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RESURRECCIÓN Y VIDA

Sin duda alguna son muchos los que creen que en verdad hay vida después de
la muerte; la creencia más generalizada, y mayormente en el medio cristiano
es que un día después de morir resucitaremos cuando Cristo regrese al mundo
en su segunda venida. Sin embargo también hay mucho escepticismo respecto
a esto y sorprendentemente no solo en los que niegan la verdad del evangelio
sino en los que profesan ser seguidores de Jesucristo.
Quizá alguien en algún momento se podría preguntar: ¿cómo sé que es verdad
que hay vida después de la muerte, como sé que en verdad hay resurrección?;
y generalmente la respuesta más común, es que hay que creer y tener fe, y
que la mayor evidencia es que Cristo Jesús se levantó de la tumba al tercer día
y entonces debemos creer que así sucederá con nosotros, y a esto se le llama,
fe.
Ahora por supuesto que debemos tener esa fe, y claro que hay cosas que
creemos aunque no hemos visto, ninguno de nosotros vio a Jesús resucitado,
pero tenemos mucha evidencia de esta verdad, y es precisamente la veracidad
de la misma palabra de Dios que confirma tan grande declaración, sin lugar a
dudas Jesús es Dios, murió por nuestros pecados, se levantó de la tumba, y
vive por los siglos de los siglos; pero esta no es la única y gran evidencia, de
hecho hay algo que muchos ignoran:
Juan 11:25 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté
muerto, vivirá.
Son las mismas pablas de Cristo que se repiten día tras día a miles de personas
que creen en Jesús, Él, Cristo Jesús es la resurrección y la vida, el que cree en
Él aunque esté muerto vivirá; y esta es la gran verdad, un día quienes hemos
puesto nuestra confianza en cristo, aunque partamos de este mundo a la
eternidad, sin lugar a dudas resucitaremos, y como ya se ha dicho, aunque la
fe esté obrando en nosotros, no es solo la fe, sino la misma experiencia la que
nos lleva a confirmar tan grande verdad.
La palabra de Dios es clara, todos estábamos muertos en delitos y pecados,
nadie que diga creer en Jesús verdaderamente puede olvidar que el pecado
nos había esclavizado y nos había llevado a la muerte espiritual, por eso es que
al creer verdaderamente es Jesucristo, hay arrepentimiento, reconocimiento
de que somos ofensores hacia Dios, es esta la condición más terrible del ser
humano, no hay dificultad, no hay crisis, no hay enfermedad, ni siquiera la
misma muerte física se puede comparar con lo terrible de la muerte espiritual.
Y esa es la condición de cada ser humano sin Dios, esa era la condición de cada
uno de nosotros antes de creer en Jesucristo, tan grande era nuestra culpa,
tan terrible nuestra maldad, que Dios mismo se tuvo que humanar y solo su
muerte puedo pagar nuestra culpa, ya que la paga del pecado es la muerte;
esta es la gran verdad, no hay entendimiento verdadero del evangelio si
ignoramos que sin Jesucristo en nosotros solo reina el pecado y solo puede
haber muerte; pero es precisamente aquí donde cobra el mayor sentido las
palabras de Jesucristo: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí,
aunque esté muerto, vivirá.
Quienes por la gracia de Jesucristo y al poner nuestra fe en Él hemos
experimentado la resurrección espiritual, ser llamados de las tinieblas a la luz,
de muerte a vida, sin lugar a dudas tenemos una evidencia más que clara de
que en verdad un día resucitaremos en la gloria eterna, la fe jamás es ciega, la
fe en Jesús siempre está acompañada de evidencia; el escepticismo, negar la
existencia de Dios o dudar de las verdades del evangelio, son evidencias de
que no se ha experimentado la grandeza del evangelio.
Por supuesto ningún médico recomendaría un medicamento sin antes haberlo
probado y dar fe de que en verdad es bueno, a no ser que se haga por negocio
o un interés personal, pero si alguien se encuentra con una terrible
enfermedad, y el medico conoce cuál es la cura de seguro no dudará en recetar
el remedio adecuado; así quienes por misericordia hemos sido alcanzados por
el evangelio poderoso de Cristo que trae salvación, no podemos dudar en
ningún momento en proclamar tan gloriosa verdad de que Jesús es la
resurrección y la vida, que el que cree en él aunque esté muerto vivirá y que
no tendrá que esperar a que muera físicamente para experimentar la
resurrección eterna, sino que al momento preciso de poner nuestra fe en
Jesucristo, nuestra vida es transformada, somos cambiados, literalmente
resucitados por el poder de Dios, por el poder de su evangelio.
El evangelio no es una nueva religión más, no se trata de una experiencia
pasajera, es la más grande realidad que trasforma la vida del pecador, es el
poder de Dios que nos salva levantándonos de los muertos a una vida única en
Dios. Es vivir día tras día en la perfección que el Espíritu Santo trae a quienes
por gracia somos salvos en Cristo Jesús quien nos ha resucitado y nos ha dado
vida eterna por su verdad.
Que hoy y siempre podamos reconocer que solo hay resurrección en Cristo,
que solo hay vida verdadera en Jesús.

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