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Por otro lado, es interesante la alusión que hace el autor a la comunicación como
una maravilla y enigma, pues concibe que al estar juntos, condición fundamental
para que pueda darse la comunicación se estaría invadiendo la intimidad
inexplorable de cada ser humano, es decir al comunicarnos muchas cosas se
estarán diciendo, pero muchas otras se quedarán ocultas, sin embargo, si hay una
transferencia de sentido, pese a que la experiencia es intransferible, todo lo anterior
permite un enriquecimiento mutuo que viene a realizar aportes a las experiencias
de vida de unos y otros, ofreciendo nuevos significados a la existencia, pues allí
hay elementos en común como la forma de captar el mundo en una determinado
contexto que aunque nos afecta a todos, lo comprendemos y decimos de manera
distinta.
El discurso, cobra verdadera importancia en la relación acaecida entre el hablante
y el oyente, allí ambos cumplen con roles distintos pero que se interrelacionan para
que pueda darse la comprensión: el primero tiene una intencionalidad, para ello
recurre a un estilo, a unos recursos semánticos, y el segundo debe descubrir cuál
es la respuesta que debe dar al autor, esta interacción de intencionalidades son
formas de estar en el mundo, de comprenderlo y comprenderse así mismo, de tal
manera que el lenguaje posibilita la comprehensión de la vida, al ir cargando de
sentido las experiencias que conlleva la existencia, lo señala bellamente el autor es
esta frase ”entonces, la soledad de la vida es por un momento, de cualquier forma,
iluminado por la luz común del discurso” ( Ricoeur. 33)
El ensayo crítico de Roland Barthes se presenta como una crítica seria al fenómeno
de la literatura en este caso a asuntos específicos como: la escritura y el carácter
que adquiere según los procesos históricos que se viven en el momento en que se
produce una obra.
Lo primero que se destaca en el autor francés es la concepción de la literatura como
lenguaje, haciéndose necesario analizarlo como el resultado de una relación
inevitable entre el autor y un momento histórico, según el autor es posible descubrir
la historia a través del lenguaje, ella se presenta de frente al escritor y éste
consciente o inconscientemente la retrata con su lenguaje, estilo y recursos
literarios, pero también le imprime a la obra lo que siente y piensa de aquello que
sucede. Además, con menor o mayor fuerza logra trasmitirlo a sus lectores, y
aquellos, unos más que otros lograran comprender el sentido de la obra, es así
como el estilo, los rasgos característicos de la escritura de una época obedece a las
ideologías subyacentes en la conciencia de una sociedad, de la que hace parte el
autor, por tanto, el lenguaje adquiere la responsabilidad de ser un objeto universal
y social.
Para concluir considero muy importante el aporte que hace Barthes sobre la
influencia que ejerce las ideologías, los sistemas políticos y la historia en la
literatura, de allí la necesidad de lectores cada vez más críticos capaces de
identificar elementos sutiles o fuertes de dominio y de engaño, además el lector
adquiere una enorme responsabilidad al asumir una lectura inquisitiva, que penetre
más allá de los signos lingüísticos para encontrar el sentido a lo que subyace en un
discurso que claramente tiene una intencionalidad.
La posición del Roland Barthes frente a la literatura actual, es realista y bastante
preocupante, pues prácticamente pone en duda la posibilidad de que surjan “obras
maestras” en nuestros días, y esto es paradójico, pues, estamos ante una invasión
de todo tipo de autores y de obras que circulan por las calles y librerías, pero que
evidentemente carecen del impacto obtenido por obras clásicas del pasado.
Desde la mirada del autor podría decirse que entre las causas esta la dificultad en
la que se halla el autor al pretender contar una historia y lograr que sea compatible
con las convenciones existentes, el momento histórico actual pero que además el
lenguaje sea compatible y capaz de trasmitir a las nuevas generaciones. Agregaría
que muchos de los lectores contemporáneos no quieren invertir tiempo en descubrir
el sentido de una obra, sólo desean narraciones fáciles de entender que los
entretengan o diviertan, sin embargo de la forma como estos textos están escritos
puede deducirse que estamos ante una sociedad que se complace con temas
triviales y superficiales, temas de superficie, que no se busca la construcción de
nuevas formas de entender el mundo y de entenderse a ellos mismos, porque eso
ya no interesa para muchos, y eso lo han descubierto muchos personas que sin ser
escritores, publican obras especialmente en el campo de la literatura si a eso se le
puede dar ese nombre, con las que sólo buscan lucrarse y que lo que transmiten
muchas veces es la forma de vivir de una sociedad cada vez más decadente.
BIBLIOGRAFÍA
Ricoeur Paul. Teoría de la interpretación, discurso y excedente de sentido. XXI siglo
veintiuno editores y Universidad Iberoamericana.