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1 Movimientos de mujeres
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Estudio teórico comparado

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EDICIONES CÁTEDRA
~ UNIVERSITAT DE VALENCIA
INSTITlJTO DE LA MUJER
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Feminismos "
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Cónsejo asesor:

C1ulia Coluizzi: Universitat de Valencia


Muria Teresa Gallego: Universidad Autónoma de Mndfid
lsabd Martínez Benlloch: Univcrsiull de Valencia
Mary Nnsh: Universidad Central de Barcelona
1
Yercna Stolcke: Universidad Autónoma de Barcelona 1

Amelia Ynlcárcel: Universidad de Oviedo


Instituto de la Mujer

Dirección y coordinación: Isabel Morant Dcusn: Universilnt.dc Vnlencin

Título original de In obra:


Introducción ·
\Vomtn 's Mo11tme1111 In /111tmatlo11al Perspt<:tfre.
Latln Amerlcn a11d Beyond
· Los conflictos en torno al género y el poder político han
sido un componente fundamental en Ja historia del mundo mo-
1.·cdicióe derno. Esto es válido tanto para Europa y Norteamérica como ··
para los países en desarrollo, donde estos conflictos -en tomo -•
Disei\o de cubierta: C:irlos Pérez-Bcnnúdez al género y también en tomo a Ja nación y la clase social- han ~~
Fotogrnífn de cubierta: Mujeres en El SC1frador, © Redondo, M. I An::ya sido con frecuencia muy intensos. El_ e.n(qgue del presente libro ~
lo constituye el análisis de esta interacciórt, entre género y polí- -
ti".ª; partiendo de Jos debates de las últimas décadas en el cam- ~-~
Re~c•>'~dos todo,; Jos derechos. El contenido de esta obra esui protegido po del desarrollo y la sociología política. En el acercamiento in- ,-~
por la Ley, que establece penas de prisión y/o mullns, además de lns terdisciplinario adoptado aquí, el análisis del género se apoya en . 4
correspondientes indemnizaciones por dailos y perjuicios, plll'n
quienes reprodujeren, plugi:iren, distribuyeren o comunicaren otros interlocutores contiguos, aunque no siempre complacien- ·
públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, nnís1ic11
o cientlfkn, o su transformación, interpretación o ejecución tes, insertos en la cambiante óptica de las disciplinas acadérni- ~
artística lijada en cu:llquier tipo de soporte o comunicada cas y a los terrenos, igualmente cambiantes y a veces parcial- .. ~
a 1ravc!s de cunlquler medio, sin In pn:ceptiva uut.orización. mente coincidentes, de la teoría crítica y la política radical. --~
Los capítulos que sigu~p son de carácter comparativo e ir.- 1
ternacional: pretenden poner en relación las experiencias de ·-~
N.l.P.O.: 207-03-022-X países individuales y, al mismo tiempo, explorar hasta qué punto -~
© lnsti1u1e-of Lntin American Studies, 2001 lo que pueden parecer procesos específicos d~ un país determi- :~~
O Ediciones Cátedra (Grupo Anaya, S. A.), 2003 nado son en gran medida proc.esos mtemaciónales. La mayoría · .1 ..
de los capítulos surgieron de un conjunto de proyectos de inves- . )~
Juan Ignacio Lucn de Tenn, 15. 28027 Mndrid
Dcpósilo legal: M. aS.302-2003
l.S.B.N.: 84-376-2086-4 tigación interrelacionados, los cuales se propop.ían analizar lapo- .. ,-~
Tirada: 2.000 ejemplares
Printed In Spaln · lítica de género y las políticas públicas en conexión con los esta,; .-. ;
Impreso en Lave!, S. A. dos, las políticas estatales y las revoluciones en los países del . --·~
· Humanes de Madrid (Madrid)
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CAPÍTULO 5

Análisis de los movimientos de mujeres 1

Pese a la aparición de una extensa bibliografía sobre los


movimientos de mujeres y el continuo aumento, desde me-
diados de los años 70, del número de obras que se acercan a
· -- ~la ~~iYA2.~~i-~_u..f~m~ta2 , la
,,-- ~~_i__eLdesmm.U.o--11;;i...,,.5J_~-~1cago relativamente

l pQ~ atención a las implicaciones'más amplias ~_la política


~de@.s mujeres, Recientemente, ha habido algunos iñtentós-de ~~/.
subsanar esta carencia 3 , pero,~. ~~1;)1?!~5-i.~ d~~os pe~a-4:'- ·

1 Este capítulo se publicó por primera vez como artículo en Develop-

ment and Change 29.2 (1998).


2 Véanse, por ejemplo, Pateman (1988); Coole (1993 ); y Phillips (1991)

y (1993).
3 Para algunas aportaciones recientes, véanse Jaquette (1994); Jelin
(1990); Waylen (1996); Wieringa (1995); Radcliffe y Westwood (1993);
YSafa (1990). Una de las iniciativas para subsanar esta carencia en los de-
~ates sobre el desarrollo fue Ia: ci:iriferencia del liisRfute for"r:ievelopment Stu- .
.dies (IDS) titulada «Getting Institutions Right for Women in Development» -· · • ..,
(Universidad de Sussex), <lJlk.li~-<;~ptró en e_l modo como sé reflejaban las
cuestiones de género en las estructuras institucionales, inCli.Jicfa ra·tall désa-
teiidida cuestión de las políticas públicas. (Las ponenéfas sé publicaron en el
IDS Bulletin 26. 3, titulado Gelli11g Jnstitutions Right.for Women·in Deve/op-
ment, editado por Ann Matie Goetz, y en un libro del mismo título, también
editado por Goetz [ 1997).)

217
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t es de l a teona po 1t1ca em1nista y e os estudios sobre el de-
sarrollo han seguido-trayectorias paralelas sin ocuparse real~
. _ment~.11nos de otro_s.J:sto no deja de ser so~rendente, sobre - MOVIMIENTOS DE MUJERES y AccióN COLECTIVA _FEMENINA
todo s1 tomamos en cuenta el impacto de los movimien.tq.S· de .
~ujeres en la ;Tº.!iti~~-:(Q.nnulaciól'l_g~-~íticas en fos paí- fil interés en lo-~ ti~ne una ~arga !Us- /
ses en desarro lo. - toria. Sus orígenes mas recientes~· remontan mas de tremta al}_Qs, }3'
• 1 = 01~ntras tanto; ~l análisis histórico y transcuitural de los 'l;i1 trabajo de historiado~ ~eministas como Sheila ~ow?otpam Y --- ·
mov1m1entos de mujeres ha mostrado la enorme diversidad /f Qlwen Hufton6, cuyo qbjetivo era r~cuperar una <<histona oculta>>
+"\e) de las iorma~de solidaridad en que han participado las mu-
jeres y nos ha alertado ace·rca de los factores estructurales y
simbólicos que resultan significativos en casos concretos4.
de activismo femenino. Estas o_9_!as ~~Q1Pral1ªS se proponían de-
mostrar qµe las muj_~r~S-~@n_participantes, YDO sólo espectado-
riís~-eri los acontecimiento~ históric()~_y_sygerían, además, gue l<!-
1
Sin embar º. odría decirse, sin temor a exagerar, que laJwY1ft v.oJ-0 11;; ~a:r¡iciór ~~~ fe.--;mcnimi tcní¡
1

areñCiOn ed1cada a los'íñov1mientos de mu;eres ba _tenidor«241.d'J,,,rc~_'.; N ~c1 -~tjnf os.,..,_ --~- L _ ...
por o I?enos consecuencias ~:~ . n priñfüflvgáfJ@<.J ...r • -
ha tendido a_m~inar el comentan o áT1sHaeotros fenó-
n;enos políticos:.que tienen por 10-merios-Tam'isma importan-
~1Ji,, tanto por lo que han aportado a nuestras ideas sobre la
utili'.?~_ci9_I!A_~_ le>_s -~I11~itos institucionales para promover los
•I
i:Dtereses femeninos como por lo qúe___ han-coriseguido en-i"a i

práe,:tica 5 . En segundo. lugar; algunas de las pr~m_~~~s qónii~


i n_@tes sobre los movimientos de mujeres que encontramos\J
'\ en la bibliografia ~qt>re el desarrollo siguen siendo bastante 3
~1
:i problemáticas. A continuación ofreceré algunas ideassobre (Je,
e mo oá · arse los debates contero cráneos so- _.
º~s_.m.mdmientQ.~.J.li~r~s_J?ara dar cuenta e nuevo ~
con~~l!e se enfrenta la políticª-ctegrnero-en-Tospaíses
~n. desfil]:_ollo.

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4
Véanse Rowbotham (1992), para una descripción comparada de los
,.,:. movimientos de mujeres, yThrelfall (1996), a propósito de los movimientos
·1 de mujeres en el hemisferio·Norte. Para bibliografia reciente sobre jos movi-·
·1
mientos de mujeres en Jos paises en desarrollo, véase la nota 3; y también
·,.!
Álvarez (1990); Kandiyoti (1991); Tétrault (1994); Kwnar (1992); y Basu
6 Para acercamientos tempranos influyentes, véanse_ Hufton (1971);
".l
}" (1992) y (1995). ---~
Rowbotham (1973); Croll (1978); Kaplan (1977); y_ Bridei:ithal y Koonz ·-,1
) ·. 5 En relación con la bibliografía latinoamericana, Jarré~ (1992) hii_ob-=7
servado en los últimos años una ausencia casi tqtal de obras sobre ot?.s for-( (1977). .. ..
mas_ dt: _ac:~ign_c:olec:tjva y, en los trabajos contemporáneos sobre los moví-' 7 Para compendios y análisis comparados, véanse Omvedt (1986); Ja- --,4
mientos sociales, ~ escaso r.~con99imiento de las. apo~cio~.~s ~~eri.C>J:.~. 1 quette (1994); y Jelin (1990). . ··1

219 _,----,
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En ios año{@))durante el' período de recesión económica, cri-
l sis de'Tacreua_a y políticas de est "lización, los movimientos POR QlÍÉ APARECEN EN DETERMINADO MOMENTO
' ~de muje~es se convirtierop_~--- ·_eíQ.2 jn._t é' en..1~-~;(n}fai-
tos ae
fónnulación de ol't" oten 'al
LOS MOV1MIENTOS DE MUJERES
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co o ve icu os ara a · ·· · ·.' e.. · · e icids a lo E, El análisis comparado de los movimientos de mujeres; mues-
J nec¡wapos. Un tercer grupo¡ mas re.ciente~- e estudios sobrf3\ .
tra coñsiderables _e;!' erencias· entre-dfatíntas r~~.Qn§-ES ecto al· . ; ·
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los movimientos ae mu1ifres se ha centrado en las moviliza~ r::1º1'.1'.:msu:ie_fil!...ª-P!7rig1QI1. su -cara~ter in -encia,. e ectivitl8;d. . '\': \
cienes femeninas dentro de los movimientos «funda~is­ Sugrere que fa apanc10:i d~ ~os _mqv.lilli~.n~os_ -~ f1:1_!1Jer~~__y e d1s- · · · .
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ta§», empezando con el anahs1s ae Ta Kevúiad6n . í'i'fú~1ª. E"to~
estücrios plantearon una serie de interrogantes en torho a la tinta· ~ac1on y¡es1s····te.·ns:+<th~-º,'~P_.~1:1d
.. s fa.rm. as __ds. OrEJ. . J.t!g de __
C()u _fª-~tQr~$- _fu:ndamentales: _l~?__ cqn[lgy_rac1on._e_s_ cl!l~~ales ~·--:
_ -,, cm~
~,-~:_,c_-L
r movilización femenina que habían quedado al margen de los
análisis anteriores y fuera del ámbito de aplicación de la ma-
i~p~_raQ.tes; l_~ formas.familiares; !_as formaciof?.es políticas; .las , , -':'t
~-­
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formas y ~l_~flg_Q~-.sg_lig~_cl_a_9Jemenina; y el c.arácter de Ja ?.O- , , _-·
yor parte de la bibliografia comparada sobre los movimientos ci~~~-ciyil_~I_!: ~l- ~o_nt~xta. ~~g~()~_a._l_y _ri~cio~al. U na de las e?_~- · \ ·..
~¿~~~~\gran-parta los'.~movímieñ"fi)~
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Cius1ones de este trabajo histonco y comparado es que los'.moy1- ~ s.
f'. de de los' fraba}os sobre mientos' de mujeres son fenómenos esencialmente modernos. ~
DYA. deimujeres\~n la bibliograflA,so~re _ el desa:r.rollo han sido ele ca·· Aünque -ha habido formas de acC!ón colecdva fé111eir11a en las ~\!Ot1
\ rácter eminentemente descriptivO:, también· ha surgido uria CO·· sociedades premodernas, han sido por lo general acciones a pe- ~
~~-
rriente de ftral)aj9_~~qljcc),1que sigue-en marcha. Rif..h.<!-___g_9ffi~:n- . - queña escala o erup_ciones irregulares de protesta social. El in-
ri~~: te se enfoca eiitrestipós stione_s: ~n primer l~_gar, h:t/i) greso masivo y relativamente sostenido de las mujeres en-elam-
fl/J>. empezaéfó""aexámmarTo· facfüre- =históricos;-sociales e ins~--- ;··' qifo_-~eTa política y la emergencia de movimientos de mujeres y
\ titucionales.=---- ·re tanto l cia1 del acti.~ d~~~':l~epciones particularistas de los intereses y l<:LS derechgs.oe
r
r\~. BJ fJd~ntida¡! c~l~ctiva, u~"•!'@!_l__ª-!~~-~on;
~ vismo. · o comoJas_Jorm~$ _g~~etjzad~ -~~ -~.Gíf1cas e __
que está'?)
piuoag~nía femeninos se aso<::iaJ! con ladifusió.n de Ja_si.'iQ~~.~;-,
!ilustra~' y los múltiples procesqs• de modemizaciómsocioeco ... ,.
;, ma~ extendida en la b1bhografia sobre pfamf1cac1on y desarro- · nórri):c"a y las formas de actividad política que las acompañaron._~
~ llo, se-na "ocupado" de cuestiones de categorizaéíO"n,-ihtentáriclo
~
Entre_ 1?7 much~s erec.~9s de esto_s,pr.opy,s9s .s<!_puede c!tar la re~~
"\ establecer. criterios adecuados para diferenciar entre /los_ ciiver- defirucion del slgruficado de las esferas publica y pnvada, a.54 é~
~ sos tip6s de movimiOntoS ·de inujeres. El tercer tema, más r""l como de la relació!_1_ viv~d~-~~}~ ~:yj~__!:~s-~_<?_~ -~~~ 1:111ª .d~_~J}~.I ~~
~~
Á-[''cient~,_J.JA_$JQQ_el
1
__ álisis de Iarrelacióri':'entre__!Q§_mdY.im.ieu.t.os:3 Aunque, en este sentido, los movimientos de mujeres t'
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1
@ IDU. eres la democracia U tema que a CQ_l"fillO --' - emergieron por primera vez en las condiciones políticas y so-
'p~·¡,;i;,;
1 nismo en los países -~n desá.rro !otras el final de los ,regímenes ciales de la Europa del siglo xvm, ~4~t~ el_~iglo ~:y
~ ......-.
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autoritarios. A continuación repasaré de manera resumida estos ..--
tres conjuntos de temas.
principios del xx'cuand.QJª~- r.m1j~~~s__eJ:Ilpezar~p. a organizarse
~>t
z~" 'i eJJ:.Q.tr?_S _r.~gi()ne~ del m1l_ndo P.ªr& luchar contra _las ·aesigualda-
(~} "..."' ~r, d a el sexo _exi ir reforrg~ .~e:gales aip 'da u • ,, - '·

J' \ rimir los derechos atnarca es en a ami ta y la sacie- '


i/~~.::~) ) ~1. a en genera . Los na<;wna ISmQ.s mo ermZa s y e pensa-
", 8
Paidar (1995) ofrece un análisis exhaustivo del papel de las mujeres en
~1 nroceso pol\tlco lraní. 9 Jayawardena (1986),
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miento socialista desezppeñaro~ papel importante en estas ce sostenido en )a participación política de las mujeres en toda
f'[ reivindicacione.s políticas iniciales y los movimientos autopro-
clamados femirilstas. consiguieron en ocasiones sustanciales re-
la gama de experiencias políticas, incluidos levantamientos re-
i,.¡ volucionarios, regímenes fascistas y populistas, movimientos is-
formas legislativas. En otros contextos', los con.s.t:itµc:_iopalistas li- l~stas y moVimientos sociales más generales, inientras que ha
t\ berales, los estados socialistas y los regímenes pop~i_stas deseo- seguido aumentando el número de mujeres involucradas en los ;.
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sos de ampliar s:i base política concedieroru::~e-~-C.~1)§, a las procesos políticos liberales (y de otro tipo) como votantes, can- ':;<:
11-
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mujeres desde amba. :Pn .otr9s casos; la conces1on de derechos didatas y miembros de partidos y gobiernos 11 . Sin embargo, el (.
;¡ ha sido consecuencia d~ la influencia de los poderes coloniales a~9eso de las rnuj~res ~posiciones de poder dentro de la políti- ~.
sobre los estados sometido~ y de los poderes dominantes sobre ca formal e institucional ha estado plagado de dificultades.en to- ,'··~

! los estados derrotados. Finalriieiit~j las mujeres también hancoñJ .das partes, ello a pesar de s_ti· amplia iñcorporación a la. esfe~
quistado sus derechos gracias a más de medio siglo de apoyo a~J\ pública conforme avanzaba el siglo. Aunque ha habído algunas
tivo en el ámbito internacional por parte de las Naciones Unidas,..,.j notables excepciones, los niveles superiores del poder político
"' Si bien los movimientos de mujeres se asocian histórica- siguen siendo un bastión de exclusividad masculina sorprenden-
mente con los múltiples procesos de la modernidad, tanto en temente resistente. Esto es así incluso en aquellos países donde
® sus variantes capitalistas como socialistas, _o_ sJen:ipre han
P.lanteado reivindicaciones de lena · adama e
erec os.Jl\lgunos movimientos de mujeres surgieron en opo-
e
se han debilitado considerablemente otras limitaciones fonnales
o estructurales al acceso de las mujeres a la esfera pública y se
han implantado estructuras formales y legislación en apoyo de
sición a lo que consideraban las tendencias corrosivas de la la participación femenina.
modernidad y pretendían defender el emplazamiento de la mu- 1
jer dentro de la «sociedad tradicional»:lMás recientemente, la ~
emergencia de corrientes. militantes de «fundamentalismo» re- ¿QUÉ SON LOS MOVIMIENTOS DE MUJERES?
ligioso se ha acompañado de amplios movimientos· de mujeres
.. --..
que buscan redefinir sus derechos en formas que se oponen a 1 Éstas son algunas de las cuesliones históricas y políticas de
las nociones ilustradas de igualdad y derechos de ciudadanía 1 fondo que han ayudado a contextualizar el alcance y el carácter .. ,

universales. !. . cie la movilización femenina en determinados países o regio- ::-J=s


Independientemente de la forma que haya adoptado la mo~·~,o~ nes. Ahora centraré mi atención en el segundo conjunto de ~
vilización femenina, desde prjf!.~!PÍ.9~ c:l~.Lªi_glº·-~ ~~..ha.o.bs.e.r:- ~~ cuestiones analíticas iden~!fl.cadas en la biblia rafia sobre los L
va.do una c_reciente inco;poraciqn d~ las.z:iuj~r.es.a..la.esf~z:a ~ú . · . ~ovimi~ntos de mujeres:flos rinci ale.s factore QY~-P~IDJit~n
bhca, no solo la educac1on y el empleo.; sino~m.Pí.én .eLamb.1t. ti}\) d1fei:_~nc1ar entr~-
unos y otrC?s. !J_a_ h.ab1do numerosos mtentos>
1
+· (} <1-~'"'!

esped~lmente impermeable de la polítjcª º. Ha habido un avan-r \, ; de elahora~_tip_Ql.ogí~~uJ.~_!9.~_m.oy!mt~ntg_s__yJ~s- Q~&~.n~~e-~-~.º~~


1 -~~

~'I
_ -~ : · nes de muJ_eres (o las practicas dentro de ellos), algunos en Ja·
1º Merece la pena señalar que el aumento cuantitativo en Ja panicipaf17t?\~ misma bibliografia sobre el desarrollo 12 • Huelga decir que mu- ·----
ción femenina también se ha visto acompañado de la ,incorporación de las'\ ._, 1, .~-t
' · · mujeres a cotos antes masculinos, siendo el más destacado el ejército. Esto,
sin embargo, no ha provocado una erosión de los roles de género como tales; 11 Los procesos «de otro tipo» incluyen los intentos de Jos regímenes so- ""'
· más bien ha obligado a una redefinición del papel de la mujer en la sociedad cialistas estatales de obtener legitimación mediante procesos electorales li-
en conjunto, lo que, en lugar de eliminar sus responsabilidades de género tra- mitados. \ ·~
dicionales, las ha incrementado, mientras que las de los hombres han segui- 12 Sen y Grown ( 1987) ofrecen una tipología útil para los ejecutores de ) .--:
do siendo más o menos las mismas. pol!ticas:
·-
222 221
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: .. . . ~. • J
~~~-
1~ (,.-~ . . .:-

chas de las cuestiones subyacentes siguen, y seguirán, sin resol- ~ H,ablar de un '11óvimíént~Í~plica, pues,<~;;~·:'.~~"'
i;m verse, dadas las diferencias de acercamiento teórico. .J:filil o' olítico e. cierta trasceridericia,_,. _1~ cual .P.uede .. énvars. e
'lj ei ..' .. '\~v\-e P~ra empezar, .PªX visiones ~ontrapuestas acerca~~ .lo que V tan~()_ de su e numen ca .~orno e su capacidad pai:a provo-
·¡~~~V ~onst1tuye u,n mov1m1entq_qe_muJeres. Por un lado1 existen mo- car algú0;.tipQ.-O~ cambio, ya sea legaj,_g__ultural; social o poiítico.
. dn. \?R 0 virriientos ct,~ mu· eres claramente identificables qu.e, como léis Un.móvimiento de mujeres no precisa tener una única expresió
~ que se movilizaron en eman a e su agio femenmo, cuentan 0rganlzativa y ·wiede caracterizarse por umw:live.rsidad.delntere.: '
·-:¡\~ ~ con un liderazgo, una militancia, un conjunto más numeroso d ses. formas de expresión y. ubicaciones espaciales. Como es ló- ·
¡1~;ev~~eguidoras y un programa político. P_or otro lado, existen for- gico, está compuesto mayoritaria, cuando no exclusivamente,..·
Íl _ .-.L n:as i:nás di sas de ac~ividad política que también pueden c:a- por mujeres. Algunas autoras han identificado los movimientos
,. ) ~ ~. !e on se como mov1m1entos ·Y .se istmguen, por t~nto, de de muj~res con formas de organización y objetivos específicos.
:::F a como la~ ~ se a~oyan en redes

st
otras formas de Sonia Alvarez sugiere que «defienden los intereses de género de

~ ~
O\ ~~ ).,.{)
·
(t'(.J hec~que
~.l:lubes o rupos. Las fronteras definj se e wplicaíi pgr @
las redes y los clubes a veces evolucionan hacia
mov1m1entos sociales o forman parte de ellos. Sin embargo,
las mujeres [y] plantean exigencias a los sistemas culturales
y políticos a partir de los roles de género históricamente atri-
buidos a las mujeres» 14 ••,Yfieringa identifica los movimientos
'parece prefenble reservar el termino «~pru:a.Jas de mujeres con la resistencia frente al «sistema dominante»,Y un
_ír.anifestaciones que impliquen u1(!§§)y una <if~~tivic~ compromiso para «reducir la subordinación de género» 15 • Alva-
~/-~gp.e.~_s._dtlªs_.a~es ~queña -~-~ca la, si éstas rez añade el corolario de que los movimientos de mujeres tam-
f~¡
no son numerosas o tienen poco impacto groDal. Vero un gran bién se definen por s~ con respecto a otros grupos
número de pequeñas asociaciones, aun con agendas muy di·· sociales. Su defipjcjó or tanto tgd?§ las fogpas4; \'N\f~~
versas, puede llegar a constituir un movimiento de mujeres en en ala ~ · · · ' r{\
\ términos acumulativos. Gran parte de la bibliografía sobre el cu a as al fl\
Perú de los años 80 habla de un «movimiento de mujer1~s» · los sm Y·1 <
compuesto de distintas corrientes, incluidas movilizaciones
·' de base organizadas en torno a las necesidades básicas. Dece-
'-· ;it nas de miles de mujeres trabajaron activamente de esta mane-
- ra 13 • Oduol y Kabira (1995) describen un fenómeno similar
·~~
'-
en Kenia en décadas recientes, cuando miles de mujeres se in-
7~4 , vólucraron en actividades dirigidas a «mejorar su situacióm~
\.._ ·~ f de distintas formas . .S · . este tipo de activis-
u eres n: el sentido in-
,~1-.i_· . -~
:({ : _\. . mo no constituya un vi ·

di cado anteriormente, por cu. a11to car.ece .e coordinación c:en;:.
.) _,~ tra ·a acordad la magmtud de ía pan16$ac1Ón y ~
" :·;.
•,

\.... .ft :.
~1· )' ·
',<:¡,¿ su trascendencia g o a sugieren que los movimientos p_cipu.-
lares de mujeres a menudo adoptan esta forma más difusa y '
\
r-
1\i\
~ descentralizada.
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••~\ • 13 •
Véanse Vargas (1991) y Blondet (199S).
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224 225
~~~~~.......................11111111ml1li!filllll@~~~

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~.íH¡

!1 importantes sobre ellas 18 • ¿Las movilizaciones fascistas de mu-


jeres, o los movimientos de mujeres islamistas, no constituyen
femenina que han acompañado el proceso de la modernidad.
Por lo que se refiere a los movimientos.de_:mujeres~lo_s criterios
l en ningún sentido movimientos de mujeres? ¿Y qué pasa con cte.-Arva.rezrelativos a n1-aeferisá de' fos-intereses femCñinos-y la .
: )! las nutridas organizaciones de mujeres en los estados socialis-. adtividad 'mdependiente -eJaruean ,cl,Q&c.J.leg~:q,~ª s~J1ªnJfil.1~­
, ._¡ tas actuales o desaparecidos? A menudo son excluidas de la ca- d.o._ a co~dirse: la autoñomía organizativay 10·s-«inte~e­
~{ . ~egoria de movimient.os de.- mujeres sobre la base del criterio de meiiiñ_os)f:"'S'iñémbargo, cuando-se 'arializan distintas formas
f, '. la autonomía, cuando no de los intereses. Sin embargo, es im- l. fl\\~f}~Ja~Íl~~~tva,1 _.,_.,r~~~~~~~-de-~te:~~esJ~menm~ ~e
'· · portante evaluar su trascendencia como fenómenos políticos y
~' · por lo que significan·para sus participantes. ~ i · de lo u · ~ · · ~
lt Volveré a examinar estos criterios más adelante, pero baste : -\ , o ue se sue e su _ º.§~-~-~. e.. ~- qu,~ ~? . _dos ente · ·cen-0·
tf /)
r
señalar aquí· que !~Q~.Q~_iµoyµnien_tps,,4e._}lIUjer~s
~ s. es, a· ·a· _. lo _ ___ emerun
·coma muestraSii'iii§CUiida historia. ~·.
siendo

=
;~: 'QJ ~~~ºr~utón?m~~~~~~~-~:-11Wg!t?_qi·6ªit~il~ti~igrs;~·-
problemáñCOS, .

,~ i 51 O. 92) pa descn~o :como e_l, fen?me110 a.~ TaS{~u1~iH ep_~EY-~~. •


pr.V'trJt40tJ\(fi.. j Z- V<\~ l cy. ~
T~~-
n
~ ~N>) IJ V/V" ,
nu~/o»le~. di:c1r. J_•.s !)l)!ll<fCS qu~ ~an l'º~'JºlllmCll~C p;ira ACCIÓN COLECTIVA FEMENINA '2-- ....._.__i-/' ,P
;, ~l~_ohJ<;hXas comunes, S~f.!P.º no <<fem.m~~tas». Sm em- DE AGENCIA INS-:rrrtJCIONALIZADA 1 • - -ª~rv--·~
~
'1 bargo, hay que reconocer que estasiormM..de~w_ovili~,fiQ!l _f~.;.

a~~f:~ E~~~r1~1i~~11º*~~!~ft~~'. 0 La cuestión de la autonomía

Desde su nacimiento como movimiento social, el feminismo


·~S.-: do modemo.lLas mujeres han sido una fuerza activa, aunque no ha estado ~mbarcado__e_n un I'argo debate, aún no resuelto, en tomo
· siempre reconocida, en Ja mayoría de los levantamientos políti- a 1? organización. Ha habido;Q.os. cuestfones.especialmente-debati- ':~
cos asociados con Ja modernidad como miembros de sindica-
tos, partidos políticos, organizaciones refonnistas y revolucio-
das: lª ~\1J9PQroía y J.os pri,ncip~Qs que cleb~rian regir la organiza-
~mtema. Desde Jos primeros momentos de la movilización • ti
narias, y movimientos nacionalistas. Estas relaciones formales política femenína, las activistas de los partidos políticos, si.nµica-
e infortnales con procesos e instituciones polític~ son_ sifil!W· tos y movimientos sociales han argumentado que necesitaban un . -•
cativas por lo que nos pueden de.cir a~:~rca de fas condicion~s y espacio para elaborar sus propios programas de acción y debatir -~
el carácte_r de· 1~_-incorporaci<)ri de las ~~jeres a Ja. yig~ pg,füjca.
1
sus propios objetivos, tácticas y estrategia libres de influencias ~
externas 19• Por otra p~~' se consideraba que las estructuras orga-
Para reconocer estas diversas· fünnas de acdón política fe-
me.nina, podríamos rehabilitar un concepto empleado en.Jl;l,J>i- nizativas horizontales, no jerárquicas, eran más adecuadas para .._
bliografia sobre los movimien_to olíticos, el de\Ja·.acción có-
lectiva1 arafraseando arles Tílly 1978), estelenñinoS-
!i~-- . ____ .ª~-~ttJ.ª_pi:o~ec!J.~l~E---~-Q.bj~tiYQ$. conwnes. Puede
englobar más fácilmente !a5 diversas formas de movilización
garantizar los principios democráticos y pennitir un m¡:iyor deba-
te y participación en la fonnulación de objetivos. sµ-i embargo,
por muy loables que hayan sido estos principios, fa historia del
activismo femenino revela una enonne diversidad de ordena-
lit.
~}
.
_

td

19
Para un documento clásico de las tensiones entre las exigencias femi- 'e
18
Un estudio importante sobre el apoyo femenino al nazismo es el de
Koonz (1988).
.,,..-
·
nistas de espacios autónomos y los partidos políticos, véase la discusión en-
tre Clara Zektin y Lenin, en Zetkin (1934) .
-~·
.. --1
226
:.•).
~.

mientas institucionales, entre los que la autonomía figura sólo . _que nq reconoce ninguna autoridad 'superior ni está sujeta al
it
~11
como una ?e ~uchas forro.as posi?les, rpien tras que las or9ani:Za-
c10nes autenhcamente no erar meas han sido la exce c1on mas
1
dominio de otras agencias políticas. Su autoridad"reside en la
coroµn~~ac!;· la cual ostenta lo que Dahl (1982) describe como
,~l·
que a rew- . Para muchas organizaciones de mujeres, a cues- i«control d~finitivo sobre la agend~*'· Como hemos visto, ésta
'10n urgente ha sido cómo reconciliar los principios de consulta ·es la forma que ss._identifica más estrechamente con las defini-
democrática· con el liderazgo efectivo, una cuestión que se ha ido ciones feministas.de los movimientos de mujeres. •
fj
considerando cada vez más determinante para el éxito, y aun la - A menudo se asume que si las acciones colectivas de las
supervivencia, de dichas organizaciones. . muje~es emanan de unef' organización autónoma, entonces de-·
La cuestión de la autoridad subyace a la preocupación fe- ben de expresar sus intereses de género reales. Sin embargo, se'
minista con la estmctura organizativa y se expresa en las exi- trata de una premisa problemática, puesto que Jas organizacio-
gencias de autonomía. Más concretamente, la cuestión es: ¿de"' nes autónomas de mujeres han estado asociadas cori una gama
.dónde proviene la autoridad para.definir•las metas, priorid~tcies muy amplia de objetivos, que revelan definiciOnes de intereses
¡ y acciones de las mujeres?· Aquí sería 't' e ablecer uh conjun- en aparente conflicto. I_ncluyen desde actividades de autoayuda
de diverso tipo hasta movimientos de protesta y actividades re-

~I:Jk
.. ~t'\\J'Q~ to inicial de distinciones entre tre i . os ide. ales «d.irec. ci.óri».
if'D en la transmisión de autorida<;l.2 l, que corresponáen afas iineas lacionadas con un feminismo autoconsciente, pasando por acti-
de·. autoridad" que han ,cristalizado en relación con el activismo vidades que conllevan la revocación de los derechos femeninos
~
'
.l
"'
femenino y pueden dencminarse (Qfiependiente. asocig(!"KS.1'
- dfrigida Analizaré brevemente cada una ére' ellas.
existentes y la postulación de la mayor dependencia de las mu-
jeres con respecto a los hombres y su mayor compromiso con
,!\('
0 la vida familiar. También ha habido movimientos de mujeres
)!,,
\.
l@
~a . " Movimientos lindependien tes
aparentemente espontáneos en defensa de prácticas tales como
el sati y la mutilación sexual femenina.
\
i·-· r ·~¡
~· ..

En prime:< lugar se encuentran las organizaciones q~e he-


Es importante señalar, además, que existe !ID largQ_hiS19riCJ.l
de 12árti.cipaciQnj§meninª_~n.ac..ciQnes colectivas indepeJldJe_ntes
'
tJ
d,iri,fridas a la consecuéión' de óbj'etivos universalistas,_~~-.Jk-º_ir,
D'--
~ : r' mos llamado a¡.Wíppm35 q535tp¡jz9das pgr accigpe§ in""nen o

1l . dientes y en lafque las mujeres se organizan sobre la!base de la objetivos no relacionados directamente con lo~ i.nter~~-~-gy__g~_- _
.~- aµtoact1vidad, fijan sus propias metas y deciden sus propias nero de las mu. res22 . Un ejemplo lo constituyen algunas luchas
1 ~
\. formas de organización y de luchar·En estos casos, el __ r.:iovi- nacionalistas, en las que las mujeres se han organizado de mane ..
~
' miento de mujeres se define como una comunidad iautónoma ra Independiente para ayudar a alcanzar los objetivos más ge ..
·''
it\

':¡
.
nerales de las fuerzas· nacionalistas o revolucionarias, como fue
~."--
9 ' el caso de los clubes. femeninos que surgieron en Cuba a finales
1~··! 20
! El modelo participativo, no jerárquico, de hacer política ha sido criti- del siglo XIX en apoyo de la independ~ncia23 . Estas formas de acti-
b'
~'-
. ~ ''; cado por permitir una «tiranía de la impotencian, es decir, por no tornar en
cuenta las formas de poder que se ejercían de manera informal y, por tanto,
no estaban sujetas a ninguna regulación o control.
,~\.- ¡; 21 Éstas son distinciones meramente heurísticas -«idealizaciones»--, 21 Jean Franco ha dicho: «Son precisamente las mujeres del Tercer

0
\).
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\.
.... ·.
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!
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I_/ lo que quiere decir que no es preciso que correspondan a la realidad. A tra-
vés del tiempo ha surgido una gran diversidad de formas,de ac~ión colectiva
femenina y los movimientos también evolucionan, de tal manera que a veces
pueden incorporar tendencias que se identifiquen con estas tres fon11as. de
acción colectiva.
. ~·.
:~:
·.(
Mundo las que han insistido no sólo en que existen diferencias entre las mu-·
jeres, sino también en que hay circunstancias en las que la emancipaci6n fe-
menina está ligada a la suerte de la comunidad en general.» Franco (1989),
pág. xi .
23 Stoner (1991 ).

t'\t~~ 228
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229
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i :l

;':?;(
vismo pueden tener un significado especial e implicaciones cla-
ras para las :mujeres (lo cual explica que las apoyen), pero los ob-
jetivos de los movimientos. se formulan por lo general en téimi- Vinculación .,asociativa
nos universalistas y se consideran indisolublemente ligados a la
il;ldependencia y el desarrollo nacional. Por consiguiente, no per- Un segundo tipo de pri.nc' . . 'vo lo constituyen lo i
siguen intereses específicos de género, pero han involucrado a qU:e podriamos denominar las onnas asociativa$ ue expresan . f
colectividades independientes de mujeres en la política nacional. una concepción distinta de la . n -~ as.o, 1~grga- ·,~
;1
~ti~
.ias fonnas organizativas independientes son compatiQles,

~
nizaciones independientes de mujeres, con sus objetivo~ espe- 1..
md
",•Ji
.-1-.;."l J
i:es., con numerosas pos~cion.es y obje?.vos políticos ..distin.tos,
incluso .cuando. las mu1eres se orgaIUZ1Ul de manera autó~o­
cíficos y autonomía institucional, deciden formar ali~.,._c.Q.n ~~,
~~s organizacion~s políticas con-las que.coincid.en.en..una..s..e- ·. ÁR...
: .f} a, no siempre actúan colectivam~nte en defensa de ~-~t~r~­ rie de temas; Estas formas pueden considerarse asociativas en · ,C-
; ' s de gén~ro. Los intereses "femeninos no pueden deducirse récoii"O'éiihiento de su estatuto casi independiente dentrq de una\~~
i~.j de la forma .organizativa en.la· que se expre&an; el solo h!?~ho de alianza de intereses:. sus acciones no están dirigidas por un po-
,, '11 qUe tina QW.~I?:i~ªsi2ti. sea__!Jt}t~!!_<?,ma: o cue.nté con una estructu- der superior, puesto que las mujeres mantienen el control de su 1
ra organiZativa interna :~o_irriphca que sea up vehí~l.ll.o.pJjyjle­ propia organización y establecen su propia agenda: Las asocia-
¡f\
giadq_para lª ef.<:pr.~~ión 4.~. lo_sJntc;:r.es.es. f~m~µ~~.2.§..ni, de hecho, ciones de mujeres también pueden delegar el poder en agencias
r! que ~~t~- 5~~!. .t9.s!S>JJ:P.rC?. .2~.-~ª-~JQti..Qa.d, ie.. ~.e¡i ..C?:11J~_9.f.&ªnJip.­ externas, tales como partidos o funcionarios públicos; para que
~ f¡ ~ ci ól'! intema. o enx.e.la~Jqp. con.inflµern;:ias ..ex.t~mJ~s. Esto último el arreglo sea efectivo, debe basarse en la confianza y en proce- .-,~

~ f
plantea interesantes preguntas respecto a. la «autonomía», ya dimientos establecidos de rendición de cuentas. J;:n este modelo, .,
F) que Jos movimientos áutónoinos pOr lo general designan al- e.l. poder y la autoridad se negocian, y para que exista coopera-: ~
¡¡1l . ¡ gµnos discursos y·principios como qutorizados. Así, aunque ción es preciso que la organización política con la que se esta..,
)
~
' . nO reconozcan una «autoridad su eri n> ueden reconocer una blece la alianza incorpore algunas o todas las reivindicaciones
H autoridad ba'o la forma de una int etación pri'til · e.Ja femeninas. En sus reflexiones sobre los movimientos de muje- .. )~
.. rea 1 a . or cons1gu1ente, la cm;stión central no es tanto la au- res eri.Ainérica Latina, Vargas (199.6) señala que el proceso de
il1,... tpridad propiamente dicha. cuanto los valores y propósitos con negociación desde una base autónoma es clave para la política ~4
F

¡:
Jos que se ásocia. La.organización autónoma no existe, pues, ~n
una rela~ión pecesaria con: el carácter .de. los objetivos .o..los .in-
.tere!)es art1Culados-ni siquiera con la identidad de los actores
democrática, puesto que reconoce que los intereses son diver-
sos y a veces se hallan en conflicto, y que no pueden definirse
en ténninos unitarios ni Syr impuestos desde arriba 25 •
•--•
.,
'•
¡•
'. ! involucrados. Además, ]as organizaciones autónomas I_l,9Jl.e,yan Este tipo de vinculo asociativo trasciende el dilema «auto--..."'~·
f 1
necesariamente al empoderam.i~l)~o..de.Jas_mµj_~r.~s. :S,n _primer nomía o integración» que durante mucho tiempo ha dividido a :
\
1

¡
lugar, porque en ausencia de límites formales o normas de pro-
cedimiento. qti~ rijan el ejercicio del poder, puede haber estruc-
turas informales de poder que operen de forma «tiránica». 'E!1
!_as distintas corrientes dentro de.los movimientos de mujeres, y i;:
puede ser un vehículo efectivo para obtener agendas concretas l -···-.,
.
de reformas. Sin embargo, se corre el riesgo de que la coopta- ...
segundo Jugar, porque en algunos contexto~ la autonomía pue- ción liaga"perder a la organización de mujeres su capacidad i.· -~
de significar marginación y una menor efectivjdad política24 • para establecer agendas. Con el fin de minimizar este peligro,
.·-¡
1 24
Varias autoras plantean esta idea en el contexto latinoamericano; véa-
se, por ejemJ?IO, Vargas ( 1996). Aquí Vargas reconoce una deuda con Lechner (1990). ··w
1 2$

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algunos movimientos autónomos de mujeres han impuesto hacia una mayor autonomía, conforme los actores colectivos
condiciones a las organizaciones con las cuales están dispues- van aé:lquiriendo más recursos politicos e influencia sobre el
'I,i tas a cooperar. En los· años 80 en Era.Sil, algunos grupds femi- proceso político. En otra s~tu~ción puede_ ocurrir l.o contrario,
nistas dejaron claro que no tenían interés en legitimar a ningu- de tal manera que un movtm1ento antes mdepend1ente se vea
na agencia cuyos criterios de participación no estuviesen ba- cada vez más sometido al control de un partido o del gobierno.
sados en parámetros democráticos, en la que el tema de lcis Un· factor crítico a la hora de evaluar las manifestaciones con-

' recursos no se resolviese de acuerdo con principios de transpa-


rencia y que no fuese «aliada de las causas feministas» 26 • Esta
condicionalidad, que es una característica necesaria de éste tipo
de arreglo, requiere naturalmente un entorno político favorable,
cretas d"e esta forma dirigida de acción colectiva es el carácter ·'
del estado o partido rect9r; basta comparar los partidos social-.
demócratas en el gobierno que cuentan con secciones femeni-, ·
nas y las organizaciones oficiales de mujeres en los regímenes
socialistas estatales para subrayar la idea de que existen sustan-
1 así como la capacidad efectiva del movimiento de.mujeres para
situarse en una posición negociadora fuerte. · ciales diferencias en la calidad y el tipo de control.
\ Aunque este tipo de movilización dirigida representa la an-
! títesis' de las organizaciones independientes de mujeres, en mu-


11 . "·
Movilizaciones dirigidas

Una tercera forma tí~ica ideal es la que podría denominar··


chas partes del mundo y durante un periodo significativo de la
historia ha constituido el principal tipo de movilización femeni- ;
na. Conviene, sin embargo, establecer algunas distinciones entre
las diversas formas que ha adoptado, entre las cuales podemos
sel¡§)¡;¡'. Ggiecfiv% gjdgid§\Se aplica a aquellos casos en que
i\'\'
1

\· ./ la.autorid,ad .e.inic1at1va.prov1enen- .~laramente . d~ lext(!rior y es-,


tán por encima de la colectividad·misni.a:~ La organización o el
mencionar tres. La primera consiste en movilizar a las mujeres
para ayudar a alcanzar un objetivo general, tal como derrocar
una dictadura o llevar a un partido al poder. En este caso, no ·
movimiento de mujeres se halla, por tanto, sujeto a una autori- /
· ·:~ dad (institucional) superior y está or lo g neral bajo el control ~F existe ningún compromiso explícito de potenciar los intereses
/ p > '"' de ~0·ganizaCí'Ones P,º i~1cas o g?bi~;nos)-Iay poco o ~i~gún ~? específicos de las mujeres. Un ejemplo latinoamericano lo
(
¡ !:. ·· ¡" , \espacio para una autentica negociac1on en torno a los objetivos. constituye el Movimiento Nacionalista Revolucionario (1:v1NR),
l. !, \. -- )Esto significa que suele ocurrir una de estas dos cosas, o am- una organización guerrillera boliviana de izquierdas que consi-
\{ bas: (i) que los objetivos de la asociación de mujeres no imoli- guió movilizar a miles de mujeres en los años 70 e incluso cón-
, __ _, quen específicamente a las mujeres, salvo como instrume1Úos taba con mujeres comandantes de milicias armadas. Sin embar-
( \ para la realización de los objetivos de la autoridad superior; y go, según una analista, «no había ni un solo documento político
( ,¡ (ii) que, aun si las implican, el control y la dirección de la agen- o ideológico del 11NR que abordase o propusiese el tema de las
da no resida en ellas como fuerza social identificable.4l?;a•movi.. luchas femeninas» 27 • En efecto, las mujeréii fueron utilizadas
por el partido p_ara reprimir el descontento popular.
il '\¡'.! lización femenina está; por.tµlto; dirigida,.aunque,el¡.gradp_de
control y las forrrias que adopta :la autoridad. rectora. varían Un segundo tipo de acción dirigida es aquella que, aun per-
\ enormeménte~ También puede haber una notable fluidez en un siguiendo sobre todo objetivos políticos generales, exm:i:sa no
l(
•'"
.;,,. contexto histórico concreto. En una determinada situación, obstante un COII1.prorniso
- .., .... ,.....·,····
con la p~omoción
.
de los iñt~reses fe-
lil~ • __ ...
.1

)
puede producirse una evolución desde un movimiento dirigido
\
~-
'\ 11 Salinas ( 1986), pág.143. Véase también el relato de Domitila en Ba-
26
~\ Schumaher y Vargas (1993), pág. 459. rrios de Chungara (1978).

232 233
""11·
..
·1.

_!Een~os, pero en el contexto .de un compromiso global con el Por el contrario, sugieren que existen gra11des variaciones en el
cambio social. Éste es el caso de los nacionalismos y los movi- modo como se definen los intereses y la política de las mujeres,
mientqs socialistas modernizadores, cuyos objetivos g~nerales Retomaré esta idea más adelante.
incluían la emancipaci6n femenina de las. formas- de opresión Éstas son, pues; algunas distinciones preliminares respecto
tradicionales y apoyaban alguna concepción de derechos de Ja a los movimientos de mujeres y las acciones colectivas. Hemos
:;~ ~iJ: ~]!~~;~;;~·~~~~~~~~A:::_;;~
mujer. Estos movimientos aspiraban a movilizar a las mujeres
Y-Jas- animaban a promover sus propios intereses mediante 1·.
:'•.
organizaciones femeninas- oficiales. Sin embargo, dichos inte- c1é~.Y-. !~ -~~!!!~5=i0.!1. .9_~~~~~~s. Aunque el enfas1s feilllil.lsta :.
reses eran definidos de antemano por el partido en cuanto sobre la autonomía y las p1'1Cticas no jerárquicas tiene SU razón ~·
..,,
autoridad global, y no se permitían definiciones alternativas de de ser, incluso ~uando se aplican, estos principios no pueden
intereses ni asociaciones independientes(pe acuerdo con las con- considerarse garantes dcy alguna ·«forma pura>>'1 de movimiento
cepciones socialistas, los intereses femeninos habrían de reali- de mujeres que exprese los «intereses femerunÓs». ~ás, en
zarse como componente necesario del proyecto global de desarro- algunos casos la agenda de las asociaciones de mujeres es dicta-
llo nacional y modernización social, formulado por oposición a da desde arriba e incluye un compromiso con la potenciación de
las fonnas «tradicionales» de opresió atriarcal · Estos movi- los intereses femeninos. Finalmente, en otros casos, aunque la
mientos tuvieron efectivamente una función emanc1 atona por agenda fijada por la autoridad organizativa no ofrezca demasia-
cuanto concedieron a las mujeres derechos que antes se les ne- do a las mujeres en lo relativo a los mayores ·derechos o mayor ;
gaban;_sin emqargo, ~jg_ti~_s.i~ºc!~.~llh~~h_Q _ qye l~s_9~g~_l!.~?'.ª-~Jo­ representación política, puede aun así movilizarlas masivame~n
nes ..Q~ mtJj~res_~~µib~g-~_µq9r.g~na.9as. a la autoridad del es.~do
·y sus acciones eran dictadas por el partid()28• · · te. En -otras pala~~.!...~~.t~~e-~_sE.~.-~-~. -&~!l~_z:cl. ~~)_~ l!,l\lj~~s IJQ . ·- ·
Una(fefc·e~ fonn~J de ac?i?I1: ..9s>leR.tiva dirigida se produce
· ·- · · · -
-~i~.mprc:..s®:.!1.]º~P.~Et.~~' ni s1qll_l_~ra.P.tjm9:rq~~~C!!.P.~--~J.l.ª§1Ji~
~po_9Q,,.SYJQentj~q__ 9_~. .8~~~!..Q..9..q,I1.~E~Y-~ SU;~~.~ª-.lQ~.n!i.c;i!d .
cuando la~ muJeresson mov1l1_~das para .~ef~~der C!l.~.~as que ... .
podríaf!_!._~X9_~é!t~~D.<:>_~_9~-~'::1.~.-~-~I~~hQ.ª.M~ffi!.41.4~_en p.oinQ.re
d_e intereses colectivos, .n.acioriales o religiosos. Un ejemplo lo Los INTERESES FEMENINOS
constitüyeñ"losDiriY.fmienfos"diiiisiiii.acüfo.i:~Jjgj_~a en los que
Jos partidos políticos movilizan a algunos grupos de mujeres en Esto nos JJeva a una cyegunda áreaj de distinción analític.. ·1
apoyo de una redefinición del «régimen de. género», rechazan- empleada en el estudio de los movimientos de mujeres: ~n~ -i
do las concepciones liberales de Ja igualdad de género en favor J.ereses feqttninos». Esta c~r una enorme -.,••
de .nociones más tradicionales de «contrato patriarcal»29 • Esta l~rtancía eriJos debat~~ desarrollo, tras la di-
forma de acción colectiva femenina ha sido estudiada en rela- fusíOn~ pfanificación dearglfnas distinciones -1
. · ción con diversos tipos de regímenes al!toritarios, tales como Ja conceptuales que yo elaboré a mediados de los años 80. La his- -1
Alemania nazi o el Irán contemporáneo, y se ha· demostrado . t9ria de1 « aradi a de los intereses», como 10 han i1 adoa1- ¡
, . que estas movilizaciones aparentemente «irracionales» de mu- gunos, es curiosa. o que empezo sien o un intento de que el \ -1
. jeres no pueden explicarse solamente como «falsa conciencia». '---.....--.-.,
J

28
29
Este caso se explora en el capitulo 3.
El término es de Kandiyoti.(1988a).
.. Jo A propósito de esto, véase Guzmán et al. (J 992). ~J 988) tam-)
b1e~ 7s relevante para la idea de que. los individu~leñ··ocüpar ~<EJ~!.ÍE.!~
Ji°fá~~?Jia~e ~!Jle_IQ>!.._C.9-~. !~S~l~~o. ~e! -~°-!:1PlC.J~ P:~c.~_:?_ ?.~ r~~-~=~ó_i:i~~
ve- fa1
\,O-' ,..,
·¡
..

••
---...:.._
234
235 -~ ......
análisis ~~ __ lgs Lfl:t~re?_e_~_Jµ_~se __mis___~\:! J~il:>!~ __ aJª~--c_g_gu;¡Jejas femeninos». Con ello pretendía distinguir aquellos intereses
Cliestíóiies en juego:lTterminó convirtiéndo.s~._e~ tg1_moq1~J_p ex-. gcii_eraíes o específicqs _ql!_~_l~-<?~g~~i'.?a~~o!1es de_ mujeres pu~­
e:-esivamenfo simplificado, q\.le avec-es-se aplicaba de manera den _r~cl_ama~~gqiq__ p~9p_ios, p_~J."_Q __qu~ _n _ identifican con
, tan-esqúerñáffca qüe ~nos llegaron incluso a poner en eluda Gu~sti9ne$ de_género. Los intereses d · ~-n designabªP fos)
la utilidad de reflexionar sObrelos intereses femeninos 32 • intereses derivados de las ·relaciones
----------·-·-----··--------·------· -· . --
sociales
. .
y. .el... posiciona-\
....... .•. .... .. 1
ladas las teonas y los conceptos corren el riesgo de apli- riileq~-~-q~J~_~_se;)(()S ya.~~~tab._~ 1 _p~r-cóI\Si@ien!~, tanto 8: hom- \
carse erróneamente, pero por lo general ello no cori§.tihl}~mfi­ ores._conio mujeres, aunque en formas esp~cíficas 34 • . . .
-:- ,ciente motivo para abandonarlos. La~ de lo~?-ell tie-· Una se~ distinción, más discutida, identificaba dos
_ 1;·~r--·P n~~argR.Jili-to¡j~_~JL.lª-J~~-~J:r"~u\9 .Q~CÓ y, cóino . marl~·crenvar lós_Jñtereses de género de las mujeres; que+-'
~~1_.YL conclu5fe.Tonasdóttir (1988) en su evaluación crítica del con- 1 denominé, respectivamente, intereses «prá~ticos» y «estrat~gi­
----->--~<; ~cepto, result~ difícil pr~~cindir d~ él en los análi~is de la políti- gS§>>- J;,os@~eros1se basan en la satisfacción de la~_necesiq51-
,:i!: l
1
\,,.(; ~-----·' ca,. l.a age~~rn y la acc1on ~ole.ct1va, y r:neno~_ ?-l!-J!:._l_~·repr~~~n­ c:les ·qu_~_ -~)¿_~-~~Pl~!l'f!lt~pt_o _d~ Jas m~der:itro de la
t_ ,,~ \ ,_ tac10n polit1ca. Es necesano, sm embargo, afinar mas s·:.i trata- división sexuªLcJ~l_tµ,pajo, ,mientras que l&~s conlle-
mienTuy-aplicarlo con cautela. Volviendo por un momento a ~=¿~iyincH9aciones .. para transfo_rmar las reaciOnes-sociales
--~ ge~ <;e5 mi artículo origin~P 3 , la intención era problematiza¡ e·! mgdp ¡/con el fin d~_p_9tenclarJa__p!>_sici9.11_9.~. _la§ m~jer~~ y ~-'?11-~~~
~ \;;O\'l~\os\2\ ~orno se formulaban los intereses femeñinos. Rebatí c_ierta.s cons- un re32osicionamiento más duradero dentro del ordenamiento
~ _,__ J;-~: .;{ tru:cc1ones de íos mtereses femeninos, asi como la idea de que
ti ~ ,1!.r;J).CJJf 1(f-- el sexo proporcionase suficiente base para asumir intereses co- ~!i~f!~i~~e~!-;;~tt~~~~~~?J~~~=:l~~-
, """ h'.·G\S\ ()f{)munes .. :??,r .el contrario, cq!?;~i.<;l(!rab~;.l?s i11teres~s< ~enieninos'j
1

~- 49..r:?.. de los.jp.}yI~~es estrateKÍ~.Qs. Kate Young propone la no-


\~. ~- .\'-.\'\... como h1stopcay:eµlturalmente cqnstitu1d.@_.§,,,un reflejo del em-~- / ción de potencial transformador para designar la «capacidad ...
h
Y¡ :· plazarriieilto''s.ociaCespecífico y las- prioridades de grupos con.., 1 para cuestionar, socavar o transformar las relaciones de género
~1- creto.s de mujeres~··aun9.ue ~o,er~.~~~~~te.s . ·.~-. ~l~<??J~t~tü~~Jos"'
h._
1;' \ y las estructuras de subordinación)) 35 .
íf) :, 1 consideraba.como política y discursivamente construiclos. Esto Antes de continuar, puede ser útil recordar que mi análisis
\)'-
\ permitía cuestionar los modos ·como se formulaban los intere- original de los intereses femeninos estaba incluido en un traba-
-¡ ses y los usos a los que se destinan los argumentos sobre el in- jo de sociología política, concretamente un análisis de la Revo-
")
~, terés, tanto por parte de las mujeres misma? como de quienes lue;ión Nicaragüense y sus políticas en relación con la mujer.
iy pretenden movilizarlas. Algunos usos posteriores de estas distinciones separaron las ca-
. _ Presentaba do,~conjun~9J-_O~...di~~L._11Ei,~nes h_eurlstica:3: la pri- tegorías de su contexto explicativo y las adaptaron, en un es-
~1 mera consistía eu(1dentificaf una.~cªl~gona ;de.,«efei"éie5:--4e.:g€:..:
I~ -~>;.di~t~~?s de los habitualnieiite denominai:IOS~«iñ:tereses 34 La cuestión de los intereses masculinos es examinada por New

~ :1
(1996), quien sugiere que muchos hombres tienen interés en mantener el or-
denamiento de género opresivo que les beneficia; sin embargo, también tie-
~)
Para co111entario~ y aplicaciones de los conceptos, véanse, entr.e otros,
31
\ nen un «interés emancipatorio» en la igualdad y en acabar con la opresión de
~) Moser (1989); Alvarez (1990); Young (1993); Kabeer (1992); Guzman et al. las mujeres. Podría añadirse que se han formado grupos de interés masculi-
(1992); Safa (1990); Garcia-Guadilla (1995); Vargas (1993); Andersnn (1992); nos en oposición a lo que consideran ventajas injustas de las mujeres en
~- )V \,
Ne\son y Chowdhury (1994); y Wieringa (1994). relación con la discriminación positiva y la custodia de los hijos. Sarah Whit~
32
~
Para un análisis reflexivo de esta trayectoria, véase Anderson (1992). (s.f.) también ha planteado ideas sugerentes sobre los intereses de género de
33
El artículo fue reproducido en la versión original de este libro (capi- los hombres en el contexto del desarrollo. ·
~!i tulo 2), pero se ha suprimido en la traducción. [N. de fa T.} 35 Young (1993 ), pág .. 156.

f€¡
236 23~
~\·
1;::_ ..yi \1,
~,.
···--·-- ·--~·--·-·· ~ -;.· ..
~-:

,_, 1' fuerzo por elaborar pautas para la formulación de políticas y la (!.fonamiento estructural de las mujeres y~Je.erse_simple­
planificación36 • A su vez, en ocasiones estas pautas se bmaliza- mente como un efecto de la división del trabq.jo, las capacida-
1 ron «en el campo», donde, en palabras de un ejecutor de políti- . des__reproductivas o_, más en_general, su--ubicación social/es-
;iwr
• 1
' cas, fueron tratadas como una «llave mágica» o esgrimidas ·tructural. · ·
•'! :
.. l' como una prescripción mecánica que debían seguir las organi- ---·-E:sta teoría de los intereses «objetivos» ha sido criticada por ,{
zaciones de mujeres37 • Esto no signijica que los intereses no muchos otros motivos, tanto políticos como epistemológicos 40 . . (
sem pertinentes a la hq~_Q~-ª-Q_º-rdar e ._ · erQ_Y las Q,Olítlcas Asume que los intereses pueden identificarse independiente- ·•·
ll i¡ : ,ara e esarrol o. ·o .im ortante e ué a e es as1--aén mente de las inclinaciones subjetivas de los agentes y, por tan- t:·
1~1. rocescfCi anificac1 n, guien o ace Y. • to, facilita que ciertas entidades externas impongan su versión .' ..
t ij.

f
~ ta ece entre e o amsmo
o aéi_________
de la Ianific ·ón Ja
se ro o e traba'ar. No es sólo una cues-
de los inter~ses objetivos a las poblaciones y las ersonas so-
lf 1!
1 tion e .uena teoría, sino tfl,mb.ié.;n _de .PY.~n.ª..P@~_tica.
metidas. Presupone que;ueden identificarse · tereses que sean
de algún modó: <<VerCiade os>R como en las teonas e la corres- ...._
1
. Si en la evoluciói; del ~~paradi~~-~~}9~ ~!~!~~-~~~\ se ma- pondencia que postulan una relación directa entre los intereses y
lf \ lmterpretaron o perdieron en la traducc1on algunos elementos la realidad de los agentes. Estas nociones absolutistas de la verdad
:tí
n del análisis original o la intención teóri~p~..._r.if.i....~.Lllli.Lacla­ pueden rebafuse desde diversas posi9i0nes ip_QfCQ~-enteL!lQ.. ..,,

@ ~ dg~ c~~~t_igg~~ cQp_cretas: el modo como se koru:ep.tualiz.an


loflntereses y la relación entre éstos y las necesidades. En pri-
iner lugar, algunas autoras asumen una ·concepc1on del interés
cuen1ªJU:.QILifillCh-º.__ªp·?J..º en lQ~Jiehate.s__J;lolíticos. . cootempQ.rá- ~
neos~ formulación de los intereses y las luchas que surgen al ¡
perseguirlos no deben verse como efecto de alguna detennina- .
)
.--)

1
~~~rl~:~Y-_~~-Ql.(~.l~~~--~-----~º·:.~~;-~~~~~~~:.nn_-~_up~:~e--~~.ij~5%~a~
1; ~1
que diverge· de la que propuse en mi artículo. original. Éste em- --\
P?~Q?J~9_q_!}_9_c._i~~-Q_Q_1ª_ imposibi~~ad de ~~ti~~~_ los irl~~F~-~es
.\ femeninos de una ex:21icacion generalizad!..9~_.l<Ls.µQQ.rdina- cj_e-~JCplicar c;ie~ fqr,m¡i~
_de. mQYili~f!~J.Q_11y_g~§ist~_m:j_a"'-~-~ p_f.~:-

!! ~1i!i~a~~~e;,· ~f~~~t{~º;-~i~ -:~f1~5 gJi¡~¿~_1~~h~ e~


1 4 9 ~,entacióq ._r~c1µcc_ioQ,is~. ~9P1Q :i.m. ~~~(eG!Q.~_s!nl...c.!Yml».. Pª.~ª-P.º
· ~lto los.prp~~~-os que int.ervienen enla construcci6Rd..~L~jgpjfi-
JI
¡4
\t~' Y.Wieringa aswnen automáticamente una derivación man<lsta~-y
esta última cree que los intereses son necesariamente equivalen-
. cado y, or endet de la subjetividad misma. La formulación
de los · iteres , ya sean· estratégicos o prácticos,§~ b~ª--hasta
,4
.~

I'
t~s alps{(frúeréses.oojetiyos))_'ypor tfjnto dados a prio_ri3 8_. _Sin cierto puri o en e1$.pi~P.~ discugixos y está siempre l..itwla a la
. embargo, m_i fom:iµIació_n q~ 1_9_85_ rechaza explícitamente es.ta formacíón de Ja ·1deñtid0d. Esto es especialmente válido en el ~)
l ~
i.<;lea,_ porque· s_e basa enpremisas esencialis~s y <~explica la ac- caso de las muieres~S!!19.~:lP~~r~~~§._~~Jia.1lan !l.~ruJQO estre- ---;¡l
1 ciqn colectiva en función de alguna propieda_d intrinseca de ch!.~~!}-~.Yfo,9,i,¡J,ªfl.9~5-~Q!Lli?1~º~JgJ-ª111ifüL~el hogar, l.o ~ual --~
f los. ac;:toresy/o de )as .r~J.?-cfenes en las cuales se. inscriben»"39 ; sugiere que l¡is a1ii;mac1ones acerca de los ~~~-f~-~-~~-.Q.bJet1vos .'

¡: i~._gue J.Q.SjnJ~~es femeriino~_'liencii.dacfo~'.PP-i' e[posi- de las mujeres deben ~rcats.e_en. . cq.,nt.~.tQ,sJíis.tóri,e.Q.S.~spe­ ·--i
~íficos, puesto que lQ~,Erocesós de formación y articulación de -~
r
fóSii)tereses están clflramente _sujetos a Y.ª9.?ci6n cultl.!ral, bis.:. . ,. -~
1: 36 La tentativa más minuciosa de integrar los conceptos en un marco t~r.iSUQOl~tis.a, y_nópueden.conocerse.de antemano4 r.
¡: orientado a la «planificación con conciencia de género» fue la de Moser . .-~
r (1989). .
) .

1 \
37 Anderson (1992). .
40
Hindess (1982); Callinicos ( 1987); Benton (1982); y Scott (1988) . 11
'· .38 Kabeer ( 1992) y Wieringa (1994 ).
39
·
Capitulo 2 de la versión original de este libro, pág. 43. ,
41
Gina Vargas enfatiza el complejo campo de detenninaciones en el
que operan los movimientos de mujeres «respecto a sus propios contextos,
-t /
' 1
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1 ·'1
238 239 -'G
~l l .\:
lfilli';w"-

"~.' ''t

Si las descripciones reduccionistas de los intereses objeti- E'.stas cuestiones son pertinentes para la distinción entre in-
vos tienen.limitaciones, la solución no consiste en reemplazar- tereses estratégicos y prácticos, la cual ha recibido objeciones
los con construcciones puramente contingentes y subjetivas ele de diverso tipo. Wieringa la rechaza porque privilegia unps fo~"­
los intereses, puesto ¡:¡ue éstas_tienen poco poder explicativo o rnas de reivindicación sobre otras como apropiadas para la es-
pertinencia política42 . f~~T.l!J~~J~· expresa el dilema:
1

fa\ trategia feminista. Se opone al establecimiento de cualquier


tipo de distinciones porque tienen «connotaciones jerárquicas>~,,
[D]ecir que las mujeres ... tienen intereses «objetivm»> y a éstas en concreto porque las considera «oposiciones bina:".
que deben atenderse independientemente de las preferencias rias» inútiles que pretenden «controlar y normalizar la reali~
individuales devalúa su propia articulación subjetiva de lo
que es importante para ellas; mientras que reconocer sola- dad» 44 • Sin embargo, las distinciones son necesarias como ins-
mente que las mujeres tienen intereses «subjetivos)) vuelve trumentos heurísticos, auriqüe"sólo-sea para mostrar que-la."rea-
1 , casi imposible hacer frente a las desigualdades y las actitu- 1Taád- es mucho más compleja45 ,Jo _~}-laLn_o_ §!@iVSª-·qu~--g~Qji.n
1 .¡ __des que perjudican a las mujeres en cuanto mujeres4 J. convertirse en esencias dicotótni_gas. Además, en los ámbitos de
'·l.!
foi.niülaéión de políticas este tipo de distinciones puede tener una
J.,Q~~"~·gótt¡r_ (1988)·propone una solución _frlterrriedi~; argu-
·~

función dinámica, si se plantea como modo de estimular el deba-


~
mentando que cualguiei~defíñiciórr·ae:fos intereses ~~be_reco­ te y la discusión. Re<:;hazar las distinciones supone en el fango
1
'··I'.

~
~
~9.~.er la. ªgenc;_@~I~~:~~~f!!t.iY19~~p~ro taiñb1eñ. debe·· foliúii-se
en cuenta que los 1Uitereses)se formulan dentro de contextos de-
i:~ch._~..?1". la teoría misma, en lugar de debatir los usos que se le
pueden dar aesta. La-postura de Wieringa parece.incons\stente:
terminados que a~~~ñ eT eJs:i~lcB.~Lsi~Ja_.~_g~_f!.ciay·liJiasil~ili­ las distinciones son jerárquicas; sin embargo, insta a los ejecuto-
1•

i·- 1 dad de elección: En este sentido, sólo existen propiamente los.in- res de políticas a desarrollar una «actividad feminista» "con «aná~
(
~¡·.;
~
terlses. súb}etivos, pero puesto que se formulan dentro de
contextos y líffiites históricos, específicos y determinados, po-
lisis basados en el feminismo». ¿No implica esta· una teoría y un
discurso privilegiados? A ·Veces Wieringa parece qonfundir la
B

~-
,,
~I;·,
dría decirse que están socialmente definidos en formas ~,qüe
penniten el cálculo de algo parecido a intereses objetiy_6s, sfom-
pre y cuando se preste la debida atención al contexto concreto.
fw:ición de la teoría y la práctica. Todas estamos de acuerdo en
que, en términos morales e instrumentales, constituyeºiiiafaprác·-
tica impóriér er can1Dio iliria."cO"'lectividad retiCente. J'ero, como
}l .. 1., Podría decirse que los intereses objetivos corresponden al re.ml- señala la propia Wieringa,.~biél). <:;op.stituye mala práctica eyi--
~ tado que más beriefícTa aLag-ente·encueS:~!qI;l~f~9~~·npersegUlr­ tar confrontar las complejas cuestiones de poiítica y estrategia
s,e~~on las estrategias.más adec_ga.c:l~~,pam.iegJi~!)os. con el argumento de que lo que existe debe de estar bien.
. - Respecto a los usos de l~i!l~ió~-~11:.1:!.~-~t~r_e_s_e.~--~-S..!t:Ctt_é­
~}··
,¡;¡¡ •.., a~ subjetividades y preocupaciones; respecto a diferentes realidades, experien- gi~os y prácticos en los ámbitos de planificación, el problema
'~~J ··i cias e influencias, que muestran la complejidad de la relación entre las con- es_g.ue, al parecer, ha sidO pfanfo~~~ como una oposición bina-
\

~¡ tradicciones, los contextos y las subjetividades de las mujeres. La relación


¡" •"t

·~1: entre ellas es compleja y tensa, las diferencias de clase, raza, etnicidad y re-
i"' '·•
'" ligión están siempre presentes». Vargas (1993), pág. 5.
•' 42 44
Para lL'1a crítica enérgica de la influencia del posmodernismo sobre
l\. .1
J.!.
Al igual que Callinicos,, Scott'se it19wa hacia una concepción d1! los los debates ec. tomo al desarrollo, véanse los ensayos de Martha Nussbaurn
fatereses como «discursivamente producido.~». peroEn.lJD.gfa_ium_a_p_o_sfojón
1.:
:~~: ... en Nussbalim y Glover (1995) .
~ ~~· completamente relativista en favor. de pofü.ic_as y .posiciones éticas.que «s~
enfrenten alas distribuciones de poder existentes y las cambi~n». ~:cott "'"";.! 45 Lynn Stephen (1998) también considera que los movimientos de mu-

1
·)l
)" (1988), pág. 6. jeres se hallan fuera del ámbito de aplicación del análisis teórico debido a

~rt1~\
43
Fierlbecl< (1995), pág. 8 w que su realidad es demasiado compleja y cambiante: Sin embargo, esto ocu-
1
;;: rre siempre con cunlquier tipo de conocimiento.
~\
240 :~
."> 2L11
<-.·
.
ria demasiado rígida, contraponiéndos~J.9ª-_jm~~_§~~--Prácticos
l '
1
'

a los estratégicos de manera: estática y jerarquizada. Si esto es los iqltéresC-:~i?.~#cofa las mujeres dan por asumida la desigual-
asI;-esramuy lejos de numreñeicin---té--~versa nu teoría origi- dad Olaautoridad masculina sobre ellas, éste es un modo de
ver el m~do .distinto al que surge de la discusión política ins-
. 1.!.~ los €tereses práctic~.pued~~ y a veces de.:.
nal. Está claro_. 9.1 pirada en visiones alternativas e igualitarias47 • Si, al igual que
\ berían ser Ia:~b~ei:J@:A..yp.a..transformac1on pohtica. De hecho, otras formas de teoría crítica, el feminismo insiste en que la !
los datos muestran que a veces se ha producido esta evolución
realidad contiene relaciones opresivas e injusticias sociales y su j
en los procesos de lucha en torno a i.Qtereses p~s.ticos, como en práctica tiene por. objeto impugnarla y cambiarla, entonces re- '·
el caso del «fe~smo populan> en Ámérica La~46 .(Aquí, las
mujeres pobres movilizadas en tornoaiñteresespracticos de gé- quiere cierto grado de R_ensamiento ~rítiCo alte.mativo y, port
nero a veces se han embarcado en luchas estratégicas que poten- ende, 48algún medio para emitir juiciós de valor sobre el orden""~ 1
cian, al mismo tiempo, su capacidad para satisfacer las necesi-
ti,social • Huelga decir qúe, aunque estas distinciones políticas·:
dades prácticas y sus intereses estratégicos.· Sin embargo, con- ' y analíticas son inevitables, n9 por ello legitiman prácticas que .
viene enfatizar que esta transfo.rmación puede no producirse y expresen arrogancia o falta de respeto hacia visiones y modos . '
ue no es inherente a las luchas en torno a intereses prácticos) de vida alternativos. Esto, constituirla no sólo mala práctica, ;
/ Como h.an señalado muchas COrJ?:e11:taris~, !~.~8:~º~ pa;te ~e las sino una política contraproducez:.t~.: ~as vínc_1!._l·o·-~.-E.'2!!!ics>§. entre )
vec~~-ª!~~~~~U.~~~<:>~.P~ajL?-..~Q_I_!vertirSe en re1vmd1cac1ones
lo~~~~C.§ prácti~.~.Y. es~~~&!C9.~ .~ólO.p.uedcm,tmJerger..aJ.ra:
ves .d""~tgi!lggQ,.~ P.~.il discusión. , . .,,
que_pe1"1Tiitaq. igipµgnª'1" !~..f!~~c:!U_Í'Bj :de.fa de~igúaldad .de gé-
11nero o pote11ciar Jp~ d~re.cho.ª._c:l~!ª_mujer. El que este proceso se. Final~en~e, -º~8::~ ~~?.s. ~~.«~l.P~8.i~a>> han preferido i.P:. ¡
. :Mos:r (1989), l~ «mtere~e O):Q,c;u<J:!.~- -~
~~\

1 produzca o no depende en gran me,djda de. mt~ry~n.c.ip9es po1í-


(""te_ryretar, s1
(. ces@id~», or ue e tienen una a hcac1on m irec · en
I •t!c:,ª~J'.'._9t~.~Y.r~.i.~~-qy~-~~J!.~pulsaJJ~_ trnQ§.f.QIDlaf1911~... .' ·1a·p1aru!iéación y la formulación de políticas. La necesi a es _
~ ¿s:~~J~~:.:entqD~~s. .el~rQ~Q§~e establecer una~~.tin,m.pB;
¡·

Uh constructo más categórico, m:enos político y fluido, aun en · ,


ntre re.s~.s,, nict1cos ~ ~ . .:SlC •s? .ru,!.Q..U<?.~.P..1?~1!:.~Em- manos de quienes, como Fraser (1989) 1 le otorgan un significa- : .,4
··~~[ª~~~u1~81if':fe~~lir~~fJ~~i~~{~1:ZJ%1:~·~i/~~~ do político al enfatizar que las ~cesidades están discursiva- ~
mente construidas1 ~9-~\i~reiji~ .dfatinguep_C.QJ1~~R.~éllrnen-
~
~con_e1.Pxci~.1.1ªm.i~11m._9~.g~_ne.rn..~X.!$.~~nte, mientras.que,
te de}as ZJG.Cf!.§id.'.!_<}e~ e~9~?~.~a~1?}~fl.,,~.,,~~tl~:;~al&J pe.r.- ~t
~' e.n_~l.<?.!5-9_,<:)_f?.IQS-jgteres= CSctrat~gi~s, sfacuestionan e~plícita­
tenecen a un yocifiJJlana poflt~<tX:-~. ~: .. _______ ... &JJn·'·'l
tH mente dicho. ordenamiento y la con!Qlll.li ad d~alft'anas m_uie- _pr_gce_~q ge;. ~onamientg Q.Ye presupone una agencia_Jnstru-
. e~ cc;>ri él. ESk distinción entre lo que Grainsci amó «con-
;¡r ~ª práctica» y lo que podriamos llamar <<Visión estratégi- =A ~ ~ ~ l\/'-JL<.
47
,ca» siempre ha sido importante para Ja política, especialmente
I! 1 pa política emancipatoria. ¿Córner, sino a través de lo que Fou-
Fierlbeck (1995) planten Ja importante idea de que la adaptación fe-
menina a la subordinación se lee con demasiada frecuencia como «consenti-
,¡ 1
t ~ :. éault describe como «el trabajo crítico del pensamiento sobre sí miento», cuando éste implica que ha habido una verdadera opci6n. En reali- "
't
mismo», se podría pensar de manera diferente y ver el mundo dad, las opciones femeninas están a menudo seriamente limitadas, lo que ~
¡ ~ pone48en entredicho tanto el consentimiento como la posibilidad de elección. "'
en términos distintos a los que p~stulan las explicaciones con-
lll.
. j
vencionales de las relaciones sociales? Si.en la fonnulación de
Si el espacio Jo pennitiese, propondria aquí una defensa moderada de ,
..::.
4
jl·1
¡.1
la razón. Como nos recuerda Gillian Rose (1995), no existe ninguna raciona-
lidad sin tenitorios inciertos, la racionalidad relativiza la autoridad; «sin em- :a
~ !. bargo, ello no impone la autoridad del relativismo, sino que abre Ja razón a ·~
~ ) nuevos demandantes», pág. 9. Véase también la defensa de Ja racionalidad
:1
46 "\'".
' Blondet (1995). por parte de Lovibond (1989).
¡ ¡; !,.';
.;~,-..
242
wii \1
:!Ji!:
'l
'·'"
t~
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~-i;·:.
·[e:.
·~~"'
~i
'

~l.
aacíeS
En términos sencillos, se suele asumir que las necesi- ·
existen, mientras que los intereses son volitivos. Jonas-
dóttir (1988) sugiere que Ja cuestión de la autoridad cobra espe-
el d~~-ªg_qlJ9_haJl_m.gyiJ!~ª.4-º_?J~s _mujeres en trabajos volunta-
rios de biene~~!:.~R.e..1~~~si-~s~s_!i5!.~~~~~TR"~C:~cos; e8te-tipc) cte
argumentos tambiéh se ha utilizado para obtener el apoyo fe-
cial relevancia en algunos discursos sobre las necesidades: és- menino en campañas neoconservadoras de «responsabilización
tas suelen ser definidas y atendidas por «otros» expertos de la familia». No pretendo negar que las mujeres puedan iden-
~' -planificadores, la élite política-, mientras que los intereses tificarse con esfüs aefinícíones "Cfe sus intereses, sino cuestionar '
"' sus
~J implican un mayor grado de agencia. /\}:l~~e concuerdo en
que existe una diferencia en la aplicacióñ-deT6s-d"í5Curáos sobre
1
i
¡
~u- pertinénciá política más amplia y imp_licac~on~s a largo
plazo para la formulación de políticas_ en contextos espe~íficos ..
~l.
fas necesidades y los intereses, estos últimos. támbien-pueden La cuestión de los objetivos· políticos más amplios es espe-'
:-\1!.:" implicar definición y autoridad externas. En cualquier caso, Je.- . cialrnente pertinente para la formulación de los intereses estraté-

'
~~~ nasdóttir (1988) tiene razón al señalar que,)o•que~s-~_necesit3.''a gicos, porque éstos implican un proce~o de politización en el que
efectos de cálculo .político es algún .modo de G_(l_m~ina:r el dü;;¡ se elaboran visiones y estrategias transformadoras concretas
,,
curso de las necesidades con el de ·los .intereses~ Esto es esen- con el fin de realzar la posición global de las mujeres. El femi-
1

;~
~~;~·.;
cial en el ámbito de la'J'.11anificación~\De hecho, Moser (1989) nismo ha ofrecido diversos tipos de visiones estratégicas, arti-
J¡; señala que el proceso de.. planificación requiere la identifica- culados dentro de diferentes discursos políticos, que incluyen
ción de los intereses femeninos por parte de las mujeres mi:;- versiones socialista!:., liberales, nacionalistas, radicales, anar-
mas, de tal m_§-~ra que puedan traducirse en necesidades ele quistas, comunitaristas y maternalistas, para nombrar sólo unas
planificación.i.P01:__c9nsigui~nte, las necesidades_y los i.rltereses cuantas. El contexto de mi análisis original de los intereses era
deberían estar estrechamente ligados en el proceso de planifi- una revolución socialista, la de Nicaragua. Examinaba la polí-
cación, tomando en cuenta'que debe aplicarse la misma caute- tica emancipatoria del feminismo y el socialismo, y sus univer-
~·~.~·· la respecto a ambos. frn.~er (1989) utiliza la expresión «políti- sos teóricos compartidos y en conflicto. En el contexto latinoa-
i@
ca de interpretación de las necesidades» para enfatizar el caráct·~r mericano de la época, el feminismo se asociaba con principios
controvertido, contextual y discursivo de las necesidades, rest:.1- generales de igualdad y con el programa feminista clásico, el
tado de un proceso político de interpretación, tal como se ha di- cual tenía por objeto minimizar las diferencias sociales entre
cho a propósito de los intereses. los sexos 49 • Sin embargo, está claro que desde entonces· se han
~··
.r
{1·l1_\(1.}j'

"'~ ~la~orado otras formas ·ae visióii"estrategfcioenfro oe"los-mo-


,. vimientos de mujeres; las cuales se ba5fañ..é:ifpremisas distintas
~~J POLÍTICA E INTERESES a las del«foni.iiüsmo de la igualdad>> y a veces eli.·concép~í§.tj:es
t:-;:;,~
dJ!1f.Üetralriiente opuestas de las relaciones de génei-ó." Ahora se ·1
!~l puede establecer uria distinción crítica ierifre' fos "iumt.imientos :
.~·. La identificación de d:stintos tipos de intereses plantea
de_!I1~j_~res-que fünd_án SU_VIBlÓh estratésl:~~-Sobr,J{rIDCipÍ()S dei
\,,

·{ otros interrogantes que rara vez se abordan en la bibliografía.


··¡
sobre el desarrollo, a saber: ¿gJJ.é,_~lit(~q (y no sólo telacio•_ b"' imª-1.aad y la redµcción de las _9.if~I_encias ~11.tr~J~~exos/y, los )
~~
,, nes de poder) .4!.teIYiene_en la árticu acíón de los _dive~S..~te- :o que CJ,1J9gm:i. por la potenciación del papeLd~_@_Ifl\lj_er en la so- 1
~s~s femerii:nq~? ~s evidente que los intereses de género de ~:as ciedad m~di@te lina~vafo~iº!l.P.9_s_itiva de.dichas.diferencias .. !
'·"'
... mujeres pueden ser instrumentalizados por fuerzas políticas
que se atribuyen la defensa de los intereses femerunos en gene- 49 Sin embargo, también el feminismo de la diferencia tiene una larga
~I;1\ . ral -corno si éstos fuesen autoevidentes, aproblemáticos e in- historia en América Latina, así como una presencia activa en el feminismo

1
. cuestionados.D'.tecientemente, los gobiernos y las agencias para/ · .contemporáneo (véase el capítulo 6).

244 245
l-::~<:{
t~tf J ~·.


, ~.:¡_,

i~·1l
Esta última visión se expresa en numerosas estrategias po- mulan así los intereses femeninos, como una visión para trans-
líticas, algurias de las cuales se alejan bastante de las nociones formar y realzar el lugar de la mujer en la sociedad sobre la
feministas clásicas de autonomía e igualdad. Los movimientos ; base de la «diferencia», entonces pueden. verse como intereses ·
! ~~jer7s basados en ~_!_~~~~e política de la.5fi_!:E.enc1a m- ·:de carácter «estratégico». Independientemente de _c;ó~o se re- ,
ciuyen c1ert s h S]le moymuentos matemallstas, smaícatos
/ suelva esta cuestión, revela que l.o que está en juego no es sólo {l
·de amas de casa y algunas corrientes de fundameritalismo reli- l la diferencia entre intereses estratégicos y prácticos, sino entre;
. gio:so~ los. cuales ~!~I}.~!ll~?~í?~~~_P.!!~L~§Qec!?J R~Ja \ distintas conceptualizaciones de los interes.es femeninos y l~ ·
l·1, 1 <J!iüjereri'la:~geráp!:!~ Aq?í interviene una concepción dis-
tintiva de los intereses femerunos: se considera Q_1Je la pr_Q!_ec- 't._,política que se deriva ?e ellª& En -~~.JJ~l~l;>~E~~! PR-9'",q~,.'ó;:·
l.• I
! 'l
¡
1
ción
-.- por-- parte
. ....... _. _del
. _,_, __
..___ . hombre
._,....... (o. el
,,_....estado)
..... la-....dependencia
.y....
noiñic~ con respecto Jl UJ}Q ~ .e>tro, o- a am1;>9s, ~s_ ~l_ c_o~elato ne-
...-.......... ,,_ ........eco-
-.. .
§.~ es~r~,tpgi~a.,qu~~l!M-.~-la.p'Qfü.H~ª ..c;l~_lí,1,$_~pJJJ eres:aeté~""
ele maneraiun~l el ~...QitQ,,.R,ª1fi~l d,e_bate y.Ja interyen-:
'í.l t~
c~~.<l!iO de h1._r~tirada d~ las mujeres de la esfera públicao~qe_su
ción feministas. ·
¿Necesitamos una teoría de los intereses para la política '
.
P.resend~E.Qndj_cj_9_1:1-ªLen la.~~ma. El argumento de la· «sepa-
1

~
(¡f l ración de las esferas», respaldado por vísiones esencialistas de
de las mujeres? Algunas analistas han objetado que la noción de .
los ~~J~~se deriva· de. un modefo_ masGµljno, que connota .
b1 la diferencia sexual, suele ser un componente explícito de esta valores masculinos de comportamiento racional orientado a la·
1 · concepción de los intereses femeninos. consecución de objetivos y apoyado en premisas políticas utili- ;
Estas concepciones de los intereses femeninos pueden reba- .Al
1 tarias. Argumentan que l.as mujeres (:Stái:t iI11pulsaq~.-P9.!: la¡
~ tirse con el argumento de que, en el contexto de desigualdades ..
r
¡
q J •• ·socia) es de género fundamentales, no realzan, ni pue~en real- ~.z.noción, por v~lore~.altrui_stas..:,el amor y el cuidado de los de-_ · ~

más no se basan en el interés propio racio.nal, sino en otro tipo .....


ti zar, el estatus socioeconómico y político de la mujer. Esta sería
de imperativos, de orden moral52 • Es cierto..que. las teorías que
~Hi º.
¡ 1
'la visión del feminismo de la «igualdad» 5 Sin embargo, dichos ""
CQ!!f:_fu~p,~Jjpt_e_rj.$_~n.J~_i;minos estrictamente utilitarios no ayu- .

movimientos pueden compartir viejas preocupaciones feministas:


;": i
.¡ d~a ent~nder.fenómeno~ c_omo el «alÍfl:lismo.mate1llªl»·y las·. 1
'
~.
f .
i
1
1
la creencia en el poder infonnal de la mujer dentro del hogar y la
necesidad de reconocer el valor del trabajo femenino en la esfe-
tareas de cuidado¡ pero ello se· debe ante todo a que se fundan
Cñüiia conéepcion del individuo abs~ído de lasrelacion.~s $0-
. .,1

' 1
.j ra doméstica y e'n aquellos ámbitos presuntamente más idóneos ~s; Si se coi:isidera·a. fos individuos como seres sociales, re- ·1
para los «atributos especiales» de la mujer. En algunas apropia- sulta más fácil explicar que las mujeres puedan identificar sus ·~

¡- ,
d ciones reci.entes de este discurso, hay un intento de politizar es-
tos intereses, de ampliar los ~erechos jurídicos de la mujer den-
intereses más estrechamente COIJlos vincules familiares y veci-
nales@n embargo, aunque Ia~fu~!:Ustacióm~de la mujer en su
1
tro del hogar y empoderarlas en este contexto 51 • Cuando se for- posicionamiento social puede dificultar la separación entre el -1
<'
.,¡
!
afecto y el interés, ello no significa que su compromiso con la "'1
.,
~
5
° Como han argumentado Scott (1988) y otras, la distinción entre igual- familia sea puramente moral y esté completa.mente despr:ovisto
d y diferencia no es útil (otra oposición binaria) cuando se aplica a lapo- _, . de interés propio. El reconocimiento de la «inc~~~~ión>> de l f f J ·-1
: i mujer en lo so9i~[Y.~~I_ajiAlisiS de"I~~i:elaciones socia.res· d~l
''J," ica y la fonnulación de pollticas. Las feministas de la igualdad admiten
·
\]J ~encialistas
----- <anuj""._Clli~~d.ora»".
e es Ü11POrtante reconocer la diferencia en el ámbito legislativo (pensio-
-1:
r.~-, "'\ i ~u1d~d6 lme..º.~~.~~r. P'llntQ~ d.e patti.da.más...útiles4ue--las ideas 1
,
es, acuerdos de divorcio) por razones de justicia social, como modo de co- ·· ·
Lij
·-~ ~ ¡ -~- egir las injusticias y, por consiguiente, promover el objetivo de la igualdad. \( de 111
... ··-··"'•.
De hecho, para mucha :. : t
51
}¡ ~ -- El Partido de las Madres Alemanas, que estuvo muy activo en los .
l años 80, es un ejemplo de ello: defendía, entre otras ~osas, sueldos para el 52
Elshtain ( 1981,).
trabajo del hogar y mayores derechos en la cu~todia de los hijos. SJ Tronto (1993) y Lister ( 1997}. "~

246 . ·.... -~
247 ·.. ··
• ~4 •
--------
" -:::=:::::,--~-~
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~ .~ ..
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I'~'
['.'.j
..
•;1
~ t,-
mujeres no se trata de una cuestión de altruismo abnegado, de) interese~J2!:1~~iE:~l'!-_ristas·-t el· derecho a la protección contra el

) ~
i;:'
renuncia a sus intereses, sino más bien de cómo reconciliar los mhltrato conyugal, el derecho a la libertad reproductiva) no está
)1 .'···. ~~ ~/; . deseos en conflicto inspirados por el afecto y el cuidado, por un necesariamente reñida con estrategias que persigan objetivo-s e
. '.·.
~ .. lado, y la autorrealización fuera del hogar, por el otr_o. / iñtereses- masamplfos;. pl~rú:éadas en furicióri-de-priiiCípfos 'ge-
e,~
- Si 1os intereses pueden definirse de manera adecuada y nerales (el derecho a la protección contra la violencia, el dere-
!~I
aceptable dentro de las discusiones sobre política y formula- cho-a la propia integridad corporal). De hecho, la inclusión de
ción de políticas, ¿cuál es su significado más amplio para la los intereses de género de las mujeres en un conjunto más am-
~)!l ~. práctica política femenina? ¿Los intereses femeninos pueden plio de principios políticos y éticos ha sido un componente 'im-
-.
¡! constituir una base suficiente para la política? ¿O deberíamos portante de las luchas femeninas en los estados liberales, socia-
t examinar cómo pueden definirse, o incluso si pueden defini.rse, listas y nacionalistas, Como táctica, sin embargo, puede ser un
' 11~ los intereses de género de las mujeres en relación con objetivos arma de doble filo; se corre el riesgo de que la especificidad de
~ ·:~
1 -~ y procesns políticos más amplios? Ya hemos visto que los mo- la situación y las· reivindicaciones femeninas desplace a éstas
t vimientos de mujeres han desarrollado diversas formas de aso- en beneficio de otras reivindicaciones y de que los principios
ciación con otras agencias políticas; a veces las mujeres han ele·· de autonomía se vean amenazados o sacrificados ante la conve-
1 finido y luchado por sus intereses de género, a veces éstos han niencia de construi.r alianzas. Pero el 2roceso de llevar los inte-
~
1 . sido definid0s, autorizados y apoyados desde arriba. De modo res~-~~(;rn~_l:1.iA9..?_g_~Jª. e.sfe:ra.Iiéi~9-i_laCP-riv~dayJI9~R-offf[~á al
~1 análogo, se puede luchar por los intereses de género medi.ante ª1Ill.1i!.9_R.lJ!:?Ji~9__Q~Jas r~ivindicac.ior:ies políticas, xJ~ego plan-
~ numerosas estrategias distintas. Dos de ellas resultan especial-] -tearlos como un interés generaf reaefinido púede ser un medio
i
~-
mente relevantes aquí: la primera consiste en perseguir los in.te- ef'ectivo para otorgar a las reivindicaciones feiriiriistas una ma-
!. reses femeninos en el marco de reivindicaciones particul.a1is- yo~releyªnci~_glob,al y un papel central en las discusionesj._cer-
~1 tas; la segunda, en reenrnarcar los intereses de género de las ca de cómo incorporar los intereses femeninos a la visi9.!} de
~ mujeres dentro de un interés general redefinido. , una sociedád reordenada y más justa. De este modo, no es pre-
1 A rnenudo._se pl,"esenta el feminismo corno ejemplo de po- ciso renunciar por completo a la política basada en los intere-
~
) 'fl .~ Utica identitaria caracterizadá por reivindicaciones singulares ses, al contrario de lo que han sostenido algunos 55 .
\"1 '
,/
1
y particularistas 54 . Sin embargo, esto no describe fielmente 1a
~~ trayectoria del feminismo moderno, que ha desplegado estra-

t t~gias superpuestas y objetivos diversos, muchos de ellos di-


1¡J1'
CONCLUSIONES: INTERESES FEMENINOS
rigidos a conquistar una mayor igualdad social y más presta- Y VISIONES ESTRATÉGICAS
ciones públicas .. Dentro de esta diversidad, las reivindicaciones
~ articularistas hail désemoeñado un naoet sil'n"l•t•"1ifudt º"' k La posibilidad de alcanzar un équiÜhnóadecuado entre rei-
ucn1u10L1Ds oerechos-...ne ra m111er. sc55re 10clo en relación _vindicaciones particularistas y universalistas, en~e. ªutcmomía
~ 1
·1 a noe,rtad reproductiva y la violencia domesnc~.~La detensa de y asociación, se v~ p()tenciada_ por ci!cunstancias políticas -fa-
~' En
[i¡i¡ i
vorables. muchos paises en desarrollo los niovimiento·s·de
4~
-,,:

1
,,J
'•
54
Jonasdóttir (1988) tiene razón al decir que las mujeres no coru;tiluyen
mlijer.es
han estado haciendo frente a las consecuencias de una
~ simplemente un «grupo de interés» más, puesto que existen en una relación ''
~- históricamente determinada, antagonista y subordinada con respecto a los 55
~~

·_;; A propósito de por qué deben trascenderse los estrechos intereses


~o.robres. Esto tiene implicaciones para la cuestión de la representación po- propios de las mujeres en favor de intereses mas generales, vfanse Mouffe

~
~}y htJca. (1992) y Dietz. (1985).
~i~
H 2<l-8 249
:~.
•,,
' . -

~"1
doble transición al liberalismo económico y político, que ha ge- exige una reevaluaci6n tanto de las prioridades de los estados
nerado cierto grado de democratización pero está:tardando en 'como del ordenamiento social normativo. Los análisis generi-
cumplir la promesa de una mayor prosperidad para todos. Las zados de las políticas y sus consecuencias sociales han trans-
crecientes desigualdades sociales y los persistentes niveles de formado el debate sobre la pobreza y el impacto de las políticas
pobreza han emplazado a. los movimientos de mujeres a contri- macroeconómicas en los países en desarrollo. La teoría femi- j
buir a la elaboración de una fó~ula factible para la administra- Dista ha señalado que debe otorgarse ur:fpapel c~~~ a la esfe. · J
ción de la justicia.social, dentro de la cual, aun en su diversidad,
ra de la/ reproducc~lfü)_en_el_pr~o de planific-ªC.U:>n, no sólo .' ·
' -)! los intereses femeninos reciban reconocimiento~ Fñftetanto, el
coz: el fin ?e otorg~ recono?imi~nto~l trabajo invisible de las t~.
~d. sexo femenino, que está sobrerrepresentado-eñtre los grupos
lt ¡ . mujeres, smo también para~1.f{~-ºfü19.?li de manera más general ........
menos privilegiados, sigue estando subrepresentado en los ám-
bitos de formulación de políticas y careciendo de organizacio-
las necesidades sociales en condiciones de desigualdades racia-
.J~ªii-:Y'&erief.!~ª4as". ·cenia· ·aemostraron--·ra:s-resohiCloiies· de
.
nes representativas efectivas.~-·
laConferencia de Beijing, para muchas feministas de 10s países • 1

11' La cuestión de los interCsés estratégicos está necesariamen-


te ligada al proyecto político más amplio en el que estén invo-
en desarrollo lo importante es poner en práctica una política fe-
,,.
;
' lucrados o con el que s.~-a§_29en las organizaciones o los mo-
vimientos de mujer~:[t;ofno_ veremos en el caso de América
~inista que también promueva un .proyecto más amplio de de-
mocracia y justicia social. Éste puede ser uno de los modos
,,
"'
Latina, estudiado en el capítulo 6, muchos movimientos de
como los movimientos de mujeres definan sus intereses estra-
tégicos en las próximas décadas.
.
mujeres han enmarcado sus reivÍD:dicaciones dentro de un pro- ¡
:f '· yecto global de demo'cratizació.nl:Las}le(l__niciones operativas
de los intereses femeninos han inclu"ido la reiviñaicacióri de

l q~_~J~ª-._111µ,Í_~~~S_ S~an -~~~P._~_<?Ci~--~9m9_ pJ~n~ Ci1J~danas·, lo
!: c¿_i±ª-1 reqµier.~ l~ obJe:gc1ón 4~.4_er~_9p()s s9ciales, ciyile~ y políti-
'' c9s, así como la conguis~a_c!_~_po~er_ip._~tihJC.!9~.ml. En las con-
diciones planteadas por el regreso a la democracia, los movi-
mientos de mujeres han sido capaces de contemplar formas de
asociación y alianza con otras fuerzas y organizaciones políti-
cas con las que mantienen coincidencias. Esto conlleva un
compromiso compartido con una agenda que, aun englobándo:-
los, trasci~nde los intereses particularistas~ reenmarcándolos
cuando es posible dentro de un proyecto ·social redefin~1• Lo
fundamental para las mujeres involucradas en estos proyectos
es asegurarse de que las percepciones radicales y_ la visión
transformadora del análisis de género, la teoría y las reivindica- -1

ciones feministas teng~al a influencia en los ámbitos de .... ..


formulación de polític Una de las aportaciones más signifi- .1

cativas del feminismo a sido el desarrollo de una nueva pers-


;
<J
pectiva de la vida social y política, que no sólo revela el carác- )
ter" profundamente desigualitario y generizado de ésta, sino que
,. ~- 11?':
250 ~

251
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CAPiTULO 6

Género y ciudadanía en América Latina:


aspectos históricos y contemporáneos 1

··-.·. Desde los años 80, la\Ciudaaanla)se ha convertido en obje-


to de numerosos análisis polítícós--e históricos y en casi todas
\ las regiones del mundo ha aparecido bibliografía enfocada des-
de .~s~ª_perspectiva2 . Sin embargo, no debe sorprender que este
l.. co.ncepto-)haya llegado a ocupar un lugar tan relevante en los
'"(fo15áres··políticos y teóricos contemporáneos, o que su atractivo
\,. se haya extendido por todo el mundo. No _sólo representa un
,•f!1Q9'<it:s!:~.prqol.~_m~ti~ar; la,polít_iqª-Y las p9líticas.:Públicas de la
Iogm~- ~~ta.taLdominante. ~n el n:iJt.n.clC> rngderno, la democracia

\
\ ' ~r: 1 Este análisis se basa en entrevistas y conversaciones mantenidas a lo

\
il .;
\,:
largo de muchos años con activistas de movimientos de mujeres latinoame-
ricanas. Agradezco a todas ellas su tiempo y espero que mi interpretación no
tergiverse sus opiniones. Una versión anterior de este capítulo se presentó en
una conferencia sobre Mujeres y Ciudadanía organizada por el Programa
Universitario de Estudios de Género (PUEG) de la Universidad Autónoma
de México en 1996.
\ '~ -- 2 Véase Kymlicka y Norman (1994) para un útil resumen y comentario
\! ~
1 • del debate sobre la ciudadarúa, y López ( 1997) para una aplicación del mis-
.mo a América Latina.
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253
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",.. , t'" : - ~_,. \]···.} ·,,._, ' ' ; k.,,. ..; ', ·.....- - :1 ó ..... :::......

niberal, sino que p_l!_e_9e __C?~lobªr_JJD._a.__a.rnp!j~--~!L__ ~e ~~~s~o­ · torno al adecuado equilibrio entre las responsabilidades cívicas
~-~e~. §.Q_C:~ª-l~~_y P.9J!!!~'!S planteadas por el m~ev .· -·ro P.:~~10_- 11
y las libertades individuales, mientras. que en el siglo xx las
1 nal e ~!~Ql-~~i9_1!_~12,e la pos~el'l"a fría. L cmJia.d?m opor- concepc!ones-Hoera.lesde la ciudadanía fueron: atacadas tanto
.. ciona wQengu.~}~pgJJ:t:J.c<?)Para_:r~t!exiQ.llar so . de las desde la izquierda, por el marxismo y otras te01ías de identidad
. ,1)r'···~ cuestiones más generales de perten~~_soci_al a las que ten-,,.
colectiva, como desde la derecha, por el nacionalismo. La fun-
e·" dencias globales tales c_omo ~as mjgr~j9g~. el nacionalismo .~
1
~ción de~o del füenesta]J marcó el ini~io de una nueva (
p_, ¡"tl•. :.. ~·< las1f~..iY_41c;fü~-ª.c.i9Ji~~J.n.9-i~~n.ª-s y1ª.m_~giD-J!9.j9n _ª-O.~Tu.D?:~oj~r1
concepción de l<;>s derechos de ciudadanía, que ~fatizª5ala =·~
\. g_ad9 un nuevo protagoll!SIDO. ......
..R.~rj:~_Q~ncja social y los derechoUQCfa,l~s como complemento (.
'\le :.1.-.AJc'C.:..... c., El feminismo ha contrib..lJWO de manera significativa al in- ~-
IJJ~9.~.s-ª1io _@ los derechos políticos.
ter' la -~!1:!.c!~!l!J.Jª_XJª-~~~9-~~cia. La obra de(EIS~ ~ En las últi~as d~~ªQ_as, JaJ5iüdad_a._ri]~ ha recuperado terre-
a eman otras autoras despertó un nuevo interés e 'implica-
n la teoría política, mediante la interrogación de las pre- no como ·:~óriceptgj~olíticPjlutoriza~ Este cambio r~fleja el
misas del liberalismo y la democracia y la puesta al descubier- derrumbe de otras formas de comunidad política, especialmen-
te palpable en las transiCiones del dominio autoritario, tanto ca-
to del ijmgjg¡¡¡¡¡¡j(pJQ dy 151'f~iién 'l W.&fm]d5g ppl{¡i'9f3
' ' ' rincioios univers-ales de igualdad,· unive_r- pitalista como comunista, a la..democracia. Los debates sobre la
ciudadanía se han visto reavivados y ampliados por el l_iberaJis-
ülfüad e jmparcjahdad. Esta cnnca temrms mo radical y social y por el compromiso de Ja izquierda pos-
merosas obras acactem1cas· históricas y contemporáneas sobre
marxista con Ja te01ía democrática. Las concepciones indivi-
la ciudadanía, y ha intervenido en los debates políticos y_ de_for- dualistas liberales de la ciudadanía. han sido impugnadas por
1mulación de políticas públicas__ e_n to_rno a los procesos de e~clü­ las concepciones republicanas de ciudadanía activa y por el co-
. sión étnica y de género, dándoles orientación. Al mismo tiem-
munitarismo, mientras que, en el ámbito de la formulación de
po, lajrru~ción en la arena política de movimientos de mujeres políticas, se ha defendido el ·concepto marshalliano de los dere-
de diverso tipo ha planteado un nuevódesafio a las definicio-
chos sociales frente a las criticas libertarias del estado del bienes-
nes l)_<?.~a.!jy-ª~--Q§ ..§_p__~cti~!2_.ojj_fü:a _Y...LO.~...§lgpjficados de la
ciudadanía misma3 . - · tar. Por c i iente · en ausencia de una alternativa socialista al
-·· .. ·s1n-embargo, Ja cm a anía es un once to con una larga ca italismo liberal s~ ha am liado el cam o e ap icac1 n sena-
.historia. Ha sido, y sigue sien o, un concepto ·debatido y en lado. or Ja «ciudadanía» como tam?ién e i era 1sr:10; temo.1-
constante evolución. Las distintas concepciones de las luchas como Ja derecha se a ro ian e su len a e ara dis-
[ cutir un ene are --- ~
en tomo a las cuestiones que plantea prescriben a menudo prio-
ridades y estrategias políticas contrapuestas, que cambian con m em argo, si Ja olítica de la ciudadanía es un tema de- . 'i
batido, también Jo son sus 2remisas ndacionales. Lo~ críti~s j
el paso del tiempo. El ideal recorromano clás_!co co~res t"'
'elementos centrales: al a omm1 er~féi'.ech© y articipa- PS>~!lW.~ernos han atacndo filU_acion~lismo y .s~s premisas um- --,~
_'(::{Órven lacYida po1íffc , me ui a a militar. 'bm-é'l nac1m1ento ...~~E~-aj]~nt~s. y han negado toda validez y ut1hdad al concept.o --,·1
CrerÍiberalismopOTifico se desarrollaron nue~~!l~~~~!ltos en . e~~1:!_~ndg__~ara~ado por la fragme~tación y l_a gJob~h- -~
za~on, y en el que, según se afirma, los ciudadanos han sido i,. é
reemplazados por consumidores. Dentro de los estudios sobre . .
la ciudadanía se e. stá E,roduciendo un1a reevaluac16n e~cépti~a Q{¡-hCQ ex) ~-
..-- . ·
~
3
Para acercamientos teóricos a Ja ciudadanía desde una perspectiva de
. énero, véanse, entre otros, Elshtain (1983), Pateman (1988), Phillips (199 l. d.el legado de la Ilustrac16n y una critica de la conce c16 a- rl ~ "· · - ~-· .
993), Dietz (1985, 1987), Lister (1997), Mouffe (1992), Yuval-Davis )'
sis, de.Ja sjpda~~Wi· Se ha demo ra o que es a opera con ~cr _ ... ·._ :
··.•. . :.~.:·4
. , Werbner (1999) y Young ( 1990). . ,
un engua1e· 1mpfcao de privilegio en relación con la clase, la
. 254
-----
~~ ~ .J.. 255 : ... :_:~:.. J
i',J'.I
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<~.~'l. c~J
'f"'·\A
e·;··
--, C.~v
1"'"'' ,.,. • ..,.·1.
,;\.
¡ 1

1
1
1
( LA VARIABILIDAD DE LA CIUDADANÍA4

1 Ha habido, por consiguiente, un reconocimiento cada vez


.(
mayor de las significativas variaciones en las im$licaciones de
1( (la ciudadanía, tanto respecto a lo~erech~ que onfi@como
)( l a su s1 ificado ara uienes se inscriben dentro de ella. Pero
)
'
no está tan claro, y se a estudiado menos, el modo ·como estas
1 l , mismas .concepciones se hallan a su Vez profundamente _gen~­
)(
nzadas; m los obstáculos concretos a los que se han.eñfí'e:ntado 6 Esta visión de la c[udadania como objeto de lucha politica, la cual pro-
) voca cambios en su significado y sus prácticas, se suele asociar con la recon-
l ( lasmujeres a la hora de reclamar la plena crndadama3 .Tnteridí-
) . . . ceptualización de Ja politica por parte de Hannah Arendt. Véase, por ejem-
1
. . . <· plo, Arendt (1977).
4
Este análisis teórico está tomado de Molyneux (2000b), dondt~ se 7 Aquí, al igual que ocurre de manera más general en la región andina y
)( ·1 en Centroamérica, se· ha argumentado que algunas comunidades indígenas
··¡ compara a América Latina· con los antiguos estados comunistas y con Euro-
}
pa Occidenta1. se hallan fuera de «el canon postkantiano de la individualidad, constituida en
\ ~¡:
,-
5
En las últimas décadas se ha ampliado el ámbito del derecho interna- torno a un núcleo sólido de derechos y deberes universalistasl> (Menéndez-
)( j"
J cional para abarcar cuestiones de derechos que trascienden el estado-nación, Carrión y Bustamante, 1995). Si los derechos de pertenencia los ostenta las
/
~(
lo que complica el significado de la ciudadanía, otorgándole «múltiples ca- comunidad, en lugar de, o al mismo tiempo que, la nación, el carácter plw-al
\ pas» (Held et al., 1999). Sin embargo, todavía se concibe primordialmente de la. ciudadanía resulta problematindo. No podemos hablar aquí del dere-
( \ en relación con el estado-nación, el cual establece las bases legales de Ja per·· cho consuetudinario, ptro éste subraya la idea de Ja variabilidad de los signi-
~ \.¿enencia social. · ficados de la ciudadanía y de las relaciones sociales que la mediatizan.
f
~.
257
256
\
;'*
Q!lXtf4- ~<:i / {W..A.PyJ¡o ~· · .. ...'
~ bl~~Í~'ll'DJJj~2>.ü):; · .?J.A 'S) r.A,:;.,«5·:::.U·'":0:ct .r.iJJJJ!f.í0
· f\e:f'"\¡J',~ Í' iG'-'t)\J,u~ Y f'XV-..\_Q,,t'!Í~
ha intervenido~a agencia femenina. en la definición de dicho
objetivo y cómo han cambiado con el tiempo su significado y
el de los derechos con los que se asocia.
Dentro del corpus cada vez mayor de bibliografia sobre gé-
nero y ciudadanía, los cambiantes discursos legales sobre las ti-
.,
tularidades y fas derechos han tendido a analizarse en relación ¡"•
.l
!".

con los movimientos feministas, por un lado, y con los intereses


t.
del estado, por el otro. Donde estos tres elementos --el derecho, ~'·
el activismo femenino y el estado-- se entrecruzan de forma
más ilustrativa para un análisis de género es en. la frontera entre' .. .
.",, ....

las esferas pública y privada. Los si¡nificados otorgados a lo~­ 1


blico y lo privado y a las fronteras entre ellos, tanto en el discur-
so como en la práctica, han sido (y siguen siendo) un lugar de lu- \+.
cha para del feminismo y dentro de él. También ha cambiado lo
que se designa es;gacialmente como «lo pi'.iblico» y.(do pnvado»,
~/
como consecuencia, entre .otras cos~, de. los procesos más arn;; .
~

plios de desarrollo social y_ econórnic°'asociados con la moder- . ¡


nidad. El ingreso masivo y visible de las mujeres en la esfera pú- ..
blica y las formas modernas de empleo ha desestabilizado 1 }
oposición clásica entre lau. bicación social de mujeres y. hombres.
Pero no ha eliminado las diferencias de género, puest9 que, con-
fonne las mujeres ingresaban en el espacio público, éste se fue ·
recodificando.en territorios masculinos y femeninos. Incluso cuan~ ·~.

do las mujeres irrwnpieron en el último bastión de exclusividad


masculina, el de la poHtica institUci,onal, lo hicieron en condicio•
nes distintas a los hombres y ocuparon posiciones acordes a lo
que se consideraban sus «atributos.femenino$ especiales». ·1
. Esta cambiante· frontera, tanto real como simbólica, .entre .,-~
~ .• 4
lo úblic -lo rivado es es ecialmente atente en los dere-
c_os y las leyes relativos a as mujeres, los cua es an mscnto
2e
1

distintas maneras el cuerpo femenino· en la legislación. Esto,


Ytamfüen el 'concepto mismo de <demm1dacfü, ha, afectado el
'~,

·1
modo como se ha definido lo «privado» -ya sea en relación ...
con la maternidad, los derechos sexuales en el matrimonio o los 1
derechos reproductivos- y constituye Ja base para la defen- ~

8 El término «régimen de género» ha sido acuñado por Connel l ( I987),


·· ·. y se refiere a.los modos como el poder de géne'ro está mediatizado por le~s.
' formas ei;tatalas, re~jones sociales e jn5tjtJ1cjones ciyjles especjljcas .....
sa de derechos de ciudadanía diferenciales .Sin emba;rao. en las
primeras luchas pQ! la: ciudadanía Ja idea de que las mujeres te-
nía~butos~iales» era esgrimida tanto a favor como en
-
1

]
¡.
259 1
·-·

.· "..' 258
1.
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Í ú~:~~,, :\lelo•~~ <O;c .~~~e,;',;,'.:~'' V<)',·, Ql\ '\d I · \ n "'1
l
\ - . 1
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contra de su admisión en la vida pública y política, y~unas v.~ \ deres pe los movimientos ii;idependentistas eran liberales, pero
~- ces fue combatida y otras veces apoyada por las feministas. I e : no demócratas, y contemplaban sólo un sufragio masculino li-
f hecho, a partir del siglo XIX, las luchas femeninas poda ciuC. t-
,;~
mitado. las mujeres habrían de permanecer_«fuera de la ciuda-
danía -·tanto en América Latina como en Europa y Asia-h::.n danía>> has.ta bien entrado el si lo xx, con el retexto de ue sus
~- expresado una tensión no resuelta entre- los rincipios c.R!Ta
1 a a y a i erenc1a, que se manifiesta en premisas contra:
v1rtu es omest1cas «atributos es ec1 es» no las dotabán
para e . ~ in embargo, aprendieron a esrromir el lengt!aje g~Ja ~/
" puestas en orno a a emm1 a y a biología. Con estas ideas diferenCia en formas ue im aban la brecha entre lo úbli-
generales en mente, exammare a continuación. algunos de los co y o privado utilizada]?ara inhabilitarlas de la ciilcl_a.Qanía__po-
s_ignificados generizados de la ciudadanía en América Latina. ítica y la igualdad legal. Trasladai,-on sus virtudes femeninas
~ del hogar al espacio público, ~xigiendo gue fuesen reconocidas
r'.
como servicio a la nación 11 • Este fue un tema que inspiró a los
\l GÉNERO Y CIUDADANÍA EN A.MÉRJCA LATINA movimientos de mujeres latinoamericanas .y les imprimió ün
m carácter distintiyo...12erdurable 12 •

i . En el sig~c{(-~,;emergie~on en todo el contí~ente dis~intos


tipos de mov1m1'entos de mujeres, conforme las ideas radicales
traídas por los inmigrantes europeos comenzaban a ejercer in-

\. .
fluencia.C'Mujeres de diversas clases y opiniones empezaron a
cuestionar su tratamiento en las leyes :(. a impugnar los térmi-
nos de su exclusión social y política 13 jLo bicif'.IQQ.ht~as
que otar aban es ecial relevan · ol dentr a famiT~"
mediante un discurso basado directa e in irectamente en re e-
1
¡·

)
I~
¡~
1 rentes derivados del catolicismo 14 • ,Esto moldeó las construc-
. cienes ·de la ferrumdaa las cuales afectaron el modo como· se
''I
;:,
expresó la cuest1011 ae la diferencia con respecto a los derechos
)'·- •' de la mujer, las políticas sociales y la participación política.
¡C._
Al igual que en Europa, ~l sufragio femenino constituyó
)1 desde muy pronto una reivindicación del feminismo, que apa-
1~ \

~ .. :~.
11 Lavrin (1996), Stoner (1991) y Miller (1991).
•'¡
12 En este capitulo, utilizo el término <<movimiento de mujeres» para re-

l; I• ·•· 9 Hay cada vez más bibliografía académica sobre el fenúnismo latinoa-
l ferinpe al conjunto de distintos movirnie:it'tls en los que lii] muieres partici-
)1
mericano. Véanse, entre olros, Lavrin (1996), Rodríguez (19~7), Villavicen- pan activamente, incluido el fem!nlsmo. Este, sin embargo, debe conSíaerar-
cio (1992), Hahner (1990), Stoner (1991), Miller (1991), Alvarez (1990), se lilla ÍQfffia es?ecífica de movimiento de mujeres. Para un análisis más am-
)l- '"
·.1 Bareiro y Soto (1997), Besse (1996), Feijoo (1982) y Ramos et al. (1987). plio de la clefm1c1ón, Yé:;~e et cap1fulo S.
l·.
Para aplicaciones desde la perspectiva de la ciudadanía, véanse, entre otros, 13 La independencia dejó prácticamente inalterado el estatus legal de las .¡
}r

~
\

1
V Jelin (1987), Jelin y Hershberg (1996), Hola y Portugal (1997), Bare:iro y
Soto (1997) y Marques-Pereira y Carrier (1996).
10
En Perú, por ejemplo, los analfabetos (la mayoría de los cuale~: eran
mujeres indígenas) no obtuvieron el derecho al voto hasta los años 80.
mujeres. Éstas tenían pcicos derechos dentro de la familia y, si estaban casa- r
das, no disponían de derecho automático a los bienes conyugales o a la cus-
todia de los hijos. .
14 Franco (1989).

\ 260 261
\\
~~
~u\1.~ ~ ~(,.

.
~\

0
.(jií"aterni~ menudo vincula co · eas ·de la nación y de
nacionalismo, e un fenómeno recurrente ~n l~ .histona a1ti-
n_oamencana del siglo .:xx. Sm embargo, las ferrurustas amplia-
ron el s1gruficado de. estos términos: el hogar como esfera d~
interés y competen.cia¡de la mujer fue resignificado para abar.:. l
f
car cuestiones vecinalrs y municipales y la protección del tra- :••.

bajo infantil y femenino. Por extensión, las actiyidagi;w filantrá~ - •..'


icas se co · · · · ce ' ·~
co y o pnvado para la§ mmeres1 ~as «cu~ 1 a es sagra~s» de
1
la maiem1&d podían cles le arse al serv1c10 de la sociedad y,
p s o ue as mu e~s era.n roe amadas como <<Ver a era-
mente a tru1stas», en cqntraste con e individualismo ·ego1sta de
"l'Os hombres. se pensaba gue sus luchas contribuían a la refor-
ma de la vida pública. Auoque estos argumentos también se.
esgrimieron en otras p~rtes del mundo y su significado cam-:,
bió a través del tiempo, en Améric::a: Latina.l..a maternidad ~ la
...!!..··-·-.. -·-:::_...-- -- -.
\ 51! IW r 'P 1rn1 ..... SI como una domesticidad adquirieron una trascendenCia moral y politic,
P.rueba igua me;te válida de lealtad~ estado-ñ'ición •
17
\ _perdurable.
. Las feministas latinoamericanas y sus defensores masculi- Al igual que en EE;~UU., el feminismo se alió con el mater- l
\
nos ,subrayaron, pues, la cuestión de la diferencia y las reivindi- nalismo cívico en la prosecución de Ja reforma social y de pro- \

caciones de ciudadapia se expresaron a menudo mediante re- tección para las mujeres 19 • Muchas feministas latinoamericanas -)

? presentaciones idealizadas de la maternidad y el deber C9_WU-


~ Mientras que en algunas partes de Europa las mujeres
luchaban por independizarse de la familia en materia de identi-
dad y derechos, esta corriente de pensamiento feminista fue
participaron activamente en el movimiento eugenista por la hi-
.giene social2°, apoyando la· implantación de atención médica
pública e infantil, y se convirtieron en las primeras trabajadoras
sociales a finales de los años 20. Esta vinculación entre Ja dife-
)
-)1

·.;
menos influyente en Ainérica Latina 18 \La politización de Ja rencia y el servicio público confu.buyo a que se concediese el
¡. ¡•
~\J\t~ccsJ,~ ~.l..D... d..~o...:~ voto a las mujeres en las elecciones municipales (a_meIDl.~.
les negaba a nivel naci2Jlal) con el argumento de gue trabaja- ~)·
is A
~ ~coi\Vu~
pesar e lo tenazmente ~ue se combatió a favor y en contra, Ja lu- rían cerca de casa y en cuestiones relacionadas con sus intere- ·¡~
cha por los derechos pollticos constituyó sólo una faceta de una lucha femi-
, nista mucho más amplia. A partir de finales del siglo x1x y durante las pri- ·---:•
. meras décadas del xx, las feministas también" reivindicaron derechos socia-
les, educación y empleo.
xual" o el vicio. Hasta 1918... (as feministas unificaron a las mujeres me-
diante la reivindicación del sufragio, no de la matemidad» (pág. xvi¡ el subra-
1
'
.e
16 El sufragio femenino no fue aprobado en Francia'hasta 1948.
17 Lavrin (1996). . . ,:s;¡r
18 Refiriéndose a Gran Bretaña, Sally Alexander {1995) argumenta que,
yado es de la autora).
19 El análisis de Theda Skocpol del papel de la agencia femenina y el

matemalismo cívico en la fonnulación de las políticas sociales en EE.UU. ha


l,. !

·-,C •
aunque la maternidad fue la base para las aspiraciones políticas femeninas sido importante para desplazar el equilibrio interpretativo de un análisis del ·-·
en el siglo xrx, «en ausencia de una voz feminista independiente, el énfa- c<patriarcado» a uno que enfatiza la política y la agencia (Skocpol, 1992).
sis en la maternidad corría el riesgo de corroborar el estatus de la mujer como
necesitada de protección, la asociación de su persona con la "esclavitud se-
20 A propósito del movimiento eugenista latinoamericano y el papel de la
«~ugenesia feminista» en el proceso de refonna, véase Nancy Stepan (1991).
• ••
·1
'.\
·•.
262 '
<¡;;¡¡

~~~
~~·,~r.:: firr!).es ª~J. ·
ses domésticos • ,N~ siquiera laSI;efonnistas y defensoras más]··
21

a u:iten aron isoc1ar a a n~er


rd
!'.¡:.:.~
de la familia. El desarrollo en Uruguay del «feminismo e co1n- ·
·~ pensación», que en los años 40 alcanzó popularidad en el Cono
·ti11:
t.l·¡
Sur (Argentina, Uruguay y Chile), supuso en muchos sentidos
u¡ ,, un avance para las mujeres 22 • Pretendía que la maternidad. fue-
l[t
1
1( se reconocida y protegida por las leyes mediante prestackines
para el bienestar de madr~s e niños, y que el gobierno elimina-
·~·
lfJ: se los obstáculos a la igualdad en la educación y el empleo. Sin
~¡ embargo, como argumentaron algunas feministas de la época,
~-
no era compensación lo que buscaban, sino igualdad23 •
Para las feministas contemporáneas conocedoras de los ar- ~r

I;'~
gumentos sobre la diferencia, esta historia plantea algunos inte;K'.f IV
rrogantes sugerentes. ¿Las proclamaciones en torno a la dife-\'-~'
rencia y la maternidad eran-los discursos estwtégicos·máse!f'e"c·-~;,r
•·'1

,.
"1
~~: tivos de los que disponían las mujeres de la época? ¿Realmente.
/¡·r

'".·:1r.
~{lt
obtuvieron una mayor igualdad y dignidad para las mujeres _2,
or el contraiio, las tentativas de las feministas latinoamejca-
!1~ de ª_bQrdar las~ t1ones sociales poht1cas con «unavoz
! ~!-~
M
í1
I,:~
~1-~I'

·;~'.·
diferente», gue reconciliase los derechos a ust1c1a socia y la
matemida cedieron demasiado terreno a la diferencia a ex-
pens~_§_de la igualdad? Es de señalar que las reformas e o~iCo.:
N~i digas civiles en los países del Cono Sur que, hacia finales de los
;V años 20, otorgaron finalmente a las mujeres el control sobre sus
j~.· propios bienes e ingresos, se j~tificaron como la concesión de los
!~\;
f fi11 derechos que las madres necesifabañ para desempe~ar mejor su
¡ rol en la familia. Unas décaaas anfés, las obreras ñao1an cte!en-
'i

l ~~­
dício y conquistado su derecho al trabajo precisamente en los
~;
~

t~
21
Como señaló en lo; años 40 .el entonces presidente de México, Ivfi-
'''.1 guel Alemán, a propósito de la necesidad de conceder a las mujeres el dere-
cho al voto y a presentarse como candidatas en las elecciones municipales:

i,;.:
:·~· ¡
«La organización municipal es la que más se preocupa de los intereses de la
familia y la que debe prestar más atención a las necesidades de la familia y
los niños» (Ramos Escandón, 1998, pág. 100).
;:?_l, 24
n El senador uruguayo Vaz Ferreira fue un paladín del feminismo en las Véase Lobato (1997).
15Para un análisis más completo de las relaciones género-estado en la
primeras décadas del siglo y desarrolló la idea de un feminismo tie compen-
sación en sus conferencias y escritos, publicados en Vaz Ferreira (1945), América Latina del siglo xx, véase el cap. 2.
¡ __ . . ""~ r~:;, o()u-\. . ,- ,.
26 Fraser y Navarro (1980).
u Lavrin (1996). , C\
~\(_ b~\''CU
' .D ' l ('.,,
V
G:::R\G)/\-r)l"'\ ~ ~~ .~y:;, \<KA-"- rv.:,_:;,
u:s·:...-- 265
264,·\'J:-:.\ _ ,··e,
L)J...k,}\_ ··,1\Y-L uJ...s;;J-'.\':J.Jv)A
... ·r·;¿ Ji,e1Jv.....t.üw_;.i\\?A.11

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1 r·"• " . .. 1\ \ ,,\:\,
•,.1,~;¡¿¡ ____ , _le.\,
t
l
amas de casa, ·cuando pidi6 que las mujeres recibiesen alguna :~ · §erechos de la m1:Jer, por tratarse del único modo de lograr un
compensación económica por el trabajo que realizaban en el ~ · consenso en torno a la refo~
hogar. Que estos llamamientos tuvieron un impacto sobre las "1, ~os§les ~o~i.ale~J:e la. ~· con:o ~Y~ se 7n- ~5kil~~
mujeres de.las. clases trabajadoras lo demuestra la pe~durable ~~ t trete1en con la histooa de la cmdadarua femenma'elí'Afüeg.ca·._~f'b~ ·
lealtad que Evita concitó tras su muerte27 , y también en el nú- _1\ la
Latina. Donde el tema de maternidad estaba presente de rria- 12~0 ~ <;;'VCAA
mero ·de afiliadas al Partido de Mujeres Peronistas que dirigió: ñera más palpab~e era en el ~eminismo, per? ~ió también ~MI e)
•·.~ l en 1951, el año antes de su muerte, contaba con medio millón dentro del popubsmo y en la iconografia socialista de estados \·{·'.¡.··'n.;¡"A:\(l\'J.1J ·
de afiliadas. revolucionarios com? '~.i;:aragua: .La gueni~lera idealiza~a, ~~{\ t.i\"f?. ,
En América Latina se dio ues, una el emblema de la orgaruzac1on sandllllsta de mujeres, la Asocia- · ·.• ..
( tre lo ro es e a mu'er en la fam1 ia 1 ción de Mujeres Nicaragüenses Luisa A.manda Espinoza
\ chos · e c1u a a. a identl 1cac1 as mu eres~la ra- (Alv!NLAE), aparecía retratada con un rifle y un bebé, en una
milia tuvo como consec~nc1a que adquiri~sen un conjtµltO de reconfiguración combativa de las anteriores demandas de ciu-
~· derechos sociales titularidades diseñ do a fa- dadanía por parte de las mujeres en cuanto madres. Las identi-
ri:u 1a y la «raza». ~n las leyes las mujeres eran tratadas coII}o / ficaciones maternales también inspiraron las movilizaciones
;1L necesitadas de rotección más ue de i a1dad. Este enfoque 'emeninas~de base · '

~I:~~
sólo fue cuestiona o por algunas socialistas. en la primera ola de la sociedad civil lat' ericana. La\identificación):on la "
del feminismo a principios del siglo xx, y, posteriormente, a matem1 o implicaba necesariamente una política concreta:
partir de los años 70, confonrie el feminismo de la igualdad fue movimientos rnatemalis~s se asociaban con opciones que .
1 . consiguiendo adeptas dentro de la segunda ola del .feminismo y
1
abaréaban todo el espectro político, desde los movimientos por -
Jt ¡l.\. los análisis del patriarcado fueron ganando terreno 28 • Cuando, los derechos hum·anos de las Madres de los Desaparecidos has-
~~ \ . .en los años 80 y 90,. muchos países latinoamericanos seemoar- ta fos que apoyaban al ieneral Pinochet en los barrios chabo-
I! l 1 caron en recesos de refi chos le ales de la mu- listas chilenos. Además, pese a su omnipresencl,a como símbolo
ll ¡, jer, os nuevos códigos con'u aron la i aldad la otección. de feminidad y. elemento constitutivo de la identidad femenina, ···,
¡
1 ..
1 e ns1 era a que as mujeres necesitaban igualdad como tanto el\S1gíübcactpJde la aternida como la im licación de las
·!¡ ¡¡ consecuencia de sus responsabilidades familiares. &ca indepen-
dencia de los derechos de la mu'er con res ecto a la familia si-
mu· eres en sus idealizaciones vanaban considera emente se '
1· . 1c1 ··. m em argo, aun con estas
11 guió sien o un tema controve.rt1do, que se asociaba con el emi- matizaciones, la ma~emidad constituyó un «referente de movili-
~ i nismo extremista de la iguáldad y, col!lo objetivo político, era zación femenina» generalizado y perdurable en América Lati- ·¡
h' susceptible de fracasar. Las._activistas feministas §ifil!!.s'on, por na30, así como un factor importante para explicar la distintiva
evolución de los movimientos de mujeres de la región31 .
-,)

1: tanto, esgrimiendo
..
argUffientos familistas para congmsw- Jos
~
·,:
\\ 29 La refonna del Código del Trabajo de Venezuela en 1990 consiguió
1· 27 A propósito del Sindicato de Amas de Casa inspirado por Eva Perón, el reconocimiento de los derechos femeninos a la protección contra el despi- ¡,,.
vease Fisher (2000). · do por embarazo, guarderías en el centro de trabajo y días libres para aten-
·.I 28 Esto no quiere decir que el feminismo de la diferencia no tuviese par-
der a familiares enfermos. Las defensoras utilizaron argumentos de igualdad ··,1
\1 tidarias, o no tuviese partidarias dentro del socialismo. En los años 70, las fe-
,,
'!
.ministas mexicanas se vieron más influidas por los argumentos sobre la di-
para ~rornover estos cambio~. Véase Friedman (2002);
3 La frase es de Sonia Al varez ( 1990). ·--
'¡11 .. ferencia que. las de otros países latinoamericanos donde emergieron movi- 31 Algunas feministas latinoamericanas han hablado de Ja existencia de
-..
mientos ~s~ ~v}~ ~-~
!~ 1 una especie de «chovinismo femenino>> o posesividad en relación con.el ho-
~~
!!
:
I.
~ ~\\~ ~ ~\~
' ¡
r' 266. 267
lJ ¡ la;.~\...~~~
..~~i~:.·~/J~·
~·· Si en el ámbito político los movimientos de mujeres lati- Pese 8i esta diversid_acl, .e~ fen;inismo latinoamericano;..~~ió ~

1
'

noamericanas se caracterizaron por la movilización estratégica dos rasgas comunes: un mteres por promover un ro ecto más
de argumentos sobre la diferenCia y la identificación con lama- am lio de reforma socia entro e cua se rea izase · o dere- »\tsC (
~{ ternidad, destacan, por su relevancia para los debates contem- .e os .de.la mujer,_ ·y fonnas de ~ctivismo que inv~craban 'a ~~s sr( -\0~
1

~Ii¡.
poráneos sobre la ciudadanía, otros dos rasgos: el carácter sol!> seº~~res popul_are.~ -como objet~ de l~s.estra~1as de mov1h- ·';--:t~.~.~,,\
cial del feminismo en la re ión su énfasis en la poht1ca padi. zac1on y como sujetos de su propio activismo( Globalmente, el~::y
.tr.
~a. En relación con e primero, siempre u o en o el movimiento feminista latinoamericano se diferencia del que V1 '· "
emergió en partes de Europa y Norteamérica en que por lo ge.:-~\ í'.AJ!
I(' ~.

¡~,
.~~
feminismo latinoamericano importantes corrientes que, en dis·-
tintos momentos de su larga historia, buscaron distanciarse del neral no se implicó en el tipo de política identitaria que tenía''.. .. ¡;;
tipo de enfoque normalmente asociado con el feminismo nor- por objetivo prioritario la conquista de intereses singulares y
1 ~eamericano, cuyo activismo ha sido impulsado en gran medida P~r:ticularistas} El mayor énfasis sobre cue~ti?nes de :es ons~)
1)~-Í\~\~~r un individualismo basado en los derechos,,, os movirnieh- billdad colectiva y socia c01wierte el mov1m1ento latmoamen-
;f,,nA ·\\o . tos. feministas latinoamericanos usieron n t é as1s en 9s cano en lo que podriamos describir como una especie de «te
~Ci~\) erec os es, pero más todavía en los de~echos socia- rfíinismo social».
\,

.. ---;;:::-~ les, en parte como consecuencia de la trascendencia cultural de _....,.....eu-reKlción con lo anterior, y como rasgo específico de la
\,_
ladiferencia que hemos señalado, y en parte por el papel desem- (. segunda: o del feminismo latinoamericano, se halla su enfo-
\.. peñado por las enérgicas corrientes de femjnismo social, las '---EJ:U actlV1smo pa ic1pativo. Como se comentará en mayor
( cuales se alimentaron de diversas fuentes: el socialismo, el po- profundi a mas a e n e, a partir de los años 50 los rnovi-
n;1 pulismo y el catolicismo social. ,.:n~tQ\_ feministas y de mujeres en América Latina fueron J,,
\._
Los movimientos de mujeres latinoamericanas tuvieron ~s por las ideas de a~iA ~ºW.\.U1,u'1Ci;i !:lm;cpm-\\ 1\(
\.. una amplia gama de influencias o corrientes -movimiente>s miento Y narticipaQ.iQJl_SurglJas denfrn &1/ílfoíféi§fub §rW ))
unque nanta tensiones entre los mov1m1entos
\.. populares autónomos, activistas de partidos políticos y sindica-
tos, y organizaciones feministas-, cada una de las cuales re- populares de mujeres (integrados por mujeres de bajos ingre-
\,
presentaba a distintos estratos sociales con una evolución polí- sos) y las activistas feministas, en su mayoría de clase media, es
l tica característica., El activismo popular de base se desarrolló indudable que hubo cierto gra e interacción entre ambas co-
l en an medida mediante la movilización en tomo a las:nece~;i­ rrientes. A aiiir de los año 80 e n au~~Lforni­
dades e idenh es erivadas e os roles remerunos, yJifui!üi- nismo popular entre as activ1s as de los barrios de bajos ingre-
(
zac1ón de las rmsmas. Las act1v1stas de las orgaruzacion'es polí- sos y las organizaciones de clase obrera, quienes se identifi ..
1
'· tica.s incluían tanto mujeres de clase trabajadora como de clase caron abiertamente con las aspiraciones feministas o, cuando
\.. media, mientras que el núcleo del movimiento feminista estaba menos, incorporaron los discursos feministas a su retórica y es-
.\.. .,_,r·. integrado por mujeres con estudios univ"ersitarios cuyos oríge- trategias33.
''1 nes pol~ticos se remontaban a los movimientos estudiantiles
•ºt
... ue finales de los años 70 y a las organizaciones de izquierda 32 .
33 Stephen (1998). Un ejemplo, entre otros muchos, de esto último lo
!.li
,¿-· constituye la abiertamente antiferninista organización de clase trabajadora
1'- Sindicato de Amas de Casa de la República Argentina (SACRA), que luchó
/ por el reconocimiento del trabajo que las mujeres realizaban en 'el hogar y
gar y la familia, que ha dificultado el avance en las reclamaciones respecto a
h\ la igualdad de género y el valor simbólico de la maternidad. por el derecho a que fuese remunerado mediante transferencias del estado
32
\ (, Villavicenció (1992), Vargas (1998). (Fisher, 2000).
)\ 269
268
', '·
I· y, tras el <a~ de la política» decretado por los regímenes auto-
En suma, en sus formas heterogéneas y ~stintivas, los mo-
vimientos de mujeres latinoamericanas han constituido una ritarios, los movunientos de mujeres feministas y de otro tipo
fuerza .más diversa y vital de lo que suele reconocerse. Coino pasaron a la clandestinida · entificaron como ór aniza-
ha señalado !aquette, sus perfiles políticos contemporáneos c1ones e res15tenc1a antiestatales35 • Como veremos, 1 o-
~eguiría siendo una. cuestión ceritral, y cada vez ma . . -
' . fueron moldeados por tres componentes sociohistóricos: · un
movimiento feminista con reivindicaciones similares a las de lCtiVa, dentro defmovimiento durante el período de transición ,,~
(
..r
las mujeres europeas, canadienses y estadounidenses; un movi- y con p o ·s ·D eél. .
miento de mujeres que se movilizó contra la dictadura, el auto- · -En los 80, 'entras las feministas de las democracias L
ritarismo y Ja violación de los derechos htunanos; Y.un movi- liberales oc es enfocaban su atención en el estado como J,.
'J• ...
j ie lar. ue convirtió las estrategias de supervivencia ámbito de lucha en torno a la fonnulación de políticas y objeto ...'
11 reivindicaciones socio o t1cas . e pu . nadir de teorización feminista, en América Latina el espacio político
las s1gm icativas mov1hzac1ones de mujeres por parte de los. y teórico estaba ocupado por los movimientos sociales. Con el
partidos políticos, algunos de los cuales, como el peronismo, fin del autoritarismo y la revitalización de la política democrá-
incorporaron elementos del discurso feminista (y algunas de tica, las ideas de ciudadahí anando terreno en el con-
sus reivindicaciones), pero reelaborados en el marco de una po- tinente ero en un contexto en el ue los.movimientos socia es
lítica que se identificaba explícitamente como antifeminista. conservaban su im ortanc1a como enomenos po i 1cos y com
si ificantes de lo ue ar ctlv1stas re resen a la
...
.....,~
~a. Así, mientras que el interés del feminismó occidental
-,~
F.EDEMOCRATIZACIÓN, MOVIMIENTOS SOCIALES por Ja teoría de la ciudadanía coincidió con el regreso gradual.a 1 ~·

Y. CIUDADANÍA: DESDE LA PROTESTA HASTA LA PROPUESTA la democracia, en América Latina surgió en un· contex~o políti- .•
co diferente. Como veremos, el activismo en tomo a la ciuda- <

Estos elementos constitutivos del feminismo latinoameri- danía sufüó varios cambios de énfasis acordes con la evolución]· -~
cano siguieron presentes, pero se vieron reconfigurados bajo de las prioridades dentro del movimiento en conjunto. En este 1

l'
ias nuevas circunstancias y discursos políticos de los· años 80 · proceso el énfasis inic'al sobre los movimientos sociales la
y 90. La segunda ola del feminismo maduró en América Lati- ciudadanía activa füe $:gu1 ~ po: uii creciente interés en lo~~
na enun peñodo de-cns1s po!ffica y d1ctaaura. Al no estar acos- der~chos y en-el estado como amb1to de lucha en tomo a la
'Wü1aciñn de poliflcas. - · . : .
ro;¿ ·-,<
1

tumbradas a Ja maquinaria de la democracia, al principio las ac- 4


tivistas del movimiento de mujeres siguieron una trayectoria Un propósito fundamental de los rimeros traba'os femi-
que algunas participantes han descrito como un desplazamien- nistas sobre la ciudadanía era ofrecer u ana 1s1s e genero e ),
. !o, va~nte y condicional, «de los márgenes al centro» .. En los lo de base y ~
· · años O, ecepcionadas por las organizaciones excluyentes, au.-
·torita s y masculinistas en las que estaban involucradas, in-
1
.~.

cluidas las de izquierdas, las activistas intentaron crear espa- ....


i,. 1 e
, cios autónomos en los que desarrollar un_a po. Jítica altemativ~4fét /1
autonom' se convirtió en un principio de_ organización poh 1 J - .... ·--·."·':.,t
nPvi:üJJ.~ ~,1.[YlA-\ ·-~
35
tTiítDS. lto i (lJL( - LillJJJ..ÍQ.. Esta visión era compartida por gran parte de la izquierda, que duran-
te los años 60 y 70 no sólo se mostraba «globalmente antiestatalista» (Lech- -~
34
Jaquette(l994)~~~ ~ rer\~UISL- ner, 1990), sino escéptica respecto a la democracia liberal.
/."

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. ol:oJo 'd~~~Q._ ~ct-\L.f.:J_, ,l) [jfü ~ u.pDl..n~ . . '·. , .
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rn
~0
1
)· -:r.Women and Soc1alC'haAge in Lat1n Amenca, publicada en 1990. 1
siones «deb1les)) 39 de pertenencia soctal y pohtlca que dichas

WI El volumen, que surgió de un proyecto comparado sobre parti- def m1c1ones entrañaban: En su lugar, abogaron por una ver-
-~ cipación popular financiado por el Instituto de Investigactó11 sión más sustantiva de la 'ciudadanía, que fuese a la ·vez más
i} _?e la~ Naciones Unidas para e~ Desarrollo Social (~SD), garticipativa y socialmente r~sBonsable. E~is.tía, por" .consi-
}-

\. ~l '
r examinaba los esfuerzos organizados de un «grupo social ex- guiente, acuerdo entre las femm1stas y los teoncos de los mo-
\ .. ~(

¡l·1i.·:~·
~f
,f!
""· cluido (es decir, las mujeres)[ ... ] por aumentar su control sobre
..., \ las.insti~c}?rres
reguladoras de s,ociedad». ~a
Jelm defm10 como parte de una «busqueda de iderrt1dad y ciu-
~danía» , representó una oporh.ina intervención en el ~1ate
36
~l pr~yecto, <~ue
vimientos sociales y la sociedad civil que enfatizaban las vir,-
___ tud. es de la«ciudad.a~ía activa» p «participación>>.
,,·· · ·mas formas de actividad se .ve1an como un contrapeso a· la
· !, plolítica corrupta y alfonada· del estado y como. virtuosas en Si
~ij l
iij ~obre los mm7im1entos sociales. Hasta entonces, el debate: se .: ~~>'-' m:srnas, 2ues.!2_g_ue contribuían a la construcción de la soc1e '
habi~ d~sarrolla~o como s1 las muj~r~s no participasen en e~;tos ( -~ . ~ad civil y, por ta~to, a establecer unos cimientos más sólido 1
\
i;;¡
\-
!};\ mov1m1~ntos y s~n.oto~gar 37
rec~noc1:n1ento al caracter gener:2a- ~-- pararil democracia. . .: . .
\ , do de dicho act1v1smo . En el prologo al volumen, Lourdes En este período todas las opciones pollt1cas latmoamenca-
~¡· Arizpe d.eclaró que la obra e~taba motiv~?ª por el «actual a11~e- nas hicieron llamami:ntos para ~es ano l'.ar un.a socie~ad civil
'f ~ lo ~und1al por la democracia~>, pero de10 ciar~ que se refer~a a fuerte mediante el estimulo a la ciudadama social y ac~1~a. P~ya
.,µn tipo concreto de di.::i.IJocrac.t.a,_una d.e.rnocrn~rn {{~@:!.:..
1
1 la izquierda se trataba sobre todo dE01umentar la partlc1pac1on
~, •.. .J_! 9e las estructuras e instituciones Bolítica? tradicionales)>. E~ta _p(íblica y la ~a ac~dad ara romover un proyecto de reforma
\ ••J~,j¡.lW!liiahzac1on senala lo. que podna considerarse. un rasgo dis- SOc1aJ y polihca, rruentras que los e enseres e cato icismo so-
~ ... ·~~o de la política y la escritura feminista latinoamerican:ien cial lo veían como un medio para reconfigurar·y revitaliz.ar.1a
)
r \V" { tos anos so: ~r apoyo a una ciudadanía activa, es decir, ~tlc'i- ética comunitarista que caracterizabaª las comunidades ~n~t1a-
I?,ativa ~.
3
:.:1' ' nas de base, entonces en su apogeo. Por su parte, las activistas
~ --i.as teóricas y activistas feministas latinoamericanas se de Jos movimientos de mujeres lo consideraban un modo de
f{:\ unieron a teóricos críticos de la izquierda, tales como 0 'Don- promover los intereses femeninos y el empoderamiento ae lr~s
i:~· nel.l, Lechn~r y otro~, en el a;ague a la co~cepción liheral ntjli- mujeres, al facili_tar.que se ot?rgase el debido reconoci.rmento y
~~ tana de la cmdadarna Cuestionaron el pnnc1p10 por el cual se apoyo a las asoc1ac1ones vecmales.
t# : Q!J.VÜegiahan los derecñc individuales por encima de l<L r~s- Las analistas feministas centraron su atención en otorgar
~{ : ponsabilidad social, rechazando la definición de la ciuda_dania visibilidad y valor a la participación femenina, mientras deba-
,~ ~basada en una mterpretación limitada de los derechos y las ver- tían sobre el carácter generizado de las formas de movilización
· - y las reivindicaciones que la acompañaban. Insisti.eron e~ que
"'aeiudadama debía to cuenta lo que los te6ncos latmoa-
1..;;·. Jó Jelin (1990), pág. xi. mencanos amab o cotidiano or ue sólo así podría iden~- \
·1 37
Esta crítica de la ceguera de género imperante en la bibliografía .sobre ficarse y calibrarse e mento e las mu¡eres y so o as1 po an ~
··1

!"·
~I•
los movimientos sociales puede encontrarse en Molyneux (1986b), Jaquette
(1994) y Waylen (1996). lD co\v.JlaJJl.0 ~ ~.:1\ (Y?-- pNJ~ co.;j_~ et l#JlÚ
. CÍJ_ (j)\ r'r0:\~V'> .
,! 38
;J Tumer (1986) distingue entre formas activas y pasivas de ciudadanía, •
i es decir, entre las desarrolladas a través del estado y las que surgen desde J 9 El adjetivo thin del original hace referencia a lo que W~ltzer deno-
abajo a través de luchas locales o en el lugar de trabajo. También distingue mina thin civil society, una 'sociedad civil débil', en la que existen pocos
?,
''~\, entre las tradiciones pública y privada de la ciudadanía, poniendo al libera- vínculos asociativos, por oposición a una sociedad civil fuerte (thick). [N. de
(lll!,¡ lismo estadounidense como ejemplo de la segunda, ··

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f· "~h·· ·• 1 la T.}
~~ 272 ':' \
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~CX'O-c>-Q ~- -~~~ ~~~\'
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1 ~ ~C>\\~ \'._ \w..~~ !fa___~\~
b'etividad olitica característica40 • La~.
1 1
· en estas actividades, o el valor experiencia} del tipo de activis-
_mocrac1 se concebía no sólo como una práctica de olítica - . mo y de solidaridad y cooperación femenina al que podían dar
tltucional formal, sino como una ráctica ue a a vida lugar, algunas se preguntaban si constituía una parte importan-
c'Ofieiiana e · - ·· · eral. Ello te del"á luchci. de las mujeres por sus intereses colectivos en
unp ica a re~efinir el significado mismo de la democracia. Por cuanto mu1eres. · . .
con~~~~r.;óY! ffk~~OnWifJRsi!!ts tlSá:@tj:¡~ :@: r:; .A este respecto, l~s~~ dividían en optimistas y pe- ~--
s1 s. P
(l
nmeras, este act v tema tres efectos
r
d=
rM Vlfütes: su potencialidad para realzar la capacic;iad femeruna para 'OSltiV E . 1 estos programas servían como «apren-.
a autodeterminación y la conquista de la igualdad; la cuestión tzaJe» para as m jeres, puesto que la e<werieucia de salíñañ- ~\·"·•·
de si la <_<pol~~ca_ de las mujeres>.> dife.ría d. e ma_.~.era sigru.'fic~ti- QfilfY liderazgo las «empodeJ'aba2>, lo que permitiría, al m~nos ·
va de la «pohtica de los hombres»; la unportanc1a delas versio- a algunas asumir un papel en el ámbito político for-
nes comunitaristas de la ciudadanía activa; los dilemas plantea-
dos por la diferencia en las «nuevas» democracias; y la relación ~
mal4~. Enie n lugar, entrañaban la creación de <<nuevos es-
~s» que las mujeres podían ocupar en la esfera pública, lo
entre ciudadanía activa e instituciones estatales. A continua- \.s que reconfiguraba de manera efectiva las fronteras entre las es-
ción analizaré estas cinco cuestiones. feras púoli · rivada, 1así como ·el significado ·de cada una de
ellas .. En ercer ar, la.autoconfianza que les daba Ja·ocupa-
ción de _es. uevos espac10s e ití · · r
LA GENERlZACIÓN DE LA CIUDADANÍA ACTIVA
su subordinación en el ho!iar. aldeira Janteó la trascendencia)
de estos ca · ación culturaLun nllffilD
Aunque los movimientos de mujeres latinoamericanas va- modo de vivir la feminidad gue contóbuía a 11n prQ~Q da re-
loraban positivamente la ciudadanía activ · tía bastante
~ontroversia)en tomo al €gnifica~de 1 artici aci n femeni-
definición de las relaciones entre los sexos y de las identidades
:fü::memnas43 • l.
na en actividades tales como los comedores.populares, las ollas
comunes y los programas del vaso de leche41 , las cuales alcan-
Esta visión teositiva de la participación, según la cu~l con-
ducjrí.a inev1tab emente a un cambio deseable, ,era compartida
li
zaron altos niveles de participación en Perú y Chile durante los . 'l
~or la biblio¡rafia inicial sobre los movimientos sociales, pero
años 80 y principios de los 90, con decenas de miles de muje-
ni u,na. ni otra abordaron de manera sistemática cuestiones polí- !.
. res involucradas en ellos. Aunque había pocas dudas sobre la
~ trascendencia soci~I de la participación masiva de las mujeres
ticas ni anali,zar1;m las consecuencias, individuales o sociales,
l
L
de las actividades en cuestión44 • Confonne el activismo de los
movimientos sociales fue decayendo o, cuando menos, incli-
nándose hacia una . . . . ación a finales de los . "r k. - .• ~
40
, Esta idea fonnaba pai:te de Jos esfuerzos por teorizar el trabajo do- ·años 80 sur iero voces1más escé ticas acia los a entes ~~~~
mestico o reproductivo. Para un análisis del debate, véase Marques-Pereir.i Y ~ favor e 1c o act1v1smo. e nuevo, aunque pocas dudaban
Cárrier (1996), y a propósito de lo cotidiano, véase Lora (1996).
· , . 41 Los comedores se basaban en la afíliación por unidades familiares (lo
habitual eran 20-40 familias); la comida se preparaba colectivamente y c~?:i 42
familia se Ja llevaba a su casa. Se financiaban mediante cuotas de atiliac1on .' Barrig (1998); y Luna, «Feminismo: Encuentro y diversidad en orga-
y la yenta de comida a los no afiliados. Las ollas consistían en la prepai:n- nizaciones de mujeres latinoamericanas, 1985-1990», Homines-1.11, cit. en
Ma~ues-Pereira y Carrier ( 1996), pág. 16. . . _, '··"
-J
ción comunal de comida; el programa del vaso de leche consistía en Ja dis- 4
tribución de leche gratuita a los niños y a veces a otras personas neces.itadas. Caldeira (1990), Stephen (l 998). 1 : ·
44
Para un análisis de este tipo, véase Foweraker ( 1997). ·;;;;~:
·
v.•.,
.. J
274 ,., '7" . A':J~

~'.:
c}.0~~('.Jl fJ:-:1:3~~ \)..'.¡:) .~ ~~ ~J.t\UJ...dlli
1 CJ;;P-~ r:::.J-<;.~\\.f\,J....:l.5..0 eü~.).JJ~'tQ\l_'\:0 ('n '::)¡Y.,
1
:.i>.;j
1'\.!,~'"'
de qL'.e la" particip~ció?- femen~na en el mundo, fu~ra ?el hogar
amplrnba la expenenc1a femenina, es aba mas difícil demos--V .. ~ 1 r:
, ( ;.ia p~~a incluir todas las actividades de este ti~o, independien-
\ :emente del contexto? Se plantearon entonces mterrogante:;; so-
r ue tuviese un im acto tan ible o ura ero so re a v1 a e ~~~( 0
J · )fe la validez de este modelo de ciudadanía activa para la tarea .
ama ona su:,~ 1 ::le construir una sociedad democrática y sobre si debía tratarse
( re ac1 es de os se isponía "''/VJ ~ como un sucedáneo de dicho proyecto.
~·1 .., eran contra 1ctonos. Indicaban que el activismo o la participa- ' Además,. aunque en América Latina la ciudadanía activa se .
~"
. ~:
'~il
c~ón podía t~~_er un ~n:pacto, tal como demostraban los tes timo-
ruos de muchas activistas clave._ Pero, fuera de este grupo, 110
·.\sociaba a menudo con la J?Olítica ~dical y podía c~~
:1 ento fundamental ~e dicha pollt1ca, la~ d~:
~~
;iJ solía se~ así, o lo era sólo durante un tiem;.D, de tal manera gue~ (_ctiv_ odían u~lizarse para una a,m lia. ga~~tervencion~s
.~
las pamc1pantes regres'!ban alos_ª,Bterig:_5p.atmnes familiares ¡-Y. objetlvos poi icos. aru cia entendida como acti.~·
..~
~
~l ~osj Ún·ª·.····d.·.e. . l.as . c. .·.º. ~clu. s.i·o··n·.·.e. s. qu...e .s. e. pod1·'·ª. e.xtr. ª. e···r. e. ra. ·.q'·~·
or s1 sOio, ep_~,ause.~c;1a .~~-:l1I.1'1:.~:Pºht1ca.transformadora,:y_c:tr-
' · o comumtano artici acion o re erterac1on mora no esta:·
ro ecos ara cL

~1
unstanc1as materiales favorables, el activismo ho conducía al . am ien po-
'«empoderamiento»:/La~ ~ch~1stas perc;Qi~r¡., ~súanto Ja po:: . ia estar a serv1c10 e erzas . s, con:o er<l: pa-
l
tenciah@:~ como J~~
lm11.tac1ones crudadanía act1va, de~ a 1
y (ente en aquellos. contex~os
?onde fundamentaltstas nac~onahst<l;S
comprendieron que su trascendencia y resultados eran más ; y religiosos de diverso tipo mtentaron crear una comurndad poli-

í}¡ contingentes de lo que se había asumido 45 • 1
tí ca con el f m de promover políticas autoritarias, patriarcales, ra-
~ .Si los efectos del activismo sobre las relaciones de géne:ro cistas o patrióticas. Los partidos derechistas latinoameriC'!J10S se

¡
~l\
~~
eran variables, también lo eran sus efectos políticos. Como E:n·· subieron rápidamente al carro de la ciudadanía activa; el Partido
,.
¡f·, fatizaron las participantes en el debate, una sociedad civil ae:ti·· Acción Nacional (PAN) mexiqmo utilizó su lenguaje de manera
)' \)
I';:¡ va era un componente integral de la vida democrática, indis·- explícita con vistas a movilizar apoyo para políticas familiares
)' en.s.aQLe para una socü~dad saludable.([n América Latina, las conservacl'<rtas. En la bibliografía sobre estos temas rara vez se
... \~es)asumiergn a menudo~rq?-apet prommente"·r.;n los pm~

'~
marcaba nítidamente la frontera entre la ciudadanía activa, los
\\ yec~~s dirii;ri~os a crear fonnas a7tivasde crndadanía y respon- movirnientos.so~iales y .la !11oviliz~ción de, arrib.a ha~ia ~?ajo ..
)'·

"I'
\/
j\
~
.sabil1dad c1v1ca. A...m~nudo eran identificadas C.Qll)O una~~
~dan;ental para la reconstitución de la sociedad civil tanto en
n· . Por cons1 lente, Sl bien la ci ma activa sigmo CO?Sl-
defan ose un e emento primordial del trabajo de los.~ovim1~~-
't(· os ~enodos. autoritarios e?~º postauto:itanos4°. En ocasiones t_?s de muJe,re~, '0J.da vez había LUla ma~or coJ}ciencia de ~e S.}J
lleg~ a considerarse el act1v1smo femenino como el equivalen- olit1ca ract1cas resultados de endian contexto so~ial y

1
)1
' ..
til.(' te de una política democrática, que por definición era tanto ri1ás del si~ifica o político más amplio que se li¡ atar_zase. apo-
'J". radical cuanto. que no era política en el sentido convencional yo general a la ciudadanía activa, en ausencia de una estrategia
¡~1;
¡\. 'l, ~;.
institucional(Sin embargo, por muy válido que resultase est~. política o de atención a la política y las políticas públicas con
fi, ·i análisis para el penado de transiciói\ desde el autoritaris:no las que se vinculaba, corría el riesgo de generar falsas expecta-
)\ ·l: ''t

l~
(cuando .dicho activismo se situaba dentro de una política de- tivas en torno a sus resultados. Como había advertido Arizpe:
\;.
mocrática y de resistencia), ¿podía generalizarse esta experien~
,1
:;
I"· > /

}\
45
Véanse Blondet (1995) y el análisis de Anclerson de.las diversas fases
0
~n
de la46campaña del vaso de leche, en Nijeholt et al. (1998).
)1. Jelin (1990), Jaquette (1994), Waylen (1996).
,,
'' ;1 276 277
·:.:
1

:...

. · Además, aunque representaba una condición necesaria, la


ciudadanía activa no era condición suficiente P.ara una demo- í
1

cracia signific;ltiva. Para convertirse en elem~to crucial de una


p~lítica demociática, debía poder distinguirs~. de las corrientes
políticas y las iniciativas de políticas públic~ con objetivos y •

prioridades diferentes. Por consiguiente, emp~zaron a plantear-
se algunos dificiles interrogantes en tor;no a~significado más
amplio de los llamamientos concertados a laJ::iudadanía activa
en el contexto de las políticas neoliberales, lo~-;_cuales, como ve-
remos más adelante, se hallaban en consider$le tensión con el
feminismo. Con estas ides:s en mente, pasaré:ifexamihar cómo
se esgrimieron fos discursos de la ciúdadaníai"n: el debat
la genenzac1on del activismo. =.-
·•'
~i';
LA GENERIZAC!ÓN DEL ACTIVISMO:
¿MADRES Y/O CIUDADANAS?

Como señalamos anteriormente, el femi~mo la~noam.eri­


...

cano se desarrolló en un contexto cultural en,tel q\.le ·el activis-


mo político femenino se apoyaba a menudo-.:&plícitjmente en
l ~
los roles tradicionales. En los años 70 y 80, .®n el a:µge de las
-"'- m.o~ilizaciones p~pu_Jares de mujere~ en tomrJ~~ las ~cesidades
~~ - bas1cas y los mov1m1entos maternahstas de dítech~~- h~manos,

~
.,...
~~ tales como _las Madres de la ~laza de Mayo, las:jl1!1pbcac1ones de
1 género de dicho a~ti~ismo se con.virtiero:1 e11jobj~to~de debate
dentro de los mov1m1entos de mujeres latmoaj.nencanas48 . Mu-
. chas analistas consideraban estas movilizacioñ~s como ilustra-
~ivas de la quintaesencia del movimiento de ~eres y de lapo-
. · ·lí~ica femenina, puesto que "habían surgido ~artir::de valores
morales específicamente femeninos, Jos cual®: s~ atribuían, se-
~-
,gú~ los casos, al. posicion.amiento social de Icrmujer··dentro de
-~·
··D:'I····
~ ·
. . .. ·--.
En Jelin (1990)."
41 "."'ú~: - · · .
.
. . Existe una extensa bibliografia sobre los movirrtiCntos matemalistas.
48
· Véanse, entre otros, Feijoo (1998), Schirmer (1989) y Pisher (1993),
..
"278
~n \(~tl~1,0. dL'l._, UX l},t,QJ.Ju(J.G}i; ÜO~, d..ll._ 1 (1)_
UJ~U\cd,~ <~~~1 u-~ t11CU\.)-~ ~>J.JJRJ_U LA_,c>._..,
~

~
·t~
µ titui~ l_apase deJª;noral públi~3:~~-·.Aleynas yersiAA~§ íl~a· a las votantes, elogiando la superioridad moral femenina que
6 lmsmOLSostemarvotemlSas s1m1Ía - ..__ - -- - '-
~
permitiría purificar· la esfera pública.
/.~~
~ Aunque estas invocaciones a la superioridad de los valores
_;.t1:1~]Bilp pgrn;g.m.at¡jmWL· Algunas analistas remm1s·· femeninos podían ser percibidas por las destinatarias como
B
~ tatt!'e los movimientos socrnfes latinoamericanos acabaron per·- «empoderantes)), producir dividendos políticos y en ocasiones
\~!~ ~ cibiendo las cuestiones de la vida cotidiana y la lucha por las· desplegarse estratégicamente en las campañas feministas, re- ·
necesidades básicas, así como el compromiso con formas de- sultaba peligroso aceptar de manera acrítica la ideología de gé-
mocráticas de organización, como ilustrativos de virtuqes de
i los movimientos sociales (femeninos) frente a las fonnas con-
nero sobre la que se apoyaban. En primer lugar, los llamarnieri-.

~
tos a remoralizar la sociedad contaron siempre con firmes de~
vencionales (masculinas) de organización, evocando la defensu fensores . en la derecha y en la Iglesia Católica, donde las
de Habermas del «mundo vital» frente a la razón funcional del
1lj.
f:Stado y la burocracia.
referencias a la virtud femenina se planteaban en términos que
~ invocaban los valores familiares tradicionales· basados en roles
Estos argumentos pueden considerarse un avance con res-
·~ pecto al antenor debate latmoameri.cano sobre el acceso de la
y patrones de autoridad convencionales entre los sexos. De
í~ aquí a considerar a las mujeres responsables de los valores mo·· ·
i=@ISer a los derechos de ciudaoanía, .en el que, como vimos, t~~s rales de la sociedad, con el consiguiente castigo a quienes son
yirtudes femeninas ocupaban un lµgarcentral. La primera ola catalogadas como deficientes según estos criterios, ya sean mu-
1 . del--reñi:ínísmo .·latmoamencañOhabiaargumentado que estas jeres que trabajan fuera del hogar, madres solteras u otras cuya

,.·
l. virtudes debían trasladarse a la esferapública53 , donde remon1-
1izarían y transformarían una vida social política excesiva-
conducta se juzga desviada, media sólo un paso...
Las críticas del feminismo de la diferencia han argumenta-
.

)'
.~.1:
' ~~~
mente racionalizada o corrupt uan eron alocó este discur.:~
so al servicio del estado ,cuand descn io el lugar de Evita en

1
la p~~~.nb·c a ~~~.~ .:~. ((Cb?~~m> del p~r?.~}~I11S. X~~. s~y?, en i._:~a
1
prev1s1 e opos1c1on mana, corno a «caueza>>.. vemte anos
do que la política feminista forzosamente ..J'roblematiza la rela-
ión entre el-.:.-~·· '
1 m¡e
.... ' · - ·· .. _ 1._ ___ 3 - -----··-
sñ O@Híl pm9 19wramrnm ga~ Esto permite reconocer que
;I \la·po \trca de las mujeres no es solo, o no necesariamente, «po-
' .
i\. •
después, desde la izquierda, Sarvador Allende apelaría también \
!0lítica maternal», democrat1ca o del cuidado 54 . Estos valores-:-a
il
t. ' menudo asociados con ta «moral femenina», son positivos,
\1 51 La encíclica papal Mulieris Dignitatem continúa esta tradición, al in~ pero-i' aunque no estén distribuidos· de manera equitativa,~~-
li.

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.•
~
tentar dignificar el «genio femenino» de las mujeres. Boff escribe: «Apoya-
. mos el argumento de que la Virgen María, madre de Dios ... representa lo fe-
. \ menino en fonna perfecta y escatológica ... [L]a modernidad se ha definido
como logocéntrica, otorgando primacía a la racionalidad y el poder de la 2.bs·
tracción, [y por consiguiente} ha marginado lo femenir10 y, con ello, las di-.
ferible tratarlos· como valores no específicos de un énero.
de '
ortadoras d
ie
· u eres como las umcas

,,.
'l \ 1 -i mensiones de la realidad humana ligadas a la ternura, lo simbólico y elpathoS!!
~ ,,~ (Boff, 1984, pág. 187).
¡). 52
Estas posturas fueron expresadas en la Conferencia sobre Medio Am-
biente y Desarrollo de las Naciones Unidas (UNCED). Aparecen criticadas
en Molyneux y Steinberg (1995).
53
1( Tronto define la moral femenina como referida «a un conjunto am-
plio de ideas: el valor otorgado al cuidado y la crianza y a la importancia del ..~:
.,
.(

. (
1 ij
amor maternal, un énfasis en el valor de las relaciones humanas, el valor pri-
mordial de la paw (Tronto, 1993, pág. l). · :l-~~­
M 280 i~.
"&
.•.
. -- vaN:::f\fn (}-.,~ l\ iJlli.UJ::)\. M \N:J qJJ(_ 01 lJ.()

/~~ Sf ~- ~~~~L\~,Dlt1
(
petúa como componente intrínseco de desigual&:ides sociales <<Valores femeninos». Aunque el escepticismo respecto a los
más amplias55 • .
· esfuerzos gubernamentales por moralizar las políticas públicas
E · enfo ue diferente, que consiste en desplazar los está justificado, la inc_orporación de la ética al estado podría con-
términos del d eninos»'1i un. análisis . ducir a un reordenamiento más ·humanitario, igualitario y de-
m neral d o ue u ere e orm men e y e sus ~ mocrático de sus prioridades, algo que los teóricos políticos ,.f
.r.esgonsabilida es en. es e am i o. a se conceptualice como latinoamericanos consideran fundamental para vencer la des- (
tra ªJº reproductivo o como cu1dádo, las feministas se han es- confianza hada el sistema poljtico por parte de un electorado ·.
n ·1 forzado pbr ~l~ yi¡ibiliWJ: y enmarcarlo así ~n las estruC°:1f9;S ' desencantado 60 • Sin embargo, esto no es algo que un simple au- t:·
1
f !
de jf W
LP9XJl'f1g que aefmen sus modalidades genenza-
.das ! análisise género de este tema ha llegado a ser fun~
mento en el número de dipu~das en los parlamentos pueda re-
solver por sí solo, si es que puede hacerlo a algún nivel.
.' . .

, 1 ! damental para la teorización feminista sobre la ciudadanía y


¡\:
I 1
. ,
desempeña un papel relevante en la formulación de políticas
sociales5,7. Al reflexionar sobre estas responsabilidades, los de-
1 I ~\~CkS bates feministas sobre la moral pueden desplazarse del terreno
! ~ del esencialismo al de la política y las políticas públicas, y las
MORAL, COMUNITARJSMO Y CruDADANIA

La cuestiones morale 'reaparecieron en los debates sobre

1t
. 1_

.
1 [,.\Jí ~ ¡;iu;stiones del cuidado reden ~Q¡tjugarn; ~...~u;§l:i
¡
am as
1\~ derr.ih~, pu~s~o qu~ 58 son necesarias para. cualquier pro-
l i yecto de JUSt1cia social •
las olít1c ica ·· afeS de los años 80 y en los_._29, :RQI
la.Evitalización de otra tradici6n de pensamiento político, el
comunitarismo, asoCiada con los valores y las fonnas de coo-
U¡ . -l · ( Esto no quiere decir que las cuestiones morales no tengan perac1on identificados con la «comunidad». En las nuevas cir-
cunstancias de los años 90, esto reorientó el debate hacia los
cabida en el debate político contemporáneo, sino que. es prefe-
'¡l
¡µ. i. /

i.
11 '
;ible reubicarlas en el contexto de las cri~icas a las políticas y
las prácticas· de los estados modernos y la creciente brecha en-
usos que podía tener el activismo femenino. Si los debates so-
c· ' a artici ación sur ieron en el feminis- -,

t 11 ¡ tre ricos y pobres. Si se traslada el debate sobre la moral de la ~-- -n el contexto de desarro o e os movi- '
- - - - _ _! ___ -
1 ))( i ---.
;j : esfera privada a la pública, puede desempeñar un papel impor-
1¡ · tan te en las luchas contra la corrupción y el propio interés bu-
f1 ¡ .
rocrátic<? y político 59 • Estas luchas no se basan en ideas de los
--~
¡!
Hj
1
11 55 Tronto (1993 }.
.........
1

56 ... ,
" 1 Como lo expresa Tronto: «el cuidado como actividad relacional y no 1
11! sólo trabajo, así como el equilibrio entre las necesidades del cuidndor y del
': ...
H1 receptor del cuidado, a menudo en situaciones de dependencia y desigualdad
11¡. de poder y. de recursos» (Tronto, l 993, pág. 61 ). ,
51 . Lister (1997), Sassoon (1987). lr,,o
U..;J~W.&.A'"'.A~ .........

'' . 58 Tronto ( 1993 ).


r'
u lí 59 Alex Wilde se ha referido a los esfuerzos del gobierno de Aylwin i -~
~~~
J.
·t por i~corporar una «éticn de la responsabilidnd» a la vida política chilena
OVilde, 1999). Esto es también Jo que sugiere el llamamiento de O'Don-
i t
!

L ~
nell (1993) a una segunda transición, del gobierno democrático a un régimen
democrático.
•: 1
283
111 282'
"
~Ll
\ttW, \wr .tA;rm~1· ·¡,, ~,;~1ft .
~,~ff,,\J't \'fl '~
11 \ [¡sr1'JJ'-i;:>:u\1tJ e
. ·-~~---;-.,----+---.-- . 1 nó «el nuc ·10 comunitarismo». El adjetivo <muevo» suponía un
~ttfütcla-~ y\part1cipaciónsde--ao¡¡gy,las transfonná-1·\ , ,¡
, f.Qn en herramientas para la fommlación de políticas. Invocada:; ~-:: '!: reconocimiento de los antecedentes históricos de estas ideas
.
que aparecían en diversas criticas al liberalismo en la teoría po-
'
tanto por los políticos como .or el Banco Mundial y .las ONG, / . ; ¡ ~.
se ve1an ahora como un ed10 · ra afrontar una sene de m· 1
lítica y social del siglo xiX63 • El renovado interés por estas ideas
blemas sociales y políti&o , · iá.ñte a creac1on e un sentido!' refleja los cambios de los años 70 y 80 en la filosofía políti-
ca y la J:Ormulación de políticas sociales, sobre todo urbanas; ·.
'e responsabilidad social más ampliamente compartido y unf"
De hecr e,, en América Latina algunas de las ideas centrales del' 1
.!;@_se más sólida para la legitimidad :¡¿olítica. Las agencias re··
~

gionales de la ONU, tales como la Comisión Económica para


«nuevo~:, comunitarismo proporcionar_on una justificación para~it
la ciud1 lanía activa, de tal manera que en la práctica convergie~ ·
~/"' .:;"'~·,,.América Latina y el Caribe (CEPAL), abogaron por el desarro·· • i
ron ide . .s de origen muy distinto. Esta conyergencia se hizo pa-
;'b _/.: v-, ¡ Ilo de _más redes__g. «nive e · · » lazos de solidaridad
tente e . la crítica común al individualismo liberal y sus corro-
c-r::' ·v"'"' ·"- . social. Estos debían servir como entra e a la anemia pravo-· sivos Jectos sociales y .en el desplazamiento del centro de
--: "'. ' __ ) cada por la pobr_eza, a informalizac1on y lqs persistentes nive ..
.atenc )n del estado al desarrollo de iniciativas locales, valores
-"'?'· ~,•. .- _les de desempleo. Entretanto, el Banco Mundial recomendaba
«mayores esfuerzos para aligerar la carga del estado involu·· cOñü .Ütanos. integración social y solidaridad.
- .Jn América Latina estas ideas distaban mucho de ser nue-
erando a los ciudadanos y a las comunidades en la prestación
va·,. Habían estado presentes en la vida política y social del
de bienes colectivos básicos» 62 • Algunos de los nuevos organis··
cc'ntinente desde hacía tiempo y formaban parte integral de su
mos de presta.sión del bienest:::r que surgieron durante la cnsis
e lo lución histórica. Desde finales del siglo XIX, el positivismo
de los anos 80, tales como los Fondos de Inversión Social, es·· :rancés, junto con las ideas corporativistas católi_cas y el catoli-
taban diseñados no sólo para dispensar asistencia social, sfüo cismo social, se habían opuesto de forma crítica al liberalismo
\ como instrumento ara fortalecer la sociedad civil: los ~enen:~ utilitario, contribuyendo a orientar las políticas sociales y la
ciarios e estos proyectos no se consideraban, como en e ~-­ práctica política latinoamericanas. Los regímenes corporativis-
_o, receptores pasivos de ro ramas «asistencialistas», smo

@
(\ l
! \-1""' ( ue e ian convertirse en art1c1 antes activo en el proceso de
formu ac1on de políticas, plantean o sus ro ias n · des y·
colaborand? ~?-el dise- .. a eºecución de los ro ectos -e~;
tas del periodo de entreguerras y la posguerra se apoyaron en el
comunitarismo para promover concepciones organicistas de las
relaciones estado-sociedad64 • Posteriormente, las ideas comu-
nitaristas arraigaron firmemente en la izquierda gracias al pa-
--· ·. decir, c9nv1rt1endose en cmdadanos achvos. a creciente preo ..
pel desempeñado por la Iglesia Católica tras la Conferencia de
cupación por el aumento de la delincuencia y otros problema·s
sociales incitó a los políticos y a los encargados de fa formula··
ción ·de políticas a fomentar una mayor participación social en 63 Existen bastantes áreas de convergef1-cia, pero también diferencias,
los proyectos comunitarios para así generar una mayor cohe·· entre las formas norteamericana/británica y sudamericana de comunitaris-
' .. sión social y responsabilidad pública. mo. Coinciden en la critica del individualismo y el liberalismo y en el énfa-
'·~r.
Este apoyo a la participación ciudadana en el trabajo comu·· sis sobre la importancia tanto de los valores sociales compartidos como de la
\ ·1' cooperación activa a nivel subestatal, especialmente en los barrios urbanos.
•'t nitario coincidió con un renovado interés,: en los debates ínter··
\ Ambas respetan la idea de una comunidad moral, a menudo derivada de
•J. nacionales sobre política y formulación de políticas, por lai;
·.1 creencias religiosas. Por ejemplo, los escritos del sociólogo Arnitai Etzioni
,7· ideas de lo que en la teoria política norteamericana se denomi·· han sido utilizados en EE.UU. y Gran Bretaña para idear formas de frenar
\ /· las alarmantes tendencias de descomposición social en el centro .de las ciu-
\_ (J\p qjj)__ \~C)_CjJJ h\v\_~5 ~L Ll~c5üfú dades.
62
~kforme del Banco M~ndial ~19~7a). y~ p~ dpD\U'~ . ,
,~ti
~~·
64 Stepan (1978).
Í.I
\
285
\. 2s4 ~º~\v a_ G:J. ,b~c.i.~Cb.ch c.AuQaJ}J::J~):~--,/ . ºJL\ __
·~· Q.\l '-i:f\'.:1i_fu\f) CC-J,~t,t_}\_~\ \\'i\'){\J O ·-2:\':> (\:f>JJ::) CD('(\\,~~\~~;V~t U.J,i
\.
'
ll1·
~· .'
1
.... 1

I
:"':f

diversos elementos se conjugaron en la práctica de los movi-


ñíientos de mujeres, muchos de los cuales estaban directamen-
1 1 te mvolucrado¡; en la confluencia entre la ciudadariía activa y el
1 '
l comunitarismo. . .
1
Algunas posturas dentro de la teoría política feministp
compartían ciertos elementos de la crítica comunitarista al libe:-
ralismo utilitario. Argwnentaban que el individualismo libezel
se apoyaba en la premisa de un ideal masculino de libertad, ial
que las mujeres, atadas como estaban ar los vínculos familia-~
res, no podían, o no querían, as · 7 eces se . .
afirmaba ue las mu· eres eran o un· 1en. f"0:1U{P·I
por ue es v1esen menos motiva s por un mdividualismo
egoísta, o -debido a su «incrustación» social en la familia y el
banio y a su responsabilidad por el aprovisionamiento- más
sensiblemente predispuestas al activismo de base y el trabajó
comunitario. Esta última idea tenía cierta fuerza en el contex:
to latinoamericano, donde 1\W~li~~~~llWD!ii!mJ~~~~~
·- nes comunit · \
· s1cas mvo ucraba a una nrooorc1ón cons1derable ·
1a maxona ae ~ Q1W¡¡rS~f'O! e_¡emp1o;··un estuC!fcqfiostro
qt'e en Hof1vta"• abía· enT9'S'73.844 movimientos popuJare~
de mujeres; en Chile·en--1991, 10.496; y en Perú ese mismo ~
·-~
añ9, 14.851 68 . Además, podía argumentarse que las mujeres ·,
eran especialmente vulnerables ·a la pobreza, el deterioro de la ~
vida civil y el aumento de la delincuencia del período de Ja deu-
~
da y el ajuste. Por ello, estC1;ban especialmente predispuestas a.
involucrarse en el activismo comunitario. No debe sorprendern 4
j.
por tanto, que acabasen siendo tan· importantes para el éxito de )
las estrategias de reducción de la pobreza del período post-ajus-
1.
1 te69, en lo que podría verse como una curiosa alianza entre el 4
.....
t.!.l' f; 65
comunitarismo y el neoliberalismo. . . _.
El trabajo de Putnam (1992) fue influyente en este sentido. Para una -,.
~~· ¡:.
.
aplicación a América La~a y otros paises en desarrollo, véase P. Evans (1997).
..... '
66
Las ideas de interés comunitario contribuyeron a impulsar movimien- 7
l.,.
a
~~t.i.~fl:
·' tos sociales por la paz y la renovación social, tales como la alianza multicla- " Para un análisis y repaso de la implicación feminista con las ideas c;o-
"-:~·. ··~
sista en apoyo del movimiento brasileño Viva Rio en los años 90. Éste llevó munitaristas, véase Frazer y Lacey (1993). · .@!
68 .:;~
FLACSO (1995). ·

l
· a decenas de miles de personas a la calle en demanda de una ·policía comu- 69
Los microcréditos fueron una de las estrategias predilectas para com- _,.·~~~:.:
~
' 1'. nitaria, refonna policial, seguridad pública y mejores viviendas para los po-

"..
; ·¡
~'." 1
i!-' ' ;
bres (Gaspar Pereira, 1996) ..

286
. batir la pobreza en los años 90, tras el éxito del banco Gramene y el traslado
de su fundador al Banco Mundial. t~' 'j
. ~""
.....•;.:.e:· .
; .~ ~\"-:·'.
·.·~ ~.·
1-~
~ti; r
~í\.)\81B0
1\
\1~~\\\~t()~,)\.~.~ l~~(\CJJJ2/)
.

1/

'. i..,OS m01vtduos eran, por tanto, libres para con-


..b' !IWBlJ'l!l '?!!f'P·
. ~rtirse en «dueños de su propio destino», pero estaban sujetos
a la disciplina reguladora del mercado 70 .
..,., Se consideraba, entonces, que la participación, la ciudada-
nía _activa. y el activismo femenino en tomo a las necesidades
básicas se desarrollaban bajo las condiciones de un nuevo con-
trato social, postulado sobre fa base de las tecnologías políticas
('f\V~Q_f de la gobemanza del mercado. g,stos análisis del neolibera.lismo
\
arrojaron una valiosa luz sobre algunas de sus mamfestac1ones
culfurales y reforzaron la necesidad de colocar las actividades
stas premisas nab:tan de los movimientos sociales dentro del contexto más am lio ae
~ swo ampllamente criticadas en lablliliQgratiaSobre eT:desarro- }os cam ios gue se esta an J?rü uc1en o en as po 1t1cas y las
~ llo. _§_in embargo, pennanecieron mcuestionadas en las teorias relaciones de oder en las que estaban imbricados 71 • Sin em-
~-
comunitaristas los acercamientos an~logos al desarrollo. Por argo, a economia po itlca e neo i era ism~ sido en Amé-
otra parte, el antiestatalismo latente y a veces a ierto) de estas ricª Lafiña un lugarde conflicto e impugnación, que ha tenido
v concepciones, inherente a la defensa de las «virtudes» de: la efectos políticos y sociales diversos, aunque_µo necesarios. Al
~ autoayuda, conllevaba otros riesgos.úlor muy necesaria y loa.. "" dar por asumida la coherencia y efectividad del «neo liberalis-
-t.-,· ble que fuese la autoayuda cuando s~ cqmpl~rne11~!W,.s9µ otras mo» y reducir las políticas públicas a su funcionalidad política,
~ ·'I fonnas de prestación, no podía decirse ·lo mismo cuando se es- estos enfo ues a veces minimizan el com onente olítico, e.s-
1
•ºt
I) peraba que las reemplazase) - . pecia mente en relación con las demandas de ciudadanía y re-
~· ,,' Otras críticas se apoyaron en los análisis foucaultianos de ducción de la pobreza planteadas desde la base. Bajo esta pers--
' .,¡
la gobemabilidad neoliberal. Siguiendo esta tónica, algt.i!!a_§_~s­
~ i
' critoras y activistas latinoamericanas vieron una convergencia
cy
perturbadora entre los esfuerzos de los movnruentos de muje:- 70 Sch.ild (1998). .
~ ~ ~~ Rill" «incorporar a las mujeres a la ciudadanía» y las nuevas 71 Para un análisis de este tema, véase Alvarez et al. (1998).
'
~ 289
288
'
~.:
'JI!
)."-]
L'
pe impartirán para la construcción del buen ciudadano. Ya se
Hl'
¡;,~
pectiva, los movimientos sociales parecen posiciona(~ ·s como exprese a través de la Iglesia Católica, como en América Lati-
;<¡· los aliados cóm lices o «incautos culturales» de ·;i cmonía na, o en el trabajo teórico de los nuevos comunítaristas, el co-
r+¡¡ neolibera , o que pue e con ucrr a una esactivación y desmo- munitarismo se asocia con una moral conservadora73 . Moller \
~n de las iniciativas políticas. . .· OkID (1991) ha argumen.tadci que si hemos de tomar ei1 serio la A
l
>1
i \j
:1
. Aunque, según la perspectiva foucaultiana, el poder está en ~ésta deber~ basarse en principio e justicia e igualda 1 f
todas partes, los comunitaristas, nuevos o antiguos, práctica- dentro de la propia arm ia.

U
~. ;: - J.
mente no lo abordan. La comunidad (o la sociedad ci-1il) suele rista defienden· los «valores familiares», prescribiendo ro es {
\j :\ percibirse como un espacio sin relaciones ni conflicto:; de po- A · «tradicionales» atrones e autori a en e os . !.· ,
~'1t der estructurados. Sin embar si el traba' o «abne ado» Qgi- U'
tro de las comunida es un lica un ce tac n acrítica de las
Stas 1 eas an SI O puestas en entredic O no sólo por el .:
feminismo, sino también por ciertas tendencias sociales cuyas
)1¡ desi . los ·uicios im erantes r arte de 1 víc- causas estructurales no es probable ·que se vean contrarrestadas
~1: timas de las relaciones de poder, se hace necesario cuestionar
~ premisas .sobre las. que se construye la solidaridad comunal.
por el regreso de la mujer al hogar o los intentos de moralizar
~1
·, 1
;: Los comumtaristas sostienen que los derechos mdw1duales de-
la sociedad. Estas visiones simplifican las causas y subestiman la
'
profundidad de los cambios sociales que se han.producido en
'
berían estar subordinad.os a la responsabilidad social y, por tan-
. I'.:·
!il.·
las sociedades contemporáneas, tanto en los países desarrolla- "
to, entran en conflicto con el feminismo respecto a las políticas dos como en los menos desarrollados. La «destradicionaliza-
·¡! !. sociales y el trabajo en defensa de los derechos. Los teóricos ción» de Ja familia 74 la confi ciótr de un nuevo contrato
l . comunitaristas como Etzioni expresan visiones similares a las sexual fundado en la autonomia emenina requieren re~ uestas
'1
~. de ciertos sectotes de la Iglesia Católica latinoamericana cuan- mas creativas or arte de los encar a os e a ormu acion e
)j
! ¡ '·
1
do se lamentan de los efectos social~ente corrosivos 72
del jngre- · po it1cas ue un re reso a la ami rn «tra ic1ona », apoy~da en
11 so .masivo.de las mujeres eri el empleo remunerado • Habitual- Ja su ec1on e la mu er a auton a atnarca las exigencias
f' mente se acusa al feminismo de fomentar un «individualismo de la esfera doméstica. Ante el número ca a vez mayor e o-
1~ egoísta» entre las mujeres, quienes «sólo se preocupan por sus gares extensos encabezados por mujeres, y el hecho de que
d derechos, y no sus responsabilidadeS». Estas visiones reflejan
una ansiedad más generalizada ante k>s cambios en las relacio-
hasta el 40 por 100 de las mujeres casadas (o más) estén em-
\I · pleadas en la mayoría de los países -casi siempre en trabajos
.nes entre los sexos ylas generaciones, y se asocian con los lla- al remunerados e inseguros-,J!l idea de que las mujeres sop
mamientos aJa «retradicionalización»oe la esfePa d-Oméstica y ..«qependientes» o están disponibles para el trabajo comunitario
\\ la revitalización de la vida moral. · - · "Jio·remuneraao, éf cuidado infantil diurno, el cuidado a tiempo
1
Pero dentro del feminismo latinoamericano, al igual que el completo de los anci81;los o, de hecho, la «participación» per-
1 . de otras regim:res, existe cjerta esoopticismo respecto ·a los lla- ,, manente, es tan errónea como suponer que los hombres son el
i . • mamientos para mora 1izar o volver a "«reglamentan> la socie- princi al sostén de la familia, con empleos estables a. tiempo
l dad. P?~ese proces9 es preciso preguntarse qué valores comp eto. De manera mas general, resu ta u oso que asocie- i..
siad civil moderna, con sus desigualdades sociales profunda-
\.
,, 72 Véase Etzioni (1993). La feminista británica Bea Campbell opina que ftrro)j~~ ~~ \)._ ~UJjl\ ~~ . <
'i esto «apela a una ansiedad ante los gigantescos cambios en las relaciones De hecho, Mclntyre insiste en que la \~dición» es un compoJente -
entre los géneros y las generaciones ... El llamamiento a un regreso a lo "bá- necesario de la buena sociedad ( 1981, ) ~88). \'O\\~ tQ. i:- ~ 1 0 ~ .~ ~
sico" pennite a los hombres blancos eximirse de la critica de las masculini-
·dades que convierten Ja vida en un horran> (Campbell, 1995).
74
Giddcns (1990). R \J..Q.~\OJJ.. 1 \ - _a-'\Al.~ ~-~
291
\ 1\ ' 290
1 •.
(1. 1
¡;¡
~e ~ni~ d\J~-\~Ü-=~ a:~ ll>J2-dJo ~
· . ~\\ \JY> 0-JJQ..(5.)...80~ GMJu_.x.yQu l9<l
-mente estructuradas, pueda convertirse en la comunidad moral de lo~ nuevos debates que se estaban· desarrollando dentro del
ideada por los comunitaristas. ~er (1994), entre otros, con- movimiento de mujeres en el ámbito interriacional7 5 •
sidera inútiles los intentos de «moralizar» una sociedad de ffia:.- . .Con la ~onsolidación de los gobiernos civiles. en América .
sas que por su-propia naturaleza no puede estar aL.s..eP%io de Latma, ac . 1 en 1 ~ des lazaron 1)
fines morales colectivos. , abarcar ~uesttones de ciudadama. m errogante pnoritario: .
Por consiguiente, aunque ·puedan contar con a oyo popu- que, des e sus' ortgenes,etfemíñismo había planteado eri re la- ·
,, lar, las versiones comumtaristas de la cm a ama· ctlv se ba- ¡
ción co º.llLiLJL era si sus rinci ios unive
~~n en premisas que resultan cuestionables esde.variaspers.- cabi a a a i erenc1a -~!!LS~IL.lf.fü'._ ~u alda
1 , Las teoncas s mov1m1entos e mUJ eres
pectivas. En América Latina, la teoria y la práctica feminista- -1
fian entrado a menudo en conflicto con el comunitarismo, aun- \ ·debían luchar por la igualdad dentro de un marco uñiversalista
que a veces hayan confluido con él. El ámbito de acción SO· ) o esforzarse por cambiar las normas de tal manera que· la dife-
\
cial que ambos han ocupado --el barrio, el distrito y el muni· \ rencia fuese reconocida e incorporada a un· sistema legal y
cipio-- ha contribuido a crear y sostener fonnas vigorosas ele \ político más plural. Los debates sobre las implicaciones políti-
cooperación social. Esta actividad asociativa constituye una cas de la diferencia s.e-d~:w.rrollaron sobre todo en Europa y
fuerza vital en cualquier sociedad, pero su potencial se ve real- EE.UU., y hasta lOs ~~lno tuvieron gran impacto en el f~­
zado por la vinculación con departamentos estatales y con la miriismo _latinoamericano. Esto pudo deberse al hecho de que
política y las organizaciones democráticas, y cuando fomm hasta ese momento no tenían demasiada presencia en América
parte de un proyecto más amplio de reforma socioeconómic:a. Latina ni el feminismo_ separatista radical ni la.2.o lític§:_ afi9J_~ti_~
En estos contextos, las cuestiones de igualdad y lucha por los .n.oame_ricana/étnica, que fueron los .i.!fl_p.ulsores de los oebates
derechos no tienen,pór qué estar en contradicción con objetivos sobre la diferencia. Pero a pa~ir de~~do"s· delosañOS8Q, a ~·
sociales más amf31ios, o entrañar un individualismo rampan- medida ·que laQrganizaclónes · m ig 3;.S iban adg1!J!lendo · /
fuerza y voz, el activ1smC2_ y íos escritos feministas se vieron t , /

--
te, sino que deben formar parte del tejido de una cultura demo-
crática. ruª-rcados por un~crec1ente. reconocimie 1 fil_rsidad y la
~lidad. Se empezó a replantear l 'éiudadari.~ como untf!ili- ·
1\ ~~ra_hacer frente a algun. os de los 1 emas .J2rovgcados por )-r,r:,.J;
1\ DI:FERENCIA Y PLURALISMO d reg_i;es_Q__ a la de~cia, así como...c.o~gj.¡,~~@i.sl}10S ti,
:i:ná.s_sxch.;iyentes. También la práctica interna y las estrategias. e_, .. ,,~,
)\
~ En. --.1. º~-ª.fü;ill ~8~0._.._1ª...P.. olit lQ<;Lin t~IP..ª..<:lgl_f~mini.~mo". la.t_ip,.oa-· politicas del,movimiento de mujeres empezaron a mostrar una·. ~l .
mayor sensibilidad hacia las cuestiones de la diferencia.

r
¡:. meric~,nQ ingresó en una nueva fase. Un movimiento apar12;n•· ''""'t.
teniente- éfe[consenSo· se vio ·cada-vez más fracturado'"'"p_o~ las No debe sorpr21~ existiese controversia acerca de
V- ~~:11
c).iferencias de clase; ~tmc1dad y generación, mientras las es·· __ hª~.tª_qu.é._punto la ~.9ͪ .Q~bíé!___~Q_nst_itu_if_~_p_rincil?i? p_ara
~~v
-1 •• ;

~·,
·i \ trategias feministas dominantes eran criticadas por no tomar
..
~:
~
1.·
"j

.,.
..,
l,~~ficientemente en cuenta dicha diversidad. El movimiento
/continental_~_g:i.~~gi_? del período de autoritarismo al mismo tiem- 15 Véase, por ejemplo, el número especial de la revista mexicana Deba-
~-.
( po que la<Qjf~r~Iicia)y la<Qtredci,:9.:emEeÉaban a verse como la
;}
¿' te Feminista dedicado· a la Otredad, año 7, vol. 13, abril de 1996. Las entre-
~:
vistas de Stephen (1998) con activistas de bajos ingresos muestran que las
\b_ª-se2m:E:J::l:l}_m9_yjJlli~pto más plural. 'sto füe 'proaüCtoTan-
í~' ' )
¡;'. ~
~ ideas feministas han sido adoptadas incluso por quienes se describen a sí
~-~- to de la difusión de las ideas·y-asprraciones feministas a sectores mismas como no feministas o antifeministas.
más amplios de la población femenina latinoamericana como 76 Phillips (1991 ), Lis ter (1997).
~-
·r·
292 293
--·~ -------
¡ •..
~· ":

'·:-:- . \". ~

el planteamiento de. reivindicaciones, y muchas cuestiones la concesión de d~rechos de representación·a los grupos histó-
~c;.ti.cas y políticas queda'ion sin resolver. Había quienes .argu- ricamente marginados del poder ·político como una medida
mentaban que la p.iferencia sexüal y el cuerpo femenino debían .destjnada a cumplir: aunque fuese tardíamente, parte de la pro-
ser la base pai:a revolucionar completamente el modo .C9mO se ., mesa igualitaria de la ciudadanía. ·:gste apoyo al prinéipio de ac-
concebían las leyes, los derechos y la política77 , pero se"trataba 9J.6n afirmativa se aplicó tagibién a los d~!~chos ~pales _de .{
de posturas minoritarias. En la mayoría de los casos se desarro- _los negros_~genas, 9EY-ª-f~P-.r:~-~~111ªciOiLpohtJ.ca aumentó .!·
lló un enfoque pragmático, que permitía un cierto grado de duraute este periodo como resulta® de crunbios constituciona- ·~
consenso en tomo a diversas cuestiones. Un ejemplo lo consti- l~s y leyes de cuo~. · · 1..
.tuyen las campañas por los derechos grupales, concretamente Sin embargo, las premisas subyacentes a la representación~;_
las cuotas para aumentar la representación femenina en las le- grupal planteaban ciertas dificultades, derivadas de la expe- :. ·
gislaturas. En los años 80, las mujeres representaban como pro- riencia del propio movimiento de mujeres:. cómo lograr la re- ·
medio sólo el 6 por 100 de los miembros de la4waras haj~ presentatividad que pre~uponía el sistema de cuotas. ¿Cómo,
latinoamericanas, un promedio que se veía acrecentado por los en ausencia de acuerdo sobre las cuestiones de principio subya-
altos niveles de:lrepres.entacióp femr;yj¿¡J!n las socialistas Cuba centes, podía encontrar una voz política un «grupo de interés»
- 11, - como el de las mujeres, con su diversidad de necesidades y pre-
¡i l y Nicaragua. Las campañas para modificar esta situación reca-
' '. l \ baron algún apoyo de los partidos y gobiernos y, para finales de ferencias? Por otra parte, ¿cómo podía garantizarse que las re-
1-il'l los arios 90, más de una docena de paíse habían redactado o
áprobado legislación p~ra establece sistemas o n las
presentantes no actuasen simplemente como una élite particu-
larista o parti_Q_ista, imponiendo políticas a su base electoral? El
1.
· X~e lacrepresentafiVídii!Dsiempre había preocupado a los

'
~¡11!:
bl]J
elecciones nacionales, con el consigu1 · a repre-
... ¡.\ sentación femenina78 • Los oponentes veían esta medida·como \ movimientos de mujeres latinoamericanas, como lo manifies-
. incongruente con los prinCipios fundamentales de igualdad e tan las disputas surgidas en los Encuentros regionales (celebra-
~ '1 imparcialidad, y como una amenaza a las premisas universalis- dos aproximadamente cada cuatro años), donde a veces se acu-
ir 1
tas de la ciudadanía. Sin embargo, los partidarios justificaban / saba a algunos grupos de intentar imponer una versión de «la
1 . voz femenina» sobre las demás79 • Un desafio aún mayor lo
r;;~
'" J
!¡ 77 La obra de Carole Pateman (1988) ha sido influyente en este sentido.
constituía el reconocimiento de que la idea de las cuotas repre-
¡;
Se da una aplicación análoga de los argumentos de la diferencia en el auge sentativas se apoyaba en premisas reduccionistas y esencialis-
~!!
¡¡~;; de los movimientos etnocul~les en este periodo. tas, como ocunía con la mayoría de las políticas identitarias. Se
·t-~!'-'. i ¡ 1
7x Los datos de la Unión Interparlamentaria muestran qu~ en 1998 sólo creía que Ja justificación de la representación por bloques se
el 11 por l 00 de los cargos ministeriales y los escaños de las legislaturas na- asentaba sobre los frágiles cimientos del carácter irreductible,
cionales de los estados latinoamericanos estaban ocupados por mujeres. Sin .--..
e·,,,¡ : embargo, las cuotas consiguieron elevar la representación femenina en el
79 ·~
1 Congreso argentino desde el 5 por 100 antes de la implantación de las leyes, Como argumenta Phillips (1993), el otro problema fundamental tiene
t· í al 28 por 100 en 1998. Los partidos con cuotas femeninas incluyen: el PRD que ver con el principio utili:i:ado para otorgar reconocimiento 3.Jas colectivi- ~l
r (30 por 100) y el PRI (30 por 100) en México; el Partido Socialista (40 por dades: el de la identidad. En el caso de l~~~o~ a los indi-
viduos en una de sus ide~..H ....... t......;-";~..,.,.,...,:::::.;:;\•7,;;:;¿¡¡9¡:if#\!\''f''f ., --
~·~: '.
1,
100), el Partido por la Democracia (20 por 100) y' la Democracia Cristiana ...,
Cofiéébif§tl§lhfEfé§éS'tJ@'uuw""""~" """~".Lii!dd.J.11. •uu.11.1~ .Jv"'""""''"' r..tw"''
i.-
...,· ,,
1{,
(20 por 100) en Chile; el PUSC (40 por 100) en Costa Rica; el PT (30 por
100) en Brasil; Acción Democrática (20 por 100) en Venezuela; el FMLN
.... .a
i&iilttahab Iáiirtle!t bfi@'"para la iiCcióñ-polltica, se corre el riesgo de que
~¡ . "" ~
.........
.... ·'"

.. (35 por'IOO) en El Salvador; el FSLN (30 por 100) en Nicaragua; y el Parti- pueda servir para esencializar y deshistorizar la diferencia. Como se ha seña- .'
;

ri ~;¡
~·.. ( do Colorado (20 por 100) y el Partido Revolucionario Febrerista (30 por lado reiteradamente, los individuos tienen una multipliCidad de identidades, ..: '. '. ~ ··:"''"
~ ·. 100) en Paraguay (Htun, 1999). · que son «fracturadas» e inestables, y por consiguiente intereses variables.
~ :•
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~·1 ~! !

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294 295 ·-
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¡;,J «inestable», de la identidad misma80 • Sin embargo, como han ,bajado.ras. Desde hacía tiempo, en América Latina se conside-
l1~
1.
corroborado varios estudios, esta diversidad no .fue óbice para raba qu·e. para hacer frente a la injusticia social era preciso apro:-C'iSZ:_M_ 'M
1;
que las mujeres legisladoras estuviesen más inclinadas que Sfü. bar leyes que discriminasen a favor de los grupos .desfavorecí- ~. ~ r
l '
~~;\!;,

r;;~~f
homólogos masculinos a apoyar legis-lación sobre cuestioner
familiares y derechos· de la mujer8 1•
[ dos~ .,.Esto Se expresó en el feminismo de 'compensación de lOS r
L ·.,' , I,

años (4_Q,y constituyó el principio subyacente de otras medidas


~i~ Aunque ninguuf!: de estas cuestiones llegó a resolverse, dr .
V~\_f_,,fi¡ de reforma so~ial. gn estos cas · rincipio de igualdad se ·
ran~e los año~~Q:llél_s cuest~~nes de -~f~~e-!'.,cia sexual se ele -
"(
~¡-~
l:ff:i)¡ combinaba con cuestiones d rotección; ue en aquella época
f~~ batrn1tc.onsíantem~11t.~. eg_r_~la~1_on. c9ñJas_ p9ll.t1.G.a.s_s_o,9@~.S..Y a SOI!ab~jg_9_9_rno_Q~_D~D:.téf'Ratef11a :s.¿Sfr1 embargo, emrenta- .
l~~íl~
r.~fü.r:ma_iuódica .. Aunque existía _un fuerte apoyo dentro del :f :- das a la necesidad de co~truinrlra as para obtener apoyo para.
m [nisrno para que se reconociese la diferencia en las polític:1s las reformas, las activistas por los derechos y las titularidades
sociales y las leyes, había argúmentos igualmente sólidos con- de las mujeres a menudo adaptaban su estrategia discursiva
tra la codificación legal de estas premisas esencialistas. La para amoldarse a las circunstancias. Al igual que ocurrió en los
oposición al esencialismo presente en la mayor parte de la teo- anteriores movimientos de la primera ola, en algunos casos es-
ría feminista sugería que el objetivo lógico de ..la legislación grimieron con éxito un esencialismo estrat~_Qpara conseguir
feminista era favoreceJ."la ig'l.laldad sobre la diferencia como,, una mayor igualdad. E enezue a,. r_\aj~_Il]pJo, donde los
principiorectóf de lá reforma82 • Sin embargo, en la práctica oponentes consideraban «m ente feministas» las rei-
los movimientos de mujeres latinoamericanas refutaban el vindicaciones de derechos individuales para la mujer, las refor-
~ planteamiento convencional de la cuestión como una disyunti- mistas movilizaron un discurso familiar, argumentando que el
~
va, igualdad o diferencia 83 . Muchas activistas pensaban que apoyo a l~ democracia en. esta importante institu.~i~m (1.~_fa­
/ era importante conservar ambos principios -igualdad y di- IJillia) s.ifil!íficaba afirmar un val~al.1& Ley: del Tr~~aj?
,- ¡-- ferencia-, pero que también lo era el establecer prioridad.es. de 1990 entromzo así la < cío social de a maternidad>
)>1 El compromiso con el principio general_ de la uniyersalidad se como «'uSffficací6ñ sub acen e sen-
/ acompañaba a menudo de la conciencia de que la desigualdad eja acaro que no se to era a mnguna i-
~
~

~
U ocial exigía tomar al.gunas medidas que asunúesen capacida-
des y titularidades diferenciales entre los géneros. Esto era pa-
ente en la práctica y la interpretación de las leyes que recono-
cían la diferencia en materia de divorcio, violencia doméstica,
prestaciones de cuidado infantil y derechos de las madres tra.-
ferencia que denegase a las mujeres derechos iguales a los de
los hombres en el lugar de trabajo, sino sólo aquellas que les fa-
cilitasen compaginar el taj>~.9_.yJa_mategüdad. 1=~hidadanía
p_errr:itía, pues, ~-~tar.Jos.:pxm.fjpjp_~pe_~jfill_~~d~d J.l...l~~ife~
x~.nc1a, a~ cuando mantema un compromiso IY!.í3:~--~ip.pr1_<_:> con .
~
~\/
ia.__uni~rsalidad d"eprfuC1pio:-Así,-taiito. e_ii.~-~érica Latina J
80 Laclau y Mouffe (1985). como en otras regiones, en ·los años 90 el feminismo trascendió Sb
'"l. 81
~· Jones (1997). el planteamiento de las reivindicaciones femeninas como sim-
·1 82
··1 Mouffe ( 1992) ha expresado esta idea del siguiente modo: «las lüni-
~-
)l'
..
·
~'
taciones de la concepción moderna de la ciudadanía deberían subsanarse:, no
· convirtiendo la diferencia sexual en políticamente relevante para su de::"mi-
<.
,,,: ,¡ ción, si.no construyendo una nueva concepción de la ciudadanía en la que la 84Jelin (1997).
~-· i diferencia sexual deje efectivamente de ser pertinente». · 85El discurso en el Congreso de una de las activistas empezaba así:
RJ Phillips ha señalado que, desde sus orígenes, el feminismo «ha conte-
~-- «Tengan en cuenta, ciudadanos, que no estamos hablando de las mujeres. Es··
~/
nido dentro de sí el doble ímpetu hacia la igualdad y la diferencia>> ( 1992; tamos hablarido sin prejuicios sobre la ley que protege a las familias» (Fried-
~) .. pág. 10).
man, 2002). ·
'·\
\¡ . . .
296 297
:~.··-·--

1.'·
~}11
t~Í J
1: ples oposiciones entre igualdad o diferencia" para explorar cómo
podían reconciliarse en el marco de un compromiso más am-
'f I ·. ; Elio con la igualdad87 • · .
·i J · ~1 . También ~~~on robfo rel.~cionados con la diferencia,
. f. , ~)¡' .9)r co c1on, respecto a las demandas
Ji;i: ~'0 1,.,..· fl.:v de las · in en s negras ara~btenerreconocimien- {f •..
:'
li~ 1 ' l'i<)J. o e mov1Il1len o es en conjunto. El Encuen- :·~

J!• ''',/ tro .d~ L982 en Lima ~;ez:tó hacer ente~ racismo y ~os patrones
l1 · • rac1ali.iados de ex.clus1on unperantes no solo en la sociedad en ge- /~
'l<f. ~
4(.
. neral, sino también en Cierta medida en el movimiento de mujeres g:·~
de la región. Al principio la representación de estos ~pos y co-
;! µiunidades era minúscula y erterrurusmo tuvo poco impacto so-
bre ellos. Como admitieron muchas .viejas activistas del movi-
'
\

'1~ !
íñíeñfo de mujeres,. la adopción de los discursos de ciudadanía EOr
'1 ( Rarte de las minorías racializadas fue uno de los principales acon-
11J t~imientos de los años 9p,_pero aJ gue ~1 movimiento de mukres
11 latinoamericanas tardó mucho en re~onder. .
- Sin embargo, sería engañoso caracterizar el movimiento
~· de mujeres latinoameñcanas como integrado .exclusivamente
\ por mujeres blancas, de clase media y con estudios superiores.
ji ~·esd . . . - s 7_0 a lo largo de los 80, las clases
/ \. populares, mclu1das las mujeres m~snzas, 2_.n igenas y negras,
I ;!
1 f) ewO~
I cV7
e n · artici ando cada vez más en las campañas en tomo a
cuestiones femeninas. Pero inicialmente la o it1ca a I enti-
¡1~e~ ª!d ~e ex resa . a.··. . . ase, -Ef>r lo que se ~sá~
\ ~b)te ¡e tend1an l~ ~<raza» y el coldr. Esto Cambió a ~ed1da que de~lma-
~ bala ohtica de clase cobraban rota orusmo las cuestiones
! :, ~o..,\ ,d,e c!lltura e jdentj~~ .e eciahnente entre as o ac1ones ame-
h~f'.'.\í nnd1as "d? , a noc1on mo i icada de lo ue s1gmfi-
, ~ ·<~tl-J . ca a o mnd1gena».
cel.J?, \;,o.~R,lf1~'S ~a · . ·' , ~s reveladora .del notable cambio en las
( · ó ident1ficac1ones pohticas de las mmonas racia izadas durante
\. esas décadas la constituyen los testimonios autobiográficos .de
dos de las .figuras femeninas más celebradas dentro de las co- 88
Banios de Chungara ( 1978), Menchú 11983 J. ·
l,.
89
Merece también señalarse que la politización de Domitila surgió de Ja ¡.:...
86 Bock y James (1994). s?lidaridad con la lucha de su esposo por obtener mejores salarios y condi- .. ~

87 Ruth Lister ha propuesto el concepto de «universalismo diferencia- c!ones, y que la autora sostiene que las mujeres me:-ecen alguna compen~a~ ..
c1ón por su trabajo no remunerado en el h<nar. ·' ...
''~:!-.

'
1
do» para expresar esta idea (1997). 90
Álvarez (J 998a). - ,;....:.. ..
.' ., 298. f.~;. .J
l . '
j.: 1 l
IJ.\.f\
.,~m
·'.Ut.<:
~~4
;•.¡,¡1.
fE1 . ,. Por debajo de estas múltiples luchas por la ciudadanía,.la la aprobación de una amplia sene de recomendaciones para au~
cuestión prioritaria para muchas feministas latinoamencanas al mentar la sensibilidad de las polítiCas hacia la desigualdad de
tmal del milenio no era sólo cómo reconciliárla.'s tensiones en género. La defensa efectiva de las cuestiones de género tam-
ca-
torno a lª--9.jfereI).CÍa para C_~ª-l'..-1:111 rrl.P_Y.imiento de múltiples bién se vio impulsada en gran medida por el cada vez más nu-
que·
'pas, siilo-.tgmfo~n.cómo desarroll8.f una_política promovie- trido movimiento de mujeres en la región. Los acontecimientos
si_un_P.royecto general d.~j\l_Sj~gjf!,,_SQCial. Este proyecto exigía y las reuniones pr~paratorias para la,Pécada de la Mujer de la·~:
A¡ una-refonnulación radical del estado, que lo hiciese a la vez ONU (1975-85)y los Encuentros regionales del movimiento de ·
más socialmente responsable y más s'd.ieto a la rendición de . mujeres (que se iniciaron_ en Colombia en 1981) dieron un per7 ·
cuentas democrática, y garantizase que las organizaciones que fil público a las cuestiones de género y estimularon el debate;'-
expresaban reivindicaciones de justicia social e igualdad conta- continental sobre las políticas.
.r
sen con canales institucionalizados para influir sobre las leyes · Así, debido en parte a la influencia de un movimiento inter-
·~
nacional de ml!jeres cada vez más fuerte 91 , en parte a la mayor
~

¡
., y las políticas públicas. Aquí el feminismo latinoamericano se
enfrentó a los límites, los retos y las oportunidades que ofrecía autoconfianza y los esfuerzos concertados de algunos movi-
rnie~~s nacionaíes·y en parte_I!_or_~ae~~Q_~~e::_acatar las presio-
f la democracia liberal en su tentativa de reformu\ar la política
de la participación y la ciudadanía misma. Esto nos devuelve-:- nes internacionales y pre~\:!r;itar_µnc:i. faz modema-arife-elmundo,

f ~~.N:-
\'\;¡
~.·~
?'fr
\
pues, al tema d.e la · r' · .kmini.s.lrJ. __§µ relaclQ..n.son el esta-
.. ... . '
fo~ooiemos postª_µ.\,QDJfili_o,~).:~.99no~i~.I..On·_aj-ªs_IIl_1,_Ije.res_~()mO
1:1~l:>ase socialJl~~~~~i-~~~.~Ae..lltªYDF n.miwntación en el go;.
bierno el receso de formulación de o it1cas. Los gobiernos . ~ '.s
~.)}~

'f)l a moamencanos en oque acep aron a estas de 1-a Dé-


;W
cada de la Mujer de la ONU para promover la equidad de géne-
~J:I
ro, contenidas en el documento Fon11ard Looking Strategies . .

1..
DE LOS MÁRGENES AL CENTRO, A TRA.vES
·~¡ r
DE LA OOERNACIONAL ( Las cuestiones de género se fueron incorporando cada vez más
~~ -\)cN\cl Üf\:""'(' '-Yif\ f a los discursos de los políticos, quienes prometían reformas en
:lf¡, ... El regreso de los gobiernos civiles a América Latina ofre- sus campañas electorale legidos; se veían presiona-
dos~para cumplirlas.' n
i)~ ció a los movimientos de mujeres latinoamericanas un contex- entina ore' em lo Raúl Alfonsín
to favorable para presionar ,por la reforma política y legal, sobre caooyó la liberalización e a po-

' ~·
~~
;~1

~ ,,
;;, .i
.~,
todo por cuanto se produjo en un momento en que las cuestio-
nes de democracia y buena go bernanza formaban parte del re-
pertorio de los instrumentos para la formulación de políticas
internacionales. Durante los años 80 y 90, los gobiernos lati-
noamericanos afirmaron reiteradamente su compromiso con la
democracia en reuniones internacionales y regionales de orga-·
\ t~
1
tfarcia en Pen'.i aludiÓexplícitamente a la promoción de los in-
tereses femeninos en su Plan Nacional de Desarrollo de 1986-90;
todos los contendientes en las primeras eleccion·es chilenas y
uruguayas tras la dictadura, en 1989, hicieron referencia es-
pecifica a las cuestiones de género en sus campañas y defen-
n

ri~·~~·r,~',
w:t,
nismos tales como la Organización de Estados Americano~;
J·~: (OEA), donde firmaron acuerdos destinados a fortalecer la re·- -----·-
. 91 A la primera Gonferencia de la Década de la Mujer de la ONU, cele-

,'...
(

¡I
t'
.~~1

J•
·~
i
presentación y las instituciones democráticas. Esto permitió
que se incorp'orasen a la agenda de reformas las cuestiones de
representación femeniria; como ocurrió dentro de .la propia
OEA cuando su Comjsión de la Mujer persiguió (y consiguió)
brada en 1975, asistieron 6.000 mujeres; la cifra aumentó a 8.000 en Copen-
hague en 1980, a 15.000 en Nairobi en 1985 y a más de 30.000.en Beijing
en 1995. En el Foro de ONG de esta última hubo 1.800 participantes de
América Latina .
301
300
'\íi 11

~
dieron la necesidad de una presencia femenina en las instituci~ camientos teóricos al estado por parte de la izquierda del movi-
nes políticas del .país. Si las mujeres habían estado. excluidas miento tle mujeres combinaban elementcis·marxistas y análisis.·
· feministas que defüúan el estado como un centro irredimible
H del poder durante la."mayor parte del siglo, ahora parecía que al
poder le interesaban las mujeres. . . ··:· .. de poderpa~arcéll... . . · . :. · ,. . ·· · ·· ......
.

.
\ '. Sin embargo, como señalamos. anteriormente, la cuestión · · · Esta visíón negativa ds;ltrabajo dentro de las estructuras es- ,.
1
~

,; ..
de si se debía trabajar con el estadó, y cómo, tuvo especial re- ~S hafüa llevado a muchas Q!:&filliza~l).eS aerÜUJeres ~Va- J
l
\~1·; '
rs 1 :
~¡ : sonancia en América Latina. El regresó a la democracia y la
. reactivación de l.os partidos políticos. obligaron a los. movi-
mientos feministas a reev · r su osfo1onarmento no sólo en
reiac16n con . as mstituciones políticas, smo tamOieiieon las
· !orar ~itiváiñeñte el E~P~l cada vez más promiriente de las ~~
"ON.G..eñios"'"ambir0saeffüenestar, el desarrollo y los derec]:ios L
de la mujer. Algunas.activista.S· soste~an, de hecho, que el es- ~;.
pacio idóneo para la revitalización de la política era la sociedad · ~

.~
dNG a a encías internacionales . ara .el desarrollo:·nfoz civil, más que los ámbitos institu9iónales convencionales de los
estados y los partidos. ~nsideraban que los proyectos diseña-.)

~
ños antes, Ju.lieta Kirkwood había 1 ent1 ica o a cuestión de
se debía trabrajar con o contra el estado; ésta era una de las os ara «em oderam ·a ·er · diante la concientiza-

uestiones, uno de los nudos·claveldel feminismo. La contro- c ·ón a ducac1on y · · r : án ben e icios directos ·I .
'~ i~ .. versia persistió a lo largo de los años 90, ·como quedó de ma- e mmed atos, en.cont¡aste con los logros más remotos, a veces :· J
•'
•< . nifiesto en los debates que dividieron a los movimientos na- I)leramente formal~§,_asociados. con la política convencional9:. ..
a~ 1., cionales y los Encuentros regionales 92 , de los cuales el más t'.Ste enfoque confluyó con otras posturas ·dentro del mov1- ·
~ 11 agrio se produjo en Chile en 1996, cuando las representantes miento. El entusiasmo por el trabajo en pequeños proyectos o
'
¡ '
.~ .se dividieron en tres bandos respecto a la actitud ante el esta- dentro s movimientos . les 'u tificó el desarrollo de
111 ¡ do: integración mediante el activismo dentro de los partidos un esfera in ependien d~~~~~~m,~~~~~~
¡ 1 políticos,· autonomía total y· colaboración condicional desde .d.eria, J:'. dana nom re. ~ 1 « o itica de las ~jere. >. Sin em-
;
I~ j F una base independiente. . · bargo, como ~omentamos antenonn~nte, es e argupento se ~a-
. . Las feministas latinoamericanas tendían a ser escépticas saba en premisas que a menudo teman ca '
·respecto á la capacidad de los estados para modificar sus pro- 1
·:1 mti' eres permaneciesen totalmente excluidas de la lítica. ¡!
,1
1 cedimientos, culturas Y.concepciones masculinistas del gobier- 1 ·sum1a que, pues o que as vrrtu es e as mujeres, y por tan-
;
no de tal manera que pudiesen dar cabida a los intereses de las ! to su política·, eran distintas de las de los hombres, su participa-
i mujeres. Los datos muestran que las ·reglas :del juego político se . ción en la política debíá circunscribirse a un «espacio femeni-
:: no», es decir, una COl!lUnidad femenina, preferiblemente no su-
inclinaban en contra de Ja influencia femefiina sobre las políti-
jeta a formas «masculinas» de autoridad, lo que significaba que

~
s y su participación en el gobierno 93 • La creciente concentra-
¡ én del poder .institucional y la resistencia de muchos gobier- ebía estar separada de los ámbitos institucionales formales.
sta visión de Ja política femenina implicaba que las mujeres . /
i . ,l os a poner en práctica una auténtica refonna democrática eran
! J1. ya de por sí obstác~}os fonnidables-a la ~ooperación, queju~ti- debían participar activamente en el mundo afectivo del activismo V
1
\, ·
\Jr¡/. ·
;.í\
11
!'i ficaban Ja percepc1on del estado como impermeable y con m..
-'.:,·{liereses m~y alejados de Jos de la ciudadanía.' Además, los acer-
de base, que soslayaba el mundo masculino, frío Y.racional, de la
olítica, las leyes y las instituciones .. Sin embargo, además i,.
de tratarse de una concepción esencialista, las mujeres llevaban

li.
9l Véase, por ejemplo, León (1994).
93
Goetz (1997). !1-1 Entrevista con Ana Criquillón (1vfanagua, 1998).
/ .. :: 1'
302 303 ~I

'.,\\ 1' ,·

~t): 1\
mucho tiempo sufriendo las consecuencias de la abstención de ,
ese mundo masculino, en lo que venía a ser una división políti- , /
ca del trabajo en la cual los hombres controlaban el poder real;
defender su perpetuación y legitimación resultaba en cierto
modo contraproducente. ------..,~
k.~_F.f.Q.Ef~r~-~<2E de ONG a.Qarttr.,de H~:s años ~O:.y__la con:;i-
'l fil!iente concentracióiie'ii:Ef.'queñ~pro~ectos_y en las comurli-
dades lo~ales reflejaban, y en algunos casos ahondaban, plura- ra
~ lkación y fragmentación del movimiento de mujer~s .. Aunq'lie
1 a algunas act1v1stas esto les parecía un signo ae una saludable
2. ..
w
~
~
p
diversidad, otras lo veían como un fracaso global a la hora de
formular cualquier tipo de respuesta coordinada a las políticas
'públicas 95 : En un nivel más generaj, el traslado de la oposición

'\l
binaria pü6lico-privado a las esferas~ masculina-femenina de Ja
~
~ri f!Olitica (estado/banio mantuvo uria se2aración estéril entre
t~ am as esferas, impidien o e desarrollo de formas necesarias
\ de diálogo y vinculación estratégica entre ambas.
· ·- Sm embargo, \P1fñífiñ1fl-e'Die tos -a:D.Or"'~lmuchas activistas

''
·~ ~
feministas latinoamericanas consideraban que habían sido capa- !J'
'·~
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.. \
ces de trascender algunas de las falsas polaridades que hasta en-
tonces habían moldeado las ideas sobre la política. En este aspec-
f to, había sido crucial la experiencia de Brasil, donde el movimien-
}i~i to de mujeres había logrado una· sinergia productiva con los
' 1<
'~~g ~ organismos estatales, trabajando en colaboración y tensión creati-
,,$11; va con ello~-~.::.9._on los nuevos o revitalizados partidos políticos.
m¡íi!\¡ A partir deJ983'pomenzó a funcionar en_~ao I:aulo un activo Co!~:­
_?elho EstaclJ;rat.da...Condiyao Feminina, que promovió el debate: y
ll~l
r" las políticas sobre mujeres en toaoel país, y .dos años de~'!,és se
creó lli1 Conselho Nacional dos Direitos da Mulher, que comlJina-
~-~-~·-----...---'
ba el apoyo presidencial con competencias autonomas. Este orga-
n..\smo abogó por una amplia gama de estrategias reformistas, que
incluían la salud, la educación y los derechos de la mujer96 •

~Anderson describe los problemas derivados de la falta de conexión de


las ONG con los gobiernos o su falta de influencia sobre ellos, lo que debili-
91 Vargas y Wieringa describen esta alianza como la construcción de:l
taba su efectividad global. Comenta: «como burbujas hennéticas de cambio,
muchos,proyectos se pinchan muy rápido» (en Nijeholt et al., 1998, pág. 84). «triángulo del empoderarniento>> (en Nijeholt et al., 1998).
96 AJvarez (l990). · 9B Véase Macaulay (2000).

305
304
:.:.:·

!
1
\su potencial para la reforma y sus d~stintas modalidades polí- dinava o la Unión Europea, las cuales podían hablar de «femi-
¡ . • 99
El •proceso para a!Canzar una mayor
\_!~Cas , representación femeni-
. nizar el estado» mediante la colocación de mujeres en posi:..
ciones de influencia y el apoyo partidista a políticas favora-
J
':
enº
na los organismos estatales cobró impulso a lo largo de los bles para las mujeres. Pero durante los años 90. aumentaron en
1 años 90, de nuevo en parte como consecuencia de aconteci- muchos países las posibilidades para.· ampliar la .agenda de. (
/1
i
mientos internacionales e interregionales más generales. La se-· «buena gobemanza>> de tal manera que incluyese los intereses \::~
rie de Conferencias de la ONU que se celebraron drirante la dé- feministas 102• Un indicio de este mayor compromiso fue el for- ~ .
cada galvanizaron tanto a los movinúentos de mujeres cómo a talecimiento de las.comisiones de mujeres, algunas de las cua- ~·
los g·obiemos y proporcionaron un contexto' para la discusión y les consiguieron apoyo presidencial 103 . Para finales de los años 90, ·t:..¡
: 1
la creación de redes regionales: la Conferencia sobre Medio ningún país latinoamericano·· carecía de una unidad femenina :l
Ambiente y Desarrollo de las Naciones Unidas (UNCED) en para la fqnnulación de políticas, muchas de ellas ocupadas.
Río de Janeiro en 1992, la Conferencia Mundial de Derechos por antiguas activistas de los movimientos de mujeres. Al mis-
Humanos en Viena en 199~, la Conferencia sol?re Población y mo tiempó, 1a redemocratización se vio acompañada de de-
Desarrollo en El Cairo en 1994, la Cumbre Mundial sobre De- mandas de una revitalización de la política institucional, mien-
sarrollo S9ciai"en Copenhague en 1995 y la Cuarta Conferen- tras que el agotamiento del extremismo neoliberal de la «déca-
cia Mundial sobre_la Mujer en Beijing en 1995 contribuyeron da perdida»· p'rovocó un replanteamiento de la relación entre el
todas a este proceso 100: gs reuniones regionales inter_gubem.a- estado y la economía, que ~uvo como consecuencia una mayor
mentales, tales comq la Cumbre de las Américas y la CEP.Af:,, delegación de poderes en los organismos gubernamentales lo-
!g~~_(?_f:l_~!P.fü~!ü!i_<[qie~tos clave en el proceso de presion, que cales y regionales y Ja sociedad civil. Esto dio lugar a una nu-
ófr_~c;i~r~m a lqs Jil.9.YimI.~J!J.-º_~_de mujeres UP-ª oportunidag pa@ trida presencia femenina en las instituciones locales de algunos
r~c_(bif_re(!onocimi~to_y_ª_pg~bemam~ntal Pª!ª- sus activi- países. Las ·B:ctitudes públicas hacia las reivindicaciones femi-
d~y_a.gendas, así como para hacer frente a los intentos por nistas también experimentaron un cambio radical en este perio-
parte de fuerzas hostiles de asumir el control de la agenda de do. Las encuestas realizadas en varios países muestran que la
políticas 101 . §_!sontexto internacional ayudó, pues, a sostener y mayoría de.Jos entrevistados valoraban positivamente el ingre-
orieQtar el nuevo contexto de oportunidad para los movimie11-
~o_§__g_~ mujeres de la región, estimulando el interés ~ y 102
Esto acabó considerándose tanto más esencial por la apremiante ne-
contribuyendo a modificar las actitudes públicas. cesidad de afrontar las consecuencias sociales y generizadas de las polf ticas
• a expenenc1a de las feministas latinoamericanas distaba económicas. El análisis de género de las políticas macroeconómicas fue gra-
mucho de la de sus compañeras de la social-democracia escan- dualm~nte incorporado al proceso de formulación de políticas, lo que provo-
có una conciencia de las consecuencias sociales de las prioridades públicas.
La Conferencia de Beijing en 1995 puso de manifiesto Ja necesidad de in-
cluir la esfera de la reproducción en el proceso de planificación, no sólo para
, 99 Como ha argumentado Harrington (1992), la critica feminista al li- otorgar reconocimiento a las tareas invisibles de las mujeres, sino para iden-
.beralismo ha postulado una versión -la contractualista- en detrime.nto de tificar las necesidades sociales en general. Cuestiones tales como la femini- L.
una implicación con otras, formas, tales como el liberalismo social o del bie- zación de la pobreza también plantearon importantes interrogantes en tomo
nestar, a las políticas, los cuales requieren urgentemente debate y resolución.
100 Vargas (1998). 103 El gobierno de Eduardo Freí ( 1994) incluyó la igualdad de oportuni-
1º1 En la reunión de la CEPAL de Mar del Plata en 1994 se produjo un . dades en su plataforma política, mientras que, en un gesto sin precedentes
enfren~miento entre las posturas conservadoras apoyadas por la Iglesia y los para un presidente latinoamericano, Fujimori asistió a la Cuarta Conferencia .,
lobbies feministas. Mundial sobre la Mujer en 1995. - 1

306 307
'
1
1
(1-~.
~
so de las mujeres en el gobierno, y una minoría significativa in-
cluso prefería a las mujeres como políticas, puesto que eran
más honradas y trabajaban dur:o 104 ....._ &u ·
_Q_tro de los aspectos de ' roceso ae--reTorma, l que conhi.-·
,.
';

1'~·1.~f. .
buyerO'n los movimientos de u ·ste-· .
.Jna,,4¡~ Esto tá.m~ién <:;9ntó co!1__~L~P.~Yº de· as act1v1da es i~ ..
ternac1onales.relac1onadas con los der~9ños humanss, que est1-·
mularon acciones en favor de la reforma de las leyes y e1
? sistema judicial en algunos estados. En el período inmediata..
Ip
~· mente ~nt~tjqr y P.Q~~~_r:ior.a la Conferencia de Vi~na de.. J993,
· el proRio movimiento de ·eres intensificó su comprorrffso
!9J-ª.:_t.,as tem1mstas dé las UNU entocacrasen'TIJ.s-s-e-crITTe-s-rm-
p"U'rares se unieron a las organizaciones que. ejercían presión
con lo e · a cm a an .: La Declaración de Viena re·· ante el estado en defensa de reformas legales, colaborando pro-
conocio los derechos e a mujer como parte inalienable, int:e·· ductivamente y consiguiendo apoyo para la ·creación de refu-
rl~ gral e indisoluble de los derechos humanos universales e hizo gios y comisarías para mujeres, así como cambios en las leyes.
'·~0·
1'
un llamamiento a los gobiernos para que garantizasen.la igual- Las mujeres brasileñas habían iniciado el proceso en los años 80,
~ dad sexual ante la ley. En América Latina, los derechos huma- al organizar consejos de mujeres a nivel estatal y nacional para
i nos habían sido un componente, esencial de la lucha c.ontra.'el asesorar acerca. de la legislación sobre cuestiones femeninas e
~
terrorismo de estado de los regímenes militar~s, especialmente impulsar el establecimiento de comisarías de policía dedicadas
en el Cono Sur y en Centroamérica.~En esta última región, el
' tema de la ciudadanía estaba directamente vinculado con los
discursos de los derechos humanos·1 .05:·I~ p~rtic:ipa_g_iQp._.f~rp~ni­
na había sido fundamental para las campañas por la pa,z__y_p_or
específicamente a la violencia contra las mujeres. Como resulta-
do de estas campañas, la nueva Constitución brasileña de 1988
declaró un interé~l en reducir la violencia doméstica. Seis·
años después, e~.la Organización de Estados Americanos}
~,i\1
·el fin de la violencia civil, y recibieron en ocasiones considern-
ble atericfon internacional, como ocurrió con las madres de los
· apr:..obó la Convenc10n de la DNJJ para la ;rverrc1I" perggiza-·
ción y erradicación..d.e..l.a-:violencia co11tra 1 s m1tjer (CED_bW)
1 desaparecidos en Argentina y las viudas de Guatemala repre- Y.iracias a los esfuerzos de redes locales y transregionales (Re-
~\~ sentadas en la Coordinadora Nacional de Viudas Guatemalte- des contra la Violencia), para finales de la década diez países

.,
11\,\l '
ii(( cas (CONAVIGUA). ____ . latinoamericanos habían adoptado nueva legislación contra Ja·
. 1.-- , f,\partif de me4iados de lo:(años ~os grupos de mujere:s º
~~I~ violencia doméstica 1 7• .

~·:1;,~:·
\empezaron a utilizar cada vez rñás-erfenguaje de los derechos Mientras tanto, aparecieron o reaparecieron en las reivindi-
;;,.
.. .. '
'
caciones feministas otras cuestiones hasta entonces considera-
)~ ·L_.\ 104
En 1999 se estaba realizando en Perú una encuesta sobre las actitiJ-

l~1'.~:
~·.1t .'l
¡1, ··¡ des latinoamericanas hacia los roles de género y la participación· femenina
en la política mstih1cional: los resultados provisionales se anunciaron en wrn 106 Diversas encuestas realizadas en distintos países latinoamericanos en

. { Conferencia celebrada en Lima en noviembre de ese año (Hombres y muje- los años 90 muestran que en México, Chile, Costa Rica y Ecuador alrededor

Ir
~l'
res en el siglo XXI). Sobre las cambiantes actitudes de los peruanos ante es-
tas cuestiones, véase también Blondet (1999). _
ios Véase la descripción de Blacklock y Jenson (1998) de este proceso
del 60 por 100 del.as mujeres habían sufrido violencia física a manos de un
hombre cercano a ellas (Htun, 1999) ..
º
1 7 En 1998, quince países latinoamericanos contaban .con defensores del
:._ '·~~*1 en Guatemala y México, que muestra interesa:rites diferencias entre las apro- \)/·.; t_ pueblo para los derechos humanos, y en seis de ellos había tm organismo en-
:~~:
·~. piaciones mexicana y guatemalteca de los discursos de los derechos. cargado específicamente de las cuestiones femeninas (Htun,. 1999). ·
~~
¡~i,,
if,!,
~·"
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t;;:~:
308 309
~:~:· ¡ i !i.

,
ft· l\ 1/
'1

.1¡
1' das demasiado delicadas por muchos movimientos de mujeres, mentarse. La mayoría de las veces fueron el resultado. de in-
p tales como el abo~ la falta de anticonceptivos eficaces y la cansables presiones. y organización, en ocasiones por parte
1!
estérilización forzosa. Éstas también recibieron rmpulso .desae de pequeños· grupos de activistas entregadas. Aunque las
el ámbitO fiítemacional, en este caso la Conferencia sobre Po- ... cuesti9nes d~ género pasaron a. formar parte del «sentido co- .
blación de 1994, así como apoyo activo·por parte de las Redes · · múru> de la época, y aunque es posible que los gobiernos ha- ,,i
1l · de Salud. De. (onn~.mª-u~m~rnl,_lp_s_Il'lovimientos de mujeres yan concedido gustosamente algunos cambios formales en el .J
,!
1
,
de la región .tam~ién es~~~--~bo&~ndQ~J?:~i~qtj~JóSc1Ciechos
h~aiiosJn~.!!l:Ye:s_e_rjJ9S derecgQ~ soE~~les, y en algunos paises
co-iisTgufergn_ que _se 111odifi_q~en JMJ~yes fa.poriilesL:_agrarias
estatus jurídico-político de las mujeres, la representación fe-
menina dentro del estado siguió caracterizándose por una (·
·
'•t I institucionalización deficiente. Además, el interés de los go- -,....
~1¡ para fonienta:r:· u_na.mayor.igualdact..sexu.aI~n_s.Üs~at$R,o_!iciones. biemos por las cuestiones femeninas y la orientación de las ·

( iw_º_9~º~aj~~§~~~~~~~1~~~~~~~_fi~_~d~~f:
••. ¡ --·~ntretanto, se. produjo un ~mbj9_E_ara~J9__~n-~l..9-ª,mpo del de- políticas dependía de manera esencial. del partido que estu-
:~~
• t ,:
n: viese en el poder, de su .ideologíé!- política y, por tantb, de su
·sensibilidad hacia.las cuestiones de equidad de género. Los
i ;\r; ~-'.' )'
1'
empaoeiaaj~19~~ª. . .. ___ ----- logros obtenid9s bajo un· gobierno podían revocarse fácil-
11 . :-:-1
.· -- ~- ·Eñsüiña, ª-P~rt.i.r_d.e.\mea1aao$~d~ 19i!fü:i~__8-9.)X~.s_i_ntereses
i
¡¡¡! ·. '"'._. . mente por un cambio de gobierno o presidente. Por último,
,, femeninos ob,ni_yJeron_una.may.or. r_e.pr..e.sentatión_eri los. estados como demostró.el caso de Brasil, la asignación de un espacio ,.
la'tin9~ricanos, tanto a nivel local como nacional, así como institucional no era condición suficiente para un cambio sig-
i¡., ¡. en-"organismos supranacionales, con el .argumento de la equidad nificativo; las representantes de las mujeres eran más efica-
j ,· .y)a justi_C?ia ~_p_cial. .L.as_muj.er~meJOI:áS:eJJ.1Q.fe'ferente ces cuando su capacidad para defender activamente el man- ··
.1
a r~pr§:S_~_ntación,~.ch.Q.S.y polítiqas. A estos logros contribu- tenimiento de sus reivindicaciones en la agenda política se
11 · )ieron la argwnentación efectiva, el activismo y estrategias re- · hallaba orgánicamente ligada a las fuerzas plurales de la so-
gional es e internacionales activas, así como las oportunidades ciedad civil> · .
¡1 para el lobbying y la negociación que ofrecían los procesos de- .t\l.!~.fJ.~io_nar_ soq_~eJQª--º9~los que impedían el CUD}-
i/1: mocráticos; especialmente las elecciones, las cuales constituían
momentos clave para el planteamiento de reivindicaciones y la
plimiento de la promc:~~-in~~~xente de la ciudadanía paralas_mY.:-
J~s -y otros sector~s :rñargmados-, 1.as analistas volvieron a_
i¡ construcción de alianzas. La efectiyidad de estas intervencio- eis roblemas persistentes: la~falta_cie.Jma cultura política y un

nes de endia sin emba o, de al o más ue la cons cuciónªct 1rQgrnm.~Lsost~ru _q_g~~ al~~~!?-tj~~T"promovie~l e~íritu
I'. -- ---- --------- -- - - a arena oo 1t1ca. eoen 1a en
.em.o.cráli.c.o..e.JgualliªruúieJas.reJ.Y.ind1cac10nesreministas,_in-
!I n cuwa polít1qg rav.w¡g¿¡.~ t<:mn.a.s.e. aJo~ ciµº~q~n~s:api:;~~aQ.~.s_us__@rechou los anim.fiSe
el caracter_del esrado v el Jmb1cmo; estas contmgenc1as s1- ·ªJ.ler~irlos; I~si_g_~te..falta de atención a la necesi~d
guieron sieiiGfo cruciales para el continuado éxito de las deman- _(4~., democ~tizar las institu~iones del ;~o y .d.Q_~igo; vol-
1 das ante el estado de recursos y caml5ios en las políticas por par-
~1en99l~_wtemamente- mas--dcmacra.ucas, <~faY.Q.~!?.le~...:ª~ªs
1 . te de los movimientos de mujeres.
ji!uj~res», ~-~P.~~~.n!~.!.Y..~!:IJ~~§-ª~-r~o..dició'ri ·d~~te i.

-- eta~~ fal~-~~e un~.m~~~!}!ic~~~-EJ.uje~~ ~P. po- "·


1
Pese a ser impresionantes, los avances' obtenidos durante
¡ este proceso no eran seguros ni tampoco llegarían a incre- 1s1cion,~s__ de autonaa_q_gy~_.IHJd1es~n apoyar Ia reahzac10n de es-
1 9.§ cambTos; .. u?a~ste&Jia general~da, tanto burocrá~ica
como personal, é!J.!l~_egrar. enamente ~-
l?_i~~-?el pod~~~.Q~~tos de las_1201iticas wbh-
108
1: Esto se examina en Molyneux y Lazar (2003).
I'¡
!¡ 310'

~ i
311
t~: .
l ~f~~1~i

~ t'·.·~I
l:·1w
!í!;i.f~;"!.
!~{i. c;_¡i_s)) º
la tendencia de algunos gobiern()S a impoi:~~.~~-P-r_<?.fiia
19
; . . Las intervenciones .que podían hacer los movimientos de
agenda a las unidades femeninas <le fonmilaCión -de pohtic_as;; y mujeres latinoamericanas y los recursos estratégicos, tanto
que
ernesgc> ·ae "díchas-uiiidades-perdies~eri-~J _.coiit~_dc:i~~ori el simbólicos como políticos, de que disponían en cada momento
~
tfirl M'·
¡.,,;.
movimiento en co.njunto: En otras palabras, sin una consolióa-J se hallaban regidos por las vicisitudes de la historia política del
~.1,J~~·

cióri mas ámp. lia d'e Úna democracia significativa, las ca. mpañas :r continente. La reformulación de los términos y eUenguaje de

'.~ 0;:\l.
por los derechos de la mujer corrían el riesgo de perder fuerza las ·demandas de ciudadanía a lo largo de un siglo de diferentes
". y dirección@t'i..eeo.sí.9R-'O tk- '--"-'.> C\"'to, v· \'·\·~:O,.ct{'. (~ forrrias estatales no sólo ilustra cierta inestabilidad en algu.nos
,,:
~¡~1
-~ ¡."::. t··f~'" ~
·
de los referentes de la misma, sino también lo desestabilizado-
L~ ra que ha resultado ~~--él~im.iJª~i()r:i_de l~~ demar:idas femenµrns
CONCLUSIONES para·-aTgurios· de 'los.principios abstractos que encarna. Donde
ello es más evidente es en el acercamiento. crítico a la ciudada-
. Este capítulo comenzó analizando la variabilidád r&:1órt~1 nía desde la perspectiva de qui.enes están excluidos de ella, el
y p_g!J~ióa de los significados otorgados a la· ciudadanía y_ 0e1.·as c_ual forzó la incorporación de la diferencia a la agenda política
y de fom}ulª_gi6_n__9~_p_Qlíti.Gas, pero en formasqu~ no llegaron a

t
.~~l~1
~-.~.' demandas femenirias«:!e' incluslo_n_deñtro de ella. Al igual que
res~ly~r- d:e.l _~o,do l~.. !e~~ic)g_i::_nij~Ja~_gqrice_pc; io_n_e~ abs!rcicta s

,,1
en Europa y Norteamérica, ·1a primera ola del feminismo en
América Latina impugnó el doble rasero del primer liberalis- Y.materiales. Este sigue siendo el caso, pese a que las campa-
mo, que prometía igualdad a la vez que mantenía los privile- ñas feministas por la justicia y los derechos han mostrado una
gios masculinos. Las mujeres fueron excluidas del poder polí- gran creatividad para reconciliar los principios de la igualdad
tico. durante gran parte del siglo, pero no se les podían negar con las con..c.~pciones de la diferencia basadas en los roles tra-

)
~
'
~1i~1.
~"i}
eternamente los derechos· formales de ciudadanía, aunque los
adquirieron lentamente y en condiciones distintas a los hom-
bres. Si bien cuestionaron las premisas sobre las que se apoya-
dicionales 110• ·
se
Como. comentó en la segunda parte de este capítulo, pitra
muchas activistas latinoamericanas la diferencia definió el sig-
ba su exclusión, reivindicaron sus derechos de tal manera que nificado mismo de la «política de las mujeres». Las premisas
~~i
se respetase la diferencia, abogando por el reconocimiento del sobre los atributos especiales de las mujeres fueron la base para
\ ~· \'~. valor del trabajo femenino para la sociedad, tanto en el ámbito pri- las estrategias y prioridades de una política identitária que dio
¡ ·. ' vado como público. _Desde los primeros movimientos, el desafio impulso a formas enérgicas y nuevas de participación femeni-
~\. ~ a las nociones_ünperantes de ciudadanía se centró ériqü~.lª-di­ na en la esfera pública. Sin embargo, estas premisas primordia-
,f ¡1'"R'"
'll..
rere.nc}~ .ft.iése. Yªloátda.eri- lligar_9_~ -~~g~ª~--º-. g~i!l_filfü.ia, y en les entrañaban ciertos riesgos. Al aceptar como nattirales las di-
~
r.~ que se otorgase reconocimiento al trabajo y las r~_~pon~ª1:>ili.1~a-· visiones de género en las prácticas sociales y pqlíticas, no po-
... -o.es -cre-·ra -esfora .. domésl:icá:. Esta· defüarida ·se..
realizó parcial- día haber una impugnación efectiva de las desigualdades en las
\¡ ~ ._,·... mente a lo largo del siglo, sonforme las mujeres fueron con-· que se fundaban .. La. cues.tión er¡i,.cómoJogi;ar. u.Q.,.eqµilibrio ade-
~, ·~. '.i quistando derechos sociales y cierto grado de representación cuado y equitativo entre las esferas'defempeño «fei"rieninO)) Y
~ !~· "i
política, pero rara vez se cumplió su potencial radical e igua-· «masculirim>,. entre el cuidado y el trabajo, y entre la·política lo-
\ ·,~
¡~ -. 1 litario y, cuando se hizo, casi siempre fue subvertido en la calynacional. Un equilibrio de este tipo conlleva el desmante-
" ; práctica.
,,..1 . 1'é/
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~\ i~~1
11 En este contexto, preferimos la expresión «basadas en los roles» a
«basadas en la identidac:b>, puesto que sugiere la materialidad social y las
\) 109
Ésta es la formulación de Goetz; véase G~etz (1997), pág. l. identificaciones resultantes de la división sexual del trabajo.

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' ..t...--z,'"('"·r.'.:: C'..:i .. ".'1.

)amiento de las estructuras de Ja desigualdad; no conlleva el fin ~ 'r - como han argumentado algunas analistas, qu(If'C'iuda~no-,
de las diferencias entre hombres y mujeres, sino más bie~l ~ ~e 00
los efectos sociales desiguales legitimados en funciónec a
1 ere .
~1;~~a~~~:l~~~~k~;:~tii¡~~~;~~
f·--¡ !}.~~~.~~~'.aun amb1to~ ~lobahzados 1
· n a c ndiciones de democracia liberal actualmente im-
:;. _
, s1 estos
adqumdo una-f~lífo1on importante en la pohtica y la formula- '.~1
Han
perantes en América Latina, los programas pEµa un cambio
social equitativo requieren una política de implicación con las Ll ción de políticas, es el estado-nación quien gobierna, legisla y r
~ecuta las políticas. En materia de política, legalidad y justicia .
políticas públicas. Esto era imposible -o impensable bajo los social sigue siendo un lugar critico de intervención. t:·
regímenes militares, cuando los movimientos de mujeres enfo- Al restaurarse el estado de derecho, los ciudadanos Iatinoa- .. ,
caban sus energías en la sociedad civil. Sin embargo, a medida mericanos han. a~qui.rido. nuevamente b1J,er,¡¡~
11 que cambiaban las condiciones políticas, permanecer fuera del chos>i. la cond1c1ón.nrev·" -"- 1- ------ - -
estado entrañaba ciertos costes y conllevaba ciertos riesgos. __ ____ aaania. Los esfuerzos de. las últimas décadas ·para im-

Íird
~'i'

.~·1{
,. Los movimientos de mujeres estaban cada vez más preocupa-
dos por no ser instrumentalizados por las fuerzas del neolibera-
lisrno, y el comunitarismo, considerado a veces un baluarte
) contra los efectos de aquél, se apoyó en la aceptación y el refor-
zamiento de una nonnativa de género desigualitaria. Aunque
Pü~ar ICfs tenninos de los derechos de ciudadanía de las muje-
res han dado lugar hasta el momentq_a. ,.G.ªgi.bios significativos
en Jos terrenos legal y político.,Siri ernbargó,;-1 aunque ha sido
. n.e~esa~o luchar por. e.lle>_~ 1 .Y.•~~-PP~ible--que-sean .ines~ables, por
' lo general la democracia hberaPha estado mas d1spues_t~ -~
~< ' \
estos riesgos pódían contrarrestarse mediante tin compromiso · c:q.n.ceder igualdad en las leyes y derechos polfücos q_U~__ fi~:
~:__ ·1. con una política de género transformadora centrada en proyec- : rechos económicos y sociales. La paradójica realidad de las -
~~: !
tos locales, para que en los ámbitos de fonnulación de las polí- ·trarisiCiones postautoritarias ·a la que se han enfrentado los mo-
11 ticas públicas se oyese una voz feminista, era necesaria Ja im- vimientos de mujeres al final del milenio presentaba oportuni-
~'I __p1icación ·con el estado. Éste se convirtió cada vez más en el dades cada vez mayores de participación en el ámbito político ¡
~~·;
,, -~ ,-
foco de una parte de las energías del movimiento de mujeres en formal, pero en un cont~.;;<? ~ reforma estructural y creci_e_?tes !
~ ;
~--_:.
-el período de redemocratización y,_ según hemos visto, tuvo desigualdades s~~!al.es!1-~Lg~fo)a_~~~ªlªJ~t~~~-~ional q~I-~g_'!- 1

i.. , ', corno resultado algunos cambios importantes en las leyes, las do social al estado corifractualrd~_!1~Q]Jk~rnn~m9 provo'co·una
~,:
_políticas y la representación. . sigruficativa"disminucióri en'
Jos derechos sociales, lqs'cüales
;· __ El caso d~-~~Dca_~ati~demuestra que la vitalidad y el cóñSfifüyeü-coria;@[qji para Jaj~J~~ª--r~iil~~~~-!qrr_qe _1~jggªI:­
1\ ¡ •
r \~~ del;_i:t]_°'y_imiento_4_e.__ij@erej en el perío_~o_pos_t¿¡~torj!~rio ~2.U!i~a. La ~~iwia entroniza ideas de libertad política;:¡¡ -~
1,,
~ j 1
se ~a ·apoyado ~n_µna i~~era_c~ión_cr.eatíY~Lentr.~J~_ s.o_ciedad ci- ~mparciahdad e 1g~a.ldad ~te la ley, per?, corno han señalado:/_1\ c )
' ¡
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vil fer estado, un salto no sólo de Jos rn'árgenes al centro-de la mcluso·muchos teoncos liberales, estos ideales se ven amena-¡f 1·
pólítica, sino eiitre .los márgenes y el centro. Pero en este jlliÍO- zados en los sistemas que se ~san en grandes desi~ualdades det¡ 1 )

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' do ~_pr.QglJj_Q_!_arnbié~~n~ crecient~ interac_~_lQ_g__C.Q!}j.!}§.titu_f_io-
ñ'~~ del -~mbi_tg_.LIJJ~rn~~ionaL y p~~!f!~6-~-ª.QO. Las primeras,
bajo la fonn.a de agencias humanitarias para el desarrollo, re-.
nqueza e i~esos. La te sión entre los rinci ios del mercado
"yjas dema das de ciud~ mas o odrá red · ante i.-
' -
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-,
\

intervenciones deliberadas en las políticas destinadas a conse-


v! presentaron un recurso especialmente útil para los movimien- guir la igualdad Social, la que I H. Marshall ( 1950) describió
11 . tos de mujeres y proporcionaron muchos de los instrumentos 1
1 :

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legales y gran parte de la financiación necesaria para fortalecer c.¡ ..
11''
sus diversas reivindicaciones. Hasta· qué punto ello implica, 111
He!p el al. (1999), Yuval-Davis (1999).
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li: 314r
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315
t.,.;qi'.
L.
como la subordinación del precio de mercado a .la justicia. so-
-~\:Ü.ª.1.
Si los movimientos de mújeres latinoame~:canas han de
materializar todo el potencial de las titularidade~: de la ciudad.a--
nía, uri buen punto de partida podría ser una lec: lra generizada
,t,';;~,
-ce esta idea fundamental. · "
•1 •• ;·

"\

CAPiTULO 7

El género y los silencios del capital social:·


perspectivas de América Latina

INTRODUCCIÓN

A raíz de su entusiasta defensa en los últimos años por par-


te del Banco Mundial y otras agencias para el desarrollo, el ca-
pital sóCial ha encontraoo-Üni rápida aplicación dentro del ám-
bito de las políticas públicas en América Latina. Ha enmarcado
proyectos de desarrollo e inspirado reflexiones acad~micas tan-
1 to a favor como en contra. El Banco Mundial tomó la iniciativa
1
y las agencias de las Naciones Unidas han seguido sus pasos.
A finales de 2001 se celebró en Chile una importante conferen-
cia regional de la ONU, patrocinada por Ja CEPAL, sobre el
\1 tema «Capital social y reducción de la pobreza en América La-
,
r \.:(. tina y el Caribe» 1 • El subtítulo, «En busca de un nuevo paradig-
l( ··1' ma>>, es un indido tanto de las esperanzas puestas en el concep-
··7
n to de capital social como del interés que despierta. En este sen-
l1
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1-..'
1 Esta Conferencia se· celebró eñ Santiago de Chile en se?tiembre de
~I1 1'
200 l. Fue inaugurada por el ex soci6logo Femando Henrique Cardoso, pre-
\ll'· sidente de Brasil, y copatrocinada por 1a Universidad de Michigan. Entre los
1

~ ponentes figuraron Francis Fukuyarna y Hemán de Soto.


1

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