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Juanpa… la caída de un puente no es normal

Hace pocos días el señor Juanpa, como le gusta que le digan, soltó un rebuzno: “Es normal
que esas cosas pasan cuando se hacen tantas obras tan complejas”. Trataba de convertir
la ocurrencia de un evento nefasto, que les costó la vida a 10 humildes colombianos, en un
argumento a favor de la gestión de su gobierno.
Lo anterior también quiere decir que, a juicio de este gobierno, la ingeniería es un juego de
azar, y que toda obra tiene una probabilidad de que quede mal hecha.
Se nota que Juanpa es economista y no ingeniero. Y de los malos. Los buenos economistas
creen firmemente en que la economía es una ciencia exacta y que sus modelos económicos
corresponden a la realidad. La vida se ha encargado de demostrar una y otra vez que los
economistas tienden a equivocarse, y que la economía obedece la primera ley de Harvard:
“En un entorno perfectamente controlado, el espécimen hace lo que le da la gana”.
Pero resulta que la ingeniería no es así. La ingeniería está fundamentada en la física, la
cual es una ciencia exacta. Cuando una obra o un aparato falla es por mala ingeniería, no
porque la ingeniería sea inexacta.
He ejercido esta profesión por más de treinta y siete años, y todavía no conozco que en la
ingeniería civil se aplique el principio de incertidumbre de Heisenberg, el cual, aunque es
una ley fundamental de la mecánica cuántica, no es aplicable a las obras civiles. En la rama
de la ingeniería que ejerzo, la Ingeniería Electrónica si se aplica, en la física cuántica, con
la cual funcionan numerosos dispositivos electrónicos, pero no en la ingeniería civil.
Un puente se cae por dos razones: a) porque fue mal diseñado o construido, o, b) porque
se presentó un evento inesperado de una fuerza irresistible que sobrepasó la capacidad
para la cual fue diseñado. Como en el puente de Chirajara no hay indicios de lo segundo,
la conclusión inevitable es que falló debido a la primera causa, mal diseñado o mal
construido. Y no es porque la ingeniería colombiana sea mala, es porque se contrataron
ingenieros malos.
Bueno en realidad no se contrataron ingenieros. Lo que “este gobierno” ha venido
contratando para sus cacareadas autopistas 4G son banqueros, o más exactamente
inversionistas especuladores, con pocos conocimientos de ingeniería y muchas ganas de
hacer plata. Si uno quiere que una obra civil quede bien hecha, contrata ingenieros, no
especuladores. Y se les paga bien por hacer bien su trabajo. No se contrata a un
especulador, quien tiene el compromiso de poner el capital para hacer la inversión y que
por supuesto, desea realizar la menor inversión necesaria para obtener la mayor utilidad
posible. Si además, ese inversionista no tiene dinero, sino que espera obtenerlo con los
ingresos resultantes de cobrar por utilizar la obra ya terminada, lo más probable es que se
trate de ahorrar el máximo contratando no buena ingeniería, sino el tipo con título de
ingeniero más barato que pueda encontrar en el mercado.
Es curiosos que en este caso del puente de Chirajara, no aparece por ningún lado en las
noticias el nombre de una firma importante que haya realizado los diseños del puente.
Aparece un ingeniero rolo con una firmita que ni siquiera tiene página web activa, y quien
es un ilustre desconocido en el medio.
En Colombia hay buenas firmas de ingeniería estructural. El primer puente atirantado,
construido en Dos Quebradas, hace muchos años fue diseñado por una prestigiosa firma
colombiana y ahí está, incólume con el paso del tiempo, y sirviendo de fondo para la tercera
temporada de una exitosa telebovela de narcos, tan de moda en estos días.
Durante más de cien años, desde los primeros pinitos de ingeniería con profesionales
importados, como el cubano Francisco José Cisneros, se han ejecutado miles de proyectos
de gran envergadura en Colombia. Cuando se ha contratado firmas y profesionales serios,
no se han presentado problemas.
Los problemas surgen cuando se contrata de tal forma que no se garantice una buena
ingeniería, en el caso de obras públicas, o cuando quien construye es un pícaro, sea o no
ingeniero, como en el caso de la urbanización Space. Cuando estaban vendiendo el
proyecto Space, a mi esposa le comentaron y ella se alcanzó a entusiasmar con la ganga
que eran los apartamentos de dicho proyecto. Con seguridad, la mayoría de los posteriores
damnificados de Space quiso dársela de vivos y conseguir una ganga ante la aparente
“ignorancia” del promotor del proyecto que parecía que no sabía cuánto costaban las
propiedades en la zona. Los estafadores saben que las mejores víctimas potenciales de
una estafa son otros estafadores, quienes pensando en obtener utilidades rápidas e
inesperadas, son quienes caen facilito en la estafa. Para un vivo, vivo y medio.
Los problemas de los edificios en Cartagena no son de ingeniería, son resultado de la
actividad criminal de oportunistas y de la corrupción de los servidores públicos responsables
de impedir que esos oportunistas estafadores puedan adelantar sus fechorías a la vista de
todos.
Todos los estafados de las pirámides sabían que estaban obteniendo utilidades ilegales a
costa de otros ingenuos. ¿Saben cuál fue la explicación que escuche de boca de un taxista
en Villavicencio para explicar los beneficios que estaban dando las pirámides? Que los de
las pirámides eran los paramilitares, quienes, antes de entregarse a la justicia, estaban
repartiendo sus riquezas ilícitas, para que los del gobierno no se las quitaran y se las
robaran. Claro, todo el mudo quería un pedacito, así fuesen dineros producto del
narcotráfico.
Los inversionistas de las estafas de Interbolsa y similares, todos apostaron a obtener
utilidades extraordinarias, libres de impuestos en muchos casos, sin preguntar de donde
iban a salir dichas utilidades. Si, los tipos seguro que están haciendo algo ilegal, pero como
me van a engañar personas tan serias y respetables, se decían todos. Un bandido es un
bandido, e igual se le tuerce a otro o a usted, aunque ustedes sean unas monjitas de
clausura.
Volviendo al problema de las obras publicas fallidas, uno de los problemas del sistema de
contratación en Colombia es que está diseñado para poder contratar bandidos. La
estructura del sistema de contratación parte del principio de que todos los contratistas son
ladrones, y por lo tanto el sistema debe permitir la posibilidad de contratar ladrones. En
alguna oportunidad escuché a un funcionario público, responsable de administrar contratos,
manifestar que había que partir del principio de que el contratista ya había robado desde
que presentó la propuesta, y que su función como administrador de contratos era tratar de
recuperar algo de lo robado, motivo por el cual trataba a todos los contratistas como unas
mierdas, incluyendo a los interventores, presuntos responsables de vigilar la ejecución
contractual. Claro a los ladrones de verdad no les importaba, pero a los contratistas
honestos, los lleva a la quiebra.
El puente de Chirajara se cayó porque el estado no contrató un ingeniero para que lo
construyera.
Que no es cierto, que el concesionario tenía la obligación de contratar quien hiciese bien el
puente y que no hay que preocuparse, que la obra estaba asegurada y la compañía de
seguros va a responder.
Parece que no conocen como funciona el negocio de los seguros. Estas compañías no son
tontas como para perder plata. El costo de esa pendejada la vamos a pagar todos, como si
el gobierno se parase en una esquina a sacar plata de las billeteras de todos los transeúntes
que pasen por ese sitio para pagar el siniestro. Ahora, luego del siniestro, las primas de las
pólizas de construcción se van a incrementar al nivel apropiado para recuperar los dineros
perdidos por las compañías de seguros en el desastre, y por supuesto, los pagadores
seremos los usuarios de esas obras, públicas o particulares.
De manera directa o indirecta, es el público quien finalmente va a pagar el puente de
Chirajara y la “guevonada” de no contratar una firma constructora de ingeniería para
construirlo.
Sigan, sigan con esa pendejada de las APP’s, que más bien se deberían llamar APPP,
Asociaciones Publico Privadas y Pendejos, en donde el Público se gana el prestigio sin
hacer nada, el Privado obtiene la utilidad, y el Pendejo de siempre pone la plata y los
muertos.

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