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contienda/

Cuando la falta de armonía surge en mi vida, puedo culpar a


otros por la discordia y hasta discutir con ellos. Mas el culpar
a alguien no tiene un propósito positivo; sólo demora la paz.
No importa lo desagradable que alguien pueda parecer, siempre
puedo mantenerme en armonía. Al orar, busco lo que tenemos en
común y lo bendigo. Me alineo con la armonía de Dios —el mismo
principio divino que rige el orden del universo.
En situaciones difíciles, no socavo la buena obra de la oración
reaccionando negativamente. Permito que intensiones poderosas
y compasivas llenen mi mente y dirijan mis respuestas. Me
alineo con la armonía de Dios al bendecir fervorosamente a
todos.
Bendigan a quienes los persiguen. Bendíganlos y no los maldigan.—
Romanos 12:14

Lucía D´Córner
Proverbios30:32-33. “Si como un necio te has engreído, o si
algo maquinas, ponte a pensar que batiendo leche se obtiene
mantequilla, sonándose fuerte sangra la nariz, y provocando
la ira se acaba peleando”.

Si quieres ser más feliz, esfuérzate y controla tu temperamento


ante cualquier provocación, así evitas que tu lengua empiece a
disparar toda clase de palabras hirientes que van a provocar
que los demás te ataquen sin piedad y al final de esa batalla
verbal, termines con heridas en el alma.
No pronuncies palabras cargadas de violencia, no hagas nada
con ira, no tires las cosas, respira profundamente y di: “Señor:
ayúdame a ser libre de las emociones que dañan mi alma y
mi cuerpo. Padre bueno, se propicio a mí y recibe mi gratitud
por escuchar mi ruego y darme la sabiduría que necesito
para vencer en este instante”. Proverbios17:27-28. “El que
ahorra sus palabras tiene sabiduría; de espíritu prudente es
el hombre entendido. Aun el necio, cuando calla, es contado
por sabio; el que cierra sus labios es entendido”. Practica
tantas veces como necesites el arte de quedarte en silencio y
mucho más cuando percibas que estas enojado. No te enredes
en una discusión con gritos y falta de respeto.
Aprende a expresarte con Amor, en calma, en tono suave, sin
gritar y sin gesticular demasiado tu rostro y tus manos porque
eso es de muy mal gusto. Has de cuenta que es como presentar
un examen tantas veces sea necesario para que lo pruebes y
puedas pasar a un nivel superior donde el Espíritu de Dios
gobierne sobre tus emociones y sentimientos. En dicho nivel
de permanencia las demás personas no pueden robar tu Paz y
tu gozo pues tú no estás listo para polemizar como un necio.
Dios es Amor y a Él tienes que imitar en su carácter si deseas
que te use como instrumento de su Paz. Pocos contraen
matrimonio pensando en divorciarse, cada cual hace sus votos
libremente ante Dios prometiendo estar unidos en amor hasta
que la muerte les separe.

Amar en el noviazgo es fácil, pero en el matrimonio hay que


cuidar la unidad, la armonía y el respeto para conservar la
alegría de estar juntos toda la vida. Después de casados se
descubren facetas ocultas del conyugue que quizá nos
molesten y necesitamos sabiduría a Dios para no entrar en
críticas y juicios inoportunos. No discutas por simplezas:
porque no se apago la luz de la habitación, no se cerró la
puerta del baño, se perdió la pasta dental. Mejor es hablar y
corregir a tiempo las diferencias. La Tolerancia es importante,
no hagas guerra con palabras ofensivas.

Acepta lo que “no” le parece, busca la forma de mejorar cada


día para que tu mañana sea mejor.

Proverbios 10: 19 “En las muchas palabras no falta pecado;


Mas el que refrena sus labios es prudente”.
Hay momentos en que tendrás que cerrar fuerte tus labios
para bloquear tu enojo en medio de una encendida discusión.”
Callar” es provechoso, recuerda somos esclavos de lo que
decimos y “Amos” de lo que callamos. Pisa muy fuerte el freno
de la prudencia sobre tu lengua, no caigas en la trampa de
hacerte esclavo de tus palabras, no hay razón alguna para
invertir tu vida en conflictos innecesarios.

Quizá algunas discusiones serán inevitables pero la contienda


no debe ser parte de tu estilo de vida. Un sabio consejo: Toma
la decisión de callar y ser más feliz aunque tengas la razón. A
veces se gana perdiendo, el Señor nos enseño que el que se
humilla es exaltado y el que se exalta es humillado. Renunciar
al orgullo es de valientes, pasa ese trago amargo con altura.

No dejes que el “Ego” te manipule. El de carácter humilde es


inteligente, pues evita las ofensas y protege tu tranquilidad y
la de tus seres queridos. Efesios 4:26: “Airaos, pero no
pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo”, es decir:
“enójense pero no cometan locuras, y no den lugar al rencor
al permitir que ese enojo tome ventaja sobre vuestra forma
de hablar y de actuar”. Si la paciencia no es compatible con tu
carácter, entonces vas a tener que esforzarte más hasta
desarrollar esta virtud. Lee y medita en el Salmo 40. Vigila que
tu enojo no sea por mucho tiempo, no te vayas a dormir
enojado con alguien. “Reconcíliate”. Si llegas a morir enojado
irías rumbo al infierno. Es de sabios perdonarse mutuamente.
Aunque el enojo es una reacción humana como cualquier otra,
necesita límites porque es un arma mortal del diablo que
destruye el amor y las metas. El enojo contamina el alma con
desamor, queja, insatisfacción y descontento. La virtud clave
para tener paciencia es vivir en: AMOR. Lee 1 Corintios 13 y
entérate que el verdadero amor es sufrido.
Significa que son muchas las ocasiones en que vas a tener que
tolerar y soportar acciones desagradables de otras personas
por amor a Cristo, quien se elevo por encima de toda mala
reacción humana y clamo al Padre mientras agonizaba: Padre
perdónales porque no saben lo que hacen. Todos tenemos
virtudes y defectos, nos casamos con todo el paquete
completo.

El amor cubre la multitud de pecados con silencio, con


disculpa y con perdón. No es hacerse el de la vista gorda para
alcahuetear, sino que vamos a Dios en oración, y con amor y
sabiduría corregimos el error. No olvides que al casarse
pactaste ante Dios amarse y respetarse toda la vida.

No rompas tu pacto a la ligera, mira como Dios tiene paciencia


contigo y piensa:“El que ahorra peleas evita
tormentos”“Resistid al diablo y a la ira huira de vosotros”.
Las peleas dividen las personas y una familia dividida contra
sí misma no prospera, se estanca y pierde muchas
bendiciones. Ámense con nuevas misericordias cada día.
Bendice al que te maldiga, Dios honra a quienes le honran y
“ningún arma contra ti prosperará y tu boca será llena de risa
y tu lengua de alabanza porque grandes y maravillosas son las
obras que Dios hace en favor de los que le buscan y en Él
perseveran”. Todo lo puedes en Cristo que te fortalece.

Mi deseo es que Dios les bendiga mucho,

Publicado por Lucía D’ Corner en 23:55

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