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TEMA 1. LA ECONOMIA Y EL MERCADO
La escasez identifica un problema como económico, porque obliga a elegir entre distintas alternativas. La
Economía se configura así como la ciencia de la elección y ésta como un proceso de decisión en el que se intentan evaluar
las ventajas y los inconvenientes de cada una de las posibilidades. Toda elección supone una renuncia a otras posibilidades.
La actuación conjunta de la demanda (conducta de los compradores) y de la oferta (conducta de los vendedores)
determina el precio de los bienes y servicios y la cantidad de los mismos que se produce y vende.
1. LA ESCASEZ Y LA ELECCIÓN
Satisfacción de necesidades
Todas las necesidades, por ser propias o sentidas por el hombre, podrán calificarse
como necesidades humanas y todas ellas tienen la consideración de bienes, aunque es más
apropiado reservar el término propio de bienes para los materiales y de servicios para los
inmateriales.
Bien todo aquello, material o inmaterial, que permita satisfacer una necesidad humana.
Los de carácter inmaterial reciben habitualmente el nombre de servicios.
Consumo acción de adquirir los bienes y disponer de ellos. El consumo es el camino que
hay que seguir para satisfacer nuestras necesidades.
Si los bienes fueran ilimitados todas las necesidades humanas se podrían satisfacer sin ningún
problema. Sin embargo, mientras que las necesidades humanas son ilimitadas (al fin y al cabo los deseos del
hombre son infinitos), los bienes que nos permiten satisfacerlas son escasos, comenzando por el tiempo de
que disponemos para ello.
Bienes sustitutivos aquellos que pueden satisfacer, en mayor o menor grado, la misma
necesidad. Por ejemplo, desplazarse a Madrid en automóvil, autobús, tren o avión.
Bienes complementarios los que se utilizan conjuntamente para satisfacer una misma
necesidad.
Afirmar o reconocer que los bienes con los que se satisfacen las necesidades humanas son
limitados es lo mismo que considerar que los recursos o factores son escasos, ya que la mayor parte de
los bienes son consecuencia de un proceso de producción, es decir:
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Producción conjunto de acciones necesarias para que, a partir de unos recursos básicos,
un bien pueda ser objeto de consumo y satisfacer necesidades.
Englobamos en el concepto de producción no sólo la obtención de bienes físicos, sino también otras
actividades necesarias para que los bienes lleguen al consumidor final, como el almacenaje, la distribución,
etc.
Recursos o factores productivos todos los bienes que sirven para producir otros.
Considerarlos como limitados nos lleva a situarnos en los dos núcleos centrales de la
problemática económica: la escasez y la elección.
Definición de Economía
La Economía forma parte de las llamadas ciencias sociales, que son las que estudian el comportamiento
de los seres humanos. La Economía estudia la actividad humana en su totalidad, pero centrándose en la
problemática de la escasez. Este aspecto es fundamental, ya que de acuerdo con ello una misma actividad podrá
ser calificada, según las circunstancias, de económica o de no económica. Por ejemplo: para respirar se necesita el
bien aire, pero éste podemos encontrarlo en situaciones dispares:
- Por un lado, en su forma más habitual, como bien libre, es decir, abundante o ilimitado, sin que se pueda
adscribir su propiedad a nadie.
- Por otro, como un bien económico cuando se encuentre, por ejemplo, embotellado para practicar el
submarinismo; es decir, escaso o limitado y propiedad de alguien.
En este ejemplo, la actividad fisiológica humana de respirar sólo será de naturaleza económica en la
segunda circunstancia, cuando se satisfaga mediante un bien económico, y no lo será, o dejará de serlo, cuando el
bien con el que se consiga satisfacerlo no sea escaso.
La escasez de recursos frente a necesidades ilimitadas obliga a elegir entre las opciones
posibles. Los problemas económicos básicos podrían resumirse en tres preguntas:
Preguntas Respuestas
1 ¿Qué se va a producir y en qué cantidad? Teoría de las decisiones y del crecimiento económico.
Teoría de la producción y de la empresa y
2 ¿Cómo se van a producir esos bienes?
análisis de eficiencia.
Teoría de la distribución o
3 ¿Para quién se van a producir?
la denominada Economía del Bienestar.
Teorías y modelos
La Economía, al igual que el resto de las ciencias sociales, utiliza como instrumento de
análisis la observación de los datos que se dan en la realidad y, a partir de éstos, elaborará
teorías que permitan explicar el comportamiento humano en materia económica, así como
predecir como será éste en el futuro. Una teoría científica es una estructura lógica que permite,
a partir de unos supuestos, extraer determinadas conclusiones.
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Las teorías económicas tratan de analizar y predecir el comportamiento de las personas.
En ese comportamiento influyen numerosos elementos o variables. Por ello, los economistas
recurren frecuentemente a modelos para analizar la realidad y elaborar sus teorías.
Todos los modelos que intentan describir la realidad parten de unos supuestos previos
que condicionan el análisis y limitan su validez. Una primera exigencia de cualquier modelo es
hacer explícitas de forma clara cuales son esas posiciones previas.
Al aislar los aspectos que se consideran fundamentales, se presuponen dados otros cuya
consideración haría que el análisis resultara extremadamente complejo. Por ello, implícita o
explícitamente, se utiliza la cláusula caeteris paribus. Según la cláusula caeteris paribus, los
efectos descritos en un modelo sólo son válidos si “las demás circunstancias no varían”. Si
esas circunstancias pasan a ser diferentes, deberemos modificar algún aspecto del modelo.
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Variables económicas
- Variables stock o fondo. Están referidas a un momento concreto en el tiempo, como una
fotografía instantánea de cuál es la situación en el día de referencia. P.e. población de un
país a 1 de enero de 2000; deudas de una empresa el día de cierre del ejercicio económico.
- Economía positiva. Pretende describir la realidad, hace referencia a lo que es, a un hecho
que se ha producido y que es posible demostrar que existe como tal.
- Economía normativa. Pretende ofrecer posibles cambios a esa realidad, hace referencia al
debe ser. Está más fácilmente relacionada con las creencias personales y los juicios de
valor, con un mayor componente subjetivo.
La distinción entre economía positiva y normativa es muy importante, pero a veces resultará difícil trazar
una frontera nítida entre ellas, ya que cuando se analiza la actividad económica y se observan fallos, la tentación
lógica es buscar seguidamente soluciones para tales fallos. Es más, eso es precisamente lo que la sociedad
demanda de los economistas. Incluso, los doctores en medicina no sólo estudian y describen las enfermedades, sus
síntomas y su evolución, sino que también la sociedad les exige que hagan cuanto esté en sus manos por sanar a
los enfermos, por erradicar esas enfermedades y aliviar el dolor. También cuando la actividad económica aparece
enferma, los economistas deben proponer remedios adecuados para sanarla.
La actividad económica no puede entenderse sin una referencia inicial a la división del
trabajo y a la especialización de los individuos. Incluso en un nivel básico, como es el de la
unidad familiar, se produce espontáneamente una atribución de tareas por la cual cada uno de
los integrantes asume, de mejor o peor grado, unas responsabilidades concretas.
Los sujetos entienden que resulta más ventajoso especializarse en aquello en lo que cada
uno puede ser más eficaz, de forma que se obtenga el máximo producto y rendimiento para
luego poder intercambiarlo por bienes y servicios que otros producen, al especializarse también
éstos en la actividad elegida y que mejor pueden desarrollar.
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procurarse los bienes que necesita, es evidente que su capacidad de consumo se vería muy
limitada.
Para que pueda funcionar ese esquema de división del trabajo y de especialización es
imprescindible el intercambio. Muy originariamente existía el trueque como un intercambio
directo de bienes por bienes: si yo tengo ovejas, debo ir al mercado y entregar la leche, los
quesos y la carne a quienes deseen adquirirlos y ofrezcan a cambio los bienes que han
producido, que no tengo y necesito. Es evidente que ese esquema dificultaba enormemente el
intercambio, ya que deberían coincidir exactamente mis bienes y mis necesidades con las
necesidades y los bienes de otro sujeto. Por ello, ya en las economías más primitivas surgió el
dinero, como bien que cumple la doble misión de ser aceptado como medio general de pago y,
a la vez, servir de unidad de cuenta. Lo importante es que yo pueda vender los productos de
mis ovejas a cualquier sujeto que quiera comprarlos y recibir a cambio dinero con el que tengo
la seguridad de poder comprar a cualesquiera otros sujetos los bienes que yo necesito.
Economías domésticas
Los individuos fácilmente cumplen también los dos papeles, puesto que las
economías domésticas son también las propietarias de los factores de producción. Por eso
en una economía muy sencilla las transacciones se producen entre unas economías
domésticas y otras.
Empresas
Para producir bienes y servicios las empresas necesitan utilizar mano de obra,
materias primas, maquinaria, terrenos, etc. A estos elementos productivos se les denomina
factores productivos o inputs. Tradicionalmente se han considerado tres factores
productivos por excelencia: la tierra (recursos naturales), el trabajo y el capital.
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La tierra. Denominación clásica que engloba el conjunto de bienes naturales. En este
grupo podrían incluirse, por ejemplo, la tierra propiamente dicha dedicada al cultivo, un
manantial, una mina o un solar urbanizado. Su retribución recibió el nombre originario
de renta.
El capital. Incluye todo el conjunto de bienes producidos por el hombre que se utilizan
como instrumentos para producir otros bienes y servicios. Por ejemplo, máquinas,
herramientas, infraestructuras necesarias para la producción, recursos financieros (el
dinero), etc. La denominación genérica de la retribución del capital es el interés.
Estado
Sistema de mercado
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El sistema de mercado es una primera forma de decisión que tiene importantes virtudes como el
automatismo de su funcionamiento, aunque también puede implicar resultados socialmente indeseables o
necesitar largos plazos de tiempo para garantizar un resultado eficiente. Por ello, surge la posibilidad de que
sea la autoridad la que tome las grandes decisiones de que, como y para quien producir. Se pretende así
garantizar que los resultados coincidan con los intereses colectivos y que la acción pública evite la larga
espera hasta el equilibrio óptimo que garantizaría el mercado.
En el caso de una intervención pública masiva estaríamos ante un sistema de dirección central. En
este caso el automatismo ha sido sustituido por la decisión de unos agentes.
Durante décadas el criterio de distinción básico entre los sistemas económicos no ha sido el descrito,
sino el de la propiedad de los medios de producción distintos de la fuerza de trabajo:
El hecho de que las experiencias históricas de este segundo modelo hayan plasmado esta propiedad
colectiva en términos de propiedad estatal ha llevado a confundir ambos términos y a que se identificara con
frecuencia socialismo con estatalización. Sin embargo, la propiedad colectiva podría revestir formas muy
diversas como cooperativas, sociedades autogestionadas, etc.
El enfrentamiento entre estos dos modelos ha perdido buena parte de su relevancia en la actualidad:
- Porque el Estado interviene de una u otra forma en todas las economías de mercado.
- Porque las economías de Dirección Central han mostrado su dificultad para contestar con agilidad y
acierto las cuestiones económicas que plantean las economías contemporáneas.
- Las economías domésticas también acudirán a ese mercado de factores con el deseo de vender o alquilar
los factores productivos de los que son propietarios y obtener de este modo unidades monetarias con las
que comprar bienes con los que satisfacer sus necesidades económicas.
En este mercado de factores se producirá un intercambio de tierra, trabajo y capital por dinero. Las
retribuciones obtenidas constituyen la renta de las economías domésticas. La incorporación de aquellos
factores productivos a la elaboración de bienes y servicios supone el valor añadido que cada uno de ellos
aporta a lo largo del proceso hasta conseguirse el producto final.
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Mercado de bienes y servicios (doble circulación: real y dineraria)
- Las empresas trasforman los factores productivos que adquirieron en bienes y tratarán ahora de venderlos
(cambiarlos por unidades monetarias) ofreciendo su producción.
- Las economías domésticas también acudirán a ese mercado para adquirir los bienes con los que poder
satisfacer sus necesidades económicas. Para llevar a cabo esa adquisición deberán pagar a las empresas
con dinero, gastando así la renta que obtuvieron en el mercado de factores productivos.
- Este pago de las economías domésticas a las empresas permitirá a éstas obtener rentas, las cuales serán
destinadas a la compra de los factores productivos que necesitan para producir los bienes.
De este modo, como se puede observar en el gráfico 1.1 (p9), se producirán dos flujos
circulares, permanentes y de sentido contrario entre los dos agentes económicos:
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Las economías domésticas y las empresas se relacionan:
- En el mercado de bienes, donde hay una doble circulación: la real (representada en el sentido inverso a las agujas del reloj)
y la dineraria (en sentido de las agujas del reloj).
- En el mercado de factores, donde también hay una doble circulación en los sentidos que acabamos de indicar: real y dineraria.
Ejemplo: confección de trajes
Empresa: confecciona los trajes
Economías domésticas: poseen el hilo, telas, agujas, máquinas de coser, etc. para hacer los trajes.
Mecánica:
Mercado de factores productivos: la empresa acudirá al mercado para contratar las máquinas de coser, las telas, etc. para producir los trajes,
pagando con dinero; las economías domésticas acudirán a ese mercado con el deseo de vender o alquilar las telas, el hilo, las máquinas de coser, etc.
y obtener dinero con los que comprar bienes para satisfacer sus necesidades.
Mercado de bienes y servicios: las empresas transformarán las telas que compraron en trajes y tratarán ahora de venderlos, ofreciendo su
producción; las economías domésticas también acudirán a ese mercado para comprar los trajes, pagando a la empresa igualmente con dinero y
gastando así la renta que obtuvieron al vender o alquilar sus bienes (máquinas de coser, telas, hilo, etc.); el pago de las economías domésticas a la
empresa le permitirá a esta obtener rentas, que destinarán a la compra de otras telas, hilo, etc. para seguir produciendo bienes.
En Economía, los recursos son siempre escasos y esto significa que las sociedades, a la hora
de producir bienes con los que satisfacer las necesidades económicas, sólo podrán hacerlo de forma
limitada.
Consideremos un ejemplo de una economía muy simplificada en la que todos sus recursos productivos se
destinan únicamente a la producción de dos tipos de bienes: alimentos o vestidos. Algunas de las combinaciones
posibles, siempre que se utilicen todos los recursos disponibles, se recogen en el cuadro 1.1. En él se plantean cinco
opciones alternativas, deliberadamente simétricas. En los dos casos extremos, opciones A y E, se opta por la
producción en exclusiva de uno de los dos bienes, mientras que en las otras tres la producción es una combinación de
cantidades de ambos bienes.
En el gráfico 1.2 se representa la producción posible de esa economía, utilizando para ello dos ejes de
coordenadas: en el horizontal representamos las unidades posibles de producción de alimentos y en el vertical las
unidades posibles de prendas de vestir. La unión de todas las opciones posibles será una curva, a la que se denominará
Frontera de Posibilidades de Producción (FPP), que nos indica cual es el límite (la frontera) hasta el que puede llegar
la producción en esa economía. Este límite de producción viene marcado básicamente por los recursos de que dispone
y por el nivel tecnológico alcanzado que, cuanto más elevado sea, más permitirá la utilización eficiente de aquéllos.
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De acuerdo con las condiciones del cuadro 1.1, si se utilizan todos los recursos disponibles, la sociedad puede elegir cualquiera de las
combinaciones A, B, C, D, E, de forma que un aumento en la producción de alimentos sólo puede conseguirse reduciendo la de vestidos y viceversa.
Eficiencia
No debemos confundir eficiencia y eficacia. La eficacia implica que nos marquemos un objetivo y lo
consigamos. Un ejemplo típico es el de “matar moscas a cañonazos”. Es un método eficaz (si lo hemos
conseguido) pero no eficiente porque hay métodos alternativos con costes mucho menores.
Precisamente, porque los recursos son escasos, debemos tener en cuenta otro
concepto de gran importancia: los costes de oportunidad.
En el ejemplo anterior de los alimentos y los vestidos, para producir 4 unidades de alimentos hay que
renunciar a 1 unidad de prendas de vestir, gráficamente pasar del punto E al D. Todos los puntos de la curva
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AE del gráfico 1.2 son situaciones eficientes ya que para producir más prendas de vestir es necesario
renunciar a una parte de la producción de alimentos, y viceversa.
Cuanto más nos acercamos a los extremos de la curva más difícil es sustituir un bien por otro, porque
perdemos la ventaja que supone la especialización. En otras palabras, el coste de oportunidad tenderá a ser
creciente según nos acerquemos a los extremos de las elecciones posibles.
Por ejemplo, existirán unas tierras más adecuadas para un tipo de cultivos y otras para otros.
Obtendremos el máximo de producción si dedicamos cada una a aquel producto que es más idóneo. Pero si
pretendemos producir el mismo tipo de bien en todos los terrenos, es evidente que la productividad de los que
incorporemos será relativamente menor y cada vez compensará menos sustituir una producción por otra.
Ineficiencia
Serán situaciones ineficientes todas aquellas en las que sea posible incrementar
el nivel de producción de un bien sin tener que reducir la producción del otro.
Situaciones inalcanzables
Los puntos situados más allá de la FPP (pe, el punto I) son, por definición,
inalcanzables para esa economía en las circunstancias presentes. Necesitaremos que
aumenten nuestros recursos o la forma en que los utilizamos para que la curva pueda
desplazarse hacia la derecha (crecimiento económico).
Todos los niveles de producción representados en la superficie AEPQ (por encima de la curva AE) serán
ahora posibles, mientras que antes eran inalcanzables.
En general, los aumentos descritos permitirán que aumente tanto la producción de unos bienes como de
otros. Sin embargo, cuando afecten a algunos de forma específica, la curva se desplazará especialmente para ese
tipo de bienes: así, la incorporación de telares más eficientes permitirá aumentar la producción de las prendas de
vestir, sin que experimente variación el máximo posible de producción de alimentos.
Podemos partir de la primera imagen del mercado como un lugar en el que la gente se reúne para comprar y
vender algo, regateando los precios. No obstante, aunque esa imagen es válida, el término mercado tiene un significado
más amplio, pues se refiere a cualquier mecanismo que permite acordar precios y cantidades de intercambio.
Las características de los bienes y servicios y de quienes los compran y venden en cada caso, son muy
diferentes. Por eso, nos encontramos con estructuras de mercado muy distintas:
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- La compra de bienes usados en un mercadillo callejero enfrenta normalmente a un comprador y a un vendedor que
negocian y pactan particularmente el precio final.
- En una subasta, son los compradores los que compiten entre sí y el vendedor suele limitarse a fijar un precio
mínimo por debajo del cual la transacción no le interesa.
- Los mercados financieros, como la Bolsa de Valores, operan a través de intermediarios o agentes especializados
que, frecuentemente, hacen sus pedidos a través de teléfonos y conexiones informáticas.
- En los supermercados, y de forma similar en la mayor parte del comercio minorista, los vendedores ofertan sus
productos a unos precios por ellos fijados y los compradores deciden si les interesa y en que cantidad.
- La contratación de trabajadores por parte de las empresas es muy diferente de las anteriores y, a su vez, podemos
encontrar grandes divergencias entre como se contrata a un trabajador eventual del campo, a un director de una
empresa o a un afamado futbolista.
A pesar de las diferencias, todas estas situaciones tienen un núcleo económico básico común. En todos ellos se
enfrentan los intereses de compradores, que quieren el mayor número de bienes y servicios al menor precio posible, y
de vendedores, que aspiran a aplicar el precio más elevado que aquellos estén dispuestos a pagar. El acuerdo entre las
partes determina que se comercia, que cantidad y a que precio.
La demanda
La demanda de un bien o servicio es la cantidad del mismo que desean adquirir los
compradores a los diferentes precios, en un mercado concreto y durante un período de
tiempo determinado.
No es una cantidad única, por ejemplo, tres kilos de naranjas, sino más bien una descripción completa de
la reacción de un conjunto de compradores ante los diferentes precios. Por ejemplo, los datos contenidos en el
cuadro 1.2.
La primera columna muestra una hipotética gama de precios, que va desde el 0 (las naranjas se ofrecerían
gratuitamente) hasta 9 euros por kilo de naranjas. A cada precio le correspondería, al menos teóricamente, una
cantidad demandada de naranjas. Para casi todos los bienes y servicios existe un punto de saturación a partir del
cual no compensa consumir más, ni aun siendo gratuito. Sin embargo, podemos encontrar bienes para los cuales el
punto de saturación no existe o está tan alejado de las posibilidades reales de consumo que, en la práctica, no llega
a producirse. Por ello podría admitirse una afirmación general que señalara que cuando el precio es igual a cero la
cantidad demandada tiende al infinito.
En nuestro ejemplo de las naranjas, suponemos que sí existe ese punto de saturación: si se ofreciera
gratuitamente, la cantidad demandada sería de 80 millones de kilos al mes; cantidad elevada, pero no ilimitada,
porque nadie desearía consumir solamente naranjas o tener muchísimas almacenadas, más allá de lo que fuera
posible guardar sin temor a que se estropearan.
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Pero si el precio sube a 3 euros, la cantidad desciende a la mitad, porque los consumidores sustituirán
progresivamente las naranjas por otras frutas. A partir de los ocho euros, los demandantes consideran que el
producto es excesivamente caro y está fuera de sus posibilidades, o prefieren comprar otros bienes.
Las dos primeras columnas, conjuntamente, describen la demanda de naranjas, caeteris paribus. Si
variaran esas circunstancias, sería necesaria una nueva tabla de demanda que reflejara los cambios producidos. Por
ejemplo, si el precio de las mandarinas descendiera sustancialmente, cabe esperar que las cantidades demandadas
de naranjas para cada precio se redujeran también de forma importante. Sin embargo, este patrón de demanda que
hemos visto en el ejemplo tiene carácter universal y permite elevarlo a la categoría de Ley de la demanda.
La oferta
La oferta de un bien o servicio es la cantidad del mismo que desean vender los
oferentes o vendedores a los diferentes precios, en un mercado concreto y para un período
de tiempo determinado.
Precio Demanda Oferta
(euros por kilo) (millones de kilos al mes) (millones de kilos)
0 80 0
1 60 0
2 50 10
3 40 20
4 30 30
5 20 40
6 10 50
7 5 60
8 0 70
9 0 80
Como en el caso de la demanda, la oferta es una descripción completa de la cantidad que desearían
vender los oferentes a los diferentes precios. En el ejemplo contenido en el cuadro 1.2 vemos como por debajo de
2 euros por kilo, no existe ningún oferente dispuesto a poner sus productos a la venta en el mercado. Para
cualquiera de ellos, los costes que exigiría esa producción serían superiores a lo que pudieran obtener vendiendo
las naranjas, por lo que preferirían dedicarse a otras actividades rentables. Sólo si al menos esperan obtener esos 2
euros, que suponemos que es el mínimo indispensable para que compense la producción, se ofertarán naranjas.
A medida que el precio vaya creciendo los oferentes estarán dispuestos a hacer llegar más cantidad al
mercado: utilizando más intensivamente sus medios (mejores clases de naranjas o abonos, trabajo…), extendiendo
la superficie dedicada a estos frutales, adquiriendo naranjas en otros lugares…
La primera y tercera columna describen conjuntamente la oferta. También en este caso caeteris paribus
porque sí varían los precios de otros productos o los costes del cultivo, de la recolección o de la distribución de la
naranja, los cambios se reflejarán en una nueva tabla de oferta. Como en el caso de la demanda podemos inferir
una ley de la oferta que se cumple con carácter general.
Cuando los precios son bajos (en el ej. entre 0 y 3 euros), la cantidad demandada es
superior a la ofrecida, es decir, se produce un exceso de demanda. Como las naranjas
son muy baratas, serían muchos los consumidores que desearían comprar una gran cantidad
de las mismas.
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Por el contrario, los bajos ingresos que obtendrían los oferentes motiva que sean
muy pocos los dispuestos a producir a precios tan reducidos. Las naranjas se agotarían
antes de que pudiera comprarlas todo el que lo desea. Sería necesario algún tipo de
racionamiento o se formarían grandes colas en los lugares en que se ofertaran.
Cuando los precios son altos (en el ej. por encima de 4 euros), la cantidad ofrecida es
superior a la demandada. En esta situación hay un exceso de oferta. Como los precios
son altos, los oferentes ven atractivo dedicar esfuerzos a llevar más naranjas al mercado,
pero los demandantes lo encuentran demasiado caro y prefieren desplazar su dieta hacia
otros alimentos alternativos, relativamente más baratos. Se producirían excedentes de
naranjas, porque los demandantes no absorberían toda la oferta disponible.
Sin embargo, hay un precio intermedio (en el ej. 4 euros) para el cual la cantidad
ofrecida y la cantidad demandada son iguales. En nuestro ejemplo, si el precio del kilogramo
de naranjas es de 4 euros, los oferentes querrán vender treinta millones de kilos al mes, que es
precisamente la cifra que los demandantes están dispuestos a comprar a ese precio El precio
de equilibrio en un mercado determinado es aquel que, caeteris paribus, permite que el
mercado se vacíe porque la cantidad demandada y la ofrecida se igualan.
La pregunta obligada es por que razón podemos esperar que 4 euros sea realmente el
precio de equilibrio y, si es así, cual es el proceso y la razón por los que se alcanza ese valor. La
respuesta es clara: el precio tenderá de hecho hacia el nivel de equilibrio debido a que cuando
no está en ese nivel existen razones para que cambie.
Imaginemos que el precio fijado inicialmente por los oferentes fuera de 5 euros. Consecuentemente,
llevarían al mercado 40 millones de kilos de naranjas. Sin embargo, a ese precio se encontrarían con que sólo
consiguen vender 20 millones de kilos, que es lo que los demandantes aceptan comprar. Los oferentes se
encontrarían con un excedente de otros 20 millones de kilos, por lo que tendrían que bajar el precio si no quieren
quedarse con ese exceso de oferta. Si el precio baja hasta los 4 euros, los demandantes estarían dispuestos a
comprar 30 millones de kilos. Al mismo tiempo, los oferentes estarían menos interesados que antes en producir
cantidades tan elevadas y reducirían la cantidad ofertada hasta 30 millones de kilos. Al coincidir esta cantidad con
la absorbida por los demandantes, los vendedores conseguirían dar salida a todos sus productos. El precio tendería
a mantenerse en los 4 euros, si no varían las demás circunstancias, porque no hay ninguna fuerza que tienda a
alterarlo, ni por el lado de los demandantes ni por el lado de los oferentes. Las reacciones de los oferentes están
condicionadas por el tiempo y las posibilidades de conservación de sus productos.
Supongamos ahora el caso contrario. Los oferentes salen al mercado con 20 millones de kilos a un precio
de 3 euros. Los demandantes encuentran muy barata esa oferta y desean comprar hasta 40 millones de kilos. Los
vendedores se verían abrumados ante la afluencia de compradores en busca de la pequeña cantidad ofrecida de
naranjas. Reaccionarían subiendo el precio y tratando de conseguir más naranjas para satisfacer la demanda. De
nuevo, el equilibrio se alcanzaría cuando el precio quedara fijado en 4 euros.
Es probable que en determinados momentos la cantidad demandada y la ofrecida no sean iguales y que el
precio no coincida con el de equilibrio. Quizás aumente repentinamente la demanda de naranjas y los oferentes no
ajusten, o quizás, no puedan ajustar, los precios y las cantidades lo suficientemente deprisa. En este caso, se
agotarían las naranjas o, quizás, el mal tiempo mantenga alejados a los clientes y queden naranjas sin vender. Aun
así, al menos en teoría, se mantienen los incentivos para que varíe el precio hacia el equilibrio.
En la vida real podemos afirmar que las restantes condiciones están variando con muchísima frecuencia.
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decisión externa) porque el mecanismo de mercado empuja precios y cantidades hacia la
posición del nuevo equilibrio.
A través del cuadro 1.2 pudimos ver como las condiciones de demanda y oferta del mercado de naranjas
nos permitían hallar el precio y la cantidad de equilibrio. Esa misma situación puede contemplarse a través de otro
instrumento: la representación gráfica de las curvas de oferta y demanda.
Si trazamos un gráfico de dos ejes, en los que reflejamos la cantidad demandada (eje horizontal) y los
precios (eje vertical), podemos trasladar los datos del mencionado cuadro a una línea que nos muestra cual es la
cantidad demandada para cada precio. Así, se hace en el gráfico 1.3 en el que hemos unido los puntos para mostrar
la curva de demanda.
Los precios y cantidades demandadas reflejados en el cuadro 1.2 pueden representarse en un gráfico de dos ejes y
obtenerse así una curva de demanda. El eje vertical (ordenadas) mide el precio y el horizontal (abscisas) la cantidad demandada. Si el
precio es de 3 euros, la cantidad demandada es de 40 millones (de Kg. al mes); el punto A refleja esa combinación de precio y
cantidad demandada. La combinación de un precio de 6 euros y la correspondiente cantidad demandada, 10 millones de kilos,
vendría reflejada por el punto B. Si fijamos de la misma forma todos los puntos que resultan del cuadro y los unimos entre sí,
obtenemos la curva de demanda. Dado que cuando crece una de las magnitudes comparadas la otra decrece, la curva aparece con
pendiente negativa, es decir, el valor del eje horizontal es tanto más alto cuanto más bajo es el del vertical y viceversa.
Tomemos, por ejemplo, el punto A del gráfico. Ese punto nos informa de que si el precio es de 3
euros, la demanda podrá absorber hasta 40 millones de kilos, pero ni uno más; o que si queremos dar salida a
40 millones de kilos, el precio máximo que podrá fijarse es de 3 euros. Por encima de ese precio, la cantidad
efectivamente vendida será siempre inferior a los 40 millones de kilos.
Aunque lo normal será que el punto de equilibrio se sitúe en la curva de demanda, sería posible
alguna otra combinación, siempre que se situara a la izquierda de la curva. Si los oferentes llegaran al
mercado con una cantidad de 20 millones de kilos y fijaran el precio en 3 euros (punto C del gráfico),
agotarían todas sus existencias. A ese precio, los demandantes habrían estado dispuestos a comprar el doble de
cantidad, y habrían absorbido también toda la cantidad ofrecida aunque el precio hubiera sido de 5 euros.
Pero, en este supuesto concreto, el hecho cierto es que la cantidad efectivamente intercambiada habría sido de
20 millones y a un precio de 3 euros.
De la misma forma, podemos trasladar a un gráfico las condiciones de oferta del cuadro 1.2, y así lo
hacemos en el gráfico 1.4.
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De la misma forma que hemos hecho en el gráfico 1.3 podemos trasladar las cantidades ofrecidas para cada precio, que se contenían en el
cuadro 1.2 y obtener la correspondiente curva de oferta. Dado que cuando crece una re las magnitudes comparadas la otra también crece, la
curva aparece con pendiente positiva, es decir, aumenta el valor del eje vertical según avanzamos por el eje horizontal.
Como en el caso de la demanda, la curva de oferta marca el mínimo precio que los
vendedores están dispuestos a aceptar y las máximas cantidades, para cada precio, que
pondrían a la venta. Por tanto, divide el campo de combinaciones posibles en dos partes. La
situada a la derecha de la curva es inaceptable, pero serían posibles cualquiera de las
posibilidades por encima de la misma: los oferentes aceptarían gustosos precios superiores
a los que consideran mínimos.
En el punto E, en el que coinciden oferta (SS) y demanda (DD), se produce el equilibrio. A ese precio las cantidades demandadas coinciden
con las que los vendedores están dispuestos a ofertar. Si el precio fuera superior, se produce un exceso de oferta (como CF) que empuja el
precio a la baja, para dar salida a los excedentes. Si el precio fuera inferior, se produce un exceso de demanda (como AB) y la escasez hace
que el precio tienda a subir.
Ese punto de equilibrio implica una consecuencia interesante. Como hemos visto, los consumidores
habrían estado dispuestos a pagar precios más elevados por las primeras unidades de bien: porque los más ricos
aceptaban comprar el bien a un precio superior o porque cada consumidor valora más las primeras unidades del
bien y va perdiendo interés respecto a las unidades adicionales.
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En nuestro ejemplo, hemos visto que por los 5 primeros millones de kilos los demandantes habrían
aceptado un precio de 7 euros. El hecho de que se vendan todas las naranjas a 4 euros viene a significar un ahorro
de 3 euros por cada kilo para aquellos consumidores que habrían adquirido los 5 millones citados.
En el ejemplo utilizado, los primeros 10 millones de kilos podrían haberse vendido a 2 euros en vez de 4.
Sin embargo, la evolución de los costes puede justificar el precio superior que ahora se exige por lo que el
excedente no siempre se produce de la misma forma que en el caso de los demandantes.
Mientras que los demandantes es más que probable que estuvieran dispuestos a pagar los precios
superiores por las primeras unidades (siempre que ello no afecte sustancialmente a sus posibilidades
presupuestarias), los oferentes no podrían mantener los precios bajos para las primera unidades si el incremento de
producción ha hecho elevarse sus costes.
Gráficamente es fácil trasladar este concepto de excedente. En el gráfico 1.6 (p17) repetimos el gráfico
anterior y destacamos en color los respectivos excedentes de consumidores y oferentes que no son sino las áreas
que aparecen entre las curvas de demanda y oferta y el precio de equilibrio.
EXCEDENTES DE CONSUMIDORES Y OFERENTES. El área comprendida entre la curva de demanda y el precio de equilibrio representa
el excedente de los consumidores. De alguna forma esa superficie equivale al “ahorro” que obtienen los consumidores por el hecho de que el
precio no sea diferente para cada cantidad, sino igual para todas las unidades vendidas. El área comprendida entre la curva de oferta y el precio
de equilibrio (trama clara) representaría el excedente de los oferentes, si bien con un significado más relativo.
Porque por debajo de esos precios no se cubren los costes que han sido necesarios para la
producción de esos bienes. Esa producción se ha realizado a través de la utilización de unos factores
productivos (maquinaria, trabajo, tierra, compra de materiales, préstamos…) cuya remuneración supone
unos costes que el vendedor aspira a recuperar a través de las ventas correspondientes.
Gráfico 1.7 (p19). El nuevo equilibrio del mercado tras el aumento de los costes de los factores
20
NUEVO EQUILIBRIO DEL MERCADO TRAS EL AUMENTO DE LOS COSTES DE LOS FACTORES. Los mayores costes de
producción implican que los oferentes sólo llevarán al mercado la misma cantidad de naranjas que antes llevaban si el precio es más
elevado y compensa esos gastos mayores. La curva de oferta se desplaza a S´ S´. El precio de equilibrio aumenta de P 0 a P1 y la
cantidad de equilibrio desciende de Q0 a Q1.
La tecnología
También encontramos casos de productos con oferta conjunta, es decir, que tienden
a producirse, por razones técnicas, de forma simultánea. Una empresa de productos
lácteos, trabaja no sólo en la producción de leche, sino también de mantequilla, quesos y
yogures.
21
acabamos de ver. Un ejemplo típico es la influencia de los cambios climáticos en la oferta
de productos agrícolas.
El Estado tiene aquí una importancia muy relevante:
- Las regulaciones estatales que limitan las formas de producción peligrosas o socialmente perjudiciales
tienden a elevar los costes de las empresas y, por lo tanto, a desplazar la curva de oferta hacia arriba y
hacia la izquierda.
- Si, por ejemplo, el Estado subvenciona a los productores pagándoles una cantidad dada por unidad
producida, cabe esperar que aumente la cantidad ofrecida en el mercado a cada uno de los precios. La
curva de oferta se desplazará hacia la derecha.
- Si, por ejemplo, el Estado establece un impuesto sobre el precio de los bienes o sobre los productores de
los mismos, éstos tenderán a considerarlo como un coste adicional. Consecuentemente, la curva de oferta
se desplazará hacia arriba: los oferentes estarán dispuestos a vender menos a cada precio, ya que ahora
una parte de sus ingresos va a parar a las arcas del Estado.
Naturalmente las condiciones futuras no son conocidas sino que responden a una estimación que
puede ser o no acertada. En un mundo económico cambiante, el acierto o el error en adelantarse al futuro
suele ser un factor determinante del éxito o del fracaso de la actividad empresarial.
Es importante la distinción entre los movimientos que puedan producirse a lo largo de las curvas y
los desplazamientos de éstas. Si varía el precio de un bien y las restantes circunstancias se mantienen
iguales, los oferentes o los demandantes ajustarán su comportamiento a los nuevos precios, pero la demanda
o la oferta no habrán variado: si el precio volviera a su posición inicial el punto de equilibrio sería otra vez
el anterior.
Son ejemplo de esta situación las ofertas del supermercado o las entradas para
un espectáculo.
o Largo plazo
No existen factores fijos sino que todos tienen el carácter de variables, todos
pueden adaptarse a las dimensiones que se consideren óptimas. El largo plazo es un
período que podemos planificar con los datos hoy disponibles.
o Larguísimo plazo
Período de carácter más aleatorio que incluye no sólo el paso del tiempo sino
también la existencia de innovaciones tecnológicas, es decir, de condiciones básicas
que cambian sustancialmente, de forma más o menos importante según el carácter de
la innovación concreta, la situación preexistente.
Podríamos decir que el largo plazo es un período que podemos planificar con los
datos hoy disponibles, mientras que el larguísimo plazo incluye variables
impredecibles y/o incuantificables.
Imaginemos un único pastelero en una determinada población. Tiene el obrador abierto durante
la madrugada para producir los pasteles que habitualmente le demandan. Si algún día aumenta la
demanda, a partir de una cierta hora tendrá que decir que se han acabado los pasteles (plazo inmediato).
Si la demanda elevada se mantiene o convierte en habitual, quizás suba algo el precio, quizás trabaje
más horas, quizás contrate algún ayudante (corto plazo). Si el éxito continúa, incluso con vecinos de
otras poblaciones que vienen a comprar sus pasteles, quizás se decida por utilizar un local, un horno,
etc. mayores o tecnológicamente más avanzados para poder fabricar un número superior de pasteles sin
que se le disparen los costes (largo plazo). La llegada de un nuevo pastelero alteraría las condiciones
del mercado, en un ámbito temporal que podríamos incluir dentro del largo plazo.
El largísimo plazo puede implicar cambios tan importantes y tan diferentes como el
descubrimiento de mejoras tecnológicas relevantes (porque las mejoras tecnológicas conocidas se
consideran dentro del horizonte previsible del largo plazo), la utilización de ingredientes artificiales
que modifican radicalmente la elaboración tradicional, la generalización de una mentalidad contraria a
los pasteles por motivos de salud o de figura estilizada, etc.
La separación entre el largo y el larguísimo plazo no siempre es clara por lo que optaremos por
hablar tan sólo del largo plazo, en el que incluimos unas y otras modificaciones.
23
- En el sector servicios lo más frecuente es la rápida adaptación, salvo en actividades necesitadas de
una especial tecnología o infraestructura.
La elasticidad va a permitirnos medir la sensibilidad de los demandantes ante los cambios que se puedan producir
en los factores que más les influyen.
La demanda de los factores productivos es realizada por las empresas, mientras que las economías domésticas
pasan a ser oferentes en ese mercado.
1. LA UTILIDAD
Podemos aceptar un principio general según el cual toda persona persigue su máximo bienestar. En la
concepción que cada uno tenga de bienestar pueden integrarse valores tan diferentes como el altruismo, el amor, la
felicidad de la familia o el consumo de los bienes más de moda.
Algunos de los factores que influyen en el bienestar son inmateriales y no podemos medirlos ni cuantificarlos,
pero un buen número de ellos están ligados al disfrute de bienes y servicios, por lo que podemos suponer que este
aspecto, sin ser el único, es un componente muy importante del bienestar de las personas. Por otra parte, los bienes de
carácter más inmaterial rara vez se comercializan, por lo que no invalidan el análisis que los excluye cuando
intentamos comprender el funcionamiento del mercado.
El bienestar de un sujeto está muy relacionado con los bienes y servicios de los que puede
disfrutar. A medida que se consumen más bienes y servicios podemos suponer que la utilidad total
del individuo aumenta. Cuanto mayor sea la cantidad de bienes y servicios disfrutada por una
persona, mayor será la utilidad total que le aporten y mayor será su bienestar.
Sin embargo, ese mayor bienestar ligado al consumo, no crece ilimitadamente ni siempre de la misma forma.
Por ejemplo, el primer vaso de agua, cuando estamos sedientos, nos resulta extremadamente “útil”, pero los sucesivos
vasos nos aportarán un bienestar mucho menor y no seguiría aumentando nuestra utilidad total por el hecho de que
bebiéramos litros y litros de agua. Por ello, será útil fijarnos en la utilidad marginal, que es un concepto de gran
importancia.
24
Cuando tenemos que decidir si adquirimos un determinado bien, compararemos (de forma consciente o
inconsciente) si el aumento de utilidad que nos va a significar compensa el precio que tenemos que pagar por el
mismo. Por tanto, ese análisis de “compensación” se realiza unidad por unidad. En la decisión de comprar un bien o de
comprar una unidad más de éste o no hacerlo, el factor decisivo no es la utilidad total sino la utilidad marginal, la
utilidad “nueva” que me va a aportar ese determinado bien o, en su caso, esa nueva unidad.
En esa valoración del aumento de utilidad es un factor muy importante el dato de cual es mi
situación previa. Ya hemos visto como la utilidad que me aportaba el primer vaso de agua era
mayor que la que pudieran añadir los sucesivos. Esta regla es válida para el consumo de cualquier
bien porque en todos, al menos a partir de un cierto punto no muy elevado, se cumplirá la Ley de
la utilidad marginal decreciente: cuanto mayor es la cantidad que consumimos de un bien,
menor es la utilidad marginal que nos aporta cada nueva unidad consumida del mismo.
Esta ley nos permite entender porque pagamos un precio más bajo por bienes que son
imprescindibles mientras que estamos dispuestos a pagar precios muy superiores por otros que
parecen superfluos. Si el agua, el aire o los alimentos básicos fueran bienes tan escasos que no
hubiera suficiente para todos estaríamos probablemente dispuestos a pagar por ellos mucho más
que por una preciada joya o por el coche más extraordinario. Sin embargo, cuando se dispone de
cantidades abundantes de los bienes mencionados en primer lugar, la utilidad marginal ha
descendido de tal forma que sólo compraremos unidades adicionales cuando el precio sea
suficientemente bajo en relación con la utilidad marginal que va a aportar esa nueva unidad.
Tenemos también una primera explicación que justifica el carácter descendente de la curva
de demanda. Dado que las primeras unidades de un bien nos suponen una utilidad marginal muy
alta, estamos dispuestos a pagar un alto precio por ellas. Pero si compramos nuevas unidades la
utilidad marginal que vamos a obtener de éstas es menor por lo que sólo nos compensará su
adquisición si el precio baja en la misma proporción. Si el precio es alto, sólo nos compensará
consumir las primeras unidades que también tienen una utilidad marginal alta. La relación entre
precio y cantidad demandada es por eso inversa y la curva de demanda que representa dicha
relación resulta decreciente.
25
Implícitamente, cada vez que tomamos una decisión de consumo, estamos eligiendo un
destino para nuestro dinero de entre las muchas alternativas de que disponemos. Esta decisión
supone renunciar a comprar otros bienes o a aumentar el nivel de consumo de los mismos.
Consideraremos cuanto va aumentar nuestra utilidad por cada nuevo euro (por cada nueva unidad
monetaria) que vayamos a gastar, en un bien o en otro: si ese aumento (utilidad marginal) es menor
en el bien A que en el B, elegiremos éste. O, dicho de otra forma, si las unidades adicionales de dos
bienes nos van a hacer aumentar de igual forma nuestro bienestar, preferiremos aquel que pueda
hacerlo con menor coste.
Por lo tanto, estamos comparando la utilidad adicional que nos van a reportar las diferentes
unidades de los distintos bienes en función de su precio: nos decidimos por consumir aquella
unidad de aquel bien que pueda hacernos aumentar nuestra utilidad total con menor coste.
En las decisiones de consumo atendemos a la utilidad marginal, ponderada por su precio, que nos
reportarían las distintas alternativas y elegimos la más alta de todas ellas.
Aunque sabemos que no es posible medir la utilidad, vamos a imaginar que somos capaces de cuantificarla,
con el fin de poder ilustrar con un ejemplo cuanto acaba de decirse. Supongamos dos bienes, A y B, que, con el fin de
facilitar la comprensión del cuadro 2.1, se venden al precio idéntico de un euro por unidad (seis primeras columnas del
cuadro). Imaginemos que el consumo de esos dos bienes le proporcionan a nuestro hipotético consumidor las utilidades
que se reflejan en el cuadro. Si dedica un euro al bien A, consume una unidad del mismo y le supone una utilidad (total
y marginal) de 50. Una segunda unidad le añadiría 47 de utilidad (marginal), por lo que la total pasaría a ser de 97, y
así sucesivamente. Vemos en este ejemplo que la unidad número 18 del bien A implicaría una disminución de la
utilidad; tanto marginal (-1) como total (que pasa de 442 a 441) nuestro consumidor estaría saturado y cualquier
incremento en el consumo del bien A reduciría su bienestar en vez de aumentarlo. Las dos primeras unidades de B le
supondrían utilidades marginales de 100 y 96, respectivamente (196 de utilidad total).
Nuestro consumidor destinaría sus euros a la compra de aquellas unidades de bien que le implicaran mayor
incremento de bienestar. Si sólo tuviera 13 euros los utilizará íntegramente en comprar el bien B, dado que un euro que
dedicara a A sólo le aumentaría su utilidad en 50, cifra inferior a la que le permiten sus recursos si los dedica a B.
Supongamos ahora que el precio de B pasa a ser de dos euros, doble del inicial, doble del de A (columna siete
del cuadro). En esta situación, necesitamos el doble de esfuerzo (de unidades monetarias) para obtener la misma
utilidad. Las 100 de utilidad que antes nos permitía nuestro euro destinado a B nos cuestan ahora dos euros; cada uno
de éstos nos aporta por consiguiente sólo 50 de utilidad.
26
Lo mismo ocurre con los dos euros siguientes destinados a B: las 96 de utilidad que nos reporta la segunda
unidad del mismo que consumimos, suponen 48 para cada uno de los 2 euros que nos cuesta esa unidad adicional, y así
sucesivamente. La utilidad marginal de cada euro dedicado al consumo del bien B pasa a ser, como antes se indicaba,
la de la última columna. La utilidad marginal de ese consumo (por ejemplo, la primera unidad del bien B=100)
ponderada por su precio (ahora = 2) se ha dividido por dos (pasa a ser igual a 50) pues es ahora el doble de caro.
¿Cómo gastaría ahora nuestro consumidor 17 euros? Destinaría 10 al bien B y 7 al bien A (en este caso el
último euro sería indiferente usarlo en A o en B) de forma que se igualaran de nuevo las utilidades marginales del
último euro dedicado a cada uno de esos bienes.
(OJO: en el cuadro 2.1 de la p25 están mal reflejadas las cantidades de la última columna).
2. LA RESTRICCIÓN PRESUPUESTARIA
Para cualquier decisión de compra el coste es un factor decisivo. Si un bien es más caro, la
utilidad de cada unidad monetaria que el consumidor dedica al mismo es menor. Además, los
recursos dedicados a un determinado bien o servicio ya no pueden dedicarse a otros (coste de
oportunidad): la compra de algo implica renunciar a otro bien o servicio alternativo, tanto más,
cuanto más reducido sea el presupuesto total, cuantos menos recursos existan para dedicar al
consumo. Esta circunstancia se representa a través de la denominada restricción presupuestaria.
Vamos a ver un ejemplo referido a la opción entre dos bienes. Supongamos que un joven dispone de 20 euros
al mes para su tiempo de ocio. Las posibilidades que se plantea son dos: ir al cine o a la discoteca. Las entradas para el
cine cuestan 5 euros y las de la discoteca 10 (consumición incluida). Con tales recursos las posibilidades asequibles
para nuestro joven son las que se reflejan en el cuadro 2.2. Ese cuadro es idéntico para toda persona que cuente con la
misma cantidad de euros para estos fines.
El joven tiene dos opciones extremas, la A y la E. En la primera, optaría por ir sólo al cine, con lo que podría
hacerlo hasta cuatro veces al mes. Si por el contrario prefiriera la opción E, al ser más caro el acceso a la discoteca, tan
sólo podría permitírselo dos veces en el mismo período de tiempo. Puede también elegir una opción intermedia como
la C, de forma que acude dos veces al cine y una a la discoteca o cualquiera de las dos restantes, como ir una vez al
cine y otra a la discoteca, reservándose los 5 euros restantes.
Estas opciones nos están subrayando, de nuevo, el concepto de coste de oportunidad y nos permiten
introducir otro igualmente importante como es el de la relación de intercambio.
27
La relación de intercambio entre dos bienes nos indica a que cantidad de uno de ellos
tenemos que renunciar si queremos una unidad más del otro, en función de los precios de
ambos.
Como hemos visto, cada asistencia a la discoteca implica renunciar a dos sesiones de cine. Dados los precios
vigentes, la relación de intercambio entre cine y discoteca es de uno a dos, lo que refleja simplemente que la segunda
tiene un precio que es el doble que el del primero.
Los puntos correspondientes a las cinco opciones del cuadro 2.2 pueden reflejarse en un sencillo gráfico como
el 2.1. La recta que resulta marca la frontera máxima de lo que puede comprarse con esa cantidad de euros a los
precios vigentes.
Nuestro consumidor puede elegir cualquiera de las posibilidades que refleja esa recta, así como cualquier de
las situadas a la izquierda de la misma (triángulo A0E). Por ejemplo, podría optar por un punto como el F, en el que
renuncia a gastar parte de su renta disponible (recursos disponibles) para estos fines, pero lo que nunca podrá nuestro
protagonista es elegir una opción como la que refleja el punto G (fuera del triángulo A0E) mientras no disponga de
más recursos o se reduzcan los precios de alguna de las dos diversiones.
LA RESTRICCIÓN PRESUPUESTARIA
La elección de uno de los muchos puntos posibles dependerá de la utilidad que le reporten uno y otro bien a
cada consumidor concreto. Lo que a su vez vendrá influido por todos aquellos factores que veíamos que están detrás de
la demanda: los gustos, la moda, las costumbres… Tendríamos sujetos como Luisón Bailón que se inclinaría por el
punto E, mientras que Margarita Filmita, optaría habitualmente por la combinación A. Ahora bien, si ambos
pretendieran salir juntos habitualmente, deberían buscar alguna solución de compromiso intermedio y es posible que,
salvo predominio notorio de una de las partes, acabaran acudiendo, por ejemplo, dos veces al cine y una a la discoteca
(punto C intermedio). Cada uno de los sujetos comparará la utilidad relativa que le reportan los bienes con la relación
de intercambio entre los mismos y, en función de esa comparación, se inclinará más hacia uno o hacia otro.
Como siempre, todo lo dicho es válido caeteris paribus. La restricción descrita supone que disponemos de 20
euros, pero resulta evidente que las opciones serían distintas si dispusiéramos de más o de menos medios.
Supongamos que nuestros dos amigos disponen ahora de 40 euros para emplear en estas salidas, porque se
han puesto a trabajar por las tardes, porque han dejado de fumar y pueden destinar a salir lo que antes gastaban en
tabaco o por cualquier otra razón. Luisón podrá ir ahora no dos, sino hasta cuatro veces mensuales a la discoteca.
28
Para un presupuesto mensual de 40 euros y precios de 5 euros (cine) y 10 euros (discoteca).
Número de veces mensuales que puede acudirse a uno u otro.
Opciones Cine Discoteca
H 8 0
I 7 0,5
J 6 1
K 5 1,5
L 4 2
M 3 2,5
N 2 3
O 1 3,5
P 0 4
LA RESTRICCIÓN PRESUPUESTARIA
(CUANDO VARÍA LA RENTA REAL)
En el gráfico 2.2 vemos como Luisón Bailón ha pasado del punto E que escogía inicialmente al punto P, antes
inalcanzable. Margarita Filmita puede permitirse ahora el doble de sesiones cinematográficas: puede pasar del punto A
(cuatro ocasiones mensuales), al punto H (ocho veces). Si el romance de nuestros protagonistas persiste, la situación de
compromiso C (dos cines y una discoteca) puede pasar ahora a otra más ventajosa para ambos como la que representa
L (cuatro veces al cine y dos a la discoteca).
Si, por el contrario, disminuyera la renta destinada a estos bienes y, por ejemplo, sólo tuvieran 10 euros, las
posibilidades se habrían reducido a la mitad. Luisón tendría que conformarse con una sesión mensual de discoteca
(pasaría de E a S) y Margarita con dos tardes de cine (pasaría de A a Q). La opción de compromiso de nuestra pareja
29
tendría que reducirse igualmente, pasando de C a, probablemente R, de forma que sólo podrían ir una día al cine y
tendrían que conformarse con una sesión de baile cada dos meses.
La renta que nos interesa es la renta real. El dato relevante no es tanto el importe
monetario de nuestra renta, sino lo que realmente podemos adquirir con ella.
Si los recursos de nuestros jóvenes se mantienen anclados en los 20 euros, pero se duplican simultáneamente
los precios de cine y discotecas, las opciones efectivas se reducen a la mitad. El efecto es exactamente el mismo que si
la renta se hubiera reducido a 10. El paso de la restricción ACE, del gráfico 2.2, a la más restrictiva QRS, se produce
tanto si disminuye la renta a la mitad, sin variar los precios de los bienes afectados, como si se duplican éstos y la renta
no varía.
Ahora bien, puede ocurrir que varíe el precio de uno de los bienes, pero no el del otro, o que lo hagan en
distinta proporción o dirección, pero en ambos casos no modificándose la renta nominal o recursos disponibles. Para
simplificar la exposición, nos centraremos en la primera posibilidad: supongamos que el precio del cine sube a 10
euros. Las posibilidades que reflejaba el cuadro 2.2 han variado y ahora se recogen en el cuadro 2.3.
Nuestro amigo Luisón Bailón puede mantener su opción E. Al no variar el precio de las discotecas, sigue
siendo posible, con el mismo presupuesto, asistir dos días a su entretenimiento favorito. No es ese el caso de
Margarita Filmita, que ya sólo puede acudir dos veces al mes cuando antes, con los mismos veinte euros, iba un total
de cuatro.
Gráfico 2.3 (p29). Restricción presupuestaria cuando sube el precio de uno de los bienes
y los recursos monetarios no varían
LA RESTRICCIÓN PRESUPUESTARIA
(CUANDO SUBE EL PRECIO DE UNO DE
LOS BIENES Y LOS RECURSOS
MONTETARIOS NO VARIAN)
30
En el gráfico 2.3 se observa como la inicial restricción presupuestaria ACE se ha desplazado hacia la
izquierda (han disminuido las opciones posibles), pero ya no paralelamente: mientras la opción extrema a favor de la
discoteca E no ha variado, la opción extrema a favor del cine A ahora es inalcanzable y el nuevo límite se sitúa en T. La
opción C que mantenía la pareja en las circunstancias anteriores es también inalcanzable y deberán conformarse con
una menos favorable, como podría ser la U.
De cuanto hemos visto hasta ahora, pueden deducirse cuales son los principales factores que influyen en
la curva de demanda de un bien (representación gráfica de la relación entre la cantidad demandada del mismo y su
precio) sea de una o de otra forma y aumente o disminuya, según como varíen determinadas circunstancias.
Hemos visto que un bien se demanda porque proporciona utilidad y en la medida en que hace aumentar
nuestro bienestar y que esa utilidad adicional de bienestar que nos proporciona se relaciona también con el precio
que debemos pagar por cada unidad de bien. Por ello, a mayor precio menor cantidad demandada de un bien,
como pronosticaba la ley de demanda y se reflejaba en la correspondiente curva decreciente.
La primera condición que exigimos para que no varíe la demanda de un bien es que no varíen los
precios de los restantes bienes, especialmente de aquellos que están más relacionados con el que estamos
estudiando. Las variaciones de los precios de todos los bienes pueden afectar a la demanda de un bien en
concreto. Además, resultarán más relevantes cuanto más relación exista entre el consumo de los dos bienes a
que nos referimos.
31
Cuanto más perfectamente sustitutivos en su conjunto sean dos bienes, mayor será la relación que
exista entre sus respectivas demandas. Todos los alimentos pueden considerarse sustitutivos entre sí, pero
entre ellos existen unos más que otros. Por ejemplo, las verduras serán mejores sustitutivas entre sí que
respecto a la carne. La carne puede considerarse un buen sustitutivo del pescado, pero dentro de la carne o del
pescado es todavía más sustitutivo cualquier especie entre ellas (carne de cerdo o vacuno; salmón o merluza).
Los ejemplos de bienes sustitutivos son infinitos, porque, en el fondo, todos compiten entre sí por
encontrar un hueco en el presupuesto familiar. Son ejemplos también de bienes sustitutivos el cine o teatro; el
trasporte público, tren, avión o vehículo particular, etc.
Por ejemplo, si acudo al mercado con la idea de comprar carne y compruebo que su precio ha
experimentado una fuerte subida, probablemente cambie de idea y me decida a llevar pescado, si el precio
de éste no ha variado o lo ha hecho en menor medida. La demanda entre bienes sustitutivos tenderá a
ajustarse a favor de aquellos que ahora resulten más baratos en términos relativos. Estamos ante el reparto
de la restricción presupuestaria que vimos en el párrafo anterior y como variaba la pendiente al alterarse
los precios relativos.
Dado que un bien puede satisfacer necesidades diferentes, suele ocurrir que dos bienes son
complementarios en un aspecto (en la satisfacción de una de las necesidades), pero no lo son en otros. Por
ejemplo, el azúcar sirve como complemento para endulzar el café o para realizar postres con huevos
(bizcochos, tartas, helados, etc.). Un aumento en el precio del azúcar podría llevar a la gente a consumir
menos huevos para la confección de postres (lo que muestra que ambos bienes son complementarios),
pero un aumento en el precio de los huevos podría llevar a consumir más azúcar (efecto típico de los
bienes sustitutivos). Supongamos que los huevos son sustituidos por otros postres de repostería (fresas
con nata, requesón, etc.). Se seguirá utilizando el azúcar, aunque en menor proporción, para endulzar los
huevos, ya que estos han disminuido su demanda, pero crecerá el consumo del azúcar para la elaboración
de otros postres de repostería.
El nivel de renta
Los deseos de consumir bienes y servicios resultan prácticamente ilimitados, porque ilimitadas son
las necesidades. En diversidad, en cantidad o en calidad, cualquier deseo es susceptible de verse mejorado.
Sin embargo, esa tendencia al infinito encuentra un límite: los medios de que disponemos para satisfacerlas.
En una economía de autosuficiencia, en la que cada cual satisface sus propias necesidades, los límites
vendrían marcados por el tiempo disponible para trabajar y los recursos (tierra, ganado, etc.) de que se
disponga. En una economía en la que predomina la división del trabajo, una persona aporta los factores
productivos de que dispone, fundamentalmente su fuerza de trabajo y recibe a cambio una renta en dinero,
que posteriormente utiliza para comprar los bienes y servicios que necesita.
Podemos representar en la renta (en la restricción presupuestaria que conocemos) el límite general
que encuentran los demandantes a la hora de decidir que bienes consumen y en que cuantía. Como regla
general, cuando aumenta la renta aumenta también la demanda de la mayoría de los bienes. No lo hará en la
misma proporción en todos los bienes, pero prácticamente todos experimentarán una variación al alza.
32
Hay algunas excepciones: algunos bienes de escasa calidad o que satisfacen imperfectamente las
necesidades van siendo sustituidos por otros mejores cuando el nivel de renta lo permite: su demanda va
disminuyendo cuando la renta aumenta porque van dejando de consumirse paulatinamente (todos los bienes
que se han utilizado en épocas pasadas y que hemos visto desaparecer o reducir su presencia paulatinamente:
los zuecos, la moto sidecar, la malta o la chicoria (como alternativa al café), etc.).
Por la misma razón, si se produce una subida, general e importante, del nivel de
precios, aunque yo tenga nominalmente la misma renta, mi poder adquisitivo ha
disminuido o, en otras palabras, ha disminuido mi renta real.
(Ojo, ojito: diferenciar bien entre renta nominal y real. Aquí está bien clara la diferencia.)
Así puede entenderse nuestra afirmación anterior de que todos los bienes son en
cierta medida sustitutivos entre sí. Una fuerte subida en los precios de los productos
alimenticios puede provocar un descenso en la demanda de bienes tan aparentemente
independientes de aquéllos como el cine o los viajes. Como la alimentación tiene un
carácter necesario, nos vemos obligados a dedicar más recursos para cubrir esa necesidad,
somos más pobres en términos reales y disminuimos nuestro consumo de bienes no tan
imprescindibles.
Un aspecto muy importante, tanto más cuanto más desarrollada se encuentra una
economía, es la posibilidad del crédito. A través del endeudamiento podemos adquirir hoy
bienes más allá de cual sea nuestra renta actual. Cuanto más cómodas y baratas sean las
condiciones de los créditos, mayor será la tendencia a adelantar el consumo de bienes y
servicios con cargo a los ingresos futuros. También es importante en nivel relativo de renta.
La diferencia fundamental es que mientras los precios o la renta afectan a todos los
bienes y servicios de forma bastante semejante, los aspectos que incluimos en este epígrafe
33
ejercen una influencia muy diferente según los casos y según cada bien o servicio. Alguno
de los factores que vamos a ver será irrelevante para unos bienes, pero decisivo para otros.
Incluso su trascendencia puede ser muy diferente según que mercados o circunstancias
estemos considerando.
Este factor es especialmente notorio en las prendas de vestir donde las “modas” desempeñan un
papel decisivo y evidente. Por el simple uso las prendas podrían satisfacer la necesidad de los
consumidores por varios años. La demanda sería más reducida de lo que sucede en la práctica, porque
estrictamente no hay necesidad de comprar más. No obstante si cada temporada varían sustancialmente
las pautas dominantes, la prenda comprada el año anterior queda desfasada, vieja en términos de moda,
aunque esté físicamente nueva. Con ello se consigue que la demanda sea mayor de lo que sería
estrictamente necesario. Al mismo tiempo el oferente se encuentra con un género que, de no encontrar
salida en la temporada, puede resultar invendible en la siguiente, pues, por causa de la moda, su demanda
habrá caído radicalmente. Las conocidas “rebajas por fin de temporada” encontraron en esta circunstancia
su inicial justificación.
Podrían ofrecerse innumerables ejemplos de este tipo de influencias. La importancia que ahora
se da a la salud y a la forma física ha incrementado la demanda de productos relacionados con el deporte
y puede estar afectando negativamente al consumo de tabaco. En buen número de países en los que
predomina la religión islámica, la carne de cerdo está proscrita. La demanda de bienes culturales varía
significativamente de unos países a otros. El fútbol es espectáculo de masas en unas zonas, mientras en
otras hay más afición al béisbol o al baloncesto…
- Factores demográficos
- Estado
- Expectativas
Los sujetos se comportan frecuentemente más en función de los datos que esperan, que de los
que se dan en la realidad. Si se espera que el precio de un determinado producto vaya a subir es probable
que aumente sustancialmente la demanda del mismo, con el fin de aprovechar el bajo precio relativo
actual. Si, por el contrario, se espera que baje, se aplazará en la medida de lo posible su consumo, y, por
tanto, disminuirá transitoriamente su demanda. En ambos casos, pasado un tiempo, la demanda se
ajustará a los nuevos precios y la situación será más próxima a la que regía antes del cambio de
expectativas.
34
Las previsiones pueden afectar a factores distintos del propio precio. Si se espera un verano
especialmente caluroso, aumentará la demanda de bienes o servicios susceptibles de aminorar sus efectos,
como aparatos de aire acondicionado o toldos con los que protegerse del sol. Si se espera una renta futura,
puede solicitarse un préstamo y anticipar consumos acordes con el nuevo nivel que se espera.
Cuando la realidad no coincide con las previsiones, los resultados pueden aparecer como
sorprendentes. Se observarán cambios en la demanda que no responden aparentemente a ninguno de los
factores señalados como decisivos y que se explican porque los consumidores actuaron anticipando un
fenómeno que luego no se produjo.
- Innovación
Todos estos factores pueden ser (y a largo plazo lo son), más importantes que los
precios o las rentas e implican variaciones en la demanda de los bienes y servicios. Todos ellos
suponemos que se mantienen invariados cuando invocamos la cláusula caeteris paribus.
Podemos trasladar todo lo anterior a la representación gráfica y comprobar que pasa con
la curva de demanda cuando varía alguno de los factores que hemos visto.
Examinaremos de nuevo el mercado de naranjas y recordemos que pasaba cuando aumentaba el precio de
las mandarinas. Dado que ambos bienes pueden considerarse sustitutivos, los consumidores estarán dispuestos a
comprar menos mandarinas y más naranjas. Para los mismos precios que antes, la cantidad demandada de naranjas
será mayor. El cuadro 2.5 (p34) muestra como ha aumentado la demanda en Ecolandia, en 2002, respecto a 2001
por causa, en este ejemplo, de la subida del precio de las mandarinas. Hemos añadido al cuadro del capítulo
anterior una nueva columna que recoge las cantidades demandadas de naranjas ante el cambio de circunstancias.
Aunque lo más probable es que los aumentos fueran mayores en los precios bajos que en los altos, hemos
optado por un desplazamiento uniforme con el fin de facilitar la visualización de los cambios que queremos
describir. Nuestro interés se centra por ahora en saber como cambia y no cuanto cambia.
AUMENTO DE LA DEMANDA
DE NARANJAS
35
El aumento del precio de las mandarinas ha
motivado que se eleve la cantidad demandada
de naranjas a cada precio.
En el gráfico 2.5 hemos añadido a la curva que conocíamos la nueva curva de demanda que ahora
denominamos D´D´. Hay un aumento de la cantidad demandada de naranjas para cada precio y ello se refleja en
que toda la curva de demanda se ha desplazado a la derecha.
Lógicamente, esta variación de la demanda implica que varíen también el precio y la cantidad de
equilibrio. En el cuadro puede verse que, al enfrentar la oferta (invariada) con la demanda (mayor), el equilibrio se
encuentra ahora en el precio de 5 euros, cuando oferentes y demandantes coinciden en 40 millones de kilos
mensuales de naranjas. El cambio se refleja en el gráfico 2.6.
La subida del precio de las mandarinas ha desplazado la curva de demanda a la derecha. Al precio
anterior de 4 euros, la cantidad demandada es ahora de 50 millones de kilos (punto G del gráfico). Como la oferta
no ha variado, se produce un exceso de demanda de 20 millones de kilos al mes que los vendedores no pueden
atender. Para eliminar este exceso, los vendedores suben el precio de las naranjas y, al mismo tiempo, tratan de
vender mayor cantidad. El precio y la cantidad se van desplazando paulatinamente (la rapidez mayor o menor del
ajuste depende de cada tipo de producto) a lo largo de la curva de oferta, hasta llegar al nuevo punto de equilibro
E´.
Como se ve, el efecto final de una subida del precio de las mandarinas es que también sube el precio de
las naranjas. Los consumidores han disminuido la cantidad consumida de mandarinas, más caras (recuérdese la ley
de la demanda) y han aumentado su consumo de naranjas (que son ahora más baratas en términos relativos):
sustituyen parcialmente el consumo de aquéllas por el de éstas, pero esta reacción provoca que se encarezcan
también las naranjas.
36
En resumen, la curva de demanda de un bien se desplazará a la derecha
(aumenta):
Naturalmente, si el precio de las mandarinas hubiera bajado, los efectos habrían sido los inversos: los
consumidores habrían sustituido parte de su consumo de naranjas por mandarinas, la curva de demanda de
naranjas se habría desplazado a la izquierda y el consiguiente exceso de oferta provocaría una reducción de su
precio y de la cantidad de equilibrio.
Lo mismo podemos decir si la renta disminuye, si el producto deja de estar de moda, si varían
desfavorablemente cualquiera de las circunstancias que le afectan. Todas las causas que veíamos que desplazaban
a la derecha la curva de demanda pueden aplicarse, en sentido inverso, para los desplazamientos hacia la izquierda.
Para entender este apartado, debemos volver al concepto de restricción presupuestaria. En su análisis
comparábamos solamente dos bienes (cine y discoteca). Ahora debemos comparar cada bien, no con otro bien, sino
con todos los demás bienes susceptibles de consumir.
Así, en el gráfico 2.7 (p37), si disponemos de una renta de 10.000 euros, la restricción presupuestaría será:
Puede verse fácilmente que si dedicamos la mitad de los ingresos (5.000 euros) al bien X:
Adquirir 25 unidades del bien X, que en la situación I suponía la mitad de nuestra renta, cuando baja el precio
a 100 euros, significa tan sólo el 25 por 100 (nos quedan 7.500 euros para el resto de los bienes). Si el precio sube a
500 euros ni siquiera tenemos la posibilidad de alcanzar ese nivel de consumo.
Suponiendo que la opción de nuestro consumidor fuera precisamente la de adquirir 25 unidades para un precio
de 100 euros, una línea como la PP podría representar perfectamente una de las posibles evoluciones de sus elecciones
sucesivas, según fuera ascendiendo el precio del bien (la explicación tradicional de la elección del consumidor se
efectúa a través de las denominadas curvas de indiferencia, que se explican en un anexo de este mismo tema p47).
37
Gráfico 2.7 (p37), Restricción presupuestaria para un bien ante las variaciones de su precio
En el gráfico 2.8 el precio del bien X no varía y es la cifra de ingresos la que suponemos que se modifica. En
la situación inicial la renta es igual a 10.000 euros, el precio de X es de 200 euros y la opción escogida es consumir 20
unidades de X (y, por tanto, reservar 6.000 para los restantes bienes).
Si la renta aumenta hasta 14.000 euros, la nueva restricción presupuestaria, desplazada como sabemos en
paralelo hacia la derecha, será la V. Podemos mantener nuestro consumo del resto de los bienes y duplicar (de 20 a 40)
el consumo de X o mantener el 20 el consumo de X incrementando el de los restantes bienes hasta 10.000 o, lo que es
más probable, podremos aumentar tanto el consumo de X como el de los restantes bienes.
Podemos destacar ahora dos consecuencias diferenciadas de una variación en el precio de un bien que
permiten enriquecer la comprensión de porque la demanda es decreciente. Tales consecuencias son denominadas
efecto renta y efectos sustitución.
Cuando sube el precio de un bien, el efecto más evidente es que resulta más caro relativamente que los demás
bienes, menos atractivo que antes de la subida. En términos de utilidad, obtener la misma utilidad que antes a través de
este bien, ahora resulta más caro o, visto de otra forma, cada euro que se dedica a X reporta menos utilidad de la que
38
suponía antes. Consecuentemente, una primera reacción será sustituir, en la medida de lo posible, algo del consumo
del bien encarecido por bienes que son ahora más baratos en términos relativos.
La curva PP nos va indicando como desplazamos el consumo del bien X hacia los restantes bienes cuando el
primero se va encareciendo respecto de los segundos. Sin embargo, no todo ese desplazamiento es debido al hecho de
que el bien X es ahora más caro relativamente. La recta presupuestaria no sólo ha variado su pendiente, sino que
también se encuentra más a la izquierda que antes para todas las combinaciones posibles (en las que intervenga el bien
X, por supuesto).
Una variación del precio supone también una alteración de nuestra renta real. Si todos los precios se duplican,
el efecto es idéntico al de una reducción de nuestra renta real a la mitad. Por lo tanto, si suben los precios (de todos o
de alguno de los bienes), somos más pobres que antes y podemos consumir, en principio, menos de todos los bienes.
El efecto renta derivado de las variaciones de precios de algunos bienes supone que se
tienda a acomodar el consumo de todos los bienes al nuevo nivel de renta real. Salvo en el
caso de los bienes inferiores, las elevaciones de precios implicarán una tendencia al descenso
de las cantidades consumidas de todos los bienes y las reducciones de precios a un
incremento.
Por lo tanto, al incremento de precio de un bien normal o superior le sigue un doble efecto
reductor de la cantidad consumida del mismo:
- Por una parte, la disminución del poder adquisitivo provoca un efecto renta: al ser más pobres
tendemos a consumir menos.
- Por otra parte, el encarecimiento relativo del bien provoca un efecto sustitución: al ser más caro
relativamente el bien, tendemos a consumir menos.
Tanto uno como otro efecto juegan en la misma dirección: tendencia a disminuir la cantidad
consumida del bien cuyo precio ha subido. Por ello, puede asegurarse que si sube el precio de un
bien (normal o superior), la cantidad demandada del mismo disminuirá. Y viceversa.
En los bienes inferiores, sin embargo, un incremento del precio provoca simultáneamente:
- Un efecto sustitución por el cual, al ser el producto más caro, tenderá a consumirse menos del
mismo, exactamente igual a lo que ocurría con el resto de los bienes.
- Un efecto renta por el cual, al ser el consumidor más pobre, tenderá a consumir más cantidad
de ese bien, en cuanto que inferior, a diferencia de lo que ocurre con los restantes bienes.
Por tanto, nos encontramos ante dos efectos contradictorios y el efecto final dependerá de
cual de los dos prevalezca. En la casi totalidad de los casos podemos suponer que el consumo de
un bien nunca tiene un peso tan relevante en el presupuesto de los consumidores (ni una carencia
absoluta de bienes sustitutivos) como para que un incremento de su precio tenga un efecto
39
“empobrecedor” notorio. O, lo que es lo mismo, puede pronosticarse que el efecto sustitución
(descenso de la cantidad) será más importante que el efecto renta (aumento de la cantidad) y
también en este caso se cumplirá la ley de la demanda: si sube el precio de un bien inferior
normalmente disminuirá la cantidad demandada del mismo.
Tras una elevación del precio de un bien inferior podría suceder que el efecto renta
fuera superior al efecto sustitución y la cantidad demandada del mismo aumentara en vez de
disminuir. Sin embargo, lo normal es que también en estos casos disminuya la cantidad
demandada.
Un ejemplo excepcional es el que recibe el nombre de bienes “Giffen”, así llamados por la supuesta
experiencia que este autor sitúa en la Irlanda del siglo XIX. Un incremento del precio de las patatas fue seguido de un
incremento de la cantidad demandada de las mismas. Dado que suponían el componente fundamental de la
alimentación de la población con menores ingresos, ese precio mayor supuso un fuerte empobrecimiento en términos
reales (un importante efecto renta).
El ejemplo puede simplificarse en términos más coloquiales: quienes habían introducido alguna variación en
el menú semanal, por ejemplo, los domingos y días de celebración, tuvieron que renunciar a sus “lujos” y volver al
consumo habitual de los días laborables. El efecto renta (más pobres) predomina sobre el efecto sustitución (más caro)
y, consecuentemente, se rompe la regla general (gráfico 2.9, p39). Este ejemplo es una excepción de difícil repetición.
40
Denominamos elasticidad-precio o, más simplemente, elasticidad de la demanda, a la
sensibilidad al cambio en la cantidad demandada de un bien ante las variaciones en su
precio, todo ello expresado en términos porcentuales.
El concepto de elasticidad se emplea en muchos ámbitos para cuantificar la intensidad de la relación entre
dos variables. Los símbolos ▲,▼ representan respectivamente el incremento o decremento experimentado por la
variable a que se refiere. Sería igual, por tanto, a la diferencia entre el valor actual de esa variable y el anterior al
cambio que estudiamos o valor inicial.
- Que el porcentaje en que varía la cantidad sea superior al porcentaje en que varió el
precio. En este caso, la demanda es muy sensible a las variaciones del precio, el cociente
nos dará un valor (absoluto) superior a la unidad y diremos que la demanda es elástica.
- Que el porcentaje en que varía la cantidad sea inferior al porcentaje en que varió el
precio. En este caso, la demanda es muy poco sensible a las variaciones del precio, el
cociente nos dará un valor (absoluto) inferior a la unidad y diremos que la demanda es
inelástica (rígida cuando la elasticidad es igual a 0).
Ejemplo: supongamos que la cantidad demandada de un bien es de 1.000 unidades al mes para un precio
de 100 euros. El precio sube a 110 y observamos que la cantidad demandada pasa a ser de 800. Tendríamos
entonces que:
Precios Cantidades
Inicial 100 € 1.000 U
Final 110 € 800 U
41
o lo que es lo mismo /εPx/ = 2
Por tanto, si decimos que la elasticidad de la demanda de este bien es igual a 2 debemos
entender habitualmente:
Por lo tanto, el precio más alto se ha encontrado con una demanda muy sensible
(elástica): la cantidad demandada se reduce en mayor proporción y, consecuentemente, el gasto
total disminuye. Si, por el contrario, el precio bajara, la reacción de la cantidad demandada
sería muy fuerte, incrementándose el gasto total.
42
Se entiende que un bien tiene buenos sustitutivos cuando la misma necesidad puede
ser satisfecha por otros bienes con un coste similar.
Parece evidente que si sube el precio de un bien y existe otro que, por el mismo precio anterior,
puede proporcionar exactamente la misma utilidad que reportaba aquel, los demandantes abandonarán el
producto más caro y optarán por el más barato. Por el contrario, si no existe más que una posibilidad de
satisfacer una necesidad, porque cualquier otra alternativa la cubre imperfectamente o lo hace a un precio muy
superior, los demandantes soportarán estoicamente las subidas de precio, mientras éste no alcance niveles
similares a los precios de los potenciales sustitutivos.
La facilidad para encontrar sustitutivos depende en buena medida de la mayor o menor amplitud con
que hayamos definido el bien correspondiente. Si hablamos de la demanda de alimentos, evidentemente es
muy inelástica, pero lo es menos si hablamos de la demanda de carne y será aún más elástica la demanda de
vacuno, porque podrá comprarse otra carne si aquella sube excesivamente.
La demanda de coches puede tener una demanda relativamente inelástica, que se irá flexibilizando
según vayamos descendiendo en la concreción de factores como volúmenes, potencia, marca o color de la
carrocería. Una estrategia empresarial será conseguir para sus productos o servicios una demanda poco
elástica (que los clientes tiendan a no considerar buenos sustitutivos a los competidores), con el consiguiente
margen para hacer variar los precios sin merma de los ingresos totales.
Efecto renta
El efecto renta potencia el efecto sustitución, tanto más, cuanto más lujo o menos
necesario sea el bien de que se trate. Por lo tanto, cuanto más innecesario sea un bien, más
fácil es que su demanda sea elástica y cuanto más necesario sea, más probablemente
tenderá su demanda a ser inelástica.
De hecho podemos afirmar que rara vez la elasticidad será la misma a lo largo de
toda la curva de demanda, como sucede en los casos extremos que se ofrecen en el gráfico
2.10, p41.
43
no varía sea cual sea el precio.
Sin embargo, una demanda lineal mostrará siempre una elasticidad superior a la
unidad (+1) cuando el precio sea elevado y menor que uno (- 1) cuando es la cantidad
consumida la que presenta altos valores relativos. Consecuentemente, el ingreso total
correspondiente a esa demanda seguirá siempre la evolución que refleja la parte inferior del
gráfico 2.11.
Una curva de demanda será tanto más elástica cuanto más se acerque a la
horizontal y tanto más rígida o inelástica cuanto más vertical.
44
Adicción
Plazo de tiempo
La elasticidad de la demanda será mayor cuanto mayor sea el plazo de tiempo que
consideremos. A corto plazo, la información puede ser deficiente y romper con la inercia de
los comportamientos habituales requiere un cierto tiempo. Pero según pasa el tiempo, más
fácil es que el consumidor reaccione ante el encarecimiento o abaratamiento relativo de
unos productos frente a otros o, incluso, que resulte rentable poner en el mercado productos
alternativos que, a precios más elevados, resulten ya competitivos.
De todas estas posibles elasticidades hay dos que destacan sobre las demás.
Elasticidad cruzada
Uno de los factores más relevantes para explicar el desplazamiento de una curva de
demanda es el de la variación en el precio de los restantes bienes. En la comparación que
tenemos en cuenta para calcular la elasticidad podemos utilizar ahora como agente
desencadenante, no la variación en el precio del propio bien, sino en el precio de alguno de los
restantes bienes. Por ejemplo, si queremos medir la elasticidad de la demanda del bien X en
relación con las variaciones en el precio del bien Y, la ecuación sería:
De acuerdo con lo que hemos visto, la subida del precio de un bien provoca:
45
- Una disminución en la demanda de los bienes complementarios. El numerador y el
denominador de nuestra ecuación tendrían signos opuestos y el valor de la elasticidad
cruzada resultaría negativo.
- Un aumento en la demanda de los bienes sustitutivos. El numerador y el denominador de
la ecuación tendrían el mismo signo y el valor de la elasticidad resultaría positivo.
- Ningún efecto o imperceptible en los bienes independientes. El valor del numerador y de
la elasticidad cruzada, sería igual a cero.
Por lo tanto, el valor de la elasticidad cruzada de dos bienes nos permite saber qué
relación existe entre ambos, así como la importancia de la reacción que se deriva de la misma.
Podemos resumir los distintos valores en el cuadro 2.7.
Elasticidad-renta
También podemos relacionar los cambios en la cantidad demandada con las variaciones
en la renta. La ecuación será:
También aquí nos podemos encontrar tanto un valor positivo como uno negativo. De
acuerdo con lo que hemos visto, la elevación de la renta provoca:
46
Cuadro 2.8 (p45). Elasticidad-renta
Bienes Elasticidad Renta Demanda de X
Menor que 0 Sube Baja
Inferiores
(negativa) Baja Sube
Mayor que 0 y menor que 1 Sube Sube (pero en menor proporción)
Normales Baja (pero en menor proporción)
(positiva) Baja
Sube Sube (pero en mayor proporción)
Superiores Mayor que 1 (positiva) Baja (pero en mayor proporción)
Baja
Así, los productos alimenticios suponen una proporción más importante del presupuesto
de gastos de los hogares con menores niveles de renta que en los de mayor capacidad
adquisitiva. Lo contrario que ocurre con los bienes y servicios ligados al ocio y la cultura.
Pueden calificarse como bienes de lujo aquellos cuyo consumo en los hogares crece
cuanto mayor es la renta de los mismos y como de primera necesidad aquellos que
representan un componente muy importante del consumo de los hogares con menores
ingresos.
Sin embargo, tampoco puede considerarse que esa definición sea válida a todos los
efectos y con carácter universal: según cual sea el objetivo perseguido con la calificación de los
bienes será preciso algún tipo de matización. Por ejemplo, la educación, especialmente la
superior y la cultura, aparecen frecuentemente como bienes de lujo de acuerdo con el criterio
anterior. El consumo de bebidas alcohólicas o de tabaco puede responder a las características
apuntadas para los bienes de primera necesidad dado su elevado consumo, en términos
proporcionales, en los niveles más bajo de renta.
Por ello, los criterios técnicos sólo son una pista, pero difícilmente anularán la
necesidad de tomar en cuenta otros aspectos y objetivos, que requerirán en última instancia
opciones y ponderaciones de carácter valorativo.
47
LAS CURVAS DE INDIFERENCIA
Sea cual sea la opción elegida por un consumidor, podemos asegurar que estará dispuesto a
renunciar a sucesivas unidades de cada uno de los bienes de que disfruta siempre que el compense
adecuadamente el consumidor aceptaría sustituir su consumo actual de A por un mayor consumo de
B: probablemente exigiría más cantidad de B que la que prescinde de A para que le compense el
cambio y cuanto menos le quede de A, más requerirá de B para aceptar el paso de una situación a otra.
Probablemente aceptaría, sin demasiados problemas, renunciar a uno de los días de playa
aumentando en uno sus días de montaña. Las dos combinaciones le resultarían prácticamente
indiferentes, pero a medida que se le pidiera que renunciara a días adicionales de playa, es más que
probable que la sustitución por días de montaña ya no le resultara indiferente. Para mantener el mismo
nivel de bienestar, el consumidor exigiría que como compensación se le asegurasen más días de
48
montaña: la pérdida de utilidad derivada de la reducción de playa en un día se compensaría con otro
día de montaña, pero quizás la pérdida de cinco días de playa exigiría una compensación de diez de
montaña.
Podríamos ir definiendo todas las combinaciones entre las dos posibilidades que supondrían
para el consumidor idéntica utilidad, todas las que le resultarían indiferentes. Si unimos esas
combinaciones entre sí, obtenemos unas curvas de indiferencia, como las que se dibujan en el gráfico
2.12 (p48).
Si PP representa la restricción
presupuestaria, las opciones B, C, D y G
resultan inalcanzables. La elección posible es
entre combinaciones como las que
representan A, E y F. De las tres, A es la que
proporciona mayor bienestar (pertenece a
una curva de indiferencia más alejada del
origen) y será la elegida.
49
Dadas las infinitas combinaciones posibles, el consumidor elegirá aquella que le proporcione mayor bienestar
(curva de indiferencia más alejada del origen) dentro de sus posibilidades de compra (restricción presupuestaria). Si los dos
bienes no resultan indiferentes entre sí, las curvas de indiferencia se inclinarán en mayor medida hacia aquellos que
proporcionen más utilidad. La combinación óptima estará más cerca de los bienes preferidos que de los menos atractivos
(recordemos a Luisón Bailón y a Margarita Filmita). Si los precios no son similares sabemos que la elección se corregirá a
favor de los bienes relativamente más baratos.
Elasticidad. Concepto que permite cuantificar la sensibilidad de una variable al cambio en las
distintas variaciones que determinan su comportamiento.
50
TEMA 3. LA PRODUCCIÓN Y LOS COSTES
La empresa es la protagonista de la oferta, por lo que discutiremos si su objetivo es hacer máxima su cifra de
beneficios, es decir, la diferencia entre sus ingresos y sus costes, o bien se plantea otros objetivos alternativos.
- Un componente económico: combinación eficiente de factores productivos con la finalidad de lograr el máximo
beneficio.
- Una contrapartida financiera: obtención de los recursos financieros necesarios en las mejores condiciones y
consecución de la máxima rentabilidad posible para los recursos propios.
El análisis de la interrelación existente entre ambos componentes puede constituir un instrumento útil para
profundizar en el conocimiento del comportamiento empresarial.
Veremos que aspectos están detrás de la producción y de los costes, porque serán los que determinarán, en última
instancia, la forma de la curva de oferta.
La oferta de bienes y servicios supone la existencia de unos sujetos que dedican sus esfuerzos y recursos a su
producción. Esa producción exige la aportación previa de un capital (con el consiguiente riesgo de perderlo), la
contratación de unos factores productivos, la adquisición de otros bienes y servicios, la coordinación de todos los
medios utilizados, etc. Ese conjunto de complejas tareas puede englobarse bajo la denominación genérica de actividad
empresarial. Por eso suponemos que la oferta de bienes y servicios está protagonizada por las empresas.
Las empresas se organizan de diferentes maneras, según el entorno en el que se tengan que desenvolver o del
tipo de actividad a la que se dediquen. Por ello, se puede hablar de una tipología empresarial que permite agrupar las
empresas a partir de diferentes criterios. Dentro de la denominación genérica de empresa se engloban realidades muy
diferentes según cual sea su forma jurídica, su tamaño, el sector en el que actúe…
Clasificación de empresas
51
Por su tamaño
No existe una definición unánime de cual es la variable más adecuada para ordenar las
empresas en grandes o pequeñas. En ocasiones se clasifican por la cifra de ventas, por la
cuantía de los beneficios, por el volumen de capital, etc. No obstante, uno de los criterios más
frecuentes de distinción es el que se refiere al número de empleados. Según el mismo, las
empresas pueden clasificarse en:
Los límites han de entenderse tan sólo como indicativos porque pueden variar según los
sectores y los países. No hay que olvidar que la mayor eficiencia en la organización del trabajo
depende en gran medida de la estructura del aparato productivo y de la disponibilidad de
recursos, así como de las características sociales y culturales del sistema económico de que se
trate.
Por su utilidad
Privadas (capitalistas): la propiedad es íntegramente de los particulares y el poder de
decisión se relaciona con el capital aportado por cada uno de ellos. La gran mayoría de las
que existen en el mercado se encuadran en este grupo. Salvo que se diga otra cosa, todos
los análisis de comportamiento empresarial se refieren a este tipo de empresas.
Públicas y semipúblicas
Los empresarios privados sólo estarán dispuestos a arriesgar sus recursos si esperan
conseguir una compensación adecuada.
Si en el caso de los consumidores suponíamos que tras la decisión de consumo se escondía un deseo de
hacer máximo el bienestar (la utilidad total) ahora podemos suponer que tras las decisiones empresariales se
plantea el mismo deseo de maximización. El empresario toma sus decisiones pensando en obtener los máximos
beneficios posibles: adquiere los servicios de los factores productivos y utiliza unos recursos que ordena de la
forma más eficiente posible para obtener la mayor cifra de producción que le suponga el menor coste posible.
Costes totales =
52
pago factores productivos + costes de oportunidad
Coste medio =
costes totales / núm. de unidades producidas
Ingreso medio
(ingresos totales / cantidad vendida) = precio
Si suponemos que todos los bienes son vendidos al mismo precio, el ingreso medio (ingresos totales divididos
por la cantidad vendida) es igual al precio.
Recursos o factores productivos Todos los bienes que sirven para producir otros.
Costes de oportunidad Cantidad de un bien a la que es preciso renunciar para poder obtener algo
más de otro bien. P.e. yo no alquilo mi garaje para utilizarlo para guardar mi
coche o como almacén.
Ejemplo: tengo una empresa dedicada a la elaboración de peluches y deseo sacar al mercado en la Navidad 2007 la
perrita Kim.
El coste relevante total incluye también el coste de oportunidad y no sólo los gastos
monetarios.
El beneficio no incluye habitualmente determinados costes que no se pagan pero que dejan de ganarse y
que, por lo tanto, deben considerarse perdidos, deben restarse de los ingresos que obtengamos. Tan incorrecto es
no contabilizar como ingreso el “pago” que alguien realiza no cobrando un determinado servicio, como no
considerar un coste, por ejemplo, la renta que dejamos de percibir por utilizar para una actividad un local de
nuestra propiedad o los intereses que podríamos obtener por el capital invertido en la misma. (Por ejemplo, utilizo
de almacén de peluches Kim el garaje de la Calle Nicolás Cora, pero estoy perdiendo, ya que el utilizarlo me
supone el no poder alquilarlo para otra actividad esa pérdida debo computarla, ya que yo tenía pensado alquilar
el garaje a otra empresa por 300 €).
Por ejemplo, con la utilización de mi garaje como almacén de peluches tengo un beneficio nulo, pero
realmente obtengo un rendimiento similar al que podría obtener con cualquier uso alternativo (por ejemplo,
53
alquilándolo por 300 € a cualquier arrendatario, ya que si yo arriendo este garaje para almacén, tendría que lograr
ser arrendatario de otro en el que poder almacenar mis peluches). Por tanto, debemos computar este coste de
oportunidad, que en teoría equivale a un gasto y representa un beneficio nulo porque no obtengo ningún ingreso
por él, pero, al final representa un rendimiento, un beneficio.
- o, lo que es lo mismo, que aumenten sus ingresos totales más que sus costes totales:
porque si aumentan más los costes que los ingresos van a disminuir sus beneficios,
- o lo que es lo mismo, el beneficio marginal sea positivo, que es otra forma de decir que
aumentan los beneficios.
Evidentemente, todo lo anterior es cierto si hasta ese punto el ingreso marginal ha sido superior al coste
marginal. En caso contrario, lo que habría aumentado hasta alcanzar su máximo son las pérdidas, pero tal supuesto
es prácticamente imposible en los tramos de decisión relevantes. Sí puede ocurrir que se alcance ese nivel de
54
producción y, sin embargo, la empresa no obtenga beneficios, sino pérdidas. En tal caso, hablaremos de que el
punto es de “mínima pérdida posible”, pero, en principio, sigue siendo el óptimo (el mejor o el menos malo de los
posibles) para esa empresa.
Un objetivo aproximado
Suponemos la búsqueda del máximo beneficio ya desde el corto plazo, pero cabe
admitir pérdidas si las expectativas futuras permiten prever un cambio en la situación. Más
de una vez se admitirá la renuncia a los máximos beneficios en el presente con el objetivo
de asegurar beneficios mayores en el largo plazo.
Las propias decisiones que hoy tomamos afectan a las condiciones futuras de oferta
y demanda. El largo plazo se verá también alterado por las decisiones de los competidores y
de todos los demás agentes de la economía, de factores exógenos que incluyen desde los
naturales hasta los tecnológicos o políticos. La incertidumbre sobre el futuro es todavía
mayor que la que se deriva del imperfecto conocimiento que tenemos del propio presente.
Por ello, el criterio teórico de maximización de beneficios (coste marginal igual a ingreso marginal)
resulta una entelequia en el funcionamiento de la empresa. Las dos variables citadas no aparecen en la
contabilidad ni en el lenguaje cotidiano de la gestión, aunque pueden admitirse implícitas en las grandes
decisiones de inversión o en las elecciones fundamentales entre procesos tecnológicos, ya que en esos casos sí
tiende a valorarse en cuanto crecerán los gastos y en cuanto lo harán los ingresos. En el corto plazo no parece que
pueda aceptarse que el empresario siga el comportamiento teórico.
Sabemos que los beneficios son la diferencia entre ingresos y costes. Por lo tanto, si yo
hago máximos mis ingresos y hago mínimos mis costes habré conseguido probablemente
maximizar los beneficios. Dado que cuanto más produzca mayores serán mis costes totales, es
55
obvio que el objetivo de minimizar costes se referirá siempre a los costes medios por unidad de
producto.
Grandes sociedades
El problema se plantea cuando los agentes pueden tener intereses propios que no
resulten estrictamente coincidentes con los del principal. Los gestores asalariados estarán
interesados en maximizar sus sueldos, su seguridad, su poder, su prestigio, su comodidad en el
trabajo (mejores despachos, coches, comidas y viajes…).
Para estos gestores el beneficio deja de ser un objetivo en sí mismo, salvo cuando sea la
parte fundamental de su retribución. No obstante, no será fácil que así ocurra, porque
contradice otro de sus objetivos prioritarios, la seguridad.
- Por un lado, es la garantía de que los propietarios estarán contentos con su gestión y no lo
removerán de su puesto.
- Por otro, permite la acumulación de fondos y reservas con los que la empresa se aleje de
riesgos y sea cada vez más poderosa.
La función de producción
El empresario debe utilizar los factores productivos de la forma más eficiente posible.
Igual que el consumidor, elige aquella combinación de factores productivos que le permitan
56
obtener la mayor producción posible en relación con el precio que implica su utilización. Esta
decisión tiene un componente técnico importante, de acuerdo con el tipo de producto y el nivel
tecnológico existente.
- Factores fijos, entre los que se encuentran los edificios, máquinas, contratos, etc. que
implican para la empresa una serie de gastos independientes de que produzcan o no.
- Factores variables, como las materias primas, la electricidad, las horas de trabajo, etc. que
sólo utilizarán en función del nivel de producción. Los gastos ligados a estos factores serán
nulos si la producción es cero.
Factor productivo:
57
que se alcance la combinación óptima para esa dimensión (punto
A, cantidad producida XA).
La función de costes
Tendremos unos costes fijos ligados a los factores que tienen carácter de fijos. Los
factores fijos son independientes del nivel de producción, por lo que tendremos la misma
cuantía de costes fijos para un nivel de producción cero, de cien o de mil, mientras no
variemos esos factores fijos (y si los cambiamos salimos del corto plazo para entrar en el
largo plazo).
En sentido inverso, puede deducirse que existen tres vías para disminuir los costes de
producción:
58
- Reducir la utilización (la cuantía, el número) de factores productivos.
- Reducir el precio de esos factores.
- Incrementar la productividad de los mismos.
Los costes pueden mantenerse iguales si las variaciones en uno de los aspectos que
influyen en los mismos se compensan con las que se den en otro de los aspectos, pero en
sentido opuesto. Así, si el precio de los factores productivos crece exactamente en la misma
proporción en la que lo ha hecho su productividad, el coste se mantendrá invariado.
Conceptos
Ley (económica). Relación o fenómeno que se considera demostrado a partir de la observación de los datos, siempre que se cumplan unas
determinadas circunstancias:
- Ley de la productividad marginal decreciente. Esta ley establece que, dada una cantidad fija de unos factores productivos, a partir
de un determinado nivel, el aumento de los otros factores variables producirá un incremento de la producción cada vez menor.
- Ley de la utilidad marginal decreciente. Esta ley económica describe un comportamiento general en virtud del cual el consumo de
unidades adicionales de un determinado bien proporciona un grado de satisfacción (utilidad) cada vez menor, llegando incluso a la
saturación.
Costes
- de oportunidad. Concepto económico que no tiene reflejo contable y que representa el valor de aquello a lo que se renuncia. Su
consideración es importante y pone de manifiesto que, dado que los recursos productivos son limitados y las necesidades ilimitadas,
es preciso elegir y renunciar.
- Fijo. Cuantificación monetaria de los factores fijos utilizados en un proceso productivo. No varía al variar el nivel de producción.
- Marginal. Es el aumento de coste derivado de producir una unidad más del bien o servicio.
- Variable. Son la cuantificación monetaria de los factores variables utilizados en un proceso productivo. Varían al variar el nivel de
producción.
59
Inicialmente los costes variables crecen muy lentamente, porque
suponemos que la productividad marginal es creciente. Después los costes
crecen algo más deprisa. La productividad marginal ha pasado a ser
decreciente. A partir del momento en que tanto los rendimientos medios
como los marginales son decrecientes los costes crecen cada vez más
rápidamente.
Dado que existen unos factores fijos, el coste de los mismos (costes fijos)
dependerá de su cuantía y de su precio, pero no del nivel de producción.
Como aquéllos serán siempre los mismos (a corto plazo) sea cual sea el
valor de X, la representación gráfica será simplemente una línea
horizontal. Por ejemplo, la CF, que representa los costes fijos de la
empresa para la dimensión existente.
- Los costes fijos medios (CFMe) son menores cuanto mayor es la producción: si dividimos
una cantidad fija (coste fijo) entre un número mayor de unidades producidas es obvio que el
resultado será cada vez menor.
60
- Los costes marginales (CMa) descienden inicialmente, pero comienzan a crecer tan pronto
como los costes variables (de los que dependen) crecen cada vez más deprisa. Cuando
decrece la productividad marginal de los factores productivos, cada vez será más caro
producir una unidad adicional del bien.
- Los costes variables medios (CVMe) decrecen mientras los marginales son inferiores,
alcanzan su mínimo valor cuando se cruzan con ellos y crecen a partir de ese punto.
Mientras el coste de la nueva unidad (marginal) es menor que la media anterior, la media
baja, pero el valor medio empieza a subir cuando ya el coste de la nueva unidad es mayor
que la media preexistente.
- Exactamente la misma evolución siguen los costes totales medios (CTMe o costes medios
CMe) que equivalen a la suma de los costes fijos y variables medios. Dado que los costes
fijos medios tienden a ser mínimos cuando incrementamos la producción, los costes
variables medios y los costes totales medios se acercan cada vez más.
Los costes fijos tienden a perder importancia cuando el volumen de producción es muy
elevado, pero si los costes fijos son mucho más relevantes que los costes variables, éstos, los
variables, serán los irrelevantes. Por ejemplo, en la producción de energía eléctrica el coste de
cada nuevo kilovatio (coste variable) es prácticamente despreciable dado que lo realmente
costoso es la construcción, amortización y mantenimiento de las centrales eléctricas e
infraestructuras de transporte que posibilitan el suministro (costes fijos). En el gráfico 3.2
(p62), la curva de costes fijos se situaría mucho más arriba. En el gráfico 3.3 (p63), la curva de
costes fijos medios (CFMe) estaría por encima de la de costes variables medios (CVMe) y la de
costes totales medios (CTMe) se asemejaría mucho más a la descendente de aquellos que a la U
que representa en su forma a los segundos.
Los costes totales medios comenzarán a crecer cuando el aumento de los costes
variables medios, ligado al incremento de la producción, sea superior al descenso que
experimentan paralelamente los costes fijos medios.
Existe un punto en el que, para la dimensión que tiene la empresa, se alcanza la óptima
combinación de los factores productivos y, por lo tanto, se consigue producir al menor coste
medio posible. A partir de ese punto, si aumentamos la producción, los costes medios crecen
como consecuencia de la ley de la productividad marginal decreciente. El punto de coste medio
mínimo, coincide lógicamente con el del máximo de la productividad, dado que en ese punto se
consigue la máxima cantidad de producto por cada unidad monetaria utilizada.
Los ingresos dependerán de la demanda y del tipo de mercado con que se enfrente cada
empresa. Sólo conociendo ese aspecto podremos precisar donde se encuentra su óptimo.
61
La demanda de factores
El mecanismo que influye en la demanda, oferta y formación del precio de los factores
productivos guarda grandes similitudes con el de los bienes y servicios finales, aunque encierra
algunas particularidades:
- Más fácil sea su sustitución por otros. Cuantas más posibilidades existan en el mercado
para sustituir el factor que se está utilizando, más sensible será la demanda a cualquier
cambio en su precio. P.e.: caso de aquellos trabajadores con tareas muy poco especializadas
y que requieren escasa preparación para el desarrollo de las mismas, frente a aquellos
trabajos donde se requiere una gran formación y especialización para su desempeño (es más
fácilmente sustituir un empleado de gasolinera que un piloto de líneas aéreas).
- Mayor sea la elasticidad de la oferta de los otros servicios productivos. Si los posibles
sustitutivos presentan una notable rigidez en su oferta, cualquier intento de sustitución
implicará un incremento de sus costes tan fuerte que esa presunta facilidad se convertirá en
inalcanzable. También es importante la elasticidad de los factores o servicios productivos
complementarios.
- Más elástica sea la demanda del producto que ayuda a fabricar. Dado que la
disminución en la cantidad demandada del bien final será tanto mayor cuanto más elástica
sea la demanda del mismo, una disminución importante en la demanda producirá una
disminución igualmente grande en la demanda de los factores productivos utilizados. P.e. si
la demanda de los asistentes a funciones de teatro es muy elástica también lo será la
demanda del trabajo de los actores. Una elevación salarial muy significativa provocaría una
63
subida de los precios que haría caer la asistencia al teatro, por ser la demanda muy elástica,
con lo que decaería también de forma importante la contratación de actores.
- Mayor sea la fracción del coste total que representa el servicio. Si el coste de un factor
productivo es escaso, también es reducida su repercusión sobre los costes, sobre las
magnitudes en las que el empresario va a basar sus decisiones de contratación, pero
cualquier pequeño cambio en las condiciones de los factores que representan un gran peso
en la producción será analizado al detalle por la gran repercusión que tiene sobre las cifras
globales de costes y beneficios.
La oferta de los factores productivos corresponde a las economías domésticas que son, de
una forma u otra, sus propietarias.
Buena parte de los inputs utilizados por las empresas son en realidad bienes intermedios, es
decir, productos finales para otras empresas que son utilizados para producir otros bienes o
servicios o para sufrir algún tipo de transformación antes de ser puestos a la venta directa de los
consumidores. En tales casos, la oferta será idéntica a la que estudiamos en el mercado de bienes,
porque, en principio, a los oferentes les resulta indiferente que los destinatarios sean consumidores
intermedios o finales.
En este epígrafe analizaremos la oferta básicamente desde la perspectiva de los oferentes domésticos. La regla
general es que se ofertan los servicios de los factores productivos de que se dispone, en cuanto que se consiguen los
recursos con los que adquirir los bienes y servicios que permiten satisfacer necesidades.
Las economías domésticas ofertan factores productivos en la medida en que con ellos
obtienen los recursos necesarios para adquirir bienes y servicios. Por tanto, en cierta medida,
la oferta de factores productivos es también una oferta derivada.
Todo potencial oferente estará dispuesto a sacar al mercado el factor productivo de que
disponga si tal decisión le compensa, es decir, si los beneficios que va a obtener son superiores a
los costes que se derivan de su decisión. Es decir, comparará el ingreso marginal con el coste
marginal de su decisión. Por ello, con carácter general, pondrá en relación dos datos básicos:
64
- Inversión previa. Cada unidad del factor productivo requiere normalmente unas
determinadas inversiones previas (en estudios, en regadíos, en recursos de cualquier tipo).
Cualquier propietario de un factor productivo deseará recuperar esa inversión al sacarlo al
mercado.
Puede admitirse que la cantidad ofrecida de un factor productivo será tanto más elevada
cuanto más alto sea el precio que se pague por su utilización, porque ello hará que queden
compensados los costes de adquisición y de oportunidad para un mayor número de propietarios.
Sin embargo, esta regla general puede tener excepciones.
El consumidor en sus decisiones, tras cualquier cambio en las circunstancias del mercado,
se enfrentaba a dos efectos:
- Efecto sustitución entre las distintas opciones tenderá hacia aquella que resulte más atractiva
que en la situación anterior. Por lo tanto, cualquier elevación del precio hará más atractivo que
antes sacar al mercado el factor productivo cuya remuneración se eleva.
- Efecto renta cuanto más alta es la retribución de los factores productivos, más ingresos
tienen sus propietarios y, por lo tanto, menos necesitados de ofertar aquéllos. Cuanto más baja
es la retribución de un factor productivo, más necesitados pueden estar sus propietarios de
sacarlos al mercado, especialmente si constituye su única fuente de supervivencia.
65
que nada.
Las estructuras de costes que hemos visto son aplicables a cualquier empresa, sea cual sea el mercado en el que se
desenvuelva. Por el contrario, la estructura de ingresos y las posibilidades de actuar sobre los mismos, van a variar
sustancialmente según el tipo de mercado y la situación de competencia.
El modelo de competencia perfecta estudia la forma de como funcionan las empresas y los diferentes mercados
tomando como referencia unas reglas que se consideran óptimas.
La competencia perfecta parece llevar a largo plazo el mejor de los equilibrios posibles en cada mercado concreto.
No obstante, detrás del equilibrio de cada mercado se esconden otras muchas variables que dependen a su vez de los
equilibrios que se dan simultáneamente en los precios y en las cantidades de los restantes bienes y de los factores
productivos.
Ello no significa que siempre y en todos los casos el mercado sea la garantía de que el equilibrio se consiga
perfectamente. En unos casos, necesitaremos un tiempo para que el ajuste se produzca. En otros, las reacciones de los
agentes económicos pueden no ser las adecuadas y hacer difícil la obtención del equilibrio. La experiencia demuestra que el
mercado no soluciona correctamente todos los problemas y que en todas las economías llamadas de mercado aparece el
Estado que interviene en el funcionamiento de las mismas.
Veremos que ocurre con una modalidad de intervención pública más directa en el equilibrio del mercado, como es
el hecho de que se fije un precio mínimo con carácter obligatorio y como las consecuencias de esa medida pueden ser
incluso opuestas a las que se pretendían conseguir.
Por otra parte, los mercados reales no suelen cumplir las condiciones de la competencia perfecta. Analizaremos
una clasificación elemental y las características básicas de los mercados imperfectamente competitivos que serán objeto de
estudio en el tema siguiente.
1. LA COMPETENCIA PERFECTA
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Un mercado de competencia perfecta tiene como características más relevantes las
siguientes:
Ninguno de los oferentes y demandantes puede tener un poder suficiente como para
influir decisivamente en el mercado. La insignificancia de las decisiones individuales en el
conjunto del mercado es el dato que define la expresión de elevado número: será
suficientemente elevado cuando cada uno aisladamente no influya en el conjunto y será
insuficiente en caso contrario.
Por esta razón decimos que todos los sujetos participantes en el mercado son precio-
aceptantes, es decir, toman el precio que resulta del equilibrio de oferta y demanda como
un dato externo a ellos, como una realidad que no pueden cambiar y a la que deben adecuar
sus comportamientos. Saben que, hagan lo que hagan, su importancia aislada es tan ínfima
que no alterará para nada ese equilibrio.
Que todos los sujetos de una economía puedan entrar y salir libremente de cualquiera
de los mercados.
Que los productos ofrecidos por todos los oferentes sean homogéneos y perfectamente
sustituibles entre sí.
Para los demandantes no debe existir ningún obstáculo para desviar su elección a la
alternativa más barata dentro de las que satisfagan la misma necesidad.
Para que la elección de todos los sujetos y la asignación de todos los recursos sea la
óptima debe existir una información completa de las alternativas existentes, así como una
perfecta movilidad de sujetos, factores y recursos de forma que puedan desplazarse
rápidamente en cada momento a la mejor de las alternativas posibles.
Principio de exclusión.
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Principio de la correspondencia.
- No puede vender por encima de ese precio porque, al ser sus productos perfectamente
sustituibles, los demandantes optarían por los que la competencia vende más baratos.
68
- No puede vender más barato porque suponemos que todas las empresas funcionan con
condiciones similares de costes y, por debajo del precio de mercado, no maximizaría
beneficios o, incluso, obtendría pérdidas.
- Puede vender toda la cantidad que desee porque, por elevada que sea, será siempre
irrelevante en el conjunto del mercado (por definición de la competencia perfecta).
Con este dato podemos ya definir el punto óptimo para la empresa en competencia
perfecta. Tenemos su estructura de costes y el dato de sus ingresos, por lo que resultará sencillo
definir su punto de máximo beneficio.
1) Dado que el precio es fijo e invariable, el ingreso marginal y el ingreso medio son iguales al
precio porque:
- Por cada unidad que vendo mi ingreso aumenta (ingreso marginal) lo que cobro por ella (que es su precio).
- Como media yo ingreso por las unidades que vendo exactamente su precio, ya que es el mismo para todas
ellas. Recordar que ingreso medio = ingresos totales / cantidad vendida = precio.
2) Dado que sabemos cual es la condición general de máximo beneficio (CMa=IMa), para la
empresa en competencia perfecta el nivel óptimo de producción es aquel en el cual el precio y
el coste marginal se igualan.
Si la condición de máximo beneficio es que el precio sea igual al coste marginal, para saber
si ese punto supone pérdidas o beneficios deberemos comparar ingresos totales y costes totales o,
lo que es lo mismo, ingresos medios y costes medios. Recordemos que una empresa tiene
beneficios cuando sus ingresos medios son superiores a sus costes medios y pérdidas cuando sus
costes medios son superiores a sus ingresos medios.
Parece claro que si el precio de un bien es demasiado bajo en relación con lo que nos cuesta
producirlo, no compensará ser oferente.
Para contestar a esta cuestión debemos recordar que existen unos costes fijos que la
empresa tendrá que afrontar sea cual sea el nivel de producción y que no puede evitar en ningún
caso en el corto plazo, que es el período que analizamos. Cuanto más elevados sean los costes fijos
más se resistirá el empresario a abandonar la actividad y más difícil será que tome la decisión de
iniciarla.
69
La empresa sólo iniciará o mantendrá la producción si con ello consigue una situación
mejor o menos mala que si tiene paradas sus instalaciones. En este caso, de tener paradas las
instalaciones, las pérdidas son equivalentes a los costes fijos, dado que tiene que pagarlos en
cualquier caso y carecería de ingresos. Dicho de otra forma, si el empresario tiene cerrada su
fábrica tiene cero ingresos y debe, sin embargo, pagar los costes fijos como gastos inevitables.
Si decide producir, incurre en los costes variables e ingresa la producción que venda. Si los
costes nuevos son mayores que los ingresos nuevos, más le vale quedarse como estaba y soportar
sólo los costes fijos como pérdidas. El empresario necesita obtener por su posible actividad unos
ingresos que cubran al menos los costes nuevos en los que va a incurrir, es decir, los costes
variables. Por lo tanto, compensará iniciar o mantener la producción a corto plazo siempre que las
pérdidas sean inferiores (como máximo, iguales) a los costes fijos.
El punto de cierre para una empresa, a corto plazo, es aquel en el que los ingresos no
cubren los costes variables, pues así las pérdidas se limitarían a los inevitables costes fijos. Si
los ingresos son superiores a los costes variables permitirían cubrir al menos parte de los
costes fijos y, por lo tanto, sería mejor producir (aún con pérdidas) que no producir.
70
Podemos comprobar como la curva de costes marginales nos marca, para cada precio, la
cantidad óptima de producción, por lo que la curva de oferta de la empresa coincidirá con dicha
curva siempre que el precio sea igual o superior al coste variable medio. Sabemos que la oferta
de una empresa nos muestra cual es la cantidad de producto que está dispuesta a producir para
cada nivel de precios y que, para maximizar su beneficio, la empresa elegirá siempre un punto
en que el precio sea igual al coste marginal. Por lo tanto, la curva de coste marginal nos
indicará cual es el nivel de producción que la empresa saca al mercado para cada precio. De
donde podemos deducir que la curva de oferta de una empresa en competencia perfecta, a
corto plazo, coincide con la curva de costes marginales a partir del punto en el que el
precio es igual al coste variable medio.
La comparación entre el precio (en cuanto que ingreso medio) y el coste medio nos
permitirá deducir si la empresa está en una situación de pérdidas o de beneficios.
De lo visto hasta ahora se deduce que puede ocurrir que el precio fijado en el mercado
esté por encima o por debajo del nivel de equilibrio. Como sabemos, si el precio es superior la
empresa obtendrá beneficios extraordinarios. Si es inferior tendrá pérdidas e incluso cerrará si
las mismas son superiores a los costes fijos. Aunque las reglas de equilibrio son las mismas en
todos los casos los resultados de la empresa variarán según cual sea el precio del mercado.
2. EL MERCADO EN EL CORTO PLAZO
- De la suma de las cantidades ofrecidas por cada una de las empresas que componen la
industria.
- De las cantidades demandadas por todos los potenciales compradores del producto, para cada
uno de los posibles precios del mismo.
Imaginemos que coexisten tres empresas. La suma de las cantidades ofertadas por las tres
nos daría la oferta total del correspondiente mercado. Su cruce con la demanda total del mismo
marcaría el precio de equilibrio que conlleva que cada una de estas empresas se encuentre en una
de las tres posibles situaciones vistas en el epígrafe anterior:
- Beneficios.
- Ausencia de beneficios.
- Pérdidas (inferiores a los costes fijos).
En el corto plazo podemos encontrarnos con situaciones como la descrita. Sin embargo,
vemos también la precariedad de las empresas marginales (aquellas que se mantienen en el
mercado a duras penas, con beneficios muy por debajo de los normales o incluso con pérdidas).
Tan pronto como la demanda, y, por tanto, el precio y los ingresos, cae levemente, se ven
expulsadas del mercado.
El comportamiento del mercado de los factores productivos será muy similar, fijándose
el precio por la interacción de la oferta y la demanda. Sin perjuicio de los casos excepcionales
que se han visto, la regla general será la de una curva de oferta ascendente. Cuanto mayor sea
la demanda que existe de un determinado factor, mayor será el precio que se pague por él, y
viceversa.
71
En el precio de equilibrio coinciden la cantidad ofertada y la demandada:
En primer lugar, la empresa tiene que elegir que recursos utiliza para producir y, para ello,
la elección no sólo se da entre factores productivos (trabajo o capital), sino incluso dentro
de ellos (trabajadores más o menos especializados o unas máquinas frente a otras) o entre
producción propia o ajena. Una empresa puede tener sus camiones de reparto y sus
conductores o contratar esta tarea con una empresa de transportes. Y este ejemplo es válido
absolutamente para todo: prácticamente cualquiera de las actividades del proceso pueden
realizarse en el seno de la empresa o comprarse hechas.
72
Es muy frecuente que una empresa no se dedique tan sólo a producir un bien o servicio. De
hecho, ocurre a menudo que la producción conjunta de dos bienes implica ventajas mutuas
que abaratan la producción de uno y otro. En tal caso se dice que se producen unas
determinadas economías en la producción que podríamos asimilar al término de sinergias:
se producen sinergias en la producción cuando resulta menos costoso producir dos o
más bienes conjuntamente que cada uno de ellos por separado.
Los ejemplos son numerosos, porque es frecuente observar como las empresas lecheras producen
también mantequilla, nata, yogures o quesos; las empresas fabricantes de coches, en numerosos casos también
tienen una división de camiones o de autobuses…
También aquí nos encontraremos con el conocido efecto sustitución, de forma que
las empresas desplazarán parte de sus esfuerzos a la producción de aquellos bienes o
servicios cuyos precios sean más elevados, en detrimento de aquellos que proporcionen,
para igual esfuerzo, menores ingresos que antes.
En suma, que las empresas buscan la forma más eficiente de producir buscando la
combinación mejor de los factores productivos, lo que afecta a su vez al equilibrio en los
mercados de esos factores. Veremos que esos ajustes son decisivos en el largo plazo.
- La producción puede no ser igualmente eficiente en todas las empresas que compiten en el
mercado. La productividad puede ser muy diferente, por lo que también lo serán sus
funciones de producción, sus costes y sus resultados. La realidad nos muestra
permanentemente situaciones como esta.
- Probablemente, las diferentes curvas de costes a corto plazo, pueden estar asociadas no a la
mejor o peor gestión sino, a que la dimensión de la empresa sea más o menos correcta, más
o menos adecuada al nivel del mercado. Quizás la empresa está correctamente gestionada y
extrae de los recursos disponibles la máxima potencialidad. Pero quizás se ha quedado
pequeña, no ha crecido conforme lo hacía el mercado y se encuentra con que los
incrementos de la producción le implican unos aumentos de los costes que le dejan fuera de
la competencia. O, por el contrario, está sobredimensionada y no alcanza su nivel óptimo
de producción o no puede absorber los elevados costes fijos en los que incurre.
Dado que a largo plazo es posible adaptar la dimensión de las empresas a la óptima
en cada caso, la curva de costes a largo plazo resultaría de unir los puntos mínimos de
cada dimensión óptima para cada nivel de producción.
73
Existen economías de escala cuando un aumento de la dimensión empresarial origina
un incremento de la producción más que proporcional y, por lo tanto, una disminución
de los costes medios.
Costes. Con mucha frecuencia esa indivisibilidad implica que el coste correspondiente sea
prácticamente idéntico para cualquier nivel de actividad, lo que equivale a un coste medio
más elevado cuanto menor sea el nivel de producción. Una compañía suministradora de un
servicio por cable o conducto (telefónico, gas, televisión, electricidad…) podrá ofrecer la
instalación a un coste muy inferior si el número de usuarios es muy elevado que si debe
realizarla para un reducido número de clientes.
Mayor poder de elección. La empresa podrá optar entre todas las alternativas
tecnológicamente posibles, entre mercados diferentes, entre procesos diferentes… mientras
que algunas de esas opciones serán inalcanzables para empresas de menor tamaño.
Producción estable. La ley de los grandes números permite mantener más establemente las
cifras de producción, porque el fallo de alguna máquina, la ausencia de algunos
trabajadores… se suple con la actividad de los demás. En una empresa de menor dimensión,
el fallo de una máquina o de alguno de los hombres puede significar la paralización de todo
el proceso.
Disminución de costes fijos. La reflexión que hicimos para los costes fijos sigue siendo
válida, porque determinadas actividades requieren inversiones muy elevadas que se van
diluyendo y amortizando tanto más, cuanto mayor sea la cantidad de producto.
74
Gastos de investigación y desarrollo. Los gastos en investigación y desarrollo son tanto más
posibles y potencialmente rentables cuanto mayor sea la organización e incrementarán la
probabilidad de incorporar mejoras tecnológicas reductoras de costes.
Contradicciones: conflictos y mejores salarios. Son más frecuentes en las grandes empresas
los conflictos laborales y tienden a ser también mejores las condiciones salariales y
laborales, con lo que los mayores costes salariales pueden llegar a compensar o incluso
superar las ganancias derivadas de otras economías de escala.
La regla general es que las economías de escala predominen hasta alcanzar el mínimo
óptimo. En cada caso, en cada proceso productivo, nos encontraremos situaciones diferentes.
Así, existirán procesos en los cuales todavía no se ha alcanzado ese mínimo óptimo por lo que
la industria funcionará con rendimientos crecientes de escala (en la parte descendente de la
75
curva de costes). Cuanto mayor sea la cifra de producción más reducido será el coste medio: es
el caso de la mayor parte de los procesos industriales a gran escala. Dado que el mayor tamaño
posibilita menores costes, se produce una tendencia natural hacia la reducción del número de
oferentes, con el consiguiente detrimento de la primera condición de la competencia perfecta.
Mantendremos una curva de costes a largo plazo con la forma próxima a la U abierta,
porque las conclusiones que se derivan de ella van a ser válidas para cualquiera de los otros
supuestos.
Tipo C. Empresa que funciona con costes elevados. A corto plazo funciona con pérdidas.
Sólo las empresas que tengan la dimensión óptima, como la empresa A, pueden producir
el bien con la máxima eficiencia, al mínimo coste posible y aprovechando al máximo los
factores productivos que utilizan. Estas empresas eficientes son las que tienen margen para
obtener beneficios extraordinarios o para mantenerlos si caen los precios.
En todo caso, las empresas como la C de nuestro ejemplo, que a corto plazo estaban
funcionando con pérdidas, abandonarán el mercado: bien porque cualquier caída del mercado
las expulsa o bien porque los propietarios abandonan voluntariamente el mercado. A corto
plazo estuvieron dispuestos a aceptar pérdidas porque los costes fijos eran inevitables, pero tan
pronto como puedan desprenderse de los mismos o reconvertirlos hacia otra actividad no
dudarán en hacerlo. Las pérdidas pueden asumirse temporalmente, pero no eternamente. A
largo plazo, las empresas con pérdidas tenderán a abandonar el mercado.
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¿Podría mantenerse indefinidamente una situación cómo la inicialmente descrita en la
cual una parte de las empresas no obtiene más beneficios que los ordinarios mientras otras
tienen beneficios extraordinarios? La respuesta ha de ser negativa.
77
totalidad de los intervinientes, compradores y vendedores, han alcanzado su óptimo y, por
lo tanto, no tiene ningún incentivo para cambiar su posición ni su comportamiento.
Un aumento de la demanda de los consumidores en el mercado de un bien X implica
que aumente la demanda de los complementarios y, probablemente, baje la de los sustitutivos,
pero también que suban los precios de los primeros y bajen los de los segundos. Ello afecta a la
demanda de los factores productivos implicados en los correspondientes sectores y a los
precios y empleo relativo de los mismos. También se ven afectadas, para bien o para mal, las
cuentas de resultados de las empresas, lo que implica que las marginales de los sectores en baja
tenderán a desaparecer paulatinamente y que los recursos liberados pasen a los sectores en alza,
que están ofreciendo precios y beneficios más atractivos. Todo ello afecta a la renta de los
sujetos y, consecuentemente, a sus decisiones de consumo y ahorro.
El proceso sólo se detiene cuando se consigue de nuevo el equilibrio y desaparecen los
beneficios extraordinarios en todos los mercados. El proceso de ajuste afecta igualmente a la
movilidad de los factores productivos.
De esta forma, en un efecto encadenado, el mercado va empujando a todos y cada
uno de los sectores hacia la producción más eficiente, restando recursos de los sectores en
baja y moviéndolos hacia los sectores en alza.
Problemas dinámicos
Los procesos de ajuste que acabamos de ver requieren, además de que se cumplan las
condiciones de competencia perfecta, un cierto tiempo. Asimismo implican nuevos cambios en
las circunstancias originales que parecen llevar a un desequilibrio permanente. Podríamos decir
que el mercado, como un péndulo o un muñeco de pesada base redondeada, puede estar
siempre tendiendo al equilibrio, pero en constante movimiento, en constante desequilibrio
provisional.
Modelo de la telaraña
Este modelo supone una perspectiva dinámica, es decir, que se introduce el tiempo
como un factor importante en el proceso de fijación de precios y cantidades. En concreto, este
modelo incorpora el problema de los retardos en los ajustes entre oferta y demanda.
Para poder atender esa mayor demanda, muchos productores, atraídos por los precios
más altos, cambiarán sus antiguos cultivos por el de patatas o se dedicarán a la crianza de
cerdos, pero hasta pasado el tiempo necesario para recolectar las nuevas cosechas o para que el
ganado alcance la edad y tamaño suficiente, los productos no llegarán al mercado.
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El reflejo de este comportamiento puede apreciarse en el gráfico 4.6 (p86). Las
cantidades ofertadas cada año dependen del precio que regía el año anterior, que es cuando se
toma la decisión de incrementar o disminuir la producción del bien correspondiente. Ese retraso
en la adaptación provoca excesos periódicos de oferta o de demanda, con los consiguientes
efectos sobre los precios de cada período.
Eficiencia y bienestar
Mientras podamos cambiar de una situación a otra y alguien mejore, sin que nadie
empeore, podemos afirmar objetivamente que la segunda opción es socialmente preferible a la
primera. Ahora bien, en el momento en que el cambio signifique perjuicio para alguien, aunque
implique también la mejora de otros, ya no podemos saber si la nueva situación es socialmente
mejor o peor.
En otras palabras, existen infinitos puntos eficientes y la elección entre unos u otros es
una decisión social que lleva implícita una determinada valoración de cual es la distribución de
la renta que se desea y que la calificación de una situación como eficiente no implica juicio
alguno sobre si la situación subyacente de distribución de la renta es correcta o no lo es.
Esto nos permite volver a la pregunta de si el juego del libre mercado es un método
adecuado para resolver los tres problemas económicos básicos: ¿qué se produce, cómo y para
quién?
¿Que se produce?
79
demandan una cantidad mayor, la curva de demanda se sitúa más a la derecha y la cantidad
de equilibrio será mayor y el precio se eleva.
Los mayores precios servirán como elemento de información y como incentivo para
los oferentes, que desplazarán sus recursos hacia los bienes y servicios cuyos precios van
resultando más atractivos, en detrimento de la producción de bienes y servicios cuyos
precios están cayendo porque la sociedad tiende a valorarlos cada vez menos.
Dado que este proceso tiene su base en las decisiones de los consumidores, se ha
afirmado que el mercado responde al principio de soberanía del consumidor, en cuanto
que éste es el rey que, en última instancia, toma las decisiones del mercado. Recordemos
que todo cuanto hasta ahora se viene viendo responde a un mercado de competencia
perfecta. Cuando estudiemos otras estructuras menos perfectas, quizás este principio deba
ponerse algo más en cuestión.
Cómo se produce
El mercado también nos dice como se producen los bienes, estimulando además la
producción más barata y eficiente. Ya hemos visto como producir al menor coste posible es
condición de supervivencia y como la esperanza de poder vender más y más barato (o con
mayores beneficios) es también un incentivo para la introducción de innovaciones
tecnológicas.
El libre mercado nos dice también para quien se producen los bienes. Se producen
para quienes estén dispuestos a pagar el precio de equilibrio por unidad del bien. Pero, en
éste como en otros aspectos, la respuesta dada por el mercado puede no ser aceptable para
todos. El libre mercado proporciona suficientes bienes para quienes están dispuestos a
pagarlos y pueden hacerlo, pero ello significará con mucha probabilidad que no
proporcione suficientes alimentos para que nadie se muera de hambre, ni suficiente
asistencia sanitaria para que todo el mundo tenga un nivel adecuado de cuidados médicos.
Las respuestas dadas por el mercado pueden diferir de la asignación de los recursos que
quizá desee la sociedad.
Todo lo anterior no significa que quepa esperar del mercado la solución a todos los
problemas. Aparte de las posibles discrepancias de sus resultados, en determinados casos el
mercado no será el instrumento óptimo para garantizar la mejor asignación de los recursos. Por
ejemplo, en la provisión de bienes colectivos como la Defensa, la Justicia o la seguridad
ciudadana, ámbitos en los que parece que está más justificada la intervención del Estado.
80
Monopolio Mercado de competencia imperfecta en el que se dan determinadas
características, especialmente que hay un solo oferente.
Monopsonio Monopolio de demanda.
Oligopolio Mercado de competencia imperfecta en el que hay pocos oferentes y una gran
interrelación entre ellos.
Oligopsonio Oligopolio de demanda.
Empresa precio-aceptante Empresa que, por su escasa dimensión relativa en el
mercado, se enfrenta a una curva de demanda
absolutamente elástica y se ve obligada a aceptar los
precios fijados exógenamente.
Empresa precio-determinante Empresa que tiene algún poder monopolístico, suficiente
para poder fijar los precios de los bienes que ofrece, dentro
de los márgenes tolerables por el mercado.
81
TEMA 5. LA COMPETENCIA IMPERFECTA: EMPRESAS PRECIO-DETERMINANTES
Las empresas que actúan en mercados de competencia imperfecta tienen la posibilidad de influir en el precio final,
a diferencia de las que actúan en competencia perfecta.
Vamos a estudiar como puede maximizar su beneficio una empresa precio-determinante, a partir del modelo del
monopolio, teniendo en cuenta que ahora cualquier aumento en el precio es posible, pero a costa de perder ventas, es decir,
el empresario siempre esta limitado por la propia curva de demanda.
Intentaremos diferenciar la situación de las empresas monopolistas frente a las que actúan en competencia
monopolística, sujetas a mayores restricciones. También veremos una primera aproximación a los costes y a los beneficios
de las situaciones monopolísticas.
Mercado oligopolístico es aquel en el que son muy pocas las empresas que controlan el mercado. Si en el resto de
los mercados los competidores son lejanos y anónimos, en el oligopolio, por el contrario, cada decisión de uno afecta a los
demás, por lo que un elemento esencial del comportamiento individual es el seguimiento de lo que están haciendo los
competidores. Por ello, en el oligopolio se encuentra frecuentemente una mayor “competencia” en el sentido más usual de
esta palabra.
En la competencia imperfecta las vías para conseguir mayores cuotas de mercado son diferentes de la competencia
en precios.
82
Podríamos decir que estamos ante un mercado intervenido siempre que el Estado
introdujese algún tipo de traba al libre juego del mismo. Sin embargo, esa es la característica de
prácticamente todos los mercados de la actualidad ya que, por pequeño que sea, siempre
existirá algún tipo de control público de las actividades de los particulares. Por ello, reservamos
la calificación de mercado intervenido a aquellas situaciones en las que el precio no permite el
ajuste entre las cantidades ofrecidas y las demandadas porque existe alguna intervención
exterior, normalmente por parte del Estado.
Precios tope
El Estado puede imponer precios tope para determinados bienes o servicios. En tales
casos, será ilegal que los vendedores cobren un precio superior al máximo autorizado.
Obviamente, si el precio tope fuera igual o superior al de equilibrio, no tendría ninguna
consecuencia. Suponemos siempre que el precio tope se sitúa por debajo del que resultaría del
libre juego de la oferta y de la demanda.
Los precios tope se suelen introducir cuando existe una escasez relativa del bien o
servicio, que llevaría a precios que se consideran excesivos. La subida del precio reduciría el
nivel de vida de los que compran el bien o lo harían inaccesible para muchos ciudadanos. Los
controles de precios se suelen establecer cuando se trata de bienes como los alimentos, la
vivienda o la educación que se consideran necesarios o muy convenientes. El abaratamiento
obligado permite el acceso a tales bienes de las personas con menor poder adquisitivo.
Vamos a estudiar cuales son los resultados de los precios tope. En el gráfico 4.8
retomamos de nuevo el mercado de naranjas del tema primero, pero suponemos que el Estado
ha impuesto un precio tope de 3 euros.
El Gobierno impone un precio máximo de 3 euros. A ese precio la cantidad ofrecida viene dada por el punto A (20 millones de kilos al mes),
pero la cantidad demandada es de 40 millones, como muestra el punto B. La distancia AB representa el exceso de demanda. Las naranjas
existentes deben racionarse de alguna manera.
83
cantidad demandada y aumentaría la ofrecida. Sin embargo, la existencia de controles fomenta
la demanda y desalienta la oferta.
El control de precios ha provocado una escasez. Aunque un precio más alto perjudicaría
claramente a los consumidores, que ahora pueden adquirir las naranjas a menor precio, también
es cierto que provocaría un aumento de la cantidad ofrecida y, por lo tanto, algunos de los
consumidores que ahora se quedan sin naranjas podrían comprarlas aunque el precio de
equilibrio fuera superior.
Probablemente, sea cual sea el sistema utilizado, aparecerá alguna forma de mercado
negro o/y de reventa, vendiéndose clandestinamente parte de los productos a precios superiores
a los permitidos, dado que hay demandantes dispuestos a pagar esos precios superiores.
Precios mínimos
Supongamos que ahora el Gobierno quiere proteger a los agricultores y garantiza por
ello un precio mínimo para las naranjas de 5 euros por kilogramo. Tal como se refleja en el
gráfico 4.9 (p90) se producirá un exceso de oferta: los oferentes sacan al mercado 40 millones
de kilos, pero a ese precio los demandantes no comprarán más que 20. La cantidad que sale al
mercado es aparentemente superior a la que habría existido sin precio mínimo, pero de hecho
84
los demandantes tienen acceso a una cantidad inferior. Aquí el racionamiento viene impuesto
por el precio más alto: tendrá acceso al producto aquel que pueda pagarlo.
El Gobierno impone un precio mínimo de 5 euros. A ese precio la cantidad ofrecida viene dada por el punto A (40 millones de kilos al mes),
pero la cantidad demandada es de 20 millones, como muestra el punto B. La distancia AB representa el exceso de oferta. Se plantea el
problema de que hacer con los excedentes.
Si el precio pudiera variar libremente, los oferentes que no pudieran vender reducirían el
precio hasta alcanzar el equilibrio, pero el precio mínimo no lo permite y debe encontrarse
algún mecanismo para dar salida a los excedentes que se producen.
Los ejemplos como este son muy numerosos, especialmente en los sectores agrícola y
ganadero. La Política Agrícola Común europea ha generado con frecuencia este tipo de
situaciones.
Hemos visto que el mercado da respuesta a los grandes problemas económicos aunque ello no signifique
que siempre garantice el óptimo automáticamente, por unas u otras causas, ni que los equilibrios que se alcancen
sean aceptables para todos los ciudadanos. Las intervenciones externas, por ejemplo, del Estado, alteran las
85
condiciones de la competencia y el juego del mercado, una veces para corregir alguna de sus deficiencias, otras
interfiriendo su funcionamiento por razones de muy diversa índole.
Por otra parte, las condiciones exigidas para que se produzca el equilibrio óptimo, para que el mercado
pueda considerarse de competencia perfecta, son difícilmente garantizables en la realidad. En ella encontraremos
más frecuentemente mercados imperfectamente competitivos.
La competencia imperfecta
- Las que tienen un margen muy reducido para fijar los precios, para las cuales podría ser
válida la simplificación de que son precio-aceptantes.
- Otras, al menos las de mayor tamaño o importancia, que tienen un margen más amplio para
decidir o influir de forma importante sobre los precios de los productos y que podemos
llamar precio-determinantes.
Esta distinción es tan importante que, para algunos autores, es una frontera entre situaciones
de competencia más clara que la que se basa en las características de los mercados.
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Ejemplos Mercados Bares, gasolineras, prendas de Automóviles, compañías Servicios nacionalizados,
internacionales vestir… aéreas en la mayoría de las único oferente en una
sin trabas rutas… localidad…
como títulos valores
o algunos productos
agrarios…
Al mismo tiempo todo oferente tiene ciertas características de monopolio porque no existe ninguna tienda idéntica
a las restantes; porque todo producto tiene alguna diferencia respecto a los restantes en el color, la clase, el tacto o
el nombre; porque cada sujeto es diferente a los demás y sus servicios serán diferenciables de los de cualquier
otro; porque ningún oferente estará tan cerca de los vecinos de un inmueble como el que está localizado en su
planta baja. En otras palabras, que muchas veces la calificación de un mercado o de una empresa dependerá del
ámbito de referencia que definamos (industrial, comercial, espacial).
Las mismas imperfecciones que se han señalado por el lado de la oferta pueden encontrarse por el lado de la
demanda. En muchos casos de forma paralela:
- La compañía que es monopolio como oferente de trasporte por ferrocarril es también monopolio como
demandante de material ferroviario, aunque puede verse limitado por la ampliación internacional del mercado.
- Las empresas automovilísticas tienen la misma característica de oligopolistas como vendedores que como clientes
de las empresas fabricantes de componentes de los autos que fabrican. Sin embargo, no tienen porque coincidir
ambas circunstancias.
Es frecuente que una misma empresa comparta simultáneamente varios de los tipos que se han definido. Así,
puede actuar como monopolista en la zona en la que está radicada, como oligopolista en el país y como competidor
(monopolístico o perfecto) en el mercado internacional. Al mismo tiempo podría tener la condición de monopsonista
de mano de obra en la zona en la que produce, oligopsonista de alguna de las materias primas que necesita y precio-
aceptante en el resto de los factores y materias que utiliza.
Un monopolio o un oligopolio podrían encontrarse con parecidas circunstancias simultáneas por el lado de la
demanda. La empresa agraria monopsonista puede tratar con un sindicato de jornaleros que controle la oferta de
trabajo: estaríamos ante un supuesto de monopolio bilateral. Es también bilateral el oligopolio que representan las
compañías aéreas y los fabricantes de aviones.
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Las empresas precio-determinantes tienen un margen de actuación para subir o bajar los
precios y ello se traduce en una reducción o en un alza de su cifra de ventas. Es decir, con una
demanda individual, que ya no es la línea horizontal que veíamos para la competencia perfecta,
sino que ésta tiene una cierta pendiente. El modelo más claro en este sentido es el monopolio. Por
ello, estudiar su comportamiento es válido, con los matices que correspondan, para el resto de las
empresas precio-determinantes.
Sin embargo, en este caso no podemos olvidar que para vender esa unidad adicional hemos
tenido que bajar el precio que antes aplicábamos. Por lo tanto, en el período de tiempo posterior al
descenso del precio, el ingreso total aumentará en una cuantía igual al precio de las nuevas
ventas… pero simultáneamente disminuirá en el descuento que aplicamos respecto a las ventas que
hacíamos al precio antiguo.
Las dos primeras columnas del cuadro equivalen a la descripción de una curva de demanda que relaciona precios y
cantidades. Para cada caso el ingreso total resulta de multiplicar las cantidades vendidas por el precio que se ha
aplicado.
Para calcular el ingreso marginal, recordamos su definición. La definición de ingreso marginal dice que es igual a
la variación del ingreso total dividido por la variación de la cantidad. Partiendo de esta definición obtenemos los
resultados (100, 80, 60, 40, 20, 0, -20, -40, -60, - 80).
Dado que vender más exige bajar el precio, si reducimos éste de 60 a 50 euros las ventas pasan de 500 a 600
unidades. Nuestro ingreso total aumenta en lo que vendemos de más (unidades nuevas por el ingreso medio, 100
unidades por 50 euros) pero disminuye en lo que ingresamos de menos por la cantidad que antes vendíamos (10 euros
por 500 unidades). En ese caso, una cantidad se compensa con la otra y el ingreso total no varía. El ingreso marginal es
igual a cero, obviamente inferior al medio (50 euros).
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Siempre tendremos que descontar del ingreso medio (aumento) la pérdida de ingreso por vender ahora más
baratas las unidades que antes vendíamos a un precio superior. Por esa razón el ingreso marginal (lo que aumenta
nuestro ingreso por lo que vendemos de más) es inferior al medio (el precio de esas nuevas unidades).
Recordemos la relación entre ingresos totales y elasticidades que veíamos en los primeros temas.
En la primera parte de nuestra curva de demanda la elasticidad es superior a la unidad y el ingreso total aumenta.
El ingreso total no varía cuando la elasticidad es igual a la unidad, es decir, si aumentan las ventas exactamente en
la misma proporción en que disminuye el precio.
La elasticidad es inferior a la unidad en el último tramo: un descenso del precio conlleva un incremento de las
ventas proporcionalmente menor; lo que aumentan los ingresos por una parte, es inferior a lo que disminuyen por
otra y el ingreso total desciende.
También sabemos que ese punto de máximo ingreso no significa el máximo beneficio. Será
necesario estudiar en cada caso cual es la estructura de costes para poder comparar las dos
magnitudes, ingresos y costes, de las que resultan pérdidas o ganancias. La capacidad para influir
en el precio de venta de los productos implica que los ingresos de las empresas precio-
determinantes han de evolucionar de forma diferente a como lo hacen los de las empresas precio-
aceptantes. Pero ese poder no afecta al lado de los costes (salvo que habláramos de monopsonios y
oligopsonios).
89
La curva IMe (parte superior) no es sino la curva de demanda de la empresa que indica que cantidades puede vender a cada precio. Y en cada caso
ese precio equivale al ingreso medio.
La curva de ingreso marginal (IMa en la parte superior) va siempre por debajo de la de ingreso medio, porque toda disminución del precio supone
un incremento de los ingresos (zona en azul +) pero exige también una disminución (zona en naranja -).
Mientras el ingreso marginal (Ima en la parte superior) es positivo (gráficamente, por encima de la línea horizontal) los ingresos totales (IT en la
parte inferior) crecen; éstos alcanzan su máximo cuando el ingreso marginal es igual a cero y cuando éste pasa a ser negativo los totales
diminuyen.
Costes e ingresos
90
También puede esperarse que el precio será tanto menor (y las cantidades de equilibrio
tanto mayores) cuanto mayor sea la elasticidad de la demanda, porque ello refleja un peligro
mayor de que nuestros clientes opten por otros productos sustitutivos si nuestro precio es
excesivamente elevado. De hecho, el monopolista intentará separar sus mercados cuando le sea
posible, para subir el precio a aquellos demandantes con demanda más rígida. Esa política
recibe el nombre de discriminación de precios.
La discriminación de precios consiste en aplicar precios diferentes a los mismos
productos en función de alguna característica de los consumidores.
La discriminación más frecuente consiste en aplicar precios diferentes a mercados
distintos. Para poder aplicar con éxito total esta discriminación son necesarios algunos
requisitos:
- Que sean mercados perfectamente separables, tanto en la identificación de sus integrantes
como en la prestación del servicio.
- Que sea imposible, extremadamente difícil o muy costoso el almacenamiento o la reventa
del producto, puesto que, en caso contrario, los clientes de precio más bajo podrían vender
a los del mercado con precio más alto con provecho para ellos y perjuicio para el oferente
discriminador.
- Que las demandas en los mercados separados presenten elasticidades diferentes. Si las
demandas fueran iguales la discriminación no supondría ventaja alguna.
Los ejemplos son numerosos. El más general es intentar separar los clientes institucionales (empresas o
asimiladas) de los consumidores particulares. Normalmente los precios aplicados a los primeros son más
reducidos por diversas razones: al tener mayor capacidad de información y conocimiento de ofertas alternativas el
riesgo de perder a tal tipo de clientes es mayor (suministros en general); si el precio es excesivo la empresa
demandante puede encontrar atractivo organizarse ella misma el suministro; el mayor consumo que suponen hace
rentable aplicar la discriminación, etc.
91
Pero también hay ejemplos en dirección opuesta. Así las compañías aéreas saben que la demanda de las
familias es mucho más elástica que la de las empresas: mientras en las familias el comportamiento del demandante
se justifica por motivos de placer y con muy diversas alternativas, en las empresas son escasas las posibles vías
sustitutivas de conseguir desplazamientos necesarios en poco tiempo y para fechas concretas inamovibles. Las
tarifas de fin de semana, reservadas con antelación (planificación de vacaciones difícil de conseguir en la actividad
empresarial), son notoriamente más bajas que las normales, reservadas de hecho casi en exclusiva para los viajes
de negocios.
En el mercado competitivo el precio (que representa la valoración de los demandantes de la “última” unidad que compran), es igual al coste
marginal (que representa el valor de la “última” unidad producida). La igualdad entre esas dos valoraciones nos daría el punto de equilibrio
A, representante del óptimo social.
Sabemos que el monopolista, para maximizar su beneficio, fijará su equilibrio en el punto B en el que se igualan el ingreso y el coste
marginal. Consecuentemente la cantidad que le interesa sacar al mercado es X 1 (inferior a X0 que representaba el equilibrio de competencia
perfecta) y el precio será ahora P1, superior a P0.
El área sombreada ABC muestra el coste social del monopolio, puesto que es el excedente del consumidor perdido y no recuperado por los
oferentes. Obsérvese que ese coste social es independiente de los beneficios que pudiera obtener el monopolista (para conocerlo
necesitaríamos saber por donde discurre la curva de coste medio).
Para buen número de consumidores la idea negativa respecto a los monopolios aparece
ligada a los beneficios extraordinarios que se les supone y que reflejarían una “explotación” de
los consumidores que se ven obligados a pagar precios más elevados al mismo tiempo que
disfrutan de menores cantidades. Es evidente que el área P 0DCP1 en el gráfico 5.4 representa
una pérdida de excedente de los consumidores que se incorpora a los ingresos del monopolista.
92
El monopolio supone un coste social al restringir la producción y elevar los precios
respecto a la competencia perfecta, independientemente de que obtenga o no beneficios
extraordinarios.
El poder monopolístico
El bajo número de competidores que pueda tener una empresa monopolística, conlleva
un poder monopolístico y cuanto menos competidores tenga, mayor será ese poder.
En el mercado de competencia perfecta las empresas se enfrentan a una demanda
completamente horizontal, por lo que una subida del precio supondría la pérdida de todos sus
clientes. La elasticidad de la demanda de su producto tiende a ser infinita y ello denota que
carecen totalmente de poder de mercado. Sin embargo, en la competencia imperfecta la
demanda tiene una cierta pendiente negativa: cuanto menos elástica, más capacidad tiene la
empresa para elevar el precio sin pérdida de ingreso.
El poder monopolístico de una empresa será tanto mayor, cuanto más inelástica
sea la demanda de sus productos.
Las causas que favorecen el poder monopolístico, las podemos resumir en la reducida
presencia de bienes sustitutivos:
- Existen barreras de entrada y, por lo tanto, un reducido número de empresas en el mercado
correspondiente.
- Existe diferenciación del producto ofrecido por los distintos competidores, lo que conlleva
que los bienes o servicios sean sustitutivos imperfectos.
Las barreras de entrada son los obstáculos que impiden o dificultan el acceso a un
mercado de nuevos competidores.
Barreras naturales
Control de las fuentes naturales. Sólo en algunas zonas del planeta se encuentran
reservas de petróleo, oro o diamantes. Los que tienen acceso a estas producciones son
muy pocos.
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Barreras legales
Barreras de mercado
Son las barreras artificiales establecidas por las propias empresas para desalentar la
entrada de nuevos competidores.
Como sabemos, las empresas precio-determinantes tienen un margen discrecional
para fijar sus precios. Fijarán los que maximicen sus beneficios y éstos serán
extraordinarios (sino no fuera así no habría empresas interesadas en entrar).
El potencial competidor pensará no sólo en esos atractivos beneficios a corto plazo,
sino, sobre todo, en cuales podrían ser a largo plazo, una vez que haya entrado en el
mercado correspondiente. Las empresas ya instaladas tendrán un gran interés en que
quienes puedan pensar en la entrada sean conscientes de que los beneficios actuales no
serán tales si se arriesga a ello.
La estrategia para evitar la entrada de nuevas empresas puede adoptar diversas
formas:
Política de exceso de capacidad. Las empresas instaladas pueden hacer campañas
anuales de reducción de precios, lo que implicará a su vez, un incremento de las
cantidades vendidas. La propia existencia de esa capacidad desanima previamente a
quien pueda estar pensando en la entrada, puesto que esta barrera actúa como aviso de
que es más que probable la posterior reacción depredadora hacia la nueva empresa que
intente entrar en ese mercado.
Política depredadora de precios. Aprovechando el margen de beneficio que tienen, las
empresas instaladas responden con una fuerte reducción de precios que expulse del
mercado a la nueva empresa, así como, indirectamente, desanime cualquier posterior
intento de entrada. Las empresas instaladas pueden incluso aceptar pérdidas a corto
94
plazo, con ánimo de demostrar que la competencia le resultará imposible al nuevo
competidor y acabe expulsándolo. Los precios volverán a subir posteriormente, pero la
experiencia, a parte de expulsar a la nueva empresa, habrá desanimado futuros
proyectos de entrada.
Fijación directa de un precio inferior al que maximizaría el beneficio. De antemano,
la expectativa de beneficios parece más reducida y el incentivo a la entrada de una
nueva empresa es menor.
Elevado coste e imperfecciones de la información. Esta medida convierte a la
publicidad es un elemento esencial para poder entrar en algunos mercados. Cuando
existe una cierta diversidad en la posible oferta los consumidores pueden estar
acostumbrados a los productos ofrecidos por las empresas instaladas y no resulta fácil
convencerles de que merece la pena cambiar al nuevo. Incluso un precio inferior puede
hacer pensar en que la calidad es también más reducida. Sólo un elevado gasto en
promoción publicitaria puede romper esa barrera, que funciona como un impedimento a
la entrada de nuevas empresas en muchos sectores.
Conviene destacar que algunos de los factores señalados para explicar las barreras
de entrada funcionan también como barreras de salida. Unos elevados costes fijos o una
fuerte inversión publicitaria conllevan una atadura a mantenerse en la producción ante la
necesidad de amortizar la inversión realizada, en la esperanza de recuperar los gastos
realizados en el futuro. En estos casos, es posible que la empresa mantenga las pérdidas por
más tiempo del esperado, desde una perspectiva estricta de eficiencia o de maximización de
beneficios.
4. LA COMPETENCIA MONOPOLÍSTICA
Al existir diferenciación de producto, la demanda de cada uno de los que intervienen en este
tipo de mercado no es plana, sino levemente inclinada. La elasticidad será elevada porque, aunque
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no perfectos, existen muchos sustitutivos próximos. La demanda inclinada implica un pequeño
poder monopolístico. El punto de equilibrio a corto plazo se fijará con idéntico razonamiento al
que hemos visto para el monopolio: la cantidad óptima será aquélla para la que ingreso marginal y
coste marginal coincidan y el precio aplicado será el que determine la demanda correspondiente.
Es probable que las empresas estén consiguiendo unos beneficios extraordinarios. Dado que
no existen barreras de entrada, rápidamente surgirán nuevos competidores atraídos por esa
posibilidad de rendimientos superiores a los normales. Ahora el proceso se parece más al que
veíamos para las empresas perfectamente competitivas en el largo plazo. La entrada de nuevas
empresas desplaza la demanda individual de cada empresa hacia la izquierda y, probablemente,
aunque no con total seguridad, la hace un poco más elástica.
Podríamos decir que ese sobreprecio supone una compensación por el derecho a poder
elegir: la no diferenciación del producto, principal característica de la competencia perfecta, que no
se cumple en la competencia monopolística, permitiría un precio algo más reducido en los
productos, pero sin posibilidad alguna de elegir entre alternativas diferentes.
En la práctica, este modelo puede matizarse desde el momento en que la diferenciación de producto actúa
eficazmente, hasta el punto de que la imagen de marca, el servicio esmerado, la garantía más efectiva, la comodidad, la
proximidad, el local de moda, una adecuada campaña de publicidad, consiguen que los consumidores mantenga una
fidelidad a determinados oferentes superior a la media.
En tales casos, la curva de demanda con la que se enfrenta cada empresa tiene una
pendiente diferente. Algunas gozarán de una fidelidad de la clientela mayor que las restantes, es
decir, con una elasticidad inferior a la general o, lo que es lo mismo, con un mayor poder
monopolístico. Lógicamente, ello repercute en su cifra de resultados. Junto a una probable mayoría
de empresas que responden al modelo general, las empresas que han conseguido un mayor poder
monopolístico pueden permitirse precios mayores y, según en que actividades, incluso cifras de
ventas mayores.
5. EL OLIGOPOLIO Y LA INTERDEPENDENCIA
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En alguna medida, los monopolios podrían entenderse como oligopolistas de mercados más ampliamente
definidos (el ferrocarril en el mercado de transporte de viajeros).
Los competidores monopolísticos presentan más de un rasgo común con el oligopolio cuando existe algún
conjunto de competidores especialmente próximo (las tiendas del barrio o pueblo).
Si bien suele existir en el oligopolio algún tipo de diferenciación entre los bienes o servicios de cada una de
las empresas, la situación más frecuente es que para los demandantes prime la idea de la igualdad en el producto, más
que la de las diferencias accesorias. El consumidor busca un viaje en avión de un origen a un destino en el menor
tiempo posible y al menor coste; sólo si las condiciones son similares quizás preste atención a las compañías concretas
entre las que se tiene que elegir. Algo parecido le ocurrirá si pretende comprar un electrodoméstico. La igualdad es aún
mayor si hablamos de mercados como los de materias primas, a menudo controlados por muy pocos oferentes, pero
con productos totalmente intercambiables.
Sólo en algunos casos la diferenciación de producto será importante y la marca se convertirá en elemento
decisivo a la hora de elegir. En tal caso, deberemos aplicar al mercado oligopolístico algunas de las reflexiones
planteadas en relación con la competencia monopolística.
La interdependencia
Barreras de entrada
También este mercado sólo puede mantenerse si existe alguna barrera de entrada a nuevas
empresas, porque en otro caso la presumible presencia de beneficios extraordinarios atraería a
inversores de otros mercados y los pocos competidores pasarían a ser muchos.
Estas barreras serán menos impermeables que en el caso del monopolio, ya que si hay pocas
empresas es porque han podido entrar en ese mercado. Si se incorpora una nueva empresa, el
mercado seguirá funcionando, aunque lógicamente con menores beneficios.
Precio-determinantes
Que los competidores sean pocos implica que todos ellos tienen influencia en el mercado,
por lo que pueden ser considerados precio-determinantes. Pero implica, sobre todo, que la
actuación de cada uno de ellos afecta también de forma notoria a todos los demás. El equilibrio de
cada competidor oligopolístico depende no sólo de los aspectos que hemos visto hasta el momento,
sino, todavía más, de como se comporten las restantes empresas.
97
caso, la competencia llevaría hasta el punto en el que desaparecieran los beneficios extraordinarios.
Más allá de esa rebaja, la consecuencia sería incurrir en pérdidas y, en principio, podemos pensar
que no llegue a darse tal comportamiento.
Descartaremos la fusión entre las empresas en una sola, porque en tal caso estaríamos
realmente ante un monopolio. Sin llegar a la unión absoluta, las empresas intentarán algún tipo de
acuerdo entre ellas, que llamamos colusión, que permita limitar la competencia y acercar su
situación lo más posible a la del monopolio.
Explícita. Cuando existe un pacto con cláusulas inequívocas. La forma “dura” de fijar el pacto
es la constitución de un cártel que viene a ser como una federación de los oligopolistas en la
que unos pocos temas han de resolverse necesariamente por acuerdo entre ellos. El ejemplo
más habitual es el de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo).
Tácita. Cuando sin que exista realmente un pacto entre los oferentes, éstos tienden de hecho a
aceptar unas reglas de juego marcadas por la costumbre. La obligación de respetar tales reglas
carece de cualquier respaldo coercitivo, salvo el reproche moral del colectivo.
El pacto, explícito o no, puede estar referido a muchos aspectos: precios, cifras de
producción, criterios de calidad, cláusulas de contratos, etc.
De todas formas, conviene subrayar que, tan pronto como un mercado alcanza un
mínimo de desarrollo, las autoridades públicas tienden a prohibir cualquier tipo de pacto que
limite la libre competencia entre las empresas, ya sea tácito, ya sea explícito.
Dado que cuanto menor es el número de competidores, mayor es la probabilidad del pacto,
el oligopolio es siempre objeto de especial atención por parte de los organismos encargados de la
defensa de la competencia.
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La colusión será tanto más probable:
- Cuanto más permisivo con los pactos sea el sistema legal. Dentro de este sistema legal se
incluye no sólo la normativa aplicable, sino también la forma es que es vigilada, interpretada y
sancionada por quienes son responsables de su aplicación.
La maximización conjunta
Un pacto fuerte intentará conseguir una situación similar a la del monopolio. Por lo
tanto, una decisión que debería tomar el cártel es la de fijar el nivel de producción conjunto de
las empresas que maximice el beneficio total, con idénticos criterios a los de un monopolio.
El liderazgo
En muy frecuente que dentro de este tipo de mercados alguna de las empresas ostente
claramente una condición de líder que le permite asumir un poder de decisión muy superior al
resto. Ese liderazgo puede ejercerse de forma explícita, pero es más frecuente su
funcionamiento tácito, sin necesidad de pacto alguno.
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Las restantes empresas tendrían un comportamiento prácticamente idéntico al previsto para
la competencia perfecta, al actuar como precio-aceptantes del que fije la empresa líder.
El supuesto de la empresa líder viene a ser una variante del supuesto de competencia
monopolística.
La estabilidad de precios
- La competencia en precios es poco atractiva para los empresarios, porque puede llevar a la
pérdida de beneficios.
Ver en páginas 111 y 112 del libro de texto, los siguientes apartados:
- La estructura de costes.
- El coste de alterar los precios.
- La demanda quebrada.
Los bancos se mueven normalmente en un entorno claramente oligopolístico. Los tipos de interés que
aplican a esta clase de créditos serán probablemente muy similares entre unos bancos y otros.
Repentinamente un banco lanza, con un fuerte apoyo publicitario, un nuevo crédito hipotecario más
barato que los que habitualmente se ofrecen. Aquellos que tenían sus créditos en otras entidades se apresuran a
100
trasladarlos al banco más agresivo. Los restantes bancos responden rápidamente y, en pocas semanas, todos ellos
ofrecen productos en condiciones muy similares e incluso algo más favorables a las del crédito inicialmente
novedoso. De no hacerlo así, la pérdida de clientes podría ser muy grave.
Pero en la nueva situación se observa que la entidad que inició la batalla ha visto aumentar probablemente
su cuota en el mercado de forma notoria: gana algo menos en cada crédito, pero tiene ahora mucho más volumen
de negocio, por lo que sus beneficios aumentan. Naturalmente, las restantes entidades han visto como disminuían
tanto sus márgenes como sus clientes. El factor sorpresa, en este caso, ha sido favorable para quien optó por la
ruptura. Sin embargo, no siempre existe la seguridad del éxito. La hipótesis de la inestabilidad parece confirmada
porque siempre existe el incentivo para que cualquier oligopolista busque una nueva vía de competencia con la
que sorprender a sus rivales.
7. EL CAMPO DE LA COMPETENCIA
Búsqueda del ingenio. Las actividades de venta que realizan las empresas no se reducen
estrictamente a la publicidad. Hay otros muchos mecanismos que buscan parecidos efectos: la
oferta de regalos, los vales descuento si se acumulan compras cuantiosas, las tarjetas clientes,
las ventajas especiales y tantas otras cuentas encuentran el ingenio de los publicistas y
vendedores.
101
Promoción entre los vendedores. En muchos casos puede ser más eficaz la promoción entre
los vendedores. Conseguirá mejores ventas quien disponga en la gran superficie comercial de
un espacio privilegiado que aquel otro competidor cuyos productos están casi escondidos en la
parte baja de un estante al fondo del establecimiento.
El largo plazo
En el largo plazo cabe esperar que el precio medio vigente en un mercado oligopolista sea
superior al que regiría en un mercado con competencia perfecta y que los oferentes disfruten de
beneficios extraordinarios. No obstante, también es probable que ni el precio ni los beneficios sean
exageradamente elevados.
Costes
¿Estarán los oligopolistas produciendo al mínimo coste posible? Aunque no existe garantía
absoluta, el análisis que hasta ahora se ha venido haciendo permite aventurar que muy
probablemente si.
Beneficios
Dependen de dos datos fundamentales: el volumen de productos vendidos y el margen
unitario que se obtiene por cada uno de éstos.
102
Una empresa oligopolística destinará probablemente más recursos a la investigación de
nuevas técnicas y nuevos productos que ninguna otra. El incentivo para considerar prioritario
este tipo de actividades es importante para el oligopolista, incluso mayor que para el
monopolista. El descubrimiento de tecnologías más eficaces para obtener los productos finales
supondría una importante reducción de costes, lo que conlleva mayores beneficios y mayor
fuerza ante la posibilidad de nuevas batallas competitivas posteriores. Probablemente podría
significar adquirir o mantener la condición de líder en el mercado.
El reto fundamental del oligopolio en el largo plazo es mantener su propia esencia, que
no es otra que el número reducido de competidores. La ampliación de los oferentes supone
perder paulatinamente su naturaleza para acercarse a la competencia monopolística, lo cual
implica una pérdida progresiva de los beneficios extraordinarios que posibilita el status
oligopolista.
Barreras
El oligopolista reforzará las barreras de entrada y creará otras artificiales, incluso
renunciará a beneficios a corto plazo, con el fin de asegurarse el mantenimiento a largo plazo
de su poder monopolístico.
La información completa era una de las condiciones de la competencia perfecta. Sin embargo, no podemos
asegurar que esta condición se cumpla en la práctica. La información es costosa, no siempre merecerá la pena utilizar la
totalidad de las fuentes de información para tomar una decisión y será suficiente conformarse con la que se considere más
valiosa o fiable. En todo caso, si la información necesaria para la toma de decisiones se refiere al futuro, es evidente que ha
de ser necesariamente imperfecta.
En este tema nos ocupamos de dos factores de gran relevancia para la toma de decisiones de los agentes
económicos: la información y la incertidumbre. Los sujetos, en mayor o menor medida, según cual sea su aversión al
riesgo, intentan reducir (incluso sacar provecho si disponen de mejor información que la mayoría) el riesgo y la
incertidumbre. La seguridad es así un factor adicional en el equilibrio entre liquidez y rentabilidad.
Un elemento básico para reducir la incertidumbre es la seguridad jurídica. El propio funcionamiento del mercado
exige unas reglas mínimas de juego que garanticen que el sistema pueda llevar a una asignación eficiente de los recursos.
1. RIESGO E INCERTIDUMBRE
Una toma de decisión correcta está muy relacionada con la cantidad de información que
se pueda obtener. Cuanto mayor sea la información, más probabilidades existirán de que el
resultado final coincida con lo pretendido y menor será el riesgo que se deba asumir.
103
Cualquier empresario se enfrenta, en la práctica, a las siguientes situaciones o
escenarios:
Riesgo. Situación en la cual el decisor conoce los escenarios que pueden presentarse y la
probabilidad que tiene cada uno de ellos de ocurrir, pero ignora cual será el que
efectivamente suceda. P.e. el caso de un cirujano cardiovascular, que sabe que una
determinada operación tiene un 70% de probabilidades de éxito, un 20% de que el paciente
quede con secuelas y un 10% de que se produzca su fallecimiento.
- OLIGOPOLIO. Mercado de competencia imperfecta en el que hay pocos oferentes y una gran interrelación entre ellos.
- MONOPOLIO. Mercado de competencia imperfecta en el que se dan determinadas características, especialmente que hay un solo
oferente.
Supongamos una empresa de confección textil que, en función de la maquinaria disponible, capacitación
de los empleados, gustos de los consumidores… tiene que decidir entre producir pantalones de franela, acrílicos o
de seda, la próxima temporada (alternativas).
Por los estudios de mercado realizados sabe que la demanda de cada producto depende del tiempo que
haga: lluvioso, frío o normal, variables que no puede controlar (escenarios).
A través de las técnicas oportunas puede estimar la función de demanda de cada producto y el precio de
venta en cada una de las situaciones, lo que le permite calcular el beneficio estimado ( resultados) por la venta de
cada clase de pantalón, según se presenta el tiempo.
Cuadro 6.1. Matriz de decisión. Rentabilidad esperada de cada alternativa para cada escenario.
Escenarios
Alternativas
1 = lluvioso 2 = frío 3 = normal
1 = franela 6 10 7
2 = acrílico 12 5 8
3 = seda -1 9 11
Si se supiera con exactitud como va a ser el tiempo esta temporada (certeza), el problema sería simple,
porque se trata de elegir la opción que, valorada económicamente, proporcione el resultado más favorable. En la
matriz descrita se observa que los pantalones de seda son los que ofrecen el mayor beneficio estimado (11) si el
tiempo va a ser normal, los de franela (10) si hará frío y los acrílicos (12) si va a llover.
104
En situación de certeza el problema de decisión se resuelve valorando
económicamente el resultado de cada alternativa y eligiendo aquella que hace máximo el
beneficio estimado de la empresa.
De alguna forma, la teoría del equilibrio que hemos utilizado en los temas anteriores viene a suponer que
las decisiones se toman en situación de certeza o, al menos, como si estuviésemos ante una situación de certeza.
¿Cuál sería la mejor alternativa en este caso? Quizás un empresario eligiera la seda porque presenta el
valor esperado más alto si el tiempo es normal, mientras que otro desecharía esa opción porque en uno de sus
posibles resultados aparece la posibilidad de pérdidas. Por otra parte, el acrílico es el que presenta un valor
esperado medio más alto (suma de las tres posibilidades). Como acabamos de ver, no es posible predecir con
carácter general que decisión prevalecerá ni definir cual sería la mejor.
En una situación de riesgo no existe una solución única, sino que dependerá de las
actitudes del empresario y del valor esperado de cada una de las alternativas.
No todos los sujetos tienen iguales actitudes ante situaciones de riesgo o incertidumbre,
pudiendo resaltar las tres siguientes:
- Sujetos amantes del riesgo. Ante probabilidades pequeñas de obtener ganancias están
dispuestos a llevarlas a cabo, aun a expensas de posibles pérdidas.
105
Por tanto, según la actitud, las decisiones que tomarán con los mismos datos unas u
otras personas serán muy diferentes:
- Criterio del maximin. Sería el adoptado por una persona con aversión al riesgo, que
supone escoger aquella estrategia que garantice el mejor resultado en el caso de que se dé
para cada alternativa la peor situación posible. El objetivo es asegurar un mínimo
razonable, por lo que el único resultado que se compara es el peor de cada alternativa. Entre
todos esos mínimos se escogerá el mejor de los posibles, es decir, el máximo mínimo.
En nuestro ejemplo, la opción elegida sería la franela, ya que garantiza un resultado mínimo de 6,
incluso en el peor de los casos. En cada decisión se valora el resultado peor de los posibles.
- Criterio del máximax. Represente un criterio más optimista, es decir, elegir aquella
estrategia que, en el mejor de los escenarios posibles, lleva al mejor resultado. El
empresario en tal caso intentaría que la realidad se pareciera en la medida de lo posible al
escenario ideal. Aunque no se consiguiera el 100%, cabría esperar que se acercara a ese
máximo.
El acrílico, que ofrece un potencial resultado máximo de 12, sería el tejido que elegiría un empresario
amante del riesgo.
Una actitud neutral ante el riesgo probablemente se situaría entre las dos anteriores.
Podría elegir la alternativa que ofreciera un mayor valor esperado medio, que ya hemos
señalado que es el acrílico (7,9 frente a 7,7 de la franela y 7,5 de la seda), o centrarse en el
escenario más probable (tiempo normal) y elegir la seda que es la alternativa que en tal caso
ofrece mejores resultados.
La mayor parte de las personas se acercan más al perfil del sujeto con aversión al
riesgo. La seguridad es considerada un valor y pocas circunstancias paralizan más la actividad
económica y la inversión que la incertidumbre. Por ello, la regla general de comportamiento es
la búsqueda de mecanismos para reducir el riesgo.
Evidentemente, el riesgo tiende a ser menor cuanto más nos acerquemos a la certeza. La
certeza supone tener toda la información sobre el futuro. Por ello, cuanto mayor y mejor sea
la cantidad de información de que disponga un agente, menor será el riesgo que tendrá
que asumir al tomar sus decisiones.
106
Una de las claves principales del mercado, especialmente en el mundo empresarial, es la
obtención de información. Denominamos información perfecta aquella cuya probabilidad
de ser correcta es igual al cien por cien.
Para valorar la cantidad que se está dispuesto a pagar por una información, habrá que
comparar los costes y beneficios de la empresa, precisando estos para ver si son o no superiores
a aquellos. Mientras el beneficio que podamos esperar de una información adicional sea
superior al coste de la misma, nos interesará conseguirla. El límite máximo que estaremos
dispuestos a pagar por una información vendrá dado por el máximo beneficio que podamos
esperar de pasar de una situación de incertidumbre a otra de certeza.
El seguro
Si un fabricante de pan corre el riesgo de sufrir un incendio en alguno de sus hornos de producción, y
tiene aversión al riesgo, intentará cubrir la pérdida causada por la posible destrucción del mismo. Si suponemos
que la mayoría de los individuos son renuentes al riesgo, estando dispuestos al pago de una prima por la cobertura
del mismo, podrán existir compañías que a cambio de la prima pagada por los asegurados estén dispuestas a la
cobertura del riesgo.
Lo que hace que una compañía de seguros esté dispuesta a la cobertura del riesgo, reside en que el
número total de siniestros a los que debe hacer frente no variará de forma significativa de un año a otro. Esto es
debido a que a medida que se incrementa el número de individuos la probabilidad de siniestro se acercará a su
probabilidad teórica. Si se lanza una moneda al aire tenemos un 50% de probabilidades de que salga cara y un
50% de que sea cruz. Si dicha moneda es lanzada 5 veces, pueden salir cuatro caras y una cruz, lo que no
coincidiría con la probabilidad apriorística. Pero a medida que lancemos más veces la moneda al aire la realidad se
acercará más a la probabilidad teórica.
Esta ley de probabilidad hace posible la existencia de compañías de seguro. Si un particular contrata un
seguro de accidentes, puede ser muy desafortunado y tener accidentes con relativa frecuencia, pero la cobertura de
este siniestro quedará diluida con la de otros muchos que no la tienen, pudiendo además la compañía bonificar a
aquellos conductores especialmente prudentes frente a aquellos que no lo son. El número total de siniestros no
diferirá en gran medida de un año a otro.
En el caso de seguros donde el riesgo es cierto, como ocurre con el de vida, la probabilidad de
fallecimiento de una persona determinada quedará compensada por el pago de las primas de las personas que no
han fallecido, personas que son mucho más numerosas, lo que permite a la compañía el aunamiento del riesgo.
Denominamos aunamiento del riesgo a la dilución del mismo entre otros muchos
compradores del seguro, que hace que la realidad se aproxime a la probabilidad teórica
existente para un determinado siniestro.
107
Por ejemplo, se sabe por las tablas de mortalidad que las probabilidades de fallecimiento a los 50 años de
una persona sana es hasta el momento de un 1%. Esto indica (como en el caso del seguro de accidentes) que,
aunque una persona pueda fallecer a esa edad, cuanto mayor sea el grupo de asegurados más próxima estará la
realidad de la probabilidad teórica, por lo que el fallecimiento de esta persona se verá compensado con la
existencia de otros 99 que no han fallecido y continúan pagando las primas.
Este mismo hecho se da en otro tipo de seguros, como los de incendio o robo. La compañía acepta
hacerse cargo del riesgo de que se produzca un incendio o un robo en una determinada vivienda porque sabe que
dicha probabilidad (caso de producirse) quedará diluida con el pago que recibe de otras muchas familias. El riesgo
para la compañía de seguros queda notablemente reducido y diluido.
Que el aunamiento del riesgo no pueda verse afectado por circunstancias excepcionales
Si en un país determinado estalla una guerra, o se produce una catástrofe humana, las probabilidades de
fallecimiento se verán incrementadas prácticamente en todos los colectivos. Evidentemente, en estas
circunstancias las compañías de seguro son mucho más renuentes a la toma de riesgos. Si una epidemia
mata a una gran cantidad de personas en el país, es seguro que el porcentaje de fallecidos de 50 años será
muy superior, por lo que no se dará la posibilidad de aunamiento del riesgo.
En ocasiones, debido a las grandes pérdidas económicas que supondría para la entidad la producción del
siniestro, las compañías aseguradoras tienden a repartirse el riesgo. Por ejemplo, caso del aseguramiento
de un petrolero. Si el petrolero se hundiese en alta mar causaría grandes destrozos naturales que la
compañía debería sufragar, pudiéndola llevar a la bancarrota. Si la compañía no repartiese el riesgo con
otras compañías, casi con seguridad que no podría hacer frente a las grandes pérdidas ocasionadas por el
hundimiento del buque. Gracias al reparto del seguro entre otras compañías aseguradoras se hace posible
la contratación de este tipo de seguro. Es decir, cada compañía obtendrá la parte de prima que
proporcionalmente corresponde a lo que asegura. De este modo el seguro contribuye a la reducción de la
incertidumbre.
Coberturas parciales
Uno de los mayores problemas que tienen las compañías de seguros radica en el
hecho de que una posible cobertura total de un siniestro puede alterar la conducta del
asegurado, hasta el punto, por ejemplo, de no importarle que le quemen la casa, o le roben
el coche.
Premio
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Otra de las medidas más utilizadas es aquella que premia, en seguros como los de
automóviles, a los conductores con menor número de siniestros. Lógicamente, las
compañías aseguradoras intentarán conseguir el mayor número de asegurados con poca
siniestralidad. Para ello realizan múltiples estudios sobre los factores que pueden incidir en
la misma. Por ejemplo, en el caso de los conductores, se suele encarecer las primas a los
conductores inexpertos, de menor edad, y con un número mayor de siniestros.
Alto riesgo
Existen además algunos casos donde la compañía estima el alto riesgo que le puede
suponer la contratación de un determinado seguro, evitando la formalización del mismo.
Por ejemplo, en el caso de un seguro de vida las compañías no asegurarán a individuos con
enfermedades graves.
Selección adversa
Diversificación
En el ejemplo de nuestro empresario textil, si pudiera fabricar un tercio de cada tipo de tejido, el
resultado final se acercaría con mucha probabilidad a la media de los valores esperados medios y el riesgo se
habría reducido enormemente: los menores ingresos que conlleva un escenario para una alternativa se ven
compensados por los mejores resultados de otra.
Además de la incertidumbre que acompaña siempre al futuro, otro factor que es preciso
tener en cuenta es que el valor futuro y el valor presente de las magnitudes no son homogéneos, no
pueden compararse directamente.
Imaginemos que tenemos que elegir entre dos proyectos de inversión en dos posibles negocios, cuyos costes y
rendimientos no se refieren a un solo período de tiempo, sino que se extienden a lo largo de varios años:
109
Proyecto Desembolso Plazo de pago Rendimientos netos Plazo de cobro
A 100.000 € /año 5 años 60.000 euros anuales 10 años
B 500.000 €/contado efectivo 160.000 € primer año
150.000 € segundo y tercer año
20.000 € del cuarto al décimo año
Los dos implican nominalmente, a diez años vista, el mismo gasto y los mismos ingresos.
¿Cuál nos interesa más? Aparentemente, a un gasto de 500.000 € le corresponden unos ingresos netos de
600.000 €, lo que implica un beneficio de 100.000 €. Por una parte, parece preferible el proyecto A, que permite
retrasar los pagos. No obstante, también podemos preferir el proyecto B, cuyos rendimientos se producen más
anticipadamente.
En una economía donde el sistema financiero está desarrollado, los sujetos económicos
suelen encauzar sus ahorros a través de acciones, cuentas bancarias, bonos, obligaciones, etc. La
recompensa por adquirir estos activos financieros, en lugar de gastar el dinero de manera
inmediata, queda reflejada en la obtención de un tipo de interés. El rendimiento que las personas
físicas y jurídicas obtienen por el mantenimiento de su dinero en activos financieros se denomina
tipo de interés.
Valoramos en mayor medida los recursos del presente que los del futuro, en primer lugar,
por la posible pérdida del poder adquisitivo. De ahí que sea importante la diferencia entre el interés
nominal y el interés real:
- Interés nominal. El obtenido por el capital, sin tener en cuenta los cambios en los precios.
- Interés real. Tiene en cuenta las variaciones de los precios. Se obtiene restando al tipo de
interés nominal la variación porcentual de los precios. Es decir, el que resulta de restar al
interés nominal lo que no es más que un cambio de precios y supone simplemente valorar el
interés manteniendo invariado el poder adquisitivo.
Si se presta un cantidad C hoy, por ejemplo 1.000 euros, para ser devuelta dentro de un año y el tipo de interés
pactado i es del 10%, dentro de un año se recibirá:
Si la obligación de pago fuera por varios años, hasta tanto se devuelva el capital, cada año se recibiría:
110
Si en vez de un pago anual de intereses se pactara la acumulación sucesiva de los intereses y el pago al final
de un período (interés compuesto) tendríamos la serie del cuadro 6.3 (p128) (los subíndices de 0 a n nos indican el año
a que se refiere cada cifra).
Esta cadena nos permite estimar cual es el valor futuro de una cantidad que hoy es invertida o prestada,
siempre que conozcamos el tipo de interés y el período de tiempo, pero también nos permite hacer la operación a la
inversa.
Así, si queremos conocer el valor actual de una cantidad que recibiremos o pagaremos en el futuro, bastará
con dar la vuelta a la fórmula que nos daba el valor del capital dentro de n años.
Si Cn = C0 (1 + i)n, C0 = Cn / (1 + i)n
El valor actual de una magnitud futura supone hallar la equivalente en el presente,
reduciendo el valor de aquella en función del plazo de tiempo y del tipo de interés. Cuanto más
elevado es el tipo de interés o/y el plazo de tiempo, más se reduce el valor presente de la
cantidad futura.
Ahora podemos comparar aquellas dos posibilidades de inversión que se nos presentaban al
principio. Suponiendo un tipo de interés del 10 por 100, las series de ingresos y gastos, que
entonces teníamos en valores corrientes, las reflejamos ahora en valores actualizados (cuadro 6.4 –
p129).
Proyecto A Proyecto B
Años
Gastos Ingresos Gastos Ingresos
1 100.000 60.000 500.000 160.000
2 90.909 54.545 0 136.364
3 82.645 49.587 0 123.967
4 75.131 45.079 0 15.026
5 68.301 40.981 0 13.660
6 0 37.255 0 12.418
7 0 33.868 0 11.289
8 0 30.789 0 10.263
9 0 27.990 0 9.330
10 0 25.446 0 8.482
TOTAL 416.987 405.541 500.000 500.800
La actualización de los valores nos permite confirmar que el proyecto A nos supone menos
gastos en términos del día de hoy, porque permite aplazar los pagos respecto al proyecto B.
También confirma el hecho de que el proyecto B nos ofrece unos ingresos más atractivos, puesto
que son más altos en los primeros años (los que pierden menos valor al actualizarse) y más bajos
en los más lejanos (en los que ocurre lo contrario).
111
Pero otro dato relevante es que, apareciendo nominalmente beneficios en ambos proyectos,
la actualización muestra que el A ofrece resultados negativos (los gastos son superiores a los
ingresos) y que el B los ofrece positivos por muy poco margen.
Naturalmente, la serie de ingresos y pagos puede ser, suele ser, menos cierta de lo que
hemos reflejado en el ejemplo. De hecho, es muy frecuente que una expectativa de fuertes ingresos
futuros vaya ligada a un mayor riesgo de la inversión.
Supongamos dos activos (acciones, negocios…) que durante los últimos tres años han dado
los siguientes rendimientos:
Aunque la media aritmética de ambos activos sea la misma, el segundo es mucho más irregular, ya que la
dispersión respecto a la media es mayor.
El precio de cualquier activo está estrechamente relacionado con los beneficios futuros que
éste proporcione. Si la incertidumbre es elevada el precio del activo se verá reducido. De manera
que si el precio de un determinado activo financiero viene determinado por el valor actual
descontado de sus flujos futuros y, éstos son inciertos, con una alta probabilidad el precio pagado
por él se verá afectado de manera negativa. El precio de un activo cuyos rendimientos son
inciertos tendrá un valor actual menor que el valor actual de sus rendimientos futuros.
Esto explica porque existen personas que están dispuestas a adquirir activos arriesgados.
Además de la mayor o menor aversión al riesgo, las tasas medias de rendimiento de las inversiones
arriesgadas suelen ser más elevadas que las que no lo son.
Otra forma que tienen los sujetos de disminuir el riesgo futuro es el ahorro: acumular en los
períodos positivos, de forma que se asegure una cobertura futura si los tiempos son malos. La
demanda de ahorro está estrechamente relacionada con la demanda de seguridad por parte del
individuo. El ahorro proporciona seguridad en múltiples aspectos de la vida: permite planificar el
futuro de los hijos, comprar una casa o un automóvil, contrarrestar el efecto que pudiera causar una
desgracia inesperada, etc.
A lo largo de la vida de un individuo es habitual que el ahorro siga una pauta de ciclo vital
bastante homogénea: en los primeros años de la vida (incluso de la vida activa) se produce un
cierto endeudamiento, aumentando poco a poco la capacidad de ahorro hasta, aproximadamente, la
edad de jubilación, en que se abandona la vida activa. A partir de ese momento se utilizan los
ahorros acumulados en los años de trabajo.
112
La opción entre consumo y ahorro puede presentarse así de la misma forma que cualquier otra. Como la que
vimos en los primeros temas entre el cine y el baile (gráfico 6.1).
Aunque aquí comparamos un supuesto período de ingresos frente a otro futuro sin ellos, el análisis es
igualmente válido si son otras las motivaciones del ahorrador. Por ejemplo, si desea renunciar a consumo presente a
favor de consumo futuro para un viaje de aniversario, para la educación de los hijos o para dejar en herencia o, si el
motivo del ahorro es cubrirse ante posibles riesgos futuros. En todos los casos estamos renunciando a consumo
presente con el fin de disponer de recursos en el futuro, sea cual sea la razón, sea cual sea el objetivo.
Si suponemos que la totalidad de los ingresos provienen del salario, podemos identificar más fácilmente la
renta total del individuo con su vida activa. Pero el hecho de renunciar al consumo de la renta hoy y posponerlo para el
futuro hemos visto que tiene un premio para el ahorrador que es el interés. Cuando un particular acude a una entidad
financiera y deposita sus ahorros recibe a cambio de ello un interés, que le compensará de su decisión de no consumir.
Ese tipo de interés implica que en el segundo período la capacidad de compra se ve incrementada en el interés
obtenido (gráfico 6.2). El ahorro le permitirá así aumentar el número total de bienes de los que puede disponer. La
cantidad disponible en el segundo período dependerá, por tanto, no sólo del ahorro previo, sino también de la
rentabilidad obtenida del mismo que, a su vez, depende de los tipos de interés y del tiempo trascurrido.
113
Por lo tanto, la restricción presupuestaria temporal se desplaza hacia arriba,
fundamentalmente como consecuencia de un incremento del tipo de interés y hacia abajo si se
produce un descenso del mismo. El esquema de análisis sería el mismo que vimos en cualquier otra
opción del consumidor entre dos bienes. Una subida del tipo de interés tiene el mismo efecto que
entonces veíamos al del abaratamiento del precio de una de las opciones: ahora es el consumo
futuro el que se ha abaratado.
Por ello, unos tipos de interés más elevados incentivan el ahorro a través del conocido
efecto sustitución pues el sacrificio de consumo presente tiene un premio mayor. Por otro lado,
también existe un efecto renta positivo pues las mayores posibilidades permiten que crezcan tanto
el consumo presente como el futuro. Dado que el ahorro tiene la condición de bien superior (crece
más que proporcionalmente cuando lo hace la renta), ambos efectos juegan claramente en la misma
dirección. Sin embargo, esos incentivos no llevan necesariamente a que crezca la cifra total de
ahorro.
En primer lugar, porque esa consideración de bien superior es tan acusada que tales efectos
juegan tan sólo a partir de un determinado nivel de renta. En niveles bajos toda la renta debe
destinarse a consumo y, por lo tanto, no existe capacidad de ahorro y los tipos de interés resultan
indiferentes. La “reducción del precio” del consumo aplazado no tiene ningún efecto para quien no
hace uso de ese bien.
1. EFICIENCIA Y DISTRIBUCIÓN
Con carácter general, cabe afrontar los estudios sobre la distribución de la renta desde cinco
aproximaciones:
Estudia como se reparte la renta entre los agentes de una sociedad, según la función que
desempeñen en el engranaje económico o la disponibilidad de factores que posean.
A partir de este concepto, lo que interesa conocer es la parte de la renta total que llega a
los trabajadores en forma de salarios, la que reciben los empresarios en sus diversas
modalidades o la que obtienen los propietarios de otros recursos.
Distribución personal
114
Se trata de estudiar como se distribuye la renta entre las personas o las familias que
integran un país o un territorio cualquiera. Los problemas relacionados con la equidad de la
distribución alcanzan aquí todo su significado y también su mayor dificultad.
Para conseguir la finalidad pretendida habremos de investigar todas las fuentes de ingresos de cada
unidad familiar y no sólo las asociadas a la posesión de un determinado factor productivo.
Distribución institucional
Distribución sectorial
Parece que estos dos objetivos no son opuestos, sino que se complementan.
Para unos economistas, la mejor política distributiva es aquella que garantiza el máximo
crecimiento: “Hagamos que la tarta sea tan grande como podamos y así cada porción
individual será mayor.”
115
Para otros economistas, la atemperación de la desigualdad es lo que posibilita un mayor
crecimiento. Las fuerzas del mercado, si funcionan sin contrapeso alguno, llevan por sí
solas hacia desigualdades crecientes.
Siguiendo a W. Pareto, toda medida que permita que alguien mejore, sin que nadie
empeore, implica una mejora del bienestar general y es defendible sin problemas. Sin embargo,
si alguien pierde, carecemos de criterio suficiente para saber si su perjuicio es mayor, menor o
igual que el beneficio de los favorecidos.
Por el efecto renta, deberá evaluarse el efecto sobre la producción total. Si éste aumenta,
todos los ciudadanos podrán beneficiarse; si disminuye, el perjuicio se repartirá también
entre todos.
3. IGUALDAD Y DESIGUALDAD
Concepto de igualdad
116
- La equidad es un concepto normativo e implica una valoración previa.
Si tenemos 50 niños en una clase y repartimos 100 caramelos asignando 2 a cada uno de los niños,
podemos decir que hemos efectuado un reparto igual. El concepto de igualdad tiene una dimensión
objetiva y susceptible de contrastación.
Por el contrario, el concepto de equidad se plantea desde postulados normativos, vinculado a alguna
concepción sobre lo que es justo. En relación al tema con que ocupa, la equidad implica determinar la
distribución de la renta de forma correcta y justa. No obstante, en relación a ello, las opiniones pueden ser
diversas:
- Para unos, el reparto equitativo debería tender hacia la igualdad absoluta, de modo que todos los
sujetos o todas las familias tenga la misma renta.
- Para otros, lo justo y correcto será que tenga más renta aquel que más trabajo o más esfuerzo ha
aplicado.
- Otro grupo puede ser partidario de repartir las rentas en función de las necesidades de cada cual, de
manera que la distribución debe ser desigual porque las necesidades también son desiguales.
- Otros pueden estimar que debe ganar más quien sea más eficiente en el desarrollo de sus actividades.
Medición de la desigualdad
- Es preciso contar con la información de las rentas recibidas por las familias que componen
la población, una vez tenido en cuenta el tamaño de cada hogar.
- Con esta información previa, ya podemos ordenar a todas las familias según su nivel de
renta y analizar la parte de la renta total que tienen los diferentes grupos de familias.
- Para representar la curva, podemos partir de cada dato individual o dividir a la población en
grupos del mismo tamaño. Según el porcentaje de población que empleemos, esas
agrupaciones reciben nombres diversos: por ejemplo, si los grupos integran al 10 por 100
de la población hablamos de decilas, que es una división muy habitual. Ordenamos a toda
la población en los grupos que hayamos definido de menor a mayor nivel de renta.
- A continuación obtenemos el porcentaje de la renta total que tiene cada uno de estos grupos
de población y calculamos la distribución acumulada de frecuencias.
El cuadro 7.1 de la página 151 muestra este tipo de información para dos hipotéticos países (son datos
reales y se corresponden, respectivamente, a Estados Unidos en 1986 y a Finlandia en 1987).
Ese cuadro nos señala que el 10 por 100 de la población del país A con menores ingresos tiene, en su
conjunto, tan sólo un 1,9 por 100 de la renta total. La decila siguiente ya disfruta de un 3,8 por 100. Como media,
la población de la segunda decila tiene el doble de renta que la de la primera. Aunque, naturalmente, las personas
con más renta de la primera decila tendrán casi los mismos ingresos que las personas con menos renta de la
segunda decila.
La tabla nos dice también que el 20 por 100 de la población del país A con menores ingresos tiene un 5,7
por 100 de la renta total, que es la cifra acumulada que aparece en la siguiente columna. Es esta columna la que
utilizamos para dibujar la correspondiente curva de Lorenz.
Podemos ver, destacado en rojo, que en el país A la mitad más pobre de la población disponía de poco
más de la cuarta parte de la renta total (más del 35 por 100 en el país B), mientras que el 10 por 100 más adinerado
recibía casi el 24 por 100 del total de ingresos (el 18 por 100 en el segundo país).
En el eje vertical se sitúan los datos de la renta acumulada. El último punto de la curva de
Lorenz es el correspondiente al 100 por 100 de población y de renta, en el cual los dos ejes
se cierran para formar una “caja”.
En el eje horizontal situamos la población, en términos porcentuales respecto al total, ordenada de menor a mayor nivel de ingresos. Así, el
10 representa al 10 por 100 con menores ingresos; el 20 al 20 por 100 (incluido por tanto el anterior 10 por 100), y así sucesivamente.
En el eje vertical medimos el porcentaje acumulado de renta. Así, la mitad de la población con menores ingresos acumula un 26,2 por 100 de
la renta en el país A y el 35,6 por 100 en el país B.
ODI reflejaría la máxima desigualdad posible (toda la renta en manos del último individuo) y la diagonal OI la igualdad total (no existe
diferencia entre la población por lo que la más pobre tiene la misma renta que la más rica).
118
En la realidad siempre nos encontraremos en situaciones intermedias: cuanto más cerca esté la curva de la diagonal más igualitaria será la
distribución. Tal es el caso del país B (LB) respecto al A (LA).
La línea de 45 grados que divide la caja en dos partes iguales recibe el nombre de línea
de equidistribución: es la forma que tendría la curva si no hubiera desigualdad alguna, es decir,
si todas las familias dispusieran de la misma renta. En este caso, el 10 por 100 más pobre (que
es cualquier 10 por 100) de la población dispondría del 10 por 100 de la renta, el 20 por 100
más pobre tendría exactamente el 20 por 100 de la renta, y así sucesivamente.
La curva de Lorenz resulta de unir los diversos puntos de población y renta acumulada y
tiene la forma abombada de la figura. Siempre está debajo de la diagonal porque el 10 por 100
más pobre sólo puede aspirar como máximo al 10 por 100 de la renta: en caso contrario dejaría
de ser la decila más pobre porque habría otros hogares con rentas más bajas. Deberíamos
reordenar adecuadamente los hogares. En el extremo opuesto, el 10 por 100 más rico ha de
tener necesariamente un porcentaje superior al 10 por 100. Cuando más alejada se encuentre la
curva de la diagonal, más desigual es la distribución de la renta.
Con la curva de Lorenz y los índices podemos comparar la desigualdad entre territorios
o en dos momentos de tiempo. Gráficamente nos ha bastado con dibujar simultáneamente las
curvas de Lorenz correspondientes a los dos países del ejemplo del cuadro para ver fácilmente
cual se acerca más a la diagonal.
La misma operación puede hacerse para analizar el impacto de la acción del Gobierno
sobre la distribución. Si dicha acción es eficazmente redistributiva, la curva posterior a la
acción gubernalmental estará más próxima a la diagonal. Así suele suceder en la mayor parte de
los países. Cuando las diferencias entre las situaciones objetos de comparación no son muy
llamativas la curva es una información insuficiente y resulta más útil el índice que refleja
cualquier diferencia por pequeña que sea.
119
Frecuentemente los análisis se completan con otros detalles. Por ejemplo, es habitual
estudiar la diferencia entre las decilas extremas. Así, diríamos que en el país A la decila
superior tiene una renta 12,5 veces superior a la decila de menores ingresos, mientras que en el
país B es sólo 4 veces más elevada. Lo que parece ratificar que las diferencias en la
distribución son en el primer país mayores que en el segundo.
Causas de desigualdad
Diferencias en riqueza
Una parte de las diferencias en los ingresos del trabajo puede deberse a la intensidad
del esfuerzo laboral realizado. Mientras que una persona que valora intensamente el ocio
puede preferir trabajar menos, aunque ello le lleve a ocupar una posición inferior en la
escala de renta, un adicto al trabajo puede soportar jornadas laborales interminables y
reducir al mínimo su tiempo de ocio.
Discriminación
120
4. TENDENCIAS HISTÓRICAS
En general, hoy predomina la idea de que la relación entre desarrollo económico y descenso
de la desigualdad es menos simple de lo que se suponía y que ha variado su evolución en las
últimas décadas. Salvo casos extremos, cuando se parte de una desigualdad mayor hay más
probabilidad de que se observe una reducción, mientras que ocurre lo contrario cuando la
distribución de partida es menos desigual.
5. LA POBREZA
El cuarto mundo
¿Qué es la pobreza?
Para algunos economistas, los pobres pueden ser quienes tienen dificultades para cubrir
una serie de necesidades vitales básicas. Otros, pueden considerar pobres también a los que, sin
llegar a sufrir privaciones tan extremas, viven al margen de las continuas mejoras en las
condiciones de vida disfrutadas por la mayoría de la población. En el primer caso, se estaría
entendiendo la pobreza de forma absoluta y en el segundo de forma relativa.
121
Se consideran en pobreza absoluta aquellas personas cuyos recursos resultan
insuficientes para satisfacer una serie de necesidades básicas en el terreno de la
alimentación, el vestido, la vivienda y otros aspectos fundamentales de la vida
cotidiana.
La pobreza absoluta supone quedar por debajo de un “mínimo vital” que se puede determinar de
forma objetiva, analizando el coste de una cesta mínima de bienes y servicios que se considera necesaria para
poder cubrir esas necesidades básicas.
Se consideran en pobreza relativa aquellas personas cuyos recursos son tan limitados
que les hacen quedar excluidos de las pautas de consumo y las actividades sociales que
configuran el modo de vida considerado aceptable en la sociedad en la que viven.
Según este enfoque, la pobreza no consiste simplemente en no poder satisfacer una serie de
necesidades básicas en el terreno de la alimentación, el vestido o la vivienda, sino en carecer de los recursos
económicos suficientes para poder integrarse en la sociedad a la que se pertenece. Puesto que las necesidades
aumentan constantemente conforme las sociedades evolucionan tecnológica, económica y socialmente, el
umbral de pobreza no debe permanecer invariable, sino que debe definirse en relación a los niveles medios
existente en cada país y en cada momento histórico.
En los países desarrollados la pobreza relativa ha mostrado ser más persistente y difícil de eliminar
que la pobreza absoluta. Si esta última ha ido reduciéndose de forma continua conforme se eleva la renta per
capita, la pobreza relativa lo ha hecho sólo en la medida en que se han logrado acortar las diferencias de renta
entre las clases medias y los grupos menos favorecidos de la sociedad.
Los estudios han permitido comprobar que una parte importante de la población tiene en algún
momento de su vida ingresos inferiores al umbral, como consecuencia de alguna circunstancia que empeora
transitoriamente su situación económica. Paralelamente, por debajo del umbral de pobreza, existe un grupo
importante de familias que se mantiene en esa situación durante períodos más o menos largos, o consigue
obtener ingresos superiores sólo durante breves períodos de tiempo.
122
Tipos de índices de valoración
Un aspecto relacionado con la medición de la pobreza es el del tipo de índices que se pueden utilizar
para resumir el “nivel” de pobreza de un país o región en un momento dado.
El índice más comúnmente utilizado es simplemente el porcentaje de población que se sitúa por
debajo del umbral de pobreza. Sin embargo, la tasa de pobreza así construida no tiene en cuenta algunos
aspectos importantes, como la desigualdad entre la población pobre o la intensidad de la pobreza.
Si la mayoría de los pobres tiene rentas cercanas a la línea de pobreza podemos considerar que la
situación es menos grave que si, por el contrario, han de vivir con ingresos muy inferiores al umbral. Por ello,
los economistas que trabajan en el campo de la medición de la pobreza han desarrollado índices
complementarios al porcentaje de población pobre, que incorporan de diversas formas las dimensiones de
desigualdad e intensidad de pobreza.
El riesgo de pobreza no se distribuye por igual entre los diversos grupos que componen
la población, sino que afecta de forma desproporcionada a determinados colectivos. Los grupos
en los cuales se concentra la pobreza varían de un país a otro y a lo largo del tiempo. Sin
embargo, hay una serie de colectivos que con gran frecuencia resultan ser los de mayor
incidencia de la pobreza en los estudios actuales:
- Las personas mayores y, en especial, las mujeres mayores que viven solas.
- Las familias monoparentales encabezadas por mujeres, es decir, los hogares formados
por una mujer y uno o varios niños a su cargo.
- Las minorías étnicas, como los negros y los hispanos en EEUU, o los gitanos y los
inmigrantes procedentes de los países pobres en España y otros países europeos.
Microeconomía Estudio de economía en función de las acciones individuales de las unidades económicas de
Temas 1 a 7 producción y consumo. La economía doméstica es parte de la microeconomía.
Macroeconomía Parte de la economía que se dedica al análisis de las magnitudes económicas colectivas o
Temas 8 a 13 globales, como la renta nacional, el empleo, la inflación, el producto interior, etc. Análisis
económico que centra su atención en el comportamiento de la economía en su conjunto.
El análisis macroeconómico, especialmente bajo los supuestos de la competencia perfecta, llegaba a la conclusión
de que el libre juego del mercado permitía que se vaciaran los mercados y que se consiguiera el equilibrio simultáneo en
todos ellos.
123
el hecho de que en la realidad el equilibrio puede no llevar a que se vacíen los mercados. El desequilibrio va a convertirse
en centro de nuestra atención y, consecuentemente, habrá que reflexionar sobre que puede hacerse para corregirlo.
En este primer tema prestaremos atención a cuales son los fenómenos agregados que nos interesan de forma
especial, a los instrumentos de que disponemos para medirlos y a los términos que describen los grandes flujos de la
economía en un país.
1. EL ENFOQUE MACROECONÓMICO
Sin embargo, en los años treinta se produce en el mundo desarrollado una grave crisis
económica que eleva las cifras de desempleo hasta niveles socialmente insoportables. El modelo
explicativo hasta entonces dominante se revela claramente insuficiente. Surge entonces
paulatinamente un amplio grupo de economistas, entre los que destaca el británico John Keynes,
que intentan ofrecer un cambio de perspectiva. Para ellos, que el mercado garantice el equilibrio a
largo plazo no puede ser solución aceptable porque, a largo plazo, todos muertos. Es preciso
buscar alternativas que permitan ofrecer salidas a corto plazo, que permitan solucionar los graves
problemas que aquejan a los ciudadanos.
Por tanto, se pretende buscar instrumentos de análisis que simplifiquen la compleja realidad
económica y permitan a los gobiernos tomar medidas correctoras cuando la economía nacional no
funcione adecuadamente, utilizando unos modelos que aíslen los rasgos más relevantes del
conjunto de una Economía para saber que magnitudes son las decisivas y como actuar sobre ellas.
124
asimilables. Porque es necesaria su agrupación en unas pocas variables muy significativas que
permitan rápidamente detectar la evolución de la economía nacional.
Una importante corriente de opinión entre los economistas defiende una visión de la
macroeconomía a partir del análisis de los fundamentos microeconómicos. Desde esa perspectiva,
sólo conociendo como se comportan las partes podremos explicar y entender como reacciona el
todo. Podríamos decir que el análisis macroeconómico permite detectar si el paciente tiene fiebre y,
probablemente, en que parte del cuerpo radica la enfermedad que le aqueja. A veces ello resulta
suficiente para aplicar la terapia adecuada, pero, en muchas ocasiones, será necesario acudir al
especialista (microeconómico) para que practique una analítica más detallada y, en función de las
particularidades del caso, aplique remedios específicos.
Por lo tanto, las dos ramas son necesariamente complementarias y se han ido enriqueciendo
mutuamente. Según el aspecto concreto que pretendemos analizar necesitaremos uno u otro
enfoque.
125
La intersección de oferta y demanda agregadas nos da el punto de equilibrio macroeconómico con un nivel de producción en la economía de Y 0,
que implica un nivel general de precios P0. Ese punto puede encontrarse alejado del nivel de producción de pleno empleo potencial, Yp.
El corto plazo supone un período de tiempo de unos dos o tres años, en el que las variaciones
de las variables se entienden por espacios cortos (meses o trimestres).
En el medio-largo plazo estamos hablando de siete u otros años, los precios se presuponen
más flexibles, pero capital, fuerza de trabajo y tecnología, se consideran todavía fijos.
En el muy largo plazo todos los aspectos mencionados pasan a considerarse variables y los
períodos de tiempo relevantes pasan a ser las décadas, porque hablamos de espacios de tiempo
que comprenden varias de ellas.
Cuanto más largo es el plazo del tiempo más relevante es el crecimiento de la economía y
los aspectos estructurales de la misma, es decir, los que se refieren a las características estables de
la economía nacional. Por el contrario, si nos fijamos en el corto plazo las oscilaciones son muy
relevantes y pondremos especial atención en los aspectos coyunturales, es decir, en como varían
mes a mes las variables macroeconómicas más significativas.
Expansión y recesión
La observación de como evolucionan las economías nacionales muestra que las mismas
tienden a crecer, a largo plazo, en torno a la senda que hemos denominado de producción de
pleno empleo (gráfico 8.2), pero con períodos de fuerte crecimiento (períodos de auge o
expansivos) que se alternan con otros en los que la economía se ralentiza e, incluso, puede
llegar a decrecer (períodos contractivos o recesivos).
126
A lo largo del tiempo, que medimos en el eje horizontal, las economías nacionales crecen en torno a una línea como Y P, representativa de la
producción potencial de pleno empleo, pero se comprueba que alternan períodos de rápido crecimiento (expansión) como AB o CD en el
gráfico, con otros de estancamiento (BC) o incluso recesión (DE).
Los ciclos económicos han sido objeto de buen número de análisis en la historia del
pensamiento económico. Así, se hablaba de la existencia de ciclos largos, de unos cincuenta
años, dentro de los cuales encontrábamos ciclos medios, de unos ocho o diez años y ciclos
menores cada tres o cuatro años. O lo que es lo mismo, que cada tres o cuatro años habría una
pequeña crisis (una ralentización de las tasas de crecimiento de la economía), cada ocho o diez
años una crisis algo más importante (quizá un estancamiento de la actividad económica) y cada
cincuenta años una grave crisis, incluso con descensos en la producción nacional.
Se han dado un gran número de posibles explicaciones respecto a cuales pueden ser las
causas de los ciclos económicos. En unos casos, pueden existir razones como guerras, desastres
naturales, innovaciones tecnológicas. En otros, los excesos de capacidad productiva pueden
llevar a un freno de la inversión (iniciando la contracción), mientras que la necesidad de
renovación del capital instalado puede estimular una reacción expansiva. Frecuentemente, las
rigideces en unos mercados inician un freno sectorial que acaba afectando al resto y
generalizándose, y viceversa.
Variables políticas
127
El empleo y la estabilidad de precios son dos importantes variables macroeconómicas.
- El mayor o menor crecimiento en cada año nos permitirá detectar la marcha del ciclo
económico. Si estamos creciendo razonablemente, la actividad económica permite absorber
las incorporaciones netas al mercado de trabajo y mantener los niveles de empleo o incluso
reducir el posible desempleo.
- Un descenso en las tasas de crecimiento implica que la fase expansiva está llegando a su
techo y empiezan a encenderse señales de alarma. Un crecimiento casi nulo denota un
estancamiento productivo y normalmente supone un incremento de las cifras de paro.
- El decrecimiento supondría ya una grave recesión, una crisis importante que requiere
medidas muy enérgicas para romper una inercia negativa que tiende a autoalimentarse.
Sin embargo, es preciso también que nuestro producto potencial vaya creciendo en el
tiempo. No sólo es interesante la evolución en el corto plazo, sino también observar como se
comporta la economía en el largo plazo, como evoluciona la Y P del gráfico. Esa tendencia nos
indica cual es el crecimiento de la economía correspondiente y de ese crecimiento depende la
evolución del nivel de empleo y las mejoras en el bienestar de los ciudadanos.
Desde 1930, el pleno empleo se convirtió en el objetivo por excelencia de las políticas
económicas. No sólo por sus repercusiones sociales y distributivas, sino también porque ello
supone que la economía se sitúa en su Frontera de Posibilidades de Producción, asegura la
óptima y eficiente utilización de sus recursos y provee a sus integrantes del máximo nivel
posible de bienestar material.
Dado que le pleno empleo genera fácilmente tensiones inflacionistas, porque la oferta
no puede responder con agilidad a la fuerte demanda, el doble objetivo del pleno empleo y la
estabilidad de precios quizás sea difícilmente alcanzable. En tales casos, la política económica
deberá optar por un equilibrio razonable entre ambas metas.
128
Medidas de estabilización de la política económica
- Con la política fiscal, que se concreta en la utilización de los ingresos y gastos públicos.
Las políticas de oferta inciden fundamentalmente sobre los costes de producción y pueden
concretarse de muy diversas formas:
Agentes y operaciones
Con el fin de posibilitar las comparaciones internacionales, los organismos internacionales como la ONU
elaboran periódicamente directrices a las que van adaptándose los sistemas nacionales.
Agentes
La primera tarea que requiere un sistema de cuentas agregadas es definir cuales son los
agentes económicos en los que nos vamos a centrar. La macroeconomía estudia el
129
comportamiento de los sujetos en su conjunto. Por tanto, necesitamos delimitar como y
conforme a que criterios vamos a agruparlos.
- Los hogares. Las economías domésticas que detentan los factores productivos y son los
sujetos relevantes del consumo final de la economía. Hay que destacar que parte de ellos
realizan también directamente actividades de producción de bienes y servicios. Es frecuente
incluir en este grupo a las instituciones privadas sin fines de lucro, al servicio de los
hogares, sin personalidad jurídica o de escasa importancia comercial, como sindicatos,
partidos políticos, iglesias, clubes sociales, asociaciones de beneficencia, etc.
- Sociedades y cuasi sociedades no financieras, es decir, las empresas destinadas a la
producción de bienes y servicios no financieros, privadas o públicas, nacionales o bajo
control extranjero.
- Instituciones de crédito y empresas de seguro, que se dedican principalmente a la
intermediación financiera, canalizando el ahorro de unos agentes económicos hacia la
financiación de las necesidades de otros. Incluyen también fondos de pensiones y de
inversión.
- Administraciones Públicas, que comprenden tanto la Administración central (el Estado y
sus organismos), como la Seguridad Social y las Administraciones territoriales (en nuestro
caso, las Comunidades Autónomas, Ayuntamientos e instituciones provinciales e insulares).
- Resto del mundo, que agrupa el conjunto de relaciones que los residentes del país tienen
con residentes extranjeros.
Para considerar que una unidad tiene interés en el territorio nacional se exige que realice
operaciones económicas durante, o más de un año. Por lo tanto, un trabajador que preste sus
servicios o un turista que consuma durante unos meses en otro país, no pierde su condición de
residente en España, pero pasa a ser considerado no residente si prolonga su estancia más allá
del año.
Las tablas intersectoriales o tablas input-output constituyen un elemento muy
importante en el sistema de la Contabilidad Nacional y ofrecen la información sobre el origen y
el destino de las operaciones y servicios y sobre el reparto del valor añadido entre las distintas
unidades funcionales. Al mostrar las ventas y compras de todos los agentes, suponen una
aproximación al modelo microeconómico del equilibrio general entre la oferta y la demanda en
todos los sectores económicos.
Operaciones
130
- Operaciones de bienes y servicios. Describen el origen y utilización de los bienes y
servicios por las unidades residentes. Incluyen, por tanto, las operaciones ligadas a la
producción, el consumo y el intercambio con el resto del mundo.
- Operaciones de distribución. Describen el destino de la renta generada durante el
proceso productivo y la intercambiada con el resto del mundo. Describen también los
flujos que dan lugar a la formación de la renta disponible y del patrimonio (los recursos con
los que cuentan) de las unidades residentes.
- Operaciones financieras. Describen las modificaciones en los activos y pasivos
financieros de los sujetos, es decir, de las posiciones acreedoras o deudoras en los mismos.
Dentro de cada uno de estos grandes bloques, podemos englobar las magnitudes
agregadas que tienen interés para el análisis macroeconómico.
El principal componente vendrá dado por la producción de bienes y servicios, es decir, por
el resultado de la actividad económica de las unidades residentes, destinada a la creación de
productos, estén o no destinados a la venta.
- Al consumo, tanto al consumo final (que satisface directamente necesidades humanas, individuales o
colectivas) como al consumo intermedio (utilizados para producir otros bienes o servicios).
Operaciones de distribución
La producción de los bienes y servicios ha generado unas rentas, unos ingresos para
quienes han participado en ese proceso. Asimismo, el Estado interviene en el mercado
detrayendo parte de esos ingresos a través de los impuestos y reintegrándolos al flujo de rentas
a través de las distintas partidas de gasto público.
131
Las operaciones de distribución en la Contabilidad Nacional intentan reflejar quienes
son los beneficiarios de esas rentas que, directa o indirectamente, se han generado en el proceso
económico.
Remuneración de los asalariados (salarios). Comprende todos los pagos realizados por
los empleadores en concepto de contraprestación por el trabajo realizado por sus empleados
durante un período considerado. Este grupo incluye no sólo los sueldos y salarios
propiamente dichos, sino también las cotizaciones realizadas por los mismos empleadores,
fundamentalmente a la Seguridad Social.
Rentas de la propiedad y de la empresa. Recogen el resto de remuneraciones a los
factores productivos distintos del trabajo. Se incluyen los intereses, las rentas de la tierra y
de los activos inmateriales y los dividendos y repartos de beneficios de las empresas.
Estos dos capítulos abarcarían todas las operaciones de renta si no existiera la intervención pública.
Sin embargo, no todos los recursos generados en la producción y venta de los bienes y servicios van a parar
directamente a los bolsillos de los propietarios de los factores productivos.
Impuestos indirectos. El precio que se paga por los bienes y servicios lleva incorporado
unos impuestos indirectos. Por lo tanto, del precio de venta, la parte fundamental es un
ingreso efectivo para las empresas que utilizarán para retribuir a sus factores productivos,
pero otra parte se destina a la hacienda pública para pagar los impuestos sobre la
producción y las importaciones, como el IVA, impuestos sobre productos importados,
impuestos municipales sobre la actividad empresarial, tasas, etc.
Subvenciones. En sentido opuesto, las empresas reciben también en determinados casos
unas ayudas a la producción, que denominamos subvenciones de explotación. Éstas son
transferencias corrientes que las Administraciones públicas efectúan a las unidades
residentes que producen bienes y servicios con el fin de influir en sus niveles de
producción, en sus precios o en la retribución de los factores de producción. Podríamos
considerarlas como unos impuestos indirectos negativos puesto que reflejan el mismo
concepto de pago sin contrapartida en el proceso productivo, pero en dirección opuesta: de
las Administraciones públicas a las empresas.
Impuestos corrientes sobre la renta y el patrimonio. De las rentas dirigidas a los factores
productivos también el Estado detrae unas cantidades a través de los impuestos directos,
que se engloban en la rúbrica de impuestos corrientes sobre la renta y el patrimonio. Aquí
se incluyen no sólo los impuestos conocidos con esa denominación, sino también todos
aquellos que afecten a la renta de las familias como el Impuesto de Sociedades o los
impuestos locales sobre los hogares.
132
Transferencias sociales en especie. Comprenden los bienes y servicios individuales
proporcionados por unidades de las Administraciones Públicas a los hogares de forma
gratuita o a precios económicamente no significativos. Se trata, en su mayoría, de servicios
de enseñanza y sanidad, pero frecuentemente se prestan también otros como servicios de
alojamiento, culturales, recreativos, etc.
Transferencias de capital. Recogerían los pagos sin contrapartida directa que implican la
adquisición o cesión de activos por parte de alguna de las partes intervinientes,
normalmente entre las Administraciones públicas o el resto del mundo y las unidades
residentes.
Consumo de capital fijo. En este grupo estamos contabilizando la pérdida de valor que
han experimentado los bienes de inversión de que dispone la economía nacional, ya sea por
su envejecimiento, ya porque se han quedado anticuados, ya porque se han destruido
accidentalmente.
Operaciones financieras
Mediante las operaciones financieras se crea o se liquida una deuda en sentido amplio
de un agente respecto de otro; deuda que puede materializarse en instrumentos financieros
diversos: desde un depósito bancario hasta bonos, acciones, etc.
4. EL PRODUCTO NACIONAL
133
En la versión sencilla del flujo circular de la renta, las empresas producen bienes y
servicios que consumen los hogares (mercado de bienes), utilizando los factores que las
economías domésticas han aportado al proceso productivo y por los que son retribuidas
(mercados de factores). Aunque sabemos que la realidad es más compleja que este simple
esquema, podemos partir de él para ir introduciendo paulatinamente las correcciones más
importantes.
Ese flujo básico nos señala que la primera magnitud que debemos medir es
precisamente la cantidad de líquido que circula por los canales de ese flujo. Pues bien, a ese
volumen lo llamaremos genéricamente producto nacional y lo definimos como el conjunto
total de bienes y servicios generados en una economía en un período de tiempo
determinado.
La utilización de ambas denominaciones subraya que podemos medir este flujo básico
desde diversos enfoques:
- La renta pone el acento en lo que las empresas han tenido que pagar para producir esos
bienes y servicios.
- Podríamos fijarnos en lo que los hogares han tenido que pagar por los bienes y servicios y
entonces hablaríamos de gasto nacional, puesto que ahí estamos midiendo el consumo
total, único gasto contemplado hasta el momento.
Producto, renta y gastos son tres enfoques distintos para el mismo concepto
fundamental. Mientras no compliquemos el análisis, los tres nos han de dar exactamente el
mismo resultado.
Una última opción sería fijarnos en la suma de todos los factores productivos utilizados
en el proceso productivo. Estaríamos hablando de valor añadido bruto de la economía.
El valor añadido por una empresa vendría dado por la diferencia entre su producción
total y la suma de todos los bienes y servicios producidos por otras empresas que ha utilizado
para obtener esa producción propia.
134
euros, permite la suma y el total correspondiente que, en este ejemplo, coincidiría con la
producción nacional del período que estemos midiendo.
Las magnitudes agregadas de la Contabilidad Nacional son las cifras de síntesis que
permiten medir el resultado de una economía nacional, la importancia de sus componentes
más relevantes y la evolución de todo ello.
La primera magnitud de la que parte todo nuestro análisis es el PIB (Producto Interior
Bruto) que se calcula siempre a precios de mercado. El PIB equivale al Valor Añadido Bruto e
incluye, con limitaciones, el conjunto de bienes y servicios producidos por los residentes en el
país a la largo del período que se considere, habitualmente un año. Podríamos decir, como
aproximación, que el PIB español de 2002 nos dice lo que se ha producido en España a lo largo de
ese año.
En epígrafes anteriores hemos utilizado este concepto como razonablemente equiparable al
de Renta Nacional. Es decir, el valor añadido bruto se corresponde con la renta percibida por los
factores productivos. Sin embargo, conforme a los criterios y nomenclatura de la Contabilidad
Nacional, esto no es cierto. Veamos como pasar de uno a otro concepto.
En primer lugar, debemos dar el paso del criterio geográfico (interior) al concepto personal
(nacional):
El concepto de nacional pone el acento en quien se apropia de los pagos que ha generado la
producción, porque parte de los pagos a los factores productivos no se van a quedar en nuestro
país, sino que, por pertenecer a extranjeros, serán rentas para los agentes de esos países, pero
no propiamente para el nuestro.
En sentido contrario, rentas generadas en otros países (por lo tanto, que no forman parte de
nuestro PIB), por factores productivos españoles, deberemos considerarlas si queremos estimar
cual es nuestra renta nacional, la suma de las rentas generadas por todos nuestros factores
nacionales. Aunque el concepto de PNB desaparece en el sistema moderno de Contabilidad
Nacional, parece útil seguir utilizándolo para referirnos a este paso intermedio del cálculo de la
Renta Nacional.
Para obtener el PNB bastaría con sumar al PIB las rentas obtenidas por los factores
españoles (nacionales) en el extranjero (rfne) y restar las rentas obtenidas por los factores
extranjeros en el interior en España (rfei).
Tan sólo tomamos en cuenta los movimientos efectivos de estas rentas a favor de residentes españoles o
viceversa, pero no la producción total. Si una empresa de capital español produce bienes en una fábrica radicada en
Argentina, la producción correspondiente forma parte del PIB de Argentina. Los pagos a los factores productivos que
allí se realicen formarían parte también del PNB argentino, y no del español. Si esa fábrica no produce beneficios, el
135
PNB no contendría ni un solo euro por causa de esa fábrica. Si esa empresa generara unos beneficios para la empresa
española matriz, entonces sí que nos encontramos ante unas rentas obtenidas en el exterior que, tan sólo por ese
importe y no por la producción total, deberían integrarse en el PNB español.
El PNB nos indicaría de alguna manera el conjunto de recursos obtenidos por las unidades
residentes a lo largo del período, tanto en el interior como fuera del país, pero una parte de esa
producción no ha significado realmente la producción de nuevos recursos, sino tan sólo ha servido
para mantener el capital fijo disponible en el mismo estado en el que estaba. La depreciación (en
términos de Contabilidad Nacional, el consumo de capital fijo) debe descontarse si no queremos
engañarnos sobre lo que realmente hemos generado a lo largo del año. El consumo de capital fijo
no ha incrementado el bienestar de nadie, sino que simplemente ha cubierto una pérdida que se
había producido. Si existe depreciación, cualquier cifra de producción o de inversión que no tenga
en cuenta esa pérdida encubierta de valor estaría inflando el importe real.
En sentido opuesto, hay que sumar el importe de los subsidios, las transferencias que el
sector público hace a los hogares a través de los programas de pensiones, apoyo a los
desempleados, supuestos de invalidez, etc. Estas transferencias suponen evidentemente recursos
disponibles para quienes los perciben, aunque no se hayan generado directamente en el proceso
productivo.
La última partida que hay que tomar en consideración es la que se refiere a los beneficios
no distribuidos por las empresas. La cifra total de los beneficios empresariales netos (descontando
los impuestos que recaen sobre ellos) se descompone en dos partes: la que se distribuye entre los
propietarios a través de los dividendos o participaciones en beneficios y la que queda en la empresa
como ahorro empresarial, nutriendo las reservas para las distintas provisiones. Esta última parte
no llega tampoco a los hogares y, por lo tanto, también tenemos que restarla de la Renta Nacional.
Una vez efectuadas todas las operaciones citadas, obtendríamos la Renta Nacional
Disponible o Renta Disponible, que representa el volumen total de ingresos de que disponen los
136
hogares para utilizar libremente, ya en bienes de consumo, ya dedicándolo al ahorro con vistas
al consumo futuro.
Esta Renta Disponible nos permite conocer razonablemente el nivel de recursos con el que
cuentan los ciudadanos de un país y es un aparente buen indicador de su nivel de vida. Para las
comparaciones internacionales, será conveniente reducir esa cifra a términos per capita, es decir,
dividir el total de la magnitud correspondiente por el número de habitantes. Obtenemos así la renta
media, los recursos disponibles que corresponden teóricamente a cada uno de los ciudadanos del
país en cuestión durante el período de que se trate.
Todavía podemos añadir un paso más. El nivel de vida de los naturales de un país no sólo
depende de los bienes y servicios que pueden adquirir en el mercado. En las economías mixtas
desarrolladas, en las que el sector público tiene un papel importante, existe también una relevante
oferta de bienes y servicios de los que los sujetos disfrutan libremente porque son prestados
gratuitamente por el Estado. El desarrollo del llamado Estado de bienestar ha motivado que el
gasto público en bienes como Educación y Sanidad, los conceptos más cuantiosos, o transportes,
guarderías y otros servicios hayan alcanzado niveles muy elevados. Estas prestaciones públicas
afectan notoriamente al bienestar de los ciudadanos que los disfrutan.
Por ello, la ONU ha introducido el concepto de Renta Disponible Ajustada, que pretende
incorporar estas prestaciones públicas en especie. Para obtenerla deberíamos sumar a la Renta
Disponible el importe del gasto público en estas partidas.
***
PNB = PIB + rfne - rfei
Rn = PNB + subv – Iind – Ccf
RD = RN + subs – Idir – Aempr
RDA = RD + ppe
137
Podemos resumir los principales flujos que refleja la Contabilidad Nacional a través de un gráfico que representa el origen y el destino de los
recursos disponibles por cada uno de los agentes. Obsérvese que nos referimos a flujos monetarios. Por ejemplo, las importaciones aparecen como
salidas hacia el resto del mundo, porque la entrada de bienes y servicios se traduce en una salida de los pagos correspondientes.
Podemos resumir los flujos monetarios agrupando por una parte las salidas de recursos del flujo básico (la parte de las rentas que se ahorra, se
destina al pago de impuestos o se gasta en el exterior) y por otra las entradas (por el gasto de inversión y el que realiza el sector público, así como
los ingresos derivados de las ventas al exterior).
Del glosario:
- PIB (Producto Interior Bruto). Conjunto de bienes y servicios finales producidos en un territorio en un período
de tiempo.
138
- PNB (Producto Nacional Bruto). A diferencia del producto Interior, se toman en consideración las rentas de los
factores residentes que se obtienen en el exterior y se descuentan las obtenidas por los no residentes en el territorio
propio. Este concepto, tradicional en los sistemas de Contabilidad Nacional, desaparece en las últimas versiones
de la ONU y del sistema europeo.
- Moderada. Tasas oficiales de crecimiento de los precios inferiores a 3 o 4 por 100, que
pueden considerarse aceptables y asimilables a la estabilidad de precios.
Producción potencial o de pleno empleo. Nivel de producción que puede alcanzar una
economía cuando utiliza eficientemente todos sus recursos, sin causar elevadas presiones
inflacionistas.
En este tema vamos a estudiar la forma en que se comportan los diferentes sectores que demandan bienes, es decir,
que realizan gasto. Se trata de saber de que factores depende la cantidad total de bienes y servicios que todas las unidades
de gasto de la economía desean adquirir. Las economías domésticas demandan bienes de consumo, las empresas demandan
bienes de inversión y el sector público demanda unos y otros. Dejaremos por ahora fuera al resto del mundo, aunque
también contribuye a la demanda agregada de bienes.
139
Analizaremos cuales son las teorías que explican el comportamiento del consumo y de la inversión, así como una
ligera aproximación al sector público.
Como no tenemos en cuenta las relaciones comerciales con el resto del mundo, el modelo ha de calificarse como
“cerrado”.
1. EL CONSUMO
La función Keynesiana
La función de consumo describe la relación entre el gasto planeado por las familias
y el conjunto de fuerzas que lo determinan, especialmente el nivel de renta.
Según esta teoría, cuando se trata de describir como varía el consumo cuando cambia la
renta a lo largo del tiempo, la función de consumo tendría la siguiente expresión:
C = C0 + (PMC x Yd)
Siendo:
- Yd = renta disponible
- C0 = consumo autónomo
- PMC = propensión marginal a consumir
140
perdería aunque bajara muchísimo la renta y que, según aumenta ésta, se eleva también nuestro
consumo, en tanta mayor proporción cuanto mayor sea la propensión marginal a consumir.
La cuantía del consumo autónomo determina su ordenada en el origen. Es decir, el consumo autónomo nos dice cuanto vale el consumo
cuando la renta corriente es nula. Cuanto mayor sea la propensión marginal a consumir, mayor será la pendiente de la función de consumo.
El movimiento a lo largo de la función de consumo (paso de A a B) es debido a que se ha producido un cambio en la renta (de Y 1 a Y2). Los
desplazamientos de toda la función de consumo se deberían a cambios en alguno de los factores de los que depende el consumo, pero
distintos de la renta.
- Existe un umbral en el nivel de renta en el cual las familias planean consumir toda su renta,
es decir, el ahorro agregado de la economía seria nulo.
- Por debajo de ese umbral las familias realizan un consumo que excede su renta (el consumo
autónomo que se ha citado); consumo financiado bien mediante préstamos, bien utilizando
su riqueza acumulada previamente (desahorrando).
- Por encima de dicho umbral las familias planean consumir una parte de su renta y ahorrar
el resto. Cualquier cambio en la renta provoca un cambio en el consumo de menor cuantía,
al ser la propensión marginal a consumir menos que 1 (PMC < 1).
Una consecuencia de estas hipótesis es que según aumenta el nivel de renta, aumenta
el nivel absoluto del consumo, pero disminuye la propensión media a consumir, es decir, el
porcentaje de la renta que se destina al consumo.
141
- Los cambios en las condiciones de los créditos. Cuando el crédito resulta más difícil o
más costoso de obtener, las economías domésticas suelen aplazar sus planes de compra
financiados a crédito y, por tanto, el gasto de consumo tiende a disminuir.
- Los cambios en las existencias de bienes duraderos. Tras un período durante el cual los
bienes duraderos son difíciles o imposibles de adquirir (después de un conflicto bélico,
período de grave desempleo o profunda crisis económica) suele venir una explosión en el
gasto de este tipo de bienes que da lugar a un aumento de consumo agregado.
- Las expectativas sobre los precios. Los cambios esperados en los precios alteran las
pautas de consumo. Cuando se espera que los precios suban se anticipa el consumo de
bienes que de otro modo se habrían adquirido en el futuro. Por el contrario, las expectativas
deflacionistas hacen retrasar el consumo de bienes, para aprovechar de este modo el
descenso de su precio. Ello es especialmente claro en el caso de los bienes duraderos.
La renta permanente
La hipótesis del ciclo vital relaciona las decisiones de consumo, no con la renta
corriente, sino con la renta normal esperada a lo largo de la vida. La pauta normal de ingresos
sería creciente a lo largo de la vida activa, hasta un techo que se alcanza en edades próximas a
la jubilación, para caer a partir de ese momento.
Aunque la igualación nunca es absoluta, porque existe incertidumbre sobre los ingresos
futuros, sí es cierto que las familias tienden a endeudarse en la primera fase de la vida activa y,
en los períodos más fructíferos de ésta, a ahorrar para la jubilación.
La existencia del ahorro, introduce otro factor importante en las decisiones de consumo,
que es el efecto riqueza. Según vimos, el ahorro es una decisión de aplazamiento del consumo.
El equilibrio que vimos entre consumo presente y consumo futuro es una forma de adaptar el
consumo de cada período a la renta permanente esperada en el tiempo. Un aumento de la
riqueza (por ejemplo, por una revalorización importante de nuestros activos) llevaría así a un
estímulo del consumo presente. Por una parte, porque ha aumentado el conjunto de recursos
disponibles para el consumo a lo largo de la vida. Por otra, porque disponemos de más ahorro
del que teníamos planeado y es menos necesario aumentarlo.
142
En cualquier caso, unidades domésticas con igual renta corriente tendrán pautas de
consumo muy diferentes según jueguen los diversos factores apuntados.
Sólo cuando los cambios en la renta corriente alteren la renta permanente tendrá un
reflejo en el comportamiento del consumo. Es decir, cualquier cambio en la renta corriente
que se considere temporal no alterará la renta permanente y, por lo tanto, no afectará al
consumo.
El ahorro
Como la suma del consumo más el ahorro es igual a la renta disponible, la propensión
marginal a ahorrar, la parte que de cada unidad adicional de renta disponible se ahorra, tiene
que ser igual a 1 menos la propensión marginal a consumir.
PMA = 1 - PMC
La inversión
143
La inversión es un gasto que permite mantener o aumentar las dotaciones de capital de
una economía.
- Bruta. Total del gasto en inversión, incluyendo tanto el aumento de capital como el
destinado a compensar su pérdida por depreciación.
- Neta. Gasto que permite aumentar las dotaciones de capital de una economía. Es igual a la
inversión bruta menos la depreciación del capital.
La depreciación es la pérdida de valor que experimentan los bienes de capital como consecuencia del
desgaste físico, fruto de su uso o del envejecimiento o de la obsolescencia consecuencia del mero transcurso del
tiempo o provocada por otras razones como, por ejemplo, los cambios en los precios de los factores productivos
(así, por ejemplo, una subida brusca del precio del petróleo provoca la obsolescencia de la maquinaria que utiliza
derivados de aquél como fuerza motriz).
Las existencias de bienes ya producidos se consideran inversión porque permiten a las empresas
hacer frente a los pedidos y evitar fluctuaciones temporales e inesperadas en la producción o en las ventas y
porque les puede resultar más ventajoso adquirir grandes cantidades de inputs, que pequeñas cantidades con
mayor frecuencia. Por este motivo, suele tener un importante componente planeado, pero cuando la empresa
produce bienes que espera vender y no vende, porque los pedidos esperados no se materializan, entonces la
inversión será no planeada o no deseada.
Las viviendas, ya que al tratarse de un activo muy duradero que permite obtener utilidad
durante muchos años, su construcción se contabiliza como un gasto de inversión en lugar
de un gasto de consumo. Esta consideración supone que la inversión la realiza la empresa
que construye la vivienda y que la venta a los usuarios es una mera transferencia de
propiedad. De ahí que se computen como inversión las nuevas viviendas y no la
transmisión de las ya edificadas en períodos anteriores. El ciclo de la construcción tendría
una duración media estimada de unos veinte años, poco más o menos.
Factores determinantes
Las oportunidades de realizar inversiones rentables dependen de muchos factores: de los nuevos
descubrimientos, de la aparición de nuevos productos, del dominio de nuevos territorios y fronteras, del control de
nuevos recursos, de la propia evolución de la población y de la mayor producción y renta. De ahí que la inversión
varíe enormemente al estar sometida a la influencia de elementos dinámicos y relativamente impredecibles o
ajenos al propio sistema económico como son la técnica, la política, las expectativas, etc. Es decir, la inversión es
un componente de la demanda agregada muy volátil.
144
Los beneficios proporcionan el incentivo básico para invertir, ya que se afrontará
una nueva inversión cuando los rendimientos derivados de la misma superen a sus costes. Por
ello, los elementos que influyen en la determinación de las expectativas relativas a los
beneficios son también los relevantes para las decisiones de inversión. Podemos destacar los
siguientes:
- El tipo de interés. Existe una estrecha relación entre el tipo de interés y la inversión, ya
que aquel representa el coste de oportunidad del capital para la empresa. Cuando una
empresa se endeuda para financiar sus inversiones, asume el coste del tipo de interés que
debe pagar por los préstamos recibidos. Obviamente, cuanto mayor sea el tipo de interés,
mayor será el coste del capital y menores serán las inversiones. A medida que éste
desciende se hacen rentables inversiones que antes no lo eran y la inversión agregada
aumenta.
- Las expectativas acerca de la futura demanda y la evolución de los costes. Tanto las
expectativas sobre la demanda futura como sobre los costes determinan los beneficios
esperados de la producción y éstos condicionan, a su vez, la demanda de inversión. En el
mismo sentido, la incertidumbre sobre el futuro aparecería como uno de los principales
obstáculos a la inversión.
- Las variaciones en la renta. Esta influencia se recoge a través del denominado principio
del acelerador en virtud del cual el gasto en inversión varía proporcionalmente más en
relación con las fluctuaciones de la producción que con las del tipo de interés. Según esta
teoría, la inversión crece cuando lo hace la producción, mientras que se estanca o, incluso,
puede ser negativa cuando la producción disminuye.
145
El sector público es un demandante más, por lo que, al hablar de consumo e inversión
estarían incluidos tanto el componente privado como el público. No obstante, las motivaciones
entre uno y otros son muy diferentes.
El nivel general de gasto público es una decisión política, aunque existen determinadas
partidas de gasto que son sensibles a la marcha general de la actividad económica como los
subsidios al desempleo o determinadas subvenciones a empresas que tienden a crecer en las fases
recesivas y a disminuir cuando el ciclo económico recupera tasas de crecimiento más elevadas.
Por otra parte, el gasto público se financia básicamente con impuestos. Si sumamos en la
demanda el efecto adicional que representa la inyección del gasto, debemos coherentemente restar
el efecto opuesto que conlleva su financiación vía impuestos. Recordemos que el Gasto Público es
una entrada en el flujo circular de la renta, pero los impuestos son una salida del mismo. Como el
ahorro, éstos son un NO GASTO.
Dentro del término gasto público estamos integrando conceptos muy diferentes. No sólo la
distinción entre gasto de consumo y gastos de inversión. También será muy importante separar dos
tipos de gastos públicos:
- Gastos bilaterales. Las compras de bienes y servicios en las que la Administración paga, a
cambio de una contraprestación inmediata.
Saldo presupuestario
El saldo presupuestario vendría definido como la diferencia entre los ingresos y los gastos
públicos:
Si el saldo es positivo, los ingresos son mayores que los gastos y estamos ante una situación de
superávit presupuestario.
El saldo presupuestario será negativo cuando el nivel de renta es bajo y será positivo
cuando el nivel de renta es elevado. Siempre, naturalmente, caeteris paribus.
146
El saldo presupuestario debe incorporarse a la Demanda Agregada con signo negativo.
Debemos sumar el Gasto Público y restar los Impuestos, pero el saldo es precisamente la operación
contraria:
Si existe un déficit presupuestario es que los gastos públicos (la entrada en el flujo circular) son
superiores a los ingresos (la salida del flujo). Como el Sector Público está gastando más de lo
que detrae, la Demanda Agregada total habrá crecido.
El superávit significa que el Sector Público estará detrayendo de la demanda agregada privada
más de lo que devuelve, por lo que dicha demanda se reducirá.
El equilibrio básico
DA = C + I + (GP – T)
En ese sencillo modelo, podemos decir que una economía está en equilibrio cuando con
su nivel de producción se satisfacen todos los componentes de la demanda agregada. Estamos
todavía contemplando una economía cerrada (sin sector exterior) y, por ahora, dejamos fuera la
incidencia de los cambios en los precios.
Para determinar el equilibrio básico, podemos seguir el gráfico 9.6 de la página 196.
La identidad ahorro-inversión
Comencemos por el supuesto más simple en el que toda la renta se consume o se ahorra
y, no existe, por ahora, ninguna otra complicación. Por lo tanto, podemos decir que:
Y=C+A
147
En una economía cerrada y sin sector público como la que hemos descrito hasta ahora,
los únicos agentes que ahorran son los consumidores, es decir, ni hay ahorro empresarial, ni
ahorro exterior, ni ahorro del sector público. También hemos señalado que bajo estas hipótesis,
la economía estará en equilibrio cuando sea capaz de satisfacer con su producción la demanda
de consumo y la de inversión o, lo que es lo mismo, si se cumple que:
Y=C+I
Y= C +A= C+ I
A= I
Y = C + A + T = C + I + GP
A + T = I + GP
que no es sino la conocida igualdad entre las salidas (ahorro e impuestos, dado que
no hay sector exterior) y las entradas (inversión y gasto público).
Tanto un aumento de las entradas como una disminución de las salidas provocan
un efecto expansivo (aumenta la renta de equilibrio), porque equivalen a un aumento en la
demanda agregada.
Por otra parte, si disminuyen el ahorro o los impuestos (caeteris paribus) aumenta la
parte de la renta que se destina al consumo, por lo que también supone un aumento en la
demanda agregada.
5.LOS MULTIPLICADORES
148
La multiplicación del efecto expansivo se debe a que el aumento de la inversión o del
gasto, no sólo se incorpora automáticamente a la demanda agregada, sino que, además,
provocan una cadena de incrementos en el gasto de los distintos agentes, por lo que el
impacto sobre la demanda agregada es mucho mayor.
K = ▲Y/▲I
K = 1 / PMA = 1 / (1 – PMC)
Lo que hemos visto para la inversión puede aplicarse exactamente a los aumentos en el
Gasto Público.
Tendremos un efecto multiplicador del gasto público que poco diferirá del observado
para la inversión privada. Cualquier aumento del gasto público en bienes y servicios hace
aumentar la demanda agregada en esa cuantía de forma directa. Además, pone en marcha un
efecto multiplicador a través de la cadena de sucesivos consumos inducidos, lo que implica un
aumento final de la renta superior al aumento del gasto que ha desencadenado el proceso.
Gasto en transferencias
149
menor valor. El multiplicador de este tipo de gasto será algo inferior al de la inversión y al del
gasto bilateral realizado directamente por el sector público.
Impuestos
Hay que tener en cuenta también que existen impuestos. Al introducir los impuestos se
produce una salida que frena ese impulso multiplicador. Cuanto mayor sea la presión
impositiva, menor será el valor del multiplicador.
El efecto multiplicador será tanto menor cuanto mayor sea la propensión marginal a
ahorrar, es decir, cuanto mayor sea la salida del flujo circular de la renta. Como los impuestos
son también otra salida, cuanto mayor sea la presión impositiva menor será el valor del
multiplicador. Es fácil deducir que lo mismo sucederá con la propensión marginal a importar.
Si el nuevo gasto inicial o el consumo inducido se realizara íntegramente en el exterior, no
habría efecto multiplicador en el interior. Toda la parte de las nuevas renta que se gaste fuera
del país impedirá que la cadena correspondiente beneficie a los residentes y a la producción
interior.
El aumento en las entradas del flujo circular tiene un efecto expansivo sobre la
renta, tanto mayor cuanto menor sea la pendiente de las salidas, cuanto menos fuerza
pierda la cadena de incrementos en el consumo por causa del ahorro, de los impuestos o de las
importaciones.
- Aumento del consumo por las nuevas rentas, una vez deducidos los impuestos. También
ahora la renta aumentará como consecuencia de la cadena de incrementos del consumo
generada por la mayor renta disponible.
Estamos suponiendo que estamos en una economía cerrada y que tanto la oferta
monetaria como la de bienes y servicios son perfectamente elásticas y no sufren ningún tipo de
presión por causa de las variaciones inducidas por las medidas de política fiscal.
150
que los multiplicadores juegan más eficazmente al alza que a la baja o, al menos, que los
efectos de una política fiscal contractiva serían bastante más lentos que los derivados de
medidas expansivas.
Cualquier variación discrecional del gasto público tendrá un efecto expansivo que, a su
vez, generará un aumento automático de la recaudación impositiva.
Que los años de crisis, al caer la recaudación, será preciso reducir también el gasto
público, frenando aún más la actividad económica y los años de auge será necesario aumentar
el gasto de forma discrecional para utilizar los mayores ingresos.
El objetivo déficit cero tiene un efecto procíclico, es decir, tiende a estimular las crisis
y los auges en lugar de frenarlos.
Estamos hablando siempre en el corto plazo, en las variaciones de año en año, porque,
en el largo plazo, sí es exigible el equilibrio presupuestario. Un déficit continuado haría crecer
sin límite el endeudamiento público hasta que la carga de la deuda fuera insostenible y un
superávit permanente implicaría que se están detrayendo del flujo circular más recursos de los
necesarios, con el consiguiente freno para la economía que crecería por debajo de su potencial.
151
Inversión. Gasto que permite mantener o aumentar las dotaciones de capital de una economía.
- Bruta. Total del gasto en inversión, incluyendo tanto el aumento de capital como el destinado a compensar su
pérdida por depreciación.
- Neta. Gasto que permite aumentar las dotaciones de capital de una economía. Es igual a la inversión bruta menos
la depreciación del capital.
- Planeada. La prevista por las empresas para atender a las ventas esperadas de sus productos. Se compone tanto de
materias primas como de bienes utilizados en el proceso productivo y de los ya terminados.
Demanda. Variable que, en términos microeconómicos, mide la cantidad de un bien o de un factor que se
desea adquirir a los distintos niveles de precios. Gráfica y analíticamente se obtiene considerando la relación (inversa)
que existe entre el precio de un bien o la remuneración de un factor y la cantidad demandada del mismo.
- Agregada. En términos agregados representa la utilización de bienes que llevan a cabo los diferentes agentes
económicos (familias, empresas, sector público, sector exterior) con el fin de satisfacer sus necesidades. La
integran el consumo, la inversión, el gasto público (demanda agregada interior) y las exportaciones netas.
- Derivada. Es la demanda de bienes o servicios que realizan los agentes económicos, no por un interés directo en
ellos, sino en otros bienes.
152
TEMA 10. EL DINERO Y EL SISTEMA FINANCIERO
En este tema vamos a analizar como se financia la actividad económica, el papel del dinero, los aspectos
monetarios y financieros.
La aparición del dinero supuso el paso de una economía de trueque, en la que los intercambios se basaban en
la doble coincidencia de necesidades y eran, por lo tanto, escasos, a una economía monetaria menos rígida y más
dinámica. El concepto de dinero ha venido modificándose y ampliándose a lo largo del tiempo como consecuencia de
la incorporación de nuevos y más modernos medios de pago.
En este entramado de relaciones entre los que prestan y los que necesitan financiación para su actividad,
surgen los intermediarios financieros, que transforman los activos financieros para conseguir así una mejor adaptación
a las necesidades de la economía.
El sistema financiero de un país está formado por el conjunto de instituciones, medios y mercados cuyo fin
primordial es el de canalizar el ahorro que generan las unidades económicas de gasto con superávit hacia los
prestatarios o unidades económicas con déficit.
Los Bancos Centrales, como habituales creadores del dinero legal y prestamistas en última instancia,
desempeñan un papel protagonista en todo el sistema financiero. En sus manos están las diversas medidas de política
monetaria, que completan el abanico de las políticas de demanda. En la Unión Monetaria Europea esas funciones han
sido asumidas por el Banco Central Europeo.
Concepto
Los activos son las diferentes formas alternativas en que se puede materializar el ahorro.
Tradicionalmente se clasifican en:
153
superación de la economía de trueque, ya que el requisito de que existiera una mutua
coincidencia de necesidades entorpecía los intercambios. De este modo, el dinero
contribuyó a multiplicar los intercambios y propició una mayor especialización de la
economía, favoreciendo tanto la producción, como el consumo.
El dinero como unidad de cuenta
El dinero actúa como unidad de medida para determinar los precios relativos de los
diferentes bienes con efectos contables, de forma que todas las mercancías tengan una
misma unidad de referencia.
El dinero como depósito de valor
El dinero es un depósito de valor, es decir, un activo, una forma en la cual las
familias y las empresas pueden mantener su patrimonio. Esta función no es exclusiva del
dinero, puesto que en momentos de inflación (elevación generalizada y persistente de los
precios) el poder futuro de compra puede garantizarse mejor que con dinero, con otro tipo
de activos (reales, por ejemplo). Sin embargo, ninguno de los restantes activos (ya sean
reales o financieros) posee la liquidez, es decir, la facilidad de usarlo para comprar
directamente, virtud esta que caracteriza al dinero. El dinero es el activo líquido por
excelencia, aunque pueden utilizarse otros activos como depósito de valor.
Clases de dinero
Dinero mercancía
La mercancía empleada como dinero tiene un papel dual:
- Como tal mercancía (cacao, grano, ganado, metales preciosos).
- Como medio de pago generalmente aceptado (dinero), para lo cual dicha mercancía ha
de cumplir características como ser duradera, de oferta limitada, fácilmente
transportable y divisible, homogénea y de alto valor con relación a su peso.
Dinero signo
Es aquel medio de pago que tiene mayor valor como dinero que en cualquiera de
sus otros usos.
El dinero papel es dinero signo y las actuales monedas también, ya que el valor de
los metales que incorporan y su coste de producción son sensiblemente menores que el
valor que se les otorga como dinero. Lo que hace que el dinero signo se acepte como tal es
que esté controlado el derecho a producirlo (emisión) y que su valor esté refrendado por
quien lo emite. Se trata de un dinero basado en la confianza (dinero fiduciario).
A veces la creencia en el poder liberatorio del dinero va acompañada de una
declaración oficial de su validez como medio de cambio y como forma legal de cancelar las
deudas. En este caso, el dinero es, además, dinero legal.
Dinero pagaré
La mayor parte del dinero empleado en las economías modernas es dinero pagaré, es
decir, un medio de cambio utilizado en la deuda de una empresa o de una persona, como
por ejemplo, los depósitos bancarios, ya que éstos son deudas del banco que se compromete
a entregar al depositante dinero en efectivo siempre que lo solicite.
154
El dinero pagaré es la deuda del banco, la anotación contable en sus libros o en su
ordenador por la que reconoce su deuda a favor del depositante.
- Dinero legal
- Dinero bancario. Aquel creado como consecuencia del papel de intermediación de los
bancos y que adopta la forma de activos financieros indirectos aceptados generalmente
como medios de pago.
- Podemos tener una parte en casa o “en caja” (efectivo en manos del público).
- Depositada en un banco (cuenta corriente o cuenta a plazo).
- Materializarlo en la adquisición de algún activo bastante líquido (bonos, pagarés de
empresas, etc.).
El dinero de una economía se define como la suma del efectivo en manos del
público (billetes y monedas) y los depósitos bancarios.
2. LA DEMANDA DE DINERO
El dinero es una mercancía que, como cualquier otra, tiene una oferta, una demanda y un
precio (que es, precisamente, el tipo de interés).
Las funciones del dinero nos permiten deducir fácilmente los motivos por los que puede
interesar demandar dinero:
- Como medio de pago para realizar las transacciones, las compras que necesitemos.
- Como reserva para transacciones futuras.
- Para conservar la riqueza (depósito de valor), en forma perfectamente líquida, quizás menos
rentable, pero en ocasiones más segura que otros activos reales financieros.
155
La demanda de dinero para transacciones, que es la que realizan los individuos para
poder realizar sus compras.
La demanda de dinero por precaución, que es la que realizan los individuos para poder
hacer frente a los pagos que deban realizarse de forma más o menos imprevista en el corto
plazo.
La demanda de dinero como reserva de riqueza, que es la que realizan los individuos
como activo, en comparación con otros menos líquidos pero, probablemente, más rentables
y menos opacos para el control fiscal (bonos).
La renta real. Un cambio en la renta real, es decir, en el poder adquisitivo, altera el deseo de
gasto. Si la renta real crece, lo hace también el gasto, lo cual conlleva un aumento de la
demanda de dinero para transacciones.
El nivel de precios. Si el dinero se emplea para comprar bienes y servicios, las variaciones en
los precios de los mismos alterarán los deseos de liquidez de los individuos, puesto que si
desean mantener su poder de compra cuando los precios suben, demandarán más dinero y,
cuando los precios bajan, ajustarán sus tenencias de dinero a la baja. Ello es debido a que la
demanda de dinero es una demanda de saldos reales.
La riqueza. Cuando la riqueza aumenta también lo hace la demanda de dinero, aunque menos
que proporcionalmente. Esto nos permite acudir al concepto de elasticidad-riqueza de la
demanda de activos, que determina cuanto aumenta ésta en términos porcentuales en respuesta
a un cambio porcentual en la riqueza. Su valor es siempre mayor que cero (positiva). Cuando es
inferior a la unidad el activo es necesario y si es superior a la unidad es de lujo. Por ello, la
demanda de dinero (activo necesario) tiene una elasticidad riqueza positiva, pero inferior a la
unidad.
El riesgo y las expectativas. La mayoría de los individuos son renuentes al riesgo. Si las
expectativas inflacionarias son altas, el dinero pierde valor real, por lo que es preferible
mantener el ahorro en otros activos alternativos y tener en efectivo la mínima cantidad posible
de dinero.
La oferta monetaria en sentido genérico (M) es la suma del efectivo en manos del público
(E) más los depósitos de todo tipo en el sistema bancario (D). El punto de partida de esa oferta
156
monetaria es el dinero legal, el emitido por quien tiene autoridad para ello. A la totalidad del dinero
emitido lo denominamos base monetaria (B).
En la mayor parte de los países existe un Banco Central, habitualmente público, que tiene
el monopolio de emisión de dinero legal. No obstante, el Banco Central no tiene libertad absoluta
para emitir dinero.
La base monetaria (B) equivaldrá a la suma del efectivo en manos del público (E) y los
activos de caja del sistema bancario (AC).
No obstante, esa base monetaria, como su nombre indica, es sólo una parte de la oferta
total, del dinero que realmente se está utilizando en la economía. Los intermediarios financieros
bancarios, a través del denominado proceso de expansión bancaria, crean dinero bancario y
proporcionan así más flujos financieros al sistema.
Del dinero depositado en los bancos, éstos hacen uso para préstamos, porque comprueban
que buena parte de los recursos depositados no son recogidos jamás. En prevención de esos pagos
para créditos, guardarán unas reservas.
Parte de los depósitos que reciben los bancos (que son de su pasivo, pues es una deuda con
sus clientes) la guardarán en dinero líquido. Esas reservas pueden ser:
Voluntarias, en la medida en que los propios bancos deciden mantener una liquidez
determinada más allá de la estrictamente obligatoria. Estas reservas voluntarias, en situación
normal, tenderán a ser mínimas porque disminuyen la capacidad de negocio de la entidad.
¿Qué hace el banco con la parte de los depósitos que no necesita mantener en caja?
157
Denominamos multiplicador monetario a la relación entre la base monetaria (B) y la
oferta monetaria (M), de forma que la Oferta Monetaria (M) será igual a la Base Monetaria
(B) por el multiplicador monetario.
- La proporción que los particulares desean mantener en efectivo. Si todo el dinero legal se
depositara en los bancos, éstos podrían jugar con una mayor cantidad para sus operaciones de
crédito.
- El coeficiente de reservas. Como pasaba en el caso del multiplicador real, cuanto menor sea la
cantidad que se retire del proceso, más elevada será la cuantía de cada paso y más durará el
proceso.
Cuanto más desarrollado está un sistema financiero, más elevado será el valor del
multiplicador, con una mayor diferencia entre el dinero legal emitido y la oferta monetaria
efectiva de la economía.
Los Bancos Centrales nacen para regular la creación de dinero fiduciario y para
supervisar el sistema bancario.
La generalización del dinero fiduciario en las modernas economías ha hecho necesaria la existencia de
una institución encargada de su regulación. Son los llamados Bancos Centrales los que en cada país vienen
desempeñando esta función, unida a la supervisión del sistema bancario. Es el caso del Banco de Inglaterra, del
Banco de Japón, La Reserva Federal Americana o del Banco de España. En los países de la Unión Monetaria
Europea, buena parte de las funciones de los Bancos Centrales han sido asumidas por el Banco Central Europeo
(BCE).
El Banco Central asume el monopolio de la emisión del dinero legal, que constituye la
base monetaria que puede encontrarse en manos del público o en los depósitos bancarios.
158
Los Bancos Centrales nacionales y el Banco Central Europeo confluyen en el Sistema
Europeo de Bancos Centrales (SEBC), formado por el BCE y los Bancos Centrales
nacionales de los quince países miembros de la UE y que tiene las siguientes funciones:
No todos los países de la Unión están integrados en el área euro, bien por no desearlo,
bien por no cumplir las condiciones exigidas de estabilidad. La asignación competencial en
materia monetaria en el seno de la Unión Europea entre los distintos niveles de administración
varía para los países que han asumido el euro y los que no, pero puede resumirse en los
siguientes aspectos:
- Billetes. El Consejo de gobierno del BCE tiene el derecho exclusivo a autorizar la emisión
de billetes. Por lo tanto, sobre él recae el monopolio emisor de euros en última instancia.
- Gestión de reservas oficiales de divisas. El BCE tiene la función de poseer y gestionar las
reservas oficiales de divisas de los Estados miembros. Además, los Bancos Centrales
nacionales deben dotar al BCE con una parte de sus fondos de reservas oficiales, en
proporción al número de acciones suscritas del capital del BCE.
- Política monetaria. El SEBC será el encargado de ejercer las competencias monetarias, sin
perjuicio de que también apoye las políticas económicas generales con el fin de contribuir a
la realización de los objetivos comunitarios generales.
159
El Banco Central Europeo tiene marcado el objetivo central de controlar la inflación.
En otros Bancos Centrales se observa como ese objetivo se complementa con los de pleno
empleo o estabilidad cambiaria.
Objetivos intermedios. Son variables que guardan una relación fiable y estable con los
objetivos finales y cuyo control, mediante los instrumentos monetarios, es clave para lograr
el objetivo final. Por ejemplo, la cantidad de dinero, los tipos de interés a largo plazo, el
tipo de cambio…
Variables operativas. Facilitan el control del objetivo intermedio. Actúan como tales la
base monetaria o el tipo de interés a corto plazo.
Indicadores. Son variables cuya evolución permite conocer con más detalle el
funcionamiento real de los mercados financieros.
Para controlar esas variables y conseguir sus objetivos el BCE, como cualquier Banco
Central, dispone de los siguientes instrumentos:
Cuando el BCE fija el tipo de interés que servirá de base para sus operaciones está
marcando indirectamente los tipos de interés que aplicarán los restantes agentes del
sistema financiero. De alguna forma, éstos son intermediarios que reciben el dinero a un
precio fijado por el BCE, le aplican un margen, y lo prestan al tipo de interés incrementado.
160
Dinero. Medio de pago generalmente aceptado para la cancelación de deudas, es decir, un activo financiero
con poder liberatorio.
- Bancario. Dinero creado como consecuencia del papel de intermediación de los bancos, que adopta la forma de
activos financieros indirectos aceptados generalmente como medio de pago.
- Fiduciario. Dinero cuyo valor se basa en la confianza, porque es superior al de la mercancía en que se materializa.
- Legal. El emitido por quien tiene reconocida legalmente la capacidad para hacerlo (normalmente, el Banco
Central).
- Mercancía. Dinero cuyo valor deriva del material que los sustenta.
- Signo. Medio de pago que tiene mayor valor como dinero que en cualquiera de sus otros usos.
161
1. LA DEMANDA AGREGADA Y EL NIVEL DE PRECIOS.
LOS PRECIOS, LA OFERTA DE SALDOS REALES Y LOS TIPOS DE INTERÉS.
La oferta de saldos reales es igual a la oferta monetaria dividida por el nivel de precios. Una
elevación de los precios equivale a una contracción monetaria, por lo que se producirán aumentos
en los tipos de interés.
o Política fiscal o presupuestaria. Un aumento del gasto público o una disminución de los
impuestos provocará una expansión de DA a través del proceso multiplicador correspondiente.
Gráficamente la curva de DA se desplazará a la derecha. Una reducción del gasto público o un
aumento de impuestos tendrá el efecto contrario.
2. LA OFERTA AGREGADA
162
- Características del mercado de trabajo. El mercado de trabajo se entiende en este
contexto como la representación teórica de las relaciones de los trabajadores y los
empresarios de un país, que pretenden acordar el volumen de contratación de mano de obra
y los salarios que sirvan para retribuir a la misma.
- Sistema de fijación de precios. En este ámbito las alternativas pueden variar entre la
determinación de precios en un marco de competencia perfecta y, por tanto, bajo el
supuesto de que ningún agente tiene capacidad autónoma para condicionar los precios y el
sistema propio de los modelos de la competencia imperfecta.
Modelo neoclásico
Modelo keynesiano
En los modelos Keynesianos, por el contrario, se parte de un funcionamiento
imperfecto de los mercados. Por ejemplo, no se cumple la ley de productividad marginal
163
decreciente, los empresarios no siguen la regla del coste marginal a la hora de fijar sus precios
y existen importantes rigideces en los mercados, como ejemplos contradictorios con el modelo
de competencia perfecta.
En tales supuestos, mientras no se alcance el nivel de pleno empleo de la economía la
curva de oferta tiende a ser horizontal en el corto plazo, porque los precios no se ajustan con la
flexibilidad y rapidez que suponían los neoclásicos, sino que los desequilibrios suponen ajustes
a través de las cantidades (es decir, desempleo en vez de reducción de salarios). Las políticas
de demanda que pretenden corregir el desempleo son, por lo tanto, totalmente eficaces sin
impacto apreciable sobre la inflación.
En la actualidad, la mayor parte de los economistas se inclinan por suponer, al menos a corto
plazo, una oferta con pendiente creciente (no totalmente horizontal, salvo, quizás, elevadísimos
niveles de desempleo) que tiende a hacerse vertical cuando se alcanza la tasa natural de
desempleo.
Las rigideces provienen de fallos en la información, del sistema de determinación de los
salarios (donde las decisiones son concertadas a través de la negociación y la presión de los sindicatos,
más que por un funcionamiento espontáneo del mercado), así como de la intervención pública en los
mercados de trabajo. Es el caso de las regulaciones sobre el salario mínimo, de los mecanismos de
financiación de las prestaciones sociales y de las formas de contratación y despido, variables que
ayudan también a entender el grado de flexibilidad del mercado de trabajo.
Las rigideces existentes explican por que los ajustes no se producen sólo vía precios, como
suponían los neoclásicos, sino también a través de los ajustes en las cantidades.
A largo plazo, los crecimientos de la demanda inducen mayores precios y éstos alzas salariales,
lo que implicaría que la oferta a corto plazo se iría desplazando hacia arriba, resultando una oferta a
largo plazo más vertical. Pero esa mayor demanda también estimula la inversión, desplazando la curva
de oferta hacia la izquierda, con lo que la oferta a largo plazo podría ser más horizontal.
Para los neoclásicos, a largo plazo, la curva de oferta agregada es vertical. Una vez más
suponen que los precios y los salarios son flexibles a largo plazo, incluso admitiendo que a corto
plazo puedan existir ciertas rigideces debido al funcionamiento administrado del mercado de
trabajo. La producción se mantendrá en el nivel de equilibrio inicial con la tasa natural de
desempleo que conocemos. El nivel de producción de equilibrio o potencial sólo podrá
incrementarse por factores exógenos que hagan desplazarse a la oferta agregada, la FPP que
conocemos.
Para los keynesianos, la oferta agregada tiene pendiente creciente también a largo plazo,
porque precios y salarios siguen siendo rígidos a la baja y las empresas reducen más fácilmente
empleo que salarios. La pendiente será positiva pero no vertical. Una de las implicaciones más
importantes es que una contracción de la demanda agregada en el corto plazo puede provocar una
recesión que persista en el largo plazo: pueden darse situaciones de equilibrio a largo plazo con un
nivel de producción bajo y una elevada tasa de desempleo.
La mayor parte de los economistas aseguran que la oferta en el corto plazo se acerca
más a los planteamientos keynesianos y en que en el largo plazo puede estar más cerca de los
planteamientos neoclásicos.
164
Las políticas de oferta
La idea principal que inspira este tipo de políticas es la confianza en los mercados,
la iniciativa individual, la competencia y la inversión privada, como fuentes de estabilidad
y crecimiento económico, y la creencia de que la regulación y la intervención del sector
público en la economía es ineficaz, cuando no contraproducente.
165
Los aspectos fundamentales de esta nueva economía de la oferta son los siguientes:
Reducción del gasto público. Desde las posiciones liberales se piensa que el Sector
Público es más burocrático e ineficiente que el sector privado, por lo que una reducción
de sus programas de gasto liberaría recursos para la inversión privada. Sin embargo, en
la práctica, esta medida provocaría recortes en los servicios públicos y a que se redujese
la eficiencia global.
Reducción del impuesto sobre la renta y las cotizaciones sociales. El objetivo sería
incentivar el trabajo.
Las políticas pueden obtener resultados, tanto en términos de crecimiento y empleo, como de
contención de la inflación, disminuyendo incluso la tasa natural de desempleo. Sin embargo, muchas de
ellas suelen ir acompañadas de importantes costes sociales, con incrementos en los índices de
desigualdad y pobreza.
Algunos autores destacan igualmente que la mayor libertad del mercado suele implicar otros costes a
largo plazo, como inseguridad para los consumidores y los trabajadores, al disminuir los controles públicos y
primar los intereses privados sobre los colectivos.
3. LA INFLACIÓN
166
Concepto
La inflación es un proceso en el que los precios de una economía crecen a lo largo del
tiempo de forma continua y generalizada.
Causas explicativas
Se destaca el componente cíclico de este tipo de inflación, puesto que se supone ligada a los períodos
expansivos. Las fases de auge implicarían un crecimiento de la demanda y una mayor presión de la misma
sobre los precios. Por el contrario, en las fases recesivas del ciclo económico, la consecuente caída de la
demanda implicaría la desaparición de las presiones inflacionistas.
También podría existir una relación entre este tipo de inflación y el ciclo económico. En épocas de
crisis y desempleo agudo de los factores productivos, no existirán presiones al alza de los costes. Por el
contrario, cuanto más cerca estemos del pleno empleo de los recursos, mayor será la escasez.
Lucha de rentas
Inflación estructural
En toda economía, tanto más cuanto menos desarrollada esté, son frecuentes las
rigideces en determinados sectores, a menudo claves para el crecimiento de esa economía. Ello
implica que cualquier aumento en la demanda, por leve que éste sea, provoca elevaciones de
precios en el sector financiero, en los transportes, en los alimentos, en los bienes de capital…
incluso aunque la economía en su conjunto se encuentre lejos de su nivel de pleno empleo.
Estos desequilibrios provocan la que se ha denominado inflación estructural.
El dinero
167
Buen número de autores otorga al dinero un papel protagonista, hasta el punto de que se
describe frecuentemente la inflación como un fenómeno estrictamente monetario. Es
evidente que el dinero, en cuanto medio general de pago, es el instrumento necesario para que
la demanda pueda materializarse. Ello ha llevado a la conclusión de que la tasa de crecimiento
de la cantidad de dinero es la condición necesaria para que la inflación pueda darse, sean cuales
sean las restantes circunstancias.
Las transacciones que se realizan en una economía, valoradas a precios de
mercado (producción x nivel de precios), tendrán que ser equivalentes a los medios de
pago utilizados para su pago (dinero x velocidad de circulación).
Definimos V como la velocidad de circulación de dinero o número de veces que
teóricamente se utiliza el dinero y se calcula como el cociente:
Producción x nivel precios YxP
V = ----------------------------------- = --------------------
Cantidad de dinero M
que no es sino otra forma de expresar la identidad destacada en el párrafo anterior:
YxP=MxV
Las consecuencias
Los efectos derivados de la inflación dependen en buena medida de la intensidad de la
misma. No puede ser lo mismo una inflación moderada, cuando el nivel medio de precios
crece levemente, que una inflación galopante, con tasas superiores al 100 por 100 y que
fácilmente degenera en la hiperinflación.
Los efectos serán tanto más importantes, cuanto más elevado sea el ritmo de
crecimiento de los precios.
La inflación:
- Altera radicalmente todo el sistema de precios relativos, porque las adaptaciones no serán
nunca idénticas para todos, ni en la rapidez de la respuesta, ni en la cuantía de la misma.
- Provoca una desconfianza creciente hacia el dinero y una elevación de la propensión a
consumir. Por una parte, porque la expectativa de subidas de precios hace más atractivo
adelantar el consumo en la medida de lo posible: “mañana costará más”. En segundo
lugar, porque el ahorro pierde atractivo ante los reducidos incentivos del tipo de interés y el
temor a la pérdida de valor de los activos en que pueda materializarse.
- Eleva la inseguridad sobre los valores futuros, lo que hace descender el valor esperado de
cualquier proyecto. El menor atractivo provocará una reducción de la inversión,
especialmente en los proyectos a más largo plazo.
- Deteriora la competitividad nacional, en la medida en que los precios nacionales estén
creciendo a ritmos superiores a los de los países del entorno. Consecuentemente, crecerán
las importaciones y decrecerán nuestras exportaciones, la moneda nacional tenderá a
depreciarse, se verá reforzado el proceso inflacionista y la producción interior se resentirá.
168
Serán fuertes, desde una perspectiva social, aquellos sujetos o colectivos con
posibilidad de defender sus intereses con eficacia en las negociaciones políticas o
empresariales. Así, por ejemplo, los trabajadores serán fuertes si lo son los sindicatos del sector
correspondiente que es capaz de imponer revisiones de los salarios nominales por encima
incluso de las tasas de inflación. Serán débiles, si carecen de fuerza o posibilidad de
negociación.
Ver otros comentarios en p247 (relación entre las elasticidades de los oferentes y demandantes; rapidez de
la respuesta; perjuicio para acreedores y beneficio para deudores; Estado como beneficiario de los procesos
inflacionistas).
4. EL DESEMPLEO
El término desempleo hace referencia a que existen recursos productivos que no están
siendo utilizados por la sociedad. Por tanto, en teoría, debería entenderse que afecta a todos los
factores productivos, si bien se aplica casi con exclusividad al factor trabajo.
Se considera que una persona puede calificarse como parado cuando, siendo capaz de
trabajar, no tiene empleo, lo busca y no lo encuentra. Por tanto, no consideramos parados a
quienes no forman parte de la población activa como los niños o los ancianos, o las personas que
estando en posibilidad teórica de trabajar, sin embargo, no desean hacerlo por cualquier causa
como estudios, tareas domésticas, vivir de rentas, etc. Tampoco consideramos desempleados a
quienes buscan empleo pero están trabajando, porque desean mejorar o cambiar.
- El más habitual es la realización de una encuesta en la que se pregunta respecto a la situación laboral en los
últimos días y los esfuerzos realizados por buscar trabajo. Suele destacarse que este tipo de medición tiende a
infravalorar el número de empleados y a elevar el de desempleados.
- Otra vía de medición es la utilización de registros administrativos y considerar parados a aquellos que se inscriben
como tales en las oficinas públicas de empleo. Esta vía infravalora el número de personas en situación de
desempleo. Personas desanimadas o recién llegadas al mundo laboral, pueden no aparecer en estos registros.
En la medida en que los flujos de desempleo son frecuentes y tienden a serlo cada vez más,
es también más probable que un trabajador integre en algún momento de su vida el colectivo de
parados, pero existe bastante consenso en que si el período de desempleo es breve, la situación no
es realmente problemática.
Como ocurría en el caso de la inflación, estos pasos rápidos por el desempleo antes de
encontrar un nuevo empleo, que conocemos como paro friccional, pueden considerarse incluso
positivos. Esta flexibilidad de los mercados laborales permite que la economía se vaya adaptando,
reduciendo la dedicación de los factores en empresas y sectores en declive e incorporándolos a las
empresas y sectores en auge.
169
El número de desempleados no depende sólo de la frecuencia con la que los trabajadores
pierden su empleo o el ritmo al que nuevos colectivos integran las cifras de la población activa,
sino también de la duración del desempleo. La realidad muestra que la mayoría de quienes
pierden su empleo encuentra rápidamente uno nuevo, pero que muchas de las personas que estaban
paradas al comenzar el mes, no volverá a trabajar nunca. Personas de edad madura, trabajadores
escasamente cualificados o con problemas de integración, muchas veces las mujeres… son
colectivos sobre los que el paro de larga duración incide con más frecuencia.
Efectos altamente negativos. El desempleo de larga duración puede generar aspectos muy
desfavorables. En la medida en que el trabajo es el camino habitual de inserción social, de
obtención de ingresos y de empleo del tiempo en el período activo de la vida, el desempleo
puede dañar gravemente valores muy diversos como la cohesión social, la integración de los
jóvenes en la sociedad, la autoestima personal del parado e, incluso, su salud física, las
relaciones familiares, la seguridad ciudadana o la estabilidad democrática.
Seguro de desempleo. Existe en la casi totalidad de los países desarrollados e implica que los
trabajadores paguen una pequeña porción de su sueldo o salario, asegurando así el cobro de un
subsidio en el caso de que pierdan involuntariamente su puesto de trabajo, temporal o
indefinidamente. Normalmente la prestación que se recibe es inferior al ingreso que se percibía
durante el período activo y suele tener un límite en el tiempo.
170
Tipos de paro
Para cíclico. Dado que la población activa está creciendo normalmente y que también crece la
productividad de los trabajadores, un nivel de producción estabilizado generaría un paro
creciente, porque no absorbería los nuevos activos e incluso prescindiría de una parte creciente
de los empleados. El paro cíclico está ligado a las depresiones económicas, pero se corrige
teóricamente cuando reaparece la fase de auge correspondiente.
Paro estacional. Desempleo que se produce en aquellos sectores productivos (como el agrario
o el turístico) en los que las necesidades de trabajo se concentran en determinados períodos del
año y se reducen drásticamente en otras.
Paro voluntario. Situación en la que una persona potencialmente activa y con posibilidades de
estar empleado, renuncia deliberadamente a trabajar. Para algunos autores liberales, puede
calificarse como voluntario todo desempleo que podría solucionarse aceptando salarios más
bajos.
Paro involuntario. Porque no depende de la voluntad de los trabajadores, sino del conjunto de
factores estructurales de los mercados que implican rigideces en los mismos.
La dualización
La dualización hace referencia al hecho de que junto a unos trabajadores con empleos
estables y razonablemente retribuidos, existe un colectivo importante de asalariados sujetos a
una precarización creciente, que entran y salen de la situación de empleados con gran
frecuencia y con retribuciones medias inferiores a las del primer colectivo.
Ver otros conceptos como teoría de la búsqueda de empleo, salario de reserva, movilidad…
en p251.
5. ¿INFLACIÓN O DESEMPLEO?
171
En el análisis de oferta y demanda agregadas parece evidente que si nos acercamos a los
niveles de pleno empleo nos encontramos con tensiones inflacionistas y que la estabilidad de
precios parece exigir una cierta atonía de la demanda que implica probables cifras de desempleo
elevadas.
La curva de Phillips
Cerca del pleno empleo los precios tienden a subir, tanto porque la oferta es casi vertical,
como por el hecho de que las demandas retributivas de los factores productivos son más fuertes, al
no existir riesgo de desempleo. Por el contrario, en época de crisis, no existe escasez por el lado de
la oferta y el temor al paro permite una mayor estabilidad de los precios.
Cuando los individuos tienen expectativas de inflación, negocian sus rentas en función de
esas previsiones, pensando en términos reales de poder adquisitivo, y no meramente nominales…
172
La deflación
173
TEMA 12. UNA ECONOMÍA ABIERTA
Hasta el momento hemos estudiado los fenómenos económicos desde la perspectiva de economías cerradas, como si no
existiera sector exterior. Sin embargo, en las economías modernas es evidente la extraordinaria importancia de los
intercambios entre residentes de distintos Estados, es decir, del comercio internacional.
Por otro lado, resulta cada vez más frecuente la estrecha interrelación entre las economías de diferentes países. Esta
interdependencia hace impensable que los gobiernos intenten adoptar medidas de política económica sin tener en cuenta el
contexto en el que tales medidas se aplican.
El registro sistemático de los intercambios entre residentes y no residentes se lleva a cabo en un documento contable que es
la Balanza de Pagos. La técnica contable de la partida doble con la que se registran estas operaciones hace que el saldo
formal de la balanza sea cero, es decir, que ésta esté siempre equilibrada. Sin embargo, a efectos de estudiar sus
componentes y de analizar los posibles efectos económicos derivados del comercio internacional, es frecuente dividir la
Balanza de Pagos en sub-balanzas o cuentas, las cuales sí pueden arrojar un saldo deficitario o superavitario.
El hecho de que estos intercambios entre residentes y no residentes tengan lugar en monedas diferentes nos remite al tipo
de cambio, es decir, al número de monedas nacionales necesario para adquirir una moneda extranjera. La adopción de un
modelo de tipo de cambio fijo o flexible también tiene importantes consecuencias para la economía interna del país, ya que
el precio de la moneda nacional en relación al resto de monedas del mundo condiciona el volumen de comercio,
exportaciones e importaciones y éstas afectan a la demanda agregada y, a través de ella, a la producción, la renta, el empleo,
el nivel de precios, los tipos de interés…
Un país podría optar por un modelo de autarquía, es decir, intentar producir en el interior
de su territorio la totalidad de los bienes que necesita, pero la experiencia demuestra que ese
modelo dificulta enormemente el desarrollo. Además, resulta imposible, puesto que raro es el país
que dispone de todas las materias primas necesarias.
Importancia creciente del comercio intraindustrial. Es aquel que tiene lugar cuando se
realizan exportaciones e importaciones de bienes que son producidos por una misma industria
(España exporta e importa simultáneamente automóviles).
174
El mero hecho de que existan diferencias en las capacidades o habilidades de las personas o
países es ya un argumento poderoso para justificar la existencia de la conveniencia de un comercio
internacional. A esta razón se uniría el dato de que con frecuencia resulta más eficiente concentrar
la producción en un lugar y/o empresa, puesto que ello permite abaratar significativamente los
costes unitarios de producción, es decir, aprovechar las economías de escala.
Adam Smith, en el modelo conocido como ventaja absoluta señaló que los países deberían
especializarse en la producción de los bienes que son capaces de producir a menor coste que los
demás. No obstante, este modelo no era capaz de predecir que sucedería si un mismo país goza
de ventaja en la producción de todos o casi todos los bienes.
David Ricardo expuso su teoría de ventaja comparativa, según la cual cada país se
especializará en la producción y exportación de los bienes que puede producir con un coste más
bajo en términos relativos. Es decir, preferirá centrarse en los bienes en cuya producción es
relativamente más eficiente, e importará los bienes que produzca con un coste relativamente
elevado, en los cuales es comparativamente menos eficiente que los demás.
Cuando cada país se ha especializado en la producción del bien en la que tiene ventaja
comparativa, el intercambio permite el acceso a mejores combinaciones de bienes. Las
posibilidades de consumo después del intercambio y de la especialización son mayores que las
posibilidades de producción y de consumo en régimen de autarquía.
Ver ejemplo de Inglaterra y Portugal en p257 y gráficos 12.1 y 12.2 en p258 y 259.
Aunque nadie parece discutir las ventajas del comercio internacional, sin embargo, existen
diferentes restricciones al mismo, entre las que cabe destacar las siguientes:
El arancel
- Aranceles fijos, cuando la cantidad exigida por cada unidad de bien importado es constante.
- Aranceles ad valorem, exigidos como porcentaje del precio de los bienes importados.
Además del efecto penalizador sobre la libre entrada de productos, el arancel tiene una
finalidad recaudatoria. Es una fuente de ingresos para el erario público.
175
La introducción de un arancel altera el esquema de oferta y demanda, al menos en los
siguientes aspectos:
- Los productores nacionales toman como referencia un nuevo precio: el precio mundial más
el arancel. Esto les beneficia, ya que pueden vender a un precio más elevado que puede
rentabilizar procesos que antes no lo eran.
- Este mayor precio retrae el consumo. Si las compras de los consumidores disminuyen y las
ventas de los oferentes nacionales aumentan, las importaciones se reducen.
- Consecuencia del establecimiento del arancel es la obtención por parte del Estado de unos
ingresos adicionales, cuyo volumen será tanto mayor, cuanto mayores sean las
importaciones y el porcentaje aplicado como arancel.
Por tanto, el arancel perjudica a los consumidores. Parte de esa pérdida de bienestar
se recupera a través de la mayor producción nacional y de los ingresos del Estado, pero otra
parte no se recupera por las distorsiones provocadas en el consumo y en la producción. El
bienestar nacional ha disminuido.
- Los contingentes
176
Con este instrumento se pretende apoyar a las empresas nacionales en los mercados
internacionales. Como la concesión de ayudas directas se considera una práctica desleal, los
subsidios a la exportación pueden aparecer encubiertos bajo ciertas medidas más sutiles
como, por ejemplo, a través de las subvenciones a la investigación necesaria en sectores
orientados a la exportación.
Las empresas nacionales podrán vender más en el extranjero gracias a esas ayudas,
pero sólo estarán dispuestas a vender en el mercado interior si es a ese mismo precio
exterior (precio mundial + subsidio), es decir, se encarecerán los precios nacionales.
Este mayor precio retrae las compras a los consumidores nacionales. Los perdedores
de esta política son de nuevo estos últimos, así como el Estado, que tiene que desembolsar
el subsidio.
- Las restricciones voluntarias a la exportación
Consisten en la fijación de una cuota al comercio impuesta por el país exportador, en
lugar del país importador. Generalmente su establecimiento obedece a un convenio con el
país importador, con el fin de evitar otras restricciones comerciales.
Una diferencia importante es que los ingresos no son para el país importador (como
lo habrían sido en el caso de que se hubiera aplicado un arancel), sino para el país
exportador. Por ello, es también posible que sean los propios países exportadores, cuando
controlan significativamente la oferta mundial de un producto, los que voluntariamente
restrinjan las cantidades que sacan al mercado.
- Otras barreras no arancelarias
Estímulo de la producción nacional, el empleo y las exportaciones, al menos a corto plazo. La protección aumenta
el volumen de contratación de trabajadores al elevar los precios de las importaciones y/o desviar la demanda hacia
la producción nacional.
Lucha contra el dumping, ya que aunque éste parece beneficiar inicialmente a los consumidores del país
importador, en forma de precios más bajos, a medio plazo, amenaza con provocar la ruina de la industria nacional.
El dumpig es una práctica que consiste en vender en los mercados exteriores a precio inferior al coste o al
precio nacional.
Protección de las denominadas industrias nacientes para permitir que éstas puedan superar con éxito el período
inicial de su puesta en marcha.
177
3. LA BALANZA DE PAGOS
Concepto
De este modo, es posible conocer como se están utilizando los factores productivos
nacionales y cual es el impacto para la propia estructura productiva del país de los intercambios
que se realizan con el exterior. Tanto las exportaciones como las importaciones afectan a la
demanda agregada y, los movimientos monetarios a ellas asociados, tienen también sus efectos
sobre la masa monetaria en circulación y sobre el control de la inflación.
Conviene tener presente además que, en el caso de España, al formar parte del mercado
único desde su puesta en marcha en enero de 1993, es necesario distinguir entre comercio
extracomunitario y comercio intracomunitario. Con el propósito de no confundir estos
términos se propuso hablar de expediciones e introducciones para referirse respectivamente a
las ventas y a las compras de bienes, servicios y capitales entre los países miembros.
178
En ella se incluyen:
Cuenta financiera
Inversión directa.
Inversión en cartera.
Otra inversión.
Variaciones de reservas.
Será preciso analizar la evolución de nuestra Balanza Comercial, es decir, el saldo de las
importaciones y exportaciones de Bienes y Servicios.
Tasa de cobertura. Indica la proporción del valor de las importaciones de un país que
puede financiarse con el valor de sus exportaciones en un período de tiempo determinado.
Su cálculo se obtiene dividiendo el valor de las exportaciones entre el valor de las
importaciones de esa misma clase, expresando el resultado de dicho cociente en tanto por
ciento. Si la tasa es inferior a la unidad, las exportaciones son menores que las
importaciones y, por tanto, estaremos ante un déficit comercial y si es superior a la unidad,
ante un superávit comercial.
Saldo negativo o positivo. Si el saldo por cuente corriente es positivo, es decir, si hay
superávit, el ahorro nacional es suficiente para financiar la inversión nacional. Un
saldo deficitario, al contrario, pone de manifiesto que el ahorro nacional es
insuficiente para financiar la inversión nacional.
Recordemos que el equilibrio real exige la igualdad entre las entradas y las salidas. En
una economía cerrada, ello exigía la igualdad ahorro/inversión, incluyendo en ambos su
179
componente, tanto público como privado. En una economía abierta, debemos añadir
importaciones y exportaciones, y resultaría entonces que:
o, lo que es lo mismo,
El saldo corriente puede verse compensado, parcial o totalmente, o agravado por los
movimientos de la cuenta de capital. Por eso, incorporamos al saldo por cuenta corriente el
saldo de la cuenta de capital y obtenemos la capacidad o necesidad de financiación:
o Cuando la suma de la cuenta corriente y de la cuenta de capital registra un saldo
positivo, nuestra economía presta al resto del mundo porque tiene capacidad de
financiación. Este préstamo se registra a través de la cuenta financiera.
El tipo de cambio se expresa como la relación que hay entre la moneda nacional y la
moneda extranjera que se toma como referencia, es decir, cuantas unidades de la moneda
nacional son necesarias para adquirir una extranjera.
Si lo que ocurre es que ha crecido la demanda de divisas (porque han aumentado nuestras
importaciones o porque se ha producido una mayor salida de capital español hacia el
extranjero) el efecto será el contrario. La curva de demanda se desplaza hacia la derecha y
esto determina un nuevo tipo de cambio mayor que el inicial). En este caso decimos que
nuestra moneda se ha depreciado.
Ver resto de comentarios en p269.
181
5. EL EQUILIBRIO MACROECONÓMICO EN UNA ECONOMÍA ABIERTA
Las medidas políticas internas pueden en algún caso verse reforzadas por los comportamientos
exteriores. Por ejemplo, una política monetaria restrictiva con el objetivo de reducir las
presiones inflacionistas eleva los tipos de interés.
182
TEMA 13. CRECIMIENTO Y DESARROLLO
En este tema vamos a enfrentarnos con la perspectiva del largo plazo, con el crecimiento y el desarrollo. Ahora
queremos profundizar en cuestiones como saber porque unos países son más ricos y avanzados, porque determinados
fenómenos son frecuentes en unos países y no en otros, o cuales son las relaciones entre los ricos y los pobres en el ámbito
internacional.
Frente a la hipótesis implícita hasta ahora de que no variaba la frontera de posibilidades de producción,
intentaremos saber de que depende el que esa frontera esté más o menos alejada del origen. Los procesos se medirán aquí
por décadas.
Intentaremos comprender que factores obstaculizan el crecimiento o lo favorecen y como analizar adecuadamente
los problemas del subdesarrollo.
Concepto y medición
Supongamos dos economías que han duplicado su PIB en el período comprendido entre 1969 y 1999. En
una de ellas la población se ha mantenido estacionaria entre ambos años. En la otra, la población se ha
multiplicado por dos. Podemos afirmar que los ciudadanos del primero de los países han mejorado notoriamente
su nivel de vida, pero albergaremos seria dudas sobre el posible avance en el segundo, dado que la producción ha
crecido al mismo ritmo que la población que vive de ella. Mientras cada ciudadano del primer caso dispone en
1999, como media, del doble de producto que en 1969, en el segundo caso, los ciudadanos no han visto variar su
media de producto entre ambos años.
Por ello, es importante acudir al PIB real por habitante (per capita) para hacernos una
idea más aproximada de como ha podido variar realmente el nivel de vida de los ciudadanos de
un país a lo largo del tiempo.
Factores condicionantes
183
El crecimiento de una economía depende:
Dado que la productividad suele medirse en relación con el factor trabajo, podemos
resumir todo en la siguiente fórmula:
La jornada laboral. La tendencia clara del siglo XX, al menos en los países
desarrollados, ha sido la del decrecimiento del número de horas de trabajo per capita,
tanto por la reducción general de la jornada laboral semanal, como por el aumento de
trabajadores con dedicación a tiempo parcial. Ambos cambios reflejan tanto los
incrementos en la productividad, como los cambios sociales referentes a nuevos
modelos de familia y a la consolidación creciente de una civilización de ocio. Estos
procesos distan de presentarse tan claramente en países con menores niveles de vida.
Evolución de la productividad
184
El capital humano. El gasto en educación y formación mejora la cualificación de los
trabajadores, favorece su capacidad para adaptarse y asimilar las innovaciones y
aparece en numerosos estudios como la principal fuente explicativa del crecimiento
económico. La educación obligatoria y su extensión en el tiempo son un primer factor
relevante para elevar el capital humano de las naciones.
En los modelos más recientes, el progreso técnico aparece como el auténtico generador
del crecimiento, mientras que la acumulación de capital es simplemente la incorporación de
aquel al proceso productivo.
185
El agotamiento de los recursos naturales
La generación de desechos
El hombre no puede crear ni destruir la materia o la energía, sólo transformarlas. El
ciclo producción-consumo aparecería así como un proceso que utiliza recursos naturales y
genera desperdicios, una transformación de la naturaleza consistente en la sustitución
progresiva de recursos valiosos por desechos inservibles.
El crecimiento supone un beneficio a corto plazo, pero un grave perjuicio para las
generaciones futuras. Sólo un menor crecimiento y el reciclaje pueden paliar el proceso.
La solución para detener este proceso de deterioro exige que se reduzca no sólo la
utilización de recursos naturales, sino también que disminuya el vertido de desperdicios, a
través de la reducción de los ritmos de crecimiento y reciclaje.
El deterioro medioambiental
Los dos puntos anteriores pueden condensarse en este último, puesto que uno y otro
aspecto son datos parciales del problema general que es el progresivo empeoramiento de las
condiciones naturales. Las emisiones de CO2, la contaminación de los ríos y de los mares
(especialmente acelerada en los interiores), el efecto invernadero, el calentamiento de la
atmósfera, el deterioro de la capa de ozono, los cambios climáticos en general… son algunos
de los temas que fuentes ecologistas denuncian permanentemente, con la circunstancia
agravante adicional de que algunos de esos procesos son peligrosamente irreversibles: el daño
causado quedará para siempre, porque ya no es posible restaurar el estado precedente.
El coste del deterioro se está ya pagando, especialmente con perjuicios importantes para
la salud, con enfermedades que se generalizan o incluso de nueva aparición, con desastres
naturales de consecuencias cada vez más catastróficas.
186
Los últimos esfuerzos por conseguir un equilibrio entre las distintas posturas y entre las
ventajas y los costes del crecimiento aparecen ligados al concepto de desarrollo sostenible. Se
partiría de la aceptación de que el crecimiento es deseable, pero la discusión se referiría, no a si
se crece o no se crece, sino a como se crece. Desde esta perspectiva, la primera medida
necesaria sería abandonar el Producto Nacional como índice utilizado para medir el nivel de
crecimiento y dar paso a otras medidas que incorporen aspectos cualitativos.
3. EL DESARROLLO ECONÓMICO
Problemas terminológicos
En la medida en que los países económicamente más ricos disfrutan de las condiciones
y estructuras más avanzadas para el crecimiento, el término desarrollo se relaciona con los
países de menor riqueza, con deficiencias estructurales significativas, sin cuya reforma el
crecimiento encuentra obstáculos importantes.
Desde hace muchos años, era frecuente la utilización del término Tercer Mundo para
referirse a los países más pobres de la tierra. También era frecuente la calificación directa de
subdesarrollados, que reflejaba con claridad su situación comparativa en relación con los
desarrollados.
Sin embargo, ambas expresiones han caído en cierto desuso. Ya antes de que la caída del
muro de Berlín convirtiera en obsoleta la dialéctica entre los dos primeros mundos, se
popularizó la dicotomía Norte-Sur como representativa del contraste entre los países ricos,
mayoritariamente situados en el hemisferio norte, y los países pobres, que predominan en el
hemisferio sur. Así, se ha consolidado como una de las denominaciones más frecuentes la de
referirse a los países del sur, o, más sencillamente, Sur.
187
Con un sentido parecido, los economistas utilizan también la dicotomía Centro-
Periferia para referirse respectivamente a los países que controlan el comercio mundial frente
a los que se relacionan con ellos desde una posición de inferioridad.
Estas opciones, muy utilizadas entre Organizaciones de Cooperación y Economistas del
Sur, no se encuentran sino rara vez en los escritos económicos o en la terminología de los
Organismos Institucionales. El término subdesarrollo implica una descripción excesivamente
dura. De ahí que se optara por expresiones más abiertas como países en vías de desarrollo
(PVD) o países menos desarrollados (PMD), que son hoy las más habituales.
No obstante, dentro del conjunto de países que no integran el mundo desarrollado
podemos encontrar situaciones muy diferentes: algunos con tasas de crecimiento muy
importantes y elementos propios de países industrialmente avanzados, frente a otros donde la
pobreza afecta a la casi totalidad de su población y es difícil hallar esperanza de mejora en un
futuro cercado.
Naciones Unidas clasifica los países en tres categorías:
De renta alta, también llamados industrialmente avanzados o PIA. Son un conjunto de
naciones en el norte de América, Europa occidental, Japón, Australia y Nueva Zelanda.
De renta media. Naciones a las que sería apropiado considerar PVD, en la Europa oriental,
la costa del Pacífico asiática, Latinoamérica, norte de África y Oriente Medio.
De renta baja. Concentrados en su mayor parte en el sur de Asia y en la África
subsahariana, algunos también en Centroamérica y la región andina. A ellos les
correspondería especialmente el término PMD, e incluso el tradicional de subdesarrollados.
La brecha entre los países ricos y los países pobres sólo podrá acortarse en la
medida en que la producción real per capita de los segundos crezca a tasas
significativamente más altas que los PIA.
La experiencia muestra que esa circunstancia puede darse en los PVD, donde existen
importantes potencialidades de crecimiento, aprovechadas tan pronto se remueven algunos de
los obstáculos. Sin embargo, en los PMD dichos obstáculos tienen tal peso que lo que
encontramos son tasas de crecimiento más bajas que en el resto de los grupos e, incluso, más
negativas.
Aunque se ha hecho referencia a la renta per capita, conviene señalar que, para medir el
grado de desarrollo, es frecuente utilizar otros índices que incorporen factores cualitativos:
- IDH (Índice de Desarrollo Humano).
- Índice de Pobreza Humana (IPH), que permitiría delimitar aquellos países en especiales
circunstancias de subdesarrollo.
Las variables utilizadas por el PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo)
para su cálculo, son:
- La probabilidad de muerte antes de los 40 años.
- El porcentaje de adultos analfabetos.
- Las personas sin acceso a servicios de salud y agua potable.
- El porcentaje de niños menores de 5 años con peso insuficiente.
Datos todos ellos que muestran una realidad de pobreza no sólo relativa (en relación con
el resto de los países), sino absoluta, con condiciones de vida gravemente insuficientes.
188
Etapa o dependencia
De alguna forma, denominaciones como PMD o PVD responden a una visión del
desarrollo como un proceso: partiendo de una sociedad tradicional, atrasada y prácticamente
estancada, el desarrollo aparecería como una sucesión de etapas prácticamente obligadas que es
conveniente atravesar a la mayor velocidad posible.
Esta teoría ha sido muy criticada por determinista y por suponer que el modelo de
evolución de los países desarrollados habría de repetirse sin variación en el resto de los países.
La etapa del despegue puede darse tan pronto como las condiciones institucionales lo
permitan, sea cual sea el grado de desarrollo del país.
No todos los autores admiten pacíficamente la concepción del desarrollo como una
simple sucesión de etapas. El subdesarrollo no es una etapa anterior al desarrollo. Economistas
neomarxistas y de estos países sostienen que el desarrollo y el subdesarrollo son las dos caras
opuestas de la misma moneda, pues éste es el resultado del capitalismo monopolista y el
imperialismo económico. El crecimiento del Centro se produce a expensas del atraso de la
Periferia.
189
El comercio internacional supone un intercambio desigual entre los países pobres y los
países ricos. Los países industrializados, productores de bienes elaborados, organizan el
comercio mundial al servicio de sus intereses y en contra de las materias primas que
constituyen las exportaciones de la Periferia. Se registra así un proceso histórico, desde la
revolución industrial hasta nuestros días, de deterioro de los términos de intercambio entre unos
y otros. Cada vez son necesarias más exportaciones de los países pobres para obtener las
mismas importaciones de los productos elaborados en los países ricos.
Las condiciones del mercado internacional sólo llevarán a un agravamiento de las
diferencias entre ricos y pobres. Por lo tanto, es necesaria la intervención de los gobiernos y
aplicar reglas proteccionistas que defiendan la industrialización interna, al menos hasta que se
equilibren las condiciones y el intercambio pueda realizarse en condiciones de reciprocidad.
En todo caso, la crítica fundamental a las perspectivas economicistas subraya que el
subdesarrollo no es un fenómeno simplemente económico que pueda reducirse a la dicotomía
pobres-ricos. Los aspectos sociales son incluso más definitorios y decisivos que los puramente
materiales a la hora de explicar las causas y características del subdesarrollo.
Es preciso repasar algunas de las características que nos permiten excluir a un país del
grupo de los desarrollados, más allá de su nivel de renta. Nos servirán también para analizar en
que medida esos rasgos suponen un freno de desarrollo y apuntar algunas ideas sobre su
posible superación.
Factores naturales.
Durante siglos, los recursos naturales fueron un factor decisivo para explicar la
riqueza de unas zonas del planeta frente a otras. Hoy ese aspecto sigue siendo importante
para analizar la situación de los PMD.
Algunos países poseen importantes reservas de materias primas. Unos han podido
utilizarlas para lograr sustanciosos ingresos (como los productores de petróleo), pero no es
ese el caso de la mayoría. En muchos casos, los recursos naturales de que disponen estos
países son explotados por empresas de los países industrializados, con lo que los beneficios
resultantes se desvían al extranjero.
Otros países carecen de reservas minerales, fuentes de energía o tierras cultivables.
Buena parte de los países más atrasados se encuentran en zonas de climas tropicales, con
desastres naturales periódicos que arruinan cosechas e infraestructuras, enfermedades e
infecciones que afectan a los humanos, al ganado y a la agricultura. En algunos es el clima
desértico y la carencia de agua el primer problema, no ya para el desarrollo, sino para la
misma supervivencia.
Los factores naturales afectan también a aspectos tan básicos para el desarrollo
como son las comunicaciones. Mientras las llanuras y los puertos marítimos son vías que
facilitan el transporte, las cadenas montañosas o la jungla son obstáculos que lo dificultan.
La mayoría de los aspectos negativos citados pueden obviarse con grandes
inversiones de capital y avances tecnológicos. El problema está en que el capital es
precisamente uno de los factores escasos en estas economías y, en todo caso, que el
esfuerzo requerido para crecer será mayor que en las zonas del planeta en las que la
naturaleza no es un obstáculo para el desarrollo.
Factores demográficos.
190
Una nota característica de la mayor parte de los PMD es que presentan las
tasas más elevadas de densidad y de crecimiento de la población.
La población juega así un papel decisivo en el mantenimiento de los niveles de
pobreza. Los países con menos recursos deben alimentar a tal número de habitantes que los
niveles medios se reducen a los de subsistencia y, en los casos extremos, la propia
desnutrición y las altas tasas de mortalidad subsiguientes, mantienen los ingresos en ese
nivel de subsistencia.
Como vimos, la renta per capita depende de la producción, pero también del
número de personas entre las que debe repartirse. Mientras la población crezca a niveles
superiores a los que lo hace la renta, los niveles de vida sufrirán un progresivo deterioro.
Por otro lado, los avances sanitarios, impulsados por los programas internacionales,
reducen drásticamente las tasas de mortalidad (especialmente la infantil) mientras se
mantienen las de natalidad y la pobreza no se reduce.
Otro dato muy característico de estos países es el proceso de concentración humana
en grandes urbes. El crecimiento de la productividad en el sector agrícola es demasiado
lento para poder atender tan fuertes aumentos de demanda y se producen movimientos
migratorios muy fuertes hacia las ciudades. Las previsiones de Naciones Unidas son que en
año 2025 habrá 26 megaciudades de más de 10 millones de habitantes, 22 de ellas en países
pobres. El alojamiento infrahumano, la ausencia de servicios públicos, la contaminación, el
crecimiento de la inseguridad ciudadana, la marginación social… son fenómenos asociados
a esos procesos rápidos de inmigración procedentes de zonas rurales.
La emigración se produce también hacia los países ricos, en un proceso natural y
tradicional de equilibrio a escala planetaria. Con ello, los países emisores, elevan a corto
plazo su renta per capita, ven aliviada la presión sobre su mercado de trabajo y encuentran
frecuentemente una vía de entrada de ingresos desde el exterior. Los países receptores
encuentran mano de obra disponible para los trabajos penosos y de menor cualificación y la
compensación de la tendencia al estancamiento de la población. El temor a una llegada
masiva que no pudiera resultar absorbible, apoyado a veces con sentimientos próximos a la
xenofobia, motiva que la mayor parte de los países desarrollados aplique fuertes
restricciones a la entrada de inmigrantes.
La mayoría de los autores y de las autoridades defienden el control de la natalidad
como medio para superar el problema de la superpoblación. Sin embargo, no siempre
resulta fácil su aplicación. La asimilación voluntaria por parte de las familias encuentra
problemas por las deficiencias educativas y por la concepción favorable a la procreación.
En algunos casos, concepciones religiosas o culturales se oponen a políticas de
planificación familiar.
Las tasas de incremento demográfico tan elevadas de las últimas décadas del siglo
XX se han reducido drásticamente. Si en 1970 el ritmo de crecimiento medio mundial era
del 2,4 por 100, la media actual se sitúa en el 1,3 por 100, aunque concentrado como hemos
visto en los países pobres. En los países africanos menos desarrollados se ha producido un
descenso notorio de la esperanza de vida, incluso de población, por causa de las hambrunas,
las guerras y las enfermedades (el SIDA en primer lugar).
De todas formas, hay que huir del determinismo: ni un país superpoblado está
condenado a la pobreza (Japón), ni una población reducida garantiza la riqueza (países
desérticos o con amplias zonas prácticamente inhabitables).
191
Recursos humanos
Pocos datos son más significativos para medir el grado de desarrollo de un país que
sus cifras educativas y sanitarias. En los casos más extremos, las tasas de analfabetismo
llegan a afectar a dos tercios de la población, el consumo de calorías por habitante es
apenas superior a la mitad del de los países desarrollados, la mortalidad infantil supera
cifras del 10 por 100 y la esperanza de vida no alcanza los 50 años.
Acumulación de capital
Todos los países menos desarrollados parten de una notoria escasez de bienes de
capital que afecta especialmente al denominado “capital fijo social” (infraestructuras de
transporte y comunicaciones, de servicios educativos y sanitarios...) que tiene un efecto
multiplicador sobre la productividad de todos los sectores económicos y cualquier avance
en algún sector se estrangulará sin remedio si no existen infraestructuras adecuadas.
192
La pobreza de la población no permite tasas suficientes de ahorro. Esta carencia sólo
puede cubrirse con un ahorro forzado por el sector público (como puede ser el caso de
China) o por la entrada de capital y ayuda extranjera.
El bajo nivel de renta per capita viene provocado, entre los factores fundamentales, por
el rápido crecimiento de la población y la baja productividad y motiva bajos niveles de
consumo y de ahorro.
Los bajos niveles de consumo y ahorro, a su vez, conllevan escasos atractivos para la
inversión, por lo que ésta es reducida y los capitales disponibles tienden a desplazarse
hacia los países desarrollados.
La reducida inversión interior no permite que aumente la baja productividad, con lo que
se cierra el círculo de la pobreza.
Factores institucionales
Las sociedades atrasadas, especialmente en los PVD, presentan como uno de sus
rasgos más características el dualismo:
Es frecuente que una pequeña minoría controle los medios de producción, la riqueza
y los resortes del poder. Los gobiernos son simples instrumentos de esa oligarquía para
mantener las situaciones de privilegio. La corrupción y la cleptocracia son la norma y
motivan un expolio sistemático de los fondos públicos a favor de los gobernantes y de sus
familias. Los fondos procedentes del exterior se pierden en los patrimonios privados que,
lejos de invertirse en el interior, se depositan en cuentas bancarias en paraísos fiscales. Se
consolidan monopolios a favor de los miembros de las elites gobernantes en detrimento de
su funcionamiento correcto de los mercados. La distribución de la renta es
extremadamente desigual y los índices de concentración de riqueza elevadísimos.
193
El repaso a los principales obstáculos al desarrollo permite deducir cuales pueden ser las
estrategias fundamentales para salir de esa situación. El control democrático, el ahorro y la
inversión (especialmente en infraestructuras), educación y sanidad son posiblemente los
rasgos básicos de una estrategia para el desarrollo.
El papel activo en el proceso puede atribuirse bien al mercado, bien al Estado:
El primero choca con un obstáculo fundamental de la ausencia de una auténtica clase
empresarial con la suficiente preparación y dinamismo, amén de la escasez de incentivos en
los momentos iniciales.
El segundo, con los problemas citados de corrupción y de escasez de medios.
194
Resumen
Conceptos fundamentales
195
Conceptos previos
196
TEMA 1. LA ECONOMIA Y EL MERCADO
Bien. Todo aquello, material o inmaterial, que permita satisfacer una necesidad humana. Los de
carácter inmaterial reciben habitualmente el nombre de servicios.
Consumo. Acción de adquirir los bienes y disponer de ellos. El consumo es el camino que hay que
seguir para satisfacer nuestras necesidades.
Bienes sustitutivos. Aquellos que pueden satisfacer, en mayor o menor grado, la misma necesidad.
Por ejemplo, desplazarse a Madrid en automóvil, autobús, tren o avión.
Bienes complementarios. Los que se utilizan conjuntamente para satisfacer una misma necesidad.
Por ejemplo, los huevos, la leche y el azúcar para hacer una tarta.
Producción. Conjunto de acciones necesarias para que, a partir de unos recursos básicos, un bien
pueda ser objeto de consumo y satisfacer necesidades.
Recursos o factores productivos (inputs). Todos los bienes que sirven para producir otros.
Considerarlos como limitados nos lleva a situarnos en los dos núcleos centrales de la problemática
económica: la escasez y la elección. Son ejemplo de este grupo la mano de obra, las materias
primas, la maquinaria, los terrenos, los edificios, etc. Se dividen en tres grupos: tierra, trabajo y
capital.
Tierra. Denominación clásica que engloba el conjunto de bienes naturales (tierra dedicada al
cultivo, un manantial, una mina, un solar urbanizado, etc.).
Capital. Incluye todo el conjunto de bienes productivos por el hombre que se utilizan como
instrumentos para producir otros bienes y servicios (máquinas, herramientas, infraestructuras
necesarias para la producción, recursos financieros (el dinero)).
Economía. Ciencia que estudia la forma en que los hombres y la sociedad eligen y deciden como
utilizar los recursos que son escasos y que se podrán usar para producir bienes distintos con los que
satisfacer, mediante su consumo, necesidades alternativas.
197
HOMBRE RECURSOS O FACTORES PRODUCTIVOS PRODUCCIÓN BIENES HOMBRE
Cláusula caeteris paribus. Según la cláusula caeteris paribus los efectos descritos en un modelo
sólo son válidos si las demás circunstancias no varían. Si estas circunstancias pasan a ser
diferentes, deberemos modificar algún aspecto del modelo.
Variable económica. Toda circunstancia que influye en las decisiones relacionadas con los
problemas económicos fundamentales (inflación, desempleo, rentas de una empresa, costes de un
factor, etc.). Las variables económicas son infinitas.
Variables stock o fondo. Están referidas a un momento concreto en el tiempo, como una
fotografía instantánea de cual es la situación en el día de referencia. Por ejemplo, población de
un país a 1 de enero de 2000.
Economía positiva. Pretende describir la realidad. Hace referencia a lo que es, a un hecho que se
ha producido y que es posible demostrar que existe como tal.
Economía normativa. Pretende ofrecer posibles cambios a esa realidad. Hace referencia a lo que
debe ser. Está más fácilmente relacionada con las creencias personales y los juicios de valor, con
un mayor componente subjetivo.
Agentes económicos
Economías domésticas productores y consumidores.
Empresas
Estado
198
Frontera de posibilidades de producción (recordar alimentos y vestidos). Nos indica cual es el
límite (la frontera) hasta el que puede llegar la producción de una economía.
Coste de oportunidad. Es la cantidad de un bien a la que es preciso renunciar para poder obtener
algo más de otro bien. La Frontera de Posibilidades de Producción (FPP) se convierte así en la
representación del coste de oportunidad en la frontera eficiente de la sociedad correspondiente.
Ineficiencia. Serán situaciones ineficientes todas aquellas en las que sea posible incrementar el
nivel de producción de un bien sin tener que reducir la producción del otro.
Situaciones inalcanzables. Los puntos situados más allá de la FPP son, por definición,
inalcanzables para esa economía en las circunstancias presentes. Necesitaremos que aumenten
nuestros recursos o la forma en que los utilicemos para que la curva pueda desplazarse hacia la
derecha (crecimiento económico).
Mercado. Conjunto de mecanismos mediante los cuales los compradores y vendedores de un bien
o servicio entran en contacto y acuerdan el precio y la cantidad del mismo.
Demanda. La demanda de un bien o servicio es la cantidad del mismo que desean adquirir los
demandantes o compradores a los diferentes precios, en un mercado concreto y durante un periodo
de tiempo determinado.
Ley de la demanda. Como regla general, cuanto más bajo es el precio de un determinado bien o
servicio, mayor es la cantidad demandada del mismo.
Oferta. La oferta de un bien o servicio es la cantidad del mismo que desean vender los oferentes o
vendedores a los diferentes precios, en un mercado concreto y para un periodo de tiempo
determinado.
Ley de la oferta. Como regla general, cuanto más alto es el precio de un determinado bien o
servicio, mayor es la cantidad ofrecida del mismo.
Exceso de demanda. Cuando los precios son bajos, la cantidad demandada es superior a la
ofrecida.
199
Exceso de oferta. Cuando los precios son altos, la cantidad ofrecida es superior a la demandada.
La curva de demanda divide el espacio de posibilidades de intercambio en dos partes y nos dice
que sólo serán posibles las combinaciones de precio y cantidad que se encuentran en la curva
(lo más normal) o a la izquierda de la misma.
Como en el caso de la demanda, la curva de oferta marca el mínimo precio que los vendedores
están dispuestos a aceptar y las máximas cantidades para cada precio, que podrían a la venta.
Por tanto, divide el campo de combinaciones posible en dos partes. La situada a la derecha de
la curva es inaceptable, pero serían posibles cualesquiera de las posibilidades por encima de la
misma.
Excedente del oferente. Denominamos excedente del oferente a la diferencia existente entre el
precio mínimo que los oferentes habrían estado dispuestos a ofertar por cada unidad comprada y el
precio de equilibrio realmente aplicado.
Plazos de tiempo
Cortísimo o inmediato.
200
Corto. Existen determinados factores productivos que tienen el carácter de fijos, cuya cuantía y
utilización no puede variarse, pero también otra serie de factores variables que pueden
incrementarse, adaptándose en función de las necesidades de la producción.
Largo. No existen factores fijos, sino que todos tienen el carácter de variables. Es un período
que podemos planificar con datos hoy disponibles.
Utilidad. Cuanto mayor sea la cantidad de bienes y servicios disfrutada por una persona, mayor
será la utilidad total que le aporten y mayor será su bienestar.
Relación de intercambio. La relación de intercambio entre dos bienes nos indica a que cantidad
de uno de ellos tenemos que renunciar si queremos una unidad más de otro, en función de los
precios de ambos.
La elevación del precio de un bien deteriora su relación de intercambio con los restantes
bienes y, por lo tanto, modifica la pendiente de la restricción presupuestaria, disminuyendo
las posibilidades de consumo de ese bien. La reducción del precio de un bien provoca los
efectos opuestos.
201
perfectamente sustitutivos sean los bienes entre sí y más importante sea la elevación del
precio. Si baja el precio, es probable que se produzca el efecto contrario.
El efecto sustitución derivado de las variaciones de precios de algunos bienes supone que se
tienda a desviar el consumo a favor de los bienes que han visto descender sus precios en
términos relativos y en contra de aquellos que se han encarecido relativamente.
El efecto renta derivado de las variaciones de precios de algunos bienes supone que se tienda a
acomodar el consumo de todos los bienes al nuevo nivel de renta real. Salvo en el caso de los
bienes inferiores, las elevaciones de precios implicarán una tendencia al descenso de las
cantidades consumidas de todos los bienes y, las reducciones de precios, a un incremento.
Por una parte, la disminución del poder adquisitivo provoca un efecto renta: al ser más
pobres tendemos a consumir menos.
Por otra parte, el encarecimiento relativo del bien provoca un efecto sustitución: al ser más
caro relativamente el bien, tendemos a consumir menos.
Un efecto sustitución por el cual, al ser el producto más caro, tenderá a consumirse menos
del mismo, exactamente igual a lo que ocurría con el resto de los bienes.
202
Un efecto renta por el cual, al ser el consumidor más pobre, tenderá a consumir más
cantidad de ese bien, en cuanto que inferior, a diferencia de lo que ocurre con los restantes
bienes.
Tras una elevación del precio de un bien inferior podrá suceder que el efecto renta fuera
superior al de sustitución y la cantidad demandada del mismo aumentara en vez de disminuir
(bienes “Giffen”). Sin embargo, lo normal es que también en estos casos disminuya la cantidad
demandada.
ELASTICIDAD
Elasticidad-precio de la demanda
1 % en que varía la cantidad > % en que varía el precio Muy sensible /εpx/ > 1 Demanda elástica
2 % en que varía la cantidad < % en que varía el precio Poco / εpx / < 1 Demanda inelástica
sensible (rígida cuando elasticidad es igual a 0)
3 % en que varía la cantidad = % en que varía el precio / εpx / = 1 Elasticidad unitaria
Efecto renta.
203
El peso que suponga el bien en el presupuesto del consumidor.
204
y a partir del mismo empezará a decrecer.
Adicción.
Plazo de tiempo.
Elasticidad cruzada
Nos permite medir la reacción de los demandantes de un bien ante las variaciones en el
precio de otro, así como la relación existente entre ambos.
Elasticidad-renta
205
Cuadro 2.8 (p45). Elasticidad-renta
Bienes Elasticidad Renta Demanda de X
Menor que 0 Sube Baja
Inferiores
(negativa) Baja Sube
Mayor que 0 y menor que 1 Sube Sube (pero en menor proporción)
Normales Baja (pero en menor proporción)
(positiva) Baja
Sube Sube (pero en mayor proporción)
Superiores Mayor que 1 (positiva) Baja (pero en mayor proporción)
Baja
Por su tamaño
Por su utilidad
Privadas
Públicas y semipúblicas
De economía social
Beneficio nulo. Si tenemos en cuenta los costes de oportunidad, un beneficio nulo equivale a decir
que se obtiene un rendimiento de todos los recursos similar al que podría obtenerse en cualquiera
de los mejores usos alternativos.
206
Factores fijos, entre los que se encuentran los edificios, máquinas, contratos, etc. que implican
para la empresa una serie de gastos independientes de que produzca o no.
Factores variables, como las materias primas, la electricidad, las horas de trabajo, etc. que
sólo utilizarán en función del nivel de producción. Los gastos ligados a estos factores serán
nulos si la producción es cero.
Ley de la productividad marginal decreciente. Según ella, a partir de un cierto punto, dada una
cantidad de factores productivos fijos, el aumento de los factores productivos variables llevarán a
un incremento de la producción cada vez menor, porque la limitación de los factores fijos frenará el
aumento de la producción, pese al incremento de los factores variables. Lo normal es que sea
imposible incrementar la producción más allá de un determinado nivel, sin modificar la cantidad de
factores fijos.
Producto de un factor. Relación existente entre la cantidad de producto que se obtiene con la
producción y el grado de utilización del factor (cantidades utilizadas del factor)
Productividad media. Se calcula dividiendo el producto total por las unidades utilizadas del
correspondiente factor productivo.
Función de costes
Tendremos unos costes fijos ligados a los factores que tienen carácter de fijos. Los factores
fijos son independientes del nivel de producción. Si cambiamos los factores fijos salimos del
corto plazo para entrar en el largo plazo.
Los costes variables están ligados a la utilización de los factores productivos de carácter
variable. Los costes de la producción dependen de la cantidad de factores productivos
utilizados, del precio y de la productividad de estos.
El coste variable se incrementará según aumentamos la cifra de producción y, tanto más, cuanto
menos productivos sean los factores que utilizamos o/y más elevado sean sus precios.
Puede decirse que existen tres vías para disminuir los costes de producción:
207
La cantidad demandada óptima de un factor productivo vendrá dada por el punto donde se
igualen su coste marginal y su ingreso marginal.
Oferta de los factores productivos. Todo oferente estará dispuesto a sacar al mercado el factor
productivo de que disponga si tal decisión le compensa, es decir, si los beneficios que va a
obtener son superiores a los costes que se derivan de su decisión. Es decir, comparará el ingreso
marginal con el coste marginal de su decisión. Por ello, con carácter general, pondrá en relación
dos datos básicos:
Precio
Coste
- Inversión previa
- Coste de oportunidad
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209