LA JUSTICIA SOCIAL LA GUÍA PARA EL DESARROLLO DE UN
ESTADO MODERNO En el breve lapso de dos décadas, la mayoría de los países de américa latina cambiaron su carta fundamental, reconstruyendo el modelo de estado, remplazando instituciones antiguas, con la creación de otras nuevas todo ello encaminado en el ideal de justicia. Todo ello apoyado en los cambios socio políticos que ocurrieron en aquella época, el cual reflejaba la necesidad de un nuevo orden institucional. Por ello la justicia es la primera virtud de las instituciones sociales, no importa que las leyes e instituciones estén ordenadas y sean eficientes: si son injustas han de ser reformadas o abolidas, no sólo las leyes, instituciones y sistemas sociales, sino también las acciones particulares de muchas clases, incluyendo decisiones, juicios e imputaciones. Llamamos también justas e injustas a las actitudes y disposiciones de las personas, así como a las personas mismas. Es fundamental intuir el cambio estatal de Colombia en el año 1991, donde la impregnación de la carta política de las ideas de Jhon Rawls tomando la justicia como imparcialidad, basados en la posición original de cada ciudadano que acepta el contrato social donde se considera como una situación caracterizada que conduce a cierta concepción de la justicia, cuyas necesidades del estado se ven insatisfechas en contraste, con la cruda realidad de Colombia, es una descripción especialmente se asemeja con el previo desarrollo del conflicto armado interno, y el narcotráfico, en la expansión de los cultivos ilícitos significando la financiación económica a los grupos insurgentes en Colombia. Al mismo modo la incapacidad del Estado de garantizar su seguridad y el respeto a sus derechos humanos. Si bien en el rasgo de la justicia como imparcialidad es pensar que los miembros del grupo en la situación inicial son racionales y mutuamente desinteresados. Esto no quiere decir que sean egoístas, es decir, que sean individuos que sólo tengan ciertos tipos de intereses, tales como riqueza, prestigio y poder. El cual la carta de 1991 abre la puerta de un estado proteccionista a un estado liberal, globalizado basado en que cada individuo se desarrolle en el entorno social donde se involucran los derechos como libertades, es decir la importancia de las libertades ofrece una razón fundacional en los propios derechos y de los demás más allá de los placeres y la satisfacción propias basándonos en la importancia social, la seguridad humana y poder político, el cual en una democracia, los derechos civiles enriquecen la libertad, la función de la democracia en el razonamiento público y en el fundamento gubernamental por discusión de los ciudadanos. Curiosamente estos cambios en la institución política coinciden con el periodo del modelo de desarrollo del continente. Esto justamente comienza a desmontar el estado benefactor y se impone la tesis de reducción del tamaño de las funciones de estado adecuando el sistema político al nuevo esquema social y económico. Ahora bien, a pesar de que Amartya Sen rechaza la propuesta de Rawls de elaborar un esbozo de sociedad ideal utiliza sin embargo el esquema de Teoría de la justicia para exponer sus ideas Recordemos que en este trabajo Rawls propone lo que, a su entender, constituye la estructura básica de una sociedad justa, partiendo de dos principios de justicia que serían los que las partes acordarían en el hipotético contrato originario, principios que para Sen son una guía práctica para el desarrollo de las buenas instituciones de un estado, en especial el énfasis económico del estado , por ello la carta política de 1991 nos otorga herramientas jurídicas y sociales en las cuales, el ciudadano puede ejercer sus derechos de una forma práctica, rápida y eficaz. De igual modo dentro de estos aspectos prácticos se establece prioridades básicas en la cual el estado garantiza un mínimo de garantías en el cual son la base de la justicia social.
Por consiguiente la solución de los problemas de un estado debe acapararse
siempre pensando en el orden justo, equitativo e igualitario. Colombia un estado fragmentado por el azar de la guerra vive en una constante injusticia social, donde el Estado ha sido incapaz de imponer un orden social, político, o económico, a nivel territorial, abandonando muchas veces a su suerte al ciudadano que lo necesita.
De igual forma la corrupción es un cáncer para la nación donde
extraordinariamente en el congreso debido a la generosidad del doctor en época de campaña, sabiendo que el plato de mute, tamal, hayaca o compra de voto, viene luego en forma de cuenta de cobro a los ciudadanos, el cual los descuentas de los impuestos que el tonto votante paga. Y por extraño que suene, somos un país un país sin memoria, donde el individualismo está en un nivel superior al interés común porque avalamos el acuñarle a alguien tan atroz, como los hermanos moreno, yidis medina, los Nule, Reficar, entre otros, la potestad de manejar nuestros recursos públicos y nuestro orden interno, porque en cada término de una legislatura, más de la mitad de los congresistas de esta país, se encuentran en un proceso judicial o están en mira de investigación y peor aún, ya están en la cárcel.
Entonces, como tienen los ciudadanos la capacidad y la conciencia para elegir a
estas alimañas carroñeras, y otorgarles la dirección de nuestro país sin ningún control o condiciones. Este vil hecho lo ha definido la comunidad internacional como “un bárbaro ataque contra la capacidad de una nación y la autodeterminación de las personas que lo habitan, ya que no solo afecta al estado, sino en el mismo modo las competencias que se desarrollan se incapacitan, impidiendo el mejoramiento de la calidad de vida del ser humano, para determinarse por sí mismo en el tiempo y en el espacio.
Preguntarse entonces por la sociedad justa no es un buen punto de partida para
una ideal de la justicia. De acuerdo con Sen, las teorías sobre cómo elegir entre alternativas dadas a elección social suponen un marco de razonamiento más útil, pues tienen la ventaja de proporcionarnos un enfoque comparativo, en donde a todos nos es posible evaluar y discernir entre posibles soluciones que no tienen por qué ser definitivas, pero que pueden discutirse públicamente apelando a múltiples razonamientos, tales como el interés público o la obligación moral que despierta la empatía. Para resolver estas injusticias Sen opina que se debe tomar en cuenta algo posterior a la propiedad, pero anterior a la utilidad o al usufructo de un recurso: la capacidad de cada sujeto para transformar un recurso en “una opción de vida” (un producto, un bien de consumo, un medio para satisfacer una necesidad, etc.). Su perspectiva basada en capacidades guarda estrecha relación con la noción del desarrollo humano, y por añadidura con la idea del desarrollo económico como vehículo para la eliminación de todo aquello que merma nuestras capacidades de manera sistemática, como el hambre o la enfermedad.
En relación con nuestro concepto de paz y justicia social, la restauración de los
derechos de víctimas y victimarios referencia a aquellos procesos de búsqueda de la paz para conflictos de larga y compleja intensidad, terminados o aún sin culminar, a través de espacios participativos, democráticos y jurídicos, sin desconocer la protección de las víctimas por las violaciones de sus derechos fundamentales. El modelo de justicia restaurativa pretende garantizar la paz, verdad, justicia y reparación mediante mecanismos deliberativos entre la víctima, sociedad y victimario, sin desconocer las diversas instancias jurídicas de orden nacional e internacional. En este sentido, los ciudadanos y el Estado deben cuidarse de no otorgar indultos generalizados que conduzcan a la impunidad generalizada.