La Gramática no es, como se ha dicho muchas veces, “el arte de
hablar y escribir correctamente un idioma”. El idioma es un hecho natural, un instrumento de expresión que los hombres no necesitan aprender en ningún libro. Desde el momento en que un hombre habla y escribe de suerte que exprese sus pensamientos en forma comprensible a los demás, queda cumplido el fin del lenguaje. La Gramática no es ni debe ser sino la teoría del lenguaje, la teoría de cada lengua, construida sobre la observación y la experimentación de los usos normales del idioma, así del hablado como del escrito. Ahora bien, no hay una verdadera unidad de un idioma. Como en la naturaleza toda, domina en las lenguas la más abigarrada variedad. Hay variación en relación con las clases sociales, con la cultura, hasta con los grupos profesionales; hay diversidad según las regiones, las ciudades, los pueblos, las épocas; y estas variedades se refieren principalmente al léxico, influido en cada caso por multitud de circunstancias étnicas, dialectales, sociales; pero también a la estructura morfológica de las palabras y a su trabazón orgánica. Si se trata de hacer una Gramática, ¿qué lengua de todas estas se elegirá como base? ¿Con qué derecho se excluirán las demás, todas legítimas? Hasta el haiga (haya) y el semos (somos) del aldeano, que a muchas gentes aterran, tienen una explicación natural dentro de la historia del lenguaje. Lengua literaria: representativa por excelencia de todo el idioma.
Manual de Gramática para maestros y profesores
Ángela Di Tullio
La Gramática es una disciplina que formó parte del currículum
escolar desde la Antigüedad; sin embargo, ha sido entendida de maneras muy diferentes. La gramática tradicional- concebida como una gramática pedagógica, contenía un componente descriptivo y otro normativo. Se definía como un “arte”, es decir, como un conjunto de reglas destinadas a adquirir una habilidad, la de hablar y especialmente escribir correctamente, es decir, sin errores. Las reglas consistían precisamente en contraponer los errores a las formas correctas. Por eso, era una gramática prescriptiva. En el siglo XX nace la lingüística, que es el estudio científico del lenguaje humano. Se inicia así una nueva manera de estudiar los fenómenos lingüísticos en los que se privilegian la lengua hablada sobre la escrita y la descripción sobre la prescripción. El objetivo de la gramática pasa a ser la descripción rigurosa de una lengua a través de un refinado mecanismo de análisis. Así, el estructuralismo concibió la lengua como un sistema en el que cada elemento se definía por sus relaciones sintagmáticas y paradigmáticas con los otros elementos. Esta gramática estructuralista resulta, sin embargo, poco adecuada para explicar la creatividad del lenguaje humano- es decir, la capacidad que todo ser humano tiene de producir oraciones que nunca había escuchado antes y de comprender otras igualmente novedosas-, así como la adquisición de la lengua, rápida y uniforme a pesar de las diferencias individuales y sociales de los hablantes. Este fue el planteo de Noam Chomsky que dio origen a la gramática generativa que produjo importantes cambios en la manera de entender y estudiar la gramática, considerada como el componente central y creativo del lenguaje. El objeto del gramático será estudiar el conocimiento –intuitivo, inconsciente, innato- que todo hablante posee de su lengua. En este giro cognitivo, la gramática contribuye a hacer reflexivo ese conocimiento, adquirido espontáneamente.
La gramática, componente central de la lengua:
Las palabras, los sintagmas y las oraciones, están bien formadas
cuando se construyen de acuerdo con las reglas gramaticales del español. Estas reglas indican qué clases de unidades pueden combinarse, en qué orden deben disponerse y qué relaciones se establecen entre tales elementos. La gramática: morfología y sintaxis; descripción y norma:
La gramática es una disciplina combinatoria, que estudia los
elementos significativos, las combinaciones que estos forman y los significados que se les asocian. Tradicionalmente se divide en dos partes:
1. La morfología: Se ocupa de los elementos significativos
mínimos y de cómo estos se combinan para formar palabras, así como del significado resultante de estas combinaciones. 2. La sintaxis: Su punto de partida son las palabras: las ordena en clases, distingue los sintagmas en los que cada una de estas se expanden y la combinación de los sintagmas en la oración, así como sus respectivos significados.
La morfología y la sintaxis, comparten la palabra como unidad
de análisis: para la morfología es la unidad máxima; para la sintaxis, la mínima.
La gramática descriptiva es la que se ocupa de descubrir y
describir las reglas que operan en esa combinatoria morfológica y sintáctica. Informa acerca de cómo se forman efectivamente las palabras complejas y compuestas en español, los sintagmas y las oraciones. En cambio, la gramática normativa se ocupa de recomendar ciertos usos en desmedro de otros. Manual de gramática del español Ángela Di Tullio
La Gramática Introducción
¿Qué es una gramática?
La gramática es, en principio, la descripción de una lengua. Es
una construcción teórica diseñada para describir y explicar el funcionamiento del sistema lingüístico. Como tal, debe definir con precisión sus unidades de análisis, los criterios y la metodología que va a emplear dentro de un marco conceptual coherente y, explícito. Este marco incluye un modelo sobre qué es el lenguaje humano, cómo se adquiere y de qué modo es usado por los hablantes de una cierta comunidad. Comprende dos partes: la morfología y la sintaxis. La morfología se ocupa de la estructura interna de las palabras. Su unidad de análisis es el morfema, la unidad significativa mínima. Una palabra como “libro” no es segmentable en partes, es una palabra simple. En cambio, libro-s, libr-ero, libr-ito contienen cada una dos formantes. La morfología detiene su análisis al llegar a la palabra. La sintaxis, a su vez, estudia la combinatoria de las palabras en el marco de la oración, su unidad máxima. Entre el morfema y la oración, unidades mínima y máxima, respectivamente, del análisis gramatical, se ubican la palabra, unidad compartida por ambas partes. En un sentido amplio, la gramática incluye, además del componente morfosintáctico, otros componentes: el fonológico, que concierne al sistema de sonidos de una lengua y que determina la pronunciación de una determinada secuencia, y el semántico, que incluye el significado de las palabras y el de las construcciones de las que aquéllas forman parte.
Manual de la nueva gramática de la lengua española
RAE
Definición de gramática. Partes en que se divide.
En su sentido más estricto, la gramática estudia la estructura de
las palabras, las formas en las que estas se enlazan y los significados a los que tales combinaciones dan lugar. En este sentido, la gramática comprende la morfología, que se ocupa de la estructura de las palabras, su constitución interna y sus variaciones, y la sintaxis, a la que corresponde el análisis de la manera en la que se combinan y se disponen linealmente, así como el de los grupos que forman.
Tipos de gramática
Se llama gramática sincrónica la que estudia los fenómenos
lingüísticos tal como se presentan en un momento determinado; la gramática histórica o diacrónica se interesa por el modo en que evolucionan a lo largo de cierto período o de la historia de la lengua en su conjunto. Por otra parte, desde el punto de vista de los objetivos y fundamentos del análisis gramatical, se distinguen la gramática descriptiva y la gramática normativa. La primera presenta las propiedades de las unidades gramaticales en cada uno de los niveles de análisis: fonética, fonología, morfología y sintaxis; la segunda establece los usos que se consideran ejemplares en la lengua culta de una comunidad, a menudo con el respaldo de alguna institución a la que se reconoce autoridad para fijarlos. La presente gramática del español es sincrónica, aunque contiene numerosas referencias a la historia de la lengua, y está concebida como obra a la vez descriptiva y normativa. Presenta las variantes gramaticales que se consideran propias de la lengua estándar en el mundo hispanohablante, atendiendo preferentemente a los registros formales, pero reflejando también fenómenos característicos de la lengua coloquial. Procura ser sensible a la variación geográfica, a los niveles de lengua (o sociolectos) de los hablantes-es decir, a las variantes propias de ciertas capas sociales o de determinados grupos profesionales-, así como a los registros o estilos lingüísticos que un mismo hablante puede manejar, esto es, a las variedades formal, coloquial, u otras que están determinadas por situaciones comunicativas específicas. Desde el punto de vista doctrinal o teórico, pretende combinar las mejores aportaciones de la tradición gramatical hispánica con algunos logros de la gramática contemporánea.