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tema
Los déficits de la atención

1. LA ATENCIÓN
Una gran cantidad de estímulos ambientales inciden en nosotros a través de los
sentidos y los canales sensoriales de transmisión. Sin embargo, y pese al ingente número
de estímulos externos, somos capaces, en un momento dado, de percibir con mayor o
menor nitidez solamente algunos de ellos, relegando los demás a un segundo plano, bien
por no percibirlos, o porque los obviamos o ignoramos, lo cual nos permite centrarnos en
aquellos que sí son objeto de nuestro interés, propósito, finalidad, motivación o deseo de
prestarles la debida atención.
Desde el punto de vista metodológico, el estudio de la atención ha surgido de
campos muy diversos como la fisiología, la psicofísica, la psicología de la percepción, etc.,
y finalmente ha seguido el curso histórico de la psicología, recibiendo posteriormente
diferentes tratamientos en función del modelo psicológico imperante en cada momento,
lo que ha llevado a que el proceso psicológico de la atención haya salido explicado desde
diversos modelos conceptuales en función de la naturaleza de la activación que se produce
en el nivel cortical, y en función de los filtros y recursos disponibles en las capacidades
cognitivas del sujeto. En este sentido, una recopilación de dichos modelos lo encontramos
en Álvarez, González-Castro, Soler, González-Pienda y Núñez (2004), quienes sistematizan
los modelos explicativos del proceso atencional, tal y como puede consultar en la tabla 1.
Las primeras definiciones de la atención las encontramos en Broadbent (1958) quien
la consideró como un filtro (a modo de cuello de botella –canal- por el cual deben pasar los
estímulos que se seleccionan del exterior), al postular en su “modelo de atención selectiva
temprana” la existencia de un solo canal. Posteriormente, Treisman (1969) la denominó

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«proceso selectivo atencional». La atención sería un mecanismo que hace de filtro selectivo,
permitiendo la entrada de determinados patrones estimulares a la conciencia. Este filtro
bloquearía las entradas no deseadas. Aquellos estímulos que no se desean percibir quedarían
bloqueados por el filtro, por lo que los mensajes no deseados no pasarían a la conciencia
ni serían procesados.

2. LOS DÉFICITS DE LA ATENCIÓN


Todos los procesos, mecanismos y operaciones cognitivas humanas tienen gran
dependencia del desarrollo evolutivo, pero sobre todo la atención (Servera y Galván, 2001).
La diferencia de capacidades atencionales en función de la edad es un hecho contrastado,
siendo muy variable la cantidad de información visual a la que pueden prestar atención,
el tiempo que puede permanecer en ella o la intensidad de la misma los niños de 5 años,
7 años o 12 años, por ejemplo. Tal y como indican Servera y Galván (2001), cuantos más
pequeños son existe:
a) Una menor capacidad atencional para la información relevante.
b) Mayor probabilidad de distraerse.
c) Un menor autocontrol de la atención.
d) Una menor capacidad de atención sostenida.
e) Una atención más fluctuante ante los estímulos
Los trastornos de la atención pueden explicarse desde diversas teorías. Barkley (1991)
y Etchepareborda (2000) postulan que se produce una afectación de la atención selectiva,
produciéndose dos subtipos atencionales:
a) Trastorno de la atención, impulsividad y desinhibición.
b) Reacciones lentas y estado de confusión y/o inatención de los eventos que
le afectan (no tienen impulsividad ni desinhibición).
La coincidencia de ambos grupos se establece en los siguientes síntomas en el
ámbito escolar:
- Dificultades para terminar las tareas.
- Dificultades para concentrarse.
- Desatención.
- Incapacidad para seguir tareas dirigidas.
- Deterioro del aprendizaje escolar.
Existen dificultades leves en la atención que deterioran el rendimiento escolar y
que pueden ser abordadas desde la perspectiva psicopedagógica, realizando una adecuada
evaluación observacional y mediante la aplicación de tareas y programas específicamente

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dirigidos a paliar estos déficits que, en muchos casos, son inhabilidades o carencias
atencionales sin poseer la entidad de trastorno.

2.1. Amplitud.
Está referida al campo perceptivo que se abarca con el órgano sensorial. En el caso
de la visión cuando el foco es ancho se produciría una excesiva visión periférica. Se produce
un ensanchamiento del campo visual y no se perciben adecuadamente los elementos o
componentes del estímulo (tarea gráfica) que lo integran. Un ejemplo de ello lo constituyen
las páginas saturadas de carga gráfica (excesivo texto, excesivas ilustraciones o mezcla de
ambos) en las que el alumno “se pierde” y no logra focalizar adecuadamente. Se produce
una percepción gestáltica, global, muy general y se tiene dificultad para centrar la atención
en determinadas partes de la tarea.
Por el contrario, otra alteración de la amplitud, es el foco estrecho. Se presta una
menor atención al campo visual o periferia, estrechándose la percepción en aspectos
muy concretos de la tarea a realizar. En el caso de la lectura se realizan mayor número de
fijaciones oculares pudiendo ralentizar la velocidad lectora.

2.2. Lentitud de desplazamiento.


Se denomina lentitud de desplazamiento cuando la atención visual se realiza a
un ritmo muy lentificado. El rastreo se lleva a cabo muy laboriosamente. Es una falta
de flexibilidad atencional y es muy habitual en niños menores de 7 años, produciéndose
focalizaciones de mayor duración de lo necesario y cambio de foco (movimiento de rastreo,
sáccada o cambio hacia el siguiente foco) muy lentos. Ello influye en el aprendizaje lector
ralentizando la fluidez en el reconocimiento de palabras por la ruta ortográfica, directa
o visual.

2.3. Déficits de concentración.


La capacidad de concentración puede disminuir por muy diversos factores, puede
producirse una baja concentración en la atención (hipoconcentración) por un bajo arousal.
Esto suele ocurrir cuando se dan las siguientes condiciones:
a) Tareas repetitivas y rutinarias.
b) Saturación o exceso de actividades.
c) Escaso interés del sujeto hacia la tarea.
d) Escasa motivación.
e) Cansancio.
f) Efectos secundarios de tratamientos farmacológicos (p. ej. antihistamínicos).

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g) Elementos distractores.
h) Excesiva estimulación.
i) Familiaridad de la situación que se atiende.

2.4. Distraibilidad.
Es la incapacidad para ignorar la información relevante, es decir, los estímulos
distractores. La conducta atencional del sujeto se orienta hacia estímulos irrelevantes del
entorno, produciéndose oscilaciones de la atención (atender a un estímulo versus dejar de
atender). La consecuencia de ello es la dificultad manifiesta para realizar adecuadamente
y en el tiempo la tarea prevista. Se le ha denominado también a esta alteración atención
dispersa, es decir, vaivenes atencionales en función del cambio de estímulos (ajenos a la
tarea demandada) a los que atender.

2.5. Falta de intensidad.


La falta de intensidad de la atención está referida a cuando los estímulos que
se presentan no son muy intensos y no llegan al umbral para poder captar la atención
del sujeto. Es el caso de un alumno cuando está estudiando y lee rutinariamente, o las
ilustraciones monocromáticas y escasamente atractivas no le “llaman la atención”. El texto
monótono gráficamente o la irrelevancia cromática no elicitan la respuesta de atender
en el alumno. Se produce cuando el umbral del foco atencional es excesivamente alto.
Los estímulos con pobres características gráficas como ilustraciones monocromas,
texto seguido sin dibujos o gráficos, objetos pequeños, ausencia de titulares relevantes,
etc., no permiten captar suficientemente la atención del sujeto y, cuando lo hacen es a
costa de un sobreesfuerzo sensorial de aquél y durante breve tiempo.

2.6. Indiferencia atencional.


Esta alteración se produce cuando el sujeto apenas muestra interés por la actividad
a realizar y como consecuencia mantiene una atención dispersa. En este caso, no se
pretende atender, no se ponen en funcionamiento los mecanismos atencionales para
captar los estímulos y, en consecuencia, no se realiza la tarea y no se logra el aprendizaje
previsto. La indiferencia atencional guarda relación con el grado de motivación de la
actividad propuesta; en la medida en que la motivación es escasa se produce una mayor
indiferencia atencional.
Un caso aplicado de esta alteración lo podemos observar cuando el alumno no
realiza una actividad gráfica propuesta, por ejemplo, resolver un crucigrama, seguir un
laberinto, buscar diferencias en ilustraciones semejantes, etc., argumentando que la tarea
le “aburre” y no le gusta.

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2.7. Hipercuriosidad atencional.
La denominada hipercuriosidad atencional se produce cuando existe un elevado
interés por atender a todos los estímulos que estén presentes en el campo perceptivo. El
sujeto atiende a todo lo que está a su alcance, tanto sean estímulos deseables desde el
punto de vista de la tarea de aprendizaje como a los estímulos distractores que no guardan
ninguna relación con la actividad establecida. No se produce ninguna selección específica
de estímulos a los que prestar la atención, sino que ésta se dirige a la totalidad de los
existentes en el campo perceptivo. En este caso también se podría hacer mención a una
atención dispersa entre los estímulos adecuados y los distractores, entendidos estos últimos
como los que no son necesarios para la actividad de aprendizaje propuesta.
Un ejemplo de ello lo encontramos en el caso del alumno que debiendo realizar una
tarea específica, p. ej.: contestar a unas preguntas concretas de una unidad de trabajo de
cualquier materia curricular, se dedica a revisar las ilustraciones del libro página a página.

2.8. Escasos recursos atencionales.


La capacidad para atender es diferencial en cada sujeto. Los resultados obtenidos
en las pruebas de evaluación ponen de relieve diferencias individuales en los diferentes
tipos de atención en cuanto capacidad que debe desarrollarse mediante el aprendizaje.
Cuando esta capacidad es limitada, el esfuerzo atencional que se debe realizar es mayor.
Si no se dispone de los suficientes recursos en el mecanismo atencional es más laborioso
lograr una atención de calidad. Desde el punto de vista neuroanatómico, los déficits o
carencias habría que ubicarlos en las redes atencionales (anterior, vigilancia y posterior). Los
programas de entrenamiento en atención pretenden desarrollar esta capacidad y mejorar
la calidad de las diferentes modalidades atencionales.

2.9. Fatigabilidad.
Se produce un cansancio prematuro en la actividad y se pierde la concentración muy
pronto a pesar de que no existan estímulos distractores. La complejidad y la persistencia
en una tarea puede producir fatiga atencional. En algunas ocasiones esta fatiga puede ser
debida a los efectos secundarios producidos por la ingesta de fármacos en un tratamiento
médico. En el caso de los alumnos con déficits visuales, algunos tipos de patologías oculares
ocasionan una fatiga en la atención visual que se produce en los instantes siguientes al
inicio de determinadas actividades de aprendizaje, por ejemplo, la lectura.

2.10. Impersistencia.
El aprendizaje en general, exige una continuidad en la atención a los estímulos, es
decir, una alerta permanente durante el tiempo necesario para captar adecuadamente los

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estímulos. La impersistencia es la ausencia de atención sostenida; está referida a cuando
sólo se atiende adecuadamente los primeros minutos, decayendo posteriormente el esfuerzo
atencional. Es una tendencia a no mantener la atención durante mucho tiempo (o al
menos el mínimo básico necesario para la realización de una determinada tarea o el logro
de un aprendizaje). No se produce fatiga necesariamente, sino que la dificultad consiste
en prolongar durante el tiempo exigible por la naturaleza de la actividad la atención
concentrada y sostenida establecida en los primeros momentos.

2.11. Disfunciones de la vigilancia.


Estas disfunciones de la atención pueden ser por déficit o por exceso. En el primer
caso la receptividad del sujeto hacia los estímulos es baja. Su arousal es reducido. Necesita
del control externo para dirigirle la atención o monitorizarle. El caso ejemplificador lo
encontramos en las “llamadas de atención” que habitualmente realiza el profesor hacia
determinados alumnos que necesitan que se les indique que deben estar atentos a la
actividad o tarea prevista. En el caso de exceso de alerta o vigilancia (nivel de receptividad
al medio), se le denomina hipervigilancia, y consiste en atender a todos los estímulos
ambientales que sean importantes o de interés para el sujeto. Ello implica, en el caso de
la atención auditiva, disponer de suficientes recursos atencionales para la denominada
“escucha dicótica”, por la que se puede prestar atención a dos conversaciones a la vez
pudiendo obtener al menos, información básica de ambas.

2.12. Alteraciones en la intensidad.


La atención puede tener fluctuaciones caracterizadas por períodos cortos y
transitorios. Un ejemplo de ello es el alumno que se mantiene atento hacia una tarea
pero que ocasionalmente se distrae durante unos instantes, reingresando de nuevo en su
tarea habitual. Estos cambios se denominan fásicos. También pueden producirse pérdidas
de concentración con períodos de tiempo largos y permanentes. Se denominan cambios
tónicos. Esta alteración se manifiesta cuando, después de la pérdida de la atención, resulta
muy laborioso lograr concentrarse de nuevo en la tarea en la que, con anterioridad a la
pérdida de concentración, se estaba realizando adecuadamente.

2.13. Las ausencias mentales.


Se definen las ausencias mentales como la máxima concentración en un estímulo
o situación, y consiguientemente como ausencia o falta de conciencia para todo aquello
que no esté relacionado con lo que se está atendiendo, es lo que comúnmente se llama
«estar absorto». Se produce un cambio de foco atencional cuando en realidad se debería
estar atendiendo a la actividad primaria. La ausencia se refiere a la pérdida de información
en la realización de dicha actividad principal.

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Tema 1. Los déficits de la atención
La ausencia mental tiene dos características definitorias:
1. Un problema de umbral. El sujeto con ausencia mental tiene un umbral
alto para todos los estímulos, salvo para aquellos que se relacionan con lo
que le absorbe, es decir, lo que atiende.
2. Umbral diferencial. Cuando una persona está concentrada en una tarea, el
resto de la situación ambiental es ignorada, a no ser que algunos estímulos
sobresalgan o destaquen de una manera inesperada o inusual, de forma que
obliguen a prestarles atención.

2.14. Las lagunas temporales.


Se refieren al problema de conciencia de haber prestado atención. Durante un
espacio temporal determinado, la persona no sabe ni está segura de lo que ha hecho.
Dichas lagunas se dan frecuentemente en situaciones o tareas que son muy familiares y
que han sido rutinizadas, de tal modo, que se puede realizar una secuencia esquemática y
jerarquizada de hechos sin que sea necesario un procesamiento consciente de las mismas.
Precisamente, es esa ausencia de procesamiento consciente lo que muchas veces provoca
en el sujeto la laguna temporal, una falta de conciencia de lo que se ha realizado en un
período determinado de tiempo.

2.15. Deficiencias en los mecanismos selectivos.


Los mecanismos selectivos son los que permiten al sujeto atender en cada momento
a los estímulos pertinentes para la tarea o situación en la que está actuando. Se producen
fallos en los mecanismos de distribución de la atención a las diferentes exigencias de la
tarea a realizar. No se organizan adecuadamente los recursos atencionales disponibles y
se produce una distribución atencional irregular. Un ejemplo de ello lo podemos observar
en el caso del alumno que dedica mucho tiempo a contemplar las ilustraciones y escaso
a la lectura del texto que lo acompaña, o, quien solamente presta atención a la lectura
del texto y poco o menos a la realización de las actividades específicas del tema que está
estudiando. Esta alteración o disfunción está relacionada con la hipercuriosidad atencional,
en el sentido de no seleccionar adecuadamente los estímulos a los que se debe atender por
su condición de formar parte de la actividad principal de aprendizaje propuesta, dejándose
atraer por aquellos otros estímulos que por sus características topográficas (color, tamaño,
novedad….) le elicitan respuestas atencionales.
Los mecanismos selectivos pueden alterarse por:
a) Estimulación excesiva.
b) Estados de fatiga.

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Tema 1. Los déficits de la atención
Como consecuencia de ello, provocan deficiencias en el sistema de filtrado, de tal
modo, que los sujetos son incapaces de discriminar los aspectos o estímulos de una situación
que son importantes o relevantes de los que no lo son y, se produce una sobrecarga de la
capacidad de procesamiento. Cuando nuestros receptores están sobrecargados, el Sistema
Nervioso Central es incapaz de procesar toda la estimulación.

3. FACTORES INFLUYENTES EN LOS DÉFICITS DE ATENCIÓN


Todas estas alteraciones atencionales descritas con anterioridad pueden ser
subsanables si se identifican adecuadamente los factores que las generan. En estas
disfunciones de la atención influyen los siguientes factores:

3.1. Las alteraciones orgánicas.


Los problemas de salud como la mala alimentación, la anemia, las vegetaciones
adenoideas, entre otras, producen una menor oxigenación en los centros cerebrales, lo cuál
repercute negativamente en el funcionamiento óptimo de las estructuras neuroquímicas
y neuroanatómicas en donde residen los centros cognitivos de la atención, al igual que
ocurre en el resto de funciones psicológicas.

3.2. Los estímulos distractores.


Los elementos existentes en el ambiente en donde se desarrolla la actividad se
constituyen como estímulos distractores de la tarea principal hacia la que debe ir dirigida la
atención. Producen interferencia los ruidos, carteles, movimientos de personas, canciones,
imágenes, etc., cuando éstas forman parte del contexto en el que debe producirse el
aprendizaje. Cuando la presencia de distractores es elevada y el alumno desea controlar la
distracción, debe ignorarlos y focalizar su atención en los estímulos pertinentes, debiendo
aumentar el nivel de concentración. Un control de estos aspectos puede favorecer el
manejo voluntario de la atención. El control estimular permite un mejor manejo de la
atención voluntaria.

3.3. Las características de la tarea.


Las actividades monótonas y escasamente variadas propician el aburrimiento y la
dispersión atencional del alumno en algunos aprendizajes escolares. Sin embargo, cuando
la tarea es novedosa atrae la atención. Los objetos deben poseer unas características para
captar mejor la atención, tales como tamaño, posición (la mitad izquierda superior atrae
mejor la atención), color, novedad, intensidad y complejidad. Cuando las tareas que se
realizan son cotidianas, familiares y repetitivas se produce una pérdida atencional por
saturación y habituación a los estímulos.

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Tema 1. Los déficits de la atención
Todas estas características de los estímulos captan la atención moduladas por
factores motivacionales del sujeto, intereses y expectativas, el grado de receptividad, grado
de estrés, fatiga psicofísica, de activación o arousal, por la experiencia y conocimientos
previos disponibles.
En la tabla 1 pueden verse las variables de los objetos que permiten una mejor
atención. Algunas características de los mismos le confieren un mayor nivel de atracción
recabando la atención visual del alumno. No obstante, estas características están
supeditadas por el contexto en el que aparecen (p. ej. página gráfica de trabajo escolar,
presentaciones en gran pantalla, cartekles en el aula, rótulos en las calles, etc.) para que
la tarea a realizar sea atractiva se deben combinar estas características.

VARIABLE CARACTERÍSTICAS
Tamaño Grande (el mayor tamaño entre un conjunto de ellos).
Ubicación Situado en la parte superior-izquierda del plano gráfico.
Color Mayor captación del color frente al blanco y negro.
Intensidad Los de mayor intensidad. Por ejemplo, estímulos auditivos..
Movimientos Los estímulos que más movimiento tienen frente a los estáticos.
Complejidad Los objetos más complejos captan más la atención que los sencillos.
Relevancia En función de lo considerado personalmente como valioso.
Capta más la atención los estímulos novedosos frente a los que son
Novedad
habituales, tópicos o conocidos.
Tabla 1. Características estimulares de los objetos para captar la atención.

3.4. Las características personales.


El desarrollo psicobiológico y el bagaje constitucional de cada sujeto determinan las
características de la competencia o capacidad para atender. Los factores de personalidad
actúan como moduladores en el proceso atencional. Así, la extroversión se caracteriza
por disponer de una mayor sensibilidad a los cambios de estimulación provenientes del
medio ambiente. Las personas extrovertidas prefieren, por lo general, cambios continuos
de estimulación. Se distraen con mayor frecuencia y pueden presentar problemas de
atención. Por el contrario, las personas con una alta introversión se encuentran mejor
ante una estimulación que no sea cambiante ni excesiva. Quienes poseen un elevado
autocontrol que guía su comportamiento, presentan una mayor habilidad para demorar las
gratificaciones, persistir en la actividad, planificar sus respuestas atencionales y controlar
mejor los estímulos distractores. Quienes tienen escaso autocontrol y escasa tolerancia a la
frustración tienen más tendencia a abandonar tareas atencionales de las que no obtienen
gratificación.

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Tema 1. Los déficits de la atención
3.5. Los estados transitorios.
Determinados estados personales de carácter transitorio pueden influir en la
atención. Algunas situaciones que acontecen en determinados momentos de la vida, a
modo de episodios esporádicos influyen en la actividad atencional. Estos estados son,
fundamentalmente, psicofísicos, tales como las alteraciones emocionales por estrés, miedo,
ansiedad, fatiga, sueño u otras necesidades psicofisiológicas. Su influencia en la atención
es coyuntural y ésta se normaliza cuando desaparecen dichas situaciones.

4. ATENCIÓN Y MOTIVACIÓN
La atención es un proceso cognitivo que está mediatizado por la motivación hacia lo
que se percibe. En la medida que lo que se percibe es de interés, la atención alcanza altas
cotas de eficacia, pudiéndose conseguir elevados niveles de concentración y persistencia;
es decir, mantenerse atento durante mucho tiempo por el efecto elicitador (motivador)
que posee para el sujeto (atención concentrada y atención sostenida).
Los intereses, los valores, el grado de atracción, la novedad, etc., de lo que se percibe
son elementos que conforman la motivación intrínseca. Por otra parte, la consecuencia
de las propias acciones sobre los demás o sobre algún objeto permite lograr una mayor
motivación. Así, por ejemplo, se explicaría que la interactividad que caracteriza a los
programas de ordenador motive en gran medida a los alumnos y, como consecuencia, les
presten una gran atención (sostenida y concentrada). La calidad gráfica, el movimiento,
los colores y otros elementos visuales de la TV y del ordenador son poderosos elementos
motivacionales que generan o inducen procesos atencionales muy potentes.
Otro de los elementos mediacionales en la atención es el tiempo de permanencia
que el sujeto es capaz de dedicarle al procesamiento. Sobre ello existen diferencias
individuales con respecto a la fatiga. A un niño con escasas habilidades atencionales habrá
que demandarle paulatinamente pequeños incrementos de tiempo en las tareas de atención
para que adquiera un hábito progresivo. Los tiempos exigibles deben ser acordes con las
capacidades del sujeto y con los factores que puedan condicionar su esfuerzo atencional.

4.1. Atención y estilo de aprendizaje.


La atención es un elemento que configura o forma parte del denominado estilo
de aprendizaje del alumno. Las variables de la tarea que son objeto de atención influyen
en la misma. Así, por ejemplo, son variables de la tarea, tal y como proponen Martínez y
Calvo (1997):
a) Forma de presentar la información a los alumnos:
1. Explicación verbal o gráfica.

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Tema 1. Los déficits de la atención
2. Presentación gráfica con poco contenido verbal.
3. Presentación gráfico/kinestésica.
b) Tipos de tareas:
1. Tareas mecánicas.
2. Tareas de tipo perceptivo-manipulativas (construcciones, puzzles, etc.).
3. Tareas de tipo perceptivo-gráficas (copia de figuras y dibujos).
4. Tareas de lectura.
5. Tareas de escritura.
6. Tareas de resolución de problemas no numéricos (clasificaciones,
conceptos, etc.).
7. Tareas de resolución de problemas numéricos.
8. Tareas de interacción con programas de ordenador.
9. Tareas visuales (proyecciones de diapositivas, transparencias, TV, cine).
10. Etc.
c) Tipos de respuesta que demanda el proceso de atención:
1. Respuesta gráfica.
2. Respuesta verbal.
3. Respuesta escrita.
4. Respuesta kinestésica.
5. Respuesta kinestésica/verbal.

También influyen en la atención los procesos cognitivos que configuran su estilo


de aprender, por ejemplo:
a) Ante la presentación de los estímulos:
1. Focaliza la atención (atiende a la información relevante y se centra en
ella).
2. Tipo de información para la que focaliza más/menos la atención.
3. Abandonar el comportamiento atencional y retomarlo posteriormente
con o sin ayuda de las instrucciones del profesor.
4. Instrucciones ante las que el alumno es más capaz de mantener la
atención.
b) Estrategias que utilizan en la resolución de la tarea:
1. Procede por ensayo (acierto/error).
2. Planifica su acción.
3. Ante un resultado erróneo o de mala ejecución cambia o rectifica su
tarea.

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Tema 1. Los déficits de la atención
4. Verbaliza su tarea o actividad.
La atención interviene en la configuración de los estilos de aprendizaje que
caracteriza a cada sujeto cuando ha de incorporar nueva información o conocimientos
declarativos, procedimentales o actitudinales. Así, en el caso de los alumnos metacognitivos,
utilizan sus capacidades atencionales al servicio de su finalidad comprensiva, conocen cuáles
son sus recursos para atender y cómo deben utilizarlos para aprender adecuadamente
(metaatención). También en el denominado estilo reflexivo, la atención selectiva y sostenida
está al servicio del aprendizaje, permitiendo que éste sea eficaz al dedicar más tiempo
al análisis manejando bloques informativos más pequeños. También en otros estilos de
aprendizaje (estratégico, impulsivo, dependiente de campo, serialista, etc.) la atención está
presente en diferentes modos de uso al servicio de la adquisición de información.
En el gráfico 1 pueden verse diferentes estilos de aprendizaje en los que la atención
ejerce un papel determinante para la denominación de esos «modos» de aprender que
caraterizan al sujeto.

ESTILO DE APRENDIZAJE

Gráfico 1. Estilo de aprendizaje.

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Tema 1. Los déficits de la atención
ESTILOS DE APRENDIZAJE
-- Dedican más tiempo al análisis.
REFLEXIVIDAD
-- Manejan bloques informativos más pequeños.
-- Perspectiva más global.
IMPULSIVIDAD
-- Mayor rapidez de respuesta.
-- Requieren mayor estructuración y definición de metas
y refuerzos.
DEPENDIENTES DE
-- Prefieren métodos cooperativos.
CAMPO
-- Perciben lo global, el conjunto.
-- Utilizan técnicas asociativas e intuitivas.
-- Prefieren métodos secuenciales, que sigan un guión.
INDEPENDIENTES DE -- Perciben los detalles, los elementos.
CAMPO -- Analizan y reorganizan fácilmente la información
recibida.
-- Emplean modelos, imágenes, analogías, ilustraciones
HOLÍSTICO
y experiencias personales para lograr COMPRENSIÓN.
-- Prefiere un aprendizaje gradual, paso a paso,
SERIALISTA
analizando críticamente los datos.
-- Relacionan la información con los conocimientos
previos (aprendizaje significativo).
PROFUNDO
-- Analizan la lógica de los argumentos.
-- Evalúan conclusiones
-- Se limitan al cumplimiento de la tarea.
SUPERFICIAL
-- Repiten y memorizan a corto plazo.
-- Planifican su actividad, la metodología de estudio,
ESTRATEGICO sistematiza su tiempo y esfuerzo.
-- Tienen “in mente” las tareas que exige la evaluación.
-- Conscientes y reflexivos.
-- Se conocen a sí mismo (posibilidades y limitaciones).
-- Conocen las exigencias de la materia.
METACOGNITIVO -- Conocen los procedimientos para enfrentarse a la
tarea.
-- Planifican, supervisan y evalúan su propio proceso
de aprendizaje.
-- Modifican su plan en función de los resultados.
Tabla 2. Estilos de aprendizaje.

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Tema 1. Los déficits de la atención
5. LA METAATENCIÓN
En la medida en que el niño se desarrolla y va adquiriendo más habilidades
atencionales adquiere, a su vez, un mayor dominio en el control de su propia atención
y la utiliza o ajusta de acuerdo con sus necesidades e intereses en las diferentes tareas
escolares. Paulatinamente van adquiriendo conciencia de su tendencia a la distracción y
de cómo esta afecta a la tarea (Mayor, Suengas y González, 1993), y de qué estrategias son
adecuadas para controlarla. Aprenden también cómo el interés personal por la tarea influye
en su distracción. De este modo, se va formando y configurando lo que se ha venido en
denominar como la metaatención, que se define como “el control consciente y voluntario
que el alumno o alumna puede realizar sobre su propio proceso de atender cuando está
realizando una tarea, o, dicho de otro modo, es la capacidad del sujeto de poder hacer un
uso consciente y regular sus propias habilidades atencionales”. Ello exige que los niños
se den cuenta de que se distraen y que eso afecta negativamente a la actividad que están
realizando. Para alcanzar tal concienciación deben ponerse en funcionamiento estrategias
de control de la atención.
Entre las estrategias para atender mejor están:
- La conducta de rastreo visual.
- La focalización (visual y auditiva).
- Las conductas visuales comparativas.
- Las autoinstrucciones (hablarse a sí mismo).
- La revisión/corrección de tareas.

El conocimiento metaatencional exige tener conciencia de:


1. La naturaleza de la tarea.
Es lo que hay que hacer, la actividad (de aprendizaje escolar, en este caso), las
demandas o instrucciones de realización. Exige identificar el tipo de tarea que
se pide como: relacionar, seleccionar, tachar, leer, escribir, calcular, colorear,
comparar, asociar, etc.
2. La estrategia atencional.
Se trata de decidir cómo se atenderá a la tarea para resolverla. Así, por
ejemplo si la tarea consiste en la discriminación visual de elementos gráficos
semejantes deberá ponerse en práctica una estrategia de rastreo y focalización
con comparación de rasgos.
3. La calidad de la tarea realizada.
Se trata de evaluar cómo se ha hecho la actividad. Si está bien hecha o presenta
deficiencias (errores, omisiones, escasa calidad, etc.). En esta fase el alumno
debe automatizar pensamientos como: “Me ha salido bien la tarea porque...”

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Tema 1. Los déficits de la atención
a) He comparado elemento a elemento.
b) He mirado el 1º, el 2º el 3º y, así, uno a uno hasta el final.
c) No había ningún ruido que me distrajese.
d) Me gustaba la tarea.
e) Realmente tenía ganas de hacerla.
f) Me he dicho cosas a mí mismo sobre cómo resolverla.

Es decir, el alumno trata de asociar la ejecución de su tarea con la estrategia


atencional que ha utilizado. Ello constituye un objetivo educativo deseable para lograr el
desarrollo del pensamiento metacognitivo, que es la toma de conciencia de la estrategia
que necesita para atender bien y resolver una tarea.

Gráfico 2. Estructura de la Metaatención.

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Tema 1. Los déficits de la atención

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