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CARRERA: ABOGACIA
CUATRIMESTRE: 1°
AÑO: 2015
ALUMNOS:
Cáceres, Diego
Trinidad, Enzo
La prueba en el proceso penal: Cafferata Nores
Concepto: En sentido amplio, cabe decir que prueba es lo que confirma o desvirtúa una
hipótesis o una afirmación precedente. Esta noción lata, llevada al proceso penal,
permitiría conceptuar la prueba como todo lo que pueda servir al juez para que este
logre su convicción sobre el descubrimiento de la verdad acerca de los hechos que en
aquél son investigados y respecto de los cuales se pretende actuar la ley sustantiva.
Mirado desde una óptica técnicamente más estricta, el fenómeno de la prueba presenta
cuatro aspectos que pueden ser analizados por separado: 1) el elemento de prueba; 2) el
órgano de prueba; 3) el medio de prueba; 4) el objeto de la prueba.
ELEMENTO DE PRUEBA.
ÓRGANO DE PRUEBA.
Su regulación legal tiende a posibilitar que el dato probatorio existente fuera del proceso
penetre en él para ser conocido por el tribunal y las partes, con respeto del derecho de
defensa de éstas. Con este ambivalente propósito, la ley establece separadamente los
distintos medios de prueba que acepta, reglamentándolos en particular, a la vez que
incluye normas de tipo general con sentido garantizador'*'' (v.gr., las relacionadas con
los actos definitivos e irreproducibles) o restrictivo, (v.gr., las referidas al secreto de la
instrucción) de los derechos de los sujetos procesales privados.
OBJETO DE LA PRUEBA.
"Objeto de la prueba" es aquello que puede ser probado, aquello sobre lo cual debe o
puede recaer la prueba. El tema admite ser considerado en abstracto o en concreto.
Desde el primer punto de vista, se examinará qué es lo que puede ser probado en
cualquier proceso penal; desde la segunda óptica, se considerará qué es lo que se debe
probar en un proceso determinado.
Prueba útil y pertinente: la prueba es pertinente cuando los medios son idóneos para
lograr el fin perseguido. Los hechos que se pretenden probar deben ser articulados por
las partes en sus escritos respectivos de no ser así ella no conducirá a ningún resultado
valioso, ya que el juez no puede tener en cuenta hechos no alegados.
El dato probatorio deberá relacionarse con los extremos objetivo (existencia del hecho)
y subjetivo (participación del imputado) de la imputación delictiva, o con cualquier
hecho o circunstancia jurídicamente relevante del proceso (v.gr., agravantes, atenuantes
o eximentes de responsabilidad; personalidad del imputado; existencia o extensión del
daño causado por el delito). La relación entre el hecho o circunstancia que se quiere
acreditar y el elemento de prueba que se pretende utilizar para ello es conocida como
"pertinencia" de la prueba.
El elemento de prueba será tal no sólo cuando produzca certeza sobre la existencia o
inexistencia del hecho que con él se pretende acreditar, sino también cuando permita
fundar sobre éste un juicio de probabilidad (v.gr., como el que se requiere para el
procesamiento). Esta idoneidad conviccional es conocida como "relevancia" o utilidad
de la prueba.
-Secuestro:
c) Sólo se puede secuestrar cosas (comprendiendo en tal concepto los cuerpos sólidos,
líquidos y gaseosos) o documentos, aunque estén fuera del comercio (como el cadáver
humano). Se acepta la posibilidad de secuestrar muebles y semovientes, pero respecto
de los inmuebles -y, en ciertos casos, de los muebles de gran tamaño (v.gr., un vagón de
ferrocarril)- se discute su procedencia, y se opta por un procedimiento diferente: la
clausura.
d) Empero, no cualquier cosa puede ser secuestrada. Sólo podrán serlo las relacionadas
con el delito, u otras que también "puedan servir como medios de prueba", o estén
sujetas a confiscación.
1) Se puede secuestrar objetos de clara relevancia probatoria, como los instrumentos del
delito o sus efectos (aun cuando no estén sujetos a confiscación), comprendiendo esta
denominación tanto los objetos intencionalmente usados para consumarlo o tentarlo
como aquellos que han sido obtenidos mediante su comisión, en forma directa (la joya
robada) o indirecta (los objetos comprados con el dinero sustraído). También aquellas
cosas cuya posesión o uso constituye delito, y los objetos que tengan, en mayor o menor
grado, alguna relación con la prueba del hecho delictuoso, se trate de cosas sobre las
cuales ha recaído (candado violentado), o que sin haber sufrido sus consecuencias
contengan sus huellas (ropa ensangrentada) o las del autor (alhajero con impresiones
digitales), o suministren referencias sobre la filiación (un cabello), hábitos (cierto tipo
de cigarrillos) o antecedentes de éste.
f) El art. 233 establece las pautas a que se debe ajustar y las formas en que se debe
realizar la conservación de las cosas secuestradas. Serán inventariadas y colocadas
bajo segura custodia a disposición del tribunal, lo cual puede ser llevado a cabo de
diferentes maneras, según la naturaleza de los objetos que haya que asegurar:
1) Si se tratare de documentos, serán firmados en cada una de sus hojas por el juez y el
secretario, y se les pondrá el sello del juzgado (art. 233).
2) Si fueren objetos de poco volumen, que sea posible conservar, serán asegurados con
las rúbricas y sellos mencionados en el párrafo anterior, y custodiados en la caja de
seguridad de la Secretaría o en lugares especialmente afectados a ese fin (p.ej., en un
depósito judicial).
3) En caso necesario (art. 233), es decir, cuando se trate de cosas cuya custodia o
conservación fuere difícil o engorrosa (v.gr., semovientes), se podrá ordenar su
depósito.
1) Puede cesar antes cuando los objetos sobre los cuales recayó han dejado de ser
necesarios, ya sea porque se comprobó su desvinculación del hecho investigado o
porque su documentación (copias, reproducciones, fotografías) tomó innecesaria su
custodia judicial. Pero si tales efectos pudiesen estar sujetos a confiscación, restitución
o embargo, deberán continuar secuestrados hasta que la sentencia se pronuncie sobre
su destino. Fuera de este caso, las cosas secuestradas serán devueltas a la persona de
cuyo poder se las sustrajo, en forma definitiva o provisionalmente en calidad de
depósito, imponiendo al depositario el imperativo de su exhibición al tribunal, si éste lo
requiere (art. 238).-
2) Empero, cuando se deba restituir cosas secuestradas que hayan sido sustraídas,
habrá que dárselas al damnificado, salvo que se oponga a ello el poseedor de buena fe
de cuyo poder fueron habidas (art. 238). Si la persona de cuyo poder se las obtuvo
fuere poseedora de buena fe, con derecho a la devolución del precio que pagó por
comprarlas en un remate público o en una casa de venta de objetos semejantes (art.
2768, C. Civil), será a ella a quien deberán serle restituidas. Por el contrario, si las
poseía de mala fe, o si, haciéndolo de buena fe, no tenía derecho a reembolso por no
darse las condiciones del art. 2768 citado, se deberá disponer su entrega al
propietario. En caso de controversia regirá el art. 524.
3) La sentencia trae aparejada la cesación definitiva del secuestro, pues concluye el fin
procesal de las cosas sometidas a él. Por tal causa, éstas serán devueltas a quien las
tenía, si no se ordenó su decomiso, restitución o embargo, salvo que por ser de
propiedad de quien resulte condenado sean retenidas en garantía de gastos y costas del
proceso o de la responsabilidad pecuniaria impuesta (art. 523). Si hubieran sido
provisionalmente entregadas en depósito durante la tramitación del proceso, se
notificará al depositario la entrega definitiva. Cuando las cosas secuestradas no hayan
sido obtenidas de determinada persona y después de un año nadie pruebe tener derecho
a ellas, se dispondrá su decomiso (art. 525).
CAPÍTULO III
SECUESTRO
Orden de secuestro
Art. 208º. – El juez podrá disponer el secuestro de las cosas relacionadas con el delito,
las sujetas a incautación, o aquellas que puedan servir como medios de prueba. En casos
urgentes, esta medida podrá ser delegada en la Policía, en la forma prescripta por el
artículo 201 para los registros, y aún cumplida por esta misma, sin orden judicial.
Art. 209º. – En lugar de disponer el secuestro, el juez podrá ordenar, cuando fuera
oportuno, la presentación de los objetos o documentos a que se refiere el artículo
anterior; pero esta orden no podrá dirigirse a las personas que puedan o deban
abstenerse de declarar como testigos, por razón de parentesco, secreto profesional o de
Estado.
Custodia del objeto secuestrado Art. 210º. – Los efectos secuestrados serán
inventariados y puestos bajo segura custodia, a disposición del tribunal. En caso
necesario podrá disponerse el depósito de los mismos. El juez podrá ordenar la
obtención de copias o reproducciones de las cosas secuestradas, cuando éstas puedan
desaparecer, alterarse, sean de difícil custodia o convenga así a la instrucción. Las cosas
secuestradas serán aseguradas con el sello del tribunal y con la firma del juez y
secretario, debiéndose firmar los documentos en cada una de sus hojas. Si fuere
necesario remover los sellos, se verificará previamente su identidad e integridad.
Concluido el acto, aquéllos será repuestos y de todo se dejará constancia.
Devolución Art. 215º. – Los objetos secuestrados que no estén sometidos al decomiso,
restitución o embargo, serán devueltos, tan pronto como no sean necesarios, a la persona
de cuyo poder se sacaren. Esta devolución podrá ordenarse provisionalmente, en calidad
de depósito, e imponerse al poseedor la obligación de exhibirlos cada vez que le sea
requerido. Los efectos sustraídos serán devueltos, en las mismas condiciones, al
damnificado, salvo que se oponga a ello el poseedor de buena fe de cuyo poder hubieran
sido secuestrados.