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Se trata de un movimiento arquitectónico, que tuvo su origen a principios del siglo XX en Alemania, Países Bajos, Austria,
Checoslovaquia y Dinamarca. Movimiento claramente influenciado por el Expresionismo, conceptualiza la arquitectura
como un arte en el que las formas naturales se introducen en el paisaje urbano y hacen volver al ser humano a su
simbiosis con el entorno más puro. El expresionismo deja al margen los cánones realistas para centrarse en la
arquitectura más expresiva, como si se tratase de una creación artesana en la que lo gótico y rococó se entrelazan y sirven
de nexo a elementos occidentales y orientales.
El inicio del citado movimiento se produce el la Alemania de 1907, con la fundación de la Deutscher Werkbund
(Federación alemana del trabajo). Lo más destacado, la introducción de materiales como el vidrio y el acero. Además, la
Exposición de Colonia (1914) supuso un hito fundamental como empuje a su internacionalización.
Sería a partir de 1915 cuando el movimiento se empezaría a difundir en Amsterdam. La escuela de Amsterdam se centra
en el desarrollo de la imaginación en el diseño arquitectónico. La introducción de elementos de la naturaleza, la suavidad
en las formas y la arquitectura tradicional holandesa serían sus fuentes. En cuanto a los materiales, el ladrillo y el
hormigón, piezas clave.
Tras la Primera Guerra Mundial, la necesidad de hacer resurgir la arquitectura en Alemania estimuló la creatividad
expresionista en el seno del Arbeitsrat für Kunst (Consejo de Trabajadores del Arte). Creaciones congestionadas de
misticismo y elementos utópicos son la bandera del periodo.
Como a todo movimiento artístico, a un exceso le sucede, en la linea temporal, su opuesto. De esto que ya durante los
años 20 el expresionismo se centrase en elementos mucho más sociales. La Nueva Objetividad (Neues Bauen) volvió la
mirada a la sencillez, la simplicidad y la funcionalidad de los espacios, siendo la construcción de viviendas sociales y la
aportación a exposiciones públicas una de las ocupaciones fundamentales para los adeptos al movimiento en la Alemania
de la segunda mitad de los años 20. La ocupación en creaciones de mayor homogeneidad no supondría la renuncia a
conceptos esenciales en la filosofía de los expresionistas, puesto que la simbiosis entre naturaleza y urbe continuaría
siendo uno de sus pilares.
Arquitectura expresionista
Vista de la fachada occidental de la iglesia de Grundtvig en Dinamarca, uno de los pocos ejemplos de iglesia expresionista.
La arquitectura expresionista fue un movimiento arquitectónico que se desarrolló en Europa durante las primeras
décadas del siglo XX, en paralelo al Expresionismo.
El término se comenzó a usar englobando una serie de creaciones vanguardistas en Alemania, Países
Bajos, Austria, Checoslovaquia y Dinamarca entre 1910 y 1924. Posteriormente, se aceptó que la arquitectura
expresionista también abarcaba obras desde el año 1905, y no solamente de esos países, sino también del resto de
Europa. Hoy en día, el sentido del término se considera válido para la arquitectura que, independientemente del lugar de
procedencia y la época de construcción, cumple con una serie de características como la distorsión, la fragmentación, o la
manifestación de una emoción violenta.
Este estilo tuvo amplias similitudes con lo que hoy podríamos llamar premodernismo, tanto en el uso de nuevos
materiales, como en la innovación formal, suscitada en ocasiones por el uso de formas biomórficas, o por la ampliación de
posibilidades ofrecida por la fabricación en masa de materiales de construcción como el ladrillo, el acero, o el vidrio.
Muchos arquitectos expresionistas combatieron en la Primera Guerra Mundial, y su experiencia, combinada con los
cambios políticos y sociales producto de la Revolución alemana de 1919, desembocaron en perspectivas utópicas, y un
programa socialista romántico. Las condiciones económicas dieron lugar a una limitación en el número de construcciones
entre 1914 y mediados de los años 20, cuyo resultado fue que muchas importantes obras expresionistas se quedaron en
el papel, como la Architecture Alpine de Bruno Taut, o el Formspiels de Hermann Finsterlin. Los edificios destinados a
exhibiciones fueron numerosos, alcanzando una cifra significativa durante este periodo. La escenografía para el teatro y el
cine, fue otra gran fuente de imaginación expresionista.
La arquitectura expresionista ha estado marcada por importantes eventos, como la exposición del Deutscher
Werkbund en Colonia, en el año 1914, la programación teatral de la Großes Schauspielhaus, o las actividades de la Escuela
de Ámsterdam. La Torre Einstein, de Erich Mendelsohn, ubicada en Potsdam, es el icono de la arquitectura expresionista.
Desde 1925, la mayoría de las principales figuras de la arquitectura expresionista como Bruno Taut, Hans Poelzig o el
propio Erich Mendelsohn, dieron un giro hacia la Nueva objetividad (Neue Sachlichkeit), una visión más práctica y
pragmática que huía de la agitación emocional del expresionismo. Sin embargo, todavía ciertos arquitectos como Hans
Scharoun, permanecieron trabajando en un lenguaje expresionista.
No hay que confundir la arquitectura expresionista con un movimiento moderno. La arquitectura expresionista se dio al
mismo tiempo, pero de manera más sutil. Y debido a lo sencillo que era este movimiento moderno, tomo mucho más
fuerza, y con el paso de los años hizo que lo romántico y subrealista quedara en un plano prácticamente desconocido.
Índice
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1Características
2Desarrollo
2.1Deutscher Werkbund
2.2Escuela de Ámsterdam
2.3Arbeitsrat für Kunst
2.4Der Ring
2.5Neues Bauen
3Véase también
4Bibliografía
5Notas
Características[editar]
A pesar de que la arquitectura expresionista fue individualista y, generalmente, carente de dogmas, se pueden establecer
una serie de criterios objetivos que la definen. Dentro de las múltiples obras expresionistas que hoy se conocen, e
independientemente de las grandes diferencias que entre ellas hay, también se pueden ver aspectos comunes:
Distorsión de las formas para suscitar la emoción.
Subordinación del realismo de las expresiones simbólicas y estilísticas, frente a la experiencia interior.
Búsqueda implícita de la novedad, la originalidad y el visionismo.
Profusión de los esquemas y trabajos en papel o maquetas, con una exploración y representación del concepto más
profunda que la construcción misma.
Soluciones híbridas, no necesariamente simplificables a un único concepto.
Temática romántica de los fenómenos naturales, como las grutas, las montañas, los rayos, el cristal o las rocas, dotando a
la arquitectura expresionista de un carácter más mineral que vegetal o animal, característica presente también en
el modernismo.
Uso del potencial creativo del artesano.
Cercanía del estilo gótico, románico y rococó frente al clasicismo.
Simbiosis entre el carácter de las culturas occidental y oriental, visible en el empleo de influencias de culturas tan variadas
como el islámico, Egipto, la India, o las arquitecturas romana o griega.
Concepción artística de la arquitectura.
Desarrollo[editar]
Chilehaus (1923), de Fritz Höger, Hamburgo. Obra simbólica del expresionismo en ladrillo.
El grupo Der Ring (El círculo) fue fundado en Berlín en 1923 por Bruno Taut, Ludwig Mies van der Rohe, Peter Behrens,
Erich Mendelsohn, Otto Bartning, Hugo Häring y varios arquitectos más, a los que pronto se añadieron Walter Gropius,
Ludwig Hilberseimer, Hans Scharoun, Ernst May, Hans y Wassili Luckhardt, Adolf Meyer, Martin Wagner, etc. Su objetivo
era, al igual que en los movimientos precedentes, renovar la arquitectura de su época, poniendo especial énfasis en los
aspectos sociales y urbanísticos, así como en la investigación en nuevos materiales y técnicas de construcción.
Entre 1926 y 1930 desarrollaron una notable labor de construcción de viviendas sociales en Berlín, con casas que
destacan por el aprovechamiento de la luz natural y su ubicación en zonas verdes, destacando
la Hufeisensiedlung (Colonia de la Herradura, 1925-1930), de Taut y Wagner. Der Ring desapareció en 1933 tras el
advenimiento del nazismo.8
Neues Bauen[editar]
Neues Bauen (Nuevo edificio) fue el nombre que se dio en arquitectura a la Nueva Objetividad, reacción directa a los
excesos estilísticos de la arquitectura expresionista y el cambio en el estado de ánimo nacional, en el que predominaba el
componente social sobre el individual. Arquitectos como Bruno Taut, Erich Mendelsohn y Hans Poelzig se volvieron hacia
el enfoque sencillo, funcional y práctico de la Nueva Objetividad. La Neues Bauen floreció en el breve período entre la
adopción del plan Dawes y el auge del nazismo, abarcando exposiciones públicas como el Weissenhof Estate, el amplio
planeamiento urbano y proyectos de promociones públicas de Taut y Ernst May, y los influyentes experimentos de
la Bauhaus.
Funcionalismo (arquitectura)
La torre del Estadio Olímpico de Helsinki (Y. Lindegren & T. Jäntti), construida en 1934-38.
Villa Tugendhat de Brno, República Checa (Ludwig Mies van der Rohe 1930). Declarada Patrimonio de la Humanidad por
la UNESCO.
Funcionalismo, en arquitectura, es el principio por el cual la forma de los edificios sólo debe ser la expresión de su uso o
función. Pero esta formulación no es tan obvia y genera controversia dentro de la profesión, especialmente en relación
con el Movimiento Moderno. Su influencia fue particularmente notable en los Países Bajos, la Unión
Soviética, Alemania y Checoslovaquia.1
Los orígenes del funcionalismo arquitectónico se pueden remontar al arquitecto romano Vitruvio, donde la
tríada: utilitas (comodidad o utilidad) va de la mano de venustas (belleza) y de firmitas (solidez), como una de las tres
metas de la arquitectura clásica.2
Índice
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1Historia del funcionalismo
2Véase también
3Referencias
4Bibliografía
Historia del funcionalismo[editar]
En los primeros años del siglo XX, el arquitecto de la Escuela de Chicago Louis Sullivan popularizó el lema la forma sigue
siempre a la función para recoger su creencia de que el tamaño de un edificio, la masa, la distribución del espacio y otras
características deben decidirse solamente por la función de este. Esto implica que si se satisfacen los aspectos
funcionales, la belleza arquitectónica surgirá de forma natural.
Sin embargo, el credo de Sullivan se ve a menudo como irónico a la luz del extensivo uso que hace de intrincados
ornamentos, en contra de la creencia común entre los arquitectos funcionalistas de que los ornamentos no tienen
ninguna función. El credo tampoco aclara a que funciones se refiere. El arquitecto de un edificio de viviendas, por
ejemplo, puede fácilmente estar en desacuerdo con los propietarios de las mismas sobre lo que el edificio debería
parecer, y ambos también en desacuerdo con futuros arrendatarios. Sin embargo, el concepto de que “la forma sigue a la
función” expresa una idea significativa y duradera.
Las raíces de la arquitectura moderna se basan en el trabajo del arquitecto suizo Le Corbusier y el alemán Mies van der
Rohe. Ambos fueron funcionalistas por lo menos en el punto de que sus edificios fueron simplificaciones radicales de
estilos anteriores. En 1923 Mies van der Rohe trabajaba en la Escuela de la Bauhaus (Weimar, Alemania), y había
comenzado su carrera de producir estructuras de simplificaciones radicales y, animadas por un amor al detalle,
alcanzaron la meta de Sullivan de la belleza arquitectónica inherente. Es famoso el dicho de Corbusier “la casa es la
máquina en qué vivir” en su libro Vers une architecture publicado en 1923. Este libro fue, y todavía lo es, muy influyente,
y los primeros trabajos que hizo, como la “Villa Savoye” en Poissy, Francia son tenidos como prototipos de funcionalismo.
A mediados de los treintas, el funcionalismo comenzó a discutirse como un acercamiento estético, más que como una
cuestión de integridad de diseño. La idea del funcionalismo se combinó con la carencia de ornamentación, que es una
cuestión muy distinta. Se convirtió en un término peyorativo asociado a las formas más baldías y más brutales de cubrir
un espacio, como formas baratas y comerciales de hacer edificios, usados finalmente, por ejemplo, en el crítico
academicismo de las cúpulas geodésicas de Buckminster Fuller, simplemente como sinónimo de «gauche».
En los setentas, el preeminente e influyente arquitecto estadounidense Philip Johnson sostenía que la profesión no tiene
ninguna responsabilidad funcional de ningún modo, y ésta es una de las opiniones que prevalecen hoy en día. Johnson
dijo «No sé de dónde vienen las formas, pero no tienen nada que hacer con los aspectos funcionales o sociológicos de
nuestra arquitectura». La postura del arquitecto «posmoderno» Peter Eisenman se basa en un teórico usuario hostil y es
incluso más extrema «No hago la función». Los arquitectos más conocidos en occidente, como Frank Gehry, Steven
Holl, Richard Meier y Ieoh Ming Pei, se ven a sí mismos sobre todo como artistas, con una cierta responsabilidad
secundaria de hacer sus edificios funcionales para los clientes o los usuarios.
El funcionalismo y la estética se enmarcan a menudo como opciones mutuamente excluyentes, cuando de hecho hay
arquitectos, como Will Bruder, James Polshek y Ken Yeang que procuran satisfacer las tres metas de Vitruvio.