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@ t alinoaMmerica De las opiniones expresu das en los articulos son responsables sus autores y no representan forzosa- mente el pensamiento de la direccién. LATINOAMERICA std abierta a toda opinién se- ria y fundamentada pero se reserva el derecho de decidir la publicacién de toda colaboracién. Rowe ed rare Ce ety lgrano 1612 - Buenos Aires crema Dinector: Augusto Klappenbach Dionisio Echarte Alberto Cupani Hustracién de Ricardo Embrioni IMPRESION Talleres Gréficos Maccié Hmos. Sobremonte 323 - Rio Cuarte (Cbe.) Argentine ames linnamerica EDITORIAL bo NAVIDAD EN LATINOAMERICA NAVIDAD; gritos y risas en casa; lagrimas de alegria, envueltas de recuerdos; “Nos ha nacido un Nifto”; Dios se hace hombre y coloca su carpa en el campamento del hombre peregrino para compartir su existencia. Y todos los aiios, por Navidad, casi sin querer, comenzamos todos un juego; no somos los mismos que en febrero 0 noviembre. Siquiera por unos dias 0 por una no- che, jugamos a ser distintos, a ser felices, a ser humanos. Junto a nosotros, quizés demasiado cerca; los hombres, haciendo una tregua, juegan a la paz; los distanciados juegan a la intimidad cruzindose amables felicita- ciones; los tristes juegan a la. felicidad con cantos, bebidas y' luces. No es una farsa; es un juego profundisimo y entranable; un juego con el que tra- tamos de aprender algo que nunca hemos tenido bien sabido; a ser hermanos. Porque Navidad, es el milagro de pararse a cada puerta y saber si el hermano necesita nuestro pan; el camino que no tiene mds estrella que alumbrar el extravio del que olvida a los demds; es el milagro de legar a la evidencia de que Dios sigue necesitando de quien vive sin hogar, Es la Buena Noticia para un Continente doliente y marginado pero que conser- ta intacta la esperanza de un feliz nacimiento a la libertad, a la justicia, a la paz. Es el amanecer, tras un penoso y profundo. letargo, para_nuestro hombre oprimido pero nunca mancillado con arreglos torcidos ni con componendas fdciles; que se mandiene firme, con una fe mds fuerte gue la misma muerte; es la paz hecha desa- rrollo que desea legar a ese hombre agobiado ‘por su trabajo agotador; con un suel- do miserable 0 mendigando una changa como si fuese una limosna; a esa mujer que desfila silenciosamente por el escenario de su vida diarid, que ha perdido la ale- gria de su maternidad porque sufre por los ojitos tristes del hijo; gentes “quemadas” @ quienes mil veces se les prometié y otras tantas se les-négé lo que el derecho les senalaba. NAVIDAD 1973: El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz; la es- ranza iluminé su sendero y la lucha por un Continente nuevo, dio sentido a su existencia, Desde 1a solemne sencillez de una cuna oimos un grito; Bienaventurados los que luchan por la paz y creen atin en su posibilidad; los que saben descubrir juntos el camino y andarlo déndose la mano. DIONISIO ECHARTE Ke werk Hy alinoamerica Ajio 1 - NP 2 Diciembre 1973 SUMARIO Peg. © Editorial DidhBIS EAMG seer eee cette nee eee 1 © Sumario 2 © Peed celalster la Navidad 4! pseabdo inoseat, ano? — Juan Pablo 3 © Cultura Popular y demagogia Alberto Cupani ... , 5 © Jorge Cedrén: Cine politico y militante Antonio Tello .... : 12 © ...¥ el dolor se hace poesia Ghilimino 16 ©) Clnid ened ian marche wen| close ects (sogén Freinet) — Hugo Bima 18 © El Barco Armando Tejada Gomez ....2..-.seseee neces 28 © Sobre el Karamasovismo Carlos Pérez Zabala ... 30 © Hacia una nueva Universidad —Rectorado de la Universidad nacional del Coma- hue .. 34 —Eneuentro interuiniversitario de! actividades cul- turales . . 7 © Las carreras que se pueden cursar on Rio Cuarto (Guia universitaria y de Institutos Superiores) © EI Villancico Pedro J. Matas . 39 © Tengo un libro en mis manos Carlos Mastrangelo .. 3 65 Yolanda Gil Fiorenza . . 67 © Comentarios 70 © Les libros mas leidos en Ric Cuarto en el ao 1973 74 © Libros nuevos .. 76 . Navidad Pobre (lémina obsequio) Ricardo Embrioni ate Puede celebrar la Navidad el pueblo Latinoamericano @ JUAN PABLO FILIPUZZI En Buenos Aires se agoté la Loteria de Navidad. Las galerias comerciales estuvieron intransitables. El Obelisco fue convertido en un monumental “ar- bolito”. En todas las villas hubo bautis- mos, misas, cohetes y hasta pan dulce. En el Norte desfilaron las procesiones y sonaron los carnavalitos. Los chilenos celebraron “encerrados” en sus casas y con la amargura del “toque de queda” Qué es esto? gUn jolgorio universal que mitiga la dureza del diario: vivir? gExplosion alegre de pueblos domina- dos que hacen fiesta para olvidar? Puede el pueblo latinoamericano ce- lebrar la fiesta de Navidad? * Un poco de Historia Somos un pueblo mestizo. Espaiioles que vinieron hambrientos de fortuna y dejaron descendencia a las indias. In- dios que en cuatro siglos, a duras penas, mantener algunos clemen- tos culturales que no les hicieran per- der del todo su identidad. Inmigrantes que al ser agobiados por la misma fuer- za opresora que los nativos, no encon- traron otra salida que hacerse de esta tierra. Somos un pueblo que vivié la historia como lucha, que soporté las prolonga- das guerras de la Independencia contra una metropoli apoyada en la Santa Alianza, Luchas de un siglo contra la Sbalcanzaciin” y la explotacién comer cial inglesa, el reparto de Yalta y la in- Bente sasioes oe Eades Unie Parece que la guerra nunca termina y se repite la triste experiencia de peque- fios grupos de nativos, que rendidos ren desertar de la lucha y eligen vivir de las prebendas del enemigo. Somos un pueblo mestizo que vive la historia como lucha pero erigido sobre una tierra muy rica. En ella advertimos la generosidad de Dios: tenemos de to- do e incluso somos reserva del mundo. Habitamos una geografia ubérrima y llena de riqueras. Si, embers, 164 epp- tinuos saqueos ensombrecen de tristeza la experiencia que tenemos de nuestra tierra. Los espafioles eligieron el oro y la plata; los ingleses las vacas, el trigo y los minerales; los yanquis las materias primas. Hoy vienen e instalan fabricas mientras nosotros caminamos como ex- tranjeros en nuestro propio suelo. Somos un pueblo mestizo que vive su historia como lucha, que pisa una tierra que quieren robarle pero que esta ilu- minado por la fe cristiana. Los misio neros bautizaron a los indios aunque los conquistadores aseguraban que no te- nian almas. Hicimos la guerra de la In- dependencia bajo la proteccién de la Virgen, aunque la Santa Sede era aliada de Fernando VII. Nunca terminamos de aceptar al liberalismo burgués y su diosa raz6n. El Che Guevara, nuestro héroe indiscutido, terminaba alguna de 4 sus cartas y saludaba diciendo: “Ave Maria purisima” porque, aunque era marxista y se confesaba ateo, queria ser latinoamericano, gPuede celebrar la Navidad un pue- blo que vive esta historia conflictiva y ambigua, pero con una costante de lu- cha por ser libre yas ote iluminado por la fe cristiana? * Celebrar Navidad En la cultura popular latinoamerica- na lo festivo y celebratorio tiene gran importancia. Aun en el Altiplano, una de las zonas mas marginadas de nuestra Patria Grande, con un clima dificil y una postergacién secular, el carnaval termina con una gran borrachera. So- mos capaces de cantar y festejar hasta cuando el canto y el festejo estén mar- cados por la tristeza y melancolia de saber que la vida y la historia todavia ‘no son para nosotros un canto y un tejo. No nos pueden prohibir hacer fies- ta. La vida es ya demasiado amarga para nosotros como para que la amar- més. Para poder seguir luchan- para acrecentar la esperanza de que Mav “Tibre ex posible, para expresar nuestra confianza en un Dios que es Padre y providente tenemos que cele- brar la Navidad. Tal vez este aio el pueblo argenti- no ha vivido una experiencia singular: el triunfo de la liberacién y la amar- gura de que no se puede soffar fécil- mente que esté todo hecho. Y cuando la amargura de la Tucha reaparece, el pueblo recupera la esperanza, aunque la esperanza se exprese en la resignacién y vigilia de mejor oportunidad. Navidad es esa esperanza expresada en la celebracién de Nifio-Dios. El pe- sebre pobre y humilde marcado por una estrella que es luz en la oscuridad y Tama a todos a creer en la vida y lu- char para que la nuestra sea vida de pueblos libres y duefios de su destino. CULTURA POPULAR (1) Entendiende por tales los que re laman un cambio redical en las es ‘tructuras y relacio- nes sociales. Y DEMAGOGIA Las reflexiones sobre la cultura popular constituyen una de las caracteristicas intelectuales de nuestro tiempo. Este trabajo quisiera contribuir a esas reflexiones mostrando que la cultura po- pular es, frecuentemente, objeto de un tratamiento demagogico que, aunque evidente en unos casos, suele pasar inadvertido en otros a causa de su sutileza. En las ciencias sociales, la palabra “cultura” sefiala, por un lado, el modo de vida de una comunidad y sus productos (cultu- ra objetiva) y por otro, la accién y el proceso de contribuir a esa cultura objetiva, de asimilarla o de transmitirla (cultura subjeti- va). En’las dos ultimas acepciones recordadas, Ia palabra “cultu- ra” indica, pues, el cultivo de la subjetividad, propia o ajena. En este ensayo entenderé por “cultura” la transmisién cultural, el cultivo de unos sujetos por otros (educacién). En cuanto a la pa- Jabra “pueblo”, no Ja utilizaré para referirme a un sector de la sociedad sino —como lo hacen algunos estudiosos del problema que nos ocupa— a una situacién social: en una sociedad marcada por el dominio de unos hombres sobre otros, pertenece al “pue- blo” todo aquel que esta dominado y en la medida en que lo esta. De acuerdo con Jo anterior, Ja expresién “cultura popular” designa la accién y el resultado de cultivar al pueblo. Pero esto iiltimo tiene, naturalmente, un significado muy diferente para los dominadores y para los revolucionarios (1). Para los primeros, el “cultivo del pueblo” se convierte, forzosamente, en una u otra forma de domesticacién que mantenga el estado de cosas que los beneficia. Para los revolucionarios, en cambio, se transforma. en concientizacién del dominado, es decir, en la tarea de despertar y estimular su sentido critico para que advierta su situacién y tra- baje para modificarla. En lo que sigue me voy a referir, no a cualquier cultivo del pueblo, sino especificamente a la labor de concientizarlo. Por ultimo, el término “demagogia” —“conduccién del. pue- blo”, etimolégicamente— se aplica al manejo tendencioso e inte- resado del pueblo por parte de quienes, simulando servirlo y be- neficiarlo, lo usan para sus propésitos, personales o grupales. Podemos ahora precisar el objetivo de este breve estudio: me propongo sefialar los signos de demagogia que pueden detec- tarse en las practicas de concientizacién popular. Empecemos por asumir la realidad de ciertos hechos. En pri- ‘mer lugar, la situacién universal dominadores-dominados, “tema de nuestro tiempo” que no puede ya ser soslayado sino por una miopia dificilmente concebible o por mala fe. Admitamos, ade- ‘mis, que conceptos como el de “cultura” han sido y son utiliza- mo instrumentos de waeret y de qoraio a En Jugar, reconozcamos la necesidad de concientizar al pueblo y de revalorizar su cultura. Por ultimo, recordemos que muchos estan entregados a la dificil tarea de la concientizacién sincera e idéneamente. Sin embargo, creo que es igualmente real que, entre tantos pretendidos concientizadores, estan también los que, sinceros en su propésito, no son idéneos para alcanzarlo y los que son abso- lutamente insinceros. Llamaria a los primeros “semidemagogos” (0, mejor, demagogos a pesar suyo) porque se trata de quienes se dedican sinceramente a la concientizacién sin reparar en que, por no estar adecuadamente capacitados, recurren a medios que comprometen la tarea, corriendo el riesgo de Hevar al pueblo ha- cia metas muy diferentes de las previstas. Los otros, en cambio, son los demagogos en sentido estricto, o sea los que fingen con- Diciper, carte wetkoe mtaean eede St revi. toon cheeses existencia de estos demagogos parciales o totales, trataré de com- parar la falsa concientizacién con un fenémeno que tiene mu- cho en comtn con ella; me refiero a la propaganda. (2). La propaganda configura un claro caso de demagogia —en dlapet Fase lotic lat emt tale tea wax tees vieio al publico, siendo que, en realidad, lo explota mediante tuna fascinacién cuasi hipnotica. Esa relacién ambivalente reposa en los siguientes principios: 1. Denuncia de una situacién superable y promesa de “otra vida” Asi, se incita al espectador a que “no se conforme con menos” (que el producto tal); se lo exhorta a “acabar con esos dolores” con los comprimidos X; se Te Hct pointe ue la ropa del vecino “esta mas blanca que la suya” porqt it roatabq ne ha Waoatias' ol ibaa on pole 2 se Teasers en fin, que tal mar cate cigarrillos “marca su nivel” y que bebiendo aquella gaseosa “todo va mejor”. Va implicita la sugerencia de que si no “cambia de vida” la culpa es exclusivamente suya (4). 2. Pretendida autoridad del mensaje gracias al aval de un supues- to experto Un jabén de tocador es generalmente aconsejado por una co- nocida estrella cinematografica; en muchos avisos son los técni- cos de la compafiia productora quienes “en persona” explican las bondades de la mercaderia; se aclara a compradores dubita- tivos que la pasta dental ofrecida es la tinica que contiene “D.T. H”, sigla que posiblemente nada significa pero que sugiere un respaldo vagamente cientifico; etc. é eo “ notar los casos (5) Le quintaesencia de festa ilusign esté vn tis dor!”. Hay infinitos variantes del mis mo temo. 3. Pseudointelectualidad del proceso Se procura la impresién de que el resultado buseado —verbi= gracia, la venta de uh producto— es alcanzado por persuacién del piblico basada en argumentos estrictamente racionales. Son indices de esta pretensién los avisos que se demoran en detalla- das descripciones de la fabricacién y el uso del articulo en cues- tion, de tal modo que cuando alguien lo adquiere est conven- cido de haberlo hecho forzado por la verdad (5). Esta superficial intelectualidad oculta los verdaderos meca- nismos que hacen efectiva la propaganda, como por ejemplo: a) El impacto senso-emotivo que medra con las frustraciones y las expectativas del receptor: La juventud perdida, la sole- dad, la estrechez econémica, la inseguridad, son sélo algu- nos de los muchos terrenos propicios para la mégica pro- mesa del aviso. Una crema anti-arrugas ilusiona con un “segundo debut” a mujeres ya maduras; hay un pantalén que se presenta como “un amigo de verdad”; no falta la agencia de loterias que “hard millonario” a todo com- prador, ni el tipo de zapatillas que se declara “masculino y singulay b) Las asociaciones injustificadas y abusivas pero eficaces: una voz languida canturrea que cierto vino “es vida, es amor”, Otro aviso asocia un reloj pulsera con un esmalte de Limoges, revelando que tienen mucho en comin (!), sobre todo el ser ambos obras de artesania (I!) (6). En otro caso, una opulenta mujer semidesnuda acaricia un neumitico cu: yas virtudes se quiere evidenciar. Y asi sucesivamente. c) Saturacién: la reiteracion del mensaje embota la sensibili- dad y el discernimiento del receptor, que termina por per- cibir cualquier contenido como “natural” y hasta como gico” (7). d) La induccién de una falaz intimidad, mediante la aparente personalizacién del mensaje (“Usted, gpor qué no viaja?”) y una insinuacién de camaraderia (“Venga al club de ami- gos del whisky tal!”; “Colonia Z, para entendidos”; etc.). 4. Ilusoria potenciacién del espectador. Es _necesario convencer al receptor de su importancia y ca- pacidad personal, sobre todo en relacién con el objeto o la situa- cién deseables. Por eso, “todo es facil”, todo esta “al aleance de todos”. A Ia vez, el piblico es “tenido en cuenta” constantemen- te (pensemos en el rating, en las encuestas, en los concursos), porque él piblico “sabe” (y, por consiguiente, “aconseja”) (®), Baecide” (¥ *eonsagra” productos) y, sobre todos “puede” (°). Si nos preguntamos por la idea del hombre que subyace a Ia propaganda, no es dificil decidir que, para quienes la mane- jan, el hombre —como receptor del mensaje publicitario— es una criatura incauta, maleable y domesticable, esencialmente titil. Un excelente medio para pingiies ganancias.

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