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Mujer, derechos y modernidad

La mujer se muestra subordinada al hombre como producto de las costumbres, la

cultura y la ideología que no cambió durante


muchos siglos. La mujer padece todas las
desventajas de la modernidad; los
conocimientos y oportunidades para entrar en la
política, prejuicios culturales, desconocimiento
de las normas, falta de autoestima y temor a
participar, responsabilidades en el hogar, cultura
patriarcal, discriminación por estratos, la lucha
ya no es por la igualdad, sino por la equidad, las
hojas de
vida de las mujeres son más estudiadas
por la sociedad en el momento de acceder
a un cargo, otro de los ámbitos
fundamentales de la modernidad que
refleja la inequidad entre hombres y
mujeres en la en la participación política y
el poder de decisión es la proporción
porcentual de individuos que ocupan
escaños parlamentarios, a pesar de los esfuerzos para disminuir la desigualdad
entre sexos, la educación, la asistencia sanitaria, la mortalidad y la morbilidad de
las mujeres, son aspectos que continúan
demostrando diferencias entre hombres
y mujeres, en los estratos sociales bajos
la mujer continúa en desventaja,
mientras los hombres continúan
imponiendo sus ideas, la falta de
educación de la mujer no le permite salir
adelante, manteniéndose en el hogar y
al cuidado de los hijos. Los hombres
tienen la primera opción de educación y
por lo tanto de obtener un trabajo
remunerado. También se presenta una
diferencia en los requisitos mínimos de
educación, que
afecta a los
estratos bajos, la
falta de educación
con calidad se ve
reflejada en la
ausencia de
participación y representación femenina de estas
clases sociales. La discriminación salarial hacia
las mujeres es muy clara y existe en todos los ámbitos de trabajo, desde los
estratos más bajo s hasta los más altos pero en donde es más notorio es en el
área ejecutiva, profesional y académica con énfasis en el área de funcionarios
públicos y privados. Las responsabilidades domésticas, la doble jornada de
trabajo: Ama de casa, esposa, madre, además del trabajo remunerado, nivel de
exigencias: a las mujeres se les exige el doble que a los hombres en sus carreras
laborales para demostrar su valía: siempre están a prueba, los estereotipos
sociales acerca de las mujeres y el poder donde se nos considera temerosas,
desinteresadas e incapaces. La percepción que tenemos de nosotras mismas.
“Ser para otros” y no con un deseo propio. Cuando logra ingresar a los ámbitos
masculinos y ante la falta de un modelo femenino “empoderado” presenta una
gran inseguridad y temor de perder su identidad sexual al tener que resignificar y
enfrentarse a mayores exigencias y a la intromisión de sus vidas privadas con
mayor facilidad que si se tratara de un hombre.

Propuesta de solución desde la Sociología

La solución radica en romper


paradigmas, así como los
roles que se nos han
determinado e impuesto a las
mujeres y los que queremos
ejecutar. En este proceso, la
educación y el acceso a la
información son claves. A
partir de esa posibilidad, se
podría solidificar los caminos
que conduzcan a respuestas
más positivas para la mujer en la sociedad; incluso, permitiría que las
responsabilidades de ambos
sexos fueran compartidas,
divididas y apoyadas, que los
deberes y derechos fueran
consensuados. Partiéndose
del cambio de lo individual,
podremos pensar en uno
colectivo, donde la
participación activa en todas
las esferas de la sociedad dependa de nuestras capacidades y no del género.
En esa búsqueda de una nueva identidad social, resulta muy importante que
ocurran situaciones que propicien el diálogo, encuentros, eventos, cursos, entre
otros, que sirvan tanto para la identificación como para la sensibilización y
educación de las personas involucradas en las cuestiones de género.

Por ello, la educación formal y la universidad, como institución comprometida con


el bienestar del ser humano, con su desarrollo, formación y evolución, deben
generar un espacio que conduzca a reflexiones y orientaciones pertinentes a todos
los problemas vividos por la mujer.

La educación y el medio social, son elementos muy


importantes para lograr la libertad política de la mujer.
Mejorar la educación de la mujer y cambiar el imaginario
colectivo permitirá a la mujer empoderarse en la
democracia y en la política. Sólo cuando diferentes
aspectos como la igualdad en la educación, la desaparición de la discriminación
de género y la mayor cooperación del hombre en los roles familiares, se dé en la
sociedad colombiana, la participación de la mujer se verá, no sólo en el papel sino
en la realidad.

Desde la infancia promover la


libertad de participación política y
el conocimiento de los derechos y
deberes, es decir que la mujer
sea educada en cuanto a las
leyes que las protegen y que les
permite decisiones del Estado, la
familia y la sociedad en general.
Referencias Bibliográficas

Luz Amparo Caputto Silva (Enero - Junio de 2008 - ISSN 2011-5318), Revista
Educación y Desarrollo Social Págs. 112-121 Volumen II - No. 1, La mujer en
Colombia: educación para la democracia y democracia en la educación, Bogotá,
Colombia.

Marisa Fátima Román, LA MODERNIDAD, LA EDUCACIÓN Y LA MUJER


Artículos de Reflexión Critica, consultado el día 19 de Julio de 2011 de URL:
http://www.uaemex.mx/faapauaem/docs/edesp/caminos%20hacia%20la%20equid
ad%202006/modernidad.html

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