiones cognitivas (el paciente es
una eficacia parcial, cambiar de ISRS. muy suspicaz, ideación autorreferencial,
Si continúa sin ser efectivo o lo es solo ideación paranoide, ilusiones, desreali-
parcialmente, añadir antipsicóticos (si zación, despersonalización, o síntomas
existe ira) o clonazepam (si existe ansie- similares a la alucinaciones). Recomien-
dad). Si todavía no existe una respuesta dan utilizar dosis bajas de un antipsicó-
cambiar a IMAO y en última instancia si tico (de primera o segunda generación)
no existe respuesta cambiar a un estabi- e incrementar la dosis si no existe una
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adecuada eficacia. En caso de no ser pectos dimensionales como por ejemplo: la


efectivo o serlo de forma parcial se re- fluoxetina ha mostrado una eficacia en la falta
comienda añadir un ISRS o un IMAO, de control, en la disminución de la impulsivi-
cambiar de antipsicótico o pasar a clo- dad, en la auto-agresividad y en la sensación
zapina. de rechazo (Coccaro, Harvey, Kupsaw-
Pese a que no existen evidencias para el Lawrence, Herbert y Bernstein, 1991). Los in-
tratamiento sintomatológico de los pacientes hibidores de la receptación de serotonina se
con TP, diferentes estudios con diversos tipos han mostrado cambios en algunos rasgos de la
de fármacos han puesto de manifiesto las evi- personalidad en pacientes que los han tomado
dencias existentes con respecto a los fármacos de forma crónica o sub-crónica, entres los
que se exponen en la tabla 5 (Ingenhoven, La- cambios que se ha producido se han compro-
fay, Rinne, Passchier y Duivenvoorden; Lieb, bado una disminución del neuroticismo y un
Vollm, Rucker, Timmer y Stoffers; Nose, Ci- incremento de la extraversión en pacientes
priani, Biancosino, Grassi y Barbui, 2006; con un trastorno depresivo y tratados con pa-
Rinne, van den Brink, Wouters y van Dyck, roxetina (Tang et al., 2009) o solo una dismi-
2002; Tyrer y Bateman, 2004). Existen estu- nución del neuroticismo con la sertralina
dios que evidencian la mejoría en algunos as- (Simmons y Allen, 2011).

Tabla 5
Tabla resumen sobre el tratamiento psicofarmacológico

Tratamiento Síntomas
Reducción de:
●  Ira inapropiada
Antipsicóticos de primera Haloperidol
●  Impulsividad/agresión
generación ●  Problemas interpersonales
Decanoato de flucopentixol Reducción de las conductas autolíticas
Reducción de:
●  Ira inapropiada
●  Síntomas psicóticos
Aripiprazol
●  Impulsividad
●  Problemas interpersonales
●  Impulsividad/agresión
Reducción de:
●  Impulsividad/agresión
Antipsicóticos de segunda Risperidona
●  Problemas interpersonales
generación
●  Síntomas psicóticos
Reducción de:
●  Inestabilidad afectiva
●  Ira inapropiada
Olanzapina ●  Síntomas psicóticos
●  Ansiedad
●  Impulsividad/agresión
●  Problemas interpersonales
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Tratamiento Síntomas
Reducción de:
●  Problemas interpersonales
Ácido Valproico
●  Síntomas depresivos
●  Ira inapropiada (no concluyente)
Reducción de:
Estabilizadores del ánimo ●  Impulsividad
Lamotrigina
●  Ira inapropiada
●  Problemas interpersonales
Reducción de:
Topiramato ●  Impulsividad
●  Problemas interpersonales
Reducción de:
●  Síntomas depresivos
Amitriptilina (ADT)
●  Ira inapropiada
●  Disregulación afectiva
Reducción de:
●  Síntomas depresivos
ISRSs
Antidepresivos ●  Ira inapropiada
●  Disregulación afectiva
Reducción de:
●  Síntomas depresivos
Fenelcina (IMAO) ●  Ansiedad
●  Patología psiquiátrica
Mejoría del estado de salud mental
Nota. ATD: antidepresivos tricíclicos; ISRSs: inhibidores de la recaptación de serotonina; IMAO: Inhibidor de la mono-
amino-oxidasa.

No existe la indicación para un tipo de sín- en el tiempo y en la intensidad (Tyrer y Bate-


toma dentro de los TP ni estudios que demues- man, 2004). Frente al abordaje dimensional
tren la eficacia de un fármaco sobre una di- existe uno categorial que presenta ciertas res-
mensión específica. Sin embargo, desde un tricciones, como por ejemplo que los límites
punto de vista farmacológico vemos que exis- entre las categorías no son claros y además al-
ten evidencias de que algunos tratamientos gunos criterios se pueden dar concomitante-
farmacológicos pueden ser efectivos en algu- mente en muchas de las categorías diagnósti-
nas alteraciones dimensionales, defendiendo cas (Soloff, 1998).
un abordaje sintomatológico específico (Lieb
Las dimensiones están integradas por ras-
et al., 2010), no así categorial. Es probable que
gos de la personalidad, existiendo una diferen-
en la práctica clínica diaria se usen más fárma-
ciación cualitativa entre los rasgos funcionales
cos que los anteriormente expuestos aunque
y disfuncionales que varían el pronóstico de un
sea con los mismos objetivos.
mismo TP (Tyrer, Duggan y Coid, 2003). Un
factor que no se pude obviar y que se ha de te-
Conclusiones ner en cuenta es la diferencia que existe entre
aquellos pacientes con un TP que buscan el
Existen dimensiones de la personalidad tratamiento y aquellos que rechazan el mismo
con un correlato biológico que son variables (Tyrer, Mitchard, Methuen, y Ranger, 2003).
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Con todo los TP tienen sintomatología que beneficios farmacológicos. Por todo ello se
puede ser deteriorante y complicada produ- puede concluir que la individualización de un
ciendo en ocasiones una gran discapacidad, lo tratamiento psicoterapéutico que, cuando sea
que les lleva a la utilización de gran cantidad preciso, se complemente con un tratamiento
de recursos en comparación con otros trastor- farmacológico es el abordaje idóneo indepen-
nos mentales (Bender et al., 2001). dientemente de la gravedad del caso.
El abordaje farmacológico en el TP podría
cobrar sentido sobre todo en el tratamiento de
alguna sintomatología, o incluso de manera Referencias
excepcional algunos de los rasgos dentro de
American Psychiatric Association. (2000). Diagnos-
una dimensión (que sean graves o perturbado-
tic and statistical manual of mental disorders:
res) y en el tratamiento de una co-morbilidad
DSM-IV-TR (4th ed.). Washington, DC, EE.UU.:
psiquiátrica existente (abuso de sustancias,
Autor.
trastornos de la conducta alimentaria, trastor-
no ansioso-depresivo, etc.). Hay que tener en American Psychiatric Association (1983). Breviario
cuenta que los pacientes obtienen el máximo DSM-III: criterios diagnósticos [DSM-III: diag-
beneficio de un abordaje psicoterapéutico y nostic criteria]. Barcelona, España: Masson.
farmacológico (Oldham, Bender, Skodol, Bender, D. S., Dolan, R. T., Skodol, A. E., Sanislow,
Gabbard y American Psychiatric Publishing C. A., Dyck, I. R., McGlashan, T. H., Tracie Shea,
Inc, 2007), si bien existen estrategias farmaco- M., Zanarini, M.C., Oldham, J.M., Gunderson,
lógicas más especificas para síntomas concre- J.G. (2001). Treatment utilization by patients
tos dentro de los diferentes TP (Marín y Fer- with personality disorders. American Journal of
nández, 2007). El abordaje farmacológico se Psychiatry, 158(2), 295-302.
ha centrado sobre todo en el TLP pero también
Bouchard, T. J., Jr. y McGue, M. (2003). Genetic and
en los síntomas individuales o conductas aso-
environmental influences on human psychological
ciadas con un TP (por ejemplo, autolesiones differences. Journal of Neurobiology, 54(1), 4-45.
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el abordaje psicoterapéutico se muestra insufi-
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tos cronificados, dado que pueden presentar nality variants. A proposal. Archives of General
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sintomatología y periodos en los que esta sea Cloninger, C. R., Svrakic, D. M. y Przybeck, T. R.
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No se puede obviar que los estudios exis- ment and character. Archives of General Psychia-
tentes pueden tener una diferencia importante try, 50, 975-990.
entre los pacientes que participan en los estu- Coccaro, E. F., Harvey, P. D., Kupsaw-Lawrence, E.,
dios y aquellos que acuden a consulta, pudien- Herbert, J. L. y Bernstein, D. P. (1991). Development
do por ello existir diferentes recomendaciones of neuropharmacologically based behavioral as-
de tratamiento. Una buena alianza terapéutica sessments of impulsive aggressive behavior. Journal
podría hacer que algunas intervenciones tera- of Neuropsychiatry and Clinical Neurosciences, 3(2),
péuticas tengan mejores resultados, incluidos S44-51.
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