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Santiago (105) 2004

Lisandra López Cardero

El control social en la
familia
“Todas las familias felices se parecen, pero cada familia
desdichada lo es a su manera”
LeonTolstoi
Existen mecanismos de control social que deben ser tenidos en
cuenta por quienes realizan el trabajo de intervención en el ámbito
familiar, con el objetivo de propiciar un ambiente más estable y
equilibrado.
En este sentido hemos querido dar a conocer algunas de las
manifestaciones de control social que tienen lugar en la familia, lo
que posibilitaría concebir estrategias de ayuda y asesoramiento
para la solución de las diversas problemáticas que aparecen en su
seno.
El conocimiento de las familias puede facilitar la labor encaminada
a reducir la intensidad de síntomas difíciles (suicidio, incesto, malos
tratos, alcoholismo, entre otros). Desde nuestro punto de vista es
muy importante con templar a la familia desde su sistema de roles,
pues éstos son los que ordenan la estructura de las relaciones de
familia, es un conjunto de actividades normativas que pueden
presentarse como una de las formas en que se puede ejercer el
control social.
En este sentido los roles desempeñados por los miembros del hogar
deben jugar un papel positivo para ayudar a reestructurar situacio-
nes, fijar límites, imponer normas, ayudar a establecer reglas de 71
conducta, que aminoren las situaciones de violencia y falta de
control.
La familia como sistema de roles
La familia es el lugar donde el niño aprende los roles básicos para
la formación de la personalidad y para desenvolverse en la
sociedad. En la familia tradicional se supone que madre y padre
representan un conjunto de roles básicos que ayudan a los niños a
construir socialmente su género. Según esta perspectiva hay roles
masculinos y femeninos.
Sin embargo, desde nuestro punto de vista, contemplar a la familia
o parentela como bien pudiese llamarse, por los roles que enseña
y transmite, avala la teoría de que el género es una construcción
social. Esta perspectiva conservadora ha sido y es duramente
criticada por los movimientos feministas por razones obvias.
Supone que sólo las familias “normales” (con sujetos masculinos
y femeninos) pueden transmitir adecuadamente los roles, lo cual
dejaría fuera de la norma otros tipos de unidades familiares. De
hecho se sigue sosteniendo que existen sentimientos masculinos y
femennos, ejemplo: en la expresión de afecto, en la autoridad. En
las relaciones familiares hay rolespermitidos a las madres y otros
a los padres, roles permitidos a los niños y a las niñas y cualquier
intento de cambiar los mismos a menudo es calificado como un
problema por los terapeutas.
La estructura de relaciones de la familia o parentela es mantenida
y se manifiesta a través de la comunicación, los roles y las normas
o reglas del sistema familiar. Cada familia tiene un estilo propio de
comunicación, no sólo a nivel interno, sino también cuando interac-
túa con otros sistemas. Esto significa que la familia actúa de forma
interactiva y pautada en todas las áreas de su vida ya que tiene su
propio juego y sus reglas.

Posiciones sociales: rol y status

Lo que ordena la estructura de las relaciones de la familia son los


roles, donde cada persona desempeña una variedad de roles que
se integran en la estructura de la misma, refiriéndose a la totalidad
de las expectativas y normas que una familia tiene con respecto a
la posición y conducta de sus miembros.
72
El rol puede definirse como conjunto coherente de actividades
normativamente efectuadas por un sujeto. El rol de padre es lo que
se llama “hacer de padre” tutelar a sus hijos, jugar con ellos,
regañarlos, alimentarlos.
Los roles incluyen, por tanto, deberes: son morales, además de
meramente funcionales. Producen unas expectativas de conducta
por parte de quienes reciben los efectos de su actividad. Como
tales pueden ejercerse bien o mal, cumplirse o incumplirse.
Una característica fundamental de los roles es que éstos no son
únicos para cada individuo: todos tenemos una serie de roles que
debemos de poner en juego, los cuales son en principio, mutuamen-
te compatibles. Un hombre puede ser a un tiempo albañil, hijo,
estar sindicado, ser fiel de una religión, posee un cargo determina-
do en su centro de trabajo o ser miembro de un partido político. En
cada cas se exige un mínimo de actividad para que el rol exista.
Esta actividad es siempre normativa, el sujeto y quienes le rodean
deben saber a qué atenerse en términos de conducta.
El status puede interpretarse como el conjunto de derechos y
honores que un individuo posee en el marco de su sociedad; más
estrictamente el status implica una expectativa recíproca de
conducta entre dos o más personas.
Se conoce también al status como lo que en el lenguaje corriente
llamamos prestigio, dignidad, categoría. Pero el ejercicio del status
dista mucho de ser unidimensional. El status se halla en muy
estrecha relación con las estructuras de poder (económico, políti-
co) y de autoridad dentro de un grupo social dado, representa el
aspecto estático de las relaciones sociales, la imagen social que se
tiene del ocupante de la posición en cuestión, mientras que el rol
puede entenderse como el aspecto dinámico de estas posiciones,
pues todo él es pura acción social. Por ejemplo, sesr alumna de una
escuela es tener un status determinado, mientras que estudiar,
preparar la lección o los exámenes, es ejercer el rol correspon-
diente.
Siempre que se habla de roles y status estamos hablando de
normas, ambos son fenómenos normativos. Los roles deben
cumplirse y el status contiene una expectativa de conducta por
parte de quienes rodean a quien lo posee.
Toda la vida social está permeada de normatividad, obedece a
leyes La conducta humana es básicamente normativa. Suele serlo 73
hasta aquella que se desvía de las normas prevalentes del grupo,
porque entonces obedece a otras: los delincuentes tienen las suyas.
Los grupos establecen constantemente las reglas de la interacción
o juego social y las institucionalizan. Para la sociología, las
instituciones como la familia, son constelaciones cargadas de
normas y sistemas de roles. El control social suele ejercerse, sobre
todo, gracias al alto grado de conformidad que existe en la
aceptación de la norma prevalente.
Por último es preciso hablar de las reglas. Normas o reglas son
necesarias en las familias para garantizar que éstas vivan a la altura
de los roles y se imponen sanciones positivas y negativas para
asegurar que se cumplan. Las reglas son la expresión observable
de los valores de la familia y sociedad.
La estabilidad de la familia se mantiene en gran parte en la medida
en que todos sus miembros se adhieren a un cierto número de
reglas o acuerdos implícitos que prescriben las conductas apropia-
das dentro de ella. Es decir, las reglas representan un conjunto de
prescripciones de conducta que definen las relaciones y la manera
en que los miembros de la familia interactúan.
Las reglas pueden ser explícitas, implícitas, secretas y metarreglas
y las familias funcionan con una mezcla de todas ellas, un ejemplo
de regla implícita puede ser el respeto entre todos los miembros de
la familia, en otros casos, el subsistema paren tal dicta normas para
regular el comportamiento de los hijos: “tienes que estar en casa a
las diez”. Es evidente que para que la relación sea lo más funcional
posible, las reglas deberían ser reconocidas por todos, lo más
corriente es actuar con implícitos o supuestos. Tanto los implícitos
como los explícitos pueden ser funcionales o disfuncionales. Es en
este último donde pueden existir reglas con consecuencias muy
negativas.
Algunos ejemplos de reglas o normas disfuncionales que se
enseñan a los hijos de forma explícita o implícita, a través de la
educación, podrían ser: “los hombres no lloran”; “en la familia
quien tiene el poder es el padre”. Los hijos sólo deben obedecer.
Normas de este tipo sólo traen consigo la maduración personal de
los hijos de una manera inadecuada, donde están latentes los
perjuicios y visiones estrechas del mundo.
Con todo lo dicho anteriormente podemos significar que la familia
74 actúa en interacción constante con los miembros que la integran y
además también lo hace de manera pautada en todas las áreas de
su vida y precisamente lo que las hace diferentes es que cada una
tiene su propio juego y sus reglas. Por tanto, una familia tiene un
estilo de comunicación que influye fuertemente en sus miembros.
Hasta ahora hemos analizado cómo la estructura de las relaciones
de la familia es mantenida y se manifiesta a través de roles y
normas o reglas del sistema familiar, pero también cabe señalar el
importante papel que juega la comunicación como elemento
esencial que hace posible la interacción y relaciones tanto familia-
res com sociales dentro del medio familiar.
Es muy útil para tener un conocimiento de las familias y, en
particular, de sus mecanismos de control social, tener en cuenta el
proceso de la comunicación que tiene lugar entre sus miembros y
ente ella y su entorno. Por comunicación debe entenderse todo tipo
de intercambio de los seres vivos con el medio ambiente hasta el
punto que tal como subraya Waztlwick,1 todo en la vida es
comunicación al punto que es imposible no comunicar. Los gestos,
las posturas, los silencios, los olvidos, las equivocaciones, todo tiene
contenido comunicativo. Por tanto, la esencia del ser humano es
comunicar,es decir, dar y recibir información.
Cada familia tiene un estilo propio de comunicación, tanto con el
medio interno como externo, es decir, cuando intercambia con
otros sistemas. Esto es lo que algunos autores denominan la “danza
de la familia”. Que implica que la familia actúa por el principio de
redundancia.2
Los patrones de comportamiento también constituyen elementos
normativos de una familia, pues definen tanto los límites como la
estructura de dicha familia, siendo repetitivos y estables, resultado
de las interacciones entre todos los subsistemas familiares y de
éstos con el medio. Es de suma importancia señalar que estos
patrones son aprendidos de las familias de origen, que los miem-
bros individuales tienden a reproducir o incorporar cuando forma
una nueva familia.

1
Waztlwick, El lengueje del cambio. Nuevas formas de comunicación
terapeutica, Barcelona, Editorial Heder 75
2
G. Bateson, ¨Steps to an ecology of mind¨, cit, por Y. Winkin(comp)en la
nueva comunicación Barcelona, Editorial Kairos, 1990, págs 39-40
Por el contrario, si nos suponemos un sistema familiar formado por
la madre, el padre y el niño de 5 años. Cuando la madre le dice al
niño que debe acostarse temprano, pero antes debe asearse, y
recoger sus juguetes, éste se queja al padre y rápidamente el papá
le contesta que debe obedecer a la madre, pues esto es para su
bien, nos damos cuenta que existe una frontera clara entre estas
dos generaciones y los padres apoyan en sus necesidades y ayudan
al crecimiento y formación del niño.
Hasta aquí hemos abordado algunas de las formas de control social
que deben estar presentes en la familia, en lo adelante analizare-
mos otras que son igualmente importantes antes, pues también
ordenan y regulan la estructura de las relaciones familiares
Sistema de creencias y mitos familiares como otras formas
de control social
Cada familia tiene sus elementos característicos, lo que también la
hace singular como sistema. Ella entraña una combinación de
suposiciones, actitudes, expectativas y convencimientos que son
transmitidos de una generación a otra o bien tienen que ver
con asentamientos significativos en la vida de la familia, a menudo
traumáticos. La explicación a algunos de los conflictos que se dan
en el grupo familiar, podemos encontrarla en los mitos, que a su vez
también condicionan conductas y patrones interactivos.
Los mitos pueden definirse como creencias o las opiniones bien
sistematizadas y compartidas por todos ls miembros del grupo
familiar, respecto de sus roles mutuos y de la naturaleza en
relación3
Los mitos tienen que ver con las reglas secretas de la familia, son
algo interno a ésta y, generalmente se transiten de generación en
generación. Estos mitos suelen servir para mantener el status de
la familia y también ara evitar el cambio en momento de crisis,
éstos muchas veces actúan como mecanismo de defensa en las
personas.
Podemos citar algunas caracteristicas de los mitos como son:

76
3
Ferreire, “Famile Myths”, en J. Cohen(comp) Family, Structure dynamic
and therapy. Psychiatric Research Report, Washington, 1996
1. Dan a cada miembro un rol aceptado por todos y cuyo desafío
se convierte en un verdadero tabú
2. Prescriben los atributos con lo que, de alguna manera se
determinan las relaciones intrafamiliares.
3. Forman parte de la imagen intera de la familia.
4. Tienen una función homeostática, por tanto, existen en las
familias grandes resistencias a cambiarlos o eliminarlos
5. Sirven para oscurecer o negar una realidad penosa para la
familia
6. Se transmiten de generación en generación
7. Nunca son mentiras ya que tienen que ver con sucesos
históricos de la familias.
8. Para descubrirnos hay que analizar su imagen y sus temas en
relación con la cultura que los rodea.
9. Se descubren a través delas reglas secretas de las familias
Los mitos y las reglas conforman el sistemas de creencias de la
familia, siendo ést el que establece las relaciones internas y
externas del grupo familiar.
Los rituales constituyen otro aspecto relacionado con los mitos y
las creencias. Son actos simbolicos que deben desarrollarse de una
determinada manera y que tienen un alto valor simbólico: rituales
religiosos, de boda, en torno a fiestas y celebraciones.
El mito supone datos de identidad de los miembros de una familia,
a la vez que marca la trasgresión: los miembros que no se
comporten como el mito familiar requiere, son conceptualizado por
el resto dela familia como ovejas negras, según el lenguaje propio
de cada familia.
De la misma manera que el mito, los rituales dotan de identidad y
sentimientos de pertenencia a los miembros del grupo familiar
Suponen una representación de la familia: sus creencias, sus
ideales, sus valores, sus opiniones, reglas y estructuras de poder.
Sirven para organizar la vida familiar. Son también exponentes de
lo distintivo de una familia frente a las familias restantes desu 77
entorno.
Si son flexibles, los rituales facilitan el cambio, pues suponen una
ruptura de la vida cotidiana. Se pueden citar muchos ejemplos muy
representativos, en este sentido ya que tienen que ver con los
rituales de paso en determinadas culturas: el tránsito de la infacia
a la adolescencia o a la adultez y las ceremonis que se celebran.
Así, en Cuba es costumbre celebrar los quince años de edad en las
jovencitas, alquilando lindos vestidos, muchas fotografías y reali-
zando una gran fiesta.
Los rituales implican además una conexión entre el pasado y el
presente de la familia; también facilita la comunicación proporcio-
nado momentos contextos propicios. Procuran también la coope-
ración entre los miembros de la familia para desarrollar determi-
nada tareas, por ejemplo: con la llegada de un nuevo año se decora
el árbol de Navidad, pero además también se realiza la cena de
Noche Buena, se celebra el día de los Reyes Magos, el Día de las
madres ectera es decir , que de una manera regulan la conducta
humana. Los rituales pueden ser culturales pero también especi-
fico de cada familia y a las rutinas pautadas (celebraciones de
aniversarios, comidas, vacaciones, etcétera) y un análisis detallado
de aquellos dará indicación de la estructura y dinámica de la
familia.
Si la familia está muy ritualizada hay indicios de rigidez y pudiera
ser que hubiera poca disponibilidad para el cambio; por el contrario,
la ausencia de rituales en una familia puede indicar desorganiza-
ción, disgregamiento, asimismo es muy caracteristico de las
familias que son clientes de los servicios sociales que no compartan
mitos ni rituales heredados transgeneracionalmente y para las
cuales ayudara construirl; ofrecerle la oportunidad de hacerv
cosas juntos puede ser terapéutico. Un ejemplo ilustrativo de esto
en Cuba son los hogares de niños sin amparo filial.
Lo positivo de los mitos es que constribuyen a la identidad y
funcionamiento del grupo familiar.
Lo negativo es que prescriben comportamientos a veces muy
exigentes o rigidos, que impiden la flexibilidad y el cambio familiar.
Solo nos resta decir quew de ellos se derivan una serie de reglas
78 de conducta que atañen a los miembros de la familia y a las
relaciones que ésta deben tener entre sí y el mund exterior. Los
rituales mitos son tan poderosos que a menudo se transmiten de
generación en generación a través de las historias o relatos
familiares, las fotos, las cartas, lemas, incluso secretos, aquellos
temas intocables que no suelen abiertamnte en una familia y que
pueden estar en la base de prejuicios y tabúes.
El sistema de creencias y mitos familiares forma pate de la cultura
que pueda tener cada familia. Estas formas de control social,como
hemos visto hasta ahora, ahora pueden ser consideradas norma-
tivas, por lo que ahora analizarems a la familia como sistema en
evolución, destcando los ciclos de vida como elementos también
normativos de la vida familiar, que siguen un curso evolutivo
La familia como un sistema en evolución
El estudio de la familia desde un aspecto evolutivo es importante
orque en los momentos tradicionales, es decir, de cambio, es
cuando se pueden producir los conflictos. Esto se debe a que, a
medida que evoluciona la familia, con el crecimient de los hijos los
padres tienen que ir cambiando y flexibilizandose los roles, así
como ir adaptandose a las necesidades cambiantes de los hijos
para que se conviertan en personas maduras y con una persona-
lidad integrada. El aferrarse a unos roles determinadoa o no
satisfacer las necesidades de los hijos, puede provocar conflictos
Es indiscutible el papel que juega la familia en el proceso de
socialización del individuo, así como portadora de individuos
productivos para la sociedad, que también esta sufriendo cambios.
Zimmerman 4 habla de la teoria ciclica de la familia, para explicar
que ésta y la sociedad interactúan constantemente y que sistemas
de la sociedad fundamentalmente -Iglesia y Estado- compiten con
la familia por el control sobre sus miembros, delegando en el Estado
funciones tradicionales de la familia: el cuidado de los hijos, la
educación, el cuidado de los enfermos y ancianos etcétera.
Ante la evidencia de las transformaciones sociales que está
sufriendo el grupo familiar, algunos autores se preguntan si la
familia cambia la sociedad o es la familia la que hace que la
sociedad cambie.

79
4
Zimmerman, cit, por Escartín Caparrós María José en su artículo:
Antropologia del parentesco, Tema, Nuevas formas de familia, pág. 18.
Mi criterio muy personal, es que la respuesta no es muy sencilla
pero si evidente, pues si recubrimos al enfoque sistématico vemos
que la familia es un subsistema en equilibrio con su entorno sicial
inmediato, que a su vz está en equilibrio con el suprasistema que
es la sociedad y por tanto se están incuyendo mutuamente.
En ocaciones las necesidades e intereses de la familia van por
delante de los cambios sociales y hacen que existan transforma-
ciones en la legislación, ejemplo: el caso del aborto, las leyes de
adopción, de divercio, los horario comerciales, etcétera, mientras
que en otros casos es la realidad económica fundamentalmente la
que obliga a adaptarse y cambiar a la familia.
En cualquiera de los casos la familia seria tanto una variable
dependiente como una variable independiente en los proceso de
cambio. Las interacciones entre la familia y la sociedad tienen un
carácter circular.
Los ciclos de vida en las familias también podemos considerarlos
normativos, pues todas las familias cambian ya sea para bien o para
mal. Algunos de estos cambios son evidentes y típicos: desde que
la pareja se une tiene hijos y estos cuando son adultos forman una
nueva familia; otros cambios pueden ser los divorcios o las
separaciones, muertes, permutas, mudanzas, enfermedades, etcétera.
Todos estos cambios suponen modificar roles, conductas, implica
una reorganización de la familia que afecta sus mecanismos de
control social.
La vida de las familias disfuncionales es claro que no existe un
control o jerarquía clara, con la cual surgen problemas de inversión
o duplicidad de roles, ausencia o presencia de reglas secretas, no
se toman decisiones compartidas, sino abuso de autoridad y poder
de algún miembro de la familia. Estas familias no cuentan con esos
mecanismos para resol ver los conflictos, conviven con ellos o
utilizan mecanismos de evasión para no enfrentarlos.
Por otra parte hay que tener presente y advertir que las familias
funcionales, no están exentas de conflictos. El conflictos es algo
sustancial a las relaciones humanas, lo que ocurre es que esas
familias funcionales tienen recursos internos y externos para
80 resolver sus problemas, cuando no están en condiciones de recurrir
a la ayuda externa, como pudiera ser, por ejemplo, los profesiona-
les especializados.
Muchas familias conocen los problemas, otras ni siquiera los
sospechan, pero todas o casi todas están necesitando de una ayuda
educativa que les permite enfrentar lo mismo desde adentro. Si
tenemos claridad en que cada sistema para su conservación y
desarrollo genera mecanismo de auto regulación a través de la
creación de patrones en correspondencia con esta finalidad,
podemos entender que la familia necesita ser armada con los
conocimientos para la batalla contra la conducta desviada en su
propio seno.

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