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Más majaderías

"Majadero" quiere decir, según el Diccionario de la Real Academia Española, necio y porfiado.
En días pasados utilicé el término en la titulación de un comentario sobre las majaderías del gobierno
durante la campaña del plebiscito por el SÍ.
Ahora lamentablemente tengo que utilizar el mismo término para comentar las decisiones de la
alcaldía de Medellín, la actual y las anteriores, orientadas a solucionar el problema de movilidad en
la ciudad.
Solo un majadero supedita las políticas de solución de los problemas de movilidad de la ciudad no a
la lógica o a la razón, sino a la moda. En general, las acciones de los burgomaestres se rigen hoy día
por su efecto publicitario, no por su utilidad práctica. Toda probable acción es evaluada para
determinar la potencial contribución a la votación en las siguientes elecciones. Que resuelva o no un
problema a la comunidad en realidad no importa.
Parece que las evaluaciones mercadotécnicas del impacto político de establecer acciones y normas
que sean percibidas por la mayoría de la población como ecualizadoras de sus propias carencias, es
bienvenida y redita votos. Poner a reventar bus a los pudientes económicamente o sudar encima de
una bicicleta parece que es una política bienvenida en las clases populares, que son las que tienen la
mayor riqueza ambicionada por los políticos; los votos.
En días pasados tuve la necesidad de desplazarme por la Avenida El Poblado de la ciudad de Medellín
para trasladarme de mi hogar a una cita odontológica en el vecino municipio de Envigado.
Afortunadamente era temprano en la mañana y la congestión aún no se sentía en todo sus rigor,
excepto por los madrugadores obligados a empezar a trabajar temprano por el pico y placa.
Mi sorpresa fue mayúscula cuando, descubrí que una de las dos únicas vías urbanas rápidas en
dirección norte-sur existentes al oriente del río Medellín había sido convertida en una vía de un solo
carril en cada dirección. De los dos originales, uno había sido convertido en carril “solo bus”. Por
supuesto, nadie estaba respetando tal imperativo, pero eso en realidad no importa, lo que importa es
que se puede decir que se está favoreciendo el transporte limpio y ambientalmente aceptable. Creo
que el único resultado práctico consecuencia de esta medida serán los mayores ingresos por concepto
de comparendos, impuestos a los incautos conductores que circulen por el carril prohibido, cuando
sean pillados en tal condición por un guardia de movilidad con ánimos de trabajar, o el engrosamiento
de los ingresos brutos del guarda, si decide aceptar alguna propina por no ejercer su autoridad.
Lo diré, y lo repetiré incansablemente en cualquier escenario: el problema de la movilidad en las
grandes ciudades colombianas no es por exceso de vehículos; es por falta de vías y es culpa de los
administradores municipales, los cuales encontraron un argumento óptimo y popular, políticamente
correcto para justificar su desidia y el desvío de los recursos que deberían estar dedicados a la
expansión de la infraestructura vial hacia obras de “impacto social”, léase “impacto electoral”, cuando
no simplemente apoderarse de ellos, por la fórmula expedita y económica de hacer sentir culpables a
las víctimas. Es la misma estrategia empleada por los depredadores sexuales machistas: “El acoso
sexual es provocado por las féminas, que se visten sensualmente”. Según ellos, es culpa de las
víctimas de los trancones el tratar de desplazarse de la manera más expedita, en lugar de utilizar los
lentos, costosos, incómodos y saturados sistemas de transporte público de la ciudad. Se llenan la boca
diciendo que Medellín tiene el mejor sistema de trasporte de Colombia. Puede que sea cierto, pero
eso no quiere decir que sea bueno. ¡Cómo serán los otros!
El Metro tendrá que ser pagado por los ciudadanos durante ochenta y pico de años. No sé cuánto
tiempo se demorarán en pagar el embeleco del tranvía de Ayacucho. Pretender que son sistemas
económicos de transporte es estúpido, y propio de un majadero. Hay que tener en cuenta que el tranvía
como medio de transporte masivo, entró en la obsolescencia mundial hace más de setenta años, y los
que funcionan se conservan por razones turísticas y porque no es sensato desmontar un sistema que
costó tanto, pero que puede contribuir en algo al transporte público, así sea subsidiado a altos costos.
Una búsqueda en Google, mostrará en sus primeras entradas las dificultades económicas de los
tranvías en el mundo. El único sistema de tranvías inaugurado en años recientes, además del “tranvía
de Medellín”, es el de la isla de Tenerife, con fines turísticos. A propósito, pongo el “tranvía de
Medellín”, así, entre paréntesis, porque en realidad es un trolebús, disfrazado de tranvía, con la
limitante adicional de tener el retorno eléctrico a través de un riel empotrado en el piso, lo cual le
impide bordear obstáculos, como hacen los verdaderos trolebuses.
Solo a un majadero se le ocurre que la solución para mejorar la movilidad de dos millones de personas
que se tienen que trasladar cada día de sus hogares a sus sitios de estudio o trabajo, consiste en reducir
el número de vías disponibles para esa movilización, en la esperanza de que esas personas se decidan
por utilizar un transporte que ya está saturado y no es capaz de transportar un alma más (y eso que
está comprobado que las almas no ocupan espacio).
Solo un majadero considera que es viable y una solución presionar a los empresarios para que
flexibilicen el horario de trabajo de sus subalternos, y que ellos absorban las pérdidas ocasionadas
por tal proceder. Mi hermano, gerente de una factoría, me comentaba algo muy simple; si faltan tres
trabajadores, toda la línea de producción se para; si tres o más trabajadores llegan a trabajar más tarde,
la producción no empezará hasta que estén en sus puestos de trabajo, si tres trabajadores madrugan,
la producción no empezará hasta que todos estén en su puesto. No son empleados burocráticos que
hacen trabajos nulos en dependencias sin fin específico, cuya ausencia o presencia no influirá para
nada en el devenir lento de las acciones oficiales, los cuales, por supuesto, serán los primeros
candidatos para llegar tarde e irse temprano.
Solo un majadero puede creer que el transporte de miles de personas de todas las edades y condiciones
físicas se puede solucionar a punto de bicicletas. Una ciudad que no tiene infraestructura para la
circulación de bicicletas no puede ser utilizada para tal fin, y cambiar el uso de las pocas vías que hay
no es la solución. Lo único que se consigue es aumentar la congestión.
Solo un majadero se atreve a echarle la culpa de un fenómeno meteorológico natural, la calina, a los
propietarios de vehículos particulares, cuando está demostrado científicamente que esos vehículos no
son los responsables, afirmado por escrito por la máxima autoridad meteorológica del país, el
IDEAM. Pero la noticia mediática es importante, la verdad científica no.
Solo un majadero cree que con cultura ciudadana se pueden acomodar los vehículos que la gente
necesita en las vías existentes, sin invertir un solo centavo en ampliar dichas vías.
Solo un majadero cree que se pueden arreglar los problemas de movilidad con pintura, no con
pavimento.
Ese majadero, en lugar de darse vitrina inaugurando obras de exhibición en sectores deprimidos con
el poco dinero que ingresa por concepto de los sobreprecios que pagan los ciudadanos por los
servicios públicos a una empresa que es propiedad de esos ciudadanos, debería dedicar esos dineros
a las ejecutar las obras de infraestructura que la ciudad requiere. Y no estoy hablando de puentes
monumentales, de costos exorbitantes que comunican dos calles de barrio, como el de la 4 Sur. Se
requieren pequeñas obras, de escaso presupuesto que poco a poco eliminen los sitios de congestión,
para que cada ciudadano pueda ir entre dos puntos cualesquiera de la ciudad en un tiempo razonable,
utilizando el medio de transporte más eficiente y efectivo en cada caso.
Solo un majadero descarta la expansión del sistema metro, en una ciudad que se ha vuelto metro-
dependiente, como lo han demostrado los incidentes ocurridos en dicho sistema en días recientes, en
favor de implantar un “tranvía” obsoleto en la única vía bidireccional en el lado occidental de la
ciudad. Se podría construir un metro elevado en el corredor de la 80, sin eliminar dicha vía. Pero no,
en vista de que esa misma administración optó por convertir la carrera Bolivar (sobre la que circula
un buen tramo de la parte elevada del metro) en un paseo peatonal, aumentando las dificultades de
desplazamiento en el centro de la ciudad, queda evidentemente demostrado que con los metros
elevados no se salva la vía que hay por debajo, a pesar de que funcionó sin problemas durante 25
años.

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