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HISTORIA DE LA IDEA DEL PROGRESO

La idea del progreso se basa en que la humanidad ha avanzado en el pasado a partir de una
situación inicial de primitivismo, barbarie, y seguirá avanzando en el futuro. En cierto modo la
idea del progreso aparece como una síntesis del pasado y una profecía del futuro. Es una idea
inseparable de otra según la cual el tiempo fluye de modo unilineal.
La idea de progreso supone una valorización de la tendencia predominante del proceso
histórico general. Esta afirmación tiene como consecuencia entender que existe una tendencia
intrínseca por la cual se pasa por una serie de fases de desarrollo, a pesar de las regresiones,
las últimas fases son superiores a las primeras.
Las diferencias empiezan cuando se trata de dar un contenido a la noción de progreso. ¿Que se
entiende por avanzar? Suele haber dos tendencias en las respuestas:
1. El progreso consiste en el lento y gradual perfeccionamiento del saber en general, de los
diversos conocimientos técnicos, artísticos y científicos, de las múltiples armas con el que
hombre se enfrenta a los problemas que plantea la naturaleza o el esfuerzo humano por
vivir en sociedad. Es la convicción según la cual el carácter intrínseco del conocimiento (del
conocimiento objetivo como el de la ciencia y la tecnología) consiste en avanzar, mejorar y
perfeccionar.
2. La otra se centra más bien en la situación moral o espiritual del hombre en la tierra, en su
felicidad, su capacidad para liberarse de los tormentos que el infligen la naturaleza y la
sociedad, y por encima de todo, en su serenidad o su tranquilidad. Para esta corriente el
objetivo del progreso, el criterio del avance, es la consecución en la tierra de esas virtudes
morales o espirituales, y en último término, el perfeccionamiento cada vez mayor de la
naturaleza humana.
En torno al progreso hay una especie de dogma1 en que las historias de la religión, la ciencia, el
racionalismo, la lucha por la libertad, la igualdad y la justicia, así como las de la filosofía, las
artes, etc., están empapadas de la creencia de que lo que cada uno hace en su propia época es
al mismo tiempo un homenaje a la grandeza y al carácter indispensable del pasado, y un factor
que contribuirá a un futuro que será, sin duda, cada vez más brillante.
Según Nisbet, la idea de progreso tiene 5 premisas básicas:
1.- La fe en el valor del pasado.
2.- La convicción de que la civilización occidental es noble y superior a las otras.

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La palabra dogma procede de dos términos griegos cuyo sentido literal es "parece bueno".

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3.- La aceptación del valor del crecimiento económico y los adelantos tecnológicos.
4.- La fe en la razón y en el conocimiento científico.
5.- La fe en la importancia intrínseca, en el valor inefable de la vida en el universo.” [1]

EL MUNDO CLÁSICO
El mundo clásico griego y romano conoció la idea del progreso, la idea de que la humanidad ha
ido avanzando lenta, gradual e ininterrumpidamente desde unos orígenes marcados por la
incultura, la ignorancia y la inseguridad a unos niveles de civilización cada vez más altos, y que
este avance continuará, pese a los reveses que puede padecer de vez en cuando, en el
presente y también en el futuro.
Incluso en Homero puede encontrarse un reconocimiento de que el mundo va avanzando con el
paso de los siglos. Para Ulises los temibles Cíclopes eran unos seres carentes de toda cultura,
desconocedores incluso de la agricultura ("ni siembran, ni riegan", escribe Homero); pero
también era una muestra de lo que los propios griegos habían sido cuando su cultura no había
empezado a evolucionar. Detrás de la historia de los cíclopes, subyace "una clara visión de la
evolución social. En los tiempos primitivos, parece sugerir el poeta, el hombre vivía en un
estado de lucha y guerra permanente contra el extranjero. Entonces intervinieron los dioses y
gracias a sus preceptos, a su themis, los hombres concibieron un nuevo ideal..."2 Un ideal que
contribuiría en gran medida a generar el progreso que efectivamente experimentaron los
griegos a lo largo del crucial siglo V antes de Cristo.
Hay un gran respeto por el conocimiento (el conocimiento práctico que proporciona comodidad,
protección y bienestar a la humanidad), existe la noción de adquisición de ese conocimiento por
parte de los hombres gracias a su propio talento, y que esta adquisición se produce a lo largo
de prolongados períodos de tiempo.
Nisbet considera que no todos los autores consideran que en el mundo clásico existía la idea de
progreso. Estos autores se basan en las siguientes argumentaciones:
1. Los filósofos no tenían conciencia de un largo pasado.
2. Tenían la visión de la humanidad sumida en un largo crepúsculo tras el esplendor de la
edad de oro inicial.
3. Los griegos y romanos estaban de acuerdo en que la historia humana pasa por ciclos
repetitivos, lo cual hace imposible pensar en un avance lineal a través de las eras.

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Los párrafos entre comillas corresponden al original

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LOS PRIMEROS CRISTIANOS
Lo que empezó con los pensadores paganos de la época clásica fue continuado por los
primeros cristianos, que además añadieron a la idea del progreso nuevos elementos sin los
cuales no hubiera logrado la fuerza y los seguidores que posteriormente llegó a tener
Occidente. Los griegos introdujeron la idea del crecimiento natural de los conocimientos en el
curso del tiempo y del consecuente desarrollo natural de la humanidad. Esta idea del papel
fundamental de los conocimientos, de las artes y las ciencias forma parte de la filosofía cristiana
de la historia desde sus orígenes, desde los Padres de la Iglesia.
Pero además, los filósofos cristianos, empezando por Eusebio y Tertuliano hasta llegar a las
concepciones maduras e influyentes de San Agustín, rodearon la idea del progreso de nuevos
atributos que la adoptaron de una fuerza espiritual que no había tenido en la época pagana:
1. La visión de unidad de la humanidad.
2. El papel de la necesidad histórica del progreso.
3. La imagen del progreso como un plan desplegado a lo largo de la historia.
4. Le dan importancia al lento, gradual y acumulativo perfeccionamiento espiritual de la
humanidad, un proceso inmanente que con el tiempo debía terminar, según estos nuevos
filósofos, con una edad de oro feliz en la tierra, un milenio en el que Cristo de nuevo en la
tierra, gobernaría el mundo.
Para Bock, la idea de progreso se relacionó con la religión cristiana, y cambió la teoría de los
ciclos por un principio y un final definidos en la historia terrenal humana, cuyo objetivo es lograr
la salvación eterna generando la visión del avance necesario de la humanidad en un proceso
gradual, desde un pasado primitivo hacia un lejano y glorioso futuro, de acuerdo con el plan
inicial trazado por la Providencia. Así mismo, había un gran respeto por la razón, el
conocimiento y la ciencia; de tal forma que la idea de progreso se convirtió en el progreso
humano que conlleva estos valores originados en la época medieval.
San Agustín se apoyó en las ideas griegas acerca del progreso construyendo una filosofía de la
historia que posteriormente serviría de modelo a los teóricos del siglo XVIII. Confrontó la teoría
de los ciclos y logró sustituirla por un proceso de cambio que manifestaba la voluntad de un
Dios ordenado, en la realización de un fin. El final consistía en la realización del bien según la
porción escogida de la humanidad, en la realización de la “Ciudad de Dios.” San Agustín veía el
cambio como la elevación gradual de lo material a lo espiritual.
En San Agustín (especialmente en la Ciudad de Dios) aparecen todos los elementos esenciales
de la idea occidental de progreso:

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• La humanidad como ente que engloba a todas las razas.
• El avance (material y espiritual) gradual y acumulativo de la humanidad a lo largo del
tiempo.
• Un marco temporal único que abarca todas las civilizaciones, culturas y pueblos.
• La idea de tiempo como un fluir unilineal.
• La idea de fases o épocas, reflejadas por una o varias civilizaciones o ciertos niveles de
desarrollo cultural.
• La concepción de reforma social.
• La fé en la necesidad que rige los procesos históricos y lo inevitable de un final o futuro
determinado.
• La idea del conflicto como motor que mueve el proceso histórico.
• Una visión que San Agustín pinta de colores (psicológicos, culturales y económicos) que
serán respetados por las utopías sociales de siglos posteriores. Plantea desde la
abundancia, la igualdad y la libertad, hasta la justicia.

CORRIENTES MEDIEVALES
A comienzos del siglo XIII, la idea cristiana de progreso estaba en pleno auge. Las dos
tendencias que aparecen en la concepción europea del progreso humano - por un lado la
conciencia de que la humanidad ha experimentado con el paso del tiempo un avance cultural, y
por otro la fe en una edad de oro que aguarda a los hombres del futuro en la tierra- son
perfectamente visibles en los textos de los siglos XII y XIII.
Al igual que en las épocas de la historia griega y romana en las que apareció con fuerza la
conciencia del progreso en las artes y las ciencias, el período que cubren los siglos XII y XIII fue
testigo de sorprendentes innovaciones y muestra una gran osadía intelectual, tanto en el campo
material y secular como en el religioso. Muchos filósofos, artistas y tecnólogos de esta época
debieron sentir, al mirar a su alrededor, la misma sensación de palpar el progreso que tuvieron
antes de Protágoras, Aristóteles, Lucrecio y Séneca. Sintió esta época gran interés por la
tecnología y la ciencia. El hierro alcanzó una importancia crucial en la época carolingia. durante
este período se hicieron inventos tan valiosos como el hacha y el arado de hierro, dos
herramientas que adquirieron una perfección desconocida en la época clásica, dando nuevas
técnicas de labranza que producen un gran impulso al sistema de cultivos con una comunidad
muy interconectada, que duró muchos siglos, hasta bien entrada la era moderna.

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El descubrimiento del individuo fue un de los hechos culturales más importantes ocurridos entre
1050 y el 1200 y no se limito a un grupo reducido de pensadores. Sus principales rasgos
aparecen en círculos muy diferentes entre sí: una preocupación por el descubrimiento de uno
mismo; un interés por las relaciones entre
las personas y el papel del individuo en la sociedad ... Una de las frases más citadas de la
época era el "conócete a ti mismo".

EL RENACIMIENTO
No hay ideas del progreso en todo el renacimiento. Como ya se ha subrayado, el respeto y la
aceptación del pasado son vitales para la teoría del progreso. Sin un pasado concebido como
un legado de riqueza cultural es imposible concebir unas fases de desarrollo que se sucedan
unas a otras, es imposible pensar en una proyección lineal del tiempo hacia el futuro. Pero para
la mentalidad renacentista el respeto por el pasado era una idea abominable, habría significado
respetar la Edad Media que para los renacentistas representaban mil años de obscuridad.
Adoraban el pasado antiguo, pero su teoría de la historia era bien simple: Los griegos crearon la
civilización y los romanos contribuyeron a perfeccionarla, pero tras la caída de Roma empezó
un largo período de mil años de agotamiento, esterilidad y sequía, y lo que es pero, de
ignorancia, superstición, preocupación por el otro mundo y durísima tiranía eclesiástica. No
podían respetar eso y carecieron de una idea de progreso de la humanidad que representara un
continuum. En vez de eso sólo veían la obscuridad en el pasado inmediato.

LA GRAN RENOVACIÓN
El relativo opacamiento sufrido por la idea del progreso durante el Renacimiento empezó a
revertir a medida que tomo fuerza la Reforma3. El gran cisma produjo en los campos del saber
importantes obras intelectuales. Con la renovación de la fe cristiana hubo también un despertar
de ideas que habían estado estrechamente vinculados con el cristianismo desde tiempos
pasados, para languidecer en la Edad Media. Una de estas ideas fue la del progreso. Tanto en
una obra fundamentalmente católica como El Discurso sobre la Historia Universal del Obispo
Bousset, como en la multitud de libros y folletos redactados por los puritanos del siglo XVII, es
evidente que los pensadores recobran su fe en el progreso lineal de la humanidad. Todo esto
en un período que se extiende más o menos desde 1570 a 1740.

3
Separación de la Iglesia Protestante de la Católica

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El Triunfo De La Idea Del Progreso
La idea del progreso alcanzó su cenit en el período que va de 1750 a 1900, tanto en la
mentalidad popular como en los círculos intelectuales. De ser una de las ideas importantes de la
civilización occidental paso a convertirse en la idea dominante, incluso teniendo en cuenta la
creciente importancia de ideas como las de igualdad, justicia social y soberanía popular, que
también fueron focos directrices durante ese período. Pero el concepto de progreso es
claramente central porque es el contexto en el que esas otras ideas viven y se desarrollan. De
aquí en adelante el progreso será visto como una forma de libertad y también como una forma
de poder.
Progreso como libertad:
Los adelantos de los conocimientos humanos y el dominio del hombre obre el mundo natural
atestiguan la realidad del progreso, pero para que se continuara (ese progreso) era necesario
superar todas las trabas que limitan la libertad de pensar, trabajar y crear, el criterio de progreso
estaba dado por el grado de libertad que gozara cada pueblo, cada nación.
Según, Turgot para comprender el progreso no es necesario otro instrumento que la ciencia. El
tiempo, la investigación y el azar van acumulando investigaciones y develando las conexiones
que unen entre sí a los fenómenos. Los mecanismos del progreso son: el egoísmo, la ambición
y la vanagloria. La totalidad de los seres humanos avanzan siempre a través de alteraciones de
calma y tempestad, de buena y mala fortuna, hacia un mayor perfeccionamiento.
Turgot es el primero de los filósofos y economistas que defendieron el crecimiento económico
como factor positivo de progreso del mundo moderno.
Turgot, expuso en sus ensayos de 1750 y 1751, la noción de que existe una historia universal
de la humanidad, utilizando la idea de progreso como punto central. Según Bock, este
estudiante de la Soborna planteaba que la humanidad en su conjunto avanzaba, de manera
lenta, pero continua, hacia una mayor perfección, cuya causa básica de movimiento está en las
pasiones; donde el pasado fue necesario para el actual estado de progreso; es decir, cada
condición de la humanidad representa un estadio del desarrollo universal. Tomó las
instituciones sociales como elemento de comparación entre varias épocas y culturas del mundo
conocido y los cambios institucionales son los que separan, según él, los estadios de avance.
Condorcet, hijo de aristócratas y abanderado de las revoluciones americana y francesa, plantea
que la ciencia es el ancho camino dorado que conduce hacia la perfección y el espíritu
igualitario que dominaran en el futuro. Para ello es necesario destruir las supersticiones sobre

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todo las que fomentan las religiones. Señala los beneficios que proporcionar educación en
ciencias y artes a toda la población.
Condorcet, contrario a la tesis de Turgot, se ocupa del cambio social y cultural más que de la
vida humana. Especificó el contenido del progreso planteando que la razón dominaría a las
pasiones, la sociedad se reorganizaría entonces sobre bases racionales para un crecimiento
constante y el resultado sería la igualdad de realizaciones entre las naciones; la igualdad de
riqueza, educación y posición social entre todos los hombres y, como consecuencia de esta, se
lograría la libertad.
Kant, incorpora la importancia del individuo entendido como ser racional autónomo. Plantea que
sin autonomía y libertad no puede haber auténtica moral. Para este autor lo que a primera
vista parece un enmarañado de individuos y acciones entrecruzadas y contradictorias, gracias
al análisis cuidadoso se convierte en la visión de una colectividad que avanza continuamente,
aunque con lentitud, en el desarrollo de sus capacidades y talentos originales. La causa o motor
del avance es el antagonismo mutuo. El hombre tiene insociable sociabilidad. Su naturaleza lo
inclina a la vida social y a su vez la ha dotado de una resistencia a la sociedad. Sin ese
enfrentamiento la sociedad permanecería pasiva.
David Hume niega que el cambio social o cultural fuese de orden natural; en su lugar menciona
una inercia o estabilidad general como característica de la condición humana, y sostuvo que
ésta sufría modificaciones más bien graduales e infrecuentes, luego de quebrantamientos o
interrupciones en el orden establecido, por lo que el progreso no era la regla. Hume creía que el
salvaje era superior y el moderno decadente.
Por otro lado, Adam Ferguson, que fue tomado como modelo por los teóricos del siglo XIX por
estudiar diversas sociedades no occidentales, establecía que el avance social era producto de
la naturaleza humana en su automanifestación bajo circunstancias favorables. Es decir, que el
cambio era producto del esfuerzo humano, ya que los inventos y descubrimientos favorecían el
avance de la sociedad total.
Progreso como poder:
Para Comte progreso y desarrollo es lo mismo, es inevitable que la humanidad mejore porque
ese es el curso del proceso histórico. Lo mas importante es el orden, la estabilidad y sobre todo
la autoridad espiritual. Establece una jerarquía donde los industriales están en el segundo
escalón y los sacerdotes y científicos están en el primeer lugar. Incluso la autoridad final estaría
en los científicos que son los auténticos lideres de la sociedad positivista.

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Existen dos poderes: política y espiritual. El poder espiritual tiene por objetivo dirigir la opinión
pública, establecer y conservar los principios de las relaciones sociales. La principal tarea será
la dirección de la educación.
Carlos Marx tenía tanto interés como esperanza en un probable mejoramiento de la situación
humana. Él creía en el progreso como perfección, como proceso inexorable, irreversible y
gradual de la humanidad. Dos aspectos legitiman su participación en estas cuestiones:
1. La descripción de las etapas históricas de la humanidad a partir de las formas de propiedad:
tribal, antigua, feudal y capitalista; así como de los modos de producción: asiático, antiguo,
feudal y moderno. Ambas las consideraba como categorías universales, con una historia
involucrando diversas épocas y lugares en las cuales la humanidad había progresado.
2. Ocasionalmente Marx utilizó el lenguaje tradicional de los progresistas para describir
procesos históricos, por ejemplo: La historia de todas las sociedades hasta ahora existentes es
la historia de la lucha de clases. Creía que estudiando al país más desarrollado descubriría las
tendencias de los países menos desarrollados.
Marx plantea que la lucha de clases durará hasta que el proletariado haya destruido todas las
demás clases para luego, con la llegada del comunismo, perder su existencia como clase.
Porque lo que habrá después será un conjunto social igualitario en que, según lo planteado en
la Crítica del programa de Gotha: habrán desaparecido la esclavizadora subyugación de los
individuos por la división del trabajo, y en consecuencia la antítesis entre el trabajo intelectual y
el manual. Por primera vez los hombres podrán vivir de acuerdo con el ideal de cada cual según
su capacidad, a cada cual según su necesidad. En el pasaje de la sociedad capitalista a la
comunista es necesario un período de transformación revolucionaria, en este período de
transición el Estado solo puede adoptar la forma de una dictadura revolucionaria del
proletariado. En el Manifiesto define los pasos a seguir: centralización del poder y
nacionalización.

El progreso acorralado
La idea de progreso persistirá durante la primera mitad de este siglo, pero ahora en medio de
una contradicción existencial: a veces se le exalta y en otras se le denigra; se anhela, pero se le
teme. Pasada la Segunda mitad del siglo rechazamos el futuro si no nos lleva al progreso, pero
pareciera que cuanto más nos adentramos en él, más nos alejamos de la paz, la concordia y el
bienestar de todos. Por ello es que el temor ante el progreso da paso a la desconfianza y
rechazo ante el mismo, en muchos sectores importantes de la sociedad moderna.

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Del progreso al desarrollo
El sentimiento del progreso como algo natural en la sociedad dio paso primero, a la idea de la
evolución de las sociedades y posteriormente, en el siglo XX, a la convicción de que el progreso
y la evolución social podrían alcanzarse por medio del esfuerzo voluntario, intencional y
planificado (lo que corrientemente llamamos políticas de desarrollo).
El primer modelo o paradigma del desarrollo que conoceremos será el que fue llamado la
Teoría de la modernización, la que fue muy influyente en el mundo subdesarrollado, durante
las décadas de los años 50 y 60. Básicamente la teoría de la Modernización estaba enraizada
en las teorías económicas de J.M. Keines, economista británico, y en la sociología
norteamericana inmediata a la post guerra, conocida como el Funcionalismo Estructural, cuyo
principal representante fue el sociólogo norteamericano Talcott Parson a partir de su libro LA
ESTRUCTURA DE LA ACCIÓN SOCIAL (1936).
La Teoría de la Modernización ha sido corrientemente identificada con las posiciones Neo
evolucionistas de las ciencias sociales. En éstas se sostiene que las sociedades humanas
pasan por un lento proceso de evolución durante el cual las instituciones sociales se hacen más
y más complejas, adquieren más conocimiento de sí mismas y del ambiente mundial y son
capaces de satisfacer mayores demandas de bienes para la producción y reproducción de sí
mismas. Distintas razones históricas hacen que unas sociedades sean más avanzadas que
otras. La teoría supone que para que las sociedades menos avanzadas en materias sociales,
económica y culturales -es decir, menos desarrolladas- lleguen a ser iguales a las
desarrolladas, deben pasar en forma acelerada, consciente y por voluntad de sus gobernantes
(lo que implica la planificación social), por una transición igual de etapas de desarrollo, que las
etapas vividas por los países más evolucionados (o desarrollados) social, económica y
culturalmente.
La palabra desarrollo convierte en términos pares a cambio con crecimiento y como veremos,
explica el crecimiento en términos de cambio y a su turno, explica el cambio en términos de
crecimiento. La palabra crecimiento tiene un referente solo cuantitativo: se refiere a una
expansión, a un aumento, a más de cualquier cosa que uno determina que es el sujeto del
crecimiento, sea esto un objeto, organismo biológico o formas sociales. Pero la palabra cambio
tiene un referente cualitativo: se refiere a una diferencia en el carácter de lo que sea que uno ha
disidido respecto ael sujeto del cambio. Al establecer una conexión lógica entre crecimiento y
cambio en las palabras desarrollo y evolución estamos infiriendo que un cambio cuantitativo de
la vida social, en algún punto requiere un cambio cualitativo de la misma, de manera que pueda

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sostener e impulsar mayores cambios futuros de crecimiento cuantitativo y cambio de la vida
social y así continuar y continuar

Declinación de la teoría de la modernización.


Muchas de las políticas de planificación del desarrollo de los años 60, en América Latina,
siguieron los parámetros establecidos por la Teoría de la Modernización. Entre ellas la Alianza
para el Progreso, las reformas agrarias, educacionales e industrialización para la sustitución de
importaciones, promovidas por Estados Unidos. Durante los años 60 se vio que la posibilidad
del desarrollo endógeno estaba profundamente limitado por los lazos de dependencia
económica, tecnológica y cultural de los países pobres hacia los más desarrollados. Los
primeros estudios en este sentido los dio a conocer el economista Raúl Prebich, argentino,
primer Director de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL). Así surgió la Teoría
de la Dependencia, primero como una teoría para el análisis económico de las formas de
dependencia de las estructuras económicas de los países subdesarrollados, luego como
análisis social y cultural, hasta que llegamos al punto en que llegó a ser una de las teorías más
en boga durante los años 70.

Cada vez mas se esta abandonando la idea de que el progreso científico y técnico arrastra tras
de sí el progreso económico y moral. El filósofo norteamericano Richard Rorty plantea que la
mayoría de los nacidos en el S. XXI no usaran computadoras, no serán tratados en hospitales ni
viajaran en aviones.

Nisbet, Robert. HISTORIA DE LA IDEA DEL PROGRESO, Editorial Gedisa, 1981.

BOCK, Kenneth. “Teorías del progreso, el desarrollo y la evolución.” En Bottomore, Tom y


Robert Nisbet (compiladores). Historia del análisis sociológico (tr. Wolfson, Espinosa y Bignami).
Ed. Amorrortu. B. A. 1978

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