You are on page 1of 10

Escrito en el libreto de Dios

Serie: Rahab y el hilo de la redención

Carmen Espaillat: En medio de la guerra y la desolación, Dios, en Su


misericordia, salva a una mujer, a una prostituta.
Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de
Wolgemuth en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Dios no miró a Jericó y dijo, «oh, ahí
hay una buena mujer. Creo que la rescataré antes de juzgar la ciudad».
¿No es interesante, que Dios escogiera plantar semillas de fe y de gracia
en el corazón de una mujer que era un fracaso, que era rechazada,
alguien vil, alguien que no era noble? Ella estaba en el extremo inferior
de la escala social y moral, y Dios dijo: «Esa es la mujer que Yo quiero
salvar».
Carmen: Quizás has estado buscando a alguien para realizar una tarea
en particular. O probablemente has sido entrevistada o considerada para
un trabajo. ¿Te has sentido un fracaso?
Y si fuera Dios quien estuviera buscando… ¿a quién crees que
escogería? ¿Cuál es el criterio de Dios para escoger a una persona para
Sus propósitos? Con nosotras Nancy, dando inicio a la serie, «Rahab y
el hilo de la redención».
Nancy: Durante la década de los ochenta, yo era la productora ejecutiva
de un programa especial, en horario estelar, que salía al aire a través de
los Estados Unidos, se llamaba «América: eres muy joven para morir».
Este programa especial, este especial de televisión, involucraba algunas
recreaciones dramatizadas de escenas históricas, y por eso
necesitabamos algunos actores.
Contratamos a un director de Hollywood para ayudarnos a seleccionar
diferentes actores para actuar varios de estos roles, como Ben Franklin y
Abraham Lincoln. El director de reparto tomó a estas personas que
aplicaron para esta posición y las evaluó, revisó su resumé de trabajo, lo
que habían hecho, su historial, su entrenamiento, su experiencia, sus
habilidades, para ayudarnos a determinar quien sería el adecuado para
cada uno de estos papeles diferentes.
En nuestro ministerio, yo estuve involucrada por un número de años en el
departamento de recursos humanos, involucrada en contratar personal
para nuestro ministerio. Mientras estábamos en el proceso les decíamos
que llenaran un formulario y luego les pedíamos algunas referencias,
personas que pudieran atestiguar de su carácter, y les decíamos:
«¿Tienes una referencia de un pastor, o algún antiguo empleador?»
Con esta aplicación y estas referencias, estábamos tratando de revisar a
estas personas. Queríamos saber qué habían hecho, cuál había sido su
empleo anterior, en que habían estado involucrados, y de nuevo,
queríamos ver si eran adecuados para estas diferentes posiciones que
teníamos en nuestro personal.
La Escritura, la Palabra de Dios, es realmente una historia, y es un
drama. Es un drama de redención, y hay roles que Dios tiene para
diferentes personas en ese drama. Y en ese drama, Dios trabaja con
diferentes grupos de personas, como los israelitas en el Antiguo
Testamento o Su iglesia en el Nuevo Testamento. Dios trabaja con
individuos. Él reparte los papeles. Él los usa en diferentes roles para
cumplir Sus propósitos redentores en este mundo.
Cuando Dios está trabajando en el reparto que desea usar o cuando Él
está reclutando personas para actuar una parte en este drama de la
redención, nunca cesa de sorprenderme que Dios no usa el mismo
criterio que nosotros usamos cuando estamos haciendo el reparto para
un especial de televisión o cuando reclutamos a alguien para un puesto
de personal. Dios a menudo escoge gente que es completamente
diferente al tipo de persona que nosotros hubiéramos seleccionado,
si nosotros hubiésemos estado encargados de hacer el reparto o de
reclutar el personal.
Pienso en Samuel, por ejemplo, en el Antiguo Testamento, cuando fue
mandado por Dios para ungir y nombrar un rey para Israel. Samuel era
un profeta, y él era un hombre piadoso. Él tenía sus ideas de cómo se
vería el candidato perfecto, pero Dios era el director de repartos. Dios
tenía un conjunto diferente de criterios, y así Dios le dijo a Samuel, «no te
enfoques en las características obvias, las externas». Dios le dijo, «el
hombre mira la apariencia exterior, pero el Señor mira...», ¿qué mira el
Señor? «el corazón», el Señor mira el corazón (1 Sam. 16:7b).
En esta serie, queremos ver a una mujer en el Antiguo Testamento quien
jugó un papel importante en el drama de la redención, alguien quien si
nosotros hubiéramos sido el director de repartos para una película
cristiana, o si hubiéramos sido el director de reclutamiento para un
ministerio, probablemente ni hubiéramos considerado a esta mujer para
el trabajo. Si la Escritura no hubiera hecho resaltar a esta mujer, y si Dios
no la hubiera incluido en el libreto, probablemente ella hubiese sido
considerada como una fracasada, una insignificante.
En realidad, se hubiera quedado en el olvido. No tendríamos idea de
quién fue ella. Ciertamente no estaríamos sentadas aquí hablando
acerca de su vida hoy, pero estoy tan agradecida de que Dios es el
director del reparto, no solo en aquellos tiempos, sino que también lo es
hoy. El hecho es que, Dios escoge y usa a veces a los menos
indicados, a los que nosotros pensaríamos que son los menos
adecuados para el trabajo.
El Antiguo Testamento dedica un capítulo entero y parte de otro a la
historia de esta mujer, y luego en el Nuevo Testamento, hay tres
referencias sobre ella, y cada una de esas referencias la coloca en un
contexto muy significativo.
Durante los próximos programas, vamos a ver su historia, primero en el
Antiguo Testamento. Luego vamos a rastrearla en el Nuevo Testamento
y vamos a ver cómo Dios la usó. Así que déjame pedirte que vayas a tu
Biblia, si la tienes contigo, al libro de Josué; el libro de Josué, capítulo
dos.
Ahora, déjame exponerte el escenario aquí. Los hijos de Israel han
pasado 400 años de esclavitud en Egipto. Luego Dios los libertó, los llevó
por el Mar Rojo, los liberó de su cautividad, pero han pasado 40 años
errantes en el desierto por su incredulidad. Dios quiere llevarlos a la tierra
prometida, y ahora finalmente se están preparando para entrar a la tierra.
Josué, por quien es nombrado este libro, fue el sucesor de Moisés, como
líder de los hijos de Israel, y los israelitas están acampando a varias
millas al este del río Jordán. La tierra prometida está al oeste del río
Jordán y los hijos de Israel están al este del río Jordán, así que, ¿Qué se
interpone entre ellos y la tierra prometida? El río Jordán.
Esa es la frontera, y están acampados en el lugar que en la Escritura, en
la mayoría de sus versiones, se le llama Sitim, S-i-t-i-m. Josué manda
secretamente a dos hombres a la tierra para revisarla, para ver cómo es,
y regresar con un reporte. Así que leemos en Josué 2 versículo 1,
«Josué el hijo de Nun, envió secretamente desde Sitim a dos espías,
diciendo: “Id, reconoced la tierra, especialmente Jericó.” Fueron, pues, y
entraron en la casa de una ramera que se llamaba Rahab, y allí se
hospedaron.»
Ahora, vamos a parar ahí y vamos a ver el trasfondo aquí. Estos dos
hombres cruzan el río Jordán. Atravesaron el río por el vado. Caminaron
por el agua, y van a este pueblo de Jericó, que está localizado como a
cinco millas al oeste del río Jordán.
Es una ciudad importante. La estudiaremos con más detalle en esta
serie. Es un cruce importante, por así decirlo. Una vez hayas pasado
Jericó, puedes seguir una carretera al norte o al sur a Palestina. Desde
Jericó, los hijos de Israel podrían conquistar las otras ciudades que Dios
quería que tomaran para que la tierra prometida fuera de ellos.
Los dos hombres cruzaron el río, y fueron a Jericó. La primera persona
que se nos presenta en la tierra prometida, es una mujer llamada Rahab.
Ahora, no se nos dice cómo los dos espías llegaron a la casa de Rahab,
pero no hay duda de que la providencia de Dios estaba involucrada en
dirigirlos a esa casa en particular y a esa mujer en particular, a Rahab.
Hablaremos un poquito más en la próxima sesión acerca de cómo fue
que pudieron haber llegado allí, pero por el momento, veamos en esta
sesión el trasfondo de Rahab. ¿Qué conocemos de ella? ¿Qué tipo de
mujer era?
Primero, su trasfondo cultural, sabemos que ella vivía en la ciudad de
Jericó, la cual era una ciudad importante en Canaán. Ella era cananea; a
veces verás a las personas de Canaán ser llamadas amorreos. Esos
términos generalmente son usados, intercambiablemente en las
Escrituras. Cuando ves cananeos o amorreos, usualmente se refiere a
las personas que vivían en esta área de Palestina en ese tiempo.
Los cananeos, los amorreos habían sido una cultura malvada, violenta y
pagana por siglos, regresando atrás hasta los tiempos de Abraham. Un
diccionario bíblico que leí decía que los amorreos representaban todo lo
abominable ante los ojos de Dios. Los amorreos, los cananeos, de los
cuales Rahab era una, odiaban todo lo que Dios amaba, y amaban
todo lo que Dios odiaba.
A través del Antiguo Testamento, encontrarás referencias repetidas de la
corrupción y de la maldad de los cananeos, de los amorreos. De hecho,
cuando Dios, más tarde en la historia de los hijos de Israel, quería
señalar la maldad de Su propio pueblo y Él no podía pensar en algo peor
con que relacionarlos o compararlos, usaba a los amorreos para
compararlos.
En Ezequiel capítulo 16, Él le dijo a los israelitas, «tu padre era amorreo
y tu madre hetea» (v.3). En otras palabras, eres igual que tus padres.
Estás actuando igual como esa gente pagana. Estás actuando como si
de allí vinieras.
«Has caminado en sus caminos, y has hecho de acuerdo a sus
abominaciones», le dice Él a los hijos de Israel. Él dice, «tú confiaste en
tu hermosura, te prostituiste a causa de tu fama y derramaste tus
prostituciones a todo el que pasaba» (v.15). Dios está diciendo que así
eran los cananeos. Así eran los amorreos. De ahí venía Rahab.
Dios le prometió a Abraham y a sus descendientes, cientos de años
antes, que un día Él le daría a Su pueblo derechos sobre la tierra de
Canaán, y Dios le dijo a Abraham por qué. Les dijo, «por causa de estas
abominaciones que esta gente ha cometido, el Señor tu Dios expulsará a
esas naciones», los cananeos y los amorreos, «de delante de ti» (Deut.
18:12). Dios dijo, «los voy a arrojar fuera de la tierra. Su maldad es tanta
que los voy a traer a juicio, y te voy a dar a ti y a los hijos de Israel los
derechos de la tierra.»
Así que cientos de años antes de Rahab, y este trasfondo ayuda a
darnos un contexto de su vida, cientos de años antes, Dios declaró que
Su juicio caería en los cananeos y que a la simiente de Abraham, la
semilla judía, se le daría la tierra. Pero Dios le dijo a Abraham, «no lo voy
a hacer todavía. Todavía no es el tiempo correcto».
«Primero», Dios le dijo a Abraham, y regresamos a Génesis capítulo 15
para leer esta profecía, Dios le dijo: «Ten por cierto que tus
descendientes (hablándole a Abraham), serán extranjeros en una tierra
que no es suya, donde serán esclavizados» (v.13). ¿De qué lugar está
hablando? De la tierra de Egipto donde los israelitas fueron esclavos por
400 años.
«Y serán oprimidos» dice él, «por cuatrocientos años» (v.13). Esa es la
referencia a la esclavitud de los hijos de Israel en Egipto, y luego Dios les
dice a los hijos de Israel que «en la cuarta generación ellos regresarán
acá», lo cual en aquellos tiempos, una generación era medida como 100
años. «Ellos regresarán acá porque hasta entonces no habrá llegado a
su colmo la iniquidad de los amorreos» (v.16).
¿Qué quiere decir eso? Dios había esperado por cientos de años
mientras sus hijos sufrían en Egipto. ¿Qué estaba haciendo Dios? Él no
quería que ninguno se perdiera.
Dios quería darles a los cananeos, los amorreos, una oportunidad de
arrepentirse, de tornarse de su iniquidad. Así que por 400 años, Dios
extendió Su gracia. Dios extendió Su misericordia mientras Su pueblo, a
quien le pertenecía la tierra, estaba sufriendo en Egipto.
Acuérdate cuando estés sufriendo, que quizás no sea por tus
propios pecados. Podría ser que Dios está queriendo darle a alguien
más la oportunidad de arrepentirse para que no se pierda. Pero los
amorreos, los cananeos, no se habían arrepentido. Ahora, su copa de
iniquidad estaba llena. Se estaba desbordando, y era tiempo de que
fueran juzgados.
Esa destrucción, ese juicio de los amorreos, tomó lugar, se cumplió, en el
libro de Josué cuando Josué y los hijos de Israel marcharon dentro de la
tierra; destruyeron a los cananeos como Dios les dijo que hicieran, y se
establecieron en la tierra.
¿Qué era tan malvado de estos cananeos? ¿De qué se les estaba
juzgando? Bueno, en el libro de Levítico, capítulo 18, Dios les dio a Sus
hijos una serie de leyes, leyes en contra del incesto, del adulterio, del
bestialismo, de sacrificar niños a dioses paganos. Dios dijo, «no puedes
hacer ninguna de estas cosas. Son abominación para Mí».
Esas eran prácticas que los amorreos y los cananeos estaban haciendo
como su estilo de vida. Ellos eran enemigos de Dios, y Rahab había
crecido en esa cultura. Era parte de esa cultura. Ella era producto de
esa cultura.
Ahora, no sólo vemos su trasfondo cultural sino también su trasfondo
religioso. Como todos a su alrededor, como todos los otros cananeos y
amorreos, ella era una pagana. Era una idólatra.
Los cananeos adoraban muchos dioses. Tenían capillas, templos, ídolos
en todos lados a través de la tierra de Canaán, y sus prácticas religiosas
incluían cosas como la prostitución ritual, y sacrificios de niños. Ahora,
estas cosas son inimaginables para nosotros, pero ellos estaban
involucrados como parte de su religión en estos indescriptibles hechos.
Rahab no conocía otra cosa. Ella no tenía la Palabra escrita de Dios.
Nunca había oído a un predicador. No tenía una iglesia. No conocía a
ningún otro creyente. Ella se crió en total, absoluta oscuridad
espiritual.
¿Cuál era su trasfondo moral? Hemos visto su trasfondo cultural, su
trasfondo religioso. ¿Qué tal su trasfondo moral? Bueno, se nos dice que
era una prostituta. Algunas de sus versiones dicen que era una ramera.
Algunos han sugerido que pudo haber tenido un negocio lucrativo
producto de su prostitución. No sabemos eso con exactitud, pero sí
sabemos que el pecado sexual era una forma de vida para Rahab.
Era un estilo de vida. Es como ella se ganaba la vida. Sabemos que
estaba esclavizada a los deseos de su carne. Era una adicta al sexo.
Ahora, lo que no sabemos es cómo fue su crianza familiar. Sabemos que
tenía una madre, un padre, hermanos y hermanas. Vamos a ver eso.
No sabemos qué tipo de heridas o daño pudo haber experimentado en su
pasado. No sabemos qué le pudieron haber hecho. No sabemos nada
acerca de eso, pero sí sabemos que ella se involucró en pecados
sexuales como forma de vida, como un medio de proveer para sí misma.
Ahora, algunos comentaristas y eruditos antiguos sugieren que Rahab no
era una prostituta, sino que simplemente manejaba una posada, y la
palabra en el hebreo del Antiguo Testamento que es traducida
«prostituta», también pudiera ser traducida como «posada». Yo pienso
que quizás estos comentaristas y eruditos antiguos quisieron remover el
estigma asociado con esta mujer, quien se convirtió en uno de
los ancestros de Cristo.
¿Cómo puede tener Cristo una prostituta en Su trasfondo, en Su linaje?
Pero no hay duda de que esta mujer era una prostituta. La palabra
traducida «prostituta» que se usa en referencia a Rahab en el Nuevo
Testamento ocurre dos veces, «Rahab la prostituta», y no hay duda en el
lenguaje griego de que se trata de una prostituta. De hecho, es la palabra
relacionada con porne en el griego, de donde obtenemos nuestra palabra
pornografía.
Pudo haber sido una posada, pero sin duda, también era una mujer de
mala reputación. Creo que es importante, al ver la vida de esta mujer,
que nos demos cuenta de que ella no era solo producto de una
cultura malvada, aunque sí lo era, y no solo era una víctima de su
forma de crianza. No era una inocente espectadora. Era una
participante activa en la iniquidad que caracterizaba su cultura.
Había participado a sabiendas en lo malo, y había personalmente sacado
ganancia de los apetitos degradados de su cultura. Juntas todo esto y
dices, desde nuestra perspectiva, Rahab era una candidata
improbable para la gracia de Dios. ¿Estarías de acuerdo? Piensa en
su trasfondo, lo mismo Jericó; era también un lugar improbable para
que la gracia creciera y se derramara o para que se hallara fe allí.
Tenemos todo un capítulo en el libro de Josué, Josué capítulo dos, que
está dedicado a su historia. Mientras se desarrolla la historia, vemos que
su vida es un contraste con el resto de los cananeos. Es un contraste con
la ciudad de Jericó. Vemos en su historia los temas de juicio, lo cual
Jericó experimentó, y salvación, la cual Rahab experimentó, y vemos
estos dos temas de juicio y salvación, uno al lado del otro, a través de la
Escritura, dos hilos o temas grandes a través de la Palabra de Dios.
Carmen: Nancy regresará en un momento para concluir nuestro tiempo
juntas.
A la luz de nuestra reciente serie sobre la vida de Josué, escuchar
acerca de Rahab ha sido emocionante. Por un lado tenemos a los
israelitas y la conquista de la tierra prometida, y por otro lado tenemos
esta escena con una prostituta, Rahab, criada en medio de una cultura
pagana.
Es tan natural para nosotras pensar que no había esperanza para ella
dado su trasfondo cultural, religioso y moral. Sin embargo Dios la escogió
como parte de Su linaje. ¿Te sientes tú inmerecedora de la gracia de
Dios?
Como Nancy nos lo ha estado explicando, juicio y salvación son dos
temas que vemos a lo largo de toda la Escritura. Merecemos el castigo
por nuestro pecado, pero Él ha provisto una puerta de redención.
El programa de hoy da inicio a la serie titulada, «Rahab y el hilo de
redención». En esta veremos más profundamente el amor que Dios
muestra a pecadores que por fe abrazan la verdad de Su Palabra.
Aquí está Nancy de regreso con nosotras,
Nancy: Ahora, Dios no miró a Jericó y dijo, «oh, ahí hay una buena
mujer. Creo que la rescataré antes de juzgar la ciudad». ¿No es
interesante, que Dios escogiera plantar semillas de fe y de gracia en el
corazón de una mujer que era un fracaso, que era rechazada, alguien vil,
alguien que no era noble? Ella estaba en el extremo inferior de la escala
social y moral, y Dios dijo, «esa es la mujer que Yo quiero salvar.»
Así que humanamente hablando, Rahab es la última persona que
esperaríamos encontrar interesada en convertirse en una creyente. No
esperarías encontrar fe genuina en una mujer con este tipo de pasado,
¿verdad?
La parte de la historia de Jericó con la que estamos más familiarizados
es la parte cuando los muros cayeron. Todo y todos fueron destruidos, y
esa es una parte importante de la historia de Jericó. Es una historia de
juicio divino. Es una historia de juicio merecido.
La historia es una advertencia para individuos y culturas que odian a
Dios, pero la historia de Jericó no es solo una historia de juicio. Es mucho
más que eso.

 Es una historia de esperanza.

 Es una historia de gracia.

 Es una historia de misericordia.

 Es una historia de salvación.

 Es una historia de cómo Dios, en Su increíble y maravilloso amor,


encontró a una persona improbable en un lugar improbable, y
antes de Dios juzgar esa ciudad perversa, Dios demostró
misericordia.

Dios le concedió gracia y fe a esta mujer y a su familia y salvó sus vidas


de destrucción, y estoy tan agradecida de que todavía tenemos un Dios
que aunque un día tendrá que mandar juicio sobre este mundo perverso
y corrupto, tenemos a un Dios que está buscando salvar pecadores,
un Dios que dice, «Yo puedo reclamar y redimir a fracasados,
pecadores, perdedores, y hacer algo nuevo de sus vidas».
Carmen: Esta es Nancy DeMoss de Wolgemuth trayéndonos enseñanza
práctica de la Palabra de Dios.
Dios no vio una mujer y la rescató. Él plantó semillas de fe en el corazón
de alguien que a nuestros ojos nunca sería recipiente del favor de Dios.
Es maravilloso ver cómo Él puede hablarnos por medio de la vida de
Rahab para recordarnos, a ti y a mí, qué tan necesitadas estamos de Él y
qué tan grande es Su misericordia para con nosotras.
Una mujer comentó en uno de nuestros programas anteriores lo
siguiente,
«Gracias por este regalo. El estudio ha sido un hermoso y largo recorrido
que me ha mostrado mis pecados, mis debilidades, mis temores, pero
sobre todo me ha dado mucho ánimo y esperanza en seguir esta carrera,
en mostrar la obra de Nuestro Señor en mi vida. Amo al Señor, pero sigo
sin mostrar mi gozo y confianza en Él y en Su Palabra, en mi hogar.
Ha sido un reto para mí este estudio y creo que voy a empezar a
escucharlo nuevamente para descubrir más de lo que él Señor espera de
mí. GRACIAS a Nancy y al equipo de Aviva son una bendición en mi
vida. Quiero que sepan que este estudio ha traspasado fronteras desde
América a Europa tanto para creyentes como no creyentes. Solo le pido
a Dios que esto sirva para llevar corazones al arrepentimiento y a buscar
a Jesús como su único Salvador y Redentor. Las amo y oro por este
Ministerio tan maravilloso».
Nancy, constantemente nos escriben para dejarnos saber que Dios está
usando Aviva Nuestros Corazones,
Nancy: No te puedo decir el gozo que trae a mi corazón escuchar este
tipo de historias y recibir este tipo de cartas, y yo sé que solo Dios puede
cambiar vidas. Desde el comienzo de Aviva Nuestros Corazones, le
hemos pedido a Él que use este programa para edificar Su reino, y estoy
segura de que sin el apoyo de la oración de nuestros oyentes, no
estaríamos escuchando este tipo de historias.
Me trae mucha paz y ánimo cuando estoy estudiando, orando y
grabando, el saber que hay un equipo cuidando por nuestras
necesidades de oración y por nuestras necesidades financieras. Este
apoyo permite que el equipo de Aviva Nuestros Corazones pueda
enfocarse en el ministerio al cual Dios nos ha llamado: llamando a las
mujeres a libertad, plenitud y abundancia en Cristo.
Carmen: Si nos escuchas hoy te invitamos a orar por este ministerio,
para que Dios siga abriendo puertas para que este mensaje corra
alrededor del mundo. Puedes también visitarnos
en AvivaNuestrosCorazones.com y hacer uso de los recursos que allí
tenemos para ti.
Y si Dios te ha bendecido económicamente, te invitamos a ser parte de
aquellas que hacen posible este ministerio por medio de sus donaciones.
Puedes dar una ofrenda especial, o apoyarnos mensualmente. Como
agradecimiento por tu donación de cualquier monto hoy, te enviaremos
un acceso para descargar el recurso, «Convirtiéndote en una mujer
prudente».
Proverbios 14:1 dice: «La mujer sabia edifica su casa, pero la necia con
sus manos la derriba». Ninguna mujer se propone destruir su hogar. Esto
sucede de maneras sutiles; con actitudes, palabras, acciones. Camina
versículo a versículo a lo largo de Proverbios 7 y descubre las
características de una mujer necia. El recurso, «Convirtiéndote en una
mujer prudente» te ayudará a hacer precisamente esto.
Indica que quieres recibir un acceso para descargarlo, por tu apoyo de
cualquier monto —y para hacer este ministerio posible— a través de
nuestra página web, AvivaNuestrosCorazones.com. Si vives en EEUU o
Canadá también puedes llamarnos al 1-800-569-5959. Asegúrate de
indicar que tu aporte es para el ministerio de alcance hispano.
Mañana continuaremos nuestro vistazo a la vida de Rahab, y
descubriremos cómo Dios todavía está obrando aun en las escenas más
corruptas. Únete a nosotros aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Corriendo la carrera de la fe juntas, Aviva Nuestros Corazones con
Nancy DeMoss de Wolgemuth, es un ministerio de alcance de Life Action
Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos
que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la serie de radio.
Temas: Mujeres de la Biblia

You might also like