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El texto académico
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Celso Delgado Uriarte
El texto académico
Las producciones que se realizan dentro de las academias, llámense universidades, centros o
grupos de investigación, asociaciones científicas, círculos de lectura, de estudio, grupos de
desarrollo intelectual, entre otras, se conocen como textos académicos, los cuales buscan
transmitir información.
Quienes hacen vida activa dentro del recinto académico deberán enfrentar, en algún momento,
la elaboración de un texto académico. Éste, de acuerdo con su finalidad, será denominado de
distintas maneras, entre éstas podemos mencionar las expuestas por Hernández y Padrón
(2003), a saber: trabajos de ascenso, trabajos libres, ponencias, artículos, libros editados o no,
trabajos no editados, los “papers”, los trabajos de grado y las tesis. Es interesante agregar a
esta clasificación los reportes de grado, los proyectos o trabajos especiales de grado, los
reportes de investigación y las disertaciones doctorales (Madsen, 1992).
Como se puede observar, los ensayos no figuran dentro de esta clasificación. Esto se debe a
que autores como Hernández y Padrón (2003), Weston (1998) y Zubizarreta (1986) por
nombrar sólo algunos, coinciden en expresar que a diferencia de la monografía, el ensayo
suele ser más breve y menos riguroso que otros textos académicos, trata una amplia variedad
temática con un vocabulario un tanto más libre. No obstante, esto no implica, de ninguna
manera, la supresión del orden lógico en el desarrollo de las ideas (inicio, desarrollo y cierre) ni
el uso de referencias, datos, documentos, entre otros necesarios para sustentar la información
contenida en el ensayo. Por esta razón y desde esta perspectiva, los citados autores hacen
referencia a documentos monográficos y ensayos académicos, todos como textos académicos
sin discriminación alguna.
Para Hernández y Padrón (2003), los trabajos de ascenso son estudios monográficos sujetos a
evaluación y se elaboran para ascender a una categoría superior. Los artículos por su parte,
son estudios monográficos que se producen cuando los académicos desean participar, por
ejemplo, en una revista especializada. Asimismo, las ponencias son producciones
monográficas sujetas a presentación en un evento de carácter académico como un encuentro
de docentes, un seminario, unas jornadas de investigación, un simposio nacional o
internacional, entre otros del mismo tenor. De igual manera, los “papers” son aquellos
documentos producidos por un académico cuando desea someter a la evaluación de sus
colegas una idea determinada. Por último, las tesis de grado y los trabajos de grado son
documentos monográficos que se producen cuando un académico debe someterse a una
evaluación para optar a un título universitario.
Los reportes de grado, los proyectos o trabajos especiales de grado y los reportes de
investigación son de acuerdo con Madsen (1992) algunos de los nombres que reciben las
producciones de ciertos programas de estudio para especialización o maestría. Las
disertaciones doctorales, por su parte, son el producto del proceso de investigación que se
sigue en los estudios de doctorado.
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Según Carlino (2003), la mayor parte de lo que se da para leer a los universitarios son textos
académicos derivados de textos científicos (por ejemplo, materiales de cátedra, manuales,
libros y capítulos de libros, que tienen por fuente trabajos científicos). Los textos académicos
que los alumnos leen en este nivel educativo suelen ser derivados de textos científicos no
escritos para ellos sino para conocedores de las líneas de pensamiento y de las polémicas
internas de cada campo de estudios.
Las prácticas de lectura y escritura más comunes en el ámbito académico giran en torno a dos
construcciones o modalidades discursivas básicas, la exposición y la argumentación de ideas.
Esto significa que los textos explicativos y los argumentativos son las formas más habituales
que suelen emplearse en la universidad.
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un problema, o bien por fundamentar una opinión. Este despliegue discursivo del razonamiento
constituye el entramado común a ambos tipos. (…) Los discursos que pueden incluirse en el extremo
del polo expositivo-explicativo se presentan como la exposición de un saber construido en otro lado,
legitimado ya socialmente. (…) O bien se presentan como saber – teórico o cuasi teórico – referido
al ámbito de los hechos o acontecimientos (que asume la forma de un juicio constatativo de
‘observador’. (…) Aunque algunos de estos textos puedan estar escritos en primera persona del
singular, todos tienden a borrar las huellas del sujeto enunciador (las marcas valorativas, afectivas o
apreciativas) e instaurar una distancia que genere efecto de objetividad. (…) Por su parte, los textos
predominantemente argumentativos tienden a la construcción de nuevos conceptos a partir del
desarrollo del propio desarrollo discursivo. En ellos el sujeto se manifiesta y confronta su opinión con la
de otros. (…)En los discursos argumentativos el enunciador toma postura ante hechos o temas y se
propone persuadir a su destinatario. Por ello, este tipo de discursos exhiben con más claridad la
subjetividad del enunciador y el carácter valorativo del lenguaje.
La exposición
Los textos expositivos presentan información de manera organizada y clara a fin de que el
lector adquiera conocimientos acerca de un tema determinado. El tema que se expone se
presenta como un saber construido y legitimado socialmente.
Los textos de este tipo tienden a borrar las huellas del enunciador (las marcas valorativas,
afectivas o apreciativas) e instaurar una distancia que genera efecto de objetividad. El
enunciador, entonces, autoriza su discurso utilizando un lenguaje técnico y remitiendo a
fuentes bibliográficas que avalan sus consideraciones. Dada su dimensión didáctica, los textos
explicativos suelen apoyarse en una serie de paratextos que orientan al lector acerca de la
organización y el tipo de información que va a encontrar. Así funcionan los títulos y subtítulos,
el uso de diferentes tipografías, los gráficos y las imágenes.
En las explicaciones se procura facilitar la comprensión con el uso de diferentes recursos, entre
los que podemos mencionar la definición (enunciado breve que fija con claridad y precisión el
significado de un concepto), la analogía (su función es la de vincular ideas, objetos o
fenómenos de las explicaciones con elementos más conocidos por el receptor para facilitar su
comprensión), la reformulación o paráfrasis (Se trata de enunciar una información ya
expresada pero con otras palabras) y la ejemplificación.
La argumentación
En esta misma línea, podemos ver que argumentación y exposición -que pueden ser
entendidos como polos opuestos en la medida en que persiguen diferentes objetivos- se
encuentran estrechamente vinculados en los textos de corte académico, dado que muchas
veces, para argumentar se hace necesario exponer conocimientos y desarrollar explicaciones.
Para argumentar se utilizan variados recursos, entre ellos: pregunta retórica (recurso por el
cual el enunciador disfraza su intención de imponer una opinión al destinatario a través de
preguntas cuyas respuestas ya están previstas en el enunciado), cita de autoridad (es la
introducción directa o indirecta del nombre o la voz de otra persona a quien se considera
portadora de un saber valioso, honestidad intelectual, prestigio, inteligencia), ejemplificación
(es la introducción de uno o varios casos particulares que intentan ilustrar una afirmación
general), causalidad (plantea una relación de causa – efecto entre dos ideas), refutación (es
la presentación de un argumento contrario para discutirlo, contradecirlo o invalidarlo), analogía
(el uso de este recurso permite explicar algo complejo a través de algo más simple que
funciona en forma equivalente), uso de estadísticas (constituyen datos obtenidos de la
realidad), subjetivemas y modalizadores. Por tratarse de recursos poco conocidos, en los
párrafos siguientes nos ocuparemos de estos últimos.
“Ser niño en la década de 1960 fue portar, si bien de modo parcial y limitado, las ilusiones de una
sociedad confiada en que el cambio era posible, deseable y en cierto modo también inevitable.”
Los modalizadores son adverbios o frases adverbiales que afectan a toda una oración o un
párrafo, es decir, a un enunciado completo. También conllevan una valoración. Por ejemplo, en
el siguiente enunciado de Pujol se utiliza un modalizador que refuerza lo afirmado:
“Desde luego, no fuiste tan inteligente como Mafalda, ni tan ingenuo como Upa, ni tan delirante como el
Capitan Piluso, ni tan enciclopédico como Anteojito.”
Exposición Argumentación
Objetivo del emisor Brindar o ampliar información. Convencer o persuadir
Objetivo del Aprender/conocer Formar una opinión/confrontar
receptor ideas
Cada comunidad discursiva –en este caso la comunidad académica y científica– dispone de
una serie de géneros pautados convencionalmente.
1. El parcial universitario
Según Griguello (2005), el parcial universitario responde a una de las prácticas académicas
destinadas a evaluar conocimientos adquiridos por los estudiantes durante el desarrollo de las
cursadas de las asignaturas. Cabe establecer una distinción según se trate del tipo “parciales
escritos” (cuya materia significante corresponde a la escritura) o “parciales orales” (exámenes
cuya naturaleza responde a la oralidad).
Desde el punto de vista del acto comunicativo, las consignas que el parcial vehiculiza son actos
de habla que corresponden al discurso instruccional, esto es, la serie de indicaciones que emite
deliberadamente un enunciador -docente- para un destinatario -alumno- que deberá realizar
acciones que den cuenta no sólo de su dominio sobre el contenido que se abordó en el curso
en cuestión sino que también sea capaz de seleccionar las operaciones cognitivas y
discursivas que sean pertinentes.
Es importante que las respuestas a preguntas de un parcial sean textos completos, coherentes
y autónomos, es decir, que puedan ser leídos independientemente de la consigna que les da
origen. Requieren, como todo texto escrito, una planificación previa, un control durante su
elaboración y una revisión final que comprenda tanto cuestiones de la normativa lingüística
como de la precisión conceptual.
Las consignas de un parcial implican tipos específicos de habilidades cognitivas que van desde
las de menor grado abstracción a las de mayor grado de abstracción: identificar, reconocer,
distinguir, enumerar; definir; explicar; ejemplificar; comparar; justificar, fundamentar y
argumentar
2. El informe de lectura
Siguiendo a Ruth Alazraki (2005), se inscriben en este género discursivo todas aquellas tareas
mediante las cuales los estudiantes tienen que dar cuenta en la universidad, por escrito, de sus
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lecturas académicas de un fragmento textual, un texto completo o una serie de textos. La
relevancia de un informe de este tipo es la que lo vincula con la tarea habitual que debe realizar
todo especialista en un área: debe conocer lo que se ha dicho y se dice en el campo de su
disciplina, identificar polémicas, seleccionar referentes teóricos, etc.
El informe de lectura no es una simple sucesión de datos; por el contrario, es una construcción
de significados que da cuenta de los procesos de comprensión mediante la exposición clara y
fundada de la selección de información debidamente jerarquizada. Es el tipo de texto
universitario en el que claramente se privilegia el desarrollo de la exposición y la reformulación,
esto es, que quien lo elabora pueda comunicar a través de un registro formal y de un léxico con
cierto grado de especialización, el contenido de un texto original sin producir distorsiones
conceptuales. A modo de síntesis, cabe sostener que la estructura típica del género está
representada por una introducción en la que se presentan el objetivo del informe y la fuente, un
desarrollo en el que se analiza dicha fuente y una conclusión en la que se la juzga en función
del análisis precedente.
3. Informe de laboratorio
Es una exposición en la que se especifica qué se hizo, para qué, cómo, con qué resultados y
qué se aprendió de la experiencia. Para los estudiantes, significa una oportunidad para
reflexionar sobre lo realizado en el laboratorio; darse cuenta de qué manera la teoría expuesta
en las clases ayuda a interpretar, comprender y resolver una situación experimental; y
apropiarse del lenguaje específico de la disciplina para usarlo en descripciones y explicaciones
precisas.
Se espera que un informe de laboratorio describa cuál fue el objetivo principal del experimento
o práctico de laboratorio; la situación, problema o pregunta en torno a la que giró el práctico y
los conocimientos teóricos que permitieron resolver la situación (todo eso en la introducción).
Se debe describir también la manera en que se abordó el problema, los métodos e
instrumentos utilizados y los procedimientos que se desarrollaron (en la sección generalmente
llamada materiales y métodos o metodología). Luego se presentan los resultados obtenidos. Se
espera que el estudiante interprete esos resultados o los comente (en la sección resultados o
resultados y discusión). Finalmente se debe incluir una conclusión en la que se reflexione sobre
la experiencia, los resultados y sobre los materiales y métodos utilizados. Es posible realizar
sugerencias, relacionar los resultados con experiencias previas, incluir comentarios generales
sobre lo que se ha aprendido de la experiencia realizada, proyectar y valorar (en la sección
llamada conclusión).
4. Informe de investigación
Tiene como objetivo hacer públicos los resultados de una investigación y ponerlos al alcance
de la comunidad científica. Debe dar a conocer, de forma ordenada, la naturaleza del estudio,
los objetivos y métodos utilizados, y los resultados obtenidos. Por lo general, no permite abrir
juicio acerca de la investigación sino que cumple con el solo propósito de informar.
5. La monografía
De acuerdo a lo sostenido por Alonso Silva (2005), este género discursivo, tan propio de los
estudios universitarios, demanda habilidades argumentativas y expositivas de mayor exigencia
respecto de las que el alumno pone en juego en los parciales o los informes de lectura.
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La monografía suele ser el primer intento de escribir un artículo científico. En general, el
término monografía se usa para referir al producto de una investigación bibliográfica y no de
campo; esto, sin embargo, no es una restricción del género ya que “monografía” significa
literalmente “escribir sobre un tema”. Una monografía bien hecha puede convertirse en un
trabajo de investigación mayor
En la monografía no solo se debe realizar un análisis crítico del corpus bibliográfico sino que, a
diferencia del informe de lectura, también se toma posición a partir de los planteos que se han
desarrollado en el corpus con respecto al tema en estudio. Cabe destacar que el autor de una
monografía es aquel que oscila entre el diálogo con los textos y cierto cierre de ese diálogo.
Ambas facetas deben ser convincentes. Según la autora, es en el trabajo monográfico donde
se juega cuánto constituye a una persona el leer y el escribir, cuánto se puede sufrir y disfrutar
en ello, cuánto se puede crecer con estas prácticas, independientemente de la lectura y la
escritura orientadas por la acreditación de los saberes en la universidad.
Una monografía no es un ensayo, no es una opinión, sino que requiere pruebas, fundamentos
experimentales y estadísticos, o recurrir a fuentes bibliográficas donde conste lo sostenido.
Todo lo que se afirma debe estar debidamente respaldado, pero debe evitarse caer en el
exceso de citas, algunas de las cuales son innecesarias o poco relevantes. También desvirtúa
a una monografía la ausencia de objetivos, la simple copia o paráfrasis de un autor, su
resumen, que nada agrega a lo ya conocido.
No es bueno elegir temas abstractos que invitan a divagar, hay que ver la dificultad y medirla
con la propia capacidad. Conviene marcar límites para reducir el campo de estudio, es
importante que el tema sea sencillo y no esté ligado a otro tema que lo complique y confunda.
Es bueno que sea pequeño en extensión, dejemos los temas más amplios para la tesis o para
un trabajo de investigación mayor.
La originalidad no se reduce a la moda, sino más bien a lo que vincula un nuevo enfoque con
un tema básico o una nueva manera de resolver un problema. No es indispensable que el tema
sea original sino que realice algún aporte a lo ya conocido.
Antes de decidirse a escribir conviene preguntarse: ¿Me interesa el tema como para dedicarle
al menos un tiempo de estudio? ¿Por qué es importante el tema? ¿Cómo se relaciona con esta
asignatura? ¿Está a mi altura? ¿Dónde puedo conseguir información sobre él? ¿Qué fuentes
son mejores que otras? ¿Contaré con buena supervisión, con un especialista que me guíe?
¿Podré terminar el trabajo a tiempo? ¿He revisado la literatura?
Las partes en que se divide una monografía son básicamente introducción, desarrollo,
conclusión y referencias bibliográficas.
6. El artículo científico
El artículo científico, muchas veces llamado paper, en palabras de Jhon Swales (1990) es una
“reconstrucción” de un trabajo de investigación que se ha llevado a cabo. Sabino (1996) lo
define “como un trabajo relativamente breve (…) que se destina a la publicación de revistas
especializadas”. En algunas revistas, se les llama artículos originales.
Las características de contenido y de forma de estos escritos son generalmente definidas por
los consejos directivos o comités de revistas científicas y pueden variar de una revista a la otra.
Se trata de un escrito relativamente breve, suelen limitar la extensión a unas 5.000 palabras o
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alrededor de siete páginas. No se presenta en un solo formato. Se trata más bien de un
conjunto de subgéneros que se pueden agrupar según la disciplina a la que pertenecen o
según el tipo de investigación que reportan (de tipo empírico o no).
Un artículo científico es un género muy utilizado por todas las comunidades disciplinares con la
finalidad de comunicar novedades dentro del desarrollo de la ciencia, la tecnología o el arte.
Los escritores y destinatarios, miembros de comunidades de práctica, son en general
científicos que lo utilizan para relacionarse entre sí, para conocer los avances de las
investigaciones y para informar acerca del “estado del arte”. Se basan en comunicaciones
originales y significativas, en aportes parciales o finales de investigaciones individuales o
grupales, y su pertinencia científica está asegurada por la intervención de evaluadores o
árbitros, quienes revisan todos los aspectos discursivos, formales, retóricos, disciplinares,
metodológicos, entre otros, que contiene el artículo.
7. Tesis
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8. La reseña
En general, se escribe una reseña para dar una visión general de alguna obra. Además, se
busca ofrecer una opinión que puede, por ejemplo, orientar al lector a decidir si desea o no leer
el texto o comprar el libro.
Una reseña puede ser descriptiva / expositiva / referativa. En ese caso se describe la obra,
suceso o acontecimiento sin realizar valoraciones o calificaciones. Se mencionan en forma
breve los aspectos sobresalientes y las características generales del trabajo, se informa de qué
se trata un texto o un libro, qué dice sobre la materia, en qué se funda, cómo se hizo, quiénes
lo hicieron, etc. Su intención es dar a conocer un texto o libro; referir a su tema o contenido; y
mencionar su posible significación con respecto a la bibliografía sobre el tema.
Una reseña puede ser analítica / crítica / valorativa si, además de la descripción de la obra,
suceso o acontecimiento, se incluye el comentario o valorización del autor, una evaluación
argumentada y recomendaciones. Es el resultado de un análisis de los documentos
9. El ensayo
El ensayo académico es un tipo de composición escrita en prosa que de forma breve, analiza,
interpreta o evalúa un tema. En otras palabras, intenta resolver un problema por medio de
argumentos. Este tipo de texto trata de responder una interrogante (no necesariamente
demostrar una hipótesis), trata de respaldar una tesis por medio de la argumentación o
exposición (ver argumentación y exposición). Este tipo de texto, motiva el pensamiento crítico e
independiente de quien escribe, ya que incita al estudiante a buscar un problema y su posible
solución, así como un análisis profundo e individual de algún tema en particular.
El texto tiene, por lo general, una trama argumentativa (tesis, argumentos, conclusión). No hay
una estructura rígida, un formato único posible. Más que la estructura, lo que cuenta en el
ensayo es el modo de interrogar, de allí la libertad formal, la heterogeneidad de estilos y
estructuras. Se emplean recursos como preguntas retóricas, analogías, citas, ejemplificaciones,
enumeraciones, concesiones y refutaciones. También, se incorporan otras voces sobre el tema,
para comentarlas, interrogarlas, discutirlas, respaldarse en ellas.
Todo ensayo académico hace uso de un lenguaje formal; sobre la persona gramatical elegida
para la enunciación, el plural es una invitación a incluir al lector; posee un contenido relevante y
bien documentado así como muestra una opinión propia pero justificada con otras fuentes.
10. La ponencia
Podemos definir la ponencia como una comunicación escrita y oral que se presenta en algún
evento de tipo científico: jornadas, encuentros de investigadores, seminarios, congresos,
simposios, etc. En general se trata de trabajos breves, monográficos o no, que se destinan
además a la lectura y discusión colectiva. La ponencia puede ser leída en voz alta o bien puede
comentarse su contenido, ya que por lo general el texto escrito es publicado o incluido en CD u
otros soportes que permitan su posterior consulta. Se solicita generalmente que se incluya un
correo electrónico o teléfono para que los lectores puedan contactarse con el o los autores de
la ponencia.
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Consta de las siguientes partes: Resumen, Introducción, Metodología, Análisis de
Resultados, Conclusiones. Sin embargo, esta estructura puede variar porque suele ser
definida por los organizadores de tales reuniones, según los fines que persigan y las
condiciones prácticas existentes. Su extensión puede variar y su organización interna es
generalmente bastante libre y variada.
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