You are on page 1of 3

Fotosíntesis

Conversión de materia inorgánica en materia orgánica

Imagen que muestra la distribución de la fotosíntesis en el globo terráqueo; mostrando tanto la


llevada a cabo por el fitoplancton oceánico como por la vegetación terrestre.

Fotosíntesis oxigénica y anoxigénica.


La fotosíntesis (del griego antiguo φωτο- [phōto-], «luz», y σύνθεσις [sýnthesis], «composición,
síntesis») o función clorofílica es la conversión de materia inorgánica en materia orgánica gracias
a la energía que aporta la luz. En este proceso la energía lumínica se transforma en energía
química estable, siendo el NADPH (nicotín adenín dinucleótido fosfato) y el ATP (adenosín
trifosfato) las primeras moléculas en la que queda almacenada esta energía química. Con
posterioridad, el poder reductor del NADPH y el potencial energético del grupo fosfato del ATP se
usan para la síntesis de hidratos de carbono a partir de la reducción del dióxido de carbono. La
vida en nuestro planeta se mantiene fundamentalmente gracias a la fotosíntesis que realizan en el
medio acuático las algas, las cianobacterias, las bacterias rojas, y las bacterias púrpuras y bacterias
verdes del azufre,[1] y en el medio terrestre las plantas, que tienen la capacidad de sintetizar
materia orgánica (imprescindible para la constitución de los seres vivos) partiendo de la luz y la
materia inorgánica. De hecho, cada año los organismos fotosintetizadores fijan en forma de
materia orgánica en torno a 100 000 millones de toneladas de carbono.[2][3]

Los orgánulos citoplasmáticos encargados de la realización de la fotosíntesis son los cloroplastos,


unas estructuras polimorfas y de color verde (esta coloración es debida a la presencia del pigmento
clorofila) propias de las células vegetales. En el interior de estos orgánulos se halla una cámara
que contiene un medio interno llamado estroma, que alberga diversos componentes, entre los que
cabe destacar enzimas encargadas de la transformación del dióxido de carbono en materia
orgánica y unos sáculos aplastados denominados tilacoides, cuya membrana contiene pigmentos
fotosintéticos. En términos medios, una célula foliar tiene entre cincuenta y sesenta cloroplastos
en su interior.[2]

Los organismos que tienen la capacidad de llevar a cabo la fotosíntesis son llamados
fotoautótrofos (otra nomenclatura posible es la de autótrofos, pero se debe tener en cuenta que
bajo esta denominación también se engloban aquellas bacterias que realizan la quimiosíntesis) y
fijan el CO2 atmosférico. En la actualidad se diferencian dos tipos de procesos fotosintéticos, que
son la fotosíntesis oxigénica y la fotosíntesis anoxigénica. La primera de las modalidades es la
propia de las plantas superiores, las algas y las cianobacterias, donde el dador de electrones es el
agua y, como consecuencia, se desprende oxígeno. Mientras que la segunda, también conocida con
el nombre de fotosíntesis bacteriana, la realizan las bacterias purpúreas y verdes del azufre, en las
que el dador de electrones es el sulfuro de hidrógeno (H2S), y consecuentemente, el elemento
químico liberado no será oxígeno sino azufre, que puede ser acumulado en el interior de la
bacteria, o en su defecto, expulsado al agua.[4]

Se han encontrado animales capaces de realizar la fotosíntesis, tales como Elysia chlorotica, una
babosa marina que parece una hoja, y Ambystoma maculatum, una salamandra.[cita requerida]
A comienzos del año 2009, se publicó un artículo en la revista científica Nature Geoscience en el
que científicos norteamericanos daban a conocer el hallazgo de pequeños cristales de hematita (en
el cratón de Pilbara, en el noroeste de Australia), un mineral de hierro datado en el eón Arcaico,
reflejando así la existencia de agua rica en oxígeno y, consecuentemente, de organismos
fotosintetizadores capaces de producirlo. Según este estudio y atendiendo a la datación más
antigua del cratón, la existencia de fotosíntesis oxigénica y la oxigenación de la atmósfera y
océanos se habría producido desde hace más de 3.460 millones de años, de lo que se deduciría la
existencia de un número considerable de organismos capaces de llevar a cabo la fotosíntesis para
oxigenar la masa de agua mencionada, aunque solamente fuese de manera ocasional, si bien la
formación biológica de dichos restos está cuestionada.[5][6][7]

La fotosíntesis es un proceso que ocurre en dos fases:


Fase luminosa: en esta fase participa la luz solar. Se produce en los tilacoides del cloroplasto, que
son sacos o vesículas aplanadas inmersas en una solución llamada estroma. La clorofila capta la
luz solar y ésta rompe la molécula de agua (H2O), separando el hidrógeno (H) del oxígeno (O). El
oxígeno se libera a la atmósfera y la energía no utilizada es almacenada en moléculas especiales
llamadas ATP.
Fase oscura: esta fase se llama así porque no requiere de la energía de la luz solar. Se produce en
el estroma del cloroplasto. El hidrógeno resultante de la fase anterior se suma al dióxido de
carbono (CO2) generando la producción de compuestos orgánicos, principalmente carbohidratos
(glucosa). Este proceso se desencadena gracias a la energía almacenada en moléculas de ATP,
durante la fase anterior. Luego de la formación de glucosa, mediante otras reacciones químicas se
forma almidón y varios carbohidratos más.

Descripción general de las reacciones dependientes de la luz


Antes de adentrarnos en los detalles de las reacciones dependientes de la luz, retrocedamos y
demos un vistazo general a este notable proceso de transformación de energía.
Las reacciones dependientes de la luz usan la energía lumínica para formar dos moléculas
necesarias para la siguiente etapa de la fotosíntesis: la molécula de almacenamiento de energía
ATP y el portador de electrones reducido NADPH. En las plantas, las reacciones de la luz ocurren
en la membrana de los tilacoides de organelos llamados cloroplastos.
Los fotosistemas, grandes complejos de proteínas y pigmentos (moléculas que absorben la luz)
que son óptimos para recolectar luz, son clave en las reacciones luminosas. Hay dos tipos de
fotosistemas: fotosistema I (PSI) y fotosistema II (PSII).
Ambos fotosistemas contienen muchos pigmentos que ayudan a recolectar la energía de la luz, así
como un par especial de moléculas de clorofila en el corazón (centro de reacción) del fotosistema.
El par especial del fotosistema I se llama P700, mientras que el del fotosistema II se llama P680.

"La Fase independiente de la luz se lleva a cabo en el estroma del cloroplasto. En esta etapa se
utilizan las moléculas de NADPH y ATP, generadas en la fase dependiente de la luz, para sintetizar
glucosa y otras moléculas orgánicas a partir de la fijación de carbono y agua."17 may. 2016

You might also like