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Bogotá, septiembre 14 de 2010

Padre

JAVIER GIRALDO

CINEP

Ciudad

Padre Giraldo:

Durante el fin de semana tuve la oportunidad de leer la carta que, en días


pasados, usted envió a John, persona de quien deduzco, es un Jesuita con
estrechos vínculos en la Universidad de Georgetown.

La carta hace referencia a múltiples situaciones relacionadas con el gobierno del


Ex presidente Álvaro Uribe y su equipo de trabajo. Algunos de los comentarios me
involucran directamente, motivo por el cual considero necesario escribir y
compartir con usted alguna inquietudes que me genero leer su carta.

Dice usted, refiriéndose al gobierno del ex Presidente Uribe que ”Fueron en


extremo escandalosos los mecanismos corruptos de los cuales se valió para lograr
su reelección a la Presidencia en 2006, lo cual ha llevado a ministros y
colaboradores cercanos suyos ad portas de la cárcel”. Como usted muy bien sabe,
soy uno de los ex- ministros que actualmente está siendo investigado por la
Fiscalía General de la Nación y absuelto, en su momento, por la Procuraduría
General. Déjeme recordarle, al igual que lo debía saber el Padre John, que con
toda humildad y responsabilidad, he asistido a la totalidad de las citaciones que la
Fiscalía y, en su momento, la Procuraduría han realizado. Solicité, ante los
Honorables Magistrados de la Sala Penal, que me escucharan a lo largo del
proceso que se adelantó contra la ex representantes Yidis Medina y Teodolindo
Avendaño, solicitud que había sido aceptada en un caso similar en el año 2005 y a
mí me fue negada. Puede tener la absoluta seguridad de que mi conciencia está
totalmente tranquila. NUNCA converse de Votos, ni de Cargos con la ex
representante Yidis Medina ni cometí ningún delito.
También es cierto que la sola tranquilidad de conciencia y seguridad de mi
comportamiento no son suficientes en la situación actual de nuestro país. Sabe
usted que en algunos casos se ha politizado la justicia y, simultáneamente, se ha
judicializado la política. Es por esto, que existen algunos comportamientos, que
como usted y yo sabemos, son medidos por raseros diferentes de acuerdo a la
óptica política, importando en algunos casos, muy poco la coherencia jurídica.

Sabe usted también que algunas personas, y creo que usted está dentro de ese
grupo, no quieren justicia, lo que quieren, lo que piden, lo que exigen en nombre
de la “justicia”, sin que medie la imparcialidad u objetividad, es la venganza.

También me llamó la atención de la carta, aquel párrafo donde afirma que “La
decisión de los jesuitas de Georgetown de ofrecerle una cátedra a Álvaro Uribe, no
sólo ofende profundamente a los colombianos que aún conservan principios
éticos….”. No me parece justo, no es cierto y no puedo aceptar que afirme que los
únicos que en Colombia todavía conservan principios éticos son los que, como
usted, ya “condenaron” al presidente Uribe y a todos los que hicimos parte de su
equipo de trabajo. Soy católico, respetuoso de la sociedad y de la justicia; me
inculcaron sólidos valores éticos en el hogar y, entre otras, en la Universidad
Javeriana. Muchos Colombianos, así no compartan su forma o mi forma de
pensar, tenemos principios y los inculcamos a nuestros hijos. Por eso, no puedo
aceptar que por no pensar como usted, nos condene de la manera como lo hizo
en su carta.

Posiciones como la suya no reflejan un sentimiento ni un comportamiento


Cristiano. Es una posición política, radical, una posición ideológica que no abre la
posibilidad de discusión y que los lleva a pensar que ustedes los “dueños de la
verdad”

Percibo en su carta odio profundo y resentimiento infinito, lo cual permite pensar


que podría perder algo de objetividad. Es humano que eso pase, pero es triste que
un Jesuita, se deje llevar por esos sentimientos. Ojalá que, más que venganza, lo
que pidiera fuera justicia. Y me refiero a una justicia, pronta, imparcial y objetiva.
La justicia que todos necesitamos y que estamos añorando.

Saludos

Diego Palacio Betancourt

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