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La defensa social
Historia de la campaña de la División del Norte
José Juan Tablada
\ \ o l) \ l) lº lº \ \l \ \ \
El Pasado del Presente
Con esta colección se
hasta investigaciones
culturales, incluyendo todas
las demás formas actuales
de investigación histórica.
Títulos recientes
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(coords). Sobre el judaísmo mexicano.
Diversas expresiones de activismo
comunitario, México,
Uia-Departamento de Historia, 2008.
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Mayorena. Una biografía política,
México, El Colegio de Jalisco El
Colegio de Sonora/Uia-Departamento
de Historia, 2008.
GESEL LIBRARY
UNIVERSTY CFC ALFCRNA SANDEGO
LA JCLLA, CALF CF . A
La defensa social
Historia de la campaña de la División del Norte
José Juan Tablada
La defensa social
Historia de la campaña de la División del Norte
(1913)
Notas de
Andrés Calderón, Genevieve Galán y Rubén Lozano Herrera
—==—
UNIVERSIDAD
BEROAMERICANA
CIUDAD DE MÉXICO (8)
D.R. (C) (1913), de la obra La defensa social. Historia de la campaña de la División del Norte de José
Juan Tablada. México: Imprenta del Gobierno Federal.
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Índice general
Agradecimientos.....................................................................IX
Advertencia editorial........................................................... .XI
Introducción............................................................ .XVII
Fuentes consultadas...................................................................... CVI
La defensa social.
Historia de la campaña de la División del Norte,
de José Juan Tablada
La vida y la obra de José Juan Tablada son ricas y variadas; por lo mismo,
contrastantes, irregulares, polémicas. Se mueven entre los opuestos. Si
bien, como es el caso de toda producción completa, cada una de las
piezas que la constituyen no tienen por qué ser merecedoras de encomio,
sí es importante conocer la mayor parte de éstas, valorarlas e interpre
tarlas, con el fin de situar mejor al autor y tener bases más amplias para
la crítica. Se ha afirmado sobre Tablada que, con todo y ser un poeta
notable, un gran cronista y un testigo importante de su época, se ganó
un lugar secundario en el panteón de las letras nacionales a causa de su
actitud política: conservadora, cuando no de plano reaccionaria; por
otra parte, sus acciones vitales van de la liberalidad al conservadurismo.
En la tarea de comprender al autor y sus trabajos es necesario acercarse a
su obra en diferentes momentos, con la acumulación de estudios a car
go de los investigadores dedicados a ello y de los propios conocimientos
del lector.
Como parte de la edición crítica de La defensa social. Historia de la
campaña de la División del Norte, en el presente estudio introductorio
me propongo: 1) mostrar cómo y por qué Tablada escribió esta obra
(que, en esencia, es una defensa de Victoriano Huerta por sus dotes
militares al derrotar a Pascual Orozco cuando éste se levantó en contra de
Francisco I. Madero en 1912); 2) referirme a la composición retórica
de la misma; 3) situarla entre los elogios y las condenaciones coetáneas y
posteriores al presidente usurpador por excelencia en la historia nacional;
"Es necesario precisar que suele identificarse a la División del Norte con el ejército que comandó
Pancho Villa para combatir a Victoriano Huerta una vez que éste se apoderó de la silla presiden
cial. No obstante, la denominación de esa fuerza militar es anterior, como queda claro en la obra
aquí anotada y en las referencias militares y periodísticas que irán apareciendo en las páginas de la
introducción y de la edición anotada.
XVII
y 4) interpretar en qué consistía la defensa social para Tablada. Con esto
pretendo aportar algunos elementos más para continuar perfilando la
figura del escritor, además de contribuir a la historiografía de un episodio
por demás polémico de la Revolución mexicana.
El hecho de haber emprendido la edición crítica de una obra elo
giosa de Huerta, escrita por uno de los autores más criticados por su
posición política en la historia de la cultura nacional, habrá de suscitar
reparos, cuando no rechazo entre el público. Aspiro a que las objeciones
se conviertan en crítica —en debate enriquecedor— y no en la desca
lificación, o incluso en la atribución de que, al proponer el estudio de
la presente obra, estoy planteando la exoneración política de su autor o
incluso la reivindicación de Huerta. Uno, como estudioso de un escritor,
no le limpia su historial, sino que contribuye a su conocimiento; para
ello trata de hacer evidente al enunciador y su lugar de enunciación, así
como uno mismo revela el lugar desde el que habla.
En consecuencia, empiezo por hacer explícito que de ninguna
manera comparto la posición política de Tablada de apoyar a Huerta,
ni la de ser un conservador en los asuntos públicos. Me he acercado a
él y a su obra porque lo considero uno de los autores fundamentales
de la literatura nacional, un personaje clave en la cultura del país, y en
consecuencia me he propuesto estudiar algunas de las porciones menos
conocidas o valoradas de su producción. Comencé en 1995 con su
tragicomedia político-zoológica en una pieza, Madero-Chanteclerº y
proseguí en 2000 con sus crónicas neoyorquinas.”
En Las veras y las burlas de JoséJuan Tablada presento, en su primera
parte, una contextualización amplia de lo que considero una sátira bien
hecha; impecable, la califico ahora, al mismo tiempo que me refiero al
satirizado, el llamado Apóstol de la Democracia, para mostrar que las
acciones del propio Madero fueron determinantes en su martirio; sin
pasar por alto que éste lo propiciaron quienes de inmediato lucharon por
el poderº pero su deceso no requirió de la autoría intelectual de artistas
º Rubén Lozano Herrera, Las veras y las burlas de José Juan Tablada.
º Rubén Lozano Herrera, José Juan Tablada en Nueva York: búsqueda y hallazgos en la crónica,
1920-1936.
* Esto es, el propio Huerta y Félix Díaz, con el apoyo de lugartenientes como Manuel Mon
dragón.
XVIII
y críticos, quienes sólo contribuyeron con la campaña de desprestigio. La
segunda parte del trabajo es un análisis retórico de la sátira, para plantear
que, en efecto, Madero-Chantecler, como “tragicomedia zoológico políti
ca”—según la clasificó el propio autor— posee los atributos necesarios
para ser considerada un ejemplo bien hecho de la sátira, en la línea de
una tradición centenaria en el mundo. La reivindicación de la burla
como parte de un género literario, y en particular de dicho libro, ofrece
un punto de vista diferente del que por tradición se había establecido
alrededor de él. Los resquemores, cuando no el pleno rechazo a Tablada,
tienen su origen, más que en otra obra, en esta sátira. Me propuse, en
consecuencia, paliar las condenaciones tajantes y proponer una lectura
desprejuiciada de la tragicomedia en cuestión.
Con respecto a JoséJuan Tablada en Nueva York: búsqueda y hallazgos
en la crónica, mi propuesta es la de profundizar en el conocimiento del
autor y una de las épocas menos conocidas de su vida, porque ocurrió
en el exilio. En esas páginas considero que su salida del país se debió a
las consecuencias de haber escrito la sátira contra Madero (tanto es el
peso de las atribuciones de reaccionario que se le hacen por haber escrito
dicha tragicomedia), y por eso vi como un paso consecuente su vida y
obra en la llamada Urbe de Hierro. Al dedicarme a trabajar la crónica
como género de la modernidad y adentrarme en los escritos tabladianos
en Nueva York, sitúo al autor como un personaje de la tradición ilustra
da en el país, con lo que trato de precisar su lugar de enunciación y termi
no por confirmar que su crítica a Madero es del todo congruente con su
manera de pensar, con una posición que, por otra parte, no es exclusiva
de él, sino que se sitúa en la corriente intelectual del momento. Con toda
su singularidad, Tablada no es un personaje excéntrico dentro del ámbito
de las letras nacionales a finales del siglo XIX y principios del XX.
Hubo algo a lo que no di el peso apropiado en su momento: en
realidad la causa de su exilio fue el apoyo a Huerta, explícito, si bien no
exclusivo, en la obra que hoy edito y presento. Claro que el respaldo al
usurpador no nació de la nada, sino que es consecuencia natural de las
convicciones que llevaron a Tablada a mofarse del Apóstol de la Democra
cia. Varios hechos se conjuntaron para que Madero-Chantecler no tuviera
la repercusión que años después se le atribuyó, pero de cualquier manera
el poeta ya estaba identificado como antirrevolucionario desde 1910,
cuando la escribió; sin embargo, cuando Venustiano Carranza depuso
al también llamado “Chacal”, como Tablada ya lo había respaldado con
acciones y obras, sobre el poeta se giró una orden de aprehensión que
incluyó a otros personajes de la cultura y de la política, y en consecuencia
se vio obligado a abandonar el país.
Digo que la sátira contra Madero no tuvo tanto alcance, porque
al publicarse como libelo, con seudónimo y no haber sido puesta en
escena, su difusión se vio limitada. Si su repercusión fue pequeña y no
constituyó la única muestra de burla, es un exceso considerar que fue
determinante de la caída de Madero y que su autor fue el propiciador del
asesinato de los entonces presidente y vicepresidente de la República. En
cambio, es claro y contundente el apoyo que le dio a Huerta por medio
del texto que hoy presento (y de otras palabras y situaciones de las que
daré cuenta en su momento). Con esto se concreta, pues, la importan
cia de considerar a La defensa social como un trabajo significativo dentro
de la producción de Tablada, y en general dentro de la historiografía de
la Revolución Mexicana. Por más que repelan e indignen la figura y las
acciones del usurpador —sentimientos que comparto, desde ahora lo
expreso—, tales reacciones no justifican pasar por alto la participación
de un autor que necesita ser conocido con mayor amplitud.
En la línea propuesta por Niklas Luhmann, de que el estudio de
los sistemas sociales —entiéndase en este caso, de la cultura— se da
por medio de la observación de observaciones, en las páginas siguientes
ofrezco mis observaciones tanto de la obra de Tablada en cuestión como
de las que él mismo hizo acerca de Victoriano Huerta, más algunas que
historiadores y periodistas han efectuado acerca del propio autor y del
llamado usurpador. Con ello hago explícito lo siguiente: no pretendo
hacer hablar a Tablada ni a Huerta, y mucho menos recrear los aconte
cimientos; ofrezco mi interpretación tanto de lo que se propuso el autor
como de la figura construida en La defensa social.”
XX
La lectura que he hecho del libro de Tablada parte de algunos
presupuestos. El primero, que La defensa social es un trabajo de comu
nicación y que en toda comunicación está implícita la regulación de la
sociedadº patente ya sea por el establecimiento de preceptivas retóricas
o normas sociales, o bien por convencionalismos; además, para que se dé
la comunicación es indispensable el uso del lenguaje, por lo que dedicaré
atención particular a la manera en que lo empleó Tablada. El segundo
presupuesto es que si bien a lo largo del tiempo el uso del lenguaje no
siempre se ha regido por la retórica, y que ésta ya se encontraba en
desuso, mas no eliminada del todo, a principios del siglo XX, debido a
la estirpe ilustrada de Tablada éste siguió ateniéndose a disposiciones
de la preceptiva, más que aplicar una metodología científica, entendida
ésta no sólo dentro de la corriente positivista de su época, sino del rigor
para ofrecer un trabajo historiográfico ajustado a los planteamientos que
ya exigía la historia decimonónica. Por ello, además de presentar en su
libro una relación de hechos apegados a un recuento narrativo, el pro
pósito central de exaltar a Victoriano Huerta se atiene a la propuesta de
construcción del héroe (de tradición centenaria) y ofrece una versión
de la historia como maestra de vida. La recurrencia en considerar que el
estudio del pasado es ejemplar poseía (¿posee?) tanta fuerza que, según se
verá más adelante, los contemporáneos de Tablada y él mismo mantenían
el principio de que sus trabajos históricos tendían a establecer la verdad,
estaban sustentados en la imparcialidad y buscaban sentar ejemplos." El
tercero y último, pero no menos importante de los presupuestos, es el ya
señalado de la teoría de la observación.
Para precisar esto último me apoyo en Mendiola, quien explica el
fundamento de la teoría de la observación a partir del problema que
él estudia: el de las crónicas de la conquista de México en el siglo XVI. Si
º Mendiola, Retórica, comunicación y realidad..., op. cit, p. 44. Para revisar en extenso su expli
cación de la teoría de la observación de observaciones, véase ibidem, pp. 43-59. Las glosas y citas
que presento en el párrafo están tomadas de dichas páginas, passim.
” Mendiola transcribe una explicación del propio Luhmann: “Tenemos así la especificidad
de un mundo en el que toda observación puede realizarse de manera contingente, dependiendo de
las distinciones que pueda emplearse. Todo lo que se pueda observar es o artificial, o relativo, o
histórico, o plural. El mundo se puede construir, entonces, bajo la modalidad de la contingencia
XXII
Se llega, así, al punto de partida de que, al leer y estudiar La defensa
social, no me pongo en el lugar de Tablada, sino que trato de observar
cómo observaba su realidad, y para ello me es indispensable considerar
al propio protagonista de su libro —Huerta, puesto que es un personaje
de carne y hueso, que expresó ideas— y a otras personas que han obser
vado al propio escritor y al protagonista. Me propongo en estas páginas,
pues, preguntarme por qué Tablada escribió el panegírico en honor de
Victoriano Huerta. A fin de cuentas aspiro a mostrar la contingencia
del libro tabladiano.
En este sentido, es importante comenzar por considerar la parti
cularidad de que Tablada haya escrito, en el caso de La defensa social,
una historia. No se olvide que para la retórica, aún en el siglo XIX, la
historia formaba parte de la literatura, y en este sentido casi cualquier
literato se arrogaba la capacidad de considerarse estudioso del pasado.
De alguna manera nuestro poeta no debió haberse sentido forzado o
fuera de lugar al proponerse escribir una historia; no importaba que ya
estuviera viviendo en el siglo XX. Así como otros autores, no sentía rubor
al hacerse llamar historiador porque aún tenía preponderancia la idea
de que la historia consistía en contar los acontecimientos del pasado tal
como ocurrieron, y para el efecto bastaba con recurrir como fuente a
las autoridades competentes que lo iluminaran con su testimonio o sus
investigaciones. Por eso la importancia de resaltar la autoridad de los
documentos en que se basaba quien se decidía a escribir una historia.
Con todo, no se trató tan sólo de un asunto de géneros literarios.
Al precisar que su obra es un trabajo historiográfico, Tablada mismo se
confiere autoridad: la de quien es capaz de presentar hechos, no ficciones.
No obstante su pertenencia a la literatura, la historia vivía investida de
seriedad, de formalidad. Había que aderezar las páginas con un estilo
agradable y correcto, sí, pero además y ante todo, con la historia había
que enseñar, y las enseñanzas debían partir de verdades, de aseveraciones
comprobables en los documentos que se esgrimían como prueba. Por lo
mismo, para Tablada era fundamental llamar historia a su ditirambo" en
XXIII
honor a Huerta; de no haberlo hecho así, y en cambio optar quizá por la
denominación de crónica, le habría restado seriedad e incluso profundi
dad a lo que tanto le interesaba: construir la figura de un héroe.
XXIV
el artículo laudatorio que sirve de prólogo a este libro, el señor Ordorica,
director de El Ahuizote, me gratificó con una caricatura en que se me
representaba esculpiendo la estatua del general Huerta, y en cuya leyenda
se me llamaba cortesano. Nadie hubiera dicho entonces, sin embargo, que
el vencedor del norte sería Presidente... Lo fue mucho más tarde; lo era ya
cuando el señor Ordorica publicó su razonado y justo panegírico... De lo
cual nada deduzco, sino que los poetas solemos ser clarividentes y adelantar
juicios que luego se adoptan, aunque al principio se discutan... (96n)."
El que cuando el señor general Huerta estaba lejos del poder expresó tan
claramente sus convicciones y sus esperanzas, tiene el derecho ahora, de
hacer constar cómo esas esperanzas y esas convicciones se han confirmado,
y el deber de descubrir los méritos singulares que integran la alta perso
nalidad del heroico vencedor de Rellano, hoy jefe supremo de la nación.
Esa obra es de justicia y de alto civismo, siquiera porque hoy, a despecho
de nuestro patriotismo, la prensa amarilla americana osa discutir a nues
tro primer magistrado como si se tratara de un cou-boy, sheriffen algún
condado de negros... (15).
º Salvador F. Resendi formó parte de las huestes de Orozco y después se incorporó al ejército
federal. En su libro, Tablada emplea fragmentos del texto que Resendi escribió cuando ya había
dejado el orozquismo, para analizar las razones y las acciones del entonces ejército rebelde: La
revolución actual. Sus causas y tendencias, sus triunfos y fracasos, publicado en 1912.
º François Hartog se ha referido a este asunto en “El ojo y el oído”, en Historia y Grafia, pp.
13-25. Empleé su propuesta en José Juan Tablada..., op. cit., pp. 71-73, al referirme a que en sus
crónicas neoyorquinas uno de los argumentos tabladianos para persuadir es el de la autoridad que
le confiere ser testigo de los acontecimientos que narra.
º El Mundo Ilustrado, 6-5-12, s. fol., pero corresponde a la p. 23. Reproduzco la nota en el
capítulo “Cuatro Ciénegas” de esta edición; vid infra, p. 16 n. 1.
XXVII
haber celebrado no sólo al jefe del ejército y a los militares más distin
guidos, sino también a los soldados anónimos, conocidos como “juanes”.
Concluye con modestia encubierta de fines patrióticos:
Que cumpla este libro pues, su única misión exaltando la gloria de un
Ejército, que al defender gloriosamente a una sociedad, salvó a la Patria y
a su sagrado paladión contra la proterva saña del beocio
Que todo lo que en estas páginas sea brillo, fuerza, prestigio o fragancia
se añada al triunfo del Ejército federal y todo lo que sea desmayo o deficien
cia, se disculpe en pro del fin de solidaridad social, de la intención patriótica
e invocando lo que dijo el poeta inmenso: “No es dable a ningún narrador,
por concienzudo que sea, fijar absolutamente la forma de esa nube terrible
que se llama una batalla!!” (sic el doble signo de exclamación) (122).
" El discurso panegírico es uno de los tres géneros de discurso oratorio que formaban parte de
la retórica antigua: el forense o judicial; el deliberativo o político; y el demostrativo o panegírico.
Éste “describe (con alabanza y elogio o censura y vituperio) personas o cosas” y en él "se desarrolla
la figura de pensamiento llamada evidencia”. En concreto, el “discurso demostrativo constituye
el elogio exaltante de las cualidades y la figura de un hombre público, o bien el vituperio que
minimiza el mérito y aumenta los defectos de un enemigo. Se pronuncia en honras fúnebres,
efemérides, consolaciones, peticiones, sermones moralizantes. Se dirige a un público espectador.
Su razonamiento suele ser inductivo y se desarrolla a base de comparaciones amplificatorias (los
mismos exempla del género deliberativo). El exordio en este género es muy libre, la confirmación
suele casi desaparecer, pero la narración suele jugar un papel central". Beristáin, Diccionario de
retórica..., op. cit., pp 426-427.
Es verdad que la explicación de Beristáin se refiere a la oratoria, mas no perdamos de vista que,
como tipo de discurso, los principios se extiende a los textos escritos. Ahora bien, no me detendré
a explicar cada uno de los términos involucrados en la definición, excepto las “comparaciones
amplificatorias", dada la importancia que tiene y la frecuencia con que se encuentra en la obra de
Tablada. La amplificación “consiste en realzar un tema desarrollándolo mediante la presentación
reiterada de los conceptos bajo diferentes aspectos, desde distintos puntos de vista y recurriendo a
diversos procedimientos como la repetición, la acumulación, la digresión; o bien a través del empleo
de otras figuras como la paráfrasis, la metáfora, la enumeración, la perífrasis, la comparación, etc.”.
Ibidem, p. 33.
XXVIII
tares que rodean como ciudadela de inexpugnables muros a los sagrados
intereses de la Patria, hay que fijarse, para sacarla de la modestia en que
voluntariamente se esconde, en la venerabley gloriosa figura del señor general
Victoriano Huerta (3).
Hallad en un país cualquiera el hombre capaz que pueda existir allí; elevadle
a la dignidad suprema, y lealmente reverenciadle: ya tenéis un gobierno
perfecto para ese país: Ni urnas electorales, ni elocuencias parlamentarias,
ni votaciones, ni constituciones, ni otros mecanismos por el estilo lo
mejorarán en un ápice. Se hallará en estado perfecto: será un país ideal.
El hombre más capaz; que significa también el de más sincero corazón, el
más justo, el Hombre más Noble: lo que él nos mande que hagamos habrá
de ser precisamente lo más sabio, más conveniente, que cuanto podríamos
aprender dondequiera o de quienquiera;—será lo que en todos sentidos nos
conviene hacer, con verdadero y leal agradecimiento y sin vacilación º
º Ibidem, p. 248.
º Ibidem, p. 247.
de que siguió las ideas del pensador inglés por su empeño en propagar
la figura de quien él consideraba el héroe del momento: Huerta. Según
Carlyle: “o nosotros aprendemos a conocer al Héroe, al verdadero Gober
nante y Capitán, a conocerlo mejor cuando lo vemos, o nos exponemos
a ser para siempre gobernados por lo Antiheroico —aunque tengamos
urnas electorales repiqueteando en cada esquina, no habrá manera de
remediarlo”.º" Es claro que nuestro poeta, en consonancia con su pen
samiento conservador, y en consecuencia enemigo de Madero, en 1912
reafirmaba su tarea iniciada en 1910 para disminuir al que para aquella
fecha ocupaba la silla presidencial por haberla conquistado en las ur
nas. En el momento de escribir el artículo que después sería el prólogo
de La defensa social, situaba al general en el podio de los héroes, como
militar, pero con la clarividencia de que se convertiría en el conductor
de la nación:
Hay que apartar los ojos de los sombríos dramas callejeros, de la venganza
innoble y del bajo rencor y levantarlos a lo alto donde brillen glorias como
la que he intentado consagrar en estas líneas, genios que como el de todos
nuestros héroes, como el genio militar del general don Victoriano Huerta,
brillan sobre la tierra convulsa, lucen con rayos de oro en el zodiaco de
la patria y hoy la iluminan y mañana la guiarán como los astros del cielo
guían a las naves sin rumbo en medio de la noche oscura y del océano
proceloso! (Io).
º Ibidem, p. 270.
XXXII
por Carlyle. Ya ufano porque Madero había sucumbido, en el primer
capítulo de su texto escribió:
XXXIII
sible”, señala que los ocupantes de los catálogos de la fama son los gue
rreros: “A ellos se les debe en propiedad el renombre de magnos. Llenan
el mundo de aplauso, los siglos de fama, los libros de proezas, porque lo
belicoso tiene más de plausible que lo pacífico”.º De aquí se desprende la
idea manifiesta en Tablada y otros conservadores porfiristas y posteriores
al dictador, de que, para conseguir la paz y vivir en orden, es necesaria
la mano dura, el rigor que saben aplicar los militares.
Uno se pregunta si Huerta habrá pretendido convertirse en héroe.
Me parece que más allá de sus aspiraciones a afianzarse en el poder a
toda costa, y de propiciar su reconocimiento entre sus allegados (como el
hacerse otorgar el grado de “general de ejército”), fueron sus partidarios,
y en particular los panegiristas, quienes se empeñaron en convertirlo
en héroe, más que en sólo justificar su mandato y darle cierto lustre,
cuando gozaban de prestigio como escritores o pensadores. Por esa razón
inventaron un Huerta que respondía a modelos previos, sobre todo en
cuanto al genio militar, pero también lo dotaron de virtudes humanitarias
que no se encuentran en las biografías y estudios de investigadores sin
afán de reivindicación del militar. El caso es que, a diferencia de otros
personajes históricos que sí son vistos aun hoy día como héroes, por obra
y gracia de hechos reales e inventados, Huerta se desmoronó del pedestal
en que habían tratado de encaramarlo sus partidarios; no ha llegado a
ser siquiera una figura controvertida, es absolutamente mayoritaria la
condenación de que sigue siendo objeto con el paso de los años.” A fin
de cuentas fueron vanos los intentos de los autores de ditirambos como
Tablada.
Un aspecto parece quedar claro: Tablada es tan gran escritor, que al
“rebajarse” a escribir panegíricos, al proponerse exaltar lo que no tiene
manera de adquirir relieve, no puede hacerlo con la calidad que escribió
otro tipo de textos. Se dirá que el dueño de una pluma notable vencerá
cualquier frontera, pero la conclusión es que si el propósito de su escri
tura es innoble, en el sentido de que tiende a presentar como excelso a
un personaje sin atributos morales; ante la falta de argumentos sólidos,
XXXIV
pues, al escritor no le queda más camino que la sensiblería, y por eso
su discurso es romo, deslucido, y todas las florituras con que lo arropó
no son sino galas opacas. Es verdad que Tablada se apegó a los cánones
del panegírico, pero así como tuvo el talento para innovar en la poesía
y la crónica, bien pudo hacerlo en este género. Si no lo hizo fue, pues,
porque la calidad del objetivo de sus alabanzas lo contaminó y el gran
escritor de otros momentos se quedó en declamador convencional.
He aquí un ejemplo de sus efusiones líricas, cuando comienza a
referir la primera batalla que reseña, la de Cuatro Ciénegas: “El año de
1912, en el florido y cálido mes de mayo, se abre el ciclo épico de la
División del Norte, y este mes propicio a la Patria que sobre sus lumi
nosos días llenos de flores eleva el orgulloso monumento de las victorias
de 1862 contra el invasor extranjero, es también favorable al cuerpo
expedicionario que acaudilla el general Huerta” (16).
Para terminar esta entrada, considero interesante referir anotaciones
que el autor dejó en su diario con respecto a su libro en defensa de Huerta.
El 22 de agosto de 1913 menciona que lleva dos meses de escribirlo, a
ratos, y que ya ha referido los combates de Cuatro Ciénegas, Pedrice
ña, La Cruz, Tlahualilo y las batallas de Conejos y Rellano.” El 12 de
septiembre, con el pertinaz tono quejumbroso de su diario cuando los
asuntos financieros no le eran del todo favorables, señaló que Aureliano
Urrutia había dejado de ser ministro en el gabinete presidencial: “Yo que
perdí mi posición en El Imparcial por defender los intereses políticos
del Doctor, me encuentro ahora comprometido y sin haber recibido
de mi amigo ministro más que un parsimonioso subsidio para escribir
mi libro sobre la División del Norte”, y agrega que terminó la batalla
de Bachimba, así como que avanza la impresión del texto.ºº El 28 del
mismo mes precisa que en casa redactó el epílogo del libro; dos días
después anota que El Imparcial publicó una nota (que exhibe en recorte
de prensa) para avisar la inminente aparición de La defensa social.”
Es de resaltar, por otra parte, que en general, hasta septiembre de
ese año, el tono de las entradas del diario es de satisfacción por su cerca
XXXVI
A continuación referiré ejemplos para proponer que el apoyo de Ta
blada a Huerta obedeció en primera instancia a su rechazo a la barbarie y
lo revolucionario, a su anhelo de paz y orden; en su afán de alcanzar esto
último fue porfirista, enemigo de Madero (si bien él llegó a calificarse
de maderista, según lo mostraré abajo) y huertista decidido, y las tareas
que emprendió en estas líneas lo llevaron a establecer componendas, a
acomodarse con los poderosos. Son jugueteos (puede calificárseles así),
pero congruentes con su pensamiento y sus afanes. A continuación,
pues, presentaré algunas muestras de sus vacilaciones para afianzarse
con su línea de pensamiento, y cerraré la sección ilustrando el cambio
de apreciación acerca de Orozco y sus huestes. Lo hago para sustentar
la idea de que, ante todo, se forjó la intención de ver una patria inmersa
en la paz y el orden. Que para conseguir eso haya exhibido conductas
aviesas o de plano turbias, es lamentable a la distancia del observador,
pero a él le funcionó mientras no cayera el personaje al que apoyaba.
Durante el maderismo se muestra en contra de la guerra —que en
algunos casos equipara con acciones revolucionarias— y en consecuencia
a favor del orden entre los mexicanos. Así, en mayo de 1912 escribió:
“La guerra, la última ratio de los países verdaderamente civilizados, es
la primera actividad y la razón suprema de los pueblos bárbaros. Pelear,
comer, dormir, es el triángulo que encierra toda la vida animal desde el
antropoide hasta el insecto”.º"
Para reconocer la continuidad en esta línea, ya en el huertismo, en
una de sus crónicas anuncia que va a referirse a dos sucesos, pero antes
hace esta digresión:
XXXVII
Los sucesos que anunció son dos medidas que tomaron pobladores
de la provincia para acabar con los bandoleros que asolaban los sitios.
Por la cita del párrafo anterior se colige que los bandoleros son revolu
cionarios.
Por supuesto, y si reconoce valores en Huerta, apreciará el belicismo
cuando tiene propósitos curativos. En un artículo para celebrar la victoria
en Rellano comienza diciendo que, con el triunfo, se probó la cientifi
cidad de la guerra; en consecuencia, “la parte sana de la nación, la que
considera que el orden es el único ritmo de la marcha hacia el progreso,
vuelve a esperanzarse y a ver no muy lejano el término de estos aciagos
días, en que todas las energías sociales se gastan lamentablemente, en
resistir y contrarrestar los agudos fenómenos de desorganización que en
venenan y dilaceran a la Patria”. Considera que del triunfo se desprende
una influencia moral fecunda: “La victoria del Ejército es también una
victoria de la lógica, pues lo que consternaba, lo que desmoraliaba (sic)
y confundía las ideas era el solo temor, hoy desvanecido, de que una
horda de guerrilleros improvisados pudiera desafiar impunemente la
Ciencia militar, el arte estratégico (...)”. A Orozco lo llama “el Marte de
blusa roja y de sombrero tejano que duerme mientras sus soldados caen
deshechos por la metralla y almuerza en carro Pullman en tanto que sus
adeptos enloquecen de hambre y sed sobre las arenas del desierto”.º
En otro momento emplea su estilo incisivo y juguetón para referirse
a Orozco (muestra, así, que no había perdido su capacidad creativa):
en tiempos de los romanos, hubiese sido generalísimos de los ejércitos
Parthos, “no precisamente por ese “Parto'... de los montes que resultó
ser su fortificación de Bachimba, sino porque como los Parthos de Asia
sólo combate cuando ha vuelto la espalda... Su combatividad es eminen
temente oratoria; sus amenazas parecen brotar en cláusulas vengadoras
de la boca amarga y crispada de la Némesis antigua”. Unos párrafos más
adelante agrega que incluso Emiliano Zapata ha criticado a Orozco, y
asesta otra frase demoledora al norteño:
º José Juan Tablada, “La batalla de Rellano. La leyenda de Orozco. Un drama vulgar”, en El
Diario, 26-5-1912, p. 3.
XXXVIII
guadas proporciones al guerrillero ambicioso y zafio que un día pareció
abnegado y generoso y que sólo una real hazaña cuenta en su activo: la
muy triste de haber hecho todo lo posible por arruinar a la patria e impedir
lo que todo el pueblo verdaderamente honrado desea anhelosamente: el
definitivo advenimiento del orden y de la paz.”
* José Juan Tablada, “De domingo a domingo”. “Las inundaciones del Bajío. El triunfo de
Bachimba", en El Diario, 7-7-1912, pp. 3-4; las citas, en la p. 4.
*º Idem.
*º José Juan Tablada, “El servicio militar obligatorio”, en El Diario, 20-10-1912, p. 3.
XXXIX
Tablada estuvo en el Colegio Militar. Esto pudo haber sido la causa de
la siguiente defensa de las fuerzas armadas, cuando ya comenzaba a ha
blarse de la posibilidad de un golpe de Estado contra Madero en enero
de 1913. Refiere un hecho heroico del subteniente Crispín Anzaldo,
quien en noviembre de 1912 impidió el robo violento a un tren cargado
con armas y municiones." Después del relato pormenorizado, escribe:
XL
apoderó de la silla presidencial, y queTablada fue un vocero determinante
en el plan.
Para continuar con la hipótesis de que el poeta estuvo involucrado
en la conspiración, es sobremanera irónico que, al iniciarse la Decena
Trágica, su colaboración en el periódico señalara como muy positivo el
hecho de hacer coincidir la fiesta del árbol y la conmemoración de la
Promulgación de la Carta Magna. Afirmó que, en los países “cultos”,
junto con la voz de los poetas se da la apertura de obras públicas, y acto
seguido anotó: “México, por esta vez, ha estado de acuerdo con esas
fecundas y bienhechoras prácticas de la civilización, haciendo coincidir
la celebración del glorioso aniversario político con la de la “Fiesta del
Arbol”, cuya redentora y magnífica influencia nunca será encomiada
lo bastante”." Es cierto que no indica expresamente el nombre de
Maclero, pero al escribir “México” está incluyendo al mandatario. Con
estc» es probable que el poeta quiera aparecer como imparcial, capaz de
Fecc>rnocer algunos méritos al maderismo, a pesar de que era notoria su
anirrmadversión al régimen. El grado de reconocimiento es nimio, si se
ººrnsidera el peso de otras palabras antimaderistas, pero no deja de ser
ºº srnificativo, por la vinculación que hace con un término tan noble, en
ºse rmomento, como lo era “civilización”.º
*º José Juan Tablada, “La semana. La Constitución y la fiesta del árbol. Palabras de un poeta”,
ºº éE2 /mparcial, 9-2-1913, p. 3.
”"En vida de Madero no es fácil encontrar referencias elogiosas por parte de Tablada. Sí lo hizo,
*ºsa º se no con abundancia, posteriormente. Este asunto ofrece un ejemplo palmario de cómo el
ºººº a aliñó sus memorias en un intento de limpiar su nombre de las asociaciones con Huerta, y
º.º Yiciencia en su Diario y memorias. A pesar de que, con ingenuidad, se podría esperar apuntes
ºdecaignos en su Diario, lo cierto es que éste se conserva mutilado o alterado; en cuanto a sus me
"º" ºas, el autor adelanta que éstas (escritas en la segunda mitad de los años veinte) son puntuales y
fiab>les, porque se basan en su diario. En particular acerca de los meses previos a la Decena Trágica
Yºra misma, para infundir confianza en los lectores afirma que hará una transcripción “al pie de
la letra”. José Juan Tablada, Las sombras largas, p. 325. No obstante, no fue verdad el ofrecimiento.
Se
º va bien desde
ºesvanece. el 27 delanoviembre
Por ejemplo, entrada deldeDiario
1912, para
pero elal 23
llegar al 20 desólo
de febrero febrero
dice:de“Lleno
1913 ladeexactitud
estupor,
al ir a cdesayunar leo en El Imparcial la noticia del asesinato de Madero y Pino Suárez anoche, en la
ººirmidad de la Penitenciaría (...)".Tablada, Diario..., op. cit., p. 102. Mientras que en las memo
º escribe: “Lleno de estupor, de indignación y de vergüenza al ir a desayunar leo en El Imparcial
“ºº”inable, la increible noticia del asesinato de Madero y Pino Suárez, consumado anoche en
Pºxirmidad de la Penitenciaría" y unas líneas abajo elogia sin embozo al presidente asesinado.
Tablada. Las sombras largas, op. cit., p. 397. Las cursivas son mías.
Cuando Huerta ya estaba a cargo del Ejecutivo, y dado que no tuvo
una relación tersa con el extranjero, sobre todo con los Estados Uni
dos, una de las preocupaciones de Tablada para respaldar al general fue
la de resaltar las acciones de éste en vías de superar su falta de reconoci
miento en el exterior. En un texto habla de que el entonces mandatario
acaba de dirigirse a los corresponsales extranjeros:
*José Juan Tablada, “El señor Presidente y los periodistas extranjeros”, en La Semana Ilustrada,
10-3- 1914, p. 1.
XLII
lirismo que tan mal suena en La defensa social. Otro aspecto es el afán
de Tablada para convertir en positivo lo que en su momento e incluso
después se resaltó como negativo. Por ejemplo, revestir de humanitaria y
civilizada una labor que, según la historiografía, distó mucho de ser tersa
y respetuosa de los derechos humanos (el propio Tablada, años después,
se referiría de manera negativa al huertismo);º además, una de las acu
saciones a Huerta es que para sacar ventaja personal de las situaciones,
se demoró en actuar cuando combatió a Zapata en su reducto, a Orozco
en el norte y a Félix Díaz y Mondragón en la Ciudadela. Por ello el poeta
destaca como atributo la cautela, para revestirla de sabiduría con el fin
de afirmar el triunfo, y es que los dos párrafos siguientes le permiten a
Tablada retomar la campaña en el norte. De aquí también desprendo
que empleó el artículo en cuestión para promover su propio libro, pues
si bien no lo menciona, el hecho de referirse a acciones que, se sabía, él
narraba en su texto, pudo funcionar como un recurso publicitario.
Para concluir con el análisis del fragmento citado, llama la atención
que critique la “inútil retórica”. Este detalle confirma que, en efecto,
la retórica ya no gozaba de prestigio para fundamentar los discursos,
Por considerarla anacrónica; sin embargo, una cosa eran las palabras y
otra los hechos, dado que los autores —según he tratado de mostrarlo
con el propio Tablada— no dejaban de sustraerse a ella, conscientes de
que les ofrecía recursos para engalanar sus textos con frases vibrantes y
con vocablos de fácil interpretación, entre algo más. A fin de cuentas se
continuaba disfrutando de modelos antiguos, quizá por considerarlos
de autoridad, en función de su linaje.
Con respecto al tema de la consideración en que se tenía a la retórica
en ese momento, hago un paréntesis en esta sección para destacar cómo,
dentro del entusiasmo de que Tablada se impregnó para respaldar a
Huerta, llegó a propugnar la adopción del sentido práctico ante la vida,
y de ahí invocar, una vez más, el relegamiento de la retórica. Al hacer
ºferencia al mensaje que Huerta dirigió al Congreso el 1 de abril (poco
después de haberse hecho del poder), en el cual demandó que la vida
43 º
Tan sólo un ejemplo: en sus memorias califica de “aciaga” a esa época, y al referir algunos
¿ento: ocurridos entonces los llama “execrables y oscuros dramas de aquel periodo”. Véase
ººlada, Las sombras largas, op. cit., pp. 424 y 425, respectivamente.
nacional se rigiera por el espíritu práctico, ofrece una sarta de adjetivos
fáciles y en plan de conclusión escribe:
“José Juan Tablada, “La Semana. Del espíritu práctico”, en El Imparcial, 7-4-1913, p. 3. Las
cursivas son mías.
Y este año, así como la Virgen enlutada de los altares recuerda a la Patria
dolorosa, los grotescos “Judas”, refrendan su simbolismo de infamia (...)
quizás quienes los ven despedazarse entre estruendos y chisporroteos,
piensan en quienes hoy, para arruinar a la Patria, tienden la mano y en
pago de su traición reciben del extranjero las treinta monedas del tráfico
infame y monstruoso!
Ojalá y la Pascua que acaba de inaugurar sus alegrías, haga desaparecer
tanta desgracia bajo su alud de flores, y vengan con la triunfante Primavera,
los días anhelados del orden y de la pazº
XLVI
social, manifiesta su posición al respecto cuando se vive en el extranjero,
sobre todo por razones de exilio. De alguna manera es un texto profé
tico y al mismo tiempo revelador de uno de los grandes problemas del
poeta: afirmar de manera rotunda algo que terminaría por desdecir o
de revertirse en su contra. Recrimina a los exiliados porque no luchan
en México por el mejoramiento de la patria:
XLVI
independientemente de que lo hubiera hecho por atacar a Madero, quien
(lo repito sólo por destacarlo) no gozaba de la simpatía de Tablada, el
poeta lo consideró la representación de la barbarie, al igual que a Zapata;
pero en cuanto el guerrillero del norte rindió las armas ante Huerta y
se dispuso a tomarlas para defenderlo, el poeta lo exaltó. Para ello no
esperó siquiera un mes después de la usurpación huertista:
XLVIII
Emerson, el filósofo que analizó los destinos de la República y los carac
teres de la Democracia, señalaría con su índice a Pascual Orozco, hijo del
pueblo, que con el religioso ardor de un boero, empuñó su carabina, con
una sola palabra en los labios: Libertad
Su misma simplicidad, la simplicidad de su gesto, la simplicidad de su
evocación, la simplicidad de su pecho ofrecido sin cesar al peligro, hicieron
pronto un héroe del rudo montañés.º
(...) Por eso declaro que soy gobiernista y maderista, y que seré gobiernista
y maderista, siempre que, como hasta ahora, el Gobierno y el maderismo sean
la integración del orden y de la paz, la legión de la ley, el baluarte que guarda
los fueros de la sociedad honrada, siempre que el Gobierno honre al Ejército y
º Hasta el momento no he encontrado la fuente donde escribió esto, si es que lo hizo. Ese
mismo día, 24 de marzo, en la primera página del propio diario El Imparcial, se leyó, como noticia
Principal: “Un alegre festín fue nuevo eslabón que unió a federales y ex-revolucionarios”, convivio
que se reseña, pero no se hace mención de que Tablada hubiese asistido.
que castigue a los insubordinados que vulneran su disciplina y amenazan su
cohesión, siempre que ser gobiernista y maderista signifique la integración en
la vida civilizada (...”
*José Juan Tablada, ““Los capitanes de Villa. Escritores y chimpancés”, en El Diario, 15-6-
1912, p. 3. Las cursivas son mías.
pretendo ofrecer una versión exhaustiva; antes bien, situar los plantea
mientos del poeta en función de lo que está registrado, además de derivar
de ahí algunas propuestas de mi interpretación.”
Orozco había ganado fama de revolucionario decidido durante
la campaña de Madero contra Díaz. Creció tanto su prestigio que, ya
durante el gobierno del llamado Apóstol de la Democracia, algunos por
firistas y ex maderistas desafectos con el régimen se aliaron para apoyar
la candidatura de Orozco a la gubernatura de Chihuahua, en contra de
Abraham González, el candidato del Presidente.”º Por su gran populari
dad, ya en mayo de 1911 se lo llamaba “el alma de la Revolución”;” en
diferentes partes del país se puso su nombre a algunos organismos; Zapata
lo reconoció como “ilustre”. Knight señala que superó en popularidad
a Madero. A finales del año se le llegó a proponer como compañero
de fórmula de Francisco Vázquez Gómez en un intento de derrocar al
entonces ocupante de la silla presidencial con la salida legaloide de pro
poner candidatos a una supuesta nueva elección presidencial; Orozco,
sin embargo, continuaba fiel al mandatario; su oposición se daría más
tarde, por considerar que éste no había cumplido con el Plan de San
Luis y además se excedía en sus acciones.
Pascual Orozco fue la carta de Madero para combatir la insurrección
de Bernardo Reyes en el norte hacia finales de 1911, pues el Presidente
” Los textos en los que me he basado para obtener la información acerca de los acontecimien
tos, son: Michael C. Meyer, Huerta: a Political Portrait, Alan Knight, Porfirians, Liberals, Luis M.
Garfias, La Revolución mexicana. Compendio histórico político militar. Por supuesto, no son los
únicos que tratan el tema. Prácticamente en toda la historiografía de la Revolución se refieren el
levantamiento de Orozco contra Madero, la campaña de Huerta, las jugarretas de éste para llegar
al poder y sus acciones mientras ocupó la silla presidencial, si bien el huertismo, particularmente
en algunos textos nacionales, no ha merecido mucha atención.
º El recuento y análisis de cómo Orozco fue tentado por los antimaderistas para llegar a la
gubernatura del estado, así como de su oposición al Presidente y de su campaña militar aparece
en Knight, Porfirians, Liberals, op. cit., pp. 281-309. En este párrafo sigo de cerca a este autor. El
historiador inglés parece mesurado en la presentación de los hechos; en cambio Luis M. Garfias,
antiguo maderista, muestra una imagen diferente de Orozco: “Pero mientras tanto finales de
1911), otra sublevación más grave se gestaba en el norte del país. Pascual Orozco, antiguo arriero
convertido en general, se encontraba profundamente resentido contra Madero. No había podido
ser gobernador de Chihuahua, como era su deseo, y se había dejado dominar por las insinua
ciones de la clase rica de Chihuahua" (63).
” El Diario del Hogar, 23-5-1911, cit. en Knight, Porfirians, Liberal, op. cit., p. 290.
ya desconfiaba de Huerta y en consecuencia optó por encargar la cam
paña a un general revolucionario que no fuera militar de carrera; Orozco
llegó a Chihuahua aproximadamente el 1 de diciembre. Como Reyes no
encontró respaldo, el 25 del mismo mes se rindió y se entregó al general
Gerónimo Treviño, comandante de la tercera zona militar; en conse
cuencia, fue enviado a la prisión militar de Santiago Tlatelolco.º José
Inés Salazar y Braulio Hernández encabezaron revueltas en Chihuahua
a principios de 1912 en contra del Presidente. El 2 de marzo, Abraham
González, ya para entonces gobernador, fue obligado a huir del estado.
Tres días después, Salazar, Emilio Campa y Hernández llegaron con 2000
hombres y aclamaron a Orozco como comandante jefe. Éste aceptó.
Para Knight, Orozco fue más allá del programa original de Madero.
Su plan, publicado el 25 de marzo, conocido como “de la Empacadora”,
planteaba la destitución del Presidente y del Vicepresidente y la puesta
en práctica de reformas políticas; además demandaba mejores salarios
y condiciones laborales, la supresión de las tiendas de raya y la nacio
nalización de los ferrocarriles; señalaba como el problema que requería
mayor atención, el agrario. En cuanto a la rebelión de Orozco, Knight
afirma: “Fue el mayor, mejor organizado y más abiertamente político
de los movimientos antimaderistas y tuvo consecuencias decisivas en la
historia del régimen de Madero”.”
Antiguos jefes revolucionarios maderistas, como Salazar, Campa,
Benjamín Argumedo, Cheché Campos y otros firmaron el plan de la
Empacadora, mediante el cual “Se proclamó a Orozco Generalísimo del
Ejército Revolucionario”. Acerca de los efectivos castrenses de Orozco,
en marzo de 1912 eran 600 hombres bajo sus órdenes directas, y 150 en
Casas Grandes.º
Con el fin de combatir a Orozco, Madero ordenó el envío de una
fuerza militar que se convertiría en la División del Norte, con 2150
hombres, aproximadamente, en tres brigadas: una de infantería (al
mando de José González Salas, quien era ministro de Defensa pero pidió
licencia del cargo para dirigir personalmente la campaña), la primera de
LII
caballería (con el general brigadier Fernando Trucy Aubert) y la segunda
de caballería (bajo las órdenes del general brigadier Joaquín Téllez); el
jefe de Estado mayor era Nicolás Martínez. El contingente salió de la
Ciudad de México el 8 de marzo.º Pronto se iniciaron los combates de
federales contra orozquistas, con victorias parciales de éstos. Después
de algunos enfrentamientos, González Salas fue derrotado en Rellano,
el 23 de marzo, y como se sintió responsable del fracaso, se suicidó.
Ante esto, y consciente de que debía enfrentar con mayor rigor a los
rebeldes del norte, Madero decidió nombrar a Huerta como nuevo jefe
de la campaña, y éste salió a principios de abril. Periódicos desafectos a
Madero, como El Diario, ya expresaban su simpatía por Huerta: “Con el
ánimo muy levantado salió para el norte la brillante columna del general
Victoriano Huerta. El viejo y valiente soldado lleva en la punta de su
espada la tranquilidad de la República”.º Expresiones como ésta son las
que le sirvieron a Tablada para manifestar que ante la rebelión de Orozco
se anhelaba la participación de un hombre fuerte. Es significativo que,
dos días después de la información anterior, el mismo cotidiano anun
ciara la incorporación del poeta en la redacción: “el distinguido escritor
que por su galano estilo y la belleza que a sus artículos imprime, se ha
conquistado un prominente lugar entre nuestros literatos"; precisaba
que, además de la sección literaria, participaría en las ediciones diarias
con “artículos de oportunidad, sobre temas o materias diversos”.º
Una vez designado comandante de la División del Norte, Huerta
comenzó los preparativos para la campaña, pero como no la inició con
prontitud, se le llegó a acusar de mora intencional, como muestra del
desafecto al Presidente. Si se toma en cuenta que se le nombró el 1 de
abril y que el primer enfrentamiento victorioso contra Orozco fue el 6
de mayo en Cuatro Ciénegas, hay lugar para la duda, no obstante que
el general afirmó haberse tomado su tiempo para organizar mejor al
ejército. Desde mayo hasta agosto se dieron los enfrentamientos que
narra Tablada y que, es cierto, constituyen el núcleo de la victoria federal
LIII
contra los rebeldes. Hablo de núcleo porque, no obstante la supremacía
de la División del Norte, Orozco no se rindió y continuó provocando
escozor intenso en el Ejecutivo hasta octubre, por lo menosº
A principios de septiembre, el ejército orozquista parecía andar en
desbandada º sin embargo, las informaciones de la prensa dejan la im
presión de que los acontecimientos en el norte no eran muy diferentes
de los que ocurrían en Morelos, donde era tenaz la rebeldía de los zapa
tistas. Por los conocimientos de estrategia militar de Huerta, éste se dio
cuenta de que el Ejército mexicano no estaba preparado para enfrentar
una guerra de guerrillas; en consecuencia, se presentó la paradoja de que
el jefe militar invocara una solución política, mientras que el Presidente
quisiera una victoria militarº A Madero le llegaron rumores de que
Huerta pensaba defeccionar para pasarse a las filas de Orozco y por ello
le ordenó que volviera a la capital; el comandante de la División lo hizo
a mediados de octubre y anunció que se sometería a una operación de
cataratas. Madero anunció en diciembre que, por petición del propio
Huerta, se le liberaba del mando de la División. En realidad, la rebelión
orozquista quedó derrotada a principios de 1913.º
Garfias hace un breve repaso de la campaña de Huerta en el nor
te, y al concluirlo dice que, con esas acciones, el gobierno de Madero
quedó a salvo, Huerta llegó a México convertido en una figura popular
y, de nuevo, Madero cometió “un grave error”: no haberlo ascendido a
divisionario, por lo que en Huerta nacieron el rencor y el odio.º
Tal como lo señalé al inicio de estas páginas, una de las preguntas fun
damentales de la introducción es: ¿qué es la defensa social para Tablada?
º Orozco, de hecho, nunca se rindió a Madero; lo hizo, eso sí, a Huerta. La razón de que se
mencione octubre como el final de su insurrección es porque es la última fecha en que se registran
acciones beligerantes suyas de cierta relevancia; en los meses siguientes se habla de él y su guerri
lla en el norte sólo de manera esporádica. Véase El Diario, El País y El Imparcial de octubre de
1912 en adelante.
LIV
Con el fin de encontrar la respuesta es preciso recurrir a la historia, donde
se aclara que el enunciado “defensa social” se expresó en los años de la
Revolución y sirvió para alentar en la sociedad el deseo de preservar las
instituciones y lograr la paz. Al menos es lo que comienza por despren
derse de las informaciones hemerográficas. Se reconoce en una asociación,
autodesignada “Liga”, que adoptó dicho enunciado en marzo de 1912;
esto es, en plena insurrección de Orozco y Zapata, con el supuesto afán
de conseguir la paz y con fines de minar a Madero, según se verá por las
mismas notas periodísticas a continuación.
Llama la atención que fuera un periódico maderista el primero que,
según mis pesquisas, informara acerca de la constitución de la Liga de
la Defensa Social, y precisara, desde el encabezado de la nota, que sus
integrantes eran opositores al gobierno. Señaló como los partidos inte
grantes: el Católico Nacional, el Popular Evolucionista y el Antirreelec
cionista, más personas que, sin militar en algún partido, ya mostraban
su oposición a Madero.º
El conocimiento más claro de los propósitos de la Liga se tuvo
unos días más tarde, cuando otro periódico informó que Alberto García
Granados presidió la reunión del grupo, a la cual asistieron miembros
de los partidos Antirreeleccionista, Católico, Evolucionista y Liberal, y
donde se determinó lanzar un manifiesto a la nación. Éste señalaba, como
causas de la situación revolucionaria en el país: la escisión de Madero en
el Partido Antirreeleccionista (ruptura con Francisco Vázquez Gómez),
la designación de personas incompetentes en el gobierno, el nepotismo
º Según la nota periodística, en la sesión constitutiva Jorge Vera Estañol expuso los fines de
la convocatoria. También hablaron Carlos Pereyra y José Castelló Jr. La directiva quedó formada
por las siguientes personas: Manuel de la Hoz, Eduardo Tamariz, F. Galindo Pimentel, Germán
Landgrave, Francisco Barrera Lavalle, Jorge Vera Estañol, Rafael Pardó, José Castelló Jr., Luis
Martínez de Castro, Alberto Olivier, Samuel Eguiluz, Francisco T. Mascareñas, Toribio Esquivel
Obregón, Arturo Alvaradejo, José A. Rivera G., Alberto García Granados, Carlos G. de Cosío,
Abel Fernández, Luis Traconiz Alcalá, Antonio Herrejón López y Aquiles Elorduy “Una “Liga de
Defensa Social". Quedó formada con elementos de distintos partidos oposicionistas”, en Nueva
Era, 18-3-1912, pp. 1-2. Salvador F. Resendi escribe lo siguiente acerca de la Liga: “Cumpliendo
fines enteramente nobles y altruistas y sin perseguir medro ninguno personal, una Comisión de paz
de la "Liga de la Defensa Social", integrada por los señores licenciados Aquiles Elorduy y Francisco
T. Mascareñas y doctor Enrique González Martínez, fue recibida en esos días por el caudillo de la
Revolución". Resendi, La revolución actual..., op. cit., p. 245.
LV
dentro de éste, así como la disolución del Ejército, que impedía contar
con fuerzas suficientes para combatir a los insurrectos; el incumplimiento
de las promesas de libertad de imprenta, del reparto de tierras y el sufra
gio libre, además de la imposición de Pino Suárez en la vicepresidencia.
Las propuestas de la Liga eran: 1) la renuncia de éste; 2) la formación
de un nuevo gabinete; 3) el aumento de efectivos en el ejército; 4) el
fraccionamiento de tierras, pero sin llegar al despojo; 5) el respeto a la
soberanía de los estados; 6) que se disolviera el Partido Constitucional
Progresista y se suprimiera su prensa; 7) apelar al patriotismo de Made
ro y de los revolucionarios “para que hagan un estudio sereno de todo
esto y devuelvan de algún modo la tranquilidad a la patria”; además se
pedía a los diputados independientes que ayudaran a esta labor."
Es de notar que un diario opositor al Presidente criticara en su edito
rial del 6 de abril de 1912 la falta de claridad en las propuestas de la Liga,
si bien le hizo un aparente reconocimiento, eso sí, sin dejar de resaltar
sus fines políticos." Las actividades del grupo habrán sido cotidianas,
pero los periódicos no suelen dar detalle diario de ellas. Pasaron unas
jornadas antes de informar que una comisión de la misma había salido
al norte con el objeto de “acercarse al cabecilla revolucionario Pascual
Orozco y conseguir de él que deponga su actitud hostil”.” Por supuesto,
Nueva Era estaría al pendiente de las actividades de este grupo opositor,
para tratar de reducir su importancia como contrario a Madero.” El
Diario no simpatizaba con el Presidente, mas por lo visto la Liga tam
poco gozaba por completo de su aprecio, a menos de que sus críticas al
grupo fueran una manera de aparentar objetividad. En otro editorial, el
LVI
periódico puso en duda la eficacia, e incluso la honorabilidad, de dicha
asociación y la acusó de obstruccionismo."
Hasta lo último que he glosado, las referencias a la defensa social
se hacían con respecto a Orozco, pero en agosto, cuando Huerta ya le
había asestado al guerrillero los reveses más fuertes, otro de los periódicos
antimaderistas invoca la frase, y consecuentemente las medidas, para
combatir a Zapata. En su editorial del 28 de agosto pidió acciones contra
el llamado Caudillo del Sur; hizo referencia a las diversas posiciones con
respecto al conflicto, y, dirigiéndose “a los que favorecen el zapatismo
no sólo por enemistad con el actual Gobierno”, les dijo: “ha llegado
el momento de obrar, de proceder con energía contra los enemigos
de la sociedad y el orden. ¿O acaso porque el gobierno (supóngase así)
es la causa de la causa vamos a permitir que la anarquía se apodere de la
República para caer en el más negro de los abismos?”
Se llega, así, a la respuesta a la pregunta que abre este apartado: José
Juan Tablada escogió “la defensa social” como título de su trabajo porque
se hacía eco de un planteamiento político antimaderista a todas luces."º
No hay referencias de que él mismo haya participado o coadyuvado de
manera expresa con la agrupación cuyo nombre tomó para intitular su
libro, pero con esto se confirma que, al adoptarlo, resaltó la congruen
cia de su pensamiento político y de su actitud ante la vida plácida, alejada
de los avatares y las confrontaciones sociales. Otro aspecto diferente,
aunque vinculado, es su adhesión a Huerta.
Con todo, la connotación antimaderista de la “defensa social” se
diluyó a la muerte de don Francisco, pues la frase continuó expresán
dose, ya en apoyo de Huerta. A un mes de que éste tuviera que salir
huyendo del país, en La Semana Ilustrada, entre las páginas fotográficas
que incluía esta publicación, aparecieron, bajo el título de “La Defensa
Social en Puebla”, cinco fotos con un pie referente a que en aquella
ciudad se organizó el cuerpo de Defensa Social, “listo para defender la
plaza contra todo ataque exterior”."
”º “Editorial”, en El Diario, 29-5-1912, p. 3.
”“Editorial. Por la defensa social”, en El País, 21-8-1912, p. 3.
º Alfonso Taracena considera a la Liga de la Defensa Social como “aristócrata y clerical". Vid,
Alfonso Taracena, La verdadera Revolución mexicana. Primera etapa (1901 a 1914), p. 261.
" La Semana Ilustrada, 2-6-1914, s. p.
LVII
Este carácter nacional de la defensa social permeó de manera local;
al menos en el estado de Durango. En varias fuentes he encontrado
referencias precisas sobre el tema. No me extenderé en el asunto; sólo
traigo a colación la singularidad del caso. Pero es de resaltar la semejanza
con el carácter de la liga nacional, sin que los durangueños o estudiosos
del estado hagan referencia a ésta: se constituyó en 1912 y la formaron
miembros de la clase acomodada. Llama la atención que incluso su deno
minación aparezca en un diccionario acerca de dicha entidad federativa:
“Organización de carácter militar que formaron en Durango las clases
capitalistas para la defensa de sus intereses atacados por las Revoluciones
Maderista y Constitucionalista, dándole como finalidad aparente, la de
un cuerpo civil para la protección de los hogares y las familias, únicamen
te”.”º Queda clara, pues, la asociación entre el término “defensa social”
y una actitud antirrevolucionaria; esta última afín a Tablada, por lo que
no debe extrañar la proclividad del poeta a exaltarla.
º Pastor Rouaix, Diccionario geográfico, histórico y biográfico del estado de Durango, p. 123. Vid.,
además: Matías Pazuengo, “Historia de la Revolución en Durango: de junio de 1910 a octubre de
1914" y Atanasio G. Saravia, ¡Viva Madero Cabe destacar que este último título es una novela.
” De alguna manera, al estudiar a Tablada, varios de los que le hemos dedicado páginas hemos
referido o expresado opiniones acerca de su aprecio en el medio cultural. En mis dos trabajos ya
citados: Las veras y las burlas y JoséJuan Tablada en Nueva York he señalado algunas de las valoraciones
de que ha sido objeto, tanto desde el punto de vista literario como político en diferentes momentos.
LVIII
El Ahuizote, filoso por naturaleza, criticó la línea editorial de El Diario
con una caricatura en la que presenta sobre una montura, vestido de
caballero, y con un escudo donde se lee “$0,000.00”, a Ernesto Elorduy
(director de dicho periódico); lo siguen a pie, como frailes, Carlos Díaz
Dufoo y Manuel M. Flores; cierra el cortejo, vestido de bufón, Tabla
da. En el pie de la ilustración se lee: “Detrás del Caballero de los Cero
Pesos Cero Centavos, caminan los servidores Flores, Díaz Dufoo y José
Juan, autor de “Madero-Chanteclerº”.ºº Es de notar que esto apareció
un mes antes de que Tablada publicara el artículo que después presenta
ría como prólogo de La defensa social, por lo que aún no se le identificaba
como huertista declarado; además, en la época es de las pocas atribu
ciones directas de que el poeta fue el autor de la sátira contra Madero."
Atento a lo que se escribía y decía, El Ahuizote precisa, unos cuantos
días después de publicado el panegírico a Huerta, cómo consideraba al
autor de éste: en una caricaturaTablada esculpe la figura de un héroe que
está en actitud de disparar su arco; en el peto dice “Huerta”. Lo que en
el momento Tablada está labrando en el faldón son unas aves en medio
de un pastizal. El pie: “Huerta, al través del temperamento cortesano de
JJT. (Casco de Cuahtemoc (sic), escudo de guerrero germana (sic) y
kimono de samurai. No le rebaja usted nada?)”.º
Lo que presento aquí no lo había referido. Para no repetir ideas remito a dichos libros.
º “El verdadero aspecto de El Diario”, caricatura sin firma, en El Ahuizote, 28-9-1912, año II,
núm. 67, p. 3. Tablada se refiere a esta caricatura en nota al pie de “El ejército reorganizado por
el general Huerta”, infra.
º"Me parece significativo, en cuanto al conocimiento en aquel entonces de que Tablada fue el
autor de la sátira contra Madero, que en un texto de El Ahuizote se satirizara la convención del
Partido Constitucional Progresista con referencias a Chantecler de Edmond Rostand, sin hacer
alusión alguna a la tragicomedia zoológico política del poeta: “En la obra de Rostand, las lechuzas
fraguan un complot contra el gallo. En esta base-cour (sic por basse-cour, corral), quienes maquinan
son Chantecler y socios. La comedia está bien tramada. Pino Suárez triunfa por escotillón, como
Corral. Ojalá que la comedia no se transforme en drama sangriento dentro de poco”. “Chantecle
rizando. La convención en solfa", en El Ahuizote, 9-9-1911, año II, núm. 16, pp. 7 y 11 (la cita
reproducida, en la 1 1). En las pp. 8-9 se incluye una caricatura sin firma con la escena de la pelea
entre Chantecler (Madero) y otro gallo de pelea, atestiguada por varios animales.
ºCaricatura sin firma y sin título, en El Ahuizote, 2-11-1912, año II, núm. 72, p. 11. Ésta es la
caricatura que Tablada menciona en nota del capítulo “El ejército reorganizado por el Gral. Huerta”
de La defensa social y que a él le sirvió para aducir su apego al futuro usurpador antes de que éste
se apoderara de las riendas del país; véase infra, p. 96n.
Después de expresar reconocimientos sobre todo a la obra poética
y a la personalidad de Tablada, Francisco Gándara afirmó que el poeta
se daba tiempo para escribir de los problemas generales del país. En
cuanto a sus cualidades como escritor: “posee el secreto de esta elegancia
intelectual y sencilla, pronta, que es mesura y originalidad y que ninguno
puede adquirir si no es preparado por dotes de nacimiento y de raza”.
Dio cuenta de sus publicaciones por venir, y en particular: “En estos
momentos aparece un relato interesantísimo": La Historia de la campaña
de la División del Norte. Ya para terminar, señaló: “Cuando el cañón cese
de tronar y se acalle el salvaje aullido zapatista, el público tendrá oca
sión de apreciar las admirables obras del gran artista y hondo poeta”.º
Además, cuenta que conoció a José Juan en Chihuahua, cuando regresaba
de su viaje a Japón, y precisa que, como también ya había ido a París,
en ese entonces el poeta vestía como un bohemio del Quartier Latin. En
cambio, “Hoy su persona, esmerada y aliñada, siempre refleja mejor sus
hábitos y su ingenio. La pulcritud unida a su indumentaria de elegante
estilo inglés, le dan un aspecto de distinción y dignidad; cierto aire de
expresión seria y a la vez aguda, que cuadran a sus propósitos y a su ca
rácter” º Se reconoce aquí otra de las manifestaciones contrastantes de
Tablada. He dicho que en la línea política fue congruente hasta 1914,
así como también he mencionado que una de sus caracterizaciones es la
de las dualidades funestas. Con lo expresado por Gándara, el vestuario,
en particular, y la presentación personal en general, dan cuenta de las
alternancias en la vida del autor.
La inserción de Tablada en el huertismo se reconoce con esta nota:
“Desde el presente número se encarga de escribir la crónica literaria
º Francisco Gándara, “Tablada”, en El Mundo Ilustrado, núm. 14, 5-10-1913, p. 11. Ésta es una
referencia importante para identificar la fecha de publicación del libro de Tablada.
º Idem. Como el artículo apareció para dar cuenta de la puesta en circulación de La defensa
social, llama la atención que Gándara vertiera conceptos como los siguientes acerca del autor:
“Más que poeta del sentimiento, paréceme Tablada el poeta de la estética, sin que le falte nada de
lo ideal. Las ráfagas libres de las ideas nuevas rozan su frente y canta porque necesita cantar, y si
acaso vierte lágrimas, estas son pocas y las vierte a escondidas: Privilegiado el que las descubre!"
Son significativas esas consideraciones porque, si bien referidas a la poesía, distan mucho de aludir
al estilo empleado en el panegírico a Huerta. Sin proponérselo, con esto Gándara hace evidente el
contraste entre lo sublime y rico del verso y la prosa de Tablada en otros escritos, comparado con
lo convencional, chato, sin brillo, del texto sobre la División del Norte huertista.
de El Mundo Ilustrado el celebrado escritor, y notable poeta mexicano,
cuyas producciones son celebradas con general aplauso, señor José Juan
Tablada, que a pesar del cargo de director del Diario Oficial con el que
ha sido agraciado por el gobierno, dedica alguna parte de su tiempo a las
bellas letras”.ºº
La congruencia que encuentro en Tablada no la veían algunos de
sus contemporáneos. Esto se desprende de una nota de El País. Se da
cuenta —y se presenta un facsímil— del periódico que circula en fran
cés con el nombre de La Révolution au Mexique. Se afirma, en el diario
nacional, que la finalidad de éste es denigrar a México y, principalmente,
“dificultar el empréstito, diciendo en títulos llamativos que era un robo
a la épargne française' (ahorro francés)”. Al precisar que Vicente Castro
Herrera fue director de El Imparcial, se dice que, cuando tuvo que salir
de México, dejó a Díaz Dufoo, Tablada y Manuel de la Torre como,
respectivamente, director, jefe y secretario de redacción, y agrega: “(Ya se
sabe que estos señores, cuando El Imparcial pasó a poder del gobierno,
se volvieron gobiernistas, siguiendo la costumbre que desde hace años
les es propia)”.ºº Lo que no precisa El País es que, precisamente el hecho
de que Tablada se convirtiera en gobiernista, es señal de que mantenía su
línea de oponerse a la Revolución y de haber sido contrario a Madero.
Hace poco más de cuarenta años que Alfonso Taracena puso en
la picota a Tablada; el historiador no se tocó el corazón para aplicarle
calificativos contundentes. Primero, con respecto a la aparición de Ma
dero-Chantecler, lo llama “abyecto escritor” y ofrece información clara
de la sátira, entre otros datos, identificación de los personajes de la vida
real a los que toca en la obra. Concluye así Taracena: “Lo peor es que
nadie se da por aludido, y llevan trazas de no darse por aludidos nunca,
pues el autor es maestro en el arte de la adulación más vil”.”
A pocos días del golpe de Huerta para hacerse del poder, escribió
Taracena: “Sigue José Juan Tablada empuercándose con elogios a los
º Nota de la Redacción, en El Mundo Ilustrado, núm. 17,26-10-1913, pp. 11. Las cursivas
son mías.
º “En Europa se establecen sucursales del periódico porrista Nueva Era. El director de esta
publicación es Vicente Castro Herrera, concuño de don Ernesto Madero y antiguo patrón de don
Carlos Díaz Dufoo, José J. Tablada y Manuel de la Torre”, en El País, 22-7-1913, pp. 1 y 8.
º Alfonso Taracena, La verdadera Revolución mexicana. Primera etapa (1901 a 1913), pp.98-99.
LXI
orozquistas sometidos a la traición y el crimen huertianos. Hoy se publica
un artículo suyo en este sentido” º Más adelante, ya en el mes de junio,
dice que nuestro poeta “sigue revolcándose en la ignominia” al condenar
la toma de Durango por los revolucionarios.”
La referencia quizá más importante para estas páginas es la que
Taracena hace el 4 de octubre de 1913; en la cita omito la mayoría de
los calificativos que el poeta adjudicó al usurpador, porque ya los he
referido y aparecerán en el texto editado, páginas adelante:
Otro que pasa a la Historia y que no será extraño que también lo llame a
colaborar don Venustiano Carranza en caso de que éste llegue al Poder, es
José Juan Tablada, autor de un nuevo libro que comienza a circular, titulado
Historia de la campaña de la División del Norte. En este libro Tablada llama
a Huerta (...) verdadero estratega (en vez de estratego, aunque no debe
exigirse mucho a Tablada, que posee una ortografía de cocinera) (...lº
º Alfonso Taracena, La verdadera Revolución mexicana. Segunda etapa (1913 a 1914), pp. 16-17.
El artículo al que se refiere Taracena es “La semana. Pascual Orozco, Cheché Campos, Caraveo. El
pasado y el porvenir", véase supra, n. 52.
ºTaracena, ibidem, p. 56. El artículo al que se refiere es “Notas de sangre y luto. Los cines. El
arte de Merignac", en El Imparcial, 30-6-1913, p. 3.
ºTaracena, ibidem, p. 102.
º Ibidem, p. 130. No he encontrado el texto de los versos.
LXII
del inmundo Madero Chanteclair. El reportero Carlos Toro, de lo más
venenoso, ha muerto a tiempo”.”
De las opiniones contrarias a Tablada en los días que corren, refiero
la de Antonio Saborit, quien considera que
º Alfonso Taracena, La verdadera Revolución mexicana. Tercera etapa (1914 a 1915), pp. 5-6.
º Antonio Saborit, “La Decena Trágica en los diarios de José Juan Tablada”, p. 13.
"Tablada, Las sombras largas, op. cit., pp. 403-404; la cita, en la p. 404. Las cursivas son mías.
Estas afirmaciones complementan lo que mostré arriba, al referir cómo Tablada pretendió blanquear
su proceder antirrevolucionario.
” Ibidem, p. 405.
LXIII
pero que él se negó. Tenemos aquí un ejemplo de cómo la escritura de
memorias se ajusta a la conveniencia del autor en el momento de tomar
la pluma. Sólo que llega a repugnar el aderezo con que se cubre el pasado.
En este caso, Tablada pretende tomar el pelo a los lectores (así como
procedió Gamboa en sus memorias): es innegable que aceptó colaborar
con el huertismo (tal como asimismo lo hizo Gamboa), sobre todo en
la prensa, para secundarlo y con el afán de legitimarlo.
LXIV
Ante la desmesura de las acciones huertistas que registra la historia,
más el hecho incontrovertible de que fue perdedor, no es de extrañar la
orden de aprehensión que, de acuerdo con el artículo tercero de la Ley del
25 de enero de 1862, puesta en vigor por el “C. Primer Jefe del Ejército
Constitucionalista”, se dictó contra Victoriano Huerta, sus principales
colaboradores y varios de los intelectuales adictos a él, entre ellos, por
supuesto, Tablada. Destaco aquí, entre estos últimos, a Manuel Puga y
Acal, José María Facha, Antonio y Jesús Rábago, Francisco Olaguíbel,
Federico Gamboa, José López Portillo y Rojas, Jesús M. Luján, Salvador
Díaz Mirón, Carlos Pereyra y Francisco Bulnes.ºº
” Resendi, La revolución actual..., op. cit., p. 5. Además, Resendi es preciso en señalar el lugar
desde donde escribe y su función: “Yo no hago historia; pero, como testigo presencial de la mayor
parte de los hechos, proporciono datos honrados y fidedignos a la Historia. Transcribo, pues,
honradamente, las declaraciones textuales de los señores delegados”. Ibidem, p. 245.
ºÉl mismo indica su adscripción en las filas orozquistas. Al referir el plan de campaña de los
rebeldes, cuando habla del regimiento 14, anota que éste “marcharía por Pedriceña y Velardeña a
sitiar la plaza de Torreón, no sin antes tomar Nazas y Durango, que se encontraban débilmente
guarnecidas. Mi humilde persona fungía como jefe de Estado Mayor de esta columna”. Ibidem, p. 181.
Las cursivas son mías.
”Al hablar de Orozco y su estrategia, anota: “en uno de los telegramas dirigidos a Canales, cuyo
original conservo en mi poder”. Ibidem, p. 197.
LXVI
supremo de ese Ejército, cuya obra esforzada surgiendo en medio del más
espantoso caos de anarquía y desorganización, encumbró sobre las astas
de sus banderas no sólo los lauros del triunfo sino los fulgores cada vez
más culminantes y ardientes que señalaron a un pueblo náufrago, a una
sociedad agonizante, los rumbos remotos, pero certeros, del puerto salvador
y de la tierra de promisión (3o).
Mientras que Resendi lo dice así: “La batalla de Conejos fue el más
serio de los desastres sufridos hasta entonces por los revolucionarios.
Este combate fue un golpe terrible para ellos, no sólo por las pérdidas
materiales y de vidas, sino por el tremendo efecto moral que produjo
entre sus filas”." Es de notar que el autor ya habla de los orozquistas
en tercera persona; a pesar de que él participó en varios de los aconteci
mientos que reseña. Esto muestra que, al confirmar su distanciamiento
con los rebeldes, también está afirmando su pretendida imparcialidad.
Pero también hay diferencias entre estos dos autores. Por ejemplo,
las loas de Tablada a Huerta y en general a militares federales son des
medidas; también con respecto a Conejos, no escatima elogios a Rubio
Navarrete, mientras que, acerca de la misma batalla, Resendi concede
crédito importante del éxito a una acción que José Inés Salazar (esto
es, un enemigo del ejército) efectuó “intencional o equivocadamente":
tomó por fuerzas enemigas a los hombres de Murillo y Cheché Campos
y los cubrió de metralla." De esta manera se manifiesta sin embozo la
actitud encomiástica deTablada con respecto a las fuerzas federales, con
lo que hace aún más desmedido su panegírico. Hay otras discrepancias
que no deben pasarse por alto. Asimismo con relación a Conejos, el
poeta atribuye al parte de batalla el siguiente fragmento, que no aparece
en los documentos militares que Resendi y Fernández Rojas reproducen
cuando reseñan el enfrentamiento en cuestión:º
19º Idem.
º Ibidem, p. 201.
º Resendi lo hace en ibidem, pp. 209 ss.; José Fernández Rojas, De Porfirio Díaz..., pp. 174 ss.
LXVII
posiciones de los rebeldes, tomarlas por asalto hubiera traído consigo mo
vimientos que además del cansancio, habrían ocasionado pérdidas mayores,
debilitando la consistencia casi homogénea con que se habían efectuado
los primeros combates parciales que precedieron a la concentración de la
División y que estimé decisivos para esta batalla, que como lo enumeré
antes, puede calificarse de prevista (38).
LXVIII
Por otra parte, también es importante destacar que Fernández
tiende más al análisis; no es sólo descriptivo como el poeta, si bien, al
recuperar acontecimientos, aprovecha para enaltecer la figura de Huerta.
Con respecto a las divergencias de éste con Madero, ofrece una versión
interesante. Dice que, vencidos los orozquistas, Abraham González volvió
a Chihuahua y exageró sus medidas para castigar a los rebeldes:
º Ibidem, p. 186.
vI.1.3 El presidente Huerta y su gobiernoº
Sin entrar en detalles de la campaña de la División del Norte en 1912, El
presidente Huerta ysu gobierno, de Manuel Doblado, constituye un docu
mento coetáneo a Huerta que exhibe otra manera de exaltar al usurpador.
Fue escrito y publicado en 1913. El autor es un huertista convencido
y entusiasta que no escatima elogios para colocar al destinatario en el
nivel de los grandes héroes nacionales; lo presenta como “hombre pro
videncial"º" y le concede la categoría de “alma” de la “reivindicación de
su de México) independencia comercial e industrial, que es la fuente vital
de los pueblos del siglo vigésimo”. En sus propias palabras, su documen
to es una crónica y una semblanza que, pretende, sirvan a los “futuros
historiadores” como fuente documental, y por ello ofrece presentar
verdades.ºº Con su invocación a la fidelidad del recuento histórico, se
puede entender que se trata de una obra plenamente positivista.
Es de notar que, no obstante no llamarla historia, al calificarla de
crónica Doblado se encuentra en la línea de quienes pensaban que no
se puede hacer historia de los acontecimientos presentes, y que la cró
nica, por ser obra de un testigo, deja constancia para que en el futuro
la utilicen los profesionales de la disciplina que estudia el pasado. En el
plano de establecer comparaciones con Tablada, aquí salta una: los dos se
refieren a hechos contemporáneos, pero mientras Doblado no considera
historia a su trabajo, el poeta sí lo hace. ¿Cuál será la razón que lo mueve
a ello? Me parece que siendo Tablada un cronista de pura cepa, sabía
que su panegírico no alcanzaba los niveles de sus mejores textos en ese
género literario en el que imbuyó creatividad, juegos de palabras y, en
fin, supo reunir información y comunicación. En consecuencia, prefirió
llamarlo historia, con la pretensión de hacerlo pasar como un trabajo más
serio, incluso como algo acabado. Si lo hubiera llamado crónica, como
Doblado, habría aceptado de antemano que su texto sería fuente para
el futuro, y él se propuso mostrarla como algo definitivo, autosuficiente
por los testimonios de que se valió.
º Ibidem, p. 53.
º Ibidem, p. 55.
lº Idem.
º Ibidem, pp. 55-56.
º Ibidem, p. 57.
nacionalidad—. Al plantear que en México se está en proceso de aprender
a escribir la historia justifica las condiciones de atraso en el país, pues al
carecerse de la visión cierta del pasado, a cambio de contar con leyendas,
se pisa en el vacío, no se dispone de elementos ciertos para conocerse y
forjar el futuro. El autor se ufana, en consecuencia, de ayudar a forjar
una nación que sepa discernir entre lo ficticio y lo verídico. Imbuido de
la guía retórica que pide al autor exhibirse modesto, Doblado se hace
pasar como auxiliar de los historiadores, cuando en realidad alienta que
su texto sea un documento definitivo, en la tarea de ayudar a sustentar
la figura heroica de su objeto de exaltación.
A continuación de sus disquisiciones teóricas, Doblado pasa a dete
nerse en los elogios a los indios y afirma ser el primero en exponer “esta
tesis de filosofía de la historia patria”, de que el genio indígena ha sido
fundamental en la historia: señala como precursor de la Independencia a
un tal indio Mariano, y considera próceres de la historia patria a los indios
José María Morelos (“indio mestizado”), Benito Juárez y Porfirio Díaz, más
Huerta, “coétaneo David que no ha vacilado en afrontar, por amor de su
patria, la cólera y el poderío del formidable Goliath del septentrión”.º
Como puede percibirse, el libro expele el incienso que Doblado quemó
en honor a Huerta, con base en los méritos derivados de su condición de
indio y de sus conocimientos técnicos y atributos épicos en el arte de la
guerra. Son tantas las expresiones laudatorias que ni siquiera las referiré,
pero sí dejaré constancia del afán de Doblado por exaltar al general. Por
eso llama la atención que critique a los panegiristas de Huerta con el
argumento de que, en el afán de celebrarlo, mencionan hechos, pero sin
demostrar los motivos de su actuación y ello “suele equivaler a presentar a
ese hombre como un vesánico, si no como un monstruo de maldad”.º
En cuanto al orozquismo, lo califica de “movimiento honrado y
patriótico adverso a Madero”, º si bien se contradice páginas adelante
cuando se hace eco de los indicios de que Orozco recibía apoyo estado
LXXII
unidense." Como se puede ver, aquí hay un desvanecimiento de los
juicios imparciales y científicos que quiere esgrimir Doblado, pues su
razonamiento, basado en la calidad racial de Huerta, deriva en los excesos
de la verborrea y en la acumulación de culpas ajenas —en las de Madero
como representante del mal, como instrumento yanqui, hasta el grado
de que el libro es tanto huertista como antimaderista—, además de que
no debe olvidarse la contradicción apuntada con respecto de Orozco.
Por otra parte, una singularidad de este documento es que hace
referencias explícitas a Tablada, pero sin mencionarlo por su nombre.
Por la importancia que tiene para esta introducción, ofrezco una cita in
exte.7150:
LXXIII
a Orozco le permiten ofrecer una imagen cruenta y terrorífica para justi
ficar la necesidad del gobierno huertista. En esencia emplea las mismas
razones que esgrime el poeta (si bien “el perdón” de éste al guerrillero
no aparece en el libro), pero su afán tiende a desprestigiar a Tablada por
la elección de sus recursos literarios. Un poco más adelante insiste en
contra del poeta:
º Ibidem, p. 114.
º Jan Leander de Bekker), De cómo vino Huerta y cómo se fue... Apuntes para la historia de un
régimen militar.
LXXIV
documental sobre el caso. Sin duda alguna es obra de algún antihuer
tista, con el fin de mostrar la constancia de los excesos del personaje en
cuestión.
Entre los diferentes documentos que reproduce está el llamado
“Pacto de la Ciudadela”; un manifiesto al pueblo mexicano firmado por
Huerta y Félix Díaz el 18 de febrero de 1913; otro manifiesto, ahora sólo
signado por Huerta ya como presidente interino, el día 22 del mismo
mes y año; y el programa de gobierno de éste, leído por Francisco León
de la Barra también del mismo día 22.
En el último de los documentos referidos, su autor hizo un llama
miento “al patriotismo de todos los buenos mexicanos, a fin de que
vengan a coadyuvar con el nuevo gobierno al restablecimiento de la
paz pública”. Después de expresar su buena voluntad para dar cabida a
todos los compatriotas, suelta esta advertencia: “pero si por desgracia se
empeñasen malos ciudadanos, ofuscados por las pasiones, en continuar
la contienda o en poner obstáculos al gobierno por medios violentos, no
vacilaré un instante en dictar las medidas de rigor que fuesen necesarias
para el rápido restablecimiento de la paz pública. La salud de la Patria así
lo exige”.º" Es evidente aquí la intención del recopilador al resaltar uno
de los lados siniestros del usurpador: lo implacable de su mano dura.
También aparece el famoso discurso ahora conocido como “Cueste
lo que cueste”, que Huerta pronunció al abrirse el periodo de sesiones
del Congreso de la Unión. Entre algo más, expresó un llamado a la
amistad internacional, aseguró que su gobierno era respetuoso de la ley
y garante de la justicia; propuso un giro en la línea educativa y planteó
el interés primordial por impulsar la educación indígena, en virtud
de que “el elemento indígena (...) es la raza gloriosa (...) es la que ha de
sostener nuestra nacionalidad”, y continuó refiriéndose a otras carteras
del gobierno. Al concluir el informe propiamente dicho, pidió permiso
para dirigir unas palabras fuera del protocolo. Éstas son las que consti
tuyen lo conocido como “Cueste lo que cueste”. Por principio, afirmó
hablar en presencia de la República, de la humanidad y de Dios; se
refirió a México como un pueblo glorioso, y lo apostrofó al exhortarlo
a despojarse de intereses temporales para trabajar en conjunto, incluso
º Ibidem, p. 235.
º Ibidem, p. 237.
LXXVI
Salvo la primera de las condiciones, que mantiene una de las deman
das causantes de los principales levantamientos contra Madero en el norte
y el sur del territorio nacional (por lo que no se trata de una demanda
de responsabilidad contra Huerta), no hay nada relevante, de fondo,
que en verdad exigiera una conducta rigurosa en el nuevo presidente.
En cuanto a la segunda, tuvo un cumplimiento inmediato, como una
manera de premiar el respaldo de Orozco. El resto de las condiciones,
por su carácter económico, dejaban abierta la posibilidad de que nunca
se atendieran, y quizá eso ocurrió.
º Memorias del general Victoriano Huerta, 4º ed., México, impreso por la Librería de Quiroga,
1995.
º Se ha llegado a suponer que las memorias en realidad son autoría de Joaquín Piña. Es in
teresante destacar, no obstante, que éste aparece mencionado en el propio documento cuando el
autor refiere que el general Rubio Navarrete se presentó indignado ante Huerta para comunicarle
que, yendo acompañado de Piña, capturó a un policía que supuestamente andaba vigilándolo por
orden de la Secretaría de Guerra. Ibidem, p. 74.
º Debido a la naturaleza del contenido, que podría sonar a escandaloso, pero que es útil para
estas páginas, comenzaré por referir, con apoyo de citas del mismo texto, la inmensa mayoría de
las ideas —“revelaciones"— ahí expresadas. La cantidad de transcripciones configura una selección
que trata de aproximar al lector la imagen detestable de quien se propuso confesarse; o, en caso
de que sean memorias apócrifas, del personaje a quien se procuró mostrar como despreciable.
LXXVII
Hermanos míos:
Es necesario que yo escriba estas líneas para que los mexicanos y el
mundo entero me conozcan íntimamente, tal cual fui durante mi go
bierno.
Yo sé que nunca me comprendieron los que me rodeaban; la diver
gencia de opiniones sobre mi personalidad ha sido tan grande desde el año
de 1910 hasta la fecha, que no creo que haya dos hombres que tengan la
misma opinión de mí (3).
Según él, los calificativos más comunes que recibió fueron: hombre
extraordinario, bandido inteligente, genio, borracho. Dice no cono
cerse a sí mismo; pero sí se considera “un hombre fuera del nivel que
alcanzaban los más grandes en mi época. Y a que los superara, si acaso
los superé, pues yo sólo puedo asegurar que los dominé, se debieron
las circunstancias en que se desarrolló mi carácter” (3-4). Se considera
indio de raza pura, con “las virtudes de los de mi estirpe y muy pocos
de sus defectos”: constante, enérgico, valiente, audaz (4). Sus defectos
como hombre fueron sus cualidades como gobernante: el egoísmo y
la desconfianza en especial: “Fui desconfiado como una rata, porque
había necesitado matar y traicionar para mi prosperidad. Por esto temía
infidencias y traiciones de cada uno de los hombres que me rodeaban”
(4). En un caso llega a la jeremiada: “Todas mis simulaciones, todas mis
emociones fingidas no han sido de lágrimas, porque tal vez mis pupilas
no están hechas para llorar... como mi corazón” (29).
Es consciente de que su relato provocará reacciones encontradas,
pero lo hace “para que se laven culpas y se me juzgue ante la historia”
(5). También sabe de su capacidad persuasiva: “yo no soy orador; soy un
hombre que habla lo que no siente: eso es todo; pero pongo tal calor en
mis palabras, que convenzo a mis auditorios” (59). Por otra parte, como
afirma que la selección de sus ministros se basó en diferentes razones,
pero ninguna de calidad, y en algunos casos para provocar miedo en
algunos de sus colaboradores, hace este apóstrofe: “¿A ti, lector, no te
tocó en mi Gobierno una Secretaría de Estado?...” (57).º"
º Con esto se da una innovación retórica para hacer participar de manera estrecha al lector; el
recurso de la segunda voz da fuerza al relato, a la vez que sirve para forjarse una imagen del autor;
LXXVIII
Se confiesa reyista e interesado en que cayera Díaz “para que los
postergados prosperáramos” (6). No le parecieron los métodos de la
revolución maderista, porque él hubiera preferido el golpe de Estado
(6). Sin embargo, su condición de militar también lo inclinaba a Porfi
rio, y se refiere a él con admiración cuando cuenta que lo escoltó hacia
Veracruz al dejar la presidencia (6-7).º El viaje, por otra parte, fue
una especie de revelación en cuanto a sus propósitos de vida: “Cuando
volví de Veracruz, durante el camino, solo en el tren, medité en este
pensamiento que nunca se me había presentado tan claro aunque me
obsesionó mucho tiempo: Yo SERÉ PRESIDENTE DE MÉXICo” (7).
A lo largo de las páginas destila su afición a la bebida. Por ejemplo,
cuando teje sueños que imaginan el afianzamiento de De la Barra en
la presidencia y a él en el ministerio de Guerra: “Cuando pensé esto,
también me tomé una botella de cognac” (8-9). Afirma que le temía
a la prensa; por ello había que comprar o matar al periodista (9). Retardó
la campaña contra el Caudillo del Sur, al que pudo haber vencido pronto,
“Pero pensé que si mataba a Zapata, crecía mi prestigio de militar, pero
terminaba mi encumbramiento, que se iniciaba tan bien, pues Madero
no me perdonaría (...)” (9). Asegura ser el autor de la idea de mezclar a
los militares en la política: “Yo fui quien no reprimió las manifestaciones
políticas de los soldados contra el Primer Magistrado de la Nación. Soy
el autor —con ello— de la resurrección de los cuartelazos en México”
(13). Llega al descaro: “Yo no creo en la opinión pública ni en el presti
gio de los hombres. Para mí es igual utilizar a mi sobrino Joaquín Maas
que al general Rábago”, así como a reírse de sí: “Una vez le dije a mi
compadre Urrutia: Si yo tengo armas y hombres, yo triunfo y hasta lo
feo se me quita” (15).
Cuando se iniciaron los preparativos para el cuartelazo de febrero de
1913, él se mantuvo al margen, a pesar de las proposiciones que recibió
para acabar con Madero. Lo hizo porque, no obstante su odio hacia éste,
pero como el emisor muestra tanto descaro, uno encuentra un elemento más para preguntarse si
las memorias serán auténticas.
º Las opiniones favorables a Díaz no son permanentes: “No, el Gral. Porfirio Díaz no era patriota
ni era grande. Era el peor de los gobernantes que le pueden haber tocado en suerte a un pueblo”
(57). Más adelante, al hablar de Carranza: “Su sistema de Gobierno sería el de don Porfirio: una
dictadura deprimente para todos los mexicanos” (92).
LXXIX
“yo quería ser Presidente”. Con respecto a la Decena Trágica refiere sus
jugarretas para acercarse al ahora llamado Apóstol de la Democracia
y luego para tramar la caída de éste (18-25). Con el fin de esperar el
momento oportuno de asestar el zarpazo dejó que murieran miles de
personas, sin que él se conmoviera:
Yo daba honores y dinero. Los hombres, todos los hombres, fundan en esto
la prosperidad, el triunfo, el éxito. Sus afanes, no son sino para obtener
una de estas dos cosas, o las dos.
(...) ¡Ah, si yo hubiera permanecido en el Poder, mis amigos se hubie
ran enriquecido y la Nación se habría salvado. El número de amigos del
Gobierno hubiera sido igual al de habitantes de la República (50).
º Como podrá advertirse, el texto es implacable con un personaje que Tablada ensalza como
notable. Véase infra el apartado “Los dragones del 7", en “Batalla de Bachimba”, pp. 76-7.
LXXXII
hacia la Presidencia” (12). No obstante, párrafos atrás había referido sus
pretensiones de sólo convertirse en ministro.
No es menos incoherente el discurso acerca de su política militarista:
“La militarización de México la hice con el fin de obtener un gran con
tingente de fuerza para el caso de tener que emprender una campaña y
también con este objeto: someter a todos los que quisieran oponerse a mi
política, por medio de la disciplina militar” (51). También reconoce que,
con tal de premiar a los participantes en el cuartelazo de la Ciudadela,
se prostituyó la concesión de la Cruz al Mérito:
a todos los que quiso el general Mondragón que yo premiara por el Cuar
telazo que rompía con la lealtad del Ejército, los condecoré con la Cruz
del Mérito Militar
Desde aquel momento la oficialidad no tenía ideales en el Ejército
Federal (...) Tal como yo lo implanté, es el verdadero gobierno militar
(53).
LXXXIII
Concluye su texto con una nueva muestra de contradicción. Prime
ro manifiesta que está cansado, que “quisiera haber muerto frente a las
fuerzas que ocuparon Veracruz”, y luego expresa su voluntad de esperar
el momento oportuno para volver a México, pues lo agobia el destierro
en Barcelona:
primero, porque los documentos sólo los leen los historiadores que luego
obligan a los niños a aprendérselos; y segunda (sic), porque para mí nunca
tuvieron ninguna significación.
...)
Los hombres de acción debemos despreciar todo lo escrito. Los his
toriadores y los que escriben, sólo sirven para aniquilar a los hombres de
acción que se dejan seducir por doctrinas a cual más absurda. Siempre he
creído que yo sé más de mi persona y de los medios que debo emplear para
el triunfo que persigo, que lo que me enseñara toda la filosofía... (30).
(...) Así me lo decían todos los hombres, así lo pregonaban los sacerdotes
en los templos! ¡El General Huerta es el salvador de México. Es el hombre
LXXXV
providencial Es el Redentor de México!º “Dios ayude al General Huerta
en su obra redentora”.
¿Por qué el pueblo no lo comprendía así?
Fue entonces cuando decidí abandonarlo todo (...) (71).
"En el original, el texto que aparece en cursivas está en negritas; lo cambié aquí para no romper
con el estilo tipográfico de mis páginas.
LXXXVI
punta de su espada la tranquilidad de la República”.º Incluso periódicos
maderistas expresaron esperanzas en Huerta cuando salió a combatir a
Orozco, según reza un encabezado: “La vanguardia de la División del
general Victoriano Huerta. Cariñosa despedida en la estación de Bue
navista. Embarque de tropa, caballada y artillería”.º Ya con algunas
victorias a cuestas, había más motivos para la celebración: “El ven
cedor de Bachimba se halla en esta capital. Se le tributaron manifestacio
nes de simpatía durante el trayecto. El viejo militar, de rostro broncíneo
y modales del tipo clásico del soldado valiente, llegó a la metrópoli
el día de ayer”.º"En octubre había más razones para festejarlo, pues
Orozco ya se encontraba en desbandada. Se informó que, en la ciudad
de Parral, Huerta fue saludado por “las autoridades civiles, militares y
numerosas personas más de la buena sociedad de este lugar, enmedio
de los entusiastas vivas que tributaba la multitud”; se le organizaría una
serenata y banquete.º” En contra de la opinión de Tablada, de que la
prensa oficial ignoró a Huerta, Nueva Era abrió una suscripción nacional
para ofrecerle un regalo al general.ºº
Años después, ya sin esperanzas en su fortaleza y sin afán de congra
ciarse con él o de temer su ira, se inició la revisión crítica de su persona
y obra.
Según Oswaldo Sánchez, º Huerta fue “cuartelacista (sic) por tempe
ramento”.ºº El articulista hace expreso lo que sin duda movía a todos los
que, por haber vivido de cerca los acontecimientos, o por algún interés,
procuran que la figura del general se siga “proyectando sombríamente a
º El Diario, 11-4-1912, p. 1.
º Nueva Era, 7-4-1912, p. 1.
* El País, 29-7-1912, p. 1.
º El País, 4-10-1912, pp. 1 y 3.
º Estos elogios son elocuentes: “La pericia, el denuedo, la lealtad del señor general de brigada
don Victoriano Huerta, cuyos talentos militares y patriotismo de conducta, los ha puesto ante la faz
de la República y para galardón de la Historia, al servicio de la legalidad del Gobierno constituido y
como sostén de la vida de la sociedad y de la autonomía de la Nación, claman de la gratitud nacional
un homenaje que en su representación se hará al Ejército todo". La colecta servirá para comprar la
banda y la espada que corresponden al grado de general de división, y que se le darán a Huerta "en
caso de que (...) sea distinguido con el ascenso". Nueva Era, 25-5-1912, p. 1.
º" Oswaldo Sánchez, “Para los depositarios de la verdad histórica”, pp. 3 y 11.
º Ibidem, p. 3.
través de la historia desapasionada que todo depura y aquilata para que
la verdad ocupe su verdadero lugar”." La invocación a la capacidad
esclarecedora de la historia se muestra, pues, convencida de la factibi
lidad de encontrar la verdad. Para ello, Sánchez aporta informaciones
que confirman aseveraciones del propio Huerta en sus memorias: que
tuvo inclinaciones al golpe de Estado desde la época de Porfirio Díaz,
y en particular retoma que intentó convencer a Bernardo Reyes de que
procediera contra el Presidente. Entre lo que proporciona para justificar
sus aseveraciones está la supuesta reacción del llamado Héroe del 2
de Abril en el exilio, cuando, al recibir el cablegrama que le informaba de
la sublevación de Félix en Veracruz, dijo: “mi sobrino no sirve para eso;
no hay más que uno, Victoriano Huerta, capaz de acometer una acción
descabellada de ese género; Victoriano es partidario de las infidencias; a
mí me iba a dar un cuartelazo, pero no pudo”."
Miguel Alessio Roblesº refiere un episodio relacionado con la
prepotencia y el carácter irónico y autoritario de Huerta. Ya sentado
en la silla presidencial éste, los felicistas fueron a verlo, preocupados
porque no cumplía con el Pacto de la Embajada, firmado en la sede de
la cancillería de los Estados Unidos el 18 de febrero de 1913. Cuando
Gumersindo Enríquez —el vocero elegido, quien pidió la renuncia a
Madero el mismo día de la firma del documento citado— le solicitó
que reconsiderara y se apegara a los acuerdos que había convenido con
Félix Díaz ante el embajador yanqui, Huerta lo interrumpió para recla
marle a Díaz por no haberle presentado antes a Enríquez, pues, según
lo expresó, hombres como él hacían falta para la patria. Todos se dieron
cuenta de que, por sus palabras y sus reacciones, habían recibido una
amenaza implícita. Robles dice que desde ese momento se afianzó la
figura de Urrutia, al que de manera tácita considera perro de presa del
usurpador y quien por gozar de todas las confianzas de Huerta acababa
de ser nombrado ministro de Gobernación.º
13º Idem.
º Ibidem, p. 11.
º Miguel Alessio Robles, “El general Huerta y el doctor Urrutia”, pp. 3 y 5.
º Ibidem, p. 3. El nombramiento ocurrió en junio de 1913, para sustituir a Alberto García
Granados, quien fue el primero en ocupar el cargo. Urrutia estuvo sólo hasta septiembre del
mismo año.
A su vez, Sandalio Mejía Castelán º no es complaciente. Como
cualidad, le reconoce a Huerta que nunca fue vacilante, pues logró lo
que siempre anheló: llegar a la Presidencia. Para ello, eliminó todos los
obstáculos, y lo hizo “progresiva y fríamente, calmando sus emociones
con un solo reactivo: el cogñac”." Agrega que, después de muchos
años de fracasos en sus planes, entrevió la oportunidad al término de la
campaña contra Orozco, acontecimiento que, asegura el autor, alargó
para enriquecerse. El articulista en realidad se basa en las memorias de
Huerta, cuando señala que éste calificaba a los jefes militares que estu
vieron a sus órdenes en dos rangos: ineptos y ambiciosos. A los primeros
los aceptó con agrado porque no podían restarle gloria; de los segundos
hablaba lisonjeramente porque, recuerda el autor, en opinión de Huerta
el mundo debe cuidarse de los hombres que no apetecen el dinero, pues
no sirven para ayudar a un gobierno." Acerca de la Decena Trágica
recuerda que entonces se mostró “su odio concentrado” y su indiferencia
por las vidas humanas; nada le conmovía, pues su pensamiento era el
del aniquilamiento total y, en consecuencia, jamás vertió una lágrima
por un muerto, ya que “sus ojos no fueron hechos para llorar”, según lo
había escrito el general.º
Por su parte, Rubén Salido Orcillo" es de los contados defensores
de Huerta. En uno de sus artículos periodísticos exculpa a Rodolfo Reyes
como autor intelectual de las muertes de febrero de 1913; sobre todo
condena a Félix Díaz, a quien presenta como el culpable de asesinatos
y como una persona interesada en maniatar al que ahora se llama usur
pador. Según el articulista, en el régimen de Victoriano participaron
hombres eminentes, por lo cual “hay que hacer constar que salvo en los
días de la Reforma, no se encuentra en la Historia de México un gabinete
formado por varones tan capaces como el que constituyó Huerta cuando
fue designado por el Congreso Presidente de la República”. Se percibe
aquí el recurso de un admirador de Huerta quien, después de 35 años
de que éste cometió sus excesos, y ante la falta de pruebas y argumentos
XC
quien se preparaba para usurpar el gobierno de la República. Aquéllos
le ofrecieron sus servicios con el fin de que pacificara el país; éste les
contestó: “Tengan ustedes la seguridad de que antes de 3 días todo habrá
terminado para el bien de la patria”." Agrega Urrutia que, al salir de la
reunión, ya solo él, se preguntó: “¿Será posible que un hombre que lleva
en el alma el eco de todas las amarguras del mundo, a quien el destino
le ha escatimado los triunfos ahogándolos con los extertores (sic) de la
agonía —será posible, repito, que este hombre tenga en sus manos los
destinos de la nación?”.ºº
Es evidente que Ross está interesado, más allá de mostrar la actitud
taimada del general, en exhibir las veleidades humanas, en este caso de
un personaje tan cercano a Huerta como lo fue Urrutia quien, según ya
se vio, durante la usurpación fue un servidor diligente de su jefe y com
padre. Con la disquisición de Urrutia, en caso de que hubiese ocurrido,
se revela también cómo la corte de que se rodeó el usurpador no osaba
levantar la voz para manifestar inconformidad o divergencias con los
dictados de éste.
AlfonsoTaracena, historiador ya referido que no oculta sus simpatías
por el maderismo, escribe su “historia verdadera” con base en apuntes
que tomó en aquellos años como testigo adolescente. Al hacerlo así,
deja la impresión de ser un cronista acucioso que fue tomando nota de
los principales acontecimientos, y por ello se siente con la autoridad
de afirmar que su historia es “verdadera”. Dada su filiación, es de esperarse
una condenación clara y contundente de Huerta. Abundan las referencias
y las menciones del militar como un personaje nefasto, que actuó con
premeditación para quitarse de enfrente al entonces Presidente y luego
hacerse del poder. Primero lo presenta como taimado para manipular la
campaña en Morelos contra Zapata; después ofrece detalles que lo ponen
en evidencia, o bien dan cuenta de acciones y opiniones negativas, como
las reuniones que tuvo con diferentes personas nacionales y extranjeras
para preparar la deposición de la pareja de presidente y vicepresidente.
Por la manera en que está compuesto su libro, Taracena pretende con
vencernos de que ha hecho un registro fiel y minucioso de los acaeceres,
º Ibidem, p. 311.
º Ibidem, pp. 311-312.
XCI
y por ello, a pesar de que abundan las condenaciones y las referencias
negativas a Huerta, reproduce opiniones favorables, si bien acotadas con
calificativos de él. Por ejemplo: el 3 de noviembre de 1913 da cuenta de
una comida campestre en honor del general, en la que José María Lozano
le dice: “Sois, con vuestras milicias, el Mesías que llevará a la Patria hacia
hermosos y lejanos porvenires”.ºº Las referencias y los calificativos acerca
de Huerta son los usuales en la mayoría de los textos.
Aunque ya he mencionado a Michael C. Meyer con respecto a sus
investigaciones acerca de la campaña de Huerta contra Orozco, lo retomo
para destacar lo que piensa del que sería presidente a costa del asesinato de
Madero.”Entre los episodios y acontecimientos que dan pie al análisis,
Meyer considera que la campaña en el estado de Morelos para combatir
en 1911 a Zapata es el origen de la enemistad entre Huerta y Madero.º
Pero el distanciamiento mayor ocurrió después de que la División del
Norte hubo vencido, en apariencia, al guerrillero del norte.
Según lo refiere Meyer, Orozco no estaba derrotado. Marchó hacia el
norte, y una de sus tácticas fue la de minar las vías férreas y los puentes,
además de destruir medios de comunicación, para evitar que se le diera
alcance, tal como Huerta lo comunicó a Madero. Éste lo interpretó como
excusas del general, por lo cual exigió la victoria definitiva, comenzó
a inmiscuirse más directamente en la campaña y dio muestras de su
desconfianza al no atender las sugerencias para promover a Huerta y no
incrementar los salarios de las fuerzas regulares de éste, pero sí los de los
rurales. Otras acciones que distanciaron a ambos personajes se dieron
cuando los hermanos Madero impidieron el fusilamiento de Pancho
Villa, según lo ordenó Huerta, y cuando éste destruyó los distintivos
con la efigie del Presidente que alguien le envió para que los portaran
las tropas.” A mediados de junio, el general se sentía paralizado por
la injerencia presidencial. Por correo, Madero expuso sus razones para
anhelar la victoria definitiva y para manifestar reconocimiento al militar,
pero... “The conflict was a classic example of the civilian and military at
XCII
odds with one another. The personal enmity generated on this occasion,
much more obvious in the federal commander than in the president,
would never abate”.ºº
Para Meyer, algunas acciones y características de Huerta, tales como
la farsa electoral, la disolución del Congreso, los cambios constantes en
el gabinete y su alcoholismo, no permiten reconocerlo como estadista;
además, no inspira admiración como figura histórica. Desde su punto
de vista, todos estos factores son menores, comparados con los asesinatos
políticos que se cometieron bajo su mandato. Sin embargo, alerta contra
las consideraciones morales al hacer la historia y señala que, más allá de
cantidades, otros regímenes mexicanos también se mancharon las manos.
Se pregunta, entonces, por qué sólo Huerta lleva el baldón de criminal.
Apunta la hipótesis de que se debe al carácter contrarrevolucionario
de su posición, y señala que es de llamar la atención el que no se haya
estudiado con profundidad el proceder de Huerta con respecto a los
asuntos sociales.º
Alberto Morales Jiménez, º quien por cierto menciona entre sus
fuentes los libros de Doblado y de Tablada, es demoledor con el general:
Llama la atención que el ataque a Huerta se vaya por una ruta nue
va: exaltar a Madero como victorioso. La reivindicación de éste alcanza
niveles inéditos porque, dejando atrás los defectos que cimentaron los
º Ibidem, p. 40.
º Ibidem, pp. 154-155.
º Alberto Morales Jiménez, 20 encuentros históricos “Huerta y Madero”.
º Ibidem, p. 41.
XCIII
ataques en su contra, la imagen de triunfador dista de permanecer en los
documentos. Es verdad que su conquista en las urnas fue apabullante,
pero la devoción de que fue objeto cuando se le reconoció como el único
capaz de acabar con el porfirismo, se trocó muy pronto en desengaño.
A Madero se le exalta como mártir impulsado por buenas intenciones,
pero no como ganador. Por eso el argumento de Morales toma tintes de
partidarismo desembozado. -
º Ibidem, p. 44.
º Ibidem, p. 55.
º Idem.
XCIV
Claro que se ha basado en fuentes, que ha espigado por aquí y por allá
para presentar sus episodios, pero uno se siente inclinado a concederle
la categoría de imaginaciones a sus recuentos. Por supuesto, el recurso
le es útil: es más agradable leer sus páginas que otras sosas o farragosas.
Hace una veintena de años se dio a conocer una singular obra
dramática con el tema de la vida del general, de la pluma de Gerardo
Velásquez, con prólogo de Eugenia Meyerº La prologuista se refiere a
la importancia y a la dificultad de la biografía de personajes históricos,
que tiene sus complicaciones cuando se trata de individuos juzgados con
maniqueísmo. Con respecto al usurpador, anota:
XCV
La propuesta de la historiadora es sensata y no cabe duda de que,
con posterioridad a cuando la expresó, se ha acrecentado el intento
de reconsiderar la ubicación que la historia nacional ha asignado a los
protagonistas de los acontecimientos decisivos en México. Sin embar
go, Huerta carece de alcances para solicitar una reconsideración de su
papel. No se ha dado un estudio serio en la línea de ver sin prejuicios
a Victoriano, ni se ha aceptado la sugerencia de Meyer dirigida a sacar
provecho de los rasgos dramáticos que ella le reconoce. La razón es que,
no obstante el proceso de reexaminar a los personajes históricos, es
muy difícil encontrar en Huerta virtudes o atenuantes para verlo con
otros ojos. Incluso aceptando que hubiera cumplido con los requisitos
legales para justificar la toma del poder, el hecho de atender a la forma
no basta para limpiar una trayectoria tortuosa, basada en el terror y la
fuerza. Huerta no alcanza la condición tragicómica de Antonio López
de Santa Anna, quien, sin ser despojado de calificativos como traidor y
vendepatrias, su imagen exhibe levedad (comparada con el personaje exal
tado por Tablada y unos cuantos más), y posee tal desparpajo, que atrae
como figura histórica y como protagonista de creaciones literarias.
En cuanto a la obra dramática que prologa Meyer —breve y cons
truida con cuadros rápidos—, presenta los momentos más conocidos de
la vida de Huerta, pero mostrados con afán crítico; si no esclarecedor,
al menos permite verlos con otros ojos. Con respecto al episodio de la
campaña en el norte, en diálogo del protagonista con Aureliano Blanquet,
ante las quejas de aquél por la desconfianza que le muestra el Presidente
y el contraste con el prestigio de que goza ante la opinión popular, Blan
quet le hace ver la inconsecuencia de que, por menos méritos, Madero
haya ascendido a Villa a brigadier. Huerta se queja, poco más adelante:
“Acepté la jefatura de la División del Norte si y sólo si yo era el único
responsable de las acciones de guerra. Y no hay día que no se entremeta
Madero”. Casi de inmediato, Blanquet le insinúa que se unan a Pascual
Orozco; Huerta responde: “Sería un obstáculo más a vencer”."º
Acerca del 9 de febrero de 1913, hablan Francisco y Gustavo Madero.
Éste previene al primero que debe cuidarse de Huerta y le recuerda las
artimañas que hizo en Morelos, razón por la cual Francisco le quitó el
7º Ibidem, p. 39.
XCVI
mando de las tropas; además, “Lo mismo aconteció en Chihuahua: lo
removiste de la Jefatura de la División del Norte porque estaba a punto
de defeccionar”. Francisco le responde: “Bastante influiste en esa decisión.
Salvo el general Jacinto Treviño, hasta hoy, Huerta es el militar con más
prestigio que aún no defecciona”; la respuesta: “Está por hacerlo"."
De alguna manera el dramaturgo ha procurado presentar una visión
despojada de tintes maniqueos, pero con todo y lo expresado por la
prologuista, la imagen que sobresale de Huerta es la de un personaje
retorcido en lo moral, taimado, que provoca animadversión. Un rechazo
que es distintivo y del que no se podrá librar, a falta de méritos.
Luis M. Garfias, también ya referido, presenta en su trabajo en cues
tión a Huerta descrito por sus contemporáneos. Reproduce la descripción
de quien él llama un testigo de aquella época (justifico lo extenso de la
cita en lo jugosa que es para confirmar el sitial en que se ha colocado al
general):
7* Ibidem, p. 64.
º Garfias, La Revolución mexicana..., op. cit., p. 69.
XCVII
Garfias reproduce, asimismo, lo que Manuel Márquez Sterling decía
de Huerta: “inteligente, ambicioso, reposado, astuto, frío, un tanto escép
tico, bebedor sempiterno, era el prototipo del soldado hispanoamericano
de mediados del siglo XIX”."º
En cuanto a las reacciones cuando Huerta ocupó la silla presidencial,
Garfias destaca a Carranza como el único gobernador que se opuso a la
toma del poder del general, aduciendo que, “como el Senado no tiene
facultades para designar al primer magistrado de la Nación, no pudo
legalmente autorizar al general Victoriano Huerta para asumir el Poder
Ejecutivo, y en consecuencia, el expresado general no tiene legítima in
vestidura de presidente de la República”." Como puede verse, la toma
del poder por parte de Huerta no es nítida en cuanto al cumplimiento
de las formas.
Significativa, como opinión que data de 15 años atrás, de allende las
fronteras, es la de Michael A. Foreman.º Según él, a pesar de que Huer
ta era alcohólico, se le reconocía sagacidad. Los extranjeros y la elite lo
apoyaban por duro;º el mismo presidente Woodrow Wilson, a pesar de
hacerlo de mala gana, sentía algo de respeto por el general; en agosto
de 1913 le escribió a un amigo: “Huerta is a diverting brute!... a mix
ture of weak and strong, ofridiculous and respectable! One moment
you long for his blood... and the next you find yourself entertaining
a sneaking admiration for his nerve... He is seldom sober and always
impossible, and yet what an indomitable fighter for his own land”.ºº
También según Foreman, Wilson no declaró las hostilidades contra un
país, sino contra un individuo." Estas afirmaciones van en la línea
de confirmar ese aspecto de la personalidad del usurpador que hasta
el momento nadie ha negado: el respeto que imponía. Sin duda, la
autoridad emanada de él se debía al terror que se emanaba de su figura
hierática, implacable, y una mirada que, oculta por los lentes oscuros,
no se dejaba analizar sino sólo taladraba el ánimo de los interlocutores,
176 Idem.
77 Ibidem, p. 95.
º Michel A. Foreman, “A storm in Veracruz”, s. ff.
17º Idem.
lºº Idem.
lº Idem.
XCVIII
o incluso de quienes veían su imagen únicamente en reproducciones
gráficas, como Wilson.
Según Alan Knight, para Huerta era fundamental el uso de la fuerza
y la omisión de la política; consideraba que la represión aseguraría la
paz, pues, según su experiencia en Morelos (1912-1913), la política sólo
obstruiría la operación militarº Otra información importante que pro
porciona Knight es que, una vez sentado Huerta en la silla presidencial,
lo apoyaron gobernadores de la mayoría de los estados, además de varios
ex maderistas, por ejemplo Toribio Esquivel Obregón y Jesús Flores Ma
gón, por ver al general como garante del orden. El Congreso, que en ese
momento era maderista en su mayoría, se mantuvo dócil, con el argumen
to de que serviría mejor desde una oposición legal y política, que aleján
doseº (una excepción notable en esta línea, es la conducta del diputado
Serapio Rendón, quien por oponerse a Huerta pagó con su vida).
Ahora bien, este historiador inglés considera que Huerta no cayó
sólo por falta de dinero, sino por el desencanto de sus seguidores, al
grado de que algunos incluso llegaron a ver preferible la conducta de los
revolucionarios. A finales de 1913, las esperanzas que el llamado usurpa
dor había despertado se convirtieron en escepticismo. La desilusión con
Huerta y el rechazo a la Revolución dio lugar a la búsqueda de un tercer
camino: la intervención estadounidense, que podía ir desde la presión
diplomática hasta la invasión militar. Se llegó a preguntar, al encargado
de la embajada de los Estados Unidos, si su gobierno aceptaría como
sucesor de Huerta a Emilio Rabasa; y a principios de 1914 el encargado
de la embajada mexicana en Washington sondeaba a los principales repre
sentantes europeos para que presionaran a favor del retiro de Huerta; lo
hizo como una alternativa a la dureza que los Estados Unidos mostraban
con el país.º
El creciente disgusto con Huerta (según Knight) avanzó parale
lamente con el respeto a los revolucionarios, que no eran tan malos
como los pintaba la prensa oficialista. Esto acrecentó la búsqueda de
una negociación. El propio secretario de Relaciones aseguró el pronto
XCIX
retiro de Huerta si los Estados Unidos suspendían el abastecimiento de
armas a los rebeldes. Aureliano Urrutia afirmaba que la salvación para
el país se daría cuando renunciaran Huerta y quienes lo acompañaban
en el poderº” A finales de junio de 1914, el propio gabinete de Huerta
pedía la renuncia de su jefe. Una semana después, Carden, el embajador
británico, también recomendaba la renuncia y proponía el nombramiento
de un sucesor neutral.ºº Para cumplir con las formas constitucionales
(tal como se hizo en su momento para dar legalidad a la usurpación de
Huerta), Francisco Carbajal, presidente de la Suprema Corte, fue nom
brado secretario de Relaciones Exteriores el 9 de julio. Seis días después,
cuando renunció Huerta, ocupó la presidencia."
Serían las 5 de la tarde cuando el mayor Gómez, que recorría las posicio
nes, notó la falta absoluta de cartuchos y vio que por esa misma carencia
de parque y por hacerse de él, el batallón Victoria y los voluntarios de
Velardeña se incorporaban replegándose de sus posiciones que el enemigo
aprovechándose de esa circunstancia fortuita, ocupaba con la masa des
bordante de sus hombres, no habiéndolo podido hacer antes pues lo tuvo
constantemente a raya el certero fuego federal (43).
CII
También son notables los excesos retóricos, como cuando compara
a Huerta con Cadmo:
CIII
predominante en las referencias es de sorna por su origen. En cambio,
Tablada (y al parecer sólo Manuel Doblado además) le confiere una carga
meliorativa, hasta atribuirle al poseedor, por ese hecho, un hálito de
misticismo, y filiarlo en la línea racial de Cuauhtémoc y Xicoténcatl.
La construcción de los tres primeros párrafos de “A los héroes sin
nombre (a manera de epílogo)” me parece el único acierto retórico de
Tablada en las páginas de La defensa social(que no basta para contrarres
tar, ni de prescindir aquí de, los vicios estilísticos señalados). Las propo
siciones gramaticales en cuestión son sendas cláusulas interrogativas:
CIV
También es de resaltar que, como parte de su argumentación, el
poeta conceda gran importancia a los testigos presenciales y a las fuentes
documentales. Con ello —y como no atestiguó los acontecimientos que
reseña—, consigue una autoridad que, él supone, no se le reconocería si
dejara sin apoyo sus afirmaciones. Por eso, a más de señalar con frecuencia
que tal o cual acontecimiento lo refirió equis persona que tomó parte en
el mismo, también se respalda en partes militares o documentos que, sin
mencionarlos de manera expresa, da a entender que son obra de partici
pantes o testigos; además, por eso reproduce artículos o fragmentos de
textos de otras personas. Éste es un recurso que no abandonaría al paso
del tiempo. Lo haría con respecto a las crónicas neoyorquinas y lo he
tratado en otra parte º El apoyo en otros autores le sirve también para
remediar cuestiones que no consideró, como es el caso de la información
acerca de actividades previas de Huerta. Para subsanarlo, reproduce gran
parte de un artículo de Francisco Pascual García (“¿Quién es el señor
general Victoriano Huerta?”), donde se ofrecen los antecedentes bio
gráficos del generalote.
Ya de salida, reafirmo que, como trabajo de comunicación, La de
fensa social. Historia de la campaña de la División del Norte es un texto
que permite llevar a cabo observaciones ajustadas a la teoría de sistemas
de Luhmann. De todas ellas destaco que Tablada, al hacer una obra por
encargo, exaltó a Huerta a la altura de los grandes héroes de la historia,
a tono con los preceptos del paradigma histórico vigente en su época: el
de la historia maestra de vida, que inspiró aun a quienes no podrían ser
incluidos en el gremio de los discípulos de Clío, pero que se sintieron
capaces de escribir acerca del pasado.
ºVéase Lozano Herrera, José Juan Tablada..., op. cit., pp. 38-42.
CV
FUENTES CONSULTADAs
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CVIII
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derado de 30 000 000 de pesos que había en los bancos de Chihuahua
y prefirió hacer un empréstito ratonero que no llegó a medio millón”,
Excélsior, 11-9-1938, p. 1.
Or
A manera de ¿gº
La leyenda de oro
El señor general Victoriano Huerta
"En realidad se publicó el 27 de octubre de 1912, en las páginas 3 y 4 de dicho diario, como
entrega de la columna “De domingo a domingo". El artículo que apareció el 10 de noviembre se
intituló “Derrota del zapatismo. En honor de Justo Sierra. El ciclón de Acapulco”.
º El Diario: fijar la vista
º García Cantú: la venerable
* El Diario: general don
*Victoriano Huerta (Ocotlán, Jal. 1845-El Paso, Tejas 1916). En la sección de campañas y accio
nes de guerra de su hoja de servicios se asienta que el 1 de abril de 1912 quedó “al mando del Cuerpo
de Tropas y Operaciones con sus servicios respectivos que posteriormente tomó la denominación de
Columna de Operaciones en el Norte", que marchó sobre Chihuahua a combatir al orozquismo;
en este documento se citan únicamente los combates de Rellano, Conejos y Bachimba; además se
afirma que no existen datos sobre la fecha de terminación de este movimiento. El 19 de octubre de
1912 se indica que, por instrucciones del Presidente de la República, se le dieron facultades para
organizar una División de las Tres Armas, que posteriormente tomó la denominación de División
de Operaciones en el Norte, de la cual quedó al frente hasta el 23 de diciembre del mismo año, y
se agrega que no existen datos acerca de los combates en que participó en este lapso
En su expediente militar se carece de información entre el 11 de septiembre de 1909 y el 25
de abril de 1911.
En octubre de 1911 solicitó licencia absoluta; adujo tener “por decoro necesidad urgente de
separarse para siempre del servicio" (carta al secretario de Guerra y Marina, 28-10-11, f. 578). Por
órdenes del Presidente se declaró insubsistente la orden del 4 de noviembre de 1911 para concederle
licencia absoluta; se indicó, además, que debía continuar como vocal de la Junta Superior de Guerra
(minuta de la Secretaría de Guerra y Marina, 10-11-11, f. 581). El 31 de marzo de 1912 se dispuso
nombrarlo al mando del cuerpo de tropas de operaciones que marcharon sobre Chihuahua; como
su segundo en jefe se nombró al general brigadier Antonio Rábago (f. 582).
En el expediente no hay documentación de la campaña en el norte; sólo se asienta que, por
acuerdo del Presidente, se le nombró general de división, continuando como jefe de operaciones
en el norte (Secretaría de Guerra y Marina, en adelante scM, 30-7-12, f. 589). También por dis
posición presidencial, se le dio de baja, como vocal, de la Junta Superior de Guerra, el 1 de agosto
de 1912 (f. 606). En respuesta a una petición del mismo Huerta, se le facultó para organizar una
división de las tres armas, “según instrucciones recibidas del Presidente de la República” (minuta
sqM, 19-10-12, f. 612).
Cesó en el mando de la división de Operaciones del Norte, y se le nombró presidente de la
Junta Superior de Guerra, para que continuara con la redacción de la historia de la campaña que
se le encomendó el 30 de marzo y para que formulara el parte circunstanciado de la campaña en
el norte, “a fin de que se le asignen sus recompensas" (acuerdo núm. 64999, 23-12-12, f 617).
Huerta contestó este acuerdo. Agradeció la confianza que se depositó en él; pero dejó en claro que,
desde finales de octubre, ya no era indispensable que continuara al mando de la División; “creo
que la Secretaría de su muy digno cargo, se ha servido al fin, estar de acuerdo conmigo, en bien
del público”. Además expresó su disposición para volver a servir en el futuro. Sin embargo, pidió
que se le retirara de la comisión que se le asignó en la Junta Superior de Guerra, para atender su
curación (no dice de qué). Al margen del documento aparece la conformidad del Secretario, con
la salvedad de que Huerta quedará en disponibilidad “tan pronto termine la historia y el parte que
se le pidieron” (Carta al secretario de GM, 24-12-12, f. 624).
Salvo el nombramiento de comandante interino de la plaza, por encontrarse herido el general
Lauro del Villar (9-2-13, f. 634) y un acuerdo para que se le suministraran 200 pesos por asigna
ción de mando (16-2-13), no hay documentación de la Decena Trágica y días posteriores, hasta
el 3 de marzo de 1913.
El 14 de abril de 1914, Manuel Mondragón le remitió una carta a Huerta, dirigida “Al Ciudadano
Presidente”, en la que le reconoce sus méritos militares; entre ellos: “No hay para qué hablar de la
espléndida campaña en Chihuahua, pues ella está fresca en la memoria de todos los mexicanos, y
los nombres de Rellano, Conejos y Bachimba, perdurarán en la historia como dos de (sic) gloriosas
victorias del bravo ejército Nacional./“Por último, el derrocamiento del gobierno del señor Francisco
I. Madero, al que tan poderosamente contribuyó Ud. salvando a la patria de inminente peligro de
un conflicto extranjero, es una acción distinguida y que por sí sola merecería la recompensa que
nuestra ley militar señala para esos casos”. En consecuencia, le pide aceptar la Cruz del Mérito
Militar de primera clase (f. 643 r. y v.). El 7 de abril de 1914, Aureliano Blanquet había hecho del
conocimiento el decreto del Congreso de los Estados Unidos Mexicanos, para nombrar a Huerta
general de ejército (grado creado por decreto del 4 de marzo de 1914), “En compensación a los
servicios eminentes prestados a la Patria" (f. 647).
Por otra parte, de acuerdo con el artículo tercero de la Ley del 25 de enero de 1862, puesta en
vigor por el “C. Primer Jefe del Ejército Constitucionalista", se dictó orden de proceder en contra
de Victoriano Huerta, Manuel Mondragón, Aureliano Blanquet, Félix Díaz, Henry Lane Wilson
y muchas otras personas más, civiles y militares, entre ellas los Braniff (Alberto, Tomás y Óscar),
Joaquín D. Casasús, Manuel Puga y Acal, José M. Facha, Antonio y Jesús Rábago, Francisco
Olaguíbel, Aureliano Urrutia, Porfirio Díaz, José Ives Limantour, Federico Gamboa, José López
Portillo y Rojas, Jesús M. Luján, Salvador Díaz Mirón, Carlos Pereyra, José Juan Tablada, Francisco
Bulnes y José Ferrel. Se giró la orden de aprehensión por los prófugos (oficio núm. 7760 de la
comandancia militar de México, 12-11-14, t. III, ff. 656-660).
Porque deº esas virtudes militares a las que la gratitud pública paga
en estos instantes tan justo y ferviente homenaje, es el señor general
Huerta prestigioso depositario; lo es a tal grado; condensa esas virtudes
de manera tan cabal y enérgica que usando de las palabras del filósofo
Emersonº puede llamársele un hombre representativo.
Es un arquetipo de lealtad, un sacerdote del honor, un héroe de la
abnegación y en su marcial figura culminante se concentran los esplen
dores de esos prestigios, como los rayos de un sol de oro que rompe la
noche, se fijan en los basaltos de una cumbre enhiesta.
Hoy que tras de su admirable campaña ha regresado el bravo divi
sionario a esta metrópoli, ceñido de laureles y aclamado por la gratitud
patria, en su rostro austero y viril, queº recuerda con sus enérgicas líneas
el deº Bartolomeo Colleone" cincelado en bronce por el maestro de
Miguel Ángel, º no se refleja vanidad ni vanagloria, refléjaseº sólo la
noble satisfacción del deber enérgicamente cumplido...
Ya en el exilio, después de haber estado en Barcelona, viajó a los Estados Unidos, desde donde
estuvo conspirando con la esperanza de volver a México. El gobierno de aquel país había acumulado
un expediente de sus actividades subversivas dentro de su territorio, y lo había citado para comparecer
ante el Gran Jurado a finales de enero de 1916, pero Huerta murió el día 13 de ese mes.
º García Cantú: Porque
7 García Cantú: es el del
º Ralph Waldo Emerson (Boston 1803 - Concord 1882). Ensayista y poeta estadounidense. A
los 18 años se graduó de Harvard; profesor en la Universidad de Boston, su primer libro fue Nature
(1836). Escribió para The Dial, el periódico del trascendentalismo de Nueva Inglaterra. (EH). Ta
blada hace alusión al libro de Emerson, Representative Men (1850), que tiene carácter oratorio por
haberse originado en conferencias. Los personajes a los que se refiere son: “Platón, o el filósofo”,
“Swedenborg, o el místico”, “Montaigne, o el escéptico”, “Shakespeare, o el artista”, “Napoleón, o
el hombre de mundo” y “Goethe, o el escritor"; se tradujo al español en 1896, Madrid, con el título
de Hombres y símbolos. Como se podrá deducir, aquíTablada cae una vez más en la exageración, al
pretender equiparar a Huerta con estos personajes.
º El Diario: se recuerda
º García Cantú: el del
º Bartolomeo Colleoni. Condottieri italiano; en diferentes tiempos estuvo al servicio de Milán
y Venecia, y desde 1454 fue general de la república de Venecia hasta su muerte; se le reconoce por
sus tácticas de artillería. La obra de Verrochio hecha en bronce que representa a este general, es
calificada como una de las estatuas ecuestres más importantes del Renacimiento italiano. A Colleoni
se le tomó como un patrón artístico, por sus toscas pero refinadas facciones. (EB)
º Miguel Ángel (Caprese 1475-1564). Arquitecto, escultor, pintor y poeta. Junto con Leonardo
da Vinci, la figura más destacada del Renacimiento italiano. Pasó gran parte de su madurez en Roma,
trabajando en encargos de los papas. Su cuerpo descansa en la iglesia de la Santa Croce. (EH)
º García Cantú: reflejese
Ese rostro impasible y sereno, reflejo de la magnanimidad interior,
muéstrase hoy en los días de gloria idéntico al de ayer en los días aciagos.
En su austera y digna serenidad, el general don Victoriano Huerta es
el mismo de adversos días ya lejanos, cuando yo lo conocí en la casa de
otro hombre eminente, el doctor Aureliano Urrutia," cuando los méritos
insignes del preclaro militar, fueron injustamente desdeñados, cuando
la enfermedad y el dolor lo herían sin agobiarlo, cuando el meritísimo
guerrero, después de una carrera irreprochable, veía pasar la vida sobre sí
mismo y sobre su hogar de patriarca sin una sonrisa, ni un aliento, ni un
halago, y llena en cambio de injusticia, de hostilidad y de amargura...
En esos días de prueba que indudablemente dieron a su espíritu el
acerado temple que hoy lo fortalece, de los estoicosº labios del guerrero
no surgía una queja ni un reproche; ni siquiera revelaron la amarga volup
tuosidad de los mártires, como hoy en los días de triunfo y de apoteosis
no se abren al paso del orgullo y de la vanagloria ni tampocoº reflejan
la voluptuosidad extrahumana del héroe victorioso.
Es que el general Huerta es un hombre de bronce. No en vano he
hablado a ese propósito de la broncínea figura del ilustre condottieri que
el Verrochio" esculpió. También vienen a mi memoria las figuras de los
héroes japoneses que han asombrado al mundo y cuyos rostros también
sellan con estoicismo impenetrable las almas magníficas que no se sabe
si se exaltan hacia la luz sideral de empresas de titanes o se desploman
entre las sombrasº de las catástrofes sin remedio.
El general Huerta es semejante en su estoicismo impávido a los
japoneses y a los guerreros del viejo Anáhuac. El pueblo cariñosamente,
º Aureliano Urrutia (Xochimilco 1872 -? 1975). Médico y político. En 1896 prestó servicios
como médico militar en Quintana Roo; después impartió clases en la Escuela Nacional de Medicina;
fue ministro de Gobernación en el segundo gabinete de Victoriano Huerta; posteriormente fue
director del Hospital General. (DP)
º García Cantú: estóicos
º García Cantú: támpoco
"Verrochio (Florencia 1436 -? 1488). Escultor y pintor. Su verdadero nombre era Andrea di
Michele di Francesco di Cioni. Junto con Donatello, fue uno de los principales escultores italianos
del primer Renacimiento. Dirigió una academia en Florencia; entre sus alumnos se encontraba
Leonardo da Vinci. En 1464 proyectó, en el templo de San Lorenzo, el sepulcro subterráneo de
Cosme el Viejo, quien gobernó Florencia en varias ocasiones entre 1435 y 1445; también realizó
el monumento funerario de Pedro y Juan en Médicis en la misma iglesia de San Lorenzo, que se
considera una las grandes realizaciones del arte ornamental. (EH)
º El Diario: la sombra
con evidente orgullo nacionalista le llama “el indio Huerta”.ºTiene en
efecto las virtudes, las virtudes insólitas de la raza en sus días heroicos.
Es de bronce, ya lo he dicho, del mismo bronce de Cuauhtémoc, que
no pudo fundir la infame hoguera.
Son las virtudes militares que tan prestigiosamente condensa el ge
neral Huerta, las líricas y deslumbrantes virtudes del guerrero de todos
los tiempos.
Son ésas, sí, las que Píndaroº cantó, las que los cinceles ilustres
de Grecia y Roma glorificaronº en el antiguo mármol inmortal; pero
además son otras.
Al valor personal, al ímpetu, al arrojo, al espíritu de sacrificio que el
guerrero de hoy como el de antaño debe llevar siempre a flor de corazón
como sus condecoraciones gloriosas, precisa en la complicación del arte
de la guerra moderno, º la posesión de complejas virtudes menos brillan
tes, pero más eficaces. Exige prudencia, cautela, y al entusiasmo bélico
que contagia, inflama y devora a las legiones por una ley incontrastable
de la psicología de las multitudes, el moderno jefe delº Ejército debe
sustituir su serena calma y su reflexiva frialdad. Así el invierno con su
hielo, dijo un poeta, convierte el encrespado río que es un obstáculo, en
un terso y resistente camino. Ese camino fue el que el general Huerta,
con su serena previsión y con su fría prudencia, tendió ante el ejército
del norte, que por él guiado” llegó de victoria en victoria hasta los
bastiones del norte remoto, donde al fin dejó clavada en la almena más
culminante, la bandera del orden y de la ley.
"Existen referencias hemerográficas de que, en efecto, a Huerta se le conocía así. En una nota
que da cuenta de un viaje a la capital, después del triunfo en Bachimba, se lee: “Ahí también se
entrevistó al general Guillermo Rubio Navarrete”; al concluir la entrevista, el reportero afirmó que
al hablar éste, “pudimos notar en el acento que imprimía a sus conceptos, y el profundo (sic) respeto
y la veneración que tiene por el general Huerta, el “Indio Huerta, como lo llaman sus colegas de
armas”. El País, 29-7-12, p. 8.
º Píndaro (Cinocéfalos, cerca de Tebas 518 -? 438 a. C.). Poeta. Nació en el seno de una
familia aristócrata conocida como los ageidas. Pasó dos años en Sicilia, invitado por Hierón I, rey
de Siracusa. Compuso epinicios (cantos de alabanza). (EH).
º El Diario: inmortalizaron
º García Cantú: moderna,
º El Diario: de
º García Cantú: guiada
Y qué ejército º Aquí la obra del general Huerta fue la de un ver
dadero creador. Fue un ejército improvisado, formado por unidades
heterogéneas y elementos bisoños, que para agruparse en torno del
luminoso lábaro, surgió hasta de la sombra de las prisiones. Quéº mila
gro portentoso de organización y de energía tuvo el general Huerta que
operar para convertir esa masa informe, desigual, caótica en una legión
que se movió armoniosamente de la descubierta a la retaguardia, con la
ajustada precisión de una máquina perfecta, a la sugestión imperiosa de
su voz de mando?...
Quién sabelº Pero el prodigio se operó y aquella masa áspera,
informe y ligada con los más bajos metales, adquirió bajo el yunque de
hierro de la voluntad del general Huerta, una fuerza, una unidad, un
temple, un brillo que sólo pueden compararse al temple supremo, a la
fuerza incontrastable, º al brillo diamantino de la propia espada, que el
general Huerta blandió en su noble diestra y que como la columna de
fuego, guio a sus legiones a través del desierto, a la tierra de promisión,
al triunfo, a la gloria!
Jamás aquellas legiones, al rendir sus jornadas, a través de sierras
y desiertos, dejaron de encontrar el fuego para calentarse, el pan para
nutrirse y el agua para desalterarse” y con todo eso el austero ejemplo de
su jefe supremo que mostraba a todo instante su rostro de bronce ante
las rojizas fogatas del vivac, como una estatua que simboliza el Deber,
reanimando las fatigas, reanimando la fe e inculcando la serena confianza
en el triunfo próximo.
Esa movilización, esa marcha precisa, esa organización en que todo
estaba previsto, en que la impedimenta, y el matalotaje y las ambulancias
y los servicios todos, llenaban sus funciones y estaban incesantemente
en su sitio, revelaron al general Huerta, bajo un nuevo aspecto. Antes,
todo el mundo le concedía las cualidades de un viejo militar, valor a
toda prueba, lealtad y pundonor, astucia y malicia afirmadísimas. “No
lo sorprenderá el enemigo, se decían a raíz de la catástrofe del primer
º El Diario: Ejército. García Cantú: ¡Y qué ejército!
º García Cantú: ¡Qué
º García Cantú: ¿Quién sabe
º García Cantú: incostrastable,
º El Diario: desalentarse
Rellano; Huerta es chucha cuerera”.ºº Esta frase significa en el caló
militar una astucia que todo prevé, una previsión siempre alerta que ni
emboscadas, ni alarmas” pueden sorprender.
Ybien, el general Huerta, º no sólo confirmó esas predicciones, sino
que se reveló un organizador militar a la manera alemana y japonesa, un
verdadero “estratega”, no en la simple manera antigua, sino en la difícil
y complicadísima acepción moderna.
Cierto que el general Huerta fue admirablemente secundado, que
contó en su concurso con los méritos grandísimos de Rábago,º Blan
quet,ºº Téllez,ºº O'Horán,ººTrucy;” que tuvo un jefe de Estado Mayor
como Carlos García Hidalgoº y un jefe de artillería como Guillermo
Rubio Navarrete;ºº pero así como en los días dudosos, adversos y difíci
º Esta frase, de acuerdo con Francisco J. Santamaría, significa “ser ladino, listo, astuto, maño
so”; además, este autor remite a Alcedo, quien en su Diccionario de América (1786) precisa que
la susodicha frase no se refiere a la hembra del perro, sino a la zorra mochilera, cuya piel era muy
estimada. (DM). La acepción que Tablada atribuye al ámbito militar no es exclusiva de éste.
º El Diario: alertas
º El Diario: el general Huerta no
º Antonio Rábago (Celaya, Gto. 1861 -? 1915). Jefe de la zona militar en Chihuahua; en 1913
sirvió al régimen de Victoriano Huerta. Fue gobernador y comandante militar en Tamaulipas. (DP).
*Aureliano Blanquet (él firmaba como Aurelio, pero en todas las referencias se le llama Aureliano,
por lo que lo dejaré así) (Morelia, Mich. 1849 - Veracruz 1919). Durante la Decena Trágica fue
quien detuvo al presidente Madero. Ministro de Guerra y Marina en 1914, con Victoriano Huerta,
a la caída de éste fue desterrado a Cuba; regresó en 1918 para sumarse a las filas de Félix Díaz, pero
apenas llegado a Veracruz se despeñó por una barranca al ser perseguido por las fuerzas del general
Guadalupe Sánchez. Fue decapitado, y su cabeza se exhibió varios días en aquella ciudad. (DP).
º° Joaquín Téllez (Ciudad de México 1866 -? 1929). Tomó parte en la campaña del Yaqui;
peleó contra los maderistas en Chihuahua en 1910-11, y en 1912 contra los orozquistas. Fue jefe
de la División de Norte en Chihuahua de octubre a noviembre de 1912. En marzo de 1914 fue
nombrado gobernador provisional de Sonora; tuvo que concentrarse en Guaymas, asediada por los
revolucionarios; evacuó esta ciudad y se refugió con buques y pertrechos de guerra en la república
de El Salvador. (DP).
º El Diario: no aparece mencionado este militar. Miguel O'Horan (? - 19-9-12).
º" Fernando Trucy Aubert (Puebla 1862 - Ciudad de México 4-5-1927). Fue condecorado con
la Cruz de Honor de tercera clase; en agosto de 1914 se le licenció del ejército federal.
º Carlos García Hidalgo (1868 - ?). En 1912 se le nombró perito traductor de los documentos
en inglés en el juicio contra Bernardo Reyes. Llegó a ser jefe del Estado Mayor de la División del
Norte al mando de Huerta, en cuyo régimen fue gobernador de Aguascalientes. En 1914 emigró
a Cuba. (DP).
º Guillermo Rubio Navarrete (Querétaro, Qro. 1877 - ?). Hizo estudios de artillería en la Es
cuela de Aplicación en Fontainebleau. En 1912 combatió a Emiliano Zapata; en febrero de 1913,
les del general Huerta se esperaba todo y a él se le exigían las supremas
responsabilidades y él hubiera cargado sobre sus hombros el desastre
de que su genio militar salvó a la Patria, así hoy el general Huerta, el
ilustreº jefe de la División del Norte, debe, a semejanza de los grandes
generales de la Roma antigua, ser el primero en entrar a la ciudad que
lo aclama por la brecha abierta en la muralla y el primero en ceñir sobre
su frente los supremos laureles del triunfo obsidional.
De los jefes que militaron a sus órdenes en las épicas jornadas del
norte, seguiremos hablando, porque desde hoy en estas páginas queda
abierto el registro de la lealtad y del heroísmo y éste es el primer capítulo
de la Leyenda de Oro del Ejército Nacional.
Hay que ser generoso en discernir los honores dignamente ganados,
hoy que el exuberanteº extravío de los espíritus peregrina por las ave
nidas con apasionados clamores que no deben turbar la serenidad de la
Justicia entregada a graves y supremas meditaciones.
Y ahora que se pide sangre y muerte de hermanos, que nadie puede
reclamar sino la Justicia, una diosa que impera muy por encima de las
bajas pasiones de los hombres, ahora que hay tal exuberancia en los
sentimientos protervos, hay que ser exuberante también en los senti
mientos nobles y pedir no muerte para los hermanos; sino vida, la vida
de la gloria para los héroes de la Patria.
Hay que apartar los ojos de los sombríos dramas callejeros, de la
venganza innoble y del bajo rencor y levantarlos a lo alto donde brillen
glorias como la que he intentado consagrar en estas líneas, genios que
como el de todos nuestros héroes, como el genio militar del general don
Victoriano Huerta, brillan sobre la tierra convulsa, lucen con rayos de
oro en el zodiaco de la patria y hoy la iluminan y mañana la guiarán
como los astros del cielo guían a las naves sin rumbo en medio de la
noche oscura y del océano proceloso!
José Juan Tablada
por su participación en la Decena Trágica, se le hizo general brigadier; al año siguiente, general de
división. En 1914 viajó comisionado a Francia, a su regreso combatió a los constitucionalistas; en
agosto de ese mismo año se retiró del ejército y se trasladó a Cuba. (DHBRM).
º El Diario: Ilustre
"García Cantú exhuberante. En la edición original de La defensa está esrito así; yo la corregí
COnnO errata.
IO
El hombre de México
II
asambleas y sitios públicos, desapareció apenas llegado a la metrópoli,
recluyéndose en su hogar y evadiendo aun las congratulaciones de sus
más íntimos amigos. Él, que legítimamente hubiera podido rodearse de
la pompa y el cortejo de un alto jefe del Ejército, y revestir su cuerpo con
los entorchados, las insignias y las condecoraciones, doradas a fuego por
el sol de las batallas, disimulaba su personalidad con el más modesto traje
civil; y, en una palabra, lejos de reivindicar méritos, parecía esforzarse en
disimularlos, quizá con la convicción íntima de los hombres magnánimos
para quienes los actos de que son autores resultan pequeños comparados
con la excelsa magnitud del ideal en que sueñan. Tal es sin duda en el
general Huerta y en todos los hombres ilustres, el proceso psicológico
de la modestia que sella sus actos, y que para el vulgo tiene apariencias
menos significativas.
Pero a pesar de esa obra empeñada en relegar la magnífica campaña
del norte al acervo de los sucesos comunes y triviales; a pesar de esa sobria
modestia con que el héroe de sus batallas desvanecía y disimulaba su
personalidad y su vida, la conciencia nacional sentía ya presentimientos
y vislumbres.
Los ecos de los cañones de Rellano” habían provocado una reacción
de optimismo en todos los espíritus. Especialmente el Ejército refrendaba
su prestigio, y la sociedad comprendía que en esas cohortes estaban su
salvación y su defensa contra las hordas vandálicas que en nombre de
la Libertad, abrían las cárceles, saqueaban los poblados, ultrajaban y
escarnecían, como en Torreón y Covadonga,º los más sagrados fueros
de la civilización y de la humanidad.
Otro hecho de igual trascendencia tonificaba el espíritu público y
hacía renacer sus más nobles y legítimas” esperanzas. Desengañado el
pueblo por su ídolo que tan insólita y frenéticamente había encumbrado,
* Se refiere al combate que tuvo lugar en la población de ese nombre, en el estado de Chihuahua,
entre el Ejército federal, al mando de José González Salas, y de las fuerzas orozquistas, el 24 de
marzo de 1912. A causa de la derrota federal, González Salas, quien había pedido licencia a su
cargo de ministro de Defensa, se quitó la vida. Para sustituirlo se nombró a Huerta. Véase infra,
n. 5 de “Batalla de Rellano”.
º En marzo de 1912, las fuerzas orozquistas asolaban estas poblaciones. En particular acerca de
Torreón, según lo refiere Alfonso Taracena, El Heraldo Mexicano y The Mexican Herald llegaron a afir
mar que a la capital de la República llegaban cien carros de ferrocarril con heridos de Torreón.
” García Cantú: lejítimas
I2.
convencido de su total ineficacia para contener la relajación de todo
deber, la veneración y el atropello de toda ley, la anarquía, en fin, que se
propagaba por doquiera; desengañado y angustiado con el pánico de la
catástrofe presentida, y el supremo anhelo de la salvación anhelada, el
pueblo comenzaba a ver en torno suyo, “buscando a un hombre”.
Con ansia, con anhelo, con desesperación, un pueblo buscaba a un
hombre: al hombre que, en las grandes crisisº nacionales, surge inevita
blemente ante los ojos de la Patria, pero que en esos largos momentos
de angustia y desesperación tardaba demasiado en llegar...
Un hombre de simple clarividencia y de energía simple, pero pro
porcional a la magnitud del desbordamiento anárquico. Un hombre
sin palabras, porque de las palabras, de los discursos” declamatorios
e interminables, de las promesas sin cumplimiento, de las digresiones
desesperantemente locuaces al bordeº del abismo que se abría, estaba
la sociedad desengañada, ofendida, cansada, asqueada. Un hombre sin
palabras; pero un hombre de acción, era lo que el pueblo anhelaba y en
aquellos instantes presentía. Los conservadores radicales anhelaban la pa
sada dictadura; los evolucionistas moderados confiaban su salvación a un
hombre del temple de un dictador capaz de respetar las reivindicaciones a
medio conquistar por el último movimiento. Y el anhelo general sufragaba
por un militar de puño de hierro, que ante la anarquía y la revuelta no
tuviera" contemplaciones, y al aniquilarlas redimiera y salvara el ideal
común, los intereses de todos, la vida misma de la Patria, condensada no
en los aludes de discursos, ni en la incansable locuacidad fonográfica de
un apóstol teorizante, ni en los torrentes de vocablos sin significación, ni
aplicación, sino en una sola y breve palabra, en sólo tres letras: PAzº
I3
Y por todo eso, cuando el pueblo mexicano, poseído por ese anhelo,
pero abatido y postrado por la desesperación, levantó la frente al tronar
de los cañones de la División del Norte, y hacia el norte tendió la vista,
recortando su marcial y austera silueta sobre el cielo auroral de la victoria,
entre el épico rumor de las dianas triunfantes, de pie sobre los gigantes
basaltos de Bachimba, º el pueblo distinguió a su hombre.
Ese hombre era el viejo militar, el héroe flamante, el GENERAL DoN
VicToRIANo HUERTA."
Porque por su propio y admirable esfuerzo, el héroe ascendió hasta
aquellos excelsos basaltos, pedestal de su prestigio por él mismo labrado
a cañonazos; porque con él y en su propia diestra victoriosa, flameaba
muy alto al viento del triunfo la bandera de la Patria, toda la nación
pudo verlo.
Algunos, en la épica figura del triunfante divisionario, vislumbra
ron vagamente al hombre presentido y esperado, con más instinto que
comprensión. Otros comprendieron lo que en aquella altura y después
de aquella obra significaba aquella aparición, y temieron que los rayos de
aquel prestigio que ascendía y culminaba, nublaran el mortecino fulgor
de otros espíritus que, en un crepúsculo de impopularidad, descendían
hacia la sombra, y así se explica que un prudente silencio haya ahogado
todas las resonancias y todos los fulgores de una obra admirable y de un
hombre magnánimo y heroico.
Y en medio de ese silencio y de esa oscuridad, entre el mutismo de
la prensa que calló en esos días, no encontrando prudente prodigar ho
nores y elogios a quien tan justamente los merecía, cuando loar al señor
general Huerta no acarreaba provechos sino peligrosos” desagrados, cupo
al que esto escribe, movido por el imperioso entusiasmo que provocan
las grandes acciones, escribir y firmar el artículo que sirve de prólogo y
de compendio a este libro; artículo panegírico que termina así:
º En la pluma de otros autores, la augusta figura de Huerta en Bachimba que pinta el poeta, es
muy distinta. Se dice que, cuando Huerta aprehendió al presidente Madero, éste le dijo: “Desde
Bachimba ya era usted traidor", en referencia a que desde entonces Huerta planeaba sublevarse, en
alianza con Orozco. Véase DP, t. 1, p. 31 1.
"García Cantú: el General Don Victoriano Huerta.
º García Cantú: peligros
I4
Hay que apartar los ojos de laº venganza innoble y del bajo rencor y
levantarse" a lo alto, adonde brillanº glorias como la que he intentado
consagrar en estas líneas; genios que,” como losº de todos nuestros héroes,
como el genio militar del general don Victoriano Huerta, brillan sobre la
tierra convulsa, lucen con rayos de oro en zodiaco" de la patria y hoy la
iluminan y mañana la guiarán como los astros del cielo guían a las naves
sin rumbo en medio de la noche oscura y del océano proceloso!
º En el prólogo de esta obra (en adelante “Prólogo”): de los sombríos dramas callejeros, de la
7“Prólogo”: levantarlos
º “Prólogo”: alto donde brillen
º “Prólogo”: genios que como
º “Prólogo": el
º “Prólogo": en el
I5
Combate de Cuatro Ciénegas
(6 de mayo de 1912)"
I6
cuando con la confianza en sus destinos, la Patria parecía haber perdido
todo, hasta la fe en el Ejército, como una deidad armipotente y venerable
que a la postre, inerme y despojada de todo, al levantar el brazo en un
supremo ademán para librarse de las últimas infamias, sintiera junto a
su rostro, no el broquel adamantino, sino la viscosa y gesticulante cabeza
de la Medusaº
Si el estampido de los primeros cañonazos de la División del Norte
debieran compararse con algo bienhechor al resonar en la conciencia
pública, habría que asemejarlos al retumbar tempestuoso, presagio de
próximas lluvias fecundas sobre una comarca maldita cuyos habitantes
murieranº silenciosamente de hambre y de sed.
Así, con un impulso de resurrección, con un vislumbre de lejana pero
cierta palingenesia, se incorporó el espíritu público, cuando el viento
septentrional, primerº rapsoda de la brava epopeya, trajo del norte entre
sus fuertes alas el tronar de la artillería y sobre tan formidable música,
compases de dianas victoriosas y vagos murmullos, como jirones de estro
fas que decían el heroísmo resurrecto de los bravos soldados federales"
* El Mundo: Mesdusa Medusa. Conocida como la Gorgona, por ser la más célebre de sus her
manas las gorgonas. Poseía una cabeza monstruosa rodeada de serpientes y de mirada fiera, capaz
de convertir en piedra a todo ser vivo. Las serpientes le aparecieron por castigo de Atenea a causa de
haberla encontrado con Poseidón en uno de sus templos. Su cabeza se utilizó en templos y se
pulcros; servía para defenderse de los malos espíritus. De la garganta de Medusa salió el caballo
alado Pegaso. (DD).
* El Mundo: murieron
º El Mundo: septentrional, rapsoda
7 El Mundo: federales
17
de la epopeya con trayectorias de oro, con flameantes curvas de falárica
y que así alumbraron el cielo negro y opresor de la marcial tragedia!
Como esos héroes que a la admiración y a la veneración del mundo
presentó el héroe de Puerto Arturo”, el subtenienteTadayoshi Sakuraiº en
su obra portentosa Ni-Ku Dan, así fueron desde que se inició la campaña
de la División del Norte, los soldados mexicanos, quienes no en vano
parecen físicamente los hermanos gemelos de los invencibles nipones.
Y llegó a dudarse de ellos... y se dijo que los generales no tenían
soldados, cuando precisamente sucedía lo contrario, y era justamente a
los soldados a quienes les faltaba un general...
Ese general surgía por fin y elevándose sobre los estribos de su caballo
de batalla, después de organizar sus fuertes legiones, a la cabeza de ellas,
hacía visibles los gestos mudos de serena confianza y de repentino arrojo
que, según Napoleón, º subyugan y convencen a las tropas, más que las
palabras altisonantes de las acostumbradas arengas...
º Puerto Arturo. También llamado en chino Liu-shun kow. Estación naval de China, en la
Manchuria. En 1894 se apoderaron de él los japoneses, y los chinos acabaron por cedérselo; pero
se opuso Rusia, apoyada por Alemania y Francia, y obligó a Japón a evacuarlo. Rusia lo obtuvo en
arriendo por veinticinco años; pero en 1904, durante la guerra contra Japón, fue escenario central
de ésta, y volvió a poder de los japoneses. (Aw).
º Tadayoshi Sakurai (1879 -1965). Militar del ejército japonés, donde estuvo encargado de la
sección de prensa desde 1924; en 1930 recibió el grado de general de división. Autor de numerosas
novelas (sus obras completas constan de más de 3800 páginas), entre las que se cuentan (presento
aquí el nombre equivalente en español, porque no he encontrado alguna que se haya traducido a
nuestra lengua) Una bala humana (1906, es a la que se refiere Tablada a continuación y se refiere
a su experiencia en la guerra contra Rusia), Mochila militar (1914), Ladrillo negro (1925), Que no
se ha acabado la batalla todavía (1931), El general Shirakaura (1933), El general Nogui (1938) y
continuó publicando hasta 1945. Fue uno de los escritores más populares del periodo entre guerras;
su tema constante en las novelas es precisamente su experiencia en éstas, y en particular destaca su
reflexión ante lo inútil de las contiendas militares, en virtud de las vidas que cobran.
ºNapoleón I (Ajaccio, Córcega 15 de agosto de 1769 - isla de Santa Elena 5 de mayo de 1821).
Emperador de los franceses. Después de participaren varias acciones militares, el Directorio lo mandó
en una expedición a Egipto. A su regreso, el Consejo de los Ancianos lo nombró comandante del
ejército de París. Con él dio el golpe de Estado del 18 Brumario, en Saint Cloud, lo cual determinó
su nombramiento como primer cónsul por espacio de diez años. Emprendió una campaña contra
Austria, que ocupaba el norte de Italia, y consiguió la victoria en Marengo con la paz de Luneville,
a la que siguió el tratado de Amiens con el Reino Unido. Se dedicó a la organización interna de
Francia y consiguió la paz religiosa con el concordato de 1801. Creó la Legión de Honor, instituyó
I8
Desde Cuatro Ciénegas (6 de mayo) hasta Balleza (4 y 5 de agosto
del mismo año de 1912) se extiende el ciclo guerrero de la División del
Norte, a través del Tlahualilo: Conejos, Pedriceña, Rellano, La Cruz y
Bachimba.º
Cuatro Ciénegas fue el combate inicial, el capítulo primero de la
leyenda de oro.º
El día 5 de mayo, precisamente cuando los jefes y oficiales conme
moraban en su improvisado mess de campaña el triunfo obtenido en
la nobleza del mérito y consolidó la obra de la Revolución. Cónsul vitalicio en 1802, en 1804 se le
nombró emperador y fue consagrado por Pío viII en Notre Dame. Asumió el título de rey de Italia
en 1805, y pretendió la formación de un sistema unificado continental con la hegemonía francesa,
con exclusión de la Gran Bretaña. Esto, y su imagen simbólica del triunfo de la Revolución, causó el
origen de la coalición del resto de los soberanos europeos. Son numerosas las campañas que dirigió
en diferentes partes de Europa. Invadida Francia en 1814, abdicó en Fontainebleau y se retiró a la
isla Elba. En febrero de 1815 volvió para los llamados Cien Días, que terminaron con la derrota de
Waterloo el 18 de junio del mismo año. Abdicó en su hijo y, apresado por los ingleses, fue confinado
en la isla de Santa Elena, donde murió. Sus restos fueron trasladados a París en 1840. (EUI).
"Tablada usa negritas en los nombres de las tres poblaciones que aquí aparecen en cursivas.
Lo hizo para señalar que ahí ocurrieron batallas, mientras que en las otras poblaciones fueron
combates los que tuvieron lugar.
º Entre las informaciones que hay acerca de este combate en el AHDN, ramo Revolución Mexicana,
1910-1920, xI/481.5/29, Coahuila, 1912, se lee: “Estado que manifiestan las fuerzas de las distintas
corporaciones que tomaron parte en el combate del “Puerto del Carmen” y “Vallecito Sacramen
to: Corporaciones: cuartel general, 23 batallón, ametralladoras, sección de montaña, 56 cuerpo
rural, 2 cuerpo auxiliar de San Luis Potosí, cuerpo auxiliar de Monclova, batallón Libres de Bravos,
batallón auxiliar federal. Participaron un general, 7 jefes, 62 oficiales y 1333 de tropa” (6-5-12, f.
57). En función del documento apenas citado, llama la atención que Tablada conceda relevancia
a Cuatro Ciénegas. Esto es aún más significativo porque Resendi no destacó el enfrentamiento
que hubo ahí el 6 de mayo; lo menciona sólo de pasada. Véase Salvador F. Resendi, La revolución
actual. Sus causas y tendencias. Sus triunfos y fracasos, pp. 185-186.
G. Treviño notifica en telegrama al Secretario de Guerra haber recibido telegrama de Trucy
Aubert (desde Monclova) en que le informa que se derrotó al enemigo en Carmen, entre Polka y
Rancho Nuevo, y que se le desalojó de Apache y Sacramento (7-5-12, ff.70-1).
En el parte rendido por Trucy Aubert acerca de este combate el 6 de mayo de 1912, dice que
salió de Bermejillo el 4; llegó a Torreón a las 5 de la tarde. El día siguiente salió a las 3 de la mañana
rumbo a Monclova, a donde llegó a las 7 de la mañana del día 6. El enemigo estaba comandado
por Inés Salazar, Alanís y otros. A Trucy se le unieron fuerzas a las órdenes del coronel Alberto
Guajardo y cien voluntarios de Nuevo León al mando del capitán Garza Cantú. El día 8 se persiguió
al enemigo, “que casi sin detenerse en Cuatro Ciénegas se había disuelto en pequeñas partidas".
Después de eso, Trucy recibió órdenes de Huerta para que, en compañía de sus fuerzas, lo alcanzara
en Bermejillo (10-5-12, ff.74-5, incluye croquis).
I9
Puebla, medio siglo antes, por el inmortal Zaragozaº sobre el invasor
francés, llegaron a Monclova las exasperantes noticias de que los fora
jidos al mando de Inés Salazar,"Lázaro Alanísº y otros de su laya se
encontraban en el valle del Sacramento después de haber desalojado a las
tropas auxiliares leales de las posiciones de puerto del Carmen y puerto
del Apache. Hasta el grupo de oficiales que vigorizaban su espíritu con
las reminiscencias de la alta gloria militar aquel día conmemorada, las
noticias llegaron provocando sorda indignación transformada en entu
siasmo bélico, cuando se supo que del cuartel general llegaban órdenes
para marchar inmediatamente sobre el audaz enemigo.
La brigada Trucy Aubert destinada a entrar en combate se había
organizado en Torreón con fuerzas del 23° batallón, 56” cuerpo rural,
cuerpo auxiliar de San Luis Potosí, una sección de artillería de monta
ña, una batería de ametralladorasº y una sección sanitaria, reuniendo
el total de seis jefes, 30 oficiales, 991 hombres de tropa, ocho caballos
y 77 acémilas, a los que se unieron cien voluntarios de Nuevo León y
º Ignacio Zaragoza (Bahía del Espíritu Santo, Texas, 1829 - Puebla, 8 de septiembre de 1862).
En 1853 se dio de alta en la Guardia Nacional de Nuevo León, donde ascendió hasta el puesto
de capitán. Se sumó a la revolución de Ayutla y participó en la toma de Saltillo el 23 de junio de
1855. Con el golpe de Estado de Ignacio Comonfort en diciembre de 1857 ocupó Monterrey para
defender la Constitución. Del 13 de abril al 22 de diciembre de 1861 fue ministro de Guerra y
Marina del presidente Benito Juárez. Tomó el mando de una división e intervino en la batalla de
Acultzingo (28 de abril de 1862) y Juárez lo nombró comandante en jefe del Ejército de Oriente,
en sustitución de José López Uraga. Con este cargo defendió a la ciudad de Puebla y obtuvo la
victoria del 5 de mayo contra los franceses. (EM).
º José Inés Salazar (Casas Grandes, Chih. 1875 - Nogales, Chih. 1919). Se levantó contra Díaz
en 1910 a las órdenes de Práxedis G. Guerrero. En 1912 se rebeló en su ciudad natal contra Madero,
sosteniendo el lema “Tierra y Libertad", al frente de un grupo de rebeldes rurales. Tomó Ciudad
Juárez y se unió a Pascual Orozco. Vencido éste, luchó como guerrillero hasta el golpe de Estado
de Victoriano Huerta, a cuyo gobierno reconoció. Dirigió la batalla de Tierra Blanca contra Villa,
por quien fue derrotado. Después de algunos otros fracasos se exilió en los Estados Unidos, donde
estuvo prisionero. En 1916 volvió a Chihuahua para combatir la expedición punitiva; apresado
poco después, Villa lo puso en libertad. Murió asesinado. (DP).
º Lázaro Alanís (Zacatecas, Zac.? - Ixmiquilpan, Hgo. 1924). En 1906 se afilió al magonis
mo; en 1910 pretendió unirse a Madero, pero éste lo rechazó; dos años después se incorporó al
orozquismo. Cuando Huerta usurpó la presidencia de la República, se unió a Carranza; en 1923
secundó la revolución delahuertista; fue fusilado por las fuerzas gobiernistas.
º La sección de artillería de montaña y la batería de ametralladoras no aparecen mencionadas
en el parte militar de batalla.
2.O
otros tantos infantes al mando respectivo del capitán Garza Cantú" y
del coronel Alberto Guajardo.º
La mañana del día 6, dos trenes militares partieron conduciendo las
fuerzas de la brigada al sitio del combate, saliendo el primero a las 8.30
a.m. a las órdenes del teniente coronel Serafín González;º y el segundo,
veinticinco minutos después al mando personal del general Trucy. La
moral de las tropas perfectamente armadas, vestidas y municionadas, era
excelente, y constituía un resultado de la organización impecable y previ
sora con que el jefe de la División supo fortalecer material y moralmente
a sus legiones. El espíritu de la oficialidad, templado con las inflexibles
convicciones del deber social y del honor militar, se había comunicado a
las tropas, y lo que era austera convicción en el pensamiento de los jefes,
surgía en forma de entusiastas canciones por la boca de los “juanes”, y
se desbordaba en sonoro torrente por las ventanillas y plataformas de
los trenes que iban raudos sobre los rieles inexorables y rectos, como el
símbolo mismo del deber militar.
Antes del puerto del Carmen, que como el puerto del Apache es
una de las dos entradasº orientales del valle del Sacramento, teatro
de la inmediata lucha, desembarcaron las tropas tomando al punto el
dispositivo de combate, iniciando la pugna con el ataque simultáneo de
los dos puertos mencionados.
Las ametralladoras prepararon dichos ataques, se emplazó la artillería
que bañó con sus fuegos las posiciones enemigas, mientras la infantería
avanzaba, sin que llegara a consumarse el asalto, puesº ante el fuego de
cañones y ametralladoras, el enemigo, desorganizado por el pánico, aban
donó sus posiciones ocupadas al punto por la infantería leal, sostenida
por las ametralladoras encumbradas a brazo hasta las alturas conquis
tadas. En esta faz del combate cayó herido el teniente coronel Serafín
"Matías Garza Cantú (? - ?). Se le concedió baja del ejército en febrero de 1913; en el docu
mento de concesión de ésta se asentó que no era militar. Al año siguiente (en mayo), no obstante,
se ordenó un salvoconducto para que pudiera pasar armas y municiones, junto con el capitán
Emeterio Garza Cantú y el teniente Jacobo Garza Hinojosa, con el fin de vigilar los intereses de la
testamentaría de Juan de Dios Garza Benítez.
º Alberto Guajardo. No existen datos en el AHDN.
º Serafín González. No existen datos en el AHDN.
º El Mundo: las entradas
º El Mundo: pues,
2. I
Hernández, º quien marchó casi en la línea de fuego de sus tiradores,
y el enemigo tomó posesión del mencionado valle del Sacramento, que
con las entradas orientales conquistadas y la única salida al poniente del
puerto del Salado, formaba una especie de circo gladiatorio ofrecido por
la naturaleza misma como teatro del combate que reseñamos.
Dentro de eseº circo y en las vertientes de las montañas septentrio
nales, tuvo lugar la segunda faz de la acción de guerra.
Debe advertirse que atraviesan el valle, de oriente a poniente, como
dos líneas paralelas, tanto la vía férrea de Monclova a Cuatro Ciénegas,
como el camino carretero.
Las tropas federales, al iniciar la segunda faz del combate, entraron
al valle dejando bien guarnecido el puerto del Apache que acababan de
conquistar. Formaban el ala izquierda de los leales, tropas del 23° bata
llón, que avanzando en tiradores, se posesionaron con sus sostenes, de un
pequeño cerro, a la vez que el enemigo ocupaba otra eminencia dentro
del valle y presentaba parte de sus tropas tendidas perpendicularmente
a la vía férrea.
En tal situación se reanudó el combate atacando vigorosamente
al enemigo en sus nuevas posiciones por la acción simultánea de las
ametralladoras que detuvieron y frustraron su impulso de avance hacia
el puerto del Apache y por el movimiento envolvente de la línea de
tiradores al flanco derecho de los rebeldes.
Previo reconocimiento, por treinta dragones del coronel Guajardo,
de las posiciones enemigas, que según se vio luego eran atrincheramien
tos de cercas de piedra, y una vez fijadas, se emplazó la artillería en una
plazoleta, junto al tanque del ferrocarril, llamado la Polca. La infantería,
bajo el nutrido fuego enemigo, avanzó aprovechando los accidentes del
terreno, y la artillería federal efectuó al punto un fuego de ráfaga que
obligó a los rebeldes a desalojar sus posiciones ante la inminencia de ser
aniquilados.
22.
En tales momentos la infantería se lanzó al asalto con ímpetu
tal, que el enemigo huyó sin aguardarlo, abandonando el campo en
absoluta dispersión y siendo en su desordenada fuga cañoneado por la
artillería...º
23
ranº sobre el mismo campo de batalla; al mayor médico Jesús Alemán
Pérez,º modelo de solicitud hacia los heridos y de honor profesional;
al sargento Aniceto Trejo, º que desempeñó durante todo el combate el
difícil papel de oficial de órdenes; y por fin, pero de manera especial, al
jefe del Estado Mayor coronel Carlos García Hidalgo, quien con atin
gencia digna de todo encomio desarrolló con brillante eficacia todo el
plan de combate y logró por sus sabias disposiciones afianzar en ciertos
instantes la victoria insegura.
º El Mundo: desangran
º Jesús Alemán Pérez (Moroleón, Gto, 1883 -?).
º Aniceto Trejo (Buenavista, Gto. 1863 - ?). Teniente irregular de caballería. Obtuvo su nom
bramiento en enero de 1914.
24
Combate del Tlahualilo
(9 de mayo de 1912)
Porque el río Nazas renueva entre nosotros el milagro del río Nilo
que fecundando al viejo Egipto fue el asombro de la antigüedad y ad
miró a Grecia cautivada por las revelaciones de Herodoto y atrajo a los
reyes pastores que desdeñaron el paraíso terrenal de la Mesopotamia” y
25
llevó hasta aquellas regiones solares, cálido imperio del propio Osiris,º
la media luna acerada y sangrienta del kalifa Omarº
El soberbio don del viejo Nilo, bienhechor de la humanidad, es casi un
prodigio de los tiempos prehistóricos, pero el milagro del Nazas en nues
tra paradójica tierra mexicana, opulenta y miserable, es un hecho visible.
El Nazas que arranca desde las hostiles escarpaduras de la sierra Ma
dre Occidental los despojos orgánicos, el humus fecundante y milagroso,
que es la condición de nuestra existencia, puesto que es la esencia de la
vida orgánica; ese río que se despeña de sur a norte y atravesando cañadas
y selvas y rocas, llega como un verdadero don divino hasta las vegas que
llevan su nombre, puesto que son su obra y allí abona, fecunda, fertiliza,
es un verdadero cuerno de Amaltea,” una prodigiosa cornucopia que
vuelca con sus limos y sus acarreos, increíbles y magníficos tesoros.
El Egipto es un don del Nilo, dijo Herodoto, y la región más exúbera
de nuestra Patria, el Tlahualilo y La Laguna son un don del Nazas, puede
decirse parodiando al historiador de los Siete libros.
Y en aquella región de la Edad de Oro, en esa divina comarca agrícola
y pastoral donde la voz inefable de un Virgilioº debía rimar los apacibles
º Osiris. Una de las figuras más complejas y elaboradas de Egipto. En sus orígenes fue uno de
tantos dioses de la fertilidad, y hacia 2400 a.C. su culto se extendió por todo el país con la doble
fama de dios de fecundidad y rey de los muertos, por lo que se encargaba de juzgar a los fallecidos.
El faraón era identificado como Horus, y al morir se convertía en Osiris. Su hijo, el nuevo faraón,
encarnaba entonces la figura de Horus. Osiris simbolizaba el poder creativo de la naturaleza desde
el renacer de la vegetación a las subidas anuales del Nilo. Las representaciones antiguas de Osiris
solían mostrarlo bajo la forma de sus encarnaciones, como el pájaro Beno o el buey sagrado Apis.
Con el imperio nuevo se le representaba como una momia coronada. Sus cultos sobrevivieron
hasta más allá de la llegada de los griegos y romanos, asociados con los del dios Dionisio de la
cultura helénica. (EH).
* Kalifa Omar (la Meca ca. 581 - 3-644). Segundo de los kalifas musulmanes que sucedieron
a Mahoma, y primo de éste Al principio luchó contra el Islam naciente, hasta que su hermano le
entrego el Corán y lo leyó; se convirtió en ferviente seguidor del islamismo. Acompañó a Mahoma
en su destierro a Medina. Con la muerte de éste, fue elegido su sucesor por los musulmanes, bajo
el título de Omar I. Conquistó rápidamente Damasco, Hama, Laodicea y Emesa. Después de su
viaje a Jerusalén, sometió a Persia y Egipto. Murió asesinado por un artesano al cual no le había
rebajado sus impuestos en Medina. Fue enterrado junto a Mahoma y Abú Bekr (EUI).
º Amaltea. Cabra de la mitología griega. Uno de sus cuernos floreció con la ambrosía y el otro
con néctar. Fue criada por Pan y amamantó a Zeus cuando era niño. Después de su muerte su piel
se usó en el Aegis, el escudo sagrado de Zeus. (ww).
º Virgilio (70 a. C. - 19 d. C.). Es llamado el más grande de los poetas latinos y uno de los
mayores de toda la latinidad; se le ha llegado a designar el Padre de Occidente. Después de muerto,
26
y serenos episodios del trabajo humano, era precisamente donde el ban
didaje demagógico asolaba los campos, saqueaba los graneros y profanaba
los hogares. Allí era precisamente donde el anárquico bandolerismo pre
ponderaba y allí donde el general Rábago a la cabeza de una brigada de
la benemérita División del Norte, pugnó victoriosamente por los fueros
ultrajados de la sociedad, de la civilización y de la humanidad.
El día 8 del mes de mayo, pródigo en victorias, una columna de la
brigada Rábago integrada por tres jefes, 30 oficiales, 746 hombres de
tropa y 82 caballos y acémilas había salido a bordo de un tren militar
rumbo a Zaragoza para batir a las mesnadas de bandoleros que se habían
apoderado de dicho punto.
En su transcurso la columna había restaurado el servicio de las líneas
telegráficas destruidas por los bandidos, cumpliendo con esa esencial
misión del ejército que laboriosamente reconstruye lo que los forajidos
anonadan en el estéril paroxismo de sus iras alcohólicas y sanguinarias.
Tras de haber cumplido con esa benéfica misión, a las 8 de la mañana
del día 9 llegó la columna a la estación de Jalapa del ramal de Gómez
Palacio, donde el general Rábago recibió aviso de que dos puentes sobre
la vía férrea habían sido quemados.
Y hubo de efectuarse forzosamente el desembarque de las fuerzas del
33° batallón que con 130 hombres y dos ametralladoras a las órdenes
del coronel Jesús Mancilla” procedieron a reconstruir los puentes des
truidos y a resguardar el convoy, en tanto que el resto de las fuerzas del
batallón citado, cuatro piezas de artillería de montaña, dos ametralladoras
y 49 hombres del 56” cuerpo rural emprendieron la marcha a Zaragoza
a las órdenes del general Rábago.
No habían caminado cuatro kilómetros cuando tuvieron que acelerar
su marcha al saber que, desde las 5 a. m. de ese mismo día, 150 hombres
del 7° Regimiento y 200 de un Cuerpo irregular se encontraban en trance
apurado, batiendo al enemigo en la zona del Tlahualilo.
su fama aumentó y llegó a considerársele como un mago dotado de poderes sobrenaturales. Entre
sus obras se cuentan: Eneida, Bucólicas y Geórgicas. (DHU).
* Jesús Mancilla. General brigadier. De marzo a julio de 1914 fue miembro de la plana mayor
del Ejército; en junio del mismo año se le concedió la condecoración de primera clase por haber
combatido la Intervención francesa y el Imperio.
27
Con tanta eficacia avanzó la columna de Rábago que a las 10:20 de
la mañana emplazaba su artillería y rompía el fuego sobre los bandoleros
que en número extraordinario se encontraban perfectamente cubiertos
y parapetados en los sólidos edificios y en los canales de la Compañía
Agrícola delTlahualilo,º obras de civilización y de progreso cuyo destino
era otro muy distinto que el servir de refugio a los bandoleros que tras
de ellos se parapetaban...
Aunque perfectamente armados, municionados y atrincherados y
muy superiores en número a las fuerzas federales, los rebeldes no pudieron
resistir ni el formidable embate de la artillería y las ametralladoras del
Ejército, ni el desconcertante asalto de la infantería que como al arrasante
impulso del grito de ataque, del zuzumé” japonés que rindió a Puerto
Arturo, desalojó al enemigo, lo desbandó y lo puso en fuga tumultuosa
y frenética hacia el norte.
Seis horas duró el combate del Tlahualilo que iniciado a las 10 de la
mañana terminó a las cuatro de la tarde, cuando en medio del pánico de
sus secuaces, los oscuros cabecillas pudieron apenas salvar sus protervas
vidas, robar dos automóviles a la negociación del Tlahualilo y encontrar
en su deletérea gasolina la salvación que no supieron encontrar en la
inútil pólvora de sus armas vencidas por el arrojo federal, por el ímpetu
de la santa causa social que defendía el general Rábago, perfectamente
identificado con el organizador de la División, el generalísimo Victoriano
Huerta.
28
La columna Rábago lamentó la muerte de un oficial y varios soldados
de línea e irregulares y que hubieran sido hecho prisioneros los oficiales,
teniente Leopoldo Huerta, º subtenientes Ezequiel Cervantes" y Heladio
Garcíaº y 14 individuos de tropa pertenecientes todos al7° regimiento,
quienes al tratar de cortar la retirada al enemigo fueron envueltos en el
tropel que el pánico guiaba en el instante de la derrota, pues no hay que
olvidar la enorme superioridad numérica que en este combate tuvieron
los rebeldes sobre los federales...
º Leopoldo Huerta. Capitán segundo; por disposición del entonces presidente de la República
—esto es, su padre— obtuvo su nombramiento en junio de 1914.
"Ezequiel Cervantes (Villa Alta, Oax. 1894 - ?). Capitán segundo de caballería; obtuvo su
nombramiento en abril de 1914.
º No existen datos en el AHDN.
29
Batalla de Conejos
(12 de mayo de 1912)
3O
idea, una sagrada porción de la hostia que su propia fe en los destinos
patrios iba a elevar en el sacrificio místico a la vez que sangriento del
porvenir de la nacionalidad.
Entre el jefe de la División y sus jefes y oficiales existía una solidaridad
absoluta. Conocer a sus soldados y a sus jefes es el primer deber de un
gran general. Pues sólo así puede producirse ese magnífico y milagroso
resultado que desde las pugnas bíblicas y las conquistas grecorromanas
y las batallas napoleónicas y las epopeyas japonesas, es alma del triunfo,
alma mística que las Escrituras enunciaron al hablar de los ejércitos
obrando “como un solo hombre”, Egressus est Israel tamquam vir unusº
Y así (según el “Águila de Mans)”, triunfaron todos los grandes capita
nes desde Escipión” y Alejandro, hasta Turena” y Condé º Así Oyama”
triunfa en Puerto Arturo...
º “Salió de Israel como un solo hombre”. Este enunciado aparece con ligeras variantes cuatro
veces por lo menos en el Antiguo Testamento: Jc 20,1; Jc20,8; Jc20,11 y 1 Sm 11,7. (Información
proporcionada por Lemuel Reyes).
º Escipión. Apellido de una ilustre familia romana del siglo Iv a. C., hacia fines de la Repú
blica. El primero de ellos, Cornelio Escipión, general romano que fue a España enviado por su
hermano Publio. Destacan en la familia: Lucio Cornelio, cónsul en 259 a. C. y vencedor de los
cartagineses en Cerdeña; Publio Cornelio, llamado el Africano, fue nombrado pretor de España,
tomó Cartago, obligó a Aníbal a salir de Italia y lo derrotó en Zama, concluyendo la guerra en el
202 a. C. Destruyó Numancia y arrasó Cartago. Adherido a la causa de los patricios, se alejó de
Roma; regresó después de la revolución de Graco y se le encontró muerto el mismo día que iban
a conferirle la dictadura. (DHU).
* Alejandro Magno. Hijo del monarca Filipo II de Macedonia y de Olimpia (356 - 326 a. C.).
Fue discípulo de Aristóteles por petición de su padre, y rey de Macedonia cuando cumplió 19
años. Inició una serie de conquistas desde Asia hasta Persépolis y el río Indo. En Egipto construyó
Alejandría. Su imperio fue el más grande de la época, hizo del griego la lengua de cultura de Oriente.
No se conoce con exactitud la causa de su muerte, pero se cree que fue de malaria, a los 33 años,
estando en Babilonia. (DHU).
* Henri de la Tour, vizconde D'Auvergne (1611 - 1675). Mariscal francés, fue uno de los grandes
capitanes de su tiempo. (DHU).
º Luis II de Borbón, Príncipe de Condé (1621 - 1686). General francés conocido como Gran
Condé, hijo de Luis I de Borbón, nieto de Enrique II de Borbón. Derrotó a los españoles en Rocroi,
Friburgo y Lens. En las luchas internas de su país estuvo primero con la regencia y luego se unió a
la Fronda. Sirvió a España hasta 1659, cuando, al firmarse el acuerdo de los Pirineos, recuperó su
cargo en Francia. Prosiguió en ella su carrera militar, una de las más brillantes de ese siglo, hasta
1675, cuando fue comandante del ejército del Rin. (DHU).
"Iwo Oyama (Kagoshima 1842 - Aoyama 1916). Militar japonés. Como jefe del Estado Mayor,
dirigió la conquista de Puerto Arturo en 1894. Nombrado mariscal, se destacó en la guerra ruso
japonesa; dirigió la campaña de Manchuria y logró la victoria de Mukden en 1905. (DEG).
3I
Y así triunfó también Huerta en el norte, conociendo a sus jefes, ava
lorando la pléyade de sus brillantes oficiales, los de Estado Mayor y de
ingenieros, los facultativos de artillería, los simplemente tácticos, todos,
porque en todos supuso patriotismo y valor, dos virtudes que en la hora
suprema de las batallas juntan en un solo impulso desde el general hasta
el recluta, desde el culto oficial de EMEº hasta el oscuro “juan”; virtudes
supremas y amalgamadoras que hacen la unidad de nuestro Ejército y
que hoy en la tierra mexicana realizan el viejo proverbio bíblico: Tam
quam vir unus.
Que a los diversos combates, accidentes forzosos de la reconcentra
ción debía seguir una gran batalla, objetivo de esas maniobras, era cosa
no sólo prevista sino enérgicamente procurada por el jefe de la División.
Ése era su principal objetivo, y así contaba con aprovechar de una vez
los valiosos elementos de sus fuerzas y por medio del noble arte militar
científicamente ejercitado, dar el golpe de gracia a los rebeldes, obligán
dolos a presentar de una vez la gran batalla campal que siempre habían
esquivado, prefiriendo practicar la exasperante guerra de guerrillas con
el supremo recurso de la eterna evasión en el momento crítico.
Por lo demás, el mismo general en jefe, en el parte respectivo de la
batalla que nos ocupa, manifiesta sus previsiones que después el triunfo
justificó:
Debo comenzar, dice, por hacer presente el antecedente que decidió sobre
la resolución de la batalla y que fue la concentración de todas las fuerzas que
estaban operando en diversas columnas que de antemano habían sostenido
combates parciales y de los cuales ya di cuenta a esa superioridad. Esta con
centración, que se efectuó en las mejores condiciones posibles, fue prevista y
obedeció a la necesidad de obligar a las fuerzas contrarias a presentar batalla,
y cuyo acontecimiento da origen a juzgar ésta como prevista...
32
en los combates parciales, irlos compeliendo a presentar la gran batalla
requerida para la más eficaz acción del Ejército que acaudillaba... Así las
fuerzas deTrucy Aubert y Rábago en los respectivos combates de Cuatro
Ciénegas y el Tlahualilo, no sólo cumplían con una función aislada, de
rrotando al enemigo, sino que al propio tiempo lograban dos fines más,
concentrarse y atraer al enemigo a la gran batalla campal. Como se ve,
nada se confió al acaso, y todo estuvo previsto en el armonioso plan que
movía a la División del Norte, y si se piensa que el general Huerta fue
quien creó esa División, quien concibió el admirable plan estratégico
y quien lo llevó a cabo, nada hiperbólico parecerá calificarlo como un
verdadero genio militar.
La batalla de Conejos, lo prueba además, con la fuerza abrumadora
de los hechos.
”Como una muestra de las erratas tipográficas y de las diferentes valoraciones de zonas geo
gráficas, al referirse a esta batalla, Resendi, La revolución actual..., op. cit escribe, con respecto al
lugar, “Sierra de Balderas” (p. 198) y más adelante, al reproducir el parte de batalla, se lee: “cerro
de Banderas” (p. 215).
º Se refiere al teniente coronel Guillermo Rubio Navarrete. Los dos párrafos siguientes son
fragmento del parte de batalla que éste rindió a la superioridad y aparecen en Resendi, La revolución
actual.., op. cit., pp. 209-15; así como en José Fernández Rojas, De Porfirio Díaz a Victoriano Huerta,
pp. 170-74. Es probable que Tablada no haya consultado directamente el documento militar, sino
que lo tomó de Resendi o de Fernández Rojas. Más adelante, en este mismo capítulo, aparecen
otros fragmentos de dicho parte de batalla.
33
La posición enemiga era, naturalmente, fuerte y estaba organizada para
resistir un combate defensivo, por medio de algunas trincheras y cercos de
piedra; pero su verdadera importancia consistía en varias vertientes perpen
diculares a la dirección de nuestra marcha y que formaban varias crestas
que ocultaban al enemigo a las vistas y al fuego; por lo demás el terreno
fue descubierto, pues la vegetación en el cerro es raquítica y no ocultaba
los movimientos del enemigo fuera de las crestas, muy numerosas, de las
que he hecho mención.
La llanura tiene una vegetación más abundante, la cual oculta las
vistas, presentando, además, para la artillería, el" inconveniente de tener
muchos abrojos y hoyancos de tuza, que dificultaban los movimientos;
toda la llanura estaba dominada por la posición enemiga, al grado de no
poder hacerse ningún movimiento sin que fuera descubierta desde luego
dicha posición.
34
la región, su magnífico armamento y la veteranización alcanzada en
numerosos combates, podían considerarse tan temibles como los más
aptos soldados de línea.
Pascual Orozco en la montaña con diez mil hombres y el general
Huerta en la llanura con dos mil quinientos, esos en síntesis, son los
datos del marcial problema que vamos a ver resolverse, inesperadamente
aclarado por los poderosos destellos del arte de la guerra científica y del
genio militar...
Hay que advertir, antes de continuar, que a la magnífica fortificación
natural formada por las escarpaduras y estribaciones de la sierra, los re
beldes habían añadido la de trincheras y cercas de piedra que reforzaban
aún la formidable inexpugnabilidad de aquella fortaleza ciclópea.
La víspera del combate, es decir, la tarde del día 1 1, el comandante
general de artillería de la División, teniente coronel Guillermo Rubio
Navarrete, había operado un magnífico reconocimiento, obligando al
enemigo a desenmascarar sus bocas de fuego que mantenía perfectamente
a cubierto. No sólo se logró por medio de esta eficaz operación descubrir
la artillería enemiga y aun fijar la colocación de algunas de sus piezas,
sino que se logró también hacer comprender al general en jefe, que el
enemigo se resolvía a presentar batalla en aquel lugar donde se juzgaba
invencible...
La batalla
35
exclusivamente suyo, rechazar varios ataques de frente intentados en
vano por los rebeldes.
Mientras los enemigos duramente rechazados se refugiaban en sus
posiciones y el fuego cesaba en parte de la línea, la artillería se aprovechó
para efectuar un cambio de posición avanzando 1 500 metros por baterías
escalonadas.
Al mismo tiempo se ordenó el avance del centro y de la izquierda
federales, constituidas de la manera siguiente: a la derecha de la vía férrea
tres baterías montadas, de las cuales dos tenían la misión de batir a la
infantería enemiga, la restante en función de contrabatería y las tres sos
tenidas por el 6° batallón y el cuerpo de ferrocarrileros. A la izquierda de
la misma vía férrea se encontraban la batería Rodríguez" y la de ametra
lladoras Gorostieta, º sostenidas por el 15° batallón y con la encomienda
de vigilar al enemigo impidiendo su muy marcada concentración hacia
Conejos. La extrema izquierda federal que a la vez formaba la reserva de
la División, estaba integrada por el batallón 33”, regimiento Mariano
Escobedoº y brigada Madero." La derecha federal estaba constituida
36
por la brigada Trucy Aubert, que seis días antes hemos visto triunfar en
Cuatro Ciénegas, en el trayecto de su reconcentración.
Comprendiendo el general en jefe que el ataque de frente sería peli
groso y sangriento, pues daría al enemigo toda la ventaja de sus magníficas
posiciones, ordenó que la brigada Trucy y las fuerzas irregulares de Villa
voltearan el flanco izquierdo del enemigo. La maniobra se ejecutó, pero
como aun cuando siendo protegida por la artillería divisionaria encontra
ra tenaz resistencia de parte de los rebeldes, fue necesario apoyarla con la
batería de montaña Santibáñezº y con la caballería de Villa" que en un
instante crítico fue obligada a moverse, amenazando el flanco izquierdo
enemigo, por el esforzado jefe de Estado Mayor teniente coronel García
Hidalgo.
Esta maniobra decisiva dio la victoria a las armas federales. El enemigo,
al intentar volver a sus posiciones, se sintió flanqueado y al abandonarlas,
se sintió perseguido y acribillado por los certeros fuegos de la artillería
que llevó a cabo su obra hasta las distancias máximas del alcance de sus
proyectiles. Fue tan precisa, tan rápida y tan ágil, por decirlo así esta fun
ción de los cañones federales, que cuando el enemigo en la locura de la
derrota, se dio cuenta del magnífico botín que dejaba en sus posiciones,
quiso volver a ellas para rescatarlo con un esfuerzo lleno de impetuosa des
esperación, bañados por los inexorables fuegos de la artillería divisionaria
que los envolvía adonde quiera que fueran como una atmósfera mortal,
no pudieron ni siquiera iniciar su avance, y en completa desbandada
emprendieron su retirada final hacia la estación de Conejos.
El botín que inspiró a los rebeldes el desesperado ímpetu de regreso
a sus posiciones abandonadas, era en efecto valioso y digno del sacrificio
que en vano intentaron para rescatarlo.
Consistía principalmente en cinco frenos de sus cañones de montaña
de los tomados en Rellano, veinte cofres de parque del mismo material,
granadas de balas, bombas de dinamita y otros pertrechos de importan
cia, que juntos con el campo y la más completa victoria tuvieron que
º Manuel García Santibáñez (Oaxaca, Oax. 1880 - ?). Teniente coronel de artillería. Participó
en las siguientes batallas: primer Rellano, Tlahualilo, Conejos, segundo Rellano y Bachimba.
º Francisco Villa (San Juan del Río, Dgo. 1878 - Parral, Chih. 1923), el legendario personaje
de la Revolución, también conocido como el Centauro del Norte.
37
abandonar a las triunfantes armas federales. Además de lo enumerado, el
enemigo abandonó en su fuga diez tubos lanzabombas, varios estandartes
y 546 caballos.*º
Sobre el campo de su derrota los rebeldes dejaron más de 500
hombres entre muertos y heridos; las pérdidas federales fueron escasas
en relación a la magnitud del combate, circunstancia que explica clara
mente la siguiente observación contenida en el parte oficial de la batalla
rendido por el general en jefe:
El empleo en su mayor extensión de la artillería, disminuyó eficazmente
el excesivo derramamiento de sangre nuestra, pues dadas las magníficas
posiciones de los rebeldes, tomarlas por asalto hubiera traído consigo mo
vimientos que además del cansancio, habrían ocasionado pérdidas mayores,
debilitando la consistencia casi homogénea con que se habían efectuado
los primeros combates parciales que precedieron a la concentración de la
División y que estimé decisivos para esta batalla, que como lo enumeré
antes, puede calificarse de prevista.º
38
ráfagas de esta batería y las de la batería al mando del capitán 1° Miguel
Barrios,” ejecutadas a 3 500 metros, por sí solas y sin necesidad de la
entrada en acción de la infantería, contuvieron dicho ataque, obligando
al enemigo a replegarse a sus posiciones, que estaban fuera del alcance de
nuestra infantería; en este momento la artillería enemiga se descubrió,
haciendo fuego sin ningún resultado contra las citadas baterías; una ráfaga
de la batería Caloca” apagó inmediatamente el fuego de la artillería ene
miga, la cual, por los cascos y espoletas recogidos, se componía de material
S. Schneider Canetºº y de 70 mm S. Mondragón;º dichas piezas eran un
cañón Canet perdido en el combate de Rellano, dos piezas de montaña
que sufrieron igual suerte en villa López, siendo el resto de las piezas de
fierro colado, inofensivas para nuestra artillería; pero de acción eficaz para
la infantería.
Los movimientos del enemigo cesaron, así como el fuego de su artille
ría, permaneciendo nuestras baterías en vigilancia sobre sus mismos obje
tivos; y como tenía la seguridad de poder batir todo el frente del enemigo,
destaqué la batería de montaña al mando del capitán primero Manuel
García Santibáñez a incorporarse con la brigada del general Trucy Aubert,
que marchaba por nuestra derecha con el fin de atacar al enemigo.
El combate cesó en este momento, reanudándose al poco tiempo
por la brigada Trucy Aubert, que inició su ataque, sobreº la izquierda del
enemigo; como se recibiera aviso del citado general de que la posición
que tenía a su frente era muy fuerte y necesitaba para su ataque el apoyo
de la artillería, dirigí el fuego de dos baterías contra la zona de acción de
gráficos; se indica que fue jefe de la octava zona militar, con sede en Oaxaca, Oax.
º Miguel Barrios (Fernando de Presas, Tam., 1886 - ?) Coronel. En su expediente se anota
que “Los empleos hasta el de mayor de artillería, táctico, en la milicia permanente, los obtuvo
legalmente, pero los de teniente coronel y coronel, los adquirió durante el gobierno del general
Victoriano Huerta cuyos actos desconoció la Revolución").
º No existen datos en el AHDN.
º Fernández Rojas: Schnaider
º S. Mondragón, tipo de escopeta o rifle. Manuel Mondragón (Ixtlahuaca, Edo. de México
1859 - San Sebastián, España 1922) adquirió prestigio por el diseño y construcción de un fusil y
un cañón que llevaron su nombre. Fue jefe del Departamento de Artillería en el Colegio Militar;
a instancias suyas se artillaron los puertos de Salina Cruz y México. En unión de Bernardo Reyes
y Félix Díaz inició el cuartelazo contra Madero. En el gobierno huertista ocupó la subsecretaría
de Guerra y Marina. (DP).
º Fernández Rojas: ataque sobre
39
esta brigada, la cual pudo seguir su marcha tomando posición a la altura
de nuestra derecha.
Durante ese tiempo, la artillería enemiga volvió a abrir el fuego sobre
nuestras baterías; la batería Caloca, cambiando de objetivo rápidamente,
volvió a acallarla; en estos momentos ordené un asalto por baterías de
toda nuestra artillería, lo que se verificó de derecha a izquierda de nuestra
línea, ganándose al frente l 500º metros. En esta nueva posición, los
movimientos del enemigo fueron más visibles; repartiose la zona de acción
a las baterías con orden de hacer fuego, el cual volvió a ejecutarse con toda
precisión, siendo tan eficazº que el enemigo emprendió la retirada rumbo
a Conejos; verificose en estos momentos un fuego a 400 metros, el cual lo
desorganizó completamente, siendo perseguido hasta las distancias límites
de la artillería, superiores a 5 500 metros, con tan buenos resultados, que
el enemigo quedó completamente desalojado de su posición, a la cual
pretendió volver poco después, probablemente con el objeto de recoger
cinco frenos del material de montaña, que tenía en su poder, así como
veinte cofres del mismo material, con varias granadas, entre las que había
varias fabricadas por ellos, bombas de dinamita y otros pertrechos; como
su vuelta fuera denunciada por grandes polvaredas, la artillería” con fuego
de ráfaga, lo” contuvo, haciéndole dar media vuelta y logrando con esto
dejar abandonados los frenos y demás efectos a que antes me he referido.
4O
Combate de Pedriceña
(Mayo 14 de 1912)
Promulga el aforismo militar que una buena retirada equivale a una vic
toria y tal demostraron en Pedriceña el 14 de mayo de 1912 las fuerzas
irregulares que perteneciendo a la División del Norte, estaban al mando
del mayor José Gómez.º
Obedeciendo órdenes del gobernador de Durango para ir a reforzar
la plaza de Pedriceña que se encontraba amagada por fuerzas de los ca
becillas rebeldes Campos,º Argumedo" y Canales, º el mayor José Gómez
"Dentro del parte del ataque de la plaza Pedriceña (firmado por el mayor José Gómez) se lee:
“Tengo el honor mi (en blanco) de manifestar a usted que las armas nacionales en lugar de haber
sufrido una derrota se cubrieron de gloria causando al enemigo en diez horas de reñidísimo combate
(...)", AHDN, ramo Revolución Mexicana, 29-5-12, ff. 36-9.
Hay un parte del combate contra Emilio Campa y Benjamín Argumedo, en Huarichi, Dgo., el
17 de mayo, firmado por Ricardo Peña (AHDN, ramo Revolución Mexicana, 19-5-12, ff.47-9).
El 17 de junio, Enrique Torroella firmó un acuerdo para investigar si el coronel de caballería Ricardo
Peña se retiró indebidamente de Loma a Picardías el 13 de mayo de 1912. El atenuante que puede
haber es que el coronel se retiró del combate con sus tropas, a causa de falta de agua. AHDN, ramo
Revolución Mexicana, 1910-1920, x1/481.5/106, Durango, 1912.
*José Gómez (Linares, N.L. 1869 - ?). Coronel de caballería. En marzo de 1913 se le impuso
una condecoración, junto a los tenientes coroneles Serafín Hernández y Aurelio C. García.
*José de J. Campos “Cheché" (La Laguna, Coah. 1884 -Torreón, Coah. 1914). Se unió a las filas
de Pascual Orozco durante la revolución maderista. Cuando Orozco se rebeló contra el gobierno de
Madero, lo secundó y llegó a alcanzar el grado de general. Tenía un numeroso grupo de soldados,
llamados los “lagureños”, que se distinguían por las tropelías que cometieron. En 1913 reconoció
el régimen de Victoriano Huerta. Combatiendo contra las fuerzas revolucionarias de Villa, cayó
prisionero y fue fusilado. (DP).
* Benjamín Argumedo (Matamoros, Coah. ? - 1916). Se afiló al maderismo en 1910, pero des
pués se rebeló contra don Francisco, en apoyo de los orozquistas. Cuando cayó Orozco reconoció a
Victoriano Huerta. Famoso por sus cargas de caballería, alcanzó el grado de general de brigada. Su
intrepidez le valió el apodo de “El León de La Laguna”, ya que en esa región ocurrieron sus mayores
hazañas. Fue de las principales figuras al defender Torreón, de los villistas. En 1916 derrotó repetidas
veces a los carrancistas. Se le aprehendió en la sierra de Reyes y fue pasado por las armas. (DP).
º César Elpidio Canales (Lampazos de Naranjo, N.L. 1885 -? 1912). Fue miembro del Partido
4I
llegó a la mencionada plaza el día 14 de mayo al frente de la columna
de refuerzo que sumaba un total de 524 hombres y estaba formada de
la siguiente manera:º
200 hombres pie a tierra del 4° cuerpo de carabineros de Nuevo
León; 80 dragones” al mando del mayor Matías Pasuergo:º 34 del 22°
cuerpo rural;º 120 del batallón Victoria al mando del capitán Luis F. de
Castro;º 50 de caballería a las órdenes del capitán Rodrigo Argüelles"
y 40 voluntarios del vecino mineral de Velardeña.
El enemigo, en cambio, había conseguido reconcentrar en aque
llos parajes más de dos millares de hombres perfectamente armados y
municionados, con magníficos caballos, entre los que se contaban los
hombres de “Cheché" Campos que habían asolado aquellas regiones
con un sistemático y productivo saqueo, adueñándose de los grandes
elementos de la región llena de ricos centros industriales agrícolas y
mineros. Basta recordar para tener una idea del frenético vandalismo a
que aquellas hordas se entregaron, que “Cheché"Campos momentos
antes de morir a manos de los rebeldes, poco más de un año después del
combate que reseñamos, confesó haber incendiado 144 haciendas!... Y
de seguro que sus émulos Argumedo y Canales podían envanecerse de
protervas hazañas semejantes...
Liberal encabezado por los hermanos Flores Magón. Periodista de oposición, fue aprehendido y
encarcelado en San Juan de Ulúa. Ya libre, formó parte de las filas maderistas, pero inconforme
después con la política del presidente Madero, se unió a las fuerzas de Pascual Orozco. (DP). Con
el grado de coronel, murió en acción en este combate de Pedriceña. Resendi se expresa así de él:
“Pobre Canales, el más noble, valiente y bondadoso de los jefes revolucionarios...” (p. 224).
º El siguiente párrafo, más algunas otras líneas del capítulo fueron tomados del parte de batalla.
7 Parte de batalla: de caballería
º Parte de batalla: Pasuengo; . Matías Pazuengo (en el expediente militar a veces se escribe
Pasuengo) (Pueblo Nuevo, Dgo. -? 1916). Fue muerto por los zapatistas; el 9-10-1917 su viuda
solicitó pensión. De filiación maderista cuando formó parte de la División de Norte, a la muerte
del llamado Apóstol de la Democracia se unió al carrancismo, luego al villismo y después al zapa
tismo. El Caudillo del Sur desconfió de él a causa de sus cambios en la preferencia de bandos y por
ello ordenó su muerte. Ésta debió ocurrir en el estado de Morelos, según se colige de que fechó en
Cuernavaca su texto “Historia de la Revolución en Durango: de junio de 1910 a octubre de 1914”,
citado en la introducción de la presente edición
º Parte de batalla: al mando del teniente Orestes Pereyra;
º Luis F. Castro (México, D. F. 1861 - ?).
"No existen datos en el AHDN.
42
Apenas el convoy de refuerzo hizo alto en Pedriceña, cuando su jefe el
mayor Gómez, informado de la abrumadora superioridad del adversa
rio y sintiendo su comprometedora debilidad, decidió permanecer a la
defensiva guardando su línea que tenía que cubrir una extensión de más
de kilómetro y medio.
Con los carabineros de Nuevo León, unidos a los hombres del mayor
Pasuergo y del 32” cuerpo rural, ocupó las mejores posiciones que le fue
dable; colocó al resto de la caballería en su ala izquierda y los 120 hombres
del batallón Victoria en su ala derecha apoyada en el cerro de La Cruz,
con el fin de impedir el paso del enemigo al mineral de Velardeña.
No bien se hubo tomado este rápido pero bien meditado dispositivo
de combate, cuando se tuvo conocimiento de que el enemigo avanzaba
por el poniente, haciéndose visible a las tropas leales después de un nu
trido tiroteo con las avanzadas. Pronto, en toda su fuerza, aparecieron las
hordas rebeldes, dividiéndose al avanzar en dos alas que fueron recibidas
y diezmadas por el nutrido fuego de todas las posiciones de las fuerzas
del gobierno.
Sin embargo, las hordas rebeldes cubrían al punto los huecos de sus
filas engrosadas a cada instante y continuaban avanzando con el designio
claro aunque continuamente frustrado, de envolver a las fuerzas federa
les. La defensa de éstas fue tan efectiva, que después de un reñidísimo
combate que se prolongó hasta la 1 de la tarde, los rebeldes tuvieron que
retirarse hacia las lomas próximas, no pudiendo mantenerse en la zona
que hacía mortífera el preciso y bien dirigido fuego federal.
En aquellas eminencias lograron los castigados rebeldes organizarse
y rehacerse, formando una nueva columna que con fuerza de las tres
armas y rompiendo el fuego de su artillería continuó el combate hasta
las 4:30 p.m., hora en que recibiendo un refuerzo de rebeldes de cerca
de mil hombres hicieron un último y desesperado ataque.
Serían las 5 de la tarde cuando el mayor Gómez, que recorría las
posiciones, notó la falta absoluta de cartuchos y vio que por esa misma
carencia de parque y por hacerse de él, el batallón Victoria y los volun
tarios de Velardeña se incorporaban replegándose de sus posiciones que
el enemigo, aprovechándose de esa circunstancia fortuita, ocupaba con
la masa desbordante de sus hombres, no habiéndolo podido hacer antes
pues lo tuvo constantemente a raya el certero fuego federal.
43
En tales circunstancias la retirada se imponía y el comandante en
jefe se vio precisado a ordenarla, pues de no obrar así, por su inferioridad
numérica y por la falta de municiones, el sacrificio de sus tropas hubiera
sido tan inminente como inútil.
La retirada se efectuó en perfecto orden y el enemigo que no pudo
envolver a las fuerzas leales, se contentó con amagarlo sin cesar, librándose
éstas de males mayores por la admirable disciplina observada en toda su
marcha hacia el mineral de Velardeña, por las sombras nocturnas que les
fueron favorables y porque cerca de las 11 de la noche encontraron en
su trayecto a fuerzas irregulares que llegando de refresco, les ayudaron
eficazmente a cubrir su retirada.
A las 12 p. m. llegaban las fuerzas leales a Velardeña donde acampa
ron para reunir a los dispersos y reorganizarse para proseguir su marcha
a Cuencamé.
44
lar,º subteniente Enrico Treviñoº y Teodoro Yáñez Rogers," y por fin
el heroico capitán primero Rodrigo Argüelles, º que con sus cincuenta
hombres hizo proezas de valor y defendiéndose hasta quemar el último
cartucho, quedó muerto en el campo de batalla.
º Lorenzo D. Aguilar (Monterrey, N.L. 1889 - ? 1912). Para combatir a Orozco se alistó en el
cuarto cuerpo de carabineros de su estado natal. Acerca de su actuación en Pedriceña, Resendi dice
que primero fue hecho prisionero y después se le mató (p. 231); además señala que era pariente
de Madero (p. 232).
º No existen datos en el AHDN.
" No existen datos en el AHDN.
"Resendi dice que, al ser fusilado, mostró el acto de valor de lanzar “vivas al Supremo Gobierno"
(p. 227). En el epílogo de La defensa social, Tablada transcribe el párrafo en que Resendida cuenta
de algunas acciones valerosas de los soldados en este combate.
45
Batalla de Rellano
(22 y 23 de mayo de 1912)
"Cadmus. También conocido como Cadmo; hijo de Agenor, rey de Tiro. Cuando Zeus raptó
a Europa, Agenor ordenó a sus hijos Cadmo, Fénix, Clix y Taso que partieran en busca de su her
mana y no regresaran sin ella. Cada hermano marchó en una dirección diferente. Cadmo partió
con su madre, Telefasa, también llamada Argíope; llegó a Rodas, donde construyó un templo en
honor a Poseidón y creó un sacerdocio hereditario; desembarcó luego en Tera y después en el país
de los tracios; allí murió Telefasa. Cadmo y sus compañeros siguieron hasta Delfos. El oráculo les
anunció que abandonaran la búsqueda de Europa, siguieran a una vaca y construyeran una ciudad
donde ésta se acostase. El animal, marcado con una luna llena en la quijada, llegó hasta Beocia.
Encontraron ahí una serpiente o dragón que acabó con muchos de los compañeros de Cadmo.
Éste logró matarla con una piedra. Tuvo, sin embargo, que servir a Ares como esclavo durante ocho
años, condenado por un tribunal divino por haber dado muerte a la serpiente descendiente del dios.
Tras su liberación construyó la acrópolis de Tebas, llamada Cadmea. Se casó con Harmonía y a su
boda asistieron todos los dioses del Olimpo. Tuvo dos hijos y cuatro hijas. A Cadmo se le atribuía
en Grecia la propagación del alfabeto y el arte de fundir metales. (DMc).
*Dragón de Beocia. Serpiente gigante conocida como dragón, habitante de los bosques cerca de
Céfiso y Pánape, en la región de Beocia. Esta bestia era hija de Ares, el dios del inframundo. Atacó
a los hombres de la expedición de Cadmo, ordenada por el oráculo de Delfos, y les dio muerte;
46
rebelión, y sembrando en tierra los colmillos de la bestia, los muertos
rebeldes caídos en los combates divisionarios, apresurar la unificación de
los elementos sanos y construir la fuerte y amurallada Cadmea” y luego
la ilustre Tebas" en cuyo recinto propicio nació el alfabeto, se explotaron
las minas y se fundieron los metales.
No, no tan sólo incumbía al general Huerta esa ya magna tarea de
guerra civilizadora, destruyendo al monstruo y fundando la nacionali
dad; pues no bien rindió la jornada Escalón-Asúnsolo y desde su tienda
de campaña vislumbró la comarca de Rellano, el esforzado jefe debe
haber sentido la investidura de la nueva misión que caía sobre su diestra
guerrera. Desde ese instante el divisionario no era sólo el caudillo de la
defensa social, ya en los umbrales de Rellano que su corcel de guerra
golpeaba impaciente con el duro casco, el general Huerta era también el
vengador del Ejército Federal que allí en esos mismos campos dos meses
antes, el 24 de marzo, había sido embestido y diezmado por las hordas
vandálicas.
Cadmo lo mató para vengarse y sembró en la tierra los dientes de la bestia; de ahí salieron cinco
hombres guerreros que le ayudaron a fundar la ciudad de Cadmea o Tebas. Sin embargo Ares, padre
del dragón, hizo que Cadmo le sirviera por ocho años por haber dado muerte a éste. (DMC).
º Cadmea. Ciudad amurallada, acrópolis de Tebas, fundada por Cadmo tras la liberación, después
de haber servido ocho años a Ares. (DMC). Vid supra n. 1.
"Tebas. Ciudad griega en la provincia de Beocia, considerada como su capital. A la hija de Pro
meteo, Teba, a veces se la considera como la epónima de la ciudad que llegó a gobernar Cadmo.
(DMC).
* José González Salas (Chihuahua 1862 - Corralitos, Chih. 1912). Muy joven ingresó al ejér
cito, en el que fue ascendido hasta alcanzar el grado de general de brigada en julio de 1911. En el
gobierno de Francisco I. Madero fue secretario de Guerra y Marina, cargo al que renunció para
tomar el mando de las fuerzas federales que salieron a combatir la rebelión de Pascual Orozco. Los
orozquistas lo derrotaron en Rellano el 24 de marzo de 1912; como se creyó el único responsable
de la derrota, se suicidó en un vagón de ferrocarril. (DP).
47
so ser mártir; del bravo coronel Ricardo Galván;º del heroico jefe del
Estado Mayor divisionario Nicolás Martínez, muerto en primavera de
juventud, en flor de sapiencia, confundiendo quizá el crepúsculo de su
propia vida con la épica aurora que soñó y el melancólico toque de cesar
el fuego con el compás primero de la diana victoriosa?
Todas aquellas sugestiones noblemente vindicadoras deben haber
envuelto el espíritu del general en jefe la víspera del segundo Rellano,
afirmando más la espada en su diestra y ciñendo nueva coraza de acero
a su obstinada voluntad.
Y así fue que el plan de combate honda y largamente meditado se
llevó a la práctica con escrupulosa exactitud, sólo modificada por esas
circunstancias imprevisibles que el verdadero estratega aprovecha en el
mismo instante de su génesis.
Toda una tarde, toda una noche, toda una mañana, duró la formida
ble batalla del segundo Rellano, que principiando a las 3 p. m. del día 22,
no cesó sino en la tarde del 23, prolongándose durante 22 horas en cuyo
transcurso el incesante y terrible estampido de la artillería combatiente,
desgajó las nubes sobre el campo de batalla, habiendo momentos en que
a semejanza de los choques apocalípticos en los ejércitos bíblicos, cielo
y tierra se estremecían envueltos en una misma tempestad.
Horas inflamadas y resonantes en el transcurso de las cuales sólo el
Ejército federal disparó tres mil cañonazos y un millón de tiros defusil
La batalla de Rellano ofrece al crítico militar vasto campo para un
provechoso análisis del que sin duda se desprenderían enseñanzas fecun
das para el arte de la guerra. Pero no siendo nuestro ánimo, ni teniendo
la capacidad para intentar un estudio técnico de la memorable función
de armas, llenaremos nuestro propósito reseñándola en sus robustos
aspectos esenciales.
48
La batalla de Rellano
º En el AHDN no existe parte militar sobre esta batalla; entre la documentación significativa a este
respecto se encuentra un telegrama por medio del cual Huerta le comunicó al ministro de Guerra
(Ángel García Peña), que desde el día anterior la División a su mando había iniciado el combate
a los rebeldes posesionados en las montañas de Rellano, y llevaban 20 horas de pelea; se muestra
optimista de lograr la victoria total en pocas horas más, y asienta: “Es mentira que la División haya
sido derrotada como lo aseguran según sé algunos telegramas procedentes del Paso. La verdad señor
ministro, que hemos tomado la revancha de Rellano (...)" (ff. 68-9)
º José Flores Alatorre o Alfredo Flores Alatorre (Matamoros, Coah. 15-5-1890 -? 15-8-1942).
Fue de los primeros jefes oposicionistas al régimen porfirista con que contó Madero al iniciar su
movimiento en 1910.
º Se refiere, una vez más a Resendi. El relato aparece en Resendi, La revolución actual.. op.
cit., pp. 251-252.
º Resendi: Los revolucionarios, en número de 6 000,
49
Los seis mil hombres del ejército rebelde eran tropas al mando de
Pascual Orozco (hijo) como jefe, y diferentes fracciones mandadas por
los cabecillas Flores Alatorre, Marcelo Caraveo, º Lorenzo Alaniz, º José
• y»
º Marcelo Caraveo (Guerrero, Chih. 1885 - El Paso, Tex. 1955). En un principio fue mago
nista; reconoció a Madero al triunfo de la Revolución de éste; fue orozquista, después huertista, y
combatió a Carranza; secundó el plan de Agua Prieta en 1920, y llegó a jefe de operaciones y luego
gobernador de Chihuahua; en 1929 secundó el movimiento escobarista. (DP).
º Se refiere a Lázaro Alanís. Véase n. 16 del cap. “Cuatro Ciénegas”.
º Pascual Orozco (padre) (Chihuahua 1840? - Cuautla, Mor, 1913). De joven vivió dedicado
al campo en el estado de Guerrero. Sostuvo correspondencia con los hermanos Flores Magón y les
ayudó en sus actividades revolucionarias. En 1910 se unió a su hijo Pascual Orozco, participó en
la campaña presidencial de Francisco I. Madero y ese mismo año se levantó en armas. En 1912
figuró en el grupo que desconoció a Madero y se alzó en armas con su hijo. A la muerte de Madero
se adhirió a Victoriano Huerta. En 1913 formó parte de una comisión para pedir a Zapata que se
uniera a éste. Murió fusilado. (DP).
º Ametralladora sistema Colt. Adoptada por el ejército estadounidense, se funda en el mismo
principio que la Hotchkiss; un agujero abierto en el cañón, a cierta distancia de la boca, permite el
escape de una parte de los gases de la pólvora que produce el movimiento. Esta ametralladora carece
de refrigerador; para evitar que el cañón se caliente en exceso, se le ha dado un espesor considerable
y el arma tiene además una disposición especial que le permite hacer pasar una corriente de aire
por el ánima cada vez que se abre la recámara. (EUI).
º Ametralladoras sistema Hotchkiss. Esta arma aprovecha de un modo ingenioso la energía de
parte de los gases de la pólvora, producidos al efectuarse un disparo, para llevar a cabo automática
mente todas las operaciones necesarias. Para el servicio de esta arma son necesarios dos hombres:
uno que apunta y dispara, y otro que carga, pero en último extremo bastaría con uno para todo.
La rapidez de fuego que en ella puede alcanzarse es de 600 disparos por minuto. Está constituida
por 3l piezas, no tiene tornillos y únicamente hace uso de cuatro muelles, de los que sólo uno (el
recuperador) es indispensable. (EUI).
5O
Preliminares de la batalla
El preliminar del combate fue un tiroteo sostenido el día 21 por las fuerzas
irregulares de Villa con las avanzadas rebeldes, siendo el resultado de tal
escaramuza la ocupación por las fuerzas leales de la presa de Asúnsolo,
a donde llegó la División a la 1 p. m. del siguiente día 22, rindiendo la
jornada Escalón-Asúnsolo y donde se supo que el enemigo se encontraba
en los lugares y condiciones antedichas.
En virtud de estos datos se inició la lucha por un combate de
vanguardia recibiendo órdenes el teniente coronel Rubio Navarrete,
comandante general de artillería, de hacer un reconocimiento ofensivo y
ocupar los puntos de apoyo convenientes para el despliegue ulterior de
la División.
A la cabeza de un destacamento integrado por gendarmes del ejército,
escuadrón de guías, batallón de ferrocarrileros, carabineros de Nuevo
León, regimiento Escobedo, baterías Rodríguez y de ametralladoras
Gorostieta y fuerzas de Villa, dicho jefe abrió el fuego a las 3 p. m.,
conquistó una ventajosa posición y después logró que el enemigo desalo
jara sus posiciones primitivas, replegándose sobre la presa y los picachos.
Mientras la batería Rodríguez cañoneaba sus objetivos: lomerío, rancho
del Sauz y estación de Rellano, se ordenó el avance general de la Divi
sión cuya artillería restante consumó una magnífica marcha, pues entre
Asúnsolo y la posición adonde avanzó, hizo un admirable recorrido de
siete kilómetros y medio en sólo 43 minutos.
Las baterías Caloca, Cejudo" y Barrios y Rodríguez, tuvieron res
pectivamente como objetivos la estación de Rellano; el lomerío al suroeste
de la presa y los picachos.
Los gendarmes del Ejército ocuparon el rancho del Sauz en unión
de la primera compañía de ferrocarrileros y de la batería Gorostieta, y al
7 Roberto Fernández) Cejudo (Saltillo, Coah. 1890 - ?). Casi siempre aparece como Roberto
F Cejudo, pero también se le menciona como Roberto Cejudo. En 1912 era capitán segundo.
Fue ayudante de Victoriano Huerta, del 1 de febrero de 1912 al 1 de mayo del mismo año; se le
comisionó como ayudante del general Fernando Trucy Aubert, del 2 al 12 de mayo de 1912; fue
comandante del segundo escuadrón del regimiento de carabineros de Nuevo León, del 13 de mayo
de 1912 al 29 de febrero del año siguiente; jefe del Estado mayor del general José Inés Salazar, del
4 de septiembre de 1913 al 31 de mayo de 1914.
5I
punto se mandó operar un reconocimiento hacia la presa de Rellano, por
un piquete de gendarmes al mando del subteniente Ensástiga, º la cual
maniobra descubrió la situación del enemigo y originó que se señalaran
nuevos objetivos a las baterías.
En esos mismos momentos la brigada Rábago que había recibido
orden de atacar los picachos y lo ejecutó con el regimiento Escobedo
únicamente, fue rechazado y en consecuencia la brigada Madero fue
enviada a explorar los mismos picachos volteando la posición como
parecía ser necesario. El 15° batallón se situó en tres fracciones, una en
el arroyo del Sauz, otra en el rancho de igual nombre y la última en la
loma sosteniendo a la batería Santibáñez, º que aquella misma tarde,
reforzada con las fuerzas de Villa, como sostén, resolvió eficazmente
con sus certeros fuegos el desalojamiento de las posiciones rebeldes. La
artillería de éstos, en cambio, durante la misma tarde estuvo disparando
sobre el rancho del Sauz sin causar daño sensible a las tropas federales.
La batería Santibáñez, en efecto, por su colocación sabiamente escogida
flanqueaba completamente el fuerte reducto enemigo.
La artillería federal
52
revancha, haciendo un espantoso fuego de fusilería y sembrando la muerte
en las filas enemigas. Sin embargo, la superioridad de las armas federales
era palpable por su artillería, y sólo el valor de los revolucionarios podía
soportar aquella lluvia espantosa de metralla.
53
Por su parte el enemigo toda esa noche y la madrugada siguiente
sostuvo un nutrido fuego sobre las fuerzas federales, principalmente
sobre la batería Santibáñez y sobre las tropas situadas en el rancho del
Sauz. Los rebeldes dándose cuenta, aunque tarde, de los estragos que
en sus filas ocasionaba la mencionada batería, intentaron sobre ella un
ataque durante el cual murió el valiente capitán segundo del 15 bata
llón, Fernando Muciño.ºº Pero a pesar de todo, el papel de esta batería,
que como dijimos, flanqueaba por su hábil emplazamiento al enemigo,
había de serle fatal. A las 5:45 de la mañana del día 23 reanudó el fuego
de sus cañones logrando con sus certeros tiros que los rebeldes desaloja
ran sus posiciones de la presa, mientras las demás baterías atacaban sus
objetivos, funcionando la de Caloca como contrabatería y batiendo a la
artillería rebelde con eficaces tiros.
La batería Rodríguez, la de la magnífica marcha efectuada la víspe
ra, protegió la ocupación de los puestos de apoyo y por fin las baterías
Canet al mando del capitán primero José Rebolledo” desempeñando el
servicio de baterías de infantería, debilitaban al enemigo impidiéndole
salir de sus posiciones.
Protegida por la artillería funcionando con el distributivo de fuego
ya mencionado, la brigada O'Horan ejecutó un cambio de posición
y la brigada Téllez se incorporó al grueso, tomando ambos ventajosas
colocaciones.
En estas circunstancias fue cuando sobrevino una de las faces más
críticas y peligrosas para las armas federales.
54
Al punto rompió a marchar la brigada sufriendo la enérgica hos
tilización del enemigo que ocupaba los cerros orientales, trabándose
entonces con lentitud pero con intensidad creciente el combate de la
infantería. Simultáneamente, el guardaflanco derecho de la brigada en
acción, ascendía explorándola, una loma que por el sur podía permitir
que el enemigo perfectamente a cubierto, rodeara y atacara la retaguar
dia de la División. No bien en la cima de la referida loma los exploradores
del guardaflanco fueron enérgicamente tiroteados por un gran número de
fuerzas rebeldes que habían conseguido rodear la loma con inminen
te amenaza, no sólo al flanco derecho de la Brigada operadora, sino al de
toda la División... Instantes después, los rebeldes que recibían constantes
refuerzos y que habían logrado concentrar en aquel punto más de mil
hombres, atacaban rudamente al guardaflanco, lo cual originó que la bri
gada fuera reforzada con el resto de los voluntarios de Xico y que la
batería de ametralladoras, efectuando un cambio de posición, sostuviera
a las fuerzas en peligro.
La previsión del comandante de artillería que estando en el cuartel
general se dio cuenta de esta faz de la lucha, crítica para las armas leales
ayudó con toda eficacia a resolverla, pues dicho comandante hizo que
la batería Santibáñez auxiliara a las fuerzas de O'Horan, batiendo con
sus fuegos a los rebeldes que intentaban pasar de las lomas de frente
a la cañada vecina al puesto ocupado por los voluntarios de Xico. Al
fuego rebelde que en esta ocasión alcanzara un maximum de intensidad
respondió el federal con vigor redoblado.
La batería Santibáñez limpió de rebeldes el frente y al fuego con
centrado de los voluntarios de Xico y de una compañía del 33° batallón,
el enemigo huyó en absoluta dispersión siendo perseguido por el fuego
de ráfagas de las ametralladoras. El resto del 33° batallón y la batería de
ametralladoras Perdomo destacados por la brigada Téllez contribuyeron
a última hora a consolidar este triunfo parcial con el que se frustró en
absoluto el enérgico flanqueo intentado por los rebeldes.
55
Sobre el cerro de Rellano...
El avance general
56
el 15°batallón y ferrocarrileros marchó la brigada O'Horan ocupando el
punto donde el enemigo tenía emplazado un cañón S. Canet que pudo
retirar a tiempo. En esa maniobra diez rebeldes quedaron prisioneros.
Debe mencionarse en honra y prez de los artilleros, la brillante ma
niobra ejecutada cuando cambiaron de posición las baterías Canet. Las
St. Chamond haciendo fuego sobre el enemigo, protegieron su avance
en tales condiciones, que no se notó cuando suspendieron el fuego las
primeras al ejecutar su marcha, pues las St. Chamond encadenaron sus
disparos sin solución de continuidad.
A la 1 p. m. las fuerzas federales habían ocupado totalmente las
formidables posiciones que el enemigo había atrincherado y fortificado
durante varias semanas.
El enemigo se desbandó en impetuosa huida, abandonando además
del cañón de montaña capturado, cofres de municiones, armas y caballos.
Casi durante la acción, los rebeldes lograron quemar varios puentes y
volar parte de la vía férrea, lo cual impidió la eficaz persecución.
Una elocuente prueba de la magnífica organización divisionaria la
suministraron los servicios, sanitario que fue sumamente oportuno y di
ligente y de comunicaciones que con sus rápidas instalaciones telegráficas
y telefónicas ligaron íntimamente al general en jefe con el comandante
general de artillería, la línea de fuego y los trenes militares y permitió
que durante la batalla se transmitieran desde el mismo campo de acción
telegramas sucesivos a la Presidencia de la República.
57
A un mismo tiempo brillaron para los federales, sobre el convulso campo
de la lucha el sol meridional y el sol del triunfo, cuya lumbre avivan en
la altura las fuertes alas de las Nikés...”
Al capitolio de la Patria entre el fragor de los cañones vencedores
llegaron las dos estrofas de un evangelio de esperanza. El Ejército federal
estaba vindicado. El Ejército federal como una ave Fénixº de alas de
hierro había resurgido triunfante en el mismo paraje, de las cenizas del
primer Rellano, convirtiendo las flamas rojas del holocausto en haces de
laureles de esmeralda. Y con la fuerza recobrada del Ejército invencible,
la sociedad estaba salvada!...
Mientras, sordo al clamor de las dianas de triunfo, el general Huerta
volvía a su tienda de campaña y se ponía a meditar sobre las futuras
jornadas del Excelsior que como lema podía haberse bordado en las
banderas de la División. Ya pensaba en Bachimba el general Huerta.
Era como Aníbal” temiendo a Capuaº o como aquel formidable héroe
58
del Renacimiento japonés, el shogun Iyeyasuº que durante la batalla
combatía con un pañuelo de seda ceñido a la frente; pero que una vez
lograda la victoria apretaba más fuertemente que nunca las yugulares
de su casco
”Shogun yeyasu. Jefe militar que reinó Japón al lado de Mikado desde 1186 hasta 1868, o sea
durante el periodo feudal. (EUI).
59
Combate de La Cruz
(Junio 17 de 1912)
Si hubiera que clasificar este combate entre las acciones de guerra ilustres
y notorias no podría asimilársele sin duda ni a las prusianas ni a las japo
nesas, ni a las que Moltke" ganaba “a golpes de álgebra” desde el fondo
de su gabinete, ni a las que Oyama premeditó largamente y puso luego
en práctica fría y calculadamente sobre las estepas de Manchuria...
El combate de La Cruz es más bien equiparable a ciertos episodios
de la batalla napoleónica que si no convencen por su concepción cientí
fica, sí entusiasman y arrebatan por el hermoso gesto lírico, por la bella
impetuosidad y el admirable arrojo.
En esa jornada el héroe de ella, el valiente general Rábago no estuvo
animado por el espíritu frío, reflexivo y ponderado de un jefe nipón, sino
por el alma toda coraje y bravura de un general Margueritteº cargando
en Sedánº a la cabeza de sus cazadores africanos contra los inexorables
y acerados cuadros prusianos.
Moltke (Helmuth Carlos Bernardo, barón; después conde de) (Parchim 26-10-1800 - Berlín
24-4-1891). En 1817 ingresó al ejército danés y en 1822 al prusiano. En 1835 hizo un viaje al
Oriente y fue apresado por el sultán Mahaud; permaneció a su lado dirigiendo las reformas del
ejército de Turquía. A la muerte de Mahaud regresó a Alemania. En 1845 fue nombrado ayudante
del príncipe Enrique de Prusia; tres años después fue presidente de la sección del Estado Mayor.
En todos sus cargos dio pruebas de organizador y de político sagaz. Preparó, y luego dirigió, como
jefe de Estado Mayor del general en jefe del príncipe Federico Guillermo, la campaña contra Di
namarca, llamada guerra de los Ducados. En 1866 llevó a cabo la guerra contra Austria. Su divisa
favorita era “marchar separados, combatir unidos”. (EUI).
*Jean August Margueritte (Manheubles 1823 - Beauraing, Bélgica 1870). Era intérprete árabe a
los once años. Después ingresó al ejército en África hasta ascender a teniente coronel, pasó entonces
a México. Al estallar la guerra franco-prusiana era general de brigada; fue mortalmente herido
mientras hacía un reconocimiento en la inmediaciones de Sedán; fue autor de Chasses de l'Algérie
et notes sur les arabes du Sud (EUI).
º Sedán. Cantón de Francia, en el departamento de los Ardennes, situado junto a la ribera
derecha del río Mosa. Ciudad industrial en la que existían muchos baluartes hoy demolidos. Hay
6o
Fue en efecto en la acción de La Cruz como un escritor nos lo pinta
“magnífico dragón y valiente soldado capaz de cargar al frente de sus
tropas como el general Ney" con un fuete en la mano y de llevarlos a la
victoria con ímpetu irresistible”. Así fue y por fortuna para la División
del Norte en el peligroso combate de La Cruz salvó con su valor heroico
lo que pudo poner en peligro con su impetuosa temeridad.
El combate de La Cruz se convirtió en su pecho en una cruz de valor
admirable, pero hay que confesar que esa cruz pudo también tener un
lamentable simbolismo y haber sido aciaga para las fuerzas federales.
En efecto, lo que en la mente del cuartel general no era en principio
más que una misión exploradora, con el fin de desenmascarar al enemigo
y revelarlo en su fuerza real y en sus posiciones exactas, se convirtió de
pronto en un combate comprometedor que sólo merced al esfuerzo te
rrible y al enorme empuje del general Rábago pudo convertirse en una
victoria que ya se iniciaba cuando los refuerzos enviados desde Santa
Rosalía por el cuartel general, a las órdenes del culto y ameritado mayor
de artillería, Víctor M. Corral,” llegaron al auxilio del general Rábago.
varios monumentos dedicados al mariscal Turena y a los defensores de Sedán. En 1870 se llevó a
cabo ahí la batalla que daría fin a la guerra franco-prusiana; los franceses fueron derrotados en su
totalidad, a pesar de las cargas de la caballería al mando del general Margueritte, quien murió en
la batalla. El imperio se derrumbaría a causa de esta batalla. (EUI).
* Michel Ney (Serrelouis 1769 - París 1815). Mariscal de Francia, duque de Elchingen, príncipe
de la Moscova. Poco antes de los 20 años comenzó su carrera como militar en Metz. Republicano,
vio con disgusto el golpe de Estado de Napoleón, quien hizo todo por atraerlo. Su éxito más notable
fue la toma de Elchingen, por el que recibió el bastón de mariscal del Imperio. Batió a prusianos
y rusos y llamó la atención de todo el Imperio. Lo llamaban “valiente entre los valientes” o “León
rojo”. Detuvo a Wellington en Galicia, pero lo abatió el cansancio y comenzó a perder batallas
en Portugal. Promovió la destitución de Napoleón con otros generales y presentó honores a los
Borbones. Posteriormente contribuyó a la derrota en Waterloo y, al ser desterrado Napoleón, fue
juzgado por los pares y sentenciado a muerte. Se le fusiló en los jardines de Luxemburgo. (EUI).
* Víctor Manuel Corral. No obstante que se trata de un personaje importante en el ejército
federal —no sólo por los calificativos que Tablada usa para referirse a él, sino porque incluso fue
secretario de Huerta durante la presidencia de éste—, no existe expediente en el Archivo Histórico
de la Defensa Nacional, ni está registrado en los diccionarios y otras fuentes a las que recurrí. El
\vecho de que Tablada reproduzca, en el apéndice de este libro, dos textos de Corral induce a pensar
que alcanzó notoriedad durante el huertismo, pero no fue posible encontrar el original de esos y
cualquier otro texto de él. Las únicas referencias que encontré de él en el AHDN corresponden a
diciembre de 1913, cuando era jefe de armas en San Luis Potosí.
6I
En su concisión el parte militar relativo después de mencionar la misión
encomendada a la brigada Rábago para ir a reforzar a la caballería irregular
exploradora que ya el día anterior (16 de julio) había tomado contacto
y sostenido un tiroteo con el enemigo, dice lo siguiente:
Desde luego ordenó el general Rábago que las fuerzas irregulares tomaran
posesión de los cerros que rodean el pueblo de La Cruz y cuyas eminen
cias dominan la población, procurando sostenerse en esas posiciones que
juzgaba de relativa importancia.
Como este movimiento ocasionó que se entablara el combate, dispuso
el citado general Rábago, que dos escuadrones del 4° regimiento se situaran
a la altura del panteón para sostener a la batería de fusiles-ametralladoras
Madsen,º el 49º cuerpo rural a la derecha y el cuerpo de carabineros de
Nuevo León a la izquierda; el regimiento Hidalgo tomó posesión de una
eminencia cubriendo el flanco derecho y el escuadrón de guías el izquierdo;
todas las fuerzas regulares pie a tierra y las irregulares a caballo, dejando de
reserva en el pueblo, dos escuadrones del 7° regimiento.
A las 10.40 a. m. el enemigo, que reforzado con fuerzas que desembarcó
con anterioridad de tres trenes, perseguía a las fuerzas irregulares de Urbina,
tomó posesión del cerro norte que domina la población y abrió un nutrido
fuego de fusilería sobre nuestra línea de defensa, habiendo emplazado tres
piezas de artillería de las que hizo uso desde luego. Las fuerzas irregulares
por haber agotado casi sus municiones, se fueron replegando a la población
a excepción del escuadrón de guías.
62
El combate se sostuvo con energía en toda la línea hasta las 5:15 p. m.
en que el enemigo batido se retiró al norte embarcándose en sus trenes, lo
que dificultó se hiciera la persecución.
8
A las 4:30 a. m. del día siguiente, se incorporó la brigada Manzano,
quedando así reforzada la defensa del pueblo, en tanto se incorporaba el
grueso de la División que avanzó desde luego.
Por datos que se recogieron de los prisioneros, el enemigo se encontraba
fuerte en más de 5 000 hombres; tenía artillería y en lo que cabe, asegurada
la línea de retirada, que como dije se efectuó casi bajo las últimas descargas
de nosotros, encontrándose al mando de Pascual Orozco.
63
Batalla de Bachimba
(Julio 3 de 1912)
"No encontré a quién se refiere, pues ahora Tablada no recurre a Resendi ni a Fernández.
64
nuel Landa” y su jefe de Estado Mayor Víctor Manuel Corral, supieron
mantener entre sus tropas durante el desesperado combate la disciplina
rigurosa de una parada cívica, todos, y uno por uno de los episodios
de la magnífica batalla, se conjugaron armoniosamente, acumulándose
como tersos bloques de fuerte granito para formar una recia y culminante
pirámide en cuyo vértice glorioso posó al fin la victoria el firme vuelo
de sus alas de oro.
65
Antes de la batalla...
La División reconstruye
“Sinaí (monte). Situado en la península del Sinaí, entre África y Asia. Lugar donde Dios dio
su ley a Moisés al salir de Egipto, aunque algunos creen que en realidad la montaña bíblica es la
de Jebel-Musa. (EUI).
º Leandro Fernández (Durango 1851 - Ciudad de México 1921). Fue secretario de Fomento
y de Comunicaciones y Obras Públicas con Porfirio Díaz, además de gobernador de su estado
natal. (DP).
67
centrarse y revisarse en las oficinas superiores técnicas, eran los trabajos
y cálculos llevados a cabo por el general Victoriano Huerta...
Esa doble entidad de topógrafo y astrónomo, se nos antoja harto
elocuente y significativa y emblemática, asimismo, en la doble misión
que debió asumir el general Huerta, como guerrero y como conductor
y guía de un pueblo desorientado y náufrago...
Como topógrafo excelente, conoció el divisionario toda la signifi
cación estratégica del terreno en que operaba, y supo aprovecharla para
el más eficaz cumplimiento de sus designios. Su sentido topográfico
largamente educado debió revelarle claramente en virtud de las leyes
que presiden a la formación de los terrenos, lo que ojos profanos no
veían... A tal prominencia del terreno corresponde tal depresión; tras
de tal sierra debe encontrarse tal valle; en aquel paraje abrupto debe
encontrarse tal garganta franqueable al paso de las tropas; tal fuego de
artillería por elevación sobre el horizonte invisible debe alcanzar, más
allá de las montañas tal seguro objetivo...
Así debe haber pensado el general Huerta, auxiliado por ese poderoso
instinto topográfico que en él es genial...
Y sólo así se explica esa marcha triunfante de su División, de sur
a norte, ese avance formidable y arrollador que surgió de la nada, de
la capital desprovista a la sazón de todo, hasta de ideales y de fe y que
creciendo progresivamente como impetuoso alud no se detuvo, sino
hasta la meta definitiva y triunfante, hasta Bachimba, no sin levantar
sobre su oleaje bravío la enseña tricolor y dejarla elevada con firmeza en
la altitud más inviolable y más excelsa.
Así la sierra de Bachimba fue, en nuestra leyenda de oro, como el
monte Araratº bíblico, donde después del diluvio anárquico y salvaje,
quedó a flote el arca salvadora
68
El alma ancestral de la raza...
"Xicoténcatl. Con este nombre hay dos generales tlaxcaltecas durante el periodo de la conquista.
Xicoténcatl “el viejo” era uno de los cuatro gobernantes de Tlaxcala a la llegada de Hernán Cortés y
se oponía a recibir a los extranjeros, pero fue destituido de su cargo. Xicoténcatl “el joven" era hijo
del primero y dirigió la defensa de las fronteras tlaxcaltecas en 1519. Se le ordenó pasar al lado de
los españoles para vencer a los mexicas; pero en 1521, cuando comenzaba la batalla, se retiró con sus
tropas. Tras ser capturado por los españoles fue ahorcado por el capitán Ojeda en Texcoco. (EM).
69
debe haber surgido el gigante y épico espectro de Ilhuicamina,º el fiero
emperador, el divino sagitario, que asaeteaba astros como aquellos con
las flechas de su carcaj, hasta que ante sus ojos alucinados, caían des
prendidos del cielo en lluvia de estrellas silenciosas...
Grande es la Patria que en su orgullo altivo y fiero, pudo crear sím
bolos de tal magnitud y hacerlos arder luego al través de los siglos, en
el alma de un general, la víspera de una batalla, como triunfal presagio
del próximo combate!
Maniobras preliminares
º Ilhuicamina. Véase José Juan Tablada, La Babilonia de Hierro. Crónicas neoyorquinas (1920
1936), 27-11-1932, n. 15.
7o
hacia el norte, constituyendo una cortina protectora cuya misión era
barrer al enemigo en esa parte del terreno que por su formación mon
tañosa constituía sin duda las estribaciones de la sierra.
Efectuadas esas maniobras y convencido el cuartel general de que
el enemigo se había hecho fuerte en sus posiciones de Bachimba, previa
la reparación de la vía que aseguraba sus comunicaciones, la División
el día 2 de julio, avanzó a bordo de sus trenes hasta el kilómetro 1 542
del Ferrocarril Central, es decir, a unos cuatro o cinco kilómetros de la
estación de Bachimba. -
La tarde del día citado tenían los rebeldes las siguientes colocaciones:
A la derecha de la División el lomerío que forma el cañón del Ojito
franqueable para las tres armas y en el cual estaba emplazada la artillería
rebelde, formada por dos cañones S. Canet y Mondragón y por diez
cañones de retrocarga americanos.
Al sur de ese lomerío el enemigo ocupaba el arroyo y la hacienda de
Bachimba.
El centro estaba constituido por dos cerros de una elevación aproxi
mada de 1 500 metros que forman el cañón de Bachimba y entre los
cuales pasa la vía férrea.
A la izquierda de la División se alzaba una cadena de montañas de
una elevación invariable de 300 a 400 metros.
La vegetación raquítica por doquiera y sólo exuberante en torno
de la hacienda ceñida por árboles corpulentos, permitió en todo mo
mento observar satisfactoriamente los efectos de la artillería federal.
En condiciones tales, las faces probables de la batalla se habían
previsto claramente y determinado con precisión las misiones de las
brigadas.
71
Algún retardo tuvo que sufrirse en esta parte de la línea pues la si
tuación enemiga era magnífica; el asalto se efectuó sobre eminencias de
300 a 400 metros de altura que se cubrieron de un enorme número de ti
radores perfectamente parapetados. No obstante esas enormes ventajas de
situación y número y por el oportuno refuerzo llevado al ataque por los
regimientos 4° y 7º, la misión de la brigada se cumplió triunfalmente.
Ataque a la hacienda
72
magnánimo jefe lagunero, fue el que recibió, como de costumbre, la peor
parte en el combate. Entre las fuerzas federales vencedoras en Bachimba
debe mencionarse, en primer término, el regimiento Mariano Escobedo,
mandado por el inteligente y atrevido mayor Garfias."
Desalojado “Cheché" de la hacienda de Bachimba trató de hacer un
último esfuerzo y tomando a su paso algunas fuerzas de Rojasº y de Del
14
Toro, º que valerosamente resistían en sus posiciones" atacó el ala izquierda
federal, mandada por los coroneles O'Horan y Landa, quienes para resistir el
encarnizado ataque de los orozquistas, tuvieron que ser reforzados violenta
mente por los voluntarios de Braniffº mientras las baterías federales seguían
vomitando metrallas sobre los valientes laguneros. Entonces se entabló un
terrible combate, a campo abierto, en el cual se batieron los revolucionarios
con notable bizarría, hasta que fueron rechazados definitivamente por el
º Luis G. Garfias. Ingeniero militar; perteneció al Estado Mayor de Madero, quien lo envió a
Coahuila a organizar tropas; fue primer jefe de Estado Mayor de Venustiano Carranza; muy pronto
se retiró del constitucionalismo.
º Antonio Rojas. General de las fuerzas orozquistas. Pasó después al zapatismo; murió en combate
en el estado de Morelos en 1913
º Francisco del Toro. Abrazó la causa constitucionalista en 1913. Perteneció a las fuerzas del cuer
po del Ejército del Noroeste; general irregular, comandó las tropas del 3" regimiento irregular.
"Resendi: posiciones,
º Se refiere a Alberto Braniff Ricard (Ciudad de México 1884 - 1966), hijo de Tomás Braniff.
Según informa Alfonso Taracena, en marzo de 1912 Alberto Braniff ofreció su cooperación para
organizar a empleados de la banca y del comercio, a estudiantes y a otros, para combatir a los
orozquistas. Por su parte, Tablada le dedica a Braniff y sus voluntarios gran parte de la crónica "Dos
figuras de actualidad, Alberto Braniff y Francisco Villa”, en su columna “De domingo a domingo”
de El Diario, 9-2-1912, p. 3. He aquí algunos de los párrafos de esta crónica:
“La figura de Alberto Braniff presenta un enérgico contraste con la que acabamos de perfilar.
Las voces anónimas que gritaron: Muera Villa al entrever al guerrillero y las que clamaron Viva
Braniff al desfilar sus voluntarios, delatan el sentimiento que en el alma clarividente del pueblo se
abre paso y sale a los labios ante esas dos figuras.
“El pueblo discierne claramente que en estos trágicos días los rebeldes son la amenaza de la
sociedad y los paladines del orden, como Braniff, son la salvación de la patria.
“Tratándose de Braniff, alguna vez lo dijimos, su bello gesto de integración social, de solidari
dad, de activísima energía hacia el orden y la paz, debe ser encomiado tan generosamente, como
generoso es su sacrificio, de tiempo, de dinero, de energías y de fáciles placeres en pro de un alto
ideal. Lo dijimos cuando era generalmente creído que Braniff con sus voluntarios permanecería
dentro de los muros de la ciudad, no entrando en acción, sino en caso muy remoto de que la
metrópoli fuera atacada”.
Independientemente de las referencias anteriores, es de resaltar que este personaje fue precursor
de la aviación mexicana y gran amigo de Tablada.
73
enemigo. Las brigadas Landa, Manzano y O'Horan ocuparon entonces las
alturas y el resto del ejército rebelde, tuvo que emprender la retirada.
El funcionamiento de la artillería
Al marcarse por ambas alas el movimiento envolvente antes reseñado, la
brigada del tren de reparaciones había avanzado un kilómetro adelante
del poste 1543, y pudo merced a su colocación perfectamente protegida
en los flancos dirigir un eficaz cañoneo con su pieza S. Mondragón de
80 milímetros que iba en tren blindado.
Este cañón obtuvo resultados magníficos pues su posición a la altura
de la artillería divisionaria, le permitió tirar con alcances más efectivos
al tener ya relacionadas sus alzas. Así se evitó que el enemigo tratara de
atacar el flanco izquierdo federal que por estar algo comprometido tuvo
que ser reforzado con parte del 6° batallón.
Al desalojar sus posiciones la artillería enemiga continuó siendo
cañoneada por la referida pieza S. Mondragón de 80 milímetros que
para el caso ejecutó cambios de alza sumamente oportunos.
La artillería divisionaria, que estaba integrada por cuatro baterías de
campaña, una sección de morteros y una batería de montaña y que fue
sostenida por los voluntarios de Xico, ferrocarrileros y gendarmes del
ejército tenía por capital misión desalojar con sus fuegos al enemigo para
proteger el avance federal y acallar asimismo a la artillería enemiga.
Estas misiones se cumplieron emplazando las baterías a una distancia
aproximada de 4 000 metros de la posición enemiga y lanzando hacia
la estación y hacienda de Bachimba reconocimiento de gendarmes del
ejército con el fin de fijar exactamente las colocaciones de los rebeldes.
Al iniciarse la acción los diversos elementos tenían los siguientes
objetivos: batería Canet, la derecha enemiga; baterías St. Chamond,
centro y artillería contraria.
Las primeras protegían también el avance de la izquierda federal
haciendo fuego segador progresivo, con tan notable y decisivo éxito que
desde el principio las posiciones rebeldes sufrieron un terrible daño y
luego estas baterías definieron el fin de la acción al proteger el avance
de la caballería federal, que tomando la estación de Bachimba provocó
la retirada general del enemigo.
74
Las baterías St. Chamond cumplieron exactamente su doble misión
acallando los cañones enemigos al lograr fijar el centro de acción de
éstos, con su alza a 4 500 metros y persiguiendo después al enemigo en
su retirada, por medio de un eficaz tiro segador progresivo.
La acción de la caballería
La toma de la estación
"Se trata de la posición que se adopta para enfrentar mejor al enemigo: una rodilla al suelo,
con lo que se afina la puntería y se gasta menos parque.
"No encontré documento militar alguno que incluya el párrafo siguiente.
76
La toma de la Estación determinó en absoluto la dispersión del enemigo,
quien al darse cuenta desde su principio del sostenido empuje de nuestras
tropas y viendo fracasados sus propósitos de herir nuestro centro, contando,
como contaba, con el apoyo de sus alas, concretó su acción a una defensiva
activa, que pudo haber sido cambiada en movimiento envolvente, como
dije antes, pero determinando su fracaso la última faz de la acción; ya en
este momento emprendieron su retirada con verdadero vértigo de huida,
pues sus trenes, a todo vapor, marcharon más allá de Chihuahua, hasta la
estación del Sauz.
º Vuelve a citar a Resendi. Aquí es importante notar cómo, por usar el artículo indefinido
en "un escritor que militó...", podría pensarse que se trata de otro personaje. Con este recurso,
Tablada parece querer dar a entender que consultó muchas fuentes. Según se vio arriba, se refirió
a Resendi como “periodista”.
º Resendi: 40 kilómetros de la vía
º Resendi: después desde
º Resendi: Compañía de los Ferrocarriles
º Compañía de Ferrocarriles Nacionales. Creada en 1908 por Porfirio Díaz, por consejo de José
Ives Limantour. Éste aseguraba que la posesión de las líneas por extranjeros originaba una fuerte
presión política. La compañía nació al fusionarse el Ferrocarril Central Mexicana (México-Ciudad
Juárez), el Nacional (México-Laredo) y el Internacional (Piedras Negras-Durango). (DEM).
77
Combate de Balleza
(4 y 5 de agosto de 1912)
"En el AHDN no se encontró el parte sobre este combate; sólo hay uno que rindió el teniente
coronel T. Jiménez Riveroll acerca de una expedición que hizo a Balleza el 7 de agosto de 1912;
pero no hay ahí ninguna referencia al combate. Lo que hace Jiménez Riveroll es un recuento de
la expedición: Manuel Chao estaba sitiado y a punto de evacuar Balleza, por lo que le mandó a
78
El comandante Manuel Chao, º jefe de las fuerzas de voluntarios del Parral,
tuvo conocimiento la víspera (el 3 de agosto) que un número, que según
informes que recibió de los pueblos convecinos, ascendía a cerca de mil
rebeldes, asediaba la plaza de Balleza, y aun decían se posesionó de ella,
aniquilando al pequeño destacamento hasta el extremo de que no queda
ban más que unos cuantos que en la plaza de toros de dicha población, se
sostenían aún valientemente. Inmediatamente que llegó con su fuerza el
comandante Chao, el día 4, ordenó el ataque de Balleza, haciéndolo por
el este con 40 hombres a las órdenes del tenienteJesús M. Villalobos; por el
norte, el capitán Reginaldo Chavira, con 60 hombres, y el resto de su gente
a las órdenes de dicho comandante Chao, lo hizo por el oeste; comenzó el
asalto a la plaza a las ocho de la mañana, estando posesionados los rebel
des de las mejores posiciones de la plaza, las cuales fueron abandonadas a
medida de que iban avanzando los nuestros, habiendo terminado el asalto
después de las 11 a. m. en que desalojaron la plaza, no sin que después que
se rehízo intentara posesionarse de nuevo de ella, comenzando entonces para
nuestras tropas un combate defensivo, pues como dije antes, el enemigo
era muy superior en número; fue de lo más reñido, durando en esto hasta
después de las 11 de la noche en que cada cual conservó sus posiciones, y
reanudándose el ataque al día siguiente, aunque con menor intensidad, pues
ya se encontraban agotados por ambas partes; por fin el enemigo se retiró a
las 11 del citado día, en que seguramente tuvo conocimiento de la llegada
de la fuerza federal al mando del teniente coronel Jiménez Riverol.
Las pérdidas por parte de nosotros, fueron: dos muertos de las fuerzas
auxiliares y dos heridos, y el enemigo, treinta muertos y muchos heridos,
él un telegrama para pedirle auxilio. Éste llegó a apoyarlo el 7 de agosto. Por razones confusas, el
enemigo probablemente se enteró de la llegada de Jiménez y abandonó la plaza; se le persiguió, y
el día 9 se le dio alcance, pero redobló la huida y se puso fuera del alcance de los federales, porque
los caballos de éstos se encontraban agotados. El día 14, Jiménez salió hacia Cerro Prieto, a donde
llegó el 17, y el enemigo continuó dispersándose: de 1500 que eran en Balleza, quedaron sólo
700, y después de exhortar a éstos a que depusieran sus armas, sólo quedaron cien, a las órdenes
de Argumedo (31-8-12, ff. 217-8). AHDN, ramo Revolución Mexicana, 1910-1920, x1/481.5/68,
Chihuahua, 1912
* Manuel Chao (Tuxpan, Ver., 1883 - Jiménez, Chih. 26-6-1924). Estaba de profesor en Chihua
hua cuando se sumó a la revolución maderista. También fue constitucionalista, luego desconoció
al Primer Jefe. Fue gobernador villista de Chihuahua, gobernador del Distrito Federal durante la
Convención. Como delahuertista, fue fusilado. (DP).
79
eso aproximadamente, pues no se pudo levantar debidamente el campo y
pudieron llevarse sus heridos.
Se consumieron veinte mil cartuchos.
(...)
Todos los oficiales y tropa se portaron con valor admirable, y a esto se
pudo rechazar con 200 hombres, todos irregulares, cerca de mil rebeldes
que no se retiraron, sino debido a que se les agotaron las municiones,
quedando casi sin elementos de guerra.
8o
APÉNDICE
La leyenda del “niño”
(A mi querido amigo e inolvidable jefe,
el general Rafael Eguía Lis)"
83
en triunfos. Y como todo éxito amalgama a su historia algo de cuento,
surgió la leyenda del “Niño”, que hoy corre de boca en boca y que a
la curiosidad de la pregunta, cuando yo supe de ello, me contestó con
hecho un gráfico y admirable: una plataforma, un cañón allí emplazado,
un cobertizo detrás de él, el que guarece en parte a los sirvientes contra
las inclemencias del tiempo.
Pero la novela corría, y yo le di oídos; le llamaban al cañón el “Niño”,
quizá por lo pequeño; pues a la fantasía popular, soldados, buhoneros y
mujeres les parecía pequeño; el St. Chamond, junto al enorme convoy
de reparaciones y tal vez puesto en parangón con una gran grúa que
también en una plataforma, destacaba su enorme corpulencia de fierro,
y extendía su brazo como índice anunciador de un más allá: Simbólico
norte a donde nos lleva el destinoº
Por otra parte, eran tan delicados los cuidados que se le impartían
al cañón, siempre aseado, envuelto en su cubierta y con su guardia de
corps a la vera, arrullado su dormitar (porque nunca dormía, siempre
estaba listo) por la charla pintoresca de los “juanes”, los tristes cantos de
sus mujeres y como alegre nota de cuando en cuando, alguna libación
de cerveza con que el oficial que lo manejaba distraía sus ocios. En
las noches, en las alegres noches de campamento, cuando el toque de
silencio no había aún fijado sus notas autoritarias al descanso obliga
torio, la alegría le formaba cerco estrecho y muchos en su vehemente
deseo de avanzar, le colgaron los milagros de puntería que oí repetir
hasta el cansancio, y que después se transportaron a las filas contrarias
"No es común la referencia a este cañón en la historiografía que consulté. Por eso es notable lo
siguiente: “La bien provista División del Norte llevaba suficientes elementos de guerra y verdaderos
peritos. Avanzaba lenta pero segura. Iba reparando la vía y contaba en su impedimenta con numerosas
baterías de cañones, entre los cuales figuraba uno de grueso calibre que era el terror de los orozquistas
y al cual nominaban “El Niño, habiéndose hecho célebre tan poderosa arma de combate”. Rafael
Sánchez Escobar, Narraciones revolucionarias mexicanas, histórico-anecdóticas, p. 119.
Páginas más adelante, al referirse a las vísperas del combate en Bachimba, Sánchez Escobar
describe la expectación que había entre los orozquistas, quienes esperaban al ejército federal: “En
tal estado de ánimos, uno de los inexpertos artilleros orozquistas, quizá por un descuido, dejó
escapar un cañonazo, lo que fue suficiente para que el Niño, tras breves momentos de espectación
(sic) silenciosa, por ser el de mayor alcance, respondiera con otro; y la metralla que lanzó, con una
precisión verdaderamente matemática, iba a explotar a poca distancia de donde salió el primer reto,
lo que probaba una vez más la pericia de la oficialidad al mando del entonces coronel Guillermo
Rubio Navarrete”. Ibidem, p. 122.
84
(los orozquistas), formándole el marco de su leyenda, y sancionando su
quimérico obrar.
He aquí algunas de ellas: en Chihuahua, días después de haberle visto
funcionar en Bachimba, me platicaba don Mariano, un español muy culto
que conocí en la fonda, quien curioso como es natural serlo en época de
guerra y platicando con algunos de los de las huestes de Orozco, escuchó
las hazañas del “Niño”, que ponían los pelos de punta. Contaban que, en
un día de batalla, cabe los árboles de la sierra protegidos por un crestón
que parecía ceja negra en el enorme ojo que a la salida del valle finge el
cañón de Bachimba, almorzaban los “muchachos” (así se llamaban unos
a otros) y entre los platos que decían comer, a horcajadas sobre las peñas,
vieron llover como un maná, nada apetitoso, pero muy oportuno (pues
de comer se trataba) una verdadera granizada de plomo, que añadía don
Mariano, les hizo saltar de la mesa, abandonar el almuerzo y buscar refugio
en la carrera, desconfiados en lo absoluto del nuevo agregado al frugal
menú, por el que en rigor se batían, pues ya sus jefes no les daban más
que comida, y según contaban, no tenían sueldo; éste se los pagarían en
Chihuahua con vales por zapatos de charol, relojes o latas de espárragos.
Otro día (también arranca de la misma fuente de información), y según
el que se los platicaba que era hombre de crédito muy sólido, alguien que
antes de la revolución, le barría su tienda, y ya cuando la plática de que se
trata (de potencia a potencia) era mayor rojista. Todos estos señores co
mienzan por mayores en su horror de haber sido antes menores
85
do la dulce paz porfiriana envolvía en su manto fecundo las hoy tristes
soledades de Chihuahua.
86
ciadores (sic) heráldicos del minuet infernal que habrían de bailar al día
siguiente. Les agradecieron el saludo, y el mismo día, como pago de visita
diplomática se los devolvieron, y cuentan que en un trance estuvo el
“Niño” de remedar como en Fontenoyº a los guardias franceses, y decirles
entonces a nuestro Canet perdido en el primer Rellano: tirad primero,
señor hermano, que a la postre, cansado como estás, inválido porque tu
Menagere Lavalle Basóº no te ha sabido cuidar; quizás, sintiendo en
tu heroica armazón de acero el liz infamante de la traición, tus disparos
no harán blanco: los pocos proyectiles con que tratas de épater a los
rústicos que te rodean, sin lograr el tiro concutente” por falta de arreglo
de la espoleta, harán fogata, no logrando como final, más que asustar a
las liebres, que en la mañana de Bachimba corrían en tropel...
Y el nuestro, el “Niño”, seguirá bordando su leyenda zafia, engreído
como muchacho malcriado, en medio de sus mayores: los otros St. Cha
mond, sus parientes los Canet, los morteros y de montaña Mondragón y
toda la peonería artillesca que la forman los Rexersº y las ametrallado
ras, las que también parecen cacarear en tu honor, redoblando su batir
estruendoso que finge en momentos en que el espíritu se regocija con
el triunfo, tamboril hueco con matices de una armonía siniestra...
Ya ve usted, mi general, cuán corta y que fantástica es la leyenda del
“Niño"; para mi sentir de artillero fracasado, no es mucho que se elogie
Austria. Su madre se preocupó por hacerlo un hombre de mundo. Se dedicó al hedonismo y se
creyó que sería incapaz de gobernar. Instaurador de la monarquía absoluta en Francia, era un rey
ostentoso. Creó un ejército poderoso que llevó a Francia a la cima del poder europeo. Su corte se
caracterizó por ser extremadamente afecta al lujo.
"Fontenoy, aldea de Bélgica. Durante la guerra de sucesión austriaca, en 1745 en ese lugar los
franceses vencieron a los aliados austriacos, ingleses y holandeses. (EUI).
º¿? Lavalle Bassó. Participó en la batalla de Bachimba. El apelativo “menagere”, que correctamente
es “menagère", significa “cuidadoso” en masculino; en femenino, “mujer casera”, “sirvienta". En
virtud del contexto en que está usado, al parecer el artillero Lavalle Bassó no gozaba de la simpatía
de Víctor M. Corral.
” Concutente es un arcaísmo culto en nuestros días; no aparece como tal en los diccionarios.
Proviene de “concusión", que en algunos lexicones contemporáneos tiene el único significado de
“exacción arbitraria hecha por un funcionario público en provecho propio"; sólo María Moliner
ofrece, como primera acepción: “sacudimiento; golpe violento, especialmente en la cabeza"; hay un
verbo que sí aparece en los lexicones: “concuasar", que significa “hacer pedazos algo con un golpe".
"Se trata del armamento de la casa Rexer. Como se puede ver, la prosa de Corral es desafortu
nada; a su sintaxis retorcida se suma que dé a entender que sólo hay cañones de dicha casa, cuando
que también hay ametralladoras.
87
al útil y tan poco se diga del que lo maneja. El alma en esta guerra de
artillería que lo ha sido toda, la forma: en primer término, Rubio, que es
el director; quisiera yo que contemplara en funciones su silueta de
iluminado poseído en esos momentos, que por la heroica fiebre de la
lucha, su cara de rasgos fuertes, hoy consumida por eternos desvelos de
pensar y sentir, tiene puntos resaltantes, dos ojos que parecen carbunclos
a la hora del combate, cuando desenmascarados de los otros ojos —sus
anteojos telemétricos—, fija la distancia y da la primera deriva; después,
el armónico rugir del cañón, cuando los proyectiles de sus baterías
trazan en el espacio los arabescos de su fuego de ráfaga, una fruición,
una dulce fruición le alegra el ánimo, y tranquilo, dulce, casi sonriente,
parece dirigir un cotillón de muerte con el acompañamiento obligado
de bombones con que obsequia al contrario: plomo y metralla.
Los demás, las segundas partes, son los nuestros, los que eran de allá
del regimiento de ligera, que vanidosos con el mote de “salud y fibra”
de que alardean, siguen la tradición y sienten con el alma de fortaleza
inexpugnable a las debilidades, el fuego intenso del amor a la artillería
que usted infiltró en su espíritu; conque los contagió con su carácter de
fe en ella, y que el año pasado, en la otra revolución, les señaló usted el
camino con el penacho heroico que marcó Casas Grandes.
A todo señor todo honor; debía terminar así mi carta, pero como
un final sensiblero que mi lirismo me dicta, lo conjuro a que venga
usted por acá; la guerra no ha terminado aún, y usted podría continuar
la ventura de Casas Grandes.
Todo en Chihuahua invita a llevar la vida intensa para que está usted
hecho; debe recordar bien la dureza de su suelo, el alto homenaje de sus
montañas, su terrible calor, hecho como para forjar en fragua las mus
culosas naturalezas de estos fronterizos, y también debe usted recordar
-a fuer de hombre galante—, el encanto de sus mujeres, quienes dulces,
fuertes y bellas, como modeladas en gracia pagana, sienten y ostentan el
heroico gesto de su amor a la libertad...
88
¿Quién es el señor general Victoriano Huerta?
º Francisco Pascual García (Ixtlán, Oax. 1856 - El Paso, Tex. 1927). Periodista que se inició
desde muy joven: a los 15 años publicó el semanario El Liceo Católico. Fue redactor de El Tiempo, El
Nacional, La Tribuna y El País. En coautoría publicó El Amparo y sus reformas; por sí mismo, Código
de la Reforma; también escribió Las razas del estado de Oaxaca, sus idiomas primitivos y capacidad
para la civilización. Formó parte del Partido Católico; fue diputado huertista. Salió exiliado del
país al caer el usurpador. (DP).
* Francisco Pascual García, “¿Quién es el señor general Victoriano Huerta?”, El País, 20-7-1913, p.
5.Tablada no transcribió completo el artículo, que comienza así: “La noble actitud de Méjico frente a
la República Anglo-Americana en los momentos actuales, ha puesto de relieve, más todavía que en el
interior del país, en el extranjero, la figura del señor general don Victoriano Huerta, a quien la conciencia
pública atribuye justamente el mérito de aquella actitud". De aquí el autor pasa a justificar su artículo,
afirmando su imparcialidad y autodefiniéndose como justiciero. Siguen los párrafos que cita Tablada.
º Dado que, como criterio de la edición (según lo señalé en la “advertencia editorial”), opté por
89
Por eso, queremos, no precisamente salir a su defensa, que para esa no
necesita de nosotros, sino rectificar de una manera general, las falsas
especies que parte de la prensa de los Estados Unidos del norte ha hecho
circular, con el fin de quitar prestigio al gobierno de México" para lo cual
se ha valido, como de medio eficaz, de presentar al señor Presidente de
la República, como un hombre nulo, de escaso o de ningún valer, como
un inculto, casi como un analfabeta; es decir, como un rudo soldado, sin
ilustración y sin cultura.
Pues nada más falso; y algunos breves datos respecto de quién es el
señor general Huerta, bastarán para refutar las despectivas apreciaciones
que se han querido hacer valer contra él.
Un día, en una población del interior, en Colotlán,” estado de Jalis
co, pasaba en una de sus excursiones militares el señor general Donato
Guerra,º que allí” en un momento dado, tuvo necesidad de una persona
que escribiera alguna orden militar. Entre los curiosos que le rodeaban,
había un adolescente, casi un niño que, al oír se necesitaba de persona que
escribiese, dijo, con la ingenuidad propia de sus pocos años, que él podría
hacerlo.
Y lo hizo a satisfacción del general Guerra.
Preguntado por éste, díjole su nombre, y queº había concluido ya su
instrucción primaria.
actualizar el uso de mayúsculas, por consecuencia bajé la mayoría de las altas que usa Tablada, espe
cíficamente las mayestáticas, pues además es inconsistente la manera en que lo hace. Con respecto
a la transcripción de artículos por parte del poeta, habría diferencia entre el uso de mayúsculas y
la acentuación, cuestión que no señalo aquí, por la decisión de actualizar la ortografía de todo el
libro. Cabe mencionar que en el periódico aparecen en bajas todos los grados militares.
* El País: Méjico.
* Colotlán. Cabecera municipal de Colotlán, Jal. Situado en las estribaciones que bajan de las
sierras de Zacatecas, al sur, sobre el margen izquierdo del río Colotlán. Se encuentra al norte de
Guadalajara, prácticamente aislado de las demás poblaciones importantes del estado. Por esta causa
tiene mayores relaciones comerciales con el vecino estado de Zacatecas. (DP).
º Donato Guerra (Teocuitatlán, Jal. 1832 - Ávalos, Chih. 1876). Formó parte del Ejército
Republicano, a las órdenes del general Ramón Corona, tanto en la Intervención francesa como
en el Imperio. En 1867 se incorporó al Ejército de Oriente; cuatro años después se le encomendó
el mando de la caballería en el asalto de la Ciudadela. Juárez lo ascendió a general de brigada. Se
adhirió al Plan de la Noria después de solicitar su baja en el Ejército. En 1876 se afilió al Plan de
Tuxtepec, y al triunfo de éste fue ascendido a divisionario. (DP).
7 El País: que alli,
º El País: su nombre y que
9o
—¿Y qué quieres tú ser? —le preguntó el general.
—Soldado, contestó el adolescente, para llegar a general.
—Pues vente conmigo, repuso el general Guerra y se le trajo a México”
en un convoy militar: “He aquí a un indio joven que quiere ser general”.
Pues que pase al Colegio Militar, dijo el señor Juárez.
Se le hizo observar que los alumnos estaban en vacaciones, yº el señor
Juárez, con el laconismo y la tenacidad propia de su carácter, sólo contestó
a la observación, conº idénticas palabras: que pase al Colegio Militar.
Y el joven Huerta ingresó al Colegio, donde permaneció, sinº salir
para nada durante tres años; pasados los cuales, por primera vez vino a
conocer y a recorrer las calles de la capital de la República.
Durante aquellos años, hasta el de 1876, fue un alumno distinguido en
el Colegio Militar, donde obtuvo los primeros premios, y al cual ingresólº
como me lo refería un amigo suyo, “llevado por la mano de su destino”.
Se distinguió tanto, en el Colegio Militar, durante su carrera, que, en
una de las distribuciones de premios de aquellos años, el señor director,
general don Agustín Díaz," dijo de él, que, “era una de las mayores glorias
del Colegio y que el porvenir le preparaba uno de los puestos de honor en
su patria”.
No vamos a relatar aquí, la hoja de servicios del señor general Huerta.
Solamente diremos” que a la batalla de Tecoac, º que decidió de la suerte
del gobierno del señor Lerdo, asistió como teniente en el ejército lerdista;
que formó parte del cuerpo especial del Estado Mayor, donde ganó, uno
por uno, sus grados militares y llegó hasta coronel; y que también formó
º El País: Méjico
º El País: vacaciones y
"El País: observación con
º El País permaneció sin
º El País: ingresó,
"Agustín Díaz (Ciudad de México 1829 - 1893). Ingeniero topógrafo; catedrático del Colegio
Militar de 1861 a 1864 y de 1869 a 1877. En este último año recibió el encargo de la Secretaría de
Fomento para formar la Carta General de la República; fue fundador, y director hasta su muerte,
de la Comisión Geográfica Exploradora.
º El País: diremos,
º Batalla de Tecoac. Epílogo del Plan de Tuxtepec, ocurrida en esa población de Puebla, el 16
de noviembre de 1876. Porfirio Díaz venció al general Ignacio Alatorre, defensor del gobierno de
Sebastián Lerdo de Tejada.
9I
parte en la expedición militar que batió a Lozada, el famoso tigre de Alica,"
en el hoy territorio de Tepic.
Hacia 1876, yº a los días del triunfo de la revolución de Tuxtepec,”
se refiere una anécdota que no queremos dejar de consignar aquí.
En los días en que había huido el señor Lerdo y se verificaba la ocu
pación del gobierno de la República por el generalº Díaz, en una ocasión
en que, no sabemos por qué motivo, fue al Palacio Nacional un numeroso
grupo de alumnos del Colegio Militar, en un rato de buen humor, se pu
sieron a instalarse de broma como si fueran el gobierno de la República;
y el alumno Huerta fue designado por aclamación de sus compañeros,
como Presidente de la República; y él designó entonces a sus ministros, y se
colocaron en los asientos de uno de los salones de recepción; y cuando así
bromeaban, se presentó el señor general don Agustín Díaz, que de pronto
se sorprendió al encontrar a los alumnos del Colegio Militar en aquella
17Manuel Lozada, “tigre de Alica” (Tepic, entonces estado de Jalisco 1828 - 1873). Adoptó
el apellido Lozada de su tío, con quien vivió desde pequeño. Reunió a un grupo de campesinos
con los que se dedicó a la arriería y el contrabando. Como guerrillero, apoyó a los liberales, desde
1857. Se fue apoderando de gran parte del territorio de Jalisco, al sur de Sinaloa, y todo lo que
actualmente es Nayarit. En 1860 fue derrotado por el liberal Antonio Rojas, y se remontó a la sierra
en 1861, tras ofrecer someterse. En todos los lugares que dominaba, Lozada iba imponiendo una
serie de normas agrarias, procurando defender a los indios frente a los hacendados. En ese mismo
año, 1861, se inició una fuerte campaña para abatirlo. Se reunieron más de 3 000 hombres para
combatirlo, y durante nueve días se libró un fuerte combate en el paso de Alica. Lograron vencerlo
momentáneamente, pero después volvió a tomar Tepic. El gobernador de Jalisco en 1861, Pedro
Ogazón, ofreció una recompensa de diez mil pesos a quien lo capturara. Sin embargo, en 1862
firmó con Lozada los tratados de Pochotitlán, que establecieron la disolución de las fuerzas de
Lozada a cambio de que el gobierno tomara por su cuenta la defensa de los indígenas en cuestiones
de terrenos con las haciendas colindantes. Ninguna de las partes cumpliría el acuerdo, de modo
que en 1863 Lozada retomó las armas. Ayudó a los imperialistas franceses hasta 1866. Se declaró
neutral, pero durante diez años estuvo ejerciendo el cacicazgo en esa zona del país hasta 1873. En
ese año lanzó un plan revolucionario en un periódico que tenía y que divulgaba sus propósitos.
Dio a conocer el plan con el nombre de “Plan libertador de los pueblos de la sierra de Alica”, en el
que daba a conocer sus preocupaciones sociales y denunciaba la explotación de la que eran víctimas
los pueblos indígenas. Intentó en es mismo año tomar Guadalajara, fue herido y sorpresivamente
hecho preso por el general José Cevallos. Fue fusilado. (DP).
º El País: 1876 y
º Plan de Tuxtepec. Se proclamó en la villa de Ojitlán, distrito de Tuxtepec, Oax., el 1 de enero
de 1876. Lo firmó el jefe de la guarnición, H. Sarmiento, y un grupo de militares que se pronun
ciaron contra el presidente Lerdo de Tejada. Entre los 12 artículos que lo integraban se reconocía
como jefe del Ejército Regenerador a Porfirio Díaz. (DP).
º El País: el señor general
92
actitud gubernamental y al percibir que no eranº más que una broma, les
dirigió algunas palabras de aliento para el porvenir.
¿Quién había” de pensar entonces que el joven militar a quien sus
compañeros aclamaban como Presidente, llegaría a serlo algún día, y en
circunstancias tan críticas para la patria?
A la carrera del señor Huerta en el Colegio, ha correspondido después
la historia de sus trabajos como militar ilustrado. Es bien conocido entre
cuantos le tratan, como un notable astrónomo; es muy perito en ingeniería
y esto no es una afirmación gratuita y desprovista de fundamento.
Ahí estánº para demostrar su aptitud como ingeniero geógrafo, sus
trabajos en la formación de la carta geográfica de Sonora, en la de una parte
de la de Chihuahua y en las de Veracruz y Puebla.
Sus trabajos de fraccionamientos de terreno, según nos han referido
personas competentes, son de los más notables en la República.
Hizo el fraccionamiento en los cantones de Papantla y Misantla, en el
estado de Veracruz, debiendo notarse que, después de haber tenido en
sus manos, casi una fortuna, con ocasión de ese fraccionamiento, quedó
después” en las mismas condiciones económicas que guardaba cuando le
inició, pues se manejó siempre con la más indiscutible probidad.
Después de este brevísimo boceto de la carrera del señor general Huerta
en el Colegio Militar, y de sus trabajos como hombre de ciencia y de cultura,
de cierto que no podrá tenérsele como el soldado inculto, analfabeta y rudo
que han querido presentar los adversarios de la paz, para desprestigiar al jefe
del gobierno, que si hubiera de sucumbir, sería para dejar completamente
libre el campo a todos los horrores de la anarquía y a todos los criminales
atentados de la más inicua y más desenfrenada ambición.
No, el señor general Huerta es hombre de ciencia, hombre culto; y
de sus aptitudes políticas va respondiendo hasta hoy el hecho de que ha
logrado irse atrayendo la simpatía y la adhesión de los hombres de orden,
de los amadores de la paz, de los que sienten y saben bien que en estos
momentos la causa de la paz es la causa sagrada de la patria, y más todavía,
la de la sociedad misma.
º El País: era
º El País: habría
º El País: están,
* El País: después,
93
Por fortuna, y después de escrito lo anterior, dentro y fuera de la
República los juicios sobre el señor general Huerta han ido modificán
dose en un sentido de equidad y justicia por completo favorable a los
grandes méritos del ilustre divisionario. Así vemos al notable escritor
hispanoamericano A. Zérega Fombana publicar en Madrid, el elocuente
artículo “La actitud de México”,º del cual desprendemos los siguientes
conceptos:
”No encontré el texto. Alberto Zérega Fombona, escritor y diplomático venezolano, fue amigo
de Rubén Darío; escribió La poésie espagnole et le symbolisme français (1920).
*“Después de muchos años de rodillas ante el coloso estadounidense, México se pone por fin
de pie". (Tr mía).
94
así otros muchos comentos, en los cuales se expresa que el reconocimiento
del nuevo gobierno de México por los Estados Unidos, es el “premio” que
obtendrán los primeros por la buena conducta que observen. El sentir
yankee causaría risa, si no fuera que en él hay mucho de trágico y doloroso
para los hispanoamericanos.
Y son estos mismos yankees, alejados de las cosas de gobierno, de
las sociedades, de bancos y de las universidades, los que asumen ante el
mundo actitudes de tutelaje y representación de las repúblicas españolas?
Importaría poco la falsa actitud de los hijos de Calibán, º si no fuera que
el mundo en ella cree y nos toma por pupilos amantes del Tío Sam.
Por eso cuando la ocasión se presenta y el gesto viene natural y fuerte,
como lo ha hecho México, aprovecharla es un deber de patriotismo. Que
el mundo aprenda no somos, bajo ninguna faz, rediles que de Washington
comandan. Y que al orden y circunspección gubernativa, ni al progreso de
nuestros países, no han contribuido en nada los Estados Unidos. Loada
sea la actitud de México, que hará al mundo abrir los ojos y contemplar
la América española del Caribe, no más tras la equívoca lente de la prensa
americana.
95
El ejército reorganizado por el general Huerta
La formidable obra creadora de la División del Norte, fue tan vasta y tan
fecunda que trajo consigo la reorganización del ejército. En un extenso
artículo publicado en El País el 23 de julio, el señor Miguel Ordorica,º
que en su doble condición de periodista, antiguo alumno de Chapultepec
y ex oficial del Ejército, está calificado para tratar asuntos semejantes,
desarrolla el tema enunciado al principio de este capítulo.
A continuación extractamos parte de tan interesante artículo. Co
mienza el citado periodista examinando lo poco que significaba el Ejér
cito al finalizar el gobierno del general Díaz; lo mucho que dañó a esa
institución el criterio antimilitarista del ministro Limantour; el estado del
1 El artículo se intituló “El señor general don Victoriano Huerta y la reorganización del ejército",
por Miguel Ordorica, en El País, 28-7-1913, p. 5. Como puede verse, Tablada equivocó la fecha.
º Miguel Ordorica (Teocaltiche, Jal. 1884 - Ciudad de México 1963). Periodista. Ingresó al
Colegio Militar, donde fue instructor de matemáticas y equitación, hasta 1906, cuando solicitó su
baja, para dedicarse al periodismo. Su maestro fue Rafael Reyes Spíndola, y se inició en El Impar
cial, llegó a ser director de El Heraldo. Al iniciarse la Revolución, fundó en 1911 El Ahuizote, en
1913 fue director de El País. En 1914 se exilió en La Habana, de donde fue desterrado en 1917 y
llegó a Nueva York. Volvió a la capital de Cuba en 1924; regresó a México diez años después y fue
director de La Prensa; fundó el vespertino Ultimas Noticias en 1936; en 1948 llegó a director de la
cadena de periódicos García Valseca. (DP).
• Este artículo es un justo y ardiente panegírico del señor general Huerta. Cuando yo a raíz de
los triunfos del divisionario en el norte, publiqué el artículo laudatorio que sirve de prólogo a este
libro, el señor Ordorica, director de El Ahuizote, me gratificó con una caricatura en que se me
representaba esculpiendo la estatua del general Huerta, y en cuya leyenda se me llamaba cortesano.
Nadie hubiera dicho entonces, sin embargo, que el vencedor del norte sería presidente... Lo fue
mucho más tarde; lo era ya cuando el Sr. Ordorica publicó su razonado y justo panegírico... De lo
cual nada deduzco, sino que los poetas solemos ser clarividentes y adelantar juicios que luego se
adoptan, aunque al principio se discutan...
Por lo demás, celebro que el Sr. Ordorica, ocho meses después de escrito mi artículo, me haya
dado plena razón al escribir el suyo, pensando quizás que ser tachado de cortesanía, nada significa
cuando se proclama una robusta verdad, y ante el vulgo ciego o malévolo o tardío, se glorifica a un
hombre que merece bien de la sociedad y de la Patria.-J. J. T.
96
mismo Ejército después de la revolución maderista, y aun después del
estupendo fracaso del primer Rellano, y luego discurre así:
Cuando Madero se decidió a recurrir a Huerta, la situación era terrible.
Sin embargo, Huerta pudo salvar al gobierno y el honor del Ejército.
Huerta fue no sólo el salvador del gobierno y del Ejército, sino también
de la sociedad. En aquellos días terribles en que la nación se vio en el más
grande desamparo, amenazada por una formidable invasión de orozquistas
y zapatistas;º cuando la capital de la República se sintió amagada por una
arrolladora ola anárquica, que hacía temblar en sus palacios a los poderes
constituidos; cuando los capitalistas temieron por sus tesoros encerrados
en los bancos, Huerta, el soldado del pueblo, el hombre humilde, se puso
a trabajar pacientemente, como él lo acostumbra, y puso los cimientos de
granito a la obra que debía ser la mejor de su vida: la División del Norte.
La tropa con que contaba, lo que llamaremos como es costumbre, la
“carne de cañón”, no era ciertamente veterana ni aguerrida. Estaba constitui
da la División en su mayor parte, por fuerzas irregulares reclutadas entre los
cuerpos de forajidos que mandaban Emilio Madero, Aguirre Benavides" y
Cosío Robelo.” Una mínima fracción la formaban elementos de leva, hecha
a toda prisa, reclutas sin experiencia y que hubo necesidad de enseñarles el
manejo del fusil a cuatro jornadas del enemigo; con estos elementos logró
algo extraordinario, teniendo sólo 2 500 hombres en Conejos, derrotar a
I4 ooo OROZQUISTAS
La División del Norte ha sido la obra más completa del general Huerta
Pero supo escoger a sus oficiales, ésta fue la obra principal y más digna de
mérito que realizó el general Huerta. Vemos figurar al frente de su Estado
Mayor al hoy general Carlos García Hidalgo, tipo del perfecto caballero,
º El País: zapatistas,
“Eugenio Aguirre Benavides (Parras, Coah. 1884-Matamoros, Coah. 1915). Participó en muchas
acciones de armas, en especial al lado de Francisco Villa. Fue uno de sus principales auxiliares en
las primeras campañas. Fue fusilado, con 13 compañeros más. (DP).
º Francisco Cosío Robelo (Ciudad de México 1880 - 1946). Militar. Se afilió al Partido Anti
rreeleccionista para oponerse a Díaz; hizo la campaña maderista, tanto en lo político como en lo
militar. Después luchó contra el gobierno de Huerta; militó en las filas constitucionalistas, y en
1914 se le nombró inspector general de Policía en el Distrito Federal. Se adhirió al Plan de Agua
Prieta. También ejerció el periodismo. (DP).
97
decidido en los momentos álgidos de la acción; obediente a las indicaciones
del general en jefe, eficaz colaborador suyo en las disposiciones generales
de las marchas y combates, y que oculta bajo su finura una energía de
bronce.
Tenía tres jefes de columna: el general Antonio Rábago, magnífico
dragón y valiente soldado, capaz de cargar al frente de sus tropas como el
general Ney con un fuete en la mano, y de llevarlas a la victoria con ímpetu
irresistible. A O'Horan, que si no tiene brillantes cualidades, no desentona
en el conjunto. Al bravo, al heroico coronel Manzano, de grata memoria,
que tiene anotadas en su hoja de servicios todas las funciones de armas
más importantes de su tiempo. Este coronel, enfermo del corazón, decidió
la batalla de Bachimba con una bizarría digna de la epopeya, llevando al
asalto a sus columnas como un veterano de la vieja guardia.
El comandante de la artillería era el teniente coronel Guillermo Rubio
Navarrete, hoy general popularísimo. Este jefe, lleno de juventud y de
energía, que hizo sus estudios en la Escuela Superior de Guerra de Fontaine
bleau,º obteniendo distinciones honrosísimas, era una de las bases del éxito
en la campaña del norte. Jefe de gran prestigio, con inmenso magnetismo
personal, capaz de levantar la emulación entre sus oficiales, llevándolos a
la locura heroica, supo escoger sus elementos con todo cuidado.
Acababa de pasar por Morelos, donde hizo una campaña brillante y
tuvo ocasión de aquilatar los méritos de sus futuros subordinados. Así lo
vemos llevarse consigo a Rebollo,7 a Posada Ortizº a Quiroz,º a Caloca.
Todos jóvenes, bizarros, generosos de su sangre y de su vida. Realizaron la
parte más difícil y más seria en los combates. Lucharon con igual ardimiento
y decidieron a la victoria a inclinarse del lado de los federales.
No puedo dejar de consagrar un recuerdo a Caloca, el magnífico
oficial y grande amigo que murió en Chihuahua. En Rellano se cubrió
de gloria. Era el tipo del valiente, del decidido a todo. Vigoroso, atlético,
º Fontainebleau. Su nombre latino era Fons Bleaudi (fuente azul); está situada en el departa
mento de Leine-et-Marne, a 59 km al sur de París. Ahí se encuentra la Escuela Superior de Guerra.
Dentro de sus límites se asienta el famoso castillo de Fontainebleau, una de las moradas favoritas
de los reyes de Francia. (EUI).
7 No existen datos en el AHDN.
º No existen datos en el AHDN.
º No existen datos en el AHDN.
98
tallado como una estatua en piedra viva, su silueta fina y orgullosa lo hacía
distinguirse entre sus compañeros. Era como casi todos nuestros oficiales,
un gran sentimental.
A veces, en las charlas de guardia en prevención, se sentía antimilita
rista y odiaba los cuarteles, donde sus impulsos ardientes se estrellaban en
la frialdad de los murallones que encerraban nuestros días monótonos de
guarnición.
Cuando la ola “libertadora” nos invadió, se sintió presa de fobia contra
el maderismo. Todos creímos que el día en que fuera enviado a combatir,
lo haría débilmente.º
Sin embargo, en Rellano fue un león. Y cuando algún amigo le
preguntó por qué semejante contradicción entre sus pensamientos y sus
actos, contestó orgulloso, como el propio Cyrano de Bergerac," de quien
heredara la nariz gascona y la grande alma altiva:
—Por el penacho, º camarada!
¿Y qué decir de los oficiales de gendarmes del Ejército, entre los que
13
se contaban Luis Fuentes, º actualmente yerno del general Huerta, y
Ensastegui," que acaba de morir en Durango, que esforzado y lleno de
entereza llevó a cabo un reconocimiento de oficial peligrosísimo y resultó
herido en un muslo, soportando el dolor físico durante toda la batalla y
dando parte “sin novedad" como un espartano?
º El País: debilmente.
"Cyrano de Bergerac. En contra de lo que pudiera pensarse, Cyrano no fue una creación de
Edmond Rostand; realmente existió, aunque el dramaturgo sí añadió muchos elementos a la
historia, como decir que era gascón (Ordorica así la toma). Nació en París en 1619, y su apellido
verdadero era Sabiniano; el Bergerac lo tomó de un feudo de su padre ubicado en Seine-et-Cise.
Cyrano estudió humanidades en el Colegio de Beauvais (1631) y participó en la Guerra de los
Treinta Años, entre 1638 y 1641, donde fue herido varias veces. Después de ese año, su vida es
poco conocida; sólo se sabe que mantuvo sus querellas con literatos franceses de la época y que
llevó una vida estrafalaria, que se moderó cuando se convirtió en secretario particular del duque
de Aspajon en 1653. Murió en 1655. (EUI).
º El País —Por penacho,
º No existen datos en el AHDN. Lo que sí se sabe es que era yerno de Huerta; Alfonso Taracena
lo menciona a menudo; vid., por ejemplo, Taracena, La verdadera Revolución mexicana. Segunda
etapa (1913 a 1914), p. 130.
"El País: Esastegui, En el capítulo de la batalla de Rellano, este personaje aparece como “En
sástiga”; más adelante, en la “Lista de Honor", vuelve a aparecer igual, y un párrafo después, ahí
mismo, como “Eusástiga”, lo que es una errata evidente, por lo que la corregí en esta edición. En
todo caso, no existen datos de él en el AHDN.
99
La División del Norte, repetimos, es la obra más completa del general
Huerta. Fue el embrión del Ejército que ahora tenemos ocasión de admirar
en todo su poderío. Con razón el mismo general, conº ese afán de perdurar
que sienten todos los hombres, ha fabricado sus modestas casas de Tacuba,
bautizándolas: Conejos, Rellano y Bachimba.
Esta división fue el cimiento de la futura reconstrucción del Ejército.
IOO
Algún curioso atisbó por la puerta de la alcoba, dejada entreabierta, y
vio que el viejo veterano, conº la cabeza perdida entre los brazos y hundida
en las almohadas, dormía...
ºSin embargo, no dormía. Pensabaº en su Ejército, en sus divisiones,
en sus regimientos de artillería, en sus airosos escuadrones de caballería y
veía en su imaginación el desfile de una gigantesca columna que contaba
con ochenta mil hombres, yº que más tarde, cuando fuera preciso, formaría
una muralla viviente ante el invasor.
A las tres de la mañana, el jefe de Estado Mayor, que dormitaba en
un sillón, se despertó bruscamente al oír la voz dominadora del Presidente
que gritaba desde su recámara.º
—Que venga un oficial
El coronel Joaquín Maasº se adelantó aun vacilante por el exceso de
sueño, y se aprestó a recibir órdenes:
—Un acuerdo dijo el general.
Entonces, pausadamente, sin nerviosidades ajenas a su temperamento
de acero, comenzó a dictar:
—División del Distrito Federal. General en jefe, Aureliano Blanquet.
Jefe de la 1º brigada, Guillermoº Rubio Navarrete. Jefe de la 2º brigada,
Samuel García Cuéllarº Estará constituida la primera brigada por el 29
batallón, a las órdenes del coronel Javier de Maure,ºº por el batallón de
zapadores a las órdenes del coronel Felipe Alvírez.º"Tendrá tantas bocas
de fuego, tantas ametralladoras, y siguió la enumeración precisa, exac
ta, de todos los elementos que deberían integrarla. Luego pasó a la segunda
brigada.
IO I
Y enseguida otro acuerdo. División del Centro, y la misma enumera
ción complicada y trabajosa. División del Bravo, del Nazas, del Yaqui, del
Sur en la Península de Occidente...
Ahoras avanzadas de la mañana, el Presidente aún trabajaba con su
jefe de Estado Mayor y el Ejército Nacional, por fin recibía el agua bau
tismal.
Para cristalizar tan vasto y hermoso plan, han sido necesarias una ener
gía inquebrantable y una voluntad que no conozca los desfallecimientos. El
primer obstáculo con que se tropezó para el aumento de los efectivos, fue el
horror de nuestro pueblo para prestar sus servicios en las filas. Nadie quiere
ser soldado, y de nada ha servido el aumento tan considerable realizado
en los haberes de los individuos de tropa, ni la promesa a los que se enro
len en los cuerpos de seguridad de no ser enviados fuera de cierta región.
Nuestros compatriotas prefieren morirse de hambre a ser soldados.
Se recurrió a la leva, que es el único procedimiento de resultados
prácticos conocido en nuestro país para formar regimientos. El modo habrá
chocado a los enamorados de los derechos del hombre, pero la mayoría
de la nación está de acuerdo en que de dos males se escoja el menor. En
momentos de angustia, cuando la salud pública está en peligro, no se puede
ser un puritano.
Somos los primeros en lamentar que la leva, calificada justamente de
odiosa, recaiga especialmente sobre los desamparados, y haga víctimas a los
infelices que tienen encima el odio de los prefectos, de los alcaidesº y de
los presidentes municipales. Estamos convencidos de que en los rebaños
humanos que pasan por las calles, entre” dobles filas de soldados, y que
se llaman “reemplazos”, hay innumerables sacrificados por la injusticia, y
por eso, somos los primeros en pedir que cuanto antes se decrete el servicio
militar obligatorio y se haga recaer el peso del contingente de sangre, sobre
todos, pobres y ricos.
Pero mientras esta ley no exista" o prácticamente no se lleve al terre
no de la realidad, seguiremos aceptando la leva, como un mal necesario.
Se necesitan hombres, hay que tomarlos donde se encuentren. Estamos
º El País: alcaldes
º El País: calles entre
3º El País: exista,
IO2.
seguros de que el general Huerta no vaciló ni un instante para ordenar las
levas. Este hombre es una línea recta y sus procedimientos son siempre
inflexibles como una sucesión de puntos en una misma dirección.
Por eso, sonreímos con cierta lástima cuando vimos a los señores
jueces de distrito, atarearse con buena fe, digna de la mayor consideración,
concediendo amparos tras amparos a los numerosos consignados al Ejér
cito. Claro que a pesar de los esfuerzos, los reemplazos se incorporaban
a las matrices de sus cuerpos mientras los señores jueces hacían presente
su disgusto porque no se les atendía y porque la Ley era burlada por las
autoridades militares.
La leva ha seguido y seguirá hasta que la Patria deje de exigir el sacrificio
de vidas humanas.
3l - * - • • -
32
El texto es corrido, entre lo último que citó Tablada y lo que continúa.
- - -
IO3
El problema armado de la República, comprende, en pocas palabras,
un aumento formidable que hará de México” dentro de un año, una
potencia militar, capaz de sostener, si llega el día aciago de una interven
ción, el hermoso papel que el Destino nos asignó por nuestra situación
geográfica, colocándonos como el baluarte de la América latina,” como
el campo atrincherado de la Raza: tendremos doscientos veinte cañones
de diversos calibres, ochocientas ametralladoras y varios centenares de miles de
fusiles y carabinas.”
Podremos poner en pie de guerra medio millón de soldados, medio
millón de mexicanos que sabrán morir cuando la Patria esté en peligro.
Pero, desde luego, ya podemos darnos cuenta de los primeros resulta
dos de esta militarización en grande escala, los hemos sentido de un modo
que no deja dudas. Dos columnas, dos brillantes, dos poderosas columnas,
han sido armadas y equipadas para la gran guerra y son las de Rubio
Navarrete yJoaquín Maas. Ya las hemos visto a la obra. Ya sabemos que son
fuertes y capaces de luchar y de triunfar y de llegar al fin que les indicara
el vasto plan estratégico que se combinó en Palacio, bajo las indicaciones
precisas de nuestro generalísimo.
33 El País: Méjico
* El País: Latina,
º? El País: DOSCIENTOS VEINTE CANONES DE DIVERSOS CALIBRES, OCHOCIENTAS AMETRA
LLADORAS Y VARIOS CENTENARES DE MILES DE FUSILES Y CARABINAS.
IO4
La División del Norte juzgada por un militar joven
Mi General, señores:
En una ocasión, decía el mariscal Coubion-Saint-Cyr: “No es en las
l Coubion-Saint-Cyr (Toul 13-5-1764 - ? 1830). Mariscal de Francia Su verdadero nombre era
Laurent, marqués de Gouvion-Saint-Cyr, Se alistó como voluntario en el batallón de cazadores
Io 5
academias donde he formado buenos oficiales, ni mucho menos en las
campañas fáciles que nos han dado victorias, sino en la guerra de España,
que fue una serie de triunfos desacertados para las armas francesas, en donde
habrían de salir esos heroicos nombres que después llenaron la historia de
Francia, en la campaña de Rusia, en los cien días, en Waterloo” º
Y esta reminiscencia de nombres extranjeros que llamo en mi ayuda,
porque su sonoridad histórica llega hasta los sordos, me trae a la memoria la
cita de uno de los nuestros, cuyo gran nombre también es un monumento
en nuestra incipiente historia militar: el general Rocha, º quien decía con
su rudeza de frase por todos conocida: “Que oficial que no había olido la
pólvora, no era verdadero militar”.
Durante luengos años, muchos de los nuestros vivieron la vida fácil,
pero oxidante de las guarniciones, y algunos estuvieron tan lejos del alma
del soldado, como lo pudieron haber estado del “korán”, y aunque en ver
dad también, hubo un puñado que en las campañas del Yaqui y Yucatán
mantuvieron el fuego sacro, socialmente, y para satisfacción de la lisonja
republicanos en 1792, y sirvió en el ejército del Rin. En 1797 destacó en las campañas de Italia,
que Napoleón comandó personalmente. En 1800 fue enviado como embajador a Madrid, pero
pronto pasó al mando del ejército de Nápoles. En 1809 vio acción en Cataluña; participó en la
campaña de Rusia y tuvo que capitular en Dresde, cuando los ejércitos napoleónicos estaban en
pleno repliegue (finales de 1813). Fue nombrado par de Francia por Luis XVIII y abrazó el partido
de la Restauración; obtuvo entonces el título de marqués. Ocupó la cartera de Guerra entre 1815
y 1819. Retirado, escribió varias obras sobre historia militar que se convirtieron en clásicos en las
academias marciales. (EUI).
ºWaterloo es una población de la provincia de Brabante, Bélgica, ubicada a 15 km al sur de Bru
selas, y ha dado su nombre a la célebre batalla del 18 de junio de 1815, que fue la ruina de Napo
león y el fin del breve episodio conocido como “los Cien Días” (marzo-junio de 1815). Una fuerza
conjunta de ingleses y prusianos, comandados por Wellington y Blücher, respectivamente, muy
superior en número a la de Napoleón, fue la que venció. (EUI).
º Rocha. Corral parece referirse al general Sóstenes Rocha (Marfil, Gto. 1831 - Ciudad de México
1897). Tras combatirla, se adhirió a la Revolución de Ayutla en 1855. Luchó contra los franceses
y desde 1864 hizo la campaña del norte junto con Mariano Escobedo, con quien marchó hasta la
toma de Querétaro. En 1867 llegó a general de brigada. Al triunfo de la República fue defensor de
Juárez. Derrotó asonadas en el propio 1867 y en 1871, cuando se alzó Porfirio Díaz con el Plan
de la Noria, lo que le valió ascender a divisionario. Díaz lo envió a Europa entre 1876 y 1880 a
hacer estudios militares; dirigió el Colegio Militar de 1880 a 1886. Estuvo también al frente del
periódico liberal El Combate. Escribió varias obras sobre la milicia. (DP).
Io6
oficial, el templo de Jano" pudo haber estado cerrado durante los treinta
años de nuestra era octaviana.”
Sin que se me tache de impulsivismo, bien puedo decir que por lo
que respecta a los militares, si nuestra educación técnica ha alcanzado
alto nivel debido a las figuras directoras que lo han encauzado (y no quie
ro citar nombres que nadie ignora); la acción, la verdadera acción que como
en la frase del orador hace el todo, aquí ha faltado, languideciendo tantas
energías, cayendo en embrión muchas esperanzas.
No quiero hacer historia; ni los vuelos de esta apología ni el lugar, son a
propósito. Entro de lleno a la época que nos ocupa, y con el entusiasmo de
los grandes hechos, bajo la intensa impresión que la campaña ha grabado en
nuestros corazones, dejando imperdurable recuerdo para las añoranzas del
mañana; invoco la alta figura de nuestro general, que si ya antes delineaba
con su personalidad una especie muy bien marcada de soLDADo, por sus
condiciones de actividad, aliento, fe y entusiasmo (todos recordamos su
raid de Yucatán) actualmente, hoy por hoy, alcanza altos relieves, que yo
no marco por ser de todos conocidos, pero que militarmente considerados,
paso a matizar, uno de ellos sobre todo, que se relaciona con la frase que
sirvió de prefacio a esta peroración.
Confirmando las palabras del mariscal que dio nombre a una escuela,
robusteciendo la rusticidad del epígrafe del general Rocha, la obra actual de
nuestra estancia en el norte bajo la bandera de la legitimidad, y sirviendo
de blanco a los fuegos de la diatriba, del odio y de las debilidades, que
son también quizá un odio más fecundo: él, señores, ha estado formando
oficiales, y lo que ni la escuela, ni los libros ni la alta y suprema ciencia han
logrado en los fecundos treinta años a que hice mención; en unos cuantos
“Templo de Jano. Las puertas de este santuario debían permanecer abiertas durante todo el
tiempo que Roma mantuviera alguna guerra. Esto se debía a que, según la tradición, cuando
Rómulo y sus compañeros raptaron a las sabinas, los sabinos, gracias a la traición de Farpeya,
consiguieron entrar en la ciudad recién fundada (Roma), y a punto estaban de dar muerte a sus
defensores cuando Jano hizo brotar un torrente de agua caliente que los obligó a retirarse. Por ello
los romanos le dejaban las puertas abiertas en tiempo de guerra, para que en cualquier momento
el dios pudiese acudir en su socorro. (DMC).
* Era Octaviana. Corral compara el gobierno de Díaz con el Imperio de Augusto. El porqué es
evidente: ambos fueron largos periodos de paz y desarrollo material. El elogio implícito al régimen
porfirista podría ser una crítica al maderista, pues a la era de Augusto (Octavio era su nombre
original) siguió el gobierno del cada día menos cuerdo Tiberio.
Io7
meses, bajo la impresión de una pseudo derrota que golpeó el alma de la
patria con hachazo que pudo ser destructor, reconstruyó un medio, organizó
un ejército, sistematizó una horda (los irregulares) y armónica, congruente,
de una aglomeración que pudo haber sido multitud a los Xerxesº nació
la División del Norte, que hoy, más que una esperanza, es un símbolo:
fuerte en cariño, animosa por su vida de aliento, gloriosa por su acción y
homogénea, dura y resistente, en una palabra—que es de él— su bautismo
épico: “UN PoDER”...
Suena como una campanada de aleluya este nombre, porque hoy en
que la vida de orden y lealtad son nuestro mote, la Patria ve en él la fecunda
mano que normalizará situaciones difíciles, la dura mano, que aherrojará
ambiciones desenfrenadas, la dúctil mano que calzando guante blanco
pasará entre las mallas políticas donde los reacios sobran y también la vigo
rosa y diestra mano que será providente en fecundas enseñanzas, directora
de energías nuevas, de renuevos de fe y entusiasmo para la juventud de
mañana, para la Patria venidera.
Con esta armadura simbólica de fe tenemos que seguir, y bajo los pen
dones del pundonor militar, de la lealtad al gobierno y del amor a nuestro
semejante, aun en la guerra misma, continuamos nuestra marcha hacia el
norte, en donde el ojo del coloso nos atisba, tratando, no de estudiarnos
—que ya nos conoce— sino queriendo valorizar de cerca las enseñanzas de
una campaña de meses a través del desierto, en pugna con los elementos,
en terrenos hostiles por naturaleza y cargando un sambenito fratricida,
que tanto pesa y que por momentos agota; dejando en el corazón llagas
de dolores y nubes de tristeza y desamparos...
Termino esta dedicatoria con una loa casi personal, de un grupo que
mejor que nadie ha sentido los beneficios de la atingencia y habilidad de
usted, al aprovechar los elementos de que hablé antes; me refiero a los ofi
ciales de artillería, de quienes no exagero, si digo a usted que bajo su férula
han sentido como decía el poeta: la suave caricia del mando; cuando este
mando es útil, efectivo, liberal, amplio, fecundo; cuando el horizonte no
ºXerxes (o Jerjes). Se refiere a los ejércitos persas “de los Xerxes” (principalmente del primero,
protagonista de la segunda guerra médica, pues el segundo no reinó ni un año). Dichas milicias,
aunque eran numerosas, tenían una composición demasiado heterogénea (persas, medos, babilonios,
lidios, egipcios, fenicios), lo que les restaba mucha efectividad. En cambio, Huerta, indudablemente,
supo organizar la División del Norte.
IO8
se estrecha en un medio de vacilaciones que esteriliza el carácter; cuando
encauzado con él, formando hilo en el gran río que hoy da vida a esta
porción de nuestro ejército, vamos con el cantar de Manrique” a un mar
de progreso consciente, de fe en el mañana y con un caudillo por guía,
porque para nosotros lo es usted, que vive y alienta en su noble doctrina
de lealtad, su gran amor al soldado y su alta enseñanza oficial".
"No es afortunada la retórica de Corral, si tomamos en cuenta que en las conocidas “Coplas por
la muerte de su padre" Jorge Manrique dice: “Nuestras vidas son los ríos /que van a dar en la mar
/ que es el morir". Jorge Manrique, Obra completa, dirigida y prologada por Augusto Cortina, 14°
ed., México, Espasa Calpe Mexicana, 1981 (1940), (Austral, 135), p. 116.
Io9
Lista de honor
Batalla de Conejos
Se hace especial mención y se proponen para ser recompensados con un
ascenso, a los jefes y oficiales siguientes: brigada Trucy Aubert, coronel
de Estado Mayor Carlos García Hidalgo, dirigiendo en la línea de fuego,
capitán 2° de zapadores Roberto Cejudo, valeroso. Teniente José R. Reyes, º
del 2° cuerpo auxiliar de San Luis Potosí. El subteniente de caballería
"Aniceto Trejo (Buenavista, Gto. 1863 - ?). Teniente irregular de caballería. Obtuvo su nom
bramiento en enero de 1914.
* José R. Reyes (Cotija de la Paz, Mich. 1885 -?).
IIO
(oficial de órdenes) Octavio Galindo,º llevando órdenes con peligro de
su vida, y capitanes 1° y 2” del 23° batallón Teodoro Hernández" y Joa
quín Castellanos,” quienes fueron los primeros con su tropa de escalar
las alturas.
Con entusiasmo y valor, recomendados por jefes inmediatos: oficiales
de ingenieros capitanes 2º Vicente G. Ahumada, º Joaquín Pacheco” y José
L. Osorio Mondragón." Teniente Federico G. Revilla,” y subteniente de
zapadores Sebastián Barrigueteº Recomendación general de los jefes,
oficiales y tropa.
Pedriceña
Notable comportamiento: carabineros de Nuevo León, el 22° cuerpo
rural, batallón Victoria y voluntarios Velardeña al mando del capitán 1°
Luis F Castro. La caballería al mando del mayor Pasuargo" y del capitán
Argüelles; este último quedó muerto en el campo defendiéndose hasta
quemar el último cartucho.
Rellano
Especial mención para ascenso: coronel de Caballería Miguel O'Horan,
coronel de Estado Mayor Carlos García Hidalgo, mayor médico Jesús
Alemán Pérez, capitanes 1º Hernando Limónº y Víctor Pruneda, º capitán
III
2° Juan Felipe Rico." Subtenientes de Caballería Manuel R. Mendozaº y
Zacarías Chávez, º obligando al enemigo, al rechazarlo, a pasar por zona
en que era barrido por la (artillería) batería Santibáñez.
Coronel de infantería Francisco Manzano, teniente coronel de infan
tería Luis Guevara," mayor de ingenieros Joaquín Maass, capitán 1° de
caballería Jovito M. Orozco, º Mayor médico Manuel A. Domínguez, º
mayor Enrique San Germán,º capitanes 1º Cirilo Ortizº" y Félix Lópezº
capitanes 2º Esteban Solórzanoº y Rutilo Becerra, º tenientes Angel He
redia, º Ricardo Contrerasº y Ricardo Mashain.º"Teniente de ingenieros
Federico Revilla, teniente de artillería Juan Canedo.ºº Subtenientes de
infantería Genaro Maldonado, º Margarito Hernández, º Agustín García
Torres y Francisco Briseño, de caballería capitanes 1º Antonio Delgadillo y
Luis Abrego Aspiroz, capitán 2° Zeferino López, º teniente Juan H. Macías,
II2.
subtenientes Carlos Maupomé, º Rodrigo Mercado, º Guillermo Sánchezº
y Octaviano Galindo Rincón.”
La Cruz
Por su valor y acertadas disposiciones: general brigadier Antonio Rábago,
jefe de la columna; coronel Manuel Landa y C. Emilio Madero, jefes
de brigada; C. Raúl Madero, º comandante del cuerpo de carabine
ros de Nuevo León; capitán Francisco Correa,” comandante del 49º
cuerpo rural; mayor de caballería Víctor Manuel Corral, capitanes 1º de
artillería Rafael Romero López, º de caballería Jovito M. Orozco y Pedro
Villalobos;º mayor de caballería, Manuel M. Bridatº capitanes 2º de
º Rafael Romero López (San Juan Bautista, Tab. 7-1 1-84 - ?). El 1-3-13, Huerta y Mondragón
ordenaron su ascenso a mayor táctico de artillería permanente, “por méritos especiales contraídos
en la campaña de Chihuahua y en la Ciudadela”. En junio del mismo año se le envió comisionado
a Francia para recibir material de guerra; el 1 1-10-13 se le ascendió a teniente coronel, y en la
misma fecha se dispuso que saliera a Japón a recibir y embarcar armamento.
º Pedro Villalobos (San Rafael, Ags. 1863 - San Pedro de las Colonias, Coah. 13-4-14). Durante
el huertismo recibió dos promociones: el 27-3-13, a mayor de caballería permanente, “por méritos
en la campaña del Norte”; el 11-8-13, a teniente de caballería permanente. Murió en combate.
"Manuel Bridat (Ciudad de México 1873 - ?).
II 3
caballería Ricardo Cárdenasº y Alfonso Moreno;º teniente de artillería,
Gabriel Saldañaº y Juan Canedo; subteniente de caballería Octavio
Galindo y jefes de detall de cuerpos irregulares José Montes Valles" y
Jesús J. Solís.º
Bachimba
Coronel de Estado Mayor Carlos García Hidalgo, jefe de la brigada de
los trenes de reparación y defensa de los convoyes, la víspera del combate
(2 de julio) con el cañón de 80 milímetros el “Niño”, entorpeció la ac
ción de reconocimiento de nuestras posiciones a distancia que pretendió
hacer el enemigo.
Coroneles de infantería Francisco Castroº y de caballería Manuel
Landa, éste con su jefe de Estado Mayor, mayor de caballería Víctor Ma
nuel Corral, fueron los primeros en llegar, con fuerzas del 7° regimiento,
a la estación de Bachimba.
Por inteligencia y eficacia: mayor del 23° Carlos Orozco," capitanes
1º Pedro Limónº y Arnulfo Ortizº capitanes 2º de Artillería Alfonso
Martínez Perdomo y Gonzalo Ramírez,º teniente de infantería Francisco
*º Ricardo Cárdenas (Guadalajara, Jal. 1881 - ?). Se le ascendió a teniente de caballería auxiliar
el 15-7-14.
º Alfonso Moreno. En el AHDN hay expediente, pero no datos biográficos.
*º Gabriel Saldaña (Puebla, Pue. 1889 - ?). Por “méritos especiales”, Huerta lo nombró teniente
coronel técnico de artillería permanente el 10-6-1914. Además, fue agregado militar al Estado Mayor
de aquél, quien el 14-7-1914 todavía lo nombró coronel táctico. Al día siguiente se ordenó que
acompañara a Guillermo Rubio Navarrete en el viaje de éste a Europa para estudiar la organización
de los ejércitos inglés, francés, alemán e italiano. Seis días después, ya sin Huerta en México, se
dispuso que quedara insubsistente la orden anterior.
“José Montes Valle. En el AHDN hay expediente, pero no datos biográficos.
”Jesús Solís. Existe expediente, pero sin datos biográficos; además, según dictamen de la primera
subcomisión revisora de hojas de servicios (del 25-7-1922), no se le reconoció personalidad militar,
por no “comprobar debidamente su actuación militar” (xI/III/3-1601, 25-7-1922, f 19v.
º Francisco Castro (Ciudad de México 1858 - ?). El 22-4-1913 se le ascendió a general brigadier
de infantería permanente, “por méritos contraídos en la campaña del Norte", además, causó alta
en la plana mayor del Ejército. El 2-12-1922 se le negó la pensión de retiro “en vista de que usted
prestó eficaces servicios al Gobierno de la Usurpación”, AHDN, expediente de Francisco Castro,
caja 38, xI/III/3/3-94, f.727.
* Carlos Orozco (San Luis Potosí, S. L. P. 1876 - ?).
º Pedro Limón. No existen datos en el AHDN.
º Arnulfo Ortiz. Hay expediente, pero no datos biográficos.
º Gonzalo Ramírez. No existen datos en el AHDN.
II4
Gómez Vázquez, º subtenientes de igual arma Raúl Laraº y Eduardo
Terán Viveros;º de caballería capitán 1° Jovito M. Orozco, subtenientes
Manuel R. Mendoza, Zacarías Chávez y Carlos Maapomé.
Balleza
Comandante Manuel Chao, por acierto en las disposiciones que tomó, así
como por su valor personal, estuvo siempre en lugares de mayor peligro
animando a sus tropas con su valiente actitud.
En general se recomienda a todos los oficiales y tropa.
Nota complementaria
A la anterior lista deben agregarse, como una mención necesaria, las
brillantes maniobras de reconocimiento del enemigo llevadas a cabo en
Rellano por los oficiales Luis Fuentes, actual comandante de la gendar
mería montada, teniente Ensdístiga, fusilado últimamente en Durango
por los bandoleros, y teniente Manuel Z. Martínez. 54
Con el reconocimiento casi personal, llevado a cabo por el entonces
teniente Luis Fuentes en Rellano, logró fijarse la situación exacta de El
Presón. Dicho oficial escapó ileso milagrosamente, pues le mataron el
caballo, le atravesaron a balazos el sarakofy le mataron al gendarme que
lo acompañaba. El oficial Ensástiga fue un valiente y murió como un
héroe.
"Samotracia. Es una isla griega ubicada al norte del mar Egeo, compuesta por una masa montañosa
de 13 x 10 km. Por haber estado habitada en la Antigüedad, fue explorada por arqueólogos franceses
entre 1863 y 1867, quienes encontraron varias estructuras y obras de arte; la más bella y famosa es
la Niké, la victoria alada, que se exhibe actualmente en el museo de Louvre, en París. (EUI).
º François Rudé (Dijon 1784 - París 1855). Estudió en la Escuela de Bellas Artes de su ciudad
natal. Comisionado dos veces para dirigir los trabajos del Arco del Triunfo (1828-1830) y luego
durante el reinado de Luis Felipe I, fue víctima de numerosas intrigas, por lo que sólo pudo esculpir
el trofeo de la derecha (que mira hacia París), y que es conocido como “La Marsellesa". Éste es
un grupo escultórico enorme, enérgico, pero a la vez con movimiento y gracia, por lo que se le
considera una de las mejores producciones de la moderna escultura francesa. Murió súbitamente
en el momento de plena consagración. “La Marsellesa”, cuyo nombre exacto es “Marcha de los
voluntarios de 1792”, está catalogada como la obra maestra del escultor francés François Rudé.
Popularmente se le llama “La Marsellesa", debido a que fue en la marcha de voluntarios de 1792
cuando un grupo proveniente del sur de Marsella entonó la pieza de Rouget de L'Isle que se habría
de convertir en el himno francés, y que también se conoce como “La Marsellesa”. (EUI).
II6
de júbilo, se alza este libro como una muralla o como un velamen mejor,
que al ser impelido y arrojado a travesía azarosa, lleva en su seno cóncavo
y palpitante y entre sus cuadernas crujientes, un haz de laureles, como
el puño apretado del héroe de Marathon.
Lleva esa carga lírica, ese haz de lauros, ese talismán patriótico: el
mensaje de gloria de la División del Norte hasta el puerto amurallado,
hasta la rada límpida y quieta, a donde si llega el olvido... llega tarde.
Prolonga este libro esa gloria y ese triunfo, dilata como un eco esas
dianas y reviven las guirnaldas en la brecha de la muralla que el vencedor
franqueó, y soplado un hálito lírico sobre las cenizas, reanima flamas de
oro en las ciudadelas jubilosas.
No tiene otro timbre, ni otro fin, ni otra ambición.
Ha seguido por desiertos y montañas el paso de la División del Norte
y ha visto dos huellas, una infame: la que dejaron los vándalos arrastrando
a la Patria exánime y sangrienta por un via crucis protervo...
Pero sobre esa huella vio otra: las rodadas de los cañones de la
División del Norte, un reguero luminoso de oro y de gloria, un surco
fecundo y fragante de brotes de laurel...
Esa gloria vivifica estos capítulos. Es la del jefe supremo, la del general
Huerta que creyó con fervor, creó con genio y ejecutó con heroísmo. Es
la de sus colaboradores, la de Blanquet identificado con el generalísimo
como un brazo con un corazón; la de Téllez siempre dispuesto, siempre
eficaz, siempre alerta; la de Manzano, que se desplomó como un héroe,
cuando apenas el triunfo que surgía doraba su frente con albor de oro... Es
la de Rábago, el dragón impetuoso y bravo como Ney, como Margueritte,
es la de Rubio Navarrete, quien pudo a semejanza del héroe huguiano,
dominar la artillería, cogiéndola toda en su mano como un solo revólver
y ejecutar así hazañas precisas y admirables... es la de García Hidalgo,
ejemplar jefe de Estado Mayor, impecable y fiel intérprete de los planes
del generalísimo, y en ocasiones, como en Bachimba, formidable arti
llero... Es la de Víctor M. Corral, modelo de modernos militares, por su
ciencia y su valor sin afectaciones, por su refinamiento y su cultura... Es
una gloria múltiple reflejada en todas partes, en las estrellas del general,
en las espiguillas de los oficiales y hasta en los soldados que no teniendo
oro en qué reflejar esa gloria, se contentan con hacerla brillar en el único
metal que poseen... el bronce heroico de sus pechos desnudos...
II7
Ellos, los “juanes” abnegados y estoicos, son los héroes anónimos a
quienes está consagrado este capítulo.
II8
La misma crónica revolucionaria" relata esas hazañas y dice cómo en el
combate de La Cruz, por ejemplo, un sargento federal, arrojando a lo
lejos su gorra, arrancándose las insignias y lanzando “vivas!” a Orozco
consiguió llegar hasta el riñón de un núcleo de rebeldes, y una vez allí,
vació sobre ellos los tiros de su último cargador, cayendo al fin entre sus
enemigos abatidos.
En el mismo combate, según la misma crónica, un oficial federal,
agotado el parque de su rifle, empuñó éste como una maza y lanzándose
entre los rebeldes acometió a dos jinetes derribándolos y desplomándose
a su vez acribillado a balazos y vitoreando al gobierno federal. Comen
tando el combate de Nazas, dice el mismo escritor, S. Resendi,” que
formó parte de las fuerzas revolucionarias:
Los rasgos de valor desplegado por los defensores de la plaza fueron muchos
y notables. El capitán Argüelles, al ser fusilado, lanzó “vivas!” al supremo
gobierno y pidió como favor que no se le vendaran los ojos; otro oficial de
voluntarios arrojó su gorra sobre el pelotón de ejecución y un sargento del
22° cuerpo rural, que por un momento había quedado olvidado entre los
que iban a ser ajusticiados, se indignó por la tardanza, y encarándose con
el capitán Barrios Contreras,º le dijo: “Amigo, yo no he sido traído aquí
para perder el tiempo; fusíleme usted". Este rasgo de valor inaudito llenó
de estupefacción a los verdugos y el capitán Contreras ordenó se perdonara
la vida a aquel valiente, poniéndolo en absoluta libertad.”
Dijimos que los rebeldes ineptos para practicar los artes superiores
de la guerra, demostraron ingenio diabólico para urdir bajas arterías.
Oíd sus propias confesiones:º
II9
Los rebeldes” antes del combate de Rellano, habían hecho dos intentonas
para detener el avance de los federales; una de éstas fue establecer, cercaº
de Asúnsolo, una mina con 32 cajas de dinamita, conectada con una
batería eléctrica a cinco kilómetros de distancia; pero la mina fue sacada e
inutilizada por los ingenieros militares federales. El otro intento fue arrojar,
aprovechando la pendiente de la vía, tres furgones cargados con piedra
mineral; pero los federales detuvieron a cañonazos los enormes proyectiles
rodantes lanzados por los revolucionarios.
Esta misma mina sólo sirvió para hacer con su explosión soberbio
marco de apoteosis al heroísmo de un soldado federal. El general Huerta
con su genial sagacidad había dado órdenes al jefe de los ferrocarrileros de
la División, don Juan Venegas, º para vigilar el tramo minado y detener
el avance de los trenes militares en previsión de una catástrofe. La explo
sión de la mina de Consuelo estaba pues prevista. Cerca de ella se encon
traba de facción, un soldado federal que no pudo ser retirado a tiempo.
Al producirse la explosión aquel centinela fue lanzado a gran distancia y
cuando los presentes buscaban su cadáver, vieron que el soldado, mila
grosamente ileso, se incorporaba, recogía su máuser y volvía a su puesto
“cuadrándose" con perfecta calma, como si nada hubiera sucedido
I2.O
El mismo general Huerta suele referir un episodio que supera a los
que hemos mencionado, como las Victorias alígeras coronan los relieves
de un Arco de Triunfo.
En la batalla del segundo Rellano, se emplazó lejos del grueso de
las fuerzas una batería servida por un grupo de soldados que no eran
veteranos, sino reclutados a última hora. Cuando después del triunfo se
levantó el campo, notándose la falta de esa batería y de sus servidores,
se mandó buscarlos.
El cuadro que pudo verse entonces, en el sitio de emplazamiento
de la batería fue digno de ser expresado por los egregios cinceles y las
ilustres liras. Allí entre los peñascos de la sierra estaban los catorce
artilleros... Pero no pudieron levantarse, ni cuadrarse, porque estaban
muertos
Sin una herida, ni el más leve rasguño, muertos “al pie del cañón”,
de cansancio, de insolación, tal vez de hambre y de sed
De modo que no quedaron allí tendidos por una muerte inevitable
y súbita, sino que vieron venir su muerte, la miraron llegar lentamente,
pudieron huirla, y sin embargo la aceptaron, en una especie de suicidio
heroico en aras del deber, tan glorioso, tan estupendo, tan admirable
como el mismo harakiri japonés
I2.2.
Índice onomástico
A Aníbal, 31,58
Abrego Aspiroz, Luis, l 12 Antístenes, XLVII
Abü Bekr, 26 Anzaldo, Crispín, xL
Agenor, 46 Apis (buey sagrado de los egipcios), 26
Aguilar, Lorenzo,45 Aquiles, 118
Aguirre Benavides, Eugenio, 36,97 Ares, 46, 47
Ahumada, Vicente G., 11 l Argüelles, Rodrigo, 42,45
Akenatón, l 18 Argumedo, Benjamín, LII, 34,41,
Alamán, Lucas, LXXI 42, 44,79
Alanís, Lázaro, 20, 50 Aristóteles, 31
Alaniz, Lorenzo, 50 Asdrúbal, 58
Alatorre, Ignacio,91 Augusto, 107
Alcedo, 9 Ávila Camacho, Manuel, 36
Alejandro (Magno, rey de
Macedonia), 31 B
Alemán Pérez, Jesús, 24, 1 10, l ll Baco, XXIII
Alvaradejo, Arturo, Lv, LVI Barrera Lavalle, Francisco, Lv
Alvírez, Felipe, 101 Barriguete, Sebastián, 111
Amaltea (cabra de la mitología Barrios Contreras, l 19
griega), 26 Barrios, Miguel, LxIv, 39
Amaya, Juan Gualberto, 44 Becerra, Rutilo, l 12
Amen-hetep III (también Amenofis Beltrán, Joaquín, XL
III), 1 18 Beocia (dragón de), CIII, 46
Amenofis III, 1 18 Bergerac, Cyrano de,49
Amílcar Barca, 58 Beristáin, Helena, XXIV, XXVIII, CVI
Ana de Austria, 87 Blanquet, Aureliano, xCVI, 4, 9, 101,
Andreu Almazán, Juan, 36 l 17
I23
Blücher (Gebhard Leberecht), 106 Castro Herrera, Vicente, LxI
Braniff, Alberto, 4,73 Castro, Luis F. de, 42, 11 l
Braniff, Óscar, 4 Cejudo, Lauro F., 38
Braniff, Tomás, 4,73 Cejudo, Roberto, 51, 1 10
Bridat, Manuel M., 1 13 Cervantes, Ezequiel, 29
Bulnes, Francisco, LXV, LXXI, 4 Cevallos, José, 42
Chao, Manuel, 78,79, ll5
Chávez, Zacarías, l 12, l 15
C Chavira, Reginaldo, 79
Cadmo (hijo de Agenor), también Chinchilla, Perla, Ix, XXI, CVI
Cadmus, CIII, 46,47 Cicerón, XXI, 25, 103
Caín (personaje bíblico), LXXIII Clío, Cv
Calderón, Soledad, 112 Clix (hijo de Agenor), 46
Calibán,95 Coll y Vehi, José, xxIv
Caloca (batería), 39, 40, 51,54 Colleoni, Bartolome, 5
Camacho, Sebastián, xC Comonfort, Ignacio, 20
Campa, Emilio G., LII, 4l Condé, príncipe de (Luis II de
Campos, José de J. (“Cheché"), Borbón), 31
XLVIII, XLIX, LII, LXVII, 34,41, Contreras, Ricardo, l 12
42, 49,50 Corral (Ramón), LIX
Canales, César Elpidio, LXVI, 41, Corral, Víctor Manuel, XXVII,
42, 44 LXXXII, 1 6, 6l, 65,76, 83,87,
Canedo Morales, Juan, 112, 114 88, 105, 109
Caraveo, Marcelo, XLVIII, XLIX, LXII, Correa, Francisco, l 13
34, 50, 52 Cortés, Hernán, 69
Carbajal, Francisco, c Cortina, Augusto, 109
Cárdenas, Francisco, 34 Cosío Robelo, Francisco,97
Cárdenas, Ricardo, 41 Cosío, Carlos G. de.., LV
Carlyle, Thomas, XXX, XXXI, XXXII, Cosme el Viejo, 6
XXXIII
Coubion-Saint-Cyr (mariscal
Carranza, Jesús, 83 francés. Laurent, marqués de
Carranza, Venustiano, XX, LxII, Gouvion Saint-Cyr), 105
LxXIX, xCVIII, 20, 44, 50, 73, Cromwell (Oliver), xxx
1 13 Cuauhtémoc, CIv, 7, 69
Casandra, XXXII, LXII
Casasús, Joaquín D., 4 D
I24
Díaz, Félix, XVIII, XL, XLIII, LXXX, Fentamo (rey de Siria), 118
LXXXI, LXXXVII, LXXXIX, 4, 9,34 Fernández, Abel, Lv
Díaz del Castillo, Bernal, 69 Fernández, Leandro, 67
Díaz Dufoo, Carlos, LIX, LxI Fernández, Luis, 50
Díaz Mirón, Salvador, Lxv, 4 Fernández Rojas, José, Lxv, LXVII,
Díaz (Mori), Porfirio, Lxv, LxVIII, LXVIII, CVI, 33, 38, 39, 40
LXXIX, XCIII, CVI, 20, 33,9l, Ferrel, José, 4
106, 107 Fierro, Rodolfo, 62
Dionisio (dios griego), 26 Filipo II, 31
Doblado, Manuel, XXIX, LXX, LXXI, Flores Alatorre (José Alfredo), 49,50
LXXII, LXXIII, LXIV, XCIII, CIV, CVI Flores Magón (hermanos), 42,50
Domínguez, Manuel A., l 12 Flores Magón, Jesús, xCIx
Donatello (Donato di Betto Bardi), 6 Flores, Manuel M., LIx
Foreman, Michael A., xCVIII, cvI
E Frías, Refugio, 34
Eguía Lis, Rafael, 83 Fuente, David de la, 34
Eguiluz, Samuel, Lv Fuentes, Luis, 99, 1 15
Elizondo, José F., LxII
Elorduy, Aquiles, lv G
Elorduy, Ernesto, LIX Galindo, Octavio, 11 1, 1 14
Emerson, Ralph Waldo, XLIX, 5 Galindo Pimentel, F., Lv
Enrique de Prusia (príncipe), 60 Galindo Rincón, Octaviano, 1 13
Enrique II de Borbón, 31 Galván, Ricardo, 48
Enríquez, Gumersindo, LXXXVIII Gamboa, Federico, LXIII, LXIV, LXV, 4
Ensástiga (también Ensastegui), 52, Gándara, Francisco, Lx
99, 105, 1 15 García, Aurelio C., 4l
Escipión, 31,58 García Cantú, Gastón, XI, CVI
Escipión, Cornelio, 31 García Cuéllar, Samuel, 101
Escipión, Publio, 31 García, Francisco N., LVI
Escobedo Mariano, 36, 73, 106 García, Francisco Pascual, XVIII, Cv,89
Esquivel Obregón, Toribio, Lv, xCIx García Granados, Alberto, Lv, LXXXVIII
Europa (hija de Agenor), 46 García, Heladio, 29
García Hidalgo, Carlos, 9, 24,97,
F 1 10, 1 ll, 1 14
Facha, José M., Lxv, 4 García Peña, Ángel,49
Farpeya, 107 García Santibáñez, Manuel, 37,52
Federico Guillermo (príncipe), 60 García Torres, Agustín, 112
Fénix (ave), 58 García Valseca (cadena periodística),
Fénix (hijo de Agenor), 46 96
I25
Garfias, Luis M., LI, LII, Liv, xCVII, Horus, 26
XCVIII, CVI Hoz, Manuel de la, Lv
Garza Benítez, Juan de Dios, 21 Huerta, Leopoldo, 29
Garza Cantú, Emeterio, 21 Huerta, Victoriano, XI, XVII, XX,
Garza Cantú, Matías, 19, 21 XXI, XXIII, XXIV, XXVI, XXIX,
I26
López Uraga, José, 20 Margueritte, Jean August, 60, 6l,
López, Zeferino, 1 12 ll7
Lozada, Manuel,92 Mariano (indio), LXXII
Lozano, José María, LXXXV, XCII Márquez Sterling, Manuel, xCVIII
Lucio Cornelio, 31 Marte (deidad romana), XXXVIII
Luhmann, Niklas, XX, XXII, Cv Martínez de Castro, Luis, LV
Luis Felipe I, 1 16 Martínez Perdomo, Alfonso, 35, l 14
Luis I de Borbón, 31 Martínez, Manuel Z., 1 15
Luis XIII,87 Martínez, Nicolás, LIII, 48
Luis XVIII, 106 Mascareñas, Francisco T, LV
Luján, Jesús M., LXV, 4 Mashain, Ricardo, l 12
Maupomé, Carlos, l 13
M Maure, Javier de, 101
Maas, Joaquín, LXXIX, 100, 101, Medusa, 17
104, l 12 Mejía Castelán, Sandalio, LXXXIX, CIX
Macías, Juan H., l 12 Memnón, l 18
Macías, Vicente, 23, 1 10 Mendiola, Alfonso, XX, XXI, XXII,
Madero, Emilio, 36, 75,97, l 13 XXIII, CVII
Madero, Ernesto, LXI Mendoza, Manuel R., l 12, l 15
Madero, Francisco I., XVII, XVIII, Mercado, Rodrigo, 1 13
XIX, XX, XXV, XXVI, XXXI, XXXII, Meyer, Eugenia, xCv
XXXIII, XXXVII, XL, XLI, XLVIII, Meyer, Michael C., LI, xCII
XLIX, L, LI, LII, LIII, LIV, LV, LVI, Miguel Ángel (Michelangelo
LVIII, LIX, LXI, LXIV, LXV, LXVIII, Buonarroti), 5
LXIX, LXXII, LXXIII, LXXVII, Mikado, 59
LXXIX, LXXX, LXXXI, LXXXII, Miranda, José Teresa y, 28
LXXXIII, LXXXVIII, XC, XCII, Moisés (personaje bíblico), 67
XCIII, XCIV, XCV, XCVI, CI, CII, Moliner, María, 87
CVI, CVIII, 4, 9, 14, 20, 36, 39, Moltke (Helmuth Carlos Bernardo),
41, 42, 44, 45, 47,49, 50, 62, 60
73,97, 1 13 Mondragón, Manuel, XVIII, LXXXI,
Madero, Gustavo A., LXXXI 4, 39
Madero, Raúl, 36, l 13 Montaigne (Michel de), 5
Mahoma, 26 Montes Valles, José, 1 14
Mahaud (sultán), 60 Morales Jiménez, Alberto, xCIII,
Maldonado, Genaro, 1 12 XCIV, CVII, CIX
127
Murillo (combatiente de las fuerzas P
de Pascual Orozco), LXVII Pacheco, Carlos, 28
Pacheco, Joaquín, 11 l
N Pan (dios de la mitología griega), 26
Napoleón I, 18 Pardo, Rafael, Lv
Navarrete, Federico, XXXIV Pazuengo, Matías (también Pasuengo
Némesis, XXXVIII y Pasuergo), LVIII, CVIII, 42, 1 l
Ney, Michel, 61,98, 117 Pedro (san), 6
Niké, CIV, 58, 1 16 Pegaso, 17
Noé (personaje bíblico), 68 Peña, Ricardo, CII, 41
Nogui (general), 18 Pereyra, Carlos, 4, Lv, Lxv
Pereyra, Orestes, 42
O Pérez Castro, José, 34
Obregón, Álvaro, 34,44 Píndaro, 7
Octaviana (era), 107 Pino Suárez (José María), XLI, LVI
Ogazón, Pedro, 92 LIX, LXIV, LXXX, XC
O'Horan, Miguel, 9,53, 54, 55, 56, Piña, Joaquín, LXXVII, CIx
57, 71, 73, 74, 75,98, 11 1 Pio VIII, 19
Ojeda (capitán de la conquista Platón, 5
española), 69 Plutarco (historiador griego), xxx
Olaguíbel, Francisco, LXV, 4 Posada Ortiz, 98
Olea, Héctor R., xC, CIx Poseidón, 17,46
Olivier, Alberto, Lv Priamo, l 18
Olivier, Guilhem, XXXIV, CVIII Prometeo, 47
Omar (Kalifa), 26 Pruneda, Víctor, 11 l
Ordorica, Miguel, XXIV, XXV, XXVII, Puga y Acal, Manuel, Lxv, 4
96, 99, 100
Orozco, Carlos, l 14 Q.
Orozco, Jovito M., 1 12, 1 13, 1 15 Quiroz,98
Orozco, Pascual, XVII, XLVIII, XLIX, L,
LI, LVI, LXII, LXV, XCVI, CVII, CX, R
20, 34,35 Rábago, Antonio, Lxv, 4, 9,75, 98,
Orozco, Pascual (padre), 34, 50 1 13
Ortiz, Arnulfo, 1 14 Rábago, Jesús, LXV, 4
Ortiz, Cirilo, 1 12 Rabasa, Emilio, xC, XCIX
Csiris, 26 Ramírez, Gonzalo, l 14
Osorio Mondragón, José L., 11 l Rebolledo, José, 54
Oyama, Iwo, 31, 60 Rebollo,98
Rendón, Serapio, xCIx
I28
Resendi, Salvador F., XXVII, XXIX, Lv, Sánchez, Guillermo, l 13
LxV, LXVI, LXVII, CVIII, l9, 30, Sánchez, Oswaldo, LXXXVII
33, 34, 38,42, 44,45, 49,53, Santa Croce, 5
64,72, 73, 77, 1 19, 120 Santamaría, Francisco J., Cx, 9
Revilla, Federico G., 1 ll, l 12 Saravia, Atanasio G., LVIII, CVIII
Rey Sol (Luis XIV, rey de Francia), Sarmiento, H.,92
87 Schneider Canet, 39,50
Reyes Spíndola, Rafael,96 Serdán, Aquiles, 100
Reyes, Bernardo, LI, LXXXVIII, xCIII, Shakespeare, William, 5
9,39 Shirakawa (general), 18
Reyes, José R., 110 Sierra, Justo, LXXI, 3
Rico, Juan Felipe, 1 12 Sófocles, 25
Rivera G, José A., Lv Solís, Jesús J., l 14
Robles, Miguel Alessio, LXXXVIII, cx Solórzano, Esteban, l 12
Rocha, Sóstenes, 106, 107 St. Chamond (batería), 56,57, 74,
Rodó, José Enrique, XLVI,95 75, 84, 87
Rodríguez, 36, 51,54 Swedenborg, 5
Rodríguez Talavera, Rafael, LVI,
Rojas, Antonio, 34, 73,92 T
Romero López, Rafael, 1 13 Tamariz, Eduardo, Lv
Rómulo, 107 Taracena, Alfonso, LVII, LXI, LXII,
Ross, Stanley R., xC, xCI, CVIII LXIII, XCI, XCII, CVIII, 12, 36,
Rostand, Edmond, LIx,99 73,99
Rouaix, Pastor, LVIII, CVIII Taso (hijo de Agenor), 46
Rouget de L'Isle, Claude, 116 Teba (hija de Prometeo), 47
Rubio Navarrete, Guillermo, 7, 9, Telefasa, también llamada Argiope
33, 35,84, 98, 1 ll, l 14 (madre de Cadmo o Cadmus),
Rudé, François, l 16 46
Téllez, Joaquín, LIII, 9
S Temístocles, 65
Sakurai, Tadayoshi, 18 Terán Viveros, Eduardo, l 15
Salazar, José Inés, LII, LXVII, LXVIII, Tiberio, 107
19, 20, 34, 50, 51,52 Toro, Francisco del, 73
Saldaña, Gabriel, 114 Torre, Manuel de la, LxI
Salido Orcillo, Rubén, LXXXIX Traconiz Alcalá, Luis, Lv, LVI
San Germán, Enrique, 112 Trejo, Aniceto, 24, 110
San Lorenzo, 6 Treviño, Enrico, 45
Sánchez Escobar, Rafael, 84 Treviño, Jacinto, xCVII
Sánchez, Guadalupe, 9 Treviño, Gerónimo, LII, 19
I29
Trucy Aubert, Fernando, LIII, 9, 19, Villar, Lauro, 4
20, 21, 25, 33, 37,39, 51, 1 10 Vinci, Leonardo da, 5, 6
Turena (mariscal Henri de la Tour, Virgilio, 26
vizconde D'Auvergne), 31, 61
W
U Wellington, 61, 106
Urbina, Tomás, 36, 62 Wilson, Henry Lane, LXXXIII, 4
Urrutia, Aureliano, XXIV, XXXv, LxIII, Wilson, Woodrow, xCVIII
LXXIX, LXXXVIII, XC, XCI, C, CX,
4, 6 X
Xerxes, 108, 113
V Xicoténcatl, CIv, 69
Vázquez Gómez, Francisco, LI, Lv
Velásquez, Gerardo, xCv Y
I3o
Índice geográfico
I32
I M
India, l 18 Macedonia, 31
Indo, río, 31 Madrid, 94, 106
Irak, 25 Manchuria, 18, 31, 60
Israel, 31 Manheubles, 60
Ixmiquilpan, Hgo., 20 Marengo, 18
Ixtlán, Oax., 89 Marfil, Gto., 106
Matamoros, Coah., 4l, 49,97
J Medina, 26
Jalapa, Ver., 1 15 Meoqui, Chih., 70
Jalisco, 90,92 Mérida, Yuc., l ll
Japón, Lx, 18,59, 11 1, 1 13 Mesopotamia, 25
Jebel-Musa, montaña, 67 Metz, 6 l
Jerusalén, 26 México, XXI, XXXIII, XLII, XLVI, XLVII,
Jiménez, Chih.,79 LIV, LXX, LXXII, LXXV, LXXIX,
I33
Nueva York (también Urbe de Q
Hierrro), XIX, 95, 96 Querétaro, edo., 118
(Nuevo) Laredo, Tam.,77 Querétaro, Qro., 19, 106
Nuevo León, 19, 20, 42, 43, 51, 62, Quintana Roo, 6
75, 1 l 1, l 13
Numancia, 31 R
Rancho Nuevo, Coah., 19
O Reino Unido, 18
Ocampo, Dgo., 62 Rellano, XXVI, XXXVIII, XLV, LIII, 4,
Ocotlán, Oax., l 12 12, 15, 19, 30, 34,45-49, 51,
Ojitlán, Oax.,92 52-58, 69, 83,87, 89,95, 98,
Olimpia, 31 1 ll, 1 15, 118, 121
Orizaba, Ver., 111 Rin, río, 106
Ortiz, Chih., 66, 70 Rocroi, 31
Rodas, 46
P Roma, 5, 7, 10, 31, 58, 107
Pachuca, Hgo., 111, 112 Rusia, 18, 106
Pánape, Grecia, 46
Parchim, Alemania, 60 S
París, Lx, 18, 19, 61, 83,98, 99, 116 Sagunto, 58
Parral, Chih., LXXXVII, 37,79 Saint Cloud, 18
Parras, Coah., 36,97, l 13 Saint-Germain, 87
Pedriceña, Dgo., XXVI, XXXV, LxVI, Salina Cruz, puerto, 39
LxXIII, CII, 19,41, 45, l 19 Saltillo, Coah., 20, 44, 51
Persépolis, 31 Samos, 25
Persia, 26 Samotracia, crv, l 16
Pérsico, golfo, 25 San Antonio, Tex., l 13
Piedras Negras, Coah.,77 San Cristóbal las Casas, Chis., 112
Pireo, CIv, 65, 116 San Juan Bautista, Tab. (hoy
Pirineos, 31 Villahermosa), 1 13
Pochotitlán, Jal., 92 San Juan de Ulúa, Ver., 42
Polka, Coah., 19 San Juan del Río, Dgo., 37
Portugal, 6l San Luis Potosí, edo., 19, 20, 61,
Prusia, 60 110
Puebla, edo., 44,93 San Luis Potosí, S. L. P., l 14
Puebla, Pue., 9, 20, 91, 100, 112, l 14 San Pedro de las Colonias, Coah.,
Pueblo Nuevo, Dgo., 42 100, 113
Puerto del Carmen, Coah., 19, 20, 21 San Pedro Palominas, Son., l 11
Puruándiro, Mich., l 12 San Rafael, Ags., 113
I34
Santa Elena, isla, 18, 19 Toul, Francia, 105
Santa María del Oro, Dgo., 44 Turios, Italia, 25
Santa Rosalía, Son., 34 Turquía, 60
Santiago Tlatelolco, D. F., LII Tuxpan, Ver., 79
Sedán, 60, 6l
Seine-et-Cise,99 V
Serrelouis, 61 Vallecito Sacramento, Coah., 19
Sicilia, 7, 25 Velardeña, Dgo., LxVI, CII, 42-44,
Sinaí, 67 1 ll, 1 19
Siracusa, 7 Venecia, 5
Sonora, XLVIII, 9,93 Veracruz, edo., xL,93
Veracruz, Ver., XLVI, LXXIX, LXXXIV,
T LXXXVIII, 9
Tamaulipas, 9 Versalles, 87
Tebas, CIII, 7,46, 47 Villa Alta, Oax., 39
Tecoac, Pue.,91
Tehuantepec, istmo de, 44 W
Teocaltiche, Jal., 96 Washington (DC), XLVI, XCIX, 94, 95
Teocuitatlán, Jal., 90 Waterloo, 19, 61, 106
Tepic, Nay.,92
Tera, 46 X
Texcoco, Edo. de Méx., 69, 11 l Xamboan, Oax., 83
Tigris, río, 25 Xochimilco, D. F., 6
Tiro, 46
Tlahualilo, Dgo., XXVI, XXXV, LXXII, Z
l6, 19, 25-28, 30, 33,37 Zacatecas, edo., 90
Tlaxcala, edo., 69 Zacatecas, Zac., 20, 1 ll
Torreón, Coah., xLv, LxVI, 12, 19, Zama, 31,58
20, 34, 36,41, 62
I35
La defensa social.
Historia de la campaña de la División del Norte,
de José Juan Tablada,
se terminó de imprimir en septiembre de 2o Io
por Oak Editorial, sA de cv.
Tiraje: 1000 ejemplares
más sobrantes para reposición.
José Juan Tablada 1871 - 1945)
La vastedad y variedad de la obra
de Tablada forman un catálogo
amplio, cuyos títulos principales se
están reeditando desde hace algunos
años. Algunos de ellos son: Ords
-Poesía, recop., ed., pról. y notas de
ector Valdés, Obras ll-Sir
política, pról de orge Ruedas de
serna; recop., ed... y notas de J. R. de
a S. y Esperanza Lara Velázquez,
981, La Babilonia de Tierro. Crónicas
coyorquinas (1920-1936), es
preliminar de Esther lernández
Palacios, cd-rom, 1997, Obras V-En
pas del Sol, ed... notas y estudio
UNIV RSIDA,
º R ). M . ( AN