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Licenciatura en Psicología

Facultad de Psicología

Universidad Nacional de Córdoba

Injerencias del contexto político


en la Escuela de Psicología
de la UNC (1973-76)

Trabajo Integrador Final de


Práctica Supervisada en Investigación (PSI)
Museo de Psicología UNC

Yamil Ale
Mat. 22761319
Córdoba, febrero de 2017
ÍNDICE

Primera parte: Trabajo Integrador Final

1. Introducción......................................................................... 3
2. Marco referencial ................................................................ 3
3. Objetivos ............................................................................. 7
4. Tipo de estudio. Fuentes .................................................... 8
5. Poder político y comunidad académica .............................. 11
5.1. Nivel de movilización .................................................. 12
5.2. Docentes y corrientes teóricas ................................... 18
5.3. Reacción contra la psicología "yanqui"....................... 25
5.4. Armas y enfrentamientos ............................................ 28
5.5. Conflictos entre docentes ........................................... 31
5.6. Nivel académico.......................................................... 34
5.7. Injerencias explícitas del poder político ...................... 36
5.8. Infiltrados .................................................................... 41
5.9. Psicología-perseguida y psicología-perseguidora ...... 43
5.10. "Educación por demostración" .................................. 48
6. Conclusiones....................................................................... 50

Segunda parte. Entrevistas

1. María Cristina Vera de Flachs ............................................ 53


2. Alicia Servetto ..................................................................... 58
3. Eduardo Cosacov ............................................................... 64
4. Raúl Gómez ........................................................................ 74
5. Héctor Martínez................................................................... 88
6. Edgardo Pérez .................................................................... 100
7. Livio Grasso ........................................................................ 110
8. Angélica Dávila ................................................................... 124
9. Carmen Stábile ................................................................... 139
10. Alberto Colaski .................................................................. 144
11. Miguel Mirotti ..................................................................... 155
12. Juan Mocchiutti ................................................................. 169
13. Ana María Alderete ........................................................... 176

Referencias ............................................................................. 188


Primera parte

Trabajo Integrador Final


Resumen

El presente trabajo sintetiza y ordena una serie de entrevistas a ex estudiantes, profesores


y otros actores e investigadores de la historia de la Escuela de Psicología de la UNC entre 1973 y
1976, con el fin de caracterizar las diversas injerencias del poder político sobre ese ámbito y deta-
llar las acciones y reacciones de la comunidad académica. Se describe el clima de permanente
movilización que definió a la primera parte de esa etapa, y el progresivo silenciamiento que co-
menzó en 1974 y terminó de imponerse tras el Golpe de Estado de marzo de 1976.

1. Introducción

En menos de tres años, entre 1973 y 1976, Argentina tuvo cinco presidentes de la nación
de muy variadas orientaciones ideológicas, que llegaron al gobierno de modos diversos. En ese
mismo lapso, se sucedieron seis gobernadores y/o interventores federales en la provincia de
Córdoba.
Tal situación influyó de maneras muy concretas sobre el funcionamiento de la Universidad
Nacional de Córdoba (UNC) y de todas sus Facultades y carreras: en el caso puntual de la Escue-
la de Psicología, hubo modificaciones en la nómina de autoridades y docentes, en las orientacio-
nes teóricas y también en la vida cotidiana de profesores y alumnos.
Ese impacto es el que se ha intentado caracterizar en el presente trabajo, mediante una
serie de entrevistas a docentes, alumnos e investigadores del período histórico abordado. Pun-
tualmente, se ha buscado indagar cuáles fueron los principales aspectos de la vida académica que
se vieron afectados por las injerencias del cambiante poder político en esos años, y cuáles las ac-
ciones y reacciones de docentes y estudiantes.

2. Marco referencial

Suele sostenerse que, en los hechos, el denominado 'Proceso de Reorganización Nacio-


nal' no se inició en Córdoba con el Golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, sino dos años ante-
s, el 28 de febrero de 1974, con el derrocamiento del gobernador Ricardo Obregón Cano y el
nombramiento de sucesivos interventores federales ligados al ejército y a la derecha peronista
1
(Servetto, 2004) ( ).

1
Obregón Cano y el vicegobernador Atilio López fueron depuestos por el jefe de policía de la
provincia de Córdoba, teniente coronel Antonio Domingo Navarro, en lo que se conoce como ‘el

3
Según Paiaro (2014), la destitución del gobernador y la inmediata intervención federal a la
provincia "abrieron un período en el que Córdoba se volvió uno de los rostros anticipados del terror
que sobrevendría en el resto del país una vez producido el golpe militar: desde 1974, Córdoba
2
quedó 'ocupada' por fuerzas militares y paramilitares" ( ). Además se generalizó la represión ilegal
a través del accionar de grupos parapoliciales, alentados y organizados desde el mismo aparato
del Estado (Servetto, 2004).
Tales medidas represivas quedaron sobre todo en evidencia tras la asunción del brigadier
retirado Raúl Lacabanne como interventor federal de Córdoba en septiembre de 1974, en el con-
texto de los cambios acontecidos a nivel nacional tras la muerte de Perón y su reemplazo por su
esposa Isabel en julio de 1974.
En los 12 meses que duró el gobierno de Lacabanne se realizaron numerosos allanamien-
tos y se libraron órdenes de captura contra dirigentes de la oposición sindical (Paiaro, 2014).
Además hubo encarcelamientos, persecuciones, intervención de sindicatos, prohibición de asam-
bleas gremiales, vigilancia de todos los espacios de participación pública, y atentados contra do-
micilios particulares, contra sedes sindicales y contra medios de comunicación (Bertotti, 2009).
Simultáneamente, se dio de baja a cientos de trabajadores de la administración pública que no re-
unían "las condiciones morales y aptitudes para el servicio".
Se trataba, en general, de llevar adelante una "limpieza ideológica" de la provincia a través
de la eliminación de "enemigos infiltrados" en la administración gubernamental y en otras institu-
ciones políticas y sociales (partidos políticos, sindicatos, entidades educativas, centros de estu-
diantes, centros vecinales, organizaciones comunitarias). Para Lacabanne, la subversión se con-
centraba no sólo en las organizaciones guerrilleras sino también en la administración pública, en
las plantas industriales, en la esfera económica y en muchos otros ámbitos (Paiaro, 2014).
Desde el gobierno nacional, en tanto, la legislación impulsada por Isabel Perón (1974-
1976) estuvo orientada a restringir/prohibir numerosas acciones que eran consideradas "subversi-
vas". La Ley de Seguridad Nacional, el decreto de Estado de Sitio y las prohibiciones/sanciones a
periódicos y revistas se fundamentaban en la idea de que todos podían estar bajo sospecha mien-
tras el conjunto social estuviera amenazado. La definición del "enemigo subversivo" fue volviéndo-
se cada vez más ambigua, al punto de que podía llegar a incluir a todos quienes se manifestaran
en contra del orden vigente (Paiaro, 2014).

Navarrazo’. Según Eduardo Castilla (2007), el derrocamiento fue impulsado abiertamente por el
presidente Juan Domingo Perón con el aval de la patronal y la burocracia sindical.
2
Los sucesivos interventores de la provincia fueron reflejando las tendencias ideológicas del go-
bierno nacional: así como Obregón Cano se había identificado con la orientación progresista del
presidente Héctor Cámpora, el interventor Duilio Brunello (marzo-septiembre de 1974) respondió
directamente a Perón; el brigadier Raúl Lacabanne (1974-1975) estuvo a las órdenes del ministro
José López Rega; y finalmente Luciano Benjamín Menéndez (1975) y Raúl Bercovich Rodríguez
(1975-1976) terminaron de imponer la presencia del ejército y la policía que se verificaba en todo
el país.

4
En septiembre de 1975 el senador Ítalo Luder (a cargo del Poder Ejecutivo Nacional) des-
alojó a Lacabanne de la gobernación de Córdoba y lo reemplazó interinamente por el Comandante
del Tercer Cuerpo de Ejército, Luciano Benjamín Menéndez, hasta tanto se confirmara en el cargo
al nuevo interventor, Raúl Bercovich Rodríguez. La designación de un militar en ejercicio al frente
del gobierno y la existencia de una 'Comunidad Informativa de Inteligencia', presidida por el propio
Menéndez, evidenciaban el peso real del sector castrense en la toma de decisiones políticas
(Paiaro, 2014). Se abrió así la última etapa de lo que Servetto ha denominado "una democracia
difícil".
De acuerdo a un informe de la delegación Córdoba de Conadep, las denuncias registradas
sobre desaparición de personas en el período previo al Golpe de 1976 fueron 52, de las cuales 42
se contaron en los tres meses inmediatamente anteriores al golpe de Estado (Servetto, 2004). Por
su parte, el equipo de investigación dirigido por Inés Izaguirre amplía las cifras de la Conadep: in-
dica que en Córdoba se registraron 109 asesinatos antes del gobierno militar; es decir, una cuarta
parte del total de las víctimas de la represión (Bertotti, 2009).
En definitiva, en marzo de 1976 la tarea del disciplinamiento social ya contaba con una
historia y desarrollo previo. Los sectores más combativos de las fuerzas populares de Córdoba ya
habían sido, en su gran mayoría, derrotados cuando los militares derrocaron a Isabel Perón y
asumieron el gobierno del país (Bertotti, 2009).

El ámbito educativo, en tanto, había sufrido una intensa acción represiva durante los pri-
meros años de la presidencia de Juan Carlos Onganía (1966-1970): por entonces hubo "falta de
libertad en las unidades académicas, despido de docentes y persecuciones ideológicas" (Vera,
2013). Pero hacia fines de los 60 las universidades fueron convirtiéndose en "un instrumento de
primer orden para alcanzar el objetivo de la liberación nacional" (Vera, 2013). "La enseñanza co-
menzó a focalizarse en la crítica a la 'concepción bancaria' de la educación; el cuestionamiento al
enfoque técnico y a l los procedimientos didácticos hegemónicos; y la búsqueda de la base ideoló-
gica en las propuestas educativas" (Ortiz, 2009).
En Córdoba se multiplicaron las asambleas docente-estudiantiles y la concurrencia a mar-
chas y actos públicos (Ortiz, 2009). Los edificios universitarios solían aparecer empapelados a dia-
rio con leyendas que daban la pauta de lo que sucedía en América Latina (Vera, 2013). Luchas tan
elementales como las vinculadas a las correlatividades y a los bochazos colectivos terminaban
usualmente en violentos enfrenamientos con tomas de edificios, barricadas y pedradas o balazos
de las fuerzas policiales (Millán, 2014). Los militantes estudiantiles protagonizaban choques con la
policía y sufrían frecuentes arrestos. También eran habituales los cierres de la UNC durante varios
días o semanas (Millán, 2013).
Al mismo tiempo, la militancia estudiantil era favorecida por la existencia de un conjunto de
ámbitos de sociabilidad, como los comedores y las residencias universitarias, donde el clima de
debate era permanente y se propiciaba la reflexión, la distribución de propuestas y denuncias, y la
conformación de grupos de estudio integrados por alumnos de diferentes carreras (Ortiz, 2009).

5
En la carrera de Psicología de la UNC se daba "un auge del marxismo y el psicoanálisis,
Sartre y Fanon, el arte psicodélico, el happening, la revolución Cubana, Vietnam y el existencia-
lismo: la revolución estaba por llegar y había que entrenar tanto el alma como el cuerpo para la pe-
lea y para la solidaridad" (Ortiz, 2009).
Fue importante, en ese marco, el "III Encuentro Para la Revisión Crítica de la Psicología",
desarrollado en Córdoba en 1970: allí "se fomentó una serie de debates sobre las perspectivas de
la disciplina en el país; se combinó el cuestionamiento académico con el político y se impulsaron
planes para el cambio en la orientación pedagógica y política de las carreras y de las disciplinas
en el país" (Millán, 2013).
Esa atmósfera de incesante movilización se acrecentó aún más en 1973, a partir de la
asunción de Héctor Cámpora como presidente de la nación: ese año se designaron autoridades
universitarias afines a las organizaciones más combativas del peronismo, se dispuso la expulsión
de docentes y funcionarios identificados con el régimen anterior y se modificaron contenidos y
formas de evaluación en varias carreras (Vera, 2013). Poco después, en marzo de 1974, el Con-
greso de la Nación sancionó la ley 20.645 de Universidades Nacionales, impulsada por el ministro
de Educación Jorge Alberto Taiana. La norma reconoció la libertad de cátedra y la autarquía ad-
ministrativa y económica, aunque prohibió la participación política. Al mismo tiempo, el Poder Eje-
cutivo designó rectores normalizadores y estableció un plazo para instalar el gobierno autónomo
de cada Universidad.
Tales planes, sin embargo, no llegaron a concretarse, ya que el fallecimiento del presiden-
te Juan Domingo Perón en julio de 1974 derivó en el nombramiento de Oscar Ivanissevich como
ministro de Educación y en la inmediata adopción de cambios radicales en las políticas educativas.
En ese contexto turbulento se realizó en Córdoba el Primer Encuentro Nacional de Estu-
diantes y Profesionales de Psicología, convocado por la Confederación de Psicólogos de Argenti-
na (Copra) entre el 11 y el 13 de octubre de 1974. El evento surgió como reacción contra un pro-
yecto de creación de un "Servicio Nacional Integral de Salud (SNIS)" que no reconocía la actividad
profesional de los psicólogos. Luego de diversos debates, la asamblea instituyó el 13 de octubre
como Día del Psicólogo a manera de símbolo de unidad y fortaleza del sector, pero no logró torcer
las disposiciones del gobierno nacional (Facultad de Psicología UNC, 2013). Además, el encuentro
culminó con una represión ejecutada por personal policial y de la Triple A, que ya estaba "operan-
do sobre todos los que estaban politizados" (Topia, 2002).
Dos meses después, en diciembre de 1974 se ordenó la intervención de la UNC. Mario
Víctor Menso reemplazó a Próspero Luperi en la rectoría e impuso autoridades decanales en to-
das las facultades, además de forzar una cesantía de docentes por razones político-ideológicas.
En la carrera de Psicología fueron expulsados 15 profesores.
Durante esos años se sucedieron cuatro decanos en la Facultad de Filosofía de la UNC,
de la que dependía la Escuela de Psicología: casi todos fueron afines a las respectivas tendencias
ideológicas del gobierno nacional y provincial. Son los siguientes:

6
* Gaspar Pío del Corro (mayo de 1972 a mayo de 1973). Era conservador, de extracción
católica y afín al gobierno militar del presidente Alejandro Agustín Lanusse. Posteriormente, en el
Proceso militar, integró una 'Comisión Asesora para la Reorganización y Gobierno de la Facultad
de Filosofía de la UNC' (UNC, 2009).
* Guillermo Beato (junio de 1973 a noviembre de 1973). Su gestión comenzó junto con la
presidencia de Héctor Cámpora y se extendió durante sólo cinco meses. Luego se desempeñó
como docente en la misma Facultad hasta su cesanteo en mayo de 1975. Poco después se exilió
en México (como ya lo había hecho entre 1966 y 1973) y permaneció en ese país hasta en 1984.
Al año siguiente volvió a dar clases en la Facultad de Filosofía de la UNC. (Facultad de Filosofía,
2014; Valdemarca, 2014; Océano, 2012).
* Raquel Ferrario (noviembre de 1973 a diciembre de 1974). Era docente de Psicología
Social y se definía como "althusseriana". Se identificaba con las corrientes de izquierda, y fue de-
cana justo en el momento en que el país y la provincia empezaban a "derechizarse" (Facultad de
Psicología UBA, 2011).
* Carmelo Felauto (enero de 1975 a marzo de 1976). Durante su gestión fueron cesantea-
dos 25 profesores de todas las Escuelas de la Facultad, 11 de los cuales pertenecían a la carrera
de Psicología: en su mayoría adscribían al psicoanálisis y eran afines a partidos de izquierda
(Facultad de Filosofía UNC, 2014).
Luego, tras el Golpe de 1976, el gobierno militar ordenó la intervención en la UNC y de-
signó a autoridades castrenses en los decanatos. También impuso cupos, arancelamiento, exá-
menes de ingreso y estrictos controles sobre los contenidos curriculares e incluso sobre la vesti-
menta y el aspecto físico de los estudiantes. En septiembre de 1976 se publicaron las primeras lis-
tas negras con los nombres de los alumnos expulsados, aunque muchos ya no acudían a las aulas
desde 1974, por la violencia instalada en la Ciudad Universitaria. Durante esos años hubo miles de
estudiantes detenidos y desaparecidos en todo el país (UNC, 2012b).

3. Objetivos

3.1. Objetivo general

- Describir, en base a entrevistas a actores clave, de qué maneras incidió el poder político
nacional y provincial sobre la carrera de Psicología de la UNC durante el período 1973/76, y cuá-
les fueron las formas en que la comunidad académica respondió a esa injerencia.

3.2. Objetivos específicos

- Detallar cuáles fueron las características visibles del accionar del poder político sobre la
vida académica de la carrera de Psicología durante el periodo abordado.

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- Establecer si hubo acciones encubiertas, de inteligencia, mediante las que el gobierno
intentaba obtener información sobre las actividades político-partidarias en la Escuela de Psicología
de la UNC. Averiguar si hubo docentes y/o estudiantes involucrados en esas prácticas.
- Determinar si las acciones represivas del poder político tendieron a ejercer una "educa-
ción por demostración" hacia la comunidad académica: si generaron miedo y produjeron un retrai-
miento hacia la vida individual y las actividades estrictamente académicas.
- Detallar las principales características de las protestas estudiantiles contra determinados
docentes, corrientes teóricas o el funcionamiento general de la carrera.
- Enumerar los principales sustentos teóricos que daban pie a las manifestaciones y resis-
tencias de estudiantes y docentes de Psicología contra el poder político.
- Detallar de qué manera influyó el frecuente recambio de docentes y autoridades acadé-
micas sobre las orientaciones teóricas de la Escuela de Psicología.
- Caracterizar el impacto de las acciones de grupos políticos estudiantiles y miembros de
organizaciones armadas sobre el desarrollo habitual de las actividades de la carrera de Psicología.
- Reseñar las características, modalidades, temáticas y motivos de los eventuales debates
y/o conflictos entre docentes.
- Detectar los motivos y modalidades de eventuales discusiones y/o enfrentamientos entre
distintas agrupaciones estudiantiles de la carrera.

4. Tipo de estudio. Fuentes.

El presente estudio es el Trabajo Integrador Final (TIF) de una Práctica Supervisada en


Investigación (PSI) dirigida por la profesora Patricia Altamirano en el ámbito del Museo de la Fa-
cultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
La metodología con la que se encaró este trabajo fue la de un estudio cualitativo de carác-
ter historiográfico. Los estudios cualitativos se mueven dinámicamente entre los 'hechos' y su in-
terpretación, en ambos sentidos; su alcance final consiste en comprender un fenómeno social
complejo, y su énfasis no está en medir las variables involucradas en dicho fenómeno sino en en-
tenderlo... En este tipo de investigaciones, la recolección de datos involucra el uso de técnicas ta-
les como entrevistas, revisión de documentos, evaluación de experiencias personales, inspección
de historias de vida, análisis semántico y de discursos cotidianos", entre otros (Sampieri Hernán-
dez et al., 2003). El método historiográfico, en tanto, se caracteriza por las siguientes especificida-
des: 1) Su material de base es un conjunto de restos o huellas del pasado, conocidos generalmen-
te como documentos o fuentes. 2) Es esencialmente comparativo. La comparación puede darse
entre procesos paralelos o simultáneos en el tiempo; o entre sucesos anteriores y posteriores. 3)
Da cuenta de acciones individuales, registra historias particulares (política, económica, social, cul-
tural, microhistoria) y a la vez considera el proceso social–global (Tenti, 2001).

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Este trabajo tiene como fuente principal a una serie de testimonios de alumnos, docentes
e investigadores del período histórico de referencia, entrevistados entre marzo y octubre de 2016
en el marco de la Práctica Supervisada de Investigación realizada por el autor en el Museo de la
Facultad de Psicología.
Las entrevistas aparecen transcriptas en la segunda parte del presente trabajo. Todas son
semiestructuradas; es decir, incluyen preguntas abiertas que respetan un guión básico y a la vez
incorporan repreguntas surgidas de la información adicional suministrada por los propios consulta-
dos en sus respuestas (García Hernández et al., 2008). En todos los casos se adoptó un enfoque
biográfico: se apeló principalmente a la memoria de las personas entrevistadas, como herramienta
para reunir acontecimientos significativos y construir una representación, una huella, más que un
dato histórico, sobre el momento histórico analizado.
Los entrevistados fueron un total de 13. Son los siguientes:
* Ana María Alderete. Cursó la carrera de Psicología en la UNC en 1968 y 1972. Poste-
riormente fue profesora de Estadística Aplicada, Psicoestadística, Psicometría y Metodología de la
Investigación. Se desempeñó como directora de la Escuela de Psicología de la UNC desde 1989
hasta 1990. Fue decana de la Facultad de Filosofía desde 1996 hasta 1999, y de la Facultad de
Psicología entre 1999 y 2003.
* Alberto Colaski. Fue estudiante de Psicología y presidente del Centro de Estudiantes de
la Facultad de Filosofía de la UNC durante el período abordado. Fue detenido/secuestrado en
1977 y pasó por los centros de detención de La Ribera y La Perla, y por las Unidades Penitencia-
rias de Córdoba y La Plata. Fue liberado en 1982: se reinscribió a la carrera de Psicología en 1984
y se graduó en 1987. Es el actual profesor titular de la cátedra de Psicología y Derechos Huma-
nos.
* Eduardo Cosacov (Córdoba, 1954). Estudió en la UNC: obtuvo el título de licenciado en
Psicología en 1978, y de doctor en Psicología en 1992. Realizó estudios en la Maestría de Psico-
logía General Experimental de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Se desem-
peña desde 1988 como profesor titular de la asignatura Introducción a la Psicología en la Facultad
de Psicología de la UNC.
* Angélica Dávila. Cursó la carrera de Psicología en la UNC entre 1969 y 1973. Se des-
empeñó inicialmente como docente de Psicología Clínica y luego pasó a la cátedra de Psicología
Sanitaria, donde actualmente es profesora titular. Fue cesanteada de la Escuela de Psicología en
1976 y reincorporada en 1985. Tiene una maestría en Ciencias Sociales en la Escuela de Trabajo
Social de la UNC. Fue presidenta del Colegio de Psicólogos de Córdoba.
* Raúl Gómez (Córdoba, 1965). Es licenciado en Psicología, graduado en la UNC en
1988. Es docente de la carrera de Psicología desde 1989, e investigador de la UNC desde
1992. Fue fundador del MST Nueva Izquierda y ha sido candidato a gobernador de Córdoba por
ese partido.
* Livio Grasso. Se graduó de Licenciado en Psicología en la UNC en 1969. Fue profesor
titular en la cátedra de Psicoestadística en la Escuela de Psicología de la UNC, y también dictó

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clases en la Universidad Católica. Realizó una maestría en Tercera Edad en la Facultad de Medi-
cina de la UNC, y publicó diversos trabajos sobre ese tema. Fue vicedirector de la Escuela de Psi-
cología de la UNC entre 1984 y 1986.
* Héctor Martínez. Cursó la carrera de Psicología en la UNC desde 1971 hasta 1976. Se
desempeñó como docente en la cátedra de Orientación Vocacional y actualmente es profesor titu-
lar de la cátedra de Deontología y Legislación Profesional en la Facultad de Psicología de la UNC.
Fue presidente del Colegio de Psicólogos de Córdoba en la década del 80, y rector del Colegio
Nacional de Monserrat entre 2006 y 2010.
* Miguel Mirotti (Villa María, 1935). Cursó la carrera de Psicología y Pedagogía en la
UNC entre 1956 y 1960. Fue profesor titular de la cátedra Técnicas Proyectivas en los períodos
1964-1970, 1974-1976 y 1985-2002. También dictó varias materias en la Universidad Católica.
Fue decano de la Facultad de Filosofía de la UNC entre 1970 y 1972. Fue cesanteado en abril de
1976 y reincorporado en mayo de 1985.
* Juan Mocchiutti (Rafaela, 1934). Se graduó en la Universidad Nacional de Córdoba,
primero como licenciado en Psicología y después como doctor en Psicología. Dictó las cátedras de
Historia de la Psicología y Psicología Diferencial en la Universidad Católica entre 1964 y 1967. Fue
profesor de Historia de la Psicología en la UNC desde 1967 hasta 1971 y desde 1972 hasta su ju-
bilación en 1997. Fue director de la Escuela de Psicología de la UNC desde octubre de 1976 hasta
abril de 1984.
* Edgardo Pérez (Pergamino, 1957). Estudió en la UNC: obtuvo el título de Licenciado en
Psicología y de Profesor en Psicología en 1980, y el de Doctor en Psicología en 2001. Es profesor
adjunto de la cátedra Técnicas Psicométricas en la Facultad de Psicología de la UNC. También
es director de la Carrera de Doctorado en Psicología de la Facultad de Psicología de la UNC.
* Alicia Servetto. Es doctora en Historia y magíster en Partidos Políticos por la UNC. Es
investigadora del Centro de Estudios Avanzados (CEA), docente de la maestría en Partidos Políti-
cos y profesora de Historia Argentina Contemporánea de la Facultad de Ciencias de la Comunica-
ción de la UNC. Ha publicado diversos artículos sobre la historia política de Córdoba y otras pro-
vincias.
* Carmen Stábile. Ingresó en la carrera de Psicología en 1970. Obtuvo la licenciatura en
1974 y un doctorado en Ciencias de la Salud de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNC en
2012. Desde 1984 está a cargo del Departamento de Orientación Vocacional del Nivel Secundario
del Colegio de María, de orientación confesional. Fue ayudante alumna, jefa de trabajos prácticos
(JTP) y, desde 2014, profesora titular de la cátedra Orientación Vocacional de la carrera de Psico-
logía de la UNC.
* María Cristina Vera de Flachs. Es licenciada y Doctora en Historia por la Facultad de
Filosofía de la UNC, profesora titular de Historia Social Contemporánea, investigadora principal de
Conicet e investigadora del grupo Historia y Prospectiva, de la Universidad Latinoamericana y Uni-
versidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia.

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Para la elección de los entrevistados se tuvieron en cuenta dos aspectos básicos:
1. Su vinculación con la carrera de Psicología en (o respecto de) el período abordado. Del
total de 13 consultados, 10 fueron actores directos de la etapa en estudio: 5 en calidad de estu-
diantes (Colaski, Cosacov, Martínez, Pérez y Stábile), 3 en carácter de docentes (Grasso, Mirotti y
Mocchiutti) y las 2 restantes en ambas funciones (Dávila y Alderete). Además se entrevistó a dos
historiadoras, Alicia Servetto y Cristina Vera, que han escrito trabajos específicos sobre la época
en estudio, y a Raúl Gómez, docente de la Facultad de Psicología e investigador de las vincula-
ciones entre política y Universidad.
2. La variedad de cátedras que han tenido a cargo los consultados: Alderete, Psicoestadís-
tica y Metodología de la Investigación; Colaski, Psicología y Derechos Humanos; Cosacov, Intro-
ducción a la Psicología; Dávila, Psicología Sanitaria y Psicología Clínica; Grasso, Psicoestadística;
Martínez, Deontología; Mirotti, Técnicas Proyectivas; Mocchiutti, Historia de la Psicología; Pérez,
Técnicas Psicométricas; y Stábile, Orientación Vocacional.

Además se apeló a fuentes complementarias: bibliografía sobre el período en estudio; no-


tas, reglamentos, decretos, resoluciones y otros materiales de archivo de la carrera de Psicología
y de la Facultad de Filosofía de la UNC; documentación de entidades vinculadas a la psicología en
la ciudad y en la provincia; y artículos de diarios, revistas, sitios web y otras publicaciones. Este
tipo de material ha sido citado a pie de página en la transcripción de las entrevistas, con el objeto
de contextualizarlas y dotarlas de mayor rigor.
La totalidad de la producción generada para esta Práctica Supervisada de Investigación ha
sido publicada en un sitio de internet especialmente elaborado para este proyecto (
http://historiapsicounc.wixsite.com/home ), que también tiene su versión en las redes sociales Fa-
cebook (www.facebook.com/historiapsicounc) y Twitter (twitter.com/historiapsiunc)

5. Poder político y comunidad académica

La injerencia del poder político sobre la Escuela de Psicología de la UNC en el período


1973-76, y las diversas reacciones de la comunidad académica, se manifestaron a través de una
serie de acontecimientos que se caracterizarán a lo largo de este trabajo:
* Nivel de participación. La movilización estudiantil en la Escuela de Psicología durante
1973-76 parece haber reflejado el clima de ebullición universitaria que se registraba a nivel nacio-
nal y provincial en esos años. Algunos entrevistados, sin embargo, dicen que había una "mayoría
silenciosa" que sólo pretendía estudiar y recibirse para poder desarrollar su actividad profesional.
* Reemplazo de docentes. Las oscilantes tendencias político-ideológicas del gobierno
nacional-provincial derivaron en el reemplazo de numerosos profesores y de varias autoridades
académicas. Esos cambios, a su vez, tuvieron efectos sobre las orientaciones teóricas de las
cátedras.

11
* Reacción estudiantil contra determinados contenidos. Los militantes de algunas
agrupaciones solían provocar interrupciones de las clases dictadas por docentes de materias vin-
culadas a la psicometría, el conductismo, el "positivismo" y otras corrientes que se asociaban con
la influencia de "la derecha" y de Estados Unidos.
* Irrupción de organizaciones armadas. Los miembros de grupos como el ERP y Mon-
toneros entraban a veces armados y encapuchados a las aulas para dar a conocer sus ideas. Apa-
rentemente lo hicieron con muy escasa frecuencia y nunca utilizaron las armas como elemento de
intimidación directa.
* Enfrentamientos entre alumnos. Los actos de violencia entre distintas agrupaciones
estudiantiles parecen haber sido bastante comunes y llegaron a incluir el uso de cadenas, botellas,
sillas y otros elementos para agredir o defenderse.
* Conflictos entre docentes. Los problemas obedecían a una combinación de cuestiones
político-partidario-ideológicas con aspectos vinculados a los posicionamientos dentro de las co-
rrientes psicológicas, e incluso con asuntos de orden estrictamente personal. Los enfrentamientos
solían derivar en la creación de cátedras paralelas o de distintas orientaciones en materias correla-
tivas.
* Nivel académico. Varios de los entrevistados dijeron que los frecuentes conflictos y los
habituales reemplazos de docentes, programas y contenidos por motivos políticos tendieron a
aplanar el nivel de carrera durante el período abordado.
* Injerencia directa del poder político. A partir del Navarrazo en febrero de 1974 y sobre
todo durante la gestión del brigadier Raúl Lacabanne como interventor de Córdoba (1974-75), la
carrera empezó a sufrir el accionar de diversas fuerzas represivas, tanto oficiales como clandesti-
nas, alentadas y organizadas desde el aparato del Estado.
* Infiltrados e informantes. El accionar del poder político habría incluido el ingreso de in-
formantes que se dedicaban a realizar tareas de inteligencia sobre profesores y alumnos. Se sos-
pecha que varios docentes y no-docentes "marcaban" a colegas y a estudiantes que pertenecían a
movimientos de izquierda o desarrollaban cualquier actividad considerada "subversiva".

5.1. Nivel de movilización

Aunque con muchos matices, los entrevistados tendieron a coincidir en que el nivel de
movilización en la Escuela de Psicología durante 1973-76 reflejó con bastante fidelidad el cam-
3
biante grado de participación universitaria registrado a nivel provincial y nacional en esos años ( ):

3
Dice Alicia Servetto en la entrevista incluida en este trabajo: "El período 1973-76 en Córdoba
tiene como característica la aceleración de los procesos vinculados a la violencia política. Fueron
tres años tumultuosos, en el que todo fue como rápido: el triunfo de la fórmula de Ricardo Obregón
Cano y Atilio López [el 11 de marzo de 1973] y su destitución en febrero de 1974; y los gobiernos

12
1. Se registró una gran movilización de las agrupaciones de izquierda/progresistas durante
los años 60 y la primera parte de los 70, especialmente a partir de sucesos como el Cordobazo de
mayo de 1969 y la asunción de Héctor Cámpora como presidente de la nación y de Ricardo
Obregón Cano como gobernador de Córdoba en mayo de 1973.
2. Se produjo un retroceso de la efervescencia estudiantil, en coincidencia con aconteci-
mientos como el Navarrazo en febrero de 1974, la presidencia de Isabel Perón (de julio de 1974 a
marzo de 1976) y la gestión del brigadier Raúl Lacabanne como interventor federal de Córdoba,
junto con la creciente influencia de las Fuerzas Armadas en 1974-75.
3. Hubo un silenciamiento total y casi inmediato de las movilizaciones y de la ebullición es-
tudiantil, en simultáneo con secuestros/desapariciones de militantes de diversas organizaciones
políticas tras el Golpe de Estado en marzo de 1976.

5.1.1. Hasta 1973

Varios autores respaldan la idea de que existió gran ebullición en el ámbito universitario
cordobés en la segunda mitad de los años 60 y la primera de los 70. Crespo y Alzogaray (1994)
destacan "el carácter masivo de la participación estudiantil de la época, su alto grado de represen-
tatividad, la autonomía de los estudiantes respecto a la estructura formal universitaria, y la amplia
actividad de las bases que desbordaban a sus dirigentes". Por lo general, la movilización era un
medio para "realizar diversos planteos vinculados a la situación académica: libertad de cátedra,
pluralismo teórico, autonomía universitaria, concursos".
Millán (2013) agrega que desde fines de los 60 hasta principios de los 70 "el movimiento
estudiantil cordobés pasó de la lucha de calles bajo conducción obrera a la lucha académico–
corporativa, primero produciendo grandes movilizaciones y luego pequeños pero numerosos acon-
tecimientos en distintas unidades académicas".
Además, "Córdoba resultaba ser uno de los nudos neurálgicos de las grandes agitaciones
sociales del período... Se había ido conformando una sociedad hipermovilizada, polarizada y alen-
tada por un imaginario revolucionario de cambio de estructuras políticas, sociales y económicas
(Servetto, 2004).
Héctor Martínez, alumno de Psicología en el período abordado, ratifica esas afirmaciones:
dice que "a partir del Cordobazo y casi hasta el Golpe de 1976, la ciudad y la provincia estuvieron
muy movilizadas, tanto en el ámbito estudiantil como obrero". De hecho, recuerda que él mismo
participó de "marchas en las que había gente desde el Hospital de Clínicas hasta Colón y General
Paz, y todavía quedaban manifestantes por salir".

de los interventores Duilio Brunello [marzo a septiembre de 1974]; Raúl Lacabanne [septiembre de
1974 al mismo mes de 1975]; y Raúl Bercovich Rodríguez [septiembre de 1975 a marzo de 1976]".

13
Cristina Vera, que por entonces cursaba la carrera de Historia, señala: "Todo el estudian-
tado estaba involucrado [en la militancia] desde los años 60, y especialmente después del golpe
de Onganía [en 1966]: la efervescencia estaba a flor de piel. Los estudiantes se manifestaban
permanentemente a través de asambleas, reparto de panfletos y otras acciones. Reclamaban ex-
celencia académica pero su lucha en el fondo era política. Argumentaban que se debía volver a
los postulados de la Reforma de 1918: hablaban por ejemplo de las cátedras libres como pretexto
para decir que algunas materias no estaban dictadas de acuerdo a sus convicciones, y por lo tanto
debían abrirse nuevas".
Vera agrega que los propios docentes "solían ir con pancartas al rectorado para exigir dis-
tintas cosas" y que había un "'menjunje' de personajes de izquierda y de derecha que por enton-
ces se unían para formular algunos reclamos".
Edgardo Pérez, estudiante de Psicología a partir de 1973, recuerda que durante ese año
hubo "una gran ebullición política, junto con una orientación ideológica predominantemente de iz-
quierda". Ese escenario, según dice, se traducía en ciertos episodios bastante curiosos: por ejem-
plo, el ingreso de militantes estudiantiles a las aulas para cuestionar por qué se dictaban clases
mientras se realizaba algún acto en homenaje a una figura importante para determinado grupo.
Alberto Colaski, que en ese momento era presidente del Centro de Estudiantes, dice que
hasta 1974 "era muy fácil agitar la necesidad de movilizarse y aglutinar a la gente para ir por
ejemplo al centro de Córdoba y tomar la esquina de Colón y General Paz... Íbamos con [bombas]
molotov y todo eso. Teníamos la ventaja de que los propios vecinos desde los balcones nos daban
cosas para prender fuego y hacer barricadas. Hacíamos tal o cual planteo y exigíamos una res-
puesta en 24 o 48 horas".
Angélica Dávila, que cursó la carrera entre 1969 y 1973, confirma que en esos años "todo
era una gran ebullición: había una gran movida estudiantil y debates políticos permanentes entre
las distintas agrupaciones". Opina además que ese nivel de movilización se apagó durante el Pro-
ceso y ya no volvió a recobrarse: "Cuando regresé a la Facultad en 1985 después de que me
echaran en 1976 vi que todo se había vuelto muy pasivo. Los alumnos parecían dibujados: no ten-
ían ningún tipo de conciencia social. Yo les decía que se había invertido esa frase que dice: 'In-
cendiario a los 20, bombero a los 40'". También Héctor Martínez señala que la participación del es-
tudiantado era mucho mayor en ese entonces que ahora.
Uno de los hechos que, según Dávila, refleja claramente la existencia de un "gran movida
estudiantil" en la carrera de Psicología durante esos años era la masiva y frecuente concurrencia
al decanato para formular reclamos y plantear exigencias: "Así conseguimos echar a varios profe-
sores derechosos que habían intervenido en la dictadura anterior", subraya la docente.
Mirotti, que fue decano de la Facultad en 1970-72, recuerda que efectivamente vivió "va-
rias tomas del decanato por parte de estudiantes o militantes de izquierda que iban a exigir la ex-
pulsión de tal profesor o a quejarse por alguna materia". Pero aclara que esos jóvenes "no alcan-
zaban a llenar el hall del pabellón Residencial" y "después tuvieron cada vez menos gente hasta
que al final dejaron de ir porque no tenían número". Ana Alderete tiene un recuerdo diferente: sub-

14
raya que "las movilizaciones sólo dejaban de hacerse cuando los estudiantes conseguían lo que
reclamaban: por ejemplo, pidieron la eliminación del trabajo final y una serie de cambios en los
planes de estudio, y lo fueron logrando".
Mirotti, por su parte, señala que "siempre ha habido ciertas posturas ideológicas, moviliza-
ción y exigencias, y es lógico que haya sido así; nadie tiene que asustarse ni alarmarse por eso. Al
contrario: creo que lo preocupante sería que los jóvenes estuvieran quietos y no hicieran nada".
De todos modos, deja en claro que la mayoría de los estudiantes "no estaban de acuerdo con las
acciones 'reivindicativas' de los grupos más movilizados: sólo querían estudiar tranquilos y que los
dejaran de molestar".
Mocchiutti, por entonces profesor de Historia de la Psicología, acepta que la movilización
fue muy notoria en los tempranos 70 pero no considera que tal cosa haya sido digna de elogio: "La
Facultad estaba muy ideologizada: había grupos de activistas que entraban en pleno desarrollo de
algunas cátedras, se burlaban e incluso agredían al docente, y las autoridades no ponían límites".
Otros entrevistados ponen en duda el supuesto gran nivel de participación en esos años.
Cosacov, por ejemplo, afirma que la ebullición de la primera mitad de los 70 reflejaba el accionar
de agrupaciones que eran muy activas y organizadas pero que abarcaban a un porcentaje relati-
vamente menor del alumnado. Según dice, "gran parte de los estudiantes conformaba una mayor-
ía silenciosa que no tenía una postura definida". Grasso opina de manera similar: "La movilización
era protagonizada por poca gente, que interrumpía las clases, tomaba las aulas o las Facultades y
hacía cuestionamientos a los profesores. El resto toleraba todo eso de mala gana".
Cristina Vera agrega que la mayoría de los estudiantes "quedaban, como siempre, en el
medio de peleas entre grupos políticos antagónicos", y Héctor Martínez opina que tanto antes co-
mo ahora ha habido agrupaciones muy movilizadas pero también muchos alumnos que sólo quie-
ren "estudiar, recibirse e irse" a ejercer la profesión.
Ana Alderete rechaza totalmente la idea de que haya habido una "mayoría silenciosa". En
esos años, según dice, "había una participación activa de los estudiantes: las asambleas eran ma-
sivas y las movilizaciones muy grandes". Raúl Gómez tiene una postura similar: señala que "el alto
nivel de movilización quedaba reflejado en el hecho de que, por ejemplo, el presidente del Centro
de Estudiantes de la Facultad de Filosofía era un alumno de Psicología, Alberto Colaski, que per-
tenecía a una fuerza de izquierda muy movilizada, votada por la mayoría del estudiantado y res-
paldada por una gran masa crítica". De todos modos, reconoce que el estudiantado de Psicología
"quizá era el menos politizado de la Facultad de Filosofía" y lanza una hipótesis que explicaría ese
fenómeno: "Yo siempre digo, quizá medio provocadoramente, que la supuesta despolitización de
esta carrera se debe al hecho de que acá se forman cuentapropistas: profesionales del trabajo in-
dependiente que responden a una tradición individualista, de pequeña burguesía, de gente que
aspira básicamente a poner su propio consultorio".

15
5.1.1. 1974-75

Apenas asumió como interventor federal de Córdoba en septiembre de 1974, el brigadier


Raúl Lacabanne anunció su intención de llevar adelante una "limpieza ideológica" de la provincia a
través de la eliminación de "enemigos infiltrados" en la administración gubernamental y en otras
instituciones políticas y sociales: partidos políticos, sindicatos, instituciones educativas, centros
vecinales, organizaciones comunitarias y centros de estudiantes (Servetto, 2004).
Servetto confirma que la advertencia de Lacabanne se tradujo en un descenso de los nive-
les de participación, pero agrega que el "estado policíaco, de censura y persecución" no empezó
en ese momento sino varios meses antes, a partir del Navarrazo en febrero de 1974.
Héctor Martínez, en tanto, añade otro punto importante en el retroceso de las grandes mo-
4
vilizaciones: la orden de Isabel Perón de "aniquilar a los elementos subversivos" en 1975 ( ). De
todos modos, deja en claro que el "clima de miedo" empezó a vivirse recién cuando asumió el go-
bierno militar.
También Cosacov dice que hasta marzo de 1976 "los opositores podían manifestarse
abiertamente porque, a fin de cuentas, el gobierno estaba dentro del sistema democrático y los in-
terventores de la provincia eran designados por un presidente que había sido elegido democráti-
camente.".
Respecto a la situación en la UNC, Servetto dice que a partir de 1974 "muchos de los de-
canos fueron removidos y los estudiantes empezaron a ser perseguidos y encarcelados: los acto-
res más 'disruptivos' empezaron a replegarse y a estar a la defensiva, y la represión cayó sobre
ellos... Algunos tuvieron que irse del país".
Ana Alderete dice que algunos estudiantes dejaron de participar después de que sus gru-
pos políticos pasaran a la clandestinidad, y agrega que "en 1975 ya no se veían movilizaciones
masivas en Córdoba: había mayor represión y la gente empezó a tener miedo".
Cristina Vera tiende a opinar lo contrario. Afirma que en 1974-75 hubo mucha resistencia
estudiantil contra los gobiernos de la intervención provincial: "había frecuentes movilizaciones y
pegatina de carteles en los pabellones, los patios y los halls de las Facultades, y no era una cosa
escondida sino que estaba a la vista de todo el mundo".
"La gente se manifestaba, para un lado o para el otro. Los estudiantes se contactaban en
los comedores, las residencias y los domicilios particulares para organizar escaramuzas, moviliza-
ciones, distribución de panfletos, colocación de bombas de pintura y acciones por el estilo. En ge-
neral la lucha se hacía de manera abierta, frente a frente. A veces, cuando la efervescencia empe-

4
Durante 1975, el Poder Ejecutivo Nacional emitió cuatro decretos que ordenaban "aniquilar a
los elementos subversivos". El primero llevó la firma de la presidenta María Estela Martínez de
Perón y sirvió para justificar y dar legalidad al "Operativo Independencia" contra la guerrilla en la
provincia de Tucumán. Los tres decretos restantes fueron firmados por el presidente interino Ítalo
Luder y ratificados por el Congreso Nacional tras el ataque de Montoneros al Regimiento de Infan-
tería de Formosa, el 5 de octubre de 1975 (ConstituciónWeb, 2009).

16
zaba a ser muy grande, las autoridades cerraban los pabellones de alguna Facultad e incluso toda
la Universidad, pero no existía para nada el control que se ejerció a partir de 1976", subraya Vera.
Angélica Dávila coincide con la idea de que la retracción de las movilizaciones se produjo
recién después del Golpe" de 1976, pero aclara que ya desde los años previos se empezó a tener
"más cuidado, más preocupación e incluso cierto temor, porque muchos militantes estudiantiles
fueron perseguidos y detenidos". De manera similar, Colaski recuerda a partir de 1974 "ya no hubo
una respuesta tan contundente del alumnado como en otros momentos", porque "no todo el mun-
do estaba ya con la misma disposición de salir a la calle y se pensaba dos veces antes de tomar
alguna decisión".
"Nosotros debíamos seguir e íbamos para adelante", dice, pero también aclara que "se iba
viendo lo que pasaba y hubo que ir modificando las expectativas", y posteriormente "se pudo eva-
luar que no era el momento para ciertas cosas, porque las condiciones no estaban dadas: uno no
iba a lograr lo que se proponía".

5.1.3. 1976

Angélica Dávila recuerda que algunas agrupaciones estudiantiles intentaron seguir movili-
zadas luego del Golpe de 1976 porque creyeron que el gobierno militar iba a ser relativamente
"blando" como los anteriores; pero pronto cayeron en la cuenta de la violencia inusual que empe-
zaba a desplegar el régimen.
También Mirotti dice que inicialmente creyó que el Proceso iba a tener características simi-
lares a los gobiernos de Levingston y Lanusse. De hecho, recuerda haber rechazado una invita-
ción a emigrar a Alemania en 1976: "Pensé que en el país no iba a pasar nada, como en los ante-
riores golpes militares. Si hubiera estado asustado, a lo mejor me habría ido". Exactamente lo
mismo manifiesta Cosacov: "Pensé que los militares solamente se iban a limitar a desarmar y en-
carcelar a los grupos guerrilleros y a la Triple A".
Como se sabe, el accionar represivo fue mucho mayor al esperado. Dice Colaski al res-
pecto: "A medida que la gente se fue enterando de las desapariciones, los secuestros y las tortu-
ras, fue internalizando ciertos miedos y terminó paralizándose; si no hubiera sido así, podía ocurrir
lo mismo que en otros momentos: la sociedad podía largarse a la calle, desbordarse y volverse
imparable".
Cristina Vera señala que a partir de 1976 se empezó a ver "muy poca gente en la Facul-
tad" y se dispuso que los uniformados controlaran el acceso a cada unidad académica, de manera
que los estudiantes llevaran "vestimenta correcta, tuvieran el pelo corto, estuvieran bien afeitados
5
y presentaran documentos y un certificado de buena conducta" ( ).

5
Una ordenanza firmada en abril de 1976 por el interventor militar de la Facultad de Filosofía, Ri-
cardo Romero, reglamentó el aspecto que debían conservar los alumnos para poder realizar

17
5.2. Docentes y corrientes teóricas

Durante el período 1973-76, las cambiantes tendencias político-ideológicas del gobierno


nacional-provincial se reflejaron en el reemplazo de docentes y autoridades académicas de la Es-
cuela de Psicología. Esos cambios, a su vez, se tradujeron en diversas oscilaciones teóricas en
las materias de la carrera.
A grandes rasgos, podría afirmarse que los profesores cercanos a las posiciones de iz-
quierda tendían a encuadrarse dentro de las corrientes psicoanalíticas, mientras que los docentes
afines a la derecha se identificaban con las vertientes psicométrico-conductistas y filosófico-
existencialistas.
Ambas tendencias parecen haber tenido su peso durante los 60 y 70, pero no queda del
todo claro, al analizar los testimonios de los entrevistados, cuál de esas orientaciones fue predo-
minante en la carrera en esos años.

5.2.1. Antes de 1973

Según Héctor Martínez, "los que tenían el 'poder', por decirlo de alguna manera, a fines de
los 60 y principios de los 70 eran los psicometristas, los metodólogos, los profesores abocados a
lo que podríamos llamar 'lo científico', 'lo clínico' y el 'método actuarial': algunos de ellos eran
psicólogos, mientras que otros (principalmente los del área clínica) eran médicos psiquiatras".
Ana Alderete reconoce que los psicometristas como Murat y Fogliatto "imponían su orien-
tación en los trabajos finales", al menos hasta el cambio del plan de estudios en 1969, pero remar-
ca que la psicometría "era mucho menos importante que ahora" y que "las únicas materias psi-
cométricas eran Psicoestadística, Metodología y Técnicas Psicométricas".
Respecto al psicoanálisis, Martínez dice que "no tenía una presencia fuerte" en esos años
sino que "apareció muy despacio durante la década del 70". Raúl Gómez, en tanto, coincide en
que el psicoanálisis fue "incipiente" y "bastante marginal" hasta bien entrados los 70.
Otros consultados, por el contrario, sostienen que el psicoanálisis fue muy importante des-
de el mismo momento de creación de la carrera.
Dice Mirotti: "Las carreras de psicología nacidas a fines de los 50 y principios de los 60
surgieron de docentes que bebían de fuentes psicoanalíticas e inexorablemente volcaban esos

"cualquier trámite en las distintas dependencias administrativas o académicas". En primer lugar


debían "presentarse en correctas condiciones de aseo personal, con decoro y sobriedad en el ves-
tir", y al entrar a cualquier dependencia tenían que "presentar el documento de identidad y la libre-
ta de trabajos prácticos, debiendo concordar en ambos documentos los datos y las fotografías que
se exhiben" (Facultad de Filosofía UNC, 2014).

18
conocimientos en sus clases. Había una impregnación de conceptos freudianos, que eran los úni-
cos que tenían algún desarrollo en ese momento". No obstante, "el psicoanálisis tuvo algunas re-
sistencias por parte de los psicometristas", lo cual "está muy bien, porque la investigación ma-
6
temática es fundamental en psicología y no estaba suficientemente desarrollada en Argentina" ( ).
Livio Grasso, en tanto, dice que el psicoanálisis era predominante en los años 60 y conti-
nuó siéndolo luego, aunque siempre matizado por otras orientaciones. También Mocchiutti remar-
ca que el psicoanálisis fue la corriente imperante en todo momento: "Nosotros nos formamos con
un grupo de psicoanalistas entre los que estaban José Bleger, Marie Langer, Jorge García Bada-
raco, Enrique Pichon-Rivière, Arminda Aberastury y varios más".
Edgardo Pérez coincide con que "hasta la derechización de la Facultad en 1974, acá era
el paraíso del psicoanálisis". Y Carmen Stábile, que cursó la carrera entre 1970 y 1974, añade que
"si alguien no tenía las obras de Freud era como que le faltaban los libros básicos", aunque tam-
bién aclara que "había elementos de Melanie Klein" y que cada uno iba descubriendo otros auto-
res a medida que avanzaba en la carrera y en la profesión.
Mirotti puntualiza además que en los 70 prevalecieron diversas "modas" dentro del psico-
análisis: "alguien podía ser freudiano, después kleiniano y después lacaniano", aunque "ninguna
de esas orientaciones llegó a impregnar la carrera".
Gómez añade que algunas materias no sólo abordaban a autores psicoanalíticos muy di-
versos sino que también se nutrían de otras escuelas: por ejemplo, había cátedras como la de
Braunstein que "incorporaba lecturas de lo que hoy llamaríamos cognitivismo". Mirotti coincide en
que "el psicoanálisis se combinaba muchas veces con otras corrientes: por ejemplo, [Jorge] Saurí
hacía un psicoanálisis medio tonalizado con cierta cosa existencial; y Nuria Cortada se inclinaba
más hacia la psicología infantil".
Pérez recuerda en particular las clases de "un excelente profesor de 'Psicología Profunda',
Teodoro Isaac, que siempre incluyó en sus clases a textos de psicoanalistas como Freud, Jung y
Adler, y también a autores de tipo existencialista". Recién después, dice Mocchiutti, "emergió el
neoconductismo, la Gestalt, el lacanismo importado de Buenos Aires y otras líneas teóricas que
fueron incorporándose".

5.2.2. 1973

Durante 1973, en línea con la orientación ideológica del gobierno nacional y provincial, se
registraron varios cambios de autoridades en la Facultad y en la Escuela de Psicología, junto con
diversos reemplazos de docentes y modificaciones en las tendencias teóricas de la carrera. Sólo

6
También Ferrari & Guerrero (2005) han escrito que el psicoanálisis enfrentó diversas críticas en
Córdoba, aunque no de los psicometristas sino de "los filósofos de la corriente neoescolástica y de
tendencias clericales", que lo habían identificado con los grupos reformistas y con la izquierda".

19
en ese año hubo tres decanos: Gaspar Pío del Corro (mayo de 1972 a mayo de 1973), Guillermo
Beato (junio de 1973 a noviembre de 1973) y Raquel Ferrario (noviembre de 1973 a diciembre de
1974).
Durante la gestión de Beato, la carrera incorporó a varios docentes considerados como
7
"progresistas" o "de izquierda", y cesanteó a algunos profesores definidos como "derechosos" ( ).
Los ingresos más destacados fueron los de varios miembros del equipo de Psicopatología del
Hospital de Clínicas: Néstor Braunstein, Marcelo Pasternac, Pedro Palombo y Rubén Musicante,
entre otros (López, 2005; Ferrari, 2010; Philp, 2010; Rodríguez & Altamirano, 2010; Guerrero,
2013). En ese grupo también estaba Paulino Moscovich, que era psiquiatra, pertenecía al Partido
Comunista y estaba vinculado al Hospital de Clínicas y al Sanatorio Bermann.
Además, según recuerda Angélica Dávila, se produjo "el ingreso de varios psicoanalistas
de orientación progresista en materias como Psicología del Trabajo, Psicología Social I y II, y Psi-
cología Clínica, donde se estudiaba principalmente a autores de izquierda como Enrique Pichón
Riviere y José Blejer". En general, según Ana Alderete, los docentes incorporados "no fueron tan-
tos y no sé cuánto tiempo habrán estado".
Respecto a las expulsiones, Dávila aclara que fueron promovidas principalmente por los
estudiantes y afectaron a "docentes con un pasado 'derechoso' o posturas que no coincidían con
la orientación colectiva y social" de la psicología: "echamos, por ejemplo, a Ventura Cordero, que
daba Neurofisiología y Psicofisiología; y a "un abogado que daba una sociología yanqui, con con-
ceptos como los de rol y status, en Psicología Social I".
Ana Alderete ratifica que el alejamiento de esos profesores no fue dispuesto por las auto-
ridades de la Facultad sino que tuvo origen en reclamos de los estudiantes, y menciona en particu-
lar el caso de Enrique Revol, de la cátedra de Antropología, que se fue después de que los alum-
nos le hicieran toda clase de planteos y llegaran incluso a hacer explotar 'cebitas' en su clase.
Cristina Vera mantiene una visión completamente diferente: deja en claro que los docentes
cesanteados ("de real valía y de distintas tendencias") quedaron afuera "por oponerse a los postu-
lados de las autoridades" de la Facultad: "No necesariamente eran echados sino hostigados a
través de distintas medidas: por ejemplo, la creación de cátedras paralelas".
Añade Grasso: "Por entonces hubo una especie de auge de las posiciones ideológicas de
izquierda, que pretendían ser también concepciones de izquierda de la psicología y de las ciencias
sociales. Esos enfoques eran predominantes en las materias de primer año, como Historia de la
Psicología e Introducción a la Psicología, que estaban en manos de los profesores Gerardo Man-
8
sur ( ) y Néstor Braunstein, respectivamente. Ellos daban consideraciones adversas a lo que pre-

7
En 1973, la Facultad de Filosofía también incorporó (o reincorporó) a docentes considerados
de derecha: por ejemplo, Nimio de Anquín, ligado al pensamiento conservador; y Carmelo Felauto,
muy afín a la derecha peronista. Cabe aclarar que ninguno de los dos dictaba clases en la carrera
de Psicología (Philp, 2011).

20
sentaban como 'psicología yanqui'; es decir el conductismo, la psicología experimental y cualquier
ciencia social que recurriera a conceptos metodológicos formales y especialmente a nociones es-
tadísticas. En esos años predominó la idea de 'izquierdizar' los contenidos de la carrera por medio
de una actitud crítica hacia la psicometría y la estadística".
Edgardo Pérez ratifica que por entonces había solamente dos orientaciones teóricas pre-
dominantes en la carrera: marxismo y psicoanálisis. "La materia Psicología del Trabajo, por ejem-
plo, consistía básicamente en leer libros de Marx; y la orientación clínica era claramente psicoa-
nalítica. Lo demás era residual: las cátedras más metodológicas, como Psicometría y Metodología
de la Investigación, tenían un rol muy secundario".
Coincidentemente, Raúl Gómez puntualiza que en esos momentos "se estudiaban textos
de psicoanalistas marxistas como Georges Politzer". Y Angélica Dávila agrega que "era común la
lectura de autores como Althusser y Marx para ver desde dónde nos posicionábamos respecto a la
psicología; también debatíamos si el cambio [revolucionario] debía plantearse desde la psicología
o hacerse desde la política".
Ese predominio de los enfoques de izquierda, según Grasso, no se interrumpió con la "de-
rechización" de la Facultad en 1974 sino que continuó hasta el Golpe de 1976: "Recién ahí hubo
cambios: hasta entonces no registré que se aminoraran esas orientaciones en ningún sentido". Di-
ce además que él consideraba a esas posturas sólo como "pretendidamente" de izquierda, ya que
eran totalmente contrarias a las del comunismo universitario soviético, que era "experimental,
cuantitativo, estadístico y metodológicamente riguroso".
"Hay un texto del propio Lenin que patrocina el uso de la estadística en las ciencias socia-
les: dice textualmente que 'ciencia social sin estadística es ciencia social burguesa'. También en
Cuba los programas de estudio de psicología y ciencias sociales eran absolutamente 'yanquis',
según el criterio que se tenía acá", remarca Grasso.
Gómez aporta datos que complementan la visión de Grasso: "La izquierda cordobesa in-
cluía pequeñas corrientes que reivindicaban lo cuantatitavo y si se quiere más positivista; es decir,
existía un conductismo de izquierda en esta Facultad. De hecho, una de las docentes más impor-
tantes de la carrera en ese momento, Raquel Krawchik, era militante del Partido Comunista y a la
vez conductista, al punto de que la llamábamos 'La viuda de Pavlov'. En la propia biblioteca de es-
ta Facultad nosotros encontramos textos escritos por psicólogos chilenos durante el gobierno de
Salvador Allende, que reivindicaban al comportamentalismo soviético".
"Está claro entonces que existió un sector de izquierda radical que vio en el conductismo
una visión más científica de la psicología, en confrontación con la postura filosófica, tomista, me-
tafísica, escolástica, que también tenía presencia en ese momento y terminó siendo dominante
después del Golpe de 1976", completa Gómez.

8
Mansur tenía a su cargo la cátedra 'B' de Historia de la Psicología, y Juan Mocchiutti estaba en
la 'A'. Eran materias paralelas, con orientaciones muy diferentes.

21
5.2.3. 1974-75

A partir de la "derechización" del gobierno en 1974, parece haberse registrado una ten-
dencia inversa a la del año anterior: se alentó el ingreso de docentes conductistas y filosófico-
existencialistas, y a la vez se cesanteó a muchos profesores psicoanalíticos y/o de izquierda.
Servetto recuerda que en 1974, durante la presidencia de Perón, empezó a aplicarse la
9
Ley de Prescindibilidad, que autorizaba a despedir empleados por razones ideológicas ( ): "Mu-
chos profesores fueron detenidos, otros terminaron desaparecidos y otros pudieron exiliarse. Los
casos emblemáticos de la facultad de Filosofía son los de Oscar Del Barco, que consiguió exiliarse
en México, y de otros académicos e intelectuales como Héctor Schmuchler, Tununa Mercado, Noé
Jitrik o el grupo de La revista 'Pasado Presente', dirigida por José Aricó".
En la Escuela de Psicología, según recuerda Ana Alderete, "ingresó gente más conserva-
dora y obviamente cambió el enfoque": en Psicología Evolutiva II, por ejemplo, "sacaron a Susana
Guiñazú y pusieron a María Cristina Martínez Vázquez, que era esposa de un ministro de la dicta-
10
dura ( ).
Edgardo Pérez señala que, efectivamente. "se incorporaron profesores con una orienta-
ción absolutamente distinta a la anterior, que nos trataban como si fuéramos alumnos de primaria,
con muchas órdenes y una cosa muy autoritaria; ingresaron, por ejemplo, dos médicos psiquiatras:
uno de orientación biológica y sin conocimientos de psicología, que se hizo cargo de la cátedra de
11
Psicopatología ( ); y otro, que no era fuerte en ninguna corriente psicológica, asumió al frente de
Psicología Clínica".
Luego, a partir de enero de 1975, el nombramiento de Carmelo Felauto como decano de la
Facultad de Filosofía derivó en la mayor purga de docentes del período en estudio (Facultad de
Filosofía UNC, 2014). En ese lapso fueron cesanteados 29 profesores de todas las Escuelas de la

9
El 7 de agosto de 1974 el Congreso Nacional promulgó la Ley de Prescindibilidad, que autoriza-
ba a los ministros, secretarios de Estado o autoridades superiores de los organismos públicos a
"dar de baja y designar por razones de servicio al personal de la administración pública, empresas
estatales o cualquier dependencia oficial que considerase" (De Luca, 2008).
10
Susana Tresserra de Guiñazú es egresada de la primera cohorte de la carrera de Psicología
de la UNC. Llegó a desempeñarse como profesora adjunta en la cátedra Psicología Evolutiva II.
Fue cesanteada el 4 de enero de 1976, durante el decanato de Carmelo Felauto, y reincorporada
en 1985.
11
La cátedra de Psicopatología era dictada por Paulino Moscovich, que había ingresado el
20/7/1973 mediante resolución Nº 267 y quedó cesanteado dos años después, el 13/5/1975,
según consta en el legajo 1285. Moscovich fue reincorporado 10 años después, en mayo de 1985,
junto a un centenar de docentes que habían sido expulsados a partir de 1974.

22
Facultad, 15 de los cuales pertenecían a la carrera de Psicología: en su mayoría adscribían al psi-
12
coanálisis y eran afines a partidos de izquierda ( ). Son los siguientes:
* Manuela Cabezas de Oviedo. Era Jefa de Trabajos Prácticos (JTP) de Psicología Clíni-
ca. Fue cesanteada el 01/01/1975.
* Ana María Frassoni. Era JTP de Psicología Evolutiva . Fecha de cesanteo: 01/01/1975.
* Graciela Viviana Svorgan. Era ayudante de 2ª de Psicología Clínica. Fecha de cesanteo:
01/01/1975.
* María Culasso de Foscarini, JTP de Psicología Clínica. Cesanteo: 01/05/1975.
13
* Gerardo Mansur, profesor titular de Historia de la Psicología 01/05/1975 ( ).
* Susana Belda de Baima, profesora encargada de la cátedra Psicología Fundamental.
Cesanteo: 13/05/1975.
* Paulino Moscovich, profesor titular de Psicopatología General. Cesanteo: 13/05/1975.
* Margarita Caminotti de Bartolacci, JTP de Psicopatología General. Cesanteo:
01/08/1975.
14
* Susana Gallardo de Dione, JTP de Psicopatología General ( ).
* Carlos Eugenio Salgado, ayudante de 2ª de la cátedra Psicología Social.
15
* Oscar Lobera, JTP de Psicología Fundamental ( ).
* Rodolfo del Bocca, JTP de Neurofisiología. Cesanteo: 04/01/1976.
* Néstor García, profesor adjunto de Técnicas Proyectivas. Cesanteo: 04/01/1976.

12
También en 1974, cuando la decana era Raquel Ferrario, se había registrado el despido de
una docente de Psicología, que aparece en la lista de profesores cesanteados por motivos políti-
cos (Facultad de Filosofía UNC, 2014). Se trata de María Vigano, ayudante de 2ª de Psicología
Social. No fue posible averiguar cuál era su orientación política ni a qué corriente psicológica ads-
cribía.
13
Juan Mocchiutti asegura que él, y no Mansur, era el titular de Historia de la Psicología, porque
había ganado el concurso por decisión unánime del tribunal. Pero es probable que ambos hayan
sido considerados como titulares al desdoblarse la materia en una Cátedra "A", a cargo de Moc-
chiutti, y otra "B", dirigida por Mansur.
14
En mayo de 1976, pocos meses después de su expulsión de la Escuela de Psicología, Susana
Gallardo de Dione fue detenida en su lugar de trabajo, el Hospital Santa María de Punilla, por unos
hombres que se autoidentificaron como miembros de Inteligencia de Aviación. "Me introdujeron en
una sala de un pabellón, atada y vendada. Me preguntaban por la filiación de mis compañeros de
trabajo, si tenían participación con los 'moncho' o los 'erpianos', como decían ellos. Me pregunta-
ron por mi familia, me amenazaban con hacerme 'el submarino' y hacían ruido con las botas y con
las armas... Me sorprendió que me preguntaran por lo que había leído en la Facultad: Freud, Pia-
get, la Biblia, Marx", declaró Dione en la megacausa La Perla (El Diario del Juicio, 2012b). Poste-
riormente fue trasladada al Campo de la Ribera junto a una compañera de trabajo, también psicó-
loga, y permaneció allí durante dos meses. Luego fue llevada a la cárcel de mujeres del Buen Pas-
tor y finalmente liberada (Télam, 2014).
15
Lobera es autor, junto a Gerardo Mansur y Francisco Calvo, del libro: "En defensa de la Psico-
logía. Un triple enfoque: científico, Universitario y Legal", publicado en 1983 (Ripehp, 2013).

23
* Susana Tresserra de Guiñazú, profesora adjunta de Psicología Evolutiva II. Cesanteo:
04/01/1976. Fue reemplazada por María Cristina Martínez Vázquez, que "era la esposa de ministro
de la dictadura", recuerda Ana Alderete.
16
* Juan Mocchiutti, profesor titular de Historia de la Psicología. Cesanteo: 05/03/1976 ( ).

5.2.4. El Proceso

Durante el gobierno militar hubo otros nueve docentes cesanteados en la Escuela de Psi-
cología: seis en 1976 y los tres restantes en 1977, 1978 y 1979 respectivamente (Facultad de Filo-
sofía UNC, 2014). Son los siguientes:
* Angélica Dávila, ayudante de 2ª de Psicología Clínica. Cesanteo: 01/04/1976.
* María de Cena, profesora titular (sin especificación de cátedra). Cesanteo: 30/04/1976.
* Miguel Mirotti, profesor titular de Técnicas Proyectivas. Cesanteo: 30/04/1976.
* Graciela Strada, JTP de Técnicas Proyectivas y de Historia de la Psicología. Cesanteo:
30/04/1976.
* Enrique Saforcada, profesor titular de Psicología Social. Cesanteo: 30/04/1976. Fue re-
emplazado por Eduardo Castro, caracterizado por Ana Alderete como "de formación más funciona-
lista".
* María Estrada de Rampulla, profesora titular de Técnicas Proyectivas. Cesanteo:
01/06/1976.
* Graciela Leguizamón, ayudante de 2ª de Técnicas Proyectivas. Cesanteo: 01/05/1977.
* Raquel Krawchik, Jefa de Trabajos Prácticos de Neuroanatomía y Neurofisiología. Ce-
santeo: 01/04/1978.
* Blanca Rodríguez, profesora titular de Psicología Educacional: Cesanteo: 30/07/1979.

Tanto antes como después del Golpe de Estado, los cesanteos no habrían estado origina-
dos por la adhesión de los docentes a determinada corriente de la psicología sino exclusivamente
por su presunta afinidad o pertenencia a agrupaciones de izquierda. El hecho de que los expulsa-
dos hayan sido mayoritariamente psicoanalistas no tuvo que ver con alguna especie de rechazo a
esa orientación sino más bien con que muchos de los docentes marxistas eran a la vez psicoana-
listas. De hecho, los psicoanalistas "no fueron perseguidos sino que siguieron al frente de sus
cátedras durante el Proceso", confirma Edgardo Pérez. Grasso añade: "Se dijo alguna vez que los

16
Mocchiutti dice que no fue cesanteado a principios de marzo, como indica la lista de la Facul-
tad de Filosofía, sino en la primera semana de abril, cuando ya habían asumido las autoridades
militares. "Con certeza, fui cesanteado después del Golpe de Estado. Yo encabezaba la lista de 58
profesores titulares de la UNC que fuimos encuadrados en la ley antisubversiva", precisó, consul-
tado para este trabajo.

24
militares habían prohibido la enseñanza de Freud, pero no fue así. En realidad, casi nunca se en-
señó otra cosa en esta carrera: las demás corrientes no tuvieron ninguna importancia". Martínez
relativiza esas afirmaciones. Si bien admite que "el psicoanálisis se estaba metiendo por todos la-
dos", sostiene que las corrientes dominantes durante el Proceso fueron la psicometría y la psico-
logía de corte filosófico-existencial, ya que el director de la Escuela a partir de octubre de 1976,
17
Juan Mocchiutti, le quiso dar esa impronta a la carrera ( ).
Raúl Gómez, en tanto, directamente afirma que "el psicoanálisis cedió terreno durante el
gobierno militar, cuando adquirieron predominio las posturas "filosóficas, tomistas, metafísicas, es-
18
colásticas" ( ).

5.2.5. Después de 1983

Tras la restauración democrática en 1983, no sólo no hubo expulsiones sino que se produ-
19
jo el reingreso de la mayoría de los docentes que habían sido cesanteados a partir de 1974 ( ).
Quizá previsiblemente, varios de los reincorporados protagonizaron enfrentamientos con quienes
habían permanecido en la carrera durante el gobierno militar.
Esos conflictos, a los que se hará referencia más adelante, tuvieron que ver, como en la
década anterior, no sólo con cuestiones político-ideológicas sino también con la adscripción a dife-
rentes corrientes de la psicología y también con motivos estrictamente personales.

5.3. Reacción contra la psicología "yanqui"

Otra de las formas en que el contexto político impactó en el ambiente académico durante
el período 1973-76 fue la reacción de agrupaciones estudiantiles contra los docentes considerados
"de derecha" o "pro-yanquis", que dictaban materias vinculadas a la psicometría, el conductismo,
el "positivismo" y otras corrientes que se asociaban con la influencia de Estados Unidos.

17
Lo ocurrido con Mocchiutti tras el Golpe de Estado resulta bastante curioso: en abril de 1976
fue cesanteado por las autoridades militares de la Facultad, pero al mes siguiente logró su rein-
corporación y en octubre de ese mismo año llegó a ser director de la Escuela de Psicología. Per-
maneció en ese cargo durante todo el Proceso y renunció recién en abril de 1984.
18
Gómez aclara que el retroceso del psicoanálisis no afectó al ámbito privado; de hecho, dice
que "muchos psicoanalistas, tras ser expulsados de las unidades académicas en 1976, se refugia-
ron en círculos de estudio muy pequeños, y muy cerrados por una cuestión de seguridad, que al
final terminaron proliferando".
19
La resolución 308/85, firmada el 21 de mayo de 1985 por el decano de la Facultad de Filosofía
y Letras, Carlos Segretti, dispuso el reingreso de más de un centenar de docentes que habían sido
cesanteados a partir de 1974.

25
Alberto Colaski recuerda que por entonces "los estudiantes interrumpían a los profesores
para plantearles tal o cual diferencia en relación a lo que se dictaba en clase o a lo que estaba en
el material bibliográfico". Dice que los cuestionamientos "apuntaban principalmente al capitalismo
y al imperialismo norteamericano" y opina que "ojalá volviera a tomar fuerza" ese tipo de actitudes.
Grasso coincide en que hubo una fuerte reacción contra los contenidos "pro-yanquis" pero,
a diferencia de Colaski, no defiende esos comportamientos sino todo lo contrario. Según recuerda,
él debía resignarse a que sus clases empezaran con 20 minutos de demora porque antes debía
dar lugar a los grupos de estudiantes que ingresaban al aula para argumentar que "Grasso es
20
yanqui", "representante del imperialismo" y cosas por el estilo ( ). Esas incursiones, remarca
Grasso, eran alentadas por docentes "pretendidamente revolucionarios" como Gerardo Mansur y
Néstor Braunstein, y se extendieron hasta el Golpe de Estado de 1976.
Martínez confirma que "algunos estudiantes consideraban a los psicometristas como de-
fensores a rajatabla de lo que provenía de Estados Unidos", y por lo tanto "los cuestionaban
muchísimo y les interrumpían sus clases". También Edgardo Pérez remarca que "sin lugar a du-
das" existió un clima de reacción contra todo lo norteamericano.
Ana Alderete coincide en que "había toda esa discusión" y recuerda un caso particular que
refleja ese estado de cosas: "Los estudiantes les exigieron a varios docentes que se pronunciaran
en contra de la intervención de Estados Unidos en Vietnam y demás acciones del 'imperialismo'.
Algunos se negaron. El profesor Franco Murat, por ejemplo, dijo que de ninguna manera iba a
hacerlo".
Mirotti exhibe una postura muy diferente. No sólo no recuerda la reacción estudiantil contra
las materias "pro-yanquis" sino que incluso duda de que tal cosa haya sucedido. Dice textualmen-
te: "Nunca supe que hubiera alguna objeción por el origen o la nacionalidad de los saberes. Quizá
hubo en otras cátedras y yo no me enteré. Pero a fin de cuentas, la tecnología psicológica, los li-
bros y las investigaciones venían de Norteamérica o de Europa. Si cuestionabas a la técnica nor-
21
teamericana te quedabas sin nada" ( ).
Mocchiutti coincide con ese diagnóstico y lo retrotrae hasta la propia fundación de la Es-
cuela de Psicología: "Cuando se creó la carrera en 1958 existía el convencimiento de que cabía
dotarla de materias que hicieran posible la investigación, como Psicoestadística y Metodología. En
ese momento no hubo reacciones contrarias. A fin de cuentas, las asignaturas no tienen ni nacio-
nalidad ni camiseta ideológica".

20
Grasso aclara que la interrupción de las clases por parte de grupos estudiantiles no generaba
antagonismos demasiado personalizados: "Colaski, por ejemplo, me llevaba la contra pero tenía
buena relación conmigo y la mantuvo después, cuando fue docente. Él era más o menos racional:
no era un exaltado, como muchos otros en la izquierda. También había exaltados de derecha, pe-
ro eran menos, y menos exaltados".
21
En realidad, Mirotti admite que los estudiantes interrumpieron muchas veces las actividades
académicas (sobre todo cuando él era decano entre 1970 y 1972) pero no entorpecieron nunca el
dictado de sus clases.

26
5.3.1. El episodio Fogliatto

Un claro ejemplo de la reacción contra "la psicologia yanqui" consistió en un episodio de


cierta violencia que ocurrió en el segundo cuatrimestre de 1973 e involucró a un grupo de estu-
diantes y a la profesora de Metodología de la Investigación, Hermelinda Fogliatto. El hecho tuvo su
origen en cuestionamientos ideológicos y también, aparentemente, en disconformidades con los
métodos de dictar clases o de tomar evaluaciones. Parece haber sido lo suficientemente recorda-
ble como para ser mencionado por la mayoría de los entrevistados.
"Los alumnos le hacían toda clase de reclamos y después directamente dejaron de ir a las
clases. Pero ella iba igual y se quedaba horas enteras en el aula, sin ningún estudiante. Eso pasó
durante un mes o dos, hasta que un día los chicos tomaron el aula y le exigieron que firmara una
nota de renuncia", recuerda Ana Alderete.
Colaski, que fue testigo del hecho, agrega: "Los alumnos le llevaron un papel en la que es-
taba escrita su renuncia y le dijeron que no la iban a dejar salir si no firmaba. Ella se negó y
además sacó a relucir que tenía un hermano que era comodoro en la Fuerza Aérea. La abuchea-
ron mucho por eso".
Además, según Edgardo Pérez, fue "rodeada e insultada" por un grupo que "no la dejaba
salir y le tiraba papelitos encendidos"; Grasso dice que "le arrojaban cigarrillos en el pelo"; y Co-
laski asegura que "la pellizcaban cuando intentaba moverse".
Al final, según Pérez, "tuvieron que venir los ordenanzas a sacarla". Colaski dice que en
realidad fue el decano, Guillermo Beato, el que llegó al lugar y convenció a los estudiantes de que
la dejaran salir. Grasso, en cambio, recuerda que la propia Fogliatto le contó que "el decano no in-
tervino, pese a saber lo que estaba sucediendo". Ana Alderete recuerda haber dicho en esa época
que "los amigos de Hermelinda, que eran todos de derecha, no hicieron nada por ella", sino que
fue auxiliada por un profesor de la Escuela de Letras, Iber Verdugo, que llamó al rector Francisco
Luperi, y éste a su vez se comunicó con el decano Beato para pedirle que interviniera. "Al final,
ella se fue sin firmar nada. Después la separaron del cargo por un año y al tiempo volvió", comple-
ta la profesora Alderete.
Sobre las causas del episodio, Colaski recuerda que Fogliatto "se manejaba con bibliograf-
ía muy positivista y los alumnos empezaron a decirle que diera también otras cosas, hasta que un
día se enojaron y decidieron expulsarla". También influyó, aparentemente, el hecho de que "no
terminaba de comprenderse lo que ella explicaba".
Según Ana Alderete, "ella enseñaba pruebas no paramétricas, una parte de estadística di-
ferencial y algo de diseños experimentales, cuando ya existía toda otra mirada acerca de cómo se
debía investigar".

27
Héctor Martínez agrega que los estudiantes "simplemente la acusaban de ser 'pro-yanqui'"
y, de hecho, "ella venía a la Facultad en un autazo Impala que había traído de Estados Unidos y lo
estacionaba en la puerta del pabellón Francia, a la vista de todo el mundo".
Cosacov aclara que la materia de Fogliatto "no tenía derivaciones políticas, como otras",
pero igualmente "a ella la acosaron mucho porque se había formado en Estados Unidos". Grasso
añade que, efectivamente, la doctora había estudiado en Norteamérica y era acusada de ser "pro-
yanqui", pero supone que el verdadero motivo de la rebelión eran "sus actitudes algo desconside-
radas, bastante soberbias, y su carácter poco adecuado para relacionarse con la gente: a mí no
me extrañó que hubiera tenido ese inconveniente con los alumnos".
Edgardo Pérez invierte el orden de esa explicación: admite que Fogliatto exhibía cierto au-
toritarismo pero dice que no fue "esa característica de su personalidad" lo que desató el problema
sino su formación "en el 'imperio del mal' de Estados Unidos". Pérez confiesa además que le re-
sultó un tanto extraño que ella se haya quedado en la carrera después de ese episodio: "Como
docente era muy buena, capacitada, renombrada y exitosa; además tenía una muy buena posición
económica y muchos contactos en Estados Unidos. Podría haber enseñado en cualquier otro lado:
yo en su lugar me habría ido".

5.4. Armas y enfrentamientos

Todos los entrevistados coincidieron en que durante el período abordado existía un clima
de violencia política latente, tanto en la carrera de Psicología como en las demás escuelas de la
Facultad de Filosofía y la UNC en general. No obstante, exhiben matices. Algunos recuerdan que
entraba gente armada a las aulas, otros dicen que sólo vieron personas encapuchadas, y otros
aseguran no haber visto ninguna situación de esas características. Cabría concluir entonces que,
efectivamente, hubo militantes de organizaciones armadas que ingresaban a las clases pero lo
hicieron con muy escasa frecuencia y nunca utilizaron las armas como elemento de intimidación
directa.
Alberto Colaski señala que "había gente que entraba a las clases para 'hablar en nombre
del combatiente' del ERP, de Montoneros, o de algún otro grupo, pero armados no: que yo recuer-
de, nunca". Lo que sí admite Colaski es la presencia de militantes que ingresaban encapuchados
para evitar ser identificados, quizá porque temían represalias por parte de las autoridades universi-
tarias o de las fuerzas represivas.
Edgardo Pérez, en tanto, recuerda que cuando él ingresó a la carrera de Psicología en
1973 "entraba gente encapuchada y portando armas a las aulas" para cuestionar, por ejemplo, la
realización de actividades mientras se realizaba algún acto en homenaje a figuras importantes pa-
ra determinados grupos políticos.
Carmen Stábile ratifica que "a veces ingresaban grupos armados a las clases y llamaban a
participar, pero cada uno decidía si hacerlo o no: no es que a alguien le podía pasar algo por no

28
intervenir". De todos modos, recuerda que esas situaciones eran "complicadas y quizá también pe-
ligrosas" y le provocaban "bastante temor".
Cosacov, por su parte, dice: "No sé si era común que anduviera gente armada en la Facul-
tad, pero no era sorprendente como lo sería ahora. Era esperable. El ERP seguro que estaba ar-
mado, pero no su sector político, que era el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Lo
mismo sucedía con Montoneros: andaban armados, pero no así su parte política, que pertenecía a
la Juventud Peronista. Todas esas formaciones tenían un sector 'militar' y un sector político: el
primero estaba armado, necesariamente; e imagino que el otro sólo llegó a armarse en situaciones
excepcionales".
De todos modos, Cosacov recalca que "nunca llegó a haber violencia extrema en la carre-
ra: había peleas pero no con armas de fuego ni nada de eso". Y acerca de su propia postura en
ese contexto, dice: "Yo no podía avalar las acciones de grupos armados que no habían agotado la
vía institucional".
Mocchiutti confirma que "sí, había inscriptos que concurrían armados: eran del ERP y gru-
pos semejantes. Iban a encontrar adeptos, dejaban revistas y escritos varios, y a veces intentaban
interferir en las clases, pero no argumentaban nada: sólo enunciaban frases hechas y no podían
fundamentarlas. Eran pocos y generalmente se quedaban en el fondo del aula. Los mismos estu-
diantes los hacían callar".
También Mirotti recuerda que, cuando él fue decano, solían avisarle que habían entrado
"unos tipos armados a alguna clase, pero para entonces ya se habían ido y no tenía sentido salir a
22
correrlos" ( ).
Gómez, por su parte, subraya que la utilización de armas "no fue una actitud masiva" y si
bien señala que varios militantes del PRT participaron en hechos violentos como la agresión con-
tra la profesora Fogliatto, "nunca hubo una formación militar en la carrera de Psicología".
Martínez, en tanto, coincide en que el ingreso a las aulas por parte de grupos armados,
como Montoneros y ERP, "no eran frecuentes sino que se daban cada tanto". Supone además que
esos militantes no eran alumnos, pero dice que en realidad no lo sabe a ciencia cierta, porque
nunca les vio la cara: "Venían por ejemplo los del ERP, encapuchados y armados, tipo comando, y
tomaban algún aula donde se estaba dando clase. Hacían sus arengas, pedían ayuda económica
y se retiraban cuando alguien les avisaba que estaba llegando la Policía Federal. No nos apunta-
ban ni nada por el estilo sino que solamente planteaban sus ideas y pedían colaboración: pasaban

22
Mirotti también relata un caso puntual de grave violencia política, que no ocurrió durante el per-
íodo aquí abordado, sino uno o dos años antes, y no tuvo lugar en la Escuela de Psicología sino
en sus inmediaciones: "Me llamaron por teléfono a mi casa para decirme que se habían escucha-
do disparos en la Facultad. Fui enseguida y me encontré con una persona fallecida y con otra muy
grave, que murió después. Eran policías jubilados que estaban como personal de seguridad y hab-
ían sido baleados por un estudiante de Medicina, perteneciente al ERP, para quitarles las pistolas.
Fue la única vez que sucedió algo así mientras yo estuve como decano. Si pasó otras veces, no lo
sé".

29
la gorra y después se retiraban. Tampoco venían con la idea de llevarse a alguien... Después lle-
gaba la policía y nos 'maltrataba' durante tres horas con todo tipo de interrogatorios. Recuerdo una
vez que éramos como 300 en el aula, en el pabellón Francia: la Federal instaló un escritorio afuera
y nos hizo salir de a uno para pedirnos los documentos y las libretas universitarias y preguntarnos
si conocíamos o si habíamos visto las caras de los del ERP".
Varios de los entrevistados recalcaron que la portación de armas no era exclusiva de las
organizaciones guerrilleras ni respondía sólo al intento de amedrentar o impactar al alumnado de
determinadas cátedras, sino que también era un recurso al que apelaban algunos militantes estu-
diantiles ante la eventualidad de tener que enfrentarse con alumnos de otras agrupaciones.
Cristina Vera afirma que la efervescencia de la primera mitad de los 70 se caracterizó por
los "enfrentamientos entre distintos grupos" de la propia universidad, a diferencia de la ebullición
de los 60, que se enfocaba principalmente en cuestionar al gobierno. Dice además que "la situa-
ción fue especialmente problemática durante la presidencia de Héctor Cámpora (1973) y en el per-
íodo de Isabel Perón (1974-76)". También aclara que los embates "eran de un lado y del otro: no
se puede cargar las tintas sobre un solo sector".
Agrega Martínez: "Había disputas de espacio, de poder y especialmente ideológicas. Los
conflictos solían resolverse a las trompadas, a los sillazos o tirando botellas de vidrio: había en-
frentamientos fuertes". Cosacov relativiza esa afirmación. Asegura que "nunca llegó a haber vio-
lencia extrema" en la carrera de Psicología: "había peleas pero no con armas de fuego ni nada de
eso".
Angélica Dávila precisa que "una vez, una de las agrupaciones peronistas fue con cade-
nas a una asamblea interuniversitaria en el comedor, porque sus militantes decían que la izquierda
estaba armada". Sobre este punto, Raúl Gómez aclara que los militantes de izquierda justificaban
el uso de armas con el concepto de "autodefensa": decían que estaban habilitados a reaccionar
ante alguna agresión violenta. Su razonamiento era: 'Si van a venir a romperme la cabeza, dejame
tener algo para defenderme'. De todos modos, recalca que la utilización de cadenas y elementos
similares "no fue una actitud masiva".
Por entonces, el Centro de Estudiantes estaba en manos de la Corriente de Izquierda Uni-
versitaria (CIU), que respondía al Partido Comunista Revolucionario (PCR), de orientación maoís-
ta, que a la vez llegó a respaldar a la derecha peronista y en particular al gobierno de Isabel
Perón. En ese momento, el Centro tenía como principales oponentes a dos sectores: por un lado,
a la Juventud Universitaria Peronista (JUP) y a otros grupos afines a Montoneros que, según Co-
laski, "se caracterizaban por una práctica militarista que se traducía en el quehacer diario"; por el
otro, a las agrupaciones ligadas al PC tradicional que respaldaban al "imperialismo soviético" y
daban lugar al "avance de la URSS sobre la realidad argentina y su penetración dentro de la es-
tructura socioeconómica y política de nuestro país".
Ese clima de violencia más o menos explícita aparece reflejado en dos artículos muy bre-
ves publicados en septiembre y octubre de 1975 en La Voz del Interior.

30
La primera nota, del 29 de septiembre, dice: "La Facultad de Filosofía y Humanidades fue
cerrada ayer por grupos pertenecientes a otras Facultades, los cuales organizaron desmanes que
impidieron el normal desenvolvimiento de la cátedra docente-administrativa". El mismo artículo cita
a un comunicado estudiantil que denunciaba "la presencia permanente de personas armadas y la
imposibilidad de los estudiantes y la docencia de expresarse en libertad" (La Voz del Interior,
1975a).
El segundo artículo, del 7 de octubre de 1975, es una "nota de repudio" firmada por "Estu-
diantes No Agrupados”, que da cuenta de "un espectáculo digno del más clásico estilo patotero,
en el que compañeros del Centro de Estudiantes se encontraban vendiendo apuntes de diferentes
materias y fueron sorprendidos por varios individuos, que los agredieron con elementos contun-
dentes y luego procedieron a quemarles los apuntes".
"Si en nuestra facultad existen grupos con ideas políticas diferentes, el modo de resolver-
las no es mediante patoterismo sino mediante el diálogo de construcción y la participación de-
mocrática de todo el estudiantado", expresaba el comunicado (La Voz del Interior, 1975b).
No queda claro en ninguno de los dos textos si los grupos violentos estaban compuestos
por otros estudiantes o por personas pertenecientes a algunas de las organizaciones parapolicia-
les, de accionar intenso en los años previos al Proceso.

5.5. Conflictos entre docentes

Durante el período abordado también se registraron diversos enfrentamientos entre docen-


tes, por motivos que deben buscarse en una combinación de cuestiones político-ideológicas y
asuntos vinculados a las divergencias teóricas de la psicología, además de problemas de orden
estrictamente personal.
Las diferencias políticas parecen remontarse a la propia fundación de la carrera en 1956
23
( ), aunque estuvieron lejos del nivel de conflictividad que fue volviéndose cada vez más habitual
desde finales de los 60.
El enfrentamiento inicial, aparentemente muy sutil, se dio entre los dos primeros candida-
tos a dirigir la Escuela de Psicología: Alberto Pierola y Carlos Laguinge. No fue, en realidad, una
disputa entre ellos sino una suerte de demostración de autoridad por parte de las autoridades de la
carrera, a manera de reflejo de la situación política del país. Según Altamirano & Ferrero (2011), la
designación de Pierola fue una especie de reivindicación que le otorgó la Revolución Libertadora
después de que el gobierno de Perón lo cesanteara en 1953 "sin causa o motivo alguno". A la vez,
la decisión de relegar a Carlos Laguinge habría tenido que ver con que su proyecto de creación de

23
La carrera de Psicología de la UNC comenzó a dictarse a partir de la fundación de la Escuela
de Psicología y Pedagogía en abril de 1956, y se estableció definitivamente con la creación de la
Licenciatura en Psicología en diciembre de 1958 (Ferrero & Altamirano, 2011).

31
un 'Instituto de Psicología' estaba enmarcado en el Segundo Plan Quinquenal del gobierno pero-
nista. No importó, aparentemente, que Laguinge ya tuviera una extensa trayectoria como profesor
de Psicología en la UNC, y que Pierola nunca hubiera participado del ámbito universitario cor-
dobés. Sólo se consideró, al parecer, la presunta adscripción política de uno y otro. Nadie, sin em-
bargo, protestó abiertamente por eso.
Livio Grasso confirma que, efectivamente, las disputas se resolvían de maneras muy mo-
deradas en esos años: "Cuando yo era estudiante, las distintas orientaciones filosóficas e ideoló-
gicas de los profesores no generaban ningún conflicto. De un lado teníamos por ejemplo a Laguin-
ge, alguien claramente de derecha y muy próximo a la iglesia pero comprensivo y sin ningún fana-
24
tismo ( ); y del otro lado a Adelmo Montenegro, muy racional e ilustrado, a quien se fichaba como
de izquierda. Ninguno de ellos tenía posiciones extremas ni exaltadas".
Desde fines de los 60, sin embargo, tendió a perderse esa calma. Cristina Vera recalca
que "hubo muchas peleas y acusaciones entre los mismos docentes en varias carreras" durante
todo ese período. Mocchiutti considera que "las grietas siempre existieron" y "son válidas cuando
hay respeto y calidad académica", pero no cuando "están vinculadas a la confrontación por espa-
cios de poder y tienen muy poco que ver con la ciencia, como ocurrió en la Escuela de Psicología".
Martínez ratifica que, efectivamente, había "varios bastiones de poder" en la carrera, y Alderete
puntualiza que los enfrentamientos se correspondían con "diferencias de líneas teóricas y de pos-
turas políticas".
En ocasiones, los conflictos solían enmendarse a través de la creación de cátedras parale-
las. Es lo que ocurrió, por ejemplo, con la materia 'Historia de la Psicología' que fue dividida en dos
cursos entre 1973 y 1975: uno quedó a cargo de Juan Mochhiutti y el otro de Gerardo Mansur. El
propio Mocchiutti dice al respecto: "Yo gané la titularidad de la materia en concurso nacional por
unanimidad del tribunal [a fines de 1972]. Pero las autoridades de la carrera, por presión de grupos
pseudomarxistas, crearon una cátedra paralela aduciendo que había muchos alumnos. La verdad
es que deseaban retener a su candidato, Mansur, que había perdido el concurso. Al final, su clase
no tuvo más de 100 estudiantes, sobre un total de 1400 inscriptos, y funcionaba sólo para los
adeptos. La separación de la asignatura no se debió a razones académicas sino a una cuestión
ideológico-política".
Mocchiutti recalca que "no hubo otras cátedras paralelas", pero Angélica Dávila dice que sí
la hubo, en Psicopatología: "en un curso estaba [Teodoro] Isaac y en el otro [Carlos] Cornaglia".
Cristina Vera adhiere a esta última posición: agrega que "hubo varias cátedras paralelas, en Psico-
logía y en otras carreras", con el fin de "hostigar" a profesores que no podían ser cesanteados
porque estaban en sus cargos por concurso. Cosacov acota que "la presión para crear materias
paralelas provenía del Centro de Estudiantes" y "llevaba a muchos abusos".

24
Ferrero & Altamirano (2011) indican que Laguinge era relativamente afín al primer peronismo,
mientras que Grasso lo describe como "alguien claramente de derecha y muy próximo a la iglesia".

32
Los profesores Pérez y Stábile, en tanto, no recuerdan ninguna cátedra paralela, y lo mis-
mo dicen Martínez y Grasso. Lo que sí existía, dice Martínez, eran distintas orientaciones en mate-
rias correlativas: "Recuerdo por ejemplo que en 'Psicología Social I' había un docente de derecha,
y en 'Psicología Social II' una profesora más de izquierda. Lo mismo sucedía con 'Psicología Pro-
funda I', que se dictaba en el primer cuatrimestre, y 'Psicología Profunda II' en el segundo. O sea
que a nosotros nos 'bailaban' a gusto y placer. También nos daban argumentos para discutir: es-
cuchábamos distintas campanas y podíamos reflexionar. Por suerte, en la juventud de aquel en-
tonces no existía la adhesión ciega hacia el discurso de un lado, del otro o del medio".
Ese tipo de enfrentamientos parece haber quedado silenciado durante el gobierno militar y
se reactivó tras la restauración democrática de 1983. Angélica Dávila dice al respecto: "Por un la-
do estaban los docentes que habían dado clases durante el Proceso; y por el otro los que habían
sido reincorporados con la vuelta de la democracia. Entre estos últimos había algunos que venían
con la idea de que debían 'resarcirlos', devolverles lo que les habían quitado, y nombrarlos en lu-
gares importantes; también decían que se debía echar a los profesores que habían estado en la
época del Proceso. Y éstos a su vez consideraban que tenían su lugar ganado en la carrera. Hab-
ía dos bandos, cada uno con sus razones. La 'grieta', de la que se habla mucho ahora, ya existía
en ese momento".
Dávila menciona en particular el enfrentamiento público y explícito entre la profesora Lilia-
na Sosa, que había quedado a cargo de Psicología Clínica en la época de los militares, y María
Estrada de Rampulla, que fue reincorporada después del Proceso: "En algún momento les tocó
estar juntas en una mesa de examen. Empezaron tirándose distintas interpretaciones y después
directamente Rampulla terminó acusando de 'procesista' a Sosa. Al final, una le dijo a la otra que
'con esta persona no tomo examen' y se fueron las dos".
Alderete sostiene que en Psicología no hubo tantos enfrentamientos como en otras carre-
ras porque muchos docentes "no volvieron después de la dictadura: es lo que ocurrió, por ejemplo,
con Saforcada en Psicología Social, con 'Carlitos' Ruiz en Psicología Laboral, o con David Slodky
en Metodología. Se perdió mucha gente". No obstante, admite que se produjeron ciertas rispide-
ces entre algunos profesores que "estaban bastante molestos" con el regreso de quienes habían
sido cesanteados durante la década anterior, y los docentes que "esperaraban algún grado de rei-
vindicación después de haber sido dejados afuera durante siete u ocho años".
De todos modos, Alderete recalca que esos primeros años de democracia "fueron bastan-
te tranquilos" y que "recién después hubo un poco de polarización, en un nivel que no tenía tanto
que ver con líneas teóricas sino más bien con aspectos políticos".
Otro conflicto post-83, vinculado a cuestiones político-ideológicas originadas durante la
década anterior, fue el de Alberto Colaski con la profesora María Saleme de Burnichon. "Cuando
Colaski rindió concurso para ingresar a la cátedra de Derechos Humanos, la profesora Burnichon
dijo que nunca iba a consentir que él fuera titular de esa materia. Lo aplazó y él la denunció por
enemistad manifiesta", recordó uno de los entrevistados para este trabajo. El propio Colaski admi-
tió la existencia de ese conflicto pero se excusó de dar detalles.

33
Lo que resulta quizá curioso del enfrentamiento entre Colaski y Saleme es que no fue un
conflicto entre "procesistas" y "no-procesistas", o entre "derecha" e "izquierda", ni entre exponen-
tes de distintas corrientes de la psicología, como otros casos mencionados en este trabajo, sino
entre dos víctimas del Proceso militar: Colaski fue secuestrado en 1977 y permaneció encarcelado
durante cinco años; y Saleme fue secuestrada junto con toda su familia el mismo día del Golpe de
1976: fue liberada poco después, mientras que su esposo apareció asesinado en la zona de Men-
diolaza (UNGS, 2011).
Héctor Martínez relata otro episodio, ocurrido en 1999, en el que seguían resonando los
conflictos internos de los 70: "Después de la inauguración del edificio de la Facultad de Psicología
hubo un acto con descubrimiento de placa para recordar a los detenidos-desaparecidos durante la
dictadura. Yo supuse que iba a haber problemas y, efectivamente, alguien pidió la palabra para
decir que ninguno de los oradores había hablado de temas como la connivencia civil con la dicta-
dura y el acompañamiento de la Iglesia hacia los militares. Dijo además que la lista de homena-
jeados estaba incompleta porque faltaban los nombres de los detenidos-desaparecidos en el per-
íodo anterior al Golpe militar. Al final, creo que hubo que hacer la placa de nuevo".
Ana Alderete dice que también ha habido muchos enfrentamientos entre los partidarios de
distintas líneas teóricas: "Los que defienden las orientaciones experimentales suelen hablar de
manera despectiva sobre los enfoques cualitativos; y mismo lo sucede entre los psicoanalistas y
los cognitivos. No hay una sana convivencia entre ellos... En la cátedra de Metodología me ha sido
difícil conseguir que los docentes tengan una mirada de complementariedad entre los distintos en-
foques".

5.6. Nivel académico

Varios de los entrevistados dijeron que los enfrentamientos de profesores y de estudian-


tes, y los frecuentes reemplazos de docentes, programas y contenidos por motivos políticos ten-
dieron a aplanar el nivel de carrera durante el período abordado. Otros, en cambio, sostienen que
la calidad académica era buena y se mantuvo estable en esos años.
La opinión acaso más extrema es la de Juan Mocchiutti: "Desde el punto de vista acadé-
mico, el período 1973-75 fue caos total, el peor en la historia de la carrera. Hubo estudiantes que
concluyeron la licenciatura en menos de dos años porque se había eliminado la tesis y se incumpl-
ían diversas normas".
Coincidentemente, Edgardo Pérez remarca que durante toda la década del 70 la carrera
tuvo "un nivel académico inmensamente inferior al de ahora", al extremo de que era posible "con-
tar con los dedos los buenos profesores". Esa situación, según dice, se agravó a partir de la "dere-
chización" del país y la provincia en 1974, ya que "pusieron profesores de un nivel académico muy
bajo, que estaban ahí sólo porque simpatizaban con la derecha peronista".

34
Livio Grasso opina de manera similar. Sostiene que "la enseñanza era forzosamente mala:
muy unilateral, muy psicoanalítica, y con muchos alumnos", y agrega incluso que "el nivel nunca
fue bueno: era bajo y presumo que continúa siéndolo". Cosacov agrega que, antes del Golpe de
1976, "la polarización y la ideologización restaban calidad académica", mientras que después, du-
rante el gobierno militar, "el nivel siguió siendo muy chato" y "los profesores eran lamentables"
acaso como consecuencia de la censura imperante en esos años. Mocchiutti, en tanto, dice que
"la devaluación de la carrera y la falta de claridad conceptual sobre las áreas de la profesión",
además de "la agresividad latente en la Facultad", llevaron a muchos jóvenes a abandonar sus es-
tudios en esos años.
Un artículo publicado por La Voz del Interior el 6 de octubre de 1975 tiende a respaldar
esos testimonios. Allí se transcribe la opinión de un grupo de estudiantes que denuncian "la caóti-
ca situación reinante en la Facultad de Filosofía" y señalan en particular que "varias cátedras ca-
recen del mínimo nivel científico y pedagógico, como ser: Pedagogía, Psicología de la Personali-
dad, Psicología del Trabajo, Historia de la Psicología, etc.". También afirman que "muchos jefes de
trabajos prácticos no tienen los títulos de egresados exigidos por la reglamentación vigente" (La
Voz del Interior, 1975c).
Una de las razones por las que aparentemente se deprimió el nivel académico fue la eli-
minación del requisito de elaborar tesis para finalizar la carrera, como consecuencia de las presio-
nes habituales en la ebullición política de la época.
Héctor Martínez dice al respecto: "Cuando yo empecé la carrera había que aprobar una
tesis para poder tener el título de Licenciado en Psicología. Pero nosotros hicimos un movimiento
estudiantil en contra de esa exigencia: ya que estaba todo convulsionado, ¿por qué no íbamos a
pedir algo? Yo soy egresado sin tesis: terminé de rendir mi última materia y enseguida pedí los
papeles para que me dieran el título. El plan anterior y el posterior al nuestro incluyó el requisito de
las tesinas: el nuestro no".
Edgardo Pérez detalla que el plan de estudios [de 1969] contemplaba cinco años de cur-
sado y no exigía la elaboración de tesis, por lo que la carrera terminaba insumiendo bastante me-
nos tiempo que ahora. Dice Cristina Vera que "algunos estudiantes de Psicología se recibían
prácticamente en dos años", no sólo porque no existía el requisito de las tesis sino también porque
"las materias eran cuatrimestrales": recién en 1978 "se reestableció la exigencia de elaborar tesis
y las materias pasaron a ser anuales".
Ana Alderete, por su parte, reconoce que "el plan 1969 eliminó la exigencia del trabajo fi-
nal, pero no fue tan diferente al plan anterior" y además "incorporó materias como Psicología Pro-
funda I (que era básicamente Psicoanálisis) y Psicología Profunda II (que era existencialismo), y
dio más espacio a la Psicología Social". Según Alderete, "el nivel cayó recién en la dictadura".
Martínez, en tanto, recuerda que el debate en torno a las tesis se extendió hasta bien en-
trada la década del 80: "Cuando se reformó el plan de estudios en 1986 me opuse totalmente a la
exigencia de hacer tesis para poder recibirse. Dije que eso no daba ninguna garantía de ser mejor
psicólogo... Varios colegas me miraban mal cuando yo les recordaba que ellos mismos se habían

35
recibido sin tesis. Recuerdo que una profesora decía que las tesis eran útiles para que los alum-
nos 'cerraran' su formación, y yo le contestaba que para mí no cerraban nada. Además, si hago
una tesis sobre, por ejemplo, el embarazo psicológico y después me ofrecen un trabajo de orienta-
ción vocacional en una escuela, ¿de qué me sirvió el embarazo psicológico?".
Angélica Dávila, por su parte, niega que el nivel académico haya sido deficiente en el per-
íodo 1973-76 pero acepta que "por ahí pasaba un cuatrimestre sin que se pudiera cursar alguna
materia, porque echábamos a algún docente y había que esperar hasta que se pusieran de acuer-
do para nombrar a otro".
Carmen Stábile, en tanto, admite que por entonces había algunos docentes de nivel "regu-
lar", pero muchos otros "excelentes" y formados por los autores de las bibliografías básicas.

5.7. Injerencias explícitas del poder político

A partir del Navarrazo en febrero de 1974 y sobre todo durante la gestión de Raúl Laca-
banne como interventor de Córdoba (1974-75), la Facultad empezó a sufrir el accionar de diversas
fuerzas represivas, tanto oficiales como clandestinas "alentadas y organizadas desde el mismo
aparato del Estado" (Servetto, 2004).
Raúl Gómez señala que ese embate se contextualizaba en una campaña nacional impul-
sada por el ministro de Educación, Oscar Ivanissevich, que se proponía "la limpieza de la amena-
25
za comunista al interior de la Universidad" ( ) y contaba en Córdoba con el respaldo del interven-
tor de la provincia y de la Policía Federal que, agrega Servetto, "podía entrar a las aulas y detener
o perseguir personas por orden de algún Juzgado".
Es decir, la "Misión Ivanissevich", la Policía Federal, la Policía de Córdoba, el Ejército y el
conjunto de las fuerzas represivas actuaron sobre la Universidad para "limpiar a la provincia de los
elementos subversivos". También las organizaciones parapoliciales y paramilitares como la Triple
A y el Comando Libertadores de América "hicieron prevalecer la amenaza y el temor", por lo que
"la situación se puso difícil y la gente se retrajo", recuerda Colaski.
Raúl Gómez recalca que en esos años también fue notoria la embestida de grupos univer-
sitarios semifascistas como la JPRA (Juventud Peronista de la República Argentina, conocida co-
mo 'Jotaperra'), que amenazaban a estudiantes y profesores de izquierda, hacían pintadas intimi-

25
Oscar Ivanissevich (1895-1976), médico de origen croata, fue funcionario del primer gobierno
de Juan Domingo Perón: embajador en Estados Unidos entre 1946 y 1948, y ministro de Educa-
ción desde 1948 hasta 1950, en un período de fluidas relaciones con la iglesia católica. Volvió a
ejercer el mismo cargo entre agosto de 1974 y agosto de 1975 (Izaguirre, 2011). Ivanissevich traía
consigo la tarea de 'limpiar' a las altas casas de estudios de la influencia de la izquierda. Su políti-
ca paralizó las tareas de investigación, desmanteló laboratorios y generó una fuga de cerebros de
la universidad estatal (Pucheta, 2012). "La 'Misión Ivanissevich' ocasionó la cesantía de miles de
docentes y la designación de rectores, decanos y profesores afines al poder político de turno
(UNC, 2016). En Córdoba, Ivanissevich ubicó a Mario Víctor Menso al frente de la UNC.

36
datorias, intervenían las clases y decían que el 'pensamiento antinacional' debía ser directamente
26
erradicado de la Universidad" ( ).
Según Gómez, "la Facultad de Filosofía fue uno de los principales focos de ataque, y en
particular la carrera de Historia, que resultó mucho más castigada que la nuestra: tengo varios co-
legas que pudieron trabajar con docentes de la época y recuerdan las amenazas que sufrían".
En la Escuela de Psicología, puntualiza Gómez, el hostigamiento fue sufrido principalmen-
te por docentes como el titular de Introducción a la Psicología, Néstor Braunstein, que se exilió en
27
México en 1974 ( ); y Gerardo Mansur, profesor de Historia de la Psicología, que fue cesanteado
en mayo de 1975.
Colaski agrega al respecto: "El gobierno perseguía a los docentes que alentaban ciertas
literaturas y censuraba determinados contenidos que no eran considerados 'oportunos'. Las auto-
ridades llegaron incluso a disponer la quema de algunos textos porque eran 'subversivos' y no
concordaban con lo que debía ser la formación de los jóvenes: 'obstruían el pensamiento del
alumno' y de ninguna manera se podían enseñar".
Pérez, por su parte, añade que "a partir de 1974, cuando el gobierno nacional pegó un vi-
raje ideológico hacia la derecha, los alumnos sufrieron toda clase de presiones e intimidaciones" y
tuvieron "dificultades para formar el Centro de Estudiantes y para tener discusiones políticas abier-
tas". Al margen, aclara que a él nunca lo pararon en la calle ni le dijeron nada, quizá porque no
participaba en ninguna agrupación o porque era "el estudiante ideal que ellos esperaban".
Héctor Martínez, en tanto, confirma que la carrera sufrió diversas injerencias por parte del
poder político: recuerda, por ejemplo, que "Marcos Genet, uno de los organizadores del Primer
Encuentro de Estudiantes y Profesionales de Psicología en 1974, quería crear un Colegio de
Psicólogos pero no pudo hacer mucho porque inmediatamente el gobierno salió al cruce" e impidió
concretar ese proyecto.

26
Pucheta (2012) indica que "sectores identificados con el ala derecha del peronismo (JPRA, co-
nocida como 'La Jotaperra') empezaron a ocupar las aulas y los pasillos con el fin de amedrentar,
señalar y perseguir a los militantes de las agrupaciones más progresistas: eran fácilmente identifi-
cables porque usaban brazaletes y manifestaban su intención de 'desterrar a la izquierda'".
27
El propio Braunstein se ha referido a esa época: "En 1973 hubo una especie de apertura de-
mocrática en Argentina y a mí me asignaron la cátedra de 'Introducción a la Psicología'. Mejor di-
cho, me presenté al concurso e hicieron todo lo posible para que yo no ganase, pero los estudian-
tes tomaron la iniciativa frente al decanato de la Facultad y me impusieron como profesor. Al año
siguiente, 1974, ese movimiento de democracia en Argentina fue reemplazado por una represión
muy violenta: todas las semanas íbamos al sepelio de algún amigo asesinado por las llamadas
fuerzas parapoliciales, y empecé a recibir amenazas de muerte. Se me consideraba un mentor
ideológico de la subversión pero en realidad yo no estaba militando en ningún partido y entonces
no tenía ningún sentido quedarme en el país, exponiendo mi vida por nada. Así que decidí escribir
a los amigos que había conocido en México en 1971, ya que ellos me habían dicho que me recibir-
ían allá si las cosas se ponían difíciles para mí en Argentina. En septiembre del 74 viajé a México
para ver qué pasaba. Me abrieron todas las posibilidades para recibirme en un puesto en el hospi-
tal psiquiátrico infantil, e hicieron una presentación para que pudiese ser profesor en el posgrado
de la Facultad de Psicología" (Gómez & Orejuela, 2007). .

37
En la misma línea, Ana Alderete recuerda que a principios de 1975 nombraron a Carmelo
Felauto como decano en la Facultad de Filosofía y dejaron cesantes a profesores como Horacio
28
Faas, María Burnichon y Elma Kohlmeyer de Estrabou ( ): "Quedó la mitad de los docentes afuera
y entonces el titular de la cátedra de Estadística, Livio Grasso, fue a preguntar por qué. Le contes-
taron que en la revista Cabildo había salido una lista de los docentes que se consideraban de iz-
29
quierda y le dijeron que él también estaba ahí" ( ).
Grasso, sin embargo, asegura ahora que en esos años no hubo ninguna intromisión por
parte del poder político sobre la Escuela de Psicología, o al menos sobre su materia, sino todo lo
contrario: lo que hubo, según dice, es "una especie de auge de las posiciones ideológicas de iz-
quierda", que se prolongó hasta el Golpe de 1976. Antes de ese año, según dice, predominó "la
idea de 'izquierdizar' los contenidos de la carrera, por medio de una actitud crítica hacia la psico-
metría y la estadística".
Otros consultados, al igual que Grasso, relativizan o directamente niegan la injerencia del
poder político sobre el funcionamiento habitual de la carrera. Mirotti remarca que en su materia,
Técnicas Proyectivas, "no se metieron nunca" y que las acciones del gobierno del interventor Raúl
Lacabanne y del poder político en general no tuvieron ninguna influencia sobre su cátedra. Sólo
menciona el caso de una docente joven que ingresó a su equipo de trabajo de manera aparente-
mente arbitraria, por alguna clase de arreglo de su marido (o su padre) con las autoridades de la
carrera.
Es probable, como señalan Grasso y Mirotti, que la injerencia del poder político no haya
sido tan evidente sobre los equipos de cátedra, pero no puede soslayarse la existencia de nume-
rosos testimonios y datos objetivos que confirman el creciente accionar de las fuerzas represivas
sobre la comunidad de la Escuela de Psicología y en particular sobre los estudiantes. Esto fue par-
ticularmente notorio durante el último tramo de la presidencia de Isabel Perón, en 1975, que coin-
cidió en Córdoba con el final de la intervención federal de Lacabanne y el breve período de Raúl
Bercovich Rodríguez bajo el control del general Luciano Menéndez.
Edgardo Pérez remarca que en los meses previos al Golpe de Estado hubo "gente des-
aparecida y alumnos de grupos políticos a quienes no se vio más", pero no recuerda otros detalles
sobre el tema. Cosacov, en tanto, alude al caso puntual de "un compañero que venía de grupos
cristianos que estaban a favor de un cambio de sistema: directamente desapareció y no se supo

28
María Saleme de Burnichon y Elma Kohlmeyer de Estrabou fueron cesanteadas el mismo día,
el 13 de mayo de 1975; y Horacio Faas el 1º de julio de ese mismo año (Facultad de Filosofía
UNC, 2014).
29
Se trataría de un artículo sin firma, titulado 'El marxismo en la Universidad de Córdoba', publi-
cado en la revista Cabildo en diciembre de 1974. Allí se alude a numerosos docentes de la UNC,
principalmente de la Facultad de Filosofía, y se describe a casi todos de maneras muy peyorati-
vas: a algunos se les endilga incluso su supuesta vinculación con grupos guerrilleros (Revista Ca-
bildo, 1974).

38
30
nada más de él" ( ). Los demás entrevistados tendieron en general a admitir su desconocimiento
sobre ese tema, quizá debido al hecho de que los procedimientos contra los estudiantes solían ser
clandestinos y no se concretaban en la Ciudad Universitaria sino en distintos barrios de la ciudad.
Un informe compilado por Romano (2011) indica que un total de siete estudiantes o gra-
duados de la carrera de Psicología fueron secuestrados y asesinados en el período previo al Gol-
31
pe de Estado ( ). Son los siguientes:
* José Miguel 'Quelo' Ferrero Coy. Nació en Villa Dolores, Córdoba. Ingresó en Psicología
en 1972. Era trabajador independiente y actor de teatro. Fue secuestrado el 18 de octubre de 1975
en barrio Ferreyra, junto con Juan José y Oscar Domingo Chabrol. Tenía 23 años.
* María del Carmen Del Bosco Pedranzani de Allende. Nació en Mercedes, San Luis. Se
inscribió en Psicología en 1973. Fue secuestrada el 15 de diciembre de 1975 en barrio Empalme
junto a su esposo Carlos J. Allende, y trasladada a La Perla. Tenía 21 años.
* Vicente Manuel Ribero Maidana. No hay datos sobre su año de ingreso a la Escuela de
Psicología. Fue secuestrado el 16 de diciembre de 1975 en la playa de estacionamiento en la que
trabajaba o era propietario. Tenía 40 años.
* María Ana Catalina Testa Raviolo. Nació en la localidad de Devoto (Córdoba) en 1943.
Cursó el secundario en la ciudad de San Francisco y egresó en 1959 con el título de Maestra
Normal. Ingresó a la carrera de Pedagogía y Psicología de la UNC en 1963 y se graduó a fines de
esa década. El 8 de enero de 1976 fue secuestrada por el Comando Libertadores de América
(CLA) en calle Echenique Altamira 2933, en el Barrio Iponá, junto a su esposo, Severino Alonso,
con quien tenía tres hijos, y trasladada a Campo de la Ribera. Tenía 33 años.
* Ángel Santiago Baudracco Mano. Nació el 13 de agosto de 1946 en Sacanta (Córdoba).
En 1962 egresó del Seminario Claretiano de Rosario, luego estudió en el Colegio Monserrat y en
1969 ingresó a la carrera de Psicología. Era inspector municipal de tránsito y delegado del Sindi-
cato de Empleados Municipales de Córdoba (Suoem). Fue secuestrado el 8 de enero de 1976 en
Barrio Comercial: en el operativo intervinieron cuatro automóviles sin identificación y alrededor de
15 personas quienes, armas en mano, manifestaron ser policías. Junto a Ángel fue secuestrado su
cuñado Héctor Guillermo Oberlin. Fue trasladado a Campo de la Ribera y aún permanece desapa-
recido.
* María del Carmen Sosa Freitas de Piotti. Era maestra normal y bachiller, egresada del
colegio 'Garzón Agulla' en 1963; ingresó a Psicología en 1964. Era coordinadora de la Dirección

30
Probablemente se trate de Ángel Santiago Baudracco, a quien se menciona más adelante.
31
Un relevamiento efectuado por Gonzalo Pedano (2007) determinó que las Facultades de Filo-
sofía y de Arquitectura sufrieron el mayor número de desaparecidos y asesinados de la UNC entre
1972 y 1980: fueron 42 y 49 respectivamente. El trabajo no detalla las fechas de desaparición ni
tampoco cuáles de los alumnos de la Facultad de Filosofía correspondían a la carrera de Psicolog-
ía. Lo que sí queda claro es que no hubo ningún docente de Psicología desaparecido en esos
años: todos fueron exclusivamente estudiantes.

39
Nacional de Educación del Adulto (Dinea) y dirigente de la Unión de Educadores de la Provincia
de Córdoba (UEPC). Fue secuestrada en Córdoba el 10 de enero de 1976 y trasladada a Campo
de la Ribera. Tenía 32 años.
* Adriana María Esper de Maggio. Nació en La Cumbre (Córdoba) en 1947. Ingresó a la
carrera de Psicología en 1967 y se graduó en 1971. Trabajó en la guardería infantil de la Municipa-
lidad de Córdoba. Fue asesinada en la mañana del 29 de enero de 1976 en una 'casa operativa'
de Montoneros, en el barrio Colón, tras un procedimiento del D2. Vivía allí con Roque Ramón
Maggio, su esposo, asesinado un año más tarde.

Esta nómina permite observar que los asesinatos se cometieron en unos pocos meses:
32
entre octubre de 1975 y enero de 1976 ( ). Aparentemente se enmarcaron en una represalia ge-
neralizada de las fuerzas armadas por el ataque de Montoneros al regimiento de Formosa en oc-
33 34
tubre de 1975 ( ) y por el asalto del ERP al cuartel de Monte Chingolo en diciembre de 1975 ( ).

32
Sólo tres de esos siete desaparecidos en los meses previos al Golpe de Estado aparecen en la
placa recordatoria en homenaje a los "estudiantes y egresados muertos y desaparecidos en la
década del 70, víctimas de la represión y el terrorismo de Estado" que se encuentra en el hall de la
Facultad de Psicología de la UNC: María del Carmen Del Bosco, José Miguel Ferrero Coy y María
del Carmen Sosa de Piotti (falta Adriana María Esper de Maggio, Ángel Santiago Baudracco, Mar-
ía Ana Catalina Testa Raviolo y Vicente Manuel Ribero Maidana). Además, la placa incluye a los
desaparecidos durante el gobierno militar: Lucía Esther Molina de Nicola (estudiante, desapareci-
da el 21/04/1977), Oscar Ernesto Cocca Astrada (estudiante, desaparecido en mayo de 1977),
Daniel Leonel Burgos (estudiante, desaparecido el 24/08/1976), Marta Rosetti de Arqueola (estu-
diante, asesinada el 11/07/1976 cuando era trasladada a prestar declaración desde la cárcel de
San Martín), Amelia Insaurralde (estudiante, desaparecida el 12/04/1976), Nidia Cristina Fontane-
llas de Fessia (licenciada en Psicología, asesinada en Buenos Aires el 18/11/1976), Perla Eliza-
beth Scheneider (estudiante, desaparecida el 06/12/1977), Gerardo Ramón Ricardone (estudiante,
desaparecido el 27/08/1978), Isabel Terraf Galoppo (estudiante, desaparecida el 01/12/1976), Ro-
dolfo Alberto Ponce (estudiante, desaparecido el 11/05/1976), Marta Susana Alaniz (licenciada en
Psicología, desaparecida el 10/03/1977), Juan José Ávila (secuestrado en San Salvador de Jujuy.
No está confirmado que haya estudiado en la Escuela de Psicología de la UNC), María Inés Muc-
chiutti de Pérez (licenciada en Psicología, desaparecida el 16/08/76), Ana María Stiefkens de Par-
do (licenciada en Psicología, desaparecida el 11/01/1977), Carmen Rosa Vilte de Loker (licenciada
en Psicología, desaparecida el 24/05/76), María del Carmen Vanella Boll (licenciada en Psicología,
desaparecida el 20/04/1976), Emilce Magdalena Trucco (estudiante, desaparecida el 01/09/1977),
Cecilia Alicia Pessina de Ávila (licenciada en Psicología, desaparecida el 14/08/1976), Adrián José
Ferreyra (estudiante, desaparecido el 29/03/1976), María Delia Leiva Sueyro (licenciada en Psico-
logía, desaparecida el 11/01/1977), Orlando Germán Calafell (licenciado en Psicología, desapare-
cido el 01/06/1976), José Luis Piotti (estudiante, desaparecido el 19/01/1977), Ester Silvia Felipe
de Mónaco (licenciada en Psicología, desparecida el 11/01/1978) y Alejandro Jirez Bodereau (es-
tudiante, desaparecido el 06/05/1976). Las fechas de desaparición/asesinato y la condición
académica han sido extraídas de Pedano (2007) y Romano (2011). Nótese que la lista menciona
sólo a estudiantes y egresados: no se alude a docentes porque no habría habido ningún desapa-
recido entre los profesores de la Escuela de Psicología durante esa década.
33
El 5 de octubre de 1975, Montoneros realizó un ataque al Regimiento de Infantería de Monte
N°29 'Coronel Ignacio Warnes' de la ciudad de Formosa. El asalto se conoce como 'Operación
Primicia', pues fue el primero de la guerrilla a un cuartel militar y marcó el inicio de la lucha directa
contra las Fuerzas Armadas. El operativo tuvo la participación de personal, armamento y vehículos
que habían llegado desde distintos puntos del país por medios aéreos y terrestres. Los combatien-

40
Raúl Gómez ratifica que, en efecto, "algunos actos totalmente irracionales de la guerrilla
vanguardista y foquista, como el ataque al cuartel de Monte Chingolo y al regimiento de Formosa",
desataron "una persecución, represión y detención de activistas, líderes sociales, dirigentes sindi-
cales y delegados de fábricas". Se trató, al parecer, de una embestida del ejército y sectores afi-
nes, en la que no importó si las víctimas tenían o no relación con las acciones guerrilleras.
Añade Servetto: "La represión aumentó a partir de octubre de 1975, tras el asalto de Mon-
toneros al destacamento de Regimiento de Infantería de Formosa. Antes de esa fecha las deten-
ciones quedaban registradas en los libros de guardias, pero ya después se inició un accionar más
clandestino que puede calificarse directamente como 'terrorismo de Estado'. Desde ese momento,
las fuerzas policiales y militares tuvieron un accionar mucho más severo. De hecho, el presidente
interino Ítalo Luder dictó decretos que les cedieron a las Fuerzas Armadas el poder de 'aniquilar al
35
enemigo subversivo'" ( ).

5.8. Infiltrados

A partir de 1974, las injerencias del poder político se habrían concretado no sólo a través
de acciones directas contra docentes y estudiantes sino también por medio de la infiltración de in-
formantes que ingresaban a la Facultad para "marcar" a militantes supuestamente "subversivos".

tes eran alrededor de 70. Secuestraron un vuelo de Aerolíneas Argentinas, coparon el aeropuerto
'El Pucú' de Formosa, asaltaron el Regimiento formoseño y el Casino de Suboficiales de esa fuer-
za, tomaron más de 200 rehenes. Al final murieron 12 guerrilleros, 10 soldados conscriptos, un
subteniente, un sargento y tres vecinos, entre ellos dos civiles y un integrante de la policía formo-
seña. En otra entrevista incluida en este trabajo, Alicia Servetto considera que el hecho "fue una
masacre: murieron muchos gendarmes y la población fue muy solidaria con la comunidad del Re-
gimiento".
34
El 23 de diciembre del 1975, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) asaltó el Batallón 601
'Domingo Viejobueno' de la localidad bonaerense de Monte Chingolo, con el objetivo de apropiarse
de 20 toneladas de armamentos que serían enviados a la guerrilla rural en Tucumán. Sin embar-
go, los atacantes fueron sorprendidos por el Ejército en el interior de la unidad y tuvieron que re-
plegarse a una villa de emergencia cercana al cuartel. Fuerzas militares rastrearon casa por casa
para hallarlos, mientras aviones de la Marina y la Fuerza Aérea ametrallaban las viviendas. El sal-
do final fue de 70 integrantes del ERP caídos en el cuartel y en las zonas cercanas; 40 civiles
muertos en la villa y 10 militares y policías abatidos. La derrota en Monte Chingolo constituyó un
golpe letal para el ERP (Plis Sterenberg, 2015).
35
Por el nombre de "decretos de aniquilamiento" se conocen a los cuatro decretos dictados por el
Poder Ejecutivo Nacional durante 1975, con el fin de "aniquilar a los elementos subversivos". El
primer decreto llevó la firma de la presidenta María Estela Martínez de Perón y se originó como
consecuencia del "Operativo Independencia", para aniquilar a la subversión en la Provincia de Tu-
cumán. Los tres restantes fueron firmados por el presidente interino Ítalo Argentino Luder y ratifi-
cados por el Congreso Nacional tras el ataque al Regimiento de Infantería de Formosa por parte
de Montoneros (Cabilla, 2013).

41
Raúl Gómez indica que, desde los años previos al gobierno militar, la Policía de Córdoba
mandaba a agentes del D2 a inscribirse como estudiantes para elaborar listas y hacer seguimien-
36
tos de clases y de actividades políticas ( ).
Cristina Vera agrega que "había infiltrados que se sentaban en el aula y marcaban a estu-
diantes y docentes, dependiendo de lo que dijeran", y deja en claro que esas acciones no comen-
zaron a partir del Golpe de 1976 sino en el período previo. Cosacov, en tanto, estima que "por el
ambiente que se estaba viviendo, era prácticamente inevitable que las fuerzas del gobierno quisie-
ran información sobre cada docente o cada alumno".
Colaski añade que las tareas de infiltración eran encargadas por "sectores del poder políti-
co, los servicios de inteligencia y los grupos paramilitares como la Triple A o el Comando Liberta-
dores de América". En la Escuela de Psicología, según dice, "circulaban rumores de que tal o cual
persona podría estar trabajando para los servicios", como ya había ocurrido en otras Facultades,
por lo cual "uno se anticipaba" a esa posibilidad. "Había que ser muy cuidadoso porque siempre se
podía tener dentro de las propias filas a gente que se acercaba para sacar información o meter
ideas que no eran las que uno defendía". No obstante, Colaski aclara que nunca tuvo "datos fe-
hacientes" sobre la realización de ese tipo de actividades en su grupo más cercano.
Otros consultados recuerdan nada más que comentarios sobre la supuesta presencia de
gente infiltrada en las aulas. "A veces se decía que tal o cual alumno pertenecía a los servicios de
inteligencia: circulaban ese tipo de versiones", dice Angélica Dávila. "Se vivía en un estado policial
y militar, con la Triple A de un lado y los Montoneros del otro: por lo tanto era lógico que pudiera
haber gente infiltrada en las clases", agrega Mirotti, y recalca que él nunca fue testigo de alguna
acción de esas características.
Los restantes entrevistados directamente dicen que nunca supieron de infiltrados en la ca-
rrera. "Desconozco si los hubo", admite Mocchiutti; "que yo sepa, no hubo nada de eso", agrega
Martínez; "nunca supe de algo así", indica Grasso; y "pudo haber sido pero no me enteré", acota
Pérez.

36
El D2 era el Departamento de Informaciones de la Policía de Córdoba. Fue creado a mediados
del siglo XX como división especial para perseguir y reprimir lo que se consideraba un tipo diferen-
ciado de delito definido genéricamente como "subversión". Ya desde la década del 60 solía dete-
ner a sindicalistas, estudiantes y militantes partidarios que participaban de marchas y manifesta-
ciones. Es lo que ocurrió en acontecimientos como el Cordobazo (1969) o el Navarrazo (1974).
Durante el gobierno del interventor Raúl Lacabanne (1974-1975), el D2 elaboró un 'Registro de
Extremistas' donde dejaba constancia del nombre y fotografía de las personas consideradas como
tales por su activismo político y social. En esos años comenzó a actuar en coordinación directa
con los servicios de inteligencia del Ejército y de la Aeronáutica, y fue el principal nexo entre milita-
res y policías en la preparación y ejecución de persecuciones, secuestros, torturas y distribución
de prisioneros a otras dependencias policiales y militares. A partir del Golpe colaboró con el III
Cuerpo de Ejército, comandado por Luciano Benjamín Menéndez. Según la Conadep, las sedes
del D2 no se usaban para alojar por mucho tiempo a los detenidos-desaparecidos, sino para reali-
zar interrogatorios y aplicar diversas formas de tortura. Luego, los secuestrados eran distribuidos a
los centros clandestinos de detención como La Perla, La Ribera e Hidráulica, o bien se los legali-
zaba llevándolos a las cárceles del servicio penitenciario (Comisión Provincial de la Memoria,
2009; Comisión Provincial de la Memoria, 2012; Comisión Provincial de la Memoria, 2016).

42
Raúl Gómez incorpora un dato adicional: dice que hubo tareas de "contrainteligencia" por
parte de grupos de izquierda, y agrega que las persecuciones, secuestros, torturas y asesinatos
de varios policías en la primera mitad de los 70 reflejaron el desbarranque del intento del poder
político de infiltrar gente en las organizaciones partidarias y/o guerrilleras.

5.9. "Psicología-perseguida" y "psicología-perseguidora"

Además de los infiltrados por las fuerzas de seguridad, varios docentes y no-docentes han
sido acusados de "marcar" a colegas y a alumnos que pertenecían a movimientos de izquierda o
desarrollaban cualquier actividad considerada "subversiva".
"Las propias autoridades interventoras [de la Universidad] confeccionaron listas que co-
menzaron a ser parte del cotidiano, culminando con la expulsión, detención y persecución de es-
tudiantes, docentes y no docentes de la UNC" (Pucheta, 2012). En el caso puntual de Psicología,
Sanz Ferramola (2000) ha sostenido que a partir de 1975 hubo en Argentina una "psicología-
perseguida" y también una "psicología-perseguidora", que llegó a ser "otra de las tantas herra-
mientas al servicio de la represión y del terrorismo de Estado".
Cristina Vera opina al respecto: "Había gente que se sentía perseguida y del otro lado hab-
ía miembros del cuerpo académico a quienes se ha acusado de ser perseguidores. Yo escuché
muchas veces decir que 'fulano de tal es el que marca a los colegas', pero eso es difícil de demos-
trar, salvo que aparezca documentación de los servicios secretos que demuestre lo contrario".
Agrega Servetto: "Sin duda que hubo profesores que denunciaron a sus propios alumnos y
colegas. Como dice Guillermo O'Donnell, la sociedad se controlaba a sí misma: cada vecino vigi-
laba a los otros. Hubo una reclusión a la vida privada y se desconfiaba a todos. Eso penetró en to-
37
do el tejido social, incluida la Universidad ( ).
El caso más conocido de presunto informante dentro de la Facultad de Filosofía de la UNC
en los años 70 es el del profesor Gabriel Pautasso.
En febrero de 1975, una resolución del rector de la UNC Mario Víctor Menso designó a
Pautasso como "secretario de Supervisión Administrativa" de la Facultad de Filosofía. "Era una
especie de lugarteniente de Carmelo Felauto [decano de la Facultad de Filosofía desde enero de
1975 hasta marzo de 1976], y tuvo más presencia después del Golpe", recuerda Cosacov. "La ca-
rrera de Psicología, al formar parte de Filosofía, debe haber sufrido los efectos de Pautasso", re-
marca Servetto.
Agrega Gómez: "No se sabe si entró para informar o si fue reclutado como informante
después de haber ingresado. Algunos testimonios indican que portaba armas, hacía tareas de

37
Pucheta (2012) indica que "las listas confeccionadas por las propias autoridades interventoras
[de la provincia de Córdoba] comenzaron a ser parte del cotidiano, culminando con la expulsión,
detención y persecución de estudiantes, docentes y no docentes de la UNC".

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'marcado' y seguimiento, y entraba a las aulas para llevarse a estudiantes: a eso lo pueden relatar
varios. Actuaba coordinadamente con todos los grupos de la represión y con personajes que esta-
ban en la Facultad para espiar, marcar y hacer listas".
Colaski señala que tanto Pautasso como el decano Felauto y el profesor Alberto Caturelli
38
( ), entre otros, "tenían una visión persecutoria, de ultraderecha, sobre los estudiantes". Cosacov
avala esa idea: recuerda que Pautasso "estaba consustanciado con el tema de la limpieza ideoló-
gica" y "tenía una ideología anticomunista y antijudía, además de una mentalidad complotista: cre-
ía en oscuros poderes internacionales que buscaban llevar al país al comunismo y al ateísmo". Es
más: un blog editado por el propio Pautasso hasta 2012 tiene referencias contrarias al "sionismo" y
al Estado de Israel (Pautasso, 2012).
Cosacov añade otro detalle: Pautasso "andaba siempre con la mano metida adentro del
sobretodo y entonces circulaba la leyenda de que estaba armado". Grasso dice que eso no le
consta pero no le hubiera extrañado, y Colaski agrega que Pautasso "dejaba ver que tenía un ar-
ma encima y solía poner un revólver sobre el escritorio cuando uno iba a su oficina; además te de-
cía que había que colaborar con los servicios de inteligencia y te hacía saber que ya había des-
aparecido algún estudiante".
Ana Alderete revela que varios no-docentes le contaron que, en efecto, Pautasso acos-
tumbraba a poner un revólver sobre su escritorio y aprovechaba sus tareas académicas para dela-
tar y perseguir: "Recuerdo que Normando Gea, no-docente de la Facultad de Filosofía, me dijo
que Pautasso estaba vinculado con hombres de los servicios de inteligencia que vigilaban desde
un auto las calles de la Facultad: obviamente generaban mucho miedo. Nosotros también sos-
pechábamos que uno o dos no-docentes pudieron haber trabajado para los servicios".
Gómez señala que posteriormente, ya en el gobierno militar, Pautasso "fue autor de las
listas de alumnos que se entregaban al Mayor Romero [interventor de la Facultad desde el Golpe
hasta febrero de 1977] y a los organismos de seguridad".
Angélica Dávila lo describe como "un monje negro: un personaje siniestro" que señalaba a
la gente para llevar detenida, y Livio Grasso relata que fue justamente Pautasso quien le preguntó
si en su cátedra había gente de izquierda. "Yo le contesté que no y ahí se acabó todo: nunca más
tuve relación con esa persona".
Martínez, por su parte, cuenta la siguiente anécdota: "Una vez un estudiante se le acercó
en el pabellón Francia y le preguntó: 'Escuchame, ¿no sabés dónde...?'. No lo dejó terminar y lo

38
Alberto Caturelli (Córdoba, 1927) es filósofo, ex docente de las Universidades de Córdoba,
Buenos Aires y La Plata. Según un sitio web denominado Psicología 2000, Caturelli tuvo "partici-
pación activa en la denuncia de profesores y estudiantes en la época de la dictadura, favoreciendo
a la conformación de listas" (Psicología 2000, 2013). Esta acusación, que en principio parece sólo
un exabrupto de una página de internet poco relevante, coincide sin embargo con las sospechas
de Miguel Mirotti, formuladas en la entrevista que se incluye en este trabajo, respecto a que su ex-
pulsión de la carrera de Psicología en abril de 1976 pudo haber sido impulsada por Caturelli o por
algún otro docente de ideas afines.

44
basureó muchísimo. Le dijo: 'Usted no se va a dirigir a mí de esa manera. Le puedo iniciar un su-
mario'. Era capaz de pedir el documento o retener la libreta por ese tipo de cosas".
Además, recuerda Martínez, "yo lo veía cuando él patrullaba la zona de la Facultad en un
jeep militar conducido por alguien del ejército: a veces llevaba el FAL del chofer apoyado en el pi-
so, a la vista, y mirando para todos lados, como diciendo 'ojo conmigo'. Siempre se rodeaba de
gente muy pro-militar".
Con la llegada de la democracia, un movimiento estudiantil logró que la Facultad de Filo-
sofía solicitara un juicio académico contra Pautasso "por haber entregado listas de estudiantes
'subversivos' a las fuerzas represivas durante el Proceso". En junio de 1986, el Consejo Superior
de la UNC hizo lugar al pedido, y relevó a Pautasso de su obligación de dictar clases mientras du-
rara la sustanciación de la investigación. Sin embargo "no hubo voluntad política de seguir el juicio
y además él se retiró", dice Raúl Gómez. Posteriormente, Pautasso dictó clases en colegios se-
cundarios dependientes de la provincia de Córdoba. También intentó ingresar como docente al
Colegio Monserrat, pero no fue aceptado (Pautasso, 2012; Moreschi, 2014).
Martínez añade una anécdota sobre ese último punto: "A mediados de los 80, Pautasso
andaba a la deriva, casi sin trabajo, porque no lo querían en ningún lado y fue a pedir horas cáte-
dra al Colegio Monserrat. Yo me opuse: dije que no quería que el Colegio siguiera siendo un refu-
gio de 'fachos' como en la dictadura". [De todos modos, Pautasso ingresó a dar clases en esa ins-
titución]... Después, cuando llegué a rector del Monserrat [en 2006], le informé que se le había
vencido el contrato y que no se lo íbamos a renovar. Me dijo que me iba a hacer una denuncia y
demás. Le contesté que la hiciera: que yo estaba acostumbrado a las amenazas".

Otro docente muy controvertido, tanto por su actuación en los años previos a su ingreso a
la carrera de Psicología como por su presunto colaboracionismo con el gobierno militar, fue Franco
Murat, titular de la cátedra de Psicometría durante el período analizado.
En un artículo de 2012, el psicólogo Enrique Saforcada, ex profesor de Psicología Social
en la UNC y ex decano de la Facultad de Psicología de la UBA, escribió: "En 1976, Murat se pre-
sentó ante el Mayor Ricardo Romero [interventor militar de la Facultad de Filosofía de la UNC] co-
mo Oficial Retirado del Ejército Italiano durante la dictadura de Benito Mussolini. Le presentó la lis-
ta de profesores subversivos y le informó que había un depósito de armas y municiones en el Cen-
tro de Investigación en Psicología Social (CIPS)... Para vergüenza de la carrera de Psicología, Mu-
rat continuó trabajando en la Facultad y llegó a jubilarse mucho después del regreso a la demo-
cracia en 1983, oportunidad en que le fue concedida la condición de Profesor Consulto Titular"
(Saforcada, 2012).
Juan Mocchiutti ratifica esas afirmaciones: "Murat señaló a sus adversarios académicos
como si fuéramos de la guerrilla. Yo he sido uno de su lista negra: quedé casi dos meses fuera de
la Universidad [en abril y mayo de 1976] y recién después logré que reconocieran mi no-
pertenencia a grupos ideológicos".

45
Mirotti, por su parte, estima que quizá Murat hizo referencia a "algún caso extremo" pero
no cree que haya presentado alguna lista: "Él no andaba con los militares ni con nosotros ni con
nadie. No tengo idea cómo habrán sido sus problemas con Saforcada, pero yo pondría en duda
esa acusación: en duda, no en negación".
Grasso dice algo muy similar: "No tengo elementos a favor ni en contra de esas versiones,
pero me inclino a no creerlas. Puedo afirmar incluso que entre Murat y Saforcada había una gran
incompatibilidad: se llevaron mal desde siempre". Casi lo mismo sostiene Gómez: "He discutido
públicamente ese tema con Saforcada. Considero que es una infamia, surgida de su enemistad
profunda hacia Murat. No tiene pruebas para decirlo". Colaski, en tanto, señala: "Yo no me atrever-
ía a decir eso [lo que afirmó Saforcada], pero me he comido cada león en estas cosas que no
puedo estar seguro de nada".
Ana Alderete reseña que el propio Murat le dijo que el mayor Romero le había mostrado
una lista de docentes y le había pedido que le indicara cuáles eran subversivos: "Pero Murat le
contestó que no iba a señalar a nadie y que ponía su renuncia a disposición [de las autoridades de
la carrera]. Además les avisó a los conocidos que estaban en la lista. Dos de ellos eran compañe-
ros míos: Carlos Ruiz, que después se fue a España, y David Slodky, que estaba en la cátedra de
Estadística. Al día siguiente, el militar llamó a Murat para reprenderlo [por haber divulgado la char-
la del día anterior], y ahí fue que él renunció. Yo le pregunté todo eso en los 80, cuando se estaba
debatiendo si le iban a dar el cargo de profesor consulto. La decana de ese momento, María Bur-
nichon, decía que Murat era de derecha pero que no había sido 'pro-milico' ni delator ni nada de
eso. Se podría decir que él era 'facho' en aspectos 'cotidianos': estaba en contra de que, por
ejemplo, se abrieran los bares [de las Facultades] porque decía que ahí se juntaban los estudian-
tes a armar problemas. Pero no me parece que haya sido delator".
Respecto a la acusación de que Murat aspiraba a congraciarse con los militares para con-
seguir su nombramiento como director de la Escuela, los consultados tendieron a mostrarse
escépticos, aunque con diversos matices.
Dice Mirotti: "No me parece que él haya aspirado a dirigir la carrera. Sólo se preocupaba
por sus investigaciones y también tenía afición por los panales y las abejas... Nunca anduvo en
nada que implicara salirse de sus temas: no le importaba ni le gustaba. No era alguien que ambi-
cionara ser director de la escuela para imponer su orientación: de eso estoy seguro. Es posible
que lo hayan forzado a tomar la dirección porque quizá los militares lo consideraban capaz de or-
ganizar la burocracia normal de la carrera".
Cosacov coincide: "Murat me dijo después que no quería aceptar pero igual se lo impusie-
ron: debía acceder o quedar afuera. Asumió esa función, aunque solamente por unos meses".
Gómez ratifica esa apreciación: "Hay quienes dicen que Murat fue en cierto modo obligado a dirigir
la Escuela de Psicología". También Grasso respalda la idea de que Murat fue presionado por los
militares: "No le gustaba ese tipo de funciones [administrativas] y no creo que él se haya ofrecido
para algo así".

46
Paralelamente, Mocchiutti acusa a Murat de convalidar el cierre del ingreso a la carrera
cuando nombrado director de la Escuela en 1976. Gómez, por el contrario, sostiene que si Murat
no hubiera aceptado la dirección, probablemente los militares habrían suspendido no sólo el ingre-
so [como efectivamente ocurrió] sino todas las actividades de la carrera".
Colaski aporta otra versión, bastante sorprendente, sobre el mismo tema: "Yo me encontré
con Murat después de mi salida de la cárcel [en 1982] y me contó que había aceptado dirigir la ca-
rrera porque lo tenían amenazado con algo relacionado a un hijo que andaba no sé si en Montone-
ros u otro grupo de la guerrilla, y que estaba preso desde antes del Golpe. Aparentemente, los mi-
litares querían que Murat les pasara información que podía llegar a darle su hijo. A esto último no
me lo contó explícitamente sino que más bien me lo insinuó. Pero puede ser: no creo que lo hayan
puesto como director de la carrera sólo para que estuviera cómodo".
Gómez, por su parte, enfatiza no sólo que Murat no entregó ninguna lista de docentes
subversivos, como sostiene Saforcada, sino todo lo contrario: renunció cuando le pidieron que de-
latara a sus colegas. De hecho, estuvo apenas seis meses en ese cargo: desde abril hasta octubre
de 1976. Según Mocchiutti, fue su "actuación obcecada" lo que determinó su reemplazo.
"Él no estaba a gusto ahí: era un hombre duro y no le agradaba que lo atendieran con un
revólver arriba del escritorio, como dicen que hacía el interventor militar de la Facultad [el mayor
Ricardo Romero] en ese momento", agrega Martínez.
Acerca de la otra imputación de Saforcada ("Murat se presentó como Oficial Retirado del
Ejército Italiano durante la dictadura de Benito Mussolini"), los entrevistados formularon diversas
aclaraciones.
Cosacov ratifica que Murat había participado en la Segunda Guerra Mundial del bando ita-
liano, aunque "seguramente movilizado", y lo mismo dice Grasso: "Él había ido a la guerra recluta-
do, igual que tantos otros; llegó a ser oficial del ejército e inevitablemente había tenido que comba-
tir". Gómez enfatiza que "no hay ningún tipo de pruebas" para afirmar que Murat había pertenecido
al fascismo, y Grasso añade que el mote de "pro-fascista" seguramente surgió en la propia Escue-
la de Psicología, por motivos como la actuación de Murat en el ejército, su carácter duro e incluso
su pertenencia al área metodológica.
Gómez afirma que, en todo caso, el defecto de Murat tenía que ver con que "no tenía ca-
risma, era antipático, autoritario, caía mal y hablaba en un cocoliche que tampoco lo ayudaba".
Casi lo mismo dice Cosacov: "tenía un carácter difícil y se relacionaba mal con la gente: eso pudo
haber influido para que las cosas fueran especialmente duras con él".
También Mirotti describe a Murat como "muy adusto, muy serio, de muy pocas palabras", y
extiende esa apreciación a muchos de los docentes que "enseñan números": dice que "no hacían
buenas migas con los estudiantes y eran resistidos principalmente por sus características persona-
les". Según sostiene, "a los alumnos no les importaba tanto la formación de los docentes sino más
bien el modo en que dictaban sus clases; rechazaban al profesor y también lo que enseñaba: tira-
ban el agua de la bañera con el chico adentro".

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En general, los elogios y los cuestionamientos a Murat parecen ser un buen ejemplo de la
combinación entre diferencias político-ideológicas, discrepancias en torno a las teorías psicológi-
cas, disconformidades respecto a los modos de dictar clases y, finalmente, rechazos de orden me-
ramente personal, que parecen haber existido siempre en la carrera de Psicología, en este caso y
en muchos otros.

5.10. "Educación por demostración"

Para Ansaldi (1996), "las estrategias de miedo tienen siempre un sentido disciplinador y un
objetivo de 'educación por demostración': producen un retraimiento hacia la vida individual, que se
refleja en la destrucción de organizaciones de la sociedad civil". Pues bien: ¿se produjo esa "edu-
cación por demostración" y ese "retraimiento hacia la vida individual" después de que Lacabanne
anunciara su intención de efectuar una "limpieza ideológica" y las fuerzas represivas se volvieran
cada vez más violentas?
Cosacov dice que los estudiantes empezaron a preocuparse o asustarse a medida que se
enteraban de que iba cayendo mucha gente presa, en 1974 y 1975. Además recuerda que algu-
39
nos hechos como el asesinato del abogado Alfredo Curutchet ( ) y de "mucha gente de izquierda",
empezó a provocar temor en sus amigos, compañeros y docentes de la Facultad.
Angélica Dávila agrega que "mucha gente dejó de participar o directamente se fue del país
cuando empezó a enterarse de la vigilancia a los militantes, de la gente que iban llevando presa y
del accionar de la Triple A.
También Cristina Vera recuerda que "varios profesores renunciaron a sus cátedras porque
"tenían miedo de estar marcados", o porque sufrían "presiones políticas" o porque no soportaban
el "ambiente de enfrentamiento" que caracterizaba por entonces al ámbito universitario: "No nece-
sariamente se trataba de docentes que apoyaran a algún espacio partidario. La situación era tan
dura que no aguantaron". Coincidentemente, Pérez indica que algunos profesores "tenían miedo y
se fueron a enseñar a otros lados porque se dieron cuenta de que acá la atmósfera era muy peli-
grosa".
Colaski dice que "la gente fue internalizando ciertos miedos y empezó a paralizarse a me-
dida que se fue enterando de los secuestros, de las torturas y de las desapariciones". Supone

39
Alfredo Alberto 'Cuqui' Curuchet (nacido en Bell Ville en 1940) era abogado del SITRAC (Sindi-
cato de Trabajadores de Concord), de SMATA (Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte
Automotor) y de otros sindicatos cordobeses disidentes. Fue asesinado en Buenos Aires el 11 de
septiembre de 1974, en una de las primeras acciones de la Triple A. Lo introdujeron en un Ford
Falcon y lo llevaron a un descampado la localidad de Beccar, donde lo mataron a tiros. De su vela-
torio participaron más de 10.000 personas, mientras que el fuero laboral de los tribunales de
Córdoba cerró sus puertas en señal de duelo (Partido Obrero, 2005).

48
además que "si no hubiera sido así, podía pasar lo que había ocurrido en otros momentos: que la
sociedad se largara a la calle, se desbordara y no tuvieran cómo pararla".
Previsiblemente, la situación se volvió aún más intimidante con la llegada de los militares.
Dice Cosacov que las autoridades de la carrera solían llevar a los alumnos a una sala en la que
proyectaban las listas de las personas que estaban siendo buscadas por el Ejército, y "ahí llegué a
ver los nombres de varios de mis compañeros".

49
6. Conclusiones

Los testimonios recogidos durante la Práctica Supervisada de Investigación descripta en


este trabajo permiten concluir que la dinámica cotidiana de la Escuela de Psicología de la UNC en
el período 1973-76 parece haber ido reflejando las oscilantes tendencias político-ideológicas que
caracterizaron al gobierno del país y de la provincia de Córdoba en esos años.
Desde fines de los 60 y hasta 1973 creció notoriamente la movilización estudiantil y docen-
te, en línea con acontecimientos como El Cordobazo, el regreso de Perón, la presidencia de
Cámpora y el ascenso de la izquierda peronista a la gobernación de Córdoba. Luego, a partir de
1974, ese clima de ebullición comenzó a declinar, en paralelo con sucesos como el 'Navarrazo', la
intervención federal de la provincia y finalmente el Golpe de Estado de 1976.
En la Escuela de Psicología, ese contexto pendular se manifestó a través de diversos
hechos: acaso el más importante fue el reemplazo de numerosos docentes y de autoridades
académicas. Hasta 1973 se registró el alejamiento de profesores de tendencia conservadora (de-
bido fundamentalmente a presiones ejercidas por los estudiantes) y el ingreso de docentes de
orientación marxista, varios de ellos pertenecientes al equipo de Psicopatología del Hospital de
Clínicas. Luego, a partir de 1974-75, la Facultad fue dejando cesantes a numerosos profesores
afines a sectores de izquierda, en consonancia con la voluntad del gobierno nacional y provincial
de efectuar una "limpieza ideológica" mediante la eliminación de "enemigos infiltrados" en las insti-
tuciones públicas.
Una de las consecuencias más evidentes de esos recambios fue la modificación de las
orientaciones teóricas de las cátedras. A grandes rasgos, podría afirmarse que la sustitución de
docentes en 1973 consolidó la preeminencia del psicoanálisis, mientras que la derechización im-
plementada a partir de 1974 dio más lugar a las vertientes psicométrico-conductistas y filosófico-
existencialistas. Cabe aclarar, no obstante, que ese proceso no fue lineal ni evidente sino que pre-
sentó todo tipo de matices y entrecruzamientos.
Tal diversidad generó, previsiblemente, discusiones de orden teórico-psicológico y político-
partidario-ideológico. Las disputas pasaron a un segundo plano durante el gobierno militar pero se
reactivaron tras la restauración democrática: de un lado estuvieron los docentes que habían per-
manecido en la Facultad durante el Proceso y del otro los reincorporados a mediados de los 80.
También los estudiantes tuvieron sus propios enfrentamientos en la primera mitad de los
70, casi siempre por motivos de orden político. Esos conflictos abarcaban desde la destrucción de
carteles y quema de apuntes hasta peleas de cierta violencia que incluían el uso de distintos ele-
mentos contundentes para agredir o defenderse.
Paralelamente se dio el caso de agrupaciones estudiantiles que interrumpían las clases en
materias vinculadas a la psicometría, el conductismo y otras corrientes asociadas a "la derecha" y
a Estados Unidos, para cuestionar a los profesores y exponer enfoques propios sobre diversos
temas. Tales actitudes, según algunos entrevistados, eran "toleradas de mala gana" por la "mayor-
ía silenciosa" del alumnado, que sólo pretendía estudiar, recibirse y salir a ejercer la profesión.

50
Otra peculiaridad de esos años consistió en el ingreso a las aulas de militantes de organi-
zaciones como el ERP y Montoneros, a veces armados y encapuchados, con el fin de dar a cono-
cer sus ideas: al parecer lo hicieron con muy escasa frecuencia y nunca utilizaron las armas como
elemento de intimidación directa.
Algunos de los entrevistados sostienen que ese cúmulo de turbulencias derivó en el es-
tancamiento o directamente el descenso del nivel académico de la carrera. Otros, en cambio, di-
cen que por entonces había un grupo de profesores excelentes y que la calidad educativa era sa-
tisfactoria en términos generales.
Mientras tanto, el embate de grupos represivos, alentados y organizados desde el aparato
del Estado, empezó a erosionar el clima de constante movilización. Ya en 1974 se hacían tareas
de inteligencia sobre profesores y alumnos pertenecientes a movimientos de izquierda o compro-
metidos con cualquier actividad considerada subversiva. A veces, las propias autoridades de la ca-
rrera exhortaban a los docentes a brindar datos sobre las presuntas adhesiones ideológicas de de-
terminados colegas. Después, con el correr de los meses, las acciones represivas fueron hacién-
dose cada vez mayores y más directas. Ejercieron así una "educación por demostración": genera-
ron miedo y produjeron un retraimiento hacia la vida individual y las tareas estrictamente académi-
cas.
Cabe concluir, en definitiva, que la Escuela de Psicología de la UNC replicó con cierta fide-
lidad el acontecer político del país y la provincia durante la primera mitad de los 70. Experimentó
inicialmente una gran efervescencia que se tradujo en grandes movilizaciones, tomas de decana-
to, extensas interrupciones de clases, irrupción de organizaciones armadas en las aulas, enfren-
tamientos entre estudiantes e incorporación de docentes afines al pensamiento revolucionario.
Luego, desde principios de 1974, la carrera empezó a sufrir la ofensiva de las fuerzas al servicio
del gobierno: hubo infiltración de informantes, señalamiento de presuntos subversivos, cesanteo
de profesores ligados a partidos de izquierda y por último el secuestro y asesinato de siete estu-
diantes y graduados de Psicología en los meses previos al Golpe de Estado. Se trató de un prólo-
go contundente para el casi absoluto silencio que sobrevino a partir de la intervención directa de la
Facultad por parte de las Fuerzas Armadas en marzo de 1976.

51
Segunda parte

Entrevistas
1. Entrevista con María Cristina Vera de Flachs

"Antes del Golpe de 1976, los estudiantes se manifestaban permanentemente"

María Cristina Vera de Flachs es investigadora principal de CONICET. Unidad Ejecutora Facul-
tad de Derecho y Ciencias Sociales. CIJS. Doctora en Historia, Licenciada en Historia por la Facul-
tad de Filosofía y Humanidades, profesora titular de Historia Social Contemporánea de la Univer-
sidad Nacional de Córdoba (UNC), investigadora del grupo Historia y Prospectiva de la Universi-
dad Latinoamericana, adscrito a la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Esta en-
trevista fue realizada el 5 de abril de 2016 en la Facultad de Comunicación de la UNC.

- ¿Cuáles fueron las principales acciones explícitas del gobierno de la intervención federal
de Córdoba sobre la vida académica la UNC en general y en la carrera de Psicología en par-
ticular durante el periodo 1973-1976?

- Las luchas eran muy intensas de un lado y del otro: no se puede cargar las tintas sobre un solo
sector. Hubo mucha confrontación entre docentes y entre estudiantes. Había gente que entraba a
clase con cadenas o con revólveres, o ponía la pistola sobre el pupitre, aunque no sé quienes
eran. La situación fue muy problemática durante la presidencia de Héctor Cámpora [25 de mayo al
13 de julio de 1973], y también en el período de Isabel Perón [1º de julio de 1974 al 24 de marzo
de 1976]. Montoneros estaba teniendo una presencia bastante fuerte.

- ¿Supo de acciones clandestinas, de inteligencia, del gobierno de la intervención sobre la


vida académica y sobre las actividades político-partidarias de estudiantes y docentes de la
UNC?

- Sé que había infiltrados que se sentaban en el aula y marcaban a estudiantes y docentes, de-
pendiendo de lo que dijeran. Eso se notó entre 1973 y 1976 y más a partir del Golpe de 1976,
aunque no me consta personalmente porque no estaba entonces en la Universidad. También se
dice que hubo docentes que fueron informantes de lo que decían sus colegas, pero es difícil de-
mostrarlo. Habría que ver si hay pruebas y, en caso de que las hubiera, saber si esas actitudes se
adoptaron por convicción o para salvar el propio pellejo.

53
- ¿De qué maneras concretas se ponían en práctica los reclamos y protestas estudiantiles
contra el gobierno de la intervención y contra el poder político en general?

- Antes del Golpe, los estudiantes se manifestaban permanentemente a través de asambleas, re-
parto de panfletos y otras acciones. Reclamaban excelencia académica pero su lucha en el fondo
era política. Argumentaban que se debía volver a los postulados de la Reforma de 1918: hablaban
por ejemplo de las cátedras libres como pretexto para decir que algunas materias no estaban dic-
tadas de acuerdo a sus convicciones, por lo tanto debían abrirse nuevas. En Psicología y otras ca-
rreras hubo varias cátedras paralelas. Toda la ideología marxista estaba puesta sobre la mesa. Y
del otro lado argumentaban citando a Perón. Todo el estudiantado estaba involucrado [en la mili-
tancia] desde los años sesenta, más después del golpe de Onganía. En mi caso, estuve dentro de
una corriente llamada 'Integralismo' que podría definirse como 'humanista' y agrupaba a mucha
gente de carreras como Literatura y Arte. La efervescencia estaba a flor de piel. Había mucha re-
sistencia [contra los gobiernos de la intervención provincial] y se lo hacía público permanentemen-
te a través de carteles y pintadas en los pabellones, los patios y los halls de las facultades. No era
una cosa escondida sino que estaba a la vista de todo el mundo. Cuando la ebullición empezaba a
ser muy grande, las autoridades cerraban los pabellones de alguna facultad y a veces de toda la
Universidad. No existía para nada el control que se ejerció a partir de 1976, cuando se dispuso
que los uniformados se ubicaran en las puertas de cada unidad académica con el fin de controlar
el acceso. Los estudiantes debían presentar documentos, llevar vestimenta correcta, pelo corto y
estar bien afeitados, además de presentar un certificado de buena conducta. Esta exigencia co-
menzó a implementarse en 1977 y se mantuvo hasta 1981.

- ¿Y los docentes? ¿Qué reclamaban y mediante qué acciones?

- Los profesores que no respondían a la ideología del gobierno solían ir con pancartas al rectorado
1
para reclamar alguna cosa. Tengo una foto de 1973 de [Guillermo] Beato ( ), que era marxista, al

1
Guillermo Beato era doctor en Historia y docente de la Facultad de Filosofía de la UNC. Se exi-
lió en México tras el golpe de Estado de 1966 y volvió al país en 1973. Desde junio a noviembre
de ese año se desempeñó como delegado interventor de la Facultad de Filosofía de la UNC. Lue-
go estuvo a cargo de las cátedras de Historia de América II e Historia Moderna. Fue cesanteado el
1º de mayo de 1975, junto a una docena de profesores de la Facultad de Filosofía. Ese mismo año
volvió a exiliarse en México y permaneció allí hasta en 1984. Al año siguiente fue reincorporado en
la Facultad de Filosofía mediante una resolución decanal que también dispuso el reingreso de más
de un centenar de docentes que habían sido separados de sus cargos a partir de 1974. Retomó
sus cátedras y desde allí promovió, entre otros objetivos, la formación de investigadores y docen-
tes desde los últimos años de la carrera de grado. Algunos de sus textos más difundidos son:
"Formas de comercialización de mercancías de la hacienda azucarera"; y "La gestación histórica
de la burguesía y el Estado en México". Falleció en 2014 (Facultad de Filosofía, 2014; Valdemar-
ca, 2001; Océano, 2012).

54
lado de gente de derecha. Uno no se explica ese 'menjunje' de personajes, que después quedaron
muy separados. En general, los opositores se manifestaban abiertamente; podían hacerlo porque
el gobierno de esos años estaba dentro del sistema democrático, y los interventores de la provin-
cia eran designados por un presidente que había sido elegido democráticamente. Hablo del corto
lapso del gobierno de Campora. Eso dejó de ocurrir a partir del Golpe; de hecho, a partir de 1976
se empezó a ver muy poca gente en la Facultad.

- ¿Cuál era el nivel de conocimiento de la comunidad académica acerca de las acciones de


las fuerzas del gobierno contra estudiantes y docentes?

- Se conocía la existencia de una lucha entre grupos, más que una 'bajada' por parte del gobierno.
Se sabía de esas peleas porque se las veía. En el medio, como siempre, estaban los que sola-
2
mente querían recibirse e irse ( ).

- ¿Hubo en ese período un aislamiento de los sectores críticos y una destrucción de las re-
des de participación estudiantil y docente en la UNC, y en particular en carreras como Psi-
cología?

- No me parece que haya habido aislamiento. La gente se manifestaba, para un lado o para el
otro. Había discusiones muy fuertes adentro de las facultades. También había espacios como los
comedores, las residencias estudiantiles y domicilios particulares, donde los estudiantes se con-
tactaban para organizar escaramuzas, movilizaciones, distribución de panfletos, colocación de
bombas de pintura y acciones por el estilo. Una vez me invitaron a participar de una reunión en la
casa de fulano de tal: en ese momento no lo consideré un intento de cooptación pero igualmente
dije que no podía porque ya tenía tres hijos muy chicos. Con esto quiero decir que efectivamente
había actividades a puertas cerradas, pero en general la lucha se hacía de manera abierta, frente
a frente.

- ¿Había vinculación entre los sectores estudiantiles y la guerrilla?

- Pienso que sí. Con Montoneros, seguro: antes y después de que pasaran a la clandestinidad.

2
En otra entrevista de esta serie, Eduardo Cosacov coincide con esa idea: "Gran parte de los es-
tudiantes conformaba una mayoría silenciosa que no tenía una postura definida... La efervescen-
cia pertenecía a una minoría, que habrá sido el 15% o 20%, pero estaba organizada y era muy ac-
tiva. El resto no tenía una posición definida".

55
- ¿Hubo deserciones dentro de la comunidad académica como consecuencia de amenazas
o presiones ejercidas desde las fuerzas al servicio del gobierno?

- Sí, claro. Hubo profesores que tenían miedo de estar marcados y se iban voluntariamente. La si-
tuación era tan dura que no aguantaron. Algunos se fueron por presiones políticas y otros porque
no soportaron ese ambiente de enfrentamiento. No necesariamente se trataba de docentes que
apoyaran a algún espacio partidario.

- ¿Se produjeron grandes modificaciones en las orientaciones de los contenidos de la ca-


rrera, vinculados directa o indirectamente con los reemplazos de docentes por cuestiones
políticas?

- Los cambios permanentes en el gobierno de Córdoba influyeron indudablemente en las carreras


y en los docentes. Hubo modificaciones en los programas de las distintas cátedras, de acuerdo a
las orientaciones ideológicas de los profesores. Eso se podía observar en la bibliografía que reco-
mendaban. Y después del Golpe hubo cambios en los planes de estudios. En el caso la carrera de
Psicología, las modificaciones significaron bastante, porque las materias pasaron a ser anuales en
vez de cuatrimestrales como eran hasta entonces. Antes de eso [en la primera mitad de los 70]
3
había estudiantes que se recibían prácticamente en dos años y sin realizar la tesina final ( ).

- ¿Se podría decir que hubo "perseguidos" y "perseguidores" dentro de la comunidad uni-
versitaria de la UNC?

- Había gente que se sentía perseguida y del otro lado había miembros del cuerpo académico a
quienes se ha acusado de ser perseguidores. Yo escuché muchas veces decir que 'fulano de tal
es el que marca a los colegas', pero eso es difícil de demostrar, salvo que aparezca documenta-
ción de los servicios secretos que demuestren lo contrario. Durante la presidencia de Cámpora
hubo expulsión de profesores de distintas tendencias que se oponían a los postulados de las auto-
ridades, la universidad perdió a algunos profesores de real valía: a veces no los echaban sino que
los hostigaban y les creaban cátedras paralelas. Durante ese período y en el resto del gobierno
peronista hubo muchas peleas y acusaciones entre los mismos docentes en varias carreras. Des-
pués, a partir de 1976, despidieron a muchos docentes, tanto a quienes simpatizaban con la iz-

3
Cosacov dice algo similar: "Antes del Golpe estaba todo muy ideologizado y polarizado. Eso
restaba nivel académico. Y después del Golpe se volvió todo demasiado chato. los profesores
eran lamentables, por censura o por bajo nivel académico".

56
quierda como a gente del radicalismo y de otros partidos. Fueron echados y recién pudieron volver
en 1983. Es lo que ocurrió por ejemplo con la profesora de Historia Bety Romero de Oroz: no era
"subversiva" ni de izquierda pero igual la echaron porque había quedado marcada desde el perío-
do anterior. Muchos docentes tuvieron que volver a la actividad privada o se quedaron en su casa;
otros, en cambio, crearon centros de trabajo y de discusión por fuera de la universidad. Tal es el
caso del profesor Carlos Segreti, de raigambre radical, que formó a toda una camada de investi-
gadores de real valía en el país y que, tras su exoneración de la Universidad, formó el Centro de
Estudios Históricos de Córdoba, que tiene una vigencia de casi 40 años y hoy es una unidad aso-
ciada de Conicet. Esto es lo que Beatriz Sarlo denominó "la universidad de las catacumbas” en su
libro 'La batalla por las ideas'. Tanto Bety Romero como Segreti regresaron a la Universidad en
1983 con la vuelta de la democracia (incluso Segreti como decano de Filosofía) y ambos pudieron
retirarse a su debido tiempo.

---

María Cristina Vera de Flachs / Textual

* "Desde 1966 hasta 1976 hubo mucha ebullición en las Universidades. Antes de 1973, la
pelea fue contra Onganía [Juan Carlos, presidente de facto entre 1966 y 1970] y contra los milita-
res que gobernaron el país entre 1971 y 1973 [Marcelo Levingston y Alejandro Agustín Lanusse].
A partir de 1973, el enfrentamiento fue entre distintos grupos".

* "Las designaciones cortas de los interventores de la provincia de Córdoba [entre 1974 y


1976] tuvieron correlatos con los nombramientos de los rectores de la UNC y de los decanos de la
Facultades. Eso se tradujo directamente en mayores rispideces en las cátedras. La Facultad de
Filosofía osciló ideológicamente de un lado hacia el otro. Y eso influyó en las designaciones de
profesores"

* "No veo que la participación estudiantil durante la época de la intervención haya sido
menor a la del período previo. La interrupción de la efervescencia fue en 1976, no antes".

* "A partir del Golpe de Estado hubo controles explícitos en las puertas de los pabellones:
se obligaba a los alumnos a cortarse el pelo, a bañarse, afeitarse y usar cierta vestimenta".

57
2. Entrevista con Alicia Servetto

"Después del Navarrazo hubo censura y persecución,


pero no llegó a haber terrorismo de Estado"

Alicia Servetto es doctora en Historia y magíster en Partidos Políticos por la UNC. Es in-
vestigadora del Centro de Estudios Avanzados (CEA), docente de la maestría en partidos políticos
y profesora de Historia Argentina Contemporánea de la Escuela de Ciencias de la Comunicación
de la UNC. Ha publicado diversos artículos sobre la historia política de las provincias argentinas.
Es autora del libro 'De la Córdoba combativa a la Córdoba militarizada' (1998) y compiladora de
'La conformación de las identidades políticas en la Argentina del Siglo XX' (2000). Esta entrevista
fue realizada el 1º de marzo de 2016 en la sede del CEA, en avenida Vélez Sarsfield al 100 de la
ciudad de Córdoba.

- ¿Hubo en el período 1973-76 un aislamiento de los sectores críticos y una destrucción de


las redes de participación estudiantil y docente en la UNC, a raíz de presiones del poder
político?

- No fue así durante la época de Obregón Cano. Hay quienes llaman a ese período "la primavera
de los pueblos", hasta el Navarrazo. Ya después empezaron a descender los niveles de participa-
ción, porque la policía perseguía y detenía. Se instaló un estado policíaco, y hubo censura y per-
secución, pero no llegó a haber terrorismo de Estado a secas, como se planificó e instrumentó a
partir de 1976. Hubo un estado de terror, que no es lo mismo que terrorismo de Estado.

- ¿Cuál era el nivel de conocimiento de la comunidad académica sobre las acciones de las
fuerzas de seguridad contra estudiantes y docentes?

- Para saberlo habría que tratar de trabajar cómo era receptada y procesada la información que
circulaba en ese período. Estimo que las facultades más afectadas fueron Filosofía y Humanida-
des, Ciencias Médicas y Derecho, que eran las más conocidas. Pero es nada más que una apre-
ciación.

58
- ¿Se produjeron grandes modificaciones en las orientaciones de los contenidos de la ca-
rrera, vinculados directa o indirectamente con los reemplazos de docentes por cuestiones
políticas?

- En el caso de la carrera de Historia, el plan de estudios retomaba las discusiones académicas de


los años 60. Se leía por ejemplo a Marx, a Gramsci y a los teóricos de la Cepal que escribían so-
bre la discusión entre desarrollo y dependencia. Los textos estaban en consonancia con el clima
de ideas de ese momento.

- ¿Había grupos de docentes y estudiantes favorables al gobierno de la intervención o al


gobierno nacional? ¿De qué maneras concretas manifestaban su posición?

- Sí, estaba la Juventud Peronista de la República Argentina (JPRA), que respondía al peronismo
ortodoxo. Salían con brazaletes celestes y blancos, y andaban armados por las calles. Eran la
fuerza de choque de la Juventud Peronista: militantes reclutados entre los sectores populares y las
fuerzas más reaccionarias del peronismo. No sé quiénes eran sus referentes. Tampoco sé si eran
4
estudiantes: quizá algunos lo eran ( ). Respecto a la Triple A, es un misterio cómo se fue armando
en Córdoba. A eso habría que investigarlo... Además, dentro de la comunidad universitaria hubo
docentes que pasaron datos y colaboraron con las fuerzas represivas. Un caso muy resonante en
la facultad de Filosofía fue el del profesor [Ángel Gabriel] Pautasso, denunciado por los organis-
mos de Derechos Humanos como uno de los docentes que pasaba la lista de estudiantes "subver-
sivos" a las fuerzas represivas. Él aún era docente cuando yo ingresé a la facultad en 1983. Se le
hizo un juicio académico y fue expulsado. La carrera de Psicología, al formar parte de Filosofía y
Humanidades, debe haber sufrido los efectos de Pautasso.

- Se ha afirmado que en el siglo XX hubo en Argentina "una psicología perseguida y una


5
psicología perseguidora": una persecución de unos psicólogos hacia otros ( ). ¿Está de
acuerdo con esa idea?

4
Los sectores identificados con la derecha peronista (JPRA, conocida como 'La Jotaperra') em-
pezaron a ocupar las aulas y los pasillos con el fin de amedrentar, señalar y perseguir a los mili-
tantes de las agrupaciones más progresistas. Eran fácilmente identificables porque usaban braza-
letes y manifestaban su intención de “desterrar a la izquierda” (El Diario del Juicio, 2012).
5
Según el historiador Ramón Sanz Ferramola, durante el siglo XX hubo en el país una "psicolog-
ía-perseguida y una psicología-perseguidora, que fue otra de tantas herramientas al servicio de la
represión y del terrorismo de Estado entre 1975 y 1983 (Sanz Ferramola, 2000).

59
- Sin duda que hubo profesores que denunciaron a sus propios alumnos y colegas. Como dice
Guillermo O'Donnell, la sociedad se controlaba a sí misma: cada vecino vigilaba a los otros. Hubo
una reclusión a la vida privada y se desconfiaba a todos. Eso penetró en todo el tejido social, in-
6
cluida la Universidad ( ). Desde los años 60 hubo docentes cesanteados porque se sospechaba
que eran "infiltrados, comunistas, subversivos, izquierdistas, terroristas". Después, durante la pre-
sidencia de Perón, empezó a aplicarse la Ley de Prescindibilidad, que autorizaba a despedir em-
pleados por razones ideológicas. Muchos de los profesores fueron detenidos, otros terminaron
desaparecidos y otros pudieron exiliarse. Los casos emblemáticos de la facultad de Filosofía, del
que dependía la escuela de Psicología, son los de Oscar Del Barco, que consiguió exiliarse en
México, y de otros académicos e intelectuales como Héctor Schmuchler, Tununa Mercado, Noé
Jitrik o el grupo de La revista 'Pasado Presente', dirigida por José Aricó.

6
"Las listas confeccionadas por las propias autoridades interventoras comenzaron a ser parte del
cotidiano, culminando con la expulsión, detención y persecución de estudiantes, docentes y no do-
centes de la UNC" (El Diario del Juicio, 2012).

60
Alicia Servetto / Textual

* "El período 1973-76 en Córdoba tiene como característica la aceleración de los procesos
vinculados a la violencia política. Fueron tres años tumultuosos, en el que todo fue como rápido: el
triunfo de la fórmula de Ricardo Obregón Cano y Atilio López [el 11 de marzo de 1973] y su desti-
tución en febrero de 1974; y los gobiernos de los interventores Duilio Brunello [marzo a septiembre
de 1974]; Raúl Lacabanne [septiembre de 1974 al mismo mes de 1975]; y Raúl Bercovich Rodrí-
guez [septiembre de 1975 a marzo de 1976]... En esos tres gobiernos se fue precipitando el con-
trol del Estado sobre la población y sobre los nichos que se consideraban rebeldes, disruptivos.
Desde el gobierno nacional se veía a Córdoba como un "foco de infección" que abarcaba a la Uni-
versidad y a algunos sindicatos como Smata, UTA y Luz y Fuerza, liderados por dirigentes como
Atilio López, René Salamanca o Agustín Tosco... Particularmente la Universidad se consideraba
como un lugar en el que era necesario aplicar medidas represivas, de censura, de persecución,
para terminar con ese "foco de infección" y "organizar la comunidad", como decía Lacabanne, lim-
piando a los elementos disruptivos".

* "Si bien los interventores de la provincia no tenían injerencia sobre la universidad, porque
es un ámbito con fuero federal, contaban con el respaldo de la Policía Federal, que podía llegar a
entrar a las aulas y detener o perseguir personas por orden de algún Juzgado Federal. Además
trabajaban en consustanciación con el ministerio de Educación de la Nación. Esto fue notorio du-
rante la intervención de Lacabanne [1974-1975] y el ministerio de Educación a cargo de Oscar
Ivanissevich [entre agosto de 1974 y agosto de 1975]... Es decir que la Policía Provincial, la Policía
7
Federal, el Ejército, la 'Misión Ivanissevich' ( ) y el conjunto de las fuerzas represivas actuaron so-
8
bre la Universidad de Córdoba para limpiar a la provincia de los "elementos subversivos" ( ). Las
autoridades universitarias dejaron de ser electas, muchos de los decanos fueron removidos y los
estudiantes empezaron a ser perseguidos y encarcelados. Algunos tuvieron que irse del país".

7
"Oscar Ivanissevich (1895-1976), médico de origen croata, fue funcionario del primer gobierno
de Juan Domingo Perón: embajador en Estados Unidos entre 1946 y 1948, y ministro de Educa-
ción desde 1948 hasta 1950, en un período de fluidas relaciones con la iglesia católica. Volvió a
ejercer el mismo cargo entre agosto de 1974 y agosto de 1975 (Izaguirre, 2011). "Ivanissevich tra-
ía consigo la tarea de 'limpiar' a las altas casas de estudios de la influencia de la izquierda. Su
política paralizó las tareas de investigación, desmanteló laboratorios y generó una fuga de cere-
bros de la universidad estatal (El Diario del Juicio, 2012). "La 'Misión Ivanissevich' ocasionó la ce-
santía de miles de docentes y la designación de rectores, decanos y profesores afines al poder
político de turno (UNC, 2016). En Córdoba, Ivanissevich ubicó a Mario Víctor Menso al frente de la
UNC.
8
Dice Servetto: "La categoría de 'subversivo' no tenía ninguna entidad jurídica sino que se defin-
ía por el mantenimiento de determinados imperativos ideológicos. El 'subversivo' era quien pensa-
ba distinto, y por eso mismo era perseguido".

61
* "Después del Navarrazo [el 28 de febrero de 1974], los actores más "disruptivos" empe-
zaron a replegarse y a estar a la defensiva, y la represión cayó sobre ellos. Un libro de Pilar Cal-
veiro relata que llegó a haber 19 muertes por día [en el país] en algunos meses de 1974 o 1975, y
alrededor de 900 en los tres años previos al Golpe. Es una barbaridad".

* "Montoneros fue la organización revolucionaria que receptó más jóvenes universitarios.


El ERP también, pero mucho menos. Después de la muerte de Perón [el 1º de julio de 1974], Mon-
toneros se distanció de Isabel y pasó a la clandestinidad: todo su accionar quedó fuera del marco
de la ley y sus dirigentes ya no fueron visibles. De esa manera dejaron expuesto a todo su movi-
miento de base: jóvenes, estudiantes y militantes de los barrios y de los centros vecinales".

* "Puedo citar el caso de un amigo mío, que pertenecía al peronismo de base y trabajaba
en una posta sanitaria en el barrio 25 de Mayo distribuyendo alimentos y medicamentos: él tuvo
que irse del país después de que Montoneros pasara a la clandestinidad y publicara en la revista
El Caudillo los nombres de a quiénes se proponía matar... También está el caso de Ricardo, estu-
diante de Química y dirigente de la primera línea de la Juventud Peronista, muy cercano a
Obregón Cano, que fue detenido después del Navarrazo. Lo llamaron por teléfono para decirle que
había una reunión a las tres de la tarde en tal lugar: él sospechó que podía ser una trampa pero
fue igual porque era un sitio público. Los agarraron a todos, los tuvieron cinco días detenidos y les
hicieron simulacros de fusilamiento. Ése era el estado que se vivió después del Navarrazo".

* "La represión aumentó a partir de octubre de 1975, después del asalto de Montoneros al
9
destacamento de Regimiento de Infantería de Formosa ( ). Desde ese momento, el gobierno na-
cional tuvo un accionar mucho más severo. Ese año, el presidente interino Ítalo Luder dictó decre-
10
tos que les cedieron a las Fuerzas Armadas el poder de "aniquilar al enemigo subversivo" ( )".

9
El 5 de octubre de 1975, la organización Montoneros realizó un ataque al Regimiento de Infan-
tería de Monte N°29 'Coronel Ignacio Warnes' de la ciudad de Formosa. El asalto se conoce como
'Operación Primicia', pues fue el primero de la guerrilla a un cuartel militar y marcó el inicio de la
lucha directa contra las Fuerzas Armadas. El operativo tuvo la participación de personal, arma-
mento y vehículos que habían llegado desde distintos puntos del país por medios aéreos y terres-
tres. Los combatientes eran alrededor 70. Secuestraron un vuelo de Aerolíneas Argentinas, copa-
ron el aeropuerto 'El Pucú' de Formosa y asaltaron al Regimiento formoseño y al Casino de Sub-
oficiales de esa fuerza. Tomaron más de 200 rehenes. Ese día murieron 12 guerrilleros, 10 solda-
dos conscriptos, un subteniente, un sargento y tres vecinos, entre ellos dos civiles y un integrante
de la policía formoseña (Richter, 2015). Servetto considera que el hecho "fue una masacre: murie-
ron muchos gendarmes y la población fue muy solidaria con la comunidad del regimiento".
10
Por el nombre de "decretos de aniquilamiento" se conocen a los cuatro decretos dictados por el
Poder Ejecutivo Nacional durante 1975, con el fin de "aniquilar a los elementos subversivos". El
primer decreto llevó la firma de la presidenta María Estela Martínez de Perón y se originó como
consecuencia del "Operativo Independencia", para aniquilar a la subversión en la Provincia de Tu-
cumán. Los tres restantes fueron firmados por el presidente interino Ítalo Argentino Luder y ratifi-

62
* "El registro de la Conadep de Córdoba indica que la desaparición de personas comenzó
justamente a partir de octubre de 1975. Antes de esa fecha también había detenciones pero que-
daban registradas en los libros de guardias. Después ya se inició el accionar de un Estado más
clandestino. Se puede decir que ahí empezó realmente el terrorismo de Estado".

* "Según la Conadep, antes de 1976 hubo 58 casos de desaparición de personas en la


provincia. Pero el Centro de Documentación Audiovisual (CDA) está haciendo un listado de dete-
nidos, desaparecidos y asesinados en Córdoba, que indica que los desaparecidos son muchos
más. Ese informe agrega también otros datos: "Los activistas tenían entre 16 y 35 años, y el
76,5% (del total de 1089 víctimas del terrorismo de Estado entre 1969 y 1983 en Córdoba) perte-
necía al ámbito universitario. En el caso de las mujeres, la mayoría de las víctimas pertenecía a la
Facultad de Filosofía y Humanidades, siendo Psicología (17 casos) y Ciencias de la Educación (9)
los más afectados".

* "Recuerdo que mi suegra, que era estudiante de Psicología y que después se pasó a
Ciencias de la Educación, cursó antes del Golpe y decía que a muchos de sus compañeros ya no
los vio más".

cados por el Congreso Nacional tras el ataque al Regimiento de Infantería de Formosa por parte
de Montoneros (Cabilla, 2013).

63
3. Entrevista con Eduardo Cosacov

"Gran parte de los estudiantes conformaba una mayoría silenciosa


que no tenía una postura política definida"

(*) Eduardo Cosacov fue alumno de la Escuela de Psicología de la Universidad Nacional de


Córdoba (UNC) durante el período abordado en el presente trabajo. Obtuvo el título de Licenciado
en Psicología en 1978 y continuó sus estudios en la Maestría de Psicología General Experimental
de la Universidad Nacional Autónoma de México. Simultáneamente ejerció la docencia en asigna-
turas básicas de la licenciatura en Psicología en universidades de México y Argentina. Se desem-
peña desde 1988 como profesor titular de la asignatura 'Introducción a la Psicología' en la Facul-
tad de Psicología de la UNC. En 1992 obtuvo su doctorado en la misma Universidad. Esta entre-
vista fue realizada el miércoles 11 de mayo de 2016 en la Facultad de Psicología de la UNC.

- ¿Conoció usted acciones concretas de las fuerzas de seguridad del gobierno de la inter-
vención de Córdoba (1974-76) contra estudiantes y docentes de Psicología?

- Un caso puntual fue el de un compañero que directamente desapareció y no supimos nada más
de él. Yo no conocía bien ni su apellido ni su nombre: recién después de 1983 quise saber más,
pero no pude averiguar demasiado. Él venía de grupos cristianos que estaban a favor de un cam-
bio de sistema... A partir del Golpe de 1976, directamente nos llevaban a una sala en la que pro-
yectaban las listas de las personas que estaban siendo buscadas por el Ejército. Ahí llegué a ver
los nombres de varios de mis compañeros: no puedo decir si al final fueron desaparecidos o no.

- ¿Había autoridades de la carrera que estaban a favor del gobierno de la intervención?

- Recuerdo en particular el caso de [Gabriel] Pautasso. Él estaba consustanciado con el tema de la


limpieza ideológica, aunque no en el sentido de matar gente sino más bien de expulsarla de la
Universidad. Tenía una ideología anticomunista y antijudía, y una mentalidad complotista: creía en
oscuros poderes internacionales que buscaban llevar al país al comunismo y al ateísmo. Andaba
11
siempre con sobretodo y entonces circulaba la leyenda de que estaba armado ( ). Yo tenía cierta

11
"Pautasso se desempeñó como secretario del decano de Filosofía y Humanidades, Carmelo
Felauto. Continuó en la Facultad durante la intervención militar. Fue tristemente conocido, entre
otras cosas, como delator de compañeros" (Facultad de Filosofía UNC, 2014).

64
confianza con él, porque había sido celador de mi curso en el Colegio Monserrat. No sé si tenía un
cargo oficial en la Facultad pero evidentemente vivía de eso. Provenía de la carrera de Historia. Él
tuvo más presencia después de 1976, pero antes ya estaba colaborando con el gobierno de Laca-
12
banne. Fue una especie de lugarteniente del decano Carmelo Felauto ( )

- ¿Era muy conocido por los docentes y estudiantes?

- Infundía miedo y la gente se le apartaba. Yo no, porque lo conocía del colegio. Él sabía que yo
no estaba en ninguna agrupación definida, sino que simplemente tenía ideología socialista. Nada
más que eso.

- ¿Qué pasó después con él?

- No sé. Después de 1983 desapareció totalmente, quizá porque podía llegar a ser juzgado. No sé
13
adónde se fue. Nunca pregunté después por él ( ).

- ¿Recuerda si hubo cambios de docentes después del derrocamiento del gobernador y la


intervención de la provincia en 1974?

- Que yo sepa, ningún docente tuvo que dejar su cátedra por motivos políticos en esos años. Hab-
ía miedo pero no renunció nadie. Las persecuciones y las muertes no ocurrían en la carrera de
Psicología ni en otras Facultades sino afuera de la Universidad: por ejemplo, había gente a la que
le ametrallaban la casa o aparecía en una zanja con un balazo en la nuca, solamente por volante-
ar en alguna fábrica.

12
Carmelo Felauto fue decano de la Facultad de Filosofía desde enero de 1975 hasta marzo de
1976. Dice Cosacov: "Simpatizaba con la derecha peronista pero no pertenecía a los grupos más
brutales sino que tenía predisposición al entendimiento y al diálogo. Era moderado. Cuando yo lo
conocí era alguien con quien se podía conversar. De todos modos fue muy resistido. Y quedó
desplazado cuando se produjo el Golpe de 1976".
13
En otra entrevista de la presente investigación, Alicia Servetto agrega información sobre Pau-
tasso: "Fue denunciado por los organismos de Derechos Humanos como uno de los docentes que
les pasaba listas de estudiantes 'subversivos' a las fuerzas represivas. Después de 1983 se le hizo
un juicio académico y fue expulsado. Durante los 10 años previos había formado parte de la Facul-
tad de Filosofía, y por lo tanto había tenido injerencia sobre la carrera de Psicología".

65
- ¿Recuerda la creación de materias paralelas como una forma de sobrellevar las diferen-
cias ideológicas en el interior de la carrera de Psicología?

- Sí, y creo que la presión para crear materias paralelas venía del Centro de Estudiantes. Eso lle-
vaba a muchos abusos. También había un acosamiento hacia docentes que tenían una postura
científica más bien neutra. Pero no hacia todos. De hecho, algunos no sufrían ese tipo de proble-
mas. Recuerdo en particular el caso de un profesor de Neurofiosiología y Psicofisiología, que ven-
ía del Instituto Mercedes y Martín Ferreyra (IMMF): era muy proamericano pero no se lo cuestio-
naba, porque él no se ponía a discutir esos temas [vinculados a lo político-ideológico] y porque la
materia no se prestaba a hacerlo. Distinto era la situación de cátedras como Psicología Social: ahí
había mucha rotación de profesores por problemas con el estudiantado. También recuerdo el caso
del profesor [Franco] Murat, que era muy cuestionado por su ideología conservadora: se lo tildaba
directamente de "facho". Pudo haberlo sido antes, de joven, cuando participó en la Segunda Gue-
rra Mundial del bando italiano, seguramente movilizado. Él discutía con los alumnos, aunque no
14
pasaba de ahí ( ). También estaba la profesora [Hermelinda] Fogliatto, que dictaba Metodología
de la Investigación: si bien esa materia no tenía derivaciones políticas, como otras, a ella la acosa-
15
ron mucho porque se había formado en Estados Unidos ( ). Por entonces había una gran anarqu-
ía, en el sentido de desorganización. Se estudiaba menos y se suspendían las clases por cual-
quier motivo. Los alumnos pertenecientes a movimientos políticos, principalmente del ERP, inte-
rrumpían las clases para hablar. Pero gran parte de los estudiantes conformaba una mayoría si-
lenciosa que no tenía una postura definida.

14
"El profesor Franco Murat se presentó ante el Mayor Ricardo Romero [interventor militar de la
Facultad de Filosofía de la UNC desde abril 1976 a Febrero 1977] como Oficial Retirado del Ejérci-
to Italiano durante la dictadura de Benito Mussolini, refugiado en Argentina. Le presentó la lista de
profesores subversivos y le informó que había un depósito de armas y municiones en el Centro de
Investigación en Psicología Social (CIPS). Todo lo que había en el Centro fue destruido. Para ver-
güenza de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC y la Carrera de Psicología, Murat
continuó trabajando en la Facultad y llegó a jubilarse mucho después del regreso a la democracia
en 1983, oportunidad en que le fue concedida la condición de Profesor Consulto Titular"
(Saforcada, 2012). Murat es autor de 'Evaluación del comportamiento humano', 'Escala para la
evaluación del comportamiento', 'Elementos de epistemología' y 'Estadística aplicada a las cien-
cias de la conducta', entre otras obras. Es uno los profesores que donaron sus colecciones de li-
bros a la Biblioteca 'Elma Kohlmeyer de Estrabou', de la Facultad de Filosofía de la UNC.
15
"Fogliatto y Murat fundaron la llamada 'Escuela de Córdoba'. Bajo su influencia se formaron
numerosas generaciones de psicólogos entre los que se cuentan Ana María Rovére, Livio Grasso,
Silvia Tornimbeni, Ana María Alderete, Josefina Pássera, Cristina Burba y Osvaldo Bertone". (Co-
sacov, 2010).

66
- También ahora hay grupos de agrupaciones estudiantiles que piden permiso para hablar-
les a los alumnos en las clases. ¿Cuál sería la diferencia con los de esa época?

- En esos años, el profesor sabía que si no daba permiso, entraba en conflictos y podía tener pro-
blemas. Había más coacción.

- ¿Esa "coacción" procedía sólo de la izquierda o también de otros grupos?

- Solamente de los militantes de izquierda, pero no de un solo grupo. Ellos estaban divididos entre
los reformistas y los que pregonaban la 'dictadura del proletariado', y éstos a su vez entre los que
estaban a favor de la lucha armada y los que impulsaban una vía pacífica. Los de derecha, en
16
cambio (entre ellos los que simpatizaban con la Concentración Nacional Universitaria ( )) directa-
mente no hablaban. Pero era como que ninguno creía en la democracia: ni los de derecha ni los
17
de izquierda ( ).

- Usted dijo que por entonces existía una "mayoría silenciosa". ¿Qué decía esa mayoría,
cuando decía algo?

16
La Concentración Nacional Universitaria (CNU) fue una organización paramilitar de ultradere-
cha, vinculada a la Juventud Peronista y luego a la Triple A, surgida en el ámbito universitario de la
ciudad La Plata a fines de los años 60. Su ideólogo fue Carlos Disandro, profesor de lenguas
clásicas de orientación peronista. En poco tiempo se extendió hacia Mar del Plata y Bahía Blanca,
y luego también a Córdoba, Tucumán, Rosario y la ciudad de Buenos Aires. El 6 de diciembre de
1971, varios de sus miembros ingresaron a la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Univer-
sidad Nacional de Mar del Plata, y asesinaron a la estudiante Silvia Filler. Al año siguiente, 15 de
ellos fueron condenados por ese crimen pero en 1973 se beneficiaron con la amnistía dictada por
el presidente Héctor Cámpora. A partir de 1975 se integraron en el aparato represivo del Estado,
en coordinación con la Policía y las Fuerzas Armadas. Se les atribuyen medio centenar de asesi-
natos y numerosas actuaciones armadas o violentas en las universidades. En 2013, la Cámara
Federal de Mar del Plata recalcó que la CNU actuaba "como un grupo de choque que irrumpía en
las universidades con armas, cadenas y otros elementos contundentes; su objetivo no era obtener
representatividad sino desarticular el movimiento estudiantil que promovía la apertura de espacios
democráticos y participativos en el ámbito universitario" (Ginzberg, 2000; Granovsky, 2010; La Ca-
pital, 2011; Bonavena, 2014).
17
Dice Cosacov: "Entre los grupos que pregonaban la 'dictadura del proletariado' había quienes
decían que [la revolución] debía hacerse por la vía armada y otros sostenían que primero era ne-
cesario concientizar a la gente. Montoneros y otros grupos no agotaron las vías institucionales sino
que directamente empezaron a largar acciones armadas. Ése fue un error que a la larga tuvo con-
secuencias desastrosas".

67
- Era como que percibían que estaba ocurriendo algo anómalo y obviamente preferían una situa-
ción más ordenada. Pero no se jugaban [para generar un cambio].

- ¿Supo usted de acciones clandestinas, de inteligencia, que incluyeran la infiltración de


personas del poder político en la Facultad y/o en la carrera de Psicología?

- Por el ambiente que se estaba viviendo, era prácticamente inevitable que las fuerzas del gobier-
no quisieran información sobre cada docente o cada alumno. Y por eso mismo la gente se cuidaba
de hablar. El Navarrazo fue un momento duro que provocó miedo, pero creo que acá en la carrera
no tuvo efectos directos [sobre la integridad física de docentes y estudiantes]. Pero, por supuesto,
no conozco todos los casos. Después, con el Golpe, cambió todo: muchos profesores se fueron, y
no sé si hubo docentes desaparecidos en esta carrera, como sí los hubo en Historia y en Filosofía
18
( ). El mayor Ricardo Romero asumió como interventor militar de la Facultad de Filosofía y le pidió
19
al profesor Murat que se hiciera cargo de la Escuela de Psicología ( ). Murat me dijo después que
no quería aceptar pero igual se lo impusieron: debía acceder o quedar afuera. Asumió esa función,
aunque solamente por unos meses. Después, efectivamente, dejó la dirección.

- Entonces, le parece que la infiltración de gente del gobierno en las aulas durante 1973-76,
¿era verdadera o no iba más allá de los comentarios?

- Estimo que era real. Es razonable que [el gobierno] haya buscado información sobre todos. Pero
a esos detalles quizá los sepa mejor alguien que estuvo metido en alguna organización estudiantil.
Yo tenía una actitud prescindente y estaba más con la "mayoría silenciosa", aunque muchas veces
opinara sobre algunas cuestiones.

18
Un relevamiento efectuado en 2007 por el licenciado en Filosofía Gonzalo Pedano determinó
que la Facultad de Filosofía y la de Arquitectura tuvieron el mayor número de desaparecidos y
asesinados de la comunidad académica de la UNC entre 1972 y 1980: fueron 42 en Filosofía y 45
en Arquitectura. Curiosamente, las 42 víctimas pertenecientes a las carreras de la Facultad de Fi-
losofía no eran docentes ni no-docentes sino exclusivamente estudiantes (Pedano, 2007).
19
El mayor Ricardo Manuel Romero fue "interventor militar" en la Facultad de Filosofía y Huma-
nidades de la UNC desde abril de 1976 a febrero de 1977. Una de sus primeras "ordenanzas" es-
tipulaba que los estudiantes debían “presentarse en correctas condiciones de aseo personal, con
decoro y sobriedad en el vestir”. Además, al entrar a cualquier dependencia tenían que “presentar
el documento de identidad y la libreta de trabajos prácticos, debiendo concordar en ambos docu-
mentos los datos y las fotografías que se exhiben” (Facultad de Filosofía UNC, 2014b).

68
- Otros entrevistados han dicho que llegó a haber incluso gente armada en las aulas.

- Ése parece ser el caso de Pautasso, pero quizá se decía eso porque andaba siempre con un so-
bretodo y con una mano metida adentro. También recuerdo a otro profesor, de apellido Requena,
que fue ametrallado y alcanzó a repeler la agresión porque tenía una pistola. No murió pero quedó
paralítico. Él estaba en el peronismo de derecha. Y no era de Psicología: yo lo conocí porque lo
20
había tenido en como profesor de Latín en la secundaria ( ). No sé si era común que anduviera
gente armada en la Universidad, pero no era sorprendente como lo sería ahora. Era esperable.

- ¿Y los profesores y/o a estudiantes de izquierda? ¿También era esperable que anduvieran
armados?

- Los grupos de choque quizá sí. El ERP seguro que estaba armado, pero no su sector político,
que era el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Lo mismo con Montoneros: ellos es-
taban armados, pero no así su parte política, que pertenecía a la Juventud Peronista. Todas esas
formaciones tenían un sector 'militar' y un sector político: imagino que estos últimos sólo llegaron a
armarse en situaciones excepcionales. El sector 'militar', en cambio, sí lo estuvo, necesariamente.

- ¿Recuerda si hubo acciones del poder político que hayan ejercido una “educación por
demostración”, un retraimiento de estudiantes y docentes hacia la vida individual o hacia
las actividades estrictamente académicas?

21
- Sí, por ejemplo el asesinato del abogado [Alfredo] Curutchet ( ), que estaba en una organización
de izquierda. Yo fui al velatorio, en el salón de Luz y Fuerza. En esos años cayó mucha gente de
izquierda, por el accionar de la Triple A. Esa situación de violencia tendía a reflejarse en la carrera
de Psicología, aunque no sé si en esa época desapareció alguien de esta Facultad. Igual empezó
a haber miedo, porque percibíamos que había muertos en otros ámbitos. Eso nos llevó a estar a

20
Antonio María Requena era profesor titular de la cátedra de Lengua y Cultura Griegas I en la
Escuela de Letras de la Facultad de Filosofía de la UNC. Fue cesanteado el 4 de enero de 1976,
junto con una decena de otros docentes de la misma Facultad (Facultad de Filosofía UNC, 2014).
21
Alfredo Alberto 'Cuqui' Curuchet (nacido en Bell Ville en 1940) era abogado del SITRAC (Sindi-
cato de Trabajadores de Concord), de SMATA (Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte
Automotor) y de otros sindicatos cordobeses disidentes. Fue asesinado en Buenos Aires el 11 de
septiembre de 1974, en una de las primeras acciones de la Triple A. Lo introdujeron en un Ford
Falcon y lo llevaron a un descampado la localidad de Beccar, donde lo mataron a tiros. De su vela-
torio participaron más de 10.000 personas, mientras que el fuero laboral de los tribunales de
Córdoba cerró sus puertas en señal de duelo (Partido Obrero, 2005).

69
favor de un Golpe de Estado, en la creencia de que iba a ser "un gobierno de caballeros", como
decía Borges.

- ¿Cómo se explica que haya existido un estado de miedo y amenaza, y al mismo tiempo
una gran ebullición en la militancia política estudiantil y docente?

- Había ebullición porque estaba la posibilidad de una Argentina distinta. Pero era de una minoría,
del 15% o 20% del estudiantado, que era muy activo y estaba organizado. El resto no tenía una
posición definida, aunque en su mayoría estuviera orientado hacia la izquierda.

- ¿Estaría de acuerdo en calificar a la carrera de Psicología en particular y quizá a la UNC en


general como un "espacio de resistencia" al gobierno de la intervención?

- Evidentemente, esta Facultad era un ambiente hostil hacia la derecha, y más aún hacia la dere-
cha peronista, que de hecho no tenía representación en esta carrera. Y en otras Facultades, don-
de quizá no estaban los grupos más radicales de la izquierda, triunfaban los sectores de izquierda
reformista. Es que la juventud en general es de izquierda. Por eso el gobierno apuntaba principal-
mente contra los jóvenes, y en especial contra los que usaban barba y estudiaban Humanidades.

- ¿Qué pensaba usted en ese momento sobre esa situación?

- Yo no tenía tan clara esas cuestiones. Mi ideología era socialista y me dolía cuando caía gente
de la izquierda, incluso cuando eran guerrilleros. Pero no podía avalar las acciones de grupos ar-
mados que no habían agotado la vía institucional. Por eso yo no vi mal el Golpe. Pensé que los
militares se iban a limitar a desarmar y encarcelar a los grupos guerrilleros y también a los de la
Triple A.

- ¿Se reflejaban los reemplazos de docentes sobre las orientaciones de los contenidos de la
carrera o de algunas materias?

- No, cambios de contenidos no recuerdo. Los profesores trataban de 'centrear': no se expresaban


tan abiertamente como lo podrían hacer hoy en día.

70
- ¿No había una especie de 'profesorado militante'?

- No tanto. Recuerdo el caso [Enrique] Saforcada, docente de Psicología Social con un tinte co-
munitario, que trataba de contener a los alumnos: buscaba que no se le fueran a la izquierda dura
o directamente armada. Él y otros estaban de acuerdo con ciertas acciones de la izquierda pero
evitaban 'darles manija' a los estudiantes.

- ¿Cuándo y por qué se fue usted del país?

- En 1978, cuando ya había pasado la parte más álgida del Proceso pero aún se vivía un ambiente
de miedo. No me exilié sino que me fui con pasaporte y podía volver: no me buscaban. En la Fa-
cultad se había vuelto todo muy chato. Después del Golpe, los profesores eran lamentables, por
censura o por bajo nivel académico.

- ¿Antes del Golpe de Estado también era bajo el nivel?

- Sí, quizá también. Pero el problema del periodo previo al Golpe es que estaba todo muy ideologi-
zado, por la misma polarización. Eso restaba nivel académico. No es compatible la búsqueda de la
verdad con el manejo de la política.

- ¿Los docentes estaban "ideologizados" pero a la vez "centreaban"? ¿Cómo sería eso?

- No querían enemistarse con la izquierda ni mostrarse como tipos de derecha. No podían hablar
claramente. Todo era más eufemístico, y eso también bajaba el nivel académico.

- ¿Había un gran ideologización, pero velada?

- Sí. Todos tenían alguna ideología, pero muchos profesores de ese momento evitaban mostrarse
como pertenecientes a la derecha o a la izquierda radical.

71
Eduardo Cosacov / Textual

* "En 1974-75, el Centro de Estudiantes de la Facultad de Filosofía estaba en manos de


un grupo maoísta que apoyaba al gobierno de Isabel. Esa rareza le evitaba problemas con el go-
bierno de la intervención, aunque quizá se los creaba con los propios estudiantes. Igual, nunca
llegó a haber violencia extrema: había peleas pero no con armas de fuego ni nada de eso".

* "Los partidarios de la teoría del 'sujeto sujetado' de [Néstor] Braunstein decían que el su-
jeto tenía que liberarse, pero no por medio de las armas sino a través del psicoanálisis. También
buscaban contraponerse al modelo americano, que para ellos era 'conductista' y 'adaptador al sis-
tema'. Esa posición no representaba un problema para los militares, por más que el psicoanálisis
no les simpatizara. Igualmente, algunos profesores dejaron de querer que se los asociara exclusi-
vamente con Freud y empezaron a abordar también otros autores como Jung y Adler. Matizaban
de esa manera".

* "Los socialistas/reformistas tenían mucha fuerza en la Universidad en ese momento. Su


modelo político era el de los países socialdemócratas, sobre todo los escandinavos; es decir, un
capitalismo que mantiene la propiedad privada pero en el que hay mucha participación del Estado.
En los años previos al Golpe se los acusaba de ser muy ingenuos. Era muy habitual, por ejemplo,
un cántico que decía: 'Izquierda, izquierda, reformas a la mierda'".

* "Dentro de la izquierda había grupos que estaban a favor de la lucha armada, y otros en
contra. Los trotskistas, por ejemplo, se oponían a la violencia porque decían que les daba pie a los
sectores más retrógrados para justificar un golpe de Estado. Pero al final la izquierda dura ganó la
pulseada y todo se polarizó. Y después, cuando llegó la dictadura, cayeron no sólo quienes esta-
ban en la lucha armada sino también los que se oponían a la violencia, y los reformistas y los gru-
pos cristianos de izquierda y muchos otros. Todo se enmudeció. La gente prefirió no hablar".

* "Los docentes favorables a los interventores de la provincia no eran peronistas [a pesar


de que el peronismo era el partido del gobierno que había ordenado la intervención]".

* "En los años previos al Golpe, el país vivía en una democracia imperfecta donde todavía
quedaban resquicios institucionales para poder seguir difundiendo las propias ideas sin necesidad
de apelar a la fuerza".

* "El terrorismo de Estado empezó después de la ruptura de Perón con los Montoneros en
plaza de Mayo [el 1º de mayo de 1974]. Ellos gritaban: "Mire mire mire, somos unos boludos: vo-
tamos a una puta, a un brujo y a un cornudo", en alusión a Isabel Martínez de Perón, a José López

72
22
Rega y a Juan Domingo Perón ( ). En ese momento la Triple A ya estaba operando y ahora se
sabe que Perón estaba al tanto de eso".

* "Los militares del Proceso disolvieron a los grupos parapoliciales de la derecha peronista
porque querían tener el monopolio de la fuerza: no les gustaba que hubiera otros sectores arma-
dos, por más que tuvieran ideologías similares y se dedicaran a exterminar a un enemigo común.
A partir del Golpe, el Tercer Cuerpo de Ejército se encargó de comandar a todos los grupos de ta-
reas".

* "Borges pidió públicamente perdón por haber apostado a un gobierno militar, y creo en-
tenderlo. Él pensaba que los militares podían desarmar a la guerrilla, evitar una guerra civil, pacifi-
car el país y llamar a elecciones, como había hecho el presidente de facto Alejandro Agustín La-
nusse en 1973. Muchos (entre los que me incluyo) creíamos que ése iba a ser el modelo que se
seguiría tras el Golpe de 1976. Nadie imaginó que el propio Estado se convertiría en terrorista ni
que cometería delitos aberrantes ni que llegaría a incursionar en el pillaje y la expropiación de bie-
nes".

* "En 1983, gran parte de la ciudadanía (mucho más que ahora) era indiferente a las viola-
ciones a los derechos humanos. Era común que se las justificara con la "teoría de los dos demo-
nios". En mi opinión, la caída del gobierno militar no tuvo tanto que ver con la crueldad hacia los
prisioneros políticos sino más bien con la derrota argentina en la guerra de Malvinas".

22
José Pablo Feinmann ha hecho referencia a ese episodio: "En medio del discurso de Perón, la
Tendencia recurre a la más dura, la más ofensiva de las consignas. Tiene una peculiaridad nota-
ble. Es una consigna autocrítica. Los Montoneros se autocalifican como pelotudos. Está bien ar-
mada. Es así: 'Vea, vea, vea / qué flor de pelotudos / votamos a una puta / a un brujo y a un cor-
nudo" (Feinmann, 2009).

73
4. Entrevista con Raúl Gómez

"Más allá de las ilusiones,


no hay una cúpula de cristal que cubra a la Universidad"

Raúl Gómez nació en la ciudad de Córdoba en 1965. Es licenciado en Psicología, gradua-


do en la UNC en 1988. Es docente de la carrera de Psicología desde 1989, e investigador de la
UNC desde 1992. Fue becario de SECyT-UNC, de CONICET y de la Secretaría de Extensión de la
UNC. Publicó cuatro libros y diversos artículos de divulgación científica y de opinión sobre aspec-
tos psicológicos, sociales, legales y políticos de la drogodependencia. Es director del Programa de
Formación en Posgrado en Drogodependencias y adicciones de la Secretaría de Postgrado de la
Facultad de Psicología, UNC. Fue Secretario General de la Asociación de Docentes e Investigado-
res Universitarios de Córdoba (ADIUC) desde 1997 a 2002. Fue fundador del MST Nueva Izquier-
da y actualmente es miembro de su dirección provincial. Ha sido candidato a gobernador de
Córdoba por ese partido. La presente entrevista fue realizada el 2 de junio de 2016 en la Facultad
de Psicología de la UNC.

- ¿Cuáles fueron las principales acciones explícitas del gobierno de la intervención de


Córdoba sobre la vida académica la UNC y en particular sobre la carrera de Psicología du-
rante 1973-1976?

- La intervención de [el brigadier Raúl] Lacabanne tuvo impacto sobre toda la vida política cordo-
besa. Entre sus acciones más graves estuvieron los famosos allanamientos a los locales del PC
(Partido Comunista), del PST (Partido Socialista de los Trabajadores) y del Sindicato de Luz y
Fuerza en octubre de 1974. Fue un hecho de una brutalidad inédita: varios militantes fueron dete-
nidos, torturados y una compañera de la juventud de PC murió como consecuencia de una agre-
23
sión sexual ( ). Al mismo tiempo, la policía de la provincia instalaba prácticas de detención, tortura

23
El 10 de octubre de 1974, un grupo de policías y civiles irrumpió a balazos en el local del Parti-
do Comunista (calle Obispo Trejo 354, entre San Juan y Duarte Quirós, de la ciudad de Córdoba):
provocó toda clase de destrozos, saqueó las cajas fuertes y dejó diversas pintadas con amenazas
de muerte y la firma de "Las Tres A". También realizó golpes, torturas, simulacros de fusilamientos
e incluso "la introducción del cañón de un arma en la vagina" de la militante Clelia Hidalgo, de 30
años, mientras la interrogaban. La joven fue trasladada "en calidad de detenida" al policlínico del
barrio San Rafael y posteriormente al Hospital de Clínicas, donde falleció. El procedimiento co-
menzó con una supuesta persecución a "una pareja que manipulaba un radiotransmisor desde un
bar, con el apoyo de un Citroën verde"; continuó luego con el desalojo del edificio de Tribunales y
culminó con el ataque a los locales del PC, del PST y del Sindicato de Luz y Fuerza. Todas las ac-

74
24
y muerte a través del D2 ( ). Ese clima de terror se trasladó de manera directa a la Universidad.
Lacabanne respaldó explícitamente a grupos universitarios semifascistas, como la JPRA (Juven-
tud Peronista de la República Argentina, conocida como 'Jotaperra'), que intimidaba a estudiantes
25
y profesores de izquierda. Sus amenazas se volvieron corrientes ( ). Uno de sus focos de ataque
fue la facultad de Filosofía, y en particular la carrera de Historia, que resultó mucho más castigada
que la nuestra. En Psicología, el hostigamiento fue sufrido principalmente por docentes como el
titular de lo que hoy sería Introducción a la Psicología, [Néstor] Braunstein, que se exilió en México
26 27
( ); y Gerardo Mansur titular de lo que hoy sería 'Escuelas...' ( ). Todo eso se contextualizaba a

ciones fueron coordinadas por el jefe de la Policía de Córdoba, Héctor García Rey, y del propio in-
terventor federal, Raúl Lacabanne (Jorquera, 2007; Editorial Anteo, 1974).
24
El D2 era el Departamento de Informaciones de la Policía de Córdoba. Fue creado a mediados
del siglo XX como división especial para perseguir y reprimir lo que se consideraba un tipo diferen-
ciado de delito definido genéricamente como "subversión". Ya desde la década del 60 solía dete-
ner a sindicalistas, estudiantes y militantes partidarios que participaban de marchas y manifesta-
ciones. Es lo que ocurrió en acontecimientos como el Cordobazo (1969) o el Navarrazo (1974).
Durante el gobierno del interventor Raúl Lacabanne (1974-1975), el D2 elaboró un 'Registro de
Extremistas' donde dejaba constancia del nombre y fotografía de las personas consideradas como
tales por su activismo político y social. En esos años comenzó a actuar en coordinación directa
con los servicios de inteligencia del Ejército y de la Aeronáutica, y fue el principal nexo entre milita-
res y policías en la preparación y ejecución de persecuciones, secuestros, torturas y distribución
de prisioneros a otras dependencias policiales y militares. Terminó convirtiéndose en una estructu-
ra propia dentro de la Policía de Córdoba, con autonomía para funcionar y ejecutar tareas represi-
vas. A partir del Golpe colaboró con el III Cuerpo de Ejército, comandado por Luciano Benjamín
Menéndez. Históricamente, el D2 funcionó en un inmueble del pasaje Santa Catalina, al lado del
Cabildo y frente a la Catedral de Córdoba. En julio de 1977 se mudó a un edificio de Vélez Sars-
field y Fructuoso Rivera (donde luego funcionó la comisaría décima), y en 1978 a una casona ubi-
cada en la esquina de Moreno y Caseros, que fue utilizada como centro clandestino de detención
y tortura durante todo el resto del gobierno militar. Según la Conadep, las sedes del D2 no se usa-
ban para alojar por mucho tiempo a los detenidos-desaparecidos, sino para realizar interrogatorios
y aplicar diversas formas de tortura. Luego, los secuestrados eran distribuidos a los centros clan-
destinos de detención como La Perla, La Ribera e Hidráulica, o bien se los legalizaba llevándolos
a las cárceles del servicio penitenciario (Comisión Provincial de la Memoria, 2009; Comisión Pro-
vincial de la Memoria, 2012; Comisión Provincial de la Memoria, 2016).
25
Dice Alicia Servetto en otra entrevista de esta serie: "La JPRA respondía al peronismo orto-
doxo. Sus militantes salían con brazaletes celestes y blancos, y andaban armados por las calles.
Eran la fuerza de choque de la Juventud Peronista: militantes reclutados entre los sectores popula-
res y las fuerzas más reaccionarias del peronismo. No sé quiénes eran sus referentes. Tampoco
sé si eran estudiantes: quizá algunos lo eran".
26
El propio Braunstein se ha referido a esa época: "En 1973 hubo una especie de apertura de-
mocrática en Argentina y a mí me asignaron la cátedra de 'Introducción a la Psicología'. Mejor di-
cho, me presenté al concurso e hicieron todo lo posible para que yo no ganase, pero los estudian-
tes tomaron la iniciativa frente al decanato de la Facultad y me impusieron como profesor. Al año
siguiente, 1974, ese movimiento de democracia en Argentina fue reemplazado por una represión
muy violenta: todas las semanas íbamos al sepelio de algún amigo asesinado por las llamadas
fuerzas parapoliciales, y empecé a recibir amenazas de muerte. Se me consideraba un mentor
ideológico de la subversión pero en realidad yo no estaba militando en ningún partido y entonces
no tenía ningún sentido quedarme en el país, exponiendo mi vida por nada. Así que decidí escribir
a los amigos que había conocido en México en 1971, ya que ellos me habían dicho que me recibir-
ían allá si las cosas se ponían difíciles para mí en Argentina. En septiembre del 74 viajé a México
para ver qué pasaba. Me abrieron todas las posibilidades para recibirme en un puesto en el hospi-

75
nivel nacional dentro de la "Misión Ivanissevich", que se proponía la limpieza de la amenaza co-
28
munista al interior de la Universidad ( ).

- Otros entrevistados han dicho que la 'Jotaperra' y demás grupos de la derecha estudiantil
no existían en la carrera de Psicología...

- No tenían expresiones en esta carrera pero sí en otras, como en Derecho. También existía una
organización ligada a ellos, Guardia de Hierro, que tenía entre sus militantes a [el ex gobernador
de Córdoba] José Manuel De la Sota: él había sido estudiante en esta Universidad y era secretario
de Gobierno de [José Domingo] Coronel, intendente de Córdoba durante la intervención de Laca-
29
banne ( ). Es decir, la derecha universitaria existía, tenía expresiones, militantes y cuadros. A ve-
ces no se nutría de estudiantes sino de lúmpenes que se dedicaban a amenazar o directamente
agredir a estudiantes y docentes.

tal psiquiátrico infantil, e hicieron una presentación para que pudiese ser profesor en el posgrado
de la Facultad de Psicología" (Gómez & Orejuela, 2007). Braunstein (nacido en Bell Ville en 1941)
es médico, psiquiatra, psicoanalista, escritor y ensayista. En 1962 se graduó como médico en la
UNC y en 1965 obtuvo el doctorado en Medicina. En 1974 se exilió en México. Actualmente es
Profesor de Posgrado de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de México
(UNAM) y miembro del Seminario de Problemas Científicos y Filosóficos de la UNAM. Fue uno de
los docentes que ingresaron a la carrera de Psicología de la UNC cuando Héctor Cámpora asumió
la Presidencia de la Nación en mayo de 1973. Otros profesores que se reintegraron en ese mo-
mento fueron Marcelo Pasternac y su mujer Nora; Claudio Berman; Raquel Ferrario (docente de
Psicología Social y decana de la Facultad de Filosofía entre noviembre de 1973 y diciembre de
1974); Luis Prieto (lingüista); y Paulino Moscovich, junto con otros profesionales que trabajaban en
Psicopatología en el Hospital de Clínicas.
27
Gerardo Mansur fue cesanteado el 1º de mayo de 1975, casi un año antes del Golpe de Esta-
do de 1976, junto con otros 12 docentes de la Facultad de Filosofía de la UNC. Su cátedra, que
era la 'B' de Historia de la Psicología, se fusionó inmediatamente con la 'A' que dictaba Juan Moc-
chiutti. Mansur fue reincorporado en mayo de 1985 mediante la Resolución Decanal 308/85, que
incluyó a más de un centenar de profesores que habían sido despedidos a partir de 1974 (Facul-
tad de Filosofía UNC, 2014). Entre 1986 y 1988, se desempeñó como delegado del Consejo Supe-
rior de la Facultad de Filosofía de la UNC, con funciones de decano. Acumuló una extensa trayec-
toria en el psicoanálisis, a través de la práctica clínica y la docencia en las cátedras Psicopatología
I y II. Fue uno de los mayores referentes de la orientación lacaniana. Falleció el 18 de diciembre
de 2006 (La Voz del Interior, 2006).
28
Dice Gómez: "Ivanissevich era muy particular: hablaba por radio diciendo que los universitarios
tenían que 'ubicarse' o preguntando qué inventos habían hecho si tan científicos eran. Cosas así.
A eso lo relatan docentes e investigadores de la época, que estaban azorados".
29
José Domingo Coronel (Santiago del Estero, 1946) es contador público: en 1973 fue electo
concejal de la ciudad de Córdoba por el Frente Justicialista de Liberación (Frejuli) y en 1974, a los
28 años, asumió la intendencia tras la renuncia del presidente del Concejo Deliberante e intenden-
te interino, Miguel Flores, y el fallecimiento del intendente titular, Juan Carlos Ávalos. Después de
la muerte de Juan Domingo Perón, el 1º de julio de 1974, formó la agrupación 'De pie junto a Isa-
bel' que respaldaba a la presidenta Isabel Perón. Fue depuesto y detenido al producirse el Golpe
de Estado del 24 de marzo de 1976.

76
- ¿En qué consistían concretamente esas prácticas de acosamiento e intimidación?

- Lanzaban acusaciones de "zurdos antipatrias", hacían pintadas intimidatorias, intervenían las


clases y decían que el "pensamiento antinacional" debía ser directamente erradicado de la Univer-
sidad. Ése es el registro que tengo de colegas que pudieron trabajar con docentes de esa época y
recuerdan las amenazas que sufrían. Algunos de los propios integrantes del Centro de Estudiantes
de nuestra Facultad realizaban intimidaciones contra militantes de la izquierda marxista: les decían
"váyanse a Moscú". En ese momento, el Centro estaba en manos de un grupo de izquierda que
sin embargo empalmaba con los discursos y las acciones de la derecha peronista y del gobierno
de Isabel Perón.

- ¿Qué pasaba con los votantes de ese Centro de Estudiantes? ¿Estaban de acuerdo con el
"empalme" con la derecha peronista?

- La Corriente de Izquierda del Centro de Estudiantes ganó varias elecciones y recién después, a
fines de 1974 o principios de 1975, adoptó su posición de respaldar al gobierno de Isabel Perón
30
( ). Lo que pasó a partir de 1975 debería ser chequeado: la versión que yo tengo (de muy segun-
da mano, de gente que los odiaba) dice que se prorrogaron el mandato en una asamblea medio
fraudulenta que se hizo en el Teatrino o en el Pabellón Francia. No llamaron a elecciones, argu-
mentando que "se está gestando un Golpe de Estado y hay que resistirlo".

- ¿Cuáles fueron las principales acciones clandestinas, de inteligencia, del gobierno de la


intervención sobre la vida académica y sobre las actividades político-partidarias de estu-
diantes y docentes de la UNC durante ese período?

- La infiltración que más se conoce es la que hizo la Policía de Córdoba, en algunos casos utili-
zando estudiantes que en realidad eran policías, o mandando a las aulas a informantes del D2 pa-
ra elaborar listas y hacer seguimientos de clases y de actividades políticas. Eso dio lugar a que
después hubiera episodios de "contrainteligencia" por parte de la izquierda. De hecho, las perse-
cuciones, secuestros, torturas y asesinatos de varios policías en esa época fueron un desbarran-

30
Alberto Colaski fue presidente del Centro de Estudiantes de la Facultad de Filosofía de la UNC
entre 1970 y 1976, por la Corriente de Izquierda Universitaria (CIU).

77
que de la intentona de infiltrar gente: la izquierda les ganó... Las infiltraciones no sólo fueron evi-
dentes en esos años sino que llegaron incluso hasta mediados de los 80. Es conocido el accionar
de un personaje llamado [Gabriel] Pautasso, que primero fue no-docente de la Facultad de Filosof-
ía y después funcionario durante el Proceso. No se sabe si entró para informar o si fue reclutado
como informante después de haber ingresado. Él fue autor de las listas de alumnos que se entre-
gaban al Mayor Romero [interventor de la Facultad desde el Golpe hasta febrero de 1977] y poste-
riormente a los organismos de seguridad. Pero era más que un infiltrado. Algunos testimonios indi-
can que portaba armas, hacía tareas de 'marcado' y seguimiento, y entraba a las aulas para lle-
varse a estudiantes: a eso lo pueden relatar varios. Actuaba coordinadamente con todos los gru-
pos de la represión: el de los estudiantes-policías y el de otros personajes que estaban en la Fa-
cultad para espiar, marcar y hacer listas. En los 80, cuando yo era estudiante, logramos impulsar
el juicio académico contra Pautasso, pero no hubo voluntad política de seguir con eso y además él
31
se retiró ( ).

- Otros entrevistados han dicho que también la izquierda recurría a la violencia en las aulas.

- El concepto que utilizaban los militantes de izquierda era el de autodefensa: sostenían que esta-
ban habilitados a defenderse ante alguna agresión violenta. Algunos llegaron a usar armas pero
no fue una actitud masiva. En nuestra Facultad hubo puntualmente un episodio de mucha agre-
32
sión, contra la profesora Hermelinda Fogliatto ( ): aparentemente, varios estudiantes del PRT
(Partido Revolucionario de los Trabajadores), que estaban armados, le impedían salir de una
asamblea. Algunos relatan un nivel de violencia mayor y otros un poco menor. Como sea, no hab-
ía una formación militar del PRT en la carrera de Psicología.

- Se habla del uso de cadenas como instrumentos de agresión.

- La utilización de cadenas era un elemento de defensa ante un posible ataque de la Jotaperra. El


razonamiento era: "Si van a venir a romperme la cabeza, dejame tener algo para defenderme".
Las acciones brutales pertenecían en realidad a los grupos de derecha: un claro ejemplo es el

31
Gómez agrega: "Hay un dato secundario pero no poco relevante: la mujer de Pautasso fue la
cabeza y vocera de la resistencia al ingreso de mujeres al Colegio Monserrat a fines de los 90. Ella
era la cara pública de todo un grupo de docentes, egresados y hasta estudiantes monserratenses
que se movilizaron en rechazo al ingreso de mujeres porque decían que eso iba a 'desvirtuar la
tradición del colegio'".
32
Dice Gómez: "Fogliatto era una docente de la derecha clásica, no fascista y, por lo que cuen-
tan, bastante autoritaria. Fue una de las primeras investigadoras en Psicología en Córdoba y tenía
influencia en la carrera".

78
ataque a los locales del PC, del PST y de Luz y Fuerza en octubre de 1974. Esos hechos inaugu-
raron una forma de acción, la de entrar y golpear, que se vio en esta Facultad, en la de Derecho y
en varias otras.

- ¿Existía resistencia por parte de estudiantes o docentes contra todo lo que fuera "pro-
33
americano", "conductista", como era el caso de la profesora Fogliatto? ( )

- He tratado de indagar en eso y la respuesta es: sí y no. El rechazo hacia la profesora Fogliatto
tenía que ver principalmente con que era bastante autoritaria: no era algo que se podía generalizar
a todos los docentes con ideas conductistas. Además, si bien es cierto que la izquierda se oponía
a la tradición cuantitativa y objetivista, también incluía pequeñas corrientes que reivindicaban lo
cuantatitavo y si se quiere más positivista. Es decir, en esta Facultad existía un conductismo de
izquierda. De hecho, una de las docentes post-83 más importantes de la carrera, Raquel Krawchik,
era militante del Partido Comunista y a la vez conductista, al punto de que la llamábamos 'La viuda
de Pavlov'. En la propia biblioteca de esta Facultad nosotros encontramos textos escritos por
psicólogos chilenos durante el gobierno de Allende, que reivindicaban al comportamentalismo so-
viético. Está claro entonces que existió un sector de izquierda radical que vio en el conductismo
una visión más científica de la psicología, en confrontación con la postura filosófica, tomista, me-
tafísica, escolástica, que también tenía presencia en ese momento y terminó siendo dominante
34
después del Golpe, sobre todo a partir de la reforma del plan de estudios en 1978 ( ). La idea de
que los conductistas eran 'pro-yanquis' surgió recién después de 1983.

33
Es lo que dice el profesor Eduardo Cosacov en otra entrevista de esta serie. Según él, a Fo-
gliatto "la acosaron mucho porque se había formado en Estados Unidos". No sólo a ella sino tam-
bién "a otros docentes de áreas metodológicas, que eran exigentes con los alumnos y tenían una
formación más norteamericana". Sostiene Cosacov que uno de los "vicios" de la izquierda estu-
diantil de entonces era justamente "el rechazo a todo lo norteamericano, sin considerar que la polí-
tica exterior de Estados Unidos no tenía nada que ver la producción científica (y específicamente
psicológica) de ese país".
34
Gómez recuerda que el director de la Escuela de Psicología durante el Proceso, Juan Moc-
chiutti, "estaba ligado a la iglesia" y "tenía ideas tomistas" en relación a la psicología. "Su tesis de
doctorado era una muestra de todo eso y un poco más: se refería a la correlación entre ateísmo y
homosexualidad". Varios años después, en coincidencia con la aprobación de la Ley de Matrimo-
nio Igualitario en 2010, Mocchiutti escribió un artículo que incluye la siguiente afirmación: "Las ten-
dencias homosexuales son anomalías. No es verdad eso de que cada uno elige lo que quiere ser.
Todos los homosexuales que he atendido a nivel profesional, ninguno quería serlo... La inclinación
que sienten se funda en el trastorno genético, en la habituación conductual, en la iniciación tem-
prana y otros factores. El concepto de género es una transpolación que adviene de la literatura. Es
incorrecto utilizarlo... En la especie humana lo que identifica es el sexo: masculino y femenino; es-
to es: macho y hembra y paremos de contar... Las otras variantes son anomalías de la naturaleza
humana, que también ocurren en especies de animales: v.g., la ternera machorra, el toruno como
dicen los campesinos refiriéndose a la ternera que no quiere ejercer y rechaza al toro, o el novillito
que no termina de serlo... Ahora bien: cabe legislar sobre este tema, pero sin utilizar las palabras

79
- ¿Se podría decir, en síntesis, que las dos corrientes dominantes en esta carrera antes del
Golpe eran, por un lado la psicología "metafísica", y por el otro la psicometría y el conduc-
tismo?

- Sí, y el psicoanálisis incipiente, con algunas posiciones más eclécticas: por ejemplo, la de
Braunstein, que tenía una visión psicoanalítica pero incorporaba lecturas de lo que hoy llamaría-
mos cognitivismo. También se trabajaban autores hoy olvidados, o que al menos no se siguen le-
35
yendo, como Politzer, de una manera casi militante ( ).

- ¿Quién era Murat?

- Franco Murat era titular de la cátedra de Psicometría. Algunos decían, para mí sin ningún tipo de
pruebas, que en su juventud había sido militante fascista; y otros, que habían trabajado con él, de-
cían que en algún momento había pertenecido al Partido Comunista Italiano. Eso dio lugar al mito
de que Murat tenía prohibido el ingreso a Estados Unidos: algunos decían que era por fascista, y
otros porque había sido militante comunista. Él era un positivista clásico, muy sólido a nivel teórico
en relación a la psicometría, muy preocupado por la objetividad, y muy antitomista: lo escuché una
vez gritarle "chupacirios" a Mocchiutti [Juan, su sucesor en la dirección de la Escuela de Psicolog-
ía]. El problema es que no tenía carisma, era antipático, autoritario, caía mal y hablaba en un co-
coliche que tampoco lo ayudaba. Era un personaje muy particular. Fue nombrado director de la
Escuela de Psicología después del Golpe y renunció a los pocos meses. Su carta de dimisión (que
nosotros recuperamos para el Museo de la Facultad) es muy ambigua y plantea cierto misterio.
Tiene un tono extraño: hay algo que no se dice pero está ahí. Aparentemente él renunció cuando
[los militares] le pidieron que armara las listas de docentes para expulsar.

'matrimonio igualitario'. Debió haberse denominado 'unión civil igualitaria'. Sabemos que no iba a
ocurrir así por la intervención de aquellos que desean destruir a la familia..." (Mocchiutti, 2010).
35
Alberto Colaski recuerda que justamente Braunstein tenía "una visión progresista en áreas co-
mo el psicoanálisis y la psicología concreta de Georges Politzer".

80
- Enrique Saforcada sostiene todo lo contrario: dice que Murat le llevó la lista de "profeso-
res subversivos" al interventor de la Escuela de Psicología inmediatamente después del
Golpe.

- He discutido públicamente esa idea con Saforcada. Considero que es una infamia, surgida de su
enemistad profunda hacia Murat. No tiene pruebas para decirlo.

- Hay quienes dicen que Murat fue en cierto modo obligado a dirigir la Escuela de Psicolog-
36
ía después del Golpe ( ).

- Es solamente una versión pero puede ser cierta. En ese momento los militares amenazaban in-
cluso con cerrar la carrera: no sólo el ingreso [como efectivamente ocurrió] sino todas las activida-
des, como se hizo con la Escuela de Cine, que fue clausurada completamente y se reabrió recién
en 1984 o 1985.

- Otros entrevistados han dicho que la supuesta gran movilización estudiantil en los años
previos al Golpe era en realidad minoritaria, y que gran parte de los alumnos de Psicología
formaban parte de una "mayoría silenciosa". ¿Está de acuerdo con esa idea?

- Para mí, esa tesis choca con el hecho de que el Centro de Estudiantes de la Facultad de Filosof-
ía durante esos años tenía como presidente a un alumno de Psicología, Alberto Colaski, que per-
37
tenecía a una fuerza de izquierda muy movilizada ( ), votada por la mayoría del estudiantado y
respaldada por una gran masa crítica. De todos modos, es cierto que en ese momento se había
conseguido instalar la sensación de "guerra de aparatos, con la población al medio". A eso contri-
buyeron algunos actos totalmente irracionales de la guerrilla vanguardista y foquista, como el ata-
38
que al cuartel de Monte Chingolo ( ) y al regimiento de Formosa, donde murieron soldados cons-

36
Es lo que dice Eduardo Cosacov en otra entrevista de esta serie: "Murat fue instado por el ma-
yor Ricardo Romero, interventor militar de la Facultad de Filosofía en 1976, a hacerse cargo de la
Escuela de Psicología. Murat me dijo después que no quería aceptar pero igual se lo impusieron:
debía acceder o quedar afuera".
37
Gómez matiza su afirmación: dice que la designación de un estudiante de Psicología como
candidato a presidente del Centro de Estudiantes era "una especulación puramente electoral", ba-
sada en la evidencia de que la Escuela de Psicología tenía más alumnos y aportaba mayor canti-
dad de votos que las demás carreras de la Facultad. De ahí que la mayoría de los presidentes del
Centro de Estudiantes de la Facultad de Filosofía hayan pertenecido a la carrera de Psicología,
hasta que ésta se independizó a fines de los 90.
38
El 23 de diciembre del 1975, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) asaltó el Batallón 601
'Domingo Viejobueno' de la localidad bonaerense de Monte Chingolo, con el objetivo de apropiarse

81
39
criptos ( ). También fue erróneo el accionar de la guerrilla en algunos conflictos sindicales: por
40
ejemplo, el asesinato de un gerente de Fiat ( ) con el supuesto objetivo de respaldar una huelga,
que al final consiguió sólo hacerle perder apoyo popular. Creo que ese tipo de acciones [de la gue-
rrilla por un lado y de las fuerzas del gobierno por otro] llevaron a sostener la idea de una "guerra
de aparatos" con una gran masa neutral en el medio. Pero esa tesis queda refutada por el gran
número de desaparecidos: si sólo fue una guerra de aparatos, entonces se trataba de aparatos
muy grandes.

- ¿La movilización del estudiantado era mucho mayor que ahora?

- Sí, creo que sí. Pero también había condiciones sociales e incluso un "estado de ánimo" de las
masas que facilitaron el Golpe.

de 20 toneladas de armamentos que serían enviados a la guerrilla rural en Tucumán. "Ésta es una
acción tan importante como el asalto al cuartel de Moncada que dirigió Fidel en Cuba. Nos permi-
tirá cambiar el destino de la lucha de clases en Argentina”, habría dicho el jefe del ERP, Mario
Santucho. Sin embargo, el plan fracasó rotundamente. Un espía infiltrado en el ERP (Rafael 'El
Oso' Ranier) les transmitió a los militares los planes de Santucho y además saboteó el armamento
que iban a emplear los guerrilleros en el ataque. Resultado: los atacantes fueron sorprendidos por
el Ejército en el interior de la unidad y tuvieron que replegarse a una villa de emergencia cercana
al cuartel. Fuerzas militares rastrearon casa por casa para hallarlos, mientras aviones de la Marina
y la Fuerza Aérea ametrallaban las viviendas. El saldo final fue de 70 integrantes del ERP caídos
en el cuartel y en las zonas cercanas; 40 civiles muertos en la villa y 10 militares y policías abati-
dos. Días después, la conducción del PRT sometió a 'El Oso' Reiner a un juicio revolucionario: lo
ejecutaron y su cuerpo apareció en un terreno baldío del barrio de Flores, en la ciudad de Buenos
Aires. La derrota en Monte Chingolo constituyó un golpe letal para el ERP. Así, el golpe de Estado
de marzo de 1976 encontró a la organización en retirada y con una capacidad operativa muy redu-
cida (Plis Sterenberg, 2015; Télam, 2015).
39
El 5 de octubre de 1975, Montoneros realizó un ataque al Regimiento de Infantería de Monte
N°29 'Coronel Ignacio Warnes' de la ciudad de Formosa. El asalto se conoce como 'Operación
Primicia', pues fue el primero de la guerrilla a un cuartel militar y marcó el inicio de la lucha directa
contra las Fuerzas Armadas. El operativo tuvo la participación de personal, armamento y vehículos
que habían llegado desde distintos puntos del país por medios aéreos y terrestres. Los combatien-
tes eran alrededor de 70. Secuestraron un vuelo de Aerolíneas Argentinas, coparon el aeropuerto
'El Pucú' de Formosa, asaltaron el Regimiento formoseño y el Casino de Suboficiales de esa fuer-
za, tomaron más de 200 rehenes. Al final murieron 12 guerrilleros, 10 soldados conscriptos, un
subteniente, un sargento y tres vecinos, entre ellos dos civiles y un integrante de la policía formo-
seña. En otra entrevista incluida en este trabajo, Alicia Servetto considera que el hecho "fue una
masacre: murieron muchos gendarmes y la población fue muy solidaria con la comunidad del Re-
gimiento".
40
Alberto Salas, de 43 años, dirigente de la empresa Fiat, fue asesinado cuando salía de su do-
micilio en un suburbio de Córdoba, el 28 de octubre de 1975. Era gerente de personal de las fir-
mas Materfer y Grandes Motores Diesel, de la Fiat, que se hallaban en conflicto con sus emplea-
dos. El comando 'Atilio López', ligado a Montoneros, se atribuyó la responsabilidad del crimen
(Diario Excelsior, 1975).

82
- ¿Hubo reemplazos de docentes por motivos políticos en la carrera de Psicología durante
los años previos al Golpe?

- Sí, de todo tipo. Por ejemplo, promoción de auxiliares docentes a los cargos de profesores.

- ¿Esa situación se reflejó en cambios de contenidos y orientaciones de las materias?

- Las modificaciones de contenidos se plasmaron recién con la instauración del plan de estudios
de 1978. Antes del Golpe, cuando el decano era Carmelo Felauto, no hubo cambios de orientación
sino más bien disputas y creación de cátedras paralelas. La más famosa fue la de 'Escuelas... a
cargo de Mansur' versus 'Escuelas... a cargo de Mocchiutti'".

- ¿Cómo se explica la combinación entre la "limpieza ideológica" que se proponía encarar


Lacabanne y la gran efervescencia militante de esa época?

- En realidad, la movilización de los sectores populares experimentó un retroceso a partir de 1974:


ese año ocurrió el Navarrazo, que no tuvo resistencia, seguramente por la confianza en Perón; y
entraron en crisis algunas organizaciones, por ejemplo Montoneros, tras ser expulsados por el
propio Perón. En 1975 se perdió la huelga de Villa Constitución, una de las más importantes y
41
combativas, reprimida con métodos de terrorismo de Estado ( ). También hubo un retroceso de

41
El denominado "Villazo" fue una potente movilización social que se desarrolló en marzo de
1974 en la localidad santafesina de Villa Constitución, en respaldo a las demandas de mejores
condiciones laborales exigidas por los obreros de las grandes industrias metalúrgicas del lugar
(Acindar, Metcon y Marathon). Hasta entonces, los trabajadores "carecían de obra social y del
cumplimiento de las leyes o condiciones laborales (salubridad y seguridad)", mientras que la sec-
cional local de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) "se hallaba intervenida y era inactiva en la de-
fensa de sus afiliados. Ante esa situación, los obreros tomaron las plantas desde el 9 al 16 de fe-
brero, y luego siguieron realizando diversas movilizaciones. Finalmente, el 16 de marzo de 1974,
unas 12.000 personas marcharon hacia la Plaza de la Constitución para reclamar el fin de la inter-
vención del sindicato, el respeto a la democracia gremial, y mejoras en la obra social y en las con-
diciones de trabajo. Ese mismo día se consiguió la firma de un acta-acuerdo como primer paso pa-
ra la normalización y democratización de la seccional de la UOM. Todas esas movilizaciones estu-
vieron favorecidas por "la vuelta del peronismo al gobierno, durante el primer gobierno de Cámpo-
ra", por "la radicalización de las acciones de protesta en base a lazos organizativos autónomos" y
por "la presencia de organizaciones de la izquierda revolucionaria entre la población obrera".
Exactamente un año después, el 20 de marzo de 1975, Villa Constitución fue escenario del 'Ope-
rativo Serpiente Roja del Paraná': una intervención masiva de fuerzas represivas que se propusie-
ron aplacar las protestas obreras en la localidad. Policías federales y provinciales, de la Prefectu-
ra, de la Triple A, del grupo paramilitar Guardia Rural, y parapoliciales de la UOM nacional y del
Ministerio de Bienestar Social llegaron a la ciudad en una caravana de más de 100 vehículos, la
mayoría de ellos Ford Falcon, e instalaron su cuartel general en las propias empresas metalúrgi-

83
Sitrac-Sitram en Córdoba, que era una organización sindical de nuevo tipo, totalmente diferente a
las que se había conocido. Además hay que sumar el accionar de grupos económicos, que fueron
decisivos para crear un clima de desconcierto y escepticismo: hubo lockouts patronales y des-
abastecimiento premeditado por parte de organizaciones empresariales como la AGP (Asociación
de Entidades Gremiales Empresariales Argentinas), cuyo presidente era Martínez de Hoz [José
Alfredo, posteriormente ministro de Economía del gobierno militar]. Las condiciones de vida de las
clases medias y populares se volvieron terribles, sobre todo a partir del Rodrigazo en 1975. Pero
todo eso no logró ser resistido. En diciembre de 1975, después del fracaso de un Golpe de Estado
iniciado en la base aérea de Morón, se llegó a pensar en un avance de la movilización popular ini-
42
ciada en el Cordobazo ( ), pero no fue así. Pocos días después, el 23 de diciembre de 1975, ocu-
rrió el desastre del ataque a Monte Chingolo y se desató una persecución, represión y detención
de activistas, líderes sociales, dirigentes sindicales y delegados de fábricas. Ésa y otras derrotas
impactaron en el ánimo de las masas: marcaron un retroceso para los sectores populares. A la
vez, el accionar desquiciado de algunas organizaciones de izquierda contribuyó a la formación de
una franja de apáticos, escépticos y hastiados, sobre todo en los sectores medios. Los compañe-
ros que eligieron la lucha armada eran sumamente valiosos y honestos pero siguieron una línea
política equivocada. Creo que debemos profundizar en las consecuencias de esas acciones y en
algún momento habrá que hacer un balance: algunos se enojarán. En todos esos episodios se de-
ben buscar las razones del reflujo del ascenso popular y estudiantil. Ahí se generaron las condi-
ciones para que nadie opusiera resistencia cuando se produjo el Golpe.

- Otros entrevistados han dicho que el Navarrazo no influyó para nada en la participación
estudiantil y docente: que la movilización siguió igual que antes.

- Insisto en revisar los ataques a los locales del PC y del PST en octubre de 1974. Fueron hechos
brutales.

cas. Intervinieron la seccional de la UOM y encarcelaron a centenares de trabajadores: muchos de


ellos fueron torturados y algunos incluso asesinados. "Por su extensión y dureza, esta represión
se acerca a las que después generaliza la dictadura sobre el conjunto de la clase obrera" (El Sur
Diario, 2014). Aun así, el operativo fue resistido durante dos meses (hasta el 19 de mayo) por los
obreros y la población, a través de organizaciones fabriles y barriales. De hecho, el accionar re-
presivo tuvo que ir modificándose para enfrentar el movimiento de solidaridad de la población
(Télam, 2013).
42
El 18 de diciembre de 1975, en un intento de derrocar a la presidenta María Estela Martínez de
Perón, el Brigadier Mayor Orlando Capellini consiguió detener al titular de la Fuerza Aérea, Briga-
dier General Luis Fautario, en la Base Aérea de Morón. Desde allí convocó al Ejército, encabeza-
do por Jorge Videla, y a la Armada, en manos de Emilio Massera, a derrocar a la presidenta cons-
titucional, pero no consiguió el apoyo que esperaba y tuvo que entregarse. Recibió una condena
de sólo 60 días de prisión (Clarín, 2011).

84
- ¿No se podría decir que la embestida del gobierno ocurría sólo afuera de la Universidad?

- Posiblemente acá adentro no ocurría lo mismo que afuera, pero más allá de las ilusiones no hay
una cúpula de cristal que cubra a la Universidad. Muchos de los militantes golpeados y torturados
en los ataques a los locales del PC y del PST eran universitarios; el accionar de las patotas de la
Jotaperra se producía en la Universidad; y el Navarrazo instrumentó por primera vez la infiltración
de la policía en el ámbito universitario.

- ¿Había docentes y alumnos favorables al gobierno de la intervención?

- Sí, creo que sí, como lo hubo en la población en general. La derecha lúcida sabía lo que quería y
tenía en claro que el Golpe necesitaba de las prácticas de exterminio para instaurarse. También
había sectores confundidos ante las condiciones que se vivían a nivel país: existía la idea de que
te podían matar en cualquier lado, en un fuego cruzado de una pelea que no era propia. El Golpe
debe haber sido bienvenido para docentes como Mocchiutti y para estudiantes que estaban en el
mismo tono; y también para sectores sociales que lo vivieron como un alivio: como la llegada de la
paz y la tranquilidad.

---

Raúl Gómez / Textual

* "[Desde su creación y hasta fines de los 90] la Escuela de Psicología no tenía estructura
propia: sólo un director, un vicedirector y un secretario técnico. Toda su planta de no-docentes per-
tenecía a la Facultad de Filosofía. Compartía edificio con la Escuela de Filosofía y con la de Cien-
cias de la Educación".

* "Hay quienes sostienen que Psicología era el sector menos politizado de la Facultad de
Filosofía y Humanidades. Yo siempre digo, quizá medio provocadoramente, que la supuesta des-
politización de esta carrera se debe al hecho de que acá se forman cuentapropistas: profesionales
del trabajo independiente que responden a una tradición individualista, de pequeña burguesía, de
gente que aspira básicamente a poner su propio consultorio".

85
* "Durante la primera mitad de los 70, el Centro de Estudiantes de nuestra Facultad estaba
presidido por un alumno de Psicología, Alberto Colaski, perteneciente a la Corriente de Izquierda
Universitaria (CIU), que formaba parte de la Federación de Agrupaciones Universitarias de Iz-
quierda (FAUI) y estaba respaldado por el Partido Comunista Revolucionario (PCR), de orientación
maoísta, que había nacido de una escisión PC a fines de los 60 y crecido muchísimo en el ámbito
universitario. Era un partido importante, con mucha influencia, y tenía entre sus filas a artistas re-
conocidos, a intelectuales de fuste y a dirigentes obreros de masas. Ellos ubicaban a la lucha con-
tra el imperialismo norteamericano en el mismo plano que a la lucha contra la izquierda marxista.
En las asambleas les decían a los militantes de izquierda "que se vayan a Moscú". También acu-
43
saban a Montoneros de ser una quintacolumna del "imperialismo soviético" ( ): en este sentido
entroncaban con el discurso de algunos sectores de la derecha peronista. A la vez, sostenían que
era necesario defender al gobierno de Isabel ante la posibilidad de un Golpe de Estado: también
en este sentido empalmaban con la ortodoxia peronista. Finalmente combinaban la tesis sobre la
defensa del gobierno de Isabel con la tesis del "imperialismo soviético" y llegaban a la conclusión
de que se venía "un golpe pro-soviético". De hecho, escribieron varios textos en relación a ese te-
ma: sostuvieron, por ejemplo, que la decisión del gobierno militar de mantener la venta de granos
a la Unión Soviética pese al bloqueo impulsado por Estados Unidos, revelaba la condición "pro-
44
soviética" del Golpe de Estado de 1976 ( ). Después creyeron confirmar esa posición cuando la
45
URSS se negó a votar el repudio a la violación de los derechos humanos en Argentina ( ). De to-
dos modos, el Proceso no tuvo ningún empacho en detener a militantes del PCR: de hecho, Co-

43
Dice Gómez: "Montoneros también era un grupo fuerte, no tanto acá en la Facultad de Filosof-
ía, donde el PRT era más fuerte, sino más bien en el conjunto de la Universidad, donde era un co-
rriente de masas. Miles y miles de jóvenes eran Montoneros".
44
"El hito más importante en la dinámica de las relaciones económicas entre la Argentina y la
Unión Soviética durante el Proceso fue la negativa del gobierno de Videla a plegarse al embargo
cerealero que la administración del presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, intentó imponer a
Moscú. Esta decisión constituyó un caso excepcional por su alto grado de consenso interno, debi-
do a tres razones fundamentales: en primer lugar, fue el único caso de coincidencia entre las di-
plomacias económica y militar durante el Proceso; en segundo término, tuvo el apoyo de las com-
pañías exportadoras de cereales (La Plata Cereal, Cargill, Italgrani Plata, Dreyfus, Nidera, Conti-
nental y Bunge y Born), para las cuales resultaba un gran negocio; y tercero, fue una decisión que
también contó con el respaldo de los partidos políticos. Esta excepcional convergencia sólo puede
explicarse en el contexto de cierre del mercado europeo-occidental para los productos argentinos"
(Argentina Relaciones Exteriores, 2000).
45
"En 1977, la Unión Soviética votó tres veces en contra de incluir a la Argentina en las investi-
gaciones de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. Luego, entre 1980 y 1981, la URSS y
Rumania fueron los únicos dos países que se opusieron a la propuesta del gobierno del presidente
de Estados Unidos, Jimmy Carter, de condenar la violación de los derechos humanos en Argenti-
na. También Cuba había respaldado al gobierno de Videla e incluso ayudó a crear un bloque de
países para frenar la moción de Carter, pero al final no votó a favor del régimen militar argentino
(Soitu.es, 2009).

86
46
laski fue detenido-desaparecido y preso político hasta 1982 ( ), y muchísimos militantes de ese
47
grupo fueron blanco de la represión y terminaron como desaparecidos ( ).

* "El psicoanálisis era bastante marginal en Córdoba durante la primera mitad de los 70, y
más aún el psicoanálisis lacaniano, que era prácticamente inexistente como corriente teórica: apa-
reció recién en los 80. Eso se puede chequear empíricamente: el peso cuantitativo y cualitativo de
los lacanianos es mucho menor antes del Golpe al que adquirieron después".

* "Existen al menos dos tesis que intentan explicar el avance del lacanismo en Córdoba
durante la dictadura. Una de ellas sostiene que su hecho fundante fue la supuesta visita de Oscar
Masotta, aunque también hay quienes niegan que haya venido; y la otra dice que Lacan fue intro-
ducido por los psiquiatras de la clínica Bermann, que estaban tradicionalmente ligados al PC y le-
ían a [Louis] Althusser, y en particular dos 'folletos': uno sobre 'Aparatos ideológicos del Estado' y
otro sobre 'Freud y Lacan'... Lo que está claro es que, tras ser expulsados de las unidades
académicas en 1976, muchos psicólogos se refugiaron en círculos de estudio muy pequeños, y
muy cerrados por una cuestión de seguridad, que al final terminaron proliferando. Utilizaban un
lenguaje algo hermético, propio del lacanismo, con metáforas permanentes que les permitían diluir
algunas cuestiones de lo social dentro de la 'novela familiar'".

* "Luego del Golpe de 1976, muchos estudiantes dejaron de cursar por un año o dos, aun
sin ser militantes jerarquizados: se autopreservaron de esa manera. Tengo un conocido que dice
que en la semana siguiente al 24 de marzo se cortó el pelo y se afeitó la barba".

* "Después del Golpe se conformó una lista de "estudiantes asesores" del interventor Ro-
mero en la Facultad de Filosofía. Ahí aparecen, entre otros, [la ex rectora de la UNC] Carolina
Scotto, y el contador Molina. Algunos dicen que para armar la lista se tuvieron en cuenta los mejo-
res promedios (lo cual es cierto), y que el grupo nunca se conformó. No sé: la lista está y hay una
resolución de Romero en relación a eso".

46
Colaski fue secuestrado el 30 de junio de 1977 y permaneció en los centros de detención de La
Ribera y La Perla, en Córdoba, durante cuatro meses. Luego fue trasladado a la penitenciaría de
la ciudad y posteriormente a la cárcel de La Plata. Fue liberado el 28 de diciembre de 1982, des-
pués de un total de cinco años y medio de prisión. De inmediato intentó continuar la carrera de
Psicología, pero no fue admitido. Recién pudo reinscribirse en 1984 y se graduó en 1987. Ese año
propuso la creación de la cátedra de 'Psicología y Derechos Humanos': su proyecto fue aceptado y
desde entonces es profesor titular de esa materia.
47
Entre ellos René Salamanca, de Smata Córdoba, uno de los principales dirigentes del Cordo-
baza, que fue secuestrado en la misma noche del 24 de marzo de 1976.

87
5. Entrevista con Héctor Martínez

"La carrera tenía varios bastiones de poder


y experimentó cambios muy rápidos por distintos motivos en esos años"

Héctor Martínez cursó la carrera de Psicología en la UNC entre 1971 y 1976. Tras gra-
duarse, desempeñó diversos cargos en la cátedra de Orientación Vocacional. En la década del 80
fue el primer presidente electo democráticamente del Colegio de Psicólogos de la provincia de
Córdoba. Entre 2006 y 2010 fue rector del Colegio Nacional de Monserrat. Actualmente es profe-
sor titular de la cátedra de Deontología y Legislación Profesional en la Facultad de Psicología de la
UNC. Esta entrevista fue realizada el lunes 13 de junio de 2016 en la Facultad de Psicología.

- El interventor federal Raúl Lacabanne manifestó en 1974 su voluntad de efectuar una "lim-
pieza ideológica" en las instituciones cordobesas. ¿Se reflejó ese anuncio en la vida coti-
diana de la carrera de Psicología?

- En realidad, ese pensamiento no sólo era de Lacabanne sino también de las autoridades del go-
bierno nacional [durante la presidencia de Isabel Perón]. Recuerdo que Marcos Genet, uno de los
48
organizadores del Primer Encuentro de Estudiantes y Profesionales de Psicología en 1974 ( ),

48
El Primer Encuentro de Estudiantes y Profesionales de Psicología se llevó a cabo desde el 11
al 13 de octubre de 1974 en las 'Baterías A' de la Ciudad Universitaria, que actualmente funciona
como anexo de la Facultad de Psicología. Participaron alrededor de 1500 asistentes de todo el
país. Fue convocado por la Confederación de Psicólogos de Argentina (Copra), que había sido
constituida en 1973 y estaba compuesta por representantes de 28 asociaciones de psicólogos de
Capital Federal, Córdoba, La Plata y San Luis, y por miembros de entidades que aún estaban en
proceso de constitución en varias provincias. Para entonces había casi 5000 psicólogos agremia-
dos sobre un total de 6000 en todo el país y unos 40.000 estudiantes en las carreras de Psicolog-
ía. El encuentro surgió a manera de reacción contra un proyecto de ley impulsado por el Ministerio
de Salud de la Nación que proponía la creación de un "Servicio Nacional Integral de Salud (SNIS)"
que ignoraba la tarea de los psicólogos como profesionales de la salud. Alberto Colaski señala al
respecto: "El proyecto, que por entonces estaba en la Cámara de Diputados de la Nación, men-
cionaba sólo a los médicos, enfermeros, kinesiólogos, fonoaudiólogos, etc. Los psicólogos no fi-
gurábamos en la lista. En ese momento yo era el presidente del Centro de Estudiantes de la Fa-
cultad de Filosofía de la UNC y miembro de la Federación Universitaria Argentina (FUA). Participé
en una reunión de la Copra con los miembros de la comisión de Salud de Diputados. Les plantea-
mos nuestro reclamo y ellos comenzaron a releer el proyecto: cruzaron miradas como desconcer-
tados y uno nos dijo: 'No, por favor, acá están ustedes, en el etcétera'. Nuestra indignación fue
muy grande. Por eso convocamos el Encuentro Nacional de Psicólogos y Estudiantes de Psicolog-
ía". El evento tuvo la participación distintas agrupaciones políticas, en particular las de izquierda,
con una serie de diferencias entre sí: algunas sólo reclamaban la inclusión de los psicólogos en el
proyecto del SNIS, mientras que otras exigían también la modificación de la ley que obligaba a los

88
quería crear un Colegio de Psicólogos pero no pudo hacer mucho porque el gobierno salió al cruce
con la idea de que los psicólogos eran de izquierda y por lo tanto peligrosos. Aun así, más allá de
esas idas y vueltas, no hubo clima de miedo hasta el Golpe de Estado de 1976.

- ¿Impactó ese clima político sobre la conducción de la Facultad de Filosofía y en particular


en la carrera de Psicología?

- Sí, entiendo que sí. Las autoridades de la Escuela Psicología respondían a los modelos del go-
bierno provincial de ese momento. Y los cambios eran muy rápidos, por distintos motivos... Había
varios bastiones de poder dentro de la carrera, conformados por distintos grupos.

- ¿Los "bastiones de poder" eran de estudiantes, de docentes, o de ambos?

- Las dos cosas. En el caso de los estudiantes había disputas de espacio, de poder y especial-
mente ideológicas. La Corriente de Izquierda Universitaria (CIU) manejaba al Centro de Estudian-
tes e indudablemente la Juventud Universitaria Peronista (JUP) intentaba desplazarla. Las dispu-
tas solían resolverse a las trompadas, a los sillazos o tirando botellas de vidrio. Había enfrenta-
mientos fuertes. En esos años también empezaron a intervenir grupos armados, como Montoneros
y el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).

- ¿Eran enfrentamientos frecuentes o más bien esporádicos?

- No puedo decir que hayan sido frecuentes. Se daban cada tanto.

- ¿Cuáles eran los "bastiones de poder" entre los docentes?

- Los que tenían el "poder" por decirlo de alguna manera, eran los psicometristas, los metodólo-
gos, los profesores abocados a lo que podríamos llamar "lo científico", "lo clínico" y el "método ac-

psicólogos a trabajar bajo la supervisión de los médicos. "Llegó el domingo 13 de octubre y no nos
habíamos puesto de acuerdo en nada. Los organizadores reconocimos esa realidad y propusimos
un símbolo de unidad: instituir el 13 de octubre como Día del Psicólogo. La idea fue aprobada por
el plenario y logró mantenerse hasta hoy", dice Colaski, aunque aclara que "la Ley de Ejercicio
Profesional quedó en la nada". Recuerda además que el encuentro culminó con una represión po-
licial en la Ciudad Universitaria, y que la Triple A ya estaba "operando sobre todos los que está-
bamos politizados", en particular sobre alumnos y docentes de la Facultad de Filosofía (Facultad
de Psicología UNC, 2013; Topia Revista de Psicoanálisis, 2002).

89
tuarial". Toda esa área psicométrica/metodológica estaba en manos de psicólogos, mientras que
el área clínica estaba manejada por médicos psiquiatras. Aún no había una presencia fuerte del
49
psicoanálisis, que apareció muy despacio durante los 70 ( )

- Otros entrevistados han dicho que por entonces había resistencia a la psicometría y a to-
do lo "pro-americano". ¿Era así?

- Sí. Algunos estudiantes consideraban que los psicometristas defendían a rajatabla lo que proven-
ía de Estados Unidos, y lo cuestionaban muchísimo. Incluso entraban a las aulas e interrumpían
las clases. Una vez tomaron de rehén a una profesora psicometrista, Hermelinda Fogliatto, y la tu-
vieron retenida bastante tiempo.

- ¿Recuerda más detalles sobre ese episodio?

- Simplemente la acusaban de ser "pro-yanqui". Ella venía a la Facultad en un autazo Impala que
había traído de Estados Unidos y lo estacionaba en la puerta del pabellón Francia, a la vista de
todo el mundo. Dejó de hacerlo después de que le tomaron el aula. A ella la atacaron muchísimo,
y también hubo cuestionamientos a los profesores Franco Murat y Livio Grasso, aunque en menor
medida.

50
- Otros entrevistados han dicho que el problema con Fogliatto era su autoritarismo ( ).

- Por su formación, ella quería que los alumnos entraran al aula a tal hora y que no hablaran ni
hicieran preguntas: que se limitaran a escuchar la clase. Pero eso fue solamente al principio: des-

49
Al igual que Martínez, Raúl Gómez indica que el psicoanálisis era sólo "incipiente" en la Escue-
la de Psicología en la primera mitad de los 70. Otros entrevistados, en cambio, recuerdan que la
carrera siempre fue muy psicoanalítica. Edgardo Pérez, por ejemplo, dice que "acá era el paraíso
del psicoanálisis"; Livio Grasso señala que "antes de los 70, era claro el predominio del psicoanáli-
sis"; y Angélica Dávila indica que cuando ella cursó la carrera en 1968-72, "la impronta del psico-
análisis era muy fuerte". También Juan Mocchiutti recuerda que "desde la creación de la carrera
en 1958 hasta bien entrados los 70, la corriente imperante fue el psicoanálisis: nosotros nos for-
mamos con un grupo de psicoanalistas porteños entre los que estaban José Bleger, Marie Langer,
Jorge García Badaraco, Enrique Pichon-Rivière, Arminda Aberastury y varios más".
50
Raúl Gómez, por ejemplo, dice que "el rechazo hacia la profesora Fogliatto tenía que ver con
que era bastante autoritaria"; y Livio Grasso recuerda que Fogliatto tenía "actitudes algo desconsi-
deradas, bastante soberbias, y un carácter poco adecuado para relacionarse con la gente".

90
pués modificó mucho esa forma de ser, principalmente por el ingreso de una profesora adjunta de
formación clínica, Josefina Passera, que consiguió aggiornarla. De todas maneras, si las agresio-
nes de los estudiantes hubieran sido sólo una reacción contra el autoritarismo, también Murat
habría sido atacado: él era mucho más autoritario que la doctora Fogliatto.

- ¿De qué maneras concretas intervenían en la Facultad los grupos como Montoneros y el
ERP?

- Venían por ejemplo los militantes del ERP encapuchados y armados, y tomaban algún aula don-
de se estaba dando clase. Hacían sus arengas, pedían ayuda económica y se retiraban cuando
alguien les avisaba que estaba llegando la Federal. Después venía la policía y nos "maltrataba"
durante tres horas con todo tipo de interrogatorios. Recuerdo una vez que éramos como 300 en el
aula, en el pabellón Francia: la Federal instaló un escritorio afuera y nos hizo salir de a uno para
pedirnos los documentos y las libretas universitarias, y preguntarnos si conocíamos o si habíamos
visto las caras de los del ERP.

- ¿Los grupos del ERP entraban efectivamente encapuchados?

- Sí, tipo comando.

- ¿Sabe si eran estudiantes de la Universidad, de la Facultad o de la propia carrera?

- No, no creo que hayan sido estudiantes. Supongo que no, pero en realidad no sé porque nunca
les vi la cara.

- ¿Y estaban armados? Otros entrevistados no coinciden en ese detalle.

- Sí, yo lo viví. Estaban encapuchados y tenían armas grandes. Pero no nos apuntaban ni nada
por el estilo sino que solamente planteaban sus ideas y pedían colaboración: pasaban la gorra y
después se retiraban. Tampoco venían con la idea de llevarse a alguien.

91
- Hay quienes dicen que, históricamente, la Universidad ha logrado resistir las injerencias
del poder político, pero también hay quienes sostienen que "no es una cúpula de cristal",
51
inmune a las presiones ¿Usted qué opina? ( )

- La UNC fue primero un bastión teológico, luego un bastión oligarca y después pasó a ser bási-
camente un bastión radical, incluso durante los gobiernos peronistas. Recién en los últimos años
coincidió la orientación de la Universidad con la del gobierno nacional, y se podría decir que sí
hubo [injerencias del poder político en la Universidad].

- ¿Cuando usted dice "radical" quiere decir "de la UCR"?

- Sí, claro. De hecho, el rector actual [Hugo Juri] es radical y los decanos que lo apoyaron también
52
lo son ( ). De todas maneras, los radicales universitarios nunca han respondido aceitadamente a
la orgánica partidaria.

- ¿Supo usted de acciones clandestinas, de inteligencia, de infiltración del poder político en


la carrera de Psicología en los años previos al Proceso?

- No, que yo sepa. Alguna vez dijeron que el infiltrado era yo, porque venía a clase así [de traje y
corbata] después de salir del trabajo. Pero eso fue sólo al principio: después se acostumbraron.

- ¿Hubo en esa época docentes que hayan dejado de asistir o que hayan sido presionados
para no dar clases?

- No, en Psicología no. Que yo recuerde no.

51
En otra entrevista de esta serie, Raúl Gómez sostiene: "Más allá de las ilusiones no hay una
cúpula de cristal que cubra a la Universidad. Muchos de los militantes golpeados y torturados en
los ataques a los locales del PC y del PST en 1974 eran universitarios; el accionar de las patotas
de la 'Jotaperra' se producía en la Universidad; y el Navarrazo instrumentó por primera vez la infil-
tración de la policía en el ámbito universitario".
52
En una asamblea desarrollada el 19 de marzo de 2016, Hugo Juri fue elegido como nuevo rec-
tor de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) por el período 2016-2019. El académico ya hab-
ía sido rector de la UNC entre 1998 y 2000, cuando pasó a ser ministro de Educación de la Nación
durante la presidencia de Fernando De la Rúa. También fue decano de la Facultad de Ciencias
Médicas y secretario de Salud de la Municipalidad de Córdoba en la gestión de Rubén Américo
Martí (UNC, 2016).

92
- Usted mencionó al profesor Franco Murat ¿Quién rol tenía en la carrera?

- Siempre he dicho que varias promociones de psicólogos fuimos hijos del doctor Murat y de la
doctora Fogliatto. Ellos eran los que definían el camino a seguir en la carrera. Eran dos pesos pe-
sados con cierto reconocimiento en Argentina y fuera del país. Cabe aclarar que no eran psicólo-
gos sino pedagogos, y que ninguno de los dos había estudiado en Argentina: Fogliatto en Estados
Unidos y creo que Murat en Italia. Él era italiano, de los tiempos del fascismo, y hablaba con un
acento muy marcado, pese a los años que ya llevaba acá. Llegó incluso a ser director de la Escue-
la de Psicología después del Golpe de 1976, pero estuvo poco tiempo: en algún momento se
enojó y renunció.

- Se dice que el interventor militar de la Escuela de Psicología intimó a Murat a hacerse car-
53
go de la dirección de la carrera ( ).

- Sí, lo obligó. Murat no estaba a gusto. Era un hombre duro y no le gustaba que lo atendieran con
un revólver arriba del escritorio, como dicen que hacía el interventor militar de la Escuela de Psico-
logía en ese momento [el mayor Ricardo Romero].

- Según Enrique Saforcada, Murat le llevó la lista de los profesores "subversivos" al inter-
ventor militar de la carrera.

- Puede ser, pero no tengo información sobre eso. En ese entonces yo ya era casado, con hijos y
trabajaba: no tenía mucho tiempo para averiguar lo que pasaba en [la interna de] la Facultad.

- ¿Se podría decir que usted integró una "mayoría silenciosa", o no se identificaría con esa
calificación?

- No, con la mayoría silenciosa no. Lo que yo no hacía era ir a los despachos a hacer amigos y
pedir que me ascendieran. Era ayudante segundo y seguí así hasta que llegó la democracia. Re-

53
Dice Eduardo Cosacov: "Cuando el mayor Ricardo Romero asumió como interventor militar de
la Facultad de Filosofía y Humanidades, le pidió al profesor Murat que se hiciera cargo de la Es-
cuela de Psicología. Él me dijo después que no quería aceptar pero igual se lo impusieron: debía
acceder o quedar afuera. Asumió esa función, aunque solamente por unos meses. Después dejó
la dirección y asumió otro profesor".

93
cién ahí empecé a rendir concursos. Creo que los colegas por algo me habrán reconocido y fui el
primer presidente electo democráticamente del Colegio de Psicólogos de la provincia. Siempre dije
que acá en la Facultad me tildaban de 'facho' y en el Colegio Monserrat, donde también yo traba-
jaba, me trataban de 'zurdo'.

- Hay quienes dicen que la participación política por entonces era muy grande y otros sos-
54
tienen que en realidad había una gran "mayoría silenciosa" ( ) ¿Qué piensa usted al res-
pecto?

- Recuerdo las asambleas estudiantiles, los movimientos, las marchas... Hoy en día también existe
todo eso: las agrupaciones quieren captar adherentes y a veces lo consiguen. Pero también están
los alumnos que quieren estudiar, recibirse e irse. Eso ha sido siempre así.

- ¿La movilización estudiantil en Córdoba era realmente importante en esos años?

- En los años 70, esta ciudad y esta provincia estuvieron muy movilizadas, tanto en el ámbito estu-
diantil como obrero, principalmente a partir del Cordobazo... Además había reacciones contra cim-
bronazos políticos como la intervención de Lacabanne y otros. Recuerdo haber participado de
marchas en las que había gente desde el Hospital de Clínicas hasta Colón y General Paz, y todav-
ía quedaban manifestantes por salir. Ahora ya no hay movilizaciones de esa naturaleza. Obvia-
mente, también había gente que se escondía y no participaba.

- Esas movilizaciones ¿empezaron a perder masividad antes del Golpe de Estado?

- Se cortaron con el Proceso. No, perdón: se cortaron con Lacabanne, porque ya existía la orden
de detener y matar. Por eso a veces se da la discusión respecto a cuándo empezó verdaderamen-
te la desaparición y aniquilamiento de personas [por parte de las fuerzas del Estado]. Hay quienes
ubican esos hechos a partir del gobierno militar, pero yo sostengo que no: que empezaron antes.

54
En otra entrevista de este trabajo, dice Eduardo Cosacov: "Gran parte de los estudiantes de
esa época conformaban una mayoría silenciosa que no tenía una postura definida... Percibían que
estaba ocurriendo algo anómalo y obviamente preferían una situación más ordenada... Yo mismo
tenía una actitud prescindente y estaba más con esa mayoría silenciosa, aunque muchas veces
opinara sobre algunas cuestiones".

94
La propia Isabel había dado la orden de "aniquilar a los elementos subversivos". Después los mili-
55
tares se valieron de eso para justificar el Golpe de Estado y las atrocidades que cometieron ( ).

56
- ¿Recuerda la creación de cátedras paralelas en la carrera de Psicología? ( )

- No, no había. Lo que sí existía eran materias muy similares con distintas orientaciones. Recuerdo
por ejemplo que en 'Psicología Social I' había un docente de derecha, y en 'Psicología Social II'
una profesora más de izquierda. Lo mismo sucedía con 'Psicología Profunda I', que se dictaba en
el primer cuatrimestre, y "Psicología Profunda II" en el segundo. O sea que a nosotros nos 'baila-
ban' a gusto y placer. También nos daban argumentos para discutir: escuchábamos distintas cam-
panas y podíamos reflexionar. Por suerte, en la juventud de aquel entonces no existía la adhesión
ciega hacia el discurso de un lado, del otro o del medio.

- ¿Cuál fue el rol del profesor Gabriel Pautasso durante esos años?

- Creo que era docente, y también informante [de los militares]. Y después del Golpe, durante la
intervención del mayor Romero en la Facultad de Filosofía, Pautasso estuvo en la secretaría
académica o algún puesto similar.

- Se dice que andaba armado. ¿Que supo usted sobre eso?

- Yo lo veía cuando él patrullaba la zona de la Facultad en un jeep militar conducido por alguien
del ejército. A veces llevaba el FAL del chofer apoyado en el piso, a la vista, y mirando para todos
lados, como diciendo "ojo conmigo". Siempre se rodeaba de gente muy pro-militar.

55
Durante 1975, el Poder Ejecutivo Nacional emitió cuatro decretos que ordenaban "aniquilar a
los elementos subversivos". El primer decreto llevó la firma de la presidenta María Estela Martínez
de Perón y sirvió para justificar y dar legalidad al "Operativo Independencia" contra la guerrilla en
la provincia de Tucumán. Los tres decretos restantes fueron firmados por el presidente interino Íta-
lo Luder y ratificados por el Congreso Nacional tras el ataque de Montoneros al Regimiento de In-
fantería de Formosa, el 5 de octubre de 1975 (Constitución Web, 2009).
56
Dice Raúl Gómez que antes del Golpe de 1976 hubo toda clase de disputas y creación de
cátedras paralelas, e indica que el caso más conocido fue el 'Historia de la psicología': un curso
estaba a cargo de Gerardo Mansur y el otro a cargo de Mocchiutti. El propio Mocchiutti indica al
respecto: "Yo gané la titularidad de la cátedra en concurso nacional, por unanimidad del tribunal.
Pero las autoridades de la carrera, por presión de grupos pseudomarxistas, crearon una cátedra
paralela aduciendo que había muchos alumnos inscriptos. La verdad es que deseaban retener a
su candidato, Mansur, que era uno de los que había perdido el concurso".

95
- Al margen, otros entrevistados han dicho que la esposa de Pautasso estuvo al frente de la
57
resistencia a la incorporación de mujeres al Monserrat en los años 90 ( )

- Sí, y yo estuve al frente de la apertura a la incorporación de mujeres... En ese momento había


que nombrar a tres representantes del colegio para crear una comisión de transición hacia el sis-
tema mixto. Fui el primero en ofrecerme. Me amenazaron por eso, incluso de muerte.

- Hay quienes dicen que, antes del Proceso, las corrientes teóricas que dominaban en la
Escuela de Psicología eran, por un lado, la psicometría, y por el otro, la orientación "tomis-
58
ta, metafísica, filosófica", y que ésta última fue dominante durante el gobierno militar ( ).

- Eso pudo haber ocurrido en la carrera de Filosofía, pero no acá. La psicometría siguió siendo
fuerte durante el gobierno militar. También lo fue el existencialismo, porque el director de la Escue-
la de Psicología, Juan Mocchiutti, le quiso dar esa impronta a la carrera [a partir de 1977]. Pero
eso coincidió con un momento en el que el psicoanálisis se estaba metiendo por todos lados.

- Además de ser "existencialista", ¿Mocchiutti estaba muy ligado a las ideas de la Iglesia y
de los militares?

- Sí, totalmente. Hay algo que se puede decir a su favor: justamente por su vinculación con la Igle-
sia logró que los militares no cerraran la escuela de Psicología. Solamente suspendieron los ingre-
sos durante dos años, 1976 y 1977, y volvieron a abrirlo en 1978.

57
En mayo de 1997, la Universidad Nacional de Córdoba aprobó la admisión de mujeres en el
Colegio Montserrat, que se había resistido al ingreso mixto en sus tres siglos de existencia. La
medida encontró oposición en un grupo de alumnos, padres, docentes y otros miembros de la co-
munidad del colegio, que se concentraron en el establecimiento y permanecieron varios días en
estado de asamblea. La presidente de la Asociación de Padres del Monserrat, Marta Siebert (es-
posa de Gabriel Pautasso) declaró en esa oportunidad: "Nosotros no estamos diciendo 'no' al in-
greso de mujeres sino que pedimos el respeto de la Ley Federal de Educación, que dice que la
comunidad educativa es la dueña del proyecto educativo institucional. Pedimos que no se nos
avasalle ese derecho" (La Nación, 1997).
58
Raúl Gómez sostiene que la orientación "filosófica, tomista, metafísica, escolástica tenía pre-
sencia en la primera mitad de los 70 en la Escuela de Psicología, y terminó siendo dominante des-
pués del Golpe, sobre todo a partir de la reforma del plan de estudios en 1978".

96
- Se ha dicho que en el siglo XX hubo en Argentina "una psicología perseguida y una psico-
logía perseguidora": una persecución de unos psicólogos hacia otros. ¿Está de acuerdo
59
con esa afirmación? ( )

- Yo no vi ni viví esa situación en ningún momento en la carrera de Psicología.

---

Héctor Martínez / Textual

* "Cuando yo era estudiante, el psicoanálisis era exclusivamente freudiano. La cátedra es-


taba en manos de un médico psiquiatra que hablaba de Freud durante casi todo el año y al final
mencionaba a Melanie Klein, Lacan y a alguna otra corriente, como por compromiso".

* "El Plan 1969 estipulaba que para poder tener el título de Licenciado en Psicología se
debía aprobar tal cantidad de materias y además una tesis. Pero nosotros hicimos un movimiento
estudiantil en contra de esa exigencia. Ya que estaba todo convulsionado, ¿por qué no íbamos a
pedir algo? Yo soy egresado sin tesis: terminé de rendir mi última materia y enseguida pedí los
papeles para que me dieran el título. El plan anterior y el posterior al nuestro incluyó el requisito de
las tesinas: el nuestro no".

* "Cuando se reformó el plan de estudios en 1986 me opuse totalmente a la exigencia de


hacer tesis para poder recibirse. Dije que eso no daba ninguna garantía de ser mejor psicólogo.
Varios colegas me miraban mal cuando yo les recordaba que ellos mismos se habían recibido sin
tesis. Recuerdo que la profesora Ana Alderete decía que las tesis eran útiles para que los alumnos
'cerraran' su formación, y yo le contestaba que para mí no cerraban nada. Además, si yo hago una
tesis sobre, por ejemplo, el embarazo psicológico y después me ofrecen un trabajo de orientación
vocacional en una escuela, ¿de qué me sirvió el embarazo psicológico?".

* "Cuando fui presidente del Consejo de Psicólogos de la Provincia de Córdoba [en la


década del 80], hubo que matricular a todos los colegas. Entre los que solicitaron su matrícula es-
taba la doctora Hermelinda Fogliatto: yo estaba convencido de que era psicóloga, pero no lo era y

59
El historiador Ramón Sanz Ferramola sostiene que durante el siglo XX hubo en el país una
"psicología-perseguida y una psicología-perseguidora, que fue otra de las tantas herramientas al
servicio de la represión y del terrorismo de estado en Argentina, entre los años 1975 y 1983 (Sanz
Ferramola, 2000).

97
le tuve que denegar el pedido. Me explicaron que tenía el título de 'Licenciada en Pedagogía con
orientación psicológica'. Ella misma me lo discutió. Pero la ley era muy específica: no se le podía
dar la matrícula si no era licenciada en Psicología".

* "[Tras ser liberado y retomar la carrera de Psicología en 1984], Alberto Colaski tuvo que
rendir examen final con la doctora Fogliatto, después de haberla enfrentado abiertamente en los
años 70. Él vino a hablar conmigo, porque nos conocíamos de aquellas épocas y porque yo esta-
ba en la cátedra de Orientación Vocacional [a cargo de Fogliatto]. Me dijo que no iba a aprobar
nunca, porque le había hecho la vida imposible a la profesora. Le contesté que yo podía dar fe de
que la doctora no era rencorosa ni revanchista, y le aconsejé que no se hiciera problema: que se
preocupara solamente por estudiar. No le dije nada a la profesora y él se presentó a rendir. La
doctora le hizo preguntas normalmente, él se empezó a soltar y le fue bien. Yo estaba ahí cerca,
atento, mirando la situación. Creo que por entonces se rendía con tribunal, sacando bolillas. Des-
pués Colaski me dijo: 'me dio clase la doctora', en el sentido de que no se aprovechó de la circuns-
60
tancia, para nada. Hay que aclarar que Fogliatto ya no era la misma de antes" ( ).

* "Los gobiernos peronistas siempre encontraron dificultades para tener injerencia sobre la
Universidad de Córdoba. Si bien en los últimos años hubo un crecimiento del espacio prokirchne-
rista [es decir peronista], fue más que nada por la división y retracción del radicalismo".

* "Después de la inauguración del edificio de la Facultad de Psicología [en 1999], hubo un


acto con descubrimiento de placa para recordar a los detenidos-desaparecidos durante la dictadu-
ra. Yo supuse que iba a haber problemas y, efectivamente, alguien pidió la palabra para cuestionar
que ninguno de los oradores había hablado de temas como la connivencia civil con la dictadura y
del acompañamiento de la Iglesia hacia los militares. Además dijo que la placa estaba incompleta
porque faltaban los nombres de los detenidos-desaparecidos durante el gobierno previo al Golpe
militar. Al final hubo que hacer la placa de nuevo".

* "Recuerdo que una vez un estudiante se le acercó a Pautasso en el pabellón Francia y le


preguntó: 'Escuchame, ¿no sabés dónde...?'. No lo dejó terminar y lo basureó muchísimo. Le dijo:
'Usted no se va a dirigir a mí de esa manera. Le puedo iniciar un sumario'. Yo le pedí al alumno
que se retirara y le pregunté [a Pautasso] qué le pasaba: era capaz de pedir el documento, o rete-
ner la libreta o algo así por ese tipo de cosas".

60
Según Colaski, él ya había aprobado esa materia cuando se reencontró con la doctora Foglia-
tto a mediados de los 80. "Fue un saludo y nada más. La encontré en el pasillo, me reconoció, y
me preguntó: '¿Cómo anda, Colaski? ¿De nuevo por acá?'. También me dijo que suponía que yo
no la había pasado bien".

98
* "A mediados de los 80, Pautasso andaba a la deriva, casi sin trabajo, porque no lo quer-
ían en ningún lado y fue a pedir horas cátedra al Monserrat. Yo me opuse: dije que no quería que
el Colegio siguiera siendo un refugio de 'fachos' como en la dictadura". [De todos modos, Pautasso
ingresó a dar clases en esa institución]... Después, cuando llegué a rector del Monserrat [en 2006],
le informé que se le había vencido el contrato y que no se le iba a renovar. Me dijo que me iba a
hacer una denuncia y demás. Le contesté que la hiciera: que yo estaba acostumbrado a las ame-
nazas".

99
6. Entrevista con Edgardo Pérez

"Es probable que algunos docentes


se hayan acomodado de una forma u otra: tenían que sobrevivir"

Edgardo Pérez fue estudiante de la carrera de Psicología en la Universidad Nacional de


Córdoba (UNC) durante el período abordado en el presente trabajo. Obtuvo el título de Licenciado
en Psicología y de Profesor en Psicología en 1980, y el de Doctor en Psicología en 2001. Es pro-
fesor adjunto de la cátedra Técnicas Psicométricas en la Facultad de Psicología de la UNC. Tam-
bién es director de la Carrera de Doctorado en Psicología de la Facultad de Psicología de la UNC.
Se ha desempeñado como docente de cursos de posgrado y de actualización profesional. Fue di-
rector de becas de posgrado y de doctorado, y dirigió diversas tesis de licenciatura y de posgrado.
Es autor de numerosos artículos en revistas científicas, y escribió libros y capítulos de libros en
coautoría con otros investigadores de la Facultad de Psicología de la UNC. Esta entrevista fue rea-
lizada en la Facultad de Psicología el 27 de junio de 2016.

- En 1974, el interventor Raúl Lacabanne manifestó su voluntad de efectuar una "limpieza


ideológica" en las instituciones cordobesas. ¿Se tradujo ese anuncio en un clima de miedo
o de amenaza en la vida cotidiana de la carrera de Psicología?

- Yo viví dos épocas bien diferenciadas. Primero, cuando ingresé a la carrera en 1973 había una
gran ebullición política, predominantemente con una orientación ideológica de izquierda. Por
ejemplo, entraba gente encapuchada a las aulas y decía que cómo íbamos a tener clases si había
un acto en homenaje a alguna figura importante para ese grupo. Y después, a partir de 1974,
cuando el gobierno nacional pegó un viraje ideológico hacia la derecha, pusieron profesores que
tenían una orientación muy distinta a la anterior y nos trataban como si fuéramos alumnos de pri-
maria, con muchas órdenes y una cosa muy autoritaria. En conclusión, viví dos desquicios.

- Otros entrevistados han dicho que en general existía una reacción contra todo lo que fue-
ra norteamericano.

- Sí, sin lugar a dudas. Acá hay un caso muy famoso: la profesora Hermelinda Fogliatto, que había
hecho un doctorado en Estados Unidos y era una docente muy renombrada y exitosa, fue rodeada

100
e insultada en una clase. No la dejaban salir y le tiraban papelitos encendidos. Tuvieron que venir
los ordenanzas a sacarla.

- Hay quienes dicen que esa reacción no fue contra su orientación ideológica sino más bien
contra su autoritarismo.

- Era una característica de su personalidad, pero como docente era buena, muy capacitada. La re-
acción en su contra no vino porque ella fuera autoritaria sino porque se había formado en el "impe-
rio del mal" de Estados Unidos.

- Se ha dicho que Fogliatto era afín al profesor Franco Murat y que ambos tenían mucha in-
fluencia en la carrera.

- Sí. Él llegó a ser director de la Escuela de Psicología. Era bastante autoritario pero también muy
capaz: de los mejores profesores de la Facultad, que por entonces tenía un nivel académico in-
mensamente inferior al de ahora.

- Hay quienes dicen que Murat fue obligado a hacerse cargo de la dirección de la Escuela de
Psicología tras el Golpe de 1976, mientras que otros sostienen que Murat se ofreció a cola-
61
borar con el interventor militar de la carrera ( ).

- He escuchado esas dos versiones pero no puedo decir cuál es la verdadera. La que me dan da-
do algunas personas que conocieron muy de cerca a Murat es que él renunció a la dirección de la
Escuela justamente porque los militares le pidieron que pasara esas listas.

61
Escribe Saforcada: "Murat se presentó ante el Mayor Ricardo Romero [interventor militar de la
Facultad de Filosofía desde abril de 1976 a febrero de 1977] como Oficial Retirado del Ejército Ita-
liano durante la dictadura de Benito Mussolini. Le presentó la lista de profesores 'subversivos' y le
informó que había un depósito de armas y municiones en el Centro de Investigación en Psicología
Social (CIPS). Todo lo que había en el Centro fue destruido. Para vergüenza de la carrera de Psi-
cología, Murat continuó trabajando en la Facultad después del regreso a la democracia en 1983 y
le fue concedida la condición de Profesor Consulto Titular" (Saforcada, 2012).

101
- También se dice que Murat había pertenecido al fascismo italiano en la Segunda Guerra.

- Sé que fue combatiente del ejército italiano pero no sé si fue fascista o no. Recuerdo que en una
62
clase él comentó que antes de ser psicólogo ( ) había sido profesor de Matemática o algo por el
estilo y ayudaba a hacer los cálculos para dar precisión a las bombas de los cañones.

- Usted dijo que en esos años había mucha movilización de los sectores estudiantiles de iz-
quierda. ¿También era así en el caso de los grupos de derecha?

- A partir de 1973 hubo mucha movilización de los sectores de izquierda; y después, desde 1974,
cuando murió Perón y empezó a gobernar Isabel y López Rega, ocurrió lo contrario. Por ahí te
mandaban a cortarte el pelo si te lo veían medio largo e incluso en esa época hubo gente desapa-
recida. Además pusieron profesores de un nivel académico muy bajo, que creo estaban ahí sólo
porque simpatizaban con la derecha peronista.

- ¿Se puede concluir que el accionar de los encapuchados y de los grupos de izquierda
tendió a disminuir a partir de 1974?

- Sí, sin ninguna duda.

- ¿Supo usted de acciones de inteligencia que incluyeran la infiltración del poder político en
las actividades político-partidarias en la Facultad y/o en la carrera de Psicología?

- Pudo haber sido, pero no me enteré. Yo era un adolescente (empecé la carrera a los 16 años) y
nunca participé en grupos políticos. La verdad, no sé si había infiltrados o no.

- Otros docentes han dicho que, pese a la supuesta "ebullición" militante, la mayoría no par-
ticipaba en política: solamente quería estudiar, recibirse e irse.

- Coincido con eso, sí.

62
En otra entrevista incluida en este trabajo, Héctor Martínez aclara que Murat y la doctora Her-
melinda Fogliatto no eran psicólogos sino pedagogos.

102
- ¿Hay diferencias en ese sentido respecto a la actualidad?

- Sí, muchas diferencias. Yo nunca he vuelto a vivir algunas cosas que sucedían en esa época.
Como profesor, jamás me he encontrado con grupos que hayan venido a intimarme o a querer sa-
car a los alumnos del aula. Ahora también hay actividad política pero existe una atmósfera de res-
peto que no existía en aquel momento.

- ¿Había gente que entraba con armas a algunas clases?

- Sí, a eso lo he visto. Recuerdo una clase de Psicología Social en la que entraron encapuchados
portando armas.

- ¿Eso era relativamente habitual o no tanto?

- No todos los días, pero podría decir que casi todas las semanas ocurría algo así.

- ¿Las acciones vinculadas a la política tendían a obstaculizar la actividad académica?

- Sí, sin lugar a dudas.

- ¿Los estudiantes se molestaban ante esas interrupciones?

- Sí, muchísimo. Los que entorpecían las clases eran grupos minoritarios, pero muy activos y con
mucho poder de movilización.

- Otros entrevistados han dicho que antes del Golpe existían básicamente dos orientacio-
nes teóricas en esta carrera: por un lado la psicometría y el conductismo; y por el otro, una
63
vertiente vinculada más a la filosofía. ¿Esta de acuerdo con esa clasificación? ( ).

63
Raúl Gómez dice que "la orientación filosófica, tomista, metafísica, escolástica, tenía bastante
presencia en la Escuela de Psicología en la primera mitad de los 70 y terminó siendo dominante
después del Golpe, sobre todo a partir de la reforma del plan de estudios en 1978".

103
- A eso hay que matizarlo un poco. Antes de 1974 había solamente dos orientaciones teóricas
predominantes en la carrera de Psicología: marxismo y psicoanálisis. La materia Psicología del
Trabajo, por ejemplo, consistía básicamente en leer libros de Marx; y la orientación clínica era cla-
ramente psicoanalítica. Lo demás era residual: las cátedras más metodológicas, como Psicometría
y Metodología de la Investigación, tenían un rol muy secundario. Después, cuando se produjo la
reacción [a partir de la intervención de Córdoba y la presidencia de Isabel Perón en 1974], recuer-
do que, por ejemplo, vino un médico a hacerse cargo de la cátedra de Psicopatología: él no era
conductista sino simplemente un psiquiatra con orientación biológica que no tenía idea de psico-
logía. También en Psicología Clínica vino un médico que tenía una orientación más conductual,
aunque no claramente conductista: creo que tuvo buena intención en el sentido de que buscaba
que los estudiantes conociéramos al menos los principales síntomas y supiéramos cómo diagnos-
ticarlos. Él no era psicoanalista ni tampoco fuerte en ninguna otra corriente de la psicología: era un
médico psiquiatra.

- ¿Las corrientes psicológicas vinculadas a la filosofía (tomistas, escolásticas, metafísicas)


se volvieron dominantes en el Proceso militar?

- Yo cursé 'Introducción a la filosofía' en primer año y recuerdo que el profesor tenía efectivamente
una orientación de tipo tomista. Pero no había muchas otras materias con ese sesgo (creo que
sólo 'Antropología filosófica') y directamente ninguna en los cursos superiores.

- Otros entrevistados sostienen que el psicoanálisis no era dominante en esta carrera en los
64
años previos al Proceso ( ).

- Eso es claramente mentira. El que lo dijo no vivió esa época o no sé qué escuchó. Antes del
Golpe de la derecha [en 1974], acá era el paraíso del psicoanálisis. Recuerdo por ejemplo a un
excelente profesor de Psicología Profunda, el doctor Teodoro Elías Isaac, que siempre incluyó en
sus clases a Freud, Jung, Adler y también a autores de corrientes de tipo existencialista.

64
Raúl Gómez sostiene que el psicoanálisis era "incipiente" en la carrera de Psicología en la pri-
mera mitad de los 70. También señala que por entonces existían "algunas posiciones más eclécti-
cas: por ejemplo, la de Néstor Braunstein, que era psicoanalista pero incorporaba lecturas de lo
que hoy llamaríamos cognitivismo"; y las de otros docentes que abordaban corrientes como la
"psicología concreta" del psicoanalista marxista Georges Politzer.

104
- ¿Y el psicoanálisis lacaniano?

- No existía para nosotros: nadie nos mencionó a Lacan. Lo empecé a escuchar cuando yo ya es-
taba recibido. No había nadie que tuviera formación lacaniana en ese momento en esta carrera, o
al menos no la enseñaba.

- Se dice que los conflictos entre docentes se resolvían frecuentemente con la creación de
cátedras paralelas. ¿Qué recuerda de eso?

- Yo nunca cursé ninguna cátedra paralela, pero pudo haber habido.

- ¿Conoció casos de estudiantes o docentes que hayan dejado de asistir a la carrera de


Psicología como consecuencia de presiones políticas?

- De un lado, conocí a compañeros que se frustraron un poco [debido a la "ebullición" de los mo-
vimientos de izquierda, antes de 1974] y decidieron abandonar porque la carrera no respondía a
sus expectativas. Del otro, supe de alumnos del Centro de Estudiantes o de algún grupo político a
quienes no se vio más después del Golpe: fue gente que desapareció.

- ¿Y en el caso de los docentes?

- Había una cosa curiosa. Creo que en 1976 pusieron como director de la Escuela de Psicología a
un sargento de tropa o algo así [el mayor Ricardo Romero]: un tipo que no tenía la menor idea de
nada. En ese momento, sé qué la profesora de Psicología Educacional, Blanca Rodríguez, fue
despedida por motivos políticos y, extrañamente, su adjunta siguió con la misma orientación piage-
65
tiana que la materia ya tenía ( ). Por lo tanto, está claro que los interventores militares de la Facul-
tad no sabían nada de nada y entonces no se fijaban en los contenidos que se dictaban sino en
las personas que estaban a cargo de las materias. En otras Universidades, en cambio, llegaron a
quemar libros o a suspender la enseñanza de Piaget o del psicoanálisis. Acá eso no pasó. En todo
caso, lo que sucedió fue que se incorporaron profesores con una orientación distinta, pero no se
borraron los contenidos que ya se venían dando.

65
Blanca Rodríguez, profesora titular de Psicología Educacional, fue la única docente de la carre-
ra de Psicología cesanteada en 1979 y una de las dos despedidas de la Facultad de Filosofía du-
rante ese año. Fue reincorporada en mayo de 1985, junto con otros 113 profesores que habían si-
do desafectados en la Facultad a partir de 1974 (Facultad de Filosofía UNC, 2014).

105
- ¿Recuerda si durante la intervención en Córdoba hubo acciones del poder político que
ejercieran una “educación por demostración” que hayan producido un retraimiento hacia
las actividades estrictamente académicas?

- Sí, claro, porque la actividad política estaba prácticamente prohibida. Creo que los alumnos se
encontraban con dificultades para formar el Centro de Estudiantes y para tener discusiones políti-
cas abiertas. En el caso de los docentes, algunos tenían miedo, como pasó en muchos ámbitos
del país, y otros se fueron a enseñar a otros lados porque se dieron cuenta de que acá la atmósfe-
ra era muy peligrosa. A mí nunca me pararon en la calle ni me dijeron nada, quizá porque no tuve
participación política: a lo mejor yo era el estudiante ideal que ellos esperaban. Pero la gente que
estuvo comprometida políticamente sufrió toda clase de presiones e intimidaciones.

- ¿Existían sectores estudiantiles o docentes que eran favorables al gobierno de la inter-


vención de Córdoba?

- Eso ocurre en todas las dictaduras, sean de izquierda o de derecha: la gente por ahí se acomoda
a las circunstancias, se coloca donde calienta el sol, quizá porque tiene miedo de perder su trabajo
o porque hace falta mucha valentía para ponerse enfrente. De todas maneras, yo nunca escuché a
algún profesor que defendiera al gobierno de la intervención de la provincia. Tampoco supe de al-
guno que haya sido, digamos, "Isabelista". Quizá hubo pero yo no los conocí. Es probable que al-
gunos se hayan acomodado de una forma u otra: tenían que sobrevivir.

- Hay quienes mencionan al docente Gabriel Pautasso y al psicólogo Juan Mocchiutti, direc-
tor de la Escuela durante el Proceso, como representantes de "la derecha" en la carrera.

- Recuerdo el caso [de Pautasso] pero no me consta [su accionar ni su orientación ideológica]. En
cuanto a Mocchiutti, era profesor de Historia de la Psicología, católico, ex seminarista, con una
orientación filosófica vinculada a las vertientes más "cristianas" del existencialismo. A mi criterio,
era un profesor bastante mediocre pero con una gran virtud que ahora no se ve: nos obligaba a
leer textos sobre conductismo, reflexología, psicoanálisis y todas las corrientes que predominaron
hasta la primera mitad del siglo XX, y así nosotros adquiríamos una verdadera cultura psicológica.
Además era sumamente amable: recuerdo que nos invitaba a su casa a buscar libros y tenía un
excelente equipo de coordinadores de trabajos prácticos.

106
- Otros entrevistados han dicho que tenía una tesis que establecía una correlación ente
66
homosexualidad y ateísmo ( ).

- Yo soy homosexual y nunca percibí en él alguna actitud homofóbica. Nunca sentí un comentario
agresivo ni nada al respecto. Tampoco contra el ateísmo, a pesar de que él era muy católico.

- ¿Hubo alguna clase de resistencia de parte de docentes, estudiantes o autoridades de la


carrera contra ese nuevo estado de cosas que se impuso a partir de la intervención de la
provincia?

- Había reuniones y conversaciones privadas pero no recuerdo que haya habido actos abiertos de
oposición al gobierno. [La resistencia] era muy difícil. Te jugabas casi la vida.

- El historiador de la Psicología Sanz Ferramola sostiene que hasta 1983 hubo en Argentina
"una psicología perseguida" y "una psicología perseguidora". ¿Está de acuerdo con esa
afirmación?

- En ningún momento percibí eso. No me puedo poner a la altura de un historiador de la Psicolog-


ía, porque no es mi especialidad y porque además puedo narrar solamente mi experiencia perso-
nal... De todos modos, debo decir que muchos profesores psicoanalistas o de otras orientaciones
no fueron perseguidos sino que siguieron enseñando durante el Proceso.

- Por entonces había reuniones de debate político en comedores, residencias y otros sitios
de socialización universitaria: hay quienes dicen que esos lugares tendieron a disminuir a
partir de 1974.

- Se hablaba igual pero de manera privada, no abiertamente en espacios públicos. Quizá también
había reuniones clandestinas de grupos que estaban actuando decididamente en política.

66
En un artículo publicado en 2010, en coincidencia con el proyecto de ley de Matrimonio Iguali-
tario, Mocchiutti escribió: "Las tendencias homosexuales son anomalías. No es verdad eso de que
cada uno elige lo que quiere ser. Todos los homosexuales que he atendido a nivel profesional,
ninguno quería serlo... La inclinación que sienten se funda en el trastorno genético, en la habitua-
ción conductual, en la iniciación temprana y otros factores. El concepto de género es una transpo-
lación que adviene de la literatura. Es incorrecto utilizarlo... En la especie humana lo que identifica
es el sexo: masculino y femenino; esto es: macho y hembra y paremos de contar... Las otras va-
riantes son anomalías de la naturaleza humana" (Mocchiutti, 2010).

107
- ¿Recibía usted consejos familiares de evitar reunirse con ciertos grupos estudiantiles?

- Yo soy de Pergamino y no vivía con mi familia en Córdoba, pero obviamente me decían que tu-
viera cuidado, que no anduviera sin documentos ni me juntara con gente muy comprometida políti-
camente. Igual, he sido de juntarme a estudiar en mi casa o en la de compañeros durante toda la
carrera con gente de todas las orientaciones políticas.

67
- ¿No era bueno el nivel de la carrera en ese momento ( )?

- En las dos épocas fue bajo el nivel: antes y después de 1974, y también a partir del Golpe. Pue-
do contar con los dedos los buenos profesores.

---

Edgardo Pérez / Textual

* "Tanto como estudiante como profesor, nunca vi que en esta Facultad hubiera alguna
opción política distinta a alguna de las ramas de las agrupaciones de izquierda".

* "Recuerdo que cuando fue el golpe militar en Chile en 1973, el Centro de Estudiantes u
otro grupo hizo una radio que estaba continuamente conectada. También me acuerdo que una
compañera de un curso superior vio que yo llevaba un libro de Edgar Allan Poe y me preguntó por
qué leía "literatura burguesa, reaccionaria". No tengo idea por qué habrá dicho eso".

* "Ha circulado el rumor de que la enseñanza de Piaget fue prohibida durante el gobierno
militar, pero eso es mentira: Psicología Educacional tuvo orientación claramente piagetiana en to-
dos esos años".

67
Dice Eduardo Cosacov que, antes del Proceso, la "ideologización" y la "polarización" restaban
nivel académico a la Escuela de Psicología; y que después del Golpe, "los profesores fueron la-
mentables, por censura o por bajo nivel académico".

108
* "No sé cómo Hermelinda Fogliatto se quedó en la carrera [después de ser agredida por
un grupo de estudiantes en 1973]. Ella tenía buena posición económica y muchos contactos en
Estados Unidos. Podría haber enseñado en cualquier otro lado: yo en su lugar me habría ido".

109
7. Entrevista con Livio Grasso

"Había muchas consideraciones adversas


a lo que se presentaba como 'psicología yanqui'"

Livio Grasso nació en 1942. Comenzó a estudiar las carreras de Medicina y de Filosofía,
pero desistió de ambas: finalmente cursó y se graduó en Psicología en la UNC en 1969. Luego se
desempeñó en el Centro de Investigación en Psicología Matemática y Experimental (CIPME), en
Buenos Aires; y posteriormente ejerció la docencia en la cátedra de Psicoestadística en la Escuela
de Psicología de la UNC: primero fue adscripto, luego adjunto y por último titular de la cátedra.
También se desempeñó como docente en la Universidad Católica. Trabajó en el departamento de
Estadística del ministerio de Educación e hizo investigaciones en el área de Psicología Educacio-
nal. Además realizó una maestría en Tercera Edad en la Facultad de Medicina de la UNC, y ela-
boró varias publicaciones sobre el tema. Entre 1984 y 1986 fue vicedirector de la Escuela de Psi-
cología de la UNC. La presente entrevista fue realizada en el domicilio de Livio Grasso, en la zona
céntrica de la ciudad de Córdoba, el jueves 30 de junio de 2016.

- En 1974, el interventor federal de Córdoba habló de efectuar una "limpieza ideológica" en


las instituciones de la provincia. ¿Se reflejó ese anuncio en la vida cotidiana de la carrera
de Psicología?

- No sé si lo que ocurrió en la carrera se debía a la "limpieza ideológica" que propiciaba el gobier-


no: yo nunca lo había relacionado así. Lo que sí hubo es una especie de auge de las posiciones
ideológicas de izquierda, que pretendían ser también concepciones de izquierda de la psicología y
de las ciencias sociales. Esos enfoques eran predominantes en las materias de primer año, como
Historia de la Psicología e Introducción a la Psicología, que estaban en manos de los profesores
[Gerardo] Mansur y [Néstor] Braunstein. Ellos daban consideraciones adversas a lo que presenta-
ban como "psicología yanqui": es decir el conductismo, la psicología experimental y cualquier
ciencia social que recurriera a conceptos metodológicos formales y especialmente a nociones es-
tadísticas. Se decían revolucionarios. Y se valían de los alumnos para protestar y hacer manifes-
taciones contra algunos docentes.

110
- ¿No se "derechizó" la carrera durante la presidencia de Isabel Perón y la intervención fe-
deral de la provincia?

- Si fue así, no lo noté. En ese momento predominó, en realidad, la idea de "izquierdizar" los con-
tenidos de la carrera de Psicología, por medio de una actitud crítica hacia la psicometría y la es-
tadística. Yo hablo de esas áreas porque estaba ahí: no sé bien cómo habrá sido en otras. El en-
foque pretendidamente revolucionario y opuesto a todo lo que se identificaba erróneamente con
"lo yanqui" siguió predominando hasta el Golpe de 1976. Recién ahí hubo cambios: se modificó,
68
por ejemplo, la titularidad de la cátedra de Historia de la Psicología, donde estaba Mansur ( ).
Hasta entonces no registré que se aminorara la movilización en el ámbito académico en ningún
sentido.

- ¿Había cátedras paralelas?

- En mi área, no. Creo que en Psicología General había varias áreas pero todas tenían la misma
orientación ideológica que inspiraba Braunstein o alguno de sus compañeros y colegas.

- ¿Por qué dice usted que los grupos de izquierda tenían sólo "pretendidamente" esa orien-
tación?

- Las visiones que proponían Braunstein y compañía en nombre de sus posiciones de izquierda
eran totalmente contrarias a los enfoques experimentales, cuantitativos, estadísticos y metodológi-
camente rigurosos de la enseñanza de la psicología que caracterizaban a los propios programas
de estudio de varias universidades soviéticas. Hay un texto del propio Lenin que patrocina el uso
de la estadística en las ciencias sociales: dice textualmente que "ciencia social sin estadística es
69
ciencia social burguesa" ( ). También en Cuba los programas de estudio de psicología y ciencias

68
Gerardo Mansur fue cesanteado el 1º de mayo de 1975, casi un año antes del Golpe de Esta-
do de 1976, junto con otros 12 docentes de la Facultad de Filosofía de la UNC. Su cátedra, la 'B'
de Historia de la Psicología, se fusionó con la 'A' que dictaba Juan Mocchiutti. Mansur fue reincor-
porado en mayo de 1985 mediante la Resolución Decanal 308/85, que incluyó a más de un cente-
nar de profesores que habían sido despedidos a partir de 1974 (Facultad de Filosofía UNC, 2014).
Entre 1986 y 1988, se desempeñó como delegado del Consejo Superior de la Facultad de Filosof-
ía de la UNC, con funciones de decano (La Voz del Interior, 2006).
69
En una entrevista que le realizaron en 2007, Braunstein recordó que su militancia política de
principios de los 70 lo había llevado a interesarse por la reflexología pavloviana, pero que poco
después escribió "un artículo de crítica" hacia esa corriente y empezó a orientarse hacia el psico-
análisis, tras "descubrir ciertos textos que me llevaban a vencer las primeras resistencias". Dijo
también que por entonces se había opuesto a la psiquiatría soviética porque se usaba como "arma

111
70
sociales eran absolutamente "yanquis", según el concepto que se tenía acá de esa orientación ( ).
Por eso digo que Braunstein, Moscovich y Mansur sólo eran "pretendidamente" de izquierda.

- Usted dijo que solía haber manifestaciones de estudiantes contra algunos docentes.
¿Podría explayarse sobre eso?

- Se había establecido un sistema en el que la primera parte de las clases estaba a cargo de
alumnos muy identificados con el Centro de Estudiantes. Venían a las materias del área meto-
dológica y durante 20 o 25 minutos exponían los criterios de Braunstein, Moscovich y demás.
Además nos calificaban a nosotros, los profesores, como "agentes del capitalismo internacional" y
otras expresiones altamente peyorativas que estaban de moda por entonces. Después terminaban
su participación, agradecían muy cordialmente y se iban. Recién ahí podíamos empezar a dictar
los contenidos de la materia. Una vez llegaron a poner un cartel que decía "Grasso agente triple".

- ¿"Agente triple"? ¿Por qué?

- No sé, nunca lo pude interpretar. Pero era un descalificativo grande. Ese cartel también tenía el
71
nombre de una profesora de Psicología General, [Elba Rut] Damond de Pistarini ( ). Sé que ella
era fuertemente de derecha y religiosa, pero no pro-yanqui.

- ¿Entraban grupos de izquierda encapuchados o portando cadenas a las aulas?

- No, ésa no era la metodología de la izquierda. Recién cuando vino el Proceso empezó a haber
comentarios sobre gente encapuchada, pero de derecha. Yo no vi nada de eso pero se hablaba
mucho del tema.

de represión", de la misma manera que estaba en contra de la psiquiatría latinoamericana, por


"represiva y manicomial" (Gómez & Orejuela, 2007).
70
En otra entrevista del presente trabajo, Raúl Gómez dice al respecto: "La izquierda se oponía a
la tradición cuantitativa y objetivista, pero también incluía pequeñas corrientes que reivindicaban lo
cuantatitavo y si se quiere más positivista... En la propia biblioteca de nuestra Facultad hay textos
escritos por psicólogos chilenos que reivindicaban al comportamentalismo soviético durante el go-
bierno de Salvador Allende. Evidentemente, existió un sector de la izquierda radical que vio en el
conductismo una visión más científica de la psicología".
71
Elba Damond de Pistarini es autora del 'Curso básico de psicología', un libro muy citado en tex-
tos sobre escuelas y corrientes psicológicas. El prólogo es de Carlos Laguinge, uno de los princi-
pales impulsores de la creación de la carrera de Psicología en la UNC.

112
- ¿Y gente armada?

- Antes del Proceso, no. Solamente recuerdo haber visto dos personas armadas, pero las vi sola-
mente una vez y fue después del Golpe.

- ¿Supo usted de infiltración de gente del poder político en las actividades de la carrera?

- No, nunca.

- ¿Conoció casos de estudiantes o docentes que hayan dejado de asistir a la Facultad como
consecuencia de amenazas o presiones ejercidas desde las estructuras al servicio del po-
der político?

- Nunca tuve esa impresión. Sé de un episodio de la materia Metodología de la Investigación, que


dictaba la profesora Hermelinda Fogliatto, en el que los alumnos llamados de izquierda interrum-
pieron la clase y la tuvieron encerrada en un aula. Ella misma me contó después que le habían
quemado el pelo con cigarrillos y que el decano se enteró de lo que estaba ocurriendo pero no in-
72
tervino ( ).

- ¿Cuál fue el argumento de los estudiantes para esa acción?

73
- Decían que ella era "pro-yanqui" y, efectivamente, había estudiado en Estados Unidos ( ). Pero
creo que el problema tuvo que ver con sus actitudes algo desconsideradas y con su carácter poco
adecuado para relacionarse con la gente. Para mí era una persona muy digna de estima pero no
me extrañó que hubiera tenido ese inconveniente con los alumnos.

72
Alberto Colaski tiene un recuerdo diferente: dice que el decano Guillermo Beato fue quien con-
venció a los estudiantes de que dejaran salir a la profesora Fogliatto.
73
Hermelinda Fogliatto había sido alumna del 'Loyola Psychometric Laboratory' (LPL), dirigido
por el argentino Horacio Rimoldi en la Universidad de Loyola, en Chicago. Allí se realizaban inves-
tigaciones relacionadas principalmente con la metodología psicológica y los aspectos cognosciti-
vos involucrados en la solución de problemas (Oiberman, 2001). El profesor Héctor Martínez re-
cuerda que cuando él fue presidente del Consejo de Psicólogos de la Provincia de Córdoba en la
década del 80, tuvo que rechazar la matriculación de la doctora Fogliatto, porque ella no era psicó-
loga sino 'Licenciada en Pedagogía'.

113
- ¿Qué recuerdo tiene del profesor Franco Murat?

- Él era italiano y había sido reclutado para ir a la guerra, igual que tantos otros: llegó a ser oficial
del ejército e inevitablemente había tenido que combatir. Al cargar con ese antecedente y al estar
en el área metodológica, era previsible que lo consideraran pro-fascista. Además tenía un carácter
difícil y se relacionaba mal con la gente: eso pudo haber influido para que las cosas fueran espe-
cialmente duras con él. Pero contaba con un gran formación filosófica y un enorme conocimiento
bibliográfico: sabía mucho, era muy estudioso y, a diferencia de Fogliatto, era buen comunicador y
daba muy buenas clases. Además escribía textos muy buenos. Había residido en algún país
nórdico: no sé si Suecia o Dinamarca. Cuando vino a Argentina se dedicó a la epistemología y a la
psicometría. También era especialista en el test de Rorschach y había hecho un poco de psicolog-
ía clínica, aunque ya no practicaba esa área cuando yo lo conocí. En algún momento lo consideré
mi principal maestro. Hablaba un italiano exquisito, académico, muy bueno. Lo sé porque mi padre
me había enseñado el idioma cuando yo era chico.

- Otro de los aparentes mitos que circulaban en torno a Murat era que tenía prohibido el in-
74
greso a Estados Unidos ( )

- Algo de eso hay. Él siempre contaba que se había embarcado desde Italia con destino a Estados
Unidos y que en mitad del viaje el buque giró hacia el sur y terminó en Argentina.

- También se ha dicho que en algún momento había pertenecido al Partido Comunista.

- No creo. Él tenía críticas muy bien fundamentadas hacia el comunismo y hacia las demás posi-
ciones de izquierda. También tenía una muy mala opinión del ejército italiano en la Segunda Gue-
rra. De hecho, se dijo que había sido desertor. Era un tipo muy audaz y corajudo del que se podía
75
creer prácticamente cualquier cosa ( ). Me contó que durante la guerra ganaba muy buen dinero

74
Raúl Gómez dice al respecto: "Algunos sostenían, sin ningún tipo de pruebas, que Murat había
sido militante fascista en su juventud; otros que habían trabajado con él afirmaban que en algún
momento había pertenecido al Partido Comunista Italiano. Eso dio lugar al mito de que tenía
prohibido el ingreso a Estados Unidos: algunos decían que era por fascista, y otros porque había
sido militante comunista".
75
El profesor Edgardo Pérez recuerda que "Murat comentó en una clase que se había desempe-
ñado como profesor de Matemática o algo por el estilo y que ayudaba a hacer los cálculos para
dar precisión a las bombas de los cañones".

114
desactivando bombas y que había llegado a oficial del ejército porque era el único que entendía la
fórmula de la parábola (que se aplica, entre otras cosas, para describir la trayectoria de los proyec-
tiles de los cañones). También me dijo que su ciudad pertenecía en ese momento a Yugoslavia y
76
que había quedado completamente destruida durante la guerra ( ).

- Enrique Saforcada afirma que Murat le entregó una lista de docentes "subversivos" al in-
77
terventor militar de la carrera en 1976. ¿Le parece creíble? ( ).

- No tengo elementos a favor ni en contra de esa versión, pero me inclino a no creerla. Puedo
agregar incluso que entre Murat y Saforcada había una gran incompatibilidad: se llevaron mal
desde siempre.

- También se dice que Murat se hizo cargo de la dirección de la carrera porque los militares
78
lo presionaron ( ).

76
Murat nació en Zara, ciudad de Croacia actual que perteneció a Italia desde 1918 hasta 1947,
y a Yugoslavia desde 1947 hasta 1991. Fue la capital del 'Governatorato di Dalmazia' desde 1941
hasta la caída del régimen mussoliniano en 1943, y luego sede de una guarnición alemana. En
1943 y 1944 fue bombardeada decenas de veces por las fuerzas británicas y estadounidenses, en
acuerdo con el mariscal Tito. Los ataques fueron ejecutados principalmente con bombas incendia-
rias y provocaron la muerte de casi el 30% de la población civil italiana. También en esos años se
produjo la 'Masacre de las foibe': una matanza de miles de italianos a manos de los partisanos del
Partido Comunista de Yugoslavia. Poco después, Tito obligó a los sobrevivientes a huir a Italia, en
lo que se conoce como el 'éxodo istriano-dálmato': alrededor de 350.000 personas (casi la totali-
dad de los dálmatas italianos) tuvieron que emigrar hacia la península y prácticamente todas sus
propiedades fueron confiscadas. Después de la Segunda Guerra, la ciudad de Zara y toda la re-
gión de Dalmacia pasó a ser parte de Croacia, que por entonces era una "unidad federal" pertene-
ciente a Yugoslavia. El gobierno de Tito le impuso el nombre serbocroata de 'Zadar' y eliminó la
cultura y casi toda la población italiana. Durante las últimas décadas ha sido un importante centro
turístico de la costa dálmata.
77
Según Saforcada, el profesor Franco Murat se presentó ante el Mayor Ricardo Romero [inter-
ventor militar de la Facultad de Filosofía de la UNC desde abril de 1976 a febrero de 1977] como
Oficial Retirado del Ejército Italiano durante la dictadura de Benito Mussolini, y le presentó una lista
de profesores subversivos" (Saforcada, 2012). Juan Mocchiutti, en las antípodas ideológicas de
Saforcada, adhiere sin embargo a su acusación contra Murat: le endilga haberlo incluido en la "lis-
ta negra" que determinó su suspensión en abril de 1976, aunque sólo por dos meses, cuando
logró que los militares reconocieran su "no-pertenencia a grupos ideológicos".
78
Algunos de los docentes consultados para este trabajo sostienen que los militares le advirtieron
a Murat que iban a cerrar la Escuela de Psicología si no aceptaba hacerse cargo de la dirección:
no sólo iban a suspender el ingreso, como efectivamente ocurrió, sino también el resto de las acti-
vidades. Alberto Colaski aporta otra versión, bastante sorprendente, sobre el mismo tema: dice
que el propio Murat le contó que había asumido la dirección de la carrera sólo porque los militares
lo tenían amenazado con algo relacionado a un hijo que estaba vinculado a un grupo guerrillero y
se encontraba preso desde antes del Golpe de 1976.

115
- Eso puede ser. Si bien era el profesor de mayor trayectoria de la carrera, no le gustaban ese tipo
de funciones [administrativas] y no creo que él se haya ofrecido para algo así. También debo decir
que las presiones [de los militares] hacia los docentes no fueron tan grandes. A mí me pidieron
que informara sobre la gente de izquierda que había en mi cátedra: les contesté que no había na-
die (porque de hecho la materia era odiada por los izquierdistas) y todo terminó ahí. No hubo más
preguntas. En realidad había algunos profesores de izquierda en nuestra área pero ninguno parti-
cipó del desorden que se había armado en esos años. Todos tenían un comportamiento académi-
co absolutamente correcto: eran metodólogos, estaban con lo cuantitativo y con la psicología ex-
perimental, y a la vez tenían ideas de izquierda. Ana Alderete, por ejemplo, tuvo siempre una con-
ducta excelente y no estaba con ninguna revuelta.

- Alguien que también aparece como protagonista de esa época es el docente Gabriel Pau-
tasso. ¿Tuvo usted vinculación con él?

- Fue él quien me preguntó si había gente de izquierda en mi cátedra. Yo le contesté que no y ahí
se acabó todo: nunca más tuve relación con esa persona. Durante el Proceso llegó a ser autoridad
79
de la Facultad ( ). Algunos lo identificaban como "catenaccio" porque decían que era afin a gru-
pos que atacaban con cadenas, pero creo que eso no se dio en la Escuela de Psicología ni tam-
poco me consta que haya existido en otras carreras.

- ¿Tenía fama de andar armado?

79
Gabriel Pautasso (nacido en 1943) es licenciado y profesor de Historia, egresado de la Facul-
tad de Filosofía de la UNC. Comenzó desempeñándose como celador en el Colegio Monserrat y
en el Colegio Manuel Belgrano. En febrero de 1975 fue designado profesor interino de Historia del
Pensamiento y la Cultura Argentinos, por una resolución del rector de la UNC Mario Víctor Menso.
Simultáneamente fue nombrado secretario de Supervisión Administrativa de la Facultad de Filosof-
ía. Y ese mismo mes representó a la UNC en las 'Jornadas de Trabajo Prospectivas de Córdoba',
organizadas por la Intervención federal en la provincia, en ese momento a cargo del brigadier Raúl
Lacabanne. "Pautasso fue una especie de lugarteniente de Carmelo Felauto [decano de la Facul-
tad de Filosofía desde enero de 1975 hasta marzo de 1976], y tuvo más presencia después de
1976", dice el profesor Eduardo Cosacov. Con la llegada de la democracia, un movimiento estu-
diantil logró que la Facultad impulsara un juicio académico contra Pautasso, por haber sido uno de
los docentes que pasaba listas de estudiantes "subversivos" a las fuerzas represivas durante el
Proceso. En junio de 1986, el Consejo Superior de la UNC hizo lugar al pedido, y relevó al docente
de su obligación de dictar clases mientras durara la sustanciación de la investigación (Pautasso,
2012). Sin embargo "no hubo voluntad política de seguir el juicio y además él se retiró", dice el
profesor Raúl Gómez. Posteriormente, Pautasso dictó clases en colegios secundarios dependien-
tes de la provincia de Córdoba. También intentó ingresar como docente al Colegio Monserrat, pero
no fue aceptado.

116
- Eso tampoco me consta, pero no me hubiera extrañado.

- Otros entrevistados han dicho que la desorganización política hizo que se redujera el nivel
de la carrera ¿Qué piensa usted al respecto?

- La enseñanza era forzosamente mala: muy unilateral, muy psicoanalítica, y con muchos alum-
nos. La matricula había sido más restringida en el período previo, cuando yo era estudiante: des-
80
pués se desbordó y siguió desbordada ( ). A mí se me hace que el nivel nunca fue bueno. Era ba-
81
jo y presumo que continúa siéndolo ( ).

- ¿Cuáles eran las corrientes de la Psicología que predominaron en la carrera en 1973-1976?

- Cuando yo cursé, antes de los 70, era claro el predominio del psicoanálisis. Después prevalecie-
ron los enfoques más ideológicos y pretendidamente revolucionarios. Durante el gobierno militar
volvió el psicoanálisis, con mucha fuerza. Y luego, a partir de 1983, empezaron a enseñarse las
orientaciones cognitivo-conductuales, gestáltica, sistémica y otras.

- ¿Era importante la psicometría y el conductismo en la carrera antes del gobierno militar?

- No, nunca fue importante. Las Universidades argentinas siempre han estado alejadas de la psi-
cología experimental y de base científica. Ha prevalecido la orientación terapéutica y sobre todo el
psicoanálisis; es decir, el designio de ser un profesional al estilo médico, con consultorio y pacien-
82
tes ( ). Las demás corrientes no tuvieron ninguna importancia hasta después del Proceso.

80
Angélica Dávila dice al respecto: "Cuando yo ingresé en 1969 hubo una gran eclosión en la ca-
rrera de Psicología. Hasta ese momento entraban alrededor de 100 alumnos o un poco más, pero
ese año ingresamos 500. La Facultad quedó desbordada: no alcanzaban los espacios".
81
Edgardo Pérez, que era alumno en esos años, sostiene que por entonces "la Facultad tenía un
nivel académico inmensamente inferior al de ahora". Juan Mocchiutti, que era docente de Historia
de la Psicología, agrega: "Desde el punto de vista académico, el período 1973-75 fue caos total: el
peor en la historia de la carrera. Hubo estudiantes que concluyeron la licenciatura en menos de
dos años porque se había eliminado la tesis y se incumplían diversas normas". Por el contrario, la
profesora Carmen Stábile recuerda que ese período "había docentes excelentes, formados por los
grandes autores de nuestras bibliografías básicas".

117
83
- ¿Era importante la psicología vinculada a la filosofía, a la metafísica y a la religión? ( )

- No, pero esas materias estaban en manos de personas muy dogmáticas, que hacían sentir fuer-
temente su sectarismo. Recuerdo haber tenido unos encontronazos terribles con la esposa del
84
profesor [Alberto] Caturelli ( ), porque ella estaba en contra de la estadística, en nombre del to-
mismo y no sé qué más. Eso fue durante el Proceso: yo trabajaba desde hacía varios años en el
departamento de Estadística del ministerio de Educación de Córdoba y ella fue nombrada directo-
ra de un área del sistema educativo. Evidentemente, no sólo la izquierda estaba en contra de la
estadística, sino también la derecha y todas las corrientes que significaran alguna adhesión emo-
cional [a su objeto de estudio]. El tomismo ha sido muy fuerte acá en Córdoba, aunque no sé si en
la Escuela de Psicología. El profesor [Alfredo] Fragueiro, por ejemplo, era una eminencia en la ma-
85
teria, pero él no daba clases en nuestra carrera ( ). Mocchiutti debe haber sido el único de esa co-

82
Raúl Gómez señala al respecto: "Yo siempre digo, quizá medio provocadoramente, que en es-
ta carrera se forman cuentapropistas: profesionales del trabajo independiente que responden a
una tradición individualista, de pequeña burguesía que aspira a poner su propio consultorio".

83
Partiendo de los estudios realizados por Piñeda (2004), el psicólogo Fernando Ferrari se ex-
playa sobre los efectos de la corriente neotomista sobre la psicologia cordobesa, tanto antes como
después de la institucionalización de la carrera. "A partir de 1933 se consolidó el Instituto de Filo-
sofía, donde abundarían docentes ligados a la orientación neotomista. Esta empresa se vio afec-
tada por una corriente de pensamiento relacionada a instituciones como el Seminario de Córdoba,
el Colegio Monserrat y el Instituto de Filosofía Santo Tomas de Aquino. Estos son los años que
Klappenbach denomina como la reacción antipositivista en la cual surge una psicologia enlazada a
pensamientos filosóficos existenciales y tomistas" (Ferrari, 2005).
84
Alberto Caturelli (Córdoba, 1927) es filosofo, ex docente de las Universidades de Córdoba,
Buenos Aires y La Plata. Obtuvo su licenciatura en Filosofía en 1949 y el doctorado en 1953, am-
bos en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Luego, entre 1953 y 1993, se desempeñó co-
mo profesor de Historia de la Filosofía Medieval en la Facultad de Filosofía de la UNC. Es doctor
honoris causa en la Universidad de Génova, Italia; la Universidad Popular Autónoma del Estado de
Puebla, México; y las Universidades John F. Kennedy y FASTA (Fraternidad de Agrupaciones
Santo Tomás de Aquino), de Argentina. Un sitio web denominado Psicología 2000 transcribe casi
textualmente la biografía de Caturelli publicada en el portal Wikipedia, pero al final reemplaza un
párrafo en el que se destaca su "participación en la vida cultural de la Iglesia Católica, siendo un
ejemplar defensor de la Familia", por otro en el que se alude a su "participación activa en la de-
nuncia de profesores y estudiantes en la época de la dictadura, favoreciendo a la conformación de
listas". Esta acusación, que podría parecer una especie de exabrupto por parte de una página de
internet poco relevante, coincide sin embargo con las sospechas expresadas por el psicólogo Mi-
guel Mirotti en una entrevista incluida en el presente trabajo, respecto a que su expulsión de la ca-
rrera de Psicología en abril de 1976 habría sido impulsada por Caturelli o por algún otro docente
con ideas afines (Psicología 2000, 2013).
85
Alfredo Fragueiro (1899-1975) fue filósofo, jurista y profesor de Filosofía del Derecho en la
UNC. Fue decano de la Facultad de Filosofía de la UNC desde agosto de 1947 a marzo de 1948.
Durante ese período, el Congreso Nacional sancionó el 12 de septiembre de 1947 la ley de crea-
ción de la Facultad de Filosofía, inaugurada el año anterior (25 de septiembre de 1946) por dispo-
sición del interventor de la UNC, Felipe Pérez. Fragueiro realizó investigaciones de tipo histórico y

118
rriente que era docente en Psicología. Había estudiado en la Universidad Católica de Lovaina, en
Bélgica. Sé que era muy religioso y que atendía (y debe seguir atendiendo) a la gente que le en-
viaba la iglesia católica. Y su mujer estaba en las cátedras de Psicología Evolutiva: era una exce-
lente persona, sensata, equilibrada. No sé cual era su posición ideológica pero no era fanática de
nada.

- ¿Había docentes y autoridades de la carrera que fueran oficialistas durante la intervención


de Lcabanne y la presidencia de Isabel Perón?

- No, no registré.

- Suele afirmarse que los años 70 fueron de mucha movilización en el ámbito universitario,
aunque también hay quienes sostienen que había una gran "mayoría silenciosa". ¿Cuál es
su posición al respecto?

- La movilización era protagonizada por poca gente, que interrumpía las clases, tomaba las aulas o
las Facultades y hacía cuestionamientos a los profesores. El resto de los estudiantes toleraba todo
eso de mala gana.

- Si algún grupo quisiera hacer eso mismo ahora, nadie se lo permitiría. ¿Por qué le parece
que en esa época era posible?

- No sé si hoy no se lo permitirían: solamente está claro que ahora no se le ocurre a nadie hacer
algo así.

se ocupó de "establecer los fundamentos metafísicos del derecho, partiendo de las causas del
mismo (mcnbiografias, 1999). Le imprimió nuevo impulso a la escolástica inspirada en el pensa-
miento del teólogo español Francisco Suárez (1548-1617), tanto en la filosofía especulativa como
en su aplicación a la conducta humana (Diccionario de Historia Cultural de la Iglesia en América
Latina, 2016). Ferrari señala que Fragueiro y otros filósofos de la corriente neoescolástica y de
tendencias clericales manifestaron diversas críticas contra el psicoanálisis, al identificarlo con los
grupos reformistas y más adelante con la izquierda cordobesa: "Su estrategia radicó primero, en
promover el rechazo del psicoanálisis, instigando a los médicos católicos; y segundo, en insertar
dicha critica en el ambiente universitario a partir de su difusión en la revista de la UNC" (Ferrari,
2005).

119
- También ahora hay grupos estudiantiles que piden permiso para hablarles a los alumnos
al inicio de las clases...

- ¿Y qué mensajes transmiten ahí? ¿Que Grasso es agente yanqui? No creo que digan esas co-
sas. En aquellas épocas era así.

- Si lo hacían era porque tenían el suficiente poder como para hacerlo. ¿Por qué le parece
que era así?

- Quizá había tolerancia por parte de las autoridades. A mí nunca se me ocurrió negarles el permi-
so para hablar. Supongo que iba a ser peor para mí.

- ¿Había una especie de temor a enfrentarlos?

- Sí, algo así: un intento de evitar problemas o de pasar un mal rato. Algunos profesores no se re-
sistían en absoluto: si los alumnos querían hablar, que hablaran; y si querían tomarse toda la cla-
se, que la tomaran. Se había creado todo un clima para que fuera de esa manera. En mi caso, es-
cuchaba durante 20 minutos que "Grasso es yanqui", "representante del imperialismo" y ese tipo
de argumentaciones, y después empezaba la clase como si nada. Ahora parece increíble, pero en
aquella época era muy habitual.

- Se ha dicho que en el siglo XX hubo en Argentina "una psicología perseguida y una psico-
logía perseguidora": una persecución de unos psicólogos hacia otros. ¿Está de acuerdo
con esa afirmación?

- Yo no he tenido esa experiencia. A mí me trataban de "cuantitativo" o de "yanqui", pero a nivel


personal creo haber tenido siempre el afecto del alumnado y de los demás docentes.

- ¿También sus colegas lo consideraban un "agente yanqui"?

- Sí, y lo hacían explícito, aunque eso no significaba privación de estima. Yo he trabajado toda la
vida en el sistema educativo y siempre fui considerado "metodólogo, estadístico, pro-yanqui y
cuantitativo", pero eso nunca fue acompañado de desprecio o de actitudes agresivas. Mis colegas
de la Universidad Católica siempre decían que yo era cuantitativo y que eso no era nada bueno,

120
pero nunca dejaron de manifestar su afecto. Era algo así como: "pobre, es cuantitavo; pero es
buen tipo".

Livio Grasso / Textual

* "Yo entré a estudiar Psicología con la idea de que la carrera tenía mucha matemática,
86
porque había leído unos libros de [Joseph Banks] Rhine ( ) en los que se analizaba la parapsico-
logía y las facultades extrasensoriales en base a las teorías de las probabilidades y cosas por el
estilo: después se demostró que toda esa matematización estaba equivocada. También había leí-
do dos libros sobre psicología general, de bases muy experimentales. Pero acá me encontré con
mucho psicoanálisis, y llegué incluso a entusiasmarme con las materias psicoanalíticas. Al final
terminé inclinándome por las cuestiones metodológicas".

* "Cuando yo cursé la materia Psicometría, la encargada de la cátedra era Gloria Benedito.


Tuve buen diálogo con ella: hablamos de mi interés por esa disciplina, amplió para mí los temas
tratados en clase brindándome sus conocimientos del área y estimuló mi entusiasmo".

* "Después de recibirme me fui a estudiar a Estados Unidos. Pensé que iba a tener pro-
blemas con el idioma y efectivamente los tuve; también supuse que iba a tener problemas con la

86
En la década de 1930, Joseph Banks Rhine propuso un enfoque entonces revolucionario para
la investigación de la percepción extrasensorial (PES). Básicamente la novedad consistía en estu-
diar estadísticamente los aciertos en experimentos simples repetidos un gran número de veces. La
idea subyacente era que, de existir la PES, su realidad podría sustanciarse si se demostraba en
las pruebas un número de aciertos significativamente superiores a los esperados por azar. Rhine
popularizó el uso experimental de las cartas Zener, un mazo de veinticinco naipes con cinco
símbolos diferentes: cruz, estrella, círculo, cuadrado y líneas onduladas. En un experimento típico,
el investigador tomaba la carta de arriba de un naipe Zener bien mezclado, y el sujeto del experi-
mento debía intentar adivinar de qué signo se trataba... En grandes series de pruebas, Rhine ob-
tuvo resultados significativamente superiores a los esperados por azar... Sin embargo, esos resul-
tados no pudieron ser reproducidos por otros investigadores: la Sociedad para la Investigación
Psíquica Británica, por ejemplo, no encontró ni siquiera un sujeto cuyos resultados superasen lo
esperado por azar. Además se comprobaron fraudes y errores: en un caso se halló que las cartas
de Zener estaban impresas tan fuertemente que se transparentaban por el dorso. Otros sujetos
fueron sorprendidos señalándose entre sí por tics faciales, parpadeos, espejos, toses, tamborileos,
zumbidos y hasta la participación de cómplices. El propio Albert Einstein se refirió a los experimen-
tos de Rhine. "No he podido hallar una explicación a los hechos que él enumeró. Considero muy
extraño, por ejemplo, que la distancia espacial entre los sujetos [telepáticos] carezca de relevancia
para el éxito de los experimentos. Esto me sugiere la posibilidad de que haya estado implicada
una fuente no identificada de errores sistemáticos... Admito francamente mi escepticismo con res-
pecto a todas estas creencias y teorías, escepticismo que no es producto de un conocimiento ade-
cuado de los hechos experimentales relevantes, sino más bien del trabajo de toda una vida dedi-
cada a la física" (Saraví, 1992).

121
matemática pero iba dispuesto a aprender; lo que nunca pensé es que no iba a saber absoluta-
mente nada de la psicología como la enseñaban allá".

* "Cuando yo era estudiante, todos conocíamos las orientaciones filosóficas e ideológicas


de los profesores pero eso no generaba ningún conflicto. Teníamos de un lado a [Carlos] Laguin-
ge, uno de los fundadores de la carrera: alguien claramente de derecha y muy próximo a la iglesia
pero comprensivo y sin ningún fanatismo. Y del otro lado estaba, por ejemplo, Adelmo Montenegro
87
( ), muy racional e ilustrado, a quien se fichaba como de izquierda: había sido profesor mío en el
Colegio Monserrat y me invitaba a sus cursillos de Filosofía. Ninguno de ellos tenía posiciones ex-
tremas ni exaltadas. Pero después, en la primera mitad de los 70, un sector docente enrolado en
la izquierda empezó a ser muy activo y el ambiente se volvió manifiestamente politizado".

* "La interrupción de las clases por parte de grupos estudiantiles no generaba antagonis-
mos demasiado personalizados. Colaski [Alberto, presidente del Centro de Estudiantes entre
1970-1976] iba mucho a mis clases para llevar la contra y exponer los puntos de vista llamados 'de
izquierda', pero al mismo tiempo tenía buena relación conmigo y la mantuvo después, cuando fue
docente. Él era más o menos racional: no era un exaltado, como muchos otros en la izquierda.
También había exaltados de derecha, pero eran menos, y menos exaltados".

87
Adelmo Montenegro (1911-1994) se graduó como Licenciado en Filosofía en la Universidad
Nacional de Córdoba (UNC). Fue profesor en el Colegio Monserrat, vicedecano y decano de la
Facultad de Filosofía de la UNC, y director de los departamentos de Pedagogía y Psicología de la
misma Facultad. En la primera mitad de los años 40 fue presidente del Centro de Estudiantes de
Filosofía y Humanidades, integrado a la Federación Universitaria de Córdoba. Desde ese cargo
denunció las condiciones antirreglamentarias bajo las cuales se separaba a algunos profesores de
sus cátedras y se nombraba a otros durante el gobierno militar de 1943-1946. Luego, ya durante la
presidencia de Juan Domingo Perón (1946-1955), fue cesanteado de la Escuela Normal Superior
de Córdoba junto con otros docentes que impulsaban los ideales de la Reforma Universitaria de
1918. En las cátedras vacantes se designó a representantes de la filosofía tomista, algunos de
ellos profesores de la Facultad de Filosofía. En 1947 Montenegro fue mentor del Ateneo Filosófico
de Córdoba (AFC), un espacio de encuentro de la intelectualidad liberal y socialista de la provincia,
a partir del cual se establecieron redes con intelectuales del resto del país. La constitución del AFC
fue resuelta en asamblea de estudiantes, egresados e interesados en la filosofía, con el auspicio
del Centro de Estudiantes de Filosofía y Humanidades. Sus principales figuras fueron Montenegro,
Santiago Monserrat, Tomás Fulgueira y Jaime Culleré, acompañados por un grupo de jóvenes vin-
culados al Centro de Estudiantes. Entre ellos estaba Sylvia Bermann, dirigente reformista, delega-
da por Filosofía en la Federación Universitaria de Córdoba, hija del reformista Gregorio Bermann y
hermana de Claudio Bermann: los dueños de la Clínica Bermann, de gran participación en la intro-
ducción del psicoanálisis en Córdoba (Foglino, 2004). Desde mediados de los 50, Montenegro tu-
vo a su cargo la cátedra de Pedagogía de la Facultad de Filosofía de la UNC. Tendió allí a reem-
plazar las tendencias teológico-filosófico-escolásticas que se impartían hasta entonces por postu-
lados políticos y pedagógicos del movimiento reformista, que propiciaron profundos cambios
académicos (Abrate, 2014). Entre 1958 y 1962 fue decano de la Facultad de Filosofía de la UNC:
desde allí fomentó la incorporación de contenidos sociológicos con orientación crítica, y las actitu-
des de libertad y creatividad (Ascolani, 2000).

122
* "Al reintegrarse a la carrera después del Proceso, Colaski me dijo que los militares no lo
habían tratado mal y que incluso le habían atendido su problema de epilepsia. Me extrañó profun-
damente que me dijera una cosa así".

* "Durante el gobierno militar, las autoridades de la carrera pedían referencias de alumnos


o de auxiliares de las cátedras que estuvieran enrolados en los enfoques de izquierda. No digo
que nos presionaron para dar esa información: solamente nos preguntaban. Si uno decía que no
sabía nada, bastaba".

* "Se dijo alguna vez que los militares habían prohibido la enseñanza de Freud [en la ca-
rrera de Psicología de la UNC]. No fue así. En realidad, casi nunca se enseñó otra cosa. Recién
después, con la finalización del Proceso, tuvieron cabida otras orientaciones que antes habían es-
tado excluidas, más próximas a las neurociencias, a la psicofisiología, a la psicología experimental
y a las terapias no-psicoanalíticas".

* "Mansur había tenido problemas en el concurso por la titularidad de la cátedra de Historia


de la Psicología. Otro docente lo impugnó y siempre estuvieron peleándose. Cuando Mansur se
fue [en 1975], asumió Juan Mocchiutti, de orientación altamente cristiana, que fue director de la
Escuela de Psicología durante el Proceso".

* "Algunos conocidos míos que eran docentes secundarios sé que tuvieron amenazas y a
uno de ellos incluso le pusieron una bomba en la casa. Pero los profesores de nuestra Facultad
nunca tuvimos esa clase de temores: yo nunca estuve intranquilo en mi casa".

123
8. Entrevista con Angélica Dávila

"Muchos militantes empezaron a ser perseguidos


pero nosotros igualmente seguíamos haciendo movilizaciones"

Angélica Dávila cursó la carrera de Psicología entre 1969 y 1973. Luego de graduarse in-
gresó en la cátedra de Psicología Clínica, primero como ayudante y después como Jefa de Traba-
jos Prácticos. Fue cesanteada de la Escuela de Psicología de la UNC el 1º de abril de 1976 y rein-
corporada en mayo de 1985, junto a un centenar de docentes que habían sido despedidos a partir
de 1974. Hizo una maestría en Ciencias Sociales en la Escuela de Trabajo Social. Se desempeñó
como psicóloga del Servicio de Salud Mental del Hospital San Roque. Fue secretaria científica y
luego presidenta del Colegio de Psicólogos de Córdoba. Es profesora titular de la cátedra Psico-
logía Sanitaria desde la implementación del Plan de Estudios 1986. Esta entrevista fue realizada el
1º de agosto de 2016 en la Facultad de Psicología de la UNC.

- En 1974, el interventor federal de Córdoba manifestó su voluntad de efectuar una "limpieza


ideológica" en las instituciones cordobesas. ¿Impactó ese anuncio sobre la vida cotidiana
de la carrera de Psicología?

- Muchos militantes empezaron a ser perseguidos pero nosotros igualmente seguíamos haciendo
movilizaciones. Había distintas posturas críticas y una gran movida estudiantil. En esos años
echamos a varios profesores 'derechosos' que venían de la dictadura anterior [de los presidentes
militares Juan Carlos Onganía, Marcelo Levingston y Alejandro Lanusse]. Leíamos a autores como
Althusser y Marx, para ver desde dónde nos posicionábamos respecto a la psicología. También
debatíamos si el cambio [revolucionario] debía plantearse desde la psicología o hacerse desde la
política. Hacíamos todo en grupo: eso era una novedad para lo que había sido la Facultad antes.
Recuerdo que en primer año yo volvía todos los días a mi casa con folletos de distintas agrupacio-
nes para ver en cuál iba a militar. Venía de una familia peronista y me incorporé a una agrupación
marxista peronista, parecida a lo que después fueron los Montoneros. Había que comprometerse.
En ese momento, el Centro de Estudiantes era manejado por la Corriente de Izquierda Universita-
ria (CIU), que respondía al Partido Comunista Revolucionario (PCR). Sus militantes cuestionaban
al viejo Partido Comunista y se acercaron al peronismo. Después, durante la dictadura, fueron muy
castigados: los persiguieron o directamente los diezmaron. Fueron de los que más muertos tuvie-
ron en esa época.

124
- ¿Esa persecución se inició antes del Golpe de Estado?

- Empezamos a preocuparnos o a asustarnos a medida que nos enterábamos de que iba cayendo
mucha gente presa [a partir de 1974]. No nos replegamos pero tuvimos más cuidado. Seguimos
participando incluso después del Golpe, hasta que nos dimos cuenta de lo que estaba pasando.
88
No nos habíamos imaginado que el gobierno militar iba a ser distinto a los anteriores ( ).

- Hay quienes dicen que la movilización estudiantil de esa época no era en realidad tan
grande y que existía una gran "mayoría silenciosa" que solo quería estudiar, recibirse e irse
89
( ).

- No, no era así. Había mucha movilización. Íbamos al decanato a reclamar por una cosa u otra
90
( ), y conseguimos echar a varios profesores que habían participado en la dictadura anterior. Nos
juntábamos a leer textos de posturas críticas y a analizar la situación política: éramos jóvenes dis-
tintos a los de ahora.

- ¿Era más grande la movilización que en la actualidad?

- Sí, mucho mayor. A mí me echaron de la Facultad en 1976 y cuando volví en 1984 vi que todo se
había vuelto muy pasivo. Los alumnos parecían dibujados: no tenían ningún tipo de conciencia so-
cial. Yo les decía que se había invertido esa frase que dice "Incendiario a los 20, bombero a los
40".

88
En otra entrevista de este trabajo, Miguel Mirotti dice que él creyó que el Proceso militar inicia-
do en 1976 no iba a ser muy distinto de los anteriores gobiernos de facto. Por eso no vinculó su
despido de la carrera de Psicología con motivos políticos sino que lo atribuyó "solamente a una
cuestión personal" y rechazó un ofrecimiento para emigrar a Alemania.
89
Eduardo Cosacov, que también era alumno de la Escuela de Psicología en esos años, sostiene
que "gran parte de los estudiantes conformaba una mayoría silenciosa que no tenía una postura
definida".
90
Miguel Mirotti, que fue decano entre 1970 y 1972 cuando Angélica Dávila cursaba los dos últi-
mos años de la carrera, dice lo siguiente en una entrevista incluida en el presente trabajo: "Cuan-
do yo fui decano, la Facultad tenía varios miles de alumnos pero los que tomaban el decanato no
alcanzaban a llenar el hall del pabellón Residencial. Después tuvieron cada vez menos gente y al
final dejaron de ir, porque no tenían número. A la mayoría de los estudiantes nunca les importó
ese tipo de cosas: tal vez estuvieran de acuerdo con determinadas posturas pero no con las ac-
ciones 'reivindicativas'. Querían estudiar tranquilos y que los dejaran de molestar".

125
- ¿Por que fue despedida usted de la carrera en 1976?

- Me echaron no solamente de la Facultad sino también de mi trabajo en la Dirección de Especiali-


dades Médicas (DEM) de la Municipalidad, que en esa época se llamaba Asistencia Pública. Yo
había sido nombrada [en 1973] por el médico Gustavo Martínez, que era secretario de Salud del
intendente [José Domingo] 'Cacho' Coronel: ambos eran del peronismo militante y habían pertene-
cido a nuestra agrupación. Ahora los desconozco porque están en otra, con fortuna y derecho-
sos... Estuve en el DEM hasta el día siguiente al Golpe de 1976: me despidieron por haber sido
designada por el gobierno anterior, o quizá porque tres de mis cuñados ya estaban en las listas
91
negras ( ). Después, cuando ellos desaparecieron, nosotros nos mudamos a la casa de una
abuela de mi marido, en la provincia de Buenos Aires. Estuvimos allá un tiempo y volvimos a
Córdoba cuando supimos que acá no nos habían allanado la casa y que aparentemente no pasa-
ba nada. Para entonces ya teníamos dos chicos.

- ¿El intendente Coronel era de izquierda? Otros entrevistados lo ubican en la derecha pe-
92
ronista, junto con José Manuel De la Sota, que era su secretario de Gobierno ( ).

- Durante el anterior gobierno militar [1966-1973], 'Cacho' Coronel y Gustavo Martínez militaron
con nosotros en la izquierda. Nos formamos con lecturas de autores como Marx, Gramsci y Al-
thusser. Por eso digo que ahora los desconozco. Quizá siempre fueron iguales y yo no lo sabía.

91
Tres de los cuñados de Angélica Dávila fueron detenidos-secuestrados en julio, octubre y di-
ciembre de 1976, respectivamente. Claudia Hunziker fue secuestrada a los 21 años, el 28 de julio
de 1976. Permaneció cautiva en La Perla y aun continúa desaparecida. Trabajaba como docente
de inglés y era estudiante de la carrera de Historia en la UNC. Militaba en la Juventud Universitaria
Peronista (JUP) y en Montoneros (El Diario del Juicio, 2012). Su hermano, Diego Hunziker, era es-
tudiante en el Colegio Monserrat y formaba parte de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES).
Fue secuestrado el 3 de octubre de 1976, a los 17 años, al ingresar en su domicilio junto a su ma-
dre: fue interceptado por siete individuos armados que dijeron obedecer órdenes del Tercer Cuer-
po de Ejército. Lo llevaron a la 'Casa Hidráulica' y posteriormente a La Perla. Fue torturado y días
después asesinado cerca del complejo fabril Fiat, en un "operativo ventilador", como se conocía a
las ejecuciones que se presentaban en los medios de prensa como enfrentamientos (Baschetti,
2011). El tercer hermano, Héctor Ernesto Hunziker, fue secuestrado el 19 de diciembre de 1976, a
los 24 años, durante un partido entre Talleres y River en la cancha de Boca, en Buenos Aires. Fue
visto en La Perla antes de su asesinato. Había nacido en Córdoba en 1952. Cursó el secundario
en la Academia Argüello y llegó hasta tercer año de la carrera de Arquitectura en la UNC. Fue ex-
pulsado en mayo de 1976 al aplicársele la Ordenanza Nº 9/76 de la UNC, que refería a las activi-
dades de "adoctrinamiento, propaganda, proselitismo o agitación de carácter político" desarrolla-
das por alumnos. Héctor militaba en la JUP y en Montoneros (Baschetti, 2011).
92
En otra entrevista de esta serie, Raúl Gómez ubica a De la Sota y a Coronel en una agrupación
de la derecha peronista denominada Guardia de Hierro.

126
- Durante la presidencia de Isabel Perón, el Centro de Estudiantes de esta carrera respondía
a la izquierda pero defendía al gobierno que era de derecha. ¿Cómo explica esa combina-
ción?

- En 1974 el Centro de Estudiantes se hizo peronista y respaldó al gobierno de ese momento. Yo


misma lo defendía. Era muy difícil decodificar lo que estaba pasando pero creíamos que se debía
apoyar a Isabel porque estaba al frente de un gobierno democrático. No nos explicábamos por qué
Perón se había casado con esa mujer, pero la aceptábamos porque él decía que respondía por
ella. De todos modos, nosotros no formábamos parte de los centros de poder sino que sólo éra-
mos militantes de base que nos dedicábamos a trabajar en los barrios y en la Universidad. Pensá-
bamos que López Rega era solamente un asesor y desconocíamos el accionar de la Triple A.
Después nos dimos cuenta qué pasaba y quiénes eran. Es como decía San Martín: "los hombres
juzgan el presente según sus pasiones y el pasado según la verdadera justicia".

- ¿Hubo intervenciones directas del poder político en la Facultad de Filosofía o en la carrera


de Psicología en esos años?

- No, eso sucedió recién después del Golpe.

93
- ¿Y acciones de inteligencia a través de gente infiltrada? ( )

- A veces se comentaba que tal o cual persona era de los servicios de inteligencia. Circulaban ese
tipo de versiones.

- ¿Los supuestos infiltrados eran alumnos o profesores, o ambos?

- Se decía eso de alumnos.

93
Raúl Gómez dice al respecto: "La infiltración que más se conoce es la que hizo la Policía de
Córdoba, utilizando estudiantes que eran también policías, o mandando a las aulas a informantes
del D2 para elaborar listas y hacer seguimientos de actividades políticas. Eso dio lugar a que des-
pués hubiera episodios de 'contrainteligencia' por parte de la izquierda".

127
- Un nombre que suele mencionarse cuando se habla de informantes es el del docente Ga-
briel Pautasso. ¿Supo usted algo de él?

- Se dice que entregó a mucha gente. No me acuerdo si ingresó antes o después del Golpe. Tra-
94
bajaba en el decanato, en el Pabellón Residencial, y llegó a ser secretario académico ( ). Se veía
que tenía contacto con el poder y una manera de pensar muy derechosa. A eso lo sabíamos to-
95
dos. Se ha dicho que durante el Proceso hacía las listas de gente para llevar detenida ( ). Era un
monje negro: un personaje siniestro.

- ¿Conoció usted casos de estudiantes o docentes que hayan dejado de asistir a la Facultad
por amenazas o presiones políticas?

- En esos años yo daba la parte de Niños en las clases prácticas de Psicología Clínica y supervi-
saba casos con Lucy Jachevasky, la esposa de Claudio Bermann. Recuerdo que ella nos hacía ir
con diferencias de horario a las reuniones de nuestro grupo porque no quería que nos vieran en-
trar a todos juntos. Incluso había camuflado el diván porque se consideraba que era malo ser psi-
coanalista. Ellos [Lucy y Claudio] eran dueños del Sanatorio Bermann, un lugar de una postura
muy de izquierda. Un día nos dijeron que se iban porque a Claudio lo habían detenido y después
96
liberado con la condición de que se fuera del país ( ). Emigraron a Israel y después se establecie-

94
En su blog personal, Pautasso se presenta a sí mismo de la siguiente manera: "Soy graduado
como Licenciado y Profesor de Historia, cuasi doctor, mejor doctorando por la Universidad Nacio-
nal de Córdoba desde 1973, por la Facultad de Filosofía y Humanidades y antes en el Colegio Na-
cional de Monserrat desde 1957 al 1963. Soy un antiguo profesor encargado de Historia de Edu-
cación hasta 1986 y pasé a ser profesor de la Provincia de Córdoba" (Pautasso, 2012).
95
Livio Grasso dice al respecto: "Fue él [Pautasso] quien me preguntó si había gente de izquier-
da en mi cátedra. Yo le contesté que no y ahí se acabó todo: nunca más tuve relación con esa
persona. Durante el Proceso llegó a ser autoridad de la Facultad".
96
"El 27 de abril de 1976, personal que habría pertenecido al Tercer Cuerpo de Ejército y que
hasta la fecha no ha sido individualizado, habría privado ilegítimamente de su libertad a Claudio
Santiago Bermann, médico psiquiatra, desde su domicilio familiar sito en calle Juncal N°435 de
Barrio Alto Alberdi, de la ciudad de Córdoba. En esa oportunidad, los sujetos actuantes procedie-
ron a reducirlo, esposarlo e introducirlo en un vehículo para conducirlo a las instalaciones del cen-
tro clandestino de detención (CCD) 'Campo La Ribera', en barrio San Vicente. Allí se desempeña-
ba personal del Destacamento de Inteligencia 141 del Ejército Argentino, que mantuvo cautivo a
Bermann hasta el 30 de abril del mismo año, fecha en que fue alojado en la Unidad Penitenciaria
N°1 San Martín. Durante su cautiverio en 'Campo La Ribera' fue sometido a constantes torturas
físicas y psíquicas; obligado a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados, con la prohi-
bición de moverse o comunicarse con los demás secuestrados; privado de la alimentación, higiene
y atención médica adecuadas, como también de información fidedigna respecto al lugar y causa
de detención, autoridades intervinientes, procedimiento seguido y destino que habría de imponér-
sele; también fue forzado a escuchar gritos y lamentos de otras personas que eran torturadas en
brutales sesiones en las que se las apremiaba a contestar mediante diversos tratos crueles, con el
objeto de menoscabar toda resistencia para acceder a la información que pudieran aportar en re-

128
97
ron en Barcelona. Nunca más los vi ( ). También recuerdo el caso de un matrimonio de docentes
de Psicología Clínica: Luis Ferrari, que daba la parte de Adultos; y Martha Brizio, que se encarga-
98
ba de Niños. Ellos tuvieron que renunciar y volvieron a Rosario ( ). Fueron reemplazados por
[Carlos] Zárate Moyano, un conductista de los más duros que había estado viviendo en Estados
Unidos. Lo alcancé a conocer en 1976, cuando vine a una reunión de cátedra sin saber que me
99
estaban por echar ( ). También hubo otra gente que dejó de participar o directamente se fue del
país cuando empezó a enterarse de esas cosas: de la Triple A, de la vigilancia, de la gente que
iban llevando presa.

- ¿Qué orientación tenía la materia Psicología Clínica en esos años?

- Psicoanalítica freudiana, o freudo-kleiniana. Melanie Klein estaba de moda en esa época, sobre
todo en la parte de niños.

lación a las organizaciones y agrupaciones cuya eliminación se habían propuesto por entonces las
Fuerzas Armadas y de Seguridad" (Centro de Información Judicial, 2011). En un artículo de Wiki-
pedia se informa que el propio secretario de Estado de EEUU, Henry Kissinger, intercedió ante el
gobierno militar argentino para lograr la liberación de Bermann. Sin embargo, ese dato remite a un
link del sitio web del Departamento de Estado de EEUU, que no dice nada al respecto (U.S. De-
partament of State, 2016).
97
Tras el secuestro de Claudio Bermann en abril de 1976, él y su esposa Lucy Jachevasky emi-
graron a Israel y posteriormente se establecieron en Barcelona, donde crearon el GPB (Grupo Psi-
coanalítico de Barcelona), que se mantiene en actividad. Se trata de "una asociación de profesio-
nales de la salud mental interesados en la práctica asistencial y la investigación, tanto desde la te-
oría como de la técnica", según indica la entidad en su sitio web (GPB, 2016). Bermann falleció en
Barcelona en 2012, a los 86 años, y Lucy reside actualmente en esa ciudad.
98
Martha Brizio emigró a Brasil en 1976. Revalidó su título de psicóloga en la Universidade Fede-
ral Do Rio Grande Do Sul (UFRGS) y se desempeñó como docente de esa casa de estudios. Par-
ticipó en la fundación del Instituto de Psicología Clínica de la UFRGS, que se encarga de brindar
ayuda psicológica principalmente a personas sin acceso a clínicas privadas. Dirigió ese departa-
mento desde su creación y se dedicó también allí a realizar tareas de consejería psicológica. En
2008 recibió el Premio Ciudadano de Porto Alegre, por su labor social hacia la comunidad
(UFRGS, 2003; Conselho Regional de Psicologia Do Rio Grande Do Sul, 2008).
99
Carlos Zárate Moyano se graduó en Medicina en la UNC e hizo un doctorado en Psiquiatría y
Psicoanálisis en el Eastern Pennsylvania Psychiatric Institute, de Filadelfia, en Estados Unidos.
Fue profesor de Psiquiatría Clínica en la Universidad de Pennsylvania, y de Psicología Clínica en
la Facultad de Psicología de la UNC. Además se desempeñó como director del Northwestwern
Mental Health Center, de Filadelfia. Paralelamente se dedicó a la astronomía: fundó y dirigió el ob-
servatorio astronómico LaNasita, en Córdoba, e hizo un posgrado en Astronomía y Astrofísica, en
la Facultad de Física, Matemática y Astronomía (FAMAF) de la UNC, además de cursar un semi-
nario sobre la especialidad en Melbourne, Australia. Actualmente es titular de la Asociación Cor-
dobesa de Astronomía (Observatorio LaNasita, 2008; Asociación Cordobesa de Astronomía,
2008).

129
- Otros entrevistados han dicho que antes del Golpe existían básicamente dos orientacio-
nes teóricas en esta carrera: por un lado la psicometría y el conductismo; y por el otro, una
100
vertiente vinculada más a la filosofía. ¿Esta de acuerdo con esa clasificación? ( ).

- Podría decirse que esas orientaciones tuvieron su peso, pero en esa época también ingresaron
muchos psicoanalistas. Es lo que pasó, por ejemplo, en materias "sociales", como Psicología del
Trabajo, y Psicología Social I y II. También había psicoanálisis en Psicología Profunda I y II: en
realidad, en la I veíamos psicoanálisis freudiano, y en la II una serie de contenidos más bien exis-
tencialistas. En Técnicas Proyectivas estaba María Estrada de Rampulla, que era psicoanalista, y
Miguel Mirotti, que daba Rorschach y tenía una orientación clínica existencialista. En Psicología
Clínica veíamos principalmente a autores como Pichón Riviere y José Blejer, que también venían
101
del psicoanálisis. En Psicopatología estaba Paulino Moscovich ( ), que era psiquiatra y pertenec-
ía a un grupo del Partido Comunista (PC) que estaba vinculado al Sanatorio Bermann y al servicio
de Psicopatología del Hospital de Clínicas. Además había otro grupo del PC, que adhería a la psi-
102
cología rusa, más conductista ( ). Pero la mayoría de quienes nos formamos en mi época fuimos
a parar al psicoanálisis. Esa impronta era muy fuerte: diría que era lo predominante. Al principio
había que ir a Buenos Aires para formarse sistemáticamente en esa corriente pero después em-

100
En otra entrevista de esta serie, Raúl Gómez dice que "la orientación filosófica, tomista, me-
tafísica, escolástica, tenía bastante presencia en la Escuela de Psicología en la primera mitad de
los 70 y terminó siendo dominante después del Golpe, sobre todo a partir de la reforma del plan de
estudios en 1978".
101
Paulino Moscovich fue discípulo del psiquiatra y filósofo Gregorio Bermann. En los años 50
tuvo a su cargo el departamento de Psicopatología del Hospital de Clínicas y en 1959 ganó el pri-
mer concurso de la cátedra de Psicopatología en la Facultad de Medicina de la UNC, que hasta
entonces se dictaba en forma de seminario. Desde 1965 dictó un seminario de Psicoterapia' en la
carrera de Psicología de la UNC, y fue cesanteado tras el Golpe de Estado de 1966. Entre 1971 y
1972 participó en la creación del Centro de Estudios Psicoanalíticos encabezado por Claudio Ber-
mann (Presidente), Horacio Córdoba (Secretario), Nestor Braunstein y Marcelo Pasternac, entre
otros. Con la restauración democrática de 1973, Moscovich volvió a la Escuela de Psicología y
quedó al frente de la cátedra de Psicopatología. Con él ingresaron varios miembros del equipo del
Hospital de Clínicas: Braunstein, Pasternac, Pedro Palombo y Rubén Musicante, entre otros. Des-
de entonces y hasta 1975-76, Moscovich, Braunstein, Pasternac y los demás miembros del "equi-
po del Clínicas", como se los conocía, dictaron clases en la carrera de Psicología y sostuvieron
una práctica de orientación psicoanalítica en la cátedra de Medicina Interna del departamento de
Psicopatología del Hospital de Clínicas. Sus bibliografías incluían a autores como Anika Rifflet
Lamaire, Laplanche, Leclaire, Pontalis, Althusser y nada de Lacan. Recién en 1975, Pasternac
tradujo el texto 'La familia' de Lacan, y el equipo comenzó a leer los 'Escritos' (Ferrari, 2010; Gue-
rrero, 2013; Lafolla Cardós, 2011; López, 2005; Philp, 2010; Rodríguez & Altamirano, 2010).
102
La principal referente de ese grupo, según Raúl Gómez, era Raquel Krawchik, militante del PC
y a la vez conductista, al punto de que se aludía a ella como 'La viuda de Pavlov'. Fue Jefa de
Trabajos Prácticos en las materias Psicología Experimental, y Neuroanatomía y Neurofisiología.
Fue cesanteada de la Facultad en abril de 1978 y reincorporada en mayo de 1985 (Facultad de
Filosofía UNC, 2014).

130
103
pezaron a venir psicoanalistas de Capital Federal, La Plata y otras ciudades ( ). También había
docentes existencialistas en varias materias electivas. Recuerdo a una profesora que hablaba
siempre del dolor y el sufrimiento ligado a la religión: era bastante insoportable. Yo hice su materia
porque era la que había disponible y quería recibirme rápido. Varios años después, cuando yo ya
trabajaba en el hospital San Roque, los médicos la invitaron a un congreso para hablar de esos
mismos temas. Por poco no lloraban de la emoción. La corriente existencialista no sobrevivió de-
masiado, y las materias relacionadas a la neurofisiología y la psicofisiología no arrastraban a mu-
cha gente.

- ¿Conoció usted al profesor Franco Murat?

- Él era de la corrientes estadística, psicométrica, más de la época anterior a la mía, cuando las
tesis estaban muy centradas en lo metodológico. Nosotros lo criticábamos porque hablaba como
un 'tano' recién bajado del barco, a pesar de que hacía años que estaba en Argentina. Pero era
buen docente: manejaba bien la estadística y sabía transmitirla. Distinto es el caso de Hermelinda
Fogliatto: yo no podía captar lo que ella decía en sus clases ni lo que escribía en su apunte. Am-
bos tenían un peso fuerte en la carrera.

- Se decía que Murat era fascista y había estado en el ejército italiano en la Segunda Guerra.

- No sé si era fascista pero sí muy rígido y con opiniones muy derechosas.

- Saforcada, por ejemplo, afirma que Murat le entregó una lista de docentes "subversivos"
al interventor militar de la carrera en 1976.

- Yo he escuchado lo mismo.

- También se dice que Murat y Mocchiutti lograron que los militares no cerraran la carrera
sino que sólo suspendieran el ingreso...

103
Dice Miguel Mirotti que los psicoanalistas Raúl Usandivaras, Marie Langer y Jorge García Ba-
daracco, entre otros, venían desde Buenos Aires a dar cursos en la carrera de Psicología de la
UNC. Recuerda que "era gente de gran prestigio y de un conocimiento psicoanalítico indiscutible".

131
- Si fue así, no sería un mérito. Murat vivía de la Facultad: tenía acá su lugar de inserción en Ar-
gentina.

- ¿Conoció el episodio en que un grupo de alumnos retuvo en un aula a la profesora Fo-


gliatto?

- Desconozco esa historia. No la había escuchado, no me enteré. Debe haber ocurrido cuando yo
104
ya había terminado de cursar ( ).

- Otros entrevistados han dicho que por entonces había resistencia a la psicometría y a to-
do lo "pro-americano". ¿Era así?

- De nuestra parte sí, porque éramos totalmente antiimperialistas. Decíamos que la contradicción
principal no es la de clases sociales, como sostenía la izquierda, sino la de nación e imperio: que
son los yanquis quienes nos imponen la pobreza y la forma de conducir al país.

- ¿Ustedes llegaron a desplazar profesores que tenían orientación "pro-yanqui"?

- Sí. Por ejemplo a un abogado que daba una sociología yanqui, con conceptos como los de rol y
status, en Psicología Social I. Después fue reemplazado por Saforcada. Por suerte, en Psicología
105
Social II tuvimos a Raquel Ferrario, que era muy del pensamiento crítico ( ). También echamos a
106
Ventura Cordero, que daba Neurofisiología y Psicofisiología ( ). En general, fuimos sacando a los

104
Alberto Colaski recuerda que ese episodio ocurrió cuando Guillermo Beato era decano de la
Facultad de Filosofía; es decir, entre junio y noviembre de 1973. Durante esos meses, Angélica
Dávila ya se encontraba en la parte final de su carrera.
105
Raquel Ferrario fue docente de Psicología Social y decana de la Facultad de Filosofía de la
UNC entre noviembre de 1973 y diciembre de 1974. Posteriormente fue profesora titular de Psico-
logía Social en la UBA (Facultad de Filosofía UNC, 2012). Su nombre aparece un un texto del es-
critor José Pablo Feinmann: "En 1974 yo había ido a dar una conferencia en la Facultad de
Humanidades [en Córdoba], que estaba a cargo de Raquel Ferrario, y allí recibimos la noticia de la
muerte de Perón. Raquel se puso a llorar, como todo el mundo. Yo no me puse a llorar porque un
hombre macho no debe llorar, como dice Gardel, pero estaba todo mal. Y me volví al hotel en el
que paraba, el Hotel Sussex [calle San Jerónimo 175, entre Buenos Aires e Ituzaingó]. Me llevó un
muchacho en un Citroën, y al despedirnos yo le dije: 'Vas a ver que cualquier situación nueva en
que nos volvamos a ver, va a ser peor que ésta'" (Feinmann, 2009b).
106
Ventura Cordero (1919-1996) dictaba la materia Neurofisiología y Psicofisiología: era médico
neurólogo, psiquiatra, sexólogo y estudiante aficionado de sociología y psicodrama. Fue expulsado
por presión de los estudiantes, aparentemente en 1973, por su carácter "autoritario, despectivo y

132
que tenían un pasado 'derechoso' o posturas dentro de la psicología que no coincidían con la
orientación colectiva y social.

- ¿Había cátedras paralelas?

- Sí. En Historia de la Psicología, por ejemplo, había dos orientaciones: en una estaba Gerardo
Mansur y en la otra Juan Mocchiutti. También en Psicopatología: en un curso estaba [Teodoro]
107
Isaac y en el otro [Carlos] Cornaglia. Había cátedras paralelas en varias materias ( ).

- ¿Recuerda si hubo acciones del poder político que produjeran un retraimiento hacia la vi-
da individual o hacia las actividades estrictamente académicas?

- Sí, pero no me acuerdo exactamente cuándo sucedió eso: no sé si fue en la última parte del go-
bierno democrático, cuando yo ya estaba como docente y no venía todos los días a la Facultad, o
directamente en la dictadura.

- El historiador Sanz Ferramola sostiene que hasta 1983 hubo en Argentina "una psicología
perseguida y una psicología perseguidora". ¿Está de acuerdo con la idea de que hubo per-
secución entre los propios psicólogos?

- Se podría decir que ese clima se vivió acá después de 1983: por un lado estaban los docentes
que habían dado clases durante el Proceso; y por el otro los que fueron reincorporados con la
vuelta de la democracia. No sé si fue tanto una persecución como un enfrentamiento entre dos
bandos. Lo cierto es que se vivía una situación espantosa, muy fea. Uno de los enfrentamientos
fue entre la profesora Liliana Sosa, que había quedado a cargo de Psicología Clínica en la época
108
de los militares; y María Estrada de Rampulla, que fue reincorporada después del Proceso ( ). La

reaccionario", según recuerda Alberto Colaski. Quizá también influyó el hecho de que su cátedra
era considerada "pro-norteamericana" y él además tenía cierta afinidad con las tendencias ideoló-
gicas de derecha: eso al menos es lo que podría inferirse de su firma en una solicitada que se pu-
blicaría años después, en 1978, firmada por numerosos docentes de la UNC y dirigida al embaja-
dor de Estados Unidos en Argentina, en protesta contra las medidas económicas "de carácter dis-
criminatorio", adoptadas por la administración del presidente Jimmy Carter hacia el gobierno de
Jorge Videla, por la violación a los derechos humanos en Argentina (Colectivo Ex Presos Políticos
y Sobrevivientes Rosario, 2012).
107
Juan Mocchiutti dice que sólo en 'Historia de la Psicología' había cátedras paralelas: en una
estaba él y en la otra Mansur.

133
primera tenía orientación existencialista y hacía psicodrama de la línea de [Jacob Levy] Moreno; y
la otra era muy psicoanalítica: había sido mi profesora de Técnicas Proyectivas y más adelante dio
Psicoterapia. En algún momento les tocó estar juntas en una mesa de examen. Empezaron tirán-
dose distintas interpretaciones y después directamente Rampulla terminó acusando de "procesis-
ta" a Sosa. Al final, una le dijo a la otra que "con esta persona no tomo examen" y se fueron las
109
dos. Ese día, Alberto Colaski estaba rindiendo libre Psicología Clínica ( ) y le dio un ataque de
epilepsia cuando escuchó el griterío. Al final lo asistió Murat. Yo entré en pánico y no sabía qué
hacer. Es una anécdota de cosas feas que se vivieron: refleja lo que ocurría en esa época. Des-
pués armaron una nueva mesa de examen: sacaron a Sosa del tribunal y pusieron a Murat, a mí y
a Rampulla. Ella decía que conmigo se podía hablar, porque teníamos líneas parecidas... Algunos
de los reincorporados venían con la idea de que debían 'resarcirlos', devolverles lo que les habían
quitado, y nombrarlos en lugares importantes. También decían que se debía echar a los profeso-
res que habían estado en la época del Proceso. Yo por mi parte estaba conforme con ser reincor-
porada y poder reencontrarme con mi pasado: nunca pensé que debían hacerme una estatua. Me
reincorporaron como jefa de trabajos prácticos en Psicología Clínica y traté de entenderme con la
profesora Sosa, pese a yo tenía formación psicoanalítica y ella estaba en otra cosa, entre existen-
110
cialista y conductual. Me acuerdo que me hizo resumir un texto de Harry Stack Sullivan ( ).

108
María Estrada de Rampulla fue cesanteada de la carrera de Psicología el 1º junio de 1976 y
reincorporada en mayo de 1985, junto a un centenar de docentes que habían sido apartados de
sus cargos a partir de 1974 (Facultad de Filosofía UNC, 2014).
109
Colaski se reinscribió en la carrera en 1984, después de haber estado secuestrado y detenido
entre junio de 1977 y diciembre de 1982. Se graduó en 1987. El episodio mencionado por Angélica
Dávila probablemente ocurrió en 1985, que fue el año de reincorporación de numerosos docentes
cesanteados a partir de 1974.
110
Herbert "Harry" Stack Sullivan (1892-1949) fue un psiquiatra estadounidense cuyo trabajo en
psicoanálisis estuvo basado en observaciones directas y verificables de sus pacientes, a diferencia
de las observaciones más abstractas del inconsciente de Sigmund Freud y sus discípulos. Conce-
dió gran importancia a la influencia de los factores sociales sobre la salud mental, de la misma
manera que lo hicieron otros psicoanalistas coetáneos suyos, como Karen Horney, Erik Erikson y
Erich Fromm. Sullivan sostenía que los trastornos mentales eran resultado de una comunicación
inadecuada y pensaba que la ansiedad obstaculizaba los procesos comunicativos y tendía a des-
truir las relaciones interpersonales. Fundó el 'Psicoanálisis Interpersonal' y se interesó particular-
mente en la esquizofrenia. También se lo asocia con la “entrevista psiquiátrica” respecto a la cual
él solía decir: “durante la entrevista el psiquiatra debe ser no solo un observador. El psiquiatra más
bien debe ser un observador participante" (Psicoterapeutas.eu, 2016).

134
- Tendería a suponerse que la persecución generalmente ha venido de la "derecha", pero en
estos casos parece haber sido al revés.

- En realidad era de ambos lados. Los docentes que habían estado durante el Proceso también
consideraban que tenían un lugar ganado. Por eso digo que eran dos bandos, cada uno con sus
razones. La "grieta", de la que se habla mucho ahora, ya existía en ese momento. Quizá durante
el gobierno militar hubo cierta persecución hacia los profesores que eran reconocidos como psi-
coanalistas y de izquierda, aunque en realidad no estoy segura de que haya sido así porque yo no
vine más a la Facultad desde que me echaron en 1976 hasta que me reincorporaron en 1984.

- ¿Sabe usted de un enfrentamiento similar entre Colaski y la profesora María Saleme de


111
Bournichón? ( ).

- Creo que sí, por cuestiones políticas. A Colaski lo han tratado de sacar, siempre acusándolo de
ser de derecha. Y también a otros: se calificaba a algunos de amigos y a otros de enemigos

- ¿Hubo autoridades de la carrera o de la Facultad que estuvieron de acuerdo con la dere-


chización del gobierno nacional y provincial a partir de 1974?

- Sí, eran muchos los que compartían las ideas de la derecha: decían que los guerrilleros ponían
bombas todo el tiempo y que ya no se podía salir a la calle. Existía ese imaginario, que aún persis-
te. Era una campaña ideológica, dirigida por los yanquis, a través de los medios de ese momento.

112
- Hay quienes dicen que el nivel de la carrera no era bueno en esos años ( ).

- No, no era bajo, pero por ahí pasaba un cuatrimestre sin que se pudiera cursar alguna materia,
porque echábamos a algún docente y había que esperar hasta que se pusieran de acuerdo para
nombrar a otro. En esos casos, yo optaba por rendir libre: tenía apuro por terminar.

111
Uno de los entrevistados para este trabajo indicó lo siguiente: "María Saleme de Burnichon
formó parte del Tribunal en el concurso docente de la materia Derechos Humanos en 1988. Dijo
que nunca iba a consentir que Colaski fuera titular de la cátedra: lo aplazó y él la denunció por
enemistad manifiesta". El propio Colaski, consultado para este trabajo, admitió la existencia de ese
conflicto pero se excusó de dar detalles.
112
Esta idea es sostenida por varios de los consultados para este trabajo: Miguel Mirotti, Juan
Mocchiutti, Livio Grasso y Edgardo Pérez, entre otros.

135
Angélica Dávila / Textual

* "Cuando yo ingresé a la carrera en 1969 hubo una gran interés por estudiar Psicología.
Ingresamos 500 alumnos, después de años en que entraban 100 o un poco más. La Facultad
quedó desbordada: no alcanzaban los espacios".

* "Pocos días después de mi ingreso a la carrera nos organizaron a todos los que quería-
mos participar del Cordobazo [el jueves 29 y el viernes 30 de mayo de 1969] y nos pusieron un re-
ferente con el que debíamos comunicarnos. Fuimos a armar barricadas y ese tipo de cosas, sin
113
estar aún militando en nada especial" ( ).

* "En esos años, el debate pasaba por cómo hacer para que la psicología sirviera para
cambiar a la sociedad y el mundo. Algunos decían que los psicólogos debíamos limitarnos al diván
y otros consideraban que ésa era una manera capitalista de ejercer la profesión y que hacía falta
un mayor compromiso... En mi caso, quería dedicarme a la Psicología Social, porque así iba a po-
der unir la psicología con el pensamiento político-ideológico".

* "En las materias sociales empezábamos leyendo a Marx, Althusser, Gramsci, según la
orientación política del docente, y después seguíamos con textos de psicólogos como José Blejer,
Pichón-Riviere, Armando Bauleo y Paulo Freyre. Todos esos autores dejaron de estudiarse [du-
rante el Proceso] y volvieron a aparecer en los últimos años".

* "[En los años 60 y la primera mitad de los 70], la izquierda tenía muchas agrupaciones
fuertes en esta Facultad: la vanguardia comunista, el PRT (trotskistas), el grupo Espartaco (que
era muy ultra) y el Partido Comunista Revolucionario (PCR), que conducía al Centro de Estudian-
tes a través de la Corriente de Izquierda Universitaria (CIU)".

114
* "Nosotros éramos marxistas peronistas: del FEN (Frente Estudiantil Nacional) ( ). Acá
nos decían que éramos "'fachos', como todos los peronistas". Eso nos dolía mucho. Es cierto que

113
Escribe la historiadora Mónica Gordillo: "El martes 27 [de mayor de 1969] se realizaron asam-
bleas estudiantiles en todas las facultades y se resolvió adherir al paro. El 28, los dirigentes sindi-
cales y la Coordinación del Movimiento Estudiantil por Facultades se reunieron en la sede del Sin-
dicato de Luz y Fuerza a fin de coordinar la protesta. Las acciones planificadas como protesta
obrero-estudiantil devinieron en rebelión popular e insurrección urbana, que pasó a la historia co-
mo 'Cordobazo'. Sin duda, esa protesta no hubiera sido tal sin el masivo acompañamiento estu-
diantil en la lucha callejera" (Gordillo, 2012).
114
El Frente Estudiantil Nacional (FEN) fue una agrupación universitaria de vertiente marxista
que se definía a sí misma como grupo "de pasaje al peronismo". Estuvo liderada por Roberto Gra-
bois, estudiante de Sociología en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos
Aires. Llegó a ser una de las organizaciones más amplias y reconocidas dentro del movimiento

136
el peronismo siempre se ha caracterizado por abarcar un espectro muy amplio que incluye a algu-
nas agrupaciones medio derechosas, pero nosotros éramos de izquierda".

* Una vez, una de las agrupaciones peronistas fue con cadenas a una asamblea interuni-
versitaria en el comedor, porque sus militantes decían que la izquierda estaba armada y tenían
115
que defenderse. También vi una vez cómo golpeaban a un chico del Integralismo ( ).

* "Cuando yo cursé la materia de Ventura Cordero, él apareció recién a mitad de año. Lo


habían suspendido después de ser denunciado en Santiago del Estero porque en una charla había
nombrado a los órganos sexuales con palabras quichuas heredadas en castellano que suenan in-
adecuadas para decir en público. Al menos así me llegó la anécdota: a lo mejor es parte del ima-
ginario. Lo cierto es que estuvo apartado de la Facultad durante un tiempo. Pero después volvió".

* "Cordero tenía todo un método para tomarnos lección: asignaba a cada alumno una letra
y un número, como en el juego de la batalla naval: por ejemplo, 'A1 hace un pregunta, B5 respon-
de, y tal otro dice si está bien o mal'. Nadie quería ser nombrado, porque él ridiculizaba a quienes
se equivocaban. Y cuando se la agarraba con alguien, lo agredía. No tenía filtro. A mí me tenía
afecto: me 'cargaba', me preguntaba si había estado jugando al fútbol, porque yo venía a clase
con muletas, por una operación correctiva de [las secuelas de] la poliomielitis que tuve de chica".

* "Tras el retorno de la democracia, un grupo ex alumnos y docentes propuso colocar una


placa con el nombre de Ventura Cordero en una de las aulas del módulo viejo, pero la idea fue re-
sistida y finalmente no se concretó".

universitario a nivel nacional. Para 1969 había extendido su influencia a Córdoba y Santa Fe, y
más tarde a Mendoza, Tucumán, Bahía Blanca y Mar del Plata. A principios de los 70, el FEN co-
menzó a vincularse a algunas ramas del peronismo, principalmente el Peronismo Revolucionario
de John William Cooke y también la CGT de los Argentinos, liderada por Raimundo Ongaro. Poco
después se planteó la necesidad de legitimar ese ingreso y Grabois viajó dos veces a Madrid en
1971 para entrevistarse con Perón. Las gestiones culminaron con la formación de la Organización
Única del Trasvasamiento Generacional (OUTG) e implicó resistencias, alejamientos y discusiones
dentro del FEN, sobre todo en términos de la elaboración de una propuesta que explicara las ca-
racterísticas de la incorporación al peronismo. La OUTG estaba conformada por Guardia de Hierro
(GH), el FEN, el Integralismo de Córdoba, la Agrupación Reconquista de Salta y otros grupos del
interior que adherían a la Federación Nacional de Estudiantes (Reta, 2009). En 1974-75, el FEN
fue perdiendo espacio en la universidad, junto con el retroceso de Guardia de Hierro tras la muerte
de Perón. Grabois lo recuerda de la siguiente manera: 'La mística era la fe absoluta en Perón, la
infalibilidad de Perón. Por eso acordamos que la organización del Trasvasamiento se iba a disol-
ver cuando muriera Perón" (Recalde, 2007).
115
En otra entrevista de este trabajo, la profesora Cristina Vera definió al Integralismo como una
corriente 'humanista' que concentraba a mucha gente de carreras como Literatura y Artes, y re-
cordó que ella misma militó en ese espacio.

137
* "Cuando yo era estudiante [entre 1969 y 1973], todo era una gran ebullición: había mar-
chas y debates políticos permanentes entre las distintas agrupaciones. Después, [a partir de 1974]
muchos militantes empezaron a ser perseguidos pero nosotros no dejamos de movilizarnos: el re-
traimiento no se produjo en ese momento sino después del Golpe".

* La ilusión de nuestra época era el retorno de Perón: peleábamos para eso. Fuimos a es-
perarlo a Ezeiza [el 20 de junio de 1973] con todos nuestros compañeros, y nos 'desparramaron'
con gases lacrimógenos. Para entonces él estaba medio gagá y no nos habíamos dado cuenta, de
tanto esperarlo".

* "Perón decía que el justicialismo era un movimiento que tenía un ala izquierda, un ala de-
recha y un centro: el ala izquierda golpeaba, el ala derecha negociaba y todos eran útiles. Era una
cuestión de estrategia y de un líder que pudiera conducirnos a cumplir con los objetivos. Los jóve-
nes tratábamos de no salirnos del movimiento sino de ocupar un lugar y cumplir una función en el
sector donde estábamos".

* "En 1976, cuando me echaron de la Facultad, me dediqué a terminar las materias del
Profesorado, como para hacer algo. Mi profesora de Práctica de Enseñanza era también directora
de la Escuela de Ciencias de la Educación: había sido designada por los militares y era muy 'bu-
rra'. Nosotros le cuestionábamos sus errores y le hacíamos preguntas para ponerla en aprietos.
Poco después, un compañero con el que yo debía hacer las prácticas me dijo que había estado
detenido y que sospechaba que la profesora lo había marcado. Él no militaba en nada, estaba en
otra, no tenía ninguna relación con la política, pero tuvo que irse a vivir a Brasil por esa cuestión.
También mi cuñada, que estudiaba Historia y cursaba la misma práctica con esa profesora, des-
apareció en julio de 1976".

* "Muchos de los docentes que permanecieron en la carrera de Psicología durante el Pro-


ceso no estaban de acuerdo con los militares ni justificaron las desapariciones con el argumento
del 'algo habrán hecho' y ese tipo de cosas. Simplemente se quedaron en la Facultad porque ne-
116
cesitaban trabajar" ( ).

116
Edgardo Pérez sostiene una opinión similar: "En todas las dictaduras, sean de izquierda o de
derecha, la gente por ahí se acomoda a las circunstancias, quizá porque tiene miedo de perder su
trabajo o porque hace falta mucha valentía para ponerse enfrente".

138
9. Entrevista con Carmen Stábile

"En algún momento llegaron a revisar la bibliografía,


especialmente de autores marxistas"

Carmen Stábile ingresó en la carrera de Psicología en 1970 y se graduó en 1974. Hizo


cursos de posgrado en Psicodrama y Dinámica Grupal. Entre 1996 y 2000 se formó en psicotera-
pia gestáltica en el Instituto Gestáltico de Córdoba. En 2012 culminó el doctorado en Ciencias de
la Salud, FCM, UNC con una tesis sobre 'Análisis de los factores interactuantes en la problemática
vocacional abordada desde la promoción de la salud'. Desde 1984 trabaja en el Colegio de María,
a cargo del Departamento de Orientación Nivel secundario, de orientación confesional. En la carre-
ra de Psicología de la UNC se desempeñó sucesivamente como ayudante alumna, jefa de trabajos
prácticos (JTP) y, desde 2014, como titular de la cátedra Orientación Vocacional. Fue coordinado-
ra del Servicio a la Comunidad (PROFIP 2005). En 2012 fue Secretaria de Extensión. Actualmente
es Coordinadora del Programa de Orientación Vocacional y Ocupacional Abierto a la Comunidad,
dependiente de la subsecretaría de Servicios a la Comunidad de la Facultad de Psicología UNC.
Esta entrevista fue realizada el 1º de agosto de 2016 en la Facultad de Psicología de la UNC.

- En 1974, el interventor federal de Córdoba manifestó su voluntad de efectuar una "limpieza


ideológica" en la instituciones de la provincia. ¿Se tradujo ese anuncio en la vida cotidiana
de la carrera de Psicología?

- En ese momento la facultad estaba atravesada por diversas situaciones políticas y había muchas
agrupaciones estudiantiles con distintas ideologías. Yo no participé en ninguna, no porque no me
interesara lo que sucedía, sino porque estaba focalizada en el estudio. Quería cursar, participar en
las materias, estudiar, hacer los prácticos, estar muchas horas en la biblioteca y copiar apuntes,
dado que no había fotocopiadora. Quería recibirme. Mi primer año de la carrera fue como una pro-
longación del secundario: estaba acostumbrada al respeto por la autoridad del docente y a la exi-
gencia académica del colegio del que provenía.

- ¿Recuerda interrupciones de clases por parte agrupaciones políticas?

- Sí, había grupos que cortaban las clases para exponer sus ideas y convocar a asambleas. Noso-
tros teníamos que escucharlos y algunos profesores les daban el tiempo que quisieran. Por enton-

139
ces había muchas reuniones de grupos estudiantiles y, en general, una exhortación permanente a
participar.

- ¿Ingresaban grupos armados a las aulas?

- Sí, a veces sí: llamaban a participar, pero cada uno decidía si hacerlo o no. No es que a alguien
le podía pasar algo por no intervenir. De todos modos, algunos se retiraban y otros se quedaban a
escuchar. En ese momento, a los 18 años, eso me causaba bastante temor. Algunos padres ven-
ían a buscarnos a la Facultad. La situación era complicada y quizá también peligrosa.

- ¿Había versiones sobre gente infiltrada del gobierno en las aulas?

- Uno no conocía a todos los estudiantes pero se daba cuenta de que algunos grupos pertenecían
a determinadas ideologías. No sé si podría decir que eran infiltrados.

- ¿Había cierta resistencia a las materias metodológicas, cuantitativas, por considerarlas


"pro-norteamericanas"?

- Estaba el caso de la doctora Hermelinda Fogliatto, que había hecho su doctorado en Estados
Unidos y tenía lógicamente una formación que incluía mucha bibliografía norteamericana. Su
cátedra, Orientación Vocacional, incluía algunas unidades especialmente psicométricas, meto-
117
dológicas, de la corriente actuarial ( ) pero después fue incorporando también la parte clínica de
distintas corrientes.

- Hay quienes dicen que la resistencia a la doctora Fogliatto tenía más bien que ver con su
carácter autoritario. ¿Era así?

- Ella tenía un modo de vincularse que no era el más adecuado, pero fue cambiando con el tiem-
po, y además no era la única con esa actitud: muchos de los profesores de ese momento impart-
ían autoridad desde el mismo momento en que entraban al aula, y la mayoría de los estudiantes
nos fuimos acostumbrando a esas características personales.

117
El método actuarial está basado principalmente en reglas estadísticas; es decir, en correlacio-
nes establecidas empíricamente entre unas variables predictoras y un criterio o resultado (Borum,
1996).

140
- ¿Se podría decir que las dos grandes orientaciones de la carrera antes del Golpe eran, por
un lado, la psicología vinculada a la filosofía; y por el otro la psicometría y el conductismo?
118
( )

- La carrera estaba focalizada principalmente en la psicometría y en la parte clínica psicoanalítica,


y también había un grupo de docentes de la corriente humanista y existencial. En el caso de
Orientación Vocacional, primero tuvimos un enfoque psicométrico, actuarial, y posteriormente fui-
mos incorporando aspectos psicodinámicos: comenzamos a tener en cuenta motivaciones, expec-
tativas, intereses, representaciones, influencias. Adoptamos un abordaje de sujeto más integral.
Aplicábamos algunos tests cuando podían ser incluidos en los procesos de elección a nivel de
proyectos de vida. Esta mirada clínica fue incorporada principalmente por la profesora Josefina
Passera.

- ¿Era muy importante en la carrera en ese momento?

- Sí, nuestra formación fue principalmente psicoanalítica. Si no teníamos las obras de Freud era
como si nos faltaran los libros básicos. También había elementos de Melanie Klein. Después, cada
uno fue descubriendo otras corrientes: en mi caso, terminé haciendo especialización en gestalt.

- ¿Durante el gobierno militar fue dominante la orientación filosófica?

- Eso dependía más de las decisiones en cada materia que de la orientación de la Facultad. Yo me
identifiqué con la corriente humanista y existencialista, y tenía además la base del psicoanálisis.

- ¿Recuerda si hubo ingresos y salidas de profesores en esos momentos?

- Sé que hubo gente que fue desplazada. No recuerdo quiénes puntualmente.

118
Según Raúl Gómez, la psicología "filosófica, tomista, metafísica, escolástica" fue predominan-
te en la carrera después del Golpe de Estado de 1976 y sobre todo a partir de la reforma del plan
de estudios en 1978.

141
- ¿Había cátedras paralelas?

- Yo no hice ninguna. Me parece que no: que eso fue posterior.

- Otros entrevistados han dicho que el nivel de la carrera no era bueno en esos años. ¿Está
119
de acuerdo? ( )

- Yo recuerdo haber tenido algunos muy buenos docentes, y otros regulares.

- ¿Qué recuerda acerca del profesor Franco Murat?

- Él tenía buena formación pero explicaba a su modo. Dictaba Psicoestadística, que posiblemente
no era la cátedra que más nos gustaba. Yo recién valoré esa materia cuando hice el doctorado.

- ¿Conoce la actuación del profesor Gabriel Pautasso?

- Él estaba en el Pabellón Residencial, no sé si como administrativo o como docente. Creo haber


visto su nombre en algún trabajo de historia de la Facultad, pero no mucho más que eso.

- ¿Hubo en esos años una retracción desde los lugares públicos de participación estudiantil
hacia lo estrictamente académico?

- Recuerdo que empezó a haber más controles y que la gente se cuidaba de los lugares donde se
reunía. En algún momento llegaron incluso a revisar la bibliografía, especialmente la de autores
120
marxistas que veíamos en primer o segundo año ( ). Yo formaba parte de un grupo que veía to-

119
Edgardo Pérez sostiene que por entonces "la Facultad tenía un nivel académico inmensamen-
te inferior al de ahora". Livio Grasso recuerda que "la enseñanza era forzosamente mala: muy uni-
lateral, muy psicoanalítica, y con muchos alumnos", y que "el nivel nunca fue bueno: era bajo y
continúa siéndolo". Juan Mocchiutti agrega: "Desde el punto de vista académico, el período 1973-
75 fue un caos total: el peor en la historia de la carrera. Hubo estudiantes que concluyeron la li-
cenciatura en menos de dos años porque se había eliminado la tesis y se incumplían diversas
normas".
120
Dice Alberto Colaski que desde antes del Golpe de Estado de 1976 se empezó a "perseguir a
los docentes que alentaban ciertas literaturas y a censurar determinados contenidos que no eran
considerados como los más 'oportunos': en algún momento se llegó incluso a quemar esos mate-
riales porque eran 'subversivos'".

142
da esa convulsión pero se mantenía al margen. Quizá pecábamos de ingenuos, o de cuidadosos.
Eso tenía que ver también con un consejo familiar: en mi casa nos decían que tuviéramos cuidado
y que no nos metiéramos en determinadas cosas.

- ¿Circulaban comentarios sobre estudiantes o docentes que dejaron de asistir a clase por
problemas políticos?

- La doctora Fogliatto fue retirada de la Facultad durante un tiempo, y lo mismo sucedió con profe-
121
soras como Mercedes Corcova y Susana Guiñazú ( ). También hubo deserción de alumnos. Pe-
ro en Orientación Vocacional, donde trabajo desde que me recibí, siempre tuvimos libertad de ac-
ción. Por supuesto, eso tenía que ver con el modo de trabajo de la cátedra.

---

Carmen Stábile / Textual

* "Yo empecé siendo ayudante alumna en Orientación Vocacional y después ya me quedé


en la cátedra. Cuando me recibí, la doctora Fogliatto me preguntó si podía colaborar con los pro-
cesos de orientación vocacional en los colegios, acepté el desafío (así lo sentí como primera expe-
riencia). Comencé con la tarea que me asignó, en el Colegio 25 de Mayo. (Por entonces, en algu-
nos colegios se aplicaban varios tests individuales, que después se enviaban a evaluar a Buenos
Aires y eran devueltos a los alumnos, en una hoja de resultados). Al hacerme cargo de la tarea so-
licitada, abordé a los grupos desde un marco psicodinámico- social, desde un abordaje integral,
además de tener en cuenta intereses, aptitudes, e información de carreras. A partir de allí, ingresé
a la cátedra a la que pertenezco en la actualidad".

121
Mercedes Nicasio de Corcova y Susana Tresserra de Guiñazú son egresadas de la primera
cohorte de la carrera de Psicología de la UNC. Ambas aparecen en la lista de docentes cesantea-
dos por motivos políticos entre 1974 y 1983. Fueron separadas de sus cargos durante el decanato
de Carmelo Felauto: Corcova el 1º de mayo de 1975, y Guiñazú el 4 de enero de 1976: esta última
fue reincorporada en 1985. Durante el período abordado en este trabajo era profesora adjunta en
la cátedra Psicología Evolutiva II (Facultad de Filosofía UNC, 2014).

143
10. Entrevista con Alberto Colaski

"Uno buscaba comprometer al alumnado


pero no había una respuesta tan contundente como antes"

Alberto Colaski (66) fue presidente del centro de estudiantes de la facultad de Filosofía de
la UNC entre 1972 y 1976, por la Corriente de Izquierda Universitaria (CIU), que respondía al Par-
tido Comunista Revolucionario (PCR), de orientación maoísta. Fue detenido/secuestrado en la
medianoche del 29/30 de junio de 1977 en la casa un amigo, en calle Felix Frías del barrio Gene-
ral Paz, por personas de civil que ingresaron a la vivienda tras violentar la puerta principal y des-
colgarse por los techos. Permaneció dos meses en el centro de detención de La Ribera y otros
dos en La Perla. En ambos sufrió toda clase de torturas. A fines de 1977 fue trasladado a la Uni-
dad Penitenciaría Nº1 de Córdoba, y un año más tarde, en noviembre de 1978, fue derivado a la
cárcel de La Plata, donde quedó alojado durante cuatro años. Fue liberado el 28 de diciembre de
1982, después de un total de cinco años y medio de prisión. Intentó de inmediato reincorporarse a
la Escuela de Psicología, pero no fue admitido. Recién pudo reinscribirse en 1984 y se graduó en
1987. Ese año propuso la creación de la cátedra de Psicología y Derechos Humanos, de la que
está al frente desde entonces. Esta entrevista fue realizada en el domicilio de Colaski, en el barrio
Cofico de la ciudad de Córdoba, el martes 9 de agosto de 2016.

- En 1974, el interventor federal de Córdoba manifestó su voluntad de efectuar una "limpie-


za ideológica" en las instituciones de la provincia ¿Impactó ese anunció sobre la vida coti-
diana de la carrera de Psicología?

- En Psicología y en las demás carreras de la Facultad de Filosofía había cosas que indudable-
mente irritaban a esa gente desde el punto de vista del pensamiento, de las palabras y de las pro-
puestas. Se perseguía a los docentes que alentaban ciertas literaturas y se censuraban determi-
nados contenidos que no eran considerados como los más "oportunos". En algún momento, esos
materiales llegaron incluso a ser quemados por ser "subversivos". No concordaban con lo que,
según ellos, debía ser la formación de los jóvenes: "obstruían el pensamiento del alumno" y de
ninguna manera se podían enseñar.

144
- ¿Qué recuerda de los ingresos y despidos de docentes entre 1973 y 1976?

- En 1972-73, nosotros nos encargamos de traer a la Facultad a profesores como [Néstor] Brauns-
122 123
tein ( ), [Marcelo] Pasternac y [Paulino] Moscovich ( ), que habían estado relegados en los
años previos, y la carrera empezó a llenarse de gente de otro color y de otro empuje para llevar
adelante la cuestión universitaria. Después, cuando murió Perón en 1974, volvieron a dominar los
sectores de derecha e ingresaron docentes más afines a la línea lopezrreguista, mientras que mu-
chos profesores progresistas tuvieron que renunciar o se retiraron de la vida universitaria. Des-
pués, ya durante el Proceso, los militares reincorporaron a varios de los docentes que habían sido
echados a partir de 1973.

- ¿Sabía usted de gente infiltrada por el poder político en la carrera de Psicología en esos
años?

- Había que ser muy cuidadoso porque siempre existía la posibilidad de tener dentro de las propias
filas a gente que se acercaba para sacar información o meter ideas que no eran las que uno de-
fendía. Los que hacían eso acá en Córdoba eran algunos sectores del poder político, los servicios
de inteligencia y los grupos paramilitares como la Triple A o el Comando Libertadores de América
124
( ).

122
Tras el cambio de autoridades en la Facultad de Filosofia en 1973, Braunstein y varios otros
miembros del equipo de Psicopatología del Hospital de Clínicas (Paulino Moscovich, Marcelo Pas-
ternac, Pedro Palombo y Rubén Musicante, entre otros) comenzaron a dar clases en la Escuela de
Psicología. En el caso de Braunstein, no fue por mucho tiempo. Él mismo recordó en una entrevis-
ta: "En 1974 empecé a recibir amenazas de muerte, porque se me consideraba un mentor ideoló-
gico de la subversión. En realidad yo no estaba militando en ningún partido y entonces no tenía
ningún sentido quedarme en el país, exponiendo mi vida por nada. Así que en septiembre de 1974
viajé a México para ver qué pasaba. Me otorgaron un puesto en el hospital psiquiátrico infantil e
hicieron una presentación para que pudiese ser profesor en el posgrado de la Facultad de Psico-
logía" (Gómez & Orejuela, 2007).
123
Paulino Moscovich fue cesanteado el 13 de mayo de 1975, junto con otros 20 docentes de la
Facultad de Filosofía de la UNC. Se reincorporó una década más tarde, en mayo de 1985, me-
diante la Resolución Decanal 308/85 que incluyó a más de un centenar de profesores que habían
sido despedidos a partir de 1974 (Facultad de Filosofía UNC, 2014).
124
Una de las acciones más conocidas del Comando Libertadores de América tuvo como vícti-
mas a estudiantes. A principios de diciembre de 1975, la organización fusiló a nueve alumnos de
la UNC (cinco bolivianos, tres argentinos y un peruano, que en su mayoría cursaban la carrera de
Arquitectura) en cercanías del dique Los Molinos, a unos 50 kilómetros de la ciudad de Córdoba,
por "desarrollar actividades subversivas en nuestra querida Argentina, que les brinda generosa-
mente sus universidades", según publicó el propio Comando en un comunicado (El Día, 1975; In-
fobae, 2016).

145
- ¿Pudo haberse dado el caso de profesores o administrativos que se encargaban de pasar
información?

- Había rumores de que tal o cual persona podría estar trabajando para los servicios, pero no re-
cuerdo haber tenido datos fehacientes sobre eso. No puedo arriesgarme a decir que haya sido así.
Igualmente, uno se anticipaba a esa posibilidad porque ya sabía que lo habían hecho en otros lu-
gares. Era una forma de funcionamiento de los sectores dominantes: hacían eso a manera de ad-
vertencia para todos los que estábamos trabajando en cierta posición.

- Se menciona a un docente de apellido Pautasso como alguien que realizaba ese tipo de
tareas de inteligencia.

- Pautasso fue secretario académico cuando el decano era Carmelo Felauto, durante el gobierno
125
de Isabel y en los años de la dictadura ( ). Los dos tenían una visión persecutoria, de ultradere-
126
cha, sobre los estudiantes ( ). Después de la dictadura desapareció de la Facultad: se lo excluyó.

- Hay quienes dicen que Pautasso andaba armado. ¿Eso pudo haber sido cierto?

- Él dejaba ver que tenía un arma encima. Y cuando uno iba a hablar a su oficina, solía poner un
revólver encima del escritorio. Además te decía que había que colaborar con los servicios de inte-
ligencia y te hacía saber que ya había desaparecido algún estudiante. Eran momentos muy difíci-
les. Ahí ya empezamos a pasarla muy mal.

- ¿Tendió a disminuir la movilización estudiantil y docente en la carrera a partir de la "dere-


chización" de la provincia y el país a partir de 1974?

125
Felauto fue decano de la Facultad de Filosofía de la UNC desde enero de 1975 hasta el golpe
de Estado del 24 de marzo de 1976 (Facultad de Filosofía UNC, 2012).
126
En la entrevista incluida en este trabajo, Eduardo Cosacov recuerda que Pautasso "estaba
consustanciado con el tema de la limpieza ideológica" y "tenía una ideología anticomunista y anti-
judía, además de una mentalidad complotista: creía en oscuros poderes internacionales que bus-
caban llevar al país al comunismo y al ateísmo". El propio blog editado por Pautasso hasta 2012
tiene referencias contrarias al "sionismo" y al Estado de Israel (Pautasso, 2012b).

146
- A medida que la gente se fue enterando de las desapariciones, los secuestros y las torturas, in-
dudablemente fue internalizando ciertos miedos y terminó paralizándose. Si no hubiera sido así,
podía pasar lo que había ocurrido en otros momentos: que la sociedad se largara a la calle, se
desbordara y no tuvieran cómo pararla. De todos modos, ellos [las fuerzas represivas] intentaban
que no se conociera la dimensión de lo que estaban haciendo y tenían toda una forma de comuni-
cación social que es la de: "quédense tranquilos: no les van a pasar nada si no andan en nada ra-
ro". Igual, hubo gente que no tenía ninguna militancia e igual se la llevaron.

- ¿Se notó esa retracción en el Centro de Estudiantes?

- Sí claro. Uno buscaba comprometer al alumnado pero no había una respuesta tan contundente
como en otros momentos [anteriores a 1974]. No todo el mundo estaba ya con la misma disposi-
ción de salir a la calle. Se pensaba dos veces antes de tomar alguna decisión. Se iba viendo lo
que pasaba y hubo que ir modificando las expectativas.

- ¿Había temor incluso entre los que siguieron movilizados?

- Teníamos el mandato de no dar ni un paso atrás: debíamos seguir e íbamos para adelante. Des-
pués pudimos evaluar que no era el momento para ciertas cosas, porque las condiciones no esta-
ban dadas: uno no iba a lograr lo que se proponía.

- ¿Se reflejaron los reemplazos de docentes sobre los contenidos de la carrera?

- Sí. Los contenidos estuvieron entre las cosas que ellos más atacaron. Decían que determinados
temas no servían: que eran basura. Vinieron con otras bibliografías y fueron sacando la que había.
Trataron de reemplazar el material que teníamos por otro de carácter sumamente positivista, no
cualitativo: querían reducir todo a "dos más dos son cuatro" y nada más. De alguna manera tuvie-
ron éxito pero alguna gente quedó todavía enganchada con viejas cosas que nosotros habíamos
impulsado.

- ¿Se podría decir que las dos grandes orientaciones de la carrera antes del Golpe eran, por
un lado, la psicología vinculada a la filosofía; y por el otro la psicometría y el conductismo?

- En realidad, existía por un lado el psicoanálisis y las corrientes afines; y por el otro, todo lo rela-
cionado a la psicometría y a lo conductual. Se presentaban determinados conocimientos como "la

147
verdad" que no se discutía. Ahora está ocurriendo algo similar: se está yendo nuevamente hacia
una cosa biológica y cognitivista. Es muy difícil encontrar que alguien explique algo y se pregunte
por qué es así o para qué.

- ¿Había una reacción de grupos estudiantiles contra todo lo que fuera norteamericano?
127
( )

- Nosotros teníamos una definición muy clara en relación a ese tema: cuestionábamos principal-
mente al capitalismo y al imperialismo norteamericano, y pensábamos que también la Unión So-
viética se había convertido en un país imperial. Decíamos que el Estado socialista podía devenir
en un Estado capitalista y también en un imperio. Después vimos que, efectivamente, los soviéti-
cos fueron metiéndose en nuestra estructura económica y social: de hecho, la URSS fue el princi-
128
pal socio comercial de Argentina durante la dictadura militar ( ). Aun hoy el capital soviético tiene
cierta penetración en el manejo de los intereses argentinos.

- Varios docentes y alumnos de esa época dicen que ustedes solían interrumpir las clases.
¿Cómo era eso?

- El estudiantado interrumpía a los profesores para plantearles tal o cual diferencia en relación a lo
que se dictaba en clase o a lo que estaba en el material bibliográfico. Eso me parece bien. Ojalá

127
Livio Grasso dice en una entrevista incluida en este trabajo: "Durante la primera mitad de los
70 hubo en la carrera una especie de auge de las posiciones ideológicas de izquierda, que pre-
tendían ser también concepciones de izquierda de la psicología y de las ciencias sociales en gene-
ral. Esos enfoques eran predominantes en las materias de primer año, que estaban en manos de
[Gerardo] Mansur y [Néstor] Braunstein. Ellos daban consideraciones adversas a lo que presenta-
ban como 'psicología yanqui': el conductismo, la psicología experimental y cualquier disciplina que
recurriera a nociones estadísticas y conceptos metodológicos formales... Además, un grupo de
alumnos muy identificados con el Centro de Estudiantes venían a las materias del área metodoló-
gica y durante 20 o 25 minutos exponían los criterios de Braunstein, [Paulino] Moscovich y demás.
También nos calificaban a nosotros, los profesores, como 'agentes del capitalismo internacional' y
otras expresiones altamente peyorativas que estaban de moda por entonces".
128
"A pesar de la matriz ideológica anticomunista del régimen militar que tomó el poder en marzo
de 1976, el gobierno de Videla decidió intensificar las relaciones comerciales con Moscú, en res-
puesta a un contexto externo en el que las exportaciones agropecuarias argentinas se enfrentaron
con restricciones en sus mercados de colocación tradicionales... Ese clima positivo alcanzó su
máxima expresión durante el segundo tramo del gobierno de Videla. Datos tales como el creci-
miento exponencial de las ventas de cereales argentinos al mercado soviético en los años 1980,
1981 y 1982 demostraron que el régimen militar continuó e incluso profundizó el sendero iniciado
por el ministro de Economía José Gelbard durante la etapa peronista... En esos años, la URSS se
convirtió en el comprador más importante de las exportaciones argentinas: 35 % del total general y
80 % del total en el rubro cereales" (Iberoamérica y el Mundo, 2000).

148
que volviera a tomar fuerza. Yo era el presidente del Centro de Estudiantes y en más de una opor-
tunidad venían alumnos a decirme que se encontraban en determinada situación ante tal docente
y me pedían que yo fuera a poner la cara en el aula.

- ¿Las clases que se interrumpían eran las que estaban vinculadas a lo que se consideraba
"pro-yanqui"?

- Centralmente sí, aunque a veces también era porque no terminaba de comprenderse adecuada-
mente lo que se estaba explicando.

- El profesor Livio Grasso dice que padeció muchas de esas intervenciones.

- Es que él se quedó mucho en la cuestión psicométrica y no era fácil entenderle cuando explica-
ba. Por eso lo intervinieron en varias oportunidades. Pero bueno: tampoco fue tanto.

- ¿Cómo y por qué se produjo el aparente episodio de violencia contra la profesora Herme-
linda Fogliatto?

- Su caso fue muy particular. Ella se manejaba con bibliografía muy positivista y los alumnos em-
pezaron a decirle que diera también otra parte: un día se enojaron, reaccionaron y decidieron ex-
pulsarla. Le exigieron directamente que se fuera: le llevaron una nota dirigida al decano en la que
estaba escrita su renuncia y la pusieron ahí para que la firmara. Ella se negó y además sacó a re-
lucir que tenía un hermano que era comodoro en la Fuerza Aérea. Fue un abucheo total. Y ahí en-
tonces le dijeron que no la iban a dejar salir si no firmaba. La tenían encerrada y la pellizcaban
cuando ella intentaba moverse. En medio de ese desbande fueron a buscarme a mí y después
apareció el decano Guillermo Beato. Me preguntó qué pasaba, le expliqué, y él les pidió a los es-
tudiantes que dejaran salir a la profesora: ella se fue sin firmar nada y después siguió en el cargo.
Varios años después, cuando yo salí de la cárcel, volví a encontrarme con ella en la Facultad.

- ¿Cómo fue el encuentro?

- Ni muy áspero ni muy cordial: fue un saludo y nada más. En ese momento yo ya no era el presi-
dente del Centro de Estudiantes y no tenía ganas de discutir sino más bien de decir "paremos un
poco". La encontré en el pasillo, me reconoció, y me preguntó: "¿Cómo anda, Colaski? ¿De nuevo

149
por acá?". También me dijo que suponía que yo no la había pasado bien. Y sí, había sido así,
129
efectivamente, pero bueno: acá estoy ( ).

- ¿Que recuerda del profesor Murat?

- Era sumamente positivista. Decía que la psicología no existía más allá de lo que decían los ma-
nuales de psicología experimental. Obviamente, teníamos distintas ideas y era muy difícil enten-
derse con él. Pero dentro de todo era un buen tipo: no te iba perjudicar porque sí.

- El psicólogo Enrique Saforcada afirma que Murat le entregó una lista de docentes "sub-
versivos" al interventor militar de la carrera en 1976. ¿Le parece posible?

- Yo no me atrevería a decir eso. Pero me he comido cada león en estas cosas que no puedo es-
tar seguro de nada.

- Otros dicen que Murat asumió la carrera porque los militares le advirtieron que iban a ce-
rrarla si no lo hacía.

- Yo me encontré con él después de mi salida de la cárcel y me dijo que había aceptado la direc-
ción de la Escuela de Psicología porque lo tenían amenazado con algo relacionado a un hijo que
había andado no sé si en Montoneros u otro grupo de la guerrilla, que estaba preso desde antes
del Golpe. Aparentemente, los militares querían que Murat les pasara información que podía llegar
a darle su hijo. A esto último no me lo dijo explícitamente sino que más bien me lo insinuó. Pero
puede ser: no creo que lo hayan puesto al frente de la carrera sólo para que estuviera cómodo.

- ¿El Centro de Estudiantes que usted presidía respaldó al gobierno de Isabel Perón?

- Yo pertenecía a un grupo vinculado al Partido Comunista Revolucionario (PCR), que había emiti-
do la consigna de defender a Isabel ante la posibilidad de un Golpe de Estado que iba a ser muy

129
Según recuerda Héctor Martinez, el reencuentro de Colaski con Fogliatto no fue "un saludo y
nada más", como dice Colaski. "Él tenía que rendir la materia Orientación Vocacional [a cargo de
Fogliatto] para poder terminar la carrera y habló conmigo: me dijo que no iba a aprobar nunca por-
que le había hecho la vida imposible a la profesora. Le contesté que ella no era revanchista, y le
aconsejé que no se hiciera problema por eso: que se preocupara solamente por estudiar. No le di-
je nada a la doctora y él se presentó a rendir. Ella le hizo preguntas normalmente, él se empezó a
soltar y le fue bien. Yo estaba ahí cerca, atento, mirando la situación".

150
130
cruento y no iba a poder ser enfrentado o detenido ( ). Era una medida más bien táctica, para
pasar el momento, para evitar quedar como finalmente quedamos: atrincherados después del Gol-
pe. Nosotros distinguíamos entre el enemigo principal [los militares] y el secundario [las fuerzas de
derecha vinculadas al gobierno de Isabel Perón]. Y ante la inminencia de un golpe de Estado, res-
paldamos al gobierno de ese momento.

- ¿Considera que fue correcta esa posición del PCR?

- Creo que si todos hubiésemos sumado para evitar el Golpe, las cosas habrían sido de otra ma-
nera. Pero no se pudo.

- ¿Cómo les explicaban a sus propios militantes estudiantiles ese respaldo a un gobierno
de derecha como el de Isabel?

- Es lo que dije sobre el enemigo principal y secundario. Mao en su momento tenía abiertos dos
frentes de lucha: uno contra Chiang Kai-shek, del nacionalismo chino de Taiwán; y otro contra los
japoneses. Entonces habló con Chiang Kai-shek: le dijo que no podían seguir peleándose entre
ellos sino que debían aliarse para combatir contra su enemigo común. Al final se unieron para pe-
lear contra Japón: le ganaron después de algunos años y cada uno se quedó con lo suyo. Acá era
lo mismo. El objetivo era sacar de encima [a la amenaza del Golpe de Estado] y mantener lo que
131
había ( ).

130
Un artículo publicado en 2008 en el diario Página/12, describe al PCR desde una óptica críti-
co-revisionista: "El Partido Comunista Revolucionario (PCR) surgió en 1968 como una escisión del
Partido Comunista. Estuvo dirigido desde su origen por Otto Vargas, que venía del viejo comité
central del PC, y a nivel sindical desarrolló la llamada 'línea clasista', cuyo dirigente más importan-
te fue René Salamanca, líder del Smata de Córdoba. A diferencia del resto de la izquierda, el PCR
apoyó al gobierno de Isabel Perón, en contra de lo que definía como el 'golpe prosoviético', cate-
goría en la que englobaba a las organizaciones guerrilleras, al sindicalismo ortodoxo y a los milita-
res golpistas. Esa posición lo llevó a trabajar juntamente con los sectores isabelistas del 'brujo'
José López Rega, quien organizó la Triple A. En la década de los '80, el PCR fue cuestionado por
su relación con el sector 'carapintada' y en especial con el que lideraba el coronel Mohamed Alí
Seineldín, una relación que mantuvo por lo menos hasta el 2006, cuando firmaron una solicitada
en conjunto por el bicentenario de la Reconquista. Las posiciones electorales del PCR se orienta-
ron la mayoría de las veces al voto en blanco. Con algunas excepciones. Una fue en 1989, cuando
respaldó la candidatura de Carlos Menem, al que consideró "un emergente de la burguesía nacio-
nal". De esa época se gestaron relaciones con diferentes intendentes del peronismo menemista y
después duhaldista. Desde la elaboración que hace el PCR del maoísmo, el campesinado tiene un
rol decisivo en el proceso revolucionario. Por esa razón priorizó su trabajo entre los pequeños y
medianos productores y se opuso siempre a las retenciones, por considerarlas un instrumento de
los gobiernos 'oligárquicos'" (Página/12, 2008).

151
- Dentro de las autoridades de la Facultad o entre los docentes, ¿había gente afín al gobier-
no de la intervención federal de Córdoba?

132
- Y sí. Gente como Pautasso, Felauto y Caturelli ( ) tenía afinidad con el gobierno de Lacabanne.

- ¿Había enfrentamientos entre los grupos estudiantiles?

- Sí, y eran fuertes. Nosotros tuvimos enfrentamientos principalmente con Montoneros. Ellos se
caracterizaban por tener una práctica militarista que se traducía en el quehacer diario.

133
- ¿Ustedes también tenían enfrentamientos con la rama estudiantil del PC? ( )

- Sí, nos enfrentábamos con el comunismo [tradicional del PC], sobre todo cuando veíamos el
avance de la Unión Soviética sobre la realidad argentina y en particular su penetración económica

131
A fines de 1936, dos generales chinos arrestaron a Chiang Kai-sheken en el noreste del país y
pretendieron fusilarlo, en lo que se conoce como "el incidente de Sian". Ante este hecho, Mao Tse
Tung envió a un mediador, quien en nombre del Partido Comunista sostuvo que matar a Chiang
Kai-shek favorecería al imperialismo japonés. Luego Mao y Chiang constituyeron el Frente Único
Antijaponés: firmaron un programa de 10 puntos que se proponía poner fin a la guerra civil y unirse
para resistir al Japón. Así lo hicieron durante casi 10 años, hasta el fin de la Segunda Guerra
Mundial (Roldán, 2006)
132
Alberto Caturelli (Córdoba, 1927) es filósofo, ex docente de las Universidades de Córdoba,
Buenos Aires y La Plata. Obtuvo su licenciatura en Filosofía en 1949 y el doctorado en 1953, am-
bos en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Luego, entre 1953 y 1993, se desempeñó co-
mo profesor de 'Historia de la Filosofía Medieval' en la Facultad de Filosofía de la UNC. Es doctor
honoris causa en la Universidad de Génova, Italia; en la Universidad del Estado de Puebla, Méxi-
co; y en las Universidades John F. Kennedy y FASTA (Fraternidad de Agrupaciones Santo Tomás
de Aquino), de Argentina. Estos datos aparecen en un sitio web denominado Psicología 2000 y
constituyen una transcripción casi textual de un artículo del portal Wikipedia. Sin embargo, Psico-
logía 2000 introduce una modificación que revierte por completo el tono elogioso del texto original:
reemplaza un párrafo que destaca la "participación de Caturelli en la vida cultural de la Iglesia
Católica, siendo un ejemplar defensor de la Familia", por otro que alude a su "participación activa
en la denuncia de profesores y estudiantes en la época de la dictadura, favoreciendo a la confor-
mación de listas" (Psicología 2000, 2013). Esta acusación, que podría parecer una especie de ex-
abrupto por parte de una página de internet poco relevante, coincide sin embargo con las sospe-
chas expresadas por Miguel Mirotti respecto a que su expulsión de la carrera de Psicología en
abril de 1976 pudo haber sido impulsada por Caturelli o por algún otro docente con ideas afines.
133
Raúl Gómez señala en otra entrevista incluida en este trabajo: "algunos de los propios inte-
grantes del Centro de Estudiantes de nuestra Facultad realizaban intimidaciones contra militantes
de la izquierda marxista: les decían 'váyanse a Moscú'".

152
dentro de la estructura socioeconómica y política de nuestro país. Con la gente del ERP no tenía-
mos tantos enfrentamientos, porque ellos fueron haciendo un proceso de adecuación de sus ideas

- ¿Ingresaban grupos armados y encapuchados las clases?

- Había gente que entraba a las clases para "hablar en nombre del combatiente" del ERP, de Mon-
toneros, o de algún otro grupo, pero armados no. Que yo recuerde, nunca. Lo de la capucha es
cierto. Lo hacían para ofrecer exposiciones sobre tal o cual problema.

- ¿De que manera desafiaban ustedes a gobiernos como el de Lacabanne, si es que lo desa-
fiaban?

- Hacíamos tal o cual planteo y exigíamos una respuesta en 24 o 48 horas. En aquella época, a
diferencia de ahora, era muy fácil agitar la necesidad de movilizarse y aglutinar a la gente para ir
por ejemplo al centro de la ciudad y tomar la esquina de Colón y General Paz. Íbamos con [bom-
bas] molotov y todo eso. Teníamos la ventaja de que íbamos caminando por la calle y los propios
vecinos desde los balcones nos daban cosas para prender fuego y hacer barricadas.

- ¿Se podría decir que la movilizaciones eran más importantes que ahora?

- Sí, mucho más.

- Otros docentes han dicho que, pese a la supuesta "ebullición" militante, la mayoría no par-
ticipaba en política: solamente quería estudiar, recibirse e irse.

- La Triple A y el Comando Libertadores de América hicieron prevalecer la amenaza y el temor. La


situación se puso difícil y la gente se retrajo. Eso se fue notando en 1974 o 1975, no en años ante-
riores.

153
- Se ha dicho que en el siglo XX hubo en Argentina "una psicología perseguida y una psico-
logía perseguidora": una persecución de unos psicólogos hacia otros. ¿Está de acuerdo
134
con esa afirmación? ( )

- Eso ha sido así durante años, en distintas etapas. Pero creo que ha dejado de suceder en los
últimos tiempos.

----

Alberto Colaski / Textual

* "Antes y durante el Proceso militar, la Facultad de Filosofía de la UNC estuvo vinculada a


la mirada de la derecha. Entre los docentes de esa época estaba por ejemplo [Alberto] Caturelli o
[Juan] Mocchiutti, que veían todo desde la óptica de la iglesia. Yo he tenido ciertos encontronazos
con Mocchiutti, por nuestras diferencias. No sé qué postura tendrá hoy: no quiero abrir juicio por-
que no lo sé".

134
El historiador Ramón Sanz Ferramola sostiene que durante el siglo XX hubo en el país una
"psicología-perseguida y una psicología-perseguidora, que fue otra de las tantas herramientas al
servicio de la represión y del terrorismo de estado en Argentina, entre los años 1975 y 1983 (Sanz
Ferramola, 2000).

154
11. Entrevista con Miguel Mirotti

"En mi cátedra no se metieron nunca:


lo que hizo el gobierno no nos llegó a nosotros"

Miguel Mirotti nació en Villa María en 1935. Comenzó a estudiar Psicología en 1956, el
mismo año de fundación de la Escuela de Psicología y Pedagogía en la UNC. Dos años después,
al crearse específicamente la carrera de Psicología, él optó por la orientación Pedagógica. No obs-
tante, siempre se dedicó a la psicología y particularmente al test de Rorschach. Obtuvo su licen-
ciatura en 1960. Fue profesor titular de la cátedra Técnicas Proyectivas de la carrera de Psicología
de la UNC en los períodos 1964-1970 y 1994-2002. Dictó esa misma materia en la Universidad
Católica entre 1963 y 1967. En 1970 fue nombrado decano de la Facultad de Filosofía de la UNC y
ejerció ese cargo hasta mayo de 1972. Ese mismo año fue a realizar estudios a Alemania: volvió
en 1974 y se reincorporó a la cátedra Técnicas Proyectivas. Dos años después, el 30 de abril de
1976, fue cesanteado junto a otros 10 docentes de la Facultad de Filosofía. Fue reincorporado en
mayo de 1985 a través de la resolución decanal 308/85, que dispuso el reingreso de más de un
centenar de docentes que habían sido cesanteados a partir de 1974. Esta entrevista fue realizada
el 9 de agosto de 2016 en el domicilio de Mirotti, calle Ayacucho al 2400 de la ciudad de Córdoba.

- En 1974, el interventor de Córdoba manifestó su voluntad de efectuar una "limpieza ide-


ológica" en las instituciones de la provincia. ¿Tuvo efectos ese anuncio en la vida cotidiana
de la carrera de Psicología?

- En mi materia [Técnicas Proyectivas] no se metieron nunca. Lo que hizo el gobierno [del inter-
ventor Raúl Lacabanne] no nos llegó a nosotros. Una sola vez un señor me dijo que quería que
una mujer, no sé si era su esposa o su hija, ingresara a la cátedra: yo le contesté que no había
problema pero que para eso debía rendir un concurso. Me dijo que él tenía cómo hacerla entrar y,
efectivamente, la chica fue incorporada al equipo. Resultó ser macanuda, muy buena, muy adap-
tada: daba gusto trabajar con ella. Creo que no estaba al tanto de los manejos del marido y yo
nunca le hice alusión a eso. No quise molestarla y no me pareció que se justificara. Fue la única
vez que tuvimos cierta presión... También recuerdo que para esa fecha habían puesto a un pero-
nista a muerte como director de la Escuela de Psicología, pero no sé qué incidencia tuvo en la ca-
rrera. Me parece que ninguna de esas cosas [vinculadas al gobierno] intervino en el plan de estu-
dios, aunque quizá pudieron haber influido en algunos contenidos.

155
- Se identifica a los años 70 como una época de gran movilización estudiantil. ¿Eso se no-
taba en esta carrera?

- Nuestra Facultad no estaba convulsionada ni nada por el estilo. Era como cualquier otra: había
ciertas posturas ideológicas, movilización y exigencias. Eso existió siempre, y es lógico que haya
sido así. Nadie tenía que asustarse ni alarmarse por eso. Al contrario: creo que lo preocupante
sería que los jóvenes estuvieran quietos y no hicieran nada. Cuando fui decano soporté varias to-
mas del Pabellón Residencial por parte de estudiantes que iban a exigir la expulsión de tal profe-
sor o a quejarse por alguna materia: con esa gente tuve experiencias muy desagradables. Una vez
fueron a pedir no recuerdo qué cosa sobre un examen de inglés. No acepté: les dije que ese re-
clamo no estaba en el reglamento y entonces me mostraron un montón de firmas que supuesta-
mente respaldaban el pedido. Después, otros alumnos me informaron que la primera hoja, donde
estaba el reclamo, había sido cambiada: no decía lo mismo que el texto firmado por la mayoría de
los estudiantes... También en esos años tuve problemas con algunos militantes de izquierda, aun-
que nunca llegamos a enfrentamientos personales. Tomaban el decanato, me exigían alguna cosa
y después venían cuatro o cinco de ellos a tomar un café conmigo en la oficina. Yo intentaba ex-
plicarles que algunas cosas se podían hacer pero que otras no estaban a mi alcance. Quizá fue
justamente por dialogar mucho con la gente de izquierda que después los militares me echaron.
Me despidieron el día de mi cumpleaños: el 30 de abril de 1976, un mes después del golpe del 24
de marzo. En ese momento yo no tenía otra actividad, porque [en 1970] había abandonado el con-
sultorio para hacerme cargo del decanato y después [en 1972] me había ido a Alemania. Me
quedé sin un peso y sin obra social, justo cuando mi señora estaba embarazada. Fueron tiempos
135
duros ( ).

- Otros entrevistados han dicho que en los 70 había una gran "mayoría silenciosa" en la ca-
136
rrera de Psicología y en la Universidad en general. ¿Qué piensa sobre eso? ( ).

135
Mirotti se desempeñó hasta entonces como profesor titular de la cátedra Técnicas Proyecti-
vas. Fue cesanteado el 30 de abril de 1976 (Legajo 7.345) junto a una decena de docentes de las
Escuelas de Artes, Letras, Filosofía y Ciencias de la Educación de la Facultad de Filosofía. Lo re-
incorporaron el 21 de mayo de 1985 a través de la resolución decanal 308/85, que dispuso tam-
bién el reingreso de más de un centenar de docentes que habían sido cesanteados a partir de
1974 (Facultad de Filosofía UNC, 2014).
136
Según Livio Grasso, "la movilización era protagonizada por poca gente que interrumpía las
clases y tomaba Facultades, mientras el resto toleraba todo eso de mala gana". Cosacov, en tan-
to, sostiene que "gran parte de los estudiantes conformaba una mayoría silenciosa que no tenía
una postura [político-ideológica] definida".

156
- Cuando yo fui decano, la Facultad tenía varios miles de alumnos pero los que tomaban el deca-
nato no alcanzaban a llenar el hall del pabellón Residencial. Después tuvieron cada vez menos
gente y al final dejaron de ir, porque no tenían número. A la mayoría de los estudiantes nunca le
importó ese tipo de cosas: tal vez estuvieran de acuerdo con determinadas posturas pero no con
las acciones "reivindicativas". Querían estudiar tranquilos y que los dejaran de molestar. Recuerdo
que una vez fui a una asamblea estudiantil en el pabellón Francia, para ver qué decían. Había 10
tipos que daban discursos pero no los escuchaba nadie: los alumnos leían, charlaban, fumaban y
algunos incluso se escapaban por la ventana. No es que no compartieran lo que se decía sino que
directamente no les importaba. La inmensa mayoría de los estudiantes no estaban politizados.

- ¿Entraba gente armada a las clases?

- Una vez, un día feriado de noviembre, me llamaron por teléfono a mi casa para decirme que se
habían escuchado disparos en la Facultad. Fui enseguida y me encontré con dos policías muertos;
en realidad, uno había fallecido y el otro murió después. Eran policías jubilados que estaban como
personal de seguridad y habían sido baleados por un estudiante de Medicina, perteneciente al
ERP, para quitarles las pistolas. Fue la única vez que sucedió algo así mientras yo estuve como
decano. Si pasó otras veces, no lo sé. Por ahí alguien venía a decirme que habían entrado unos
tipos armados a alguna clase, pero para entonces ya se habían ido y no tenía sentido que yo salie-
ra a correrlos.

- ¿Por qué razón lo despidieron luego del Golpe de Estado?

- Eso mismo quise saber yo y fui a hablar con el oficial que estaba a cargo del decanato [el mayor
Ricardo Romero, interventor militar de la Facultad de Filosofía de la UNC desde abril 1976 a febre-
ro 1977]. Le pregunté por qué me habían dejado cesante y le dije que no lo consideraba justo. Me
contestó que yo había hablado frecuentemente con los estudiantes que tomaban el decanato: le
respondí que si yo hubiera tenido guardias con fusiles en la puerta y el arma sobre el escritorio
como él, a lo mejor me hubiera hecho el malo; pero no podía hacer mucho porque solamente tenía
mi palabra. Para esa fecha me hablaron desde Alemania, diciéndome que tenían un trabajo para
mí y que fuera enseguida [en vista de la situación en Argentina]. Me pareció excesivo: pensé que
mi despido era solamente una sanción personal y que el gobierno militar iba a ser como los ante-
riores: que no iba a pasar nada. Si hubiera estado asustado, a lo mejor me habría ido Alemania.
Pero me quedé y, de hecho, no me molestaron nunca. Meses después, el hermano de [el profesor
Teodoro] Isaac vino a nuestro consultorio, frente al hospital Privado: me dijo que él necesitaba ir

157
137
hasta la casa de Luciano Benjamín Menéndez ( ) y me preguntó si yo lo podía llevar en el auto.
138
Le dije que sí y fuimos ( ). Cuando llegamos me pidió que me bajara: yo no quería pero me insis-
tió y bajé. No tengo idea qué pudo haber conversado él con Menéndez: solamente sé que al final
le habló de mi despido en la Facultad y le dijo que yo no estaba "en ninguna cosa rara". Menéndez
le contestó que iba a averiguar cómo era el tema y me pidió que lo hablara por teléfono el 24 de
diciembre [de 1976] a las 9 de la mañana. Lo llamé ese día: me atendió la esposa y me dijo que él
se estaba bañando pero que enseguida iba a hablar conmigo. Le dije que podía llamar más tarde
u otro día, pero no respondió que no, que lo esperara. Y al minuto me atendió Menéndez. Me dijo
que no me preocupara: que no había ningún antecedente para incriminarme ni para considerarme
"peligroso", y que quizá lo mío había tenido que ver con una cuestión personal dentro de la Facul-
tad. Eso confirmó lo que yo ya sospechaba.

- ¿Pero usted no fue reincorporado?

- No no. Tampoco hice ningún intento de reincorporación. No habría ido a hablar con Menéndez si
no me hubieran llevado: no me interesó. Además no me gustaba cómo se estaba manejando la
Facultad. No tenía nada de ganas de volver en esas condiciones. Estuve afuera hasta 1985.

- Se "derechizó" la carrera a partir de 1974?

- No conozco tanto esa etapa porque yo recién volvía de Alemania, pero es posible que haya sido
así, por la dependencia de la Facultad respecto al poder político.

- Otros entrevistados han dicho que por entonces existía en la carrera una reacción contra
todo lo que fuera norteamericano. ¿Que recuerda sobre eso?

- Nunca supe que hubiera alguna objeción por el origen o la nacionalidad de los saberes. Quizá
hubo en otras cátedras y yo no me enteré. Pero a fin de cuentas, la tecnología psicológica, los li-

137
En ese momento, Menéndez era Comandante del Tercer Cuerpo del Ejército: lo fue desde
septiembre de 1975 hasta septiembre de 1979. Tenía jurisdicción sobre las provincias de Córdoba,
Jujuy, Salta, Catamarca, La Rioja, San Juan, Mendoza, San Luis, Córdoba, Santiago del Estero y
Tucumán. Fue responsable de todos los centros clandestinos de detención que funcionaron en
esos territorios, incluido 'La Perla', a 15 kilómetros de la ciudad de Córdoba, por donde pasaron
más de 2200 personas durante el gobierno militar (desaparecidos.org, 2001).
138
Menéndez tiene domicilio en calle Ilolay 3269, en el barrio Bajo Palermo, en la zona noroeste
de la ciudad de Córdoba (desaparecidos.org, 2001).

158
bros y las investigaciones venían de Norteamérica o de Europa. Todos los tests que conocemos
han sido desarrollados allá: el Szondi y el Rorschach en Suiza, el Phillipson en Inglaterra, y el de
Murray y el T.A.T. [Test de Apercepción Temática] en Estados Unidos. También el artículo de
[Lawrence] Frank, que es el centro de la teoría psicológica de la proyección, fue publicado en una
139
revista norteamericana ( ). Varios de los profesores de nuestra Facultad, como Hermelinda Fo-
gliatto y Matilde Kejner, se habían formado en Norteamérica. Y Horacio Rimoldi, el profesor con
quien había estudiado Fogliatto, daba clases en Estados Unidos, y también acá como invitado
140
( ).

- Aparentemente, el cuestionamiento estaba dirigido hacia las materias psicométricas, me-


todológicas y conductistas.

- No, no pudo haber sido. Si cuestionabas la técnica norteamericana te quedabas sin nada. ¿Qué
141 142
test de inteligencia hay acá, además del Raven ( ) y del test de dominó de Anstey? ( ) No hay

139
En 1939, Frank publicó un artículo que menciona por primera vez la expresión 'técnicas pro-
yectivas" para referirse al conjunto de procedimientos de evaluación psicológica en los cuales la
persona "proyecta" sus necesidades y sentimientos internos al manifestar lo que observa en figu-
ras de un contenido poco estructurado. Se supone que esos estímulos tienen mayor probabilidad
de revelar facetas importantes de la personalidad que los más estructurados (Sánchez & Pirela,
2006).
140
En una entrevista realizada en 2001, el propio Rimoldi describió su paso por la carrera de Psi-
cología de la UNC: "En 1957 se me designó profesor titular de Psicología II en la Facultad de Filo-
sofía de la UBA, pero renuncié ese mismo año y fui contratado como profesor extraordinario en la
Universidad Nacional de Córdoba. Allí dicté un seminario de 'Psicotecnia y orientación profesional'
en la Escuela de Psicología y Pedagogía, creada un año antes, en 1956. Tuve entre mis alumnos
a Enrique Saforcada [que luego sería profesor en la UNC y posteriormente decano de la Facultad
de Psicología de la UBA]; y a Rosalía Paiva, quien después obtendría su doctorado en Psicología
en la Universidad de Loyola, en Chicago" (Oiberman, 2001). Su seminario contemplaba la realiza-
ción de tareas en varias escuelas de Córdoba que sirvieron para generar distintos tests e iniciar a
algunos estudiantes en esa práctica. A pesar de su eficiente desempeño, no se concretaron las
gestiones para recontratarlo en 1958 (Ferrero & Altamirano, 2011). Continuó con su trabajo en Es-
tados Unidos hasta 1970. Ese año regresó a Argentina y fundó el Centro Interdisciplinario de In-
vestigaciones en Psicología Matemática y Experimental (Ciipme) de la Facultad de Ciencias Exac-
tas de la UBA (Revista Latinoamericana de Psicología, 1986). Rimoldi había nacido en Buenos Ai-
res en 1913 y falleció en la misma ciudad en 2006. Obtuvo su doctorado en Medicina en 1938 y su
Ph.D. en psicología en la Universidad de Chicago en 1949. En 1955 pasó a la Universidad de Lo-
yola, en Chicago, donde organizó el 'Loyola Psychometric Laboratory' (LPL). "Por allí pasaron mas
de 40 investigadores de diversos países. Obtuvimos abundantes subsidios para apoyar la investi-
gación, fundamentalmente en lo relacionado a la metodología psicológica y al estudio de los as-
pectos cognoscitivos que se dan en la solución de problemas. En esa Universidad dirigí a investi-
gadores prestigiosos, que luego enseñaron en diversos países", recordó en la entrevista de 2001,
y mencionó entre sus alumnos destacados a Hermelinda Fogliatto, que luego se desempeñaría
como docente en la UNC (Oiberman, 2001).

159
ninguno. Si hubiéramos desarrollado nuestra propia tecnología, tendríamos cierta autonomía y
podríamos ponernos a criticar. Pero la realidad es que vivimos colgados de Europa y Estados Uni-
dos a nivel tecnológico.

- Otros profesores han dicho que en esa época les reprochaban continuamente el hecho de
"mezclar psicología con números".

- A mí tampoco me gustan las posiciones americanas que se apoyan demasiado en la técnica y se


han olvidado de aspectos más humanos. Pero son las que han tenido éxito a través del tiempo. De
todos modos, hay autores estadounidenses más humanistas, que abren un poco el panorama. Tal
vez sus teorías no se han enseñado acá porque implican que el docente esté embebido de toda
una actitud. Los números, en cambio, son cosas concretas y fáciles de transmitir. Igualmente jue-
gan un rol muy importante porque dan base de validez a muchas teorías. La investigación psicoló-
gica se hace en gran medida con operaciones matemáticas.

- ¿Usted dice entonces que la psicometría y la metodología no eran tan resistidas en esos
años?

- La resistencia estaba un poco en el hecho de que quienes enseñaban números, sobre todo Mu-
rat y Fogliatto, no hacían buenas migas con los estudiantes. Eran resistidos principalmente por sus
características personales. Fogliatto era palabra autorizada pero no tenía la misma solidez de Mu-
rat y ofrecía muchos flancos débiles desde el punto de vista personal. No era alguien con quien se
pudiera charlar cómodamente. Murat era muy adusto, muy serio, de muy pocas palabras, pero
muy respetado por su saber. De todas maneras, a los alumnos no les importaba tanto la formación

141
John C. Raven (1902-1970) creó su test en 1938 con el objeto de evaluar a un grupo selectivo
de oficiales de la Armada de Estados Unidos. La prueba consiste en encontrar la pieza faltante en
una serie de figuras: el examinado recibe seis recortes de cartón y debe elegir uno que encaje en
sentido horizontal y vertical en un gráfico más grande. El Raven se utiliza para medir la capacidad
intelectual y brinda información sobre la claridad del pensamiento; obliga a poner en marcha el ra-
zonamiento analógico, la percepción y la capacidad de abstracción (Test de inteligencia, 2016).
142
Edgar Anstey (1907-1987) elaboró la versión original de su test (D-48) en 1943. El elemento
básico de la prueba son fichas de dominó organizadas de distinta manera y siempre con la mitad
de una ficha vacía. El sistema lógico varía en cada tarea. La solución no requiere conocimientos
matemáticos ni habilidades especiales. El test Anstey se utiliza para medir principalmente la inteli-
gencia no verbal; brinda datos confiables y válidos sobre inteligencia real; es poco influenciado por
conocimientos, horizonte cultural y status social del sujeto; permite eliminar diferencias causadas
por factores sociales; y se puede aplicar a sujetos con nivel de escolaridad muy bajo (López Angu-
lo, 2005).

160
de los docentes sino más bien el modo en que dictaban sus clases. Rechazaban al profesor y
también lo que el profesor enseñaba: tiraban el agua de la bañera con el chico adentro.

- ¿Conoce el episodio de la agresión a Fogliatto por parte de estudiantes?

- Sé que alguna vez la rodearon, cuestionándola o cosa parecida, y no la dejaron salir del aula,
exigiéndole que renunciara. No se adónde pudo haber llegado ese asunto: si hubiera sido muy ex-
tremo, yo me habría enterado. Antes de ese episodio, cuando yo era decano, me plantearon la po-
sibilidad de expulsarla, pero ella había ganado su cargo por concurso, además de tener varios títu-
los y muchos antecedentes. Nunca tuve buena relación con ella y con gusto la hubiera reemplaza-
do, pero eso no era posible.

- Otros entrevistados han dicho que antes del Golpe existían básicamente dos orientacio-
nes teóricas en esta carrera: por un lado la psicometría y el conductismo; y por el otro, una
vertiente vinculada a la filosofía, el tomismo, la escolástica. ¿Esta de acuerdo con esa clasi-
143
ficación? ( ).

- No, no. ¿Quién dijo eso? Si uno le dice la palabra 'escolástica' a un psicólogo, no sabe de lo que
se está hablando.

- Es que en esos años había varios docentes que no eran psicólogos, y algunos que sí lo
144
eran pero tenían orientación filosófica: por ejemplo, Juan Mocchiutti ( )

- Es cierto que Mocchiutti conocía de escolástica y posiblemente hacía referencia a esos temas en
su cátedra, Historia de la Psicología. Pero lo que predominaba acá era el psicoanálisis: había una
impregnación de conceptos freudianos, que eran los únicos que tenían algún desarrollo en ese

143
En otra entrevista incluida en esta investigación, Raúl Gómez dice que "la orientación filosófi-
ca, tomista, metafísica, escolástica, tenía bastante presencia en la Escuela de Psicología en la
primera mitad de los 70 y terminó siendo dominante después del Golpe, sobre todo a partir de la
reforma del plan de estudios en 1978".

144
La tesis doctoral de Mocchiutti, llamada 'Un estudio sobre la imagen paterna y su significación
en la conducta religiosa del hombre' (1982) integraba planteamientos filosóficos, como el problema
de la dimensión religiosa del hombre, y teorías psicológicas como el psicoanálisis. "Mediante un
estudio empírico a partir de la aplicación de pruebas psicológicas y encuestas, y basándose en el
concepto de 'Dios Padre' según la religión católica, exploraba la conformación de la imago paterna
y su correlación con la imagen de Dios" (Piñeda, 2007).

161
momento. El psicoanálisis estaba presente en todo, aunque muchas veces se combinaba con
otras corrientes. Por ejemplo, [Jorge] Saurí hacía un psicoanálisis medio tonalizado con cierta co-
145 146
sa existencial ( ); y Nuria Cortada se inclinaba más hacia la psicología infantil ( ). Varios intere-
sados en psicoanálisis se fueron a estudiar a Buenos Aires, después volvieron y transmitieron sus
conocimientos. A su vez, en Buenos Aires se había formado un grupo de psicoanalistas muy im-
portantes, entre los que estaban Raúl Usandivaras, Marie Langer y Jorge García Badaracco. Los
tres estuvieron acá dando cursos: tenían gran prestigio y un conocimiento psicoanalítico indiscuti-
147
ble ( ). También estaba la parte psicométrica, de investigación, y no mucho más que eso. No si-
quiera había libros: había que importarlos. Recién después empezaron a llegar.

145
El psiquiatra Jorge Saurí era "fenomenólogo estructural, con fundamentación husserliana, pe-
ro en diálogo con Lacán" (Rovaletti, 1998).
146
Nuria Cortada de Kohan (1921-2013) egresó en 1941 de la carrera de Filosofía y Letras de la
Universidad Nacional de Cuyo, donde trabajó con Horacio Rimoldi en el Instituto de Psicología Ex-
perimental. En 1943 participó en la primera estandarización argentina del test de Raven. En 1949
obtuvo un Master of Arts en Psicología Clínica en la Universidad del Estado de Ohio, y en 1952
profundizó sus investigaciones en psicometría en el Hospital Sainte Anne de París. En 1957 parti-
cipó en la creación de la carrera de Psicología de la UBA. Allí tuvo a su cargo la cátedra de Meto-
dología Estadística hasta 1984. También se desempeñó como Directora del Departamento de
Orientación Vocacional de la UBA desde 1958 hasta 1964. A partir de 1961 trabajó como psicólo-
ga clínica en el Hospital Estatal Saint Lawrence de New York. En 1962 regresó a Buenos Aires pa-
ra continuar con su labor docente y en 1964 viajó nuevamente a Estados Unidos para formarse en
el Educational Testing Service de Princeton. Desde 1970 se desempeñó en el Centro de Investi-
gaciones en Psicología Matemática y Experimental (Ciipme) del Conicet, bajo la dirección de Ri-
moldi. Se jubiló en 1984 pero regresó luego a la docencia y la investigación: en 1992 volvió al
Ciipme como Investigadora Principal contratada, y en 1996 fue nombrada asesora en Metodología
y Estadística del Instituto de Investigaciones en Psicología. Publicó numerosos artículos y libros
sobre psicometría, estadística aplicada, metodología y orientación vocacional (Macbeth, 2013).
147
Jorge García Badaracco, Raúl Usandivaras y Mimi Langer tuvieron una temprana participa-
ción en la carrera de Psicología de la UNC. En 1957, un año después de la creación de la Escuela
de Psicología y Pedagogía, Usandivaras y Langer llevaron adelante un Seminario de Psicoterapia
de Grupo. Ese mismo año, el primer director de la Escuela de Psicología, Raúl Pierola, les escribió
varias cartas a Langer, García Badaracco y varios otros psicoanalistas de Buenos Aires para in-
tentar convencerlos de que vinieran a dictar clases a Córdoba de manera permanente. Entre otros
aspectos, les manifestó su preocupación por la falta de docentes de Psicoanálisis, les comentó los
beneficios de ser profesores titulares, les organizó los eventuales horarios, les mencionó los
próximos concursos, les indicó cuánto cobrarían y les sugirió el dictado de cursillos extras para
médicos, que serían pagos y cuyo dinero se distribuiría entre los mismos docentes. Pero recién en
el segundo cuatrimestre de 1959 logró organizar un curso de psicoanálisis con los docentes con-
tactados. Al año siguiente, 1960, la asignatura se transformó en cátedra y contó entre sus profeso-
res a Usandivaras, García Reynoso y Arminda Aberastury, entre otros. García Badaracco (falleci-
do en 2010) y Usandivaras (1924-1994) eran médicos psiquiatras, egresados de la Facultad de
Medicina de la UBA, mientras que Marie Langer (1910-1987) se había graduado como médica en
la Escuela de Medicina de Viena. A lo largo de sus extensas carreras, los tres realizaron numero-
sas especializaciones en psicología, y particularmente en psicoanálisis, en diversas ciudades de
varios países (Rodríguez & Altamirano, 2010; Ferrero & Altamirano, 2011).

162
- Hay quienes dicen que Murat y Fogliatto eran muy importantes en la carrera: tenían auto-
148
ridad y por lo tanto tendían también a imponer su orientación ( ).

- Sí, pero eso era sólo en su área. Ellos no tenían absolutamente ninguna incidencia sobre nuestra
cátedra. Nosotros sólo teníamos en cuenta los conocimientos [psicométricos] para poder leer las
estadísticas con las cuales se habían investigado los tests proyectivos. Pero no aplicábamos sus
conceptos ni mucho menos, y creo que tampoco lo hacían en otras materias. Supongo que hoy los
usaría un poco más, porque predomina más la modalidad americana, que tiene muy en cuenta a la
matemática.

- El psicólogo Enrique Saforcada ha escrito que Murat le entregó una lista de docentes
"subversivos" al interventor militar de la carrera en 1976. ¿Le parece posible?.

- Me parece difícil. Puede ser que Murat haya hecho referencia a algún caso extremo, si es que
había alguno en ese entonces, pero no creo que haya entregado ninguna lista. Yo dudaría mucho:
él no andaba con los militares, ni con nosotros, ni con nadie. De todas maneras, supongo que es-
149
tuvo bien si señaló a gente como Braunstein ( ) o Iván Baigorria, teniendo en cuenta que ellos no
se habían posicionado en sus cátedras por medios muy lícitos. Respecto a Saforcada, éramos
compañeros de curso y hablábamos algunas veces, pero nunca hice amistad con él. No tengo
idea cómo habrán sido sus problemas con Murat, pero yo pondría en duda lo que afirma sobre ese
tipo de cosas. En duda, no en negación.

- ¿Murat tenía alguna afinidad con los militares, considerando que él fue el primer director
de la Escuela de Psicología después del Golpe?

148
En su libro 'Introducción a la Psicología', Eduardo Cosacov indica que "Fogliatto y Murat fun-
daron la llamada 'Escuela de Córdoba' y bajo su influencia se formaron numerosas generaciones
de psicólogos entre los que se cuentan Ana María Rovére, Livio Grasso, Silvia Tornimbeni, Ana
María Alderete, Josefina Pássera, Cristina Burba y Osvaldo Bertone" (Cosacov, 2010).
149
Braunstein ya no estaba en el país cuando se produjo el Golpe de Estado de 1976, sino que
había emigrado a México en septiembre de 1974, un mes después de la muerte de Perón y el as-
censo de Isabel a la presidencia.

163
- No sé. Lo que no me parece es que él haya querido asumir voluntariamente la dirección de la ca-
rrera. Él no estaba en ese tipo de cosas: se preocupaba por sus investigaciones y también tenía
afición por los panales y las abejas... Nunca anduvo en nada que implicara salirse de sus temas:
no le importaba ni le gustaba. No era alguien que ambicionara ser director de la escuela para im-
poner su orientación o por algún otro motivo. De eso estoy seguro. Era alguien encerrado en lo
suyo. Es posible que lo hayan forzado a tomar la dirección porque quizá los militares lo considera-
ban capaz de organizar la burocracia normal de la carrera.

- ¿Usted dice que los concursos y los ingresos de profesores eran forzados en 1973-76?

- Era fácil que los tribunales cedieran un poco frente a las presiones, sabiendo que podían tener
problemas si reprobaban a alguien que tenía el apoyo de grupos estudiantiles. El concurso de
[Guillermo] Beato, por ejemplo, se hizo de esa manera: había un montón de gente ahí respaldán-
150
dolo. No sé si hubiera sido elegido en otras condiciones: a lo mejor sí ( ). En otros concursos, en
cambio, estaba sólo el profesor que rendía, los miembros del tribunal y nadie más. La Facultad
siempre ha estado politizada, pero no en el sentido de ideologías puras sino del interés por obte-
ner alguna ventaja.

- ¿Conoció a Gabriel Pautasso?

- Me suena el nombre. Lo debo haber escuchado alguna vez pero no más que eso.

- ¿Supo usted de acciones de infiltración de personas del poder político en las actividades
de la Facultad?

- Eso sería bastante lógico, considerando el estado bastante policial y militar que se vivía en ese
entonces, con la Triple A de un lado y los Montoneros del otro.

150
Guillermo Beato era doctor en Historia y docente de la Facultad de Filosofía de la UNC. Se
exilió en México tras el golpe de Estado de 1966 y volvió al país en 1973. Desde junio a noviembre
de ese año se desempeñó como decano la Facultad de Filosofía de la UNC. En 1975 se exilió
nuevamente en México. Volvió a Argentina en 1984 y retomó sus cátedras (Valdemarca, 2001:
Editorial Océano, 2012).

164
- ¿Le parece que alguna acción de ese tipo pudo haber influido en su despido?

- Me inclino más a pensar que lo mío fue una cuestión personal. Posiblemente alguno de los pro-
fesores o alguien del Consejo Directivo quiso darme una sanción o una lección o algo parecido.
Debo aclarar que esa gente no necesitaba disfrazarse: yo sabía muy bien qué pensaban y tenía
en claro que mis ideas eran opuesta a las de ellos. [Alberto] Caturelli, por ejemplo, tenía una posi-
ción muy clara y definida: siempre fue consecuente y eso es respetable. De todos modos, nunca
anduve preguntando por qué me habían echado. No me interesó. En ese momento, alguien me
recomendó que me escondiera y que no hiciera ninguna actividad pública, así se olvidaban de mí.
Eso hice: me dediqué a trabajar en el consultorio y me fue bien. No salí a reivindicar nada. Me pa-
reció un consejo sensato.

- ¿No lo rebeló el hecho de haber sido echado de la Facultad sin motivo valedero?

- Pero no me importó. Ni siquiera tuve tiempo de preocuparme por eso, porque debía ver cómo
superaba las dificultades diarias. Me ayudaron algunos amigos y al poco tiempo ya estaba traba-
jando a full: me felicitaba a mí mismo de haber dejado la Facultad. Me olvidé de lo ocurrido y dejó
de interesarme lo que pasaba en la carrera. Volví en 1985, en lo que fue una especie de reivindi-
cación, pero la carrera ya era otra cosa. Igual, nunca tuve problemas con nadie y seguí en mi
cátedra hasta jubilarme en 2002.

- El historiador Sanz Ferramola sostiene que hasta 1983 hubo en Argentina "una psicología
perseguida y una psicología perseguidora". ¿Está de acuerdo con la idea de que había
psicólogos que perseguían a otros?

- Discusiones hubo siempre, y en algunos casos discusiones fuertes, pero no sé si se puede


hablar de persecución. No era nada extraño que algún docente tratar de impedir que otro [de dis-
tinta orientación] ingresara en su cátedra. Era lógico. Así como a mí no me gustaba Braunstein
porque me parecía que otros docentes sabían más que él, Braunstein no me hubiera aceptado a
mí en su cátedra... Un caso extremo es el de la Universidad de Rosario, donde los freudianos y los
kleinianos tenían dos salas de profesores distintas, porque no se podían ni ver. Quizá también en
Córdoba había tipos muy apasionados, muy sectarios, que pudieron haber adoptado esas actitu-
des [persecutorias].

165
- ¿Cuáles fueron, en su opinión, las grandes orientaciones de la carrera de Psicología des-
de fines de los 60 hasta fin de siglo?

- Fue importante la parte psicométrica y también las diversas variantes del psicoanálisis. Pero no
sabría decir si hubo corrientes que llegaron a impregnar la carrera. Lo que sí hubo son modas: al-
guien podía ser freudiano, después kleiniano y después lacaniano.

- ¿Le parece que podría haber vinculación entre esas modas y el contexto político de cada
época?

- No, creo que no. Las modas vienen y pasan sólo como modas. Aparece algo nuevo y alguien in-
tenta aplicarlo, enseñarlo y asombrar a los alumnos. En Psicología, a veces algo que viene escrito
en inglés o francés es inmediatamente aceptado.

---

Miguel Mirotti / Textual

* "Cuando llegué a la Facultad [a fines de los años 50] me entusiasmé un poco con la iz-
quierda, pero después vi las cosas que hacían y me di cuenta de que eran bastante macaneado-
res. Utilizaban la ideología para beneficiarse y no les importaba nada más. Yo he visto a militantes
de izquierda ingresando como empleados de la Facultad al día siguiente de recibirse porque hab-
ían hecho algún arreglo con el decano de entonces".

* "Braunstein era alguien que aprovechaba eventualmente la izquierda para tratar de pro-
moverse y conseguir cosas. Yo tuve problemas con él y con su señora [Frida Saal]. Querían a toda
costa entrar a una cátedra [Introducción a la Psicología], pero perdieron el concurso: les ganó al-
guien que era mucho mejor que ellos. Entonces hicieron lío: salieron a decir que habían perdido
por cuestiones políticas y llegaron a tomar el decanato. Después se fueron a México, pero ni la
Facultad ni el país perdieron nada por eso".

* "Guillermo Beato [decano de la Facultad desde junio a noviembre de 1973] utilizaba a la


ideología como modo de presión, y había tribunales sensibles a ese tipo de cosas, para no tener
problemas".

166
* "Iván Baigorria daba la cátedra de Antropología. Hablaba de la 'Antropología Latinoame-
ricana' y enseñaba algunos cantitos centroamericanos de autores que todavía hoy son conocidos:
'Ojalá que llueva café en el campo...' y cosas así. Era una cosa fácil: un 'macaneo' que no tenía
151
sentido. La antropología es algo bastante más serio y complicado que eso" ( ). Recuerdo que
Baigorria y sus secuaces les hicieron la vida imposible al titular de Antropología, [Abraham] Wais-
man, un hombre de un saber extraordinario, de una cultura vastísima, que había hecho una exce-
lente traducción de 'La Divina Comedia'. Tuvo tantos problemas en esos momentos que se le per-
foró una úlcera y falleció. Fue una pérdida muy importante para la Facultad".

"Baigorria y algunos otros les 'calentaron la cabeza' a los alumnos y se mandaron a mudar
a México cuando vieron que la mano venía pesada, dejando a los chicos que enfrentaran a la Tri-
ple A y al gobierno militar. Al parecer la pasaron bien allá. No sé cuáles son los méritos académi-
cos de Baigorria para que se le impusiera su nombre a la sala de lectura de la biblioteca de la Fa-
cultad".

* "En psicología surgen modas. Cuando llegó la moda del Test de Relaciones Objetales,
de Melanie Klein, todo el mundo tenía que ser kleiniano: en los años 60 no había otra cosa. Des-
pués llegó la Gestalt y mucha gente se fue para ese lado, sin saber muy bien por qué".

* "El psicoanálisis 'macanea' bastante: cualquier cosa que diga el paciente puede atribuir-
se al inconsciente, y como ni vos ni yo conocemos al inconsciente, ahí podemos meter lo que

151
El filósofo Horacio Faas (1938-2011) recordó en una entrevista publicada en el sitio web de la
Facultad de Filosofía que durante su adolescencia había formado un grupo folklórico con Iván 'Mo-
luche' Baigorria, porque "él era bueno para eso: tocaba la guitarra y se ponía a cantar en las fies-
tas". Faas también señaló que en 1955 ambos participaron de la Revolución Libertadora que de-
rrocó a Juan Domingo Perón, "pero no en la facción católica, porque viniendo de la democracia
progresista y del socialismo, no éramos para nada católicos" (Facultad de Filosofía UNC, 2005).
Posteriormente, Baigorria cursó la carrera de Historia en la Facultad de Filosofía y se graduó en
1968 con una tesis sobre 'Cultura y personalidad en una localidad aislada (Laguna Blanca)', dirigi-
da por el arqueólogo Antonio Serrano (Sociedad Argentina de Antropología, 2011). Luego se des-
empeñó como docente en esa misma carrera y llegó a ser profesor titular de la cátedra de Antro-
pología Cultural, hasta que el 30 de mayo de 1975 fue cesanteado por una resolución del decano
Carmelo Felauto (Facultad de Filosofía UNC, 2014). Poco después, su cátedra fue ocupada por
Ricardo Costa, quien comenzó a introducir el estudio del sociólogo Pierre Bourdieu en el programa
de esa materia (Baranger, 2011). Tras el Golpe de Estado de 1976, Baigorria se exilió en México.
Allí, él y su mujer Estela Maldonado conocieron a la psicóloga y socióloga Silvia Bleichmar (1944-
2007), que en una entrevista de 2001 lo definió como alguien para quien "la historia argentina em-
pezaba y terminaba en Córdoba" (Benítez, Soubiate & Pernicone, 2001). Volvió al país en 1984 y
al año siguiente fue reincorporado a su cargo docente en la Facultad de Filosofía junto con un cen-
tenar de profesores que habían sido despedidos a partir de 1974. Falleció en 1988, a los 51 años.
En 2012, durante la ceremonia de inauguración de ampliaciones edilicias en el Museo de Antropo-
logía de la UNC, el decano de la Facultad de Filosofía, Diego Tatián recordó que Baigorria "fue
muy querido por sus estudiantes y tenía un trato amoroso con las palabras", además de poseer la
particularidad de que "nunca escribió una línea" sino que "su trabajo tenía que ver con la oralidad,
con la docencia, con la transmisión y con la enseñanza" (UNC, 2012).

167
sea... De todas maneras se ha impuesto como una especie de religión para mucha gente. El pa-
ciente puede salir chiflado pero se considera curado porque tuvo cinco años de análisis: le expli-
can la chifladura pero él sigue tan chiflado y molestando a los demás como siempre. He conocido
muchos casos de psicoanalizados pero nunca he visto a nadie curado por el psicoanálisis".

* "Las carreras de psicología nacidas a fines de los 50 y principios de los 60 surgieron de


docentes que bebían de fuentes psicoanalíticas e inexorablemente trasladaban su conocimiento y
su experiencia a lo que enseñaban. En Córdoba tuvieron algunas resistencias, ya que también se
le daba cierta importancia a la psicometría. Eso está muy bien, porque la investigación matemática
es fundamental en psicología y no estaba suficientemente desarrollada en Argentina".

* "En las cátedras siempre ha habido toda clase de conflictos: el ayudante quería pasar a
jefe de prácticos, el jefe de prácticos a adjunto, y así. En nuestro caso, logramos conformar un
grupo aislado del resto de la Facultad y muy coherente dentro de sí mismo. Tal es así que segui-
mos reuniéndonos una o dos veces por año, pese a que yo me jubilé hace como 15".

168
12. Entrevista con Juan Mocchiutti

"Desde el punto de vista académico, el período 1973-75


fue un caos total: el peor en la historia de la carrera"

Juan Mocchiutti nació en Rafaela en 1934. Se graduó en la Universidad Nacional de


Córdoba, primero como licenciado en Psicología y después como doctor en Psicología. Entre 1964
y 1967 dictó las cátedras de Historia de la Psicología y Psicología Diferencial en la Universidad
Católica. A partir de 1967 fue profesor en la carrera de Psicología de la UNC. Luego, desde 1969
hasta 1971 estudió en la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica. En septiembre de 1972 vol-
vió a dar clases en la Escuela de Psicología de la UNC: ganó el concurso por la titularidad de la
cátedra Historia de la Psicología, y continuó al frente de la materia hasta su jubilación en 1997. En
1982 obtuvo el doctorado en Psicología, con una tesis titulada 'Un estudio sobre la imagen paterna
y su significación en la conducta religiosa del hombre'. Allí combinaba las teorías psicoanalíticas
con planteamientos filosóficos que incluían el problema de la dimensión religiosa del hombre. La
presente entrevista fue realizada a través de email el 16 y 17 de septiembre de 2016, y en el do-
micilio de Mocchiutti, en el barrio Colinas de Vélez Sarsfield, el 2 de noviembre de 2016.

- ¿Recuerda acciones de estudiantes de la carrera de Psicología de la UNC en contra, o a


favor, del poder político o de autoridades de la Facultad entre 1973 y 1976?

- La Facultad estaba muy ideologizada. Había grupos de activistas que entraban en pleno desarro-
llo de alguna cátedra, se burlaban e incluso agredían al docente, como sucedió con la profesora
Hermelinda Fogliatto [en 1973]. Las autoridades de entonces no ponían límites: podría nombrarlas
pero no hace al caso. Desde el punto de vista académico, 1973-74 y parte de 1975 fueron un caos
total: el peor período en la historia de la carrera. Hubo estudiantes que concluyeron la licenciatura
en menos de dos años, porque se había eliminado la tesis y se incumplían diversas normas.

- ¿Conoció usted acciones explícitas del poder político contra estudiantes y docentes de
Psicología, dentro o fuera de los ámbitos de la Facultad y la Universidad en esos años?

152
- En 1975 hubo cambio de autoridades [de la Facultad] ( ): algunas tenían capacidad y muchas
otras eran ineptas. Eran menos activistas que las anteriores [los que habían ingresado en coinci-

169
dencia con la presidencia de Héctor Cámpora y la gobernación de Ricardo Obregón Cano en
153
1973], pero sin ideas sobre la Universidad más allá de las ideologías ( ).

- ¿Supo usted de acciones de inteligencia que incluyeran la infiltración en las actividades


académicas o político-partidarias de la carrera de Psicología en el período 1973-76?

- Desconozco si las hubo. Lo que está claro es que en los años 1973-74 predominó el peronismo
de izquierda, tipo guerrilla; y después, en 1975, el peronismo tirando a la derecha, contrario a la
guerrilla.

- ¿Recuerda si por entonces existió en la carrera cierta reacción contra materias considera-
das "pro-norteamericanas", como Psicoestadística y Metodología de la Investigación?

- Cuando se creó la carrera de Psicología en 1958 existía el convencimiento de que cabía dotarla
de materias como Psicoestadística y Metodología, que hicieran posible la investigación. En ese
momento no hubo reacciones contrarias. A fin de cuentas, las asignaturas no tienen ni nacionali-
dad ni camiseta ideológica. Recuerdo que en 1960 se dictó por primera vez la materia Psicología
154
Social y estuvo a cargo de un profesor norteamericano ( ). Llamaron la atención los contenidos
tratados: eran muy distintos a los que se abordaban habitualmente en la carrera.

152
En enero de 1975, Carmelo Felauto (1922-1987) reemplazó a Raquel Ferrario como decano
de la Facultad de Filosofía de la UNC. Dice Eduardo Cosacov: "Felauto simpatizaba con la dere-
cha peronista pero no pertenecía a los grupos más brutales sino que tenía predisposición al en-
tendimiento y al diálogo. Era moderado. Cuando yo lo conocí era alguien con quien se podía con-
versar. De todos modos fue muy resistido. Y quedó desplazado cuando se produjo el Golpe de
1976".
153
Basándose en documentos oficiales de la UNC, la historiadora Marta Philp señala que la Fa-
cultad de Filosofía reincorporó en 1973 no sólo a docentes de izquierda, como el psiquiatra Pauli-
no Moscovich y la filósofa María Saleme de Burnichon, sino también a exponentes del pensamien-
to conservador, como Carmelo Felauto y Nimio de Anquín (Philp, 2011).
154
Probablemente se trate de un docente descripto por Angélica Dávila como "un abogado que
daba una sociología yanqui, con conceptos como los de rol y status". Dictaba Psicología Social I:
fue desplazado en 1973 y reemplazado por Enrique Saforcada.

170
- ¿Conoció usted casos de ingreso de personas armadas a las aulas de la carrera de Psico-
logía en 1973-76?

- Sí, había inscriptos que concurrían armados: eran del ERP y grupos semejantes. Iban a encon-
trar adeptos, dejaban revistas y escritos varios, y a veces intentaban interferir en las clases. En al-
gunas ocasiones preguntaban sobre el marxismo pero se terminaban callando porque no podían
argumentar: sólo enunciaban frases hechas, que no podían respaldar ni evidenciar en el diálogo.
Eran pocos y generalmente se quedaban en el fondo del aula. Los mismos estudiantes los hacían
callar.

- ¿Supo usted de estudiantes o docentes que hayan dejado de asistir a la Facultad por mo-
tivos vinculados a la situación política de esos años?

- Hubo numerosos alumnos que abandonaban, por varios motivos: la devaluación de la carrera, la
agresividad latente que había en la Facultad y la falta de claridad conceptual sobre las áreas de la
profesión.

- ¿Recuerda casos puntuales de reemplazos de docentes de la carrera de Psicología, vincu-


lados a cuestiones ideológicas, entre 1973 y 1976?

- Los profesores de las cátedras eran generalmente contratados por el año académico, y cada 1º
de abril se sabía si seguían o no. Si eran reemplazados al final del contrato no había modo jurídico
de defender su continuidad. Los que estábamos por concurso teníamos cierta estabilidad, pero en
ese entonces éramos solamente cuatro en esa condición. La cambiante designación de autorida-
des no académicas sino políticas creaba inestabilidad, por motivos seguramente ideológicos.

- ¿Podría realizar una enumeración tentativa acerca de cuáles fueron las principales co-
rrientes teóricas de la carrera en los años 60-70?

- Desde la creación de la carrera en 1958 hasta bien entrados los 70, la corriente imperante fue el
psicoanálisis. Nosotros nos formamos con un grupo de psicoanalistas porteños entre los que esta-
ban José Bleger, Marie Langer, Jorge García Badaraco, Enrique Pichon-Rivière, Arminda Aberas-
tury y varios más. Después emergió el neoconductismo, la Gestalt, el lacanismo importado de
Buenos Aires y otras líneas teóricas, que fueron incorporándose sucesivamente.

171
- ¿Recuerda qué posición adoptaron las autoridades de la carrera y la Facultad respecto a
los gobiernos de la provincia y el país durante 1973-76?

- Cada nueva autoridad [nacional] designaba a sus adláteres [en las Facultades], los cuales evi-
dentemente no manifestaban oposición. Sólo lo hacían los grupos desplazados o los que pretend-
ían acceder por la fuerza.

- ¿Había grupos antagónicos en el cuerpo de docentes o de autoridades de la carrera en la


primera mitad de los años 70? ¿Existía lo que se conoce ahora como "la grieta"?

- Las grietas siempre existieron. Creo que son válidas si hay respeto y calidad académica, pero en
la carrera de Psicología estuvieron vinculadas a la confrontación por espacios de poder y tuvieron
muy poco que ver con la ciencia.

- ¿Estuvo usted en una cátedra paralela a la del profesor Gerardo Mansur? Si fue así, ¿cuál
155
era el motivo de esa separación? ( )

- Yo gané la titularidad de la materia [Historia de la Psicología] en concurso nacional por unanimi-


dad del tribunal. Pero las autoridades de la carrera, por presión de grupos pseudomarxistas, crea-
ron una cátedra paralela aduciendo que había muchos alumnos inscriptos. La verdad es que de-
seaban retener a su candidato, [Gerardo] Mansur, que era uno de los que había perdido el concur-
so. Su curso no tenía más de 100 alumnos, sobre un total de 1400 inscriptos. Funcionaba sólo pa-
ra los adeptos, gracias a la inoperancia de las autoridades. Recuerdo que él había sido un alumno
mediocre en mi cátedra durante l964 en la Universidad Católica de Córdoba. La separación de
asignaturas no se debió a razones académicas sino a una cuestión ideológico-política.

- Cuando la Facultad cesanteó a Mansur en 1975, ¿los alumnos de su cátedra fueron incor-
porados a la que dictaba usted?

- Mansur no era profesor por concurso y en 1975 no le renovaron el contrato. Todos sus alumnos
regularizados fueron admitidos para rendir pero debían hacerlo con los contenidos del programa
de la cátedra A.

155
En otras entrevistas de este trabajo, los psicólogos Raúl Gómez y Angélica Dávila habían se-
ñalado que a principios de los 70 había dos orientaciones en la cátedra Historia de la Psicología:
en una estaba Gerardo Mansur y en la otra Juan Mocchiutti.

172
- ¿Existían situaciones similares en otras materias?

156
- No, no hubo otras cátedras paralelas ( )

- ¿Qué recuerdos tiene del profesor Franco Murat?

- Murat no se llamaba Franco sino Francesco. Había nacido en Zara, ciudad de Croacia actual, por
entonces bajo el Protectorado de Italia. Él apareció en Argentina con un pseudotítulo de 'dottore in
Pedagogia de la Universtà di Urbino', de tres años de duración y nueve materias, que había obte-
nido en 1948. A comienzos de los 50 se cobijó en [la Facultad de] Ciencias de la Educación de la
157
Universidad Nacional de Cuyo, en San Luis ( ). Allí le otorgaron una equivocada equivalencia en
la Escuela de Pedagogía [y Psicología]: he tenido el título original en mis manos. De pronto, Murat
apareció [en Córdoba] como doctor, pero nunca se supo el título de su tesis ni la correspondiente
defensa. Luego, en 1963-64, cuando el director de la carrera de Psicología era [Raúl Alberto] Pie-
158
rola ( ), Murat ganó un concurso para la cátedra de Psicometría, en la que no tuvo opositores.
Nunca cursó ninguna materia con un título psicológico pero se dio el lujo de intentar borrar la ca-

156
Según Angélica Dávila, había cátedras paralelas en varias materias: en Psicopatología, por
ejemplo, un curso estaba a cargo de Teodoro Isaac y el otro era dictado por Carlos Cornaglia.
157
La Universidad Nacional de Cuyo tuvo sedes en Mendoza, San Juan y San Luis desde su
fundación en 1939 hasta mayo de 1973, cuando el gobierno de facto de Alejandro Agustín Lanus-
se oficializó la creación de las Universidades Nacionales San Juan y San Luis, apenas unos días
antes de entregar el mando al presidente Héctor Cámpora. Las nuevas universidades fueron crea-
das en el marco del denominado "Plan Taquini", que a partir de 1968 había impulsado la fundación
de centros de estudios superiores en varias provincias, ante lo que se consideraba un desborde de
la capacidad de las grandes Universidades nacionales.
158
En 1956, Raúl Alberto Pierola se convirtió en el primer director de la Escuela de Psicología y
Pedagogía de la UNC. Tres años antes, en 1953, había sido dejado cesante en sus cargos en la
Universidad de Tucumán "sin especificación de causa o motivo alguno", expresión usualmente uti-
lizada para aludir a diferencias ideológicas y políticas respecto al gobierno. En 1954, Pierola se fue
a dictar Psicología en la Universidad de Los Andes, en Bogotá, Colombia, y al año siguiente re-
gresó al país tras la caída de Perón, nuevamente como profesor en Tucumán. Tras la creación de-
finitiva de la licenciatura en Psicología de la UNC en 1958, fue designado director del Departamen-
to de Psicología (encargado de la organización de las actividades docentes) y del Instituto de Psi-
cología (centro de investigaciones de la disciplina). Su designación respondió a cierta simpatía con
el gobierno de la Revolución Libertadora, o por lo menos con alguna clase de oposición al pero-
nismo. Además se encontraba favorecido por haber desempeñado numerosos cargos docentes y
por haberse capacitado en el exterior: concretamente, en las Universidades de Columbia y Minne-
sotta, donde se había formado en Gestalt y en psicología existencial (Ferrero & Altamirano, 2011).

173
159
rrera y enviarla como auxiliar de la Medicina ( ). Yo he sido un adversario permanente de su ac-
tuación.

- ¿Sabe usted por qué las autoridades militares lo eligieron a él para dirigir la carrera de
Psicología tras el Golpe de Estado de 1976?

- Supongo que los militares lo convocaron porque era uno de los pocos profesores que figuraba
como concursado. Pero su actuación obcecada hizo que lo reemplazaran a los pocos meses, en
octubre de ese mismo año. Murat fue un no-psicólogo que vivió de la Psicología, y se pasó la vida
160 161
desvirtuándola ( ). Él aceptó que se cerrara el ingreso a la carrera en 1976 ( ).

- Enrique Saforcada ha escrito que Murat le entregó una lista de docentes subversivos al in-
terventor militar de la carrera en 1976. ¿Le parece posible?

- Tengo certeza de ello. Él señaló a sus adversarios académicos como si fuéramos de la guerrilla.
Yo he sido uno de su lista negra: quedé casi dos meses fuera de la Universidad, encuadrado en la
Ley Antisubversiva. Por supuesto, discutí sobre esta cesantía con el rector [comodoro Jorge Luis
Pierrestegui] y con el interventor de la Facultad [mayor Ricardo Romero]. Estuve a un paso de vol-
ver a Bélgica, donde me habían ofrecido un cargo en la cátedra del profesor Antoine Vergote, que
162
había sido mi padrino de tesis ( ). Pero logré que reconocieran mi no-pertenencia a grupos ide-
ológicos y retomé la cátedra [Historia de la Psicología] a fines de mayo.

159
En 1967 se promulgó la Ley Nacional 17.132 (Presidencia de la Nación, 1967), conocida tam-
bién como Ley de Holmberg o Ley de "los tres no", que regulaba el ejercicio de la medicina, la
odontología y actividades de colaboración. La norma les prohibía a los psicólogos ejercer la prácti-
ca clínica (incluida la psicoterapia, el psicoanálisis y la prescripción de drogas psicotrópicas) y su-
bordinaba su actividad a la supervisión de los médicos. Posteriormente, en 1978, se dictó en
Córdoba la Ley Provincial 6222 (Gobierno de la Provincia de Córdoba, 1978), que en esencia rati-
ficó los términos de la ley nacional 17.132: les prohibió a los psicólogos el ejercicio liberal de la
profesión y subordinó sus prácticas a las de los médicos.
160
Héctor Martínez, actual docente de la carrera de Psicología y ex presidente del Colegio de
Psicólogos de Córdoba, ratifica que Murat y Fogliatto no eran psicólogos sino pedagogos, y que
ninguno de los dos había estudiado en Argentina: Fogliatto en Estados Unidos y Murat en Italia.
161
En 1976, la intervención militar en la Facultad de Filosofía de la UNC cerró el ingreso a la Es-
cuela de Psicología. Lo reabrió dos años más tarde, con un cupo de sólo 50 alumnos y con un
nuevo plan de estudios, para entonces el tercero de la historia de la carrera (De Georgi, 2008).
162
Antoine Vergote (1921-2013) fue un sacerdote católico, teólogo, filósofo y psicólogo. Se des-
empeñó como profesor emérito de la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica. Sus publicacio-
nes abarcan múltiples disciplinas, incluyendo el psicoanálisis, la hermenéutica, la antropología fi-
losófica y la fenomenología. Ha sido considerado como "la figura más eminente en el campo de la

174
- ¿Cómo fue el proceso por el cual usted pasó de estar cesanteado en abril-mayo de 1976 a
ser el director de la carrera en octubre de ese año?

- Después de que me reincorporaron en mayo de 1976, fui nombrado como segundo secretario
académico (de los tres que se designaron) para resolver el caos existente y agilizar los trámites en
las Escuelas de Psicología y de Ciencias de la Educación. Luego, en octubre de 1976, el decano
me propuso la dirección de la carrera de Psicología: le solicité un día de reflexión, y lo primero que
hice fue hablar con varios docentes titulares y adjuntos para conocer opiniones y verificar su apo-
yo. Ellos me estimularon para que aceptara. De todos modos le dije al decano que sólo iba a ocu-
par el cargo si: 1) se reabría la inscripción en la carrera; 2) se modificaba el plan de estudios; 3) se
iniciaban los cursos de posgrado en las diversas áreas de la psicología... Es sabido que tales obje-
tivos se cumplieron en el término de poco más de dos años. Además debo decir que en 1978 rea-
licé la primera propuesta para convertir a la Escuela de Psicología en Facultad y defendí ese pro-
yecto con expediente y personalmente en el Consejo Superior de la Universidad. Durante esos
años renuncié repetidas veces a la dirección, que era ad honorem, porque me obstaculizaba la
docencia en las dos cátedras en la que estaba a cargo. Además consideré que la Escuela ya es-
taba marchando bien. Pero cada año renovaban mi designación, hasta que en 1984 dije basta.

- ¿Conoció usted al profesor Gabriel Pautasso? ¿Qué función cumplía en la carrera y/o en
la Facultad en el período 1973-76?

- Lo he conocido como docente en una cátedra de la carrera de Historia [de la Facultad de Filosof-
ía de la UNC]. Además él trabajaba en el área económica de la Facultad en horarios de mañana.

- Se ha dicho que en el siglo XX hubo en Argentina "una psicología perseguida y una psico-
logía perseguidora": una persecución de unos psicólogos hacia otros. ¿Está de acuerdo
con esa afirmación?

- Muchas veces, la vigencia de las teorías imperantes no tiene tanto que ver con un intento de
apertura y profundización sino con el enfrentamiento de grupos de poder ideologizados. Puede pa-
recer entonces que hay una psicología perseguida y otra que actúa como perseguidora, pero sus-
tancialmente no es así.

psicología de la religión" y una "figura clave" en los movimientos intelectuales europeos del siglo
XX (Esteban Agueda, 2005).

175
13. Entrevista con Ana María Alderete

"Las movilizaciones sólo dejaban de hacerse


cuando se conseguía lo que se reclamaba"

Ana María Alderete comenzó a estudiar la carrera de Psicología en 1968 y en los años si-
guientes fue ayudante alumna en las cátedras de Psicología Evolutiva, Psicoestadística y Técnicas
Psicométricas. Se graduó en 1972. Al año siguiente egresó también de la Escuela de Sociología
para Graduados de la Facultad de Derecho de la UNC. Posteriormente fue profesora de las cáte-
dras de Estadística Aplicada, Psicoestadística, Psicometría y Metodología de la Investigación en la
Escuela de Psicología de la UNC. También dictó clases en la Escuelas de Servicio Social y de En-
fermería de la UNC, y en la Facultad de Ingeniería y Ciencias Económico–Sociales de la Universi-
dad de San Luis. Fue vicedirectora de la Escuela de Psicología de la UNC entre 1988 y 1989, y
directora desde 1989 hasta 1990. Se desempeñó como vicedecana de la Facultad de Filosofía de
la UNC entre 1992 y 1996, y como decana desde 1996 hasta 1999. Luego fue decana de la Fa-
cultad de Psicología (1999-2003), secretaria de Asuntos Estudiantiles de la misma Facultad (2010-
2013) fue secretaria de Asuntos Académicos de la Facultad (2013-2016). Esta entrevista fue reali-
zada el 29 de septiembre de 2016 en la Facultad de Psicología de la UNC.

- En 1974, el interventor federal de Córdoba manifestó su voluntad de efectuar una "limpieza


ideológica" en las instituciones de la provincia ¿De qué manera impactó anunció sobre la
vida cotidiana de la carrera de Psicología?

- En esos meses intervinieron la Universidad: pusieron a Carmelo Felauto como decano en la Fa-
cultad de Filosofía [en enero de 1975] y dejaron cesantes a profesores que eran considerados de
163
izquierda, como Horacio Faas, María Burnichon y Elma Kohlmeyer de Estrabou ( ). Quedó la mi-
tad de los docentes afuera y eso produjo mucha tensión interna. El titular de la cátedra de Estadís-
tica, Livio Grasso, fue a preguntar por qué no nos habían renovado el contrato: le contestaron que
en la revista Cabildo había salido una lista de los docentes que se consideraban de izquierda y le
164
dijeron que él también estaba ahí ( ). Justo en esos días nombraron de director de la Escuela de

163
María Saleme de Burnichon y Elma Kohlmeyer de Estrabou fueron cesanteadas el mismo día,
el 13 de mayo de 1975; y Horacio Faas el 1º de julio de ese mismo año (Facultad de Filosofía
UNC, 2014).
164
Se trataría de un artículo sin firma, titulado 'El marxismo en la Universidad de Córdoba', publi-
cado en la revista Cabildo en diciembre de 1974. Allí se alude a numerosos docentes de la UNC,

176
Psicología a 'Negro' [Julio Novillo] Corvalán, que había sido compañero mío, y nos reincorporaron
a todos los docentes de la cátedra de Estadística. Después vino el Golpe militar y de nuevo nos
quedamos afuera. Pero a fines de 1976 o principios de 1977 nos nombraron otra vez: yo estuve
durante casi toda la dictadura como jefa de trabajos prácticos de Estadística y de Técnicas Psi-
cométricas. También hubo persecución contra dirigentes estudiantiles: metieron presos a muchos.

- ¿Cuál eran los argumentos para no renovarles los contratos?

- Los motivos eran varios, pero principalmente tenían que ver con la actividad gremial y política.
Supongo que a mí me cesantearon porque siempre he estado cerca del progresismo. En esa épo-
165
ca simpatizábamos con el Partido Comunista Revolucionario (PCR) ( ).

- El PCR respaldó al gobierno de Isabel Perón. ¿Cómo se explicaba en ese momento el res-
paldo a un gobierno de derecha?

- Los militantes del PCR decían que había un movimiento para voltear al gobierno democrático [de
Isabel Perón] y que era necesario hacer todo lo posible por sostenerlo. En ese momento se los
consideró traidores por eso.

- ¿En qué agrupación militaba usted en ese momento?

- No militaba en ninguna pero apoyaba al PCR.

principalmente de la Facultad de Filosofía, y se describe a casi todos de maneras muy peyorati-


vas: a algunos se les endilga incluso su supuesta vinculación con grupos guerrilleros. El artículo
no menciona a Livio Grasso, como entendieron las autoridades de la Facultad en ese momento,
sino a su hermano Luis, que era profesor de la Escuela de Ciencias de la Información y fue sindi-
cado por la revista como perteneciente al "guerrillerismo" (Revista Cabildo, 1974).
165
Entre 1972 y 1976, el Centro de Estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras (CEFYL) es-
tuvo presidido por Alberto Colaski, que pertenecía a la Corriente de Izquierda Universitaria (CIU),
que respondía al Partido Comunista Revolucionario (PCR), de orientación maoísta.

177
- Existe la idea generalizada de que la primera mitad de los 70 fue de mucha movilización en
el ámbito universitario, pero también hay quienes sostienen que en esta carrera había una
166
gran "mayoría silenciosa". ¿Cuál es su posición al respecto? ( )

- No estoy de acuerdo para nada con la idea de la mayoría silenciosa. No fue así. Había una parti-
cipación activa de los estudiantes. Las asambleas eran masivas: recuerdo una donde los alumnos
167
del Centro de Estudiantes le hacían toda clase de planteos al decano, Pío del Corro ( ), y él les
decía que había ido a sacarlos de la cárcel cuando la policía los llevaba detenidos. También las
movilizaciones eran muy grandes. Cuando [Miguel] Mirotti fue decano [de la Facultad de Filosofía
entre 1970 y 1972] le decían "Decanato tomado" porque siempre iban los estudiantes a reclamarle
168
algo al Pabellón Residencial ( ). Una vez, la mayoría de mis compañeros fueron a exigirle que se
volviera a tomar un examen de Técnicas Psicométricas porque no era de múltiple opción, como
había sido hasta ese momento, sino que había que escribir la respuesta.

- Mirotti dice que quienes tomaban el decanato no alcanzaban a llenar el hall del pabellón
Residencial y que después tuvieron cada vez menos gente hasta que al final dejaron de ir
169
porque no tenían número ( ).

166
Eduardo Cosacov sostiene que "gran parte de los estudiantes conformaba una mayoría silen-
ciosa que no tenía una postura definida". En la misma línea, Grasso entiende que "la movilización
era protagonizada por poca gente, y el resto toleraba todo eso de mala gana". Por el contrario,
Angélica Dávila recuerda que en los 70 "había mucha participación y una gran movida estudiantil";
y Héctor Martínez remarca que "la movilización del estudiantado era mucho mayor que en la ac-
tualidad". Raúl Gómez, por su parte, dice que en esos años existía "un alto nivel de movilización",
pero que el estudiantado de Psicología "era quizá el menos politizado de la Facultad". Además
lanza una hipótesis "provocadora" para explicar ese supuesto fenómeno: "acá se forman cuenta-
propistas: profesionales del trabajo independiente que responden a una tradición individualista, de
pequeña burguesía, de gente que aspira básicamente a poner su propio consultorio".
167
Gaspar Pío del Corro fue decano de la Facultad de Filosofía desde mayo de 1972 a mayo de
1973. Cosacov lo recuerda como "de extracción católica, conservadora y moderada".
168
En el mencionado artículo de la revista Cabildo se sostiene que "las propias autoridades de la
Facultad de Filosofía, y particularmente el decano Miguel Mirotti (ex seminarista y estrechamente
vinculado al tercermundismo) canalizaron la entrega a los marxistas" a principios de los años 70.
"Siendo decano y simple contratado, se hizo dar la dedicación exclusiva y luego marchó con una
beca a Alemania. Con el decanato de Mirotti, la entrega de aquella Facultad es prácticamente to-
tal", señala la publicación (Revista Cabildo, 1974).
169
Entrevistado para este trabajo, Mirotti dijo textualmente: "Cuando yo fui decano, la Facultad
tenía varios miles de alumnos pero los que tomaban el decanato no alcanzaban a llenar el hall del
pabellón Residencial. Después tuvieron cada vez menos gente y al final dejaron de ir, porque no
tenían número".

178
- No es así. En realidad, las movilizaciones sólo dejaban de hacerse cuando se conseguía lo que
se reclamaba. Por ejemplo, se pidieron cambios en los planes de estudio y la eliminación del tra-
bajo final, y eso se fue logrando.

- ¿La retracción de las movilizaciones empezó con el Golpe de 1976, o antes?

- Un poco antes. Primero hubo grupos que pasaron a la clandestinidad y eso hizo que algunos es-
tudiantes dejaran de participar. En 1975 ya no se veían movilizaciones masivas, al menos en
Córdoba. Había mayor represión y la gente empezó a tener miedo. Muchas de las desapariciones
ocurrieron antes del Golpe.

- ¿Cómo se tradujo el recambio de docentes en 1974-75 sobre los contenidos de la carrera


de Psicología?

- Los profesores cesanteados fueron reemplazados por gente más conservadora y obviamente
170
cambió el enfoque. En Psicología Social, por ejemplo, sacaron a Saforcada ( ), que era de una
171
línea progresista, y pusieron a [Eduardo] Castro, de formación más funcionalista ( ). Creo que
después también a él lo echaron. A Susana Guiñazú, que dictaba Niñez o Adolescencia, la echa-
ron en 1975 y pusieron a la profesora María Cristina Martínez Vázquez, esposa de un ministro de
172
la dictadura ( ). Y Claudio Bermann, de Psicopatología, creo que fue reemplazado por [Teodoro]
173
Isaac, más orientado hacia la psiquiatría clásica ( ).

170
Saforcada fue cesanteado el 30 de abril de 1976 y ya no volvió a desempeñarse en la carrera
de Psicología de la UNC. Llegó a ser decano de la Facultad de Psicología de la Universidad de
Buenos Aires (UBA), donde actualmente es profesor consulto titular de Salud Pública y Salud
Mental (Facultad de Filosofía UNC, 2014).
171
Eduardo Castro es licenciado en Psicología, en Pedagogía y en Psicopedagogía, y licenciado
y doctor en Filosofía, egresado de la UNC. Ha sido profesor de las universidades de Córdoba y
Río Cuarto, y de la Universidad Federal de Santa María (UFSM), en Brasil, donde reside actual-
mente. Ha orientado gran parte de su trabajo a los problemas de la comunicación y la teoría del
conocimiento, y ha tenido a su cargo diversos proyectos de investigación y extensión vinculados a
la participación comunitaria (INTA, 2005).
172
Susana Tresserra de Guiñazú es egresada de la primera cohorte de la carrera de Psicología
de la UNC. Llegó a desempeñarse como profesora adjunta en la cátedra Psicología Evolutiva II.
Fue cesanteada el 4 de enero de 1976, durante el decanato de Carmelo Felauto, y reincorporada
en 1985 (Facultad de Filosofía UNC, 2014).
173
Claudio Bermann no aparece en la "lista de docentes cesanteados por motivos políticos entre
1974 y 1983" publicada por la Facultad de Filosofía de la UNC (Facultad de Filosofía UNC, 2014),
y no ha sido posible determinar cuándo y en qué circunstancias fue apartado de su cátedra en la
carrera de Psicología. Lo que sí está documentado es que el 27 de abril de 1976 fue secuestrado

179
- ¿Eso mismo, pero en sentido inverso, había sucedido durante la 'izquierdización' del go-
bierno en 1973?

- En 1973 ingresaron [Néstor] Braunstein, [Paulino] Moscovich y otros docentes de izquierda: no


fueron tantos y no sé cuánto tiempo habrán estado. Al mismo tiempo quedaron afuera algunos
profesores [de tendencia conservadora], pero no por decisión de las autoridades de la Facultad
sino por reclamos de los estudiantes. Es lo que pasó por ejemplo con [Enrique] Revol, en la cáte-
dra de Antropología. A él le cuestionaban muchas cosas, principalmente los estudiantes de Histo-
ria que cursaban esa materia con nosotros. Le reprochaban, por ejemplo, que no abordara el tema
de la cultura en las ciudades sino que se centrara en los pueblos primitivos. Un día él se enojó y le
dijo a un compañero: "Si usted sabe tanto, pase y siga dando la clase". El chico se paró en el fren-
te del aula y siguió hablando. A mí en ese momento me pareció fantástico. Más adelante, los com-
pañeros del Centro de Estudiantes llenaron el pabellón Francia Anexo de carteles que decían
"Fuera Revol de la Facultad". Además pusieron 'cebitas' que iban explotando a medida que él las
pisaba al entrar al aula. Después pegó con una mano en el escritorio y ahí también explotó algo.
Entonces se fue y no volvió más. Lo reemplazó Iván Baigorria: eso debe haber sido en 1971.
También el profesor [Ventura] Cordero tuvo un sumario en esos años, pero por otro motivo: él hab-
ía dado unas conferencias sobre sexualidad en Frías, Santiago del Estero, y aparentemente había
sido muy grosero. Empezó a nombrar, por ejemplo, las distintas formas de nombrar a la palabra
'pene' y eso cayó mal en una sociedad que era muy conservadora. El tema salió en un diario de
esa provincia y después en Clarín. Creo que la Universidad lo suspendió por un tiempo, pero des-
174
pués volvió y siguió dando clases acá hasta jubilarse ( ). Otra de las profesoras cuestionadas fue
la titular de Metodología, Hermelinda Fogliatto, que era muy conservadora. Ella enseñaba pruebas
no paramétricas, una parte de estadística diferencial y algo de diseños experimentales, cuando ya
existía toda otra mirada acerca de cómo se debía investigar. Los alumnos le hacían toda clase de
reclamos y después directamente dejaron de ir a sus clases. Ella iba igual y se quedaba horas en-

por personal del Tercer Cuerpo de Ejército y trasladado al centro clandestino de detención 'Campo
La Ribera', en barrio San Vicente, donde fue interrogado, torturado y finalmente liberado tres días
después (Centro de Información Judicial, 2011). Casi de inmediato, él y su esposa Lucy Jachevas-
ky emigraron a Israel y posteriormente se establecieron en Barcelona, donde crearon el GPB
(Grupo Psicoanalítico de Barcelona), que se mantiene actualmente en actividad. Bermann falleció
en esa ciudad en 2012, a los 86 años, y Lucy reside allí actualmente.
174
Ventura Cordero (1919-1996) dictaba la materia Neurofisiología y Psicofisiología: era médico
neurólogo, psiquiatra, sexólogo y también estudiaba sociología y psicodrama. Aparentemente fue
suspendido en dos oportunidades: primero en 1969 o 1970, al menos durante seis meses, por el
episodio en Santiago del Estero; y luego, al parecer en 1973, por presión de los alumnos. "Lo
echamos por su carácter autoritario, despectivo y reaccionario", recuerda Alberto Colaski, por en-
tonces presidente del Centro de Estudiantes. Según Angélica Dávila, también influyó el hecho de
que Cordero era "derechoso" y su cátedra era considerada "pro-norteamericana".

180
teras en el aula, sin ningún estudiante. Eso pasó durante un mes o dos, hasta que un día los chi-
cos tomaron el aula [en el segundo cuatrimestre de 1973] y le exigieron que firmara una nota de
renuncia. La tuvieron encerrada como tres horas, pero ella no firmó. Después vino un profesor de
175
la Escuela de Letras, [Iber] Verdugo ( ), y llamó al rector [Francisco Luperi], que a se comunicó
con el decano [Guillermo Beato] para pedirle que interviniera. Yo en esa época decía que los ami-
gos de Hermelinda, que eran todos de derecha, no hicieron nada por ella. Después fue separada
176
por un año y al tiempo volvió ( ). En todos esos casos, el alejamiento de los profesores no fue
por decisión de las autoridades sino más bien por cuestionamientos de los estudiantes.

- ¿Existió una reacción contra todo lo que fuera norteamericano durante el periodo de "iz-
quierdización" de la carrera, antes de 1974?

- Sí, claro. Me acuerdo de que, por ejemplo, los estudiantes les exigieron a varios docentes que se
pronunciaran en contra de la intervención de Estados Unidos en Vietnam y otras acciones del "im-
perialismo". Algunos se negaron. El profesor Franco Murat, por ejemplo, dijo que de ninguna ma-
nera iba a hacerlo. Había toda esa discusión.

- Enrique Saforcada ha escrito que Murat le entregó una lista de docentes "subversivos" al
interventor militar de la carrera en 1976. ¿Le parece creíble?

- Murat me contó que el interventor militar de la Facultad [el mayor Ricardo Romero] le mostró una
lista de docentes y le pidió que le dijera cuáles eran "subversivos". Murat le contestó que no iba a
señalar a nadie y que ponía su renuncia a disposición [de las autoridades de la carrera]. Además
les avisó a los conocidos que estaban en la lista. Dos de ellos eran compañeros míos: Carlos Ruiz,
177
que después se fue a España, y David Slodky, que estaba en la cátedra de Estadística ( ). Al día

175
La revista Cabildo de diciembre de 1974 describe a Iber Verdugo como un "discreto marxista,
ex-profesor de la Escuela de Aviación Militar de Córdoba" (Revista Cabildo, 1974).
176
El mencionado artículo de la revista Cabildo se hace eco del episodio: "Durante el año pasado
[1973], los atropellos se sucedieron a diario [en la Facultad de Filosofía]. Recordamos solamente
algunos: una profesora de Psicología es acusada de no enseñar con método científico (pues el
único método es el materialista dialéctico) y fue secuestrada durante casi seis horas y vejada para
obligarla a renunciar; el decano Beato como 'premio' la excluye de la docencia y la pasa a la inves-
tigación" (Revista Cabildo, 1974).
177
David Slodky nació en la ciudad de Salta en 1946 y reside allí actualmente. En una entrevista
realizada en 2016 por el diario El Tribuno, aludió a su experiencia como estudiante y como profe-
sional en Córdoba durante los años 70. "En esa década pivoteé sobre dos especialidades: por un
lado, los métodos cuantitativos aplicados a la psicología y a la educación; [en este campo] me
formé primigeniamente con el doctor Franco Murat: fui su alumno y luego colaborador docente e

181
siguiente, el militar llamó a Murat para reprenderlo por eso, y ahí fue que él renunció. Yo le pre-
gunté todo eso en los 80, cuando se estaba debatiendo si le iban a dar el cargo de profesor con-
sulto. La decana de ese momento, María Burnichon, decía que Murat era de derecha pero que no
178
había sido 'pro-milico' ni delator ni nada de eso ( ). Se podría decir que él era "facho" en aspec-
tos 'cotidianos': estaba en contra de que, por ejemplo, se abrieran los bares [de las Facultades]
porque decía que ahí se juntaban los estudiantes a armar problemas. Pero no me parece que
haya sido delator.

- ¿Cuáles fueron las corrientes teóricas que predominaron en la carrera en los años previos
al Proceso militar?

- Principalmente el psicoanálisis. También había psicometría pero era mucho menos importante
que ahora: las únicas materias psicométricas eran Psicoestadística, Metodología y Técnicas Psi-
cométricas. Es cierto que la mayoría de los trabajos finales eran psicométricos, pero eso era por-
que Murat, Fogliatto y otros tenían esa formación. Los estudiantes hacían baremos y ese tipo de
cosas.

179
- ¿También era importante la psicología vinculada a la filosofía? ( ).

- Había sido así en los primeros años de la carrera [desde fines de los 50 hasta fines de los 60],
pero ya no a partir del cambio del plan de estudios en 1969.

investigador. Por otro lado, la psicología clínica, en la que me formé con Néstor Braunstein y Mar-
celo Pasternac en el Hospital de Clínicas de Córdoba. Fui además coterapeuta con el doctor
Braunstein. Ejerzo como psicoterapeuta desde que la dictadura me forzó a abandonar la especia-
lidad metodológica que necesita siempre de apoyo institucional" (Diario El Tribuno, 2016).
178
María Saleme de Burnichon fue decana de la Facultad de Filosofía de la UNC desde junio de
1988 hasta junio de 1990 (Facultad de Filosofía UNC, 2011).
179
Entrevistado para este trabajo, Raúl Gómez sostuvo que "la postura filosófica, tomista, metafí-
sica, escolástica terminó siendo dominante después del Golpe, sobre todo a partir de la reforma
del plan de estudios en 1978".

182
180
- ¿También había conductismo de izquierda? ( )

- Claro, sí. Estaba, por ejemplo, la profesora Raquel Krawchik, que era conductista y estaba ligada
a la militancia en el Partido Comunista (PC).

- ¿Recuerda cuál fue el rol del docente (o no-docente) Gabriel Pautasso durante esos años?

- Cuando lo nombraron decano a Carmelo Felauto [en enero de 1975], Pautasso fue designado
secretario de Administración. Cuentan los no-docentes que él ponía un revólver sobre su escritorio
y se encargaba de delatar y perseguir. Recuerdo que Normando Gea, no-docente de la Facultad
de Filosofía, me dijo que Pautasso tenía relación con personas de los servicios de inteligencia que
vigilaban desde un auto que andaba por las calles de la Facultad: obviamente generaban mucho
miedo. Nosotros también sospechábamos que uno o dos no-docentes pudieron haber trabajado
para los servicios. Después, Pautasso tuvo un juicio académico y lo separaron del cargo: creo re-
181
cordar que la Justicia falló en contra de la Universidad ( ).

- ¿Era común la interrupción de clases por parte de agrupaciones estudiantiles?

- Sí, era frecuente, claro.

- ¿Era más habitual en las materias de orientación "yanqui"?

- Sí, ocurría con más frecuencia en las materias cuestionadas por su orientación o también por la
forma que tenía el profesor de dar las clases. En el caso de Revol, por ejemplo, se rechazaba que
citara a algunos autores en inglés o francés: nosotros no entendíamos nada.

180
La mención al conductismo de izquierda surgió en este trabajo durante la entrevista con Raúl
Gómez. Él recordó que Raquel Krawchik fue una de las docentes más importantes de la carrera en
los años 80 y que su adhesión al conductismo era tan acendrada que se la conocía como "La viu-
da de Pavlov".
181
A mediados de los 80, la Facultad de Filosofía solicitó la realización de un juicio académico
contra Pautasso por haber pasado listas de estudiantes "subversivos" a las fuerzas represivas du-
rante el Proceso. En 1986, el Consejo Superior de la UNC hizo lugar al pedido y relevó a Pautasso
de su obligación de dictar clases mientras durara la sustanciación de la investigación. Pero "no
hubo voluntad política de seguir el juicio y además él se retiró", dice el profesor Raúl Gómez. Pos-
teriormente, Pautasso dictó clases en colegios secundarios.

183
- ¿Entraba gente armada de grupos guerrilleros a las aulas?

- Yo nunca vi, pero sí, sucedía eso. Mi marido, que estudiaba Arquitectura, me contó que una vez
había entrado un grupo de armados y encapuchados a repartir volantes, y que al rato descubrieron
quién era uno de ellos porque apareció con la misma remera que había usado para entrar encapu-
chado al aula. Ese tipo de cosas hacía que uno conociera a los estudiantes que estaban en las
agrupaciones [armadas].

- Se ha dicho que en el siglo XX hubo en el país "una psicología perseguida y una psicolog-
182
ía perseguidora": una persecución de unos psicólogos hacia otros. ¿Está de acuerdo? ( )

- Lo que había en realidad eran enfrentamientos de líneas teóricas y de posturas políticas. En la


cátedra de Estadística, por ejemplo, yo he escuchado hablar pestes sobre Braunstein y otros pro-
fesores de su misma línea. Eso ocurre hasta hoy: los que defienden las orientaciones experimen-
tales en Metodología suelen hablar de manera despectiva sobre los enfoques cualitativos; y mismo
lo sucede entre los psicoanalistas y los cognitivos. No hay una sana convivencia entre ellos.

- ¿Se podría decir que en los últimos 30 o 40 años existió en esta carrera los que se conoce
ahora como "la grieta"?

- Diría que sí. En el caso de la cátedra de Metodología, a mí me ha sido difícil conseguir que los
profesores tengan una mirada de complementariedad entre los distintos enfoques.

- Los enfrentamientos entre docentes en los años 70 ¿se reanudaron después del Proceso?

- Acá sucedió una cosa bastante dolorosa: muchos docentes no volvieron después de la dictadura.
Es lo que ocurrió, por ejemplo, con Saforcada en Psicología Social, con 'Carlitos' Ruiz en Psicolog-
ía Laboral, o con Slodky en Metodología. Se perdió mucha gente. En Psicología no ocurrió lo mis-
mo que en otras carreras donde hubo enfrentamientos entre los profesores que volvieron y los que
se habían quedado durante el Proceso. Me parece que los primeros años [de democracia] fueron
bastante tranquilos y que recién después hubo un poco de polarización en un nivel que no tenía
tanto que ver con líneas teóricas sino más bien con aspectos políticos.

182
Sanz Ferramola sostiene que durante el siglo XX hubo en el país una "psicología-perseguida y
una psicología-perseguidora, que fue otra de las tantas herramientas al servicio de la represión y
del terrorismo de estado en Argentina, entre los años 1975 y 1983 (Sanz Ferramola, 2000).

184
- Otros entrevistados han dicho que algunos de quienes regresaron a partir de 1983 tenían
ansias de reivindicación, y que quienes habían permanecido durante el Proceso no estaban
183
conformes con el reingreso de sus colegas ( ).

- Es cierto que los docentes más viejos estaban bastante molestos [con el regreso de quienes hab-
ían sido cesanteados en la década anterior]. Y del otro lado, es obvio que quien vuelve después
de haber sido dejado afuera durante siete u ocho años va a esperar alguna reivindicación.

- ¿No era bueno el nivel académico en la primera mitad de los 70?

- El plan 1969 eliminó la exigencia del trabajo final, pero no me parece que haya sido tan diferente
al plan anterior. Incorporó materias como Psicología Profunda I (que era básicamente Psicoanáli-
sis) y Psicología Profunda II (que era existencialismo), y dio más espacio a la Psicología Social.
Hubo ese tipo de cambios. Para mí, el nivel cayó recién en la dictadura.

- ¿Por qué le parece que fue así?

- Hicieron una limpieza... Muchos profesores quedaron afuera y nombraron a otros, incluso como
titulares, que no eran buenos.

183
En otra entrevista de esta serie, la profesora Angélica Dávila recuerda que, por un lado, "algu-
nos de los reincorporados venían con la idea de que debían 'resarcirlos', devolverles lo que les
habían quitado, y nombrarlos en lugares importantes"; y por el otro, "los docentes que habían es-
tado durante el Proceso consideraban que tenían un lugar ganado". En consecuencia, existían
"dos bandos, cada uno con sus razones" y "ya existía la 'grieta' de la que se habla mucho ahora".

185
Ana Alderete / Textual

184
* "Corvalán pertenecía al Integralismo, el sector católico y de derecha del peronismo ( ).
Él era estudiante de Derecho y se inscribió en Psicología en el mismo año que yo, 1968, porque el
Integralismo no tenía gente en nuestra Facultad. Terminó recibiéndose de psicólogo y al poco
tiempo lo nombraron director de la Escuela".

* "Yo trabajé con Murat desde mi primer concurso. Se podría decir que era conservador,
pero no en el sentido de tradicionalista y católico, sino liberal al extremo: consideraba que el capi-
talismo era muy bueno, que los yanquis eran excelentes y que Dios no existe. Él había sufrido una
especie de ninguneo por parte de familias tradicionales de Córdoba, por ser inmigrante italiano".

* "Después de la dictadura me ofrecieron ser consejera en la Facultad: yo se lo comenté a


Murat y le dije que no sabía si aceptar o no, porque nunca había trabajado en ese tipo de cargos.
Me contestó que debía aceptar, porque yo siempre participaba en política, a diferencia de mucha
gente que se dice de izquierda no se la ve nunca en terreno ni en las movilizaciones. Siempre me
quedó eso de él".

* "El plan 1958 [de la carrera de Psicología] era bueno para esa época; el de 1969 intentó
aggionarse; el de la dictadura fue nefasto; y el de 1986 fue muy bueno para ese momento, porque
se consideró la opinión de mucha gente, tratando de que tuviera una mirada bien amplia. Es un
buen plan, con ciclo básico, materias electivas y tesis, en una época en que la mayoría de las ca-
rreras no tenía trabajo final: recién empezaron a tenerlo después de la creación de la Coneau
[Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria]".

* "Cámpora [Héctor, presidente de la nación entre mayo y julio de 1973] tuvo el apoyo de
mucha gente de izquierda no-peronista. Después, cuando Perón rompió con Montoneros [el 1º de
mayo de 1974], empezamos a mirar de manera distinta lo que estaba pasando. Teníamos fuertes
discusiones con amigos sobre lo que iba a pasar".

184
"La matriz del integralismo es esencialmente católica, y desde posiciones inicialmente conser-
vadoras experimentaron un gradual pasaje hacia un nacionalismo revolucionario identificado con
el peronismo. Esta peronización se produjo a partir de la idea de compromiso con los pobres y
frente a la evidencia de que en Argentina esos sectores eran mayoritariamente peronistas. En el
Integralismo convivían tendencias de izquierda y de derecha, pero la fuerte influencia ideológica
del cristianismo tercermundista, unido a su capacidad de movilización y su temperamento confron-
tativo, favoreció la hegemonía del sector más radicalizado. Si bien nunca se reconocieron abierta-
mente peronistas, varios de sus dirigentes pertenecían al justicialismo" (Pons, 2009). "La revista
Primera Plana caracterizó al Integralismo como 'un sector universitario social cristiano, antimarxis-
ta, ribeteado por ideas nacionales y revolucionarias'. En su interior convivían 'demócratas cristia-
nos y peronistas de distinto signo'" (Delgado, 2000).

186
* "Mucha gente no estaba enteraba de la desaparición de personas durante la dictadura, o
decía que era pura propaganda. En la Escuela de Trabajo Social, donde yo trabajaba en esa épo-
ca, el director hizo firmar una solicitada [de respaldo al Proceso]: algunos lo hicieron porque quizá
no sabían nada [sobre el accionar de los militares] y otros porque estaban convencidos. Después,
algunos "lloraban" diciendo que no estaban enterados de nada: yo no sé qué dirán ahora".

* "También se dio el caso de algunos profesores que habían trabajado durante el Proceso
y que perdieron los concursos para renovar sus cargos, o que directamente no se presentaron. Es
muy distinto que te echen, como ocurrió en la dictadura, a que te den la posibilidad de rendir con-
curso, que es lo que corresponde. Yo no vi que Mansur [decano entre 1986 y 1988] dejara afuera
a nadie. Y lo mismo ocurrió con la directora de la Escuela, Amalia Giorgi: no hizo ninguna diferen-
cia entre la gente que estuvo durante el Proceso y la que reingresó después".

187
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