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Capítulo 9

Desde sus orígenes, el ser humano tiene la tendencia a formar parte de un grupo o comunidad. Nos
agrada vivir en familia, nos fascina convivir con nuestros amigos y no imaginamos un mundo en la
completa soledad. Ese es nuestro instinto gregario, el deseo de no estar solos.

Formamos masas con nuestros compañeros de trabajo, con nuestros vecinos, con nuestros compañeros
de clase. Formamos también masas ocasionales cuando asistimos a conciertos o inclusive cuando
participamos en alguna protesta o mitin.

Nuestro instinto gregario nos lleva a ser uno más en la masa, a ser parte de ella, a movernos al ritmo que
la comunidad indica, a cuidar y convivir con nuestra familia. Nos vuelve dependientes emocionales del
grupo pero al mismo tiempo nos otorga seguridad el pertenecer y congregarnos.

Nos sentimos protegidos cuando estamos con un grupo, nos agrada saber que formamos parte de algo y
de un todo.

Freud explico que la raíz de la conciencia social es negarse a nosotros mismos sin pretender sobresalir.

Capítulo 10

Un poderoso macho sometió a los primeros grupos humanos en la era primitiva. Hoy, en pleno siglo 21
no estamos tan lejos de ese modelo; un líder tiranos muchas veces rige nuestros destinos, ya sea en la
figura de un padre autoritario, un maestro carente de talento y déspota o de nuestros líderes políticos.

La moral y la religión fueron las causas que propiciaron la evolución de la moral y la conciencia en el
ser humano, quienes sometidos al poder del más poderoso de la tribu, vieron en la religión un medio de
escapar a ese mandato y abrigar esperanzas de un mañana mejor.

La horda primitiva también presenta una ausencia total de la conciencia psicológica, mediante la
negación y sometimiento de sus pensamientos y deseos a las órdenes del macho dominante.

Freud deduce que el Yo del líder de la tribu se encontraba colmado de lazos libidinosos hacia los demás
miembros de la tribu, ya que este sometimiento y el temor hacia él era parte del secreto de su poder.

Freud también escribe un capitulo para hablarnos acerca de la particular y básica figura social del
“Tótem y el miedo al incesto”, donde nos explica las particularidades de los aborígenes Australianos
donde cada grupo social proviene de un tótem, que es algo similar a lo que nosotros conocemos como
apeado, donde los miembros que tienen un mismo tótem no tienen relaciones sexuales con los miembros
del sexo opuesto, inclusive evitan el incesto a toda costa, a pesar de no tener otra especie de
organización social ni practicar la agricultura u otros valores sociales.

Bibliografía: Libro Psicología de las masas, de Sigmund Freud, Alianza Editorial

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