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Apuntes sobre el control de precios

febrero 6, 2013 por Jorge Valin 5 comentarios

Algunas personas creen que manipulando el precio de los productos la economía puede
ser mejor para el ciudadano. Desafortunadamente, la realidad nos muestra todo lo
contrario. El control de precios no es algo nuevo, como dijo Mary Lacy en 1922:

“La protección del suministro de alimentos ha sido siempre la preocupación


todos los gobiernos desde que se formaron” [1].

El primer control de precios del que tenemos datos se produjo en Egipto en el 2830
antes de Cristo. Durante siglos, el Gobierno egipcio intentó preservar el control
de los cultivos de cereales y sus precios. Con el pretexto de prevenir el hambre,
reguló gradualmente cada vez más la producción de los graneros hasta llegar a la
propiedad estatal absoluta. La excusa para el control de precios, y que nunca
funcionaba, creó que el monarca se proclamara al final el propietario de todas las
tierras y sus rendimientos.

En el otro lado del mundo no fue diferente. En China, según el Dr. Huan-chang Chen,
las doctrinas económicas de Confucio (del 552 antes de Cristo) sostenían que:

“La interferencia gubernamental en el control de precios son necesarias para


la vida económica y la competencia debe ser reducida al mínimo”[2].

Según el Dr. Chen había una regulación detallada de los precios, y todos estaban
“controlados por el Gobierno”. Había una enrome burocracia encargada de esta tarea.
El Dr. Chen relata que tenía que existir un maestro comerciante —un burócrata— por
cada veinte tiendas y su deber consistía en establecer el precio de cada artículo.
La competencia no tenía lugar alguno en la antigua China lo que solo hacía que
encarecer los precios para preservar el bienestar de los comerciantes a expensas
del consumidor.

Aquí en Europa las cosas tardaron un poco más. A finales del S. II después de
Cristo una fuerte crisis azotaba Roma. El emperador Diocleciano en el año 301 pensó
que para terminar con tal situación tenía que hacer algo. Para hacerse una idea de
la situación, el trigo egipcio llegó a experimentar una inflación del 15.000 por
ciento en cincuenta años. La crisis no se produjo en realidad por los procesos del
libre mercado, sino por una situación que el propio Gobierno creó aumentando la
inflación crediticia, esto es, envileciendo la moneda (sacándole oro, y por lo
tanto restándole valor).
Para controlar el fuerte aumento de precios que habían creado los predecesores de
Diocleciano, éste subió los impuestos y centró su lucha contra los especuladores y
la inflación. ¿Le suena? Diocleciano fue el primer político que estableció
controles de precios contra la especulación de forma masiva en el continente. El
Edicto sobre Precios Máximos no fue una ley baladí. La normativa contemplaba
precios máximos para más de mil productos, básicamente materias primas. Aquel que
vendiese por encima de lo establecido por ley, se enfrentaba a la pena de muerte
incluso.

Las consecuencias fueron hambre y pequeños comerciantes asesinados por el Gobierno


y, sin embargo, los precios siguieron subiendo en el mercado negro con una
inflación rampante. En muchos lugares se abandonó la moneda y los comerciantes
volvieron al trueque. Había empezado el declive de Roma.

Diocleciano no fue el único que lucharía contra los especuladores. El decreto de


precios máximos también se produjo en la Revolución Francesa, en la Unión Soviética
en el S. XX, en la Alemania de Hitler, la España de Franco, en Estados Unidos
repetidas veces y aún seguimos con lo mismo. Ha sido una constante en la historia.
Los resultados siempre han sido los iguales: estrepitoso fracaso para la
competencia y el consumidor.

El control de precios suele ser una consecuencia de las inflaciones del Gobierno
aunque también se recurre a esta herramienta cuando las circunstancias de mercado
son excepcionales. Por ejemplo, según las doctrinas económicas de Confucio antes
mencionadas:

“Los comerciantes no se les permite elevar el precio de sus productos durante


una época de hambruna. Los productos deben ser vendidos al precio natural (es
decir, al precio que el Gobierno quisiera) y durante una gran epidemia, la misma
norma será aplicada a los ataúdes”.

Leyes similares se aplican hoy día sin ningún resultado. Cada vez que hay un
desastre natural vemos como los encargados de vender gasolina disparan los precios
y lo mismo ocurre con los consumibles. Suelen aplicarse leyes de precios máximos
entonces. ¿Y qué ocurre? El mercado se queda seco dejando insatisfecho a una
multitud de personas.

El precio de un producto es el resultado de la oferta y demanda. Si la oferta se


contrae y la demanda aumenta (debido a las expectativas de escasez), el precio
sube. Si el Gobierno impone precios inferiores al del mercado (precios máximos) una
gran parte de los productos pasarán a la economía informal, restringiendo aún más
la oferta y por lo tanto encareciendo más el precio. El desabastecimiento está
garantizado. Aquellos comerciantes que no puedan escapar de la ley, verán sus
productos agotados en minutos creándose interminables colas en todas partes.

En la época de Franco había precios máximos a ciertos productos, y uno de ellos era
el pan. El legislador de la época impuso un precio a la barra de pan de kilo que el
comerciante no podía sobrepasar. Simplemente no salía a cuenta hacer pan. ¿Y qué
hizo el astuto vendedor de pan? Mantuvo el precio, pero redujo el peso del pan ya
que difícilmente se veía a simple vista en las inspecciones. Así nació la barra de
pan de kilo de 800 gramos.

El proceso contrario a lo que hemos explicado en los últimos párrafos son los
precios mínimos, esto es, el legislador dice que un producto o servicio no se podrá
ofrecer por menos de un importe. ¿Qué ocurrirá si ese precio mínimo está por encima
del libre mercado? Que la demanda disminuirá por lo que muchas personas no podrán
conseguir ese bien. El mejor ejemplo es el salario mínimo. Si prohibimos que la
gente trabaje por un “sueldo mínimo”, esto es, por un precio mínimo, lo único que
haremos es que esa gente directamente no trabaje, los estaremos transfiriendo
forzosamente a la economía sumergida o se tendrán que ir del país.

Cada regulación que crea el Gobierno para hacer un mundo mejor solo nos lleva a más
regulaciones, más control y un empeoramiento de nuestro nivel de vida satisfaciendo
al pícaro, al lobby y al propio político. ¿No sería hora de probar algo nuevo? Algo
que no se ha hecho nunca, por ejemplo: dar libertad a la gente para que interactúe
con el resto sin dictadores de la producción.

[1] Mary G. Lacy, Food Control During Forty-SiX Centuries. 1922.

[2] Huang-chang Chen, The Economic Principles of Confucius and His School (New
York: Longmans, 1911).
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China, Control de precios, El Gobierno es el Problema
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5 comentarios para “Apuntes sobre el control de precios”

robert febrero 6, 2013 a 14:48

En el penúltimo párrafo dices : <>

¿No debería decir más bien esto?: <>


robert febrero 6, 2013 a 14:51

En el penúltimo párrafo dices : “¿Qué ocurrirá si ese precio mínimo está por
debajo del libre mercado? Que la demanda disminuirá…”

¿No debería decir más bien esto?: “¿Qué ocurrirá si ese precio mínimo está por
ENCIMA del libre mercado? Que la demanda disminuirá…”
Jorge Valin febrero 6, 2013 a 14:57

Pues sí. Gracias �


Luis Guillermo febrero 6, 2013 a 23:52

Buen Post!
zuppi febrero 7, 2013 a 09:22

En cuanto al salario mínimo, todo el mundo cree que es necesario porque si no,
la gente se vería forzada a trabajar por un salario “indigno”.
Sin embargo, todo el mundo considera dignísimo trabajar por casi nada o gratis
para ONGs o similares (“voluntarios” los llaman).
Sí, sí, que las ONGs y similares son “sin ánimo de lucro”. Eso quiere decir que
para que no haya beneficios en la cuenta de resultados el dinero se gasta antes
como sea y en lo que sea…

Libro a la Venta
El Gobierno es el Problema - COMPRA
Autor

Jorge Valín. Economista español de La Escuela Austriaca y del Anarcocapitalismo.


Articulista y autor de El Gobierno Es El Problema.
Colaborador habitual del Instituto Juan de Mariana, La Gaceta, Instituto de Libre
Empresa (ILE), Liberalismo.org, Fundación Atlas, Fundación Friedrich Naumann, Poder
Limitado, Libertad Digital, Punto Radio, Instituto Mises, AIPE, entre otros.

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