CUENTO

GRUPO DE TRABAJO

Era se una vez un precioso tigre y una linda leona que vivían en la sabana africana.
Sus nombres eran Lorenzo y Ana.
Ambos vivían con una manada, en la que existían animales de todas las especies.
Elefantes, monos, cebras, tigres, leones y hasta serpientes.

A pesar de sus diferencias, todos convivían de manera feliz, ayudándose en lo que
podían.

Lorenzo era un tigre desenfadado, que no paraba de moverse. Siempre parecía estar
distraído pensando en sus cosas y cuando los demás hablaban de cosas que parecían
importantes, él solía canturrear y gesticular sin parar, cosa que molestaba mucho a
algunos miembros de la manada.

Ana la pequeña leona, era muy muy inteligente e imaginativa, pero no solía hablar con
ningún otro animal de la manada. Aunque ella quería decirles cosas a los demás,
cuando lo intentaba no le salían las palabras, por lo que no tenía muchos amigos.

Ambos eran inseparables, pasaban las horas compartiendo aventuras. Por ejemplo un
día anduvieron hasta la montaña sagrada y descubrieron un lugar secreto, donde había
un pequeño lago, rodeado de una frondosa maleza. Nadie conocía ese lugar, excepto
ellos. El agua brotaba de un manantial subterráneo que parecía no tener límites.

Un invierno la lluvia dejo de caer y los ríos se secaron. La manada tenía muchos
problemas para mantener con vida a todos los miembros, así que el jefe de todos ellos
el gran león, Eleon, decidió que si al pasar un mes seguía sin llover, la manada tendría
que emigrar a las peligrosas tierras del norte.

Música


Junto con la falta de agua, comenzó a haber escasez de comida y los animales más
grandes empezaron a sentir un irrefrenable instinto carnívoro que les hacía ver a los
animales más pequeños como si fueran un apetitoso manjar.

Música

Lorenzo y Ana, fueron a hablar con el jefe de la manada, para decirle que ellos
conocían un lugar donde había agua suficiente para todos y donde podrían cobijarse
hasta que las lluvias regresaran. El gran jefe convocó una reunión con todos los
animales para votar si debían ir a ese lugar.

El día de la reunión todos estaban muy excitados. El gran jefe mandó callar a todos. Y
comenzó a explicar.

_ Ana y Lorenzo me han contado que en la ladera de la colina sagrada hay un lago con
agua suficiente para todos. Antes de acabar la frase, Los elefantes hicieron sonar su
poderosa voz, diciendo, ¿¿¿quienes son estos dos pequeños para saber qué es lo
mejor para la manada??? , ni siquiera saben hablar bien y están todo el día
moviéndose de un lado a otro…….

Música


El Jefe de la manada, explicó que tanto Lorenzo como Ana tenían una sensibilidad
especial para hallar lugares maravillosos y que debían confiar en ellos. Esta vez las
quejas vinieron de las hienas, que rápidamente comenzaron a insultar a los pequeños.

Música enfado

Tras varias horas de discusión el jefe enfadado decidió que él y el que quisiera,
seguirían a los niños y el resto que eligiera otro camino. Los elefantes, las hienas y y
algunos monos decidieron partir hacia las peligrosas tierras del Norte. El grupo que
seguía a Lorenzo y Ana emprendieron la ruta hacia su lugar secreto.

(ANA Y LORENZO DAN UN MAPA X SI ACASO AL OTRO GRUPO)
(MÚSICA ALEGRE, aventura)

El primer grupo avanzaba con rapidez y seguridad por las tierras del norte, conforme
se acercaban, más difícil era el camino. Al comenzar el segundo día de camino todo
parecía tranquilo, hasta que les sorprendió un grupo de buitres que parecían esperar
que alguno cayera de cansancio, sabían que era cuestión de tiempo que alguno no
pudiera seguir el camino y se convertiría en su presa perfecta. Al atardecer llegaron a
una ladera que tenían que atravesar antes de acabar la noche. Uno de los pequeños
elefantes resbaló y quedo sujeto a una piedra. Rápidamente acudieron a ayudarle y
consiguieron ponerlo a salvo. Los buitres al ver esto, cada vez se acercaban más,
esperando su festín.

Música intriga, miedo.

Por el contrario, el grupo que seguía a Lorenzo y Ana avanzaban sin peligro e incluso
iban canturreando.

Ana y Lorenzo eran el equipo perfecto, lo que uno iba descubriendo gracias a su
intuición, el otro encontraba con palabras, la manera de guiar el grupo. A los pocos
días de viaje llegaron al lago, era un lugar precioso rodeado de cascadas, árboles y
animales de todo tipo que buscaban también un sitio donde refrescarse. Nada mas
llegar todos se metieron en el lago y empezaron a hacer amigos.

Música animada y feliz

Mientras un grupo disfrutaba del lago, el otro a duras penas podían continuar. Cada
paso que daban se tenían que enfrentar a una situación cada vez peor. Llegó un
momento que los pequeños del grupo no podían seguir el peligroso camino. Varios de
ellos, casi sin poder andar empezaron a gritar enfadados que por qué no habían hecho
caso a Ana y Lorenzo, que seguramente ya habrían llegado mientras ellos no llegarían
nunca a un lugar seguro.

Ante la desesperada situación de llegar a un sitio seguro y no lograrlo, decidieron
volver tras sus pasos y sacar el mapa que dibujaron Ana y Lorenzo.
Cada paso que avanzaban se daban cuenta que los pequeños tenían razón y que
deberían haber confiado en ellos.

Al transcurrir el tercer día del viaje llegaron al lago. Los dos pequeños fueron los
primeros en recibirlos y acudieron corriendo. Rápidamente, olvidando todas las peleas
que dieron lugar a la división del grupo, les indicaron dónde estaban situados y si
necesitaban algo.

Al reunirse con el resto del grupo notaron que la mayoría estaban serios y enfadados
excepto los pequeños que parecían contentos de ver a todos juntos de nuevo.

Música.

Pasó el tiempo, las lluvias regresaron, los ríos recuperaron su caudal y todas las
manadas de animales volvieron a su hogar.

El lago quedó otra vez vacío y volvió a ser el lugar oculto de juego de Ana y Lorenzo, tal
y como ellos lo recordaban.


La manada volvió a la normalidad y nunca olvidó la importancia de entender que todos
somos diferentes y necesarios para encontrar el equilibrio y la felicidad en comunidad.

Música final




Moraleja: Todos somos necesarios en esta sociedad y en muchas ocasiones las ideas
más brillantes provienen de aquellos que permanecen invisibles.