puede llevar a cabo dicho pago o entrega de manera inconsulta -
ni siquiera cuando el testamento lo faculta, al menos aparentemente, para ello- ya que siempre corresponde al heredero y no al ejecutor, determinar si realmente se debe el legado a la persona que lo reclama. De lo dicho podemos colegir otra consecuencia: aunque el causante haya designado albacea, la acción personal que corres- ponde al legatario para exigir la entrega de la cosa legada (supra, n 67), debe ser siempre propuesta contra el heredero o los Q
herederos sobre quienes recaiga la obligación de pagar o de
entregar el legado (o contra el legatario gravado con sub-legado, si fuere el caso) (supra, n 65). Desde luego, cuando el causante ha Q
autorizado el apoderamiento de los bienes hereditarios por el
ejecutor testamentario, la referida demanda del legatario puede también incluir como co-demandado al albacea (y es conveniente que así se haga, para evitar cualquier eventual problema en la ejecución de la respectiva sentencia).
3. El ejecutor debe vigilar o velar por el cumplimiento y la eje-
cción de todo loordenado en el testamento del de cujus (art. 973, 3ª CC). Reiteramos que es ésa la principal y fundamental función del ejecutor testamentario. Por una parte el albacea tiene que velar por el cumplimiento y la ejecución de los legados, cargas y demás obligaciones estable- cidos en el testamento, toda vez que ello constituye la misma razón de ser del albaceazgo. Pero dada la amplitud de la norma legal en referencia, el ejecutor debe también vigilar el cabal cumplimiento de las instituciones universales hechas por el de cujus. Cabe preguntar si la facultad del albacea para para vigilar o velar por el cumplimiento y la ejecución de las disposiciones del testador, lo autoriza para recurrir judicialmente contra el heredero o los herederos renuentes, a fin de que paguen o entreguen los bienes legados a sus respectivos titulares o de que den cabal cumplimiento a las otras cargas u obligaciones establecidas por el de cujus. Al respecto podemos establecer, como reglas generales, las siguientes: A) la acción para exigir el cumplimiento del legado es personal, corresponde al legatario instituido y, por ende no puede ser ejercida por el ejecutor testamentario (supra, n 67); y B) Q
éste, en cambio, sí puede intentar contra el heredero las correspoI:l-
dientes acciones judiciales, a fin de que el último nombrado proceda a honrar las otras obligaciones que le hayan sido impuestas por el decujus, en beneficio de él mismo o sin beneficiario aparente (v.gr.: la de construir un mausoleo en su tumba; la de ordenar determinado