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Ciudad hojaldre Visiones urbanas del siglo xxi ‘Carlos Garcia Vazquez La ciudad del espectaculo La ciudad dual ha sido definida como un espacio para la desigualdad, la segregacién y el conflicto, Sin embargo, la apariencia externa de las ciudades contemporaneas no tiene nada que ver con realidades tan penosas. odo lo contrario, se nos pre- sentan como un deslumbrante universo de luces y colores tras el que difiiimente se intuyen los escenarios descritos en el capitulo anterior Es la ciudad del espec- ‘ticulo, la sexta capa de la ciudad hojaldre, creada y dirigida por la moderna indus- ‘ria del ocio, a cultura y el consume. Wl Ccio, cultura y consumo: la disneylandizacion de la ciudad contempordnea Fue la izquierda intelectual francesa la que descubrié el gran flén que represen- ‘taba la semiotizacién de la ciudad, un fildn que la visién sociolégica ha explotado para denunciar las mistiicaciones que se ocultan tras el deslumbrante espacio urbano contempordneo. Pionero en este sentido fue el fildsofo Jean Baudrillard?! quien se interes6 por la tendencia a la simulacién que caracteriza a la sociedad de masas. Seguin él, as esencias de los hechos humanos han desaparecido de las ciu- ‘dads, La vida en ellas estd cada vez mais exenta de experiencias auténticas y cada vez més plagada de habitos precodificados. Esta creciente artifialidad ha provo- cado en sus habitantes una inmensa nostalgia por lo real, Ante la ausencia de natu- raleza, el ciudadano posmoderno anhela bosques y cataratas; ante la ausencia de contacto social, afiora pasiones y emociones. Ello explica que busque sensaciones fuertes, experiencias en vivo y en directo, ya sean deportes de riesgo 0 reality shows. En la ciudad esta exigencia ha inducido una enloquecida dindmica de simulaciones ue ha desembocado en lo que Baudrillard denomina “el tercer orden de simula- el que irrumpe en el momento en que, tras ser duplicado una y otra vez por los medios de comunicacién de masas, lo real desaparece y lo que queda es una copia exacta del original, una imagen hiperreal. Es lo que ocurre cuando la verda: era Little Italy con sus inmigrantes, sus penurias y sus carencias, es reemplazada Por la imagen que la gente tiene de Little Italy. con sus terrazas, sus cameriery sus spaghett ala siiiana, una imagen hiperreal que duplica la original y enfatiza hasta el artificio sus més pulcras esencias materiales. BAUDRILLARD, Jean LEchange syméoiqae eta mont Etions Galimare Par, 976, 2 JAMESON, Fredric Postmodern 9 he Cute) loge of Late Captaism Verso, Londres, 1991; (serio castalana:Teoso de fo postmederidod Editorial Trott, Machi, 200 pigs 53.92}, ‘Cuando este fenémeno se expande por el espacio urbano nace la ciudad del espec- téculo, donde Io real ha dejacdo paso a lo hiperreal,a la pura materiaidad, ala fria superficialidad, De ahi su vivacidad cromética y luminosa, un esplendor radiante intenso que puede llegar a ser alucinatorio y desembocar en lo que Fredric Jame- son? ha denominado “euforia posmoderna’.Y es que en la ciudad del espectéculo todo es tactl y visible, pero ha sido vaciado de cualquier significado profundo (lo «que le interesa de Little Italy son sus formas, no sus contenidos). Se desactivan asi los grandes temas que acompafian al pensamiento negativo caracteristico de la visi6n sociol6gicala segregacién, la injusticia, la rebelién, etc. El habitante de la ciudad del espectéculo tan sélo estd interesado en absorber por los sentidos, sin cuestio- narse criticamente su situacién en el mundo. Jameson entiende que la euforia posmoderna ha generado una nueva forma espa- ial: €l "hiperespacio”. Los edifcios de la ciudad del espectacule funcionan como ménadas, envolturas que encierran un interior protegiéndolo del exterior En su ensimismamiento, el edifcio-ménada demuestra una gran inciferencia por la ciudad que le rodea, a la que no pretende transformar En el interior, sin embargo, se cargan las tintas, Un enwolvente despliegue de simulacros se dispone a conseguir que €! vsitante experimente la incapacidad de representarse en el espacio que le rodea, que flote en un estado de debilidad psicoldgica que le hace altamente vulnerable a los intarases comerciales que promueven el hiperespacio. La radical separacién interior-exterior que representa la ménada, y el énfasis en la interiori- dad como ambiente fantéstico y alucinatorio que representa el hiperespacio, confluyen en los edificios relacionados con la nueva industria del acio, la cultura y el consumo. En el presente apartado nos ocuparemos de ellos. En la década de 1980 se puso de manifesto el imparable crecimiento que la indus- tria del ocio estaba experimentando en las ciudades. Los socidlogos lo achacaron 2 [a llegada a la madurez de la denominada “generacién X", los nifios de clase media nacidos durante el baby boom de la década de 1960. Esta generacién, que habia crecido ajena a las dificultades de la posguerra, habia incluido el ocio entre sus actividades cotidianas, junto al trabajo, la cultura y el consumo. Exigla por ello formas de entretenimiento urbanas, accesibles en el dia a dia, También exigia una creciente sofisticacién tecnolégica que colmara sus expectativas de sensaciones fuertes, hiperreales. En la década de 1990 pocos fenémenos atrajeron tanto la atencién de los autores de la visién socioldgica de la ciudad como los parques temnaticos, una de las expre- siones més espectaculares del ocio actual. Dichos autores demonizaron Disney/ dia,a la que presentaron como paradigma del imperio de simulacién que domina la cultura posmodema, Sin embargo, su impacto sobre la ciudad del especticulo ido enorme, Walt Disney siempre mostré gran interés por la ciudad del pasa do, donde persistian los viejos valores de la sociedad estadounidense, No es de extrafiar,por tanto, que decidiara reproducirlas como copias hiperreales. En 1954 abrié en Anaheim (Los Angeles) Disneyland, su primer parque tematico, Desde su mnauguraci6n, la principal atraccién fue Main Street, una reproduccién a escala 5/8 de la tipica calle principal de una pequefia ciudad estadounidense. Su éxito consa: a6 la téctica de simular los hechos urbanos de manera hiperreal, téctica que Disney comenzé a expandir por el planeta con creciente escala y sofisticacién. En su segundo parque tematico, Disney World (Orlando), la Main Stre zada por un Hollywood Boulevard que remedaba la floreciente arteria de Los Angeles de la década de 1930, no la decrépita y peligrosa avenida en que se con- virtié posteriormente. Seguirian Paris Tokio, Hong Kong, etc. El enorme éxito de la formula que se utilz6 en estos parques (tematizar un recinto poniendo i avanzadas t fue reempla- nologias al servicio de la simulacién), hizo que se extrapolara a los espacios para la cultura, el consumo e, incluso, ala forma urbana, Para todos ellos, Disneylancia se convirtié en una referencia ineludible, todos comenzaron un pro- ceso de disneylandiza Ariba: LieNepaseatino Balage Iaquird: Diner 1 Bousevard de entretenimiento, Tambign el juego se apuntaria a esta dindmica, Los casinos de Las Vegas se disneylandizaron a pasos agigantados, como lo demuestra la ultima generacién de edificios construidos para tal fin: New York, New York (que repro- duce los rascacielos ras embleméticos de Manhattan), Paris (que reproduce la Torre Eiffel y el edificio de la pera) 0 Bellagio (donde se puede pasear en géndo- la por los canales de "Venecia"). La disneylandizacién afecta igualmente al espacio, blico de esta ciudad, que ha comenzado a ser invadido por sofisticados espec- ‘culos promovidos por las casinos. Las erupciones volcdnicas © las batallas navales a las que se puede asistir paseando por su famoso Strip evidencian cémo Las ‘Vegas, la ciudad de mas rdpido crecimiento de Estados Unidos, tiende a convertir~ se,toda ella, en un gran parque temittico, en el paradigmna muncial de la ciudad de! espectaculo. Por ultimo, dentro de las actividades de ocio cabria destacar el papel que el turis- mo estd desempefiando en la cisneylandizacién de la ciudad del espectaculo, Has- ta ahora, con objeto de promover esta préctica que la sociedad posmoderna ha convertido en una necesidad vital, las ciudades se habfan conformade con explo~ tar sus dreas histéricas as cuales, coma vimos en la parte dedicada a la visién cul turalista, no han dudado en tematizar para realzar su atractivo. Muchos son los ejemplos de operaciones donde las ciudades recrean sus mitos més conocidos como si de un parque tematico se tratara: la Times Square en Nueva York, el Covert Garden en Londres, el French Quarter en Nueva Orleans, etc. Sin embar- 20, €n los Ultimos afios, las estrategias para atraer el mand del turismo han sobre- pasado los limites de los ultracongelados-ulraartifciales cascos histéricos, para extenderse por zonas urbanas auténticas y vivas donde se desarrollan determina- dos estilos de vida. Es lo que ha ocurrido en San Francisco con Castro y en Man- chester con el Gay Village, cistritos donde se concentra la poblacién homosexual; © en Nueva York con Harlem, donde los domingos afluyen autobuses repletos de turistas para asistin como si de un espectéculo de Broadway se tratara, a los oficios, religiosos de la poblacién negra. En todos estos lugares, lo que una ver fue verda- ero y cotidiano esta dando paso a lo simulado y lo superficial, es decir la realidad ‘est dando paso a la hiperrealidad. La segunda actividad econémica disneylandizada en la cludad del espectdculo es la cultura. La metamorfosis sufrida por los museos en las ultimas tres décadas es un buen ejemplo de ello. Fue el Centre Pompidou de Paris, construido en |977 por Richard Rogers y Renzo Piano, el que marcé la pauta de una nueva generacién de museos denominados "medidticos”. El popularmente conocido como Beaubourg, BAUDAILLARD, Jean Eset Beaubourg, Editions Gale Par 1978 SUDJC, Deyar, The 100 Wile ‘Gry Harcourt Brace & Company, nando, 1992, gs 125-142, fue calficado por Baudrillard" come “hipermercado del arte”, un espacio social donde la cultura contempordnea era triturada, recortada, comprimida y puesta ala venta en forma de pésters, postales y catélogos. En los museos medidticos la cul- ‘ura ha convergido con el entretenimiento y el consumo, de los que ha asimilado sus estrategias comerciales, Las salas para exposiciones se alternan con cafeterias, librerfas, tiendas de souvenirs, etc, Quienes deambulan por ellas no son eruditos solitarios sino masas de personas dispuestas a embotellarse en colas interminables para ver la exposicién de moda de la temporada, personas que encuentran en el museo un lugar divertido para pasar la mafiana del domingo. Para el editor y artico inglés Deyan Sudjc.” los museos medidticos se han conver- tido en los hitos urbanos de la posmodernidad. De hecho, es uno de los pocos edi- ficios de cardcter simbdlico que la ciudad del especticulo ha respetado: qué metrépolis puede aspirar a ocupar un lugar entre las estrellas de la globalizacién si no cuenta con museos de categoria internacional? Londres y Paris compiten por erigirse en centro cultural de Europa: Londres utilizando parte de los ingresos de la loterfa nacional para ampliar y mejorar su red de espacios culturales —4a Tate Modern, ampliacién del Victoria and Albert Museum, ampliacién de la National Gallery, remodelacién del British Museum, ete—; Paris convirtiendo este tipo de edifcios en el eje de sus operaciones de transformacién urbana —reforma de! Museo del Louvre, Opera de la Bastilla, la Cité des Ciences de La Villette, transfor- macién del Musée d Orsay, etc. —.A la vista de los pinglies beneficios comerciales, y turisticos que la cultura ha reportado a estas dos ciudades, la epidemia de muse- 65 salas de conciertos, éperas y demds se ha extendido por Europa y Estados Uni- dos. Berlin potencia su denominada “Isla de los Muses" y abre espacios culturales tan sorprendentes como el Jtidisches Museum: Francfort, que no se resiste a langui- decera la sombra de la nueva capital alernana, promueve todo un distrito museist co en el barrio de Schumankai, unto al rfo Meno; Dallas, en su enconada compe- tencia con Houston, construye el Meyerson Center, una sala de conciertos situada en una zona reservada para espacios culturales; Los Angeles, en su contienda con, Nueva York. hace lo propio con el MoCA, rival del MoMA, y el Museo Guggenheim ha puesto en los escaparates de las agencias de viaje el nombre de Bilbao. Pero el programa cultural mas ambicioso emprendido por una ciudad en los titimos afios ha sido el de Viena con su MuseumsQuartier La capital austriaca pretende rentabi- lizar las sinergias generadas por sus tradicionales, y hasta ahora dispersos, centros culturales, compiléndolos en un distrito musefstico de mis de 60.000 m’, el mayor complejo cultural de Europa. Entre sus espacios destaca el ArchitekturZentrum, el ‘Art Cutt Centre, el Museum Modemer Kunst, el Leopold Museum y la Kunsthalle. La tercera actividad econémica protagonista en la cludad del espectaculo es el consumo. En los nuevos espacios comerciales, la estrategia de generacién de siner- as €5 clave. Los enormes centros comertiales de las urbes contempordneas se han convertido en macroespacios arquitecténicos donde confluyen tiendas, res- ‘taurantes, lugares de entretenimiento, centros culturales, etc,, evidencia fisica de cémo la sociedad posmoderna ha desdibujado las fronteras que antes separaban ocio, consumo y cultura. Es lo que John Hannigan ha denominado shopentertain- ment. ElWest Edmonton Mall situado en Edmonton (Canad), es el mayor centro comer- ial del mundo. Con una superficie que duplica la del casco urbano de Glasgow, tan sélo puede recorrerse en varios dias. En su interior, consumo y entretenimiento son absolutamente indeslindables, entre otras cosas porque el 40 % de su superticie estd estinada a esta titima actividad, La formula Disney rige este inmenso hiperespacio: réplicas de la Quinta Avenida de Nueva York, de Times Square, de calles de Nueva (Orleans, de la carabela Santa Marla, etc, ademas de pistas de hielo, parques acutti- cos, campos de gotf, escenarios para actuaciones, et, WM Competencia entre ciudades, ciudades en venta (Otro de los fenémenos thicamente tardocapitalistas estimulados por la ciudad del espectéculo es la competencia entre ciudades. La razén que la aienta es el deseo de acceder al exclusivo club de las ciudades globales, deseo que les ha abocado a lan- zarse al mercado como si de un producto mas se tratase, En otra época, esta aspiracién hubiera resultado mera ilusi6n para ciudades que no contaran con un tejido productive extenso y consolidado, con acceso a las redes de transporte, con un mercado laboral y de consumidores avanzado, etc. En la con- ‘temporaneidad, sin embargo, gracias ala relativa libertad que las nuevas tecnolog(- as offecen a las grandes empresas para elegir su lugar de ubicacién, son rmuchas las ciudades que podrian alcanzarla. Como ya hemos comentado, los motivos que impulsan a las multinacionales a establecerse en uno u otro sitio son cada vez mds accesibles:caidad de vida, buenos restaurantes, precio de la Viviendaetc.,lo que ha generado enormes expectativas en ciudades sin tradicién histérica en los circuitos econémicos internacionales: ciudades que han comenzado a competir por atraer ‘empresas € industrias transnacionales que les garanticen un lugar preferente en el espacio de los flujos. Edmonton interior del West Edmonton al KOOLHAAS,Rem,"PRD Peas Fiver Dela’, en KOOLHAAS, Remet of op. ct, pig, 334 BOYER Marie Christe, The Ci of Cece Memory. In tonal imagery and Architectural Entearenens, “Toe MIT Preis, Cambridge (ass), 1994 pags. 146-150 Una de las estrategias mas habituales en la competencia entre ciudades es la espe- cializacién, es decir la explotacién de elementos y circunstancias que las diferencian de las demés. Rem Koolhaas" habla de "ciudades de diferencia exacerbada", ciuda- des donde lo que cuenta es la oportunista explotacién de las carencias de sus competidoras:centros de convenciones, hoteles, parques temdticos, dstritos finan- cieros, museos, etc. También se pueden aprovechar déficits menos concretos Zhuhai, por ejemplo, una de las ciudades del delta del rio Perla, ha optado por la explotacién de sus abundantes zonas verdes para competir con la vecina y ultra~ congestionada Hong Kong. En cualquier caso, son dindmicas que obiigan a las ciudades a estar en permanente estado de adaptacidn segin los cambios que se produzcan en sus competidoras, lo que convierte a la “ciudad de diferencia exa- cerbada’’ en un modelo urbano altamente inestable. La segunda estrategia de concurrencia que nos interesa incide en la espectacula- ‘rzaci6n: la publicidad. La competencia entre ciudades se transforma entonces en ‘venta de ciudades". Costosisimas campatias publicitarias de émbito planetario difundiendo eskéganes como el archiconocido | love NY, van encaminadas a pro- mocionar las capitales en el mercado global. Uno de los casos mas extremos de venta de ciudades, aunque en este caso més cabria hablar de “compra de ciuda- des" es el de Atlanta, sede de Coca-Cola y CNN. En 1993 el Ayuntamiento con- traté al publicista Joel Babbit como director de marketing y publicidad, Entre sus agresivas propuestas despuntaron las de adjudicar nombres de calles a corpora- ciones multinacionales (Broad Street. hubiera pasado a denominarse Coca-Cola Boulevard), adherir logotipos de multinacionales a los camniones de basura, vender la exclusiva de los taxis oficiales a una marca de automéviles, © esponsorizar un globo espacial de |,6 kin de didmetro que darfa vueltas a la tierra emitiendo logo- tipos de empresas, una especie de “luna publictaria" que seria visible para el 60% de los habitantes del planeta. Pocos de los proyectos de Babbit pudieron llevarse ‘a cabo. Entre los que silo hicieron, destaca la nominacién deVisa como “tarjeta de crédito oficial de Atlanta’, una operacién que reports a la ciudad tres millones de délares” Alanta ha utiizado, ademds, una tercera téctica muy comiin en la promocién de ciudades la celebracién de un gran evento. Es lo que hizo en 1996 con la organi- zacién de los Juegos Olimpicos. El objetivo era vender la ciudad como simbolo de la prosperidad del sunbelt y desterrar las connotaciones racistas y de atraso socio- econémico con las que antafio se asociaba al sureste norteamericano. Cuatro afios antes, Barcelona habia utilzado el mismo método, en este caso para difundir internacionalmente la imagen de una Espafia democratica, moderna y econémica- mente avanzada, y acabar con el topico del subdesarrollo franquista. Las exposi- ciones universales celebradas en Sevilla, Litvoa o Hannover tuvieron un objetivo similar, Pero la farma no es gratis. a caza de los beneficios de la globalizacién tiene un pre- cio que han de pagar los habitantes de la ciudad del espectéculo, Las ingentes sumas de dinero que requiere la ejecucién de estos proyectos, normalmente con- centrados en lugares emblemiticos, se deducen de los presupuestos para vivienda social, transporte piiblico, fomento de! empleo, etc. Las prioridades de la ciudad del espectéculo son la calidad visual y la estética, Cien afios despues, la IOgica del embe- lHessiment, patrocinada por el movimiento City Beautiful, vuelve a campar por los territorios urbanos de todo el mundo. La puesta en valor de la ciudad del espectaculo: de las lecciones de Las Vegas a la estetizacién de Sarajevo Como no podia ser de otro mode, teniendo en cuenta las fuentes ideoldgicas que la alimentan, la visién sociolégica siempre ha mostrado una actitud critica hacia la ciudad del espectéculo. En las vittimas décadas, sin embargo, se ha fraguado un dis- curso paralelo que pone en valor ciertos aspectos de aquélla.Sus artfices han sido arquitectos interesados en responder a la I6gica sociocultural posmodemna a las cexigencias monddicas de los nuevos espacios para el ocio, la cultura y el consumo; al deseo de hiperrealidad y simulacién de la "generacién X"; profesionales intere- sados en afrontar desde la anquitectura y el urbanismo los requisitos comerciales y mundanos de la ciudad del espectaculo, y hacerlo de una manera digna. Fueron Robert Venturi, Steven zenour y Denise Scott Brown quienes, con el libro Aprendiendo de Las Vegas,” inauguraron una nueva y revolucionaria mirada hacia los “elementos de mala reputacién” que pueblan la ciudad del espectaculo, Su punto de partida fue una crtica a la postura que la modernidad mantuvo ante estos hechos urbanos cotidianos, que rechaz6 por entenderlos como expresidn de los valores més degradados de la sociedad de consumo. Frente a esta actitud, Venturi zenour y Scott Brown reivindicaron una puesta en valor de dichos elemen- +05, realidades urbanas probablemente “incorrectas” segtin los puristas cénones estéticos de la modernidad, pero tras las que se ocultaba un gran filbn. Aplicando las técnicas del estructuralismo lingUistico, Venturi suo descubrir en el “arte VENTURI Robert IZENOUR, Stover: SCOTT BROWN, Derise, earn From Los Ves. The Forgoen Spnbotam of ecitectue Frm The MIT Press Cambridge (Muss), 1977; (verséncastla: Aprendondo de Las eg.) sbs0 kidd deta forma qutecéica Editorial Gustavo Gi Barcelona, 1998 do de (os Vegas (Robert Vontur Steven eenoury Devise Scott Brown). lemertos ce mala reputacicn, tb, pig. | KOOLHAAS, Rem, Dengue New er for Manbentan, Orton Lnsversity Press, Nueva Yor, 1978 (versién cstellane Dena oot paro Manhatten drial Gustavo Gli Barceona, comercial popular", en “Io feo y lo ordinario”, iconos cargados de simbolismo, una arquitectura-cartel cuyos valores comunicativos eran mucho mds importantes que losespaciales. Los modelos estaban por doquier en la ciudad del espectéculo. No es de extrafiar que se fiara en LasVegas, de la que lleg6 a afirmar:"La carretera 91 atraviesa Las Vegas y es el arquetipo de la via comercial, fenémeno que se da aqui en su forma més pura e intensa. Creemos que la decumentacién y el analisis cui- dadoso de su forma fisica es tan importante para los arquitectos y urbanistas de hoy como lo fueron los estudios de la Europa medieval y la Grecia y Roma anti- guas para las generaciones precedentes”.” El siguiente paso para la puesta en valor de la ciudad del especticulo lo dio Rem Koolhaas con Defirio de Nueva York Este libro analizaba el Manhattan de entre 1910 y 1940, al que definia como un producto de la “cuttura de la congestién’”, es decir, de la hiperinlacién de signos, mensajes y fantasas, Segtin Koolhaas, la metrd- oli provoca ansiedad por experimentar realidades que, sino existen, es necesario fabricar Es lo que hacen las ciudades del espectéculo al crear artificiales para‘sos hiperreales: parques tematicos, cines IMAX, centros comerciales, etc, lugares don- de se producen experiencias de ficcién ajenas a la dura cotidianidad metropoiita- na, lugares donde el ciudadano colma el vacio que siente ante la escasez de expe- riencias intensas. El paralelismo que existe entre la reflexién de Koolhaas y el dis- curso de Baudrillard es evidente, pero hay una discrepancia que los separa y que acerca al primero a Venturi: mientras que Baudrillard entendia que la ciudad del espectéculo era perniciosa, la “cultura de la congestién” de Koolhaas la celebra y la reconoce como base de la sociedad contempordnea. Finalmente, Bernard Tschumi" ultimé la puesta en valor de la ciudad del espec- +téculo introduciendo una novedosa componente ideolégica: su esencia superficial y cambiante, la debilidad de sus formas, era expresién de la renuncia a cualquier deseo de dominacién sobre los habitantes. La ciudad del espectéculo se convertia, asi,en una expresién democratica de la sociedad contempordnea. En la década de 1990, esta puesta en valor fue contestada por la vision sociolégica de la ciudad. Los presupuestos de Venturi, Koolhaas y Tschumi, segxin los cuales la “cultura de la congestién” desencadenaba nuevos significados urbanos y arquitec- t6nicos, fue contundentemente rechazada con un contra-argumento: a més infor macién, menos significado. En su libro La an-estética de la arquitectura,® Neil Leach, profesor de la University of Nottingham, postulé que el énfasis en la imagen estaba anestesiando a los ciudadanos contemporéneos. Retomando una linea de pensa- miento que fue inaugurada por Charles Baudelaire y que posteriormente desarro- llaron Georg Simmel y Walter Benjamin, Leach recuperd el argumento de que el bombardeo de imagenes que se produce en la ciudad del especticulo acababa narcotizando a las personas, mentalmente embotadas por exceso de informacién. Se cumplia asf el principio'"a més informacién, menos significado”, Esta cuestién entrafia peligros de gran envergadura. Cuando la ciudad se reduce a un reino estético, todo, incluso sus aspectos més crueles,se convierte en aceptable. Es lo que ocurre con las fotografias urbanas de Ultima generacién: nos fascinan las destartaladas fachadas del Kowloon de Hong Kong, y esto nos hace olvidar a las miles de personas que viven tras ellas en condiciones deplorables.De esta mane- ra,el efecto anestésico se extiende al sufrimiento humano. En otros casos, Leach le gaa hablar de “arquitectura fascista”. En su libro Wor and Architecture,” Lebbeus Woods no tuvo reparo en estetizar,en clave futurista la catdstrofe de Sarajevo, argu- mentando que el caos originado por las destrucciones bélicas abria la puerta a una nueva forma de pensar y entender el espacio. La martirizada capital bosnia se con- vertfa asi en el ultimo y mds cruel punto de referencia de la clucad del espectéculo, “TSCHUM, Berard" Algunos concepts urbares'en SOLA- MORALES, las de COSTA, aver (eds), Presetey foes Aagutectra en ios gandee caudades, Coles} Ofc fequtectes de (CarlunyalCertre de Cultura CContemporinia de dscelons, Barcelona. 19%, pags 40-43, LEACH,Nel, The Aracsthcs of ‘Arcee, The MIT Pres, Cambridge (Mass), 1999 (eorsién cstelana: La arestética de a ogateca Editorial Gustavo Gi, Barcelona 2001) WOODS, Lever, War an ctective! Rat ctr (armpit oritetu, 15), Princeton Uriversty Press, Princeton (Nueva ersy), 1994, Este ejemplo pone de manifiesto en qué medida los contenidos pollticos y socia~ les pueden llegar a ser absorbidos y negados por el imperio de la estética. Una sociedad inundada de imdgenes reduce su sensibilidad social, se hace compla- ciente con las injusticias y elude los compromisos con el préjimo. Como decia- mos al comienzo de este capitulo, la fastuosidad de la ciudad del espectéculo, enmascara las miserias de la ciudad dual. Pero no debemos olvidar que, a pesar de su luminosa fachada, Las Vegas sigue siendo la capital mundial del crimen y la corrupcién,

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