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CARLOS MARÍA BIDEGAIN


ORLANDO GALLO -EUGENIO LUIS PALAZZO
ROBERTO P UNTE- GUILLERMO SCHINELLI

CURSO
DE DERECHO
CONSTITUCIONAL
V
LA CONSTITUCIÓN COMO GARANTÍA
LOS DERECHOS Y DEBERES DEL HOMBRE

ABELEDO-PERROT
BUENOS AIRES
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Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723

!.S.B.N.: 950�20�13!8�2

A diferencia de los anteriores tomos de esta obra, el que ahora presen­


tamos, con el cual concluye, no tuvo como antecedente un Cuaderno del
Curso de Derecho Constitucional, pues se había llegado al Tomo IV. Ello
El derecho de propiedad de esta obra comprende para su autor la fa­
cultad de disponer de ella, publicarla, traducirla, adaptarla o autorizar su demoró la tarea. Existían, eso sí, borradores avanzados del V Cuaderno,
traducción y .reptoducirl.a en cualquier formri, total o parcial, :por medios que fueron tomados como base. Abarcaban, elaborados por Carlos María
eleÚrónicos o mecániCos, incluyendo fotocopi_a, grabación magnetofónica-Y Bidegain, los dos primeros capítulos y parte del tercero, y por Eugenio Luis
cUalquier sistema 'de almacenamientó de información; por consiguiente
nadie tiene la facultad de ejercitar los derechos precitados sin permiso del Palazzo, el quinto.
autor y del editor, por escrito, con referencia a una obra que se haya anotado En definitiva, en los dos primeros capítulos -XIX y XX-, a partir de
o copiado durante su lectura, ejecución o exposición públicas o privadas, los textos de Bidegain, se efectuaron: una primera revisión, a cargo de Ro­
excepto el uso con fines didácticos de comentarios, críticas o notas, de hasta
berto Punte, que amplió los referidos a deberes constitucionales; una se­
mil palabras de la obra ajena, y en todos los casos sólo las partes del texto
indispensables a ese efecto. gunda, que actualizó y completó numerosos temas, de Eugenio Palazzo, y
Los infractores serán reprimidos con las penas del artículo 172 y una tercera de Palazzo, Punte y Schinelli, en conjunto. Colaboró también
concordantes del Código Penal (arts. 2°, 9°, 10, 71, 72, ley 11.723). Alejandra Rodríguez Galán en la reseña de los tratados internacionales
sobre derechos humanos.
En el Capítulo XXI, aprovechando lo ya elaborado por Bidegain, lue­
go de una primera revisión de Punte, Palazzo desarrolló los derechos a la
vida, ambientales, a la familia, personalísimos, de asociación, de reunión,
de peticionar y la libertad religiosa; Gallo, la libertad de expresión, donde
se incluyeron textos de María Cecilia Recalde; Guillermo Schinelli, el de­
recho de ensehar y aprender libremente; y Punte el derecho a la salud y el
primer bosquejo de igualdad, completado por Palazzo.
El Capítulo XXIIpertenece a Eugenio Palazzo.
El texto originario del XXIII, de Palazzo, fue actualizado por Schine­
lli, primero y por Hugo Mansueti después.
IMPRESO EN LA REPUBLICA ARGENTINA Los capítulos XXIV y XXV son de Orlando Gallo, salvo comisiones es­
Se terminó de imprimir el día 30 de abril del año 2001 peciales, que pertenece a Recalde y los comentarios referidos a la Ley de
En ARTES GRÁFICAS CANDIL, Nicaragua 4462 Hábeas Data, cuyo autor es Palazzo. En el Capítulo XXIV colaboró en par-
B uenos Aires, República Argentina!
8 CURSO DE DERECHO CONSTITUCIONAL

te de la redacción Pedro Cavallero y en el XXV se tomó como base una pri­


mera redacción de Punte.
Finalmente, Palazzo realizó un nuevo examen y actualización de los
capítulos XXI a XXV y coordinó, con la colaboración de Marta Maffei, la
versión definitiva de la obra.
En el cabezal de cada capítulo indicamos el o los principales autores
siguiendo la metodología de los tomos anteriores. CAPÍTULO XIX
La jurisprudencia citada se restringe a la producida por la Corte Su­
LAS DECLARACIONES DE DERECHOS
prema de Justicia de la Nación. En muchos campos existen fallos importan­
tes de tribunales inferiores nacionales o provinciales, pero esto daría al Curso
de Derecho Constitucional una dimensión excesiva, contraria a su objetivo I. LA PERSONA Y EL ORDEN SOCIAL. LIBERTAD Y AUTORIDAD
didáctico, e incluso a su utilización por los profesionales del Derecho.
961. Éste es el último tramo del Curso. El último, pero no el menos
Ha sido un trabajo de equipo, tomando en cuenta las posibilidades de
trascendente. Si el criterio de ordenamiento hubiera sido la importancia de
cada uno, que concluimos quienes hemos continuado la cátedra de Carlos
María Bidegain en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Univer­ los temas, debimos haber empezado por aquí, como lo hace nuestra Cons­
titución, que incluye en su Primera Parte (que la teoría llama "dogmática")
sidad Católica Argentina con su permanente y activa intervención. Nos lo pro­
pusimos al �fectuarse la reforma constitucional de 1994; y, pocos meses des­ el reconocimiento, la protección y la reglamentación de los derechos de ]a
persona.
pués, presentamos la actualización del primer tomo. Quisimos -quizá no lo
Intentamos exponer los derechos humanos a la luz de la doctrina cató­
hayamos logrado--- ser fieles a la propuesta originaria, expresada en las pa­
labras iniciales de suprimera edición, en 1969: "Un 'Curso'es un instrumento lica,acas � con más insistencia que otras cuestiones. Ello nos obliga a bus­
car sus ratees en terrenos teológicos y filosóficos,además de abordarlos en
de trabajo y no una obra académica. Su desarrollo está determinado por
sus expresiones jurídico-constitucionales.
las exigencias y limitaciones del programa de estudio y su estilo literario se
El d�,re�J;¡p consti¡gc;jppal,que hasta ahora hemos visto como técnica
aproxima al de la lección oral, en busca de claridad y concisión".
de organización del Estado y del gobierno,pone en estepunto su mira en el
s,e,rJ:lcl!gtf[ng cl';'!ltr() cleJorden social, al que necesafiamente debe-acomodar­
lie�enfrentado a menudo con la autoridad o poder político.
962. A lo l �r¡;o de la historia muchos dramas humanos giran alrededor
de la tensión, los enfrenfaffiientos-y desequilibrios entre estos dos elemen­
tos i? eluctable�cl';'l_modo_cle ser humano: su c<mdición de persona y su in­
_
�ercwn en un orden social; entre la libertad del hombre,inherente a esa con­
dición de persona,consistente en la capacidad de-ser duefio de sus actos,de
elegir entre las varias posibilidades de conducta que se 1� �frecen,sin nece­
sidad de obedecer a una coacción arbitraria,y la autoridad o poder político,
elemento ordenador de la vida comunitaria sin el cual la sociedad no puede
existir.
Desde la �ntigua Grecia se vienen examinando los términos del confl icto y pro­
.
pomendo soluciOnes. Reducidas a sus notas más simples, ellas han consistido en poner
10 CARLOS MARÍA BIDEGAIN - EUGENIO LUIS PALAZZO CURSO DE DERECHO CONSTITUCIONAL 11
a uno de esos elementos al servicio del otro, o en procurar su coexistencia armónica y Iglesia. J a total ausencia de la libertad o de la autoridad es imposible. Podrá haber lar­
gas tirifííaS, pero 1�. liberúid seguirKen i<i- naturaleza de cada s'?r humano, porque allí ha
..

equilibrada.
Hasta fines del siglo XVIII predominó, en las instituciones, la noción de autori­ sido puestap _or DiOS y nadie logrará borrarla. Por otro lado, l<_.t-anarquía podrá devol­
dad, encarnada en su última etapa en el absolutismo monárquico, en tanto en el terreno 'Véfñ OS Ciurante algunas jornadas a la ley de la selva (en defiÓÜiva�Ia te)r-dCl lnáS fuer­
· -

de las ideas iba cobrando fuerza la propuesta personalista. te}; p�rOla-���i�dad sobrevivirá rehaciendo su propio orden,_ o desaparecerá y sus
mierrÍbros pasarát�-a- int�gfar aira �omunidad ordenada, auténtíCi-Ambos, al!�Q.�:úi<lJtY
A más de dos siglos del nacimiento de las modernas constituciones,
Iíbeftád, descienden de Dios.
__

conocidas nuevas formas de absolutismo más cínicas y perfeccionadas que


la que combatió la revolución liberal, y advertidos también de los desbor­ El pensamiento político moderno se encuentra profundamente influi­
des a que se inclina el hombre cuando su libertad es concebida como un fin do por la creencia de que la autoridad nace del pueblo,acudiendo a la expli­
en sí misma sin frenos religiosos, morales o jurídicos, el derecho público, cación de un irreal contrato social.1?-El verdadero fundamento de la sociedad
' ' . .. ., ...
que de técnica de organización del poder pasó a ser, primordialmente en los ¡Ie_l¡t_ley se e_I1cne11tra en la l�y_n¡t_tural qlje impulsa_a_los hombres a vivir
..-------C'-"''"""' -'"'"' " · -- · ------ ' ' ' . .. ...

y
albores del moderno derecho constitucional, una técnica para la preserva­ en-sociedad, siendo de toda necesidad para su formación y permanencia la
ción de la libertad, conjuga ahora ambas finalidades y se presenta como una ��i;;(��ci-;;de una autoridad que coordine las acciones individuales, esta­
técnica para proclamar y poner en práctica los principios fundamentales a blezca el orden y encarne la unidad.
que acude una sociedad para lograr !a justa y equilibrada coexistencia de la
libertad personal y el orden social (Curso ... , T. I, nro. 63). Señalaba Aristó­
No debe confundirse el origen de la autoridad -invariable en el tiempo y en el
espacio y que radica en la ley natural- con la forma de investir de autoridad a deter­
teles: así como el exceso y el defecto destruirían la perfixción, sólo el justo minados hombres -variable según las circunstancias históricas-. (:ualqllier régimen
me!liiJ..]JUf!.de aS"!S_UT(lrTa{};tica a Nicómaco ). - -
. . .

político es aceptable . en tanto sea justo y orientado al bien común, sTbiefi--UD.adeterml­


·ri':id'8"f0rma pllédé sei..Pietefible Por adaptarse me}Of ..ál carácter y a las costumbres de
un pueblo, tal como hoy ocurre con la forma democrática del Estado (Curso... , T. II,
963. Dios ha establecido el orden en el universo, del que es parte el or­
den de los seres humanos,_.le.!i_'l.l�ye_ sque regulan las relaciones de conviven­ nro. 278). En la �poca moderna los seres human_?s van adquiriendo una collcienci� más
cia han si�o i111pr�sas_por el Creador �111a naturaleza del hombre y allí éste viva de_ 1_� prüp -iá dignidad, que los i:ffipulsa a-toinB.r parte- activa en la vidii)óbiica, a
las descubre por intuición o con ayuda de la razón. J:l_n el orc!e1 1 de la convi­ eXigif la reafiimación de_los_derechÜs de la_ _persona en la� orde fl_a �_i_ ?nes juri?icas _PO­
venCÍahuTl1-ana semueve-elhombreconlúlígnldad de persona que le ha siÚ�as y a ���Ia-r;;ar-(iuei'oS�POd-eres públicOs- 'eStéll Yofmados coñ ¡}roCedi:ffiíeritO_S_ eSta�­
�id� conferida y de ellaclirectamerite ñacen, al misriio tíempo, deberes y_cle­ blecidos por normas constitucionales y ejerzan sus funciones específicas dentro del
rechos que son universales e inviolablesyno pueden renunciarse por nin- mismo espíritu (PT, nro. 52).
7?iín concepto (PT, nro. 9). Se inserta as1airii6riic)samerite la libertad del También la libertad desciende de Dios. Tiene su verdadero fundamen­
hombre eri.e1 orden del universo y en modo alguno puede considerársela to en Jádigni<:lad que Dios ha conferido al hombre.
opuesta al orden social de la que aquélla también es parte. - - -
--- ---- - - ---···
- - - - --------- --

Entiéndase bien. No se trata de la falsa idea de dignidad humana extraída de su­


"La, ley de Dios, pues� no atenúa ni elin:tina la libertad del ho_��!�· ��- 9_0�!���i.�_la
garantiza :YPfomueVe�Pero.-eñ cOll-trasteCoñ 16 anterior, afgUñiS-tendellcias culturales
puestos valores inmanentes que hace del hombre un ser autónomo, orgulloso, desde­
ñoso de toda autoridad, así sea la divina (Pío X, 191 O, NChA, nro. 25), legislador in­
contemP-Ofáneas�8:bOgan por determinadas orientaciones éticas que tienen como centro controlable de sí mismo, irresponsable hacia sus semejantes y hacia el complejo social,
de su pensamiento un pretendido conflicto entre la libertad y la ley. Son las doctrinas sin otro destino fuera de la Tierra, sin otro fin que el goce de los bienes finitos, sin otra
que atribuyen a cada individuo o a los grupos sociales la facultad de decidir sobre el
bien y el mal" (Juan Pablo II, VS, nro. 35).
norma que la del hecho consumado y de la satisfacción indisciplinada de su concupis­
cencia (Pío XII, MRN, 1949, nro. 30). La dignidad ha sido conferida por Dios al hom­
Es por el defectuoso ejercicio de la autoridad y de la libertad, excediendo el mar­ bre al cr�arL9 a su imagen y semejanza7.d01:idO.de ·razón y voluntad y, por ello, persona,
co del orden justo impuesto por Dios, que surgen los dramas antes referidos. Sus extre­ �éñiiñíd� co�'lá sangre de Jesuáisto· y a qüiCn ra gracra-sobreD<ituf3fliaCc liijü··yajhigo
mas desviaciOnes, que dan como resultado la tiranía o la anarquía, so 'n destructoras del de Dios y heredero de la gloria eterna (PT, nros. 617) . En esa semejanza (no igualdad)
justo orden divino y contra una y otra se ha escuchado reiteradamente la condena de la va incluida la de ser libre, cualidad que se da en Dios ellgrid-a'-�·�C�TSO,· ·p�r¿· que en el
12 CARLOS MARÍA BIDEGAIN - EUGENIO LUIS PALAZZO CURSO DE DERECHO CONSTITUCIONAL 13
hombre no es absoluta sino condicionada de diversos modos (por las leyes físicas, los pios ha. ins�rtado en la Ilatur�lez _ .a.del _l10lll_bre .. tres inclinaciones esencil:J.les: en un
límites de la inteligencia y la voluntad, la convivencia social y su consiguiente ordena­ _
plan ��j";'if;ri�r� ¿o�Ó�·p;�-t-�do_
s _ l_o s �e-r�� 1� -i-��-F � aciÓn-� i-; ¿ons�����iÓ�-4�-_i:� vi�ª;
miento por el derecho, la costumbre, la moral y el respeto a la ley divina). en u:r1_ plaJ10 intermedio, en común con los animales, la inclinación a la propagación de
·
La razón y la voluntad nos han sido dadas para que por la potencia de la primera la �ida·o conservación de la especie; en el plano superior, la inclinación excll!sivamcn­
podamos discernir lo verdadero de lo falso, el bien del mal, y para que por el acto de la t�-hU:ITiana a la propia pertección, él 1�p _erse�u_ci9n del bien segúnJos clictados de la rt;c­
úllima, iluminada por el conocimiento de lo verdadero y lo bueno, nos hagamos libre­ _ta·-raión. Ésta incluye la incljnació!l a vivir en sociedad, porque el hombre aisJ8.d.o _ no
mente dueños y responsables de nuestra conducta._El_hQmQre ha recibido de Dio§ no pu�de lograr el desarrollo de todas sus facultades. ¡\demás qe_ la _(llmilia,_la priment_§9-
�����1?:����-_l!_�ertac_!_ªi!lºJamQ_i�n_u_n Q_t:_Q _en mQ_ral,-Jmiversal, absoluto e_ _inmtl1fll>lti�_ n Ciedad natural, necesita integrarse_ en otras_ _aªof:iac_iones para __p�rseg�¿ji__§\l_ p�rfe fgió�.
sus__prin¡;ipjQ�- (PT, nros_ 33 y 34), en parte revelado en los textos sagrados y que ade­ La Sociedad, producto de esa inclinación, es el más elevado medio puesto por
más puede conocer en cuanto está iOscripto en la ley natural impresa en su ser. �Q.�l}a D ios a disposición del hombre para alcanzar su fin. Tanto en el orden ontológico como
si1_� -t�����!!_dg_p9r__m:n_9r ��Dios, para ayudarnos a vivir bien, lograr la verdadera fe­ en el orden de los fines, el hombre está sobre la sociedad. En el primero, porque tiene
li�i�-�� --��rrenal y la biemw�IltuJ-"anza _l?terna ((JS, nro. 17). Pero ese orden moral no nos sustancia propia, existe por sí, en tanto la sociedad pertenece al género de los acciden­
-
ha sido impuesto. ':º�ºª�l_!�q�e��i�tq_.. <:i�j��--aLt�o!llbre en manos de su propia decisión" y tes y es un modo de ser de los individuos. En el orden de los fines, porque como todas
"cada cual tendrá que dar cuenta de su vida ante el tribunal de Dios según la conducta las demás criaturas, la sociedad está ordenada en primer término al hombre, para faci­
buena o mala que haya observado" (GS, nro. 17). "Somos infinitamente más que eje­ litar la obtención de su fin (Graneris, Contribución tomista a lajilosofía del Derecho,
cutores del propio destino: - somos responsables de su realización. Lo extraordinario en Eudeba, Buenos Aires, 1973, nros_ 139/141)_glJ),'>!Qdo es para_elhg
�LP-...9m_Qp; n9 �s que sea capaz de alcanzar su fin supremo, sino que es capaz de renun­
_ ¡¡¡!z!_e_y_no_el hom­
bre para el Estado, sin que esto pueda tomarse en el sentido del liberalismo individua�
ciarlo" (Tomás D_ Casares, El orden civil, Prudentia Iuris, IV, agosto 1981, pág_ 13)_ -
_

"'iúii:l"(iUC·s·UboÍ dina la sociedad a las utilidades egoístas del individuo (Pío XI, DR, nro.
--:Hay· un- ejercicio correcto,
- beneficioso, de la libertad, que tiende a actuarse conforme a 29; v_ también León XIII, AMS, nro_ 5; Pío XI, MBS, nro_ 35; Pío XII, MRN, 1942,
ll��!ra iii C![�iiCióll il�turai a hacer el bien y evitar el ffial, y a los consejos dictados por nros_ 9 y 16; Vaticano ll, GS, nm 25)_
t._,_ la razón. De__�llo resultan entonces esos beneficios de la libertad a que aspira nuestra
\ Constitución. Pero también es posible su ejercicio det'éctuoso hasta el extremo de con­ 965. En el orden de los fines,la sociedad tiene como jin propio el bien
\ vertirla en Su desfigurada imagen, el libertinaje.
r--- - -
común,el
- bien . de todos
___ en miras al objeto de la asociación.
_
964. En definitiva,la libertad del hombre y la autoridad política son
"' "' ........, _., ._________,_,

El bien común se integra materialmente con el conjunto de bienes personales,


\ �) medios pero formalmente se constituye por la unión ordenada de éstos.De esa unión ordenada
1 para la obtencióñdel v erdaaerajiiídeaqúél(su ordenamiento há­
resulta un conjunto de bienes de distinta especie a los bienes personales, inaccesible
liasü propia perfección, que cóñsísúi en su telíddad terrena y conduce al
para los hombres aislados y cuyo goce perfecciona a las personas, Blbien _c_omún varía
sumo bien, Dios) y del fin de la sociedad, el bien común. Perder de vista su seg�_t:l)9�. __4_�ª-.tinJ()S__tipo_� _<i_� J t$_Oci;),pión:_l
} fltura1 (familia, municipio, comunidad políti­
mero valor instrumentai,yerigir aÍa libertad o a la autoridad en fines en sí mis­ ca): volJJntaria (asociaciones civiles, comerciales, gremiales, políticas, etc.) -<?.. ?.2J�I�º'ª�
mas, es el punto de partida de tremendas deformaciones en las ideas y conduc­ tural (la Iglesia},_§_lp_i__ e[1_c;<Jt1 Ú 1 tl��pecífíco de cada una de ellas est:í_deterrnin_a<1<:u>2r eL
tas de los hombres y de los dramas que son su consecuencia inevitable. fin perseguido por la comunidad (sea la formación y cuidado de la prole, la realización
·
dC�un�ob}e"tO� COiñefciaT�Cultural, político, deportivo, etc.).
Se persigue una ordenada libertad, a cuyo esquema pertenecen los derechos fun­
La so0jg¡la<;l pplítiea (sea la ciudad antigua o el Estado nacional modernQ)_es la,
damentales de las personas, según lo expresara Benjamín Cardozo, uno de los más re­
cordados jueces de la Corte Suprema norteamericana (in re, "Palko v. Connecticut", _ _ ,
_comll:r�t�ª"sl- IlláS_<:tiTIPlia_y _p��J�ta <i�Jq�J!Qfl:!Pr�s _familias y sociedades intermedias.
302 us 319, 1937)- Ocupa el primer lugar entre todas las asociaciones y ejercita una función coordinadora
de los esfuerzos de todos los -individuos y grupos. Como sociedad perfecta,Q!f.ts.ig_l!�__eJ
Libertad y autoridad encuentran la medida de sus alcances y limitaciones bien perfecto del hombre,_gp�__!}g _.� � §_im,__QJ�!!l�Qt� y�yj;r, s_ _!no v_¿1�ir bien, en curnQJi__ p;rien­
en el orden de los fines del hombre y de la sociedad, a los que deben servir. tÜ defPrim�r princ;_ i_Pi�.. ico que orde_ºfl hacer el bi�n y _e_yjtar el mal, facilitado por ese
_
?t
inSti:Otó--ó éaJ)fiddad'IiatU�;_f�ie,.la �a�ón para juzgar rectamente que los griegos llama­
Conviene repasar algunas nociones fundamentales sobre ese orden de los fines,
ban "sindéresis" y que nos inclina a ordenarnos hacia el bien, lo que nos perfecciona,
para la ubicación correcta que en él corresponde a una y a otra.
y a evitar el mal, lo que nos degrada. De esa inclinación natural tenemos evidencia in-
14 CARLOS MARÍA BIDEGAIN - EUGENIO LUIS PALAZZO CURSO DE DERECHO CONSTITUCIONAL 15

mediata en lo que llamamos "la voz de la conciencia", en esa íntima satlsfacción y 41; Pablo VI, PP, oros. 6111, 14/21, 29/55, 66, 76/80; Vaticano II, GS, nros. 8, 9, 29,
gozo que sentimos por nuestras buenas acciones y en esa tristeza y vergüenza que nos 63/66, 83/86; Juan Pablo Il, LE, oros. 8, 11).
atormenta después de haber actuado mal. Entre el hombre y cada una de las sociedades que integra, incluida la sociedad
polítiCa, se entablan relaciones e · n las que pueden estar en conflicto el bien privadoy e:_l
El bien común específico del Estado consiste en establecer "las condiciones ex­
ternas que son necesarias al conjunto de los ciudadanos para el desarrollo de sus cua­ bien .�9.:Q1ú
. n� La regla para la solución de estos conflictos la ha dado Santo Tomás: "El
lidades y oficios, de su vida material, intelectual y religiosa" (Pío XII, MRN, 1942, mo. bien común es superior al bien privado si es del mismo género; pero puede suceder que
el bien privado sea superior según su género" (Swn. Teol., II, 4, 3). El hombre se subor­
13). De la vida social y de la unión ordenada de todos en el Estado se derivan condicio­
nes que permiten y favorecen el desarrollo integral de la persona (Juan XXIII, MM, dina todo, _entero, a cadª _ u na _ de l_ at; comunidf!ó_e_s d� que_ es par:t;e, p ·ero no totalmente
nro. 11 y PT, nro. 42; Vaticano II, DH, nro. 6): la paz, la justicia, la seguridad, la defen­ S�!!º_sólq a los fines para los c:ual�s ha nacido la asociación. Esto--se ve--éiafamellte -en
sa común, el ejercicio armónico de la libertad, la igualdad ante la ley, la protección de el caso de una sociedad comercial, deportiva, cultural, etcétera, pero también vale para
los derechos, la ayuda solidaria, el acceso a la educación, la cultura, la ciencia, etcétera. la sociedad política. El hombre, al asociarse para perseguir un determinado bien tem­
AdemAs-�d. 9Lbien_ c:mmJn_t�mp.o.ral_o
_ -�11manente, hay un bien común sobrenatural poral, no renuncia a la persecución de otros bienes temporales, por sí o integrando
o_tr:asc�nd�D!�,-,_Si_l_�-�ºc_ie
_ @q €3S_t_� Qrdel)ada al hombre y éste se encuentra ordenado a otras comunidades y, sobre todo, no renuncia a la búsqueda de su fin trascendental. "Es
]a sumisión del socio, no la del hombre" (Graneris, op. cit., nros. 125/153, 179/184).
___

Dios, en última instancia Dios es el bien común de la sociedad y de todo el universo. El


biCO corriúil úiffiporal, en su plenitud, incluye la ordenación al bien último. Si el geren­ Hay zonas de la conducta en las que campea la libertad del hombre y es inadmisible la
te específico del bien común temporal de la sociedad politica es, en nuestra época, el intromisión de la autoridad estatal, corno ocurre con las cosas que atañen al espíritu. En
Estado, la Iglesia tiene a su cargo específicamente el bien último. Ambas especies se las demás, autoridad y libertad se ejercen en diversa medida, según los planos del
encuentran íntimamente vinculadas, desde que el bien común temporal favorece la vir­ obrar: en aquellos en los que predominan los elementos materiales, externos, tal como
tud (Pío, XI, QA, nro. 34); por otro lado, la vida virtuosa contribuye al bienestar y fe­ acontece en el orden económico, la autoridad pl��de exigir sacrificios razonables (nun­
licidad temporales (León XIII, RN, nro. 23; Pío X, !FP, nro. 4; Pío XI, UAD, nro. 25). ca arbitrarios) a las personas, como contribución al bien común; la libertad del hombre,
Ello impone la colaboración entre la Iglesia y el Estado, para favorecer el cabal cum­ sin estar totalmente exenta de la intervención estatal razonable sobre sus actos exter­
plimiento de sus respectivos fines específicos (León XIII, QAM, 13 e ID, nro. 20; Va­
nos, reclama mayor espacio en los planos más espirituales de la conducta (arte, ciencia,
ticano II, GS, nro. 76). educación, moral). Todas estas intervenciones deben estar inspiradas en el bien común
Que el Estado sea el gerente específico del bien común temporal no significa que las y no pueden tener por objeto impedir sino ayudar a las personas a obtener su propio fin,
su perfección.,,La "��!�fl_?el Est��S�? _. �dvierte Graneris :_ .. respecto del hombre "no es en­
sad�'??!Jo_g()�()..� �n d�lin�ue
personas individuales y asociaciones intermedias sean totalmente ajenos a su obtención.
Todos deben contribuir a él y participar de él..Elbieru;.cunQJ}.J'§ �f.�� )' conserva con la co­ _ nte natO, ni mimarlo -�O!llQ__a un enjant_p_r()dige destinado
laboración de .tod Ds y cada.uno,..segúnsuscualidades (León XIII, ii.( m0:2.7;PioXI;.DR, a §g �X!J�!Iff!}I t gt}Jf; �IL�CiffibiQ_tj�Qe__ upa 1).1isión cqmplejª, que debe te��er a Úem:tr la
__
__

wªli�ia y �stim_uhlr J� bondªQ, no CQ!ldl!_cicndo al hombre ªl_§acri{icio ni al abuso, sino


..

nro. 51; Vaticano II, GS, nros. 30, 65, 75). Pertenece a todos de manera general y de él todos
participan individualmente en medida variable, según sus propi�s funciones, méritos y �
a uso razonable de su libertad" (op. cit., oros. 162/178).
condiciones (Pío XI, QA, nro. 25 y DR, nro. 51; Juan XXIII, PT, nm. 42). Es deber del Es­
966. En esta última parte del curso veremos cómo nuestra_Constitn·�
tado mejorar las condiciones materiales y espirituales para que se obtenga una más equili­
ci�_!!.E 1loll1Plte,en el terreno normativo, su f'IJnción de armonizar la relación
necesaria �tre libertad y autoridad.
brada participación, conforme a los principios de la justicia distributiva. La injusta distri­
bución de los bienes temporales, en el orden nacional e internacional, es uno de los
fenómenos que generan desunión en el seno de las sociedades. Al promover el bien común �---Recordarnos nuevamente que Carl Schrnitt señala que en la base de to­
los gobernantes no deben dar preferencia a determinados grupos, pero "razones de justicia das las constituciones de Estados liberales se encuentra el principio de dis­
y equidad pueden tal vez exigir que los poderes públicos tengan especiales consideraciones tribución, según el cual "la libertad de la persona es,en principio,ilimitada,
hacia los miembros más débiles del cuerpo social, encontrándose estos en condiciones de en tanto la facultad del Estado de restringirla es, en principio, limitada".
inferioridad para hacer valer sus propios derechos y para conseguir sus legítimos inte­ En nuestra Constitución,la primera parte de ese principio (la libertad,
reses" (Juan XXIII, PT, nro. 42; v. León XIII, ID, nro. 7 y RN, nros. 26, 27; Pío XI, QA, en principio, es ilimitada) se evidencia en el reconocimiento de derechos
nros. 25/27; Pío XII, discurso a la Unión Internacional de Asociaciones Femeninas Ca­ enumerados más o menos específicamente, pero también de otros no enu­
tólicas, 1947 y a la Unión de Hombres de A.C.!., 1947; Juan XXIII, MM, 12/15, nro. merados (art. 33) que abarcan un número indeterminado de derechos ante-
16 CARLOS MARÍA BIDEGAJN - EUGENIO LUIS PALAZZO CURSO DE DERECHO CONSTITUCIONAL 17

riores y superiores a la Constitución misma, según la intención de sus auto­ elásticas de la razonabilidad del poder reglamentario (art. 28) y del bienestar o prospe­
res (infra, nro. 1008). Agréguese a ello que en la fórmula del art. 1 9 está ridad general (arl. 75, incs. 1 8 y 19) permiten regular la relación libertad-autoridad
contenido el axioma según el cual está jurídicamente permitido todo lo que para ajustarla a las mutaciones y crisis sociales.
no está jurídicamente prohibido (infra, nro. 1005). 967. . La libertad del hombre es uncgn<::�PtQ qnedabo_mnla. teología..y
La otra parte del principio de distribución (la facultad del Estado, en la filosofÍa. Su c�n'versión en acto dentro del orden social y,más precisa­
principio limitada,de restringir la libertad) también se epcuentra consagra­ m.;nt�en-�1 campo,jurídico,se conceptúa genéricamtonte coulos plurales
da. La interferencia estatal en la esfera de la libertad no está excluida abso­ las [íbertades O [os dei-echos; y en forma específica, según los ámbitos en
lutamente, salvo en las zonas íntimas de la vida privada y espiritual que el quelá.Tib-értad�potencia tiende a convertirse en acto, se la menciona como
art. 19 declara "sólo reservadas a Dios y exentas de la autoridad de los ma­ [a libertad de... o el derecho de.. (asociación, prensa, propiedad, etc.).
.

gistrados". Pero aun en las regiones en que es válida la interferencia estala!,


. es o los derech_os tienen por fin resguardar y hacer posible el ejerc�7
ÚlsJi/?ertat;l
se encuentra, en principio,limitada. Es admisible para tutelar, armonizar,
_ j_o_�orrecJQ_d�_OIJ_estra, lib.ertad.moral .en. tod_as las c_ ücJm�ta,l)Gias.nr�g_ilill_Q�$ p_or_la con­
_ S:iY�lYJ�olítica (Tomás D. Casares, El orden civil, el t., pág. 14). La libertad es
promover el correcto ejercicio de la libertad -precisamente una de las ta­ c
"- y i�¡� giª-
reas por las que se hace efectivo el bien común-, pero no puede llegar al
--��condición primera de todos los derechos, pero a su vez depende de la posibilidad de
extremo de suprimirla (art. 28). ejercer los derechos, porque en esa posibilidad va implícita la actuación libre del hom­
_Lainterferencia estatal está sujeta a una condición fundamental; c!ebe bre (Fallos, 216:606, voto del Dr. Casares).
respetar determinadosrequisitos-que,-en su-conjunto,hagan del acto de in­ Las expresiones libertad de... y derecho de... se utilizan en forma indistinta, pero
Jrornisión undebidoproceso legal (Curso. .. , T. IV, nros. 7 1 8/725). Éste en algunos casos la costumbre ha consagrado el uso preferente de una u otra (libertad
comprende dos aspectos: a) el debido proceso legal sustantivo o exigencia y no derecho de cultos; derecho y no libertad de propiedad).
de razonabilidad de los actos estatales -esencialmente las leyes- que re­ Los anglosajones, por lo general, reservan la palabra liberty para el concepto ge­
nérico, y el vocablo }reedom para sus distintas aplicaciones.
glamenten la libertad de las personas e impongan a su ejercicio prohibicio­
nes, suspensiones, restricciones, condiciones,discriminaciones,sanciones 968. A fines de los años sesenta, poco antes de lo que hemos denomi­
y otras formas de limitación (art. 28); y b) el debido proceso legal adjetivo, nado el quinto momento de difusión del constitucionalismo (Curso. .. , T. I,
conforme al cual los procesos judiciales o administrativos y de otra índole nro. 55), en el discurso jurídico cotidiano aparece con singular fuerza la ex­
en los que pueden resultar afectados los derechos de las personas, deben presión derechos humanos utilizada no sólo por juristas y filósofos, sino
realizarse según reglas,formas y condiciones que garanticen razonable­ también por prácticos del derecho y activistas políticos.
mente el acceso a lajurisdicción judicial,la defensa de las partes y la impar­
La locución derechos humanos ha sido incluida por la reforma de 1994 en el art.
cialidad del juez (art. 1 8).
75, inc. 22, calificando a los tratados y convenciones a los que el Congreso puede otor­
Este cuadro teórico del Estado de Derecho en el que la libertad es, en principio, gar jerarquía constitucional.
ilimitada y la interferencia estatal, en principio, limitada, tiene su válvula de ajuste en Habitualmente se califica de humanos a ciertos derechos cuyo fundamento radi­
el repetido modo adverbial: en principio. Por él se cuelan las circunstancias cambian­ ca en el mero carácter humano de su titular. Así la Declaración Americana utiliza los
tes de la realidad que transitoriamente pueden reclamar una libertad más limitada y una términos derechos esenciales del hombre ... que tienen como fundamentos los atributos
interferencia estatal más amplia. Esta transformación de las instituciones no está fuera de la persona humana y los restantes documentos de este tipo reiteran fórmulas tales
sino dentro del plan constitucional. En principio, se nos dice, es así, pero con la adver­ como todos los hombres, todo hombre, toda persona, los hombres, etcétera. No obs­
tencia implícita de que puede ser de otro modo, sin que al ocurrir esto nos salgamos de tante, algunos de estos derechos sólo pueden atribuirse a una clase determinada de
la Constitución, aunque habrá que andar con mucho cuidado para que no se la exceda. hombres, como por ejemplo el derecho de los padres a educar a su hijo o de toda mujer
Por una parte están previstas algunas situaciones de emergencia que pueden justificar en estado de gravidez a la protección . Pero esa cualidad adicional (padre, mujer en
.. .

la vigencia transitoria de instituciones extraordinarias, como el estado de sitio, que im­ estado de gravidez) se vincula directamente con el desarrollo o perfeccionamiento de
plican una libertad más restringida y una autoridad vigorizada; además, las cláusulas la humanidad en cuanto tal, independientemente de la relación jurídica concreta en la
18 CARLOS MARÍA BIDEGAIN - EUGENIO LUIS PALAZZO CURSO DE DERECHO CONSTITUCIONAL 19

cual se ponen en práctica . La libertad de contratar va a posibihtar contrataciones de las


Inversamente, porque tengo derecho, debo. Diremos que el derecho obliga, con
cuales resulten distintas facultades, por ejemplo la tenencia de una cosa en un contrato obliga. El derecho es un reflejo de mi
d: locación; la primera es un derecho humano, las segundas no tienen ese calificativo. una signiücación semejante al dicho nobleza
ejercerlo con integrid ad, con plena conciencia de que así
Stlo es el derecho a educar a los hijos, no Jos que, aun enmarcados en él derivan de la dignidad y por ello debo
respetar mi derecho tengo el deber de respetar el suyo, esa ma­
relaci �n jurídica con un establecimiento educativo, como por ejemplo l; existencia de como los demás deben
dignida d. Este deber de respetar los derechos de los demás
_ _ _
una vw ]Udlctal revisora de una expulsión disciplinaria arbitraria. nifesta ción de su propia
pone límite a mis dere chos .
En definitiva puede concluirse que, en la significación habitual, los derechos hu­ l de De­
En su respuesta a una encuesta de Unesco sobre la Declaración Universa
manos se presentan como aquellos derechos subjetivos que tienen su título --o funda­ Mahatm a Gandhi: "De mi ignorante pero sabia madre aprendí
mento, o jus�ificación- en las notas esenciales del modo de ser del hombre, o en algu­ rechos del Hombre, dijo
merecers e y conserva rse proceden del deber bien cumpli­
_
n�s de sus dnnenswnes perfectivas próximas y que, como veremos dentro de algunos que los derechos que pueden
la que no merecerá la pena lu­
do ... Todo otro derecho sólo será una usurpación por
parrafos, se �o�een, lo establezca o no la legislación positiva y aún en contra de ella (v. Aires, 1949, nro. 23).
Carlos Mass �m Correas, Filosofía del Derecho, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1994).
char" (Los derechos del hombre, F .C E
. ., México- Buenos

Tamb1en debe recordarse que la expresión derechos humanos fue una idea fuerza
que ayudó a s�p�rar una etapa de autoritarismo que se había generalizado. A principios de Il. EL DERECHO NATURAL Y LOS DERECHOS HUMANOS
los setenta practtcamente la totalidad de América Central y del Sur, África, Asia y el este y
sur de Europa estaban dominados por gobiernos autoritarios, cuando no totalitarios . 970.La explicación de los derechos varía sustancialmente según se
c e tU l y
acepte o se rechace su fundamenta ión n la ley na ra , indeptmdiente
969. Hemos empezado el tratamiento del tema refiriéndonos a las Ji­ superior a la voluntad humana. En el primer caso, debe admitirs e la existen­
bertades, a los derechos. Nos place proclamarlos, exigir su reconocimiento tiildederechosfundamentales qué tienen el carácter de derechos naturales,
Y protección, lo que es correcto y en ocasiones puede ser imperioso. Pero no i
.sean o no reconocidos por la ley positiva humana. La otra expl cación
atri­
solemos recordar nuestros deberes. La liberación de todo deber interno 0 buye a todos los derechos el carácter de derecho s histórico s, existent es sólo
d
···· ·

externo, divino o humano, es considerada condición de la liberta por quie­ en tanto y en cuanto sean consagrados por normas positiva s.
nes la enuenden corno el poder irrestricto de nuestra voluntad.
Se ignora así que los deberes y derechos fundamentales están indisolu­ 971. Consideraremos, en primer lugar, la explicación de quienes nie­
blemente unidos en la persona, ya que unos y otros tienen su raíz en la ley gan que de la esencia del hombre se deriven derechos que el Estado no pue­
natural que los confiere o impone (PT, nros. 27/30). de válidamente desconocer. Sostiene que es la sociedad (en realidad, el Es­
�.6sadªd�- recho nuestro corresponde el deber de los demás de respetar­ tado, su forma actual de organización política) la que en el curso de su
lo ypo Impedir su correcto ejercicio;,Y._a: cada derecho de los otros corres­ evolución inviste a los hombres con derechos variables y sometidos a con­
m mfestaciones de .
p onde n u.estro. deber de noirnpedirlo arhi.i.l:w_a,weiite. IÍe este deber no es­ tingencias de la vida social. Los derechos serían meras a
tán excluidas las personas investidas con autorid�d� statal, sino que recae la soberanía del Estado, voluntarias decisiones de autolimitación. El Estado
sobre ellos con mayor rigor, porque en su obligación de gestionar el bien los crea y puede suprimirlos.
común está incluida la promoción y protección de los derechos de las per­ Así, Kelse_n r�ch���_!���i���I?-�!-�!!__CP:�re 19.�-�ere�hos subjetivos y el¡jerecho obje­
sonas (id. , 42/44). e]l _ GJl�_nto._Qqbilita
tbc9LPJ.!.��-"§g�tJ9n�...qº�- ªquéllos _se_id_enJifica,n c_Ql!_la norma jurídica
��U}� j_n�ividuo � expresar su vo!unta� a fin de poner en marcha qbien _el__proceso de_
Tanto debo porque tanto derecho tengo. Porque la ley natural me impone ciertos la sanción
. ���-�'!�i_qn_ 9,�1_d_�r�c.lwJQ.�;r,echos subjetivos políticos) o bien la imposición de
deberes (honrar a �IOs, res �etar mi vida y la ajena, vivir en sociedad, conducirme dig­ (derechos subjetivo s civiles). A partir de ello las decla­
que integra la norma ya creada
namente, hacer el b1en y evitar el mal, no causar daño injustamente, etc.) tengo derecho e conceden al individuo un derecho, en el sentido técnico
raciones de derechos "solament
a que se me permitan y no se impidan los actos tendientes a su cumplimiento. Así, por d de proceder contra el acto inconstitu cio­
de la palabra, cuando éste tiene la posibilida
.
eJemplo, del ?eber de hon �ar a Dios surgen los derechos de libertad de conciencia y ente, poner en movimie nto un procedim iento
nal del órgano del Estado y, especialm
cult ?, d � elegn el sacerdocio o la vida religiosa, de educar en los valores y la religión
que culmine en la nulificación del propio acto inconstitucional. Tal posibilidad sólo
puede darla la ley positiva" (Teoría General del Derecho y del Estado, 1944).
.
a rrus hiJOS, etc.
20 CARLOS MARÍA BIDEGAIN - EUGENIO LUIS PALAZZO CURSO DE DERECHO CONSTITUCIONAL 21

Numerosa_s corrientes filosóficas niegan que exista una condición o naturaleza


-
��-��-��a o que eflá se pueda c0ño6er:· l) diferentes historicismos, que sólo reconocen al la ley natural. Es la teoría iusnaturalista de los derechos del hombre. Pero a
su::fésjieéto
-- -
deben distinguirse dos �orrientes, a las que llamaremos teísta y
�ombre como sujeto histórico, cuya libertad resulta jncompatiblc con una condición -- - )

hy.mana común; 2) el existencial�smo, sobre todo en la visión de Sartre, para el cual el laica. ''\ \ : ,
hecho de existir PL�CJ�de�� la.e_sencia,_dy modo tal que la libertad no tiene límite alguno La primera es la más antig;ua y se la conoce como la escuela clásica del
y_nada puede ser objeto de reproche moral; 3) los diversos positivismos, Para los que derecho natural. Tiene sus antecedentes más remotos en GreCia, principal­
la C<?_!]dición hum�na, _alno_ ser suscyptible _de verificación empírica, no puede conocer­ ;;;¿te en el pen-saffiiento de Aristóteles; continúa en Roma con los grandes
se;_ 1) el marxismo,_ _ q_ue s_9�tiene que �� hombre, en cuanto ser genérico, se realiza, se p:;ri �t�s; es elaborada por los Padres de la Iglesia (San Agustín, San Ambro:
a��?crea a través del trabajo; 5) los distintqs esc�pticismos, que niegan que se puedan sio y San Isidoro) y alcanza su apogeo en el siglo XIII con el expositor emi­
con<;>cer las estructuras de la rea1idad, los principios morales, etcétera -(Massini
Co­ nente de la escolástiéa,Santo Tomás de Aquino (Curso... , T. I,nros. 33/35);
rreas, op. cit. ). eñlos siglos XVI y XVII retoma las huellas de esta escuela la llamada neoes­
La idea de unaj;umm�-�c!r::__cf_g_��!�C:.q�sJ}:}.e l!E-Ee_ con Feuerbach y llega a las estruc­ colástica, en la que se destacan los grandes teólogos españoles Francisco de
\ t;:r�� -�����les con �-�x, culmin _ a 9!!_ �� ho
_
_ l(smo, afín _c;oll
_ exageraciop�s _ecol_Ügist_¡s y Vitoria ( 1 4 73- 1 546), Juan de Mariana ( 1 563- 1 624) y, en forma sobresalien­
\

del New- Age, que llega a reconocer derechos a los


animales, a Jos ríos, a las piedras, et-
te,Francisco Suárez ( 1 548- 1 6 1 7).
r-'-"

cétera. Así se fundamenta, por ejemplo, un control demográfico al servicio de los inte­
reses del cuerpo social o del Planeta Tierra. 973. En páginas anteriores hemos hecho referencia a los conceptos en­
Estas posiciones resultan coherentes con el rechazo de la ley natural. trelazados de ley natural,libertad, autoridad,bien común, derechos y debe­
Otros autores, incómodos por las perversas derivaciones a las qne pueden res, según la escuela clásica. Los derechos y deberes naturales son de distin­
conducir tales premisas (la justificación de aberrantes leyes de gobiernos to grado y se los conoce de distinto modo.
totalitarios, relegando la crítica al orden de la moral), pretenden eludirla En una zona central se encuentran los que se siguen necesariame_!lte de la ley re­
afirmando que hay derechos humanos derivados de la dignidad del hombre, veiiidayderCOnócirrilent6- lniult1Vo, dífecto�- de loS-Prin-cipios primarios de la ley natu­
pero sm reconocerle los sólidos cimientos que les acuerdan la fundamenta­ ral, emanados de las inclinaciones inscriptas por Dios en nuestra naturaleza. Tales, por
ción realista del derecho natural. ejemplo, los derechos y deberes de existencia, honrar a Dios, hablar, transitar, reunión,
as6ciaci9J1, formar una familia, prqcrear, cuidar y educ;ar a la prole, etcétera. Estos de-
� 1 totalitarismo ha sido también condenado en sus otras formas contemporáneas, L2!-'?fhOs y deb_�r_es so_n jn_\'_adables,_.ll!li.Y.�.mª!�.�.LººJ_!gatq:r:�º�--���·�()��� �Il�.i -��·�unqu� �las
el !.asctsmo y el nazismo. Varias cartas y alocuciones de Pío XI anticiparon la crítica nonn_1;1s posi!ivas no lo_�_ consagren y aun los nieguen. Son tan obvios- que esas normaS
al
pnmero que contiene la encíclica Non Abbiamo Bisogno (1931, nros. 59, 60). Hacia p��\0 gene�al-�o los proclaman, sino que los dan por supuestos y se limitan a sancionar
la
Pascua de 1937 aparecieron casi simultáneamente tres encíclicas condenatorias a quienes los vulneren.
de
esas formas de dictadura. A la protesta de Pío XI contra las persecuciones del nazismo En una segunda región se hallan otros derechos y deberes naturale� que son des­
hecha en la encíclica Mit Brennender Sorge, siguieron la Divini Redemptoris contra cubiertos por la razón, en operaciones deductivas que los vinculan en forma más o me­
el
comunismo y la Firmissimam Constantiam que denunció la persecución religiosa nos�Ínmediata a los primeros principios de la ley natural. Valgan como ejemplo los de­
que
se llevaba a cabo en-México. La advertencia de Pío XI sobre el peligro del totalitari iechos de trabajar, comerciar, apropiación de bienes de consumo y producción, prensa,

mo objetivo (Dobbiamo lntrattenarla, 7) fue reafirmada por Pío XII, que etcétera. No es posible hacer una enumeración exhaustiva de ellos, porque su descubri­
llamó la aten­
CIÓn sobre los tremendos errores de la concepción totalitaria del poder en la encíclica miento es�Progfesivo, a medida que el desarrollo moral, intelectual y material y las
Summi Pontificatus (1939, nros. 29/59; v. también MRN, 1944, 27/29;
id., 1945, c-C)ndiciones de convivencia van haciendo aparente su relación con la ley natural. Aun­
�2/50) y es� condena ha sido reiterada en múltiples documentos y alocuciones poste­ que de enunciación progresiva, son también necesarios y universales siempre que se
nares de la Jerarquía eclesiástica (Vaticano II, GS, nro. 75; Juan Pablo 11, RH, nro. den ciertas condiciones de hecho, y sus modalidades están condicionadas por la ley hu­
17).
mana. Es en este sentido que se hace referencia al historicismo de los derechos y debe­
972. j\1ucho más influyente en la historia de las ideas políticas es la
res de esta clase, sin que ello implique negar su carácter necesario y universal, sino
afirmación de que algunos derechos, los fiuídamentales, tienen su origen en
apuntar las circunstancias históricas de su descubrimiento por la razón y de su consa­
gración por el derecho positivo. Otra posición antigua los incl11ye en d llamado dere�
22 CARLOS MARÍA BIDEGAIN - EUGENIO LUIS PALAZZO CURSO DE DERECHO CONSTITUCIONAL 23

para oponerse a él
5.��.É.�)I_e'}t�s, dive�so del derecho natural pr?piamente dicho y del derecho positivo. dose tanto para justificar al absolutismo (Hobbes) como
Una enumeración amplia de los derechos y deberes naturales, sin pretensión de agotar ó y cum­
(Locke). Fue esta última tendencia la que en definitiva predomin
el tema, se encuentra en la encíclica Pacem in Terris (nros. 8/34).
plió un papel importante en la revoluci n ?
liberal que obtuvo sus prime �os
triunfos a fmes del srglo XVIII y contmua
Hay, además, regiones muy alejadas de la ley natural, en las que la naturalidad sus tmpulsos hasta nuestros dras
del derecho es mínima. El derecho positivo se hace cargo de esta tercera zona del mun­
do jurídico mediante determinaciones de la razón que se traducen en normas que reco­ (Curso . , T. I, nro. 37).
. .

nocen, expresa o implícitamente, su relación con los derechos y deberes naturales, En lo que concierne específicamente a la teoría de los derechos naturales, la es­
agregando o suprimiendo otras normas que aunque no están vinculadas en forma nece­ cuela moderna cortó el vinculo de la ley natural con Dios y se aplicó a deducir racio­
saria a la ley natural se estiman ajustadas a ciertas circunstancias presentes (v.gr. , el de­ nalmente su contenido, a partir de ciertas ideas sobre la naturaleza del hombre-indivi­
recho de los trabajadores a participar en las ganancias de las empresas); además, el de­ duo a quien, contra la evidencia de su natural condición de ser social, supuso en un
recho positivo establece las modalidades de ejercicio de los derechos y deberes, las estado de vida aislada, anterior a la sociedad, absolutamente libre, autónomo e inde­
sanciones aplicables a quienes los vulneren y las instituciones encargadas de proteger­ pendiente de la voluntad de Dios. Esta escuela se hizo así responsable de las tendencias
los o hacerlos efectivos. En estos aspectos caben criterios divergentes y a medida que individualista y voluntarista que caracterizaron al posterior desarrollo de la ciencia del
la reglamentación se aplica a materias más alejadas de la ley natural, el legislador dis­ derecho. En la elaboración de la teoría de los derechos del hombre Hobbes introdujo el
pone de mayor elasticidad en la elección de los medios, hasta llegar a una vasta franja viejo mito del estado de naturaleza, que obtuvo una inmerecida difusión. Los derechos
.
muy aleJada del núcleo, en la que las indicaciones de la ley natural son mínimas. Nada fueron deducidos racionalmente de ese imaginado estado presocial del que los indivi­
\¡ duos habrían salido por propia voluntad para entrar a vivir en sociedad en virtud de un
dice éste, por ejemplo, si el derecho de transitar ha de ejercerse en calles de una o dos
manos, por la derecha o por la izquierda, ni tampoco sobre la clase y medida de las san­ pacto o contrato . Se sustituyó de este modo la explicación realista sobre la condición
ciones que se aplicarán a los transgresores. Sin embmgo, sin mengua de la latitud de las social del hombre para elaborar otra a partir de ese fantasioso estado de naturaleza, re­
facultades del legislador en estas alejadas regiones, sigue vinculado a la ley natural por conocidamente inexistente en la realidad, que cada uno pudo imaginar a su antojo,
a�gunas exigencias mínimas, pero esenciales, de cuyo respeto depende la validezjurí­ como lo hicieron, entre otros, Hobbes, Locke y Rousscau. En lugar de fundar la liber­
dtca de sus normas. En efecto, siempre las determinaciones del legislador humano han tad del hombre en el sentido de la dignidad que nos da sabernos hijos de Dios, se ima­
de es�ar regidas por estas exigencias de la ley natural: a) que sean sancionadas por la ginó un hombre absolutamente libre en aquel estadio anterior, que habría trasladado a
autondad competente; y b) que las reglamentaciones sean razonables, justas (Curso , la vida social el modo irrestricto de ejercer la libertad, salvo las mínimas concesiones
T. IV, nros. 7 1 8/725). Estas condiciones de validez de toda reglamentación positiva de
...

al bien común admitidas en el pacto social.


los derechos y deberes humanos están consagradas por nuestra Constitución en los El concepto de la libertad vertical, escala que desciende de Dios y por la quepo­
principios de legalidad, razonabilidad e igualdad que examinaremos más adelante (in­ demos ascender a Dios, fue reemplazado por el de la libertad horizontal, radicada esen­
fra. nros. 1034/1040 y 1 106). cialmente en la voluntad de los hombres.

974. De inspiración laica es la escuela moderna del derecho natural 975. Hubo considerables diferencias entre las versiones anglosajona y
(también denominada escuela clásica del derecho natural y de gentes). Es francesa del iusnaturalismo liberal (aunque algunos destacados franceses
un desprendimiento y desviación de la escuela clásica, que empezó a desa­ abrazaron la anglosajona y viceversa). E l liberalismo político inglés fue
rrollarse en los siglos XVI y xvn, teniéndose por fundador a Hugo Gracia moderado por la firmeza de su cultura religiosa y por la evolución de la mo­
( 1 583- 1 645) y por miembros conspicuos a S amuel Puffendorf ( 1632- narquía y de la nobleza. El liberalismo galo, convencido del poder ilimitado
1 694), John Locke ( 1 632- 1704), Gottfried Leibniz ( 1 646- 1 7 1 6), Christian de la razón y de la bondad innata del hombre, se destacó por su carácter sis­
Thomasius ( 1 655- 1 728) y Christian Wolff ( 1 679- 1 754). Deriva de la Re­ temático, revolucionario y antirreligioso.
forma protestante y se le sumó, en el siglo xvm (el llamado siglo de las lu­
Se opuso así a la tradición y a las creencias religiosas, exaltando el papel de la ra­
ces), el movimiento del Iluminismo o de la Ilustración, del que fueron des­ zón como instrumento liberador del hombre que debía aplicarse a la experiencia y ob­
tacadas figuras Voltaire, Montesquieu, Rousseau, Condorcet, los fisiócratas servación de los fenómenos de la naturaleza. Pretendió que el hombre no está sometido
Y los colaboradores de la Enciclopedia dirigida por Diderot. El iusnaturalis­ a otra ley que la de su voluntad, pues toda limitación, como la impuesta por el ordena­
mo laico obedeció a inspiraciones predominantemente políticas, utilizán- miento divino, significaría la pérdida de su libertad y dignidad.
24 CARLOS MARÍA BIDEGAI N - EUG
ENIO LUIS PALAZZO
CURSO DE DERECHO CONSTITUCIONAL 25
Se vinculan con estas ideas algunas apli
caciones del liberali smo a la
filosofía, a la economía y a la política. 976. Fue contra las formas individualistas e� tre�as del liberalismo,
El liberalismo filosófico se ha caracteri muy activas en el siglo xrx, que la Iglesia formulo senas advertencias.
zado por su base racionalista y su opos
c:ión a todo Q_Qgma_t_i_smQ, inclUido el relig
ioso. Algunas doctrinas modernas que
i­ En la Encíclica Quanta Cura ( 1 864) con un Syllabus anexo, Pío 1� condenó
canzado singular auge (Heidegger, Sart han al­
re), luego de afirmar en la forma más
enfática ochenta prop osiciones heréticas muchas de ellas sostenidas por autores liberales . A
'

la libertad, concluyen en una desesper · · er on otros documentos pontificios que contienen pasajes cnttcos a ese l'b
. .
1 era-
ella srgut
• .

ación profunda y en un libertinaje sin


Y
sentido. En Sartre hay un comienzo opti med ida ni .
hsmo, en tre los que se destacan las enc1chcas ·
Llbertas (Lean XIII, 1888) D · ·
rvml · Re-
• •

mista, con su exaltada afirmación de la


·

1
tad �- -� la q'Ue considera constitutiva liber ­
r
del ser del hombre (yo soy mi libertad) demptons (P'10 XI ' 1937 nro . 29)·, las cartas Quo Aliquantum y al cardena R oy, de
y de exte
·


'

sióll ilimitada. Pero ese optinlismo se Paulo V ( 1 97 1 ) ; y, con particular referencra al hberahsmo caprtahsta, l s encrc rcas
'

I
. . . . �

diluye y cobra el tono del pesimismo más �


brío cuando pasa a examinar los cara som­
cteres que atribuye a la Iibertad� �_orque Rerum NovarUm (León XIII 1 89 1 nros 1 2) Quadragesimo Anno (Pro XI, 1 93 1 ,
J en el
• • · ' '

cor�zón del hombre, como un gusano, 23 54) Mater et Magistra (Juan XXIII, 1 961, nros . 2, 58), Populorum Progres­
�;:�
está la nada (soy librepara nada). Es la
libertad que, en Ultima instancia
, se reduce a la muerte y que en la vida
horr ible
Pab Ío VI, 1 967, nro. 26) y Laborem Exercens (Juan Pablo II, 1981, nro. 7�.
1ua n Pablo II en la Encíclica Centesimus Annus ( 1 99 1 , nro. 42), condeno al ca-
tos simbólicos del suicidio, se man , com o sust itu­
ifiesta en diversos modos de la práctica
cons
pita1 tsmo en cuant � se lo entienda como un sistema en el cual la libertad en el ámbito
del mal : la libertad se realiza en una cien te· . .
espontaneidad irrazonable, en el egoí
pecado, en la corrupción y, finalmen smo , en el . , . o que 1a pon a a1 serv1· 10
te, en la muerte, que no es el comienz
o de la vida
económico no está encuadrada en un sólido contexto JUndt � . � �·
eterna sino la irremediable inmersión de 1 a l'bertad
1 humana integral y la considere como una particular dimensión de la mts­
en la nada. La angustia, la náusea, ator
· Jismo en ten d'd
hombre liberado de Dio s, de todo orde mentan al
n legal y moral, de todo deber y responsa ma, cuyo centro es ético y religioso, aceptando en camb.10 a1 caplta 1 o eomo
dad, pero sometido a sus propios insti bili­ . .
ntos y pasiones, vacío de toda fe y espe el sistema económico que reconoce el papel fundamenta1 y p �sItlvo de l a empresa, del
____13] Hber�ismo económico tuvo, en sus ranz a. . .
q1-
orígenes, una raíz religiosa, en 1ª ética rriercado, de la propiedad privada y de la consiguiente responsab1hd�d para con los medms
vin��� �-da�_a en la creencia de qu�
�f� _ l<?s hombre� _IlO se _salvan por $US méritos de roducción y de la libre creatividad en el sector de la econom¡a_ (la llamada econo­
obra -excl usiva de la gracia de Dios, derivánd sino por �
mí de empresa, economía de mercado, economía libre) . Reseñaremos el co�temdo de
.
ose de ello que es deber del hombre dedi
carse sin cansancio a actividades mate
riales y que el éxito revela la aprobaci
­ la doctrina pontificia de los derechos humanos más adelante (nros. 998 Y s1gs.).
�� su versión decirponónica, el liberalis ón divina.
rreg,2.1_�_<!_<?�a�__gu� o��a!l__e!l_el �creado
mo postuló el liºre_jtl�gQ__g�)f!§_fuerz�
a través_ de la oferta y la demanda y se
auto­ 977. J:ln I!!l>'Stra Co!lstituci¡)n, la cgnfesión de fe teísta ·�� el Preám � ­
;

toda intervención del Estado que pud opuso a lg,y la cmÍ.dición de relevancia que confiere a la Iglesia C �toh � a, Apostoh­
ca, Romana (art. 2", Curso. .. , T. II, nros. 303/308), 11ev¡tn rmphCJta la adop­
iera alterarlo, señalándole su deber de
cer, dejar pasar. En tanto sus tend dejar ha­
¿¡ón de la visión iusnaturalista de los derechos y deberes de las personas.
encias no sean contrarrestadas por fren
morales o jurídicos, conduce al hedo os religiosos,
nismo y al capitalismo, que otorga neta
primacía
al capital sobre el trabajo en el jueg
o de los factores de la producción. Los
excesos del
u;� evidencia más directa d_e esa influencia la suministra la cláusula de los
liberalismo decimonónico fueron denu
nciados por la Iglesia, cuya doctrina soci derechos no enumerados (art. 33, infra, nro. 1008),,incorporada en la refo;­
�ezó a ela�orarse en las grandes encíclicas de León XIII, entr al em­
rllii cte 1 86Ó con el confesado propósito de sus autores de abarcar, ademas
Importancm la Rerum Novarum. e las cuales tiene especial
d��iós enu �erados, todos aquellos que nacen de la propia naturaleza del
/�l libe:_al�smo po_líti�o se presenta ��,_f!l?Y. variadas vers
bl�-�.9!1 _1� doct_ rina de la ! �esia y tras iones, algunas compati­ hombre.
�- _� qu � � a � mefecido su cond na. No la cont
en absoluto-el ilbiiifiSm de nuestra � radice Es innegable la filiación iusnaturalista de nuestro movimiento constitucionalista.
� Coli Sfltución, que adhiere a la concepci
-
tUr1llfsta de loS derechos y que, a la par ón iusn a­ Lo que se debate es qué grado de participación corre �ponde reconocer � una � otra �s­
. C¡ue los reconoce y garantiza, los inse
_ noción armonizadora del bien común, rta en la cuela de derecho natural. Se ha enfatizado la intluencm de la escuela racwnal_tsta, lmca
admitiendo las restricciones que establez
glamentaciones razonables . Conduce can re­ 0 liberal, la que no puede negarse. Pero a menudo se ha omitido s�ñalar q�e e� ese pro­
n en cambio a conclusiones inadmisibles
dencias crudamente individualistas las ten­ ceso confluyó el trabajo docente de la Iglesia en púlpitos, colegms Y �n� verstdades, a
.
y el anarquismo, opuesto a todo gobierno
institución que disponga de poder
coactivo, material o espiritual.
y a toda lo largo de muchos siglos, antes y despu�s de la �e�orma, que arrmgo v1�orosamente
en los pueblos que se mantuvieron fieles al catohctsmo. En e�e extcndtdo curso los
hombres fueron instruidos por ella sobre la dignidad y libertad mherentes a s� natura­
.
leza de hijos de Dios, sobre el carácter servicial del poder político que se leg1ttma por
UCIONAL 27
CURSO DE DERECHO CONSTIT
CARLOS MARÍA BIDEGAIN - EUGENIO LUIS PALAZZO
. Y Pol como el Pacto Int. D. Ec., Soc. y Cult. reconocen
26

Tanto el Pacto 1nt. D ClV.


·

su correcta gestión del bien común y sobre el derecho de resistencia a la opresión con­ inherente a la persona h umana.
·

que estos de1ec


idad
tra el gobernante que, apartándose de ese deber, se convierte en tirano. En Jos mismos . ·hos se desprenden de la dign
fundadores de la escuela laica se manifiesta la impronta del pensamiento tradicional,
m. ORIGEN y
ACIONES DE DERECHOS
especialmente en Lockc, tan vinculado al nacimiento del derecho constitucional. EVOLUCIÓN DE LAS DECLAR
iéinde derec:;)los frente al pod:r porIh· :
Se ha reconocido la confluencia de las ideas católicas y de las nuevas ideas en los
.
979. Alr�<lt::c:Jor de ]<.t reivinc:li
c:ªc
hechos políticos que ocurrieron a partir de 1 8 10, en los que fueron muchos los sacer­
radonal-normatJvo e constJtUQ ? Qn (Cur
dotes que tuvieron sobresaliente actuación. Hasta la década de 1 880 ambas corrientes e ue form¡¡ndo d wnceptQ. l""g caracter c_o]1 tes_tata� Io .. se .
convivieron, con alguno que otro encontronazo, manteniendo la tendencia liberal una _!<Q¡-8- -ir �nro s 40/ 58)
l gi
. Esa
§"-
reiv ind icac ión (l
1fe_al poder. Las hmJta­
,
r�IV.. n, ��c ban riv
fref
so:
e
-; -Ú � má s tani
actitud respetuosa hacia el sentimiento católico predominante. Hacia esa época, prin­ i e o der ech os,
tumb�es,
en buena parte establecidas en las cos
Clones poder real estaban
cipalmente bajo el gobierno de Roca, creció una posición francamente anticlerical que
· tran spo s¡c¡on a
iadas o desinterpretadas. La
Pero a menud0 habían sido obv · u�a metodo
obtuvo la sanción de las leyes laicistas de educación común, matrimonio civil, y secu-
es consuetudm�nas mtrodUJO
·
:
1 · letra escrita de esas limitacion
· ·

larización de los cementerios vinculados a su magisterio espiritual. Se produjo enton­


fma. hdad es e1a
ces un gran debate entre las dos líneas ideológicas, en el que el pensamiento católico ·
fue expuesto brillantemente, entre otros, por Félix Frías, José Manuel Estrada, Manuel ,
a Ia en el derecho púb
lo �
lico que se mantiene en vigencia. Su
ritas y sancionadas solemn eme nte se procura
ra. mediante declaraciones esc
� Y. eficacia a las ¡·mu· taciOne .
Dcmctrio Pizarra, Pedro Goyena, Emilio Lamarca, Mariano Demaría, Tristán Achával s a1 poder.
dar m a or seguridad
.
·

Rodríguez, Miguel Navarro Viola y Emilio Alvcar, frente a la posición laicista de


s dem gc:;n\ti Q� Qde rnos la� d¡,cJar.acJO-
Eduardo Wilde, Lucio V López, Delfin Gallo, Onésimo Leguizamón, Paul Groussac, E la mayoría d�j o� Est ado � � pen
an una par te de la Const!tuc¡on escnta. S! p�ede
Emiho Civit y otros. nes d�d erecho s form
al que ostentaron en su ong en, aca:
q e h�n
-··--;; erd ido la aut ono mía form
sarse
En definitiva, en la doctrina de nuestra Constitución y en la praxis juris­
prudencia! se marca la influencia iusnaturalista, a tra\'é� dt) ambas escuelas.

so sea más ex cto decir que la
Constitución moderna es el desarro
su espíritu toda l a estructura del pod
llo de esa
er.
parte sustancial ue impregna con
978: Los acuerdos internacionales sobre derechos humanos a los que �
En los últim s tiempos han menudeado
declaraciones ��
nuestra Conshtucwn en 1
tem acw nale s de
-
, derechos muchas de ellas incorporadas a
994 ( Cur
se les ha otorgado jerarquía constitucional de acuerdo con las previsiones dar
ma finalidad ongmal:
del art. 75, inc. 22, incorporado por la reforma de 1994 (Curso... , T. I, nros. · r' 1 06 1 121 120). Obedecen a la mis

1 1 2/ 1 20), se encuentran precedidos de preámbulos o considerandos que :;;�· ! dri���·y �
s efic cia a la protección de la person a
frente al Est� o. La sub­
y
declaracio�es su apan�!O en el or: �
claramente reconocen que estos derechos resultan anteriores a su proclama­ �
sistenc a en las constituciones de las
relieve que Sigue consideran ose nec
e
ción por las normas positivas. den jurídico internacional ponen de
por l a tendencia, aparentemente
saria su afirmación una y otra vez
Así, al comienzo de la Deel. Univ. se distingue entre la existencia de estos -dere­ rrir en excesos de poder.
chos y su protección, expresando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen irresistible para la autoridad, de incu
por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e ina­
a) Declaraciones antiguas y mo
lienables de todos los miembros de lafamilia humana, a cuyo efecto se considera esen­ dernas
cial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de
rito s con las características de. de-
que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía 980 Los primeros documentos esc opa y haC. ia la
y la opresión. Sp_ art. 1 º proclama: Todos los seres humaitos nacen libres e iguales en
d'1stm-tos 1ugares de Eur
claraciones de derechos surgieron en .
.-· - · ·

. de¡1
f' ·-
o fundament o la Importancia
_dig�idad y derechos. misma época. Debe tenerse presente com
,,_

.
gios a. Este Ju;amento, por e �ua
-
··
� ··-

La Decl. Am., por su parte, comienza su Preámbulo con ese texto y luego recuerda vínculo or el juramento, dada su raíz reli .
que, en repetidas ocasiones, los Estados americanos han reconocido que los derechos
. . 'r;;y
el ¡ttfrll1ann
régimen jurí dico y el pue blo JUTa segmr al rey, ..,S elqf1gen
asientan eJ1 cartas locales. En tal
sentido, en
de/!erecJ¡gs y libertades ue se
esenciales del hombre no nacen del hecho de ser nacional de un detenninado &tado sino
que tienen comofundanzento los atributos de la persona humana. Una expresión similar
se encuentra en la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
_ guerra- de_q
el curso de la___ ..
· · de la Península Ibérica se fueron otor­
..
. ··¡ sta
reco··· ·nqu
28 CARLOS MARÍA B!DEGAIN - EUGENIO LUIS PALAZZO CURSO DE DERECHO CONSTITUCIONAL 29
.
gando cartas forales a León ( 1 020), Jaca ( 1 064), Nájera ( 1 076), Burgos caso de toma de propiedades
de los súbditos y otras conductas que, aunque previstas
( 1 073), Calatayud ( 1 1 20), Zaragoza ( 1 1 1 5) , Puebla de Organ ·
viOs determinados fueron ·
posterwrm ente apl-Icadas
· de modo genera1.
zón ( 1 1 9 1 ) , ·para agra
León ( 1 1 88) y Aragón ( 1283) (Linares Quintana, Tratado de la Ciencia

del 981. El tránsito de las declaraciones antiguas a las modernas reflejó las.
·Derecho Constitucional, nros. 38/41) , pero la importancia de lo ocurrido en XVII Y
Inglaterra superó aquéllas por su continuidad y porque culminó, en las rofu ndas 'transformaciones de la socied_ad eurogeª entre_]os Siglos
ex p El régimen de privilegios estamentales no pudo mantenerse con ¡gua­
colonias americanas, con las primeras constituciones escritas modern
as. f:�a racteríiti¿as cuando los grupos p!�feridos e� aqu�llos docun1e� tos
�-

Como antes hemos dicho (Curso .. , T. I, nros. 26/28) , a partir de la


·;rdieron ]as posiciones_ganadas en la soc1edad med1eval. Amechda que los
� �;�rcas fueron aplastando a esos grupos, los antiguos p rz�r legws de sus
Carta de las Libertades de Enrique I, del año 1 100, la s�rie c!�s!SJ<:{lfnen
.

tos
ingl.!lse_s _tiene_SlJS llitos más importantes en la Carta Magna dada por Juan
sip Tierra en 1 2 1 5 , ratificada y en algún aspecto ampliada por la Con./ir integrantes dejaron de tener ese carácter � pasaron a ser cons1derad?� dere­
tio Cartarum de Eduardo I, en el año 1297; la Petición de Derechos, presen
ma­ cÍ;os de todas las personas en su condJcJOn de !lliembros de la Nacton.
­
tada a Carlos I en 1622 por el Parlamento y a la que aquél prestó su En e1 Pasa]· e a la denominada Edad Moderna coníluyeron factores técnicos (el d�sa-
asenti­
11 de las comunicaciones), económicos (avances del sistema captta tsta
¡· ) y portl1 cos
miento (soit droit fait comme il est desiré) ; la Ley de Hábeas Corpu
�: � �ra�
.

s de u fo del abs0lutismo monátquic�). La � e pansión del préstamo a interés, de las op


Carlos II ( 1 679); y la Declaración de Derechos ( 1 688) presentada
por el ciones financieras y del comercio mternacw nal, preparara el terreno para el comten
Parlamento a Guillermo y María de Orange después de la revolución � _ a va-
que zo de la Revolución Industrial, impulsada por los grandes mve�tos (la
máquma
por, l a maquinaria textil los procesos metalúrgicos, etc.) en el siglo XVIII. En la nueva
depuso a Jacobo II.
sociedad cumplieron un papel revolucionario dos grupos: el mtelectua 1 Y e 1 burgues.
Las aptiguas declaradones presentan estas características: a) adopta '
'

n
·

la forma de cartas que aparecen concedidas por el rey, accediendo


a peticio­ 982. Las declaraciones modernas se disting1J(:J1 de las �ntiguas en va­
nes más o menos impacientes de estamentos o cilJdades, o de pactos
de va­
S'(l!aje o fueros que reglaban los deberes recíprocos de las partes en la rela­ rios aspectos: a) _no constan en cartas otorgadas por el rey, smo en dec_lara­
ción de mando-obedieJ1cia; b) no proclaman principios abstractos cion�.�. ¡:;gnstj_tljggn�� ll otros documentos emanados d,e asa!llble:¡s rep¡-e­
y de
alcance universal derivados de lacondición hu¡nana, sino que tm!a,n 'sent¡t¡;\'ls 9eJ\'l Na,::i§p; 1J1.f!!l lugar de privilegios pa_rtlc_1!lar.e_s_y r¡,mec!Ios
de re­
s9Iver problemas m¡¡y copcr¡,t()s c!e que se agravia!Jap SlJS súbditos; ;;���retos pam d<;tt;rll.)jna,<:!Qª_.est.afl1entos o personas, pro�l �man derech(JS
y e) las
de alcances generales cuyos titulares son los hombre,; Indl\'Jdual!Ile�te
limitaciones al poder no se expresan como derechos de todos los miem por
bros s� condición de tales; y e) nQ_sefundan en antiguas cost� mbr,es_smo en
de la comunidad, sino como franquicias, exenciones y privilegiosde
quie­
nes pertenecían a distintos estmr¡efitos, grupos o situaciones especi a;�ciones raciona]es que se predican como dotadas de vahdez un�versal.
ales. , i�s grimeras declaraciones modernas se origmaron en Amenc_a del
Sin embargo, ya en la Carta Magna se encuentran algunas disposicio­
nes más generales, y la transición de los antiguos privilegios a los modern Norte. Ape-;;��iiti�Íada la lucha de las colonias inglesas contra la metropoh,
os e� ]a Declarac:i.ó.n de Derechos de Bastan (1772) los col? nos reclam�on
derechos constitucionales se advierte en la Petición y en la Declaración
de los de�echos de libertad y propiedad como hombres, la hbertad rehgwsa
Derechos, que aunque se originan en situaciones estamentales tienen "al
can­ como cristianos y los derechos reconocidos en la Carta Magna. � en la De­
ces más amplios.
claración de Derechos de 1688 como ciudadanos. LaDeclaracwn de la In­
En la Carta Magna, para cada agravio por el quebrantamiento de anteriores pro­ dependencia de 1776 consagró en estos términos las creencias fundamenta­
mesas reales, se dan remedios concretos y distintos para la Iglesia, los señores, los he­
les del pensamiento cristiano-liberal: "SQs.te.n�mos que estas verdades son
eyidentes por sí mismas: que todos los hombres son creados ¡guaJes; que
rederos, las viudas, los deudores, los habitantes de una ciudad, etcétera. Pero también
se encuentran preceptos generales, entre lo que sobresale la garantía a los hombres li­
han sido dotados por su Creador con ciertos derechos mahenables, entre

bres "del juicio legal de sus pares, según la ley del país", prometiéndose asimismo
multas razonables, justicia como algÓ que corresponde por derecho, indemnización en ell�s los del a vida, la libertad y la persecución de la felic1dad. Que para ase­
g;�ar esos derechos son instituidos los gobiernos entre los hombres, den-
30 CARLOS MARÍA BIDEGAIN - EUGENIO LUIS PALAZZO
CURSO DE DERECHO CONSTITUCIONAL 31
vando sus justos poderes del consentimiento de los gobern
ados. Que cuan­
fundamentales (la denominada !:mrte dogmática) y la segunda a la organiza-
·

do cualquier forma de gobierno se convierte en destrnctora


de estos fines, el .
pl1eblo tiepe el derecho de alterarlo o abolirlo y de instituir un ción del gobierno (la parte orgamca) ,
S h discutido largamente si la Declaracwn
nuevo-go­
bierno, fundado en tales principios y organizando . francesa fue mflmda por las
. .

que parezca más conveniente para lograr su segur


sus poderes en la forma
idad y felicidad". Entre ::
declar ci nes norteamericanas que la precedieron. La polémi ca parece clausu-
1 776 y 1783 los nuevos Estados aprobaron varia rada con la conclusión ' compartida . por la mayoría, de que, SI b1en es c¡erto que
'nfl
. 'f.Jco Y
s declaraciones de dere­ ·
chos. La primera y más famosa fue la de Virginia, esa 1 uen c1
· a existió ' no fue la única ' ni menor la del pensannento fil 1 oso
con fundamentos seme­ , · .._ance' s de la época de las teonas msnaturahstas y de las comentes
� . .

jantes a los de la Declaración de la Independencia, po1¡t¡CO u re-


a la que precedió en poco ' ·

más de veinte días . ligios as tradicionales. Su tono grandilocuente, con la pretensmn ' de proc 1 amar
verdades de Validez y aplicación , universales,
. contrasta con el de las decla-
ci6n y Uni6n Per­ racwnes uorteamericanas. Estas se caractenzan por su estilo so bno Y precJ-
983. Sin embargo, ni en los Artículos de Confedera · · ' ·
prtua de 17� 1 , ni en el texio original de la Cons
e

titución de los Estados Uni­ so, proveyendo remedios específicos para distintas situaciOnes concretas en
• •

dos de 1 787, �e_ encuentra una declaración de ¡jerec . .


��
hos. En esta última hay . den verse amenazados los derechos. La 1mportancJ a pol'JUca
· de 1a
desperdigadas algunas cláusulas de ese carácter (sobr .
e hábeas corpus, bilis Declaración francesa como vehículo de las nuevas 1deas re;o1 ucwnarms '
.

fue superior a la de las declaraciones norteamencanas, pero estas obtuvJe-


of attainder, leyes penales retroactivas, juicio
por jurado, etc.). En la Con­
vención Constituyente de Filadelfia se propuso la . .
creación de una cófuisión ron, en su aplicación, resultados mucho más sat1sfactonos.
que proyectara una d�claración, pero la iniciativa
fue derrotada. Aparente­
mente, la mayoría creyó que bastaban los reconocim
ientos estaduales y el
sist«ma de frenos y contrapesos para garantizar los b) Evolución de las declaracio�e� : der�chos ci�iles, políticos
y sociales. Los derechos de lilcJdencm colectiva
derechos, pero la falta
de una declaración de derechos fue una de las objec
iones que se opuso a la
ratifi cación por las convenciones reunidas en cada 985. Las constituciones sancionadas en los países occidentales en el
Estado. Finalmente, la
· 1 O XIX ,
promesa de que ese vacío sería llenado a corto plazo Slg siguieron los modelos norteamericano y francés, incorporando
medi ante una reforma
,
constitucional, allanó las resistenci as. La promesa
fue cumplida y a poco de partes 0 capítulos dedicados a los derechos y g�rantms. Esta metodo1 og1a '
instalado el primer Congreso, éste aprobó el 25 de continuó aplicándose en las constituciones del s1glo XX, pero no ha perma-
setiembre de 1789 doce
enfuiendas de las que fueron ratificadas diez. -·· ·

necido invariable el contenido de las declaraciOnes.


Gradualmente esas diez primeras enfuiendas (o más . .
apropiadamente Hemos señalado el carácter contestatario de las pnmeras declaraciO­
las ocho primeras) _han llegado a ser considera nes antiguas y modernas. _Erente a un_E�tado _ai:J_soluJista, que reservaba p�ra
das el Bill of Rights.
Madison propuso incorporar los nuevos textos al cuerp una cerrada clase alta el ejercicio del poder y el disfrute de los beneflcws
o. pf!n_cipal de la Consti­
tución,__de·mo-dO Séiri6jiiúe· ció)mo se·formalizan anexos, las r_eivindicaciones se condensaron en la demanda de libertad e
Eis refOrmas a nuestra Constitución,
mediante reemplazo, supresión o adición de palab igualdad. Elirninar los títulos y privilegios c!•Ua n_o!Jl�zi!, proclalllar la
ras al texto original, de modo de te­
ner un texto ordenado después de las reformas. Pero i g;_;aldad de todos ante la ley, abrir vías de acceso al gobierno para las fuer­
l.,_..• ..-·----leció el- criter
preva - io'-��- dejar in-
tacto el text_Q i_p_iQj_al yJJ_g(egarle, como apéndice, las
-��- -
- --" - .. -"-� - -- -- --- - - - -- -

enmiendas, metodología que se ha zas sociales en ascenso, acotar una esfera de ac�ividad_ pr,iv ada exe,nta de la
seguido aplicando a las posteriores reformas. _
introfuisión estatal, fueron los objetivos inici ales. Las relVlndJcacwnes en­
984. Hacia la fuisma época, el 26 de agosto de focaron aquellos aspectos en que más se habían sentido l �s restnccwnes �� a
1789 , la Asamblea N a­ ,
ciof1¡¡l fra¡¡cesa apro_!Jó la DeclaráciÓÍÍ�c!e los libertad personal: el culto, la igualdad, la expreswn de 1deas, la actuacwn
Derechos del Hombre y del
Ciudqdano. La Constitución de 1791 incluyó en ante los órganos represivos. Los obstáculos opuestos al desarrollo de la Re­
su Preámbulo la Declara­
ción de 1789 , iniciando el método adoptado por volución Industrial y sus consecuencias, originaron reaccwnes a favm de
la mayoría de las constitu­
ciones, entre ellas la nuestra, de dedicar la prim las libertades de comercio, navegación, contratación, circulac�ón tenJto­
era parte a los principios
rial, competencia, etcétera. Esa resistencia al poder se concreto en lo que
32 CARLOS MARÍA BJDEGAIN - EUGENIO LUIS PALAZZO CURSO DE DERECHO CONSTITUCIONAL 33
Burdeau llama {!b§.rtCf� aUt(Jn J11 Í (Les libertés publiques, 1 2ª ed.,
; i? (J_
1 96 1 , nros. 10/1 1 ) , consistente en'la ausencia de compu
Paris, ento nces marginados de los procesos políticos y los sistemas electorales
lsión estatal y el permitieron el acceso de la� minorías'a los órganos legislativos. Paralela­
sentimiento personal de independencia y autodeterminación respec mente, la libertad-auwnomra consagrada en las declaraciOnes constttucw­
to del
Estado. Otros las califican libertades-negativas, porque imponen al
E_stado nale s perdió para muchos su anterior poder de atracción.
el deber de abstenerse, de no invadir el reducto personal, de proteg
erlo ac­ La cuestión social, el problema creado por las injustas condiciones de vida a que
tuando como un mero Estado gendanne que debe dejar hacer, dejar pasar.
Se se vieron sometidos los proletarios en la etapa de consolidación del sistema de econo­
concluye que e(menor gobiqiJO es el mejor gobiern o. Llamados
también mía capitalista, provocó reacciones diversas . Hubo coincidencia en el reconocimiento
derechos civiles;Tmsta su reconoCimiento constitucional para que
tengan de la gravedad de la situación y la necesidad de afrontarla y resolverla, pero profundas
de sus causas y la propuesta de soluciones.J�1M�!_fJlfi�.t/Q__9o-
op_eratividad y pueda reclamarse su protección por el Estado , sin que
su vi­ dife rencias en el análisis
gencia quede suspendida por la falta de reglamentación. ll.UiJÜSla___QeJv1arx y Enge].sJtª.4 �} propuso � a solu�ión rnate�i�lista . Según su criterio,
986. Junto a esa libertad-autonomía aparece la qu� el autor la lucha de clases s_ería el motor de los cambiOs soctalcs y pol� ttcos sobre la base de una
citado lla­ int��pfetación materialista de la historia; la dictadura del proletarfado sefía la solUción
ma,Zíbertgd:pff!�!Ei, !� Es consecuencia de la s�stitu ión e la doctfin
R,t?;� l � � a en y[la prjmera etapa socialista, enJa que un Estado_ qf[lnipp�ente baJqJll_GODd,l!��iQ,D. Q.�-­
de_l derecho dlVlno de Tos reyes como fundame_I!to de_eJer
un partido único,_ e_! comupista, _ ac:;tuarí[L C9_ID9H�Presentante exclusivo de lo?.Jn.t�I!::�.9§
.

crcw del pQder,


por la de la soberanía del pueblo (Rousseau) o de la nación (Sieye
_

s). Se lle­ y derechos de la clase trabajado�ª; la libertad pers�:mal se . lograría a tra�é� �� l�s r� ali­
g¡¡ a la conclusión de que los hombres serán libres aunque vivan en zaGiones_ igualadoras del Estado socialista, hasta que se dteran las condtcwnes tdíhcas
-sacie-·
dad y obedeciendo leyes, si tienen participación en el proceso de forma cte· una sociedad comunista sin Estado, en una etapa futura para la que nadie pudo pro­
ción
de la voluntad del Estado; si, en definitiva,Jas leyes son hecha poner una fecha siquiera aproximada.4_�S4_ concepción_opuso la s�yll_lalgle �ia Cató­
s por ellos
mismos o por sus representantes. La libertad-participación reclama lic.a,.. gue encontró en su doctrina tradicional suficientes razones para d�_nunctar _1�ex­
los de­
rech.l)s políticos, la organización democrática del poder que, media plQtación a que eran sometidos los obreros, con olvido de su dignidad como hombres
nte di­ por su condición de hijos de Dios. Condenó simult�neamente la falsa solución socia­
versas técnicas, obtiene la participación del pueblo en la elección
y control lista, señalando que la verdadera se encuentra en el cumplimiento de los deberes de
de los gobernantes y su influencia en los procesos de decisión.
. justicia y caridad que el cristianismo impone a los patrones, en la fraternidad, en la ar­
Las primeras constituciones y leyes electorales introdujeron con timi­
monía y no en la lucha de clases . León XIII, en su encíclica RN, del 15 de mayo de
dez y hasta temor, los derechos políticos, especialmente el de sufrag
io, re­ 189l,J_{{_clamó que el Estado actuara para promover y defender el bien moral y material
duciendo considerablemente el número de personas elegibles
y electoras del obrero, y destacó la importancia de la inicíat��� particular de patro!l��__y_gJ?.I:e_tq_�_en
mediante criterios discriminatorios (la propiedad, la instrucción, el efªcQrtamiento de las distanci&-5 que -los separan, especialmente a través de sus rcspeC:..
sexo, la
edad, la nacionalidad) . .P.DcP a pom el. sufragio calificado fue cedien tivas asociaciones.
do el
pasP al sufragio universal (Curso... , T. II, nros. 375/380) y las leyes
rales extendieron la participación en el gPbierno a las minorías
elecw­ En re"spuesta a las inquietudes provocadas pm la cuestión so cial in gre­
(Curso ... ,
,

T. II, nros. 390/3 95). saron en las declaraciones los derechPs sociales, diferentes en varios aspec­
No trataremps en esta parte del Curso los derechPs pPlítiws, que han tos a 1P_s_dne_c]1_os_ civile_s )' políticos. S1J reivindicación, lejos de entrañar
sido estudiados en el Capítulo VII dedicado a los instrumentos una postura de resistencia al poder, se manifiesta en exigencias al po�er que
de partici­ deben traducirse en un ejercicio más activo del poder de policía estatal en la
pación. Su fundamentP no es la libertad sino la democracia como forma
de esfera hasta entonces poco menos que inviolable de la libertad-autonomía:
gobierno, que funciona como garantía institucional de la libertad.
en la actividad ecPnómica; en la creación de servicios y realización de obras
987. AvanzadP el siglP XIX, especialmente en su segunda mitad in­ públicas, el agrandamiento de las funciones y responsabilidades del Esta­
quieta por la cuestión social, otro tipo de reivindicaciones empezó a mani­ do· en síntesis en !a conversión del Estado gendarme en el Estado inter­
festarse wn creciente vigor. A medida que el sufragio calificado fue cedien­ ve �cionista o Estado social o Estado de blenestar�Si !os derechos civiles
do paso al sufragio universal, se hizo sentir la fuerza numérica de lPs hasta er�Ii: d�sc�ipios�como liberiadesnegativas, esfps otros son lhirnados liber-
34 CARLOS MARÍA BIDEGAIN - EUGENIO LUIS PALAZZO CURSO DE DERECHO CONSTITUCIONAL 35
tades positiJ;as Hay pocos derechos socia
análogas a los dere
._ les que presentan características
chos civiles y son directamente operativos. Para
1�
precedidas brevemente en América por Co11stitución mexicana de
más, no basta su proclamación constituciona los de­ l917 . Especial importancia se atnbuye a las clausulas de este tJ �o mcorpo­
l para que se incorporen efec­
l!varnente al arsenal defensivo de cada uno. radas en la Constitución alemana de Weimar (1919), qu� marco un r�mbo
Muchas veces se expresan en nido por otras constituciones de la época. Establec10 la obhgacwn del
cláusulas programáticas, carentes de inm
tos derechos puedan ser reclamados etlca
ediata operatividad. Para que es­
zmente deben ser implementados
�� ado de proteger el matrimonio; de velar por la familia; de proteg�r y
-
por leyes reglamentarias que además de pres tar ayuda a la maternidad·' de cuidar a la juventud
.
contra la explotacwn
. -
contemplar múltiples detalles, dis­
pongan la recaudación de recursos fina e¡ abando no · de proteger y fomentar el arte, la Ciencia y su ensenanza; de
ncieros, el funcionamiento de orga­ y i
mgarúzar la v da económica conforme a los principios de l a justicia, ten-
msrnos burocráticos o la realización de serv
. ndo a asegurar a todos una existencia digna; de proteger al trab aJ o; de or-
die
icios u obras. En tanto ello no
ocurra permanecen corno programas .
·

que las legislaturas ordinarias irán un sisterná de seguros contra Jos inforturúos, etcétera. Garantizo, 1 a
realizando a medida que se den circunst g nizar
ancias propicia��_Si los derechos­ : opiedad, pero proclamó el principio de que la propiedad obliga e impuso
resiStencia fueron entendidos corno dere
abstractamente, sin tener en cuenta sus part
chos del hombre, considerad� éste
icularidades y ubicación en la
�1 deber del propietario territorial de cultivar y explotar el suelo.
comumdad,.es.toKderechos-exigencia obed Un carácter totalmente diferente tuvo la Declaración de los Derechos del Pueblo
ecen al fenómeno de socialíza­
Trabajador y Explotado, redactada por Lenin y aprobada en 1918, que ��só a f?;�ar
_ción_de)a yig;upp<Jema (MM, nros. 1 01 1 1 ; GS, nros. 6, 25, 63, 75) que mul­
lipilca las relaciones de cada persona la primera parte de la Constitución inicial, del mismo año, de la Revolucton sovtetlca.
con grupos o asociaciones interme­ E dice Mirkine-Guetzevitch, más bien una declaración de los derechos del Estado
dws encargadas de la promoción y defensa
de diversos intereses colectivos. q�� de la persona (Las Nuevas Constitucio�es del Mund�, 2"- ed., �adrid, 1931, pág.
E? vez del l) mbre abstracto, estos nuev
� os derechos tienen como sujeto, se­ 47). Esta Declaración, a la que algunos atribuyeron una I�P?�tan �m co �para�le a la
gun expreswn de Burdeau (op. cit. , nro. 1
9,1_aJm JLu !:>re§ituªdo, al honibre francesa de 1789, ha quedado olvidada y su mayor valor s1gmhcattvo, senala Sanchez
concreto definido no por su esencia o su Agesta (Curso de Derecho Constitucional Comp�rado, Nacional, �adrid, 19 �3, p�g.
pertenencia a un tipo abstra�to,
smo por las particularidades de l a situ
ación en que se encuentra como 354) consiste en ser la expresión brutal y un poco mgenua de la acct�n revolucwnana.
�mernbm de u? a familia, trabajador, menesteroso, desocupado, enferm Su art. 23 ponía en descubierto el concepto de sus autores so?re la hberta? de las p�r­
JUb!lado, mqmlmo, ahprnsta, deudor, etcé � sonas: "Guiada por los intereses_ de la clase obrera en su conJunto, la repubhca_ socia­
tera. Se proclaman así nuevos dere­
chos constitucionales(S on derechos a... lista federativa soviética rusa priva a ciertos individuos y ciertos grupos de los dere­
: derechos a obtener algo (los medios
i!),'!�SJ:lf:f1Sitbles para un nivel digno de vida chos que usan, por ser contrarios a Jos intereses de la revolución soci �l� sta". Las
, socorro en casos de infortuni�
trabajo, descanso, participación en los bien posteriores constituciones soviéticas, producto de una mayor madurez po �lttca, e�t�n­
es de la cultura, recreación, etcé� ciaron derechos económico-sociales (al trabajo, al reposo, a seguros, a la mstruccwn,
tera (MM, nros. 1 011 1 ; PT, nros. 8/26).
Los titulares inmediatos de algunos a la protección de la maternidad) que no diferían mucho de los que otorgan las conSti­
de ellps no so11 las personas individuales
sino entes colectivos corno la fa­ tuciones de los Estados democráticos; también se proclamaban supuestos derechos po­
.rnilia, el sindicato, la escuela, la universid
ad, el organismo asiste cial, etcéte­
� líticos y personales que carecían de virtualidad y eran muestras, al decir del autor cita­
ra, alcanzando a las personas individu
_ de mie ales en forma mediata, por su condi­ do, de humorismo cónstitucional (op. cit., pág. 389).
cwn mbros del grupo o por alguna función (usu
arios, consumidores). La mayoría de las constituciones actuales y las declaraci@es interna­
El constitucionalismo social se hizo pres
ente en la Constitución fran­
c�sa de 1 848, En ella se proclamó el cionales contienen una enunciación de derechos económico-sociales. Debido
derecho al trabajo y a una existencia
digna. A los principios de libertad e igua a su falta de inmediata operatividad muchas de estas disposiciones perma­
ldad proclamados en 1 789 , se
JI República, a la que en 1 852 suce
ag;egó el defraternidad. Poco duró la necen en estado de hibernación, a la espera de circunstancias, principal­
dw el Segundo Imperio de Luis Napoleó ­ mente económicas, que hagan posible su realización.
n.
Fueron las constituciones europeas posterio Oportunamente ha de verse cómo se introdujeron este tipo de cláusu­
res a la primera Gran Gue­
rra del siglo xx las que iniciaron efec las en nuestra Constitución, primero en la reforma de 1949, luego de su
anulación, en el art. 14 bis, incorporado en 1957, y por último, en la refor-
tivamente el constitucionalismo so-
36 CARLOS MARÍA BIDEGAIN - EUGENIO LUIS PALAZZO
CURSO DE DERECHO CONSTITUCIONAL 37
mad e 1994, en la que también se encuentra
la protección de los intereses di­
fusos o derechos de tercera generación, a Quizá el último ejemplo, y el más dramático, se da en el campo de la medicina
. los que nos referiremos en Jos pá­
n·afo s que s1guen. Z:�-�ética, donde clpai�ce n nuevos holocaustos, como, por ejemplo, la matan_z_a�po:r de�_­
.
�-�·¿���elamiento de embrtones.
988. Así como abusos de la lib�rtad del
empleador condujeron, según 989. Como una respuesta a toda esta problen;ática nacen nuevos dere­
hemos explicado, al planteo de la cues
tión social y a su laboriosa recepción ' hos y garantías , llamados "de tercera generació¡i¡", que incluyen los reJa­
por el derecho, otros excesos en las liber
a las empresas Y de las potestades esta
tades reconocidas a los individuos
tales, llevaron a males advertidos má

. i�nados con el me_c]jg ambiente, el usuario y el consumidor; la sall!d y la_
reCientemente. ; calidad de vida; el patrimonio histórico, etcétera.
�"""�"

Las rccunentes crisis económicas a las Tuvieron una primera recepción en algunas constitucio�es de la segunda posgue­
ron, con ?ostcrioridad a la caída de la Bolsa
que condujo el sistema capitalista lleva­ rra. La Constitución, itali'!nfl d� 1947 y la �ey Fundampual de Bonn de 1 949_ sc__rc11r,ie­
de Nueva York a fines de 1 929 y sus efec­ -;;-a Úcprotección_ de _diversos �ecursos naturales y del �_omerci9 -�1__4is�r_ib_�ir compe­
t�s rccesJVos, gene alizados como reacc
� ión en cadena, a la implantación del Estado teñcTáS;- ía 'Priincra entre el EstadO y las regiones y la segunda entre la federación y sus
hlenestar, caractenzado por un creciente de
intervencionismo del Estado en la econ miembros; la Constitución de Brasil de 1 946 y la uruguaya de 1951 prevén regulacio­
La Segunda Guerra Mundial patentizó el pelig omía .
, ro del uso desmedido de la tecno­ nes de las empresas concesionarias de servicios públicos.
Iogm en los holocaustos de Hiroshima y
Nagasaki. La posterior utilización masiva
adelanto� gue procuran una mayor com de
odidad, pero dañan el ambiente, llega a amen Pero su formulación más acabada se inicia con la renovación constitu­
cional que se produce al comenzar el último cuarto del siglo XX �Curso... , T. I,
zar la extstencia de la vida humana y a­
la conservación de su hábitat.
. Simultá�e�e :e, �.tro fenó�eno CJ
� .�- .? t l!l�!�!:!_l.Jl).)mportante impacjo so- nr.;: 55). Incluyen esta temática con amplitud los textos constitucionales de
ctal��J<l _�llltIphcact _n .<:fe 1? �f.�rta_de � 9.��� _ �
de comumcactón . m stva ?
-
�i�J?.es y_ servicios. La difusión por los medi
os Grecia (1975), 1:urtuga!(l 976), Esp, ña {l 978 ) , Brasil ( 1 988), etcétera.
� de tdeal es de bienestar material, la publicidad agre
otros fa�;ores, ontnbuyer a la crea siva, entre Nuestro ordenamiento los acepta expresamente en la reforma de 1 994, en
. � �� ción de hábitos de permanente requerim
sustttucw? de btenes Y serviciOs que conf iento y - . 1\)S arts. 4 1 a 43, y se inclina por la denominación de :derechos de incidencia
iguran la llamada sociedad de consumo
de el tenet es más iJ;np_qrtante que el ser don­ GOle ctiva (art. 43), frente a otras alternativas tales como derechos o intere­
. Por otra parle, ello derivó en una actit�d de:
per�_anente abuso de Jos prestadores de
bienes o servicioS, sean estatales 0 privadoS, !;erdifusos o colectivos. Se los denomina también derechos de tercera ge­
h �cia 1?� consumidores y lJ SUa!'ios. ti eración, distinguiéndolos de los reconocidos por el constitucionalismo
_
Vinculados con ello, la ;e��ción contra .

clásico (primera generación) y los sociales (segunda generación) .


;
·

. los excesos en la regulación y en la p e­


sencta del Estado en la economía lleva Estos..nuevos derecchu_s se_c:amct"rizan porque sus titulares son una se­
ron, a partir de los 'años 80, a una revaloriz

del merca o, primero, a r clamar al
Estado, luego, el ejercicio de la función de
ación
rie de. personasindeterminada, o de muy difícil det_er_nli_¡Üt ón. Pueden �Í
lar Y contwlar. APctrecto� asi _lg.,ql _�...s.º ..l:ta
� � regU ­
__
J d_eQqminado economía social d_e mercado. c.unstituir !!!lasategoría (vecino_s_de un barrio afectados por el ruido y los
. En esta_ sucesión de modificaciones en los medios tecn ¿lógicos y �n las visi gag�s que origina una autopista), ¿-afectar a varias de ellas (la publicidad
socta�es, que se van interrelacionando, �nes
. c�º-�--º2!t�!gp_ªr t(lmbién_ eLdesarrollo de suj:lliminal perjudica a los competidores, consumidores yTspe'cfaaores) o
fu!:!_l_l_ªticf!:�e posibilita acumular cantidade - s ilimi la in­
�as pe�sonas, almacc�arlos mdenadamcntc sin ocupar tadas de datos que pueden afectar a incluso a_un conjunto aún más amplio e impreci so (los daños ocasionados
espacio, recuperarlos en forma
mmedmta Y transmtttr .
los a cualquier distancia en forma insta po;:Iª QQnt�mi!lación de l!n rÍ() JJl!�d¡,n alcanzar ª varias generaciones). Su
ntánea. En definitiva el
º��)_de _!_a�_ inforl!lª�� ()�º$_Y _Q�)a_s_ cq!llunica
�_i�mes permite influir y controlar la c�n­ obj�tQ son bienes indivisibles, como la defensa del medio áriibiente-;--valo­
ducta de los ciudadanos. res culturales, l a protección al consumidor, etcétera.
Sin dllda que en estos temas pueden advertirse también derechos indivi­
Se dvierte, como rasgo común en

. . acw cada avance tecnológico, que su dualizados que pueden encontrarse protegidos por previsiones jurídicas de an­
ut¡!J� n adecuadamente encauzada en
límites éticos origina mejoras tigua data, como, por ejemplo, las referidas al contrato de compraventa, pero la
efectivas para la Vida humana, pero
sus desbordes producen peli rrros muy generalidad del problema lleva a que ellas resulten insuficientes y se requieran
supenores a los conocidos. b
38 CARLOS MARÍA BIDEGAIN - EUGENIO LUIS
PALAZZO CURSO DE DERECHO' CONSTITUCIONAL 39
otros mecanismos de protección colectiva, como
seg und•ad colectiva• corresponde hacer referencia
por ejemplo la legitima­ '
.
a sus contribuciones en la protec-
ción procesal del Defensor del Pueblo y de las asoc .
iaciones de usuarios y "
cwn de' las minorías nacionales y de los refugmdos
La rotección de las mmonas nacwnales fue un deber encamendado a 1 a L'1ga
consumidores. .
. , · ·

IÜ�··tr tados de paz y por otras declaraciones y acuerdos poste_riore.<?. CLJ.9? 8, que l� s

- !t fi��iP�on derechos pohticos, religiosos, educati:o� Y �ingüísticos de ampho con�e�1-
d.. . _L_as actividades de la Liga en materia humamtana
e) L¡¡s l}eclaraciones internacionales
_ mcluyeron la ayuda a los Icfu­ .
��
990. Al reconocimiento de la persona en docu
mentos nacionales como �� �d�m desaloj·ados de sus países durante . . '
la Primera Guerra Mundial. A tal fin, el Con-
sujeto de derechos que deben ser protegidos
por el Estado, que, como vimos, ·
se] O e d la Liga nombró un Alto Cormswnado para atender esta cuestwn.
. " .
responde a una larga evolución, le ha sucedido . . , InternaCio-
La Parte XIII del Tratad,o co_ntenía la c_qnstltqcwn de 1a Qrgamzac1on
la aparición de instrumentos
internacionales referidos a estos temas (Curso
.
. . , T. I, nros. 1 1 2/ 120). nal del Trabajo (OIT). Aunque formaba parte del mismo ! nstrumento desde su ini cio,
se.t"Uvo la intención de que la OIT fuera un orgamsmo autonomo, lo que le pemutlo, es­
tablecerse sobre una base institucional independiente y perdurar hasta el presente .
l. Antecedentes

991. Durante el siglo XIX tomó fuerza en Euro


tra la esclavitud y el tráfico de personas para
pa y América la lucha con­ 2 .}ca Organización de las �aciones Unidas
esiéfi!l. Fue, en buena medida el 992. Bajo la impresión de las atrocidades cometidas en la Segunda
d�tonante de la Guerra Civil norteamericana
. dw lugar a las primeras convenciones internacion
que se librÓ entre 1 86 1 y I86S·y- Guerra Mundial se impuso la tendencia de llevar al terreno internacional l a
ales de derechos humanos. efectiva protección del individuo, a través de l a recepción de sus dere�hos
Asimismo, la preocupación por las vÍctimas
de las guerras originó un dere­ fundamentales en el Derecho Internacional positivo. Es así que, ,a partude
cho internacional humanitario. Con renovado
impulso después de l a prime­ !945, la Organización de las Naciones Unidas fue el ámbito natural para la
ra gran guerra de este siglo , el derecho inter
naci()!laLemJlezó a receptar l a elaboración de los primeros textos normativos en esta matena.
preocupación por el trato injÚsto a personas
o grupos de personas.
El Tratado de Versailles, del 28 de
La Iglesia Católica destacó la importancia de la labor de las Naciones Unidas :n
junio de 1 9 1 9, afirmó que la paz universf!>{ el reconocimiento de los derechos humanos al definir a la Organización como una pte­
s(>lo puede fundarse en la justicia social, que el trabaj
tículo de comercio y enunció derechos sociales que
o no debe ser considerado un ar­ za.clave en su evolución (Juan Pablo 11, CA, nro. 21).
debían promoverse a escala inter­ La observancia de los derechos humanos y de las libertades esenciales se incluye
mtcional. -
J�a, �r:�ac:iQg_d_� ���iga de l�s Naciones se encuentra en varias disposiciones de la Carta de las f\(aciones Unidas. Los países miembros de la
unida histórica y jurídica­
.mente al Tratado de_ Vt:rsailles (191 9), pues éste conte Organización expresaron en el Preámbulo de la Carta s.u d.etcrminación "de reafirmar
nía, entre otras disposiciones im­ ta fe en los derechos fundamentales del hombre, en la d1gmdad y el valor de la persona
portantes, Jos instrumentos constitutivos tanto de
aquélla como de la Organización In­
.
ternacional del Trabajo (OIT). humana, en la igualdad de derecho de hombres y mujeres".
.
Uno de lq§__.2!:9_Q_Qsito�. �e ��ci? n�s_Q_�_id_as__.��:_:���l_i_�-�-��� ���1?�1:�.?.���-.:���J:?�- Io­

Se reconoce generalmente que la experienc nal en la solución de_problemas internacionales de C<l.fáP�t�S:.�Q<.?.JE:�C_2.t_�q-�!�l.!._�-�-l t_ti.�!3:1
i9.:.Y-e_!?:_el d��_(l!f�!!<:. y estífl)tllo dc.I r�_sE�t_? a los_����chos hu_�an�s Y a � as
ia de !aLiga de las Nacio­
nes., no obstante el fracaso de su tarea primaria 0 huma_�-i!_��
de mantener l a paz, consti­ _
tuyó.Jlnafase importante en el desarrollo de las instit nb�rtad�-s funda�entales de todos, sin hacer distinción por motivos de raza, sexo, IdiO­
uciones internacionales y ma 0 religión" (art. ¡'). La tarea quedó asignada a la Asamblea General y al Consejo
proporcionó el precedente inmediato para el
sistema de la Organización de Económico y Social, dos de los órganos principales de Naciones Unidas.
Naciones Unidas.
El Pacto de la Liga de las Naciones (Parte I del La irnP_D_rtan�ia de estas disposiciones ra<Jica eJ1 1a superación d� la
Tratado de Versailles), en su
Preámbulo, definió como objetivo fomentar la coope j}lea de que un Estado JJliede tratar a sus súbditos a su arbllno y Ia su�tllu­
ración entre las naciones para ga­
rantizarles la paz y la seguridad. Entre sus cometidos, ci¡)n por otro concepto según el cual la protección de los derechos humanos
además de instaurar el sistema de
40 CARLOS MARÍA BIDEGAIN - EUGENIO LUIS PALAZZO CURSO DE DERECHO CONSTITUCIONAL 41

Y las libertades constituye una cuestión internacional (A. Verdross, Dere­ tivamente sea ratifica
da por un número significativo de países como para su puesta en
cho Internacional Público, 42 ed., AguiJar, Madrid, 1 963, pág. 505). rnarcha . Nuestro país
depositó su ratificación a comienzos del año 2001.
En punto a determinar hasta dónde tienen facultades las Naciones Uni­
3. Documentos gener
das de tratar l�s denuncias referentes a violación de derechos humanos por ales en el ámbi to universal
miembros mdividuales, cabe traer a colación el art. 2.7 de la Carta que se­
993. La Carta no trajo una enunciación de derech
os. Ésta fue suplida
ñala: "Ninguna disposición de esta Carta autorizará a Naciones Unidas a in­
de Derechos Humanos, aprobada el 10 de di­
tervenir en los asuntos que son esencialmente de la jurisdicción interna de por ]a Declaración Universal
los Estados". Sin embargo, la Asamblea General, basándose también en ]a ciembre de 1948.
los derechos fundamentales tie­
Carta, ha considerado en varias ocasiones denuncias sobre violación de Jos El Preámbulo enuncia las ideas básicas de que
- - �� "VUíüf--CieXa p_eiSO�a-·hllrpalli;--q_uc_ poi�eifü e-o�
derechos humanos y efectuado recomendaciones a los gobiernos. En casos nen su tienen su raíz en la digni.dacfY
la familia humana derechos_ iguales e inalienables;
de violación abierta y extendida la acción de los foros internacionales ejer­ rre;,Ponden a todos los miembros de
en de derecho para que el hombre no se
ce una presión tal que difícilmente puede ser desoída. que ellos han de ser protegidos por un régim
rebelión contra la tiranía y la opresión . Hay
La tendencia de llevar al terreno de las organizaciones i_nternacionales Vea compelido al supremo recurso de la
ación no provee remedios en casos de in­
1� defensa d� los derechos humanOs cóiiienzo; segun-heñi"�s visto, en el pe­ una enunciación de derechos, pero la Declar
miembros de la organización, y en la
nodo ele la Lrga de las NaciOnes y continuó con la creación de las Naciones fracción. Es indiscutible su fuerza moral para los
o interno con rango constitucional
República Argentina ha sido incorporada al derech
Unidas, en 1 945. ·· · ····· ··· · ·· · 75, inc. 22; Curso ... , T. I, nro. 105).
. .

como fuente de derechos complementarios (art.


. ·
--··· .

Mod �rnamente, _:I r�cono ��J?ie��? de derechos humanos en el campo interna�1 o- aJlEO])ó eJ1J2§§_
En busca de una mayor fuerza jurídica, _La_AsarnJ:>l�a
Derechos Económicos, Sociales y
,
nal ha seguido, en general el siguiente camino:
dQS pactos: el Pacto Internacional de
·

. El primer paso s.�el� consistir en una resoluciói? de un organismo internacional o s y Políticos. A este
r� g�onal, a vec�s especializado en la materia de que se trate : Pr �_s�.4ido de informes téc­ Culturales y el Pacto Internacional de Derechos Civile
· ece un Comité de De­
n� co�: Jndica la preocupación de la comunidad· iitternacionáTÓ �egional y su enfoque 4Í.timo se agrega un Protocolo facultativo que establ
.

de violaciones a los
sobre el tema. rechos Humanos encargado de considerar denuncias
Lueg � d? �llo suele producirse una declaración, a veces una carta, en general e � d�rechos del Pacto.
, smos para ha­
caracter pnnc1p1sta y programático. Con todo, lq§__ g_oJ!.!l::EI1f?S___ son _más cuidadosos con , .. A diferencia de la Declaración, los Pactos prevén organi
estos textos, porque sienten que comienzan a comprometerse. --
- en el plano
cerlos efectivos (infra, nro. 1 389), pero el control sólo fun_ciona
-

permitan el ac­
El t�!cer paso es el de la· codificación, -con el Í1ombre de Pácto, Convenio, Con­
int�rnacional y aún falta perfeccionar los mecanismos que
ven �·ión u otro similar. A veces primero aparece un Tratado Marco que crea ciertos me­ otra parte, ha habido cier­
ceso de los particulares a dichos organismos. Por
camsmos para que, por medio de otros compromisos, se arribe a decisiones más con­ or que establece
cretas que lo vayan llenando. ta resistencia de algunos Estados a aceptar el control exteri
que depende
E�-"�_§ t� R!:Q.C:_�.§º-�-� !<:Jrrrtl}_��-�i�-�-�-()l__q¡;::!_�cho internacional de los derechos huma­ el Protocolo y ello ba retrasado el proceso de ratificación del
mento s han sido elevados al
�o-� , Y en otros campos del - derecho internacional y del derecho de la integración, se uti­ su entrada en vigencia. También estos instru
lt�ª-.co_n frecuencia, para adoptar decisiones, la regla del. consenso, es decir, un enten­ rango constitucional por la reforma de 1994.
dimiento que se alcanza sin que ninguno de los participantes considere que necesita
4. Documentos particulares
oponerse al acuerdo para proteger su interés, pero sin que ello signifique su adhesión
plena.
Con muchas reticencias por parte de lús Estados Unidos, entre otros, se ha negociado 994. Además de la Declaración y de estos pactos gener
ales, existe un
buen número de declaraciones y convenios <le Naciones Urüda
en Roma, durante 1998, un tratadO multilateral que da origen a una Corte Internacional Pe­ s y de s¡Js Ór- · ·

ular (Cur­
nal de protección de estos derechos, no siendo previsible por ahora, portal razón, que efec- ganizaciones especializadas, sobre derechos humanos en partic
so. . . , T. I, nros. 1 13 y 1 14).
42 CARLOS MARÍA BIDEGAIN
- EUGENIO LUIS PALAZ
ZO CURSO DE DERECHO CONSTITUCIONAL 43
De ello s merecen destacars
. e los. que pos,een rango con
nuestro país. stitucional en En sus considerandos, el instrumento declara que todos los hombres son iguales
iu�t� Ia ley y tienen derecho a igual protección con_tra toda discrimina,ción _e incitació_n
a) Cp_nvenci�'n para la Pr a ella, y que '-��_ Naciones Unidas han condenado el colonialismo y todas las prácticas
evención y la Sanción de
d_ !!_ Genoczdlo l Delito de, �egregación y discriminación que lo acompañan, cualquiera que sea su forma y
. .
Jó�dequiera que existan
En distintos períodos de
1 a h'is·tona e1 genocidio Según la Convención, 1� expresión discriminación racial denota toda distinción,
pérdidas a la hUJ�anid ha infligido grandes exclusión, restricción o preferencia basada en motivos de.razar colm;-linaje--u origen_
ad . Sól o en lo que va del
·

�Q.cional o étnico, que tenga por objeto o por res_ultado anular_ o_m�nosc;l]ªr _d rec_QD_Q:_
gimen del "Khmer Rouge , c Sig lo, bas ta mencionar al ré-
en amboya 0 al exterm
por parte de los turcos rm o del pueblo armenio
-

cf� !ellto, goce o ejercicio,_ en condiciones _ de igll�Iq�c!. de_ los derechqs _humal)QS yJi-
· · .

entre much os otros. Pe


nazi, durante la Segu r� l a crueldad del régimen
d
n a Guerra Mundral, gen "--'""�"'-ñéria&�s fundamcnta"leS eñ- las esferas política, económica, social, cu,lt!,!_ral o e� cualqujer
ero tal reacción en la com c·��Qtr� -��fera de la vida pública (art. 1 !:!) . En su art. 52 los Estados Parte se comprometen
nidad intern acional qu
Nafiones Unidas, el
e impulsó la d p , n en
9 de abril de 1 4
� � �:
l a III As��blea General de

a prohibir y eliminar la discriminación racial en todas sus formas, y a garantizar el de­
decreto-ley 6286/56 de , esta Convencwn (aprobada recho de toda persona a la igualdad ante la ley sin distinción alguna.
la Repu' bl'Ica Argentma). por
En su art 1 ' 1as partes con
. .
1 genocidiO, sea en tiem
--
tratantes confirman que e e) Convención Internacional sobre la Eliminación
d_� _paz
--- -

.
-

--- o de guerra' es un delito de dere pos


·

rne�en - a prevenir y sancionar


. macw
· cho mte
. . nal y por lo tanto que se com -- de todas las Farmas de Discriminación contra la Mujer
. Califican al genoc dw com pro - _·
teQción_de destruir t-otal t o el acto perpetrado con in-
: Surgió de la Asamblea General de Naciones Unidas en 1979, en aten­
' o parcr'almente a un grupo
taL9omo: matanza de sus n�cwnaI ' etmco, racial o religio ción a la labor de los movimientos feministas de l a década del 70 que pro­
so,
· � · . - ·

miembros I . " _
ave a la tegndad física o
__tj�_ü:: n t_q fL _ qp ndjc;�Qnes_de �xistenc i a ���:;: I�
_ a
mental, sÜme­ movieron en los países occidentales la necesidad de uua declaración explícita
ID!�ntos en el seno del grupo y traslado p�r
ed t � �s destm �
;; �
laf ;z d mnos (art. 2-). Su
as a impedir oaci­ como medio para lograr una mayor igualdad de derechos y oportunidades entre
gobernantes, funcionarios � s autores, sean varones y muj eres (gender gap). Nuestro país la adoptó por ley 23.179.
o particulares podran... ser JUzgados por un t . bun
tente del Estado donde se
comet'lO, e1 acto, o ante la e n al compe-
orte pena1 mternacwnal que A los efectos de dicha Convención, la expresión discriminación contra la mujer
a 1 a parte contratante que
te competente respecto resul-
.
·

(arts. 4 !:! y 6!:!). hubiere reconocido su jur denota toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que tenga por objeto
isdicción
o Por resultado menoscabar o anular el reconoCimiento, goc-e-o-ejercicio -por la mujer,
-
En atención a estos pri
ncipw s, 1 a �entencm. i'ndependientemente de su esiado CIVil, -sobre la base de la igualdad del hombre y la
de la Corte Suprema de mujer, de los derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas política,
·

Justicia de l a Nación
.

in re "Pnebke, Ench si
1 99 5 ' califico' 1 a eJe
. ., sol ici tud de extradición" de económica, social, cultural y civil (art. 1 ') .
cucion de setenta y cmco CIVIles
Guerra Mundial como durante la Segunda En su art. 22, los Estados Parte condenan la discriminación contra la mujer en to­
'

' d' ,
·

delito d .
·
·

I y con s �der �
del ius cagens del Derec
y procedía la extradición
ho Inte :::��� t�
a a prescnpcwn no hab
que por aplicación
ía operado
das sus formas y convienen en seguir políticas encaminadas a eliminar dicha discrimi­
nación. A tal tln, se comprometen a tomar medidas apropiadas para modificar los pa­
requerida po r el gobierno trones socioculturales de conducta del hombre; eliminar la discriminación contra la
(Fallos, 3 1 8:2 1 48). de la Repúbli ca de Italia
mujer en la vida política y pública del pafs y, en particular, garantizar el derecho al voto
y a la participación, así como su desarrollo en la esfera de la educación, del empleo, y
de la atención médica, entre otros aspectos (conf. arts. 10, 1 1 y J 2).
b) .Convención Internaci
onal sobre la Elz'mmacw
El art. 1 5 es enfático respecto al deber de los Estados Parte de reconocer la igual­
de todas las Formas de n . "

D rsc
' nmmacwn Racial
dad de la mujer con el hombre, ante la ley.
· ·

� �� d �
"

Fue suscrita en el año


·--- ---·

La Con_yención__prevé, además, l� creación de un Comité encargado de.�upervisar


1 967 com .
lQs. grupos étnicos mi ec e cw de las conquista
s de
República Argentina la
noritarios e los E
Y e ün del colomahsm
� los progresos realizados en su aplicac:ión (arts. 1 7 y sigs.).
. o. La
_

aprobó al ano sig


· ·

mente mediante la ley 1 7.7


.

22.
44 CARLOS MARÍA BID
EGAIN - EUGENIO
45
LUIS PALAZZO
la y; tura y otros
d) Convención contra CURSÓ DE DERECHO CONSTITUCIONAL

Inhumanos o Degr
adan ;� Tratos o Penas Cruel
es, La Con venciq_n inst<:Ila la obliga�ci9I1. mQr;:¡J de conservar la vida -protegiendo a
:'!iJ.íllli!<!'' "·,··',_·,·m_ una dé las franjªs más_ vull)er�Ples�d_�_l(l_SQf�_gad- y genera una lógica
Fue adop tada por la
Asambl ea General
1 984 y aprobada de las Nacio nes Unid ·c:o:rrespondencia del derecho a ella y del deber de los demás de respetarla.
por nuestro país me as en
dIante la ley 23.338 . En este orden de ideas, la Iglesia Católica ha señalado qucc "Defendcr y promo­
'r�_,?pe_t!:)I y am� la vicia es una tarea que_Dio_? confía a cad� _l:l_9_1!1bre . . . ", y que �-'la vi?a
El af1:_. 1 º defi ne el términ
nat�e nte a una persona o
tortu ra com - o todo a�J() _p()r__el cual :
- ---:-:�·_:�"
· __
dolores o sufr . .cntos se inflij a in tencio-
hqtxmn�J�_s_ s(lgrada e_ioviolable en_cad<lJ11 QIJl9D-to__d_� su existencia, también �I:t_�l_ini�jq_@�.
el ftl} de obten er de
,, ,,IJJx<;!'\Lo, a nacimiento",. y ha reafirmado como decisiva la responsabilidad de la fami­
ella o de un terccron�ll graves, ya sean físicos o
mentale·s---, co
·

--- n
, para el futuro de la humanidad (Juan Pablo Il, 1995, EV, nros. 42, 6 1 y 92).
Ul)___acto _que haya come mfo rmacton o una confe ·
sión, de castigarla po
· , ...

tido, etcétera .
. ' . Cada Estado Parte se compromete a to --- r
JU dletales o de otra
índol e ef'Icaces para Im. mar med'd1 as legisl ativas adm,·nts . as Al tiempo que planteó la contradicción entre los postulados de estas
· 1 os actos de tortura en
pedIr · trattv
que esté bajo su juris . declara ciones y los ataques a la vida humana, l a Iglesia también destacó que

dicción y a v 1 or f todo el territo . o


: �ue todos los actos de tortu ra, o ten
�; ,:'.,.las varias declaraciones universales de los derechos del hombre yJl!§
constituyan delitos c
��
'

onforme� a su e Js aci on pe al (arts. 2' y tati


También prevé la con ·IOn � 4'). múl1iples iniciativas que se ins piran en ellas, afirman a nivel mtmdial una
el eump1 llTIJent
· stituc , de un Comtte de .
segwmtento para hacer
'

o de la Convención (arts . sensibilidad moral más atenta a reconocer el valor y dignidad de todo ser
· ·
·

1 7 y s1gs.).
. efectivo
ln; m;Í�o_¡m cuanto tal, sin distinción de ra�a, nacionalidad, religión, opinión
re ¡os Derechos
e) Convención sob
del lVl/1 política o clase social" (EV, nro. 1 8.2).
.,. 0
- · -

Fu\' adop tada por l


_ -

a Asambl Gen?ral .
-

York en 1 989 y apr de Naciones Unidas


Si bien ya existían
obada p�r nue o ��pais �ed�ante la ley
en Nue va 5. Jgp rotección regional de los derechos humanos

el r�S]leto a la vida
otras declara
humana y la nece��l a
��
s mternacwnales que
23.849.
reconocían 995. Con pocas excepciones, la comunidad organizada de Estados ha
Sld�ración especial de proporcionar al -- - con alcanzado universalidad. Paralelamente a este proceso, se generó una rápi­
esta Con venc1on _ niño un� -
n ace �omo conse
qente concientizaci cuencia de la- ere- da expansión del regionalismo a través de un crecimiento importante de or­
· ' -

ón de que en todos
VIVen en con kione o del mundo hay niños ganizaciones y acuerdos regionales, que encuentran su lugar dentro del sis­

s excepcionalment
i � ; ���=: que
Su propos¡ to es afian tema universal (Max Sorensen, Manual de Derecho Internacional Público.
.
. � en el seno de
-

zar el desarrollo del


como medio natural runo F.C.E., México, 1973, págs. 102/107).
para su crecimiento la fmnilia

los erechos del niño y bienestar. Reconoce El desarrollt) d.,jregiomtlistrro ¡¡dqui�iól!niJ11pulso_sigllificativo a par­
y com mmete a l expre samente
mtrin_seco a_ a vida, a la p"'
dos
I
·· �Spe��ales e, inclu
·
· · ·· .. · . . .
f:
r teccl' o'n._ deolsruno Parte & gar.antizarel derecho
��tados
a su 1d"'_ntl' dad a re
tir de los postula_düs de la (:arta de las !vacioi1Jcs U_nidas, que en su art. 56
contempla la posibilidad de que un número menor de sus mi�mbros tomen
so� aJdelJid() amp �ibir cuida-
·

, una _ �
_
_

Crtn ciOn y castig o, tras] aro'� legal con tra toda form medidas para l a realización de sus propósitos, uno de los cuales es el respe­
ados o retencw . a de di s-
nes ilícitos en el extr 'to a los derechos humanos.
Su ar�_:___ I- establece anjero.
que se entie 1 . -o
'

de edad, salva que en nde


- por nm todo ser humano _menor__de Algunos Estados europeos han tenido éxito en formular reglas obligatorias de
virtud- de 1 a ey- que- le sea 18 an-os
yoría de edad . - aplicable, haya alcanzado derecho internacional en esta materia, sobre la base de un acuerdo regional.
En ..1.9-.:1:9 se firmó en_ Londres el Estatuto del Consejo de Europa,_ que tiene su
antes 1a ma-
A1 respecto cabe
�-
- ' -
advertir que al ratif car la
,

eiectuó una reserva en .: Convención, �1 República sede en Estrasburgo. Una de las condiciones para el ingreso al Consejo es el rcconod­
el sentido d� ue nmo
_.

es todo ser humano -desde Arge ntin a


su g_qncepció n hast � el momento d miento de que toda persona bajo su jurisdicción debe gozar de los derechos y Hbertades
a los 1 8 años . A �
�ei dcrech? a la vida es toda pers on d a el ord�namicn to j urídic o intern o el titula
� �� � fundamentales, asi comO el compromiso de colaborar activamente en la obtención de
Instante SUJeto activo de s e el comtenzo de la esa finalidad. s·us decisiones tienen carácter consultivo.
esta Convención. gestación y es desde ese
Los Estados miembros del Consejo d� _ Eur?l?a a� optaron e� Roma el Convenio
Europe_o para la Sa lvaguardia de los Derechos Humanos y las LibertadeS Fundamen­
tales, f�m��o_ en 1950, al quc se han SUl!l'J.dO varios protocolos adicionales.
46 CARLOS MARÍA BIDEGAIN
- EUGENIO LUIS PALAZZ
O CURSO DE DERECHO CONSTITUCIONAL 47
El Convenio de Roma se refi
ere a Jos derechos civiles y ".
los derechos económico-sociale pohtlcos, en tanto que
s fueiOn
. conte plados en la Carta ció n de la Liga de Estados Árabes, en 1945, el Consejo de Europa, en 1949, y la Orga­
d� en Turfn en 196 1 . Ad1·¡·erenct. � Social Europea, firma- .
a del lentotrárrutede rattfiI mn nización de la Unidad Africana, en 1963
.
umversale s, estos acuerdos eur a de los convem.os y p3ctos .
.

o cos han Sid . ��


. . ,

Esta Convención cstabieci � puestos rapidamente en vigencia . A fin de dar efectividad a esas declaraciones, los países de la región
rar e1 cumplimiento de sus
� dos rnecamsmos de aplica
I n efIcaces para asegu-
c'ó aprobaron en la Asamblea de la OEA del año 1969 la Convención America­
disposiciones .· 1a Con . . .,
na sobre Derechos Humanos, llamada Pacto de San José de Costq Rica,
y el TribunalEuropeo de De usw n Eur ope (t de Derechos Humanos
rechos Humanos (art 19)
am b os con
EJ Tratado de Arnsterdam sede en Estrasburgo. que se encuentra en vigor desde 1 976 al obtenerse el número necesario de
2�:��� � :
.'
�. n vtgencia l �- � de mayo de 1999�
•.

b � eci6 nuev_as diSposicione � esta­ ratificaciones .


�, la
,

s rc1 0 l os derechos- hum


ello --
- - - - - --- --
bas e par a la actuación de la ahora Umo ano s, refo rzan do con
-- amb'lto, como asimismo
. � n Europe _ �<?.:?_��� �li: _Preámbulo se reafirma el propósito de consolidar en el continente ame­
·: - - -a
-- -en- ese

en a polític - erior y la
a ext .
seg d:id co n
�e la Unión Europea, uno de uri conformidad con el art. 28 del rí@T]9 laS instituciones democráticas, _ un régimen de libertad personal y de justicia so­
:� � Tratado
_,.,

sus ob'jeti � s � efo rzar la proteccIÓn _ de c_i_ª-l ft.;mdad9_ en el_ r�speto d_e_los dc�echos esenciales del hombre.
-
mt<::rese's de los naciofiJ.lC - . � los der echos e
. S d e sus E"-stados miembro _ --- -- La Convención establece el deber de los Estados Parte de adoptar las disposicio­
Umo

n "como un espacio de libe . . s"


. y mante ner y des arr olla r la
rtad' gundad y JUs .
que conculque los derech tlcm". Cualquier Estado miemb . nes de derecho interno necesarias para hacer efectivos el goce de los derechos y liber­
os humanos ��en formagrave ro
a la suspensión de parte y peISIS - . tente, puede enf-rentars, e tades (art. 28), reconoce el derecho de toda persona a la personalidad jurídica, a la vida
.
mtembros están sujetos
de sus
, dcreehos con arreglo
al Tratado. � �odos los Estados
. y a la integridad personal, a la libertad y seguridad personales (arts. 3', 4', 5' y 7'), pro-
no sólo a 1a Carta Soct.al Eu
·

-, híbe la esclavitud y la servidumbre (arL 6'). El art. 8' consagra las garantías judiciales,
r ea smo · tamb"'
de loS Derechos Humanos
cwn de la Corte Europea ron ten a la jurisdic- .
e
'

en Estrasburgo, como . del ons ej o d e Europa, con sede .- tales como el debido proceso, el derecho de defensa, la presunción de inocencia, el de­
a la supervisión de l Comite � .

Cmta Social y a la del Co � de Expertos Independientes recho a no declarar contra sf mismo y la asistencia del inculpado por un defensor del
m·t
t e Europeo para la Prevenció . de la :
. n de la Tortura. Estado, y el art. 25 contempla la protección judicial a interponer recursos. El art. 98 re­
-- titu
La�--s ins -
cwnes que velan por el res
rn.�_nt9 E_u· rop_�o y su Defen peto de 1o dcreeh s humano cepta el principio de legalidad y el 10 el derecho a indemnización en caso de condena
---

sor del Pueblo el ConseJo � ? s son el -�aria­


Corte Europea de Derecho� ' de Mtm_stros y, en especial, la por error judiciaL Asimismo se protege la honra y la dignidad, la libertad de conciencia
Huffian os, hab1· da cuenta
199 8 la Comisión Europea . que, a partir del 1 ' de octubre y de religión; de pensamiento y expresión, de asociación y el derecho de rectificación
y el Tnbunal se refundiera de
1a competencia de n en un so1o organo que asume o respuesta y de reunión (arts. 1 1 a 1 6). También reciben amparo la familia y el niño,

ambos (v. infra, nro. 139


1). la nacionalidad y la propiedad privada. El art. 23 reconoce los derechos políticos y el
arL 24 la igualdad ante la ley.
6. Documentos americ'éfn
os I_,a Par!e II ¡jel Pacto crea, como órganos de control, la Comisión Inte­
rmT1eficana de Derechos Humanos y la Corte Ínteramericana de Derechos
_ __

996. América también -


ha participado activamente de este movimiento
de internacionalización
de los derech os hnman 1 ,'l, Esta \)!tima, con competencia consultiva y contenciosa, es la in­
lJUJ11a_1Q
os.
témrete auténtica del Pacto y regula su integración y funcionamiento.
a) La Declaración y la
Convención sobre Derec Al adherir a la Conv. Am., en el año 1984, nuestro país aceptó la com­
petencia de Ja Comisión y de la Corte Interarnericana de Derechos Humanos
hos Humanos
Ya en 194 5, en la Confe
ción de Prinapios Socia
rencia de Cha n1tepec, se
les de América n 1 948

aprob un a Declara- � (Curso . , T. L nro. 1 10; infra, nros. 1393 y 1394). Junto con los principales
..

Carta Internacional Am ,
� e apr obo en Bo got á la pactos citados esta Convención ha sido dotada de rango constitucional en 1 994.
eric��a de Ga antza ; y la Declaración
hos y Deberes del Homb
Americana · de los Derec s Soe za/e s
Cabe recordar que en 1992, aun antes de la reforma constitucional, nuestro más
· ·
re. alto ttibunal consagró en "E� ekdjian c/S?_fo_vi�?h" la primacía del dcrech9_ internacio­
Antes de 194 5, la única org .
Panamericana, establecida
anización reg io nal de cier .
ta Importancia era la Unión nal sobre el derecho interno y la operatividad de los derechos protegidos en la Conv.
a fines del sig1o XIX, que A�n- P.ara así resolver, tuvo en cuenta que, en nuestro ordenamiento jurídico, el derecho
rra Mundial fue denominad . poco después de la Segunda Gu
a Orgamzacwn , de e-
. .
nencia ha sido aprovecha Estados Amen· canos (OEA). Esa de respuesta o rectificación ha sido establecido en el art. 14 del Pacto de San José de
da en el Med"10 Onen . � exp e-
te, en Europa y en Al- rica para la crea- Costa Rica que, al ser aprobado por ley 23.054 y ratificado por nuestro país el 5 de se-
CURSO DE DERECHO CONSTITUCIONAL 49
48 CARLOS MARÍA BlDEGAIN - EUGENIO LUIS PALAZZO
ón un procedimiento de
Así, ha quedado establecido en la Constituci
de los tratados de derechos humanos: �1 ]2fi­
tiembre de 1 984, es ley suprema de la Nación conforme a lo dispuesto por el art. 3 1 de
la Constitución Nacional (Fallos, 3 1 5[2]: 1503) (Curso . . . , T. I. nro. 102).
doble lectura por el Congreso
con jerarquía supeJior aJas ley¡;s, y el
mero para aprobarlos simplemente
�·- · con mayoría de dos tercios
b) El Protocolo de Buenos Aires �egundo para dotarlos de rango coustitucional las Cámaras.
Cabe también contabilizar con jerarquía constitucional a las previsio­ d� la totalidad de los miembros de cada una dela reforma constitucional, la
.�-

En esa inteligencia, con poste riorid ad a


nes sobre derechos económicos, sociales y culturales contenidas en el Pro­
ional a la Convención lnteramericana so­
tocolo de Buenos Aires. ley 24.820 otorgó status constituc
onas (que ya había sido oportunamente
Ocun:ió que al redactarse la Conv. Am. se consideró preferible no vol­ bre Desaparición Forzada de Pers
instrumento, de carácter regional, fue
ver a mclmr esa temática qtie había sido actualizacla recientemente. en la re­ aprobada por la ley 24.5 56). Este
de sesiones de la Asamblea General
forma a la Carta de la Organización de E.itados Americanos efec uada por ; adoptado en el XXIV período ordinario
il, en 1994 . Desde el momento en que el
el Protocolo de Buenos Aires en 1967 (aprobada en nuestro país por la ley de la OEA, reunida en Belén, Bras
l a una Convención que hasta

1 .281). Por ello, en el art. 26 del Pacto de San José de Costa Rica se remi­ Congreso ha conferido status constituciona
sumado al texto constitucional
tJO a esas disposicion �s, comprometiéndose los Estados Parte a adoptar entonces sólo tenía rango supralegal, se han
les en virtud de una habilitación
p:ov¡dencias, tanto a ruvel mterno, como mediante la cooperación interna­ reglas con valor de normas constituciona
22, párr. 3º) .
ciOnal, para lograr progresivamente su pleua efectividad. expresa de la Constitución (art. 75, inc.
­
n define la desaparición forzada de perso
Los preceptos introducidos por el Prot. Es. As. tienen la virtud de tratar algunas En apretada síntesis, dicha Convenció


ntes térmi nos: "Para los efect os de la
en los siguie
.
cuestwnes respecto de los cuales no abundan normas en los restantes documentos nas (art. II) como una figura penal
la libertad a
desaparición forzada la privación de
!
con �t tucionalizados por la reforma de 1994, e introducir otros aspectos novedosos, presente Conv enció n, se consi dera
que fuere su form a, come tida por agent es del Estado o
equtlibrando mejor temas vinculados a los derechos sociales (Eugenio Palazzo, Los una o más personas, cualquiera ia del
aquie scenc
�uev�s aspectos de la cuestión social en la doctrina de la Iglesia y en la reforma cons­ n con la autorizació n, el apoy o o la
por personas o grupos que actúe los
e el ejerci cio de
titucwnal de 1994. Rango constitucional del Protocolo de Buenos Aires, Prudentia Iu­
mación ... , con lo cual se impid
Estado, seguida de la falta de infor
procesales pertinente s" .
ris, nro. 38, págs. 9 y sigs.). recursos legales y de las garantías ario
como d e lesa humanidad, esto es, contr
En la Asamblea Generalcle la OEA de 1988, realizada en El Salvador, se adoptó L a Convención califica a este delito
al de
la extra dició n, y lo dc­
el frotocolo Adu:wnal a la Convención f.J1Jericana sobre Derechos Humanos en roa­ Í�� �
�_Q- _�_gel!_te�, no_!_q �onsidera político,
lo cual posib ilita

tena de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, denominado Protocolo de San élara imprescriptible.
,Sa_lv_a_(l_�r. �a entrado en vigor a partir de la ratificación de once países. El nuestro, has­ ya que inaugura la etapa
La ley 24.82 0 tiene importancia i nstitucional
ta la redacción de estas líneas, no lo ratillcó, si bien fue aprobado por la ley 24.658 de n sobre derechos humanos por
199 ? . Se da �sí la curiosa situación de que tenemos, con rango constitucional, una nor­
de la coristitucionalización de una convenció
y Legislativo. Constituye
la voluntad concurrente de los Poderes Ejecutivo
ma mte rnacwnal ---el Protocolo de Buenos Aires- que en realidad se encuentra de­
ncias constituyentes por parte
.
sactuahzada, ?ucs ha sido superada en el mismo ámbito -el americano- por una el primer caso de ejercicio formal de compete
semirrígido que ha adquirido
de ellos, y evidencia el carácter disperso y
so. .. , T. I, nro. 105; Néstor
nueva preceptiva.
nuestra Constitución luego de su reforma (Cur
e) La Convención Interamericano sobre Desaparición Forzada
ención Interamericana sobre
S agüés, Jerarquía constitucional de la Conv
, 173- 888) .
de Personas Desaparición Forzada de Personas, E. D.

El art. 75, inc. 22 en su último párrafo previó la posibilidad de dotar de


.
Je�arquía constitucional a otros tratados internacionales de derechos huma­
nos que los expresamente mei!ciQnados en _dicha norma, requiriendo para
ello mayorías calificadas del Congreso (Curso . . . , T. I, nro. 106).
50 CARLOS MARÍA BIDEGAIN - EUGENIO LUIS PALAZZO
CURSO DE DERECHO CONSTITUCIONAL 51
7. Características de la recepción, en el rango constitucional,
internacionales como mediante medidas de presión dispuestas por organis­
de tratados sobre derechos humanos
mos de ese carácter.
997. Los tratados y convenciones del art. 75,
. nal han sido inc. 22 de la Constitución No puede desconocerse, empero, que así como en su momento posi­
Nacw receptados en el rango de las normas constituc
ionales en ciones ideológicas retacearon el reconocimiento internacional de ciertas li­
las condiciOnes de su vigencia, es decir,
según lo establezcan sus propias bertades patrimoniales, actualmente existen corrientes de pensamiento de
rvas y manifestaciones realizadas
dlsposJcJOnes, con el alcance de las rese
fuerte presencia en las últimas conferencias organizadas por Naciones Uni­
_ al mom
por nuestro pms ento de su ratificación (Curso . . , T. I, nro. 1 das que, basándose en concepciones contrarias al derecho natural, procuran
. 12).
La Corte Suprema de Justicia de la Nación en el producir declaraci ones de derechos permisivas del control demográfico, in­
caso "Giroldi" de 1995' ha In-
clusive a través del aborto, y atacan a la familia, como veremos con más de­
·
terpretado que 1a Jerarq
· � constitucional de la Conv. Am.
�Ia

ha sido establecida por vo-


luntad cx�rcs� del const tuyente en las condicion talle al ocuparnos de estos temas.
. � es de su vigencia, esto es, tal como la
��nvcncwn citada ef�ctlv�ent� rige en el ámbito internacion
al y considerando par­
ticularmente su efecttva aplicación jurisprudencia!
por los tribunales internacionales
�:
o pete� tes para su interpretación y aplicación.
De allf que aquella jurisprudencia
IV. LA DOCTRINA PONTIFICIA SOBRE LOS DERECHOS HUMANOS
e a servir de guía para la interpretación de los prece
ptos convencionales en lame d· d 998. Desde sus orígenes, el cristianismo afirmó que la persona es una
en que el Estado argentino reconoció la comp
c�nocer en todos los casos relativos a la interp
etencia de la Corte Intctarnericana p r �� reali¡;J¡¡cUndependiente de la sociedad, <ion su esfera de libertad y derechos
Crta los arts· 75 de ¡a eonstr· tuc1o
·, retación y aplicación de la eonv. A m. funclamentales y, en algunos casos, superiores a ella. En la base del pensa­
n, 62 y 64 de la Conv. Am. y 2' de la ley 23.054 (F:
llos, 3 1 8:5 14; Agustfn Gordillo, Dere mi$'nto patrístico medieval, en el que descollaron San Agustín y Santo To­
chos Humanos, 2ª ed., Fundación de Dcre
:
_

Adm1mstrat1vo ' Buenos A"ues, 1997 pag. II 5) . c 0 miÍs, se encuentra la afirmación de la persona con sus derechos. La apari­
ción del Estado moderno y el descubrimiento de América crearon, a partir
- · Este enten. a fue reiterado en el fallo
"Arce , de 1997.
• ,

del siglo XVI, muchos problemas, que incitaron a los pensadores cristianos
(Suarez, Victoria, De las Casas y otros) a elaborar una doctrina sobre la per­
El art. 75, i c. 22 de la Constit ción Naci
. � � onal dispone también que los
sona y sus derechos fundamentales. Más adelante, sin embargo, el Ilumi­
tratados mtermcwnales con Jerarqma constitucional no derogan artículo al­
ción y deben entenderse comple­ nismQ y]a Revolución Francesa, con sus manifestaciones laicistas y anti­
guno d la Pnmera Parte de la Constitu

mentanos de los derechos y garantías por
ella reconocidos (Curso . .. , T I cleJicales, agresivas e intolerantes contra la Iglesia, provocaron en los Papas
una actitud de precaución y, algunas veces, de condenación (Pío VI, carta
uro. 105) .
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�n la sentencia :·chocobar" de 1996 (Fallos, 3 1 9:3241), la Corte apostólica Past Tam Diuturnas, 1 8 14; Gregario XVI, encíclica Mirari Vos,
1 832; Pío IX, encíclica Noscitis et Nobiscum, 1 849 y Quanta Cura, 1 864,
cha cla�sula en el sentido de que los constituye interpretó di­
. d del cual ntes habían efectuado un juici o de com-
probacwn� n VIrtu habían cotejado los tratados y los artículos constitucio
.� na- con el Syllabus anexo).
Con León XIII se inició un cambio moderado en la actitud de la Iglesia
l cs y venftcado que no se pr0ducia ' derogacwn ·" · · ·
alguna, JUIC I O que no podrí an
desconocer o contradectr los poderes constituid
os.
.

(Curso. . . , T. I, nro. 1 4 l ). En sus encíclicas examinó los problemas surgidos


Lo expuesto hasta aquí confinna el prin de la formación del Estado y del descubrimiento de América. Sin dej ar de re­
afirmar la supremacía de la Iglesia, reconoció al Estado su propia entidad y,
cipio de irreversibilidad de los
derechos humanos, que significa que una
vez reconocidos no cabe un retro­
ceso en el mnparo y defensa de los mism en su campo, una independencia de la autoridad eclesiástica. Ello le permi­
tió integrar los aspectos buenos y verdaderos de las instituciones liberales y de
os.
Si considermnos la evolución de las institucio
los derechos del hombre en una visión católica del Estado y de la sociedad
nes internacionales, se ad­
vierte
. n movimJento lento pero progresiv
(encíclicas Libertas, 1 8 82; Immortale Dei, 1 885 y Sapientiae Christianae,
� o que impone una protección cada
vez mas eficaz, tanto a través del crecimie
1 890). En.@_primera inició la tarea de depurar y asimilar las ideas cristianas
nto de la competencia de tribunales

contenidits. .;n la� aspiragones fundamentales de las modernas democracias

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