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El

mensaje
está en
el tejido
Annuska Angulo
Miriam Mabel Martínez
El
mensaje
está en
el tejido
El
mensaje
está en
el tejido
Annuska Angulo
Miriam Mabel Martínez
serie WMW
Foto de portada: Caperucita Roja, 2015
Foto: Manuel Sol Mateo Rivas Álvarez
Modelo: Simone Bucio Dovalí
Capa y gorro: Genoveva Álvarez
Vestido: Manuel Sol Mateo Rivas Álvarez

El mensaje está en el tejido

© Anna Angulo y Miriam Mabel Martínez


© Futura Textos, S.A. de C.V.

Primera edición / Futura Textos, S.A. de C.V., 2016

D.R. © Futura Textos, S.A. de C.V., 2016


Ámsterdam 154-4, Colonia Hipódromo,
06170, Ciudad de México
mirelesdiseno@gmail.com
http://rociomireles.blogspot.com
futuratextos@gmail.com

ISBN: 978-607-95284-2-3

Este libro se realizó con apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes a través
del Programa de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales, 2014.

Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra
por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático,
la fotocopia o la grabación, sin la previa autorización por escrito de Futura Textos o de las autoras.

Impreso en México
Índice:

6 Prólogo: Tejer las redes del cuidado, por Mónica Nepote

8 La rebeldía de tejer

14 Pasear sin salir de casa

20 Sociología del punto

36 Efectos secundarios. Comercio y gestación de una geografía del tejido

42 Marxismo, cine y crochet

52 La evolución del nudo (un poco de historia)

72 La química del estambre

82 Intertextualidades al derecho y al revés. Arte, diseño y activismo

116 Mustang Jane: tejer para entender


126 Genoveva Álvarez, la tejedora máxima
138 Una mente que se mira a sí misma
152 Entre el tejido y la muerte
158 Bibliografía
159 Créditos fotográficos
159 Agradecimientos
Tejer las
redes del
cuidado
Mónica Nepote

Nací en una familia de tejedoras. Genera­ fancia y adolescencia quedaron registra­


ción tras generación se compartía este dos detalles que me remiten al tejido:
lenguaje que entrevera diversos discur­ cojines, manteles, colchas, suéteres, za­
sos. Largas horas de las tardes de las patos para dormir, bufandas… Todavía
mujeres de mi familia eran dedicadas a conservo un cojín con la figura de un zo­
tejer y a conversar. Mi madre llegó a te­ rro tejido por mi hermana, un chal hecho
ner dos máquinas de tejer, una de dimen­ por mi querida tía Luz que estuve a pun­
sión considerable y la otra un poco más to de perder en el campo de Colombia,
discreta. En algún momento ambas estu­ pero que no perdí gracias a la solidari­
vieron ubicadas en una de las recámaras dad y a la carrera veloz de un hombre
de la casa de mi infancia, y junto con la habitante de uno de los pueblos más her­
de coser integraban una especie de cuar­ mosos que he co­ nocido en mi vida: Ba­
to de máquinas en donde se fabricaban richara. Tengo varios suéteres tejidos
ropas tanto de tela como tejidas, de ma­ por mi madre, quien aho­ra está imposibi­
nera que los campos semánti­cos relacio­ litada para continuar ese ejercicio, y en
nados con el tejido, las herramientas, los mi cortinero cuelga una tira de corazo­
colores de las lanas, ciertas combinacio­ nes tejidos por mi sobrina Magdalena;
nes, los movimientos de las manos según una de mis dos pulseras favoritas es una
se decidiera usar agujas o gancho, el con­ cadena de gancho tejida que me regaló
teo, la planeación eran tan vitales a una Yoko, una antigua compañera de trabajo
gramática de vida tanto como la respira­ en un intercambio de regalos, y Miriam,
ción. En decenas de fotografías de mi in­ una de las autoras de este libro, me tejió

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un chalequito que he usado varias veces de una acción de cuidado que va más allá
cuando hago un performance en el que en­ de su contexto: el tejido prolonga el cuer­
tretejo (simbólicamente) la relación en­ po y también el cuidado, el vínculo y el
tre cuerpo y escritura; para ensayar he nexo. “Tejer es punk”: pienso en la frase
usado los zapatos que me tejió Annuska, y la entiendo. Autoras como Silvia Fede­
otra de mis amigas-autoras marcada por rici o Silvia Rivera Cusicanqui, subrayan
el síndrome de Aracne. la importancia de los movimientos prota­
Tengo mucha claridad mientras escri­ gonizados por las textileras de diversas
bo este prólogo de que me resulta impo­ épocas históricas en los procesos de in­
sible encontrar sinónimos de la palabra conformidad y sublevación. No me pare­
tejido. Y sé también hacia dónde quiero ce gratuito que desde los sectores de mu­
expandir la metáfora de lo que se teje, y jeres oprimidas surjan movimientos que
de qué se teje mientras se teje. Ramón planteen verdaderamente nuevas organi­
Vera, un gran editor y hombre de amplia zaciones. Los nudos de las asambleas wi­
experiencia en trabajo comunitario, me rrárikas son los mismos que se entrela­
contó que en las asambleas de los pue­ zan en las conversaciones de mujeres
blos wirrárikas la gente, tanto hombres tejedoras que buscan en este vínculo de
como mujeres, tejen: sombreros o cuer­ cuidado otra perspectiva del mundo,
da; hacen redes mientras se discuten te­ pues como dice Silvia Federici en Revolu­
mas y se toman decisiones para la co­ ción en punto cero: “es a través de nues­
munidad. Ramón les preguntó el porqué tra existencia que podemos desarrollar
de su ejercicio y uno de ellos le respon­ nuestra capacidad de cooperar, y no sólo
dió: “porque estamos tejiendo”… Cuando de resistir a la deshumanización, sino
le consulté esta historia, Ramón me acla­ aprender a reconstruir el mundo como
ró: “es una manera de propiciar que se un espacio de crianza, creatividad y cui­
teje la palabra”. El énfasis en el verbo dado”. Esta escena me hace pensar en la
tejer me parece esencial, tanto en el con­ sala de mi abuela, en donde ella se dedi­
texto de la asamblea como en este espa­ caba a su tejido mientras mi tía y mi
cio en el que mis propios hilos jaspean madre hacían el suyo, pero me hace pen­
un te­jido, el tejido de lo común. Mientras sar también en lo que sucede cuanto mis
hombres y mujeres hablan, necesitan amigas se juntan a tejer o lo que surge
construir una metáfora de su acción: la en las conversacio­ nes de un grupo de
comunidad encontraba en esa acción a hombres quienes al te­ jer con agujas y
escala (el tejer) su proyección: se teje lo estambre hablan de nuevas masculini­
social. dades; en este espacio de calor y de cui­
Generaciones enteras de las mujeres dado palpita el germen, el punto que
de mi familia han tejido, mis amigas lo hace surgir algo nuevo, una posibilidad
hacen. Creo que en ese tejido tiene lugar que se entrevé y que se potencia vuelta
la conversación no como ornato o acto de tras vuelta y eso, siempre es digno de
acompañamiento, sino como construcción ser celebrado.

7
La rebeldía
de tejer
Miriam Mabel Martínez

En 2013, Annuska Angulo y yo nos sumamos a un


día colectivo de acciones artísticas públicas convoca-
do por Pinto Mi Raya. Era un buen momento para,
por fin, hacer nuestro primer grafiti tejido y unirnos,
así, a una comunidad internacional de tejedoras que
poco a poco ha expandido anónimamente el ya muy
popular e internacional yarn bombing. Nuestro pro-
yecto era simple: forrar el poste ubicado en la esqui-
na de la entrada de la librería Rosario Castellanos, del
Fondo de Cultura Económica. Documentamos la in-
tervención, respondimos las preguntas de los curio-
sos y aceptamos las felicitaciones. Según nosotras,
nuestro acto era un éxito. Según las autoridades, van-
dalismo puro.

Yarn bombing. Librería Rosario Castellanos, FCE, Ciudad de México, 2013

8
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Ninguna de nosotras sabía que había­ puntos y hago esquemas. Trazo narrati­
mos cometido un delito hasta que un vas con palabras y con texturas. Cons­
correo electrónico del subgerente de truyo personajes, creo genealogías de de­
Mantenimiento del Fondo de Cultura recho y revés. Ambos quehaceres los
Económica lo confirmó: “Estimada Mi­ practico orgullosamente. Se entrelazan y
riam, al respecto, le informo que dicha me entrelazan. Son mis oficios.
Obra fue retirada (de acuerdo al reporte Tejo desde los siete años, aprendí el
recibido de Mantenimiento) por personal arte de los nudos paralelamente al po­
de Vigilancia del Módulo de la SSP insta­ ner acentos y sumar y restar quebra­dos.
lado frente al CCBE, además recibieron No sé qué me fascinó entonces más, si el
comentarios de los propios vigilantes de ritmo de las esdrújulas o que la base del
que ‘en caso de que se sorprenda en la tejido es el nudo. Lo que si sé es que
colocación de cualquier objeto a alguna aprendí a combinar colores, a descifrar
persona, será acreedor de las sanciones puntadas a la par de la lectura de Edgar
correspondientes’…”. Nuestra interven­ Allan Poe, Horacio Quiroga y Julio Ver­
ción duró quince días, por lo menos más ne. Tejer me ayudó a concentrarme y a
que las realizadas por Deadly Knitsha­ explorar las combinaciones del derecho
de, una conocida grafiknitter lon­dinense y el revés, los aumentos y las disminu­
(creadora de las Stitched Stories); poco ciones me reconciliaron con las matemá­
después sucedería lo mismo en la plaza ticas y descubrí el piano. Do, re, mi, fa,
Río de Janeiro, en un yarn bombing con­ sol, la, si, do. Los sostenidos y los bemo­
vocado por Letras Voladoras. Ahora re­ les. Otra escritura traducida en sonido
sulta que “las viejitas tejedoras” son tal como mis tejidos se traducían en
una plaga internacional que hay que prendas. Las partituras con sus notas
combatir. Supongo que lo que incomoda negritas y blancas se me confundían con
es la feminización del espacio público, y los puntos, pero mis manos eran más ve­
que al igual que los punks “agredían” loces al tejer que al repasar mis ejerci­
con su look, las tejedoras lo hacemos al cios de los libros Hanon y Duvernoy.
tejer. Pero, ¡qué se le va a hacer!, lo mis­ ¿Me ayudó el piano a fortalecer la ten­
mo pasó con Banksy y hoy sus grafitis sión de mis tejidos o el tejer me dio la
son protegidos como parte de la cultura fuerza necesaria para tocar el piano? No
popular inglesa. Al igual que el italiano lo sé, pero la delicadeza de mi maestra
Blu, La Piztola oaxaqueña, el francés Si­ de piano me provocó una relación distin­
xie Art o el japonés Sasu han dejado sus ta con el arte del crochet, al igual que la
huellas –muchas de ellas borradas–, las frescura de mi prima adolescente, quien
tejedoras sabemos empezar una y otra. me enseñó a tricotear, me dio confianza
Pero el mensaje, lo hemos comprobado, para saber que deshacer o repetir eran
sí está en el tejido. parte del proceso. Dejé el piano, pero no
Soy escritora y tejedora. Tejo historias el tejido, que me llevó a experimentar
y estambres. Desbarato y borro. Monto también el dibujo.

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Yarn bombing, por Tejer es punk. Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia, Ciudad de México, 2012
11
La Tallera,
Cuernavaca, Morelos, 2013

En mi infancia dibujé tanto como tejí. llar bolas con Jethro Tull, descubrí el “do
Y hasta ese momento a nadie le parecía it yourself” del punk al ritmo de los Dead
extraño, aun cuando nadie en mi familia Kennedys. Comprendí, entonces, que te­
–a excepción de mi prima– tejía ni agujas jer es punk.
ni a gancho. Tampoco les parecía una ex­ Conocí la ciudad buscando estam­bres:
centricidad ni un hobby, mis padres lo Correo Mayor, República de Uruguay, Pi­
asumían como parte de mi formación. lares, avenida Patriotismo y Holbein,
Hoy lo agradezco. Revolución y Altamirano. Mariano Esco­
Llegué a la secundaria con una colec­ bedo, 20 de Noviembre, Masaryk… Y
ción de agujas que crecía a la par que tejiendo no sólo me hice grande, me afi­
mis álbumes de rock. Tejiendo y deste­ cioné a Rock 101 y a Laurie Anderson,
jiendo escuché Tommy; uní mangas, con me hice asidua a las muestras de cine,
el Dark side of the Moon; aprendí a des­ de los talleres del Museo Carrillo Gil y
hacer nudos con Led Zeppelin y a enro­ del Museo Universitario del Chopo, me

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emborraché en el Rock Stock, bailé slam de mi trabajo y una expresión de mi per­
en el LUCC, fajé en el cine Manacar, es­ sonalidad. Es, también, una manera de
tudié periodismo..., sobre todo, aprendí a narrar y de comunicarse, una forma de
recomenzar cuantas veces fuera necesa­ sumarse a la tendencia orgánica de reco­
rio y a luchar sólo las batallas que pu­ nexión con la naturaleza, de recuperar
dieran definirme y no cualquier trifulca. lo hecho a mano, del hazlo tú mismo.
Practiqué la yogaknit sin saberlo. Tam­ Usar las manos y el cerebro no ha pasa­
bién empecé a tejer en solitario hasta do de moda. ¿O sí?
que en una estancia en Nueva York me Extrañamente, tejer incomoda a los
topé con hombres y mujeres que tejían conservadores y también a los liberales
en el metro, en los cafés, en los bares, y progresistas. Supongo que las perso­
en el parque; entusiasmada por esa eu­ nas de avanzada creen que es un acto
foria, retomé el tejido como forma de retrógrado para una mujer profesional,
vida. Llena de bríos decidí salir del cló­ urbana y liberada del siglo XXI. Y preci­
set cobijada por esta oleada post-género, samente porque estoy liberada de los “de­
que en el siglo XXI retomaba la práctica beres” de género, practico la flexibilidad
sin tabúes, ¿qué me podía pasar? En teo­ creativa y cotidiana: tejo y sé cambiar
ría, nada; en la práctica, me enfrenté al llantas. ¿Quién es el retrógrado?
prejuicio. “¡Qué cool!, pero no saques tus Soy tejedora orgullosa, no sólo porque
agujas ahorita”. ¿O sea? lo disfruto o porque me da la posibilidad
Supongo que pocos saben que en la de inventar, de crear prendas únicas
antigüedad tejían los varones, que duran­ para mí y para otros, sino porque tejer
te las guerras mujeres y hombres se me ha enseñado a compartir, me ha ayu­
unieron para tejer calcetines a los solda­ dado a practicar las matemáticas y, sin
dos, que en las cárceles el tejido se prac­ saberlo, se ha convertido en mi mayor
tica y es utilizado con fines pedagógicos. acto de rebeldía. Sí. En un mundo libera­
Han olvidado que los tapetes islámicos do, global y unisex, tejer –pese a sus de­
son textos y que en Mesoamérica y Áfri­ tractores– sigue siendo una forma de
ca se cuentan historias en sus textiles. mandar un mensaje al mundo, una ex­
¿Analfabetismo o intolerancia? presión guerrillera explorada por quie­
Lo que para muchos es un acto de su­ nes tejemos –sin importar sexo, edad,
misión, o un entretenimiento para quie­ clase social ni religión–. Poco a poco los
nes no tienen nada que hacer, para otros tejedores nos extendemos al igual que la
es una expresión artística, una herra­ huella que poco a poco vamos dejando
mienta del arte, una tendencia de la anónimamente por el mundo. Pequeñas
moda, la prolongación de una tradición… intervenciones tejidas que ya son una re­
O placer a secas. Todos y todas tenemos lectura del esténcil, del grafiti… La pro­
el derecho de tejer. ¿Qué no? longación de un rizoma artístico con un
Tejer ocupa un sitio importante en mi derecho y un revés.
vida, tanto como leer y escribir. Es parte Y este libro es prueba de ello.

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Pasear sin
salir de casa

Annuska Angulo

Cuando me preguntan quién me enseñó, suelo contar


una versión de la verdad que es la que más me gusta
porque levanta cejas: “no, no me enseñó mi abuela.
Aprendí en el Fashion Institute of Technology (el FIT),
de Nueva York, en 1999. Tomé un semestre con una
gran maestra, Arnetta Kenney”, y de ahí ya me sigo
enrollando hacia un lado o hacia otro, dependiendo de
quién sea el interlocutor. Lo cierto es que sí me ense-
ñó mi madre, como yo a mis hijos, pero como ellos,
perdí el interés en poco tiempo. Hay algo del tejido
que atrae a los niños pequeños, y supongo que será su
aparente complejidad combinada con su sencilla reso-
lución. Es como cuando te develan un truco de magia:
lo inexplicable tiene una explicación, y por lo general,
es tan fácil que da risa.
La Tallera. Cuernavaca, Morelos, 2013

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Ahora bien, si no superas la fase de pir y retomar sin problemas, ideal si tie­
aprendizaje, si no tienes la paciencia nes que cuidar de un bebé en una ciudad
para que tejer se vuelva casi un gesto con un invierno largo y duro. Mi mente
automático, lo más probable es que lo de­ divagaba del pasado al presente y al fu­
jes y no lo vuelvas a retomar. Tejer no es turo. De alguna manera, era como pa­
mandatorio, y se requiere voluntad para sear sin salir de casa. Empecé a escribir
atravesar la frustrante fase del suéter al mismo tiempo que empecé a tejer.
con una manga más larga que la otra o Después llegaron la mudanza a otro
del bikini de cashmere. Una vez que se país, otro hijo y otras universidades, y
supera, las recompensas son grandes, y aunque he pasado periodos de tiempo
al menos para mí, inesperadas. casi sin hacer punto, desde aquel semes­
Aquel invierno del 99 yo era una estu­ tre de 1999 siempre ha habido uno o dos
diante de danza y de artes plásticas en proyectos en alguna bolsa, he seguido
Nueva York, me estaba quedando sin di­ recolectando estambres, he seguido es­
nero, y estaba embarazada (es decir, es­ cribiendo, y he encontrado a una de mis
taba a punto del ataque de nervios); una mejores amigas, porque ella, como yo,
amiga me habló sobre esta clase de tejido también teje y escribe. Juntas, hemos
y me convenció de que asistiéramos jun­ llevado a cabo una investigación cons­
tas: era sólo un día a la semana y sería tante y no académica sobre los efectos
una ocasión para pasar un rato con ella. del tejido en la sociedad (mexicana y
Como las universidades en Estados Uni­ otras), sus orígenes y sus aplicaciones
dos tienen convenios, podía transferir los históricas y actuales. Hemos escrito en
créditos del FIT a Hunter (mi universi­ revistas, hemos hecho grafittis tejido,
dad). Y eso fue todo. Con Arnetta atrave­ nos hemos regalado estambres y libros,
sé ágilmente el learning curve y desde hemos conocido a muchas y muchos
entonces tejer se convirtió en una com­ otros tejedores, y por fin, gracias al apo­
pulsión, una terapia, una forma de escu­ yo del Fonca y de Rocío Mireles, publica­
char mis propios pensamientos, y un ve­ mos este libro con algunos de nuestros
hículo de expresión y comunicación. hallazgos.
Tejer por largos periodos me ayudó a
mantener la calma ante la perspectiva * * *
de tener un hijo en Nueva York, siendo
yo una estudiante extranjera que traba­ Con el cambio de milenio, tejer se puso
jaba por las tardes y los fines de semana de moda en las calles de todo el mundo,
en una librería. Mientras tejía escuchaba pero México, estacionado en una eterna
la radio. Veía películas que llevaba años década de los ochenta, no parece ente­
intentando ver. La ansiedad se diluía. Y rarse aún. Ya no debería dar pena sacar
yo pensaba. las agujas en la cantina o en el bar.
Cuando nació mi hijo seguí tejiendo. Como hacer yoga, poner una huertita
Es una actividad que se puede interrum­ en tu balcón o moverte en bici por la

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ciudad, tejer forma parte de un
régimen de vida sana. O no.
Puede también formar parte de
una vida insana.
El tejido es un idioma fácil
de aprender. Su sencillez es
parte de su belleza. Sólo hay
dos puntos básicos: el derecho
y el revés. Pero esta sencillez
no impide que se pueda vol­ver
inmensamente complejo y so­
fisticado. Las innumerables
combinaciones de estos dos
puntos permiten comparar el
tejido con el ser humano y sus
dos cromosomas básicos, o con el len­ mente entra en un estado que puede des­
guaje digital (cero + uno). cribirse como “receptivo”. Uno escucha
Es uno más de los muchos lenguajes mucho mejor cuando teje. No cuestionas,
que hemos ideado para expresarnos, no peleas, no impides. Nada como escu­
como la pintura, el bordado, el video ex­ char música y tejer, o conversar y tejer,
perimental, la música o las matemáticas. o ver una película y tejer.
Pero al contrario de esos lenguajes, es Es un virus altamente contagioso,
muy sencillo de aprender. Es casi como con una increíble capacidad para multi­
aprender a hablar. Creo que de la misma plicarse sin fin. Internet ha sido decisi­
forma que existe un “instinto gramati­ vo en esta última expansión del tejido a
cal”, tenemos un instinto tejedor. A pe­ mano. Ravelry.com, la red social de los
sar de que la máquina para tejer se in­ tejedores, alcanzó los tres millones de
ventó hace ya quinientos años, a pesar usuarios hace ya varios años. Aquí se
de la industrialización del tejido y de ser encuentran tejedores de todo el mundo
una actividad estigmatizada que se iden­ que comparten patrones, técnicas y tru­
tifica con la subyugación de las mujeres, cos. Ya se puede aprender a tejer en
la gente no ha dejado de tejer (ni las mu­ YouTube.
jeres ni los hombres). Construir un cal­ Otra manifestación más de la expan­
cetín o un suéter a partir de un ovillo y sión y rebelión tejedora: el grafiti tejido,
unas agujas sigue resultando un evento mejor conocido como yarn bombing: ár­
casi mágico. boles con suéter, mobiliario urbano fo­
Tejer es un acto meditativo como co­ rrado de lana de colores, anillos de cro­
rrer o cantar un mantra. Las manos re­ chet que adornan las ciudades y los
piten una oración, los ojos siguen a los pueblos de todo el mundo. ¿Por qué lo
dedos (o se pierden en el paisaje), y la hacen?, nos preguntan cuando nos ven

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coser un pedazo de tejido en un poste de la vida con el tejido; en todas las cultu­
luz. Las razones son múltiples y comple­ ras antiguas hubo deidades tejedoras. En
jas, y van de la mano con el feminismo muchas culturas orales, cuando un poeta
del siglo XXI, pero una de las ideas prin­ relata una historia, lo hace tejiendo. En
cipales es dar visibilidad y salvajismo a una cobija, en un suéter, en cualquier
una forma de expresión asociada a la do­ prenda, el tejedor relata técnica, psicolo­
mesticidad de las mujeres. gía y anécdotas. Quedan impresos en la
Tejer es por supuesto escribir, o ha­ tela todos los lugares y momentos que
blar: contar una historia. La etimología vivió mientras la construía. Como dice
de las palabras es elocuente en este as­ Sadie Plant en su libro Zeros + Ones:
pecto. Rapsoda (palabra griega) quiere “Los textiles persisten como documentos
decir literalmente “el que cose cancio­ de los procesos con los que se alimentó
nes”; texto viene de “textere”, una pala­ su hechura porque no hay diferencia en­
bra de origen latino que no quiere decir tre el proceso de tejer y el diseño del te­
otra cosa más que “tejer”. En inglés, jido. El patrón visible es integral al pro­
spinning yarns quiere decir “contar his­ ceso que lo produjo; el programa y el
torias”. En todos los idiomas se usan me­ patrón son continuos”. Es decir: el men­
táforas que identifican algún aspecto de saje está en el tejido.

18
Primera lección

La prosa te permite construir un texto elástico, que se


puede amoldar a los codos, a los talones, a las rodillas.
Puedes escribir una estructura tridimensional sin costuras.
Para eso se inventó.

El texto tejido se escribe empezando desde abajo a la


derecha de la página, y sube, yendo de derecha a izquierda.
Esto puede causar perplejidad a quien esté acostumbrado a
la escritura de arriba abajo y de izquierda a derecha, pero
enseguida cualquier ser humano se familiariza. Ni siquiera
es necesario ser demasiado inteligente.

Por lo general, el primer texto de alumno suele ser una


bufanda, pero los buenos maestros prefieren empezar con
una gorra, para que de una vez el estudiante aprenda a
editar sobre la marcha. La gorra es un texto-espiral y por
lo general da resultados muy satisfactorios: autocontenido
y semiesférico, es funcional, coqueto.

La primera clase es puramente teórica. El maestro insiste:


“Están escribiendo una tela, nunca lo olviden. No vayan a
la tienda y compren un cashmere para narrar un bikini
nada más porque les fascinó el color. Piensen en qué
quieren escribir, y en función de ello, escojan los signos,
las herramientas, los materiales, las puntadas. Midan”.

19
Sociología
del punto

Un punto basta para expandir un tejido. Las combina­


ciones pueden ser infinitas. Lo sabían ya los tejedores
de los primeros textos del islam y lo sabemos hoy los
tejenautas que escribimos historias en ese suéter que
la abuela le hizo al nieto; en la chambrita para el re-
cién nacido; en esos regalos para los hijos, la pareja,
los amigos; en los manteles, fundas, lámparas o cubre-
camas que decoran nuestros espacios; en esa pieza
que se deja como un grafiti en algún rincón del orbe…
o quizá simplemente en el tag que las guerrilleras del
tejido decidimos hacer para combatir el frío –del alma–
al dejar una nota en un árbol, poste, monumento o
mobiliario urbano. Tal vez lo único que buscamos es
mandar un mensaje: estoy aquí. Yo lo hice.

20
Este minimalista y funcional “yo lo
hice” abraza la historia de la escritura y
de la humanidad. Acción que activa el ri­
zoma. Un árbol ramificado en infinitos
puntos de derecho y revés (o medios
puntos y cadenas) que parecieran un có­
digo indescifrable, sólo apto para tejedo­
res, pero que es más bien un idioma, una
escritura –como la música– en la que la
sonoridad está presente a través de tex­
turas y de ritmos, yarn poems que son
ramificaciones de poesía concreta, ese
movimiento impulsado por los brasileños
en la década de 1950 (que a su vez fue
consecuencia artística del concretismo
en la pintura de los años veinte). Estos
poemas, con métricas texturizadas, for­
man parte de un texto que se prolonga a
la historia de todos los textos, no por
nada tejer y texto comparten la misma tan valiosa como los metales y las pie­
raíz etimológica latina: textere. Al tejer dras preciosas. Este valor económico,
se escribe. además, era casero. La posibilidad de te­
Y también se hace comunidad. La pa­ jer en casa fue –quizá– la primera gran
labra tejido se usa como metáfora de co­ industria del algodón egipcio, la cual
hesión, de integración; es un tramado –por cierto– le dio independencia a la
que sostiene no sólo una urdimbre; tam­ mujer. En Egipto, al igual que en Oriente
bién, una sociedad. Entre el tejido mus­ y en la Grecia clásica, tejer significó co­
cular y el tejido social está una narrati­ municar. Así como los hombres islámicos
va paralela que tejedores y tejedoras escribieron complejos textos en sus be­
creamos desde el anonimato como conti­ llas alfombras, las egipcias encontraron
nuidad de una tradición manual y oral en el acto de tejer una expresión inde­
que empezara con la invención de la pendentista y feminista. Ellas son las
cuerda en el Paleolítico superior. pioneras, quienes nos enseñaron, ade­
Se sabe que las mujeres egipcias te­ más de pensamiento y técnica, a estar en
jían en telares horizontales y urdimbres el tiempo, para tejer, literalmente, el teji­
circulares por lo menos cuatro milenios do social.
antes de Cristo; no sólo producían tape­ Con estambres, agujas, ganchos y mu­
tes y alfombras, sobre todo hacían ropa cha imaginación creamos redes que cons­
que –como una necesidad básica– se llegó tituyen un activo tanto para los indivi­
a utilizar como una moneda de cambio duos como para la sociedad. Al tejer –lo

21
The Baillet-Latour. Artesanos del sultanato de Mamluk. Principios del siglo XVI

que sea, por el motivo que sea– ampliamos presión. Ante todo, tomamos las agujas y
nuestras opciones (filosóficas, lingüísticas, los ganchos para afiliarnos a la vida de los
culturales, económicas y sí, también, polí­ otros, para asumirnos verdaderamente
ticas) y oportunidades de vida. Se teje por parte de una comunidad. En cada tejedor
necesidad (vestido), por identidad (histo­ hay un ciudadano.
ria y tradición), por entretenimiento (cul­ El tejido es un sistema. Un sistema de
tura), por obsesión, por gozo… Tejemos puntos que crea puntadas, figuras, geo­
como acción artística, como protesta, por metrías expandibles en complejas ecua­
dinero, como terapia, como forma de ex­ ciones que, a su vez, se convierten en

22
una unidad semántica, la cual puede ser zadas hacemos positivo un negativo y
interpretada desde la artesanía, el acti­ nos aventuramos a cruzar el universo
vismo, el arte o la historiografía, la so­ en sus distintas dimensiones.
ciología y la antropología. Es un texto y ¿Por qué tejemos? Tal vez sólo para
también un ritmo. Un vestido y una ex­ pensar mejor, por necesidad. Sin impor­
presión. Oficio y artificio. Una sucesión tar el porqué, en el acto de tejer nos
de nudos que se convierten en signos construimos. Al aprehender el oficio nos
que plantean, además, un discurso, el liberamos, sin negar quiénes somos, vivi­
cual –en un juego hermenéutico– genera mos la paradoja.
un rizoma de interpretaciones mutantes Casi fantasmalmente, los tejedores
de acuerdo con su aquí y ahora. Al tejer a­pa­­recen a lo largo de la historia del arte
se expande la escritura de un relato so­ y de la literatura para contarnos el gran
bre el quehacer humano: nos abre otra relato de la humanidad, en el que Penélo­
línea de investigación para asumirnos pe teje y desteje (escribe y borra) mien­
en el mundo. Por poco más de ocho mile­ tras espera a Ulises, la virgen del Reta­
nios hemos acumulado, reinterpretado, blo de Buxtehude (del maestro Bertram,
desbaratado y decodificado en el acto del 1390) crea trajes no muy distintos a los
tejer una forma de vida, asumiéndolo sonoros del artista Nick Cave. Imagina­
como una acción hermenéutica pura, rios y reales, estos personajes no sólo
una traducción del mundo que plantea retratan su presente, sino que se con­
preguntas. vierten en articulación: en un tejido
¿Por qué tejemos? muscular que da fuerza a la humanidad.
Así como George Steiner nos recuer­ Al entender el tejido como un pro­
da que de “manera casi imperceptible, ducto de la sociedad humana, se abre la
llegamos a advertir que el encuentro con puerta a una “sociología del tejido”, que
el texto ha modificado nuestra experien­ al servir de método para analizar los
cia de textos anteriores; que ya no mira­ distintos componentes que concurren
mos los objetos o los cuadros familiares en la génesis y difusión de cada pieza
del mismo modo; que la música no suena –desde su conceptualización, estructura
igual”,1 una vez aprendido el lenguaje sociocultural de los hacedores y recep­
del punto, ningún nudo vuelve a ser el tores hasta su diseño, comercialización
mismo. Como tampoco lo vuelve a ser y difusión– nos ofrece otras veredas
una lazada o un “hoyo”. Al tejer, estos para entendernos como hacedores e ima­
“hoyos” nos llevan al infinito, porque, ginadores. Para ello, es primordial com­
como escriben Félix Guattari y Gilles De­ prender que tejer no es un pasatiempo,
leuze en el libro A Thousand Plateaus, es –sobre todo– un proceso de pensa­
esos orificios no son ausencias, a través miento, una herramienta para desarro­
de ellos transita el tiempo. Al hacer la­ llar habilidades no sólo “manuales”,
como dicen con condescendencia por ahí,
George Steiner, Errata. Examen de una vida, 2009, p. 40
1 sino intelectuales.

23
Aquellos textos islámicos, guardados nero femenino lograría superar, precisa­
en los museos, nos muestran cosmogo­ mente tejiendo, la limitación que supo­
nías de las mil y una noches contadas, nía poseer un cuerpo silencioso que, sin
entonces, por hombres cultos, poseedo­ embargo, no podía por menos que ser
res del sofisticado lenguaje tejido, el cual simultáneamente expresivo desde el mo­
se democratizaría con el uso de objetos mento en que éste era considerado, a su
portátiles, tal como sucedió con el libro vez, un tejido”.2
y la imprenta, acercando el conocimien­ Esta feminización del tejido ha some­
to a otras clases sin jerarquías ni géne­ tido su práctica y conceptualización por
ro, como ya lo hacían milenios atrás los los siglos de los siglos a una especie de
egipcios y después los griegos y roma­ clandestinidad. Un acto secreto que en
nos, para luego conquistar Europa y el siglo XX, con la liberación femeni­­
darle voz a otros. A dos agujas o a gan­ na, fue confundido con una forma de
cho seguimos descubriendo universos. sometimiento y de autocensura. Más
En la cultura griega, tejer era tan fe­ allá de prejuicios, de tapujos y de cues­
menino como la guerra masculina. En tionamientos descalificatorios de una
silencio, la mujer esperaba y narraba. acti­vidad que más que callar, clama –y
Su vida era en sí un tejido, desde su na­ reclama– clandestinamente, las mujeres
cimiento hasta la muerte. Las Moiras hemos continuado esta forma de escri­
hilaban el destino de la recién nacida. tura engañando al enemigo y haciéndo­
Tejer era parte de la iniciación en el nos a cada punto y lazada, contraria­
mundo adulto, una tarea aprendida como mente a lo pensado, más inteligentes.
doncellas y explotada durante el ma­ Tejer es rebeldía.
trimonio. Un ajuar completo contenía En “silencio” hemos ejercitado la
huso y telar. mente con ejercicios eruditos de abstrac­
No sólo Aristófanes en su Lisístrata ción y técnica que son casi una vertiente
se refiere a esta actividad, también Filo­ filosófica. Porque inventar el punto al re­
mena expresa su tragedia al tejer, como vés es una forma de hacer física y mate­
Helena de Troya se convierte en cronista mática en tiempo real; porque tejer en
en su telar; la crónica sería después in­ dos agujas implica una peripecia intelec­
tegrada a la Ilíada. Ifigenia también na­ tual efecto de una aguda capacidad de
rra al tejer y Clitemnestra asesina a su observación científica. Estos avances es­
marido con una trampa textil. Tejer, en tán representados en pinturas como el
el mundo griego, es el idioma de las mu­ retrato de Ivan Argunov, de 1768, en el
jeres; dice Diana Segarra Crespo en su que se ve a una mujer tejer en redondo,
ensayo El tejido y la palabra en la cultu­
ra clásica: “con esa atribución de la ta­
En la antología Tejer y vestir: de la antigüedad al
2
rea textil a la mujer, la cultura clásica le
Islam, editado por Manuela Marín, Estudios Árabes e
proporcionaba al mismo tiempo la voz Islámicos. Monografías. Consejo Superior de
que culturalmente le negaba y así el gé­ Investigaciones Científicas, p. 207.

24
relato social”: “La adaptabilidad que tie­
ne el tejido en un cuerpo o en una estruc­
tura es el equivalente del hombre dentro
de la sociedad y su versatilidad para es­
tar inmerso en las manifestaciones socia­
les, culturales y en los continuos hechos
políticos”. De esta forma, en América el
acto de tejer evidenciará “el proceso de
desestructuración y aculturación, pero
también será testigo de una actitud de
resistencia indirecta y clandestina”.3 Te­
jer nos enseña a negociar. Es un proceso
de adaptabilidad. Durante milenios su ha­
cer –como oficio, objeto, tradición, histo­
ria y escritura– se ha adaptado al tiempo,
materiales, formas y sociedades.
De este lado del Atlántico, relegado a
una simple actividad femenina o artesa­
The Triumph of Death o The Three Fates, 1510-1520
nal, el tejido fue drásticamente desvincu­
lado de sus orígenes narrativos y limita­
al igual que en Lección del tejido, de Jean do a ser una sumisa tarea doméstica, un
François, de 1854. No es sino hasta los hobby de “viejitas”, que si acaso lograba
albores del siglo XX que se populariza el salir de casa era como una terapia ocu­
tejido en dos agujas, o sea con frente y pacional en las cárceles o como rehabili­
reverso. Sin duda, esta portabilidad con­ tación, y silenciosamente en una forma
tribuyó a la socialización y difusión del de ganarse la vida para algunas mujeres.
quehacer. El pasado masculino se quedó Por otra parte, con las guerras el acto de
en Oriente, mientras que el presente fe­ tejer se convirtió en un acto de solidari­
menino se extendió hacia el futuro. dad. Hombres y mujeres de todas las
El vínculo etimológico entre tejer y edades se armaron de agujas y ganchos
texto se “olvidó”, marginando su prácti­ para dar apoyo económico –y moral– a
ca. La visión eurocéntrica y homocéntri­ sus ejércitos. ¿Qué más acogedor que te­
ca del Viejo Mundo trasladó en barco sus jer para los soldados?
prejuicios hacia el Nuevo Mundo, aplas­ Durante la primera parte del siglo XX
tando a otras culturas antiquísimas que había pocas opciones y ofertas para la
también narraban sus genealogías en mujer, por lo que el tejido se convirtió en
textiles. Pronto, en América el acto noble posibilidad –como en el antiguo Egipto–
del tejido se serializó y se relegó a las
minorías. Sin embargo, como apunta An­ Annabella Ponce, tesis “El tejido como relato social”,
3

nabella Ponce en su tesis “El tejido como Universidad de Palermo.

25
de establecer una empresa. No son pocos mujeres griegas resguardaban su sexua­
los ejemplos, sobre todo después de los lidad. Las tejedoras posmodernas hemos
años cincuenta, de viudas y esposas que roto las barreras entre el gineceo y el
convertirían ese “entretenimiento” en di­ mundo exterior que las protagonistas
nero, lo que las transformó en entrepre­ griegas debían sortear o aceptar. Aque­
neurs. Pero aun así, la visión sobre la lla concepción del tejido como una metá­
acción misma de tejer no logró desvincu­ fora de la feminidad encerrada en sí
larse del prejuicio machista. Estas muje­ misma, se ha liberado; y más en la línea
res mantenían familias “tejiendo” por­ del historiador Jenofonte; hoy, más que
que “no sabían hacer otra cosa”; a la abandonar el oikos, nos apropiamos de
sociedad conservadora le resultaba –y le las calles para convertirlas también en
resulta aún hoy día– impensable asumir nuestra casa como la concretización de
que tejer es un oficio, un trabajo y un la búsqueda de una igualdad adentro y
gusto. Era más fácil creer que lo hacían afuera, resaltando “el arte del tejer”,
por “limitadas”, porque no estudiaron como lo señala Ioanna Papadopoulou-
(ignorantes), que por aventuradas y lis­ Belmehdi en el texto Tejidos griegos o lo
tas. Nadie concebía a las tejedoras al ni­ femenino en antítesis: “terreno metafó­
vel de un sastre o de un ebanista. Tejer rico privilegiado en el que se construye
y cocinar, cuando son verbos conjugados la presencia y la esencia de un femenino
en masculino, tienen valor, si son practi­ imaginario”. Tejer como símbolo de la
cados por mujeres lo pierden. sabiduría y la acción femenina. Tejemos
¿Qué mejor forma de retar a un mun­ como Atenea, retamos como Aracne, na­
do que insiste en solamente ver a través rramos como Helena, destejemos como
de la perspectiva masculina? Tejo, luego Penélope, nos organizamos como Lisís­
existo. trata, tramamos como Deyanira y desea­
Desde la inequidad, las mujeres se­ mos como Afrodita.
guimos tejiendo y perpetuando el senti­ Hoy recuperamos el tejido como es­
do narrativo, recuperando su sentido se­ critura y queremos que otros aprendan
mántico conscientemente a través del este lenguaje que la Grecia clásica consi­
yarn bombing. Sin avergonzarnos de te­ deró paralelo a la feminidad, y que sí
jer, sin pretensiones conceptuales –aun­ fue explorado por los hombres árabes,
que las tengan– el también llamado yarn los artesanos medievales, los marineros
storming es la manera “femenina” de escoceses y los tejedores peruanos, por
hacer grafiti, de dejar un comentario y, mencionar algunos. Narrar no es de
simultáneamente, abrazar el exterior, ellos o ellas, es de todos, a pesar del pre­
saliendo del oikos,4 ese lugar donde las juicio machista de hombres y mujeres,
como Harold Bloom, quien despectiva­
Oikos, “casa” en griego. Aristóteles lo define como
4
mente recomienda a las escritoras que
una “comunidad constituida naturalmente para la
satisfacción de las necesidades cotidianas”. El oikos mejor se pongan a tejer, sin darse cuen­
era la piedra angular de la sociedad griega antigua. ta de que eso es lo que él, como el resto

26
Tapete turco con diseño de animales. Siglos XI-XIII
Actualmente se exhibe en el Museo de Arte Islámico de Qatar.

27
Australia, puso a girar las redes sociales
por su yarn activism, al participar en
una convocatoria de la Penguin Founda­
tion de Phillip Island, la cual había soli­
citado suéteres para cubrir a los pingüi­
nos afectados por un derrame de petróleo
(método ya probado en 2001). Alfie deci­
dió participar, recuperando de paso un
oficio que aprendió a practicar desde
1932, y ayudando a la salvación del 96
por ciento de la aves marinas afectadas.
Pero como ya lo indica el dicho “saber
tejer no significa hacer jerseys”, el uni­
verso del tejido es mucho más complejo,
como lo demuestra la matemática Daina
Taimioa, catedrática de la Universidad
Cornell, quien en 1997 tejió, en crochet,
modelos de planos hiperbólicos que has­
El altar de Buxtehude.
ta ese momento, y desde su descubri­
Maestro Bertram von Minden, c. 1400-1410
miento en la década de los veinte del si­
de los escritores, hace con las palabras. glo XIX por los matemáticos János
Augusto Monterroso, en su minicuento Bolyai y Nikolái Lobachevski, habían
“La tela de Penélope o quién engaña a lanzado infinidad de preguntas e imagi­
quién”, habla del “defecto” de Penélope: nerías. ¿Cómo trazar en 3D la compleji­
tejer. Pero estos hombres, como muchos dad de la geometría hiperbólica? ¿Cómo
otros (y otras), ignoran que el inventor “dibujar”, sin construir en piezas, una
de la “lanzadera volante” (aparato para entidad volumétrica que concretara es­
tejer más rápido y en mayores dimen­ tos planos hiperbólicos que buscaban ya
siones) fue un hombre: John Kay; al su independencia del papel? La respues­
igual que James Hargreaves, quien revo­ ta la encontró Daina –apoyada por su es­
lucionó la industria del tejido con su poso, el también matemático David Hen­
Spinning Jenny. derson–: tejiéndola. El crochet ha sido la
Para los tejedores no existen barre­ herramienta para experimentar las geo­
ras geográficas ni de género ni sociales. metrías euclidiana y no euclidiana, com­
Nos asumimos demócratas, liberales y probando que el espacio se expande con
progresistas amantes de lo hecho a medios puntos y macizos.
mano, y conscientes de su valor moneta­ Al ver estos teoremas tejidos, que
rio, artístico e identitario. Alfred Date, a plantean axiomas y ecuaciones, las pre­
sus 109 años, es ejemplo de ello. En guntas se expanden al igual que la imagi­
2013, Alfred, el hombre más viejo de nación: quizá alguien esté hoy tejiendo

28
Detalle de tapete sirio. Siglo XVI tardío, colección del Museo de Arte Islámico de Qatar

29
para ser recordadas y leídas por otras
generaciones. ¿Trazaban estas cuadrícu­
las después de resolver problemas mate­
máticos? ¿Están estos patrones ordena­
dos como una serie? La pregunta es
ontológica. Más que cuestionarnos cuál
fue el primer nudo, la incógnita es ¿cómo
el pensamiento matemático resolvió la
narrativa de una vivencia escrita con hi­
los? Tejer no se limita a ser matemáti­
cas aplicadas, también se concibe como
una gramática que relata entre líneas y
puntos el comportamiento humano. Los
tejedores somos antropólogos físicos que
en los hilos, fibras, teñidos, procesos, he­
rramientas y puntadas podemos leer
economías, biologías, sociologías, ideolo­
gías. Cada pieza es un apunte historio­
gráfico y etnográfico. El tejido es y ha
sido tecnología.
Sin título. Huib van Hove. Obra holandesa del siglo XIX
Cualquier prenda –suéter, chambrita,
fulerenos con cinco agujas (como se tejen chal, bufanda o chaleco– es un comenta­
los calcetines). Tal vez Buckminster Fu­ rio cultural, una referencia a la estructu­
ller (ese maravilloso inventor estadouni­ ra sociopolítica y económica de una época
dense creador de los espacios geodési­ determinada. La evolución del tejido es
cos) fue un tejedor. ¿Por qué no? una lectura tanto del “progreso capitalis­
Lo cierto es que los fractales tienen ta industrial” como de la equidad y de las
una correspondencia en el tejido –o vice­ identidades culturales. ¿Quién teje, en
versa–, y éstos, a su vez, son un puente qué condiciones, para quién, con qué ma­
entre pixeles y nudos informáticos de teriales, qué modelos, cuáles técnicas,
las nuevas tecnologías. El rizoma del de­ dónde, a qué costo…? Si intentáramos
recho y el revés se replica en la progra­ responder estas cuestiones, podríamos
mación de la red. Al fin y al cabo las conocer algo más –otra perspectiva– de
redes –literal y metafóricamente– siem­ marginación, aristocracias, solidarida­
pre se tejen. des, cosmogonías, colonialismos, empode­
Existen tesis sobre el vínculo entre la ramientos… Annabella Ponce lo enfatiza
geometría fractal y ciertos patrones tex­ en su tesis “El te­jido como relato social”:
tiles antiguos que en su diseño, además “Pese al a­porte que puede generar el teji­
de plantear una estética, subrayan te­ do para reconstruir datos históricos en el
mas. Estos escritos son crónicas tejidas mundo occidental, ha sido discriminado,

30
otorgándole una clasificación de arte me­
nor; en contradicción con los países de
Oriente Medio, donde consideran sus ta­
pices y alfombras como las expresiones
más logradas de su cultura”.
El tejido es una práctica humana que
además de satisfacer necesidades bási­
cas (vestido y vivienda), ha sido un or­
namento; y añade Ponce: “así como la
pintura, la escultura, ha sido también
una manifestación cultural a través de la
cual se han ido relatando los diferentes
acontecimientos sociales; si bien este re­
lato no ha sido de fácil interpretación, a
través del resultado del entrecruzado de
tramas y urdimbres, un acto sencillo que
se convierte en una cadena de pasos y
decisiones técnicas cargadas de intencio­
nes culturales y sociales específicas, ha
ido aportando en los diferentes periodos
para el desarrollo social”.
Al entrelazar fibras, al hacer un dere­ nos plantea un paradigma distinto es
cho o un revés, o medio punto y una ca­ proporcional al nuevo auge del tejido (o
dena, se integran distintas acciones so­ viceversa).
ciales, transformándose en notas al pie En 2006 el periódico The New York
de vida, que nos hablan de discrimina­ Times giró su vista a un fenómeno que
ción y desigualdad, pero también de de­ empezaba a suscitarse en la Gran Man­
seos, estéticas, dilemas químicos, sonori­ zana: en lugares como Bowery Poetry
dades y, en este siglo XXI, nos invitan a Club & Café se comenzaron a congregar
experimentar la web. Sadie Plant así lo grupos de tejedores de todas las edades.
confirma: “Tejer, desde su origen, fue Hombres y mujeres de estilos eclécticos
multimedia: con sus canciones, chismes, (punks, yuppies, profesionistas, estu­
relatos, danzas, juegos, las tejedoras diantes) descubrían en el tejido no sólo
eran literalmente networkers [en el sen­ la posibilidad de crear un modelo origi­
tido más contemporáneo de la pala­ nal y único, sino de hacer de su forma de
bra]”.5 ¿Qué no una prenda tejida es una vestir una expresión verdaderamente
matriz? Quizá el boom del internet que personal, continuando con una labor
practicada desde la prehistoria, pero re­
Sadie Plant, Zero + Ones. Digital Women + The New
5 configurándola al siglo XXI y sus redes
Technoculture, 1998, p. 65. sociales. El mundo volvió a tejer. En los

31
Dueto de comediantes, el señor y la señora Sidney Drew, 1917.
Biblioteca del Congreso en Washington, D.C.

estantes de las librerías pronto aparecie­ bían las primeras tejedoras, y no única­
ron libros como Stitch ‘N Bitch: The mente en los tapetes-libro, sino en las
Knitter’s Handbook de Debbie Stoller; prendas que vestimos informando. Las
tiendas y cafés, páginas web, blogs y re­ formas y los patrones de cualquier teji­
vistas en todos los idiomas que les habla­ do, por simples que parezcan, encierran
ban a las nuevas generaciones de tú a tú, música, matemáticas, informática, trans­
recuperando –o mejor dicho: exaltando– formando esa matriz, similar a la que
el tejido y entendiendo que su hacer re­ está en la red, en un nuevo oikos.
quiere, como lo subraya Plant, mucho Transitamos con agujas y ganchos en
más que dos manos: “Los hilos entrela­ mano por arterias comunicantes (sin di­
zados del telar representan el proceso ferencias, géneros, religiones ni nada)
más abstracto de fabricación. Los texti­ compartiendo –además de patrones, ins­
les son, literalmente, el forro y el soft­ trucciones, modelos, consejos– experien­
ware de toda la tecnología”. Así, tejemos cias culturales, pensamientos, teorías…
rizomas en el ciberespacio. Haciendo comunidad y reconectándonos
En el siglo XXI, el arte de tejer, más en un rizoma al pasado de la humani­
que reconfigurarse, se ha descubierto en dad. Tejer sigue siendo un punto de refe­
su tiempo: en uno donde la información rencia y de conexión. Cada punto es un
está en todas partes, tal como ya lo sa­ análisis comparativo que cruza lecturas,

32
Intervención en un vagón del metro de la Ciudad de México, Lana Desastre, 2015

tiempos, géneros, disciplinas, sin impor­


tar nacionalidades.
El porcentaje de tejedores crece, mu­
chos siguen en el clóset. Pero todos, sin
hacerse demasiadas preguntas, nos aban­
donamos al tejido. Así continuamos escri­
biendo y narrando historias. Somos la
actualización de la Book-people de Ray
Bradbury en Farenheit 451, que por mo­
tivos distintos nos encontramos como
Guy Montag y Clarisse en el bosque con
Granger. Así, los tejedores del siglo XXI
vagamos por el mundo resguardando los
mensajes del tejido y contándolos a otros,
que a su vez tejerán estos relatos una y
otra vez, transmitiéndolos a las genera­
ciones futuras para seguir tejiendo nues­
tra biblioteca global.

33
Tejer es un estilo de vida, un detonador social. El textil en general
es una herramienta para transmitir el conocimiento y la historia
de manera manual, sin palabras, algo que ha permanecido
durante siglos en la vida del hombre. El tejido es un crítica
constante, un análisis antropológico.
Yo Landi
Arquitecta

34
Lo que ha representado en mi trabajo ha sido muy satisfactorio,
ya que a través de estas actividades de intervención urbana se ha
logrado que las personas se apropien de los espacios públicos, se
fomente la creatividad y el gusto por la elaboración de objetos en
un sentido creativo y artístico, se ha logrado la convivencia entre
las personas que nuevamente se reúnen en las plazas públicas;
esta convivencia en muchas ocasiones se ha visto mermada por la
violencia y la falta de proyectos pensados para el bien de una
comunidad específica.
Margarita Vega
Artista y promotora cultural

35
Efectos
secundarios.
Comercio y
gestación
de una
geografía del
tejido

36
37
“Nuestro primer contacto con los estambres fue a través
de mamá, tejía mucho, nos metió a clases a sus cuatro
hijas, lo odiábamos”, recuerda Angélica Sánchez, una
de las tres hermanas-socias y dueñas de la marca An-
gelique y de ocho tiendas ubicadas en el Centro Histó-
rico de la Ciudad de México. Ni ella ni sus hermanas
Gabriela y Patricia imaginaron que terminarían tan
vinculadas a los estambres. “Siempre la veíamos tejer,
era muy manual, aunque estudió leyes por mi abuelo,
que era militar”. Así la recuerdan.

“Solía decirle que ella era el marke­ se transformó en juguetería y luego en


ting de la empresa –dice Gabriela–, bonetería. Desde la perspectiva de
probaba la calidad del producto y las Gabriela, la sangre comercial es heren­
clientas al verla se entusiasmaban para cia paterna… “Mi mamá –comenta–
comprar. Sus ganas de enseñar y de viene de una familia militarizada
ayudar fueron la mejor promoción”. enfocada en los estudios. Ella quería ser
La historia comercial de las herma­ decoradora de interiores, pero eso para
nas Sánchez no está vinculada a las su padre no era una carrera. Cuando
mujeres de su familia, el negocio origi­ vino la revolución, el abuelo renunció a
nal fue idea de don Jesús Sánchez Silva, la milicia, y como era ingeniero topógra­
su abuelo paterno, y era una rebocería. fo viajó por toda la república con su
“Él era originario de Chilapa, Guerrero, familia; mi madre nació en Querétaro,
tejía el rebozo de bolita. Su historia es sus hermanos en Salvatierra, Guanajua­
muy bella”, dice sonriendo Angélica, to, y en San Luis Potosí, y luego ya se
quien encabeza esta empresa, que instalaron en el DF. Aunque mamá
refundó junto con sus padres hace más estudió Leyes, era muy buena dibujante
de veinticinco años. Pero esta es la y en lo manual. En el tejido encontró
primera parte de la historia. “Mi una buena salida. Lo podía hacer en
abuelo hacía el rebozo, cargaba su burro todos lados, era un hobby transportable.
y, después de siete días de camino, Al casarse con mi papá se adaptó
llegaba a la ciudad. Aquí lo vendía y se fácilmente al negocio, sin querer se
regresaba a su tierra, hasta que decidió convirtió en un escaparate, la gente la
mudarse a la capital”. miraba tejer y compraba”. A pesar de
Así comenzó el negocio allá por la que en ese momento los estambres no
década de los años treinta. La rebocería eran lo fuerte.

38
Lo interesante es la mezcla de las Y lo hizo después de 1987, cuando el
hermanas Sánchez: la vocación comer­ señor Sánchez Acevedo decidió regresar,
cial baja por el linaje paterno y la del pero con estambres e hilos. La habilidad
estudio, por línea materna. Una combi­ de comprador del papá y la intuición de
nación exitosa. De cuatro hijas, tres han la mamá fueron cruciales para esta
multiplicado el negocio. Además sus aventura, a la que casi desde el origen
padres resultaron ser una buena se unió la frescura de Angélica, quien
mancuerna. “Pronto se convirtió en la trajo a casa los conocimientos
nuera comodín, se acomodó al negocio, adquiridos allá afuera. “Los tres
además de ayudar en lo operativo traíamos otra mentalidad. Por ejemplo,
tomaba decisiones muy puntuales, era papá unió fuerzas con un amigo que
muy asertiva en sus pensamientos y hacía estambres, emulando a la
extremadamente observadora, fue la comunidad judía que se apoya mucho
oreja y los ojos de papá”, dice Gabriela. entre sí”. Este fue el regreso de la
Y aquella rebocería que se transfor­ familia Sánchez.
mó en juguetería y luego en bonetería “No me considero visionaria –asegu­
cerró en 1987. El legado del abuelo, ra Angélica–, tampoco soy exagerada­
ampliado por los padres, había cumplido mente planeada, soy más intuitiva,
su primer ciclo, pero la vena comercial como mamá”. Aunque su padre no se
hizo que don Héctor regresara no sólo quedaba atrás, era un hombre que
al Centro, sino a hacer lo que más le “sabía tocarla de oído”, como dice el
gustaba: vender. Angélica, Gabriela y dicho, y Gabriela: “Papá era de tomar
Patricia también lo traen en la sangre. oportunidades. Nunca dudamos de sus
El negocio fue parte de su infancia. decisiones, así era y punto”. Y decidió
Crecieron en Correo Mayor 75 (hoy que la marca propia debía llamarse
bodegas), jugando a ser lo que hoy son: Angelique, y bautizó como Gaby a unas
empresarias; a veces en la caja, otras plantillas… “La tienda es verde por
en el mostrador o enrollando accidente –recuerda Angélica–, cuando
calendarios se hicieron universitarias. vinieron a pintarla estábamos los tres
“Cuando papá vendió la tienda, en los muy ocupados y no nos dimos cuenta
años ochenta –recuerda Gabriela–, yo hasta que cerramos. La pintura estaba
trabajaba en una empresa que estaba equivocada. Pensamos ‘luego la cambia­
introduciendo a México el código de mos’; pero un día papá escuchó una
barras”. La visión de don Héctor plática entre dos señoras; una de ellas
Sánchez Acevedo incluyó dejar a las traía una bolsa de estambres de noso­
hijas experimentar en otros lados: tros: ‘Dónde lo compraste’, le preguntó
“Papá quería que creciéramos en lo la otra, ‘En la tienda verde’, contestó la
profesional. Soy contadora y pertenecí a primera. Nunca cambiamos el color.
muchas firmas grandes; jamás pensé Este tipo de accidentes fueron definien­
que regresaría para quedarme”. do a la empresa”.

39
Y leyendo los gestos, las miradas y un hilo que te conduzca a nosotros”,
las coincidencias de su contexto, duran­ aseguran las hermanas. No sólo se trata
te los años noventa los tres hicieron de eso, sino de inundar, en mayoreo o
que el negocio prosperara; no sólo menudeo, de color. Ese es su cometido.
crearon una marca propia, sino que Por ello han hecho alianzas con los
abrieron una segunda tienda y luego fabricantes, a quienes les compran
otra y otra hasta que doña Irma Arco toneladas que luego Angelique empaca
enfermó. Entonces la pareja decidió – en madejas de 50, 100, 150 o 200
ahora sí– retirarse, dejando sola a gramos de una gama amplia de tonalida­
Angélica, hasta que Gabriela llegó al des. Entrar a sus tiendas y ver sus
negocio para aplicar su experiencia en catálogos es un carnaval para la vista. Y
marketing y contribuir en la expansión ese colorido es lo que la hace especial.
de la marca, creando el área de promo­ “Cuando vino el boom del tejido, la
ción y comunicación; Angélica se competencia empezó a vender importado,
concentró en el departamento de y la gente a comprar más. Hasta ese
compras, ventas y finanzas, y la tía momento nos ocupábamos sólo del
María Elba González de Peimbert (“una mayoreo, pero perdíamos a la comprado­
amiga-entrenada de mamá”) se encargó ra de a pie. Así que reacomodamos la
de los recursos humanos y de la opera­ estrategia y empezamos a vender la bola
ción. Luego se integró Patricia, la otra suelta, pero nuestra oferta no fue bajar
hermana, en ventas. el precio, sino presumir el color. La
Esta empresa ciento por ciento competencia tiene cinco colores, noso­
familiar se ha concentrado en promover tros, 110. Y esta ruta es la que hemos
y hacer alianzas con productores seguido en el menudeo y mayoreo”.
mexicanos; no sólo tienen alianzas con Las hermanas Sánchez piensan a lo
fábricas de acrílicos, también trabajan grande. No se conforman con el Pantone
con comunidades artesanales producien­ común, Angélica “inventa” mezclas de
do hilos y aros para bordar o telares y acuerdo con el mercado, con la tempora­
agujas de madera. “Es una labor que da, con lo que ve en las calles, en sus
empezó papá y que hemos procurado clientas… para ir integrando un catálo­
conservar. De ambos lados pasamos de go de colores y combinaciones tan sui
generación en generación. Ahora somos generis como los nombres, los que, como
los hijos los que hacemos negocio”, dice Gabriela, son muy divertidos y, sí,
comenta Gabriela. también únicos: (“jamón con huevo”),
En dos décadas y media han logrado reflejo del “ponle, tuércele, quítale” que
conectar con lo industrial y lo artesanal; le piden al fabricante, a quien, por
sobre todo, se han encargado de promo­ cierto, le compran por lo menos cinco
ver un mercado local con productos toneladas de cada una de estas creacio­
nacionales. “Nuestro reto es que cual­ nes. Esta es su fortaleza.
quier estambre que veas te conecte con Y también las alianzas: por ejemplo,
Angelique. Que hacia donde voltees haya se unieron a San Marcos Textil (Deriva­

40
dos Acrílicos) para hacer Vamos Solos. Aunque suene de otro siglo (y lo es), el
“Unión que duró 18 años y consistió en fax para las hermanas Sánchez es un
respaldarnos con su calidad, volumen de objeto de primera necesidad, es su ruta
entregas y desarrollo de estambres de de acceso con las rancherías, “aunque
fantasía exclusivos. La apuesta era ya ahora lo empezamos a hacer por
ganar ganar de ambas partes. Logramos WhatsApp”, suspira Angélica, quien por
que fabricante y proveedor caminaran casi tres décadas ha encabezado un
de la mano. Y eso hicimos hasta este proyecto que no se conforma con las
septiembre de 2015, que cerró su ocho tiendas, ni con las alianzas en la
planta”. Y esta alianza, además, les maquila de estambre, sino que busca
ayudó a abrir otros canales, como las tener un hilo conector con la geografía
exposiciones y la edición de una revista. y la cultura mexicana, en el presente y
Pero no es todo; paralelamente, las hacia futuro. “Tenemos muchos tipos de
hermanas Sánchez se han impuesto la clientela, la de mayoreo, la que vende
tarea de difundir el hilo y el estambre, en mercerías, en los mercaditos, papele­
contribuyendo a la continuidad de la rías, tiendas de abarrotes, farmacias;
artesanía mexicana: ¿quién si no los que tejen por encargo, las diseñado­
abastece las paletas de los huicholes, de ras, las que dan clases o quienes van a
los oaxaqueños, de los huastecos, las pueblos recónditos y rancherías con
tarascos, chiapanecos? Respuesta su camión a proveer”.
correcta: Angelique. Angelique está tejiendo la geografía
Además del estambre industrializado nacional, es sorprendente ver todos los
por volumen, trabajan con cooperativas lugares a donde llegan. No hay que ir
a las que les compran hilo y a otras que muy lejos, en su tienda de Correo Mayor
les venden para que continúen creando se puede ver la diversidad y también el
sus artesanías. E insiste Gabriela: “Lo efecto que produce el tejido. Más allá del
que Angelique ha desarrollado es la estambre, lo que ofrece Angelique es la
amplitud de colores. Lo que ves es la posibilidad de generar una economía y
estrategia del colorido”. también seguridad, como dice Gabriela:
Al cual han renombrado. Entre sus “Cuando ves que puedes terminar una
matizados están el “caricia”, el “gira­ prenda o que puedes hacer algo maravi­
sol”… Los van bautizando, haciendo lloso te fortaleces”. Se asume un creci­
nuevos enlaces entre significado y miento, te das cuenta de que puedes
significante: ¿qué color es ese? Pues madurar, generar un cambio, como lo
pasto o tierno, azúcar, apio, orquídea, hizo su abuelo, que apenas llegó al
jacaranda, guanábana. Colores que tercero de primaria y tuvo la visión, la
tienen olor, sabor y textura. “Para constancia y el trabajo de generar un
nuestras clientas es más sencillo negocio que hoy beneficia a sesenta
identificarlo con su vida cotidiana. familias directamente y que teje sus
Nosotros queremos hablar su idioma, efectos hacia todos los rincones de
comunicarnos a través de sus vías”. México… Y sigue en expansión.

41
Marxismo,
cine y crochet
(Los chavos también tejen)

42
43
Los estereotipos forman prejuicios que terminan cau­
sando discriminación, y por eso (a no ser que estés a
favor de la discriminación) siempre será alentador
ver a una mujer que arregla motores, un anciano que
corre maratones, o un hombre que teje. Alejandro Mu-
rillo es uno de estos últimos, y no es el único. En el
proceso de escribir este libro hemos conocido hasta a
un torero (mexicano) que teje. Cada hombre que teje
es un atentado terrorista que daña de forma irrepara-
ble el estereotipo de las tejedoras. Hace falta ser va-
liente y estar muy seguro de uno mismo para tejer
(sobre todo en público) y ser hombre en México, un
país que no se puede enorgullecer demasiado de ser
incluyente e igualitario. Para ser diferente en este
país se necesitan, como dirían en mi propio país
–también muy machista– “un par de cojones”.

Alejandro, por supuesto, no sólo teje. Ariel. En 2015 ha terminado sus dos
Eso no es lo que lo define, pero de eso primeros largometrajes: Fenómenos
quisimos platicar con él. Sin embargo, al naturales, una obra experimental con
pensar en su relación con el tejido tomas del celular, “imágenes encontra­
terminamos hablando de su forma de das”, como explica él mismo, y ¡¿Quién
ver el trabajo y la vida. Después de te entiende?!, adaptación al cine de una
entrevistar a varios tejedores, esto ya obra teatral interpretada por sordomu­
no es sorprendente. Siempre, en todos dos. Además de terminar sus dos
los casos, tejer tiene una significación películas, en 2015 también retomó el
profunda en la vida de las personas. tejido. Pero empecemos a contar la
En realidad, Alejandro es un cineasta historia por el principio.
de treinta años, egresado del CUEC (la Y en el principio siempre hay una
escuela de cine de la UNAM). Una de abuela:
sus películas, el cortometraje Hasta la “A mí me enseñó a tejer mi abuelita.
punta de los dedos, fue candidata al Ella es la única que teje en mi familia.

44
¡No vas a
creer lo que
estoy viendo!

Click
Click

¿Ahora
me crees?

45
Después, que yo recuerde, nadie más en las salas de espera del hospital
tejió, ni mis tías ni mi mamá. Mi mamá público, uno de los más grandes de la
es madre soltera y por eso mi relación ciudad. “Las señoras pueden estar
con mi abuelita fue naturalmente muy tejiendo horas. Imagínate la cantidad de
cercana. Sólo conozco el lado materno paciencia que deben estar generando
de mi familia, que es insólito, son ocho para estar ahí todo el tiempo… y me
hermanos viviendo en distintas partes acordé de mi abuela, me acordé del
de Chihuahua y por toda la República: gancho. Saliendo del hospital inmediata­
en Aguascalientes, en Pachuca, en mente compré un estambre y un
Acapulco. Entonces, yo desde muy gancho y prendí YouTube. Volví a tejer,
chavito viajé un montón”. fue facilísimo. Fue como aprender a
Su madre trabajadora tenía pocos decir algo, ¿sabes?, como aprender un
días libres al año, y entonces Alejandro idioma que no dominaba antes, pero
pasaba las vacaciones escolares con su que ya sabía un poquito. Podía decir:
abuela, viajando con ella, visitando a ‘Hola, buenos días, ¿dónde está el
los primos y a los tíos. Así empezó a baño?’, pero ya. Ahora hago cosas un
tejer, en los largos trayectos de auto­ poco más complicadas”.
bús. “Con tanta familia por todos lados, Poco tiempo después del episodio del
para mi abuela era de lo más sencillo: Hospital General, Alejandro tuvo un
‘vámonos a visitar a todo mundo’. Era problema de salud que lo hizo convale­
padrísimo porque pasábamos horas de cer durante varias semanas, algo que
autobús, yo escuchando música, leyen­ también ayudó a que retomara el tejido.
do, platicando con mi abuela o apren­ “Ahora que lo pienso, andaba en una
diendo a tejer cosas muy simples, época de renovación rarísima, todo se
cadenas, inicios de carpetas, cosas que estaba transformando en mí”. Lleva
le ayudaran a ella. Me enseñó a tejer sólo un año tejiendo y ya vende sus
con todo el amor. Muy rápido le agarré cosas, prendas sencillas como mano­
confianza a eso de hacer cadenas y plas, gorros y pantuflas. Alejandro tiene
punto. Yo tenía como siete u ocho años, un talento especial para combinar
nueve a lo mucho, y ponle tú que a los colores (“eso me dice mi mamá tam­
diez, once, ya dejé el gancho, me volví bién, fíjate”). Y teje mucho en el trans­
adolescente, entré a la secundaria, dejé porte público –es su manera de aprove­
de ver a la abuela…”. char ese tiempo perdido–.
Veinte años más tarde, a finales de “Y sí, la gente se me queda viendo
2014, le tocó ayudar a un amigo a durísimo. Lo que pasa es que cuando yo
entregar cenas de Navidad en el Hospi­ estaba chiquito y mi abuela me enseñó
tal General de la Ciudad de México. A la a tejer, nunca hubo ese momento de pre­
salida del hospital, Alejandro se encon­ juicio, ¿sabes?, como de advertencia, de
tró con un puestito donde vendían ‘eres niño, pero te voy a enseñar a tejer
suministros para las señoras que tejen aunque sea de mujeres’. A mí me

46
47
criaron una madre soltera, una abuela Después de un siglo de licenciados y
y una tía. Siempre estuve con esas tres profesionales y maestros, ya la gente
mujeres y nunca, nunca me hicieron por fin está volviendo a aprender un
sentir –ni yo sentí– que era ni el intru­ oficio. Yo creo que poquito a poco cada
so, ni el invasor, ni el hombre, ni nada. vez va a haber más tejedores y tejedo­
Ellas simplemente hacían lo que hacían: ras en el metro”.
cocinaban, lavaban, limpiaban la casa, Si volvió a tejer de manera azarosa,
cosían, tejían. Yo estaba con ellas todo de la misma forma sus cosas se empe­
el tiempo, y eventualmente me puse a zaron a vender. “De repente alguien
hacer buñuelos, a hacer hot cakes con decía ‘qué bonitos, ¿tú los hiciste? ¿los
mi mamá y a tejer, porque era lo que vendes?’, ‘Claro, sí’, ‘¿Cuánto cues­
hacía mi abuela. Esas tres mujeres en tan?’… Y eso me hizo pensar: ¿cuánto
mi familia, además, tienen todo lo que cuesta mi trabajo? No regresé al tejido
tengo de cineasta. Son narradoras pensando en que iba a tener un valor o
natas, no pueden contar ni siquiera un en que lo iba a poder vender, pero,
chisme de lo más banal sin empezar con mira, afortunadamente, se ha vuelto un
una buena estructura. Están llenas de negocio, y está padre. No es el negocio
contexto, todo lo hacen biográfico, es millonario, pero… A ver, primero quiero
muy padre; entonces yo simplemente decir algo: estudié en la Facultad de
hacía todo lo que aprendía en mi casa Ciencias Políticas, tengo el antecedente
¿no? Sí había hombres –estaban mis de la UNAM, soy puma, azul y oro. En
tíos y eso–, pero fui un niño que en la universidad te enseñan mucho
lugar de aprender a jugar futbol, marxismo y mucha conciencia de clase,
aprendí otras cosas”. no de la manera que todo mundo cree ni
Cuando va en el metro, con su como cuenta la leyenda, porque hay
cabello largo, las uñas pintadas, la muchas versiones, pero sí, es cierto, es
barba crecida y el tejido de colores, una influencia importante”.
pues sí, es un espectáculo. “Trato de Entonces, Alejandro me empieza a
mantener la calma y de no responder explicar cómo, según Marx, el trabajo
con lo mismo que está pasando alrede­ debería ser un proceso a través del cual
dor, no veo a la gente que me está las personas se construyen de forma
viendo. Me he dado cuenta de que si no creativa. “Ahora el trabajo lo entende­
respondo a la reacción que ellos tienen mos como actividad remunerada, estilo
y me mantengo en el tejido, eventual­ de vida, poder adquisitivo, etcétera.
mente ellos ven el tejido y entonces ya Pero según Carlos Marx el trabajo es
todos se relajan. A mí me dan ganas de una labor física que transforma una
enseñar a la gente a tejer porque es materia en algo útil para los seres
súper relajante, te puedes hacer cosas humanos, y que a su vez también
tú mismo, incluso las puedes vender transforma a la persona. Si a ese
porque ya está de moda el crafting. trabajo tú le pones un precio ya estás

48
en el siglo XXI, ya estás acá. Con el va más allá de la felicidad que me
tejido he aprendido eso. Me resulta a proporciona, del dinero o de la satisfac­
veces muy difícil ponerle un precio a un ción. Es una filosofía. Si no existiera el
tejido porque inmediatamente de verdad dinero, estaríamos hablando de la
pienso ‘híjole, esto se le vería bien a poesía del tejido todo el tiempo. A mí se
esta persona’, o ‘¿por qué no me lo me hace muy chistosa la contradicción
quedo yo o por qué mejor no lo regalo?’. de que lo que yo haga con sobras de
Y pues no, en esta época ya todo tiene estambres, en mi tiempo libre, pensando
un precio, ya todo mundo te quiere dar solamente en mí, a la gente se le haga
dinero por todo, la generosidad ya se más atractivo que lo que hago pensando
considera en otros términos”. en vender”.
Y para Alejandro, eso no está del Simplemente hay cosas que no tienen
todo mal. Sólo que es complicado precio, que no se pueden vender, tal vez
ponerle un valor monetario a algo que eso es lo que atrae a las personas. No
has hecho con tus manos, un objeto en sólo es lo “hecho a mano”, sino también
el que has invertido creatividad y que el objeto trae toda una historia
tiempo; sobre todo, que has disfrutado detrás, una narración, y eso, de manera
tanto en hacer. Pero eso es lo que le da intuitiva, lo podemos ver los demás. Ya
un valor verdadero, auténtico, por eso nunca podrá haber un gorro igual,
le da gusto vender sus cosas. Le da porque ya las sobras no serán las
dinero, seguridad y le hace crecer. “Es mismas, los momentos serán otros.
un trabajo perfecto, según esos tres Alejandro termina la conversación
principios”, asevera. Hay algunas piezas dibujando un paralelo entre lo que
que no ha podido vender. Por ejemplo, sucedió con su carrera en el cine y el
un gorro que hizo con todas las sobras tejido. La película ¡¿Quién te entiende?!
de una producción. Que es precisamente fue algo que se le presentó como una
el gorro que todo el mundo quiere oportunidad no buscada. En realidad,
comprar: Alejandro entró al CUEC con el sueño de
hacer comedias románticas (se declara
ODA AL RETAZO fan de Woody Allen), descubrió el
No es fácil hacer un poema documental y se especializó en este
con puro retacito género. Esta película, que es un híbrido
me tejí un gorro entre documental y ficción, es algo que
con estambres de otras prendas empezó a hacer “porque así tenía que
nido de sobras en mi cabeza ser, no fue del todo intencionado. Fue
igual con el tejido. Como que me poseyó
“Al tejer me doy cuenta de que el a mí, llegó a mí… y me dejé arrastrar, y
valor de las cosas está en otro lado yo encantado y feliz”.
–dice–, que va más allá de lo que cuesta
el material y el tiempo que inviertes. Ya

49
1. L
 a revolución de la cuerda
La mujer
espera a que se duerman un rato
o que se los lleve la hermana
o que se caigan al río

para retomar
compulsivamente
la fibra
el huso
el hilo
el palo
el ovillo

ya tiene en la mente
la falda
de flecos

la cuerda –invento de mujeres–


(la cuerda = red, polea, nudo,
arrastre, barco, atadura, arma)
¿Y qué fue lo primero que hicieron
con la cuerda?

Desatar la fantasía.

Adornar las caderas


y todo lo que contienen en su elipsis
accidentada.

Venus de Lespugue, 26 000-24 000 años de antigüedad

50
2. El telar
Hermandades de patio
urdimbres y tramas
De nuevo la compulsión
esta vez comunitaria

Tejer = hablar = cantar = contar

Desde su origen ha sido multimedia.

3. El calcetín egipcio
Y de pronto se le ocurrió: ¿por qué no colgar todo de
las agujas y mandar el bastidor a la chingada?

Así puede tejer sentada en el camello.


Cuando se le termina el ovillo, peina al camello y hace
otro ovillo.

Cuando terminaron de atravesar la península, había


concluido un calcetín.
Cuando llegaron a Taormina, había enseñado a tejer a
veinte marineros.
Cuando pasaron cien años, todos en Egipto llevaban
calcetines de algodón
con las palabras de Alah escritas en ellos.

51
La evolución
del nudo
(Un poco de historia)
Rara vez se otorga a la iconografía del trabajo de
las mujeres la consideración y seriedad que se merece.
Rozsika Parker, The Subversive Stitch

El tejido de punto –o tricot– no lo inventó la abuela,


pero casi. En comparación con el huso y el telar, he-
rramientas prehistóricas, las agujas para hacer punto
son relativamente recientes. Hasta la fecha, el vesti-
gio más antiguo de una tela fabricada con telar tiene
más de nueve mil años,1 fue encontrado en una exca-
vación arqueológica en Turquía, y se trata probable-
mente de un pedazo de lino, que ya se cultivaba para
este fin. En comparación, los restos más viejos de teji-
do de punto son jovencísimos: se trata de unos calce-
tines encontrados en Egipto que datan del siglo X.

http://www.nytimes.com/1993/07/13/science/site-in-turkey-yields-oldest-cloth-ever-found.html?pagewanted=2
1

52
Fragmento de calcetín egipcio,
1100-1300, Victoria & Albert
Museum, Londres

Una de las muestras más


antiguas que se conoce de
verdadero tejido en punto.
Los colores (blanco y azul) y
los motivos recuerdan a las
cerámicas islámicas. Según los
datos proporcionados por los
investigadores del V&A, este
calcetín se tejió en redondo (con
cinco agujas), en algodón, y de
la punta hacia arriba. La tensión
varía entre 10 puntos/12 vueltas
por pulgada hasta los 7 puntos/
diez vueltas.

53
Calcetines coptos, siglos IV-V, Victoria & Albert Museum

Hechos en nalbinding, una técnica más parecida a coser que a tejer, pero que se confunde
mucho con el verdadero tejido. Son de lana y seguramente se usaban con sandalias.

Los calcetines egipcios como el de la el comienzo de la era cristiana en algún


foto, famosos en la comunidad de tejedo­ lugar del norte de África, y de ahí se
res cibernéticos del siglo XXI, fueron te­ extendió hacia Europa siguiendo la ex­
jidos en algodón, en redondo (usando va­ pansión del imperio árabe y sus rutas
rias agujas de dos puntas) y en dos comerciales, por un lado hacia Europa
colores: blanco y azul índigo. Están fina­ del Este y Asia, y por otro hacia España
mente tejidos con una técnica impecable e Italia. Sin embargo, también pudo ha­
y compleja; de ahí se puede inferir que el ber nacido en varios lugares al mismo
tejido en punto forzosamente tuvo que tiempo. Mucho tiempo antes de que se
haber sido inventado al menos cien años tejieran estos calcetines egipcios ya exis­
antes. Las grafías y los símbolos de estos tían técnicas para construir telas con
calcetines egipcios son los mismos que se nudos. El Victoria & Albert Museum de
utilizaban en las alfombras que ya se ha­ Londres, además de vestigios de estos
cían en Oriente Medio y Asia Central des­ calcetines egipcios antiguos, conservan
de siglos atrás. unos rojos del siglo IV de nuestra era,
La teoría que prevalece es que el también coptos, que por mucho tiempo
punto surgió en algún momento hacia se pensó estaban tejidos en punto, pero

54
Husos de terracota, siglo X a.C. Museo Arqueológico Kerameikos, Atenas, (c) Giovanni Dall’Orto.

que en realidad fueron hechos con nal­ la verdad –a primera vista– es muy difí­
binding, una de las técnicas predeceso­ cil distinguir entre el verdadero tejido
ras del punto con agujas. Mucho más la­ en punto y estas piezas. Se necesita un
boriosa, esta técnica requiere de gran arqueólogo tejedor para distinguirlas.
paciencia y maestría, ya que se teje con Otro predecesor del punto con agujas
una sola aguja enhebrada con hilos cor­ son los bastidores de clavos para tejer,
tos, y hay que pasar el hilo completo por que según James Norbury, los nómadas
cada nudo. No es algo que un niño pueda del norte de África ya utilizaban desde
hacer. El tejido resultante es menos elás­ tiempos inmemoriales.
tico, y al contrario del verdadero punto,
no se puede soltar. Existen piezas mucho * * *
más antiguas que los calcetines egipcios
hechas con esta técnica (en Israel, en A mí me gusta pensar que el tejido de
Perú y en Egipto, por ejemplo). En algu­ punto forma parte del mismo linaje que
nos museos aún las clasifican como pie­ va desde las cuerdas que inventaron los
zas “tricotadas” con agujas o gancho, y humanos del Paleolítico, mucho antes de

55
los primeros asentamientos permanen­
tes, hasta las arterias y venas tejidas
que se utilizan hoy día en la cirugía vas­
cular o en la ropa de Issey Miyake, cons­
truida en tres dimensiones en un solo
proceso. Me gusta pensar que tejer con
agujas está no sólo emparentado, sino
que viene de la misma fuente que tejer
con telares, con los dedos o con una sola
aguja; que la fabricación de redes; que el
bordado, el encaje y la cestería: todas es­
tas artes fueron en su origen y mayor­
mente desarrolladas por mujeres. Desde
el Renacimiento, cuando se empiezan a
diferenciar las Bellas Artes y la artesa­
nía, la sociedad patriarcal ha relegado
las artes textiles al ámbito doméstico, al
Hilandera griega, siglo V a.C. British Museum “entretenimiento para damas”. Las da­
mas, mientras, han usado las artes tex­
tiles para comunicar y expresarse. Las
mujeres han utilizado el bordado y el te­
jido para muchas cosas (para entrete­
nerse, para no volverse locas, para enri­
quecer su entorno). También para tejer
revoluciones.
Tejer a mano es infinitamente laborio­
so, es un proceso lento, y las invenciones
mecánicas para hacerlo más rápido y fá­
cil cambiaron la faz de la tierra. Sin em­
bargo, la industrialización nunca acabó
del todo con los tejedores artesanales.
Por un lado, hay algunas cosas aún (cada
vez menos) que no se pueden replicar
con una máquina. Por otro, lo más difícil
de extirpar en los humanos son los pla­
ceres, sobre todo los que son sanos y
productivos, y tejer es definitivamente
uno de ellos.
Antes, mucho antes de que se tejie­
Eva hilando, 1170, Biblioteca de la ran esos calcetines egipcios, alguien
Universidad de Glasgow

56
tuvo que inventar el hilo. Los pelos
cortos de algún animal lanudo o una
planta fibrosa enroscados fuertemente
dan como resultado una cuerda tan lar­
ga como la paciencia del hilador lo per­
mita. La cuerda es una de las herra­
mientas más versátiles que nos hemos
inventado, y es también una de las más
antiguas, aun más que la cerámica y
mucho más que la agricultura. Algunos
arqueólogos hablan de la “revolución de
la cuerda”, ya que es la base de muchos
otros inventos, como la red o la polea,
que a su vez tienen miles de usos que
hicieron más fácil la vida a nuestros an­
tepasados. Nuestra vestimenta indus­
trial es una derivación directamente em­
parentada con estas cuerdas primitivas
que se empezaron a fabricar en algún
Hombre palestino hilando lana, 1919, Biblioteca del Congreso
momento del Paleolítico superior, hace
unos 20 000 o 30 000 años. Antes de que se mecanizara, la enor­
Los textiles son una de esas cosas me e interminable labor de hacer la ropa
que nos hacen únicos entre los otros pri­ a mano (cardar las fibras, hilar el hilo,
mates. Cuando uno mira la tabla crono­ tejer la tela, cortarla y coserla, bordarla
lógica de eventos de la prehistoria, la o pintarla) ocupaba una buena parte del
ropa es lo que primero aparece, 190 000 tiempo de las mujeres –que además cui­
años atrás. Cuando aún no conocíamos daban de los niños pequeños, cocinaban
la vida sedentaria, la indumentaria pasó y atendían lo que hiciera falta alrededor
de ser una manera de abrigarse a una del campamento o de la aldea–. Por un
muestra de identidad y expresión de po­ lado estaba la producción de tela para
der e ideología. Nuestro sentido estético uso doméstico, ruda y sin adornos; por
y mágico nos ha llevado a adornarnos otro, las prendas para celebraciones, o
con lo primero que encontramos: pie­ para personas singulares, realizadas
dras, plumas y conchas; nos decoramos por las tejedoras más especializadas que
con tatuajes y cicatrices, y en cuanto se vertían en ellas la iconografía de cada
inventó la cuerda, con flecos. Grandes pueblo y la suya propia. Una mirada rá­
cantidades de esfuerzo, tiempo e imagi­ pida por los textiles tradicionales de
nación se han empleado en crear formas nuestro planeta devela las sorprenden­
novedosas de cuerdas, telas, bordados y tes similitudes en los motivos tejidos: los
estampados. calcetines turcos, los suéteres escoceses

57
Alfombra, 1781, Estrasburgo, Francia, Victoria & Albert Museum, Londres.
Para entrar al gremio de los tejedores, los aprendices tenían que completar varias obras maestras en un tiempo determinado. Esta
alfombra, de casi 2 m de alto por 1.75 m de ancho, tejida en lana de colores, fue seguramente hecha para entrar al gremio.

de Fair Isle, los chullos peruanos, los ga­ tinuidad de la vida (el tiempo), los cua­
banes de Chiconcuac y muchas otras tro puntos cardinales (el impulso de ex­
prendas de los diferentes folclores, com­ plorar), la casa, la lluvia y el viento. Al
parten una misma simbología: círculos, mismo tiempo, todas las piezas que so­
cruces, cuadrados y líneas curvas que bresalen tienen algo que las hace únicas:
casi siempre significan lo mismo: la con­ son parte de una tradición distintiva,

58
de un paisaje concreto, porque finalmen­ es una de esas historias escondidas en
te son la obra individual de una mujer la historia, a pesar de su omnipresencia
o un hombre, o un colectivo, viviendo en y de su importancia.
un momento específico.
Es poco lo que se conoce sobre el ori­ * * *
gen e historia de los textiles, a pesar de
su importancia para los humanos y de Desde que empecé a tejer en 1999 me ha
que cambiaron la faz del planeta en el interesado la historia del punto, y en
tiempo récord de dos siglos: William Lee consecuencia, la de los textiles, y sobre
inventó en 1589 –150 años antes de la todo la prehistoria. He leído todo lo que
verdadera Revolución Industrial– la pri­ he podido encontrar sobre el tema, y
mera máquina de tejer punto. Dicen que siempre, desde los textos académicos
la inventó como una venganza contra mejor reputados hasta los artículos es­
su mujer, a quien le daba más placer te­ critos por tejedores aficionados de todo el
jer constantemente que pasar tiempo mundo, todos recalcan el hecho de lo di­
con su esposo. Otra leyenda, tal vez más fícil que resulta la investigación sobre el
plausible, cuenta que la inventó porque origen del tejido. El material textil es de
sufría viendo a su enamorada tejiendo origen orgánico, se destruye y no deja
por horas para recibir unas pocas mo­ huellas, lo que representa un problema
nedas a cambio. Quién sabe cómo fue, obvio. Las hipótesis sobre el origen pre­
pero imaginamos que una máquina de histórico de los tejidos se derivan de in­
tejer inventada por un hombre para im­ terpretaciones basadas en muy pocos
presionar a su mujer tejedora fue real­ restos fosilizados, en raíces lingüísticas
mente la chispa que prendió la Revolu­ y en algunas herramientas encontradas
ción Industrial. en yacimientos arqueológicos –el hecho
Saddie Plant, en su libro Zeros + de que los implementos para tejer sean
Ones , menciona cómo Leonardo da Vin­ tan sencillos constituye otra gran dificul­
ci pensaba que las máquinas textiles tad, ya que se pueden confundir con sim­
eran más útiles, rentables y perfectas ples palos–. De acuerdo, todo esto sí com­
que la imprenta. “La imprenta se exten­ plica la investigación, pero mi sospecha
dió por todo el mundo, pero fueron los es que el impedimento principal para el
textiles los que lideraron la frenética in­ estudio de la prehistoria del tejido es que
dustrialización de finales del XVIII y hasta hace sólo unas docenas de años
todo el siglo XIX”, dice la autora.2 Pero había pocas arqueólogas que tejían y que
fuera de unos pocos visionarios, la tela pudieran reconocer restos arqueológicos
y sus máquinas y todos sus otros deri­ textiles. Hemos menospreciado tanto el
vados nunca tuvieron un gran protago­ trabajo de las mujeres que casi lo hace­
nismo. La cosa es que la de los textiles mos invisible.
Las primeras prendas textiles manu­
Saddie Plant, op. cit., p. 63.
2
facturadas, más allá de las hechas con

59
magia que ésta imbuía a quien se la po­
nía. Las primeras prendas fueron eso,
magia: la falda del poder, que, como
Barber sugiere, tal vez indicara que
quien la portaba estaba en edad de tener
hijos. Las faldas de las Venus europeas
eran símbolos portátiles de la capacidad
reproductiva. Esta hipótesis es reciente;
hasta las décadas de 1950 y 1960 las
marcas de las figurillas se interpre­taban
como adornos y tatuajes, o como símbo­
los totémicos (serpientes, por ejemplo).
A ningún arqueólogo se le ocurrió que
pudieran ser “falditas” para atraer las
miradas hacia los lugares interesantes
para la reproducción sexual.
Durante los días del largo Paleolítico
hubo artesanas compulsivas, y ellas –las
abuelas de todo– fueron capaces de anu­
dar complicadas y finas faldas de flecos
con las herramientas más sencillas, una
actividad compatible con su vida nóma­
da y con la maternidad. Es lógico que de
la cuerda surgiera el huso para hacer
hilo. Hacer hilo, al igual que tejer, es una
actividad repetitiva, monótona, casi hip­
Representación de mujeres y un hombre tejiendo en una
tumba en Beni Hassan, Egipto, siglos XXI-XVII a.C. nótica y muy adictiva. En algún momen­
to –unos milenios más tarde, ya en el
pieles cosidas, pudieron ser unas faldas Neolítico– se dio otro gigantesco paso ló­
de cordones que las mujeres se anuda­ gico: el telar, que algunas fuentes dicen
ban a la cadera durante el Paleolítico. La que se originó en China, y otras
prueba que tenemos de estas minifaldas –las más– en el Medio Oriente (Meso­
de flecos son las Venus encontradas en potamia, Egipto, Turquía), o tal vez, de
yacimientos arqueológicos de Europa. nuevo, en varios lugares del mundo al
Elizabeth Wayland Barber, en su libro mismo tiempo. Los primeros telares apa­
Women’s Work, sospecha que no fue la recieron hace aproximadamente 10 000
necesidad de protegerse del frío lo que años, y fueron seguramente los de cintu­
impulsó a los humanos a fabricar ropa ra, en que los hilos de la urdimbre se
(ya teníamos pieles y fuego y nos refu­ amarran a un solo punto (en un palo,
giábamos en cuevas), sino más bien la por ejemplo); éste se amarra a un poste

60
Dibujo técnico de la máquina para tejer de William Lee, 1867.
William Lee inventó su máquina en 1589, pero no fue sino hasta mucho más tarde que su uso se generalizó en Europa. Cuando
Lee mostró su invento a la reina Elizabeth I, ella no le dio la patente. Temía acabar con la industria del tejido manual. Esta
máquina es la madre de la Revolución Industrial.

o árbol y el extremo opuesto a la cintura bricación de telas de grandes dimensio­


de la mujer, que con su postura tensa los nes y que fueron los predecesores de los
hilos para poder echar la trama, vuelta stitch & bitch contemporáneos: grupos
a vuelta, entre la urdimbre –tal y como de mujeres que se reúnen para tejer, pla­
todavía lo hacen las mujeres indígenas ticar, cantar y hacer terapia. El tejido
de México–. Antes de que estas máqui­ tiene vocación comunitaria desde sus
nas pudieran ser inventadas, los huma­ principios.
nos tuvieron que asentarse en aldeas Durante los primeros 20 000 años de
permanentes, en las que poco a poco desarrollo de los textiles, tejer fue cosa
fueron domesticando plantas y animales de mujeres casi exclusivamente, como
–el telar no es compatible con la vida relata la arqueóloga Elizabeth Wayland
nómada¬–. Después llegaron nuevos ti­ Barber. Aunque existan grandes dife­
pos de telares de bastidores, unos arma­ rencias entre unas culturas y otras,
tostes complejos, manejados por dos o la división de labores entre mujeres y
tres mujeres, que hicieron posible la fa­ hombres es prácticamente universal,

61
Vista de Caernarvon, Paul Sandby, 1786, Biblioteca Nacional de Gales

y cuidar niños, tejer y cocinar han sido nen siempre las mismas caracterís­ticas:
los trabajos femeninos. En 1970 la an­ no requieren de una gran concentración
tropóloga del Radcliffe Institute, Judith ni de ausencias largas fuera del hogar,
K. Brown, publicó un texto académico se pueden interrumpir y volver
sobre la división de labores. Los antro­ a retomar fácilmente, y sobre todo, no
pólogos y los etnógrafos pensaban que la son peligrosas para los niños. Tejer es
división se basaba sobre todo en las dife­ perfecto.
rencias fisiológicas y psicológicas entre
hombres y mujeres (es decir, las muje­ * * *
res hacían ciertas labores por ser consi­
deradas más débiles y menos inteligen­ Entonces: pasó mucho tiempo –más de
tes). Sin embargo, Brown sugería por 8 000 años– desde los primeros telares
primera vez que las labores se han divi­ de cintura hasta que a alguien, tal vez
dido más bien entre las que se pueden un tejedor o tejedora nómada que ya co­
combinar con el cuidado de niños peque­ nocía la técnica del nalbinding, o que te­
ños y las que no. Estas actividades tie­ jía con un bastidor de clavos –la imagino

62
sobre un camello–, se le ocurriera utili­
zar varias agujas para sostener en ellas
los puntos y anudar el hilo sin tener que
cortarlo, de manera repetitiva y acumu­
lativa, para finalmente construir una
tela tubular sin costuras. Ahí está el de­
talle: el tejedor está haciendo tela y
prenda, las dos cosas simultáneamente,
y además todo es portátil. Esta aparente
sencillez es la ventaja principal que tiene
el tricot sobre el telar. Aunque hay otras,
sobre todo para los humanos nómadas y
preindustriales: dicha portabilidad la
hace ideal para aprovechar todo ese
tiempo que se usa en trasladarse de un
lugar a otro: así, simultáneamente se
produce un objeto y se fortalece la men­
te. La técnica es sencilla y tiene miles de
posibilidades; y la tela resultante es elás­
tica. Esto es muy importante, sobre todo
a la hora de ponerse los calcetines. Antes
del punto, los calcetines eran una especie
de cintas que se enroscaban al pie y al
tobillo. Imagínate un calcetín de tela.
Pues eso. Otra de las ventajas, nada des­
deñable para los que viajan: mantiene
tranquilos a los niños inquietos.

* * *

Regresemos a los calcetines egipcios:


todo indica que el tejido con agujas se
originó en Arabia, en el Oriente Medio y
el norte de África, entre grupos de nó­
madas que recorrían las rutas de los
mercados que unían Europa con Asia.
Esto se deduce, primero, por las mues­
tras más antiguas que se han conserva­
do y, después, porque los primeros paí­
ses europeos en los que se empezó a

63
Guantes de liturgia, siglo XVI, Victoria & Albert Museum, Londres.
Tejidos a mano con seda en España, estos guantes eran usados por
obispos y altos cargos de la Iglesia.

tejer fueron España e Italia, los vecinos dancia de lana = entusiasmo tejeril). En
más próximos al mundo árabe –no hay Inglaterra, donde ya se encontraban al­
que olvidar que España fue dominada gunos de los talleres de bordadores más
por los árabes por más de seis siglos–. famosos de Europa, se desarrolló de for­
En estos países, sobre todo en España, ma notable, al igual que en los países
todavía se teje cruzando los puntos, escandinavos (de hecho, existe un “pun­
como lo hacen los árabes y los peruanos. to escandinavo”).
Otro indicio de su origen es que se teje Del siglo XV en adelante, la historia
de derecha a izquierda, tal y como se del tejido en punto está mejor documen­
escribe en árabe. tada, ya que se volvió una industria im­
Durante la Edad Media se propagó portante en muchos países europeos,
por toda Europa, principalmente desde donde los tejedores se agruparon en gre­
España, que suministraba medias de mios (el primero fue el de París, creado
seda a la realeza europea; cuando el en 12683). En un principio, los tejedores
punto llegó a los países del norte encon­
tró un suelo fértil para florecer (frío +
necesidad de calcetines y gorras + abun­ 3
Lela Nargi, Knitting Around the World, 2011, p.18.

64
se ocuparon de abrigar manos, cabezas y
pies. En los grandes talleres profesiona­
les se tejían calcetines para las casas
reales y los altos cargos eclesiásticos, y
en las casas más humildes se hacían sus
propias prendas, además de alimentar la
demanda de hilo de los gremios. Hilaban
y tejían hombres, mujeres y niños jun­
tos, separados y en distintas combinacio­
nes. Las piezas más finas se considera­
ban como objetos de gran lujo, como
obras de arte –la distinción entre arte y
artesanía llegaría después, en el Renaci­
miento–, y ese tipo de prendas, sobre
todo guantes litúrgicos y medias excep­
cionales, son las que han sobrevivido
hasta nuestra época. La gente más pobre
usaba la ropa hasta su desintegración, e
incluso entonces, ya prácticamente des­ Hombre tejiendo en la isla de Taquile, Perú, 2015,
hechos el calcetín o la gorra, se podía (c) Marta López de Argumedo

soltar el estambre para reutilizarlo en Con los conquistadores españoles el


una nueva prenda. tricot llegó a América, donde (sobre todo
Durante varios siglos sólo se conocía en Perú y Bolivia) la técnica se arraigó
el punto al derecho y se tejía con cuatro fuertemente y se adaptó como un guante
o cinco agujas de dos puntas, en redon­ a las ricas tradiciones textiles de su gen­
do. Para hacer prendas planas se corta­ te. En Perú, en el lago Titicaca, la isla de
ba el tejido o se tejía con bastidores. La Taquile es famosa porque desde hace
primera evidencia del punto al revés la cientos de años sus habitantes viven del
encontramos en unos calcetines con los tejido de punto. Sólo los hombres tejen, y
que fue enterrada la dama española lo hacen constantemente. Las mujeres
Eleonora de Toledo (casada con el italia­ cardan, hilan la lana y (sólo algunas) te­
no Cosimo de Medici) a mediados del si­ jen con telar de cintura.
glo XVI. Esta invención revolucionó el Para principios del siglo XVII la má­
tejido a mano, haciendo posible no sólo quina de tejer inventada por Lee ya ha­
la facturación de piezas planas que imi­ bía terminado con los grandes talleres
tan a las piezas cortadas por un sastre, de tejedores europeos que florecieron
sino también la increíble variedad de desde la Edad Media hasta pasado el Re­
puntos que se pueden llegar a hacer nacimiento. A partir de ese momento, el
combinando estos dos puntos, el derecho punto mecanizado e industrial y el he­
y el revés. cho a mano se separan, aunque nunca

65
Hilando y tejiendo a máquina, J. Hilton, 1750, Biblioteca Wellcome, Londres

del todo. El tejido artesanal quedó rele­ matrimonial acomodada. Los campesinos
gado al ámbito doméstico, como una ac­ (principalmente mujeres, pero también
tividad sobre todo femenina, y sólo en hombres) siguieron tejiendo para vestir
algunas comunidades rurales de Inglate­ a sus familias y para complementar la
rra siguió siendo una significativa eco­ economía doméstica vendiendo sus pren­
nomía doméstica. Pero su espíritu prác­ das. Los círculos de tejedores prolifera­
tico hizo que sobreviviera, sobre todo ban en los pueblos de Europa del norte,
entre la gente más humilde. ya que los vecinos se podían llevar sus
Mientras que el tejido de punto a labores a un lugar específico. En una
mano se estableció como una actividad anécdota recogida en el libro de Sandie
de campesinos y gente pobre, el bordado Black, un escritor/viajero inglés describe
fue tomado por las mujeres de clase alta sus observaciones sobre una comunidad
como una actividad apta para la vida de Gales en 1773:

66
Durante el invierno, las mujeres, que
tanto gustan de hacerse compañía, a
menudo se reúnen todas en la casa de
una de ellas para tejer, sentarse alre­
dedor de un fuego y escuchar alguna
vieja historia o canción, o el sonido del
arpa, y esto se llama cymmorth gwe o
la asamblea tejedora… A las afueras
del pueblo, en el extremo sudeste, hay
un montículo artificial llamado Tom­
men y Bala, que en el verano se cubre
de manera pintoresca con tejedores de
uno y otro sexo y de todas las edades.

En Dinamarca, los pastores purita­


nos a menudo desalentaban aestos gru­
pos de tejedoras porque fomentaban el
chisme y el pensamiento independiente.
En la introducción a su mítico libro
Everybody’s Knitting, Kirsten Hofstat­
ter habla de esto:

En Jutland, todo el pueblo se reunía Près Gavarny, 1850, Biblioteca Municipal de Toulouse.
Pastores y marineros han sido tejedores inveterados
para tejer en lugares determinados,
donde se contaban historias y se cele­
braban competiciones de hilar estam­ los que veían como poderosos árbitros
bre. Los pastores, educados en ciuda­ de las actitudes de la comunidad.
des, luchaban contra estas reuniones
denunciándolas desde sus púlpitos. Nada nuevo: desde tiempos inmemo­
Alegaban que sucedían todo tipo de in­ riales las reuniones, especialmente las
moralidades en los grupos de tejido, y de las mujeres, o las lideradas por éstas,
advertían que tejer era una actividad como las de Dinamarca, han sido una
femenina que reblandecía a los hom­ amenaza para la autoridad.
bres, que entonces serían incapaces Las finas medias de seda y de algo­
de cultivar sus campos y se dedica­ dón, tan de moda entre los hombres des­
rían a escuchar ávidamente los cuen­ de el siglo XVII hasta finales del XVIII, se
tos de viejas que se relataban en estas fabricaban en talleres en donde los pa­
ocasiones. Consciente o inconsciente­ trones rentaban sus máquinas a trabaja­
mente, los pastores se sentían amena­ dores que traían a su propio ayudante
zados por los grupos de tejedores, a para enhebrar los hilos (por lo general,

67
Trabajadoras de una fábrica de tejido de punto en Holanda, 1955

mujeres y niños). Aunque era mucho las mujeres se ocupaban de los acaba­
más rápido que tejer a mano, seguía dos. Esta división perdura en nuestros
siendo una labor bastante artesanal y días. Pero aunque sean procesos total­
laboriosa, como saben las personas que mente distintos, el tejido industrial ha
han utilizado alguna vez una máquina influido en las invenciones de los tejedo­
de tejer casera. No fue sino hasta el si­ res artesanales, que a su vez han segui­
glo XIX que, gracias a una serie de nue­ do influyendo en la industria.
vas máquinas para tejer y a la aplica­ En cualquier caso, el hecho es que casi
ción de la energía del vapor a dichas todas las culturas que han estado en con­
máquinas, los textiles de punto se indus­ tacto con el tejido de punto lo han hecho
trializaron completamente. Como hace parte de su vida cotidiana. De alguna ma­
notar Sandy Black en Knitting: Fashion, nera, su practicidad y sencillez es lo que
Industry, Craft, en las fábricas, así como salvó al punto de ser –como lo es el bor­
anteriormente en los talleres, había una dado– casi un sinónimo de la domestica­
división de labores por sexos: los hom­ ción de lo femenino. En las comunidades
bres operaban las máquinas pesadas y rurales en las que se ha tejido y se sigue

68
tejiendo, no sólo tejen las mujeres, sino
también los niños y los hombres, sobre
todo los pescadores y los pastores; es de­
cir, aquellos que realizan actividades que
conllevan esperas y paciencia.
Otra razón por la cual el punto sobre­
vivió a la industrialización del siglo XIX
fue la proliferación de libros y revistas
de patrones. Esto va unido a la alfabeti­
zación de las mujeres, y a que una de las
reinas más poderosas del mundo era una
experta tejedora: Victoria, reina de Gran
Bretaña durante 63 años y emperadora
de la India por 45, no sólo tejía, también
hacía crochet e hilaba. Muchos autores
la consideran responsable del resurgi­
miento del tejido entre las clases urba­ Portada de libro ilustrado que incluía instrucciones para
tejido de punto, crochet, macramé y bordado, 1847,
nas (media y alta) durante el siglo XIX y Biblioteca Sterling and Francine Clark Art Institute.
principios del XX. Los costos de imprimir libros bajaron en el siglo XIX,
y uno de los efectos colaterales fue la expansión de
En el siglo XX las dos guerras mun­ técnicas para trabajar con agujas.
diales ayudaron aún más a la expansión
del punto, especialmente la segunda.
Gran Bretaña organizó una campaña
masiva de tejedores domésticos para
abrigar a los soldados en el frente. La
campaña llegó hasta Estados Unidos con
el nombre de “Knitting for Britain”. Clin­
ton W. Towbridge4 recuerda: “Cuando es­
taba en el internado durante la Segunda
Guerra Mundial, todos tejíamos –inclu­
yendo al director, los maestros y todo el
equipo de futbol–. Algunos muchachos se
obsesionaron y tejieron bufandas de 12
pies… ‘Knitting for Britain’ fue algo así
como un escape, supongo, terapéutico,
tal vez, en un momento en que la vida
era muy complicada. Pero nadie veía

http://www.csmonitor.com/1997/1205/120597.
4
Eleanor Roosevelt, una de las grandes damas
home.home.1.html tejedoras del siglo XX.

69
lli le llovieron pedidos, y la tejedora ar­
menia tuvo que contratar a otras tejedo­
ras para cubrir la demanda. Del mismo
modo, y aprovechando el sistema de teje­
dores, ya creado por la Women’s Volun­
tary Services (WVS) durante la Segunda
Guerra Mundial, se formó en 1947 el
Women’s Home Industries (WHI), una
empresa que entregaba estambres y pa­
trones a las mujeres en sus casas, y
ellas, a cambio de un salario, regresaban
piezas tejidas que a su vez eran termina­
das en un taller central en Londres.
Creada por una aristócrata, lady Rea­
ding, la empresa recibió miles de solici­
tudes, pero para empezar seleccionaron
a 1 500 mujeres y un solo hombre. La
WHI trabajó con las casas de alta costu­
ra, como la de Schiaparelli o la de Dior, y
durante las siguientes dos décadas sur­
tió de ropa de alta calidad tejida a mano
a tiendas como Neiman Marcus, en Da­
Póster estadounidense de la Primera Guerra Mundial,
llas, y a clientes privados, algunos de
1914-1918, Biblioteca del Congreso.
Las dos guerras mundiales impulsaron el tejido casero. ellos celebridades como Lauren Bacall o
Cualquiera podía sentir que ayudaba tejiendo prendas para la princesa Margarita de Inglaterra.5
los soldados
El punto siguió siendo popular por
todo el mundo durante las décadas de
nada raro que los doscientos niños de un 1960 y 1970, para decaer en la siguien­
internado estuvieran ocupados a todas te. Pero el tejido sobrevivió. Durante los
horas en esa actividad. Y a nadie se le ochenta también hubo un resurgimien­to
ocurrió pensar que era inapropiado por de las máquinas tejedoras domésticas,
ser ‘trabajo de mujeres’”. y la revista Vogue, después de varios
Las grandes casas de alta costura del años sin hacerlo, volvió a publicar en
siglo XX idearon sistemas para emplear 1982 su edición periódica Vogue Knit­
los talentos y conocimientos de las teje­ ting para inspirar a tejedoras de todo el
doras domésticas. Elsa Schiaparelli dise­ mundo. A finales de los noventa el tejido
ñó su famoso suéter trompe l’oeil en a mano vuelve a resucitar, esta vez de la
1920 y se lo encargó a una tejedora ar­
menia que le recomendó una amiga. El Sandie Black, Knitting. Fashion, Industry, Craft, 2012,
5

suéter tuvo tanto éxito que a Schiapare­ p. 97.

70
mano de la gran red, el suéter global por
excelencia: Internet.
Tejedores de todo el planeta, por fin,
pueden compartir en tiempo real técni­
cas, proyectos, patrones, inquietudes,
obsesiones, folclore y chistes. Es posible
aprender a tejer cualquier cosa en You­
Tube. El punto del siglo XXI hace hinca­
pié en la comunidad: empiezan a apare­
cer los grupos y colectivos de tejedores
por todo el mundo: el yarn bombing
inunda los espacios públicos: desde
2005 se celebra el día de tejer en públi­
co. Esta vez, por fin, hay muchos más
hombres involucrados. En las universi­
dades se multiplican las tesis sobre el
tejido y se publican muchos libros sobre
la historia del punto. Los tejedores del
mundo se hacen visibles. Este resurgi­
miento de las artes textiles manuales de
principios del siglo XXI es subversivo,
feminista y guerrillero. Volverá a de­
caer, supongo, y volverá a renacer, por­ una vez, y más de dos veces, y esto hace
que es una forma de crear algo tangible que la tarea de dar crédito sea muy com­
y bello con los materiales más sencillos plicada”. Ella misma creó algunas for­
(dos palos y un ovillo de estambre). Los mas novedosas de montar y terminar
seres humanos llevamos el tejido por puntos. “Sé que algunos tejedores, intri­
dentro –y por fuera–. gados como yo, seguramente llegaron a
En la introducción a su libro Knitter’s las mismas soluciones [para montar
Handbook, ya un clásico desde su publi­ puntos]. Entonces, ¿estaba yo creando
cación en 1986, Montse Stanley pide dis­ algo nuevo y original?, ¿no será más
culpas de antemano por si se equivoca bien que hay una fuente invisible de sa­
dando el crédito de alguna técnica o de biduría tejedora de la que yo, subcons­
algún punto a alguien equivocado. Lo cientemente, me estaba alimentando?”,
que dice es significativo: “Antes de co­ se pregunta Stanley.
menzar a escribir, analicé casi tres mil Yo creo que sí, y que es la misma que
páginas sobre punto en publicaciones de descubrieron las señoras de las cuevas
todo tipo, y de varios países. Todas estas de Lespugue, al sur de Francia, para fa­
lecturas me han convencido de que una bricar sus exquisitas faldas de flecos
técnica puede ser descubierta más de hace aproximadamente 20 000 años.

71
La química
del estambre

72
73
“Me intrigaba el calor que proporcionaba el estambre”.
¿Qué reacciones químicas generaban las fibras? Fue
una pregunta que resolvió después, al entrar a la uni-
versidad, pero a los seis años, para Mónica Serrano
aquello era simplemente magia, una que se extendía a
la textura de esas madejas que se transformaban en
“algo”: una gorra, una bufanda o las cobijas que tejía
con su abuela, Raquel Sánchez Sánchez, quien le ense-
ñó a tejer a gancho, el cual aún a sus 100 años sigue
practicando.

Mónica, bajo la tutela de su abuela, Pero luego la vida no sólo pasa, sino
fue aprendiendo un sinfín de puntadas que nos alcanza, y Mónica se mudó a la
y descubriendo que tejer era, además de capital para estudiar Química en la
un placer, una forma de ganarse la vida Universidad Nacional Autónoma de
y no un mero entretenimiento. Así pasó México, siguiendo la tradición familiar:
su infancia: aprendiendo, apoyando con su padre es ingeniero químico, y “pues
su mano de obra e ideas a la economía simplemente dejé de tejer. Tengo una
familiar y también formando parte de maestría en Biotecnología, la cual fue
una comunidad que por décadas fue uno mi entrada al estudio de la celulosa”.
de los ejes textileros del llamado “mila­ Pese a ser una especialista en alimen­
gro mexicano”: Ciudad Mendoza, Vera­ tos, trabajó más de quince años anali­
cruz. Creció rodeada de la magia, zando los procesos vinculados con la
observando la metamorfosis del estam­ fabricación de papel, “que tienen mucho
bre en prendas, y en una de las capita­ que ver con la fabricación textil. La
les de la fabricación de textiles y celulosa es una cadena de hexágonos de
estambres. En este poblado cercano al carbono repetida al infinito, dichas
Pico de Orizaba, tejer era el complemen­ uniones la hacen insoluble. Es fascinan­
to ideal para amortiguar el frío húmedo: te ver cómo algo insoluble, por ejemplo
“me calentaba, me entretenía y me el tronco de un árbol, nunca se desinte­
desestresaba”. Desde niña experimentó grará a pesar de las lluvias; pero si lo
esta adicción: “Siempre decía ‘me sometes a procesos alcalinos y altas
termino esta bola y me duermo’, y me temperaturas logras abrir sus cadenas
hacía una, dos, tres… A veces termina­ para hacer papel, que es completamente
ba una cobija en un solo día”. soluble. Una hoja se deshace al meterla

74
en agua, se aprovechan esos mismos a altas temperaturas, se rompen dichos
enlaces para que el papel interactúe enlaces para rehacerse entre ellos
entre sí y puedas escribir sin que la posteriormente. Tú puedes hacer una
tinta se recorra… algo parecido sucede fibra con el calor de tus manos, los vas
con los textiles”. jalando, enrollando y uniendo. Eso es
Desde la antigüedad la historia del cardar la lana. Se separan en filamen­
papel ha sido paralela a la de los tos largos y los vas uniendo, y con la
textiles. De hecho, el papel tiene su celulosa pasa igual: se separa y se une.
origen en la costumbre de escribir sobre El calor rompe los enlaces que luego se
tejidos; en un principio ambos fueron unen de nueva cuenta”.
fabricados con la misma materia prima, Este apasionante proceso químico se
subrayando lo parecido de sus propieda­ extiende al tejerlo y, después, en su uso.
des, formas y hasta modalidades de uso. “La lana sigue actuando. Ya tejida
Mónica descubrió de primera mano ese empieza a interactuar con la temperatu­
vínculo irrompible entre papel y textil. ra ambiente, con la humedad, si está
“No sabía que se parecían tanto, entre doblada, guardada o puesta, la lana
más estudiaba me percataba de que la sigue creando enlaces internos infinita­
lana funcionaba como el papel. Retomé mente. Se va amoldando a ti, se ajusta a
el tejido con más información y desde tu cuerpo porque se están haciendo
otro ángulo: las fibras naturales”. Este continuamente puentes de hidrógeno,
descubrimiento marcó el regreso a sus nitrógeno y sulfuro entre ellos. ¡Es un
orígenes. “Me interesé en cómo actuaba fenómeno maravilloso!”.
la lana, empecé a realizar comparacio­ ¿Qué pasa cuando se produce a nivel
nes entre la producción de las fibras de industrial? “El proceso es parecido, sólo
celulosa y de las lanas, me aboqué al que al utilizar máquinas se agiliza el
proceso químico de las fibras”. proceso y aumenta la cantidad. Pero
Debido a la dictadura de lo indus­ siempre será más sencillo producir
trial, hemos suplantado el vínculo con estambre de materias primas naturales,
la naturaleza por relacionarnos con la que de materiales sintéticos, porque
tecnología. Mónica retomó el tejido con cualquier fibra natural debido a su
esa conciencia, y parte de ésta radicaba composición química absorbe mejor el
en descifrar la química del tejido. Saber color. La coloración también puede ser
que la lana es cabello cambia la pers­ artesanal o industrial, pero los deriva­
pectiva y nos conecta con los animales. dos son más resistentes, esto no quiere
La lana es pelo de ovejas, borregos, decir que la gama de colores sea menor,
cabras, camellos…, “y al igual que el del sólo que cuesta más trabajo (y recur­
humano, tiene varias capas; en la más sos) teñir los poliésteres”.
superficial existen muchos puentes de A las tejedoras nos encanta ver –y
hidrógeno y nitrógeno, tal como en la tocar– estambres de muchos colores,
celulosa; si los destruyes procesándolos ese es uno de los detonantes de la

75
imaginación; sin embargo, poco nos el colorante. Si se decolora una prenda
interesamos por los procesos. Y para al lavarla, es porque al momento del
consumir de una manera más responsa­ teñido sólo hubo interacción física.
ble hay que adentrarse en ellos. Fabri­ Deben suceder las dos para que perdu­
car estambres es alquimia. “En la lana, ren. Sin importar qué método se use,
los enlaces se forman debido al calor o inmersión o estriado, se requiere
a la fricción, se usan unas máquinas mucha más agua con los acrílicos”.
llamadas estructuras que imitan el Quizá habría que pensar también en
proceso manual de cardar, sólo que al la naturaleza al escoger colores.
hacerlo con derivados se van acomo­ A través del papel, Mónica modificó
dando artificialmente las cadenas como su forma de entender el tejido, lo apren­
nos dé la gana; estos enlaces no cam­ dió desde otra perspectiva, ni buena ni
bian ni se abren naturalmente, están mala, simplemente desde un ángulo
cerrados, por eso es más difícil teñirlos. distinto que la reconectó desde un
En cambio, si la fibra es natural el sentido más espiritual –al entenderlo en
colorante es absorbido fácilmente para relación con la naturaleza– y más
hacer interacciones nuevas; en este intelectual, al analizar sus procesos y
caso, lo maravilloso es que el color efectos químicos, así como sus reaccio­
variará dependiendo de las condiciones nes económicas y efectos con la comuni­
individuales de los estambres, porque dad. Tal vez la decisión de ser mamá le
cada pedazo es único. No hay que abrió otra forma de ver. La maternidad,
olvidar que se trata de pelo, la fibra sin duda, le planteó la oportunidad de
simplemente reacciona a las condicio­ transformarse y aventurarse. “Después
nes ambientales: se abre de diferente de tener a mi chamaco decidí abrir una
manera y el colorante entra distinto. tienda de estambres, con la intención
Esto no sucede con los derivados, quizá de profesionalizar lo que hasta ese
se puede controlar más la homogeneiza­ momento la gente veía como un hobby”.
ción del color, pero se desperdician más Y así lo ha hecho, sobre todo con una
tinte y agua. Teñir implica el uso de visión sustentable. “Cuando abrí Entre­
mucha agua, aun si utilizas métodos an­ tejiendo, mi conocimiento sobre la
tiguos, como sencillamente sumergir la producción era amplísimo, así que me
lana en un contenedor y esperar a que propuse sólo vender estambres de
se impregne, o algún método ultramo­ fibras naturales”. Una idea más que
derno; sin importar cuál, lo que se vanguardista, romántica, porque como
espera son dos reacciones: una física y Mónica lo comprobaría pronto, “desa­
otra química. La física consiste en que fortunadamente la gente prefiere las
la molécula del colorante quede atrapa­ fibras sintéticas”.
da en la molécula de la lana; la química Este gusto por lo plasticoso tiene su
provoca que el colorante interactúe con boom en las décadas de los setenta y
la lana, por lo que se aprovecha mejor ochenta. Se vivía la época del poliéster:

76
“Era la moda, aunque yo de niña tejía nes externas, la humedad, el PH de tu
lanas artesanales, no había mucha cuerpo... Los poliésteres nunca cambian.
variedad de color, tampoco eran tan Las investigaciones en textiles han
resistentes, pero eso no representaba inventado telas que secan rápidamente,
un problema para mí ni para mi abue­ por ejemplo, en los estambres se han
la”. La batalla frente a la oferta colorís­ creado la poliamida y la viscosa, cuya
tica de los acrílicos y su resistencia producción contamina menos y, sobre
estaba perdida. “Se vivía el boom del todo, se degradan”.
petróleo y sus derivados. Se podían El sentido ecológico, reciclable y
inventar estambres, moldearlos al orgánico debe ser una prioridad. El
gusto: color, grosor, textura… Al fin y al rescate de lo hecho a mano se ha
cabo con los derivados se puede hacer convertido en una forma de protesta
lo que se te dé la gana, con las fibras contra la sociedad de consumo. Debe ser
naturales no. Por si fuera poco, aún una responsabilidad social para conser­
sigue siendo más barato fabricar var el planeta.
poliéster. Hoy día, el 80 por ciento de la “Siempre le recomiendo a mis
industria textil y de estambres es clientas que compren fibras naturales y
producto de la refinación de los dese­ mexicanas, o que por lo menos traten
chos del petróleo que, por la baja del la poliamida y la viscosa, hechas
precio, son aún más baratos, pero nada artificialmente, pero que poseen átomos
efectivos; para empezar, no calientan de nitrógeno que las hacen más amiga­
tanto, debido a que los enlaces que se bles con el medioambiente y, además,
forman están ocultos; casi no hay tienen una textura muy agradable. Lo
ventilación, lo que impide que se rom­ más aconsejable al adquirir estambres
pan las cadenas para volver a formarse. y prendas es que tengan al menos 30
En cambio, los enlaces de las fibras por ciento de cualquier fibra natural:
naturales siempre se abrirán, proporcio­ lana, algodón, lino… y otro porcentaje
nándonos calor con el frío y transpira­ de poliamida o viscosa, que los hace
ción en los calores”. tener mucha caída, amoldándose mejor
Momento, ¡paren las prensas! ¿Es, al cuerpo”.
entonces, un mito eso de que la lana Desgraciadamente lo barato es lo que
acalora? Mónica derrumba un tabú: más se vende, y lo más barato es el 100
“Como todas las fibras naturales, la por ciento acrílico: “ahorras en lo
lana es térmica, y si sudas permitirá inmediato, pero condenas al planeta a
que ese sudor salga e interactúe; los tener productos que tardarán miles de
acrílicos no. Todas la fibras naturales años en incorporarse a la naturaleza, o
son térmicas porque los enlaces que quizá nunca, aumentando la basura”.
hacen son abiertos; tienen compuestos Esta paradoja de la economía entristece
químicos más inestables que van a Mónica, quien tampoco entiende por
cambiando dependiendo de las condicio­ qué la mayoría opta por lo importado.

77
“Mi abuelo fue un obrero textil. Crecí en estándar no le interesa porque ‘le pica’
una zona que durante muchísimos años y porque ‘no hay variedad de colores’.
fue famosa por sus textiles, Ciudad El público que piensa local y artesanal­
Mendoza fue sede de la historia del mente es muy reducido. A pesar de ello,
movimiento textil mexicano y muy creo que no he hecho tan mal mi trabajo
reconocida por sus telas y estambres. de concientización, vendo muchos
Quizá había un mercado más grande. algodones nacionales, les he explicado a
Palacio de Hierro y Liverpool tenían los clientes que la diferencia entre una
mercerías enormes; luego decayeron las fibra natural y un acrílico en precio es
ventas y ahora otra vez ha estallado un mínima, y en calidad, infinita. Les he
boom; sin embargo, la producción enseñado a ver un poco más allá. Sin
nacional es mínima. En los años ochen­ embargo, lo que he constatado es que
ta hubo una caída estrepitosa. Actual­ hay muy pocos fabricantes de estambre
mente las fábricas de Mendoza están en México, a lo mucho diez o doce, y la
cerradas, colapsaron junto con el mayoría produce acrílico, a excepción de
poblado, pero en su tiempo fueron las Omega. Esto plantea dos premisas: o se
protagonistas, la fuente de ingresos de teje muy poco en México o compramos
todo el pueblo. Había tres turnos, regían sólo importados”.
la vida social, trabajar en ellas era un Mónica pone el dedo en otro renglón:
sueño de vida. Todo cerró”. la calidad. No todo lo importado es
Bajó el petróleo, se creó el fast bueno, ni todo lo nacional es malo. En
fashion, ganó el capitalismo salvaje que muchos países, como Perú, Uruguay,
homogeneizó al mundo, relegándonos a Inglaterra, Nueva Zelanda, donde se
ser sólo consumidores, “socializando” la producen lanas industrializadas –y muy
oferta a un costo muy alto. Lo barato buenas, por cierto– el gobierno y la
sale caro, pero el mercado manda y lo sociedad protegen su campo y sus
que manda es una producción barata mercados locales.
para vender mucho: cantidad versus “Omega es muy reconocido en
calidad. Vestimos los derivados del Estados Unidos y Canadá; sin embargo,
petróleo, y parece que no nos importa. no es valorado en México. China está
“Hay que recordar que en México fabricando mucho estambre sin control
aún se producen algodones de primera de calidad y a precios bajísimos, puro
calidad, pero somos muy malinchistas y acrílico, nada de poliamidas ni de
esto impacta en la producción, se vende viscosa. Un gran error que cometemos
más lo importado. Me ha costado mucho es comprar productos sin etiquetas. No
trabajo encontrar proveedores naciona­ saber de qué está hecho ‘algo’ siempre
les de fibras naturales; podría decirse es un riesgo”. Lo peor es que si usamos
que solamente Omega vende algodón, ni los sentidos, sobre todo el común, sí
siquiera lana. En México sólo se pueden podríamos reconocer ciertas calidades
encontrar lanas artesanales, a la clienta al tacto.

78
En su vida como tejedora profesio­ cerrar el círculo, darle la oportunidad a
nal, Mónica no ha dejado de hacer estas fibras de reincorporarse a la
química, la hace al explicarle a sus tierra, “y no es difícil, simplemente la
clientas las ventajas de las fibras pones en una maceta y listo”.
naturales, la practica al comprar, al Al entender la química del estambre,
tejer; pero en esta nueva ruta ha tenido sus procesos, tejer adquiere otra dimen­
algunas decepciones: “Pensé que habría sión. Ya ni siquiera las bolitas de los
mucha gente interesada en confeccionar suéteres se ven igual, porque su exis­
su ropa, en inventarla, en ver materia­ tencia no es provocada por los materia­
les para hacer cosas propias. Pensaba les, como cuenta la leyenda, sino por la
románticamente que habría un interés manufactura. Todos los estambres, sin
por crear cosas únicas, con diseño importar que sean ciento por ciento
original, en materiales escogidos ex poliéster o natural, son sometidos a un
profeso. Me equivoqué, la mayoría de la proceso llamado escrución. “Cada hebra
gente teje para vender a un bajo costo, está formada por varias hebras que no
son contadas las personas que tejen se distinguen a simple vista, pero sí en
para sí mismas, para la mayoría es una las etiquetas, las cuales indican 4 play,
forma de ganar dinero, lo cual aplaudo, 5 play, 6 play, que se refieren al número
pero creo que nos falta mucha visión: de hebras que tiene el estambre. Depen­
habría que invertir en mejores estam­ diendo de lo bien calibradas que estén
bres; pero claro, también habría que esas máquinas dependerá que las
valorar el trabajo y pagar el precio. hebras estén muy bien enroscadas o no.
Desgraciadamente el modelo es de Entre más apretadas estén, la calidad
imitación, la gente no se da el tiempo será mayor, la holgura entre ellas
de aprender o de inventar, prefiere provoca las dichosas bolitas”.
copiar, y el secreto de un artesano Y la magia sigue. Lo sabe Mónica y
siempre será la inventiva, la cual nos lo sabemos Annuska y yo. La materia
ayudaría a dar el salto. Por fortuna, no se destruye, sólo se transforma.
un 20 por ciento de mis clientes sí Detrás de tejer hay química, una que
busca calidad, lo hecho en México y lo también produce magia al tejer comuni­
original”. Ellos y ellas están marcando dad, como lo ha hecho Mónica Serrano,
el cambio. quien un día decidió dejar la ciencia
Uno de los retos para las tejedoras para dedicarse a tejer. Una aventura
contemporáneas es entender el acto de loca que hoy es un punto de referencia
tejer como un acto orgánico. Apreciar en su entorno. Su tienda es una escuela
esas lanas naturales de cabras, ovejas, y una biblioteca de tejidos. Un espacio
borregos, llamas, chinchillas; aventurar­ democrático donde todos somos iguales,
se a experimentar en hacer lana de donde las diferencias se diluyen en un
otros animales, como el búfalo. Pero solo propósito: tejer sin prejuicios ni
también debemos aprender a reciclar, pretensiones.

79
Tejer es el fluir de la vida, todos los organismos estamos
interconectados en una micro y macroescala en el universo; nos
observamos dentro de un tejido que se expande y que es nuestra
conciencia, tocamos la música de la vida con infinidad de cuerdas
dentro de nuestro ser. Somos el reflejo de lo que hay afuera.
Tejido es unidad, no división, tejido es nuestra madre…, un lugar
donde todos pertenecemos, donde somos y seremos. Tejer es
colectividad, revolución, construcción; algo que he aprendido con
el tiempo es que uniendo y tejiendo aprendemos a estar en
comunicación-comunión, danzamos y nos movilizamos, porque
cuando uno avanza, el universo entero también avanza. Somos uno.
Mustang Jane
Artista

80
El tejido es un vehículo de expresión creativa en mi vida. Durante
muchos años me dediqué a investigar en el área de los estudios
de género, en especial el tema del arte contemporáneo. Siempre
sentí interés por artistas que involucraban en su trabajo
actividades que socialmente son consideradas femeninas, como el
bordado o el tejido. Durante todo ese tiempo estuve en un lado del
espectro: en el de las ideas, los conceptos, la teoría, el análisis. Y
ahora era mi momento de pasar al otro lado: al de la intuición,
las sensaciones. Era un sitio donde la lógica y las reglas no tenían
que prevalecer. El tejido me fascinó, desde un primer momento,
porque me permitía incorporar mi cuerpo y me ayudaba a
derribar los límites y las normas impuestas por
la razón.
Mariana Rodríguez Sosa
Artista-socióloga

81
Inter-
textualidades
al derecho
y al revés.
Arte, diseño y
activismo

82
“Materiales: cinta métrica, estambre de lana (preferentemente),
agujas (números del cinco al ocho) y aguja para unir. Mide la circun­
ferencia del poste o árbol o el área a cubrirse. Monta unos diez a
veinte puntos y teje hasta alcanzar el largo requerido. Une y listo: has
terminado tu grafiti tejido”.

Estas son las instrucciones que da Keri Smith, en su


libro The Guerrilla Art Kit, para practicar el yarn bom-
bing, cuya primera intervención –se cree– sucedió en
Holanda en 2004, un año antes de que explotara el
boom gracias a la estadounidense Magda Sayeg, y que
se propagara por el Reino Unido a través de colectivos
como Knit the City, sólo que con un giro lingüístico:
del otro lado del mundo se le llamó yarn storming.
Tormenta o bombardeo, el yarn grafiti se difundió con
una misión clara: “poner tu mensaje en el mundo”.

Aunque no existe una fecha oficial un gesto posmoderno–, estas acciones


que certifique la primera intervención se consolidaron en lo que los especialis­
pública de tejido, lo cierto es que fue tas en arte urbano llaman grafiti textil,
consecuencia de la globalización. El re­ el cual tiene sus orígenes en la subcul­
nacimiento del acto de tejer explotó du­ tura del grafiti en los años ochenta. Esta
rante el primer lustro del siglo XXI, vertiente no sólo se refiere al yarn bom­
cuando mujeres urbanas –y algunos bing, como menciona la doctora en So­
hombres– de todas las edades salieron a ciología y Geografía por la Universidad
las calles, cafés, plazas y transporte pú­ de Oslo, Emma Arnold, también incluye
blico a tejer, no sólo para “entretenerse”, el Invasive Lace y las Crochet Intru­
como suele verse desde una perspectiva sions; el objetivo no se limita a cubrir
tradicional y conservadora (machista y árboles o el mobiliario público, sino de
feminista), para desestresarse (como tomar banquetas, escaleras, puentes, re­
práctica del Yoga Knit) o para recuperar jas, alambrado ..., como bastidores o so­
una de las ideas fundamentales del portes –sustratos– de lo tejido. Como
punk (“hágalo usted mismo”), sino como mencionó Arnold en la conferencia “Ani­
una forma de expresión. Se puede decir mación del espacio público a través del
que en los albores de este siglo –como arte: Innovación y Sostenibilidad”, en

83
Coímbra, Portugal, en 2011, intencional­ ser un tema –que no sólo forma– y anéc­
mente o no, estos tejedores grafiteros dota en el arte y en la literatura, al ser
hacen comentarios y contribuyen al em­ absorbido por el mainstream se transfor­
bellecimiento de los espacios públicos mó en una práctica de la estética
con un acento femenino (o desde una relacional (esa que plantea Nicolas Bou­
perspectiva no masculina): “Puede que rriad), convirtiéndose además en so­
estas intrusiones ayuden a señalar te­ porte, concepto, idea y salida para los
mas de decaimiento urbano, y nos ayu­ artistas posmodernos. Aquella alternati­
den a descubrir cómo están organizadas va hecha a mano del diseño de moda se
las ciudades para permitir la expresión transformó en una apropiación. Este
creativa”. pastiche es una nota al pie en la corrien­
Si bien algunos artistas han utilizado te heredada de Andy Warhol, en su capa­
el tejido como un soporte, y ha sido una cidad por leer lo popular, y de Marcel
práctica unisex cotidiana en los países Duchamp, en el sentido de significar un
nórdicos, no es sino hasta los años se­ objeto en otro contexto; pero que al des­
tenta cuando se vive el primer Boom cubrir las huellas anónimas de las Gue­
Pop. En la posguerra, y con el rock de rrilla Girls se redescubre al apropiarse
fondo, aparece la adolescencia como una de los espacios públicos.
“nueva clase social”, parafraseando al Magda Sayeg es considerada la madre
artista conceptual Dan Graham. Poste­ del yarn bombing, pero resulta más má­
riormente, el Power Flower propone una gico pensar que esta forma de tomar las
reconexión con la naturaleza. Tejer se calles no tiene copyright y que fue una
recobró como una acción orgánica: se explosión del inconsciente colectivo que
trata de hacer una prenda y tomar las se desató en el primer lustro del siglo
riendas. Ser diferente haciendo lo que XXI en todo el orbe. Esta gringa, quien
parecía que ya nadie hacía: tejer por en una estrategia mercadotécnica decidió
gusto y como una expresión alternativa. forrar la puerta de su tienda, no sólo
En esa década, al ritmo de Jimmy Hen­ consiguió su cometido, sino que atrajo
drix, cobijados bajo los sueños futuristas las miradas del mundo y empezó a ser
de Buckminster Fuller, siguiendo los pa­ invitada a intervenir espacios públicos
sos del situacionista Guy Debord y con alrededor del planeta, en la línea del ar­
la certeza de querer cambiar al mundo, tista alemán Christo. Durante más de
el granny square se consolidó como una diez años Magda Sayeg ha viajado, envol­
de las rúbricas de la cultura hippie y viendo ciudades, comisionada por mar­
una técnica en el arte. cas ligadas a la moda y el lujo, tales
Aunque el tejido ha sido una práctica como Commes Des Garcon, CR Fashion­
constante y compleja, la historia de la book, Insight 51, Mini Cooper, Gap, Smart
cultura lo asume como artesanía –y po­ Car. ¿Diseñadora o artista? Lo cierto es
cas veces como una vertiente de las “ar­ que es una de las primeras influencers
tes aplicadas”–; sin embargo, a pesar de del mundo.

84
do de un video que documentaba el pro­
Mi pasión es por el material: me apa­ ceso de apropiación del tanque. En 2008
siona desplazar material hecho a Absolut Vodka patrocinó a Sayeg para
mano –casi siempre tejido– en am­ cubrir un camión en la plaza Luis Cabre­
bientes en los que no pertenece en ra, en la colonia Roma de la Ciudad de
apariencia… para descubrir que casi México. En 2009 las canadienses Mandy
siempre pueden coexistir en armonía. Moore y Leanne Prain publicaron el libro
Entiendo íntimamente las limita­ Yarn Bombing: The Art of Crochet and
ciones de este medio, y trato conti­ Knit Graffiti; ese mismo año, la británica
nuamente de destruirlas. Algo se Lauren O’Farrel –apodada Deadly Knits­
transforma cuando cubro un objeto hade– fundó Knit the City, un clan que no
inanimado con material tejido a se ha conformado con vestir postes o
mano. Esta interacción cambia el ob­ puentes, sino que propone ejercicios na­
jeto sin cambiar del todo su identidad, rrativos, como una diminuta manada de
ni paralizar su función original. Es ovejas que cruza el río Támesis por el
este arreglo sin planeación del mate­ Puente del Milenio, o la toma –junto con
rial lo que hace que los objetos cubier­ otras activistas como Knitting Ninja y
tos cobren vida, se vuelvan escultura­ Lady Loop– del túnel de la calle Leake,
les, o incluso que redefinan o debajo de la estación Waterloo, en el cual
redescubran un espacio. Esta explo­ colocaron trece arañas con redes e insec­
ración de cambiar los entornos es lo tos: Knitmare Before Christmas fue un
que me inspira: provocar al mundo parteaguas, aunque O’Farrel ya había
para que sea más… dejado su primer sello al ponerle bufan­
das a los leones de Trafalgar Square.
Y esta pasión es la que se ha conta­ Desde entonces sus intervenciones han
giado como pandemia. invadido también museos como la Tate
Poco a poco las acciones performati­ Britain y la Royal Academy of Arts.
vas de las guerrillas tejedoras empeza­ En 2010 se declaró al 11 de junio Día
ron a surgir en distintas ciudades. En Internacional del Yarn Bombing; grupos
2006 la danesa Marianne Jørgensen de todo el planeta salieron a los parques
convocó a tejedores de todo el mundo a a cubrir postes, bancas, árboles, rejas y
hacer cuadritos de 15 por 15 centíme­ monumentos. En diciembre de ese año la
tros en color rosa para cubrir un tanque artista polaco-estadounidense Agata Olek
de combate de la Segunda Guerra Mun­ cubrió la escultura Charging Bull como
dial. Su objetivo era protestar contra el un regalo de Navidad para la ciudad de
gobierno danés por apoyar a Estados Nueva York, y como un tributo a Arturo
Unidos en la guerra contra Irak. La pieza Di Modica, autor de la pieza. Él también
Pink M24 se exhibió ese mismo año en el colocó esta pieza en una época decembri­
espacio de arte contemporáneo Nikolaj, na, pero en 1989, como símbolo de “la
en el corazón de Copenhague, acompaña­ fuerza y el poder de Estados Unidos”,

85
después de la crisis de 1987. ¿Cuál fue el nos empezaba a reclutar gente en un
mensaje de ella? ¿Cómo conceptualiza café, para luego estrenarse como colecti­
esta artista? Olek ha continuado su men­ vo en junio de 2011 en el Parque de la
saje a través del crochet en ferias de Revolución, como parte de la celebración
arte, como Miami Art Basel, donde, en del Día Internacional de Tejer en Público.
2013, participó en el proyecto Women on Desde entonces, con un objetivo claro,
the Walls at Wynwood Walls, curado por los hermanos David y Mariana Ampu­
Jeffrey Deitch. Al contrario de Magda – dia, las hermanas Lucía y Ana Paula
quien también camina en el filo del arte Castillo y Janneth Sánchez, han trabaja­
y el diseño, como lo mostró en el Museo do en la reapropiación de los espacios
de Arte de Austin, donde cubrió 99 árbo­ públicos, tejiendo, además, redes entre
les frente al recinto–, a Olek le incomoda artistas, colectivos y tejedores. Como co­
el término de yarn bomber. ¿Cuándo se lectivo han expuesto en la Galería Lap_
cruza la línea? AZ y en el Mexic-Arte Museum, en Aus­
Quizá sin tanta teoría de fondo y sin tin, Texas. Al día de hoy los puedes
pretensiones artísticas, en 2011 apare­ encontrar en el Café del Vago en la capi­
cen los primeros eventos de yarn bom­ tal tapatía.
bing en México. Anónimamente se inva­ En 2012, las chilangas se organiza­
dió el Parque España de la colonia ron y, convocadas por Letras Voladoras,
Condesa en la Ciudad de México, mien­ se apropiaron de la plaza Río de Janeiro,
tras que en Guadalajara, Tejidos Urba­ en la colonia Roma. En ese mismo año

86
Tenis con alas, Lana Desastre, 2014.
Participación en la segunda edición del Abierto Mexicano de Diseño, en la Ciudad de México

87
Venus atrapada en las redes del tráfico, Lana Desastre, 2012
88
Annuska y yo hicimos nuestro primer
yarn bombing bajo la firma Tejer es punk.
Simultáneamente, el colectivo Modopac­
tua impartía el taller “Tejido y Sociedad”,
en el espacio cultural ATEA, en el Centro
Histórico, donde se conocerían Mustang
Jane, Sally Salazar y Cuca Castro, para
luego fundar Lana Desastre. En 2013,
gracias a la iniciativa de Modopactua,
Lana Desastre y Tejer es punk coincidie­
ron en una acción tejedora en el barrio
de La Merced, como parte de la primera
edición del Abierto Mexicano de Diseño.
Desde entonces sumamos esfuerzos, pun­
tadas y acciones con el objetivo de devol­
verle al tejido su origen narrativo.
Individualmente o en grupo, los teje­
dores del mundo decidimos salir del cló­
set para hacer la guerrilla de estambres
o para experimentar en el arte, el dise­
ño, la moda y la sociología, con permiso
o sin permiso (estas intervenciones ma­
sivas efímeras son consideradas vanda­
lismo en todo el mundo), sin embargo,
este estigma no nos ha limitado a ningu­
na grafitera del estambre.
El estallido del yarn bombing ha
planteado nuevas incógnitas: ¿quién
hace arte, quién grafiti… quién simple­
mente teje? ¿Hay alguna diferencia?
¿Importa? Las reglas las marcó –quizá
sin querer– Duchamp al burlarse del
arte en su tiempo. Una pieza de arte se
distingue de un tag grafitero por la in­
tención. Algunas tejedoras plantean una
filosofía, una idea que desarrollan desde
la recurrida estética relacional. Su pro­
puesta no se limita a una “chambrita
para un árbol”: es un argumento. Tam­
bién es cierto que existen tejedoras a las

89
Intromisión. Miriam Mabel Martínez, 2014.
Pieza incluida en la muestra colectiva Entre Hilos, en el Centro Cultural Zapopan, Jalisco

que sólo les interesa unirse a este movi­ tora cultural de Guadalajara, quien ha
miento desde el anonimato, que quieren descubierto en el tejido una herramienta
participar pero no decir; hay otras –y artística. A través del yarn bombing ha
otros– que optan por el camino solitario. logrado que las personas se apropien de
En lo colectivo y en lo individual, tejer los espacios públicos: “Se fomenta la
es incluyente y democrático. Hay lugar creatividad y el gusto por la elaboración
para todos: para los que quieren agilizar de objetos en un sentido creativo y artís­
su pensamiento, los que buscan métodos tico. Estas actividades han promovido la
para mejorar la concentración, los que convivencia entre las personas que nue­
aprenden un hobby productivo, los que vamente se encuentran en las plazas pú­
hacen comunidad, los que desean apren­ blicas, que en muchas ocasiones se ha
der un oficio o quienes lo viven como mermado por la violencia y la falta de
una acción artística… proyectos pensados para el bien de una
O los que insisten en practicarlo comunidad específica”. En 2013 organi­
como una versión más acogedora del zó la toma tejida de la Plaza de las Amé­
grafiti, subrayando el espíritu político, ricas en Zapopan, en la que participaron
contestario o social, como el caso de ochenta personas de todas las edades y
Margarita Vega Ochoa, artista y promo­ el colectivo Tejidos Urbanos. Pero la jefa

90
Yarn bombing, Guadalajara, Jalisco, 2013

de proyectos artísticos de Cultura Zapo­ propias búsquedas. Mi pieza, un rifle en


pan también se ha preocupado por divul­ positivo y negativo, sugiere cómo la vio­
gar el tejido como una forma artística y lencia se ha inmiscuido en nuestras vi­
no meramente artesanal. En 2014 curó das cotidianas. El crochet como metáfora
la exposición Entre Hilos, exhibida en del tejido social. Me sentí, verdaderamen­
la Galería Central de Zapopan, la cual te, parte de una red de tejedoras activis­
reunió a once artknitters, como Karla tas que poco a poco se alzaban en distin­
Amezcua, del Taller Textil Dos Coyotes tos puntos no sólo de México, sino del
de la Ciudad de México; Nadia Maciel, mundo. Esta experiencia me llevó a des­
cuya pieza (unas escaleras) simboliza cubrir al Tejército de Guadalajara, un
los ciclos de la vida; a su vez, Cecilia club de “sólo una vuelta más” que encon­
Damián participó con una tela la acción tró más de un reto para su obsesión: la
“Crt + z”, titulada “Apunte número uno”, solidaridad. Estas mujeres tejen con cau­
como una interrogante a deshacer los sa y no sólo muñecos para niños hospita­
pasos erróneos en la existencia. Otra de lizados, cobijas o bufandas y gorros para
las invitadas fui yo. niños de la calle: además de enseñar a
Me sentí muy orgullosa de participar tejer como terapia, hacen prótesis mama­
en una iniciativa que respondía a mis rias para mujeres de escasos recursos.

91
Acciones de Tejército, colectivo de Guadalajara

92
93
Yarn bombing. Lana desastre, 2013

Sin dejar a un lado el goce ni la adic­ sión”. Por si fuera poco, han decidido ha­
ción, el colectivo Lana Desastre busca cer del tejido un oficio. Jane, originaria
también hacer una anotación. Sally Sala­ de Ciudad Juárez y artista nómada, se
zar, Cuca Castro, Mustang Jane y Clau­ ha enfocado más en una práctica de arte
dia de las Nieves han unido sus creativi­ político: en el hacer comunidad. Sabe que
dades e imaginerías para intervenir tocar a la sociedad es la base de cual­
espacios públicos y reflexionar. Ellas, quier pieza tejida. Claudia combina su
más que adornar, postean. Hacen una profesión (relaciones internacionales)
nota al pie de vida; al fin y al cabo, como con su personalidad grafitera. Sally y
dice Mustang Jane: “Tejer es el fluir de Cuca, con base en la Ciudad de México,
la vida, todos los organismos estamos in­ exploran más los terrenos de diseño de
terconectados en una micro y macroes­ moda, sus piezas no responden a una ne­
cala en el universo, nos observamos den­ cesidad planteada por un cliente, no ma­
tro de un tejido que se expande y que es quilan, sino que crean piezas únicas, y
nuestra conciencia, tocamos la música de juegan con humor con la tradición del
la vida con infinidad de cuerdas dentro tejido. Son combatientes y frente a la
de nuestro ser, somos el reflejo de lo que tendencia comercial, por ejemplo, de te­
hay afuera, tejido es unidad, no divi­ jer muñecos, ellas tejen esos personajes

94
que “pareciera” que pertenecen a un uni­ Quizá la diferencia entre el enfoque
verso incompatible con el ideal rosa del masculino y el femenino es que las mu­
punto. Así, ellas abren un catálogo de jeres resolvemos; y en el tejido, resolver
muñecos de crochet que incluye a Divine, significa darle salida o fin a un proyecto;
a Edward Scissorhands, a George Orwell hacerlo más que útil, funcional. Resol­
y al filósofo Immanuel Kant, siguiendo la ver y compartir. Inventamos algo con
pauta fantástica de la artista texana dos o diez ovillos, con uno o cinco colo­
Elaine Bradford, a quien le basta un gan­ res, para el frío o el calor, como comple­
cho para tejer ficciones, sus piezas son mento o base… Tejemos piezas que se­
figuras monstruosas y entrañables que rán vividas.
invitan a recorrer sitios donde los fau­ Los hombres, a diferencia, más que
nos sí existen. Paralelamente al tejido de resolver quieren comprobar. Tratar una
estos mundos bizarros transmiten su pa­ técnica o una forma que responda a una
sión a niños, Sally también da clases y intención específica. Sus objetos no tie­
teje vestidos de novias, en la línea que nen remitente, tal vez por ello algunos,
hace más de una década marcara, en Mé­ como el artista afroamericano oriundo
xico, Genoveva Álvarez, actriz y tejedo­ del Mississippi, Nick Cave, juega con el
ra-performancera. tejido como una solución formal de sus

95
Soundsuits. Más que el tejido como téc­ llamada Androgyny, un ser que combina­
nica o escritura, le interesan las piezas ba ambos sexos, hasta que su cuerpo se
ya tejidas como reciclaje, como absor­ desprendió en dos físicamente; sin em­
ción de las prácticas populares y como bargo, el alma siguió unida, y es precisa­
materiales vivos que están incrustados, mente ese espíritu el que está represen­
en silencio, en la vida diaria, pero que tado en sus instalaciones.
unen no sólo generaciones de familias, Muchos artistas han recurrido al teji­
sino gustos sociales, tradiciones y emo­ do como una técnica-metáfora de la trans­
ciones. Estos personajes, esculturas casi gresión, y qué mejor manera de confron­
salidas de carnavales imaginarios, invo­ tar lo femenino, de cuestionar la feminidad
can a los espíritus africanos, en una re­ y al mundo machista que ha construido
lectura de la historia del arte que se este “ser femenino” que tejiendo, como lo
come a sí misma. hace la neoyorquina Sheila Pepe, quien
Las ficciones en crochet del artista is­ desde la década de los noventa ha utiliza­
raelí Gil Yefman nos confrontan con do materiales de tipo “doméstico” en sus
nuestro lado oscuro, quizá hasta enfer­ instalaciones. Su obra es resultado de
mo. Este creador crea universos surrea­ una investigación de género, busca origi­
listas donde las barreras entre géneros nar un diálogo provocativo con el lugar
se diluyen. Recurre al crochet como es­ y/o ciudad donde expone, como su pieza
trategia y técnica idóneas para comple­ Yo Mama, una enorme vagina tejida a
mentar sus performances, los cuales nos mano en crochet por la artista, exhibida
cuestionan sobre qué es ser hombre y en 2009 en Las Vegas, la Ciudad del Peca­
qué mujer. Nadie es el mismo después de do. Esta “vagina lesbiana”, como la califi­
contemplar genitales y pechos tejidos có la propia autora, se extendía por el
que parecen gotear o que integran seres techo de la galería como si fuera una te­
con formas monstruosas que parecieran laraña y nadie tuviera otra opción más
representar los delirios que todos tene­ que pegarse a ella.
mos y que pocas veces nos atrevemos a Los humanos gigantes, al estilo Ron
aceptar. Muec, tejidos por la artista finesa Liisa
En esta misma línea del Crochet Queer Hietanen, nos invitan a entrar a otro
está la artista de origen taiwanés radica­ mundo delirante, en el que sus persona­
da en Chicago, Ming Yi Sung, quien dejó jes son seres comunes y corrientes ex­
la pintura para dedicarse de lleno al arte traídos de situaciones banales y tejidos
tejido. Sus esculturas –a gancho– son en con un realismo escalofriante. Estas es­
su mayoría un paseo volumétrico de su culturas nos hacen reflexionar en cómo
imaginación y nos confrontan contra nos hemos convertido en muñecos. Las
nuestra sexualidad. Su Androgious World escenas en las que son puestas sus pie­
es resultado de una investigación estética zas recuerdan la aguda y ácida propues­
para explorar una mitología personal ta de la dupla nórdica Elmgreen & Drag­
que narra que alguna vez una criatura set, pero en lugar de látex, utilizando

Tumtum, Gil Yefman, 2012

96
97
Yo mama, Sheila Pepe, 2009
98
99
Sirpa, Liisa Hietanen, 2012

estambre, también como una forma de tinta en la que teje historias con los pro­
conectar el presente a una tradición tagonistas que mueven el mundo. Desde
arraigada en el norte de Europa, para su Wool War I, hasta luchas de ego entre
recrear anécdotas cotidianas con el François Hollande y Angela Merkel, sus
acento pop y posmoderno del Círculo Po­ escenas son caricaturas de la actualidad.
lar Ártico. Esto es tejido periodístico.
En esta tendencia de tejido figurativo El arte político, asimismo, ha encon­
e hiperrealista, también está la francesa trado en el tejido una técnica, como lo
Delit Mail, quien se ha propuesto contar demuestra la artista canadiense Barb
la actualidad a través del punto. Esta Hunt, cuyo tema es la denuncia de las
cronista del tricot postea las noticias te­ consecuencias de la guerra. Para ella, te­
jidas para invitar al cibernauta a ver jer ha resultado el soporte ideal por la
desde otra perspectiva; el blog Tricot les connotación femenina que se le ha im­
news ofrece una lectura totalmente dis­ puesto a través de los siglos. Tradicional­

100
Matti, Liisa Hietanen, 2013

101
mente se tejen prendas que protegen, Claudia Wondratschke, maestra en Cien­
que nos calientan el cuerpo, así que es cias Latinoamericanas por la Universi­
una ironía tejer objetos utilizados en las dad de Colonia. Las cuatro plantean sali­
guerras que buscan “proteger” naciones das sustentables para un diseño que
matando, como su serie Antipersonnel, transforme y recicle materiales e ideas.
que consiste en minas antipersona teji­ Más que un taller, este laboratorio, loca­
das en lana rosa, contrastando el “in­ lizado en La Merced, en el Centro Histó­
ofensivo tejido” con la destrucción. En rico de la Ciudad de México, analiza la
este tenor también está la obra del artis­ relación intrínseca entre el diseñador, el
ta Monte A. Smith, quien en 2011 recreó textil, la sociedad, la moda y el medio
una tienda de armas tejidas; quizá es ambiente, con el fin de generar propues­
otra forma de evidenciar cómo hemos tas aplicables en su contexto. Entre las
aceptado la violencia sin cuestionamien­ rutas que han trazado para su investi­
to y casi de forma natural. gación está el tejido, de estambre y de
Al tejer nos hacemos más inteligentes texturas recicladas. Son investigadoras,
y, por lo tanto, más críticos, tal vez por como lo confirma Gabriela: “Tejo por in­
ello –desde los años setenta– tejer como vestigación, por experimentación. Tengo
estrategia se ha ido filtrando cada vez pocos productos terminados tejidos por
más en el arte (por ejemplo, las másca­ mí, porque hasta hoy mi propósito no
ras tejidas de Nicki Hitz Edson), y como ha sido terminar de tejer, sino continuar
una postura revolucionaria; como el caso explorando la técnica, los colores, las
de la transgresora Casey Jenkins, artis­ aplicaciones, los tamaños y las formas
ta australiana que en 2013 conmocionó infinitas”.
con su performance Casting off my Tejer y coser son temas constantes en
Womb, que en YouTube tuvo más de seis la historia de las culturas, estrategias
millones de visitas a este video “tagea­ que sirven para conceptualizar, como en
do” Vaginal Knitting. Casey se introdujo el caso de Louise Bourgeois; son, ade­
un ovillo de estambre para ir tejiendo y más, una técnica, un método formal para
escribiendo el ciclo menstrual. El objetivo concretar un concepto. La también fran­
es confrontar, provocar un cambio de cesa Aurélie Mathigot, en la línea de Jo­
consciencia. En esta línea está el colecti­ seph Beuys, busca en los materiales ex­
vo Modopactua, que resume dos ideas: poner también su tema. Entra en la
“Motivo doble” y “Piensa y actúa”. Este clasificación de fiber-artist; la materia se
proyecto, integrado por Yareth Silva (Yo convierte en parte de la investigación
Landi) y Gabriela Sisniega, arquitectas formal, y al igual que otros artistas del
egresadas del Instituto Superior de Ar­ tejido, su propuesta emerge del diseño y
quitectura y Diseño de Chihuahua; Naye­ de la práctica. Su obra es una forma de
li Vega, diseñadora industrial (las tres, recuperar la vida cotidiana con toda la
además, son parte del colectivo Somos­ soledad que envuelve al ser humano.
mexas, de Ciudad Juárez) y la alemana Quizá por ello ha escogido el tejido como

102
soporte y técnica: es una manera de acu­ Otra investigadora de los materiales,
rrucarse en el presente. como escritura y memoria, es la norue­
Con una búsqueda más abstracta, el ga Kari Steihaug, egresada de la Natio­
artista canadiense Dale Roberts encon­ nal Art Academy in Oslo, quien ha estu­
tró en el ganchillo una técnica para ex­ diado las conexiones entre las distintas
plorar formas y formatos. Su primer ex­ tradiciones textiles. Para ella el tejido es
perimento fue la serie Distorts, que la representación del cobijo; por ello uti­
realizó para responder a una convocato­ liza fragmentos de ropa y objetos perdi­
ria, en 2007, en la que se especificaba un dos para plantear preguntas sobre el
tamaño máximo: 11.4 x 17.8 x 30.5 cen­ tiempo, la trascendencia, la memoria y
tímetros, lo que mide una caja de zapa­ la historia.
tos. Planteó una serie cuyo hilo conduc­ Tejer no sólo ha inspirado a mujeres
tor era el tejido, y en ese momento a salir a abrazar las ciudades o a colocar
produjo cien piezas. Hoy superan las una impronta, ha provocado reflexiones
doscientas. Es un proyecto en proceso. sociológicas, antropológicas y artísticas.
De la misma manera la holandesa Simultáneamente, en todo el orbe teje­
Mia van der Burg, además de otras técni­ mos y escribimos sobre el hecho tejido,
cas, también recurre al gancho para ex­ sobre las posibilidades del derecho y el
plorar problemáticas plásticas y objetos revés. Somos muchos anónimos y conoci­
cotidianos de uso doméstico contemporá­ dos que en nuestras localidades busca­
neo, como una mesa-casa a la que cubre, mos conectarnos a través de la red para
sugiriendo quizá el abrigo del mundo fe­ explorar los caminos posmodernos de
menino, como su escultura Mea culpa, la tejer como acción artística, como texto e
cual realizó al morir sus padres: “Mis imaginación.
hermanos, hermanas y yo heredamos En los países nórdicos, donde tejer es
una casa vieja, que era el orgullo de mis parte de la vida (de hecho, el único lu­
padres. Sin embargo, nosotros la tiramos gar que tiene un punto especial: el pun­
para vender el terreno. Me sentí muy to nórdico), no es raro que la investiga­
culpable, por eso hice esta pieza”. Arte, ción del tejido esté a la vanguardia.
vida, memoria tejidos. En 2009, Elizabeth Sørheim y Anne-
Por su parte, la valenciana Maribel Grethe Thoresen curaron la exposición
Domenech es una artista visual que inte­ –itinerante por Noruega– Strikk-Masker
gra nuevos y tradicionales medios artísti­ i samtidskunsten (Tejido-puntadas en el
cos, mientras investiga la cualidad física Ar­te Contemporáneo) que analiza el
y significativa de los materiales. Más que punto de encuentro entre el tejido como
usar lanas, aborda el acto de tejer como artesanía y estrategia conceptual, en la
técnica: teje, por ejemplo, cables eléctri­ que participaron artistas como Kjersti
cos para así dar vida a un campo magné­ Andvig, Liv Reidun Blakstad, Maria
tico. Su obra analiza los roles femeninos Brinch, Siri Berqam, Margareta Berg­
desde patrones patriarcales. man y Kari Steihaug, a quien, por cierto,

103
De la serie Chaines, Aurélie Mathigot, 2012

104
Outils, Aurélie Mathigot, 2003

Protect me, Aurélie Mathigot, 2007

105
descubrí en 2011 en una galería en Co­ favorito del taiwanés Johan Ku, quien en
penhague. El trabajo de esta artista 2009 sorprendió con sus “esculturas
como tejedora y narradora, me invitó a emocionales” (una colección ciento por
descifrar las memorias contenidas en ciento tejida que lo llevó a encontrar pa­
sus piezas tejidas, como si otras histo­ trocinio para lanzar su marca propia)
rias estuvieran ahí entre los puntos para proyectar sus piezas originales, a
para abrazarnos. Pensé, entonces, en la las que él denomina Wearable Art (arte
artista canadiense Janet Cardiff y supu­ para llevar).
se que algo pasa en los países del norte, Tejer le ha transformado la vida a
algo que aún me sigue intrigando, y que más de uno; sobre todo, ha descubierto
esta artista noruega me reveló un poco. otras veredas; como a la artista española
Kari recolecta únicamente ropa tejida Pilar Salas Vallejo, quien desde la década
para sus instalaciones, y como si quisie­ de los ochenta explora la escultura tex­
ra explorar los significados de protec­ til. Su pieza Libertad condicionada, de
ción y vulnerabilidad, nos hace pensar 1987, toca el corazón de cualquier teje­
que esos fragmentos (de prendas) perte­ dor. ¿Será que uno, más que intuir, sabe
necieron a alguien. Sugiere además que que al tejer el individuo se abre al mun­
esas piezas son una membrana entre el do y que esta posibilidad espanta?
cuerpo y el mundo. Sobre todo, me hizo Libres, con agujas en mano, se teje
pensar en otras experiencias, presentes también como rebeldía, y este enfoque co­
en el tejido, y cómo la vida misma pende quetea con el hecho artístico. Así, el “cra­
de un hilo. Una sensación similar me ftivismo” (término inventado por Betsy
provocó el trabajo de otra artista dane­ Greer) resulta una rama en la que tam­
sa: Bente Lindum, cuya A cozy day, ex­ bién se puede tejer como una acción polí­
puesta en una galería en la ciudad de tica. ¿Artistas, artesanas, guerrilleras o
Aarhus, me cautivó por la sencillez y simplemente tejedoras? En este rubro to­
contundencia de su mensaje. Una escri­ dos cabemos, resaltando una de las certe­
tura sin adornos, mínima, equilibrada y zas de tejer: es un acto democrático.
a la vez avasalladora y real, como cuan­ La danesa Isabel Berglund, especiali­
do sale el sol en aquella parte del mundo zada en tejido por la Universidad de San
y el frío invernal no cesa. Uno sonríe Martín en Londres, se ha inmiscuido en
simplemente porque no se puede hacer el arte punto a punto para inventar y
otra cosa. Esa placidez me acogió al con­ tejer conceptos, escenografías, muebles
templar esta obra. e instalaciones, como su City of Stiches
El tejido está tan ligado a la ropa que X-Small, en la que literalmente el visi­
resulta obvia su influencia en la historia tante se integra al tejido que cubre las
de la moda. Si bien es parte de las colec­ paredes del espacio expositivo. Del tejido
ciones, y casi un deber de cualquier dise­ emergen prendas: un suéter, una bufan­
ñador, no son muchos los que hacen del da, y en el centro de la sala hay una
tejido su base, el estambre es el material especie de árbol-vagina gigantesco que

106
Mea Culpa, Mia van der Burg, 2009

107
A cozy day, Bente Lindum, 2010

está ahí vigilante. Sin complejos ni pre­ como las cantinas, en un acto de rebel­
juicios cruza cómodamente entre moda día. Nos mueve quizá lo mismo. También
y arte, aborda al tejido como lo que es: para María Angélica Medina tejer es un
un híbrido, una escritura antigua, un lenguaje y una disciplina mental. Un ma­
lenguaje para vestir y una técnica pret nera de meditar que en su mántrica
a porter. repetición libera la mente. Su obra-per­
Dice la crítica Sol Astrid Giraldo que formance, Pieza de conversación, es ver­
“el trabajo de María Angélica Medina es daderamente arte en movimiento, donde
delimitado y obstinado: sólo usa agujas e se tejen hilos y diálogos.
hilo y únicamente teje. Y no sólo eso, Al jalar el estambre, más que desba­
sino que tercamente teje un solo tejido. ratar un tejido, seguimos la ruta de una
Desde hace 22 años, la artista viene ela­ hebra que nos conecta con artistas, pen­
borando una pieza en polipropileno sin­ sadores, investigadores, activistas, dise­
tético que hoy mide 800 metros y pesa ñadores y tejedoras que, como nosotras,
100 kilos”. Al leer esta descripción dan tejen y destejen para seguir aprendiendo
ganas de abrazar a esta artista colom­ y narrar nuestra historia. En ese relato
biana, quien ha hecho del tejer un espec­ está Orly Genger, quien coquetea con el
táculo público. Desde el año 2000 teje en conceptualismo tejiendo ecos, o quizá re­
público, conversando con quien quiera anudando con sus esculturas gigantes­
sentarse a su lado. De igual forma, An­ cas; y la tradición minimalista de Walter
nuska y yo, desde 2005, hemos buscado de Maria, al llenar, en 2007, una galería
tejer en espacios públicos –y masculinos– en Chelsea, Nueva York, con 76 kilóme­

108
tros de soga tejida. Pero eso no le bastó: glocal, la modernidad, la posmoderni­
tres años después tejió 160 kilómetros dad, las diferencias ideológicas, el méto­
de soga y después 427 para una me­ do científico.
gaescultura en el Madison Square Park Desperdigados por el mundo, pero
Conservancy. compartiendo un lenguaje común de dos
En el extremo opuesto está la austra­ puntos, los tejedores estamos trazando
liana Helen Pynor, quien teje finísimos una antropología del tejido, un rizoma
objetos con pelo humano para crear deli­ en el que se entrelazan distintas discipli­
cadas esculturas que hacen referencia a nas y comunidades. Estamos tejiendo li­
la fragilidad humana; en la línea del teralmente una red social en la que ca­
Proyecto Refugio de la madrileña Irene ben mujeres y hombres de todas las
Cano, quien tejió una funda para su edades, gruesos, colores, tamaños, reli­
cuerpo, jugando a habitar la propia piel. giones, profesiones, clases sociales.
Otra piel habitada es la obra de Mary En mi experiencia, tejer ha sido sin
Tuma, que emplea telas viejas y objetos duda el acto más democrático en el que
encontrados para tejer en crochet la he participado, y la de tejedores, la co­
anatomía humana. munidad más incluyente a la cual he
Fieles a nuestra propia cultura y geo­ pertenecido. No importa si somos de iz­
grafía, los tejedores trazamos senderos quierda o de derecha, los juegos con el
que nos conectan, sin olvidarnos de derecho y el revés son sugerentes para
quienes nos anteceden; así, en la tradi­ los liberales, para los más conservado­
ción del Arte Povera, el italiano Ivano res o los socialistas o anarquistas. Dis­
Vitali recicla y teje hojas de periódico cutimos, entre un punto y el otro, de po­
para hacer sus esculturas ecológicas lítica, de los derechos humanos, de la
bajo el eslogan: “Zero Impact Global igualdad social, de la falta de estado de
Art”. Todo lo contrario de Carol Milne, derecho. Tejemos argumentos mientras
quien teje en cristal. Sus piezas son un inventamos prendas en las que escribi­
equilibrio de técnica para hacer vidrio. mos nuestra cotidianidad y hacemos, a
Para esta artista de Seattle tejer es el veces, contundentes declaraciones de
tema. Sus piezas representan los distin­ amor. Esta es quizá la parte que más me
tos aspecto de tejer en objetos fundidos gusta: la entrega al otro.
sobre los 815 grados de temperatura. Tejemos derechos, reveses, macizos,
Tejer es arte, diseño, acción, grafiti, cadenas, medios puntos, con la misma
ruido, silencio, letra… una herramienta complejidad con la que Cy Twombly di­
de análisis que nos invita a reflexionar bujaba. Para nosotros cada vuelta es lo
sobre el sexismo, la diferencia de géne­ que a este artista estadounidense le sig­
ro, las apatías de la izquierda y de la nificaba trazar una línea: “una experien­
derecha, la relación entre mujeres, el ca­ cia actual con una historia única… la
pitalismo, lo orgánico, el New Age, las percepción de su propia realización”.
nuevas tecnologías, la globalización, lo

109
Fourth Grade, Kari Steihaug, 2007
110
111
Vuelta tras vuelta, hora tras hora, mi locura se transforma en
crochet. La vida y el arte son inseparables. Las películas que veo
cuando tejo influyen en mi trabajo, y mi trabajo dicta las películas
que selecciono para ver. Tejo todo lo que entra en mi espacio. A
veces es un mensaje de texto, un reporte médico, objetos
encontrados. Está también el deshacer, la parte efímera de mi
trabajo que nunca me deja olvidar que el concepto y el objeto
artístico tienen límites. ¿Qué es lo que trato de revelar? Tienes
que jalar del final de la hebra y desenredar la historia detrás.
Mi obra cambia de lugar en lugar. Yo estudié Ciencia de la
Cultura. Con la ética de trabajo de un minero, mi intención es
escarbar cada vez más profundo con mis investigaciones. Mi arte
fue una evolución que me alejó de Silesia, Polonia, una ciudad
industrial y de mentalidad cerrada. Mis piezas siempre buscan
traer vida y color, energía y sorpresa en el espacio vital. Mi
objetivo es producir Nueva York y compartirlo con el público.
Quiero sacar provecho de vivir en esta ciudad y sus diferentes
barrios, y con mis acciones, crear un comentario a la realidad
social y económica de la comunidad.
Siempre me ha interesado crear nuevas formas de dialogar con el
público, tanto a nivel visual como aural. Durante los últimos cinco
años he estado creando acciones públicas socialmente conscientes
que dan forma, informan y transforman el diálogo entre el
performer, el observador y el participante. Mi intención es hacer
que el público desarrolle otras formas de interactuar con la pieza,
que se dé cuenta de que su respuesta influye en mí, y que mis
formas se mueven con el tiempo. Su respuesta es el arte, y mi
trabajo un espejo.
Olek
Artista

112
Charging Bull, Olek, 2010

113
Tomo series de fotos que luego imprimo en lienzos grandes y las
bordo en algunas partes. Paralelamente a este trabajo
bidimensional, hago esculturas de crochet con cuerdas, lana y
algodón, y mezclo otros materiales cotidianos, como madera, cera
y cerámica.
Al incorporar a otra persona en el proceso artístico, introduzco la
noción de lo incierto. Otros individuos, con instrucciones muy
detalladas y límites definidos y particulares a cada construcción
artística, interfieren con el trabajo en proceso y traen nuevas
posibilidades que, a propósito, enriquecen el trabajo con lo
inesperado. En todas las civilizaciones, desde el principio del
tiempo, lo textil ha prevalecido en la vida cotidiana. Desde la
necesidad de cubrirse y protegerse, hasta la exageración de la
posesión contemporánea, la ubicuidad de lo textil da pistas para
entender la sociedad de consumo en la que transcurren nuestras
vidas, y que nos encadena cada día un poco más.
Provoco una paradoja al crear una textura que en principio se ve
reconfortante, pero que en realidad es como una nueva piel –o
corteza– que aprisiona y paraliza al objeto, como un manto que
nos separa del mundo; es algo entre una placenta y una camisa
de fuerza. Después, voy del plano bidimensional al volumen, y de
nuevo del volumen al plano. Introduzco tacto, materia y el saber-
hacer de la artesanía cotidiana, lo cual requiere agarrar la onda
de oficios específicos a cada técnica novedosa.
Aurélie Mathigot
Artista

114
De la serie Chaines, Aurélie Mathigot, 2008

115
Mustang
Jane:
tejer para
entender
Vivimos en una era en que la industrialización y la tecnología están convirtiendo al
humano en un esclavo, un robot programado, lleno de distracciones; la realidad está
en nuestra cara, podemos voltear a ver fuera de nuestro confort y cambiar la
dirección de lo que ocurre en nuestro entorno inmediato, tomando conciencia de
nuestros propios actos y aportando desde nuestras profesiones o estilos de vida un
mundo mejor, donde podamos convivir sanamente, sin miedo; creo que ningún ser
humano debe vivir bajo la opresión de otro.

Mustang Jane

116
Mustang Jane en acción

Cambiar el mundo de la única manera posible, que es


poco a poco, barrio a barrio, ciudad por ciudad, acción
por acción. Mustang Jane, una artista de Ciudad Juá-
rez, hace eso. El lenguaje del tejido y el bordado es utili-
zado en su obra como metáfora que hace tangible lo
que sucede a su alrededor. Y lo que hay a su alrededor,
viniendo de Ciudad Juárez, es violencia de género y una
pobreza cultural generalizada. “Ya ha cambiado, ahora
es mejor si lo comparas con hace diez años –piensa
Jane–, pero la ciudad ha mejorado de forma evidente,
sí. Los índices de violencia bajaron un poquito”.

117
Amor y Paz, 2015. Detalle ornamental para Mobiliario Oruga

Suena horrible decirlo, pero la Juárez está en un proceso de transfor­


violencia trajo algo positivo, y es que los mación, y gente como Mustang Jane son
ciudadanos de Juárez empezaron a parte de este cambio.
sentir un poco más de arraigo por la Mustang Jane es en realidad Jane
comunidad, por la ciudad. “La misma Terrazas, nacida en 1985 en Ciudad
gente empezó a hacer cosas. Se abrieron Juárez. Estudió en Guadalajara, hizo una
espacios para la cultura, foros, galerías, residencia en Japón y trabajó durante
pequeños espacios donde se pueden dos años en Atea, un centro cultural y
desarrollar otras actividades en pro de de investigación y desarrollo sustentable
la paz y la cultura, pero todo desde la de la Ciudad de México. El bordado y el
iniciativa ciudadana. Siempre Juárez ha tejido forman parte de su vida desde que
estado muy sola en ese sentido. Ya se era chiquita. “En Juárez hace mucho
está viendo un despertar hacia otras frío en invierno, y la mamá de mi mejor
economías, no sólo la industria. Las amiga y vecina, nos enseñó a bordar y a
personas ya despertaron, están hartas”. tejer para entretenernos. Sin embargo,

118
Ilustración de Jane, c. 2005

nunca le había dado mucha importancia, En 2007 Jane empezó a hacer otro
era algo que hacía, sin más”. tipo de arte, más allá de sus chambas
Ya hacia el final de su carrera de como ilustradora. “En ese tiempo, del
diseño en Guadalajara empezó a trabajar 2007 al 2010, la guerra contra el narco
en la revista de ecología Green Mob. “Yo estaba muy fuerte en Juárez. Aunque yo
me especialicé en ilustración. En la no vivía allí, seguía muy conectada a mi
revista me encargaron una ilustración ciudad. Fue una cosa terrible, familias
para un artículo sobre el uso de bicicle­ extorsionadas, muchísimo desplazamien­
tas. Entonces hice un Beethoven en bici, to de personas. Entonces empecé a hacer
y le metí un poco de bordado. Esa fue la ilustraciones de protesta, utilizando
primera vez que usé este conocimiento materiales textiles. Es que es una
en el diseño, en la plástica. De ahí en necesidad para mí, por esa realidad que
adelante descubrí otro mundo. Ya de ahí me ha tocado vivir desde que estaba en
me entretejí con todo lo demás que vino la secundaria. Para mí siempre fue un
después”. interrogante por qué pasa esto aquí y no

119
120
Mujer Libre, 2015. Bordado de un decreto colectivo

121
Reconstrucción, Mustang Jane, 2013

pasa en otro lado”. Su arte es una utilizando materiales que son conducto­
manera de tratar de dar sentido a lo que res de electricidad. En vez de trabajar
sucede a su alrededor. Jane repite con circuitos duros –que son los cables–
mucho la palabra “inferir”, pero no en trabajas con hilos conductivos, y enton­
un sentido de “inferir un daño”. Inferir ces todo se vuelve más suave”.
para ella tiene el sentido de proponer y “Incidir suavemente”, pienso mien­
de producir soluciones. No es sólo tras Jane me sigue contando de sus
mostrar, reflejar una realidad con su proyectos: una exposición que viajará en
obra. Jane quiere cambiarla. Estados Unidos, de El Paso hasta Filadel­
Participa en varios proyectos de fia, a principios de 2016, y que retomará
reconstrucción social y urbana de su una de sus piezas más significativas,
ciudad. Trabaja en un huerto de cultivo Mujer Libre. “Es una pieza que fue
orgánico y colabora con otros colectivos intervenida en varias ciudades. Es sobre
de artistas y activistas de Juárez. Da la violencia de género, y esta vez tocará
talleres en una secundaria, la 30/42, en el tema desde las estadísticas internacio­
donde trabaja con chavos que viven en nales, desde una perspectiva más
uno de los polígonos industriales más global”. Otra de sus piezas se titula
afectados por la violencia. En El Paso, Reconstrucción, para la que utilizó
Texas, va a dar un taller de textil medias de mujer (pantimedias). Se hizo
electrónico, algo que ella aprendió con la una campaña de donación de medias, y
artista Amor Múñoz. “Lo que haces es con ellas, ovillos para tejer en crochet
integrar la electrónica con el textil unos órganos internos de la mujer, empe­

122
Reciclaje de medias para Reconstrucción, en el taller de Jane.

zando por la matriz. Es una pieza que otra vez”. No es fácil para Jane desligar­
reflexiona sobre la “basurización” del se de lo que está sucediendo en su
cuerpo femenino, que en Juárez, donde ciudad. “Es que es muy fuerte”.
las mujeres asesinadas son tiradas en Y una cosa la lleva a otra, y así Jane
los terrenos baldíos, alcanza una magni­ va construyendo conexiones aquí y allá,
tud literal. “La media es una segunda entre artistas, activistas y pensadores.
piel –explica Jane–, y al mismo tiempo Desde que le metió hilo a esa primera
es un artículo que se desecha, y estos ilustración de Beethoven en bicicleta
órganos tejidos tratan de hacernos hasta ahora, se ha encontrado con
reflexionar sobre este fenómeno, que por muchos otros artistas textiles, y esta es
un lado, aunque es muy característico de su reflexión curiosa: “Me parece maravi­
México, también se da en otros lugares, lloso que ahora haya tantos artistas que
sobre todo en Latinoamérica. Feminici­ usen el tejido. Cada vez que descubro uno
dios hay en todos lados, pero por ejem­ me vuelvo fan. Yo he trabajado dentro
plo en Europa, las víctimas suelen ser del arte contemporáneo, y ves de todo, y
las propias parejas. Aquí no. Aquí el algo que he notado y que me ha llamado
asesino no conoce a su víctima. Aquí te la atención es que dentro del arte textil
matan por ser mujer. Es una cosa súper se hace una comunidad. Eso siento yo, es
enferma, y una violencia sistémica muy mi experiencia al menos… como que no
evidente. Y mucha gente piensa que ya hay tantos egos. Los artistas nos unimos
no pasa, pero por ahí de 2010 la violen­ más, no sé si será por esta sensibilidad
cia contra la mujer en Juárez aumentó que te da el tejido, que permite… no sé,

123
Cuerpos que importan, 2014. Una reflexión sobre la basurización de los cuerpos en el entramado del patriarcado contemporáneo

es lo que te digo, te vuelves fan del otro realidad es que todos dependemos de
artista. Por la calidad de trabajo, porque todos, sólo que hemos perdido el sentido
sabes el esfuerzo que requiere, es de la comunidad, pero estamos tejidos
como..., bueno..., somos más colaborati­ con la naturaleza, con los animales. El
vos. Muchos artistas textiles invitan a la mismo sistema de comunicación, las
comunidad a participar en la factura de carreteras, los teléfonos, todo es una red.
sus piezas. Es que el mismo tejido es una Todo está hecho de redes. Es la misma
metáfora de la realidad, porque la manifestación”.

124
En las piezas de Mustang Jane suelen con la red, con ese tejido del que todos
quedar cabos sueltos. Los hilos, muchas formamos parte? ¿Qué debemos hacer
veces enredados, penden de las piezas es­ para desentrañar la maraña en la que es­
culpidas con crochet o con telar de basti­ tamos atrapados? Es tal vez en la forma
dor. Son como preguntas que quedan col­ de vida de Jane donde se encuentran al­
gadas ahí, sin respuesta. Nudos que gunas respuestas: ella siempre anda te­
nosotros, los espectadores de su trabajo, jiendo comunidad, cooperando, trabajando
podemos interpretar. ¿Qué hemos hecho con otros y para otros.

125
Genoveva
Álvarez:
la tejedora
máxima
Hay algo de locura en sus tejidos, ella misma lo dice.
“Soy muy compulsiva, pero mira, gracias a ese mal,
tejo”, dice. “Por eso tejes como tejes”, puntualizo.
Yo no he visto a nadie tejer así, sin patrones, sin dibu-
jos, sin hacer muestras para medir la tensión; día y
noche, sin parar, Genoveva teje improvisando, y lo que
empezó con la idea de ser una capa termina siendo un
vestido, un bolso termina de gorro, un vestido se trans-
forma en flor gigante; ella teje y teje, y si no le gusta
lo que sale, lo desteje y vuelve a empezar hasta que
queda perfecto.

126
127
Sus cosas me recuerdan los encajes Teje en todos lados. Es la chica que
antiguos o los tapices bordados a mano teje en las cenas, en el tráfico, en el
que cuando uno los ve en los museos no metro, día y noche. “Empecé a los
puedes explicarte la paciencia, la quince años, más o menos. Vi a mi
maestría y la minuciosidad que tenían hermana tejer y corrí con mi madre
aquellos artistas. para que me enseñara. Yo las veces que
Sus piezas son de una complejidad tejo en el metro veo cómo les fascina a
asombrosa. Miriam, cuando vio lo que los chavitos, cómo se les antoja”.
hace Genoveva, se planteó preguntas Genoveva estudió teatro desde los
ontológicas: “¿Cuál fue el primer punto? seis años. “Les dijeron a mis padres:
¿Cómo estructuró tal modelo? ¿Usa ‘No se está quieta. Por favor métanla a
patrones, dibuja? Su proceso creativo danza o hagan algo’. Y mis padres me
me recuerda las tradiciones artesanales metieron al CADAC, una escuela de
indígenas. Contemplo sus prendas e teatro aquí en Coyoacán. Fui estudiante
imagino los jaguares de chaquira de los fundadora de Héctor Azar. Fue lo mejor
huicholes, ¿por dónde empezaron?, que me pasó en la vida”. Pero después
¿cuál fue la primera chaquira, de qué dejó el teatro, “porque está cabrón ser
color, dónde?”. actor. Y la primera vez que le puse un
La imaginación de Genoveva se hace vestido a alguien fue un placer inmenso.
tangible a través de sus manos, que casi Algo que no te da el teatro es… la
van solas, sin que la razón o la lógica constatación. El tejido puedes verlo,
interfieran. Es una escultora cuyo tocarlo. Ahí queda. El teatro es tan
material es el hilo anudado de una efímero, complicado, es un trabajo de
manera instintiva, casi vegetal. Es como grupo, muy competitivo, es muy cruel.
si las prendas crecieran de sus manos. Obviamente amo el teatro, te vuelves
Cuando Gabriel Orozco presentó el adicto a la adrenalina, al escenario. Y
primer número de su revista de arte bueno, la cosa es que empecé a tejer y
Gozne, en abril de 2006, en el que se tejer, pensando que tal vez algún día se
incluía un especial de seis páginas del me pasaría, y para nada. Cada día me
trabajo de Geno, el artista lo describía gusta más”.
así: “no es moda, más bien lo veo como Al hacer teatro, hace veinte años, se
una escultura con estambre. No es ropa encontró con la que hoy es una de sus
fácil de ponerse, pero me parece que en grandes amigas, Adriana Olivera, la
lo visual y artístico tiene fuerza”. Las Pajarita, quien además de actriz es
fotos eran de Colette Álvarez Urbajtel, vestuarista. Ella, digamos que “la
la madre de Genoveva, que es fotógrafa. lanzó” al tejido de forma profesional: le
Su padre era Manuel Álvarez Bravo, el encargó prendas para sus vestuarios, y
célebre fotógrafo y coleccionista mexica­ después la invitó a formar parte de un
no. Creció en un ambiente estimulante, desfile de moda en el Museo de Historia
rodeada de arte, y así nos salió la Geno. Natural organizado por el artista

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Traje de buzo elaborado por Genoveva para la
exposición del artista polaco Maurycy Gomulicky
“Pink Not Dead!”, Garash Galería, México, DF / CCA
Castillo Ujazdowski, Varsovia, 2006.
Foto: Michal Gnilka
Modelo: Sheily Jiménez Acosta

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plástico Xavier Rodríguez, “por ahí de
2001, en la Ciudad de México. Era un
desfile de diseñadores mexicanos
jóvenes. Modelaban nuestras amigas,
nuestros hijos. Estaban: Sophie Massun,
Carla Fernández, Fiorenza Cordero, la
Pájara, María Rosa Manzini… y des­
pués de ese desfile formamos La Coope­
rativa”. Que fue una tienda legendaria
–pero demasiado efímera– en la avenida
Ámsterdam de la colonia Condesa,
donde varias de las diseñadoras pudie­
ron vender y darse a conocer por
primera vez. Desde entonces, Genoveva
empezó a producir “más en serio. Me
amanecía tejiendo por los encargos de
clientas. Sí me resultaba –y me resulta–
difícil vender, porque es muchísimo
trabajo y a muchas personas les parece
demasiado caro. Yo me esmero, tejo y
destejo hasta que queda perfecto. Ahora
ya no tanto, pero antes sufría mucho,
me daba pena, no sé. En la tienda tenía
yo unas canastas –mis tejidos no hay
que colgarlos porque se deforman–.
Entonces parecían los descuentos,
jajaja, y era lo más caro de la tienda”.
En esa época de su vida sí pudo vivir
del tejido: “Sí daba para la renta, pero
me iba de la cama a la silla de tejer y
de la silla de tejer a la cama. Corporal­
mente está cañón”. Tuvo un hombro art y folk art. La sofisticación y la
lesionado durante una buena época y genialidad de su trabajo se ven opaca­
pensó que ya no iba a poder tejer más. das porque el material y el lenguaje que
Pero una cama ortopédica, regalo de su ella usa para hacer arte vienen carga­
pareja, le devolvió la salud. dos de prejuicios (“es un hobby de seño­
El maravilloso trabajo de Genoveva ras que se aburren”, “nunca pagaría
sufre por la industrialización del tejido tanto por un vestido que puedo encar­
y por la absurda división entre el arte gar a la señora que limpia en mi
profesional y la artesanía, entre high casa”). Algunas de estas personas a las

133
134
que el trabajo de Genoveva “les parece
demasiado caro” se gastan sin pensarlo
tres mil pesos en una sola noche, en un
instante, en una cena. Se pueden
comprar un vestido de una marca de
lujo de 30 000 pesos –bordado en India
por niñas casi esclavas–. Y no dudan en
soltar medio millón de pesos por un
cuadro pintado al óleo en tres noches
por un famoso artista ya muerto. No sé.
Yo no tengo dinero para comprar un
vestido de Genoveva, pero no dudo por
un momento de que vale lo que vale, y
probablemente debería valer mucho
más. ¿Quién o qué decide el valor de las
cosas? Ojalá el precio tuviera alguna
relación con la pasión, la inteligencia,
la dedicación y el tiempo que la perso­
na invierte en su obra. A Geno le iría
mucho mejor vendiendo sus cosas.
Pero no le va mal, conste. Su vida es
su tejido, sus clientas, las clases que da
de vez en cuando en su casa, y desde
hace un par de años, el espectáculo de la Pájara: ‘no se nos olvide que hay que
burlesque que tiene con la Pájara, su ser sexys’. Con ella te cagas de risa. A
hijo Manuel y colaboraciones de otros ella lo de quererse encuerar le agarró
artistas. En este show que hacen de ya después de los cincuenta. Es divina.
forma esporádica en bares, cantinas y Porque ella es actriz, pero le dan
foros pequeños, o a veces en su propia mucho miedo los textos, olvidarse de
casa de Coyoacán, Geno y la Pájara han los textos, y el burlesque no tiene
conseguido conjugar todos (o casi textos.
todos) sus talentos. “Empezamos para “Yo llevaba mucho tiempo chingando
mi cumpleaños de 45. Mis tres quinces. con que quería hacer un espectáculo
Somos unas rebeldes del burlesque. La de mujeres para mujeres. Y bueno, le
Pajarita y mi hijo, que canta como los dábamos vueltas y buscábamos un
ángeles. Ella es vestuarista y yo texto y un contexto y un subtexto para
también, de alguna manera. Es como este espectáculo de mujeres para
desfile de modas. Es el fetiche, la media, mujeres. Y después de años, fuimos a
el liguero, el calzón, de eso se trata, de tomar un taller de burlesque y, ¡oh
quitarte la ropa con estilo. Una vez dijo sorpresa!, era una fórmula simplísima

135
136
que nos funcionó: canción, vestuario, con un abrigo negro de lana chamula,
streaptease. No se necesitaba tanto cantando Sposa son disprezzata, un
contexto teórico, es simplemente aria compuesta por Francesco Gaspari­
encuerarte, jajaja”. Sin embargo, ni incluida en Bajazet, un pasticcio de
cualquier crítico de arte escénico podría Vivaldi. Después aparece Genoveva con
escribir ríos de tinta acerca de sus su vestuario de puerca, todo tejido por
números. No es burlesque clásico. Para ella. El número termina con ella semi­
empezar, ni Geno ni la Pájara tienen desnuda en una olla, cocinada por el
cuerpos de pin-up girl. “Tenemos lobo. Los dos, como dice la Pájara,
cuerpos vintage –apunta–. A mí sí me parecen estar pintados por el mismo
da pena, claro, pero me meto en el pincel: esbeltos, ojos grandes, caras
personaje y me aviento, no lo pienso largas y pómulos pronunciados. En un
demasiado. Además no quedas desnuda juego de espejos teatral que parece casi
del todo, en el burlesque tienes tu de Rabelais, el lobo-hijo devora a la
tanga, tus pezoneras. A las chavas que madre-puerca. “Pero ese numerito ya se
nos ven se les antoja encuerarse. Es gastó. Ahora tenemos uno que es la
una fantasía, ni siquiera hay tiempo de revancha y yo me lo como a él”, se ríe.
pensar en los complejos, es muy rápido: Geno no tiene página web, no saca
te vistes y te desvistes. Lo que se ve es colecciones, no hace exposiciones. Su
el estilo, el encanto, la diversión. vena comercial es inexistente. Ella teje
Puedes ver a una muchacha perfecta y va acumulando cosas, de vez en
haciendo streaptease y morirte de cuando vende algo o la invitan a
aburrimiento. Igual de repente hay colaborar en alguna exposición, pero
alguna excitante, pero porque la mujer sigue siendo una outsider, una explo­
es excitante. “No es tanto la ‘buenez’, sión de talento artístico en una galaxia
sino el talento de la Pájara como actriz desconocida, muy lejos de los circuitos
y como cómica, la música, Manuel comerciales. “Los tejidos son como mis
cantando. Te da penita, pero a la mera xoloescuincles –reflexiona–. Cuando
hora uno se prende durísimo”. Los tuvieron hijitos, me decían: ‘¡ay, vénde­
vestuarios que ella misma se teje son los!’. De repente me cae gordo, porque
una parte esencial del espectáculo. cuando los sacas de paseo te dicen: ‘¡ay,
Capas, gorros, calzones y brasieres, son carísimos, esos perros!’…, pero
medias: todo lo teje ella, y mientras teje cuando tuve cachorritos no los pude
se le van ocurriendo los números. El vender, no gustan tanto, no los pagan.
personaje lo empieza a crear desde la Me termino quedando con todos. Y los
primera puntada. tejidos son lo mismo, valen un chingo,
En algunas ocasiones Geno actúa pero la gente no lo ve”.
con su hijo Manuel, que tiene una voz
casi operística. Está el número del lobo
y la puerquita: Manuel sale primero

137
Una mente
que se mira
a sí misma

I.

La idea del Zen es tomar la vida así como fluye. No hay nada extraordinario ni mis­
terioso en el Zen. Levanto mi mano; tomo un libro de la otra esquina de este escrito­
rio; escucho a los muchachos jugando a la pelota afuera de mi ventana; veo las nubes
empujadas por el viento más allá del bosquecillo cercano: de todas estas formas estoy
practicando el Zen, estoy viviendo el Zen. No son necesarias las discusiones llenas de
palabrería, ni las explicaciones.
D.T. Suzuki, Una introducción al budismo Zen

138
Sin duda, algo bueno sucede en nuestro cerebro cuando
tejemos. Tal vez no sea muy distinto a lo que le pasa a
un monje zen cuando se sienta a meditar, o cuando
un filósofo se da su paseo vespertino de tres horas.
Tejer ralentiza los pensamientos, los hace más ligeros,
los interconecta. El tiempo sucede de forma distinta.
Los testimonios de los tejedores confirman esto cons-
tantemente: “Tejo porque me relaja”, “lo hago como te-
rapia para el estrés en el trabajo”, “me parece una ma-
nera de tener la mente más o menos sana”, “tejer y
meditar es para mí casi lo mismo, me relaja, me con-
centra y me pone a pensar en tantas cosas que es di-
fícil expresarlas”.

Esta última frase es una confesión de que ver con pensar. Al tejer nunca estás
Magdalena Yáñez Nepote, tejedora de la en blanco, siempre tejes tus ideas. Pero
Ciudad de México. Ella estudió fotografía al mismo tiempo me cuesta construir con
y diseño gráfico, tiene una marca de ropa palabras lo que es tejer. Me da seguri­
de cama para niños (Mamitoo!), y traba­ dad”. Sally teje todo el rato, es parte de
ja con telas y estambres para crear sus quien es. Teje en el metro, en los cafés y,
ilustraciones. Es significativo su recono­ a veces, es la chica que teje en las fies­
cimiento de que “es difícil expresar” lo tas. “No soy muy sociable, me cuesta ha­
que pasa por la cabeza cuando uno teje. blar con alguien que no conozco, pero
Quizá sea porque, como en la meditación cuando tejo la gente se acerca, me pre­
budista, la mente simplemente se vacía, guntan cosas, se inicia una conversa­
deja de existir como un centro de control ción”. Tejer es también una armadura
que rige nuestro comportamiento. Uno se protectora, como atestiguan Sally y mu­
da la vuelta –como calcetín–. chas otras personas a las que tejer les
Es difícil describir con palabras lo proporciona no sólo calma, sino también
que sucede al tejer. A Magdalena no es la una forma de estar en el mundo.
única a la que le faltan palabras. Sally Al tejer nos volvemos sólo cuerpo.
Salazar, miembro del colectivo Lana De­ Manos y ojos conectados empujan y des­
sastre de la Ciudad de México, también baratan el ego y el superego, al yo cons­
titubea: “Mmm… para mí tiene mucho ciente, a ese ser que se enoja, que opina

139
Clase de tejido para soldados heridos, 1900. Biblioteca del Congreso

y que tiene un carácter determinado, que cualquier persona que se ha sentado a


suele estar dividido y que a veces con­ meditar lo atestigua, es lo más difícil del
templamos con perplejidad y asombro, mundo. Dejar de pensar pensamientos es
como si no nos perteneciera porque, efec­ tan difícil como tocarse el dedo índice de
tivamente, no somos eso. O no sólo so­ la mano derecha con el dedo índice de la
mos eso. Somos, también, como dice la mano derecha. No es posible. Por eso en
artista de Ciudad Juárez, Mustang Jane: los primeros ejercicios de meditación bu­
“el reflejo de lo que hay fuera: un tejido dista (y en el yoga) se utilizan objetos
sin división”. Magdalena, quien reconoce fuera de la mente para enfocarse: la res­
lo difícil que es expresar lo que sucede piración, la luz de una vela, el cielo,
en la mente al tejer, termina diciéndolo nuestro propio cuerpo. La fase más
con elocuencia (y como Sally, conjuga el avanzada de la meditación es cuando
verbo “construir”): “Siento que me cons­ uno se enfoca en la propia mente. En
truye, que me ayuda a tomar decisio­ otras palabras, ser una mente que se
nes”. Todas las partes que constituyen a mira a sí misma. En ese momento
una persona se unifican al tejer. –dicen– se alcanza la compresión y la
Vaciar la mente es el objetivo de la unificación de uno con el todo. Creo que
práctica de la meditación budista. “Vacía eso es lo que le sucede a Sally cuando
tu mente”, se dice muy fácil, pero como siente que “uno nunca teje en blanco,

140
Mujer tejiendo en el autobús, en Washington, DC, Yoichi Robert Okamoto, 1973.
Tejer transforma el tiempo

siempre teje sus ideas”. Al tejer, el pen­ más tranquilos, más sabios y más com­
sar se vuelve hacia sí mismo. Van pasan­ prensivos. Tejer no tiene el respaldo de
do como nubes los pensamientos y se una religión (como el budismo) o de una
quedan enredados entre las hebras. filosofía milenaria (como el yoga), pero
Aunque la mayoría de los tejedores los efectos sobre las neuronas son muy
distamos mucho de ser monjes ilumina­ similares a los que provocan el yoga y la
dos, todos reconocemos el efecto místico, meditación.
la calma que produce estar un par de ho­
ras pasando puntos de una aguja a la
otra. Sin más. No es gran cosa, tejer: no II.
es la cura contra el cáncer, no tienes que
estar tejiendo la gran obra de arte con­ Practicado correctamente, tejer calma al
ceptual ni el suéter “más acá” del mundo. espíritu afligido, y tampoco hace daño al
Tejer significa reconocer la importancia espíritu sin aflicciones.
del pequeño punto, del nudo individual, Elizabeth Zimmerman,
del instante que se deja ir, de la inmen­ Knitting without Tears
sidad de lo insignificante. No es gran
cosa, pero al mismo tiempo lo es, porque Que tejer surte un efecto muy benefi­
tejer nos regresa a la realidad cotidiana cioso en la mente es una intuición que

141
que tejer me salvó la vida, y ni siquiera
me di cuenta, porque estaba demasiado
concentrada tratando de aprender qué
aguja va en qué hoyo para conseguir ha­
cer un diseño bonito (o por lo menos
algo que tuviera una forma reconocible).
No tenía tiempo de preocuparme o de re­
cordar lo que me estresaba de mi vida”.
En este caso, la cualidad compulsiva del
tejido es lo que salvó a Kristin. Fue lite­
ralmente absorbida por la actividad y, a
través de ella, encontró el equilibrio en
su vida.
Para Cuca Castro, del colectivo Lana
Desastre, tejer es una forma de dar or­
den al caos. Ella aprendió a tejer de pe­
queña, lo dejó en la adolescencia y lo re­
tomó por ahí de los dieciocho o diecinueve
años, pero ya no para hacer ropa a sus
muñecas: “Yo lo tomé como terapia, de
verdad. Tenía muchos problemas de an­
compartimos muchos tejedores, repito. siedad y de drogas. Conseguí sustituir to­
Ha ayudado a muchas personas a sopor­ talmente los medicamentos con la tejida”.
tar y superar la quimioterapia, la escle­ Después tejer, como en el caso de Kristin,
rosis múltiple, la artritis reumatoide, las se volvió una forma de vida, pero eso es
largas esperas en consultorios; divor­ otra historia. “Creo que lo más importan­
cios, depresiones, desórdenes alimen­ te era el hecho de terminar algo, de hacer
ticios, adicciones, etcétera. Incluso algu­ algo tangible. Hay tantas cosas que uno
nas personas que no tejen de forma empieza y no acaba, tanto caos ahí afue­
cotidiana retoman la actividad para ra”. Tejer se vuelve una manera de poner
atravesar crisis vitales. orden, de demostrar el orden, de hacerlo
Kristin Jones, creadora del colectivo un hecho. Es una manera de salvar un
en línea We All Knit Here, empezó a te­ poco, al menos un poco, de sentido.
jer para salir de una depresión, y tejer Los estudios científicos que respaldan
se ha vuelto su forma de vida (da clases la teoría de que cualquier manualidad
y vende sus diseños). En una entrevista puede tener efectos beneficiosos para la
en el periódico en línea The Huffington salud (alargar la vida y reducir el riesgo
Post, publicada en mayo de 2015, Kris­ de enfermedades neurológicas degenerati­
tin lo explica: “Decir que tejer me sacó vas como la demencia o el Alzheimer) son
de un agujero profundo es poco. Creo numerosos y bien conocidos. A cada rato

142
La actriz Mary Pickford tejiendo un suéter para la Cruz
Roja estadounidense, con el equipo de filmación detrás,
1925. Biblioteca del Congreso

Mujeres ciegas tejiendo, en una institución para ciegos en Nueva York. Richard Boyer, 1944. Biblioteca del Congreso

143
se publican resultados que demuestran todos los tejedores hacemos algo al tejer:
las bondades de “los trabajos manuales”, ver una película, escuchar música, char­
no sólo en revistas médicas, sino en pe­ lar, caminar, pensar... La legendaria Ane
riódicos de gran tiraje y en publicaciones Bjerg (descrita en la introducción de
de todo tipo, pero son pocos los médicos Everybody’s Knitting de Kirsten Hofs­
que se han enfocado específicamente en täter) podía tejer un calcetín, hilar, acu­
los beneficios de tejer. Una de las investi­ nar a su bebé, batir la mantequilla, leer
gaciones más serias y profundas que se el periódico y comer un sándwich, todo al
han hecho a la fecha es la de la doctora mismo tiempo. Pero esto puede suceder
inglesa Betsan Corkhill, autora del libro –y esto es sólo una intuición propia– por­
Knit for Health and Wellness. Desde 2005 que tejer amplía la capacidad mental: al
la doctora Corkhill ha utilizado el tejido ocupar una buena parte del cerebro, es­
para tratar a pacientes con diferentes tamos creando más cerebro, que luego, a
trastornos, y ha aportado una gran canti­ su vez, se puede usar para otras cosas,
dad de información científica valiosa para por ejemplo, para entender, aunque sea
la comunidad médica y para el mundo. por un instante fugaz, que todos y todo
Reparte agujas y estambres en los hospi­ estamos interconectados.
tales, enseña a tejer a los pacientes y se
observan notables mejorías en todo tipo
de enfermedades y desórdenes mentales. III.
Tejer, dice Corkhill, es una actividad
de coordinación que involucra las dos El yogi, al retirarse de la vida humana pro­
manos y los dos hemisferios del cerebro, fana, encuentra otra, más profunda, más
y “ocupa una gran parte de la capacidad auténtica –porque es rítmica–, la vida mis­
mental del sujeto que teje”. Es una acti­ ma del Cosmos.
vidad bilateral, dicen los neurólogos, re­ Mircea Eliade,
lacionada con lo que se conoce como Técnicas del Yoga
“cruzar la línea del medio”: la habilidad
de cruzar un ojo, un brazo o una pierna Al tejer, ojos, manos, oídos y cerebros se
en el espacio del otro ojo, brazo o pierna. coordinan. Esto también sucede al tocar
Lo dominamos más o menos a los tres o algún instrumento musical, pero tejer
cuatro años de edad. Estas acciones tiene la ventaja de que es infinitamente
crean nuevas conexiones de neuronas en más fácil, y que la recompensa es tangi­
el cerebro. Cuando tejemos acrecentamos ble e inmediata (además es portátil).
nuestra mente. En su página web, sti­ Cualquier estudiante de piano puede dar
chlinks.com, puede encontrarse una vas­ testimonio del esfuerzo que supone
ta cantidad de información sobre sus in­ aprender a tocar una pieza medianamen­
vestigaciones. te bien (y el piano no cabe en la bolsa).
Paradójicamente, aunque tejer ocupe Sin embargo, una persona aprende a te­
gran parte de la capacidad mental, casi jer en una media de dos horas. En una

144
semana –o menos– puede estrenar su miento espiritual superior hay que
primera bufanda. Por otro lado, tejer, cultivar los sentidos, porque sólo a tra­
al contrario de la música, o de otras vés de éstos se puede acceder a él. A
actividades manuales en las que también Steiner le preocupaba, sobre todo, la re­
deben coordinarse ojos-oídos-manos- lación entre la ciencia, el arte y la espi­
mente, tiene un elemento peculiar: es re­ ritualidad, tres aspectos de lo humano
petitivo. Como recitar un mantra, tejer que surgen de la misma fuente: la mente
durante horas es dejarse llevar por una humana, que él consideraba sin límites.
cadencia que calma y restaura. ¿Qué res­ Para Steiner era muy importante cul­
taura? De nuevo, es difícil de definir. tivar los sentidos de los niños para po­
Creo que lo que restaura es la capacidad nerlos a tono con lo espiritual desde una
de salir de nosotros mismos y al mismo edad temprana (no hay que olvidar que
tiempo encontrar un eje interno que está para este intelectual el mundo espiritual
en constante movimiento, como el oscilar era real, tangible y objetivo). En su peda­
de un metrónomo, o como el mismo cos­ gogía, que sigue vigente –de hecho, hoy
mos. día hay más colegios Waldorf que nun­
ca–, los niños aprenden a través de acti­
vidades artísticas y manuales en todas
IV. las etapas de su aprendizaje, pero de una
manera diferente que en la educación or­
Lo que escucho, lo olvido. todoxa. En Waldorf no se trata tanto de
Lo que veo, lo recuerdo. “expresar algo” o de que el niño “explo­
Lo que toco, lo entiendo. re los materiales” (cosas que suceden de
todas formas), sino de reconocer y acti­
Confucio var aspectos del ser humano a través del
trabajo de las manos. Las actividades es­
La educación Waldorf fue iniciada por un tán estructuradas y enfocadas a crear
señor austro-húngaro, Rudolf Steiner algo útil, más que un producto decorati­
(bueno, su pueblo –Murakirály– formaba vo.
parte del imperio austro-húngaro cuando Dos cosas suelen llamar mucho la
él nació, en 1861; ahora es parte de atención de quien visita una escuela Wal­
Croacia y ya no se llama así). Lo más dorf por primera vez: la mayoría de los
destacado de la carrera de este hombre, materiales que hay en las habitaciones
que fue crítico literario, arquitecto, edu­ son naturales: madera, lana, algodón,
cador, filósofo y muchas otras cosas más, metal. Cero plástico (o muy poco) y cero
es que fundó la antroposofía, una rama computadoras. La otra cosa que llama la
filosófica que presupone la existencia de atención es que lo más seguro es que en­
un plano espiritual tangible al que los se­ cuentres a niños tejiendo.
res humanos podemos (y debemos) acce­ Una de las primeras manualidades
der. Pero para introducirse a este conoci­ que se enseña a los niños, incluso antes

145
manos no se ponen manos a la obra, ni
siquiera la más intelectual de las activi­
dades: escribir. Educando las manos mo­
vilizamos el pensamiento.
Además de “movilizar la voluntad”,
los niños al tejer se ponen en contacto
con el ritmo (“los niños son todo ritmo”,
suelen decir los maestros Waldorf), con
las texturas (sentido táctil) y con los co­
lores (sentido de la vista). Más impor­
tante aún, se les muestra de dónde vie­
nen los materiales: van a ver cómo se
esquila a las ovejas. Así el niño toma
conciencia de que todas las cosas tienen
su origen en la naturaleza, de que cada
objeto creado por los seres humanos
trae un proceso de fabricación que en
última instancia viene de un lugar muy
concreto: nuestro planeta. Muchos de
nosotros llegamos a la edad adulta sin
realmente saber cómo funcionan o cómo
Rudolf Steiner, c. 1905. están fabricados la mayor parte de los
El creador de la antroposofía dio al tejido un lugar importante
en su pedagogía.
objetos que nos rodean, y vivimos la
vida en una especie de mundo abstracto,
que escribir, es tejer con dos agujas. “En casi mágico.
los niveles de escuela primaria, lo que se Rudolf Steiner murió antes de que las
moviliza es la voluntad a través del teji­ investigaciones neurológicas sobre el ce­
do con agujas, el crochet; en los grados rebro demostraran científicamente lo
más avanzados se utiliza sobre todo el que él intuyó: que trabajar con las ma­
pensamiento, en proyectos como encua­ nos activa nuevas sinapsis que de otra
dernación de libros, animales de peluche manera quedarían atrofiadas.
y muñecos, en los que también hay un
elemento importante de emotividad”, es­
cribe Margaret Frohlich, en el libro so­ V.
bre educación Waldorf, Educating as an
Art. En el mismo libro, Patricia Livings­ Una vuelta más y ya.
ton señala que la voluntad suele ser la Clásica frase del folclore tejeril
parte más adormecida de nuestra men­
te, y que los trabajos manuales –como Cada persona tiene sus propias razones
tejer– la despiertan. Nada sucede si las para tejer, y hay tantas razones como

146
Prisioneros de la cárcel de Sing Sing, Nueva York, tejiendo, 1915. Biblioteca del Congreso

individuos. Sin embargo, una vez infecta­ y además: “son hombres, no quieren te­
dos por el virus del tejido, es difícil dejar­ jer”. “Por supuesto que quieren tejer, lo
lo, y además los infectados tienen algo de que pasa es que no lo saben”, contestaba
proselitistas: quieren repartir la buena Lynn. Obviamente, las tomaron por lo­
nueva por el mundo, contagiar a otros cas, y el empeño con que perseveraron
con su virus. Existe un proyecto fantás­ hasta que lo consiguieron tiene algo de
tico: Knitting behind bars. Es un caso locura. Lynn, en una entrevista por co­
único del que se han escrito numerosos rreo electrónico, confiesa: “yo fui una
artículos de prensa en los Estados Uni­ vendedora de coches profesional. No pue­
dos. Lynn Zwerling y Sheila Rovelstad do recibir un no como respuesta”.
son dos mujeres de Maryland, retiradas, Les llevó cinco años encontrar una
a las que les pareció buena idea dar ta­ cárcel que les hiciera caso, y también
lleres de tejido en cárceles de hombres. fue cuestión de tiempo que los presos se
Les costó mucho encontrar una cárcel animaran, pero una vez que el proyecto
que aceptara el proyecto: “No estamos se puso en marcha en 2009, agarró vue­
preparados para entregar agujas y tije­ lo rápidamente, y ahora es el programa
ras a criminales peligrosos”, les decían, el que pone las reglas. Después de ocho

147
años, cientos de reclusos han aprendido ron daño en su vida anterior”, comenta
a tejer con ellas, y muchos, dice Lynn, Lynn.
han seguido tejiendo aunque los miren “He enseñado a cientos de hombres a
raro, y acreditan al programa con haber tejer en cinco minutos, usando un siste­
hecho la encarcelación menos horrenda. ma que he desarrollado. Básicamente, no
Entre los presos, estas dos señoras han saben que tejer es difícil, y me creen
tomado dimensiones de santidad. “Como cuando les digo que el cerebro puede ha­
habrás notado –dice Lynn–, soy como cer cualquier cosa que le digas. Mis chi­
una evangelista cuando se trata de pro­ cos me conocen muy bien (algo que tam­
mover el tejido y el crecimiento personal bién está mal visto por el sistema), y
y la calma que proporciona”. cuando llega uno nuevo, le dicen: ‘haz
Hay lista de espera para tomar el ta­ todo lo que te diga Lynn y estarás tejien­
ller (una clase de dos horas a la sema­ do un gorro al final de la sesión’. Tam­
na), y otra cárcel en Kansas se ha su­ bién les dicen, con completa seriedad,
mado al proyecto, y otra más (esta vez que yo verdaderamente creo que el tejido
una de mujeres) está en proceso de im­ traerá la paz mundial. Y sí lo creo”.
plementarlo. Los reclusos que tejen en­ La clase semanal de dos horas les
cuentran la actividad relajante y cons­ permite socializar en un ambiente casi
tructiva, y hacen muchas prendas para zen, que les hace sentir que pertenecen a
donaciones, además de tejer para sus una familia. “Pero algunos llegan y van
familiares y para sí mismos. “Les gusta derecho a sus proyectos y, sin decir pala­
tejer para donaciones, les da orgullo de­ bra, se pasan las dos horas tejiendo en
volver algo a la sociedad a la que hicie­ silencio. También respetamos eso”, dice

148
Sheila. “De verdad creo que es mucho requería para cubrir las necesidades
más que un oficio, un arte o una artesa­ de la familia. Con tiempo y materiales
nía. Tejer tiene la capacidad de transfor­ suficientes en sus manos, incluso las
marte”, agrega Zwerling. mujeres neolíticas invertían grandes
Cuando llega el momento del finalizar cantidades de tiempo extra en sus tra­
la clase, todos piden un poco más de bajos textiles, mucho más allá de la
tiempo. Claro, ya forman parte de la le­ mera utilidad”. Esto sugiere que no
gendaria estirpe de Aracne: “una vuelta todo era tan precario. Estas tejedoras
más y ya”. La tela de Aracne es pegajosa: prehistóricas, al parecer, produjeron
atrapa. Tiene algo de adictivo, tejer. Sad­ textiles de una complejidad extraordi­
die Plant, en su libro Zeros + Ones, dice: naria, con diseños ornamentales que
superaban con exceso la demanda
Tejer e hilar tienen una cualidad obse­ bruta de tela sencilla.
siva, adictiva; es la tentación de ence­
rrarse en y dejarse llevar por proce­ Al contrario de otras compulsiones,
sos que arrastran a quienes se esta no destruye, sino todo lo contrario: te
entregan a ellos. Incluso en culturas construye. Calma, amplia la capacidad
con economías de subsistencia, las mental, te conecta con el cuerpo y con el
mujeres –que cocinaban, cuidaban a ritmo, rehabilita, ordena, completa. Pero
los niños y limpiaban sólo lo estricta­ tal vez lo más beneficioso del acto de tejer
mente necesario–, metían la quinta ve­ es que nos vuelve parte de un colectivo, de
locidad cuando tejían o hacían hilo, esa larga estirpe de tejedores que se ex­
produciendo mucho más de lo que se tiende desde la prehistoria hasta el futuro.

149
Tejer es tantas cosas a la vez y puede ser lo más sencillo
también, es crear, amar, proteger, compartir, enseñar. El tejido me
parece una manera de tener la mente más o menos sana, las
emociones más en su lugar; tejer y meditar es para mí casi lo
mismo, me relaja, me concentra, me pone a pensar tantas cosas
que me cuesta trabajo realmente expresarlas. Todo depende
también del momento por el cual esté pasando, pero rara vez ha
sido algo negativo, prácticamente nunca. Insisto: tejer es
concentrarme en mí, en lo mío, en la creación interna y externa.
Magdalena Yáñez Nepote
Diseño-tejedora

150
Como individuos venimos al mundo y como individuos nos vamos;
sin embargo, nadie se marcha sin crear lazos y tejer con ellos.
Los núcleos familiares, los núcleos sociales, todas las culturas, los
pequeños pueblos y las grandes ciudades, los pequeños comercios
y los grandes negocios, todos los proyectos y las ideas geniales,
no son más que lazos humanos entretejidos.
Gabriela Sisniega
Arquitecta

151
Entre
el tejido y
la muerte
Para vivir hay que vivir
sin pensar constantemente en que vamos a morir.
¿O no? ¿No sería mejor vivir todos los días recordando lo finito de nuestra existen­
cia? Un día el hilo se corta, ¿y todo se acaba?

Cuando tejes y se termina el ovillo, agarras otro y sigues.


En el suéter al final ni se nota.

* * *

Patricia Mendoza es una tejedora ilustre. Es historiadora


del arte, exdirectora y fundadora del Centro de la Ima-
gen, especialista en políticas culturales y en fotogra-
fía. Lo suyo es pensar y reflexionar; analizar para des-
pués sintetizar. Su hija dice que tiene el síndrome de
la mosca atómica (Patricia es flaquita, pequeña, con
ojos negros centellantes). Es una mujer brillante, y
fue una gran suerte encontrarla justo antes de cerrar
la edición de este libro.

152
153
de la familia y una madre postiza para
Patricia. Ella le enseñó a hacer cham­
britas cuando se embarazó, muy joven,
de Luis Felipe, su primer hijo, hace ya
un poco más de treinta años.
Desde entonces, Patricia ha vivido
tres muertes importantes: la de su
padre en 1989, la de su hijo en 1999 y
la de su madre en 2009.
Y en cada muerte, ha tejido. “Bueno,
no. Cuando murió mi hijo, en realidad
no pude ni tejer”. Pero (tal vez instinti­
vamente) sus manos se pusieron a
hacer otra cosa: enrollaba hilo de
bordar en las ramas de los árboles de
su jardín, que no es sino otra forma de
tejido: hilo, manos conectadas a los
ojos, y un movimiento rítmico, pequeño,
que construye algo mucho más grande,
Patricia Mendoza con “Miss Bacon”, una jabalí domesticada de manera minuciosa, paciente. Así,
cubrió muchas ramas que ahí quedaron
Mi esposo, que hizo un viaje con como una señal de algo, un rastro
ella, le contó que yo estaba escribiendo tangible de una despedida y de un
un libro sobre el tejido, con el que ella quedarse aquí.
tiene una relación peculiar: le dijo que “Para mí es un poco como la medita­
sólo tejía en momentos de luto, y eso ción –le digo–. ¿Para ti no?”. “Pues no
me llamó mucho la atención. De alguna sé, porque nunca he practicado la
manera tenía sentido. meditación, pero tal vez… Tejer es la
La cosa es que nos encontramos en sensación de dejarte llenar de lo otro y
su casa, en el sur de la Ciudad de salirte tú, en el movimiento físico, en la
México, y conversamos bajo un árbol construcción de lo otro, de una otredad
durante un buen rato sobre esta intri­ que es en donde vas anudando y
gante relación entre el tejido y la atando; atando de un modo extraño, y
muerte. Cuando alguien cercano a ella te vas vaciando. No estás procesándote
se muere, Patricia necesita tejer más racionalmente, pero sí estás procesan­
que comer. “Desde que aprendí a tejer, do. Para mí es una forma de dejarte
lo asocio de alguna manera al luto, a llenar del infinito, de la aceptación de
una forma de dolor”. que la vida es más grande que tú, y
María de la Paz se llamaba la mujer que lo que tienes que hacer es abrirte
que le enseñó a tejer, una gran amiga al tamaño de la vida y no reducir la

154
vida a tus pensamientos o yo no soy muy buena, eh.
a tus reflexiones sobre Cuando tejo también el
ella, sobre todo cuando se azar juega un papel
te está viniendo un tsuna­ importante [ríe]. Hay un
mi inaceptable, que es la elemento de accidente, y
despedida de un ser de aceptación del acciden­
amado. Entonces, el tejido te, de lo que sucede sin
te permite este vaciarte intención alguna. Y al
para que te llene algo final, lo que queda, el
mayor que tú mismo. objeto, es también una
Tiene un elemento de metáfora”.
aceptación respecto a un trascendente, Le pregunto que si se ha fijado en lo
a tu contingencia frente a un trascen­ rítmico del tejer, si le ha llamado la
dente. Y esa urdimbre se traduce en atención ese aspecto. Que si ha sentido
esta repetición, en este movimiento cómo tejer te permite penetrar en el
mecánico, porque también hay un ritmo. El universo es rítmico, dicen los
proceso de creación, siempre hay un astrónomos, y por eso de pronto tejer
proceso”. se vuelve tan cósmico.
Cuando murió su padre, en 1989, “Sí, claro, claro. Porque tiene un
retomó el tejido, que no había practicado elemento musical, y también (y esto es
desde el nacimiento de sus hijos. Su algo que me fascina) tiene que ver con
padre se murió de cáncer en el hospital la imagen. Es explosivo e implosivo. Te
de Cardiología, donde había trabajado lleva a lo de fuera, pero te lleva hacia
toda su vida. “Aunque a él le tocaba dentro. Es el movimiento vital: expira­
estar en Oncología, le dejaron quedarse ción, inspiración, hacia dentro, hacia
allí. Fue una despedida… tremenda. fuera. Va mucho más allá de un acto
Son circunstancias que no puedes puramente consciente de creación”.
controlar, te superan. Entonces, en ese Me lo ilustra de otra forma: cuando
momento, el tejido, que es una creación se ha deprimido, en vez de tejer, Patri­
en donde no hay reflexión, es la repeti­ cia tiene una curiosa tendencia: lee
ción monótona de algo que te permite novelas de detectives de forma compul­
abrirte a aquello que es más grande que siva. “Sí, sí… y me preguntaba yo, ¿por
tú, te permite aceptar lo que es racional­ qué en mis depresiones grandes me da
mente inaceptable. Para seguir viviendo por las novelas de detectives? Entendí
hay que reconocer que tú no controlas que en éstas, uno se agarra al sueño de
nada, que la vida es mucho más grande que puedes controlar lo incontrolable
que tú. Si la reduces a tus pensamientos por medio de la lógica, de la razón, de
y a tu lógica, la haces de tu tamaño, y que al final triunfan la justicia y la
por muy grande que tú seas… en fin. El verdad porque la razón predomina. Que
tejido tiene esa elasticidad. En realidad, es el polo opuesto del tejido. Es muy

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diferente una depresión al dolor de una cuenta, y de pronto hay una tela-espa­
muerte, claro. Con el dolor te vuelves cio que constata este paso del tiempo
loco o aprendes a vivir con ello, y ahí inmensurable.
es donde el tejido tiene toda la razón de La tercera muerte, la más reciente,
ser, porque tú estás en silencio, tu la de su madre, la atravesó acompañada
razón está en silencio, tu lógica no es de sus dos sobrinos. Patricia los involu­
aplicable, jamás es aplicable. No puedes cró en el tejido durante este proceso.
aprehender el concepto de la muerte de “Al final se volvió un acto colectivo.
los seres que más amas”. Felipe, el que estudió Arquitectura,
Tejer también tiene su lógica, pienso ahora teje mejor que yo. El otro es
yo, mientras Patricia sube por sus torero. Los dos, unos cromos de guapos.
suéteres tejidos. Pero es una que, como En ese momento eran unos chavos de
el koan del Zen, se aprehende de forma catorce y deiciséis años. Uno del equipo
instintiva (y muchas veces, también de waterpolo. Y como yo tejía todo el
instantánea). Y tiene su propio tiempo. tiempo, quisieron aprender. Nos ponía­
El tiempo-tejido pasa de otra forma. Es mos los tres a tejer en mi cama.
una dimensión espacio-temporal “Un día mi amigo Lorenzo Armendá­
distinta a la de la vida cotidiana. riz me invitó a una cantina a ver no sé
Pueden pasar horas, y uno sin darse qué partido de futbol. Me llevé a mis

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Prendas confeccionadas por Patricia Mendoza.

sobrinos –que nunca habían ido a una de la jabalí –que es muy hermosa y
cantina–. Éstos no tienen ninguna enorme– como si fuera un ser humano,
inhibición, y mientras yo hablaba sobre con todo el respeto que se merece un
fotografía con Lorenzo, pues que van y ser que vive y que comparte el jardín
sacan su tejido. Se hizo un silencio con ella. Con mi mente tejedora que
sepulcral en la cantina, imagínate. Ellos acaba de leer a Ovidio, conecto a
dos, tan guapos y tan viriles, se pusie­ Patricia con Pitágoras (del que Ovidio
ron a tejer como si fuera lo más normal escribe en su último libro de Las
del mundo. Fue un shock cultural”. metamorfosis), que decía que no había
Patricia es en sí misma un shock que matar a los animales porque en
cultural, un necesario darle la vuelta al ellos viven otras almas encarnadas.
calcetín, una persona que hace trascen­ Según Ovidio, Pitágoras dijo: “Todas las
dental el tejido, el platicar, el estar aquí cosas cambian, nada muere: el espíritu
y ahora. Abre ventanas, todas las de su vaga errante de acá para allá”. Todos
casa, y es como si ella estuviera llena los seres vivos estamos unidos por un
de luz. hilo que nos es invisible. Creo que
Antes de irme me presenta a otro Patricia lo ha visto.
miembro de su familia actual: una
jabalí domesticada, “Miss Bacon”. Habla

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158
Créditos fotográficos
La mayoría de las imágenes de este libro fueron generosamente prestadas por los ar­
tistas y fotógrafos; el resto las sacamos de archivos públicos como Wikicommons y la
Biblioteca del Congreso de Estados Unidos. El copyright de las fotos es de los autores.

Annuska Angulo: 156, 157


Biblioteca del Congreso: 32, 68, 69, 70, 80-81, 140, 143, 147
Biblioteca Pública de Nueva York. Colecciones digitales: 34-35
Michal Gnilka: 129
Liisa Hietanen: 100, 101
Lanadesastre: 87, 94, 95
Marta López de Argumedo: 65
Miriam Mabel Martínez: 9, 11, 109
Aurélie Mathigot: 115
Marie-Lan Nguyen: 56
Mia van der Burg, 107
Modopactua: 86
Mustang Jane: 88, 117, 118, 119, 120, 121, 122, 123, 124, 125
Manuel Sol Mateo Rivas Álvarez: 130, 131, 132, 134, 135, 136
Kari Steihaug: 110, 111
Tejército: 92
Brian Urrutia: 31, 33
Margarita Vega: 90, 91
Victoria & Albert Museum: 53, 54, 58, 64
Wikicommons: 21, 25, 27, 28, 29,30, 33,55, 56, 57, 60, 61, 62, 63, 66, 67, 69, 141, 146
Adam Wiseman: 12, 15, 17, 18, 36, 37, 42, 43, 45, 47, 71, 72-73, 98, 99, 127, 133, 142, 147, 151, 153
Gil Yefman: 97
Magdalena Yáñez: 150
Nora Gómez: 154
Gilma Suárez: 155

Agradecimientos
Gracias a las mamás y abuelas que se empecinan en tejer y enseñar a sus hijos y
nietos.

A Arnetta Kenney (maestra de tejido de Annuska)


A Argelia Bravo (prima que enseñó a tejer a Miriam)

Adam Wiseman, Mónica Nepote, Brian Urrutia, Sally Salazar, Cuca Castro, Claudia
Díaz, Lana Desastre, Ángeles Almeira, Margarita Vega, Gil Yefman, Olek, Aurélie
Mathigot, Kari Steihaug, Liisa Hietanen, Mia van der Burg, Margarita Vega, Bente
Lindum, Tejército, Gabriela y Angélica Sánchez, Mónica Serrano, Patricia Mendoza,
Genoveva Álvarez, Jane Terrazas, Lynn Zwerling, Sheila Rovestand, Maurycy Gomu­
licky, Adriana Olivera, Manuel Sol Mateo Rivas Álvarez, Alejandro Murillo y Victoria
& Albert Museum.

159
El mensaje está en el tejido se terminó de imprimir en febrero de 2016 en los talleres de Offset
Rebosán, S.A. de C.V., Acueducto 115, Col. San Lorenzo Huipulco, Tlalpan, Ciudad de México. Para su
composición se usaron tipos ITC American Typewriter LT y Berthold Akzidenz Grotesk. El tiro fue de 500
ejemplares, impresos en offset en papel bond blanco de 90 g. El diseño y la formación estuvieron a cargo
de Rocío Mireles y Fernando Villafán. La corrección de textos fue hecha por Eduardo Méndez Olmedo.

Distribución: Tabaquería Libros. 55 5579 0411. tabaquerialibros@gmail.com


Este libro explora el acto de tejer como un fenómeno de comunicación,
de expresión, de identidad, pero también como una forma de
relacionarse, de dar abrigo, de entretenerse, de hacer comunidad,
de poner en acción las neuronas. Las autoras, escritoras y tejedoras,
examinan las posibilidades del nudo hasta que se convierte ya sea
en una pieza de arte, en un tag grafitero, en una prenda, un regalo,
una escritura, un oficio, una figura del yoga,
un acto de sobrevivencia o una necesidad de arroparse. Tejer como
una acción individual, solitaria, que se convierte en una forma de
entender el mundo. Así, hay hombres y mujeres que tejen o narran
historias sin saberlo, y otros que conscientemente quieren contar
esos relatos haciendo grafiti, tejiendo en colectivo y produciendo
arte. Este libro muestra la complejidad del tejido, su tradición
y sus aportaciones a la cultura, y reivindica el hecho de que tejer no
es un acto femenino anticuado, sino más bien un medio,
un soporte y un mensaje.

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