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El presente estudio es continuación de"Alquimia en el Bosco", y como el anterior

pertenece al libro La Alquimia en el Bosco, Durero y otros pintores del Renacimiento


(Ed. Symbolos, colección Arte y Literatura, Barcelona 1989), hoy agotado.

Antología de Textos Herméticos


"LA MELANCOLIA" DE ALBERTO DURERO:
UN PEQUEÑO TRATADO DE ALQUIMIA
JOSE ANTONIO BERTRAND

En el grabado "La Melancolía" se encuentran representados todos los símbolos de la


gran obra. Este grabado es el primero de una serie dedicada a los cuatro humores
del cuerpo humano: melancólico, flemático, colérico y sanguíneo. La melancolía,
oscilante entre la tristeza mórbida, la depresión y el sueño, es un estado típicamente
alquímico. Este estado psicológico corresponde al color negro de la putrefacción. La
palabra melancolía deriva etimológicamente del griego melas (negra) y chole (bilis),
y corresponde a la fase de la nigredo en la cual la materia de la obra toma el color de
la muerte.

Analicemos los símbolos del grabado de Durero. Observamos en primer lugar el


reloj de arena y la balanza. Estos dos símbolos son atributos de Saturno, y le sirven
para medir y pesar la vida. Saturno se nos aparece ya desde la antigüedad como la
encarnación del tiempo. La energía saturnal es una energía melancólica y consciente
del pasar del tiempo, y Saturno corresponde al plomo y al color negro. Estos mismos
atributos, el reloj de arena y la balanza, los encontramos a menudo en los tratados
alquímicos.1

La rueda de molino que encontramos en un segundo término del cuadro es también


un símbolo hermético; simboliza la "vía seca" que conduce a la perfección de la obra
magna. Lo mismo puede decirse de la llamada "vía húmeda". Estas dos vías, o
caminos, aluden a los dos métodos de realización hermética, siendo la primera de
ellas solar y la segunda lunar, sin que por ello la una sea superior a la otra, sino que
más bien se complementan en el proceso de ascesis o transmutación. La rueda de
molino simboliza también la putrefacción que desintegra la semilla y los metales
que se encuentran en el seno de la tierra. Señalemos que las comparaciones agrarias
se encuentran a menudo en los tratados alquímicos. Por ejemplo, Nicolás Flamel
escribía:

"El campesino prepara la tierra para multiplicar la semilla: la hace crecer, madurar,
recoge el fruto y fabrica la harina con la cual hace el pan. Si se mira bien, este
procedimiento es también el de nuestra piedra".

Podemos resumir admitiendo que en Saturno se encuentra la putrefacción, la


nigredo, y en consecuencia la enseñanza de una resurrección que está en el interior
de toda muerte. Pero a estas alturas nos podemos preguntar qué es la tan celebrada
putrefacción. Quizá se pueda explicar como una desintegración del "yo", un
descuartizamiento o una disolución, lo que recuerda las técnicas rituales de las
iniciaciones chamánicas. El plomo de Saturno contiene en sí el oro de los filósofos, lo
que hizo decir a Jacobo Boehme:

"El paraíso está todavía en este mundo, pero el hombre está lejos de él hasta que no
se regenere".

Según Isaac el Holandés:

"De Saturno nace y se hace la piedra filosofal, no hay más secreto que éste: El
secreto está en Saturno, porque en el Sol no hallamos la perfección que hay en
Saturno",

tal es el valor asignado al principio de inmanencia del cual surgirá el mundo mágico
de los filósofos herméticos.

La piedra de Saturno puede ser asimilada al poliedro que se encuentra en el grabado


de Durero. Este poliedro y la esfera que se encuentra a los pies de la figura humana
nos recuerdan que la alquimia tiene la geometría en la base de su enseñanza. El
Rosarium Philosophorum nos habla de la perfección de la esfera:

"Lo que tiene el menor número de ángulos es lo que está más cerca de la belleza y la
simplicidad".

La esfera de "La Melancolía" es análoga al perro que está enroscado sobre sí mismo;
los dos expresan la idea filosófica del Uno-Todo que corresponde al ideograma
alquímico del círculo, línea que termina en sí misma. El Uno-Todo se asimila
también al huevo que encierra toda generación en estado potencial; también se
identifica con la serpiente uroboros (que se muerde la cola). Según Panofsky y Saxl,
la esfera y el poliedro están en relación con el hecho de que Saturno era ya desde la
antigüedad un dios de la agricultura.

La medida de los campos habría hecho nacer en consecuencia la geometría; ge,


tierra, metrein, medir: por tanto "medida de la tierra". La esfera y el poliedro como
formas geométricas, ligadas a la energía saturnal, están por tanto en la base de la
doctrina hermética.

Hallamos detrás del poliedro un vaso que contiene fuego sobre el que aparece un
pequeño recipiente en forma de corazón. Este pequeño artefacto lo encontramos a
menudo en los laboratorios alquímicos. Vemos sobre el mar un arco iris que
simboliza el total de los colores de la gran obra y la unión del cielo y la tierra. Estos
símbolos, fuego y agua, no son gratuitos. Para los filósofos herméticos Saturno es
"nuestro plomo", esto es la tierra; mientras que Mercurio, el ente acuoso, son todas
las formas sutiles y sensitivas del alma. Plomo (tierra) y Mercurio (agua) se
completan con el ente ígneo. En el grabado de Durero, tierra, agua y fuego están
indicados por el poliedro (tierra), el mar del fondo (agua) y por el pequeño artefacto
entre el poliedro y el mar (fuego).
Cerca del poliedro se alza una escalera de mano. Podemos apreciar los siete
peldaños por los cuales el iniciado tendrá que subir para recoger los frutos del árbol
hermético; así nos viene mostrado en una escena del Splendor Solis, tratado
alquímico, obra de Salomón Trismosin. Esta escalera ilustra la iniciación progresiva
que guía a la iluminación, es decir, señala las dificultades que hace falta superar
antes de obtener la piedra filosofal2

El perro que aparece detrás de la esfera, enroscado y melancólico, es otro símbolo


alquímico. El perro es un símbolo mercurial, pero también es el animal del
melancólico o hipocondríaco, esto es, de personas tristes cuyo humor depende del
estado de su bajo vientre. Esta región es la cámara de Saturno,3 la cámara de la
melancolía. El perro es también considerado por los alquimistas como el símbolo del
azufre, y algunas veces simboliza el oro por su relación con Saturno, pues sabemos
que el oro se encuentra ya en Saturno en estado potencial.

Finalmente tenemos sobre la cabeza de la figura humana un cuadrado con 16 cifras


cuya suma da 34 en cualquier sentido. Es el "cuadrado mágico" de Júpiter. Sabemos
que el dios de los dioses corresponde a la piedra filosofal. Quizá es este talismán el
que da origen a toda la composición: la melancolía sueña con el trofeo del Ars
magna, el gran misterio evocado por el talismán. Es significativo que el talismán
cobra su fuerza cuando es favorable la constelación del planeta, en este caso cuando
la Luna entra en el primer grado del signo de Libra, y Júpiter está en conjunción con
el Sol. Esta es la fórmula tal y como la reveló Paracelso y fue recogida por el Petit
Albert.4 Obsérvese que 34 suma 7; siete son los peldaños que tiene que remontar el
iniciado para su iluminación; siete son los planetas; siete los metales y siete los días
de la semana en los cuales Dios creó el universo. Obsérvese igualmente que siete son
los pasos que ha de realizar el iniciado en el interior del palacio hermético: Saturno,
Júpiter y la Luna para la obra al blanco, o albedo. Marte, Venus y el Sol para la obra
al rojo o rubedo, o piedra. Todo ello presidido por Mercurio; ¿no es esto coincidente
y revelador?

El niño que aparece junto a la figura corresponde al Ludus puerorum hermético.


Recordemos que también Lucas Cranach, en 1472, hizo diversas pinturas con la
imagen de la Melancolía en las que se ven diversos niños jugando en torno a ella.5
Pudiera parecer que el niño opone su tierna juventud a la vejez de Saturno,
expresando de este modo la esperanza en la nueva era que está en el interior del
mito de este dios primordial, y por lo tanto en la transmutación del estado
melancólico. ¿Corresponden estos niños a la coagulación que anuncia la renovación
vital de los metales-energías después de su putrefacción? Ciertamente que sí, pero a
pesar de las apariencias en la relación niño-viejo hemos de ver sobre todo una
coincidencia más que una oposición pura y simple, y a este respecto conviene
recordar la expresión puer-senex, que era una de las fórmulas más alabadas por los
maestros herméticos del Renacimiento. Con dicha fórmula se estaba indicando que
la verdadera madurez espiritual se consigue combinando por igual la energía
renovadora de la juventud (simbolizada por el joven dios Mercurio, el alado
mensajero de los dioses) y la serena y madura sabiduría propia de la vejez
(simbolizada por Saturno, el antiguo dios de la edad de oro). Mercurio libera a
Saturno de su excesiva tendencia a la melancolía y a la lentitud, y a su vez Saturno
atempera la fogosidad impetuosa -que puede tornarse irreflexión- de Mercurio, con
lo que se consigue la coincidencia de los opuestos. Alexander Sethon formuló:

"No quieras estar afectado porque cosas contradictorias se presenten a ti en mis


tratados; comprenderás que la rosa no se encuentra sin espinas".6

Lo cierto es que los autores alquímicos compararon a menudo la gran obra a los
ejercicios caseros de las mujeres y a las distracciones infantiles. Es así que
utilizaron, según la fase del proceso experimental, la actividad de las lavanderas, la
de las cocineras y la de las hilanderas de rueca. En un catálogo de fecha reciente
encontramos una nota reveladora sobre "La Melancolía":

"Obra notable y estilísticamente elevada entre las de Durero, firmada y fechada en


1514, es también la más conseguida síntesis figurativa de su pensamiento artístico y
filosófico. La actividad de la figura, la presencia casi imperativa de los objetos en
torno a ella, como signos a descifrar, y sobre todo el título, han ofrecido un vasto
campo a las interpretaciones".

Fundamental es la interpretación de Panofsky7 que ve aquí la representación del


humor melancólico y en consecuencia (de acuerdo con el neoplatonismo de Cornelio
Agrippa de Nettesheim) la expresión del furor divino, del genio. Melancolía en
consecuencia, no como temperamento, sino como primer estado psicológico del
proceso alquímico, equivalente al fin que se propone el procedimiento artístico:
descifrar la realidad desde el interior con la imaginación creadora; situación de
angustia y trabajo creativo, astrológicamente presidida por Saturno, preludio de la
alegría del rescate de las tinieblas por el influjo benéfico de Júpiter.

Finalmente es de notar la interpretación que nos da H. Knackfuss8 de este mismo


cuadro:

"Aquí está sentada una figura que encarna el poder del intelecto humano, coronada
por el laurel de la fama, rodeada por símbolos del conocimiento humano y su poder,
utensilios y figuras geométricas. Esta potente figura cae finalmente cansada,
consciente de sus imperfecciones. Se asemeja al niño que está sentado sobre la
rueda haciendo sumas y ejercicios en una tablilla. La figura envidia al perro, el cual
no tiene apetito por el conocimiento. Los números, símbolos de la limitación del
espíritu humano. La escalera, burla de la pequeña altura a la cual puede alzarse el
hombre. El reloj de arena, la campana, la balanza, el cuadro con los números, todos
ellos nos hablan de la ingenuidad sin finalidad alguna de la mente humana; espacio y
tiempo limitan el intelecto humano. Consciente de su limitación en relación con el
universo, el genio mira sin esperanza, su mano reposa sobre el libro en el cual el
misterio no es revelado, y sobre compases con los cuales no puede medir el
misterio. Todo ello nos dice y sugiere un pensamiento: podemos saber muy poco o
nada. Durero mismo escribía esta confesión: 'El error está en la percepción, la
oscuridad es tan grande en nuestro interior que sólo nuestro probar es ya un
fracaso'".

Esta interpretación es cierta, pero debemos aclarar que ella se limita sólo al plano
psicológico. Evidentemente el mensaje (o al menos parte de él) que Durero quiso
dar con este grabado era el de mostrarnos las limitaciones del espíritu humano ante
la grandiosidad de la obra de la creación, pero no por ello los símbolos que aparecen
rodeando la figura de la Melancolía tienen exclusivamente un sentido psicológico,
sobre todo aquellos que, como los números y las figuras geométricas, son
susceptibles también de una transposición cosmogónica, y más aún metafísica. Y
esta transposición es la que precisamente la tradición hermética toma en cuenta
ante todo.

La vida de Durero en relación con su pensamiento filosófico

Recientes investigaciones, entre las que destacan las de Ananda K. Coomaraswamy y


Frances A. Yates, han señalado, y sin duda con razón, que Durero estuvo influido
poderosamente por el esoterismo y la filosofía oculta del Renacimiento, es decir por
el corpus doctrinal que reunía en una sola tradición la llamada cábala cristiana y las
ciencias herméticas como la alquimia y la astrología. Ciertamente se observan
algunas tendencias en su arte y filosofía que indican una íntima ligazón con la
ciencia de Hermes comprendida como un todo.

Hacia el 1500 aparece un autorretrato de Durero caracterizado como Ecce Homo,


que quiere ser una alusión simbólica al concepto que Durero estaba madurando,
esto es, que el genio del artista viene de Dios. Es este el límite extremo, sagrado, de
la sublimación de la figura del artista a la que Durero se inclinaba junto a la mayoría
de sus contemporáneos. El genio del artista proviene de la Deidad y el artista tiende
hacia ella. En esto está la correspondencia entre el artista y el alquimista iniciado, el
cual practica el arte por excelencia. También el hecho de retratarse como Cristo
acerca a Durero a la esencia de la doctrina. Ya hemos visto en el capítulo sobre el
Bosco el paralelismo entre Cristo y el iniciado. Este último a través de la pasión,
muerte y resurrección, consigue la iluminación, del mismo modo que Cristo.
También Adán, que contiene en sí a Eva -el mercurio, el elemento femenino-, es un
modelo del alquimista, símbolo vivo, persistente en el hombre, de la piedra filosofal,
el andrógino hermético, la unión perfecta del azufre y el mercurio. Sin embargo, la
intención de Durero cuando pintó el "Adán" (1507) era también la de dar el valor de
un canon de perfectas proporciones del cuerpo humano. Podemos afirmar en
consecuencia una relación entre la alquimia y este Adán. De cualquier modo la
forma de individualización de este personaje revela en Durero una religiosidad
profunda y un respeto absoluto por el misterio del alma humana.

De 1513 y 1514 son los tres grabados maestros de Durero: "El caballero, la muerte y
el diablo", "San Jerónimo en su celda", y "La Melancolía". Constituyen un tríptico
alegórico-simbólico de tres tipos de virtud, respectivamente: la decisión y la
actividad, la teología y la meditación, la vida del genio secular en el mundo racional e
imaginativo de la ciencia y del arte. Este contenido ideológico de difícil comprensión
para los no iniciados, está armónicamente asimilado en un destilado sentido formal
donde se funden en perfecto equilibrio el valor del espacio y del volumen por el
efecto de la luz que da seráfica brillantez a las superficies. A través de la meditación
sobre Dios (San Jerónimo), la decisión y la vida activa (El caballero, la muerte y el
diablo) y la ya mencionada "Melancolía" de signo saturnino, Durero parece decirnos
alguna cosa sobre la esencia de la doctrina hermética.

Una severidad moral, que toca momentos de dramatismo, caracteriza los últimos
años de la vida de Durero, profundamente partícipe del clima religioso suscitado en
Alemania por la Reforma. Esto lo testimonia su última obra pictórica "Los cuatro
apóstoles", pintada en el 1526, dos años antes de su muerte. Durero añadió a las dos
pinturas citas y advertencias contra los falsos profetas; una actitud típica de los
iniciados de la época consistía en advertir del peligro de los "sopladores de carbón",
falsos alquimistas suspendidos en la superficie de las manipulaciones alquímicas,
espíritus viles engañados por la materia vulgar y sus transmutaciones, incapaces de
comprender el verdadero sentido del mensaje alquímico.

Figuras y comentarios

Antología

NOTAS
1 Por ejemplo en el Ordinal of Alchemy de Thomas Norton, en los Symbola
Aurea de Maier y Geber, así como en el De alchimia de Sto. Tomás de Aquino.
2 Así es testimoniado por algunos tratados alquímicos, como el de Guido de
Montanor Scala Philosophorum, o el de Etteilla Les Sept nuances de l'oeuvre
philosophique hermétique.
3 Es interesante advertir que la "cámara de Saturno" es la parte del cuerpo que
corresponde al aparato intestinal, que por la forma que reviste se ha asimilado
tradicionalmente al laberinto iniciático. Al igual que el laberinto protege y oculta el
centro espiritual, los pliegues de los intestinos rodean el centro vital del hombre
(que es también el centro del cuerpo), que el taoísmo denomina "Tan tien inferior",
centro o chakra donde se manifiesta el chi o hálito en un "mar de cinabrio", que
puede equipararse a las aguas mercuriales o "caos" alquímico.
4 Secrets merveilleux de la magie naturelle et cabalistique du Petit Albert,
Lyon, 1729. La palabra talismán deriva de telesma (maravilla), término que indica la
fuerza creadora del universo, tal cual puede leerse en la Tabla de esmeralda de
Hermes Trismegisto: "Telesma, el Padre de todas las cosas, está aquí". Esta fuerza
creadora del arquetipo celeste es la que queda plasmada en el talismán, que deviene
así un pantáculo o "pequeño todo" gracias a las correspondencias entre el macro y el
microcosmo. El misterio, por su misma naturaleza, tiene el poder de la ubicuidad, es
decir que se encuentra en todas las cosas y seres, que gracias a él pueden existir. "El
mundo no subsiste sino por el secreto (misterio)" se lee en el Zohar.
5 Salomón Trismosin: Splendor Solis, Arnaldo de Vilanova: Ludus puerorum,
Eck de Sulzbach: Clavis philosophorum, ludus puerorum et labor mulierum.
6 "La nueva luz química", en Eugène Canseliet: La Alquimia explicada sobre sus
textos clásicos, Madrid, 1981.
7 Vida y Arte de Alberto Durero, Madrid 1982. nota 1.
8 H. Knackfuss: Dürer, Bielefeld y Leipzig, 1900.
Interpretation of this Drawing (by John Read)

Early in the sixteenth century, the famous German artists and engravers, Albrecht
Durer and Lucas Cranach, were influenced to some extent by alchemical ideas and
symbolism, but they left no pictorial impression of an alchemist or his laboratory.
Durer (1471-1528), one of the two greatest artists Germany has ever produced, was
particularly skilled in drawing on the block for the wood-cutter and in engraving on
copper with his own unsurpassed hand. In 1513 and 1514 he wrought three
engravings on copper that will rank for all time among the world's select
masterpieces of this form of art. These were "The Knight " (1513), "St. Jerome in his
Study" (1514), and "Melencolia" (1514).

There is no evidence that Durer had an acquaintance with alchemy so intimate as,
say, that of Chaucer in an earlier age; nevertheless, alchemy formed an essential
ingredient of the cultural background of his times. To contemporary men of culture
in general, as to the alchemist in particular, the "Melencolia" must have appeared as
a rich repository of the pictorial symbolism of alchemy.

The Roman numeral "I" following the engraved title suggests at once that Durer had
it in mind to design and execute a series of four copper-engravings illustrating the
Four Temperaments: melancholic, phlegmatic, choleric, and sanguine. These were
linked in the medieval mind with the Four Elements of the alchemists and certain
other mystical groups of four, a magical number inherited from the early
civilizations that flourished long before the time of Pythagoras.

The Four Temperaments were connected immediately with the Four Humors of the
body (black bile, phlegm, yellow bile, blood). Somewhat more remotely, they were
connected with the four outstanding colors that indicated the stages of alchemy
(black, white, citrine, red). The number four is emphasized in the magic square
shown so prominently in Durer's design. This magic square of the fourth order (i.e.,
containing the consecutive numbers 1,2,3,4 and adding up in various directions to a
constant sum) shows the date of the engraving (1514) in the middle cells of the
bottom row. Similar magic squares of the orders three through nine were
constructed by Durer's contemporary, Cornclius Agrippa, and assigned to Saturn,
Jupiter, Mars, Sol, Venus, Mercury, and the Moon. Such squares were sometimes
engraved on plates of the corresponding metals and worn as amulets.

The rainbow, seen in the background, was the alchemist's favorite symbol for the
colors that were held to appear, in a definite sequence culminating in red (within
the Vase of Hermes) during the operations of the Great Work or in the preparation
of the Philosopher's Stone. The magic square, the compasses, the polyhedron and
sphere, all reflect the Pythagorean insistence on the importance of number and form
in the Cosmos. The Pythagorean and Platonic conceptions formed an important
constituent of alchemical doctrine; further, the compasses, the balance, and the
hour-glass, with its graduated scale, are suggestive of a common alchemical dictum,
borrowed from The Wisdom of Solomon: " Thou hast ordered all things in measure
and number and weight." (Tu has ordenado todas las cosas en peso, número y
medida).

The alchemical significance of the crucible (crisol) requires no explanation, for this
most familiar of all pieces of alchemical apparatus was to be found in every
alchemist's laboratory, den, or kitchen. The most familiar agent used by the
alchemists in their operations was fire; so much so, that the alchemist was often
called the "Child of Fire." Fire was commonly symbolized by cutting, penetrating, or
wounding implements and tools, like the saw and plane and the hammer and nails
of Durer's design. The alchemical imagination embodied archetypal Fire in another
form as Sophic Sulfur, one of the two final ingredients of the Philosopher's Stone,
and occasionally shown in the similitude of a dog. (Mercurio sófico (libido) + azufre
sófico (corazón) = Piedra Filosofal).

The second ingredient, Sophic Mercury, was sometimes represented by Water ; that
is to say, "our Water" of the Hermetic Stream (or heavy water, not wetting the
hands). Alternatively, this philosophical Water was regarded as a menstruum
uniting Sophic Sulfur and Sophic Mercury. Occasionally, the seeker after the Stone is
shown balancing the opposed elements, Fire and Water, in a pair of scales, and at
one time it was imagined that, in alcohol, such a combination of irreconcilable
principles had been achieved.

The seven-runged ladder is another common feature of alchemical symbolism, the


rungs representing the seven metals, the operations of alchemy, and the associated
heavenly bodies. One of the paintings of Splendor Solis (1582) (códice iluminado de
finales del XVI, consta de 22 pinturas cuya autoría se atribuye a Salomón Trismosin,
maestro de Paracelso), for example, shows a man standing on the sixth and seventh
rungs (representing silver and gold) and gathering the golden fruit of the
Philosophic Tree, from the roots of which issues the Hermetic Stream. In the later
Mutus Liber a young man, using a stone for his pillow, is shown asleep at the foot of
a ladder bearing ascending and descending angels; this stone, upon which the
biblical Jacob poured oil, was sometimes accepted as a symbol of the Philosopher's
Stone.

We now come to the central theme of Durer's "Melencolia." The alchemist's lot was
such that he was often depicted as a melancholy and frustrated being, as, for
example, by Chaucer, Weiditz, Brueghel, and Teniers. In a wider sense, melancholy
was held to be an attribute of students or seekers after knowledge. The doctrine of
melancholy, moreover, is inseparable from the Saturnine mysticism that permeates
alchemy. This association, which was widely recognized in the early sixteenth
century, finds many reflections in Durer's masterpiece. One of the elements of
Saturnine mysticism is measurement, typified by the compasses, balance, and hour-
glass.

The polyhedron lying beside the foot of the ladder (representing the base metal,
lead) may be an image of the Philosopher's Stone, or more immediately, of the so-
called " Stone of Saturn," which Saturn (or Kronos), "swallowed and spewed up
instead of Jupiter." Saturn, who is often represented in alchemy as an old man with
an hour-glass upon his head, was addicted to swallowing his own children; for this
reason, infants, usually shown at play, enter into the Saturnine elements of alchemy.

It is frequently stated in the esoteric writings on alchemy that once the primitive
materials of the Stone have been obtained, the rest of the operations of the Great
Work are only a labor fit for women or "child's play." This ludus puerorum (child's
play) motive often comes to the surface in sixteenth century art, as, for example, in
the work of Durer's contemporary, Cranach. The infants may be linked on the one
hand with the alchemical idea of regeneration, and on the other with the
mythological story of Saturn and thus with the idea of melancholy.

For example, all three of Cranach's representations of Melancholy show infants at


play. In the first (1528), four infants are romping with a dog, a sphere and
compasses being shown in the background; in the second (1532), two of three
infants are trying to lever forward a large sphere, the third has a hoop, and there is a
dog in the background; in the third (1533), fifteen infant boys are shown at play,
most of whom some are dancing and two are playing on the flute and drum. There
are also other examples in alchemy suggesting the use of music as an antidote to
melancholy. Furthermore, one of the paintings of Splendor Solis (1582) shows ten
infant boys at play, and the accompanying bath provides still another link with the
Saturnine mysticism, which was often associated with moisture or wetness. Thus
Saturn, in the guise of a crippled or wooden-legged man with a watering-pot, is
sometimes shown watering the Sun Tree and Moon Tree of the alchemists. The
crippled Saturn symbolizes the slow and melancholy planet, Saturn, and the dull and
heavy metal, lead, with which the planet was associated in alchemy. Again, the
"labor fit for women" is frequently brought out in alchemical pictures of
washerwomen engaged in their humid operations. From this point of view it is
interesting that Durer's design has a watery background.

The sphere and hoop associated with Cranach's infants are suggestive also of change
and regeneration. They may perhaps be linked with that still older symbol of ancient
Egypt, the Ouroboros, the serpent biting its own tail, signifying eternity. Other
alchemical conceptions closely bound up with the sphere and hoop, and the
grindstone upon which Durer's infant is sitting, are those of the Philosopher's Egg or
Vase of Hermes, and the circulation within it of the materials of the Great Work. The
bulging purse at the foot of Durer's main figure may also be likened to the purse into
which one of three winged infants is dropping coins, in the celebrated alchemical
interior of the artist Terriers; in the same painting a large soap-bubble hovering in
the air is reminiscent of the sphere in the compositions of Durer and Cranach. The
rolling sphere, hoop, or grindstone may also be connected with the famous second
precept of the Emerald Tablet: "What is Below is like that which is Above; and what
is Above is like that which is Below, to accomplish the miracles of One Thing.
Durer's brooding figure, posed in an attitude of dejection and frustration, with a sad,
leaden, downward cast, may be interpreted as an embodiment of the alchemical
searcher after the ephemeral Stone -- or, in a wider sense, as the seeker after
wisdom -- in a mood of temporary defeat. The atmosphere of lassitude and gloom is
intensified by the tolling bell, the quiescent infant, and the lean and passive hound.
Despite the opening keys and the light-giving lamp, knowledge comes, but wisdom
lingers." Yet, "we fail to rise, are baffled to fight better." In the distance, dispelling
the black bat, night, shines the sun over the Saturnine Sea and if, like the Saturnine
symbols of alchemy, the winged genius of Melencolia broods with darkened face.
La Melancolía de Durero

Mi primera sugerencia a la comprensión de esta obra, leería Saturno y la penumbra


de Klibansky, Panofsky y Saxl.

Entonces, no menos importante, Edgar Wind, Mystères PAIENS de la Renaissance


(trad.franc Gallimard.); y, sin embargo, Edwin Panofsky, Estudios en iconología,
Temas Humanísticos en el arte del Renacimiento.

Estos autores es una información abundante y precisa sobre el tiempo, el


lanzamiento de un nuevo pensamiento, neoplatónico, cabalístico, alquímico, a través
de las traducciones debido a Marsilio Ficino, Reuchlin, Pico della Mirandula, los
grandes exponentes del humanismo y el Renacimiento.

El Durero Ángel tiene la marca de la melancolía, estado de la mente atribuido a


Saturno, y marca, en los alquimistas, el Nigredo, heraldo de una transformación
espiritual (que pueden o no llegar a materializarse).

En la creación artística que la melancolía puede representar tanto la ruptura


depresivo, después de la finalización de la obra, como un patrón de espera cuando
se espera algo, es la revelación, sea el cambio.

En el ejercicio artístico en espera de la inspiración se puede traducir en un


aburrimiento melancolía que sólo un nuevo impulso cambiará.

En Mito-Hermético Diccionario de Don Pernety, leemos que la melancolía significa


putrefacción de la materia. La multitud también designar por calcinación, la materia
de incineración "el negro" (nigredo) para tener algo triste en el color negro. Pero en
el trabajo alquímico para nigredo anuncia nuevas fases: albedo y rubedo, la mayor
perfección.

El Durero Ángel espera de alas caídas, que se produce la transformación.

La Melancolía I, 1514, es considerado generalmente por los historiadores del arte


como una figura femenina que representa la condición humana en su fracaso para
lograr la perfección del conocimiento y de la vida, la sabiduría divina y los secretos
de la naturaleza (después de la expulsión del Paraíso ).

Pero hay mucho más que decir, y lo que es digno de mención es la influencia de los
escritos de Marsilio Ficino, conocido desde Durero padre que lo mantenían
informado de las últimas obras de este autor.

Willibald Pirckheimer, amigo cercano, había tomado precisamente el LIBRI VITA


triplici Ficino (Florencia, 1489) y el padrino de Durero, Anton Koberger publicó en
1497 las cartas de Ficino, donde se discutió muchas asunto hermético. Su visión de
"carácter taciturno" es el genio del hombre melancólico, cabiendo incluso la
definición de místico cristiano neoplatónica.

Ficino distingue dos tipos de la melancolía, la propia brillantez mente, otro de la


enfermedad maníaco-depresiva.

Pero más interesssante, en mi opinión, es la declaración hecha por otros estudiosos,


para quien la iconografía de la melancolía que coincide con la definición de Agripa
von Nettersheim en DE occulta philosophia, que circuló en manuscrito ya en 1510. A
pesar de la influencia de Ficino, va más allá en la clarificación de los tipos de
melancolía, en referencia a "Melancholia imaginativa" una condición misma de
artistas, arquitectos y artesanos ... no hay duda de que se trata en esta categoría que
incluye la obra de Durero y su significado. Por lo tanto, más allá del Ángel, que no es
una mujer, es la figuración de Anima alas, aunque de cara a oscuras (la melancolía
en griego es la bilis negro), el camino de la espiritualización, hay elementos
simbólicos a tu alrededor que son importantes para descifrar el negro tiempo de
espera:

La brújula en la mano, símbolo de la orden que requiere la medición.


El reloj de arena, que mide el tiempo, límite último de nuestra condición.
La esfera, máxima representación de la integridad, la perfección.
La piedra cúbica, símbolo de la piedra alquímica, al pie de las escaleras donde
parece dormir un "putto" o niño (el puer eternus, procesamiento mediador).
La escalera, que podemos encontrar en muchos grabados alquímicos, símbolo de la
forma y la subida que conduce (recuerde el final de Mutus Liber).
La balanza, símbolo del equilibrio, la armonía que es necesario cultivar.
El perro acurrucado a los pies, los animales de compañía es el trabajo y expertos en
muchos tratados, como se ve en Mchael Maier, o incluso en el Fausto de Goethe,
Mefistófeles la hora de elegir la forma de perro para seguir Fausto a la naturaleza a
casa (Figura animales para ser purificada).
Por último, pero no menos importante, el arco iris y el sol en el horizonte, símbolos
AURORA Consurgens, enorme tratado influencias (estudiado por Marie-Louise von
Franz). La luz se disipará el dragón, la bestia de Apocalipsis variante que define la
penumbra.
Pero más allá de todas las explicaciones, es bueno para contemplar la imagen y
permita que sus imágenes, como ideas clave, cuidar de nosotros.

En mi otro blog, simbología y la alquimia, se puede encontrar la indicación de una


obra de Franz MLvon, Alchimie et Imaginación Activa en el que, a partir de un
tratado Gerhard Dorn, un seguidor de Paracelso son formas de meditación define
como imágenes yo profundo para ser asimilados por el proceso de "imaginación
activa".

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