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Marzo, 2018
INDICE
Introducción.
Desarrollo:
Bolívar en Perú
Batallas de Junín y Ayacucho.
El Congreso de Panamá.
La Federación de los Andes.
Otros hechos resaltantes.
Retiro de Simón Bolívar.
Acciones Diplomáticas de Sucre en Bolivia.
La Creación de Bolivia.
Acciones de Gobierno de Bolívar.
Atentado a Sucre.
Congreso Anfictiónico de Panamá.
La Anarquía.
Conspiración de Páez y Santander.
La Cosiata.
Ultimo viaje de bolívar a Venezuela.
Dictadura de Bolívar.
La convención de Ocaña.
El congreso Admirable.
Renuncia a la presidencia.
Viaje a Cartagena.
Muerte de Sucre.
Viaje a Santa Marta.
Última proclama del Libertador.
Testamento.
Muerte del Libertador.
Comisión Venezolana en Nueva Granada.
Traslado de los restos.
El buque.
Honores.
Llegada de los restos.
Catedral (entierro) y panteón nacional.
Conclusión.
Referencias Bibliográficas.
INTRODUCCIÓN.
Generalmente Simón Bolívar, es conocido como uno de los principales líderes de los
movimientos independentistas a lo largo de toda América Latina; quien luchó para
conseguir la independencia de Venezuela, Colombia, Ecuador, Panamá, y Bolivia, pero
para los Venezolanos Simón Bolívar es una figura de carácter mitológico, que representa la
máxima gloria, la independencia de Venezuela.
Bolívar nombró Secretario General a José Faustino Sánchez Carrión y juntos se trasladaron
a Trujillo para organizar el Ejército Unido Libertador.
A mediados de 1824, Bolívar inició la campaña final por la Independencia del Perú y
Sudamérica. Dirigió sus tropas rumbo a la sierra central, región que aún era controlada por
los españoles. El 6 de agosto la caballería patriota al mando de Mariano Necochea, derrotó
a la caballería realista de José de Canterac. Esto permitió a los patriotas avanzar hasta
Andahuaylas. Aquí, Bolívar cedió el mando al joven general Antonio José de Sucre y
regresó a Lima.
El Congreso de Panamá.
Fue convocado por Simón Bolívar y su ministro José Faustino Sánchez Carrión desde
Lima, el 7 de diciembre de 1824. Su objetivo era coordinar la defensa continental ante la
posible amenaza de la Santa Alianza europea, y sentar las bases de la unión o federación de
los países recién liberados de España.
Los principales acuerdos del Congreso de Panamá fueron: la creación de una liga de
repúblicas americanas, un pacto de mutua defensa y una Asamblea Parlamentaria
Supranacional. Sin embargo, estos acuerdos solo fueron ratificados por la Gran Colombia,
república que se desintegró en 1830.
El Libertador soñaba con unificar los países que había ayudado a independizar y donde
tenía una notoria influencia: Perú, Bolivia y la Gran Colombia (Ecuador, Venezuela,
Colombia y Panamá). Su objetivo era contrarrestar las influencias de Estados Unidos,
Brasil y las potencias europeas. El jefe supremo del proyecto sería Simón Bolívar con el
título de Presidente Vitalicio.
-Apoyó la Independencia de Bolivia. El general Sucre llegó al Alto Perú en 1825 y reunió
al Congreso de Chuquisaca, donde se decidió el nacimiento de la República de Bolivia.
- Se logró la capitulación del general español Ramón Rodil, quien entregó la Fortaleza del
Real Felipe y se marchó a su país en enero de 1826.
En 1826, el prestigio político de Bolívar había decaído en el Perú. Un sector de los criollos
y mestizos liberales y nacionalistas criticaban su autoritarismo y ansias de perpetuarse en el
poder. Esto no desanimaba al Libertador, quien pretendía continuar con sus proyectos. Sin
embargo, sorpresivamente, el 2 de setiembre de 1826 se embarcó con rumbo a la Gran
Colombia para poner orden en este país que era amenazado por la anarquía.
Bolívar en Bolivia.
Después de Ayacucho, Sucre siguió hacia el sur; cruzó con sus tropas el río. Desaguadero y
ocupó el territorio del Alto Perú cuyas provincias habían dependido del Virreinato de Río
de la Plata. Según el uti possidetis, las provincias del Alto Perú debían formar parte del
gobierno de Buenos Aires. Sin embargo, este punto de vista no era compartido por todos
los sectores políticos del Alto Perú, entre los cuales había partidarios también de formar
con sus provincias una nueva república.
La Creación de Bolivia.
El 6 de agosto de 1825, una asamblea reunida en Chuquisaca, determina que el Alto Perú
sea independiente y que se cree una República con el nombre de Bolivia, en homenaje al
Libertador. Sucre fue el gran artífice de esta creación basándose en el principio de la
autodeterminación de los pueblos. Bolívar escribió su Constitución y la llamó su hija
predilecta. El Alto Perú es un territorio que pertenece a dos naciones: una parte a la
Argentina y la otra al Perú. Sucre propone que se realice una Asamblea en Chuquisaca a fin
de que los pueblos decidan su propia suerte. A Bolívar no le gustó la idea y se la criticó al
Gran Mariscal. Pero, al final de cuentas, la Asamblea se realizó sin problemas porque ni
Lima ni Buenos Aires tenían objeciones quehacer. La Asamblea de Chuquisaca determinó
que el Alto Perú fuera independiente y que de ese territorio se formara una nueva Nación
con e lnombre de Bolívar, en su honor. ¡Sí que era un honor, y muy grande!.
Que una Nación entera llevara su nombre, superaba todas las ambiciones de Bolívar. Y
Sucre, su mejor amigo, era nombrado Presidente de Bolivia para toda la vida; pero su
carácter y su manera de pensar no le permitían aceptar sino por el espacio de dos años. En
Arequipa Bolívar da una serie de leyes en beneficio de los pobres indígenas, así como en
Chuquisaca se preocuparía por el establecimiento de escuelas públicas, colegios y, en fin,
de la instrucción en general. A la llegada al Cuzco, la humilde gente riega de Flores las
calles por donde pasa el caballo de Bolívar; "la emoción era tan gran que ya me parecía
estar otra vez en el delirio". "Yo veía premiados con creces los esfuerzos por libertar a los
pueblos".
Aquí le ofrecieron una corona de oro, diamantes y perlas, la cual obsequió a sucre; y las
joyas que había recibido las regaló a sus edecanes. Lo que más le emocionó a Bolívar fue lo
más sencillo. Nunca había oído Palabras tan bellas y espontáneas como las que dijera en el
pequeño pueblo indígena de Pucará uno de sus moradores, José Domingo Choquehuanca.
Cuando entró a este pueblito, el 2 de agosto de 1825, el orador le recibió así: "Quiso Dios
de salvajes hacer un Imperio, y creó a Manco Capac; pecó su raza y mandó a Pizarro.
Después de tres siglos de expiación ha tenido piedad de la América, y os ha enviado a vos.
Sois, pues, hombre de un designio Providencial. Nada de lo hecho antes que vos se parece a
lo que habéis hecho; y para que alguno pueda imitaros, será preciso que haya un mundo por
libertar. Habéis fundado varias Repúblicas que, en el inmenso desarrollo a que están
llamadas, elevarán vuestra grandeza a donde ninguno ha llegado. Vuestra fama crecerá, así
como aumenta el tiempo con el transcurso de los siglos, y así como crece la sombra cuando
el sol declina". Palabras tan hermosas no podían brotar sino del corazón de un hombre
noble, sencillo. Dijo el Libertador Simón Bolívar.
Atentado a Sucre.
El general venezolano traslada su cuartel general a Pativilca. Pero no hay dinero para
continuar la guerra y para peor de males cae víctima de una enfermedad por dolencia
pulmonar. Se le ve flaco y demacrado. Sobrepasa las dificultades y consigue armar un
pequeño ejército. El 1 de agosto de 1824 ya se encuentra en la comunidad de Rancas, cerca
de Cerro de Pasco, y cuenta con 9mil hombres y generales de la talla de Sucre, La Mar,
Necochea, entre otros.
El 6 de agosto de 1824 se da la Batalla de Junín. La intuición del mayor Andrés Rázuri nos
daría aquella vez la victoria. La independencia peruana y americana quedaría sellada el 9 de
diciembre de ese año, al vencer en la Batalla de Ayacucho a las fuerzas del virrey La Serna.
Culminada la Guerra de Independencia, el Parlamento vuelve a reunirse el 10 de febrero de
1825. Ha pasado un año desde que se le entregó todo el poder a Bolívar. Éste
sorpresivamente afirma que desea renunciar. Los diputados envían delegados para rogarle
que se quede.
Estas repúblicas habrían de conformarse siguiendo la tradición del “uti possidetis iuris”, es
decir, manteniendo la conformación política que le dio la administración colonial española
a sus enormes posesiones en América. Sus gobiernos deberían ser centralistas, a criterio de
Bolívar, ya que para él, el federalismo a ultranza fue la causa de la división y fracaso de las
primeras repúblicas proclamadas hacia 1810, período que se ha dado en llamar en
Colombia de la ‘patria boba’.
Cuando, en la Carta de Jamaica, el Libertador especula con la idea de crear una sola nación
continental adquiere un tono más bien escéptico, veamos:
‘Es una idea grandiosa pretender formar de todo el Mundo Nuevo una sola nación con un
solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene un origen, una lengua,
unas costumbres y una religión, debería, por consiguiente, tener un solo gobierno que
confederase los diferentes estados que hayan de formarse; mas no es posible, porque climas
remotos, situaciones diversas, intereses opuestos, caracteres desemejantes, dividen a la
América’.
Por eso, cuando a partir de 1824, frente a una América casi completamente liberada,
Bolívar retoma la idea para concretarla, no está pensando en crear un solo estado nacional
bajo un gobierno presidido por él, como falsamente adujeron oligarcas extranjerizantes,
como Rivadavia para justificar el boicot al Congreso Anfictiónico. Más bien tenía en mente
una Liga o Alianza que fuera política, económica y militar, sin que ello significara la
disolución de los gobiernos y repúblicas que le conformaran.
El 7 de diciembre de 1824, dos días antes de la batalla de Ayacucho, como jefe de Estado
de Perú, Simón Bolívar dirige una convocatoria a los gobiernos de Colombia la Grande,
México, el Río La Plata, Chile y Guatemala (América Central), para instalar una Asamblea
de Plenipotenciarios en Panamá, para “obtener el sistema de garantías que, en paz y guerra,
sea el escudo de nuestro nuevo destino…”.
Sobre los objetivos de esta asamblea, dice: ‘Entablar aquel sistema y consolidar el poder de
este gran cuerpo político, pertenece al ejercicio de una autoridad sublime que dirija la
política de nuestros gobiernos, cuyo influjo mantenga la uniformidad de sus principios, y
cuyo nombre sólo calme nuestras tempestades. Tan respetable autoridad no puede existir
sino en una asamblea de plenipotenciarios, nombrados por cada una de nuestras repúblicas
y reunidos bajo los auspicios de la victoria obtenida por nuestras armas contra el poder
español’.
Sobre la elección del sitio, lo sustenta en los siguientes términos: ‘Parece que si el mundo
hubiese de elegir su capital, el Istmo de Panamá sería señalado para este augusto destino,
colocado, como está, en el centro del globo, viendo por una parte el Asia, y por la otra el
África y la Europa. El Istmo de Panamá ha sido ofrecido por el gobierno de Colombia, para
este fin, en los tratados existentes. El Istmo está a igual distancia de las extremidades; y,
por esta causa podría ser el lugar provisorio de la primera asamblea de confederados’.
A inicios de 1826, en unas notas tituladas ‘Un pensamiento sobre el Congreso de Panamá’,
Bolívar visualizaba: Este Congreso parece destinado a formar la liga más vasta, o más
extraordinaria o más fuerte que ha aparecido hasta el día sobre la tierra. La Santa Alianza
será inferior en poder a esta confederación (…)
La Anarquía.
El republicanismo de Bolívar estaba asociado con el ideal de orden. Para él, mantener el
orden y evitar la anarquía era la mayor función a cumplir por el gobierno. En muchos
documentos, Bolívar abogó fuertemente en contra de la anarquía, a la cual consideraba el
peor mal social y político, pues esto, en su opinión, generaba el despotismo liquidador de la
libertad. La idea bolivariana de una república muy estable, basada en una peculiar forma de
libertad, fue la antítesis del gobierno jacobino y anárquico.
De una de esas reuniones a principios de septiembre de ese año salió la idea de matar a
Bolívar. Para ello buscaron conseguir adeptos en las Fuerzas Armadas, reclutando
veteranos, reservistas y sargentos pero también expulsados o a punto de serlo por su mala
conducta. La medianoche del 25 de septiembre unos doce civiles y veinticinco soldados
comandados por Pedro Carujo forzaron la puerta del Palacio Presidencial y asesinaron a los
guardias, tras lo cual buscaron el cuarto de Bolívar. Manuela Sáenz quien se encontraba esa
noche con Bolívar lo despertó. Al enterarse de lo que sucedía, Bolívar cogió su pistola y su
sable y trató de abrir la puerta pero Manuela lo convenció de que escapara por la ventana.
Bolívar mandó a averiguar la situación en los cuarteles mientras él estuvo toda la noche
bajo un puente lo que empeoró su tuberculosis. Durante los días que siguieron fueron
arrestados los supuestos culpables y se les siguió "juicio" a muchos de ellos así como a
militares de alto rango sobre los que se tuviera sospecha alguna de participación en el
atentado, sea planificando, colaborando con sus ejecutores o simplemente callando.
Fue acusado Santander, y el almirante Padilla a quien doce artilleros y un oficial intentaron
liberarlo de prisión en el cuartel de milicias de caballería para que tomara partido, pero que
"se rehusó, manifestándoles se hallaba preso y no debía mezclarse en tal negocio; que
consiguieron hacerlo bajar hasta la puerta del cuartel, de donde a favor del bullicio militar
pudo escapárseles y volvió a subir a su alojamiento, en donde encontró al sargento y un
soldado de la guardia que le custodiaban y se habían refugiado en aquella pieza en unión de
su asistente; que luego que se retiró la tropa que había entrado a aquel cuartel, reunió las
armas de la guardia e hizo a su asistente cerrase la puerta del cuartel con llave, receloso
intentasen volver a entrar a obligarle a tomar las armas, como lo habían intentado al
principio, o matarle si a ello no accedía; que así permaneció hasta que advirtió había cesado
la bulla, en cuyo acto mandó a su asistente a que diese aviso al general Urdaneta u otro
jefe...", fue condenado por el consejo, fusilado y rematado.
La Cosiata.
Fue un movimiento separatista ocurrido en 1826, cuyo centro estuvo en la municipalidad de
la ciudad de Valencia. Se decía que por esa época había venido al país un comediante que
usaba en sus presentaciones teatrales esa palabra, La Cosiata, de manera que estando de
moda esa palabra así fue bautizado ese posible acontecer político que según la gente se
presentaría muy pronto, aunque nadie sabía decir que era y cuál era su finalidad, sin
embargo, eso sucedió cuando el presidente encargado de la Gran Colombia, el colombiano
Francisco de Paula Santander exigió que Venezuela enviara a Bogotá un contingente de
50.000 hombres por temerse una invasión del imperio Español.
Esa orden se impartió en el mes de Mayo de 1.824 pero el general José Antonio Páez,
presidente del Departamento de Venezuela, la había archivado y solo fue el 6 de Enero de
1.825 que Páez llama a alistarse y ordena una recluta. La forma desconsiderada de hacer
aquella actividad provoca que la municipalidad de Caracas denuncie a Páez ante el
Congreso gran colombiano, entonces Santander ordena su destitución, por abuso de
autoridad, y que se traslade de inmediato a Bogotá.
En este movimiento se colocan alrededor de la figura de José Antonio Páez dos grupos. Por
una parte el de los antisanderistas valencianos, comandados por el doctor Miguel Peña y,
por otra, el de los antibogotanos, reformistas dirigidos por la oligarquía caraqueña, este
último grupo se le une como aliado en la búsqueda de sus fines políticos. Tanto el paecismo
en Venezuela, como el santanderismo en la Nueva Granada y el grupo de catedráticos de
legislación y economía política que mueven la masa estudiantil, se encargan de fomentar el
descontento contra el Libertador. Lo presentan como una figura proclive a la tiranía y
critican todos los actos de su gobierno.
Bolívar llegó a Santa Marta en estado de postración el 1 de diciembre de 1830 tras una
penosa travesía por el río Magdalena desde Bogotá y a pesar del buen clima y las
atenciones recibidas, su salud empeoró a los pocos días, teniendo algunos momentos de
lucidez que le permitieron dictar su testamento y su ultima proclama, donde un Bolívar
gravemente enfermo clamó porque su muerte por lo menos permitiera la consolidación de
la unión y la desaparición de los partidos.
Dictadura de Bolívar.
Cuando la noticia del fracaso de la convención llegó a Bogotá, fue convocada una asamblea
de notables para decidir los destinos de la nación. En junio de 1828 la asamblea, controlada
por los bolivarianos, concedió poderes dictatoriales a Bolívar.
Una vez asumido el poder, Páez recibió amplios poderes en Venezuela por su promesa de
respaldo incondicional a Bolívar, la Vicepresidencia fu suprimida de un plumazo, y
empezaron a aparecer los decretos que garantizarían la resolución de los más urgentes
problemas nacionales. Se permitió la reapertura de los monasterios suprimidos, se elevaron
los aranceles de las importaciones, se otorgaron privilegios especiales al ejército y se
reimplantó el tributo indígena. Ya antes de asumir la dictadura, el Congreso por
recomendación de Bolívar, había restituido el impuesto colonial de la alcabala. Sin
embargo, una de las reformas que el dictador se negó a derogar fue la ley de manumisión de
1821, aún bajo la presión de numerosos propietarios de minas y plantaciones. En su
reacción contra las medidas de los años inmediatamente posteriores a la Independencia,
podemos ver la tendencia generalizada de los gobernantes latinoamericanos del momento,
que pretendían moderar las ambiciones de cambio, en su intento por rebajar las tensiones
políticas.
A pesar de la escasa represión, los partidarios santanderistas empezaron a conspirar para
derrocar la dictadura y un grupo de jóvenes exaltados intentó asesinar a Bolívar el 25 de
septiembre de 1828. La dictadura se endureció después del atentado. Catorce supuestos
conspiradores fueron ejecutados, y Santander y muchos amigos fueron deportados como
medida preventiva. Aún así, la avalancha represiva no logró terminar con la oposición a la
dictadura. En octubre estalló una revuelta en el Cauca, encabezada por José María Obando
y José Hilario López, que no logró ni siquiera a amenazar al gobierno, pero obtuvo el
control de la otrora región realista de Pasto. Otro levantamiento que fue fácilmente
controlado se presentó en Antioquia en septiembre de 1929. Poco tiempo después tuvo
lugar un golpe mucho más fuerte, esta vez, a finales del año, Páez se convirtió en cabeza de
un movimiento separatista.
Animados por las noticias procedentes de Venezuela, los seguidores de Santander volvieron
a movilizarse, pero su verdadero retorno a la vida política ocurrió cuando en marzo de
1830, Bolívar desgastado por sus luchas y enfermo se alejó de la presidencia rumbo a su
exilio voluntario en Europa. Infortunadamente, no alcanzó a realizarlo, pues murió en Santa
Marta el 17 de diciembre.
La convención de Ocaña.
El congreso Admirable.
Debía asistir 67 diputados electos, pero sólo se presentaron 48. Por Venezuela fueron
elegidos 18 congregantes, pero faltaron 10. Entre los asistentes figuraron Briceño Méndez,
José Laurencio Silva, Sucre (fue el Presidente del Congreso), etc.
Ante este Congreso bogotano, que sesionó hasta el 11 de mayo, Bolívar renunció
definitivamente a la primera magistratura de Colombia. El 4 de mayo fue elegido el nuevo
Presidente de la República, Joaquín Mosquera, con Domingo Caicedo como
Vicepresidente.
Renuncia a la presidencia.
Ante esta decisión del Libertador, el 4 de mayo de 1830 fueron electos como Presidente de
la República, Joaquín Mosquera, y Domingo Salcedo como Vicepresidente, quienes
asumirían la responsabilidad de continuar dirigiendo la patria bolivariana. Fue esta una de
las últimas acciones públicas de Simón Bolívar, quien falleciera a tan sólo siete meses de su
renuncia el 17 de diciembre de 1830.
Viaje a Cartagena.
Simón Bolívar llegó a Bogotá el 15 de enero de 1830 para instalar el Congreso Admirable.
Ese día fue objeto de un gran recibimiento; a pesar de tan grandioso homenaje, se le notaba
la tristeza. El Libertador estaba disminuido físicamente, la enfermedad era evidente. En la
instalación del Congreso hubo una misa solemne en la Basílica, las tropas le rindieron
honores militares. Después se dirigió a ocupar la silla presidencial; terminada la ceremonia
el Libertador se retiró del recinto.
El secretario del Congreso dio lectura a la proclama que anunciaba su dimisión con un
mensaje del siguiente tenor: “¡Conciudadanos… hoy he dejado de mandaros. Al terminar
mi carrera política a nombre de Colombia os pido, os ruego que permanezcáis unido para
que no seáis los asesinos de la patria!”. Días después se trasladó a Fucha, población en la
que recibía a los diputados, personas notables y amigos. El 8 de mayo de 1830 se despidió
de Manuela Sáenz y partió con destino a Cartagena; se detuvo en Guaduas, escribió algunas
cartas; después prosiguió hacia Honda por un camino difícil, sobre todo para alguien que
estaba muy enfermo. En este trayecto recibió la ayuda del edecán coronel Belford Wilson.
El 16 de mayo salió de Honda embarcado en un champan. Por el río Magdalena, se
dirigieron a Mompox, Zambrano y Barranca.
Muerte de Sucre.
Cuatro disparos de fuego cruzado en el sitio La Jacoba, en la montaña de Berruecos, 80 km
al norte de Pasto, terminaron con la vida de Antonio José de Sucre, héroe de Pichincha. El
magnicidio que conmovió a la América hispana se ejecutó la mañana del 4 de junio de
1830. Desde la espesura de la selva una voz gritó: “¡General Sucre!” y enseguida se
desencadenó la andanada; la víctima apenas alcanzó a exclamar: “¡Ay, balazo!” y cayó
exánime de su montura.Según la pericia posterior, dos balas de cortados de plomo,
especialmente letales, habían perforado su sombrero de ala ancha, rozando la cabeza e
hiriéndolo en nariz y oreja; otra perforó la tetilla derecha destrozándole el corazón y
matándolo de contado. El fatídico viaje inició en Bogotá el 13 de mayo, día en que se
proclamó en Quito la independencia del Departamento del Sur que tomaría el nombre de
Ecuador. El Congreso “Admirable”, cuyo objetivo había sido preservar la unión de la Gran
Colombia, había fracasado por la secesión de Venezuela. Sucre, que lo había presidido,
retornaba apesadumbrado por el colapso del ideal bolivariano; su propio mentor, Bolívar,
había abandonado el poder consumido por la decepción y la tisis que no tardaría en llevarlo
a la tumba.
A su llegada en horas de la noche el general fue recibido de manera cordial por la población
local, actitud que generó grata impresión en su séquito, dado que había rumores de que los
lugareños tenían aversión al Libertador. Allí, luego de ser presentados por el general
colombiano Mariano Montilla, el Libertador tuvo la oportunidad de conocer a quien sería
su médico de cabecera, el cirujano de guerra colombiano nacido
en Normandía, Francia, Alejandro Próspero Révérend. Luego de mantener una
conversación en francés con el galeno, el Libertador le transmitió las buenas referencias
que tenía de él, y que pese a ser bastante reticente a la medicina confiaba en que sería su
nuevo médico, quien era trece años menor, el encargado de propiciar una pronta mejoría
mediante el uso de todo el conocimiento y tratamientos médicos disponibles en la zona y la
época.
En primera instancia el pronóstico médico realizado por el doctor no fue nada alentador,
dado que tras interrogar al general sobre su padecimiento éste le puso al tanto sobre el poco
cuidado y desinterés que había tenido respecto al tratamiento de su enfermedad, por lo qué
tras reunirse con el doctor Mac Night, cirujano del barco de guerra
norteamericano Grampus, el cual escoltó al general en la última parte de su viaje por el río
Magdalena, con el fin de obtener una segunda opinión médica, se llegó a un común acuerdo
sobre qué tratamiento seguir respecto a la enfermedad diagnosticada al Libertador.
En un inicio el general fue hospedado en la Casa de Aduanas, antigua sede del consulado
español ubicada en el centro de la ciudad, pero a instancias de su médico de cabecera y de
un antiguo amigo, fiel a la causa independentista, el español nacido en Cádiz, Andalucía,
Joaquin de Mier, el general necesitaba un traslado a un sitio más tranquilo, por lo que este
último cedió su hacienda ubicada en San Pedro Alejandrino a las afueras de la ciudad, a la
vez que puso a su disposición todas sus instalaciones y servidumbre.
La llegada a la Quinta de San Pedro Alejandrino se realizó el 6 de diciembre, en una berlina
tirada a caballo en un viaje que tardó más de lo habitual ya que el estado de salud del
General no permitía viajes con mucho movimiento.
Simón Bolívar,
Colombianos:
Habéis presenciado mis esfuerzos para plantear la libertad donde reinaba antes la tiranía.
He trabajado con desinterés, abandonando mi fortuna y aun mi tranquilidad. Me separé
del mando cuando me persuadí que desconfiábais de mi desprendimiento. Mis enemigos
abusaron de vuestra credulidad y hollaron lo que me es más sagrado, mi reputación y mi
amor a la libertad. He sido víctima de mis perseguidores, que me han conducido a las
puertas del sepulcro. Yo los perdono.
¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye
para que cesen los partidos y se consolide la Unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro.
Testamento.
2. Declaro: fui casado legalmente con la Sra. Teresa Toro, difunta, en cuyo
matrimonio no tuvimos hijo alguno.
4. Declaro: que no poseo otros bienes mas que las tierras y minas de Aroa,
situadas en la Provincia de Carabobo, y unas alhajas que constan en el inventario
que debe hallarse entre mis papeles, las cuales existen en poder del Sr. Juan de
Francisco Martín vecino de Cartagena.
5. Declaro: que solamente soy deudor de cantidad de pesos a los señores Juan de
Francisco Martín y Poules y Compañía, y prevengo a mis Albaseas que estén y
pasen por las cuentas que dichos Señores presenten y las satisfagan de mis
bienes.
7. Es mi voluntad: que las dos obras que me regalo mi amigo el Sr. Gral. Wilson,
y que pertenecieron antes a la biblioteca de Napoleón tituladas "El Contrato
Social" de Ruseau y "El Arte Militar" de Montecuculi, se entreguen a la
Universidad de Caracas.
9. Ordeno: que los papeles que se hallan en poder del Sr. Pavageau, se quemen.
11. Mando a mis Albaceas que la espada que me regaló el Gran Mariscal de
Ayacucho, se devuelva a su viuda para que la conserve, como una prueba del
amor que siempre he profesado al espresado Gran Mariscal.
12. Mando a mis Albaceas se den las gracias al Sr. Gral. Roberto Wilson por el
buen comportamiento de su hijo el Coronel Belford Wilson, que tan fielmente me
ha acompañado hasta los últimos momentos de mi vida.
13. Para cumplir y pagar este mi textamento y lo en el contenido, nombro por mis
Albaceas textamentarios, fidei comisarios, tenedores de bienes a los Sres. Gral.
Pedro Briceño Méndes, Juan de Francisco Martín, Dr. José Vargas, y el Gral.
Laurencio Silva, para que de mancomún et insolidum entre en ellos, los
beneficien y vendan en almoneda o fuera de ella, aunque sea pasado el año fatal
de Albaceasgo pues yo les prorrogo el demás tiempo que necesiten, con libre
franca, y general administración.
Y revoco, anulo, y doy por de ningún valor ni efecto otros testamentos, codicilos, poderes y
memorias que antes de este haya otorgado por escrito, de palabra o en otra forma para que
no prueben ni hagan fe en juicio, ni fuera de él, salvo el que presente que ahora otorgo
como mi última y deliberada voluntad, o en aquella vía y forma que mas allá lugar en
derecho. En cuyo testimonio así lo otorgo en esta hacienda San Pedro Alejandrino de la
comprensión de la ciudad de Santa Marta a diez de diciembre de 1830.
La descripción precisa del estado de salud del Libertador se ve ricamente detallada en los
boletines médicos de Alejandro Próspero Révérend, los cuales aumentan en número desde
la madrugada del 16 de diciembre y la luctuosa mañana del 17 de diciembre de 1830, en
ellos refleja el progresivo debilitamiento del Libertador llegando a la conclusión de muerte
inminente en próximas horas, a los 47 años de edad.
A los pocos meses de su muerte la Gran Colombia recibió sendos golpes internos, los
cuales desencadenaron su disolución oficial en noviembre de 1831, el impacto inicial de la
separación del departamento de Venezuela y del departamento de Quito a mediados de
1830 fueron los principales detonantes para la extinción de la confederación sudamericana,
agravando terriblemente la situación interna la muerte de Simón Bolívar. El
restablecimiento de un mínimo contacto entre los integrantes del extinto país se dio de
manera lenta, siendo uno de los momentos más destacados el que tuvo lugar en 1842
cuando el gobierno venezolano presidido por José Antonio Páez en su segundo mandato,
realizó la reclamación de los restos del Libertador, para de esta manera dar cumplimiento a
su última voluntad.
Realizados los contactos con el gobierno colombiano, se envió al doctor José María
Vargas como líder de la comitiva para realizar el traslado de los restos a la
goleta Constitución, escoltado por el bergantín El Caracas y la fragata francesa Circe.
Una vez exhumado el cuerpo se procedió a la identificación de éste, para lo cual se contó
con un envejecido Alejandro Prospero Révérend, su médico de cabecera, quien identificó
los restos del general gracias a las marcas de sierra y los puntos de sutura hechos por él
mismo en el cráneo del cuerpo al momento de realizar la autopsia, también se contó con la
presencia del dueño de la casa donde murió el Libertador, el señor Joaquín de Mier, el
general colombiano Joaquín Posada Gutiérrez, Manuel Ujeta y el doctor Luis José Serrano.
Una vez realizados los procedimientos para asegurar la conservación y embalaje de los
restos se procedió a embarcarlo en la goleta Constitución, la cual junto a sus dos
embarcaciones escolta dejaron en medio de salvas de cañón la ciudad de Santa Marta el 21
de noviembre de 1842. Como hecho curioso cabe resaltar que a petición de los delegados
de la República de la Nueva Granada, en el lugar del sepulcro sólo quedó el recipiente que
contenía el corazón del Libertador, guardado por el doctor Alejandro Próspero Révérend
luego de realizar la autopsia, actualmente este recipiente se encuentra desaparecido
El buque.
El buque escuela venezolano Simón Bolívar fue construido en los Astilleros y Talleres
Celaya en Erandio, Vizcaya. Fue botado el 21 de noviembre de 1979 y entregado a la
Armada Venezolana el 12 de agosto de 1980, siendo adscrito al Comando de la Escuadra.
Su misión es la de capacitar a los Cadetes, futuros Oficiales de la Armada, y proyectar la
imagen de Venezuela en todos los puertos de visita. Es conocido a nivel mundial como el
“Embajador sin fronteras”, que navega llevando al gentilicio venezolano a los puertos
donde recala.
Honores.
Tras la muerte del general Simón Bolívar las diferentes muestras de exaltación popular
cobran un papel de especial interés en la historia referente a estos acontecimientos, la
creación de incontables estatuas, obras de arte y literarias, composiciones musicales y
monumentos, el nombramiento de ciudades, calles, plazas e instituciones tanto a nivel
regional como internacional demuestran el especial interés que generó la figura del general
tras su muerte.
El día 15 fue bajado a tierra. El general de brigada Juan Uslar, llegó de VALENCIA con
lágrimas en los ojos, portando el uniforme con el cual combatió al lado de Bolívar, los
restos pernoctaron en la iglesia de ese puerto; el día 16 lo subieron a Caracas en una
extraordinaria procesión, pernoctando en la iglesia de la Santísima Trinidad, hoy Panteón
Nacional; por coincidencia, la Santísima Trinidad es la devoción de la familia Bolívar, de
allí el nombre de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad, así se llama el panteón
familiar en la Catedral de Caracas. En Caracas se designaron comisiones para montar
guardias de honor; el 17 de diciembre fecha de su muerte, sus restos fueron trasladados
hacia la iglesia de San Francisco cumpliendo un estricto protocolo. El pueblo de Caracas
acompañó a su eximio hijo detrás del gran carruaje construido en Paris según instrucciones
del coronel Agustín Codazzi; todas las calles, casas y ciudadanos mostraban riguroso luto;
la gran parada militar, la comandó el siempre leal general en jefe Rafael Urdaneta Faria,
con su uniforme de gala y el sable que le regaló Bolívar. El ilustre Concejo Municipal de
VALENCIA comisionó a Bernardo Escorihuela, Felipe Sojo y Jaime Alcázar. José Alberto
Espinosa, Canónigo de la Catedral y Rector de la Universidad de Caracas, leyó a la una su
brillante Oración, recorriendo la vida del más grande de los americanos.
El 23 de diciembre se realizó una ceremonia similar para el traslado de los venerados restos
en hombro de sus edecanes y oficiales que lo acompañaron en la emancipación hasta la
Catedral de Caracas; sus restos estuvieron al lado de sus padres y esposa, hasta que fueron
trasladados al Panteón Nacional el 28 de octubre de 1876, día de San Simón. Así concluyó
la voluntad de nuestro Padre Libertador. Sus cenizas permanecerán a través de los siglos,
acompañadas por el esplendor de su gloria y el calor de los pueblos libres… que así sea.
En horas de la noche del 17 Diciembre de 1830 se realizó el traslado del cuerpo del
Libertador hasta la Casa de Aduanas ubicada en el centro de Santa Marta, allí fue expuesto
en capilla ardiente hasta el día 20 de diciembre, el cual estaba programado para realizar su
entierro. Como parte de las expresiones de duelo destacan las numerosas cartas enviadas a
manera de condolencias tanto por particulares como por entes gubernamentales, a su vez
diversos honores militares se realizaron en lugares cercanos, como lo fue en la Fortaleza del
Morro, dónde por disposición oficial se dispararon salvas de cañón cada media hora y sin
distingo del momento del día, desde la llegada de los restos hasta el momento del entierro
tres días después.
La afluencia de una elevada cantidad de personas provenientes de los más diversos orígenes
y clases sociales fue algo que marcó los funerales del Libertador, al límite que el sitio en el
cual estaba siendo expuesto su cuerpo no daba abasto ni de día ni de noche para acoger a la
pletórica cantidad de público. Dentro de las personas que asistieron cobra especial interés
uno de los amigos más íntimos del Libertador, el general Daniel Florencio O'Leary, quien
no pudo acompañarle en sus últimos días de vida ya que tuvo que separarse de él
en Barranquilla, pese a tener como objetivo acompañarle en la mayor distancia posible
hasta su partida al exilio, motivo por el cual fue informado del estado de gravedad del
general cuando ya era demasiado tarde, no siendo su arribo a Santa Marta sino hasta el día
18 de diciembre, un día después de la muerte del general.
CONCLUSIÓN.
Simón Bolívar es sin duda el personaje histórico más importante que ha producido América
Latina, hasta el punto que casi todos los movimientos políticos y sociales lo han reclamado
como precursor o fundador. Cada época y corriente ideológica han recreado a Bolívar de
acuerdo con sus propios afanes, así que han desfilado por las páginas de historia unos
Bolívares masónicos o beatos, derechistas o izquierdistas, gringófilos o cerradamente
antinorteamericanos... Ninguna visión encierra la verdad entera, pero todas se fundamentan,
por lo menos en parte, en lo que él dijo e hizo.