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Serie Unidad de los Cristianos 1

TEXTO BÁSICO DE
ECUMENISMO

LUIS MORALES HERRERA


TEXTO BÁSICO DE
ECUMENISMO

LUIS MORALES HERRERA


TEXTO BÁSICO DE ECUMENISMO
Luis Morales Herrera
2ª Edición
Santiago, CECh 2015

Conferencia Episcopal de Chile


Área Eclesial
Comisión Nacional de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso

“Que todos sean uno...”


San Juan 17, 21

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PRESENTACIÓN 1ª EDICIÓN

El ecumenismo es en la actualidad un movimiento mundial por


la unidad de los cristianos. Nació en ambientes protestantes en el siglo
XIX. La Iglesia católica también está trabajando con decisión y firmeza
en él, particularmente a partir del Concilio Vaticano II (1962 – 1965).

Son numerosas las personas que se han dedicado a trabajar por


esta causa, tanto en Chile como en el extranjero. El Espíritu Santo anima
constantemente a fieles de las más diversas situaciones o condiciones
sociales o teológicas para que se dediquen y promuevan la unidad entre
todos los cristianos. Y también son muchos los frutos del ecumenismo:
libros, revistas, seminarios, encuentros, asambleas, cursos, etc.

En esta línea surge este Texto Básico de Ecumenismo, escrito


por el Prof. Luis Morales Herrera. Está hecho en forma de preguntas
y respuestas para así responder eficazmente a las inquietudes de los
hombres y mujeres de nuestra Iglesia que deseen saber más de esta
materia. Es un trabajo básico, como para empezar. Podríamos decir que
es una especie de “Catecismo ecuménico”. Los lectores podrán encontrar
en la bibliografía otras publicaciones más rigurosas o extensas al respecto,
con lo cual su formación puede ser ampliada y perfeccionada.

La idea es que esta publicación se trabaje en las parroquias,


colegios y grupos diversos. Este libro puede ser útil para comenzar
la formación ecuménica. Para conseguir este objetivo será un aporte
importante.

El autor ha dedicado ya unos veinticinco años a trabajar en forma


sencilla por la unidad de los cristianos. En 1978 fue a estudiar al Instituto
Ecuménico de Bossey, en Suiza, junto a un hermano bautista chileno.
Otros cursos que ha hecho, tanto en Chile como en el extranjero, le han
enriquecido.

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Debo destacar su entusiasmo ecuménico. También su experiencia
en dar talleres sobre ecumenismo. Por otra parte también ha formado
parte de varias Comisiones y grupos ecuménicos. Esto se hace presente
en la publicación que presento. Que ella contribuya positivamente a la
formación de los agentes pastorales y que ayude a que se haga realidad
el deseo de Cristo de que todos “sean uno en nosotros para que el
mundo crea...” (Jn 17,21).

Como dice Juan Pablo II, el ecumenismo es “designio de Dios” y


por lo mismo debe ser una prioridad.

P. Francisco Sampedro Nieto, C.M. (+ Agosto 2004)


Valparaíso, octubre de 2003.

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PRESENTACIÓN 2ª EDICIÓN

Con satisfacción presentamos hoy esta segunda edición del Texto


básico de ecumenismo, del Prof. Luis Morales Herrera. La primera, de
2003, a los pocos años se había agotado, lo que demuestra el interés de
muchos católicos por saber más acerca de la unidad de los cristianos.
Por eso, la Comisión Nacional de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso
(CONEDI), de la Conferencia Episcopal de Chile, ha solicitado esta nueva
versión, más actualizada y mejorada en varios aspectos.

Se han cumplido 50 años desde que el Concilio Vaticano II


promulgara el decreto Unitatis redintegratio (Sobre la restauración de la
unidad entre todos los cristianos, 21 de noviembre de 1964) y que lleva
la firma del papa Pablo VI. Desde entonces, nuestra Iglesia no ha dejado
de recorrer este necesario camino hacia la unidad plena, participando en
comisiones teológicas con las principales Iglesias cristianas, asambleas,
seminarios, foros y encuentros der todo tipo junto a los hermanos de
otras denominaciones. Además, la propia Iglesia católica cuenta con el
Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, un
organismo muy activo en esta materia y que ha publicado ya importantes
documentos al respecto. Y todo lo anterior sin mencionar las numerosas
obras sociales que impulsa junto a varias Iglesias cristianas.

Desde Pablo VI hasta Francisco, todos los pontífices, en diversas


ocasiones, han resaltado la importancia y urgencia de la tarea ecuménica.
Juan Pablo II incluso escribió una carta encíclica al respecto Ut unum sint
(1995). Pero el ecumenismo no solo debe ser una labor para especialistas,
sino que debe ser asumida por la totalidad de los católicos. Como muy
bien señala el papa Francisco, “el empeño por la unidad que facilite
la acogida de Jesucristo deja de ser mera diplomacia o cumplimiento
forzado, para convertirse en un camino ineludible de la evangelización”
(Exhortación apostólica Evangelii gaudium, 246)

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Esperamos que este libro ayude a muchos fieles a saber más de
este compromiso o misión, cuyo fundamento proviene de las palabras
del propio Jesús en la víspera de su pasión: “Que todos sean uno…” (Jn
17, 21) y así comprometerse en ella con entusiasmo y dedicación.

+ Jorge Patricio Vega Velasco


Obispo Prelado de Illapel
Presidente de CONEDI

Santiago, diciembre de 2015.

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INTRODUCCIÓN

“El ecumenismo continúa siendo, entre nosotros,


el tesoro escondido.”
P. Juan Bosch N., O.P.

El movimiento ecuménico avanza cada vez con más fuerzas en


el mundo. Prácticamente, en todos los continentes se hallan iniciativas
ecuménicas de todo tipo. Es un signo de los tiempos. Así lo entendió la
Iglesia católica, que ya desde antes del Concilio Vaticano II se ocupó del
tema. Recordemos que el papa Juan XXIII crea, el 5 de junio de 1960, el
Secretariado Romano para la Unidad de los Cristianos como organismo
preparatorio del Concilio Vaticano II que hiciera propuestas concretas en
esta materia. Al frente del Secretariado puso a un hombre visionario, el
cardenal Agustín Bea S.J.

Nuestro país no ha estado ausente del movimiento por la unidad.


También aquí se han dado pasos efectivos en esa dirección, aunque,
a decir verdad, ellos pasan a veces desapercibidos. No son noticia.
¿Cuántas personas saben, por ejemplo, que la Fraternidad Ecuménica de
Chile surgió en 1973? Es un espacio único, muy valioso y que permite a
sus integrantes caminar juntos en una misma dirección, animados por
el Espíritu de Dios.

La tarea de orar y trabajar por la unidad no es sólo misión de los


teólogos o expertos, sino de todos los católicos. Así lo expresa el decreto
sobre ecumenismo del Concilio, Unitatis Redintegratio (Nº 4).

Ahora bien, esta publicación -que ve la luz ahora en su 2º edición-


está hecha para participar con una formación básica en ecumenismo.
Está destinada a las personas que nada saben del tema, pero que tienen
el interés de hacer algo, un aporte. También pueden hacer uso de este
texto quienes ya llevan un cierto camino recorrido.

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Las preguntas que aparecen aquí son las que generalmente se
hacen los católicos sobre las demás Iglesias cristianas y comunidades
eclesiales. Este trabajo surge más bien desde la experiencia, fruto de
varios talleres sobre unidad de los cristianos, los que se han realizado
tanto en Santiago como en regiones. No es producto, pues, de una
investigación realizada en biblioteca. No pretende ser exhaustivo o
profundo, sino más bien una invitación a interesarse en el tema y hacer,
luego, aunque sea una pequeña contribución al pedido que hizo Jesús la
noche antes de su pasión.

Ojalá que la lectura y uso de este texto sea el comienzo de una


formación permanente, continua, que sea una ocasión propicia de abrir
los ojos, mirar a los hermanos de otras Iglesias que profesan al mismo
Señor, estrechar sus manos y, en lo posible, emprender algunas tareas en
común. ¡Hay tanto que podemos hacer juntos!

Desde 2003, fecha en que se editó este Texto Básico, los esfuerzos
por unir a los cristianos no han cesado. Partiendo por los Papas y siguiendo
por obispos, sacerdotes, teólogos, laicos y personas relacionadas con
la Iglesia Católica, han dicho y escrito muchísimo al respecto. El papa
Benedicto XVI, por ejemplo, en su Exhortación Apostólica Verbum
Domini, (La Palabra del Señor, 2010) expresa:

“Por tanto, conviene incrementar el estudio, la confrontación y las


celebraciones ecuménicas de la Palabra de Dios, respetando las normas
vigentes y las diferentes tradiciones” (N° 46)

Y el papa Francisco, en su Exhortación Apostólica Evangelii


Gaudium (La alegría del Evangelio, 2013), declara:

“Si nos concentramos en las convicciones que nos unen y


recordamos el principio de la jerarquía de verdades, podremos caminar
decididamente hacia expresiones comunes de anuncio, de servicio y de
testimonio” (N° 246)

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Esta segunda edición incorpora nuevos elementos en su contenido,
además se ha ampliado la bibliografía, teniendo especial cuidado de que
pueda estar al alcance de los lectores. Esperamos que esta publicación
tenga la misma cálida acogida que tuvo la primera, que al cabo de unos
pocos años se agotó. Se mantiene, por cierto, la presentación que hizo
el P. Francisco Sampedro N., C.M., cuyas palabras adquieren más valor al
ser considerado como uno de los más grandes ecumenistas de Chile y
que, sin duda, enriquecen este trabajo.

El ecumenismo -diremos para terminar- no es un asunto


meramente humano. Viene del propio Señor y su pedido que nos unamos
para ser uno, igual como Él lo es con su Padre Dios. Ese es el modelo
que debemos alcanzar. Dos mil años después de su venida y ante el
panorama desgarrador de la división entre los cristianos ¿no es hora de
dar pasos concretos hacia la unidad? No podemos ni debemos predicar
a un Cristo dividido.

Confiemos en la asistencia del Espíritu Santo, que nos revitaliza


para dedicarnos con entusiasmo a promover la unidad. Las fuerzas
humanas a menudo flaquean o son escasas y limitadas, pero la fuerza
del Espíritu supera toda contingencia, por muy difícil que se presente.

Terminamos con estas bellas palabras de la Hna. María José


Delgado, de las Misioneras de la Unidad (Madrid):

“El ecumenismo es como un gran río, cuyas fuentes primeras


brotaron en tierras de las Iglesias reformadas, pero también
la Ortodoxa y la Iglesia Católica han aportado a la gran
corriente del ecumenismo sus propios manantiales.”

Luis Morales Herrera

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I. EL ECUMENISMO Y SUS
DIVERSAS FORMAS

1. ¿Qué es el ecumenismo?
Podemos decir que es un gran movimiento de unidad de los cristianos. El
Concilio Vaticano II lo define así:

“Por “Movimiento ecuménico” se entienden las actividades


o iniciativas que, según las variadas necesidades de la Iglesia
y las características de la época, se suscitan y se ordenan a
favorecer la unidad de los cristianos”

No es, como muchos piensan, una doctrina, un grupo de personas, o


un conjunto de escritos teológicos, sino un movimiento dinámico y de
grandes proyecciones.

2. ¿De dónde viene esta palabra?


Ella proviene del griego, pertenece a un conjunto de palabras que tienen
que ver con la vivienda, la permanencia. Concretamente, procede del
término Oikoumene, que significa la tierra habitada, el mundo conocido
y civilizado, el universo.

El P. Juan Bosch dirá:


“Oikoumene, de donde procede directamente ecumenismo,
será, consecuentemente el mundo habitado en el que
coexisten diversos pueblos, con diversidad de lenguas y
culturas.”

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3. ¿Qué otras definiciones o expresiones explican el
ecumenismo?
El P. Congar lo define así:
“Es un movimiento constituido por un conjunto de
sentimientos, de ideas, de obras e instituciones, de reuniones
o de conferencias, de ceremonias, de manifestaciones y
de publicaciones que tienden a preparar la reunión, no
solamente de los cristianos, sino de las diferentes Iglesias
actualmente existentes, en una nueva unidad.”

Otro autor, J.E. Desseaux, afirma que el ecumenismo es:


“Un movimiento suscitado por el Espíritu Santo con vistas
a restablecer la unidad de todos los cristianos, a fin de que
el mundo crea en Jesucristo. En este movimiento participan
quienes invocan al Dios Trino y confiesan a Jesucristo como
Señor y Salvador.”

4. ¿Existen diversas formas de ecumenismo?


Sí, existen varias. Las más desarrolladas y practicadas son:

1. Ecumenismo doctrinal: Es aquel que privilegia los aspectos


doctrinales o teológicos de las Iglesias,
en relación a la unidad. Generalmente
es llevado a cabo por expertos, quienes
discuten, analizan y escriben sobre te-
mas de este orden. Ayuda a dar pasos
hacia la unidad.

Este trabajo exige una buena prepara-


ción doctrinal o intelectual y debe de-
sarrollarse en un ambiente de respeto
y tolerancia.

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2. Ecumenismo espiritual: Es aquel que pone a la oración como
el centro de todo el movimiento de
unidad. Tiene una de sus máximas ex-
presiones en la Semana de Oración por
la Unidad de los Cristianos. La oración
ecuménica debe ser permanente y
practicada con entusiasmo y perseve-
rancia. Los énfasis de esta oración son
la contemplación, penitencia, humil-
dad, sufrimiento y dolor interior por la
separación.

3. Ecumenismo pastoral: Es el que favorece los contactos, visi-


tas y encuentros entre representantes
de las diversas Iglesias cristianas. Por
ejemplo, las visitas que se han realiza-
do entre los Papas y los jefes de otras
Iglesias. Aquí se incluyen también los
matrimonios mixtos, los actos por la
unidad, las liturgias, las peregrinacio-
nes, etc. En Santiago y en otras ciu-
dades del país se celebran oficios de
oración y acción de gracias (Tedeums)
ecuménicos, con motivo del Día Na-
cional.

4. Ecumenismo social: Es aquel que promueve y realiza tra-


bajos a favor de la justicia, los dere-
chos humanos, la cultura, la paz, etc.
También se le denomina ecumenismo
práctico.

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5. Ecumenismo institucional: Es el que impulsan las instituciones o
estructuras que están comprometidas
por y con la unidad de los cristianos,
como son por ejemplo, el Consejo
Mundial de Iglesias, el Pontificio Con-
sejo para la Promoción de la Unidad
de los Cristianos (del Vaticano), los
Secretariados o Comisiones Naciona-
les o Diocesanas de Ecumenismo, etc.

5. ¿Qué valores deben estar presentes en el


trabajo ecuménico?
Los principales valores a practicar son: el respeto, la tolerancia, la
prudencia, la fe, la esperanza, la sinceridad, la amistad, la comprensión,
entre otros.

6. ¿Qué peligros suelen presentarse en este compromiso?


En todo trabajo hay riesgos y peligros, también en este campo. Por eso,
debemos evitar los siguientes:

1. EL RELATIVISMO:
Creer que cualquier Iglesia o religión da lo mismo; que la verdad está
por igual en todas partes.

2. EL ESCEPTICISMO:
Pensar que este movimiento va a fracasar, que no se verán buenos
resultados.

3. EL SINCRETISMO:
Considerar que es bueno mezclar ritos, creencias y actos tomados de
distintos campos religiosos, sin que importen las diferencias. Es un
peligro muy difundido.

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4. LA INTOLERANCIA:
No saber escuchar a la otra persona y creer que sólo uno tiene toda
la razón.

5. EL SECTARISMO:
Creer que nuestro grupo o punto de vista es el correcto o verdadero,
sin respetar a otros pensamientos o juicios.

6. EL PROSELITISMO:
Forzar a personas de otras Iglesias para que sigan nuestra fe; se usan
métodos incorrectos.

7. ¿Existen todavía otros peligros?


Actitudes tales como la coerción, la imposición por la fuerza, o abusar de la
polémica, el fanatismo religioso, los prejuicios y recelos, la discriminación
y otras, no ayudan en nada a la unidad, más bien la retrasan.

Comprometerse en el movimiento ecuménico supone una gran apertura


de corazón y mente, una clara disposición al diálogo y a estar dispuesto a
aprender de los hermanos de las otras Iglesias y comunidades eclesiales,
respetando el pluralismo religioso, la diversidad y dando pasos hacia la
unidad plena.

8. ¿De dónde nace la idea de la unidad de los cristianos?


Se piensa con frecuencia que la unidad es una idea o una convicción
meramente humana, que se le ocurrió a alguien. Nada más alejado de
la verdad.

El origen, la raíz de pedir por la unidad, proviene del propio Jesucristo,


quien dijo:

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“Que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti.
Que ellos también sea uno en nosotros, para que el mundo
crea que tú me has enviado” (Jn 17, 21)

Como vemos, todo el movimiento ecuménico tiene un gran fundamento


bíblico, porque fue el mismo Jesús quién pidió fervorosamente por la
unidad. Esa solicitud no debe ser desoída por los cristianos de las
diferentes Iglesias.

9. ¿Será fácil lograr la unidad?


Por cierto que no, y quizás sea una de las más arduas tareas que haya
que enfrentar. Probablemente nuestra generación no verá la tan ansiada
unidad. Lo más aproximado que se está consiguiendo hasta aquí es la
unidad en la diversidad, en que hombres y mujeres que pertenecen a
muy diversas denominaciones dan pasos efectivos de acercamiento,
respetando sus puntos de vista.

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10. ¿Cuándo comienza a gestarse el
movimiento ecuménico?
Los antecedentes se remontan al siglo XIX, en el que tiene una fuerte
presencia el movimiento misionero en el mundo protestante. Ejemplo
de esos esfuerzos que dieron aquellos misioneros son:

1888: Conferencia misionera. (Londres). Asistieron de muchos países.


1900: Otro encuentro aún más numeroso que el anterior. (Nueva York.)

Se pensaba por entonces en llevar el “Evangelio hasta los últimos


rincones de toda la tierra” y existían varias sociedades misioneras, pero
no contaban con una coordinación suficiente, clara. A menudo había
rivalidades, intransigencias e intolerancia.

Los esfuerzos continuaron en el siglo XX. Un paso importante fue la


Conferencia Misionera Mundial, celebrada en Edimburgo en 1910, de la
cual surgió después un “Comité de continuación”, que proseguió con los
esfuerzos de unidad entre los hermanos de las Iglesias protestantes. Aquí
nació el Movimiento Ecuménico con John Mott, metodista. Su primera
línea fue el “Movimiento Misionero”.

11. ¿Qué ocurrió después?


Deben destacarse otros dos movimientos claves en este largo caminar.
El primero es “Vida y Acción” (Life and Work), que en 1920 realizó una
gran reunión en Ginebra y en la que se invitó a protestantes, ortodoxos,
anglicanos y católicos. Los encuentros se repitieron en 1925 y 1937.

El segundo movimiento se denominó “Fe y Constitución”, que surgió


en 1927 de la Conferencia de Lausana, siendo su aporte más bien de
carácter doctrinal.

Ambos movimientos fueron convergiendo cada vez más, hasta llegar a


fundirse en una sola gran organización o institución: El Consejo Mundial
de Iglesias.

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12. ¿Dónde ocurrió eso?
En la ciudad holandesa de Amsterdam, en 1948. Este es un momento
muy importante.

13. ¿Qué sucedió allí?


En esa memorable fecha se reunieron más de 350 delegados, que
representaban a 147 Iglesias, incluidos 20 ortodoxos. Fue una asamblea
fecunda e histórica, ya que estaban echando las bases de un gran
referente ecuménico. El CMI, o CEI (Consejo Ecuménico de las Iglesias)
como también se le conoce, no pretendía crear una súper Iglesia, sino
agruparlas y coordinarlas, estrechar vínculos y promover también
el estudio y discusión de los problemas que plantea la unidad de las
Iglesias. Todo esto para llegar a la unidad que quiere Cristo.

14. ¿Cuáles son sus fines?


» Proseguir la obra de los dos movimientos ya mencionados; “Vida y
Acción” y “Fe y Constitución”.

» Facilitar la acción común de las Iglesias.

» Promover el estudio en común.

» Desarrollar la conciencia ecuménica entre los fieles de todas las


Iglesias.

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» Establecer relaciones con las Alianzas confesionales de carácter
universal y con los demás movimientos ecuménicos.

» Convocar sobre este mismo tema conferencias universales


autorizadas para publicar sus propias conclusiones.

» Sostener a las Iglesias en sus actividades evangélicas.

15. ¿Qué más se puede decir del CMI?


El Consejo Mundial de Iglesias ha crecido enormemente desde su
fundación. Tiene su sede en Ginebra, Suiza. El número de las Iglesias que la
componen supera las 300, estando representadas las grandes tradiciones
cristianas del anglicanismo, de los ortodoxos y del protestantismo. El CMI
tiene una decidida actitud ecuménica en el mundo de hoy y mantiene
excelentes relaciones con la Iglesia Católica.

Las Iglesias cristianas que deseen ser miembros de esta gran institución
“deben suscribir una base doctrinal de tipo trinitario y cristológico,
pero no renuncian por ello a su propia eclesiología, ni ninguna decisión
tomada en sus asambleas tiene carácter autoritario sobre ellas”, afirma
el P. Juan Bosch.

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II. FRUTOS DEL ECUMENISMO

1. En tantos años de ecumenismo ¿se han logrado ya


algunos frutos?
Sí, muchos. Tanto en los planos personales, comunitarios, como
doctrinales y espirituales. He aquí algunos hechos positivos: en 1975,
Pablo VI se arrodilla y besa los pies del delegado del patriarca ecuménico;
cuando este pontífice muere, todas las Iglesias ortodoxas estaban
representadas en el funeral y entierro. Juan Pablo II tuvo numerosos
gestos de acercamiento y apertura hacia los hermanos de las demás
Iglesias cristianas.

Otro paso significativo fue el que dieron Paulo VI y el patriarca Atenágoras,


cuando el 7 de diciembre de 1965 ambas Iglesias levantaron sus mutuas
excomuniones y se consideran hermanas.

Uno de los puntos culminantes, fue la declaración conjunta sobre la


Doctrina de la Justificación, que firmó la Iglesia Católica con la Federación
Luterana Mundial, en 1999, luego de años de esfuerzos por llegar a un
acuerdo

2. Esos frutos, ¿tienen repercusión en las demás Iglesias


cristianas?
Por cierto. No ha sido fácil, pues es un proceso aún en marcha. Un
connotado protestante, el Reverendo Emilio Castro (quien fuera
Secretario General del Consejo Mundial de Iglesias) manifestó en una
ocasión:

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“El ecumenismo ha permitido destruir falsas imágenes, nos
ha permitido recuperar la unidad básica y al mismo tiempo,
desentrañar cuáles son las diferencias fundamentales.”

Hay declaraciones similares de miembros de muchas otras Iglesias, lo


que va creando un ambiente, una atmósfera favorable al diálogo.

3. El ecumenismo entonces, ¿no es sólo cuestión o tarea


de expertos?
De ninguna manera. El Concilio exhorta a todos los católicos a participar
activamente en esta tarea. Dice la Hna. María José Delgado:

“El ecumenismo nos ha cambiado (…) Nos ha hecho


acercarnos unos a otros, saludarnos, abrazarnos,
contemplarnos, mirarnos a la cara y a los ojos…”

Y el papa Francisco, en un diálogo que sostuvo con los periodistas en un


vuelo de regreso a Roma, señaló:

“Hemos hablado (con el patriarca Bartolomé) de que la


unidad se hace en la calle, haciendo camino. Nosotros jamás
podremos llegar a la unidad en un congreso de teología. Hay
que caminar juntos, rezar juntos, trabajar juntos.”
(Revista Vida Nueva, 34, 15 al 28 de junio de 2014).

Estos nuevos comportamientos son frutos de un caminar conjunto. La


sola misión de echar por tierra los prejuicios, las etiquetas, ya es un paso.
Quienes participamos con fervor en este movimiento, podemos apreciar
los abundantes frutos que otorga el Espíritu Santo al respecto. En Cristo
Jesús nos sentimos uno a menudo.

Hasta los pentecostales se están sumando a este gran movimiento de


unidad, sin bien no en su mayoría. Un estudioso del pentecostalismo

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chileno, Daniel Godoy, Rector de la Comunidad Teológica Evangélica, ha
expresado:

“Corren vientos nuevos en el continente latinoamericano y


en el mundo del ecumenismo. Por ello, los pentecostales
están siendo puestos delante de una realidad que les puede
llevar a rumbos desconocidos.”

4. ¿Podemos esperar más frutos?


Claro que sí. Hasta la fecha las iniciativas ecuménicas emprendidas han
sido múltiples y en muchos países. Van desde aquellas muy espirituales,
hasta las de mayor compromiso social, léase, por la justicia, la promoción
de los derechos humanos, contra el terrorismo, en contra de la pobreza,
etc. Los pasos se han dado y se siguen dando desde quienes dirigen y
gobiernan las Iglesias, hasta los fieles de las más apartadas regiones del
planeta.

5. ¿Hay algún ejemplo que valga la pena destacar?


Por ejemplo en Brasil, la Campaña de Fraternidad 2000, por primera
vez tuvo un carácter ecuménico. Bajo el lema “Nuevo milenio sin
exclusiones”, la Iglesia Católica participó junto a las Iglesias Anglicanas,
Metodista, Luterana, Cristiana Reformada, Presbiteriana Unida y
Ortodoxa Siria. Y todas ellas son parte del CONIC (Consejo Nacional de
Iglesias Cristianas) de Brasil, fundado en 1982.

Así como ésta, hay otras muchas iniciativas que muestran la necesidad
de unirse para lograr objetivos comunes en favor de los más pobres, de
los más necesitados.

Las campañas de fraternidad o solidaridad son excelentes medios para


que las Iglesias se unan en pos de objetivos comunes y vayan en ayuda
de los más necesitados.

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En nuestro país hay un ejemplo muy claro de acción solidaria. Me refiero
al Comité Intereclesiástico de Emergencia de Chile (CIECH), miembro
de ACT Alianza, que está constituido por doce iglesias evangélicas
e instituciones ecuménicas que ha ayudado de manera efectiva a los
damnificados del terremoto de febrero del 2010. Las tareas que ha hecho
este Comité han sido por ejemplo distribución de alimentos, artículos
de higiene y frazadas, actividades grupales, reconstrucción de viviendas,
entre otras. Con un capital de un millón de dólares, ha sabido actuar a
tiempo para mitigar los sufrimientos de los afectados en varias ciudades
del sur de Chile.

6. Hoy en día hay familias en que los cónyuges son de


diferentes Iglesias. ¿Pueden hacer algo ellos?
Los matrimonios mixtos -aquellos en que los cónyuges pertenecen a
Iglesias cristianas diferentes- han aumentado en los últimos años, son
una realidad que no se puede soslayar. La Iglesia Católica así lo ha
entendido y ha dispuesto normas precisas para apoyarles. Por ejemplo,
el Código de Derecho Canónico, señala:

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“Los Ordinarios del lugar y los demás pastores de almas deben
cuidar de que no falte al cónyuge católico, y a los hijos nacidos
de matrimonio mixto, la asistencia espiritual para cumplir sus
obligaciones y han de ayudar a los cónyuges a fomentar la
unidad de su vida conyugal y familiar.” (1128)

En los matrimonios mixtos los cónyuges tienen la posibilidad de dar


un testimonio de unidad entre los cristianos, no sólo entre quienes
componen el matrimonio, sino también con los hijos. El cardenal Walter
Kasper dice que “…las familias mixtas tienen no poco que ofrecer en
términos del intercambio de dones.”

La Iglesia Católica ha demostrado una gran apertura después del Concilio


Vaticano II en esta materia, acompañando a los matrimonios mixtos no
sólo en el vínculo que contraen, sino en los pasos o compromisos que
se derivan de él. Hoy basta una simple declaración de que la parte no
católica sabe que la parte católica procurará educar en su fe a sus hijas e
hijos. (Cfr. Orientaciones de Pastoral Sacramental. Santiago CECh 2010
n° 571-573). Antes, la parte no católica debía jurar que no impediría la
formación de la prole en la fe católica.

Estos matrimonios mixtos, hay que decirlo, surgen en los diversos


estratos sociales y son una muestra de que se puede crecer en la fe sin
renunciar a su respectiva Iglesia, ni querer convertir a la otra persona a
la fuerza.

7. ¿Son más los frutos, los logros, que los retrocesos?


Podemos decir que sí, sin duda. Sólo en estos últimos años se han dado
pasos concretos: las declaraciones conjuntas del Papa con el Patriarca
de Constantinopla, con el Arzobispo de Canterbury y con el Arzobispo
ortodoxo de Grecia, la reanudación de los trabajos de la Comisión
Mixta Internacional ortodoxo-católica, la aceptación del Consejo
Mundial Metodista de la declaración conjunta sobre la doctrina de la
justificación, sin olvidar tampoco las declaraciones conjuntas con Iglesias
que se separaron por diferencias cristológicas del s. V (Nestorianas y
23
Monofisitas), por citar algunos hechos, son sucesos que muestran
avances, un proceso vivo, en marcha.

Un documento muy valioso a este respecto es “Del conflicto a la


comunión”. Conmemoración Conjunta Luterano-Católico Romana de la
Reforma en el 2017, en el que se hace un balance del acercamiento entre
unos y otros al aproximarse la conmemoración de la fecha en que se
publicaron las 95 tesis de Wittenberg, en Alemania, inicio de la llamada
Reforma Protestante.

A nivel de base, otro tanto que sería imposible reproducir aquí. Es decir,
en todos los niveles surgen iniciativas, proyectos o trabajos ecuménicos,
aunque a veces no lleven este nombre

8. ¿Deberíamos ser más optimistas, entonces?


Sí, sin temor a equivocarnos. Lo que sucede es que los pesimistas parecen
pesar más en la sociedad, en los medios de comunicación, por lo que
queda la sensación de que no se avanza. Pero los hechos demuestran lo
contrario.

El cardenal Walter Kasper, ex presidente del Pontificio Consejo para


la Promoción de la Unidad de los Cristianos, tiene una mirada amplia
al respecto, una vista global de la situación. En su libro “Caminos de
unidad” (2005) señala:

“Deberíamos estar agradecidos por lo que hemos logrado.


A principios del siglo XX nadie habría esperado que hoy
estuviéramos donde estamos. Ha sido un camino exitoso
que nos ha sacado del aislamiento, de la hostilidad y de la
rivalidad y nos ha llevado a la tolerancia, al respeto, a la
colaboración mutua e incluso a la amistad.”

Estas palabras son un poderoso aliciente para continuar por la senda


trazada por el Concilio Vaticano II, que desde 1964 se sumó al movimiento
ecuménico mundial.
24
III. LA IGLESIA CATÓLICA Y EL
ECUMENISMO

1. ¿Qué actitud tuvo la Iglesia Católica ante


el ecumenismo?
Fue más bien una actitud de reserva, o negativa, porque se creía que
integrar el movimiento ecuménico perjudicaría al catolicismo, ya que se
ponía en juego la verdad. Debido a eso se hicieron algunas clarificaciones
en el Syllabus de Pío IX (1864). Se pensaba, por ese entonces, que los
cristianos de otras Iglesias estaban en el error, o equivocados y se les
hacían llamados para que volvieran a la Iglesia Católica.

2. ¿Fue cambiando esta actitud con los años?


Hubo factores que ayudaron a cambiar lentamente esa mentalidad
excluyente y rígida. Entre esos factores estuvieron:

• La renovación bíblica.

• La reforma litúrgica, teológica, catequética y pastoral.

• Una revalorización de la patrística, que ayudó a redescubrir la


historia.

• El estudio de las separaciones donde hubo responsabilidad de


todos.

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3. ¿Cuándo se compromete la Iglesia Católica con
el ecumenismo?
Fue principalmente a partir del Concilio Vaticano II (1962 – 1965). El
Papa Juan XXIII fue un hombre visionario, y creó el 5 de junio de 1960
en la Curia Romana, el Secretariado para la Promoción de la Unidad de
los Cristianos, organismo que jugó un rol fundamental antes, durante y
después del Concilio pues preparó el terreno para que la Iglesia Católica
se integrase al movimiento por la unidad.

Un fruto importante del Concilio es el Decreto Unitatis redintegratio,


(Decreto sobre el ecumenismo) promulgado el 21 de noviembre de
1964, con la firma de Paulo VI.

En 1989 Juan Pablo II ordenó el cambio de nombre para el Secretariado,


quedando desde entonces como Pontificio Consejo para la Promoción
de la Unidad de los Cristianos, y que perdura hasta ahora.

¿Qué tareas tenía el Secretariado para la Unidad?

Eran varias:

1. Mantener informado al Pontífice sobre los asuntos de la


unidad

2. Fomentar la relación con los hermanos de otras iglesias y


comunidades eclesiales.

3. Ayudar a la interpretación y aplicación de los principios del


ecumenismo.

4. Fomentar y coordinar grupos de teólogos que trabajan en


este tema.

5. Designar observadores católicos ante las reuniones de las


demás iglesias cristianas, etc.

26
4. ¿Quiénes han presidido este organismo?
La primera gran figura que dio vida al secretariado fue el cardenal
Agustín Bea. Le sucedió después el cardenal Johannes Willebrands. Desde
1989, estuvo al frente el cardenal Edwards I. Cassidy. A él sucedió el
Cardenal Walter Kasper, y en la actualidad lo preside el Cardenal Kurt
Koch, quien hasta su nombramiento, en junio de 2010, fuera obispo de
Basilea, (Suiza).

5. ¿Cuál fue el fruto del Concilio en relación


al ecumenismo?
Una de las grandes tareas que tuvieron los Padres Conciliares fue la
elaboración de un decreto sobre el tema. No fue fácil, porque aún había
resistencias a examinar este asunto. Pero el Espíritu Santo, constante
animador de la obra conciliar, hizo que poco a poco el tema fuera
debatido intensamente. Se estaba frente un “signo de los tiempos”.

Tras largas discusiones, el 21 de noviembre de 1964, fue promulgado


oficialmente por Paulo VI el decreto Unitatis redintegratio, que como
su nombre indica, se propone promover la reintegración de la unidad
entre los cristianos. Era la primera vez que se abordaba un tema así y sus
principios aún perduran. Como muy bien dice un autor, este decreto es
la “carta magna” del ecumenismo en la Iglesia Católica.

6. ¿Qué temas fueron tratados en dicho decreto?


Se exponen con claridad los principios católicos sobre el ecumenismo
(Cap. I); práctica del mismo, que toca el punto de la “reforma de la
Iglesia, la conversión interior, el ecumenismo espiritual, el conocimiento
de los hermanos cristianos, la fidelidad doctrinal, la cooperación de todos
los cristianos, etc. (Cap. II ); las Iglesias y las comunidades eclesiales
separadas de la Sede Apostólica romana: la separación de las iglesias
orientales, las Iglesias y comunidades eclesiales separadas de Occidente
( Cap. III ).

27
7. ¿Valora la Iglesia Católica el tema de la unidad?
Lo valora altamente, y la prueba está en las palabras del decreto sobre
ecumenismo:

“Promover la restauración de la unidad entre todos los


cristianos es uno de los principales propósitos del Concilio
ecuménico Vaticano II” (UR 1).

Y en muchos otros documentos del magisterio, y muy especialmente en


la actuación a favor de la unidad que hizo San Juan Pablo II por el mundo,
la Iglesia Católica impulsa positivamente el tema de la unidad de los
cristianos. Un punto importante en este recorrido es la publicación de la
encíclica Ut unum sint, de este pontífice, del 25 de mayo de 1995. Son
ya 50 años de compromiso a fondo con la causa ecuménica y está muy
presente en los desafíos y tareas de este milenio. Los papas Benedicto
XVI y Francisco han continuado en la misma senda hasta la fecha.

Benedicto XVI, en su primer mensaje al final de la celebración eucarística


con los cardenales electores en la Capilla Sixtina (20.IV.2005), manifestó:

“Siguiendo a sus predecesores, está plenamente


determinado a cultivar todas las iniciativas que puedan ser
oportunas para promover los contactos y el entendimiento
con los representantes de las diversas iglesias y comunidades
eclesiales.”

Y el mismo pontífice, en la Exhortación apostólica postsinodal Verbum


Domini (La Palabra del Señor) declara:

“En efecto, en la misma Escritura encontramos la petición


vibrante de Jesús al Padre de que sus discípulos sean una sola
cosa, para que el mundo crea (cfr. Jn 17, 21) Todo esto nos
refuerza en la convicción de que escuchar y meditar juntos
las Escrituras nos hace vivir una comunión real, aunque
todavía no plena.” (N° 46)

28
Es decir, la lectura común
de la Biblia junto a los
hermanos no católicos
puede ser un buen paso
hacia la unidad, por eso
es bueno promoverla
constantemente.

Por su parte el Papa


Francisco, en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium (La alegría
del Evangelio, 2013), señala:

“… el ecumenismo es un aporte a la unidad de la familia
humana. (…)
Dada la gravedad del antitestimonio de la división entre
cristianos, particularmente en Asia y en África, la búsqueda
de caminos de unidad se vuelve urgente.” (N° 245 – 246)

De tal manera el tema de la unidad de los cristianos ha estado y está


como una prioridad importante. Nuestra Iglesia asume esta tarea
seriamente y no como una moda o algo pasajero, sino como un desafío
fundamental de su quehacer pastoral. Advierte que el ecumenismo es
uno de los grandes signos de los tiempos.

8. ¿Quiénes deben promover el ecumenismo?


El decreto es muy claro en este punto:

“...este santo Sínodo exhorta a todos los católicos a


que, reconociendo los signos de los tiempos, participen
diligentemente en la labor ecuménica”. (UR 4).

No es responsabilidad sólo de los obispos, sólo de los sacerdotes, o de los


religiosos, sino de todos los católicos. En consecuencia, los laicos también
están llamados a incorporarse a este gran movimiento de unidad y dar
así su aporte permanente y específico.
29
9. ¿Qué pasos debemos dar los católicos?
Muchos. Por de pronto, el “Concilio exhorta a los fieles que se abstengan
de toda ligereza o celo imprudente que puedan perjudicar el progreso de
la unidad”. No debemos ni podemos asumir una actitud pasiva frente a
los hermanos de las otras Iglesias cristianas. Salir al encuentro de ellos
supone apertura de corazón, hacer cosas en común, eliminar prejuicios
por parte nuestra. En un plano más concreto, sería oportuno visitarlos en
sus respectivas comunidades y orar con ellos por la unidad, al tiempo de
invitarlos a nuestra Iglesia Católica.

10. ¿Es necesaria la formación ecuménica?


No basta la buena voluntad para participar bien en este campo. La
formación no compete sólo a algunos, sino a todos los sectores. El
decreto del Concilio señala que es de gran importancia que los futuros
Pastores y sacerdotes dominen la teología elaborada según este criterio
con toda exactitud, sin espíritu polémico, sobre todo en lo que se refiere
a las relaciones con los cristianos no católicos (cf. UR 10).

A menudo tenemos la sensación de que los católicos no estamos


debidamente preparados -teológicamente hablando- para dialogar
o defender nuestra fe. De ahí que sea urgente una formación sólida,
sistemática en distintas áreas, tales como la doctrinal, sacramental,
pastoral, litúrgica, etc.

11. ¿Qué valoró el Concilio de los hermanos cristianos


no católicos?
Los Obispos manifestaron lo siguiente:

“La vida cristiana de estos hermanos se nutre de la fe en


Cristo y se robustece con la gracia del bautismo y con la
palabra de Dios. Se manifiesta en la oración privada, en la

30
meditación bíblica, en la vida de la familia cristiana, en el
culto de la comunidad congregada para alabar a Dios.”
(UR 23).

El lenguaje de gran respeto y caridad que manifestó el Concilio hacia las


Iglesias de Oriente y también hacia aquellas surgidas de la Reforma, en
Occidente, fue un primer gran paso, para tender puentes hacia la unidad.
Poco a poco los juicios negativos, como asimismo las acciones indebidas
(sectarismo, ataques o descalificaciones, etc,) han ido quedando
superados, para dar paso a un diálogo verdaderamente provechoso y
necesario.

12. Además del Decreto Unitatis... ¿qué otros documentos


ha elaborado la Iglesia Católica al respecto?
El decreto sobre ecumenismo fue sólo el primer paso en una ya larga
lista de documentos oficiales.

En primer lugar, se publicó el Directorio para la aplicación de los


principios y normas sobre el ecumenismo. Originalmente, se publicó
en dos partes; una en 1967, y la segunda en 1970.

Este Directorio orientó con acierto la naciente práctica ecuménica.


Algunos años después, una nueva realidad de las Iglesias hizo que fuese
necesario editar un Directorio más actualizado y acorde con los cambios
experimentados en las distintas Iglesias, incluía la Católica, por cierto.

El actual fue aprobado por Juan Pablo II el 25 de marzo de 1993.

Este documento está destinado

“a ser un instrumento al servicio de toda la Iglesia, y en


especial, de quienes están directamente comprometidos en
una actitud ecuménica en la Iglesia Católica”.
(Directorio... N° 6)

31
Los principales puntos tratados en él son:

1. La búsqueda de la unidad de los cristianos.


2. La organización de la Iglesia Católica al servicio de la unidad
de los Cristianos.
3. La formación para el ecumenismo en la Iglesia Católica.
4. La comunión de vida y de actividad espiritual entre los
bautizados.
5. La colaboración ecuménica, el diálogo y testimonio común.

13. ¿Hay algo más que se haya publicado?


Hay que mencionar la Carta encíclica Ut unum sint (Sobre el empeño
ecuménico) de Juan Pablo II, de fecha 25 de mayo de 1995. Es la primera
vez que un pontífice romano dedica un documento del más alto nivel
a este tema, lo cual habla de la importancia asignada por ese Papa al
ecumenismo. Esta Carta Encíclica tiene una gran fuerza magisterial.

Juan Pablo II reitera todo el compromiso católico con el ecumenismo y


hace también serios aportes para seguir avanzando en el camino de la
unidad. El Decreto “Unitatis redintegratio”, del Vaticano II aparece una y
otra vez en la encíclica. Algunos de los temas abordados en esa encíclica
son los siguientes:

• El camino ecuménico: camino de la Iglesia.


• La renovación y la conversión.
• La primacía de la oración.
• El diálogo ecuménico.

32
• Los frutos del diálogo.
• Las colaboraciones realizadas.
• El ministerio de unidad del Obispo de Roma.
• La comunión de todas las Iglesias particulares con la Iglesia de
Roma: condición necesaria para la unidad

14. ¿Hay todavía algo más escrito sobre el tema?


Sí, hay más, como por ejemplo La dimensión ecuménica en la formación
de quienes trabajan en el ministerio pastoral, que publicó el Pontificio
Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos en 1997.

Aunque es un documento más bien de carácter técnico, es un


instrumento muy útil para guiarse en la formación ecuménica de todos
los fieles: laicos, estudiantes de teología, seminaristas y futuros agentes
de pastoral.

33
15. Este escrito ¿sugiere temas a tratar con las
otras Iglesias?
Sí, desde luego, como por ejemplo:

- La relación entre la Sagrada Escritura y la sagrada Tradición.


- La Eucaristía.
- El Orden como sacramento.
- El Magisterio de la Iglesia.
- La Virgen María.
- La naturaleza del primado del Obispo de Roma y su ejercicio.

Todavía hay más puntos a debatir, como los siguientes:

- El reconocimiento recíproco del bautismo.


- La participación mutua en el culto.
- El compartir la vida sacramental.
- Los matrimonios mixtos.
- El ministerio y el puesto de las mujeres en la Iglesia.
- El papel de los laicos.

Es conveniente decir aquí que en el contacto diario con los hermanos de


otras Iglesias cristianas, los católicos deben tener una clara concepción
de la fe y la doctrina, pues de lo contrario hay riesgos de seguir caminos
equivocados. Por tal motivo, la Congregación para la Doctrina de la Fe,
emitió la Declaración Dominus Iesus sobre la unicidad y la universalidad
salvífica de Jesucristo y de la Iglesia (agosto de 2000), que en parte
señala

“… la presente Declaración interviene para llamar la atención


de los Obispos, de los teólogos y de todos los fieles católicos
sobre algunos contenidos doctrinales imprescindibles,
que pueden ayudar a que la reflexión teológica madure
soluciones conformes al dato de la fe, que respondan a las
urgencias culturales contemporáneas”. (3)

34
16. ¿Hay indicaciones o normas prácticas para vivir una
“experiencia ecuménica concreta?
Sí, como éstas:

- Organizar visitas a otras Iglesias y asistir al culto de otras tradiciones.

- Realizar encuentros e intercambios con estudiantes de otras Iglesias


y comunidades eclesiales.

- Propiciar momentos de oración en común, especialmente durante la


Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.

Organizar jornadas de estudio que contribuyan al conocimiento de la


doctrina y de la vida de los otros cristianos.

17. ¿Los católicos disponen en la actualidad de


abundante material para hacer algo por la unidad?
Además de lo ya mencionado, existen otros documentos en los cuales
la Iglesia Católica habla de la unidad de los cristianos. Tenemos la Carta
apostólica Tertio Millennio Adveniente, de Juan Pablo II, y que fuera
escrita como preparación al Jubileo del año 2000. Data de noviembre de
1994. En una de sus partes, el Papa expresa lo siguiente:

“Entre las súplicas más fervientes de este momento


excepcional al acercarse un nuevo Milenio, la Iglesia
implora del Señor que prospere la unidad entre todos los
cristianos de las diversas Confesiones hasta alcanzar la plena
comunión. Deseo que el Jubileo sea la ocasión adecuada
para una fructífera colaboración en la puesta en común de
tantas cosas que nos unen y que son ciertamente más que
las que nos separan. A este propósito ayudaría mucho que,
respetando los programas de cada Iglesia y Comunidad,

35
se alcanzasen acuerdos ecuménicos para la preparación
y celebración del Jubileo: éste tendrá más fuerza si se
testimonia al mundo la decidida voluntad de todos los
discípulos de Cristo de conseguir lo más pronto posible la
plena unidad en la certeza de que “nada es imposible para
Dios”. (TM, 16)

36
IV. LA SEMANA DE ORACION POR LA
UNIDAD DE LOS CRISTIANOS

1. ¿En qué consiste esta semana?


Es una semana que se dedica todos los años para orar, en forma especial,
por la unidad de la Iglesia. Están invitados todos los cristianos de las
diferentes Iglesias y comunidades eclesiales.

2. ¿Qué antecedentes tiene?


Por el lado católico debemos remontarnos al papa León XIII, quien
motivó a los católicos de su época a que se preocupasen por la unidad
de los cristianos. En la Carta apostólica Provida matris caritate -sobre el
culto al Espíritu Santo- del 5 de mayo de 1895, ordenó que se celebrase
una novena en la que se pidiese por la reconciliación de todos los
cristianos, la cual debía celebrarse en los diez días que van de la fiesta de
la Ascensión del Señor a Pentecostés.

Luego, en la encíclica Divinum Illud Munus, de 1897, el pontífice le dio


a la novena el carácter de perpetua. Sin duda, que estos fueron pasos
adelantados para la época, aunque restringidos al campo católico.

3. ¿Hubo otras iniciativas sobre el mismo tema?


Los anglicanos Spencer Jones y Lewis Thomas Wattson, en 1908 tuvieron
una gran idea: la celebración de un octavario de oraciones a favor de la
unidad de la Iglesia, la que debía celebrarse entre el 18 y el 25 de enero.
En la elección de estas fechas hay un detalle delicado: En el calendario
católico el 18 de enero se celebraba, hasta 1970, la Cátedra de San
Pedro en Roma. Y el 25 se celebra la fiesta de la conversión de San
Pablo. Este octavario se extendió con rapidez por el mundo católico. En

37
1921, el movimiento “Fe y Constitución”, de origen protestante, estuvo
por celebrar una “Semana de Oración por la Unidad de la Iglesia” en el
tiempo de Pentecostés, porque la unidad es obra, principalmente, del
Espíritu Santo.

4. ¿Hubo más aportes o esfuerzos al respecto?


Debemos recordar la figura del P. Paul Couturier, un sacerdote católico
francés de Lyon, quien contribuyó poderosamente a darle forma a
esta semana. Este hombre a quien se considera pionero del llamado
“ecumenismo espiritual”, elaboró un “Octavario de oración por la unidad
de los cristianos” que se realiza en algunos países entre el 18 y 25 de
enero. Desde 1939 se observa en todo el mundo cristiano, adoptándose
el nombre definitivo que conserva hasta hoy: Semana de Oración
Universal por la Unidad de los Cristianos.

El P. Couturier solía decir: Hay que orar para “que llegue la unidad visible
del Reino de Dios, tal como Cristo quiere y por los medios que Él quiera.”

5. ¿Cómo se desarrolla en la actualidad esta semana?


Después de numerosas iniciativas para orar en común por la unidad, a
contar de 1966, se dio un avance importante en este sentido.

38
Representantes del Consejo Mundial de Iglesias (por el lado protestante)
y del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los
Cristianos (del Vaticano) elaboran un programa para celebrar, del mejor
modo posible, esta semana. Cada año se escoge un versículo bíblico
que ilumina el texto. Por ejemplo, para el año 2000 fue el siguiente:
“Bendito sea Dios...que nos ha bendecido en Cristo”, tomado de la carta
del apóstol Pablo a los Efesios 1, 3-14. Para el año 2001, la cita fue: “Yo
soy el camino, la verdad y la vida”, tomado de san Juan 14, 6. Para el año
2014, “¿Es que Cristo está dividido?” (1 Cor 1, 13), para el año 2015 se
ha elegido la frase: Jesús le dice “Dame de beber” (Jn 4, 7), para el 2016,
el lema propuesto es: Destinados a proclamar las grandezas del Señor
(cf. 1Pedro 2, 9).

6. ¿Y en Chile cómo se celebra?


Sobre la base del texto preparado por los dos organismos citados
anteriormente, aquí se adapta a nuestra realidad, tarea que realizan
católicos y hermanos de otras Iglesias. Intervienen la Comisión Nacional
de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso (CONEDI), de la Conferencia
Episcopal de Chile, el Departamento Arquidiocesano de Ecumenismo,
de Santiago y la Fraternidad Ecuménica de Chile. El texto que se edita,
finalmente, es el reflejo de un trabajo común y muy enriquecedor.

Respecto de las fechas, en los últimos años hubo un cambio. Antes se


celebraba entre las fiestas de la Ascensión del Señor y Pentecostés,
pero a contar de 2014 quedó fijada entre las fiestas de Pentecostés y la
Santísima Trinidad.

7. ¿Qué Iglesias o entidades han participado en la Semana


de Oración?
Han participado activamente las Iglesias Ortodoxas, Anglicana, Luterana,
Metodista, Bautista, la Iglesia Misión Apostólica Universal y la Misión
Iglesia Wesleyana, entre otras. Además, el Ejército de Salvación, la

39
Fraternidad Ecuménica de Chile, la Asociación Cristiana de Jóvenes, y por
cierto, la Iglesia Católica. También tiene una activa labor la Renovación
Carismática chilena.

8. ¿Es conveniente, entonces, participar en esa Semana?


No sólo es conveniente, sino muy necesario. La realización de estas
Semanas permiten llevar a cabo numerosas acciones: visitas, encuentros,
ceremonias con muchos cantos y signos de hermandad y cariño mutuo
entre los miembros de las diferentes Iglesias. Es altamente recomendable
que los católicos participen con el mayor entusiasmo en aquellos días,
pues hay cabida para todos: niños, jóvenes, adultos, adultos mayores, etc.

Recordemos las palabras de Juan Pablo II en su encíclica Ut unum sint


(1995)

“Cuando los hermanos que no están en perfecta comunión


entre sí se reúnen para rezar, su oración es definida por el
Concilio Vaticano II como alma de todo el movimiento
ecuménico.” (Nº 21)

Y decir que la oración por la unidad no sólo debe hacerse durante la


referida Semana de Oración, sino que debe ser permanente, diaria. El
citado pontífice citado también expresa:

“Cuando los cristianos rezan juntos, la meta de la unidad


aparece más cercana.” (N° 22)

40
V. EL ECUMENISMO EN CHILE

1. ¿Qué antecedentes hay en esta materia?


Los primeros pasos se fueron dando no precisamente en la Iglesia
Católica, sino en las Iglesias Protestantes o Evangélicas. Vale la pena
recorrer esa historia.

Manuel Ossa, en su libro sobre Iglesias Evangélicas y Derechos Humanos,


nos presenta algunos antecedentes de asociaciones ecuménicas
evangélicas en Chile.

Así, sabemos que por los años 40 existía un Comité de Cooperación de


las Iglesias, “que reunía a pastores de diversas congregaciones con el fin
de compartir reflexiones bíblicas, orar en común y promover campañas
evangelísticas”.

Este organismo se transformó, posteriormente, en el Concilio Evangélico


de Chile, en el que participaron metodistas, presbiterianos, bautistas y
pentecostales

2. ¿Qué paso importante dio este Concilio Evangélico?


Presidido por el obispo metodista Pedro Zóttele, este organismo se
vinculó al Consejo Mundial de Iglesias. Fueron años de “apertura al
mundo y de preocupación social de las Iglesias Evangélicas.”.

Además, organizó el Primer Congreso Evangélico de Acción Social, en


1960.

41
3. ¿Qué dificultades se presentaron para unir
a los evangélicos?
El énfasis en lo social comenzó a producir inquietud entre ellos. Se creó
otro organismo, el Nuevo Concilio Evangélico Nacional, que se opuso
al anterior. Por los años 60 se formó una tercera asociación, el Concilio
Chileno de Iglesias Evangélicas Fundamentalistas.

Las discrepancias no sólo iban por el lado del mayor o menor acento en
lo social, sino además, por cuestiones de orden doctrinal. El avance era
lento, pero sostenido.

4. ¿Qué otras agrupaciones cabe mencionar?


A raíz del Golpe Militar del 11 de septiembre de 1973, se creó con
fecha 3 de octubre de ese mismo año, el Comité Nacional de Ayuda
al Refugiado, que presidió el obispo luterano Helmut Frenz y el P.
Vicente Ahumada, católico. Días después, el 6 de octubre, se fundó el
Comité de Cooperación para la Paz y la Reconciliación, que estuvo
integrado por las Iglesias Católica, Metodista, Ortodoxa, Pentecostal,
más la Comunidad Israelita. Lo presidían el obispo Helmut Frenz, como
representante del mundo evangélico y protestante y mons. Fernando
Ariztía, obispo auxiliar de Santiago, como representante de la Iglesia
Católica.

Debido a presiones del régimen militar de la época, el Comité tuvo que


disolverse a comienzos de 1976. Como bien señala Manuel Ossa en su
estudio:

“Una parte de su programa fue asumido por la Vicaría de


la Solidaridad, de la Iglesia Católica, fundada en abril de
1976. De la otra, la que se refería a los extranjeros, como
también a los exiliados y a sus familias, se hizo cargo el FASIC

42
(Fundación de Ayuda Social de las Iglesias Cristianas) que
trabajaba ya, aunque con otro nombre, en la misma línea
desde 1973. Las Iglesia Metodista asumió oficialmente al
FASIC como programa ecuménico en abril de 1975”.

El Comité Pro-Paz, como también se le conoció en Chile, fue una


experiencia muy concreta de ecumenismo y que se realizó en momentos
muy críticos para todos los chilenos. La presencia judía le dio aún más
valor al Comité, lo que lo abría ya al plano interreligioso

5. ¿Qué actitud tuvieron los evangélicos bajo el


Gobierno Militar?
Un sector lo apoyó sin reservas, en tanto que otro fue más reticente. Luego
del apoyo dado al Gobierno Militar, en el que participaron 32 pastores
evangélicos, se creó el Centro Evangélico Nacional Coordinador de
Actividades (CENCA), que funcionó desde diciembre de 1974 hasta
inicios de julio del año siguiente. El día 12 de ese mes, pasó a llamarse
Consejo de Pastores de Chile, en el que participaron los jefes de Iglesias
o misiones evangélicas.

Fue este Consejo de Pastores el que convocó al primer Te Deum evangélico,


el que se realizó en la Catedral Evangélica el 14 de septiembre de 1975.
Otros evangélicos siguieron participando en el Te Deum ecuménico que
se celebraba desde el tiempo de Salvador Allende, coordinado por la
Iglesia Católica.

Ossa escribe lo siguiente:

“El Consejo de Pastores solicitó, en carta del 20 de diciembre


de 1976 al General Pinochet, como Presidente, ser
reconocido como portavoz oficial de la Iglesia Evangélica de
Chile.”

43
6. ¿Hubo otros intentos ecuménicos por esos años?
Sí. No todos los evangélicos de Chile eran partidarios del Gobierno Militar.
Quienes se oponían a él crearon, por ejemplo, la Asociación de las
Iglesias Evangélicas de Chile (AIECH), fundada el 26 de noviembre de
1974, y en la que participaron las Iglesias Bautista, Anglicana, Metodista,
Presbiteriana, Luterana, varias Pentecostales, y, en algún momento, la
Iglesia Metodista Pentecostal. La AIECH hizo clara su opción de ayuda a
los más necesitados y llegó a desautorizar el primer Te Deum evangélico.
Pero no tuvo la fuerza necesaria y con el correr del tiempo desapareció.
Tuvo existencia hasta 1980.

También debe mencionarse a otro organismo de aquellos años: la


Confraternidad Cristiana de Iglesias (CCI), que se constituyó
oficialmente en 1985, pero cuyos antecedentes hay que buscarlos en
años anteriores. De gran sensibilidad a lo social, su primera Declaración
Pública se refiere a la situación difícil por la cual atraviesan los chilenos.

La CCI fue un interlocutor muy valioso para la Iglesia Católica, la que a


través de la Vicaría de la Solidaridad, con un claro respaldo ecuménico,
venía defendiendo los derechos de las personas y reafirmando su clara
opción por la vida

44
7. ¿Hay otras iniciativas todavía?
Además de los organismos ya citados, los evangélicos han contribuido
de modo efectivo al progreso, tanto espiritual como material de los
chilenos y sus esfuerzos no deben pasar desapercibidos.

Tal es el caso de la Ayuda Cristiana Evangélica (ACE), que fue una


oficina o departamento del antiguo Comité Evangélico de Chile a fines
de los años 50. La ACE coordinó la entrega de alimentos provenientes de
los Estados Unidos, vía Church World Service.

Por los años 80 juega un rol importante el Servicio Evangélico para


el Desarrollo (SEPADE). A raíz del terremoto del 3 de marzo de 1985,
por iniciativa de María Palma, del Consejo Mundial de Iglesias, se creó
el Comité de Emergencia Intereclesiástico (CEI), con el apoyo de la
Confraternidad Cristiana de Iglesias, y que contó con la participación de
siete Iglesias.

También debemos hacer mención a un organismo que no es propiamente


chileno, pero que ha mantenido fuertes lazos con los evangélicos chilenos,
y también con la Iglesia Católica. Se trata del Consejo Latinoamericano
de Iglesias (CLAI), que se fundó en Perú, en noviembre de 1982.
Asistieron unos 300 representantes de 85 Iglesias miembros, lo que
le otorga un fuerte respaldo en la base. Ha mantenido generalmente
buenas relaciones con el mundo católico del continente. También tiene
Encuentros y diálogo con el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM)

8. ¿Qué es la Fraternidad Ecuménica de Chile?


Tal como lo señala el Rev. David Muñoz Condell, “La Fraternidad
Ecuménica de Chile” como organización religiosa es un espacio de
carácter ecuménico y de encuentro entre cristianos, en la que están
representadas la Iglesia Católica Apostólica y Romana, las Iglesias
Ortodoxas y las Iglesias Protestantes Evangélicas, de preferencia de
tradición eclesial radical, reformada y pentecostales, tales como la Iglesia

45
Anglicana de Chile, la Iglesia Metodista de Chile, la Iglesia Bautista, la
Iglesia Evangélica Presbiteriana, la Iglesia Luterana de Chile, la Iglesia
Evangélica Luterana en Chile, la Iglesia Wesleyana e iglesias pentecostales
con claro espíritu ecuménico.”

En la Presidencia de la Fraternidad se turnan cada año el representante


de la Iglesia del Patriarcado de Antioquía, el de la Iglesia católica romana,
y el representante de las Iglesia protestantes y evangélicas.

Han sido presidentes, entre otros, el pastor Samuel Vallette (Metodista),


el pastor Héctor Zabala (Anglicano), el P. Francisco Sampedro Nieto
(Católico), el P. Georges Abed (Ortodoxo), el Rev. David Muñoz C.,
(Bautista) el P. José Manuel Arenas, s.j. (católico).

9. ¿Qué es la Mesa Teológica?


Es una instancia de diálogo y estudio teológico, nacida de la Fraternidad
Ecuménica. Se inició en julio de 1997. Una vez por mes se juntan teólogos
de las diferentes Iglesias para tratar temas teológicos y pastorales de
común interés.

Un fruto de gran valor ha sido el documento firmado por once Iglesias


cristianas sobre el reconocimiento mutuo del bautismo, en el cual
trabajaron durante dos años y medio. En la sección “Anexos” de este
manual, se incluye el texto aprobado y firmado por las once Iglesias.

10. ¿Qué es la cena ecuménica?


Es una cena organizada por la Asociación Cristiana de Jóvenes, en
Santiago. Es un encuentro solemne y en el que prima un espíritu de
unidad. Asisten los hermanos y hermanas que van a la Fraternidad
Ecuménica. En algunas ocasiones ha sido invitado el arzobispo de
Santiago, el arzobispo Ortodoxo y otras autoridades. Fue, precisamente,
en una cena ecuménica donde se firmó el documento sobre el bautismo.

46
11. ¿Existen otras expresiones ecuménicas en Chile?
Está el Centro Ecuménico Diego de Medellín, que ya tiene más de 20
años de existencia. Edita la revista Pastoral Popular. También debemos
mencionar el Centro Evangélico Misión Urbana Rural de la Iglesia
(CEMURI), de Concepción, de larga trayectoria en la región.

Otras instancias ecuménicas son: la Fundación de Ayuda Social de las


Iglesias Cristianas (FASIC), el Comité Chileno Juvenil Ecuménico, la
Asamblea de Coordinación Ecuménica, la Fundación para un Mundo
Nuevo, el Movimiento Focolares, los Grupos de Oración de Taizé, etc.

También debemos mencionar a la Asociación Cristiana de Jóvenes,


que fue fundada en Londres en 1844 por el líder juvenil George Williams.
Dice el Prof. Juan Daniel Escobar:

“Hoy día es considerado un movimiento cristiano ecuménico


mundial que, a finales del siglo pasado, se encontraba en
90 países, tenía 16 mil sedes y agrupaba a 25 millones de
personas.”

Otro espacio ecuménico es la Comunidad Teológica Evangélica de


Chile, que tiene ya más de 40 años de existencia y por la cual han
pasado ya varios estudiantes católicos.

12. ¿Cuál ha sido el aporte de la Iglesia Católica


chilena al respecto?
Un paso importante fue la creación del Departamento Nacional de
Ecumenismo, que siguió las orientaciones del Secretariado Romano
para la Unión de los Cristianos.

En 1985 cambió de nombre y pasó a llamarse Comisión Nacional


de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso (CONEDI), Presidida por
un Obispo y con un Director, ambos nombrados por la Conferencia

47
Episcopal de Chile e inserta en el Área Eclesial. Como puede apreciarse,
esta comisión incluye también una dimensión no menos importante
para nuestra Iglesia: el diálogo interreligioso. La CONEDI editó un boletín
por largo tiempo: Notas Ecuménicas. En la actualidad, se publica Notas
de Diálogo, vía Internet,.

En la actualidad, junto a la CONEDI, existe el Departamento


Arquidiocesano de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso, que
promueve la unidad de los cristianos pero a nivel de la Arquidiócesis de
Santiago.

Además de estas instancias, nuestra Iglesia participa frecuentemente


en encuentros, reuniones, foros, mesas redondas que tratan sobre
ecumenismo y diálogo interreligioso.

13. ¿Y qué han dicho los obispos chilenos?


Ellos no han estado ajenos al movimiento ecuménico. En las
Orientaciones Pastorales (2001 – 2005) también se refieren al tema.
Dicen, por ejemplo, que reconocen una falta de creatividad en el diálogo
ecuménico e interreligioso (N° 80), pero, citando al Papa; pese a todo, ha
habido “un mayor desarrollo del ecumenismo y diálogo interreligioso”
(N° 82).

Más adelante, se refieren con más detención:

“Alentamos a continuar conociéndonos, compartiendo, por


ejemplo, las historias de cada Iglesia y tomando iniciativas
para invitar a hermanos de las Iglesias y comunidades
eclesiales de cada sector a participar en algunas convivencias
y reuniones de comunidad (...) También es de desear
momentos de oración en común y el ecumenismo de la
acción estableciendo diversas formas de cooperación frente
a problemas sociales, como por ejemplo, en la reconciliación

48
entre chilenos, en la prevención y el tratamiento de
adicciones, en la defensa del medio ambiente, la acogida a
los migrantes, la promoción de los más pobres, etc.”
(N° 126)

Y tras la promulgación de la llamada “Ley de Cultos”, se abre un nuevo


y prometedor espacio de compartir y convivir más estrechamente con
nuestros hermanos no católicos. El futuro se presenta más auspicioso,
por eso los Obispos llaman a “inaugurar una nueva etapa en nuestras
relaciones con las Iglesias y comunidades eclesiales hermanas para hacer
del tercer milenio del cristianismo el milenio de la unidad.” (N° 127)

En las Orientaciones Pastorales 2014 – 2020, los obispos invitan al


diálogo y a valorar la pluralidad de nuestra sociedad. Allí hablan de una
Iglesia Pueblo de Dios,

“en la cual todos nos reconocemos como hijos de un mismo


Padre, discípulos llamados a ser miembros de una única
familia de Dios. Nos mueve la certeza de que “la Iglesia es
una sola para todos”. Queremos formar comunidades vivas,
que alimenten su fe en espíritu de comunión. Anhelamos
una Iglesia fraterna, comunitaria, que no excluya a nadie y
que camine en permanente comunión sinodal.” (21)

Una Iglesia con este perfil está en inmejorables condiciones de construir


el Reino de Dios junto a otras denominaciones religiosas.

Hay también que señalar la existencia de la Comisión Nacional de


ecumenismo y diálogo interreligioso (CONEDI), que forma parte del
Área Eclesial de la Conferencia Episcopal de Chile, que es presidida por
un obispo y cuya misión permanente es animar la tarea de la unidad de
los cristianos y el dialogo con otras religiones. (Cfr.: http://www.iglesia.
cl/areas_pastorales/eclesial/ecumenismo_eclesial.php)

49
14. ¿Tenemos especialistas católicos de ecumenismo
en Chile?
Sí, pero más que especialistas o expertos, nos encontramos con personas
muy interesadas en la unidad de los cristianos, con una profunda
vocación por el tema.

El mayor especialista en la materia es el P. Francisco Sampedro Nieto,


c.m, autor de varias publicaciones y artículos sobre el tema. Su libro
“Manual de Ecumenismo” es una obra fundamental para conocer
el ecumenismo y las Iglesias cristianas. En 2003 fue publicado por el
CELAM, en Colombia, un “Nuevo Manual de Formación Ecuménica”
que es bastante voluminoso y que se espera que sea un buen aporte.

También debemos mencionar a los padres Juan Carlos Urrea, Robert


Mosher y al Prof. Juan Daniel Escobar, éste último de la Universidad
Católica de Valparaíso.

Pero, además, numerosos teólogos, profesores, laicos están continuamente


escribiendo sobre el tema, lo que es muy positivo.

Y el año 2014, el director de la Comisión Nacional de Ecumenismo y


Diálogo Interreligioso, el P. José Manuel Arenas, s.j., ha sido nombrado
consultor del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso del
Vaticano. Es una buena noticia, pues se valora el esfuerzo de personas
que normalmente viven alejadas de Roma.

15. ¿Se han hecho publicaciones ecuménicas


de especialistas de Chile?
Sí. Podemos mencionar las siguientes:

» Nuestros hermanos evangélicos del P. Humberto Muñoz, Santiago,


1974

50
» Manual de Ecumenismo, Iglesias cristianas y pastoral ecuménica del
P. Francisco Sampedro Nieto, Santiago, 1988.

» Las Iglesias cristianas del P Francisco Sanpedro Nieto, Santafé de


Bogotá,1996.

» El pentecostalismo en América Latina, del P. Robert Mosher, Santafé


de Bogotá, 1997

» Ecumenismo y Tercer Milenio, Nuevo Manual de Formación Ecuménica


del P. Francisco Sampedro Nieto, Santafé de Bogotá, 2003.

» Revista “Servicio”, N° 242, junio de 2000. Número especial.

» El futuro del ecumenismo, del P. Juan Carlos Urrea, Santafé de Bogotá,


2000

Varias de estas obras se pueden encontrar en librerías religiosas del país.


Y se ha seguido publicando más, gracias a Dios. El tema parece interesar
a un público cada vez mayor.

16. ¿Quiénes han sido los directores nacionales


de Ecumenismo?
Han sido los siguientes:

• P. Humberto Muñoz
• P. Luis Olivares.
• P. Santiago Tapia.
• P. Francisco Sampedro. c.m.
• P. Roberto Mosher, ssc.
• P. José Manuel Arenas s.j.

Todos estos sacerdotes han dedicado mucho tiempo a su labor y algunos


han dejado excelentes escritos para la posteridad, que hoy se leen con
devoción e interés.
51
17. ¿Se dan cursos de formación?
Sí, y cada vez con mayor frecuencia se solicitan cursos o talleres sobre
ecumenismo. Se imparten en parroquias, comunidades cristianas, casas
de formación, en escuelas de verano, etc.

Como apoyo a estas iniciativas se puede consultar el taller básico de


ecumenismo: “A la búsqueda de la unidad perdida”. Santiago, CECh,
2011, Serie Unidad de los cristianos 2.

18. Pero ¿debemos orar por la unidad?


Sí, siempre. Dice Juan Pablo II en su carta encíclica Ut unum sint:

“Cuando los hermanos que no están en perfecta comunión


entre sí se reúnen para rezar, su oración es definida por el
Concilio Vaticano II como alma de todo el movimiento
ecuménico.” (N° 21)

En otras palabras, no obtenemos nada si sólo ponemos el énfasis en


la acción y dejamos de lado la oración. El mismo pontífice agrega a
continuación:

“En el camino ecuménico hacia la unidad, la primacía


corresponde sin duda a la oración común.” (N° 22)

A raíz de esto, surgió una interesante iniciativa en la Fraternidad


Ecuménica de Chile: la de juntarse una vez al mes, pero en otro día y
horario, sólo a rezar por la unidad. Esta actividad ha ido de menos a más
y se ha conformado un grupo estable de oración con este fin, lo que
prueba la necesidad que tenemos de orar sin cesar por el pedido del
Señor Jesús.

52
VI. EL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO

1. ¿Qué es el diálogo interreligioso?


Es el conjunto de acciones (diálogos, encuentros, foros, debates,
publicaciones, etc.) que realizan los miembros de las diferentes religiones
del mundo. Podríamos decir que es un movimiento vivo y con mucho
futuro. Su finalidad es conocernos, respetarnos y colaborar en construir
un mundo mejor.

2. ¿Es igual que el ecumenismo?


Parecido, pero no igual. Mientras que la finalidad principal del
movimiento ecuménico es la unión de todos los cristianos y sus Iglesias,
en el diálogo interreligioso no se habla de unir a todas las religiones. La
gente normalmente confunde estos elementos y es frecuente escuchar
expresiones así: “ojalá se unan las religiones...” y otras similares.

Sería muy difícil, por no decir imposible, unir a todas las religiones. Pero,
al menos, quienes pertenecen a ellas pueden encontrarse y dialogar y
realizar acciones a favor de la paz, la justicia, combatir la pobreza, etc.

3. ¿Cuáles son las grandes religiones de la humanidad?


Aparte del cristianismo, mencionemos el hinduismo, el budismo, el
confucianismo, el taoísmo, el shintoísmo, judaísmo, islamismo etc.,
además de las religiones indígenas.

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4. ¿A qué religiones se las llama monoteístas?
Al judaísmo, al cristianismo y al Islam, porque creen en un solo Dios.
También se las denomina “Religiones de tradición abrahámica”. El Corán
habla de “la gente del libro” para referirse a judíos y cristianos porque
tienen libros sagrados revelados.

5. Se piensa a menudo que el cristianismo es la religión


con más seguidores en el mundo. ¿Es así?
En 1982, según el prólogo del libro El cristianismo y las grandes religiones,
de Hans Kung, entre los 4.200 millones de seres humanos en la tierra,
1.400 eran cristianos, 723 millones musulmanes, 583 millones hindúes y
274 millones budistas. (Fuente: World Christian Encyclopedia).

El atlas de 2011 de Le Monde des religions, al presentar las tendencias


que proporciona la demografía, señala el siguiente dato: 1.747 millones
de cristianos en el año 1990, los que pasarían a ser 3 mil 52 millones en
el año 2050. Los musulmanes, en el mismo marco cronológico, pasarían
de 962 millones a 2 mil 229, mientras que los hindúes, de 686 millones
a 1.175, los budistas, de 323 millones a 425, en tanto que los judíos, de
13 a 17 millones.

54
Estas cifran prevén una población cercana a los 7 mil millones de
creyentes de estas grandes religiones a mediados de este siglo, dentro de
una población total de 9 mil 550 millones de habitantes en el planeta. En
otras palabras, cerca de las tres cuartas partes de la población mundial,
se identificarán con alguna de las grandes religiones. Y todo esto a pesar
de los augurios ya obsoletos del fin de las religiones.

Los adeptos a otras religiones sumarían unos 824 millones. Los ateos o
indiferentes alcanzarían a los 277 millones.

6. ¿Qué ha señalado la Iglesia Católica en relación a las


religiones?
En el Concilio Vaticano II los obispos se ocuparon también de este tema,
al punto que uno de los documentos promulgados fue la Declaración
Nostra aetate (Declaración sobre las religiones no cristianas). Esta
declaración trata sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no
cristianas. Lleva la firma del Papa Paulo VI y tiene fecha 28 de octubre
de 1965.

Ahora bien, en ella la Iglesia Católica muestra un criterio amplio y


muy acogedor, al tiempo que presenta las otras religiones con enorme
respeto y afecto. En una de sus partes, dice:“Todos los pueblos forman
una comunidad...”

El papel o misión de la Iglesia es “fomentar la unidad y la caridad entre


los hombres” (Nº 1)

A continuación se refiere en tono fraternal a las otras dos religiones


monoteístas: el judaísmo y el islamismo, de las cuales hace un expreso
reconocimiento de sus verdades, tradición e historia.

Como se ve, no hay en la declaración ni ataques, ni descalificaciones,


ni juicios negativos. Esto está en relación, además, con la actitud del
Concilio que se dirige a la humanidad como adulta que es, y destacando
sus valores y logros.
55
7. ¿Pueden, entonces, los católicos participar
en el diálogo interreligioso?
Sí, porque es nuestra Iglesia la que nos impulsa a hacerlo. Cuando
habla de “fomentar la unidad y la caridad entre los hombres” nos está
diciendo que, a la hora de trabajar por la paz, la justicia o la promoción
humana, nos encontremos con hombres y mujeres que no piensan
igual que nosotros, que provienen de otras tradiciones espirituales
y/o religiosas. Por eso, es fundamental el respeto y la tolerancia para
actuar bien.

De todas maneras, debe evitarse por todos lo medios caer en dos


extremos o posiciones peligrosas: el fundamentalismo, que lleva a
actitudes fanáticas y proselitistas, y el sincretismo, en que se pierde
la propia identidad al juntar elementos muy diversos que presentan las
diversas religiones, creando, al final, una gran confusión.

8. ¿En Chile se ha hecho algo en esta materia?


Afortunadamente, sí. Por de pronto, existe una excelente instancia que
funciona desde hace varios años: el Foro Espiritual de Santiago por
la Paz, al cual asisten representantes de varias religiones presentes en
Chile.

Una de sus actividades importantes fue la convocación al Panel-foro


bajo el título: “Construyendo la paz en los albores del tercer milenio”
(Una mirada desde distintas perspectivas espirituales y filosóficas).
Se efectuó en el Salón de Honor de la Universidad de Chile el 21 de
agosto de 1999. Contó con una masiva asistencia de público. Ya antes
hubo otros diálogos. Hoy siguen realizándose nuevos encuentros y
actividades.

La segunda actividad impulsada por el Foro Espiritual es la Jornada de


Oración por la Paz en el Mundo, que se realiza en septiembre de cada
año, en la cual se proclama una Declaración por la Paz en el Mundo.

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En una de sus partes, ésta señala lo siguiente:

“Queremos para Chile y para el mundo una paz genuina


y duradera, hecha cultura y grabada como anhelo en el
corazón de cada ser humano; una paz sólidamente basada
en las estructuras de una nueva sociedad, más justa solidaria
y armoniosa que la actual, profundamente respetuosa de los
Derechos Humanos y de la Vida en todas sus manifestaciones,
en la que compartir sea más importante que competir, y en
la que el diálogo y los acuerdos sustituyan a toda forma
violenta en la solución de los conflictos.”

Existen otros organismos dedicados también al diálogo interreligioso:

Confraternidad Judeo-Cristiana (la única asociación que tiene


personería jurídica propia).

Red Interreligiosa Latinoamericana de Educación para la Paz


(RILEP)

Red Global de Religiones a favor de la Infancia (GNRC, por su


nombre en inglés)

El año 2013 se instaló el Atrio de Santiago, versión local del Atrio de


los Gentiles, iniciativa del Pontificio Consejo de la Cultura.

9. Se sabe que el Ministerio de Educación también ha


hecho algo ¿Qué fue?
La División de Cultura del Ministerio de Educación convocó a un seminario
en San Pedro de Atacama, entre los días 26 y 28 de mayo de 2000 al que
denominó Encuentro de las Culturas del Libro. Asistieron a ese evento
unos treinta representantes de las tres religiones monoteístas: judíos,
cristianos y musulmanes. Al final se emitió una declaración bajo el título
de “Mensaje de paz para el hombre del tercer milenio”

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Estas y otras actividades realizadas hasta aquí, dan cuenta del empuje
y vigor que tiene el diálogo interreligioso en Chile. Agreguemos que
existe en nuestro país un ambiente sano y prometedor para este tipo de
encuentros, el que no se haya presente en otras naciones.

10. ¿Quiénes han destacado en el trabajo interreligioso


en Chile?
Señalamos, entre otros, a Mons. Santiago Tapia y el P. Francisco Sampedro,
quienes han recibido, como reconocimiento a su trabajo, el Premio
Martín Buber otorgado por los profesionales judíos. El P. Sampedro
también fue invitado dos veces por el Gobierno de Israel a visitar este
país y a diálogos oficiales.

Recientemente, se ha establecido la Cátedra Francisco Sampedro, al


cumplirse diez años de su fallecimiento, una iniciativa que ha impulsado
la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y la CONEDI.

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VII. ECUMENISMO Y SECTAS

1. ¿Qué es una secta?


Es más bien un grupo pequeño, cerrado, que sigue a un líder carismático
y con poder, a menudo en el marco de una doctrina. Su relación con las
Iglesias o la sociedad generalmente es en términos de ruptura, pues la
secta pretende ser poseedora absoluta de la verdad. La palabra secta
viene de separarse o de seguir.

Hay que afirmar claramente que las sectas no son cristianas: ni católicas,
ni ortodoxas, ni protestantes o evangélicas. Por eso con ellas no se puede
realizar el ecumenismo.

2. ¿Qué otro nombre reciben las sectas en la actualidad?


Reciben el nombre de Nuevos Movimientos Religiosos (NMR). Varios
autores usan este término, en lugar de sectas. Otro nombre usado, por
ejemplo en Puebla, es el “movimientos religiosos libres” (DP 1102). En
fin, aún hay libros en los que se sigue usando el término secta, pero en
sentido algo peyorativo.

3. ¿Qué características tiene una secta o NMR?


En general no tienen demasiados miembros, y los que permanecen al
interior del grupo están férreamente unidos. Sus reuniones o encuentros
son más de carácter secreto, es decir, no están abiertas al público en
general como lo hacen las Iglesias y comunidades eclesiales.

Por otra parte, siempre hay un líder al que siguen los adeptos, y que
ejerce un vasto poder sobre ellos.

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También debemos mencionar un cierto grado de fanatismo por parte de
los que adhieren a estos grupos. Muchos están dispuestos a dar su vida
por el movimiento o el líder. Además, son elitistas y exclusivos.

4. Entonces, ¿no es lo mismo secta que Iglesia?


Decididamente, no. La Iglesia, o mejor dicho, las Iglesias son comunidades
abiertas, con ceremonias y actividades que están en conocimiento de
todo el mundo, con personal, consagrado o no, que celebra y predica la
Palabra, etc.

Las sectas, sin embargo, como son grupos más bien cerrados, no permiten
obtener una información acabada de sus acciones o fines. El problema
se agudiza, cuando en la práctica, ningún grupo o movimiento -por muy
religioso que sea- se reconoce como secta.

Las sectas satánicas, por ejemplo, no sabemos cómo funcionan, ni en


qué lugar, ni a qué hora. Normalmente, un cierto misterio rodea a estos
grupos.

60
5. ¿Participan las sectas del ecumenismo?
Por cierto que no. Además, como varias de ellas son de carácter religioso
y están en ruptura con las Iglesias que todos conocemos, no tiene
sentido que se incorporen al movimiento por la unidad de los cristianos,
lamentablemente.

Volvemos a reafirmar que el ecumenismo se realiza solamente entre


cristianos y las sectas no son propiamente cristianas, aunque algunas
han nacido en el seno de Iglesias cristianas

6. ¿Quiénes integran las sectas?


Generalmente son jóvenes, pero no debemos tener una actitud negativa
hacia ellos. Con frecuencia buscan ser acogidos, tomados en cuenta. Son
bien intencionados y muy generosos en ofrecer su tiempo y sus energías.
En otras ocasiones, no han tenido buenas experiencias en las Iglesias
tradicionales, ni en sus familias, entonces buscan nuevos horizontes y
van a caer en grupos o movimientos que les prometen muchas cosas
hermosas, pero que rara vez o nunca se cumplen.

7. ¿Qué tipos de sectas hay en la actualidad?


El arco es muy amplio y variado. De las religiones monoteístas, por
ejemplo, salen grupos o movimientos que se apartan cada vez más de
sus doctrinas.

En el libro del P. Francisco Sampedro y Juan Daniel Escobar, se mencionan:


Sectas de tipo oriental (Sociedad internacional para la conciencia
de Krishna, Misión de la luz divina, Rajneeshismo, Amanda Marga, Sai
Baba…).

61
8. Se dice que los Testigos de Jehová y los mormones
son sectas. ¿Es así?
En la citada obra se habla, a continuación, de las Sectas pseudocristianas
(Testigos de Jehová, Iglesia de Jesucristo de los santos de los últimos días
(mormones), Asociación para la Unificación del Cristianismo Mundial
(Moon), Los Niños de Dios, la Ciencia Cristiana.

Las diferencias con los Testigos y los mormones son evidentes en varios
aspectos: en el uso e interpretación de la Biblia, en aspectos doctrinales,
en la cristología, en el papel de la trinidad, en el rol de la madre del Señor,
etc. Es decir, se apartan de una teología verdaderamente cristiana, tienen
otros postulados muy diferentes y eso hace que no pueda haber diálogo
ecuménico con ellos.

Finalmente, los citados autores señalan las Sectas esotéricas y


sincretistas (Los rosacruces, la iglesia gnóstica, la teosofía, la iglesia de
la cienciología, Misión rama y los extraterrestres…)

9. ¿Qué actitud debemos adoptar ante personas


que integran grupos sectarios?
En primer lugar una actitud de respeto, nunca de condena. No debemos
perder la capacidad de acogida, de servicio, de tolerancia. Pero debemos
ser firmes en nuestra fe y no dejarnos engañar. Debemos interrogarlas y
hacerles conocer sus errores.

Si conocemos personas católicas que se van a los Testigos o a los


mormones, acerquémonos a ellas y conozcamos las razones por las
cuales tomaron ese camino. Revisémonos constantemente en nuestro
trabajo pastoral y personal. Ayudémosle a encontrarse en la verdad de
Cristo.

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Lo mismo con los jóvenes. A veces éstos se van a grupos satánicos, pero
no debe ser motivo de escándalo, sino de acompañamiento fraterno. Los
jóvenes necesitan compañía, afecto, ser escuchados, piden ser aceptados
con sus modas y estilos distintos a los que tienen los adultos.

10. Por lo que se ve, parece haber más sectas


que otra cosa...
No es así, pero sí existen distintas sectas y algunas son muy peligrosas.
No sólo hay sectas de carácter religioso, también las hay de crecimiento
personal, esotéricas, seudocientíficas, orientalistas y otras que pretenden
estar en contacto con seres extraterrestres. El panorama es amplio. Hay
que estar informados y formados ante el peligro de las sectas. Así no
caeremos en ellas y ayudaremos a los demás a no seguir esos caminos
equivocados.

Como católicos, realizamos el dialogo ecuménico con los otros cristianos


y también el dialogo interreligioso con las religiones no cristianas. A las
sectas, aunque con caridad, las enfrentamos y señalamos los peligros
que presentan a la sociedad, educación, familia, juventud, etc. Ellas caen
en aberraciones doctrinales y morales, usan métodos para influenciar
las personas, tienen intereses económicos y otras conductas que no
podemos aceptar.

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VIII. APARECIDA Y MISIÓN CONTINENTAL
1. ¿Qué es el CELAM?
El Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) es un organismo de la
Iglesia Católica, fundado en 1955 por el Papa Pío XII a solicitud de los
obispos de América y El Caribe. Uno de sus promotores y fundadores, fue
monseñor Manuel Larraín, obispo de Talca.

La función principal del CELAM es “prestar servicio de contacto,


comunión, formación, investigación y reflexión a las 22 Conferencias
Episcopales de este continente”

2. ¿Cuáles han sido sus grandes hitos?


Las cinco conferencias generales del Episcopado realizadas en diversas
ciudades de América Latina.

La primera se celebró en Río de Janeiro, en 1955.

La segunda se llevó a efecto en Medellín, Colombia, en 1968, y su


tema central fue “La Iglesia en la actual transformación de América
Latina a la luz del Concilio”.

La tercera Conferencia General se realizó en Puebla, México, en 1979.


El tema central fue “La evangelización en el presente y el futuro de
América Latina”

La cuarta Conferencia se efectuó en Santo Domingo, República


Dominicana, en 1992. Los grandes temas fueron “La nueva
evangelización, la promoción humana y la cultura cristiana”.

64
Por último, la quinta conferencia del CELAM se efectuó en Aparecida,
Brasil, en mayo de 2007, bajo el lema “Discípulos y misioneros de
Jesucristo para que nuestros pueblos en Él tengan Vida”

3. ¿Dónde está la sede del CELAM?


La sede está en Bogotá, Colombia. Los obispos también habían votado
por otras ciudades, entre ellas Roma, Río de Janeiro, Lima y Santiago,
pero a la postre, optaron por Bogotá. El mismo Vaticano prefirió que se
estableciera en América Latina. (Ver Q. Aldea y E. Cárdenas, Manual de
Historia de la Iglesia, X, p.725)

4. ¿Son necesarias las Conferencias Episcopales?


Sí, muy necesarias, pues ellas reúnen a todos los obispos de un país,
coordinan sus labores pastorales y se vinculan a otras conferencias
también.. El Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), las junta a
todas ellas.

En la V Conferencia que se realizó en Aparecida, se lee lo


siguiente: “El CELAM es un organismo eclesial de fraterna
ayuda episcopal, cuya preocupación fundamental es
colaborar para la evangelización del Continente.” (Nº 183)

5. ¿Qué temas se trataron en Aparecida?

65
Hubo muchos temas que trataron los obispos, entre los cuales cabe
mencionar:

- La realidad sociocultural, económica y sociopolítica en que viven los


discípulos y misioneros.
- La biodiversidad, ecología, Amazonia y Antártica.
- La presencia de los pueblos indígenas y afroamericanos en la Iglesia.
- El trabajo, la ciencia y la tecnología
- La parroquia y las comunidades eclesiales de base.
- Los obispos, sacerdotes, diáconos permanentes, laicos, consagrados-
as.
- El ecumenismo y el diálogo interreligioso..
- La opción preferencial por los pobres, los migrantes, los enfermos, los
adicto dependientes, los ancianos, etc., etc.

Para cada uno de esos temas, los obispos tienen una palabra de aliento
o nos ayudan a ver con claridad qué hacer frente a los problemas. Nunca
el pesimismo se apodera de nuestros pastores, por el contrario, de la
mano con Jesucristo todos los bautizados vamos construyendo cada día
el Reino de Dios en base sus enseñanzas en los evangelios.

6. El ecumenismo ¿También fue tratado por los obispos


en Aparecida?
Sí, claro. Los obispos expresaron que

“La relación con los hermanos y hermanas bautizados


de otras iglesias y comunidades eclesiales es un camino
irrenunciable para el discípulo misionero…” (Nº 227)

66
Nuestros pastores reconocen que en este campo, es decir, en el
movimiento por la unidad “necesitamos más agentes de diálogo y mejor
calificados” (Nº 231)

7. ¿Quiénes pueden y deben participar en esta tarea?


Los obispos han hablado muy claro al respecto cuando afirman lo
siguiente:

“…alentamos a los ministros ordenados, a los laicos y a la


vida consagrada a participar de organismos ecuménicos con
una cuidadosa preparación…” (Nº 232)

Como se ve, nadie podría decir que queda excluido de esta invitación.

8. ¿A dónde nos lleva el diálogo ecuménico?


El diálogo y la cooperación ecuménica pueden encaminarse a “suscitar
nuevas formas de discipulado y misión en comunión”, pues “donde se
establece el diálogo, disminuye el proselitismo, crece el conocimiento
recíproco, el respeto y se abren posibilidades de testimonio común.”
(Nº233)

9. ¿Qué es una misión?


Una misión es una tarea, un envío, un compromiso, un plan. Todos hemos
desarrollado, en algún momento de nuestras vidas, alguna misión: por
ejemplo, la de criar, educar, desarrollar una profesión u oficio. Cuando
una persona inicia una misión, debe ser fiel al compromiso contraído y
cumplirlo hasta el final.

67
10. La Iglesia Católica ¿también desarrolla una misión?
La principal: anunciar a Jesucristo vivo, llevar su mensaje y enseñanzas a
todos los rincones del mundo.

Sólo que tras la última Conferencia del CELAM en Aparecida, se ha


puesto un énfasis especial, se ha trazado un camino o itinerario. Se habla
ahora de “misión permanente”.

11. ¿Cuál es el objetivo general de la Misión Continental?


“Abrirse al impulso del Espíritu Santo para promover la conciencia y
la acción misionera permanente de los discípulos mediante la Misión
Continental.”

12. ¿Cómo debemos vivir esta misión?


Con alegría y entusiasmo. Se trata de abrir el corazón al soplo del Espíritu
Santo, salir de nuestras casas y templos, visitar gente nueva. Como dice
uno de los objetivos específicos:

“Comunicar que la vida plena en Cristo es un don y un


servicio que se ofrece a la sociedad y a las personas que la
componen para que puedan crecer y superar sus dolores y
conflictos con un profundo sentido de humanidad.”

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13. ¿Hay pasos o etapas en esta misión?
Sí, cuatro etapas. A saber:

Etapa 1: Sensibilización de los agentes pastorales y evangelizadores.


Etapa 2: Profundización con grupos prioritarios.
Etapa 3: Misión sectorial.
Etapa 4: Misión territorial.

Estas etapas en ningún caso son rígidas, , es decir, pueden sobreponerse.


Hay cierta flexibilidad al respecto y, además se sustentas unas a otras.

14. ¿Quiénes son los agentes pastorales?


Aquí hablamos de obispos, presbíteros, diáconos permanentes,
religiosos-as, laicos más comprometidos, dirigentes de movimientos y
comunidades. También personas consagradas (incluyendo vida monástica
y contemplativa, seminarios y casas de formación, consejos pastorales.

15. ¿Cuáles son los grupos prioritarios?


Por ejemplo, colegios y universidades católicas, educadores, catequistas,
organizaciones de profesionales católicos, grupos de pastoral indígena y
afrodescendiente, cofradías, hermandades, movimientos y comunidades.

16. ¿Cuál es la misión sectorial?


Aquella que se dirige a los diversos sectores de la sociedad, como por
ejemplo: académicos, educadores, jóvenes, empresarios y trabajadores,
políticos, mundo castrense y policial, mundo de la salud, mundo
carcelario y otros.

69
17. ¿Y la misión territorial?
Se dirige, por ejemplo, a las parroquias, familias, comunidades eclesiales
de base, organizaciones comunitarias civiles, juntas de vecinos, clubes
deportivos, ONGs.

Aquí entran también a las personas alejadas de la Iglesia, indiferentes y


no creyentes.

18. ¿Qué hacer con los hermanos-as que se han ido de


nuestra Iglesia para unirse a otros grupos religiosos?
Lo primero es tratarles con mucho respeto. La misión puede ser la
ocasión de ir a su encuentro y establecer un diálogo, un puente. A veces,
estas personas se han alejado de nuestra Iglesia con dolor, heridas o y
hasta cierta amargura. Quizás les hemos dejado de saludar.
Pues ahora es el momento de volver la mirada hacia esas personas
alejadas y estrechar sus manos, quizás retomar la amistad perdida.

19. ¿Dijeron algo de esto los obispos en Aparecida?


Evidentemente. Ellos piensan que los católicos-as que se han ido
e incorporado a otras Iglesias, “esperan encontrar respuestas a sus
inquietudes. Buscan, no sin serios peligros, responder a algunas
aspiraciones que quizás no han encontrado, como debería ser, en la
Iglesia” Nº225)

70
20. Es decir, con la Misión Continental
¿Podemos practicar más el ecumenismo?
Claro que sí, es un deber que nunca deberíamos perder de vista. Es
la ocasión de salir al encuentro de los hermanos y hermanas que por
diversos motivos se han alejado de la Iglesia Católica.

Aquí interesa nuestro testimonio de vida. No emitir juicios adversos o


criticar, escuchar, respetar... Si son cristianos, podemos reflexionar y orar
juntos con un texto del Evangelio. Y, por otra parte, también puede ser
la ocasión de aprender un poquito más de las otras Iglesias cristianas,
conocer su historia, su culto o sus actividades. Eventualmente, ir a sus
templos a orar con las personas que conocemos, especialmente pedir
por la unidad de los cristianos.

71
CONCLUSIÓN

El ecumenismo es ya un gran movimiento de unidad de los cristianos


y al cual se ha sumado con entusiasmo la Iglesia Católica. Existen
diversas formas de ecumenismo: espiritual, doctrinal, social etc., pero
todos ellos conducen a un mismo fin: promover la unidad de todos los
cristianos para llegar a ser la única Iglesia que Cristo fundó.

Desde el Concilio Vaticano II, la Iglesia Católica se ha comprometido con


esta noble causa. El Decreto sobre Ecumenismo “Unitatis redintegratio”
(21 de noviembre de 1964) marca un hito. En él se dan las directrices
precisas para promover, participar y apoyar la unidad.

También nuestra Iglesia ha elaborado otros importantes documentos,


hasta alcanzar un punto culminante con la carta encíclica “Ut unum
sint” de Juan Pablo II en 1995. Los católicos disponen ahora de
abundante material al respecto, motivados, además, por el ejemplo del
propio Pontífice, que ha dado grandes pasos en esta dirección.

Otro aspecto importante es la celebración de la Semana de Oración


por la Unidad de los Cristianos, que va teniendo cada vez más eco
entre las diferentes Iglesias y Comunidades. Se celebra una vez al año.

En Chile el ecumenismo ha avanzado silenciosamente, pero de modo


efectivo. Recordemos la presencia de la Fraternidad Ecuménica de
Chile, fundada en 1973, un espacio privilegiado para quienes quieran
apoyar la tarea de la unidad. Otras instancias son el Movimiento de
los Focolares, la comunidad Fondacio, los Grupos de Oración de Taizé,
etc.

72
Un movimiento parecido, pero no igual, es el llamado Diálogo
Interreligioso, que se va abriendo paso cada vez con mayor fuerza.
La Iglesia Católica también se refirió a las religiones no cristianas en
el Concilio Vaticano II, a través del Decreto “Nostra aetate” (28 de
octubre de 1965). Como bien expresa el texto que el lector tiene en
sus manos, no se trata de unir a todas las religiones, sino que éstas se
conozcan, dialoguen y vean modo de hacer algo en conjunto.

El Foro Espiritual de Santiago por la Paz, creado en 1995, y el Encuentro


de las Culturas del Libro, celebrado en San Pedro de Atacama (mayo de
2000) son expresiones representativas de la fuerza y dinamismo que
va alcanzando el diálogo interreligioso en nuestro país y en el mundo.

Finalmente, es bueno recordar que las sectas -de las cuales se da un


vistazo general- no forman parte del ecumenismo. Las sectas, digámoslo
una vez más, son grupos que se diferencian en varios aspectos de las
Iglesias cristianas. Si bien hay algo de genuino o de buena intención
en quienes adhieren a las sectas o Nuevos Movimientos Religiosos,
como también se las llama, es necesario insistir en el cuidado que
debe tenerse para con estos grupos, los cuales, a menudo, están en
constante ruptura frente a la sociedad y a todas las religiones.

Como puede apreciarse, estamos ante un panorama religioso interesante,


pero al mismo tiempo muy complejo. Es necesario estudiar y prepararse
mejor para defender y presentar nuestra fe católica de modo claro.
La participación en el movimiento ecuménico es ya una necesidad.
Podemos y debemos crecer junto a los hermanos de otras Iglesias
cristianas, atendiendo al pedido de Jesús. Y también hay una invitación
para ampliar la mirada más allá de estas Iglesias al entrar en contacto
con otras religiones existentes en el mundo de hoy. La Iglesia Católica
anima con gozo y esperanza a los fieles a que den pasos en esta dirección.

73
BIBLIOGRAFIA

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noviembre de 1964).

PONTIFICIO CONSEJO PARA LA PROMOCIÓN DE LA UNIDAD DE


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VRANCKEN, Isabel, María y la unidad de los cristianos. La Madre de


Cristo en los Padres de la Iglesia. Santiago, Patris, 1991.

77
APÉNDICE

Reconocimiento Mutuo del Bautismo por las Iglesias


Cristianas de Chile.

“En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”


(Mateo 28, 19)

I. Preámbulo
1. Haciendo suya la oración de Jesús en la noche antes de morir, que
“todos sean uno” (Juan 17, 21) nosotros, representantes de las
Iglesias firmantes, ofrecemos el presente documento, fruto de varias
sesiones de estudio realizadas por la mesa teológica convocada por
la Fraternidad Ecuménica de Chile, como una expresión común de
nuestra vocación de unidad cristiana y como un aporte que ayude a
resolver las dificultades pastorales que se derivan de la diversidad de
las prácticas bautismales.

II. Bases teológicas


2. Mediante el Bautismo la persona es incorporada a la Iglesia y
hecha miembro del Cuerpo Místico de Cristo, estableciéndose un
vínculo inquebrantable que la une a Cristo y a todos los cristianos
de todos los tiempos y lugares, a pesar de las divisiones históricas
que han fragmentado a la Iglesia visible. Los efectos del Bautismo
no se borran por estas divisiones.

3. Existe una estrecha relación entre el Bautismo y los demás


sacramentos y ritos. El Bautismo es el nacimiento de la persona a
la vida cristiana (Juan 3, 5) y por lo tanto, le pone en camino hacia

78
la plena participación en la vida de la comunidad eclesial. Aunque
no existe un consenso entre las distintas confesiones acerca del
número y los nombres de los sacramentos, sí existe un acuerdo en
cuanto a que el Bautismo habilita al creyente para participar en los
demás sacramentos y ritos; principalmente en la celebración de la
Cena del Señor, llamada también Sacramento de la Eucaristía, la
“Acción de Gracias” de la comunidad cristiana.

4. Por medio del Espíritu Santo, presente antes, durante y después del
Bautismo, somos hechos nuevas creaturas. En el Bautismo somos
regenerados por el Espíritu Santo (Tito 3, 5-7). Como se expresó en
el documento “Bautismo, Eucaristía y Ministerio”, aprobado por la
Comisión de Fe y Orden del Consejo Mundial de Iglesias efectuado
en Lima, Perú, en el año 1982.

El Espíritu Santo actúa en las vidas antes, durante y después del


Bautismo. Es el mismo Espíritu que ha revelado a Jesús como Hijo
(Marcos 1, 1-11) y que ha dado su poder a los discípulos así como
la unidad en Pentecostés (Hechos 2) Dios derrama sobre cada
bautizado la unción del Espíritu Santo prometido, los marca con
su sello y pone en su corazón el anticipo de la herencia de los hijos
de Dios. El Espíritu Santo alimenta la vida de la fe en su corazón
hasta la liberación final cuando tomarán posesión de la herencia
para alabanza de la gloria de Dios (2 Corintios 1, 21-22; Efesios 1,
13-14) (Bautismo II, C, 5).

5. En palabras del Credo de Nicea y Constantinopla, el Bautismo es


“para la remisión de los pecados”.La vida nueva que en el Bautismo
nos es ofrecida, debe ser vivida día a día. Pone fin al pasado y
da comienzo a una nueva vida (Hechos 22, 16; 1Pedro 3, 21). El
bautizado comienza a crecer en santidad (1Corintios 6, 11) por el
camino de la participación en la vida de la Iglesia, como miembro
del Cuerpo de Cristo. Por el Bautismo, el cristiano participa del
misterio pascual de Cristo (Romanos 6, 3-9)

79
6. El Bautismo es celebrado válidamente con agua y con las palabras
“en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mateo 28,
19). Es uno solo (Efesios 4, 4-6) por lo tanto, no se repite.

7. No obstante que el Bautismo es fundamentalmente uno solo, se


observa una diversidad de prácticas bautismales entre nuestras
Iglesias. Un aspecto de tal diversidad tiene que ver con las formas
bautismales. Mientras algunas Iglesias practican el Bautismo
mediante la “infusión o aspersión” de agua, otras Iglesias insisten
en la “inmersión” como la única forma que se ajusta al testimonio
bíblico. Otra diferencia se refiere a la diversa estimación del Bautismo
de párvulos y de adultos. Mientras algunas Iglesias reconocen la
legitimidad tanto del Bautismo de párvulos como de adultos, otras
Iglesias aceptan únicamente el Bautismo de adultos como legítimo.
Las Iglesias que aceptan ambas prácticas bautismales afirman que
el Bautismo de párvulos se encuentra suficientemente atestiguado
en el Nuevo Testamento, donde se narra la práctica apostólica de
bautizar a las familias completas (Hechos 10, 47-48; 16, 15 y 31-33;
18, 8; 1Corintios 1, 16).

8. Mientras el Bautismo de párvulos pone mayor énfasis en la gratuidad


del don de Salvación obrada mediante Jesucristo, la práctica exclusiva
del Bautismo de adultos pone el énfasis en la respuesta personal de
fe del creyente ante la Gracia de Dios.

9. Todas las Iglesias entienden que las personas que desean recibir
el Bautismo o bautizar a sus hijos deben pasar por un proceso de
instrucción sobre la fe cristiana y el sentido del Bautismo, a fin
de efectuar responsablemente su profesión de fe ante Dios y la
comunidad cristiana.

III. Declaración de Consenso


10. Teniendo en cuenta lo doloroso de las divisiones históricas de
la Iglesia y afirmando la unidad y la irrepetibilidad del Bautismo
cristiano, las Iglesias firmantes declaramos el mutuo reconocimiento
80
del Bautismo celebrado como Sacramento en nuestras Iglesias.
Hacemos un llamado a todos los pastores y sacerdotes de nuestras
Iglesias, a las instituciones confesionales de educación y a cualquier
otra instancia eclesial, a hacer efectivo este reconocimiento mutuo
del Bautismo en el cumplimiento de sus tareas pastorales cotidianas.

IV. Recomendaciones Pastorales


11. Con el fin de facilitar este reconocimiento, acordamos lo siguiente:

a) Aceptar los certificados de Bautismo emitidos por nuestras


respectivas iglesias y

b) Estudiar la implementación de una formulación común para los


certificados de Bautismo, en el que conste que la persona ha
sido bautizada con agua y la fórmula trinitaria.

12. Al mismo tiempo, sugerimos que cuando por circunstancias


específicas, no exista certeza que la persona haya sido bautizada
con la fórmula trinitaria, las Iglesias celebremos el Bautismo bajo
condición. De esta manera se podrá evitar el error de repetir el
Bautismo.

13. Esperamos que este documento sirva como un paso en el camino


hacia la unidad visible del único Cuerpo de Cristo “para que el
mundo crea” (Juan 17, 21) y anime a la búsqueda de experiencias
concretas para una mayor comunión entre los bautizados.

Semana de la Unidad de los Cristianos


Santiago, 19 de mayo de 1999.

Presidente
Rev. Padre Georges Abed, Arcipreste
Representante de la Iglesia Ortodoxa.

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Vicepresidente
Rev. Padre Alfredo Soiza Piñeyro
Representante de la Iglesia Católica.

Vicepresidente
Rev. Héctor Zabala Muñoz, Obispo
Representante de la Iglesia Anglicana
Y de las Iglesias Protestantes-Evangélicas.

Iglesia Católica
Monseñor Francisco Javier Errázuriz
Arzobispo de Santiago.

Iglesia Ortodoxa del Patriarcado de Antioquía


Monseñor Sergio Abad
Arzobispo Metropolitano de Chile

Iglesias Protestantes-Evangélicas
Pastor Martín Junge
Iglesia Evangélica Luterana de Chile

Obispo Neftalí Aravena


Iglesia Metodista de Chile

Pastor Narciso Sepúlveda


Presidente Misión “Iglesia Pentecostal”

Obispo José Flores B.


Iglesia Comunión de los Hermanos

Obispo Carlos Navarrete


Iglesia Evangélica Reformada

Obispo Dagoberto Garrido R.


Corporación Evangélica Wesleyana

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Hna. Blanca Vitalia Cancino
Corporación Evangélica de las Sendas Antiguas

Obispo Sinforiano Gutiérrez


Iglesias Pentecostales Libres

Pastora Juana Albornoz


Iglesia Misión Apostólica Universal

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GUIA PRÁCTICA PARA USAR EL TEXTO

A continuación se dan algunas sugerencias para usar adecuadamente


este texto de ecumenismo. La idea es poder obtener el máximo
provecho de él.

PASOS

Primero: El grupo elige el tema del ecumenismo para tratar en la


reunión. Cada integrante expresa su opinión acerca de él: lo
que sabe, lo que ha escuchado, también las dudas que tiene.

Segundo: Una vez expresadas las opiniones, una persona del grupo
lee en voz alta el contenido del primer capítulo. Pueden
detenerse frente a determinadas preguntas y/o respuestas
para intercambiar opiniones.

Tercero: El guía puede hacer, al final, una síntesis de lo tratado en la


reunión.

Cuarto: Una o dos personas del grupo pueden también preparar la


sesión siguiente, para lo cual es conveniente usar carteles o
afiches bien escritos y claros. Igualmente conviene realizar
una síntesis al final del encuentro.
Otras dos personas se comprometen para preparar el
capítulo siguiente, hasta finalizar el libro.
Si la ocasión lo amerita, el grupo puede invitar a alguien
que entienda más en la materia, o asimismo a un hermano
protestante o evangélico para que hable acerca de su Iglesia.

OTRAS SUGERENCIAS

- Preparar un diario mural con noticias y fotografías relativas al tema


tratado.
- Visitar juntos una Iglesia no católica. Conviene preparar bien esa
visita, ojalá haciendo los contactos de ella. Evaluar la visita.
Escribir oraciones (o una en conjunto) pidiendo a Dios por la unidad de
los cristianos.
84
Serie Unidad de los Cristianos

1.
Texto básico de Ecumenismo. Luis Morales (2da. edición)

2.
A la búsqueda de la unidad perdida. Taller básico de Ecumenismo.

3.
Elementos para orientar la acción Ecuménica. Documento de trabajo.

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