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Philosophy of Language, de Alexander Miller

Octavio Martínez López

Chapter 4
Scepticism about sense: Quine on analyticity and translation
4.1 Quine’s attack on the analytic/synthetic distinction: Introduction
4.2 The argument of “Two Dogmas” (part I)
4.3 Criticism of “Two Dogmas” (part I)
4.4 The argument of “Two Dogmas” (part II)
4.5 Criticism of “Two Dogmas” (part II)
4.6 Quine on the indeterminacy of translation: Introduction
4.7 The argument from below
4.8 Evans and Hookway on the argument from below
4.9 The argument from above
4.10 Conclusion

4.1 Ataque de Quine a la distinción analítico/sintético: Introducción


Analítico/sintético
Ayer define un enunciado analíticamente verdadero uno que era verdad puramente en virtud de los
sentidos de sus expresiones constituyentes e intentó usar esta definición de analiticidad para
desarrollar una cuenta de la verdad a priori.

Verdades sintéticas son aquellas cuya verdad no consiste únicamente en hechos sobre sentido, y en
la imagen positivista lógica estos son de hecho significativos, en virtud de ser en principio
susceptible a verificación empírica.

Del mismo modo, la distinción entre lo analítico y lo el sintético jugó un papel importante en la
distinción de Carnap entre marcos lógicos y marcos fácticos: un marco lógico es un marco
lingüístico que es tal que todas las preguntas internas formulables dentro de él son analíticos; un
marco de hechos es una marco tal que al menos algunas de las preguntas internas formulables
dentro de ella son sintéticos.

En su ensayo Dos dogmas del empirismo, el principal objetivo del ataque de Quine fue la teoría
lógico positivista del sentido y la distinción de Carnap entre preguntas externas e internas. Aunque
este ataque se extiende más allá del positivismo lógico y amenaza nuestra noción intuitiva del
significado mismo.

4.2 El argumento de Dos dogmas del empirismo (parte I)


El artículo de Quine se divide en dos partes principales:
i) En las primeras 4 secciones se refiere a que ningún filósofo ha logrado dar una
explicación aceptable de la noción de analiticidad.
ii) En las últimas 2 secciones se refiere a la teoría lógico positivista del significa-
do, la teoría de la verificación. Él argumenta que en
la medida en que la concepción lógico positivista de analiticidad puede entenderse, el
concepto de analiticidad simplemente falla en tener cualquier aplicación: no hay
verdades analíticas.

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Kant y su explicación de analiticidad
i.i) Primer intento, en Crítica de la razón pura.
Acorde con Kant, los juicios analíticos son aquellos que atribuyen al sujeto no más que lo que está
ya conceptualmente contenido en el concepto en el sujeto.

Hay dos problemas con la caracterización kantiana:


a) La noción de “contenido conceptual” no es más que una metáfora y requiere de tanta
explicación como la noción de analiticidad misma.
b) La caracterización kantiana se limita a sí misma a enunciados de la forma sujeto-predicado.

i.ii) Segundo intento, definición de verdad analítica.


Verdad analítica, aquella cuya negación resulta en contradicción en sí misma.

Una forma de caracterizar la contradicción en sí misma sería sintácticamente: cualquier juicio de la


forma sintáctica P & -P. (Noción sintáctica estrecha de contradicción en sí misma)
Sin embargo, el enunciado “Jones is a married bachelor” no es de la forma sintáctica P & -
P; se necesita una noción más amplia.

Frege
Verdades analíticas están caracterizadas como aquellas que pueden ser demostradas o probadas
usando solamente leyes lógicas y definiciones como premisas.
Leyes lógicas son aquellos juicios que son verdaderos y que permanecen verdaderos bajo
todas las interpretaciones de sus partes componentes, excluyendo el vocabulario lógico (no, y, o,
si… entonces).
Dado lo anterior, podemos decir que una verdad analítica es cualquier juicio que es o (a)
una ley lógica o (b) derivable de leyes lógicas usando solamente definiciones como premisas.

(1) No unmarried men are married (Logical law)


(2) Bachelors are unmarried men (Definition of “bachelor”)
(3) No bachelors are married (From (1) and (2)).

El principal problema es que juicios analíticos del tipo (b) deben ser caracterizados como aquellos
que son derivables de verdades lógicas bajo el entendido que son definiciones correctas.
Una definición es correcta si y sólo sí lo definiendum (defined) y el definiens (defining
terms) son sinónimos.
Dos expresiones son sinónimas cuando ellas son intersubstituibles salva veritate, es decir,
sin cambiar el valor de verdad de todo el enunciado.
Lenguaje extensional: un lenguaje cuyos enunciados son formalisables usando solamente
el vocabulario estándar de cálculo de predicado de primer orden con identidad.
Es necesario que los términos son meramente co-extensionales por accidente de naturaleza,
sino que lo sean necesariamente.

Tres comentarios de Miller


Comentario 1.
El principal objetivo de Quine es la caracterización lógico positivista de verdad analítica como
“verdad puramente en virtud del significado”. Podemos ver los las explicaciones kantianas y
fregeanas como intentos de explicar que es para un enunciado ser verdadero solo en virtud del
significado. En la medida que fallan, no tenemos una explicación de la caracterización lógico
positivista de la analiticidad.

2
Comentario 2
Quine acepta una clase de verdad lógica: “un verdad lógica es un enunciado que es verdadero en
que permanece verdadero bajo toda reinterpretación de sus componentes distintas de las partículas
lógicas”. Sin embargo, necesitaría incluir en su definición alguna estipulación para el efecto de que
las expresiones substituidas sean sinónimas. Lo que muestra que si el ataque de Quine a la noción
de sinonimia tiene éxito, su propia definición de verdad lógica estaría en “peligro”.

Comentario 3
El ataque de Quine a la noción de analiticidad es, entre otras cosas, un ataque a la idea de que los
enunciados tienen algo como significación.
Paul Grice y Peter Strawson: “Si se habla de que enunciado-sinonimia es sinsentido, entonces
para que hablar de todos los enunciados con significado debe ser sinsentido también. Porque si tenía sentido
hablar de enunciado con significado o significado algo, entonces presumiblemente tendría sentido preguntar
‘qué significa?’ Y si tenía sentido preguntar ‘qué significa?’ respecto a un enunciado, entonces un
enunciado-sinónimo puede más o menos definirse como sigue: dos enunciados son sinónimos si y sólo si
cualquier respuesta verdadera a la pregunta ‘qué significa?’ hecha a uno de ellos, es un respuesta verdadera
a la misma pregunta hecha al otro… Si estamos por renunciar a la noción de enunciado-sinónimo como
sinsentido, tenemos que renunciar a la noción de enunciado-significado (de un enunciado con significado)
como sinsentido también. Pero entonces quizás debemos también renunciar a la noción de sentido.”
Lo que muestra que el ataque de Quine es más radical de que lo aparenta. Una cosa es
renunciar a una distinción filosófica y completamente otra renunciar a la noción intuitiva de
oración-significado. Parece que Quine argumenta sobre una versión completa signficado-
escepticismo: no hay ningún hecho en cuanto a lo que cualquier enunciado dado o expresión
lingüística significa.

4.3 Crítica a los Dos dogmas del empirismo (parte I)


Suposición socrática de Quine
La principal objeción de Quine contra los intentos de Kant y Frege de intentar explicar analiticidad
es que son circulares: en algún punto de la explicación necesitan presuponer la noción de
analiticiad misma, o alguna otra noción afín –como definición correcta, sinonimia o necesidad- lo
que es igual de problemático.
Esta parece descansar en la suposición que un concepto putativo (comúnmente aceptado) no
es del todo inteligible a menos que admita una definición explícita no circular.
Si dado x is P if and onl if Fx, una definición explícita sería no-circular cuando el concepto
P (o cualquier concepto cuya definición en sí misma presuponga P) no aparezca en el lado derecho,
al especificarse F.

S is analytic if and only if s es derivable from logical laws and definitions.

En este ejemplo, se descarta porque para explicar la noción de definición se debe


presuponer la noción de analiticidad.

¿Está justificada?
Parece que impone a un concepto para ser inteligible una condición que es demasiado fuerte. Hay
muchos conceptos perfectamente entendibles que fallarían en esta condición; los colores, por
ejemplos.
También, en orden a que una lengua contenga los recursos suficientes para una explícita
definición no-circular para cada una de sus expresiones se necesitaría infinitamente muchos
primitivos semánticos. Dado esto, una teoría semántica necesitaría tener infinitamente muchos

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axiomas. Sin embargo, una lengua es aprendida solamente si es posible una teoría semántica
finitamente axiomatizable para esa lengua.
Estas consideraciones sugieren que a lo mismo constituyen solamente un requisito local que
puede imponerse a algunas pero no a todas las expresiones del lenguaje en cuestión. Por lo que
Quine debe explicar por qué “analítico” es una de las expresiones que deben cumplirlo; debe
mostrar no sólo que ocasionalmente se puede vacilar sobre la aplicación de los conceptos, sino que
es generalizado.
Grice y Strawson mostraron que no es el caso, que analítico y sintético puede fácilmente
impartido a los principiantes; y en el caso aislado en que haya vacilación, no es precisamente
adjudicable a “analítico”: “Si, como dice Quine, el problema es con ‘analítico’, entonces el problema debe
sin duda desaparecer cuando ‘analítico’ es removido. Entonces, vamos a removerlo y reemplazarlo con una
palabra con la que Quine ha contrastado favorablemente con ‘analítico’ en respeto a la claridad – la palabra
‘verdadero’. ¿La indecisión desaparece? Pensamos que no. La indecisión acerca de analítico (y
equivalentemente, en este caso, la indecisión acerca de ‘verdadero’) aparece, por supuesto, a partir de una
mayor indecisión… como es frecuente en aquellos casos, la vacilación aparece por el hecho que las fronteras
de la aplicación de palabras no están determinadas por el uso en todas las posibles direcciones.”
En conclusión, el requerimiento socrático de Quine sobre la legitimidad de los conceptos
aparece irrazonable y sin motivo. El hecho que “analítico” no cumplan este requerimiento no
establece que es ininteligible, no más que la falla en cumplirlo de “rojo”, “verde”, etc, establece la
ininteligibilidad de nuestros conceptos de color. Quine no demuestra en las primeras cuatro
secciones de “Dos dogmas” que analiticidad y su conceptos afines sean ininteligibles.

4.4 El argumento de Dos dogmas del empirismo (parte II)


En las últimas dos secciones de “Dos dogmas”, Quine nos invita a considerar si la teoría de la
verificación de la significación propuesta por los lógico positivistas puede proveer una satisfactoria
elucidación sobre analiticidad. Esta teoría sostiene que el significado de un enunciado consiste en
su método de confirmación o invalidación empírica. Esto parece que proporciona una apropiada
definición de sinonimia: dos enunciados son sinónimos si tienen el mismo método de verificación
empírica. Ahora podemos ir en el marco de la definición de analiticidad: juicios analíticos son
aquellos que son sinónimos de verdades lógicas (enunciados lógicamente verdaderos) o, en otras
palabras, juicios analíticos son aquellos que serían confirmados por la experiencia pase lo que pase.
Se puede poner de otro modo. La verdad de un enunciado es una función de dos cosas: de
su significado y el modo como el mundo es. Así, podemos ver enunciados que tienen ambos un
componente fáctico y un componente lingüístico. Los enunciados analíticos pueden ahora
caracterizarse como aquellos en que los componentes fácticos están vacuos o vacíos.
Quine niega lo anterior: la teoría de la verificación de la significación no puede proveernos
de una plausible caracterización de la analiticidad. No puede porque descansa en una errónea
suposición: que los juicios individuales, considerados aisladamente, pueden admitir confirmación o
invalidación. Es errónea respecto la doctrina holística epistemológica de Quine acorde a la cual
tales juicios deben someterse en masa, no individualmente. Cuando se enfrenta con una reacia
experiencia, porque entre en conflicto con nuestra actual teoría del mundo, debemos revisar esa
teoría. Incluso, para Quine, los juicios que los positivistas sostienen como analíticos, tales como
juicios lógicos y matemáticos, son en principio racionalmente revisables.

El todo de la ciencia es como un campo de fuerzas cuyas condiciones-límite da la experiencia. Un


conflicto con la experiencia en la periferia da lugar a reajustes en el interior del campo: hay que
redistribuir los valores veritativos entre algunos de nuestros enunciados, La nueva atribución de
valores a algunos enunciados implica la re-valoración de otros en razón de sus interconexiones
lógicas -y las leyes lógicas son simplemente unos determinados enunciados del sistema,
determinados elementos del campo. Una vez redistribuidos valores entre algunos enunciados, hay
que redistribuir también los de otros que pueden ser enunciados lógicamente conectados con los

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primeros o incluso enunciados de conexiones lógicas. Pues el campo total está tan escasamente
determinado por sus condiciones-límite -por la experiencia- que hay mucho margen de elección en
cuanto a los enunciados que deben recibir valores nuevos a la luz de cada experiencia contraria al
anterior estado del sistema.

La imagen holística implica que no hay juicio de teoría que en principios sean inmunes a una
revisión racional. De ahí se siga que la noción de analiticidad, como se caracteriza por la teoría de la
verificación de la significación, simplemente falla de tener alguna aplicación. En la imagen
verificadora, verdades analíticas son aquellos juicios que son confirmados pase lo que pase (que
son inmunes a una revisión racional a la luz de la experiencia) porque sus componentes fácticos
están vacíos; los juicios sintéticos son aquellos que tienen continuidad en la experiencia dado que
sus componentes fácticos son no-vacíos.

Si esta visión es correcta, será entonces erróneo hablar del contenido empírico de un determinado
enunciado –especialmente si se trata de un enunciado situado lejos de la periferia del campo-.
Además, resulta entonces absurdo buscar una divisoria entre enunciados sintéticos, que tienen
continuidad en la experiencia, y enunciados analíticos que valen pase lo que pase. Todo enunciado
puede concebirse verdadero pase lo que pase si hacemos ajustes suficientes drásticos en otras zonas
del sistema. Incluso un enunciado situado muy cerca de la periferia puede sostenerse contra una
experiencia en contra apelando a la posibilidad de estar sufriendo alucinaciones o por reajuste de
ciertos juicios de las llamadas leyes lógicas. A la inversa, por la misma razón, ningún enunciados es
inmune de revisión. Hasta una revisión de la ley del tercero excluido se ha propuesto como un medio
para simplificar la mecánica cuántica; ¿y qué diferencia hay en principio entre tal cambio y el
cambio por el cual Kepler reemplazó a Ptolomeo, o Einstein a Newton, o Darwin a Aristóteles?

En otras palabras, la distinción entre componentes lingüísticos y fácticos de un enunciado


individual, sobre el cual la cuenta de verificación de la distinción analítico/sintético depende, se
difumina más allá del reconocimiento holístico. Así, la conclusión de Quine es que no tenemos una
distinción inteligible entre lo analítico y lo sintético.

4.5 Crítica de Dos dogmas del empirismo (parte II)


Crispin Wright considera el holismo de Quine incoherente. Dado que todos los enunciados en una
teoría son en principio revisables, ¿cuál debemos revisar en la práctica? Para Quine esto debe
responderse desde el campo pragmático. Por lo que la cuestión que enfrentamos es, ¿de qué modo
las consideraciones pragmáticas determinar si o no, por ejemplo, el rechazo de una teoría es “un
buen movimiento”? Un buen movimiento es aquel que mejor minimiza la posibilidad de futuras
recalcitrancias. Si lo es, la rechazamos, si no, la mantenemos y rechazamos alguna parte de nuestro
cuerpo general de creencias. Pero, el punto crucial en la objeción de Wright es que el veredictos
acerca de lo recalcitrante están en el mismo barco que todos los otros juicios, por lo que también
están sujetos a revisión.
Esto llevaría a una regresión infinita: debemos (1) determinar si un primer rechazo es un
buen movimiento, luego debemos (2) determinar si (1) es un buen movimiento, luego debemos (3)
si (2) es un buen movimiento, y así hasta el infinito.
De acuerdo con Wright, en orden de detener esta regresión, tenemos que exentar algunos
juicios de estimación pragmática: estos juicios serían los analíticos. Entonces, nos quedamos con la
distinción entre lo analítico y lo sintético después de todo.

4.6 Quine sobre la indeterminación de la traducción: Introducción


Sobre traducción, Quine dice que es una ilusión: no hay ningún hecho en cuanto a si un manual de
traducción para una lengua dada es correcta. Cualquier consideración al respecto sería pragmática.

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Esto, en esencia, es la indeterminación de la traducción y se trata de una diferente serie de
argumento para el escepticismo sobre el sentido. Esto nos lleva a la conclusión de que no hay un
hecho objetivo en cuanto a qué significan los enunciados de una lengua.
Un manual de traducción tiene la tarea de relacionar sentencias entre dos lenguas que
tengan el mismo significado. Por tanto, si no hay un hecho en cuanto a la corrección de ese manual,
no habrá un hecho en cuanto a lo mismo del significado, y como vimos cuando discutimos
analiticidad, esto implica que no hay hecho acerca del significado del todo.
Esto choca: ¿seguro que hay un hecho en cuanto a qué manual de traducción mejor captura
la naturaleza del lenguaje bajo consideración? Quine dice que no.

Contenido:
El argumento desde abajo: viene del capítulo 2 de Palabra y Objeto.
El argumento desde arriba: viene del ensayo On the reason for the Indeterminacy of Translation.

4.7 El argumento desde abajo


Capítulo 2 de Palabra y objeto.
Una figura crucial en el argumento de Quine es el de traducción radical. Se trata de traducir el
lenguaje de los nativos de alguna tribu hasta desconocida. La única evidencia que el traductor tiene
a su disposición es lo que se puede obtener de su observación del comportamiento de los nativos.
¿Cuál es la finalidad de ver el proceso de traducción en este escenario artificial? La
suposición de Quine es que si hay hechos que podrían determinar un manual de traducción dado es
correcto, esto es, si hay hecho acerca del significado, entonces esos hechos deben ser determinados
por hechos acerca del comportamiento de los hablantes de la lengua bajo consideración. ¿Qué otra
cosa constituye un hecho acerca del significado de una expresión? Intuitivamente, el significado de
cualquier expresión dada es algo establecido por convención. Pero las convenciones también son
creadas por el comportamiento de varias partes de la convención. La estrategia de Quine será
argumentar que los hechos acerca del comportamiento no son suficientes para determinar si un
manual de traducción es correcto: los hechos acerca del comportamiento serán consistentes con la
adopción de un manual totalmente diferente. Entonces, no hay ningún hecho en cuanto a qué
manual de traducción es correcto.
El interés de Quine está en la relación de los hechos del comportamiento y los hechos del
significado. La tarea que enfrenta el traductor radical es el siguiente: dado todos los hechos
observables acerca del comportamiento de los nativos y nada más, es construir un manual de
traducción que produzca una traducción a su propio idioma de cada uno de las oraciones del
idioma de los nativos.
Para Quine, los únicos hechos acerca del comportamiento nativo que puede legítimamente
contar como evidencia en pro o en contra la corrección de una manual de traducción dado con
aquellos a los que llama significación estimulativa. Esta significación estimulativa de una
expresión es definida como un par ordenado consistente, por un lado, de esas estimulaciones
sensoriales que impulsan el asentimiento a la oración (significación estimulativa afirmativa) y, por
el otro, esas estimulaciones sensoriales que impulsan el disentimiento de las oraciones
(significación estimulativa negativa). Otra forma de describir la tarea del traductor radical: dado
todos los hechos acerca de la significación estimulativa de las oraciones del idioma nativo,
construir un manual de traducción que provea una aceptable traducción de esas oraciones en tu
propio idioma. La teoría de la indeterminación afirma que esta tarea no puede realizarse:

Es posible confeccionar manuales de traducción de una lengua a otra de diferentes modos, todos
compatibles con la totalidad de las disposiciones verbales y, sin embargo, todos incompatibles unos
con otros. Estos manuales diferirán en numerosos puntos: como traducción de una sentencia de un
lenguaje darán sentencias del otro que no se encontrarán entre sí en ninguna relación de
equivalencia plausible, por laxa que sea.

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El escepticismo de Quine en esta cuestión es del tipo constitutivo y no epistemológico. Quine
cuestiona si podemos conocer cual manual es correcto, incluso dado el acceso epistemológico
idealizado a todos los hechos posibles acerca de la significación estimulativa y disposiciones de
comportamiento de los nativos. Incluso si imaginamos nuestro poder de adquisición de
conocimiento con respecto a la significación estimulativa idealizada, aun así no podría estar en
posición de justificar nuestra elección de uno de los manuales de traducción a elegir entre sus
rivales.

Ahora, veamos cómo le va en su tarea de construir el manual. Primero, identifica los signos nativos
de asentimiento y disentimiento. Es lo hace repitiendo sus propias conjeturas y luego toma nota de
la reacción de los nativos.

Los gestos no pueden tomarse como indicio garantizado; los de los turcos son casi la inversa de los
gestos de los norteamericanos. El lingüista tiene que conjeturar también aquí a partir de sus
observaciones, y ver luego cómo se comportan sus conjeturas. Supongamos que a base de preguntar
“Gavagai?”, etc., en presencia de conejos, etc., ha provocado las respuestas “Evet” y “Yok” el
suficiente número de veces como para suponer que pueden corresponder a “Sí” y “No”, pero sin
saber cuál de ellas es “Sí” y cuál es “No”. (…) Aunque estos métodos no sean concluyentes,
suministran al menos una hipótesis de trabajo. Y si presume que en los pasos siguientes va a
encontrarse con dificultades extraordinarias, el lingüista puede decidir descartar esa hipótesis y
conjeturar otra.

Supongamos ahora que el traductor descubre que “Yo, gavagai” y nuestra expresión “hay un
conejo” tienen la misma significación estimulativa. Sobre esta base, el traductor radical propone
tentativamente traducir “Yo, gavagai” como “hay un conejo”. Pero aquí empieza el problema. ¿Qué
sucede si elige traducir “hay una parte de conejo”? No hay ningún hecho en cuanto a si debe
traducirse de un modo o de otro. Sin duda, Quine está preparado para admitir que en la práctica
podemos elegir una de los traducciones sobre las otras, sin faltar al significado de “Yo, gavagai”.
Nuestra elección apenas será un reflejo de un estándar pragmático: cada traducción es igualmente
justificada por los hechos acerca de la significación estimulativa, por lo que todas son igualmente
aceptables.

Sobre la posibilidad de que quizá sea posible, en la base de los hechos acerca de la significación
estimulativa sola, decir sí o no cuál es mejor traducción. Gareth Evans resume la respuesta de Quine
(en Identity y Predication):

Una expresión puede sensiblemente ser considerada como un predicado solamente si interactúa con
el “aparato de individuación”, y las condiciones estimulativas que activan el asentimiento a la
oración en la cual tal interacción ocurre provee la única evidencia empírica que tiene que ver con
qué extensión debe considerarse que la expresión, como predicado, posee. Pero la identificación del
aparato de individuación en una lengua extranjera es empíricamente bastante indeterminada; la
expresión que una teoría considera como el predicado de identidad, puede, con ajustes adecuados,
ser tratado por otro como una expresión de alguna relación de equivalencia distinta –ambas teorías
que asignan a oraciones completas un significado acorde con los datos de comportamiento.
Consecuentemente, si una expresión es un predicado del todo, y si un predicado, qué extensión,
tiene, son cuestiones indeterminadas por todas las observaciones reales y posibles.

4.8 Evans y Hookway sobre el argumento desde abajo


En Identity and Predication, Evans responde al argumento de Quine. Su estrategia es negar que de
afirmar que existe una indeterminación que afecta la construcción de manuales de traducción se siga
que exista cierto de grado de indeterminación que afecte la noción de significado. Niega que la

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indeterminación en la construcción de manuales de traducción para un idioma implique
indeterminación en la construcción de teoría del significado (o teorías semáticas) para esa lengua.
Una teoría semántica es una teoría relacionada con cada idioma que intenta establecer el
significado de cada oración en ese idioma. Tal teoría ofrece, para cada oración declarativa bien
formada de ese idioma, un teorema que en cierto modo establece el significado de esa oración.
Siguiendo a Frege, se puede decir que una teoría semántica correcta debe emitir un teorema
que establezca las condiciones de verdad de cada oración declarativa bien formada de ese idioma.
¿Cuál es la diferencia entre un manual de traducción y una teoría semántica? Evans:

Una traducción para nada establece verdades semánticas, ni tiene necesidad de los conceptos de
verdad, denotación y satisfacción. Verdades semánticas relacionan expresiones con el mundo y
pueden ser establecidas solamente por el uso, sin mencionar, expresiones de algún idioma u otro.

Más importante, Evans cree que hay restricciones en la construcción de teorías del significado que
excluyen la indeterminación. Estas restricciones se refieren a la estructura, de modo que (a) las
condiciones de verdad de las oraciones del idioma se muestren como dependientes de las
propiedades semánticas de las partes de esas oraciones y, (b) la estructura de la teoría refleje la
estructura de las habilidades lingüísticas de los hablantes reales del idioma.

La restricción del espejo: un teorema que especifique la condición de verdad de una oración S debe
derivar de una especificación de las propiedades semánticas de las expresiones subesenciales de S,
S1, … Sn, si y sólo si los hablantes reales del idioma son capaces de moverse a un entendimiento de
S sobre la base de entrenamiento y exposición a s1, …, sn como estas aparecen en otras oraciones
diferentes a S.

La estructura así proyectada en la teoría del significado refleja la estructura de las habilidades
lingüísticas de los hablantes. La teoría del significado muestra cómo la condición de verdad de una
oración es derivable de los axiomas semánticos de una de sus componentes.

4.9 El argumento desde arriba


On the Reasons for the Indeterminacy of Translation
El argumento desde arriba depende de la idea que la teoría física está subdeterminada o
infradeterminada (underdetermined) por todas las posibles evidencias observacionales.

La teoría puede aún variar aunque todas las posibles observaciones sean arregladas. Las teorías
físicas pueden estar en desacuerdo entre ellas y aún ser compatibles con todos los datos posibles
aún en el sentido más amplio. En una palabra, estas pueden ser lógicamente incompatibles y
empíricamente equivalentes. En este punto es donde espero amplio acuerdo, tan solo porque los
criterios observacionales de términos teoréticos son comúnmente muy flexibles y muy fragmentarios.

Esto se sigue de su holismo epistemológico. Quine nota que aunque la mayoría estaría de acuerdo
que la teoría física, a cierto grado u otro, estaría infradeterminada por todas las posibles evidencias
observacionales, habría desacuerdo acerca del nivel preciso al cual esa infradeterminación afectaría:

Algunas reconocerán tal holgura sólo en los alcances más altos y más especulativos, mientras otros
verán que se extiende incluso a los rasgos del sentido común de los cuerpos macroscópicos.

¿Cómo lleva esto a la indeterminación de la traducción? En la medida en que la verdad de una


teoría física está subdeterminada por observables, la traducción de la teoría física del extranjero está
infradeterminada por la traducción de sus oraciones de observación. Si nuestra teoría física puede
variar aunque todas las observaciones posibles sean corregidas, entonces nuestra traducción de su

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teoría física puede variar, aunque nuestras traducciones de todos los posibles informes de
observación por su parte sean corregidos. Nuestra traducción de sus oraciones de observación no
corrige nuestra traducción de su teoría física más que nuestras propias observaciones posibles
corrigen nuestra propia teoría física.

[1] El punto de partida del proceso de traducción radical es la equiparación de las oraciones de
observación de nuestro idioma con oraciones de observación del idioma del extranjero, a través de
una equiparación inductiva de los significados de los estímulos.
[2] A fin de interpretar las oraciones teoréticas extranjeras tenemos que proyectar hipótesis
analíticas.
[3] La última justificación para las hipótesis analíticas es solo que las oraciones de observación
implícitas coinciden.
[4] En la medida en que la verdad de una teoría física está infradeterminada por observables, la
traducción de la teoría física extranjera está infradeterminada por la traducción de sus oraciones de
observación.
Entonces,
[T] La traducción de las teorías físicas es indeterminada al menos en la medida en que las teorías
físicas están infradeterminadas por todas las posibles observaciones.

Para Quine, la indeterminación de la traducción no es solo una instancia de la carácter


empíricamente indeterminado de la física. Por el contrario, la indeterminación de traducción es
adicional.

Kirk dice: Las teorías de la traducción no solo están infradeterminadas como la física está
infradeterminado, sino infradeterminada por la totalidad de verdades expresables en términos de física.

¿Cuán plausible es el argumento de arriba? Es difícil evaluar, ya que no está claro exactamente
cómo ve Quine el cambio de las premisas a la conclusión que se efectúa, y él nos da poco en el
camino de elucidación. En cualquier caso, ahora veremos que Kirk tiene una objeción
aparentemente poderosa contra el argumento desde arriba. La objeción es que dado que [3] no debe
leerse como reexpresión del argumento de abajo, hay un non-sequitur en el movimiento de [4] a
[5].

Kirk nota que la conclusión [T] puede de hecho traducirse así:


[5 *] En la medida en que la verdad de una teoría física está infradeterminada por observables, la
traducción de la teoría física extranjera está infradeterminada por la totalidad de hechos.

Kirk argumenta que [5 *] seguiría de [4] solo dadas las suposiciones que los únicos hechos
relevantes para la traducción son hechos sobre traducciones de declaraciones de observación y
que esos hechos no sirven para determinar una traducción única y correcta. Pero esas suposiciones
abonan al argumento de abajo. Si Quine no hace esas suposiciones, como él no debe si el argumento
de arriba es no asumir el argumento desde abajo como una de sus premisas, parece no tener nada
que decir en respuesta a la pregunta: "¿Por qué la determinación de la traducción de oraciones
teóricas de un nivel superior no debería estar garantizada por disposiciones de comportamiento
relacionadas para oraciones teóricas de bajo nivel? "

Por lo tanto, argumenta Kirk, el argumento de arriba es inválido (si [3] no se lee como una
declaración del argumento de abajo); o válido sólo a costa de presuponer el argumento de abajo (si
[3] es leído como una declaración del argumento de abajo). Kirk concluye que Quine no tiene un
argumento convincente para la doctrina de la indeterminación que es "más amplio y profundo" que
el argumento de abajo.

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4.10 Conclusión
Hay una debilidad inherente en los argumentos de Quine. Los únicos hechos que están permitidos
como posibles candidatos para constituir la corrección de un manual de traducción son hechos
observables sobre la disposiciones de comportamiento de los hablantes, donde la noción de
"comportamiento" involucrado es muy austero (ver §4.7).

Kripke:

Quine basa su argumento desde el principio en premisas conductistas... Desde que Quine ve la
filosofía del lenguaje dentro de un marco hipotético de psicología conductista, piensa en los
problemas sobre el significado como problemas de disposición de comportamiento.

Entonces, incluso si los argumentos de Quine pueden superar los obstáculos que hemos
considerado, incluso entonces no lograrán convencer a los que no encuentran débil esta restricción a
los hechos de comportamiento, y los asociados psicología conductista, convincente. Sería mucho
más interesante si pudiéramos encontrar argumentos que tienen las mismas conclusiones como
Quine -que no hay hechos que rindan adscripciones de significado verdadero o falso - que no
dependen de tales suposiciones de comportamiento.

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